Tomo 22

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BOLETIN DEL MÜSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL



BOLETIN DEL

MUSEO N A C IO N A L DE HISTORIA

NATURAL

Tomo X XII

HOMENAJE

A

CLAUDIO

19 4 4

GAY



C L A U D IO

GAY

R e tra to de G a y d e b id o al pin cel de A le ja n d ro L a e m lin y c o n serv ad o actu a lm e n te en el M u seo N a c io n a l de B ellas A rte s ; d e b ie n d o estar en d M u seo N a c io n a l de H is to r ia N a tu ra l, en v irtu d del decreto de 3 de feb re ro dÂť 1 8 4 2 .



DO N C LA U D IO GAY Y EL M USEO NACIONAL D E H IS T O R IA N A T U R A L P o r H U M B E R T O F U E N Z A L ID A V IL L E G A S

El 19 de junio del presente año, en una modesta cere­ monia realizada en el Instituto Pedagógico, celebramos el centenario de la aparición del prim er número de la “Historia Física y Poütica de Chile” de don Claudio Gay. La oportu­ nidad de la fecha se deirivaba de la comunicación que don F. X. Rosales, por entonces M inistro de Chile en Francia, envió al gobierno. “Legación de Chile. París, 19 de junio de 1944. P on­ go en conocimiento de US. que don Claudio Gay ha traído a esta Legación cuatrocientas entregas del primer nùmero que ha publicado de la Historia N atural y Civil de Chile. Estas entregas tienen sus láminas correspondientes, en la propor­ ción estipulada en el número uno” . D on Francisco Xavier Rosales, como buen chi-eno, no deja de agregar algunas la­ mentaciones malevolentes sobre el retardo que ponía el se­ ñor Gay en la entrega de la obra. Sin embargo, todavía no habían transcurrido dos años desde su llegada a Europa, y del comienzo del trabajo de buscar colaboradores, estudiar los materiales colectados durante tantos años de ímproba la­ bor, redactar y publicar. El nombre de don Claudio Gay y su “Historia Fííica y Política de Chile” , están íntimamente vinculados al Musco Nacional de 'Historia Natural, puesto qué él fué su fundador y primer director. De este modo, al celebrar el centenario de la publicación de su monumental obra, estamos celebrando el centenario del establecimiento mismo y, en buenas cuentas.


Humberto Fuenzalida Villegas

el resultado grandioso de su actividad prim era. Incurrim os con ello, bien lo sabemos, en u n pequeño trastrueque de las relaciones entre estos hechos, ya que según el contrato firm a­ do p or don C laudio G ay con el G obierno de C hile el 14 de setiembre de 1830, él o b jetq principal que debía perseguir en nuestro país era la confección de u n conjunto de obras que versarían sobre la historia natural, geografía física, geología, estadística, industrias, comercio, etc., del país. P ero ya en la presentación ^ ec h a al G obierno de C hile y que publicam os más adelante p o r prim era vez, el propio G ay había escrito: " A más de todos estos trabajos que sólo pueden ser p u b li­ cados en E uropa, ipe com prom eto a form ar u n G abinete de H istoria N atu ral, que contenga la m ayor parte de las p ro d u c­ ciones de la República, con sus nom bres vulgares y cie»tífico.s; me contraeré m uy particularm ente a u n herbario y, sobre todo, a una colección tan com pleta como sea posible, de todas ¡as piedras y m inas que pueda encontrar o cuyos conocimien• tos pueda adquirir, dándoles, además, nom bres de núm eros que correspondan a u n catálogo en que se detallen los usos y las localidades que tengo interés de m ultiplicar, según la im ­ portancia y la rareza del objeto. Este trab ajo hecho con cui­ dado, indicará a las personas que quieran aprovecharse de las riquezas aun desconocidas de este país, los m ateriales que puedan em plear y los lugares donde puedan encontrarlos” . D e acuerdo con este deseo, en el inciso 5 ^ del artículo I .“’ del C o n trato que firm ó con el G obierno de C hile el 14 de setiembre de 1830, se leía lo sigufente; "Se obliga a fo rm ar u n qabine.te de historia natural que contenga las principaleu producciones vegetales y m inerales del territo rio y u n catálogo en que se denom inen p o r sus nom bres vulgares y científicos, y en que se dem uestren los usos y utilidades de dichos o b je­ tos y los lugares en donde se encuentran” . E l p rim er docum ento oficial que se relaciona con la creación del M useo es, pues, el p ro p io contrato p o r el cual el señor G ay com prom ete sus servicios con el G obierno de C hile “ para hacer un viaje p o r todo el territo rio de la R e­ pública . . . con el objeto de estudiar la historia n atu ra l de Chile, su geografía, su geología, estadística y cu an to co n tri­ buya a d ar a conocer las producciones naturales del país, su industria, comercio, adm inistración y a presentar al G obier­ no, en el térm ino de cuatro años, p o r m edio de u n a com isión que inspeccione sus trabajos, un bosquejo de las obras” que se enum eran m ás adelante. D e n tro de este plan, la fo rm a­ ción del M useo figuraba como u n p u n to subalterno.


