FESTIVAL DE LA MUERTE EN LA BENEMÉRITA Resultados de los concursos:
Calaveras
1er lugar: Jesús Guillermo Zapata Ortiz docente de la Licenciatura en Educación Física. 2do lugar: Claudia Nephtali López Díaz Alumna del 5º semestre de la Licenciatura en Educación Preescolar. 3er lugar: Lilia Minerva Gómez Flores del 1er semestre de la Licenciatura en Educación Secundaria con Especialidad en Telesecundaria.
Leyendas
1er lugar: José Luis Ochoa alumno del 5º semestre de la Licenciatura en Educación Física 2do lugar: Jaime Espinoza Lozano jefe del departamento de recursos humanos y docente de las licenciaturas en educación telesecundaria y educación preescol ar. 3er lugar: Jazmín Vásquez Miranda de la Licenciatura en Educación
Altares
Alumnos del 5º semestre de la Licenciatura en Educación primaria Alumnos del 3er semestre de la Licenciatura en Educación secundaria con especialidad en telesecundaria Alumnos del 3er semestre de la Licenciatura en Educación especial
Catrinas vivientes
Alumnos del 3er semestre de la Licenciatura en Educación preescolar Alumnos del 1er semestre de la Licenciatura en Educación Secundaria con Especialidad en Telesecundaria Alumnos del 1er semestre de la Licenciatura en Educación primaria
Calaveras 1er lugar CALAVERAS BENMAC 2014 Autor: J. Guillermo Zapata O A correr todos por igual que la temible calaca ha llegado a la Normal y ya nadie se le escapa.
De ahí se fue para Física a llevarse al buen Ceballos con él se enseñó la Tísica no le dejó ni los callos
Estaba el Dr. Ramiro sentado en su gran sillón y la huesuda de un tiro se lo lleva pa’l panteón.
La maestra Paty Guerrero estaba en su Coordinación ya te vas pa’l agujero pues hoy te doy chicharrón.
Qué sangrona y que ojeis le dijo al esqueleto armado al menos me hubieras dejado subir la foto pa’l feis.
La pobre maestra Aguedita por no dejar de trabajar no volverá al Preescolar pues ya estiró la patita.
Después se fue a la subdirección con el maestro Medellín con todo y traje de algodón aquí te llegó tu fin.
Después con traje formal se dirigió a Especial y a la querida Hildita la asfixió con un tamal.
Después al maestro Arturo le dijo con gran esmero pa’ti ya no hay futuro pues nunca sueltas dinero.
Los últimos serán los primeros le dijo a Javier Tinajero te vas al deshuesadero por bromista y por cu…entero.
2do lugar CALAVERA Hay que niñas tan listillas Piensan que van a engañar A los docentes del grupo Que las vienen a ilustrar
Claudia Nephtali López Díaz Los maestros de la escuela A su salón llegarán Y quedaran sorprendidos Pues solo computadoras verán
Chateando están todo el día Con una catrina sin par Pensando que es su amiguita Que las ayudará a planear
La benemérita escuela De luto por siempre estará Al ver las ánimas de las niñas Que por los rincones aparecerán
Las muchachas de preescolar Ni cuenta se habrán de dar Cuando la parquita venga Y las empiece a estirar
Sus compañeros de la escuela Hoy convocan para orar Por las almas de las niñas Que han penado sin cesar
Al camposanto las llevará Y ellas llorando estarán Cuando vean a la calaca Que las quiere sepultar
A que maestros tan lindos No se pueden explicar Que los jardines de niños Sin maestras quedaran.
3er lugar LAS CALAVERAS DE LA BENMAC La BENMAC y sus maestros A todos quieren enseñar, Sin tomas en cuenta que La muerte se los va a llevar. Calavera, calaverita No te los vayas a llevar La normal los necesita Pues tienen que estudiar. Corriendo en los pasillos El profe Jorge a la muerte Se encontró, Y sin decir nada asombrado se quedó. En la escalera sentada La maestra Lorena se encontraba, La muerte asombrada A los ojos la miraba.
