VALENCIA
MISIONERA
Número 148 Octubre 2020
Coeditores: Arzobispado de Valencia
Director: Arturo Javier García Colaboran en este número:
Monseñor Rafael Cob Garcia Juan López F. Celeus Nshimirimana Arturo Ros OMPRESS Vatican News Sergio Cánovas Nohales
Imprime: Imprenta Nácher s.l.
@valenciamision
Delegación de Misiones Valencia misionesvalencia.blogspot.com.es misionesvalencia
VALENCIA
Edita: Secretariado Diocesano de Misiones. misiones-valencia@omp.es C/ Avellanas 22-4 46003 Valencia 96 392 24 12 - 644 757 662 Dep. Legal: V-229-1984
MISIONERA
Sec retariado Diocesano de Valencia
En esta misión encontrarás... En portada: Chelo, misionera del Sdo. Corazón de Jesús y de María dando testimonio en el colegio del Patronato de S. José de Moncada por el Domund 2020
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Desde el origen: El delegado de misiones escudriña el documento editado para los seminarios por la C.E.E. “Formar pastores misioneros. Plan de formación sacerdotal”.
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Un ratito con... Arturo Ros, misionero escolapio quien nos cuenta la labor que desde España continua realizando por Venezuela y en la que puedes participar
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Cartas desde la misión Conocemos la visita que con motivo del Domund el Obispo de Puyo, Ecuador, realizó a las comunidades indígenas.
Fundación Ad Gentes Sabemos de la importancia de la formación del clero, no puede ser menos en los “semilleros” de las iglesias jóvenes
Jóvenes & Misión Joven, guapa, con trabajo fijo... y decide ser misionera. Conocemos el testimonio de Elena Fons.
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Testimonios Un profesor jubilado, su experiencia de voluntariado en Lima... y como la pandemia cambió sus planes
Misionews 16 Nos hacemos eco de las noticias más destacadas de los últimos
meses en el amplio campo de las misiones.
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Para pensar y rezar A veces nos enredamos entre tantas palabras. Miremos al mundo desde la Palabra
20 F. Celeus Nshimirimana, nos escribe sobre la misión en su país de orí- Desde el seminario de Valencia
gen, Burundi, y su congregación. Recogemos la primera parte del texto.
DESDE EL ORIGEN
Formar Pastores Misioneros Los seminarios de España recibimos de nuestra Conferencia Episcopal, tras la Ratio Fundamentalis, un nuevo documento: “Formar pastores misioneros. Plan de formación sacerdotal” en el que se concreta para España la Ratio Fundamental que la Iglesia ofrece a todos los seminarios del mundo. El título ya nos habla de la aumentada importancia de la Misión en este documento. Pero ¿cómo se concreta esa formación de pastores misioneros?
El número 123 nos dice que se forman los presbíteros como signo e instrumento de la Iglesia-misión al servicio del mundo. “El ministerio del presbítero está totalmente al servicio de la Iglesia; está para la promoción del ejercicio del sacerdocio común de todo el pueblo de
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Dios; está ordenado no solo para la Iglesia particular, sino también para la Iglesia universal. (…) En esto se basa el carácter misionero de todo presbítero y su relación con el mundo.” En las dimensiones de la formación se anuncia integral, personalizada, en comunión y para la Misión. En los números 153 al 155 se anima al impulso misionero. “El evangelio (…) ha de ser anunciado en todo tiempo y lugar, de modo que todos los hombres puedan acceder a él” y en el 155 “El afán misionero, alentado por la vida espiritual llena todas las dimensiones de la formación, (…) la misión se revela como otro hilo conductor que une las demás dimensiones para vivir el propio ministerio en plenitud, en cuanto que está llamado a tener espíritu misionero, es decir, un espíritu verdaderamente católico, que partiendo de Cristo se dirige a todos para que se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. Después habla de la formación humana, espiritual, intelectual y pastoral, en todas ellas hay un apartado final que es “En comunidad y con espíritu misionero”. En la humana pone: El futuro presbítero debe poder decir: “Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo. Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar y liberar”. En la espiritual dice: El candidato al sacerdocio ha de experimentar en primera persona la llamada a ser discípulo misionero, pues él tendrá como misión despertar en todo el pueblo de Dios dicha conciencia. Y también: “la disponibilidad para estar en salida a la misión es un criterio que acredita el grado de madurez en la oración y la vida espiritual para el discernimiento vocacional”. En la intelectual: “La misión de la iglesia hace necesaria una buena y profunda formación intelectual. Talante
misionero e inquietud intelectual crecen juntos y se alimentan mutuamente.” Y por fin en la dimensión pastoral: “-Privilegiar el esfuerzo misionero por buscar especialmente a los alejados o a los que aún no conocen a Cristo. -Establecer caminos probados de pastoral misionera. – Descubrir el potencial misionero de las celebraciones litúrgicas o de la piedad popular. – Aprender a acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados que llaman a nuestras puertas con una pastoral misionera. – También es recomendable la realización de alguna experiencia apostólica en otra nación.” Por último destaco el apartado de los estudios teológicos donde al final dice: “Que no se descuide en los Planes el estudio de materias como… la misionología, no solo como misio ad gentes sino también como nueva evangelización ante el paradigma actual del hombre migrante en la aldea global” Y en el programa de estudios ya aparece la misionología, aunque sea en curso sexto, el último, que es de pastoral. Ese impulso misionero en los seminarios es una gran noticia para la misión, y para la Iglesia, seguro que da su fruto en los sacerdotes diocesanos y desde ahí en las parroquias. Se muestra la misión como algo propio del cristiano, sin dejar de lado ni la misión aquí, entre nuestros paisanos, y en todo el mundo. Dios quiera y esto tome cuerpo en que todas
las parroquias tengan un grupo de misiones, o al menos un delegado, que aliente la misión tanto en la demarcación parroquial, como la oración, las vocaciones y la ayuda material a los misioneros que están en la vanguardia, en los lugares más remotos y que menos evangelizados están, hay diócesis que se desgajan en dos en África o en Asia y quedan con solo cinco o seis sacerdotes. Por eso necesitan oraciones, misioneros y dinero. Por mi experiencia, el que un seminarista vaya en verano uno o dos meses a ayudar a un misionero, es la mejor escuela para valorar al misión y para descubrir su propia vocación misionera, según Dios se la conceda. ¡Recemos por el seminario para que sea una hoguera que dé calor misionero a la Iglesia diocesana!