Don Claudio Cay y el Museo Nacional de Historia Natural

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Cuando se leen in-extenso los documentos que he men­ cionado más arriba, no deja de sentirse, a través de los años, algo del aura espiritual del sabio que cojmenzaba así sus re­ laciones oficiales con el Gobierno de nuestro país, todavía en­ vuelto en los disturbios dg sus primeros años. Esta figura, incuestionablemente era, al mismo tiempo, una expresión privilegia^da de.su época. Gay había llegado a Chile a bordo del transporte de la marina francesa “A dour” , el 8 de diciembre de 1828. Venía contratado, ju n to con otros profesores franceses, para orga­ nizar un colegio que pomposamente su director, Pedro Chapuis, designaba con el nombre de Universidad de Santiago. Para la organización de este colegio, Chapuis se había m an­ tenido en contacto con algunos destacados vecinos de Santia­ go, promovidos para esta empresa por un hombre que. empe­ zaba a desempeñar un gran papel en la política chilena y que sería un invariable amigo y favorecedor del joven Gay en Chile: don E>iego Portales. Sin embargo, las luchas de la épo­ ca y las rivalidades con el Colegio que dirigía don José Jo a ­ quín de Mora, hicieron que los planes bajo la dirección de ChapuLs no prosperaran y al fin el Colegio de Santiago vino a abrir sus puertas bajo el patrocinio del partido peíucón y la dirección del presbítero Juan Francisco Meneses. Es muy curioso leer el contrato que celebraron en París los profesores seleccionados por Feo. Alejo del R ía, con el mencionado Pedro Chapuis. E n esc contrato se estijpu'aba que el objeto de él era ‘‘concurrir para la formación de una institución polimática en Santiago de Chile” . Esta institu­ ción dependería de una sociedad formada por los concurren-^ tes, quienes se repartirían las utilidades dividiéndolas en 10 partes, de las cuales una y media correspondía a Chapuis. Cuando el notario Domingo Lam bert menciona la persona­ lidad del joven Gay, deja constancia que es doctor en ciencias, miembro de varias sociedades sabias, corresponsal del Museo de París, profesor de física y química, y que vive en la calle Sicile N .’ 4. No deja de ser sugestiva la mejnción "de tantos títulos para un estudioso que nunca puso mucho interés en reúnirlos y que durante toda su vida dió innumerables muestras de una modestia ejemplar (1)'. Al mismo tiempo, parece un poco (1 )

T a l vez el señ o r G ay n o era D o c to r en Ciencias y m u y posible-

mente no po>seÍ3 ningún titu lo académico.


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Hum berto Fuenzaltda Villegas

peregrino el que un h om bre con tan calificados antecedentes pensara venir a dictar unas m odestas clases de Quím ica, Física e H istoria N atu ral en un fu tu ro colegio de Santiago, p o r m u ­ cho que se anunciara con el pom poso no m b re de U n iv er­ sidad. A fines del siglo X V III, el Enciclopedism o había abierto la razón a todas las inquietudes del m undo y el rom anticis­ m o con su devota dedicación a la naturaleza, despertaba uria noble curiosidad p o r el conocim iento de los distintos ám bi­ tos del planeta. Debemos recordar que p o r esos años aun vivían A lejandro de H u m b o ld t y el B arón de C uvier, aureo­ lados con el mágico prestigio que dieron al primero, sus ex­ ploraciones en la América Equinoccial, y al segundo sus ma- , ravillosos estudios sobre os huesos fósiles. L o m ejor del m undo intelectual de la época se volvía hacia el conocim ien­ to de la naturaleza como la fuente de las inquietudes p rim o r­ diales y grandes esperanzas se cifraban en los. resultados que se obtendrían de-ese estudio. C on rem over u n poco los recuer­ dos, podem os com poner un cuadro sugestivo de esos m om en­ tos: m ientras e' joven G ay pensaba p a rtir hacia Chile, el A l­ m irante F itz -R o y planeaba la expedición que llevaría alrede­ d o r del m undo a C arlos D arw in. P o r su parte, Aicides D ’O rbig n y se preparaba para salir en su grandiosa expedición p o r «1 continente suram ericano; desde Italia, A gustín C odazzi h a -, bía p artid o para em prender sus trabajos de geografía.en C o ­ lom bia y Venezuela, que lo re te n d ría n . hasta el fin de su vida. T o d a ;a E u ro p a estaba entonces llena de entusiasm o p o r los viajes, p o r la exp’oración de tierras remotas, y la m e­ jo r am bición de los jóvenes era poder b o rrar con su m ano, en los m apas de la época, el m otete de ‘‘térra incógnita” con ■que aparecían recubiertos. Este entusiasm o no se lim itaba a los hcimbres que pensaban dedicarse a las ciencias, sino que se extendía tam bién á los que m iraban las letras com o su afán predilecto; ¿N o salió el joven C hateaubriand, tam bién «n una de estas cam pañas exploradoras h^cia 'as tierras am e­ ricanas, y gastó paciencia y buen gusto buscando un pasaje 4 I n o rte de la Am érica para b ajar después hasta los grándes lagos? M ucho m ás fuerte, sin em bargo, debía ser este im pulso entre las personas que h abían escogido- el cam ino de las cien­ cias. E l m undo científico europeo, p o r o tra parte, acogía ■con extrao rd in aria complacencia el esfuerzo, de los jóvenes q u e salían a ro d ar lejanas tierras y a su regreso los llenaba


