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Becas al Venerable Pérez-Manglano
HOJA MISIONERA - Mayo- Agosto
Beca 38
Beca 39
SUMA ANTERIOR CHULILLA: C.P.P. CHULILLA: C.P.P. C.B.S. SAGUNTO:P.EL SALVADOR:LIMOSNA LOTERIA C.B.S. ALQUERIA CONDESA:UNAS SOCIAS VILLALONGA:E.T. ANONIMO P.R TORRENT: ANONIMO UNA DEVOTA DELA EUCARISTIA SUMA TOTAL
334,90 € 50,00 € 50,00 € 20,00 € 90,00 € 20,00 € 20,00 € 10,00 € 730,00 € 20,00 € 50,00 € 1.000,00 € 2.394,90 €
Beca 40 I.G.S.
2.000,00 €
SUMA ANTERIOR RETIRO CUARESMAL ANONIMO ENGUERA.P.S.MIGUEL ANONIMO TURIS: P. NATIVIDAD DE NTRA.SRA. UN SACERDOTE BENIFARAIG: CAP.STA.TERESA A.M.G. BENIFARRAIG M.H. P.SAN ISIDRO M.F. P.SAN MARCOS C.B.P.STO DOMINGO SAVIO P.EPIFANÍA DEL SR. Y STO TOMÁS DE VILLANUEVA PEGO:LIMOSNA LTERIA QUARTELL: LIMOSNA LOTERIA ALAQUAS: VARIAS SOCIAS S.F. MISLATA:VARIAS SOCIAS MURO ALCOI: VARIAS SOCIAS GUADASSUAR: LIMOSNA LOTERIA S.F.H. SUMA TOTAL
394,90 € 30,05 € 50,00 € 150,00 € 30,00 € 100,00 € 50,00 € 126,40 € 154,19 € 30,00 € 20,00 € 124,00 € 17,00 € 5,00 € 300,00 € 20,00 € 5,00 € 22,00 € 40,00 € 500,00 € 5,00 € 2.173,54 €
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Mayo- Agosto 2018 / Nº 621
Hoja Misionera
Sec retariado Diocesano de
Valencia
¡Que no se pierdan vocaciones!
Un año más, hemos celebrado la Jornada de Vocaciones Nativas y la entrega de Becas Misioneras. Desde España, a través de la Obra de San Pedro enviamos ayudas a seminaristas y novicias. Nos hacemos cargo de 59 seminarios con 3.492 seminaristas en África, 1.681 en Asia y 233 en América que entre todos tienen 224 formadores. Además de 840 novicios y novicias en África. Con lo que a cada seminario le podemos ayudar con algo menos de 90 céntimos de euro por día y seminarista. Aunque es muy poco, es gracias a esta ayuda que no se cierran los seminarios. Los seminaristas son pobres y muy pocos pueden aportar. Ayudan con su trabajo, pues en el seminario tiene un trozo de huerta y animales que cada uno ha de cuidar. Concretamente nuestra diócesis de Valencia se ha comprometido con el seminario San Agustín de Jos en Nigeria, con unos 400 seminaristas. Es un país con 180 millones de habitantes, donde la mayoría son musulmanes y el 30% católicos. En
Además en este número: dios siempre nos guía juan luis ysern de arce
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BECAS - BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN
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Nigeria, el kilo de arroz, la docena de huevos o el litro de leche vale más de euro y medio. Los alimentos, los libros o los materiales de construcción suelen valer como aquí o más. Jos es una zona de mayoría musulmana, y el seminario ha cumplido cincuenta años. De él han salido casi 1500 sacerdotes, 20 obispos y dos arzobispos. Unos diez mil cristianos han sido mártires por los terroristas de Boko Haram, y los católicos están creciendo, necesitan sacerdotes. Tienen dificultades para mantener a los seminaristas y a los formadores, lo cual no facilita una mejor formación de los candidatos. Si aumentamos la ayuda podrán formarlos mejor y admitir más seminaristas que aunque tengan apuros podrán continuar su formación. Nuestra colaboración es muy importante, pero ha disminuido respecto a las becas. En el 2011 ofrecimos más de 100 becas, y en los últimos años unas 60. Sin embargo en algunas parroquias han encontrado nuevos métodos para conseguir becas como organizar una merienda o un teatro, incluso decirlo a una cofradía. Donde hay cristianos que tienen interés por la misión y valoran la vida consagrada, los sacerdotes, allí
se puede sacar ayuda para una beca. Pero sin olvidar que la mayoría de las becas vienen por cauces tradicionales; cristianos que agradecidos a Dios piensan que lo mejor que pueden hacer para que vaya adelante la obra de Cristo, la Iglesia, es permitir que una persona consagre su vida; y si es un sacerdote perpetua su memoria celebrando la Eucaristía cada día, que es lo que verdaderamente construye la Iglesia. Podemos pedir una beca a personas que pueden dejar un legado, a quienes tienen medios suficientes, a los que dan un donativo por un premio que reciben, o los que ahorran con mucho esfuerzo, y de lo poco sacan 350 euros para un año de beca o incluso 2.000 para una becacompleta. No podemos desear a nadie ningún bien mayor que a Dios mismo en Cristo, eso es lo que hace la Iglesia por medio del que bautiza, celebra la Eucaristía, perdona los pecados… Pidamos a Dios que siga enviando vocaciones a los países de misión y corazones generosos que en nuestra diócesis les sostenga con becas y donativos. D. Arturo García Delegado Diocesano de Misiones