Lilia Minerva Gómez flores Era lunes nos tocaba con Pilar La muerte se burlaba Todos van a reprobar. Estaba el profe Aldo Sentado en su balcón Pasa la muerte y le dice Vámonos bombón. Antolín en el fut se encontraba Al día siguiente la calaca se burlaba Porque la rodilla le fallaba. La coordinadora Paty En las prácticas nos buscaba Sin saber que la muerte gustosa Al panteón nos llevaba. Ya nos vamos calaquita No nos vayas asustar El profe Carlos nos necesita Pues a los chakas vamos a imitar
Leyendas 1er lugar
DIMENSIONES José Luis Ochoa.
LEF
Esa mañana era más fría que de costumbre, los últimos días del mes de octubre trajeron consigo un vientecillo que se colaba hasta los huesos, y congelaba incluso las ganas de asistir ese viernes a clase, sin embrago, Erika decidió levantarse, lavarse la cara apresuradamente, improvisar un chongo en su cabello castaño, buscar su chamarra más gruesa, y salir a la calle, resistiendo el embate del clima, ignorando el murmullo del ventarrón que le sugería regresar al calor y la comodidad de su casa, ¿Quién dijo que no es un es gran esfuerzo ser maestro?, se repetía mientras avanzaba con dificultad entre la ciudad, asolada a esa temprana hora por aquel inesperado huracán. En el semáforo de la calle Juárez, se encontró con algunos de sus compañeros, todos tiritando de frio a pesar de los suéteres, bufandas y abrigos con que se cubrían, se saludaron sin palabras, con un leve asentimiento de cabeza, y ya todo estaba dicho, se reinició su peregrinar hacia la Benemérita Escuela Normal, conforme avanzaban, el inicio de la tormenta comenzó a desparramarse sobre sus pasos, haciendo aún más penosa aquella travesía, el manto gris entristecía la ciudad, y ocultaba tras de sí el paisaje frecuente del crestón de la bufa, convirtiéndolo todo en solo un recuerdo, como si el sonido espectral de la lluvia que caía profusamente sobre las calles fuera destiñendo el horizonte, por primera vez en aquella mañana, el malestar por el clima, se convirtió en cierto vacío en el estómago, ese que anticipa al miedo, a los sucesos funestos. Erika se detuvo en el umbral de una puerta intentando guarecerse del temporal, y se quedó contemplando, largamente el desfile de compañeros, que se resistían a ser vencidos por el vendaval y la lluvia, - debo continuar, dijo entre labios, y con más deseo que convicción, avanzo tan de prisa como se lo permitieron sus entumecidos músculos, después de todo ya faltaba poco de aquella cuesta que en su cima situaba a su institución educativa. -Que terrible clima dijo Gustavo a manera de saludo. -Debieron de haber suspendidos clases, comento Alonso con aire de molestia. -Parece que es el fin del mundo, alego Santiago. -Por lo menos deberían encender la luz, sugirió Gabriela. Fue con este último comentario, que todos repararon en que la escuela se encontraba en penumbras, el viento se deslizaba por los recovecos que había debajo de las puertas y a través de los innumerables vidrios rotos, provocando que la neblina que cubría las calles traspasara los muros, y dibujara un ambiente fantasmal en el patio central de la escuela. Curiosamente, solamente había alumnos de un mismo salón, 5º semestre de Educación Física. -No sé si somos los más responsables o los más tontos. Sugirió Emilio, hubo un murmullo parecido a las risas, que se disolvió al ver pasar a toda prisa rumbo al segundo piso a un grupo de jóvenes. -No somos los únicos, ya pasaron algunos de telesecundaria, faltaban cinco minutos para la siete. Sin embargo el ambiente se percibía denso, irrespirable, fantasmal. -Vamos al salón, se animó a sugerir Erika, quizás ahí el frio sea menor.