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de honores y les abría las puertas de las instituciones más selectas. En este sentido se llegó hasta la ingenuidad y un ti­ po m uy frecuente en la época fué el aventurero, que pasaba p o r hom bre de ciencia, y sorprendía a los círculos científi­ cos con relatos fantásticos de viajes más o menos imagina­ rios por tierras poco conocidas. ¿No vimos llegar hasta estos rincones a un Dauxion de Lavaysse, que especuló en Europa con sus trabajes en tierras americanas y en las nuestras con la fama que decía haber conseguido en los círculos europeos? La curiosidad del m undo ilustrado se dirigía con parti­ cular entusiasmo al continente americano. Los grandes viaje­ ros del siglo anterior, entre los cuales siempre hay que desta­ car los noínbres del gran Alejandro de Hum boldt, de lá Condamine, de Frezier, habían mostrado los maravillosos recur­ sos de estas tierras, al mismo tiempo que una descripción en­ tusiasta de su naturaleza hizo vibrar la imaginación de en­ tendidos y profanos. Este embrujamiento perdurará durante toda la primera parte del siglo, condimentado con ’os disgus­ tos que la agitada política del tiempo ocasiona inevitable­ mente en las personas que anhelan un mundo, de libertad y de comprensión humana. No será Gay el primero ni_ el único que vendrá a Chile, después de conquistarse un sitio en los círculos científicos europeos. Tadeo Haenke había muerto oscuramente en el interior de Bolivia, después de haberse fra­ guado un camino espectable en los círculos científicos de su patria y más tarde, R. A. Philippi, siguiendo la misma hue­ lla, busca en Chile un refugio para sus desencantos políticos. Aquí dedicará toda su vida al perfeccionamiento de nuestros estudios sobre la historia natural. ' E ra un m undo generoso y lleno de ambiciones eleva­ das. El sfán de conocer guiaba los pasos más seguros de la juventud, cualesquiera que fueran los esfuerzos y los sacri­ ficios necesarios para conseguir los conocimientos ambiciona­ dos. Gay mismo lo expresó en esa presentación al Gobierno de Chile: “En cualquier caso me atrevo a' esperar que la bon­ dad de V. E.' no verá en mi conducta más que el único fin de satisfacer mi gusto científico, que fué el principal o más bien diré el solo y exclusivo móvil de este viaje (a Chile) y el deseo que tengo de hacerme útil, dando a conocer a la nación chilena las producciones de su industria y de su terri­ torio y poniendo a la vista de otras un país muy poco co­ nocido, pero sin embargo, muy digno de serlo por su feliz posición,' por la riqueza de la tierra y por los extraordina­ rios productos de su agricultura” .


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P o r m uy grande que hubiera sido la recom pensa acor­ dada p o r el G obierno de C hile para retrib u ir sus esfuer2x)s, estamos seguros que nadie los sentiría, excesivos al confron­ tarlos con el v a 'o r y el desarrollo de su obra. Sus pretensio­ nes eran extraordinariam ente modestas, sin em bargo: “N o pido a vuestra excelencia ni grandes salarios ni dem asidos fa ­ vores, sino sólo su protección acerca de las autoridades p ro ­ vinciales y (el dinero p ara) los gastos indispensables de los via­ jes que mis investigaciones me obliguen á hacer, ya a las eos- . tas, ya al corazón de las cordilleras” . E n el fondo, lo único que interesaba al joven G ay era la o p o rtu n id ad que se, le b rin d ab a en nuestro país, de em ­ prender una o b ra para la cual se h abía preparado largam en­ te, en las instituciones científicas de su patria. E n efecto, destinado p o r sus padres, después de concluidos sus estudios clásicos, al estudio de la M edicina y Farm acia, abandonó p ro n to cualquier propósito profesional para dedicarse exclu­ sivam ente al estudio de las ciencias naturales. Siguió cursos en el M useo de H istoria I^atural de P arís y allí fue alu m n o de Cuvier, D esfontaines y A driano de Jussieu. Después tra ­ b ajó bajo la dirección del botánico J u a n B autista Balbis, que era profesor en L yon. M ás tarde aún y p o r encargo de sus profesores de P arís y can el títu lo de C olector del M useo, G ay exploró p arte de Grecia, algunas islas del M editerráneo oriental y el N o rte de Asia M enor. N in g u n a de estas empresas, sin em bargo, h ab ían lo g ra­ do satisfacer enteram ente su, espíritu ni la hab ían hecho ab an ­ d o n ar su natural- m odestia. P o r una casualidad p>oseo u n ejem p 'ar de la tarjeta de visita con que G ay llegó a C hile y en ella, m odestam ente, apenas si se lee debajo del nom bre y sobre su dirección en París, la siguiente expresión; “ V oyageur-naturaliste” . T a l vez era un títu lo grande p ara él y le llenaba de íntim a satisfacción. Pero este "n atu ralista viajero” quería h u n d ir duram ente su m ano en una tierra, hacer su cu'dadoía prospección cien­ tífica, poner de relieve la vastedad de sus recursos, estudiar las costum bres de sus habitantes, algo de íu historia, sus in ­ dustrias, su comercio y ligar su nojnbre a esta tarea de deta­ llado inventario del m undo a que fueron tan aficionados sus contem poráneos. N o dejo de pensar al escribir esto en una com paración entrei la obra de d ’O rbigny desparram ada p o r toda Am érica y la de este pac ente viajero que se avecindó en una tierra y a ella d ió todas sus energías y todo su en tu -'^


