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La minería ya es tercera en exportaciones

En febrero de 2023, las exportaciones mineras alcanzaron los USD 334 millones, ubicándose por primera vez, como el tercer rubro de exportaciones del país, superando en 1,52% a las de banano, que en ese mes fueron de USD 329 millones, de acuerdo con los datos emitidos por el Banco Central del Ecuador (BCE).

En este contexto, las exportaciones mineras ocuparon el segundo lugar de las exportaciones no petroleras; y, sigue ocupando el primer lugar de las exportaciones no tradicionales.

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En ese mes, el cobre y su concentrado fueron los productos mineros más exportados, con USD 162,84 millones, represen- tando el 49% del total, seguido por el oro doré con USD 109,98 millones (33%). Finalmente, le sigue el concentrado de oro con 60,50 millones (18%).

China continúa como el mayor destino de exportaciones mineras, que en febrero fueron de USD 172,14 millones -el 51,48%-. Suiza ocupa el segundo lugar con USD 38,15 millones (11,41%) y el tercero es los Emiratos Árabes Unidos, con USD 35,78 millones, es decir 10,70%.

La mina Mirador exportó en febrero USD 155,56 millones (46,87% del total), seguido por Fruta del Norte y el conjunto de pequeñas minas, con USD 91,88 millones y USD 86,93 millones, respectivamente.

Productos Mineros Ocuparon El Tercer Lugar De Exportaciones En Febrero 2023

Alcanzaron los USD 334 millones

Los

1,52%

• China: USD 172,14 millones

• Suiza: USD 38,15 millones

• Emiratos Árabes Unidos: USD 35,78 millones

El quiteño de 29 años, Juan Ignacio Serrano, está involcurado en la industria minera, en Canadá, desde hace un semestre. Durante la cumbre minera PDAC, desarrollada en Toronto a principios de marzo, nos encontramos con este joven profesional y conversamos sobre los avances en esta materia y cómo lo ve desde su perspectiva.

Nacido en 1993, en Quito, Ecuador, se marchó a Canadá en 2016. En el país, Juan Ignacio Serrano estudiaba en una universidad privada, pero no se adaptó al sistema. Empezó a buscar opciones en EE.UU., pero los costos universitarios era muy costosos. Entonces, apuntó a Canadá, por sus programas migratorios. Estudió en Thompsons River Univeristy, en la Columbia

Británica, donde se graduó en Marketing y Comunicación. Una vez graduado se trasladó a Toronto. En esta ciudad empezó a trabajar en una empresa de tecnología, entre agosto de 2019 y julio de 2020. Mientras ganaba experiencia en el mundo de las ventas. Se mudó a vivir en Vancouver. En ese escenario, recibió la oportunidad de trabajar en la firma Fatigue Science.

Nos llamó la atención este pabellón por la propuesta del software, ¿de qué se trata?

Es un software que predice la fatiga en los operadores de la industria minera. Básicamente, somos la única empresa en el mundo que le puede decir al supervisor qué tan fatigado o cansado está o va a estar una persona antes de que empiece su turno. Los trabajadores en las minas mueven maquinaria sensible, que cuesta uno o dos millones de dólares, entonces, obviamente, todos los supervisores quieren asegurarse que sus operadores estén lúcidos a la hora de conducir.

¿Cuál es tu función dentro de la empresa?

Manejo todo Norteamérica y Sudamérica, abriendo oportunidades. Tenemos nuestros ejecutivos de cuentas, que manejan diferentes continentes, pero yo básicamente desarrollo el negocio en todo el mundo, ya sea en Australia, en Estados Unidos, en Latinoamérica, en África. Yo desarrollo el negocio, para que les conozcan a ellos, que son un poco más técnicos. Fue interesante, porque la primera vez que apliqué acá no me no me aceptaron. A la segunda vez, me dijeron que mi perfil era para ventas. Estoy seis meses y me ha ido muy bien. Somos pocos, pero la empresa hace bastantes ventas. Especificamente, toco las puertas de los grandes ejecutivos y les explico los detalles de lo que ofrecemos. Veo los perfiles y los ejecutivos se encargan de cerrar el negocio.

¿Qué te atrajo para saltar a la industria minera?

