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CAPÍTULO

de factores ambientales que aceleran la precocidad y el desarrollo foliar, además de contabilizar las primeras hojas emergidas que normalmente senescen. Se admite que una planta de cebolla con el máximo desarrollo foliar y la máxima sanidad (ausencia de enfermedades foliares y daños por insectos), está en capacidad de producir un bulbo de tamaño adecuado, lo cual se traduce en rendimientos aceptables. En otras palabras, el potencial de rendimiento de una plantación de cebolla está directamente relacionado a un buen desarrollo del follaje de las plantas, siendo que la defoliación y / o disminución de área foliar por efecto de enfermedades ó plagas tienen un efecto directo en la disminución de los rendimientos. La hoja de cebolla es de crecimiento erecto, cilíndrica y posee una cutícula cerosa de grosor variable. Esta cubierta cerosa es casi nula en plántulas y aumenta conforme a la edad de la hoja y de la planta. Existe una relación directa entre cantidad de cera en la hoja y resistencia a enfermedades, herbicidas y deshidratación (esto explica porque la plántula joven tiene escasa selectividad a los herbicidas y el control quimico temprano de malezas es crítico en los sistemas de siembra directa). Del mismo modo, la velocidad de restitución de la capa cerosa es un factor de importancia en el cultivo en condiciones tropicales. Existe diferencia entre variedades con respecto a la cantidad y velocidad de restitución de la cera en el follaje, lo cual puede determinar la capacidad de adaptación a condiciones climáticas diferenciales. En Costa Rica, las variedades que se plantan en época lluviosa (zona norte de Cartago) tienen mayor cera en el follaje. La hoja se compone del limbo y la vaina. Las hojas crecen en forma alterna y la superposición de las vainas forman el falso tallo, el cual es la estructura que se debilita y dobla en forma natural al final del período de bulbificación. La arquitectura foliar de la cebolla está relacionada con una baja habilidad competitiva con las malezas, por lo que los sistemas de producción deben contemplar métodos altamente eficiente de control. Las especies del género Allium han desarrollado, por evolución, mecanismos fisiológicos para disminuir la deshidratación por exceso de transpiración, al punto que bajo condiciones de alta insolación y/o baja humedad relativa, tienden a activar mecanismos de cierre estomal. Esto repercute en una baja tasa de intercambio gaseoso que en términos prácticos se traduce en baja absorción de nutrimentos vía foliar. Este factor, aunado al carácter erecto de las hojas y a la cutícula cerosa, favorecen el lavado de fertilizantes foliares (y cualquier producto aplicado por esta vía). Se asume que un alto porcentaje de estos fertilizantes foliares termina siendo absorbido por el sistema radical a nivel de suelo.

el bulbo

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El bulbo es una estructura de almacenamiento formado por el engrosamiento de las vainas de las hojas y por la formación de hojas nuevas que no consiguen emerger y que envuelven la yema apical que permanece dentro del bulbo. Este proceso de bulbificación responde a una interacción de factores genéticos y ambientales (respuesta al fotoperiodo, temperatura y nutrición). Además de la yema

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