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siasmo. E n este sentido hay que ligar el nombrei de Gay más con el de Burgmeister en la República Argentina o con el de von Ihering, muchos años más tarde en 'El Brasil, que con la obra de los viajeros que le precedieron en el tiempo. Chile le brindaba una oportunidad para este propósito y a él se dedicó con todas las energías de su espíritu. En don D ego Portales encontró el hombre comprensivo y fuerte que le allanaría todas las dificultadeL^. Es así como a fines de 1830, Gay comienza a trabajar en nuestro país, en la preparación de su magna obra. T enía apenas treinta años, la edad ideal para los tra-, bajos que se proponía desarrollar. Sus conocimientos, en el vasto campo de las ciencias naturales, no podían ser muy pro­ fundos, peiro desde un principio planeó su obra como una empresa eri la cual iban a colaborar los mejores especialistas europeos y sólo requería método y entusiasmo p^ra desarro­ llar cumplidamente la tarea de colectar los materiales en efl terreno. Los señores José Alejo Bezanil’a, Francisco García Huidobro y Vicente Bustillos — ese farmacéutico medio loco que fué invariable amigo de) don Diego Portales y que se extrañaba de que en los pueblos se dictaran constituciones— : fueron las personas nombradas por el Gobierno para supervigilar sus trabajos. Ellos fueron también sus admiradores más cercanos y sus más ardientes defensores. En medio de los trajines que demandó la reunión de los materiales para su Historia Física y Política” , Gay no tuvo, en sus primeros años, mucho tiempo disponible paraatender a la formación del Gabinete de historia natural, que debía fundar en la ciudad de Sant'ago. En varios de sus es­ critos de esos primeros años dei viaje y de esfuerzo físico, ha­ bla de ese gabinete como a’.go por crearse aún. En el discurso que el Presidente de la República leyó ante los Cuerpos Lcipislativos el 6 de junio de 1834, al referirse a la misión que desarrollaba en nuestro país el sdñor Gay, recientemente re­ integrado a sus tareas después de-su viaje a Europa, hablaba de la pronta instalación del Gab’nete de Historia Natural n ) . Pero en una presentación hecha,al M inistro de JustiVia, Culto e Instrucción Pública, el 8 de julio de 1836, Gay toda(1 ) V e r B arros A rana. D o n C la u d io G ay y su o b ía. A nales U n iv . de C h ik , t. 4 8 , p. 8 7 .


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vía habla como algo p o r venir de esta parte de su program a. Después de dar cuenta de los resultados de su exploración en las p ro v in cias'd el su r de las cuales trajo 2 ,8 8 7 animales y cerca de la m itad de esta cifra d«i plantas, dice: " T o d o s es­ tos animales, unidos a los ya colectados en las; o tras p ro v in ­ cias, deben form ar un núcleo bien precioso para estab ecer un Museo eij la capital de la R epública y pondr a la juventud chilena al alcance de conocer y estudiar las producciones n a ­ turales de C hile” . Es en ios años siguientes cuando G ay puede dedicar, más tiem po a esta tare'a. N o sabemos cuándo se instala en defini­ tiva el M useo e n -la esquina suroccidental del cruce de las cailés C atedral y Bandera, pero en la m e m o ra de 1,841 del M jn iftro de Justicia, C ulto e Instrucción P ública se leí; lo siguiente: “M e es grato decir a la Cámara, que el benem érito naturalista a quién encomendó el G obierno once años ha el . viaje científico dé la República, ha coronado sus interesantes tareas cón la form ación de un M useo N acional en donde' se encuehtra ya; reun d á una rica colección de objetos indígenas y[ extranjeros. E rte es un ornam ento que Honra al país y aue. form ará la afición a las ciencias naturales de las. que debe­ m os esperar; grándcs beneficios” . F irm aba esta m em oria don M anuel M on tt. P o r esos años don C laudio G ay term inaba, pues, fus tra ­ bajos en.C^ül? y. se preparaba a p a rtir para co n tin u ar su labor en los círculos científicos europeo. E n la presentación hecha al. M inistro de Instrucción el 6 de setiem bre de 1841, en la cuál recapitula todos los trabajos que le Iha correspondido realizar en Chile, hace una breve reseña de.los que.se refieren al museo, un inventario de sus existencias y esboza algunas, m edidas que cree conducentes para favorecer su desarrollo yasegurar su porvenir. C om ò este docum ento en la parte pert.nente tieiné gran im portancia lo tra n sc rib o 'a continuación. G abinete de H istoria N a tu ral. "Si al fo rm ar un G abinete me hubiese contraído sola­ m ente a los objetos; del país, una pequeña sala hubiera bastado y la ju v en tu d chilena sólo habría podido estudiar sobre un peiqueiíó núm ero de objetos, en razón de la naturaleza poco variada de la República. T am b ién penetrado de esta grande pobreza y deseando ardientem ente, dejar un pequeño recuer­ do de mi m ansión en este país, no trepidé a mi vuelta de . Francia en .traer a mi costa las num erosas colecc ones que des­