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HOJA MISIONERA - Mayo-Agosto
Dios siempre nos llama y nos guía Enkh Baatar es el primer sacerdote nativo en Mongolia. En este testimonio cuenta cómo surgió su vocación y ofrece una reflexión sobre el valor de las vocaciones en los territorios de misión y como la labor de los misioneros preparó el terreno para que las vocaciones nativas pudieran surgir en su país. “Mi nombre es Enkh Baatar nací en Ulán Bator, la capital de Mongolia, en 1987. Soy el hijo pequeño de una familia con dos hermanas mayores. Cuando yo tenía tres años, Mongolia pasó a ser un país democrático, tras 66 años de gobierno comunista. La Iglesia católica entró oficialmente en 1992. Los primeros tres misioneros, incluido el actual prefecto apostólico de Ulán Bator, Mons. Wenceslao Padilla, comenzaron una pequeña comunidad. Yo los conocí a través de mi hermana mayor en 1994. Ella estudiaba francés, y su profesor era un misionero de la Congregación del Corazón Inmaculado de María. Él la invitó a su pequeña comunidad cristiana, y solía llevarme con ella. Desde entonces empecé a ir a la iglesia regularmente y a saber más sobre Dios. Cuando tenía 7 años, mi padre falleció en un accidente. A raíz de ese suceso, pensé haber comprendido la realidad de la vida. Esta no solo está llena de felicidad, sino que incluye tristeza. Ambas, vida y muerte, son parte de nuestra existencia. Sin embargo, había algo que faltaba en mi corazón.o. Me bauticé en 1999, con 12 años. Los viernes iba a un grupo bíblico. Siempre era bonito y sorprendente para mí aprender más sobre la Palabra de Dios y cómo actúa en las vidas de las personas. Después de compartir sobre la Biblia, solía irme a casa tan
rápido que mucha gente me preguntaba por qué siempre salía corriendo, o si había algo urgente que tuviera que hacer. No, simplemente, no podía estar parado, porque algo ardía en mi corazón. Comprendí que ese amor no se me había dado solo al ser bautizado y conocer a Dios, sino que siempre había estado presente desde que fui concebido. Entonces caí en la cuenta de que había encontrado la única cosa que echaba en falta y buscaba en mi vida. La sensación era como de que alguien me estuviera cubriendo con una cálida manta mientras estaba durmiendo solo y temblando en una habitación fría y oscura. Esta experiencia me ayudó a acercarme más a Dios, y día a día me iba enamorando de Él. A punto de terminar mi instituto, decidí ir a un seminario y convertirme en sacerdote. Hubo tres grandes razones. Primero, solo quería estar más cerca de Dios y pasar toda mi vida con Él. Segundo, quería compartir la felicidad, la verdad y la Palabra de Dios que he experimentado en mi vida especialmente con aquellos que son pobres no solo física, sino espiritualmente. Tercero, después de ver el dolor de mi madre y de las personas de mi entorno, me sentía impotente, demasiado pequeño y débil para cambiar sus vidas y quitarles sus sufrimientos. Sin embargo, una palabra de Jesús vino a mi mente: una semilla arrojada al suelo no da fruto hasta que muere; si muere, dará 30, 60 y 100 veces más fruto. Entonces pensé: “Si me sacrifico y me ofrezco a Dios, tal vez habrá algún buen fruto en las vidas de aquellos que sufren, incluida mi madre”. Ella se puso muy triste con mi decisión, porque yo era el único hijo varón y no quería que me marchara. Me dijo que fuera a la universidad y que, después, decidiera. Fui a la Universidad Internacional de Mongolia cuatro años, mientras vivía con mi párroco. Tras graduarme, estudié siete años y medio en la Universidad Católica de Daejeon (en el seminario), en Corea del Sur, y regresé a mi país en enero de 2016. Fui ordenado en agosto de ese año, y se me ha nombrado coadjutor de la catedral de los Santos Pedro y Pablo en Ulán Bator. En Corea aprendí mucho, pero mi vida de fe no fue siempre la misma. Sin embargo, confiaba en una sola cosa: Dios siempre está ahí, para mí, conmigo y en mí. Este no es el final de mi viaje, sino solo el comienzo. Para mí es más importante cómo vives y mueres como sacerdote que convertirte en sacerdote. Creo que todos y cada uno de nosotros tenemos nuestra propia vocación. Dios siempre nos llama y nos guía, nunca nos deja estar solos. Aunque caigamos y perdamos fuerza en este viaje de fe, abramos nuestros corazones y pongamos nuestra esperanza en Él. Por su abundante amor y gracia, Él utiliza débiles instrumentos como nosotros para hacer un cambio, y dar luz y vida a este mundo nuestro”.