Arturo Javier García Delegado diocesano
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CARTAS DESDE LA MISIÓN
LA PANDEMIA NO DETIENE EL ESPÍRITU MISIONERO Como preparación de la fiesta misionera del Domund, el obispo de Puyo sale a visitar las comunidades indígenas de Montalvo-Boveras en la cuenca del río Bobonaza.
El dia de la Virgen del Pilar, 12 de octubre, nos encaminamos como valientes misioneros al interior de la selva, para llevar la fe como el apostol Santiago junto al río Ebro, donde la Virgen del Pilar le dió ánimos para evangelizar España. A ella encomendamos nuestro viaje. Después de 6 meses de pandemia la evangelización no se detiene. Junto al obispo le acompaña las intrépidas misioneras Hna. Viqui y Hna Magdalena . Salíamos a las 7:30 de la mañana del aeropuerto de Shell, en un placido vuelo aterrizamos en Montalvo junto al batallón militar Capitán Chirivoga. Allí llegaron algunas canoas a esperarnos, con los catequistas, Aurea, Milton, cogeríamos la canoa rio arriba hasta Boveras nuestro centro de operaciones, la casa de la Misión. Al llegar vemos tuberías de agua rotas que hacen grandes charcos alrededor, la casa por dentro después de 6 meses sin visitar necesita una gran limpieza y mantenimiento. Hicimos de fontaneros y barrenderos. La gente “está de minga” en el puerto que después de la crecida e inundación de meses atrás quedó muy deteriorado. En la tarde salimos río arriba hacia la comunidad de Morupichi donde nos espera el catequista Ananías con su gente para celebrar la eucaristía con varios bautismos. Nada mas llegar invitamos a la gente a confesarse, después de la eucaristía bendición de plantas y el compadrazgo, todos quedaron muy contentos. Hacemos las fotos del recuerdo y
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regresaríamos a la base en Bovera para ir a cenar y descansar recobrando fuerzas para el día siguiente. Martes 13 de octubre Comenzaríamos el día con la misa en el batallón a las 7,30 de la mañana como habíamos acordado con los soldados. Después de la misa el Mayor Luna agradeció por este servicio religioso y nos pidió que cuando entremos sigamos visitando el batallón para dar atención espiritual. En la canoa de la catequista Aurea bajamos a Pakayacu, comunidad muy numerosa. Al llegar los niños están en las clases, aquí la pandemia no les afectó mucho. Llegamos a la Iglesia y tocamos la campana. Nos ponemos a confesar y llegaron los niños y algunos adultos. Hicieron su primera comunión 5 niñas y dos niños y se confirmó el joven Juan Carlos. La hermana Viqui al terminar la misa presentó a Ramona, una señora que sería la nueva catequista que ayudará en esta tarea a Juan. Después de despedirnos y hablar con los jóvenes priostes que están preparando la fiesta para la primera semana de diciembre, donde habrá el cambio de barallos (autoridades), nos encaminamos para Montalvo, donde al poco de llegar a la casa de la Misión llegó la catequista Juana, profesora del colegio, que nos enseñó por donde, cuando por la pandemia ella estaba ausente, los ladrones entraron y se llevaron muchas cosas. Hicimos conocer a la gente al terminar la misa, pidiéndoles que deben cuidar y defender lo que es para servicio de la comunidad.
Después de almorzar nos pusimos a confesar niños, padres, padrinos y personal en general. Más de dos horas estuvimos confesando. Llegada la hora de comenzar el templo se llenó para la celebración de varios sacramentos. Todos terminaron muy contentos, elogiando la labor de la catequista que había les preparado. Regresamos al atardecer, río arriba contemplando bellas puesta del sol agradeciendo a Dios por la maravillas de su creación Un día muy lleno de gracia para estas comunidades, terminábamos cansados pero contentos de poder dar la vida de Dios . Llegando a la casa nos espera el joven Adán con su esposa María Carla, para comunicarnos que deseaban casarse. Con esta gran noticia terminábamos dando gracias a Dios. Miércoles 14 de octubre Este día sería totalmente dedicado a Boveras con sus barrios y comunidades. Ya muy de mañana empezó a llegar la gente para confesar. La Hna. Viqui y la Hna. Magdalena preparan la capilla. Los catequistas se hacen presentes. En una celebración solo dejaremos de administrar el Orden sacerdotal y la unción de enfermos los otros 5 sacramentos serían administrados. La capilla repleta de gente y nadie con precauciones de contagios de la pandemia, nadie lleva mascarilla ni guardan distancias. Los misioneros tratamos de prevenir. Les advertimos que no debemos hacer fiestas sociales en los sacramentos por estar en pandemia.