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de mi más tierna juventud había reunido en todas las partes del mundo, y todos estos objetos unidos a los que he podido juntar en Chile y en el Perú, me han proporcionado llenar ■ mis vivos deseos y formar un gabinete digno de esta repúbli­ ca, que no serí^^ de ningún modo,'despreciado en las ciudades secundarias de Europa y es müy superior a todo cuando se ha hecho en América deil Sud con grandes sumas y materia­ les más considerables. Este Gabinete encierra objetos de los tres reinos, casi todos perfectamente rotulados con un núr mero de especies suficiente para el estudio de los diferentes ramos de la historia natural; así es que la parte zoológica, cuenta ya con cuarenta y seis cuadrúpedos, ochocientos cin­ cuenta y cinco pájaros, ochenta y siete pescados, algunos lep- , tiles solamente', m i y tantas conchas, más de siete mil insec- ■ tos y mariposas, treinta y siete zoofitos, etc. La Botánica,: señala ya siete mil y más plantas y la mineralogía una coIec- i ción de-piedras y minerales y otra casi completa de las rocas particulares del país. T odos estos objeto? clasificados por 'familias, géneiros y especies están en vidir’eras y dispuestos de modo que el estudiante y el curioso, puedan llenar sus fines y hallar sus distracciones. Los objetos particulares del país han sido en general separados de la grande colección; no están enteiramente com­ pletos, pero los que faltan, fuera de pequeño número, son o’b jetos muy comunes que se podrán muy pronto proporcio- .. nar, ^quizá ante de mi «atidá para Europa. P o r falta dg-bue^ nos prejjafedores hemos podido acomodar solamen,fc algunos pescados, pero hoy día nos hallamos en el caso de llenar este . vac'o, y esta parte de las historia natural de Chile seirá muy pronto tan completa como la de los insectos, plantas y mine­ rales. Fuera de estos objetos el gabinete posee ya gran número de curiosidades que he podido reunir o que han sido ?/atificados por buenos patriotas; así es que se ven ya .ciento ochen- ta V tres monedas nacionales o extranjeras que pueden servir de base para un monedarlo más completo, varias armas de los calva’’es de la rnar del sud, algunas monstruosidades na- ., tnra'es, v sobre todo como diez antigüedades que pertenecían a lo ' indios de Chile antes de la conqu sta. Cuando se haya reunido un buen número de estos ú'tim os objetos se podrá entonces tener alguna» nocioneí sobre aquellos' pueblos para S’empre petrdt'^os. y que de aquí en ade'ante deben cautivar Ai’nnre me he empeñado en encargar a todas las personas t'>nto la curiosidad de’ chileno como la del m undo sabio


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de las provincias que h an visitado el Gabinete, que busquen y rem ita allí los objdtós que se podrían encontrar en sus de­ partam entos, sin embargo, creo que sería o p o rtu n o que V . S. o f ciase directam ente a los señores Intendentes y G obernado­ res para conseguir todas las. curiosidades a n tig u ^ que sei hallen esparcidas en la R epública y form ar con ellas un gabinete particular, un verdadero museo nacional que daría idea de la civilización de aquellos indios y adelantam iento de su indus­ tria. Q uizá tam bién íeiría conveniente que el Suprem o G o­ bierno destinase una pequeña cantidad para com pletar el M u ­ seo de H istoria N a tu ral que hasta ahora no ha ocasionado otros gastos que los del m aterial; es decir; estantes, tablas y papel. Sería fobre todo de necesidad una colección com pleta de m i­ neralogía, la que coino térm ino de com paración, ayudaría m ucho a la determ inación de metales que los m ineros hoy día vienen ya a com parar o consultar; en fin, con u n a p e ­ queña cantidad se p o d ría procurar una infinidad de objetos qud h arían todavía más apreciable un establecimiento digno bajo todos respectos de la protección del Suprem o G obierno” . Las labores de organización d el'M u seo pueden conside­ rarse term inadas hacia esa fecha. D on C laudio G ay en el tiem po que aun debe permanecer en C hile se dedica a copiar los docum entos neceíarios,. a preparar e l'e n v ío de los m ate­ riales a E uropa, y a asegurar el f'nanciam iento de íu obra. A solicitud del M inistro M anuel M o n tt, el Presidente de la R epública envía un M ensaje al C ongreso p o r el cual se so­ licita la ayuda pecuniaria para la publicación de la obra que ha de ver la luz en E uropa. E n el A rt. 1 se confería a don C laudio G ay los derechos y prerrogativas ¿e ciudadano chi­ leno. como prem io de sus im portantes trabajos en servicio del Estado, en e'l dos se le asignaba un prem io de seis m il pesos, y en el. tres se autoriza al G obierno para que auxilie con la sum a que fuere necesaria la publicación en lengua cas­ tellana de las obras relativas a la H istoria y G eografía de Chile. Poco antes d« p a rtir don C laudio G ay h 'z o entrega del Museo a don Francisco G arcía H u id o b ro que debía cuidar de él con el títu lo de conservador. C on esa o p o rtu n id ad el G o ­ bierno de Chile expidió el siguiente decreto:


