Cumbre de los animales JACQUELINE BALCELLS
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Ilustraciones de Soledad VĂŠliz
CUMBRE DE LOS ANIMALES
JACQUELINE BALCELLS
Ilustraciones de Soledad V茅liz
Colecci贸n
Colección: La buena letra Dirección editorial: Gloria Páez Editor: Héctor Hidalgo Ilustraciones: Soledad Véliz Portada de colección y diseño: diseño i punto
es una marca registrada de MN Editorial Ltda. © Jacqueline Marty Aboitiz (Jacqueline Balcells) © MN Editorial Ltda. Avda. Eliodoro Yáñez 2416, Providencia, Santiago, Chile Teléfono: 2335101 e-mail: promocion@mneditorial.cl web: www.mneditorial.cl Primera edición: 2011 Nº de inscripción: 205.078 ISBN: 978.956.294.312-3
La presentación y disposición de la obra son propiedad del editor. Reservados todos los derechos para todos los países. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea este electrónico, fotocopia o cualquier otro, sin la previa autorización escrita por parte de los titulares de los derechos. Impreso en Chile por Salesianos Impresores S.A.
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Cum bre de los a nim a les
Por seguir el ejemplo de los hombres, los
animales de la tierra acordaron tener una conferencia mundial. Las palomas mensajeras y las aves migratorias cruzaron incansablemente los cielos hasta que se decidió enviar un solo representante por continente. Para elegirlos, todos los animales tendrían derecho a voto, desde la hormiga hasta el cachalote. En Europa se presentaron como candidatos un lobo y un cordero; ganó el lobo. En Asia se presentaron una serpiente y una paloma. ¿Quién creen que ganó? Pues sí, la serpiente.
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En África se presentaron un rinoceronte y un chimpancé, y pese a la astucia del mono, ganó el rinoceronte. En Oceanía los candidatos fueron un tiburón y un canguro; ganó, por supuesto, el tiburón. En la Antártica se presentaron el albatros y el pejerrey; ganó el albatros. Solo en América hubo problemas para la elección del representante, pues se presentaron el cóndor y el topo y cada uno obtuvo un trescientostreintitrés millones de votos, ni uno más ni uno menos. Luego se presentaron el puma y el colibrí, e igualmente empataron. Y también, empataron el caimán y la vicuña. Agotados de tantas campañas y elecciones inútiles y urgidos por los demás animales que ya tenían sus representantes, los animales americanos no sabían qué hacer. Hubo algunos que propusieron no enviar representante a la cumbre. Pero como ya se sabía que en ella se encontrarían el lobo, la serpiente, el rinoceronte, el tiburón y el albatros, todos conocidos por su carácter fuerte, la propuesta no tuvo defensores. América no podía estar ausente de tal reunión.
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Finalmente se resignaron a hacer un último intento de elección y ya sin ningún entusiasmo concurrieron a las urnas a votar por el búfalo o la mariposa. Pero otra vez empataron los candidatos con trescientostreintitrés millones de votos cada uno. Así, el día anterior a que comenzara la cumbre en un atolón del Pacífico, los animales americanos no tenían aún representante. Una ola de desesperación cruzó el continente desde el Cabo de Hornos hasta el estrecho de Bering. Y cuando ya nada parecía poder salvar a América de la vergüenza mundial y de las consecuencias catastróficas de su ausencia en la cumbre, un perro de la Patagonia, una gaviota en Valparaíso, una piraña en el Amazonas, un pecarí en la sabana venezolana, un perezoso en Yucatán, una ardilla en Boston y un reno en Alaska tuvieron al mismo tiempo la misma loca y salvadora idea. Y así fue como los animales americanos eligieron por unanimidad como representante suyo al hombre.
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El hombre –de más está decirlo– no aceptó. ¿De dónde habían sacado esos tontos que él era un animal? ¿Qué se habían creído? ¿Acaso no se vestía? ¿Acaso no escribía? ¿Acaso no pintaba, esculpía y componía música? Y su único temor fue que los hombres de Europa o Asia se enteraran de que en América los animales lo habían elegido como representante. ¡No estaba dispuesto a convertirse en el hazmerreír del mundo entero! Pero los que más se escandalizaron y montaron en cólera cuando supieron la elección de los animales americanos, fueron los animales representantes de los otros continentes. —¡Nunca jamás aceptaríamos al hombre entre nosotros! –gruñó el lobo. —¡Nunca! ¡Nunca! –corearon el albatros, el tiburón, la serpiente y el rinoceronte. Así, la cumbre de los animales se realizó sin representante americano. Pero en ella, aunque hubo muchos discursos, no se decidió nada importante. Pese a la risa displicente de los seres huma-
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nos y a la furia de sus congéneres, los animales americanos aún sostienen que su elección era perfecta. Porque ¿quién sino el hombre es manso como el cordero y feroz como el lobo; cándido como la paloma y astuto como la serpiente; violento como el rinoceronte y vivaracho como el mono; esquivo como el albatros y gregario como el pejerrey? Muy entristecidos por su rechazo, los animales de América miran al hombre como no lo miran en ningún otro continente. Con una mirada más profunda, más amistosa, más esperanzada.
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ÍNDICE
1. Cumbre de los animales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 2. Nicolás y Pingüinos Limitada. . . . . . . . . . . . . . . 11 3. El volantín amarillo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 4. El niño poeta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 5. La historia de un tarro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 6. Agustín, la Virgen y el pirata. . . . . . . . . . . . . . . 43 7. El jardín del terremoto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
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8 Cumbre de los animales JACQUELINE BALCELLS
789562 943123 9
E D I T O R I A L
ISBN 978-956-294-312-3
Los animales deciden convocar una conferencia mundial y de este modo llegan al sitio de la cumbre, un atolón en el Pacífico, los representantes de todos los continentes. Entre ellos el lobo, la serpiente, el rinoceronte, el albatros y tantos otros. Por América los animales pensaron que el hombre sería un candidato perfecto, pero con sorpresa recibieron su molesto rechazo. ¿Y por qué se enoja?, pensaron. Si es manso como el cordero y feroz como el lobo; cándido como la paloma y astuto como la serpiente; violento como el rinoceronte y vivaracho como el mono; esquivo como el albatros y gregario como el pejerrey. ¿Entonces? Este es el primero de siete cuentos, cuyos protagonistas, tan distintos, como un pingüino, un joven poeta, un volantín, un pirata, un duende furibundo, de seguro encantarán a los niños lectores, que encontrarán en ellos motivo para reír, pensar o soñar.