Todos estuvieron de acuerdo, Pilar y Santiago dirigieron la avanzada, calculando sus pasos, ya que la neblina se había apoderado también de las escalinatas. -Hay que tomarnos de los hombros, para no tropezarnos. Se oyó la voz de Pablo. Mecánicamente todos obedecieron, atendiendo al conocimiento previo que tenía acerca del tamaño, y distancia entre los escalones subieron todos, como si fueran uno solo, la escalera parecía haber aumentado diez veces su tamaño, quizás por el esfuerzo, quizás por la poca visión, o tal vez por alguna razón extraña que había llegado junto con aquella gélida mañana del 31 de octubre, cuando finalmente lograron alcanzar el segundo piso, se encendieron de golpe las luces de toda la escuela, el rumor conocido retorno a los pasillos, las risas y el eco de los maestros impartiendo clase se fue adueñando del lugar, los compañero se vieron extrañados por el cambio repentino, se dirigieron a su salón, ante la incomprensible escena que acababan de presenciar. Se dirigieron al salón con cierto recelo, la puerta estaba cerrada, Paulina se animó a tocar, en cuanto puso sus nudillos contra la madera, las luces escaparon de nuevo, retornando tal vez al sitio donde estaban ocultas, tal vez guareciéndose del aire frio, que soplo con mayor intensidad en ese instante preciso, la puerta fue haciéndose su recorrido abriéndose lentamente, dejando escapar un quejido desde sus goznes cansados, como advirtiendo que un momento terrible estaba próximo, las tinieblas se apoderaron por completo del ambiente, no podían ver nada, sin embrago el murmullo continuaba traspasando los muros a su alrededor, sacaron entonces sus celulares, y dudaron en el umbral, no sabían si entrar o quedarse fuera, si escapar corriendo o permanecer un poco más, una risa maléfica se escuchó al interior del salón, pueden pasar dijo una voz con un acento tenebroso, la luz volvió a encenderse de golpe y sin saber cómo, ya estaban dentro, sin embargo, sus lugares ya estaban ocupados, eran ellos mismos, por lo menos sus cuerpo, pero los rostros carecían de facciones, no había boca, nariz, ojos, cejas, bienvenidos decían todos sentados en los lugares habituales de aquellos que ahora eran espectadores estáticos, y mudos de aquella terrible pesadilla, como pudieron buscaron la salida, gritando, pidiendo auxilio, llorando de miedo. Un grito despertó con sobresalto a Erika en su cama, su madre llego corriendo, y la contemplo unos instantes, pudo observar el pánico que se había guardado en sus pupilas, se aproximó a ella y la abrazo, la joven no pudo evitar el llanto. -Anda levántate hija ya casi es hora de la escuela. Al terminar la frase el viento golpeo con furia la ventana, el calendario se había detenido en aquel viernes 31 de octubre, Erika se fue calmando de a poco, comenzó a vestirse la ropa que utilizaría, busco su chamarra más gruesa, se lavó la cara apresuradamente, mientras que al otro lado del espejo, había una persona idéntica a ella, que no tenía facciones en el rostro, sonriendo maléficamente, anticipando el desenlace de aquel terrible día. La luz parpadeaba en la Escuela Normal, y la neblina se apoderaba poco a poco de sus patios, escaleras y salones, se anunciaba el encuentro de dos mundos alternos y aleatorios, con la penumbra total, llegaron esos alumnos, los que no tienen rostro, pero rondan incesantemente, en los espejos y paredes de la institución, una risa demoniaca quedo flotando en el ambiente, abriendo la puerta entre ambas dimensiones.