La tecnología siempre me ha llamado la atención y esto tiene algo súper importante que es el machine learning y la inteligencia artificial. Es un producto primero que salva vidas, entonces me parece increíble. El impacto que hago en la empresa es importante, me siento cómodo presentarme ante altos ejecutivos de mineras del mundo.

¿Cómo ves la minería desde dentro?

Me gusta bastante, hay demasiadas oportunidades. Lo que no me gusta, es que aun es una industria un poco machista. Creo que las mujeres tienen espacio para involucrarse más. Pero, de ahí, hay muchas oportunidades, siempre y cuando se haga de manera responsable.

¿Cómo es el reto de relacionarse con grandes firmas mineras?

En Latinoamérica es mucho más de palancas, conexiones y relaciones. En Estados Unidos, es más de ir directo al punto. Hace poco tuvimos una reunión con un vicepresidente de seguridad ocupacional para una de las grandes empresas de energía del mundo y fue una llamada en frío.

Florence Drummond nació y creció en la Isla Thursday, en Queensland, Australia. Es aborigen, “como nos llaman a nosotros”, dice. Su infancia la vivió es una comunidad isleña, es la mayor de ocho niñas. Fue a la primaria allí, pero, al no ser el inglés su primer idioma, tuvo que cursar el bachillerato en Brisbane, capital de Queensland. “Ahí tuve que aprender muchas cosas, inglés, cómo coordinarme a mí misma y di- ferentes cosas del mundo occidental. Era un colegio internacional y aprendí mucho acerca del mundo, porque me criaron en una isla y yo no conocía más allá de eso”.

Florence Drummond, cofundadora y cabeza de: “Mujeres Indígenas en Minería y Recursos de Australia” (Iwimra), visitó el país a inicios de mayo y se dio un tiempo para conversar con la Revista MINERGÍA. Durante el diálogo, compartió algunos de sus mensajes más potentes para que comunidades, empresas y Estado converjan en una actividad minera responsable y justa para todos. En su primera vez en Ecuador, estuvo particularmente fascinada por las Islas Galápagos y Otavalo.

Al salir del colegio empezó a colaborar con la organización de eventos en turismo. “Era una industria muy divertida, emocionante, pero empecé a extrañar a mi familia, así que tuve que regresar a mi comuni- dad. Y allí la minería era la única opción que tenía para trabajar, porque en la isla no hay muchas opciones. Escogí comenzar mi carrera en minería. Y de eso ya son 10 años. Comencé como operadora, manejando un camión, pero ahora trabajo con política y gobernanza, que es muy interesante”.

Pero antes de decantarse por la minería, Drummond no la conocía, lo único que sabía era que se trataba de una buena carrera, que pagaba muy bien. Y, claro, con las limitaciones económicas, eso sí le interesaba. “Cuando se crece en pobreza, bajo un estilo de vida de lucha constante, queremos encontrar una opción que mejore nuestros días, entonces, para mí fue una buena opción como carrera para comenzar a mejorar mi vida y también la vida de mi familia, porque esto también es importante. Siendo la mayor, tuve que encontrar maneras de contribuir de una manera que nos mantuviera saludables y estables. Pero sí, ciertamente cuando empecé en la minería, fue cuando llegué a estar más consciente del proceso de la minería, ya sea a través de las fases de desarrollo antes de la minería, luego en la operación en sí y finalmente acerca de la rehabilitación minera”.

En ese camino, ella aprendió sobre la importancia de vincular a las comunidades con la minería. “Activamente, atraíamos a la comunidad para la minería. Fue muy difícil, porque había mucho conflicto. Pero ahora vemos que ambas partes están haciendo un excelente progreso en estas relaciones, no es perfecto, pero está mejorando. Así que creo que, para mí, el aprendizaje en torno a la minería y a cómo rehabilitar la tierra es importante, pero creo también que necesitamos educación y más gente indígena activa en las compañías mineras para impulsar la industria”.

Actualmente, Drummond es cofundadora y cabeza de la organización “Mujeres Indígenas en Minería y Recursos de Australia (Iwimra)”, es consultora de partes interesadas del sector privado global sobre mejores prácticas para el compromiso indígena e inversión comunitaria sostenible. Además, es de- fensora de la participación de calidad de las mujeres indígenas en el sector de la minería. Adicionalmente, es Asesora de Participación Indígena en Covalent Lithium. Hasta 2019 fue Supervisora de Proyectos de Participación Indígena en BHP Flanco Sur y trabajó como operadora de máquinas para Rio Tinto.