Nadie murió de contagios en estas comunidades nos dicen que ellos se curaron con sus medicinas ancestrales de plantas. Son las 12 del medio día cuando terminábamos la celebración. Todos muy contentos de la visita del Obispo a sus comunidades después de tantos meses sin eucaristía. Antes de ir al almuerzo, la hna. Viqui había preparado unos materiales para repartir a los catequistas en la reuion que tendríamos en que hizo una evaluación del año pastoral anterior, donde cada unos va manifestando su parecer
y compartiendo su experiencia en el trabajo. Después se elegirá a la nueva coordinador/a de los catequistas de la zona recayendo en la Catequista Aurea y la secretaria la catequista Juana. Se distribuyen las responsabilidades para este nuevo curso. Cabe destacar en este año dos jóvenes que trabajaron con infancia misionera como compromiso de la confirmación que recibieron... Después de ello nos regresamos a Boveras, cansados pero contentos por tanta gracia y fortalecimiento de nuestros catequistas.
15 de octubre Sta. Teresa de Jesús Este jueves no estaba programado un trabajo pastoral, pero en la mañana dedicamos en las primeras horas visitar la escuela de Boveras y hacer de carpinteros en las puertas de la capilla y dispensario que había huecos. Después creíamos que podíamos hacer una visita a Teresa Mama por ser el día de santa Teresa. Es la comunidad más pequeña de la ribera, apenas llegaría a 5
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familias. Nos acordábamos que hay que hacer opción por las minorías, los olvidado y excluidos... Improvisamos el viaje así que a las 11 de la mañana estábamos todos en el puerto listos para zarpar. Durante el viaje en las dos primeras horas todo el tiempo muy bien pero en el último tramo empezó a llover y nos mojamos un rato. Al llegar, situada en una loma alta era difícil el acceso resbaladizo por la lluvia caída. Era hora de almorzar así que nos pusimos a comer en la primera casa que encontramos donde solo había unos niños, los papás no estaban y mientras comíamos los atunes y granos que llevábamos los niños fueron avisar a los otros que tendríamos la misa en la capilla, una pequeña capilla bien cuidada a la punta de la pista de aterrizaje que en su día hicieron, y la escuelita a medio de la pista. son 12 niños en total, el profesor no estaba. Varones mayores no vimos a nadie, solo un joven. Dijimos la misa y pedimos a Sta. Teresa que cuidara estas pequeñas comunidades en su fe. Después de acordar que entraría el padre misionero en diciem-
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bre, reemprendimos el regreso pues no es conveniente viajar de noche. Queríamos también entrar a visitar una comunidad río abajo, Siguacocha, con unas 20 familias. Les preguntábamos si deseaban que les visiten nuestros misioneros o tener una capilla en la comunidad, debieran solicitarlo por escrito al Obispo de Puyo, así como elegir a uno como catequista, mientras, los catequistas de Bovera pudieran ayudarles. Aprobaron la idea y quedaron que harían la solicitud. Nos despedimos y emprendemos el regreso. La lluvia se hizo presente durante casi todo el camino. Llegamos mojaditos como sopa hasta los huesos .Esos son los gajes del oficio misionero. Llegamos al atardecer a casa para finiquitar las actas de los libros de sacramentos y dejar todo listo para mañana salir rumbo a Puyo. Agradecíamos a Dios ofreciendo el último sacrificio de nuestra jornada y dejando que la ropa se secara en la noche. 17 de octubre viernes Llegó la hora de regresar. La canoa de Aurea nos vendría a buscar, también los catequistas Milton, Susana y Franklin vinieron para despedirnos. En el batallón sal-
dría la avioneta que nos sacaría para Puyo. Pero sorpresa, llega un soldado y nos comunica que el vuelo de los militares ha sido suspendido por el mal tiempo. Nos ponemos a pensar como encontrar alguien con el que podríamos volar, al día siguiente hay copromisos que cumplir. Al fin concretamos que vengan desde Macas una avioneta, que se presenta sobre las 11,30. Subimos y alzamos el vuelo pero al poco se complica la situación, comienzan las turbulencias y tormenta, no se ve nada y el piloto recibe información que no están operables los aeropuertos de Shell ni de Macas, por lo cual va a intentar llevarnos hasta Tahisa que es la única posibilidad viable, los pasajeros como la Hna. Viqui, muy nerviosos. Nos viene la calma, así lo hace y aterrizamos en Tahisa. Tahisa es un pueblo con mucho movimiento y ello nos lo confirma el padrecito misionero P. José de la Puerta que fuimos a ver nos comunica que esta subiendo la poblacion. Mientras se despejaba el tiempo para regresar a Shell. Serían cerca de las 5h de la tarde cuando aterrizábamos en Shell con gran alegría. Al fin en casa. Dando gracias a Dios y a su providencia habíamos logrado cumplir la Mision, todos sanos y salvos. Laudato Si. La Misión sigue y los misioneros con ella, no hay misión sin misioneros y la misión es vida y la vida se hace misión. Por ello decimos ante la pregunta de Dios ¿A quien enviaré?, respondemos: Envíame a mí.
Monseñor Rafael Cob Garcia
UN RATITO CON
QUIEN AYUDA A VENEZUELA Me presento: Soy Arturo Ros Gallo, religioso y sacerdote escolapio. Estuve varios años ejerciendo de párroco en la Vicaría de La Transfiguración del barrio El Trompillo, en Barquisimeto, Venezuela. Durante varios veranos he seguido colaborando en nuestras presencias escolapias, parroquias y colegios, en Venezuela. Actualmente ejerzo de párroco en un grupo de parroquias rurales en Navarra, junto con otros religiosos escolapios. Es conocida por todos, la situación crítica que viven los venezolanos desde hace tiempo y que se agrava cada día que pasa. Ante esta realidad, un grupo de personas de nuestras parroquias, llevamos varios años enviando ayuda humanitaria a las personas y lugares más pobres de los enclaves en los que estamos presentes. Entre otras ayudas, también enviamos medicamentos. Son muchas las personas que se benefician de esta ayuda y a un grupo grande de ellas, unas 300, les llega personalmente. A la crítica situación social, política y económica que vive Venezuela, se une ahora la pandemia del covid-19.