2do lugar LA MAESTRA DE FRANCÉS M en C Jaime Artemio Espinoza Lozano Aprovecho que estamos a pocos días de conmemorar a los fieles difuntos, para compartir con ustedes un relato, del que no estoy seguro si fue realidad o un producto de mi imaginación, causada por el momento de sentirme completamente solo, dentro del vetusto edificio de la actual Benemérita Escuela Normal Manuel Ávila Camacho, el cual aún sin ser una construcción tan antigua como las enormes casas del centro de la ciudad, edificados durante el tiempo de la colonia española, se pueden sentir dentro de algunos de sus rincones de éste, la presencia de extrañas energías, posiblemente relacionadas con ánimas de personas que alguna vez se desempeñaron como alumnos, profesores o personal de esta institución, y que por alguna razón no han podido alcanzar la paz que toda persona aspira lograr, en el más allá. Pues bien resulta que el día 31 de octubre del año 2013 requería entregar urgentemente una información que me solicitaron, relacionada con el Departamento de Recursos Humanos, ésta correspondía a las listas del personal docente que había laborado en la institución, durante el periodo bélico conocido hoy como La Toma de Zacatecas, es decir junio de 1914. Ese día por la mañana había solicitado al encargado del archivo histórico de la BENMAC, se me permitiera buscar los datos mencionados en los libros correspondientes, el maestro palideció un poco, mostró su asombro y tal vez hasta algo de preocupación por lo que yo estaba requiriendo; La respuesta fue contundente: con todo gusto puede hacer usted uso de los libros, pero debo advertirle que quienes los han consultado platican de fantasmagóricas apariciones de algunos personajes nombrados ahí. No se preocupe que yo sabré darle buen uso a la información y atender a los visitantes del más allá si el caso lo amerita, fue la respuesta que di al maestro, sin dejar de pensar en el escepticismo que me caracteriza como docente de la asignatura de ciencias. Ya por la tarde me presenté a mi oficina para buscar y organizar la información, al entrar decidí cerrar la puerta porque se escuchaba el sonido a “todo volumen” de los integrantes del ballet folklórico Xochiquetzalpilli, quienes se preparaban para realizar una presentación dentro del evento de día de muertos a celebrarse en el panteón de Dolores de la ciudad de Jerez, Zac. Recuerdo que al abrir el primer libro pude percibir un agradable olor a flores, no sé si de rosas o jazmines, los primeros datos que encontré mencionaban que la directora en ese entonces fue la Profesora Beatriz González Ortega y que a punto estuvo de morir fusilada a manos de Pancho Villa tan sólo por el hecho de atender a los heridos de la cruenta batalla o de ayudar a otros a bien morir. Pero al abrir el segundo libro saltó de inmediato un polvo obscuro el cual se esparció rápidamente por el pequeño espacio con que cuenta la oficina, al mismo tiempo se sintió una corriente de aire frio como el que aparece en las mañanas invernales de la ciudad de Zacatecas, sin embargo lo más extraño es
que este espacio no cuenta con ventana alguna por donde se pudiera colar la mencionada corriente. Sin tomar en cuenta lo sucedido continúe hojeando el libro hasta encontrar el apartado de personal docente, los primeros nombres que leí fueron: Ingeniero Ambrosio Romo de la Vega, Profesora, María Guadalupe Fernández, Profesor Francisco Castorena Acosta, Profesora Elena Sandoval, Profesora María de Jesús Villalobos, al momento de leer este último nombre percibí un fuerte olor a incienso que provenía del exterior de la oficina, fue entonces que me di cuenta que ya no se escuchaba la música del ballet, es mas no se escuchaba ruido alguno, sigilosamente salí de la oficina y cuál fue mi sorpresa al ver que no había nadie en el edificio y las luces estaban apagadas, entonces fui hasta la puerta principal y me percaté que ésta había sido cerrada con cadenas y candados. Pensé entonces que el maestro Margil estaría en el archivo histórico por lo que me dirigí hasta ese lugar, la puerta estaba entreabierta pero igualmente sin luz, la abrí un poco más y pude volver a oler aquel incienso pero ahora con mayor intensidad, maestro Margil, maestro Margil dije con voz entrecortada pero nadie contestó. De repente escuché que una