Don Claudio Gay y cl Museo Nacional de Historia Natural

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Santiago, febrero 3 de 1842. “Considerando que la creación y arreglo del Museo y gabinete de historia natural de la República se debe al activo celo y laboriosidad del naturalista don Claudio Gay, he acor­ dado y decreto: 1. El retrato del expresado naturalista, costeado con los fondos del Estado se colocará en la ^ala del Museo Nacional. • 2. Los ministros de la Tesorería General cubrirán la cantidad a que astendieire el costo de dicho retrato, deducién­ dola de la suma destinada al presupuesto de justicia para gastos extraordinarios. 3. Refréndese, tómese razón y transcríbase.— ^BULNES. Manuel M o n tt”. Su afección pór el Museo le dura hasta el último instan­ te de su permanencia en Chile. Ya en Valparaíso, el 16 de junio de 1842. escr'be »1 M inistro don Manuel M ontt: “No dudo de í u s buenos deseos para servirme, ni de todo el interés que Ud. toma por mis trabajos. Espero que no me faltarán ocasiones para dirigirme a US. con toda franqueza. P or ahora mei limito a recomendarle encarecidamente el Museo de Santiago que miro como el resultado más notable de mi feliz residencia en esta República. Aunque es muy nuevo, y aunque casi no ha ocasionado al Gobierno más gastos que el de los estanteis, puedo asegurar que no sería despreciado en muchas grandes ciudades' de Europa, y que no encontraría su igual en ningtína de las Repúblicas de origen español. Creo que es un establecimiento., que hgce grandei honor al país, y que merece la atención dèi Gobierno y de US. Sin duda ,1o . aprecio demasiado para dejar de enviarle, dei cuando en cuan­ do algunos objetos de estudio; pero hay muchos otros que no se' podrán conseguir sin gastar algunos pesos. Hay también objetos de curiosidad propios para su, adorno, que se podrían conseguir con poca cosa; y sería conveniente que hubiese en París a disposición del Señor Cónsul mil o dbs mil pesos para aprovechar las ocasiones que se presenten en Francia o en otra parte de Europa para comprar una infinidad de cosas que podrían enriq'ueccir este hermoso y útil establecimiento. Nadie ■ mejor que yo sabe 16 que le falta; y creo que el Gobierno puede aprovechar una ocasión tan favorable” . El 24 de ju n 'o de 1842, en la fragata francesa Arequipa. que partía para Burdéos, dejaba Chile don Claudio Gay. des­ pués de catorce años de permanencia en él. Hasta sus últimos


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H u m b e rto F u e n z a lid a

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V ille g a s

I

años en Francia seguiría pendiente de nuestro país, rememoían d o sus viajeí, sus sacrificios — a través de la brum a de los años cada día tenían nuevos «ncantos— , estudiando su H is­ toria, atento a todas las m anifestaciones de su vida inte’.ectual, y dispuesto a servirle en cualqu er iniciativa. Recibió todos los honores. Fué m iem bro de la Academ ia de Ciencias,, m iem bro del Instituto. Su figura con el tiem po tom ó relieve-para su ..pcopia patria. Sus últim os años, sin embargo, lo encontraron escribien­ do, perezosamente, páginas sobre Chi'.e, todavía.

A G R A D EC IM IEN T O S E n las p á g in a s q u t sig p en va a leerse la p re se n ta c ió n q u e h iz o d o n C la u d io G a y al G o b ie rn o de C h ile , «n u n a fecha q u e n o h a lo g ra d o determ inaC ie, p e ro q u e . «n to d o caso, es a n te rio r al 31 de ju lio de 1 8 3 0 . E s ta p ie z a . p e rm a n e c ió d tsco n o c id a p a ra B a rro s A ra n a y se d a a la im p re n ta p o r p rim e ra v e z . M is ade­ la n te se le c rin d o s e stu d io s so b re la C h in c h illa , a m b o s in c o n c lu so s, q u e fb ¿ p o sib le c o p ia r de e n tre lo s m a n u sc rito s de^ G a y e n el A rc h iv o ' N Iaciooal. E s to ; cfocum entos h a n s id o fa c ilita d o s p o r el P r o f . s e ñ o r C a rlo s S tu a rd o . D ir e c to r d el M u se o P ed a g ó g ic o , del m icm o m o d o q u e la re p ro d u c c ió n fo to g rá fic a del r e tr a to d e d o n C la u d io , d e b id o a l p incel de A le ja n d ro L a e m ü n y q u e encabeza este v o ­ lu m e n . C o n m o tiv o de este c en te n a rio , el p ro f e s o r S tu a r d o h a re u n id o u n rico m a te ria l de d o c u m e n to s, q u e c o n trib u y e n a esclarecer a lg u n o s p u n to s o b sc u ro s de la v id a y de la o b ra de G a y . L e e x p re sa m o s a q u í n u e stro s a g ra d e c im ie n to s, p o r h a b e rn o s p e rm itid o su c o n su lta y ced em o s el p riv ile g io de p u b lic a r lo s in é d ito s a >que n o s h e m o s . re fe rid o .— L A R E D A C C I O N .