Es difícil imaginar, y casi imposible comprender, la dureza de la vida para muchas personas sin acceso a lo más vital para el ser humano: alimentación, medicamentos, luz, agua… Aquí también, en España, la pandemia está dejando sus secuelas de pobreza… y, como consecuencia, aumentan las dificultades para encontrar donativos que nos permitan seguir haciendo posible nuestra ayuda humanitaria a Venezuela, como les ocurre a muchas otras iniciativas humanitarias. A pesar de todo, seguimos firmes y esperanzados en nuestro compromiso. Ahora, más que nunca, nos necesitan muchas personas y, mientras dependa de nosotros, no les vamos a fallar. Si lees estas líneas y estás interesado/a en conocer más a fondo este proyecto humanitario puedes escribir a la dirección de correo: arturoros@escolapiosemaus.org. También puedes contactar con la delegación de misiones de Valencia ¡TU TAMBIEN PUEDES AYUDAR!
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FUNDACIÓN AD GENTES
Seminarium: semillero d Entre las peticiones de ayuda que nos llegan a la Fundación Ad Gentes, entre las necesidades de escuelas, dispensarios, capillas o salones comunales, queremos en esta ocasión poner el foco en un tipo de proyectos que desde un primer momento nos llamó la atención: la realidad de los seminarios. En el Concilio de Trento (1545-1563) se señaló la necesidad de erigir seminarios y educar a los aspirantes al sacerdocio de forma adecuada. Entre sus orientaciones destaca la de no rechazar a los hijos de los ricos, pero preferir a los hijos de los pobres (porque los hijos de los ricos podían formarse a cargo de sus familias, cosa que no podían hacer los otros). Lo importante era tener sacerdotes bien formados. El más cercano Concilio Vaticano II (1962-1965) también revisó la institución de los seminarios, especialmente en el decreto Optatam Totius sobre la formación sacerdotal, donde se subraya la importancia de la formación
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académica, pero también el cultivo intenso de la formación espiritual, destacando la importancia de proseguir el camino formativo aun después de terminar los estudios en el propio seminario. La experiencia de la historia de la Iglesia nos muestra la importancia de contar con unos pastores preparados para dar ejemplo y sostén a los fieles cuando llegan momentos duros. Cuando Enrique VIII se autoproclamó cabeza de la Iglesia en su reino, la carencia de una buena formación llevó a buena parte del clero y de los fieles a seguir al rey. Excepciones como San Juan Ficher o el Beato Juan Haile, prefiriendo la muerte a la apostasía, fueron exactamente eso: excepciones. Lo mismo durante la Reforma protestante, en los lugares donde la conversión del monarca o señor de la zona arrastraba al clero y al pueblo al abandono de la Iglesia.
o de Dios Por eso el apoyo a los seminarios, lejos de tener un impacto reducido, afectando únicamente a los seminaristas que pasen por él, afecta a toda la comunidad diocesana. Los seminaristas de hoy van a ser los pastores del mañana y de la calidad de su formación actual va a depender su desempeño futuro. La experiencia de la Fundación Ad Gentes con los seminarios se ha centrado principalmente en las capillas. Hace unos años, en 2018, colaboramos con el Seminario Redemptoris Mater de Luanda, en Angola, en la construcción de la suya. La misma solicitud, ayuda para construir la capilla, nos llegó un año antes desde el Diocesano de El Callao, en Perú, a quienes también pudimos ayudar. En este 2020, se nos plantea desde el seminario de la Diócesis de Boma, en la República Democrática del Congo, la necesidad material de dotar a la capilla de bancos de
Gran Sem. Provincial «Abbé Ngid», Boma
madera, puesto que únicamente cuentan con cien sillas de plástico para las más de doscientas personas que acuden a las celebraciones de los fines de semana. Podría entenderse que el apoyo a este proyecto revierte únicamente en la mejora material de la capilla, pero sería olvidar el carácter formativo en lo académico y espiritual del seminario. Como nos dice el rector del Seminario, el Abbé José Claude Mbimbi Mbamba, con este apoyo se ayuda a que los seminaristas, desde el principio de su formación, se inicien en el sentido y el respeto por lo sagrado, al dotar de mobiliario digno a la capilla. Sentido y respeto por lo sagrado que comunicarán eficazmente, una vez abandonado el periodo formativo, a los cristianos con los que compartan su vida sacerdotal.
Juan López Fundación Ad Gentes
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JÓVENES & MISIÓN
DONDE TÚ QUIERAS El pasado 2 de octubre en el programa de radio “Espejo Iglesia-Almería“ de la cadena Cope, entrevistaron a Elena Fons, joven valenciana quien tras cuatro veranos participando de la iniciativa #VeranoMisión en Honduras, con las hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de María, este año decidió pedir una excedencia de su trabajo como profesora para iniciar un discernimiento con la congregación misionera con quienes se encuentra actualmente en Almería. Recogemos algunos fragmentos de la misma.
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ron el corazón totalmente, la misión de allí, el trabajo que realizan... fue un poco todo. Siempre he tenido la intuición de que mi vocación era el servicio. Yo estaba antes ya metida en un montón de voluntariados y le decía al Señor “¿Qué más puedo hacer?”. Y, bueno, cuando llegó el tema de la misión dije, allá que voy. Allí, convivir con ellas, compartir las oraciones y celebraciones y ver como se entregaban cada día pese a las dificultades que había, me impactó mucho. Desde fuera, la imagen de la misión puede estar un tanto idealizada, pero hay momentos muy duros, donde la gente puede incluso no encontrar mucho sentido a lo que viven. Eso pensaba yo también, que la cosa a veces es muy complicada, incomprensibles y te hacía pensar cómo era posible sobrellevar eso.