puerta se abrió, seguramente la del salón 32, rápidamente subí hasta el tercer piso para ver quién andaba por ahí, grité algunos nombres, Don Carmelo, Jaime, Sergio, pero otra vez nadie contestó. En eso se escuchó un fuerte golpe y se abrió la puerta del salón donde alguna vez estuvo la cámara Gesell, aún no puedo explicar cómo, de ahí salió una bruma que pasó sobre mi haciéndome sentir un escalofrío como nunca lo había experimentado antes, pero también alcancé a escuchar una suave voz que decía ven, ven, ven, para ese momento mi corazón parecía dejar de latir, sentí grandes deseos de correr pero no pude dar un paso, me encontraba petrificado en medio de esa situación. Aquello duró una eternidad y ahora se abría también la puerta del salón 33, donde actualmente se encuentra el laboratorio de inglés, entonces decidí refugiarme ahí, porque conozco bien ese lugar, ya dentro me di cuenta que la computadora central estaba encendida y que en la pantalla aparecía la imagen de la calavera catrina pero con el rostro de una mujer desconocida para mí, la cual decía algo que no podía yo escuchar, entonces puse los auriculares sobre mis oídos en el momento que ella decía: Le Français est le universel idiom (el francés es el idioma universal). Gruesas gotas de sudor aparecieron en mi frente a pesar de que el laboratorio parecía una cámara de refrigeración, donde los objetos de vidrio estaban completamente llenos de vaho. Repentinamente la imagen y la voz se desvanecieron al mismo tiempo que las luces de toda la escuela se encendieron, ¿hay alguien arriba? ¿hay alguien arriba? Se escuchó una voz gritar, entonces fui hasta la balaustrada y al distinguir al velador también le grité si yo estoy aquí. Sin voltear a ver los salones apresuradamente me dirigí a la puerta principal y conté al velador lo sucedido, el cual con sonora carcajada me dijo: no se preocupe cada año pasa
lo mismo, ya sabe que en esta escuela deambulan muchas ánimas que por algún motivo no pueden descansar en paz. Unos días después me convocaron a una reunión en la sala de ex directores, ya estando ahí me di cuenta que uno de los marcos contenía la misma cara que apareció en la pantalla de aquel día fatal, entonces me acerqué y pude leer: Profesora María de Jesús Villalobos, la misma que al leer su nombre en la lista de personal, hizo sentir su presencia en el lugar. Después decidí buscar información sobre la profesora Villalobos, enterándome que durante varios años se desempeñó como docente de esta institución llegando incluso a ser directora de la misma, razón por la cual actualmente aparece un retrato suyo en la mencionada sala de ex directores. También encontré que fue maestra de francés, dicha lengua ocupó un lugar privilegiado en los planes de estudio de las Escuelas Normales de la época conocida como “El porfiriato”, tal vez por eso me dijo que el idioma francés era mejor que el inglés. Sin embargo aún me asaltan las dudas de ¿por qué su espíritu siendo tan antiguo se manifestó a través de modernos medios electrónicos como la computadora?, ¿Cuándo el edificio está a oscuras, las ánimas aprovechan la energía eléctrica para manifestar su presencia dentro de algún salón, sala de juntas, pasillo o cubículo de la escuela? o tal vez ¿por acercarse el día de muertos las ánimas que “habitan” en el edificio de la BENMAC buscan a alguien con quien festejar? Por lo pronto, si estando una noche oscura dentro de las instalaciones de la BENMAC, alguien les susurra al oído una frase en idioma galo, no duden que se trata de la maestra de francés.
3er lugar EL VELADOR DE LOS MUERTOS JAZMIN VAZQUEZ MIRANDA Todo comenzó una tarde como cualquiera, mis amigos y yo salimos tan rápido como pudimos de la última clase, teníamos muy poco tiempo, pues en la tarde debíamos volver a la Normal como punto de reunión para un trabajo en equipo, en el cual estábamos 3 hombres y 2 mujeres. El equipo estuvo completo aproximadamente a las 6:00, ya era muy tarde, sin embargo eso no nos detuvo, comenzamos a grabar en el salón de los espejos, el objetivo de nuestro trabajo era grabarnos a nosotros mismos haciendo dramatización de un relato imaginario que yo mismo había escrito, entre risas y burlas comenzamos a grabarnos casi a las 7:00, pero aun así no nos detuvimos, ya que era un trabajo que