De alas y nubes
Cuentos de las aves del sur del mundo
MARGARITA SCHULTZ
Textos e ilustraciones
DE ALAS Y NUBES Cuentos de las aves del sur del mundo
Textos e ilustraciones de MARGARITA SCHULTZ
Colecci贸n
Colección: La buena letra Dirección editorial: Gloria Páez Editor: Héctor Hidalgo Ilustraciones: Margarita Schultz Portada de colección y diseño: diseño i punto
es una marca registrada de MN Editorial Ltda.
© Margarita Luisa Schultz Lautersztajn (Margarita Schultz) © 2011, MN Editorial Ltda. Avda. Eliodoro Yáñez 2416, Providencia, Santiago, Chile Teléfono: 2335101 e-mail: promocion@mneditorial.cl web: www.mneditorial.cl Primera edición: 2011 Nº de inscripción: 204.245 ISBN: 978-956-294-302-4 La presentación y disposición de la obra son propiedad del editor. Reservados todos los derechos para todos los países. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea este electrónico, fotocopia o cualquier otro, sin la previa autorización escrita por parte de los titulares de los derechos. Impreso en Chile por Worldcolor Chile S.A.
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Un chincol desorientado
Acostumbrado a vagabundear por un lado y por
otro, un chincol adulto llegó hasta Chiloé. Chincol Copete se ocultó en un camión que iba a cruzar el canal en el transbordador. En la parte de atrás el camión tenía muchos canastos apilados uno dentro de otro, y unas cuantas bolsas de arpillera en un rincón. Chincol Copete pensó que era más cómodo cruzar así que volando por sobre el canal donde no había rama ni árbol donde descansar si acaso le venía fatiga en el vuelo. Llegó a tierra firme y salió sin que nadie lo notara. De esa manera, bien descansado voló hasta una de las casas de la cercanía del puerto. Estaba montada sobre altos postes a la orilla para no inundarse con las crecientes, tal como estaban las otras casas a su lado. Él se paró en el borde de la terraza de tablas gastadas por los años de uso y desde allí, a pesar de que el agua no estaba muy clara, pudo ver algunos peces haciendo idas y venidas.
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—Cómo no hubiera aprendido a pescar –se lamentó–, en vez de estar siempre comiendo insectos. Pero pronto dejo su frustración y se puso a cantar con ese canto, casi un grito, corto y rápido, que siempre usaba: —Chi, chu, chiu, chiu chiiiiiii. Se paró después en un portón junto al poste de luz de la casa, que estaba por el lado de la puerta delantera, junto al camino. También por delante estaba pintada con un vibrante color azul. De la pequeña chimenea salía un hilito de humo, aunque era verano. Al momento de haber empezado su canto dentro de la casa se armó un alboroto que se escuchaba desde fuera. La puerta se abrió y los que allí vivían al salir dijeron: —¡Mujer, está cantando un chincol en nuestra casa! ¡Tendremos correo de la Clarisa, hace tanto tiempo que no escribe! —¡Claro! Pepe, cuando canta el Chincol seguro que carta llega… Mientras, se pusieron a mirar el camino atentamente. Chincol Copete se instaló en el árbol que acompañaba la casa y allí todos los días cantaba. Notó que cada vez que cantaba, la señora de la casa salía
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Chincol Hábitat: Desde Atacama a las Islas Guaitecas. Campos, cerros, huertos, jardines, plazas. Descripción: Largo: 14 - 15 cms. Plumas de la corona levantadas a modo de copete. Gran mancha rojiza que rodea el cuello excepto en la línea divisoria entre la garganta y pecho. Pecho café claro. Manto y lomo pardo con líneas longitudinales negras. Patas y pico córneos. Sabiduría Popular: Chile: "Cuando canta un Chincol Copete cerca de la entrada de una casa, anuncia la llegada de una carta o una visita de buenos sentimientos (Chiloé). "Si un Chincol Copete o pochoco llega a gritar a la casa, va a llover" (Caguach, Chiloé); "Si un Chincol Copete viene a gritar a la casa a medianoche, habrá buen tiempo" (Quenac, Chiloé).