Entonces vi que la unica forma es a través de la oración, con Dios. Y eso lo vi allí, sino lo hubiera visto pensaría que es imposible. Reafirmó mi creeencia en que Dios existe y está ahí, el hecho de ver la fuerza que les daba. Los días que estabas agotada o tenías un gran disgusto, con cosas que te superaban, rezabas por la noche y estabas por la mañana con toda la energia para volver a empezar. Comentabas preparando la entrevista como “otros han sido instrumento para mi, tal vez puedo ser yo para otras personas“. Sí, yo soy una personita sin más, pero Dios me ha cautivado a través de las misioneras y espero que, si Dios quiere, pueda llevarle a Él a otras personas y “capte” su corazón, como hizo conmigo. Qué responsabilidad dar testimonio con lo pequeños que muchas veces nos sentimos. Cuando doy testimonio, me encomiendo al Espíritu Santo Porque sin él no soy nada. Pero aquello que has vivido debes contarlo, cuando uno se enamora, cuando uno siente dentro algo tan fuerte, Jesucristo, tiene la necesidad de contarlo. Para que todo el mundo se enterere y quien quiera que también comparta esta ilusión y alegría de compartirlo a los demás. Tu testimonio como laica, maestra, rompe con esta visión que a veces se tiene de los misioneros como “marcianos”. ¿Se puede ser normal y estar llamada a Jesucristo y a la misión? Yo he visto a personas que no eran cristianas cautivadas por la misión. Una amiga me dijo, en esta experiencia he conocido a Cristo y creo que es el camino que quiero seguir. Aquí está Dios, quiero conocerlo más. Pero las cosas no suceden de repente, todo esto lleva un tiempo, no? Yo empecé cuando me confirmé y ya trabajando me ofrecieron el primer voluntariado en el
cole, que hacía falta gente para un centro de menores. Luego el sacerdote me pidió dar catequesis, coro... Pero en concreto, me llamó la atención una alumna mía con necesidades especiales. En ella me sentí llamada. Llegué a pensar: “el Señor me ha puesto en este colegio solo para que puede atender a esta niña”. Un compromiso detrás de otro, quería estar para todo y diciéndole al Señor: voy a darte un poquito más, un poquito mas… Y cuando pasa el tiempo veía que hacía muchas cosas, pero no estaba del todo llena. Y de misión empecé a experimentar esa plenitud que había buscado siempre. Cuentanos cuales son tus planes, tus sueños, o los sueños que crees que Dios tiene para ti. Mi sueño es hacer la voluntad de Dios y llegar al cielo junto a Jesucristo. Ahora quiero saber qué es lo que Él quiere. Desde el año pasado, a través de un discernimiento descubrí que quería acercarme a Él en el servicio a las perdonas, es lo que me hace feliz. Y si soy misionera y estoy en Almería siempre, pues me encantaría. Si me llaman para irme a Argentina u Honduras, pues allí. Como digo siempre, “Donde Tú quieras, yo lo que quiero es servir”.
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TESTIMONIOS
Un lienzo nuevo A uno de los destinos donde acudimos durante el verano con los grupos de jóvenes y hasta donde, por razones obvias, este verano no hemos podido viajar, acudió el pasado marzo Jorge, un profesor jubilado y voluntario de nuestra delegación. “Llegue al aeropuerto de Lima desde Madrid el 9 de marzo, desde la camioneta parroquial con el padre Vicente, las luces de los inmensos barrios que rodean la capital remontaban los cerros. Una aglomeración de millones de personas. Santa Rosa era uno más de ellos, cercano a la costa y en la noche amenizada por ladridos de perros, cantos de gallos y otros ruidos, como si nadie descansara. Me alojé en el hogar de Manuel Quirós, su esposa Karina, su hijo y nietos. Una casa modesta pero con todo lo necesario para la comodidad. Fueron muy acogedores desde el principio y pasé a vivir integrado en familia con gran cordialidad. Por las mañanas partía el coche de Manuel con los niños y su esposa para ir al colegio, seguíamos camino hacia el colegio Santo Tomás de Villanueva o de Valencia como rezan los rótulos. Está enclavado en la ladera de un monte rocoso que se descompone en arena gris. Desde allí se ve el mar. En el centro de un barrio alto ciertamente pobre, construido principalmente con madera. Las
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aulas o salones, como allí se llaman, son pabellones separados, con la dificultad que están en cuesta y en suelo arenoso, pero es el único obstáculo, reúne lo necesario para una digna enseñanza. Aulas o salones donde los alumnos, con uniformes limpios y aseados, se sientan en grupos alrededor de mesas, las niñas llevan coquetas cofias blancas, al entrar el nuevo profesor se levantan y saludan. El primer contacto es de niños bien educados. Existe una sala de profesores, sencilla biblioteca, baños y zona cubierta para eventos. Los profesores son en su mayoría jóvenes, amables y muchos de ellos risueños, especialmente el profesor de música y danza con quien organizo unas clases combinadas de música y danza. La primera semana son de presentaciones y preparación de clases. Al finalizar ésta se conoce la suspensión de las clases por orden gubernamental dada la pandemia por el coronavirus, hasta nueva orden. Así fue, llegar y cerrarse las puertas.