debíamos entregar al día siguiente. Estando ahí, a media grabación, se escuchó un ruido, un ruido que analizándolo de cualquier punto de vista no tenía forma de nada, sin embargo fue un ruido tan fuerte que pudo parar mi corazón, por algunas milésimas de segundos, al parecer provenía del segundo piso, Ana y Vanesa brincaron por el miedo, más que por la sorpresa, yo quise hacerme el valiente, pues Vanesa, una de mis compañeras de equipo me gustaba mucho, así que deseaba que alguien me detuviera, me ofrecí para ir a investigar. Subí las escaleras lentamente, y con cada escalón que subía sentía que mi corazón latía más fuerte, pensé en quedarme en las escaleras por un momento y volver a bajar fingiendo no haber visto nada, pero sabía que ellos me verían pasar por el balcón, así que seguí subiendo, nunca antes había sentido tanta adrenalina en mi vida, al dar vuelta por el pasillo, mire que la puerta del auditorio se encontraba entreabierta, en ese momento lo único que se me ocurrió fue asomarme por el balcón y decirles a mis amigos que no había nada, que tal vez había sido un ruido ajeno a la escuela, todos se tranquilizaron excepto yo, volví tan rápido que ni yo lo creía, sin embargo justo antes de llegar a las escaleras no pude evitar mirar nuevamente al auditorio, vi como alguien abría ligeramente la puerta, así que corrí antes de que pudiera ver quién era el autor de aquel movimiento. Llegue nuevamente al salón de los espejos y terminamos de grabar aquella escena, nos habíamos olvidado por completo de la hora, eran ya casi las 9:00 de la noche, salimos a toda prisa y nos dirigimos a grabar al patio rojo, solo faltaba el final por lo que estábamos un poco más alivianados. Antes de llegar a las escaleras nos encontramos con el velador, un hombre que parecía siempre esconder algo, nos miró como si ya supiese que estábamos ahí, y nos dijo, que para ir al patio rojo, debíamos pasar por el auditorio, y al salir, la puerta de atrás estaba abierta, sentí que un escalofrió recorrió todo mi cuerpo, no sé si fue por el hecho de que debía cruzar el auditorio, o porque como sabía que nos dirigíamos precisamente al patio rojo. Al parecer nadie lo noto, pues mis compañeros agradecieron sin titubear y subieron las escaleras sin darse cuenta de lo pálido que me encontraba yo. No me quedo nada más que seguir su paso, así que avance, pues no me convenía ser el último del grupo, los alcancé tan rápido como pude y tome del brazo a mis dos
compañeras, íbamos jugando entre nosotros, por lo que no sentí tan tenso el camino hasta el auditorio, mientras caminaba pensaba que tal vez había sido el velador desde el principio, quien hizo aquel ruido tan extraño, y quien estaba saliendo del auditorio, hice una pequeña risa en forma de burla para mí mismo, y sin importarme ya nada entre al auditorio. Sin embargo ninguno de nosotros se percató de que la puerta que daba al patio estaba cerrada, por lo que no teníamos acceso a él, uno de mis compañeros me mando a buscar al velador, pero de noche, sin tanta luz como al principio las cosas cambiaban, fingí el pretexto de que yo ya había ido y me rehusé, regresamos todos juntos a la puerta principal del auditorio estaba cerrada, en ese momento no hubo duda para mí, sentí que se había acabado nuestra vida, todos pensábamos que pudo haber pasado, cuando de repente un grito proveniente de la galería del auditorio nos hizo brincar, brincamos tan alto, en especial yo que todos se burlaron de mí, se trataba del velador que nos miraba desde la galería, nos pidió una disculpa por aquel suceso y afirmó que bajaría a abrirnos ambas puertas. Todos se relajaron y se sentaron a esperarlo excepto yo. El tiempo pasaba y pasaba, minutos que me eran eternos se convirtieron en, cada vez más nerviosos, más tensos y sobre todo más asustados. Eran las 11:50 y ni rastro del velador, a pesar de que habíamos estado gritándole desde las 10:00. Después de tanto tiempo encerrados, todos peleábamos y nos quejábamos de no poder salir, cuando Luis, nos informó de algo que más que alegrarme me hizo querer llorar, la puerta del sótano estaba abierta, yo argumente de las remotas posibilidades de que estuviera abierta la puerta del otro lado, que podríamos quedar más encerrados en lugar de salir. Sin importarle a nadie mi comentario al