E x c m o . Sr. ( * ) :

Contraído desde m i tierna infancia al estudio de las Ciencias Naturales, y deseando aprovechar el fruto de esos tra. bajos, elegí para, teatro de mis investigaciones la República de Chile, ésperando los rebultados más felices, no solamente por la riqueza de su suelo y la variedad de su clima, sino también porque era un país desconocido absolutamente a los natura­ listas. Con este objeto dejé la Francia, y desde m i llegada, no he perdido ningún medio para llenar en lo posible el fin que me había propuesto. Puedo decir que mis tareas han sido continuadas de tal modo que sin embargo de mis preocupa­ ciones particulares, en el espacio de un año he podido hacerme, cargo de la Historia Natural, y de la Geología de los alrede­ dores de Santiago: de describir y pintar la mayor parte de es­ tos objetós¿ levantar el plano de esta ciudad, y también cartas geográficas' del Chile propiamente dicho, y del país habitado por los araucanos, según los datos que he podido adquirir; de hacer el análisis químico de muchas piedras, y sobre todo de la aguas minerales de Apoquindo, cuyas virtudes apoyadas sólo en el empirismo, eran aún un problema para los médicos: trabajar en casi todas lüs administraciones sobre investigacio­ nes estadísticas, y hacer, en fin, muchos viajes a las orillas del mar y a las cordilleras, siempre con el objeto de dar a cono­ cer algún día las producciones de este país. Y a están terminados los trabajos que tenía que hacer en Santiago y sus contornos: y siendo por esto inútil m i man­ sión en esta ciudad, mis investigaciones me llaman a otras (1 ) Presentación hcch«i p o r G ay al G obierno c h ik n o con anterioridad 31 de ju lio de 1 8 3 0 . . -


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Claudio Cay

provincias de la República; pero por desgracia los em olum en­ tos del Colegio con que contaba, apenas han podido bastar a los nufnerosos gastos que me ha ocasionado esta clase de ocupaciones; de m odo que me veo precisado a abandonar, a pesar m ío, una tarea tan avanzada, ya em prendida con tanto ánim o y placer y de una utilidad tan real para la República. ~6V V^. E ., cuya protección a las ciencias, a la instrucción, y a los progresos del país, que es tan conocida, quisiera auxiliarm e para continuar estas investigaciones, m e haría el servicio más im portante poniéndom e en estado de trabajar bajo tos aus­ picios de su G obierno las obras siguientes. 1.’ L a Historia N atural, general y particular de la Re­ pública de Chile, que contenga la descripción de casi todos los animales, vegetales y minerales de todo el territorio, con sus nom bres vulgares, sus utilidades y ' localidades, acom­ pañada de una gran cantidad de láminas ilum inadas que tengo idea de dibujar, a medida que rhe vaya proporcionando los objetos (poseo ya más de m il quinientos dibujos en colores). 2.’ La Geografía Física y Descriptiva con considera­ ciones sobre la historia, dé las ciudades, ríos que bañan el te­ rritorio, m ontañas que lo atraviesan, del clima, el tempera­ m ento, adornado con láminas de vistas, vestuario y planos de las principales ciudades. 3.’ L a Geología que hará conocer la com posición de todos los terrenos, la estructura de las rocas, la dirección de tas m inas con la descripción y ptación de tas rocas en que se en'cuentran. Esta obra, a m i parecer, será del m a yo r interés en u n país donde las m inas hacen su principal riqueza. 4.* L a Estadística que comprenderá el comercio, la agricultura, las administraciones, la población, la industria, íí, y conociendo su im portancia procuraré darle alguna ex­ tensión, arreglándome a la gran serie de datos que ya he hecho. A más de estos trabajos que sólo pueden ser publicados en Europa, m e com prom eto a form ar un Gabinete de His­ toria N atural que contenga la m ayor parte de las produccio­ nes de la República, con sus hom bres vulgares y científicos: m e contraeré m u y particularm ente á un herbario, y sobre to d o a uña colección tan com pleta, com o sea posible de todas Jas piedras y m inas que pueda encontrar o cuyos conocim ien­ tos pueda adquirir, dándoles, además, nom bres de núm eros que correspondan d un catálogo en que se detallen los usos y las-localidades que tengo intento de m ultiplicar según la im ­ portancia y la rareza del objetó. Este, trabajo hecho con cui­


Excmo. Sr.