Jorge con la familia de acogida; durante una visita al centro de Lima; y una de sus acuarelas
Pensando que volveríamos pronto, fuimos sorprendidos a la semana siguiente con el confinamiento en los domicilios para evitar la extensión del virus, al día siguiente de que el gobierno español hubiera hecho lo propio. No fue posible volver al colegio. El tiempo pasaba dando algunas clases de dibujo a los nietos de Manuel, pendientes de las noticias en Perú y España, escribiendo o pintando rincones de Santa Rosa a la acuarela, regando los jardines de la capilla o conviviendo con el pueblo de Santa Rosa, cuyas familias más pobres vivían en las cimas de los cerros. Si, en cambio, fue posible celebrar el Via Crucis, que partiendo de la capilla del barrio fue recorriendo al atardecer y de noche las calles empinadas y arenosas, dos monaguillos, uno de ellos con una cruz de madera precedían al padre José, seguidos por los fieles y muchachos y
muchachas cantando acompañados de guitarras. Era emocionante vivir como en la oscuridad de las calles alumbraba la comitiva, hasta detenerse ante los modestos altares que las familias habían preparado: una mesita con un mantel, alguna vela, un vaso de agua para que el sacerdote bendijera las personas y al altar y un grabado de la capilla que representaba el paso del Via Crucis. Un matrimonio mayor, una anciana, una familia con niños pequeños… fuimos deteniéndonos, rezando y escuchando las palabras del padre José. Entonces pude apreciar con emoción que esta visita religiosa a estas familias era su motivo de alegría y esperanza en medio de una vida cotidiana difícil y trabajosa, el ejemplo de entrega de Cristo a los que más sufren era un lenitivo de todas sus dificultades. Con cierta pena abandoné Santa Rosa, como si hubiera hecho poco, pero el convivir con las gentes, viendo sus sufrimientos y alegrías, me ayuda a tomar la determinación de seguir por el camino de ayuda a los demás. La experiencia en Santa Rosa - Lima me ha reafirmado en mi vocacion de servicio a los demas, y ello debo agradecerselo al secretariado de misiones de Valencia.”
Jorge Vera de Leyto Aparici
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MISIONEWS
Comienzan los encuentros misioneros La pandemia también ha afectado a las actividades que la delegación de misiones de Valencia suele realizar para la animación misionera de nuestra diócesis. Por ejemplo, los encuentros con delegados parroquiales de misiones o las oraciones mensuales en los conventos de clausura, se han aplazado, al menos, hasta el próximo mes de enero. Sin embargo, con todas las medidas de seguridad pertinentes, el Grupo que participó en el Encuentro pasado día 24, se reanudaron los Encuentros Misioneros para quienes se preparan para vivir una experiencia misionera. Se puede acceder al contenido del mismo a través de nuestro canal de Youtube: MisionesValencia-OMP. El encuentro se vivió con profunda alegría de poder seguir animando el espíritu misionero, donde se tuvo especialmente presente a los misioneros en estos tiempos difíciles.
Parroquias, transformarse para evangelizar La Congregación para el Clero ha redactado un instrumento canónico-pastoral relativo a los diversos proyectos de reforma de la comunidad parroquial y de las reestructuraciones diocesanas: “La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia”. El documento no contiene novedades legislativas, pero propone formas de aplicar mejor la legislación vigente, a fin de fomentar la corresponsabilidad de los bautizados y promover una pastoral de cercanía y cooperación entre las parroquias. Lo que emerge, sobre todo, es la urgencia de una renovación misionera, de una conversión pastoral de la parroquia, para que vuelva a des-
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cubrir ese dinamismo y esa creatividad que la llevan a ser siempre “en salida”, con la contribución de todos los bautizados. Compuesta por once capítulos, la Instrucción podría dividirse en dos macroáreas: la primera (cap. 1-6) ofrece una amplia reflexión sobre la conversión pastoral, el sentido misionero y el valor de la p a r r o q u i a en el contexto contemporáneo; la segunda (cap. 7-11), en cambio, se ocupa de la distribución de las comunidades parroquiales, los diferentes papeles que se desempeñan en ellas y las modalidades de aplicación de las relativas normas.
Sola con el Solo El pasado 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María, la Hna. Clare hubiera celebrado el décimo aniversario de sus votos perpetuos. Con ocasión de este acontecimiento, la Fundación EUK Mamie ha publicado su primer libro-biografía. El libro se titula: “Hna. Clare Crockett: Sola con el Solo” y ha sido escrito por su hermana de comunidad la Hna. Kristen Gardner, SHM.
La Hmna. Clare en Playa Prieta
La misionera irlandesa, Sierva del Hogar de la Madre, tenía 33 años cuando en 2016 murió por del derrumbamiento de la casa donde vivía su comunidad, provocado por el terremoto en Playa Prieta, Ecuador.
Su paso por Valencia en 2010 fue trascendental. La actividad fundamental de la Hna. Clare fue la atención espiritual a los enfermos terminales y crónicos del Hospital de Mislata. Era un apostolado muy difícil y que suponía un continuo olvido de sí misma para comprender el corazón de cada enfermo, y para guiarlo en esa última y definitiva etapa de su vida. Los frutos de conversión que consiguió en enfermos terminales aquejados de SIDA o con fuertes trastornos mentales merecerían un artículo entero.
Sentida despedida al “Padre alabaré”
José Miguel Celma, misionero claretiano nacido en Ares del Maestre, Castellón, falleció el pasado 24 de septiembre. Había regresado de la misión hacía apenas un año. Sirvió como misionero en Hispanoamérica, primero en Asunción de Paraguay, después en la cordillera andina del norte de Argentina en Humahuaca, y por último en Santiago de Chile. Antes estuvo más de 18 años en Indonesia. En este país, en el que los católicos son una minoría joven y dinámica, a José Miguel le conocían como el “P. Alabaré” por sus cantos, alegría y buen ánimo. Su primer destino como sacerdote le lleva a Játiva, donde colabora en el colegio e internado. En 1974 llega a Valencia Benimaclet, destino al que quedará unido para siempre. Años en que despliega una gran actividad pastoral, hasta su partida a la misión en 1992.
