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París te atrapa después del primer “Bonjour!”
by KevPau
es parte de su personalidad. Pero hacer un viaje espontáneo e ir descubriendo sobre la marcha es caso aparte. Llegamos en la noche y nos hospedamos en un hotel boutique, pequeño y súper coqueto ubicado en la zona de la Plaza de République. Nos recibieron con mucha amabilidad y croissants caseros. Très bien. Oui Oui.
Nosotros no dejamos nada para mañana. Había que aprovechar al máximo el tiempo. Dejamos el equipaje y salimos a caminar. La noche estaba un poco lluviosa, pero eso no nos detuvo. Eran cerca de las 11 y nos sentimos a gusto y seguros explorando las calles y dejándonos sorprender por la hermosa arquitectura y la vibra romántica de la ciudad. Le coup de foudre (Amor a primera vista).
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PARÍS, FRANCIA.
Creo que París es uno de esos destinos añorados por muchos. Es quizás el sueño de miles de parejas alrededor del mundo, pues eso de que es la ciudad del amor, es una realidad palpable en la también Villelumière (Ciudad de la luz).
Para mí, París estaba en mi bucket list desde que empecé a estudiar francés cuando tenía 15 años. Una época en la que hacía muchas cosas: El colegio, los extracurriculares como el teatro, el francés; también modelaba y uno de mis deseos en ese momento era estar en alguna pasarela parisina algún día. Me encantaba París por mil cosas; la moda, el idioma, el arte, la arquitectura, en fin, París sin duda es un lugar que iba a visitar alguna vez.
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Muchos años después, parte de mi deseo se cumplió. Ese de ir a Francia. Gracias a uno de los regalos de cumpleaños más especiales que me han hecho, un fin de semana en París. ¡Oh la la! Gracias, Pa.
¡NUESTRO PARÍS GETAWAY!
Los mejores viajes definitivamente son los que no se planean mucho, al menos para mí es así. Y lo dice una capricornio a la que le gusta mucho tener todo ordenado, que hace to do lists para casi todo, que lleva agenda y que encima, ser perfeccionista
Madrugamos para sacarle el jugo al día. Con ayuda del simpático y apuesto recepcionista, marqué mi mapa para la aventura con mis papás. Compramos café y bollería local en un minimarket que quedaba a la vuelta de la esquina del hotel y emprendimos nuestro camino. ¡Qué emoción! Paris Je t’aime!... Teníamos claro que queríamos ver la inigualable Torre Eiffel primero. Cogimos el metro y un bus. En lo personal, la mejor manera de desplazarse al viajar. Conectas con la esencia de la cotidianidad. Percibes la cultura, las costumbres. Te sientes parte de los locales; logras conectar con esa sensación inigualable de no estar en casa y disfrutar de vivir fuera de tu zona de confort. La verdadera Vie en Rose. El bus tenía los cristales de techo a piso, lo que hacía aún más maravilloso el trayecto porque íbamos admirando todo con las caras de turistas más evidentes que hay. Recuerdo a un señor que nos sonrió y me dijo: “Bonjour mademoiselle, bienvenue a Paris”. Y yo muy feliz con mi francés oxidado le contesté muy sonriente: Merci Beaucoup, monsieur! Y acto seguido el señor nos señala al frente, donde vimos por primera vez El arco del Triunfo a los lejos. Estábamos felices y fue entonces cuando el hombre sonrió al ver que el bus daba un giro. Por mis ojos se reflejaron fuegos artificiales. ¡La Torre Eiffel! Majestuosa, imponente, hermosa. Sin quitar los ojos de ella, le halé el brazo a mi mamá y le aleteé a mi papá con la otra y noté que ambos ya estaban igual de embelesados que yo. No hay foto que le haga justicia a ese monumento. Es algo que hay que ver en vivo y en directo.
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El día nos rindió para caminar por la emblemática Avenida de los Campos Elíseos, varios kilómetros junto al Sena, atravesar varios puentes famosos como el Pont des Arts, que aunque ya no permiten colgar más candados, se puede sentir la vibra de la Ville de´l’amour (Ciudad el amor) que está por doquier en la ciudad. Visitamos la Catedral de Notre Dame; sublime, exquisita; una obra de arte. Conocimos las populares Calle de Opera Garnier, Galerías Lafayette, Maison Ladurée; la casa de los mejores macarons del mundo. Paseamos por el Louvre aunque no entramos. Fue una de las cosas que quedó pendiente junto a otros lugares como el Palacio de Versalles, que requieren de mucho tiempo para ser disfrutados.
Decidimos terminar con un paseo por la noche en la zona de los jardines del Trocadero. Queríamos ver la Torre Eiffel otra vez, que se vuelve un espectáculo cuando la adornan cientos de luces amarillas. Magia. Con esas vistas y un delicioso crêpe de nutella acompañado de un chocolate caliente en pleno invierno, cerramos con broche de oro nuestro paso por una de las ciudades más bellas que he visitado. Muy feliz cumpleaños número 29 para mí. Bucket list - Paris = CHECKED! ¿Próximo destino?
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