parecer sin sentido, todos tomaron sus cosas y caminaron hacia allí. Nuevamente corrí para no ser el último, encendimos algunos celulares para ver, pero parecía no servir de nada. Ahí adentro la cosa estuvo mucho peor, yo sentía que mi corazón latía tan fuerte que los demás lo podían escuchar, mi respiración se encontraba cada vez más agitada, no lo podía evitar, sentía que mis piernas temblaban tanto que no podía creer que siguiera de pie, me sudaban las manos no sabía si era algo que solo yo sentía. Cuando quisimos volver otra vez encontramos la puerta cerrada, no podíamos salir, comenzamos a pelearnos entre nosotros, les eche en cara que yo no quería entrar ahí, las mujeres lloraban sin cesar, ya ninguno de nosotros tenía cordura. Aunque no había luz pudimos ver la silueta de un hombre, que paso al fondo del pasillo, Andrés creyó que era el velador y camino tras él, de repente escuchamos un ruido, y antes de que pudiéramos reaccionar escuchamos un grito, corrimos hacia el sin darnos cuenta que dejábamos a Ana atrás, llegamos y para nuestra sorpresa lo encontramos sin vida, empezamos a llorar todos, sin saber una explicación lógica de lo que estaba pasando, antes de darnos cuenta de que faltaba Ana volvimos a escuchar un golpe quisimos reaccionar, pero sin que pudiera moverme, note que me caía agua que provenía del techo, voltee para ver de qué se trataba y vi a Ana colgada de un tubo, estaba muerta, y no era agua era su propia sangre, lo único que podía hacer yo, era llorar, y abrazar a Vanesa. Eran exactamente las tres de la mañana cuando escuchamos una puerta y en seguida escuchamos pasos, nos dimos vuelta y se trataba del velador, todos suspiramos aliviados, sentíamos egoístamente una gran alegría de verlo ahí, pues en ese momento no podíamos pensar en nuestros amigos muertos, el velador pidió la ayuda
de nuestro amigo Luis para abrir la puerta de atrás, porque al parecer estaba atorada, el sin dudarlo un momento se apresuró a ayudarlo, no queríamos nada más que salir. Vanesa y yo nos paramos y vimos la luz de la puerta que da para el auditorio, nos pareció extraño que quisiera abrir la otra puerta si podíamos salir por el auditorio, así que nos acercamos a investigar, nos dimos cuenta que esa luz no provenía de la puerta del auditorio, aun así nos acercamos para poder investigar de que se trataba, y al verlo más de cerca Vanesa no pudo evitar vomitar, era una puerta que conducía a un cuarto con mucha luz, dentro de él yacían más de cien cuerpos, estudiantes que misteriosamente habían desaparecido hace muchos años, esqueletos, huesos, sangre, un olor que describía a la perfección todo lo que había dentro de él, nos dimos vuelta para advertirle a Luis, cuando vimos al velador, nos miró y se rio, una risa tan macabra que me enchino la piel, quisimos correr, pero no nos dejó, lentamente se nos acercó y dijo que a nosotros no nos haría nada, que éramos perfectos para contar su historia. Antes de que pudiéramos responder algo, se dio vuelta, entró al cuarto y cerró la puerta, extrañamente ésta desapareció, vimos la hora y eran ya casi las 06:00 de la mañana, buscamos a Luis, pero ya era muy tarde, también lo mató, en cuanto se dieron las 06:30 de la mañana comenzamos a gritar, llegó un señor e inmediatamente nos abrió la puerta, salimos casi sin poder creer nada de lo que nos había pasado. Nadie nos creía, buscaron los cuerpos pero jamás los volvimos a ver, solo un maestro nos creyó, pidió hablar con nosotros, y nos contó una leyenda, que explicaba todo lo que nos había pasado. Actualmente vivo todo el día con miedo, cuando lloro me encierran entre cuatro paredes, me amarra con una tela blanca, me dan muchas pastillas que me mantienen la mayoría del tiempo dormido, no sé en qué día vivo, ni en donde estoy, no he visto a nadie más que mi doctor en cien años, y lo único que puedo recordar es, la leyenda de un hombre, llamado Carlos, que trabajaba como velador de la Normal, era un hombre dedicado a su trabajo y un día que nadie abrió las puertas lo encontraron en el auditorio muerto, alguien lo habían matado, y lo había exhibido ahí para todos los estudiantes. Ahora misteriosamente aparecía aquel velador, que según dicen, solo busca venganza. ¡Cada vez que en la tarde vengas a la Normal, con Carlos te puedes encontrar!