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PARA PENSAR Y REZAR
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“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré” Mt 11, 28
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DESDE EL SEMINARIO DE VALENCIA
SER EL CORAZÓN DE DIOS” Cuando recibí el mensaje de la delegación de misiones de Valencia que me decía de escribir para contar una experiencia vital y misionera para su revista, Valencia Misionera, en este mes de octubre, mes del rosario y de las misiones, surgió en mi memoria la imagen de Mons. Joaquín Ruhuna, obispo de Burundi que cultivó el amor de la misión en el corazón del pueblo de Dios a su cargo. En este veinticinco aniversario de su muerte, en homenaje a su labor pastoral en la Iglesia, mi pensamiento se dirige a él. En estas líneas, os comparto la experiencia vital y misionera de este siervo fiel del Señor, de su persona, su carisma y sus obras en la Iglesia de Burundi. Continuaré con “ser misionero, es ser el corazón de Dios en el mundo”. Para terminar, hablaré del ser misionero en el mundo de hoy. 1. Quién es el Obispo Joaquín Ruhuna Mons. Joaquín Ruhuna, nació el 27 de octubre de 1933 según el Anuario Eclesiástico. Fue ordenado sacerdote el 18 de septiembre de 1962 y desempeñó muchos cargos en la Iglesia de Burundi. El obispo misionero Mons. Antoon Grauls, le puso al frente de todas las escuelas católicas de la Diócesis. Dirigió, desde el año 1970, el único seminario interdiocesano de Bujumbura que había en esta época. El Papa Pablo VI lo nombró obispo de Ruyigi el 13 de abril de 1973 y siete años después fue nombrado por el Papa Juan Pablo II arzobispo metropolitano de Gitega, cargo que ejerció hasta sus últimos días. Como el Buen Pastor, murió por defender a “sus ovejas”. Fue cruelmente asesinato por un grupo de rebeldes al haber condenado la masacre de más de 300 personas cometida en Bugendana, una zona de la diócesis de Gitega. Durante la misa funeral de las víctimas de esta matanza, dijo: “Mirad conmigo los cuerpos de nuestros hermanos y hermanas depositados ante nosotros. Centenares y centenares cayeron bajo los golpes de los criminales. Casi todos son mujeres y niños indefensos. No les quedaba nada, solo conocían la miseria, el frio, el hambre, como
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tantas otras personas desplazadas reunidas en estos campamentos (…). Están aquí frente a nosotros, asesinados por sus hermanos, burundeses como ellos. Señor, que la sangre de tus hijos queridos sea fuente de salvación para nuestro país para que salgamos de este horror, para que cesen estas lágrimas y esta violencia insensata y estas matanzas que no tienen nombre y que nos avergüenzan (…). Pero dime, ¿Dónde están los que cometieron estos crímenes? ¿Qué juicio conocerán? Burundeses, hermanas y hermanos, permitidme dirigirme a estos asesinos y a quienes los envían. ¡Alzo mi voz y quiero que el mundo la escuche! Vuestros crimines son la vergüenza de la humanidad. Les ruego: Detened las armas, dejad estas masacres. Dios os preguntará ¿dónde están vuestros hermanos? Dejad que los demás vivan en paz. A todos aquellos que han perdido los suyos, les pido que no caigan en la tentación de la venganza (…)”. Esta homilía sigue siendo inolvidable, pero ese mismo día, Mons. Joaquín Ruhuna firmó, su sentencia de muerte. Efectivamente, tres meses después, el 9 de septiembre de 1996 fue asesinado. Continuamos rezando para que la Iglesia lo eleve a los altares junto a sus santos. 2. Obras del Obispo Ruhuna en la Iglesia de Burundi Debo admitir que es difícil relatar en estas páginas la obra de una persona tan entregada a su misión. En esta ocasión me limitaré a tratar su profundo
Comunidad carmelitana en Gitega
deseo de formar a los jóvenes como futuros misioneros de la Iglesia, porque veía la necesidad de hacer de la Iglesia de Burundi una Iglesia que acoja el Evangelio y que sea también profundamente misionera. Según este siervo del Evangelio, la Iglesia local tiene que formar a sus hijos para la misión. Con su espíritu misionero, cultivó en los seminaristas el amor a la misión cuando estuvo de rector en el Seminario Mayor de Bujumbura, y luego, en los sacerdotes como pastor de la de Ruyigi y después de la archidiócesis de Gitega. Consciente que el desarrollo integral del hombre empieza con la escolarización, puso todo su empeño en la construcción de colegios y la formación de los jóvenes. Muchos jóvenes podían formarse en las escuelas católicas, en el seminario menor de Mugera, en el colegio santa Teresa de Jesús de Mushasha, en el colegio “Regina Pacis”. Estos colegios se convirtieron, muy pronto en las fuentes de las vocaciones misioneras. Juntos, en su época, sumaron más de 2.500 alumnos. El obispo J. Ruhuna lo tenía muy claro, la misión reclama y exige desde pequeño, una buena formación intelectual, humana y verdaderamente cristiana. De sus muchas obras pastorales que realizó en la Iglesia de Burundi en general y especialmente en la diócesis de Gitega, destacamos la congregación misionera de los Apóstoles del Buen Pastor y de la Reina del Cenáculo (ABPRC). Ocurrió cuando el presidente Jean Baptiste Bagaza persiguió la Iglesia, ordenando a los misioneros volver inmediatamente a sus países de origen, apropiándose los seminarios y escuelas católicas, encarcelando
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Niños batwa (pigmeos) de Muzenga Presos tocando durante una ceremonia de liberación en Bujumbura
catequistas y sacerdotes, prohibiendo Eucaristías públicas, (…). Ante esta situación, el obispo Joaquín Ruhuna se dio cuenta de la urgencia de formar los sacerdotes y religiosos nativos. De ahí, bajo la bendición del Papa San Juan Pablo II, fundó la congregación que invitó a vivir el espíritu del Buen Pastor y la encomendó a la intercesión de María Reina de los Apóstoles. 3. La misión de los apóstoles del Buen Pastor El obispo Joaquin Ruhuna, por su gran amor a la Iglesia a él encomendada y al pueblo de Dios, como gran observador de su gente, se percató de la miseria espiritual, moral, intelectual y corporal en que vivía la mayoría de la población. A esta situación general, se añade su preocupación de la situación en la que vivían muchos enfermos de la lepra; las personas injustamente maltratadas en las cárceles; los refugiados que vivían en condiciones inhumanas; los pigmeos marginados, que no tenían ningún derecho ni deber, sin campos, sin casas, sin nada. Confió a su congregación la misión de cuidar a todas estas personas, llevándoles el Evangelio de salvación en el espíritu del Buen Pastor (Jn 10, 1-11). Desde entonces, los primeros miembros de la nueva congregación se pusieron a trabajar en colaboración con los misioneros franciscanos que quedaban en la Diócesis para salvar las vidas de tantos leprosos.
