Los siete días de la creación Saúl Schkolnik Ilustraciones de René Moya
Colección
Colección La buena letra Dirección editorial: Gloria Páez Editores: Ismael Bermúdez Jaime Ferrer Ilustraciones: René Moya Portada de colección: diseño i punto
es una marca registrada de MN Editorial Ltda. © 2005 MN Editorial Ltda. Avda. Eliodoro Yáñez 2416, Providencia, Santiago, Chile Teléfono: 233 5101 Fax: 234 4869 e-mail: promocion@mneditorial.cl web: www.mneditorial.cl Primera edición: 2005 Primera reimpresión: marzo de 2007. Segunda reimpresión: octubre de 2011. Nº de inscripción: 147.348 ISBN: 978-956-294-097-7
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Impreso en Chile por Donnebaum S.A.
Saúl Schkolnik nació en Santiago de Chile el año 1929. Obtuvo el título profesional de arquitecto en la Universidad de Chile y la licenciatura en Filosofía con especialización en Epistemología en el Instituto Pedagógico de la misma institución académica. Durante años ejerció ambas profesiones, tanto en el ámbito de la construcción como en el universitario. El 1979 publicó su primer libro, titulado El cazador de cuentos, con el que obtuvo en Colombia el Primer Lugar en el Primer Concurso Latinoamericano de Literatura Infantil convocado por la UNESCO. A contar de entonces, varias otras importantes distinciones literarias le fueron otorgadas por diversas instituciones extranjeras (Alemania, Colombia, España, Venezuela) y nacionales. A la fecha lleva publicado casi un centenar de obras tanto de cuentos para niños y jóvenes como de novelas y poesía para adultos. Entre sus obras más destacadas figuran las siguientes: Cuentos para adolescentes románticos (1979); Érase una vez un hermoso planeta llamado Tierra (1979); Colorín colorado, ovulito fecundado (1981); El Zorro Culpeo (1982); La historia de Fog, un sapo como cualquier otro (1985); ¿Alop: por qué llora la princesita? (1988); ¿Por qué los relojes hacen tic-tac? (1988); El ratón forzudo y el resorte (1989); Los derechos del niño (1993); Del Cuzco al Cachapoal (2001); Cuentos transversales (2001); Cuentos para tiritar de miedo (2003); ¿Quieren saber por qué les cuento cuentos aymaras? (2004). Una constante en su obra literaria es la preocupación por temas ecológicos, étnicos y éticos.
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Índice EL DÍA PRIMERO DE LA CREACIÓN:
¿Quién fue el que me empujó?................. 9 EL DÍA SEGUNDO DE LA CREACIÓN:
¡Vaya qué angelitos más mimados!........ 23 EL DÍA TERCERO DE LA CREACIÓN:
¡Tierra a la vista! .................................... 35 EL DÍA CUARTO DE LA CREACIÓN:
Estrellitas a estrellones.......................... 49 EL DÍA QUINTO DE LA CREACIÓN:
Como pedirle peras al olmo................... 63 EL DÍA SEXTO DE LA CREACIÓN:
¡Ahora sí que sí!...................................... 75 EL DÍA SÉPTIMO DE LA CREACIÓN:
El descanso.............................................. 91
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P R EÁM B UL O 1. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. (Génesis. Capítulo 1).
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i Dios hubiera sabido en qué líos se metería al embarcarse en esto de la 7
creación, estoy casi seguro de que lo habría pensado dos veces. ¡Claro! Lo que sucede es que no fue algo que se pensara... Tampoco la creación se hizo porque sí. No, no. Las cosas no se dieron por casualidad... Les contaré.
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EL D ÍA PR I M ER O DE L A C R EAC I Ó N
¿Quién fue el que me empujó? 2. “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la haz de las aguas. 3. “Y dijo Dios: Sea la luz: y fue la luz. 4. “Y vio Dios que la luz era buena: y apartó Dios la luz de las tinieblas. 5. “Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche: y fue la tarde y la mañana un día”. (Génesis. Capítulo 1).
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C
aminaba Dios por el inmenso vacío cuando, de repente, ¡plof !, se sintió violentamente empujado por la espalda. Casi... casi... va a dar al abismo. Por fortuna varios de sus acompañantes lo alcanzaron a sujetar. —¿Quién fue el imprudente que me empujó? —preguntó con su voz más atronadora, haciendo que las aguas que allá existían se sobresaltaran, agitándose con (lo que más tarde serían) olas gigantescas. —Fui yo, Tata Dios —sollozó un ángel pequeñito—. Te prometo que lo hice sin querer. La verdad es que no te vi. —¿Cómo puedes afirmar eso? –se indignó uno de los arcángeles–.
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¿Acaso no pudiste percibir la grandiosa majestad del Señor? —La verdad, arcángel Gabriel, es que iba mirando para... –el angelito titubeó– ¿cómo se llama para allá donde están las aguas? Afortunadamente para el arcángel, pues tampoco sabía cómo se llamaba ese ‘para allá’, Dios los interrumpió. —Un momento, arcángel... ¿tú quién eres? ¿Rafael, Miguel, Gabriel, Lucifer? No, no, ahora que recuerdo a Lucifer lo expulsé hace un tiempo. —Soy Gabriel. —Pues bien, Gabriel, no retes a este pobre angelito. Yo tampoco los puedo percibir muy claramente en este caos. 12
Los arcángeles, ángeles, serafines y demás miembros de la comitiva de Dios se detuvieron todos al mismo tiempo. —¡Loado seas, Señor! Al nombrarlo, has creado el Caos. Dios, comprendiendo que lo que acababa de hacer era trascendental, sonrió benévolo. Vaya, pensó para «sus adentros», esto me parece inspirador.
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