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Minería resiliente

Pocas -o casi ninguna- actividad económica ha tenido que navegar permanentemente sobre aguas turbulentas como ha sido el caso de la minería en Ecuador. Incluso, más que la misma industria petrolera que, por cinco décadas, ha sido vista, de manera general, como el pilar de la economía nacional. A su corta edad, la minería ha tenido que batirse con enormes obstáculos que hacen que, muchas veces, su lucha por convertirse en el primer rubro de exportación del país, la haga sola. No ha habido momentos de calma. Los que parecen serlo, más bien son la antesala a que algo está por venir. Y no lo mejor…

Al impacto de la actividad ilegal, cuyos efectos no son solo los visibles y los que los medios de comunicación así lo denuncian, son también los que la minería responsable los sufre cada instante, porque esas malas noticias provocan un temor en cascada que se expande como eco hacia todos los rincones del mundo. La actividad ilegal clava profundo una daga en el corazón de las inversiones, en la confianza empresarial y en la ilusión de llevar una industria donde todos apoyen. No por nada, ahora mismo las mayores exportaciones no tradicionales que realiza el Ecuador son de los recursos minerales, algo que demuestra su importancia. Dato, mata relato.

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La incertidumbre se ve y se siente. Por eso, la presentación del Ministro de Energía, durante la cumbre minera PDAC, en Toronto, Canadá, a inicios de marzo de 2023, dejó en el ambiente ese sabor agridulce de cuando se sabe que algo no está caminando por donde debería. Faltó la emoción de otros años. Faltó la seguridad de otros tiempos. Faltó la imagen de un Ecuador rico en recursos y proyectos. Y eso se ve y se siente, casa adentro. Mientras la minería sigue enfrentando oposición muy puntual y con agenda, la amplia mayoría de ecuatorianos sabe y confía en que más proyectos puedan ejecutarse, para su propio beneficio en ingresos y empleos.

Pese a ello, los mineros en Ecuador persisten, los locales y los extranjeros. Saben del potencial que existe y saben que el país puede tener esa inyección de capitales y de dinero que tanta falta le hace al país en estos momentos, donde las deudas en lo social están ahogando a una administración que, por falta de deteminación o por una falta de sensibilidad, no ha podido resolver. La minería en Ecuador es resiliente y eso es algo digno de resaltar, porque a pesar de los problemas, sigue intentando cada día inspirar y educar a los distintos sectores de la sociedad para que se sumen a la alternativa viable y enorme de generar amplios recursos para todos.

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