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Los Apóstoles del Buen Pastor visitaban a los presos para averiguar su situación jurídica, pedir permisos para que, aquellos que estuviesen enfermos, pudieran ser atendidos en el hospital, y llevar comida a los presos cuyos familiares no podían hacerse cargo. Además de estas actividades pastorales, los pigmeos llamaron la atención del Obispo Joaquin Ruhuna por su situación. Junto a los pocos jóvenes que había en su fundación, trabajó para sacar adelante este pueblo casi olvidado por todos. Lo primero fue llevar a los niños a la escuela para que se integraran en la sociedad. Lo segundo fue construir casas decentes para mantener fijas las familias (eran nómadas). En tercer lugar, buscarles tierras para que tuvieran campos para cultivar al igual que otros ciudadanos de Burundi. En fin, enseñar la catequesis a las familias que lo pidiesen para formar una familia cristiana. Hasta hoy, los apóstoles del Buen Pastor están colaborando en los distintos sectores pastorales y sociales para el desarrollo integral de los pigmeos, una tarea que da mucha alegría y, al mismo tiempo, mucha fatiga. Con el espíritu del Buen Pastor, el misionero está llamado, como lo concebía Mons. Johachim Ruhuna, a ser el corazón de Dios en el mundo.
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Celebración en la catedral de Cristo Rey (sector Mushasha de Gitega)
4. Ser el corazón de Dios en el mundo Como me resultaba difícil escribir sobre la vida y obra de Mons. J. Ruhuna, me resulta mucho más difícil poder definir su línea espiritual y pastoral que justifica su vida y su misión en el seno de la Iglesia de Burundi. Todo parte de su experiencia que tenía de Dios, de quién tenía una imagen profunda de Buen Pastor. Con el espíritu del Buen Pastor, a todos buscaba hacer conocer la misericordia infinita del Padre. Por él, toda actividad pastoral y misionera ha de traducir este espíritu, de esta manera recomendaba a los sacerdotes y los religiosos de su diócesis a ser imagen de este corazón misericordioso de Dios en medio de aquellos a quienes llevaban el Evangelio. “¿Qué puedo decir sobre ser el corazón de Dios? En realidad, hablar del corazón de Dios es hablar de Dios mismo. Dios que según el teólogo Karl Rahner es “misterio sagrado”, “lo inefable”, “lo sin-nombre”, “una realidad silenciosa” quien está siempre presente y no se puede ver, no se puede oír, y, en consecuencia, puede ser ignorado. Parece un sin sentido pero es que, en verdad, no hay palabras para describirlo. No hay palabras que puedan abarcar este misterio santo, hay que contentarse con designaciones impropias, de quienes apenas llegan a nombrarlo. El hombre ante los límites, no debe rendirse. Intenta buscar a Dios, lo invoca bajo muchos nombres indicando su perfección. Consciente de esta realidad, podemos llamar a Dios de mil modos, cada nombre indicando un punto de vista, una ratio formalis. Dándose cuenta de su incapacidad en esta inteligibilidad de Dios, el hombre debe humildemente escucharle revelarse.
Mons. J. Ruhuna había experimentado esta realidad, confió en la providencia de Dios, que es capaz de realizar en el hombre más de lo imaginado, y se encomendó a una busqueda contínua de Dios. Esto es uno de los motivos que le llevó a elegir a San Agustín como maestro espiritual de los miembros de su congregación. Le había fascinado su búsqueda constante y su itinerario de pecador hacía Dios, su entrega a la misión y su determinación en ayudar a los pobres. La búsqueda de la verdad reclama el coraje y la perseverancia. En la Sagrada Escritura, Dios se revela como “Amor”, “Dios es Amor”. El corazón de Dios es “amor”. El amor es gratuidad, incondicional y desinteresado. El evangelista san Juan lo dice claramente “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino tenga vida eterna” (Jn 3, 16). Jesús, amor encarnado, manifestó durante su vida, su pasión y su muerte cómo es el corazón de Dios Padre, Amor total, absoluto, pleno. Este Amor, le llevó a enseñar a la gente, a curar a los enfermos, a dar de comer a los hambrientos, a perdonar a los pecadores, a sacrificar su propia vida para que todos tengan vida en abundancia. El misionero siendo llamado por Jesús y enviado para actuar en su nombre, es el reflejo del corazón de Dios en el Mundo. F. Celeus Nshimirimana, Abprc.
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Sec retariado Diocesano de
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Valencia