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a pararse en la puerta y miraba hacia el camino como esperando algo. Y se alegraba cuando al salir barría hacia fuera, porque junto con el polvo siempre había algunas ricas migas de pan. Chincol Copete cantaba todas las mañanas con pequeñas variaciones para no aburrirse, había aprendido a cantar de otros modos en sus estadas frecuentes en el norte. Cantaba, además, porque le daba gusto que esa mujer saliera a la puerta de su vivienda y se pusiera a mirar el camino, y a barrer miguitas, por cierto. Pasaron unos días. —Se equivocó el chincol, Pepe –dijo ella una mañana–, no hubo carta… Y después de eso la mujer dejó de aparecer… Chincol Copete quedó entristecido y preocupado a la vez: “¿Será que mi canto ya no es lindo?, ¿me habré equivocado al cantar cambiando algo? Ya no le gusta a esa señora…” Entonces, decidió cambiar de lugar y se fue a otra casa que estaba cerca de una hermosa iglesia, recubierta de pequeñas tejuelas de madera. Esas tejuelas daban a las paredes y al techo la apariencia de un pez con sus escamas. Cuando la dueña de la casa lo oyó cantar esa mañana se asomó a la ventana. Desde allí lo vio
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parado en el alambrado de la tranquera. Entonces fue que salió al patio de tierra y comenzó a espantarlo, haciéndole ademanes de que se marchara: —¡Huuu! ¡Huuu! ¡Vete a cantar a otro lado que mi ropa está mojada todavía, chincol agorero de lluvias! Afuera, en un montículo de arena, un niño jugaba con pequeños camioncitos hechos con cajitas de remedios y botones. Cuando vio que su madre espantaba al chincol le preguntó protestando: —Mamá, ¿por qué espantas a ese chincol tan lindo que canta allí, no te gusta su canto? —Porque es un pájaro agorero. —¿Qué quieres decir con agorero? Ella, mostrándole su ropa tendida en un alambre entre dos postes gruesos, se puso a recoger la ropa a toda velocidad y a arrojarla en un canasto, mientras le decía en voz alta al niño: —Es agorero porque anuncia mal tiempo. Cuando canta el chincol, seguro que llueve. Chincol Copete se desconcertó una vez más y nuevamente salió volando. Pero, esta vez, fue más lejos todavía de la segunda casa. Al fin, Chincol Copete fue a instalarse en una granja de habas. El granjero que estaba sacando malezas entre las plantas ya crecidas oyó su canto y comentó con su hijo:
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—Hijo, aprende, cuando canta el chincol habrá buen tiempo, ¡pero lo que yo necesito es lluvia para mis habas! Ha venido muy seca esta primavera y se puede perder la cosecha –y dicho esto exclamó–: ¡Huuu! ¡Huuu! ¡Vete a cantar a otro lado que aquí no necesitamos buen tiempo, sino buenas lluvias! Por las dudas Chincol Copete escapó volando una vez más. ¿Cómo podía saber que su canto inspiraba cosas tan distintas en los humanos? Después de esta tercera vez en que su canto no fue bienvenido, Chincol Copete tomó una determinación: —Me iré de estos lugares, me iré donde se alegren con mi canto y no me echen cuando lo haga. Y una vez decidido eso, emprendió vuelo hacia el norte. Nuevamente estaba en el puerto y, escondido en un canasto de manzanas rojas y olorosas que estaba en un rincón del transbordador, volvió a cruzar el canal.
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PARA LEER MÁS SOBRE LAS AVES DE CHILE Libros ARAYA M., Braulio; Millie H. Guillermo. (1998). Guía de campo de las aves de Chile. 8º ed. Santiago, Chile: Editorial Universitaria. 405 p. DASKAM, Thomas; Rottmann, Jürgen. (1984). Aves de Chile. Santiago, Chile: Publicaciones Lo Castillo, 1984. 56 p. GOODALL, J. D.; Johnson, A. W.; Philippi B., R. A. (1951). Las aves de Chile: Su conocimiento y sus costumbres. Buenos Aires: Platt Establecimientos Gráficos, V.1, 441 p. (Incluye “Suplemento”). GOODALL, J. D.; Johnson, A. W.; Philippi B., R. A. (1957). Las aves de Chile: Su conocimiento y sus costumbres. Buenos Aires: Platt Establecimientos Gráfico. V.2, 445 p. PLATH, Oreste. (2000). Lenguaje de los pájaros chilenos. Santiago, Chile, Ed. Grijalbo. 230 p. VENEGAS, C., Claudio; Jory H., Jean. (1994). Guía de campo para las aves de Magallanes. Punta Arenas: Publicaciones del Instituto de la Patagonia, 253 p.
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Internet Aves de Chile: http://www.avesdechile.cl/ Informaci贸n sobre Pelargonis: http://www.cepchile-paleontologia.es.tl/Pelargonis-chilensis.htm Nuestras aves (UNORCH: Uni贸n de Ornit贸logos de Chile): http://www.unorch.cl/
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ÍNDICE 1. Los pescadores alados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 2. El carpintero que encontró un anillo. . . . . . . . . 16 3. Un pelícano que no sabía pescar. . . . . . . . . . . . . 23 4. El cóndor amistoso y el halcón. . . . . . . . . . . . . . . 30 5. La Sietecolores y el arco iris. . . . . . . . . . . . . . . . . 35 6. El búho que dormía de noche. . . . . . . . . . . . . . . 42 7. Buscando a Petrelia en la blancura antártica. . . 49 8. Un chincol desorientado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 9. El manutara que ocultó su huevo. . . . . . . . . . . . 61 10. Historia de un zorzal ciudadano y un canario. . 69 11. Un Pelagornio encontró su altura. . . . . . . . . . . . 78 Para leer más sobre las aves de Chile. . . . . . . . . . . . 85
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Cuentos de las aves del sur del mundo MARGARITA SCHULTZ Este bello libro está conformado por once relatos de aves que recorren los cielos, bosques, montes, ríos y mares del sur del mundo. Además se integran en esta obra fichas con el hábitat y la descripción de cada ave, con ilustraciones a todo color.
43 20 82 04 5 99 77 88 99 55 66 22 99 4
E D I T O R I A L
ISBN978-956-294-280-5 956-294-302-4 ISBN
La autora dice de los pájaros que vuelan en el libro De alas y nubes: ”Las aves que cruzan nuestros cielos y habitan nuestros bosques, lo sabemos; están en peligro de desaparecer. Porque avanzan las ciudades y los cultivos, y retroceden las superficies de los bosques donde ellas habitan. Perdiéndolas a ellas: perderemos el vuelo, perderemos el canto, perderemos la belleza de sus movimientos. Perderemos con eso, también, la gracia de nuestro existir como humanos sobre la tierra. Por eso hay que proteger a estas hermosas criaturas“.