Entre sus distinciones y logros se destaca que ha sido parte del Consejo Empresarial del Comité Ejecutivo Australia India, ha conformado la lista de las 100 mejores mujeres mineras de 2020 y fue escogida como Alumni influyente global. Fue parte del Consejo de Minerales de Australia como miembro del Comité de la comunidad de práctica, apoyó a la delegación a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Nueva York-Australia. Participó como representante indígena de la Sociedad civil de la delegación australiana como Oficial de la CESPAP de las Naciones Unidas en Bangkok. Obtuvo el reconocimiento como ciudadano del año de Weipa por el Día de Australia. Tuvo el reconocimiento de Subcampeón Queensland en el Consejo de Recursos de Queensland con el Premio a la defensa de los indígenas y Persona nacional de NAIDOC del 2019.

Respecto al papel de la mujer en la minería, señala que, definitivamente, se ven muchas más mujeres, más visibles en la industria, que crean mejores relaciones, creciendo en sus propias conexiones. “La tecnología nos ha ayudado a compartir y celebrar los éxitos de unas y otras. Y entender en dónde estamos y conectarnos. Las alianzas son la solución. En la industria y en sus operaciones centrales se debe hablar acerca de inclusión, de diversidad y de la cohesión interna en el trabajo. Yo creo que sí hay mujeres que se están haciendo más visibles y celebrando nuestro éxito. Claro que tomará tiempo y es algo bueno, ¿no?”.

Por eso, su mensaje para las mujeres lo sentencia así: “Yo les daría dos mensajes, primeramente, nunca pierdan su voz y, segundo, conecten unas con otras, a nivel mundial. Las mujeres en nuestra red pertenecen a diferentes comunidades, locales y externas, esas son realmente las conexiones positivas. Hay diferentes partes interesadas, las compañías están mejorando en priorizar la relación, obviamente necesitan de la licencia social para operar también; el gobierno está implementando mejor legislatura o iniciativas para alentar a las grandes organizaciones para que se comprometan a ciertos niveles de financiamiento e inversión en las comunidades, y estas iniciativas van en torno a empleo, compras, negocios y también con inversión. Ese es un enfoque holístico de mejorar y conectarles con las comunidades aborígenes. Pero, por el otro lado, con las comunidades en sí, existe mucha autodeterminación, de modo que estas ahora entienden acerca de cómo pueden trabajar con las operaciones y crear un negocio útil para la industria, pueden ser en trabajos civiles, en alimentos y en muchas otras áreas, pero esencialmente están creando su propia idea de negocios y empoderamiento económico y sirviendo a una gran demanda”.

Drummond vive cerca de la playa y está muy conectada con su lado espiritual. “Nuestra red se tornó un viaje espiritual, porque cuando nos conectamos con las mujeres indígenas y hablamos acerca de sanación, es una gran responsabilidad a un nivel espiritual incluso, porque como gente indígena, uno de nuestros primeros protocolos es cuidar por nuestro país. Cuando queremos encontrar soluciones para cuidar de la naturaleza y con una industria tan fuerte, es un compromiso más grande, incluso más allá, trasciende a la red. Me encanta la playa, me relaja tremendamente. Entonces, realmente, volver a conectarnos en el lugar donde estamos nos mantiene fuertes como personas”.

Respecto a Ecuador, “tengo una historia muy interesante. El primer día que aterricé aquí, mi amiga y yo nos fuimos a la Mitad del Mundo, impresionante, creo que están muy bendecidos de vivir en este sitio del mundo, porque no todos pueden ir a latitud cero, es increíble, pero cuando íbamos al sitio, yo estaba corriendo y casi me ahogo. Entonces, ahora puedo volver a pensar acerca de mi primera experiencia en Ecuador y diré que casi no llego a dar esta conferencia. Luego, fuimos a Otavalo, que es hermoso, compré unas artesanías, unos tapetes que voy a llevar a mi casa. Es un lindo país”.

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