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Juan Luis Ysern de Arce: Pastor Amigo El periodista chlleno Roberto Urbiuna ha escrito una biografía sobre el misionero valenciano Juan Luis Ysern de Arce. Nuestro más sabio colaborador, Don Juan Sanchis, nos ofrece un resumen a todos los lectores de Hoja Misionera.
El 5 de mayo de 1930, Vicente y María Josefa llevan a su cuarto hijo Juan Luis, que había nacido tres días antes, a bautizar en la pila donde fueron hechos cristianos San Vicente Ferrer y San Luis Bertrán. El niño creció en el ambiente de una familia cristiana. A sus 12 años sentía que tenía que ser sacerdote y no entendía a quienes dudaban de su vocación. Terminado el bachillerato ingresa al Seminario Diocesano y en el segundo curso de teología pasa al Real Colegio de Corpus Christi, fundación de San Juan de Ribera. El 29 de junio de 1953 es ordenado sacerdote en la Colegiata de Gandía junto a otros 55 compañeros. Estudia Derecho Canónico en Salamanca. Su primer destino fue vicario en la parroquia de Buñol. El Papa pedía “sacerdotes españoles para Latinoamérica” y Juan Luis se ofreció al Arzobispo de Valencia, quien le permitió en 1959 embarcarse para Chillán (Chile) junto a su hermano José Luis quien completaría sus estudios en la Universidad Católica de Santiago de Chile. Después de unos años de ministerio en una parroquia y en la Curia de Chillán el 7 de mayo de 1972 es consagrado obispo auxiliar de Antofagasta y administrador de la Prelatura de Calama. Allí en el norte de Chile, zona eminentemente minera y de tensión social, Juan Luis tiene duras experiencias cuando acompaña a los familiares de los ejecutados por la “caravana de la muerte”, para pedir que entregaran los cadáveres a los suyos y hace gestiones para salvar otras vidas. Desde entonces se sintió comprometido a trabajar por la defensa de los derechos humanos en una crítica a la dictadura militar. En 1974 es nombrado obispo de Ancud en el sur en Chiloé e islas adyacentes, donde encuentra un ambiente acogedor, tranquilo, rico en tradiciones religiosas. Al llegar a Chiloé Juan Luis se percató del choque entre la cultura de aquella región que había vivido aislada con el mundo nuevo que le llegaba a través de tantos medios. Y quiso que al abrirse a lo nuevo no perdiera la riqueza de unos valores, de unas tradiciones que le daban su identidad. En sus 30 años, vividos como Pastor de la Diócesis, buscó la forma de evangelizar aprovechando aquel patrimonio fruto de la labor de jesuitas y franciscanos españoles en la religiosidad huiliche. Creó la Comisión Diocesana de la Cultura Chilota para la reparación y mantenimiento de las capillas y terminación de las obras de la Catedral por lo que la Unesco las declaró patrimonio de la Humanidad en el 2000 y dos años después el Presidente de Chile le concedió el premio nacional de conservación de monumentos nacionales. En el 2006 la Embajada de España lo designó miembro de la Orden de Isabel la Católica.
Toda esta encarnación de Juan Luis entre su gente es fruto de una actitud contemplativa, que permite ver a las personas y los acontecimientos de la vida, también los pequeños, desde Dios. En el silencio, en la soledad descubrimos los dones que el Señor nos ha concedido a cada uno y cómo ponerlos al servicio de los hermanos. Desde el amor de Dios valoramos a cada persona por encima de normas, leyes y nos sentimos llamados a defenderlos aún por encima de los propios intereses y prestigio. Quien lea esta Biografía de casi 400 páginas del periodista Urbina entenderá por qué la titula “PASTOR AMIGO”. Con estas dos palabras quiere ofrece la síntesis de una historia vivida con tanta intensidad de este Obispo misionero valenciano.
Juan Sanchis Misionero Valenciano