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dado indicará a las personas que quieran aprovecharse de las riquezas aun desconocidas de este país, los materiales que pueden emplear, y los lugares donde pueden encontrarlos. Analizar químicamente todas las aguas minerales que pueda encontrar, lo que' en algún tiempo puede servir a los rnédicos, los cuales podrán utilizar esta especie de medicina hoy día tan en boga en toda la Europa y cuyo comercio ex­ traordinario se extiende más y más en estos países. Dar provisoriamente cuadros estadísticos de todas las provincias, más o menos perfectos, según los datos que pueda adquirir. Hacer el catálogo de todas las minas con\el nombre del metal y sus productos, si es posible^ E l plan dé las principales ciudades y ríos y de todas las haciendas que pueda visitar y de -aquellas que pueda' tornar noticias con sus nombres, medidas de su terreno, número de' vacas, carneros, Ö, en fin con el resultado dé sus produccionesagrícolas. En fin, si el Gobierno quisiese asodarrñe dos alumnos, yo me comprometería a instruirlos en todas las ciencias sobre que he emprendido de trabajar de modo que acostumbrados a esta especie de trabajo e instruidos en el modo de dirigirlo, sus estudios a m i parecer adelantarían bastante para poder pro­ fesar después estas ciencias tan útiles y ocuparse de nuevo de una obra en la cual, aunque haga todo lo posible para con­ cluirla no podré por falta de tiempo y de medio, llevarla hasta su perfección. T a l es en parte el trabajo que me propongo hacer en­ chile, y si S. E. quisiese nombrar una comisión que inspec­ cione el que tengo hecho, yo se lo manifestaría dándole expli­ caciones más extensas, y demostraría los medios que poseo, para conseguir el resultado de estas numerosas investigacio­ nes. Sé, además, que muchos individuos se han presentado anteriormente al Gobierno solicitando trabajar en algunos de estos ramos, y que después de haber obtenido cantidades con­ siderables’nada hicieron. N o pido a V. E. ni grandes salarios, ni demasiados fa­ vores, sino su- protección cerca de las autoridades provinciales, u lös gastos indispensables de los viajes que rriis investigacio­ nes me obligan a hacer, ya a las costas, ya al centro de las cordilleras, correspondiendo a la seguridad que el Gobierno tiene derecho de exigirme, ofrezco a V . E. depositar en el lugar que se sirva designarme, una parte de mis colecciones, -y a más m i biblioteca compuesta de cerca de cuatrocientos vo­


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Claudio Gay

lúmenes, obras todas científicas y escogidas, que a precios de Francia estim o p o r lo m enos en seiscientos pesos, pudiéndo- com ­ probar la legitim idad de este valor con los catálogos de m u ­ chas librerías. T o d o s estos libros pertenecerán a la Biblioteca N acional, si absolutam ente no cumpliese con las obligaciones que m e im pongo, y si al cabo de algunos meses no diese pruebas y resultados inequívocos de m is trabajos y tareas. E n cualquier caso m e atrevo a esperar que la bondad de V . E. n o verá en m i conducta m ás que el único fin de satis­ facer m i gusto científico, que fué el principal, o más bien diré el solo y exclusivo m ó v il de este viaje, y el deseo que tengo de hacerme útil, dando a conocer a la Nación C hilena las producciones de su industria y de su territorio, y p oniendo a la vista de las otras un país m u y poco conocido, pero sin em ­ bargo m u y ^digno de serlo por su feliz posición, p o r la ri­ queza de la tierra y p o r los extraordinarios prodixctos de su agricultura. T e n g o la honra de presentarme a V . E . con todas las consideraciones del m a yo r respeto y sum isión. C

l a u d io

G

ay

Como consecuencia de esta presentación, heclia por don Clau­ dio Gay, se íirmó un contrato con el Gobierno de Chile el 14 de agosto de 1830 y que d ît como resultado la creación de nuestro Mu­ seo Nacional de Historia N atural y la publicación de la Historia Física y Política de Chile.


DOS M A N U SC R ITO S D E D O N CLAïUDIO GAY CHINCHILLA ( 1)

Les dictionnaires espagnols donnent ce nom aux chatS du Chili et on a donné ce nom à des animaux très différents. On croit que ce m ot est le dim inutif de chinche mais celuici' est le M éphitis de l’Amérique méridionale et le cbinthilla n ’a pas de ressemblance. M oîina dit dans la deuxièmie édi­ tion qu’il y a 2 animaux auxquels l ’on donne le même nom (le v o ie). Il dit l’Ardilla. Noius n ’avons jamais entendu parler de cette Ardilla. Il vient de Buenos Ayres des chinchillas mais ce sont des peaux de Lagidium . . . Lagostomus chinchilla et Eriomys Chinchilla. Chinchilla Laniger.

Il s'apprivoise avec la plus grande facilité et se trouve dàns beaucoup de maisons. Il vit de 3 a 5.000 p. de hauteur, mais jamais plus, dans des trous naturels, entre des pierres, fentes de iochers et de semblables refuges. V it toujours en société, sort après le coucher du soleil pour manger. Les ha­ bitants prétendent qu’il est si sensible aux rayons du soleil qu’il m ourrait tout de suite si on le mettait aux rayons. Mais nous en avons vu un qui vivait dans une cour de la maison et venait le soir prendre du lait, du pain, des fruits, des fleurs et autres objects. Ils se trahissent dans les trous où ils sont par les excréments qui se trouvent dans le voisinage et souvent en grande quantité; usage très singulier que l’on ^ ( 1 ) . C o p ia d o de lo s originales de G av conservados çn cl A rchivo H is. tórico N acional (A rchivos M oria V icuña, tom o 5 5 ).


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Claudio Gay

trouve aussi dans qq. anim aux des hautes cordillères. Iis habitent dans les endroits les plus stérikis car même les mousses et les lichens y m anquent. Il a 6 a 7 pouces. Il saute en m archant com m e les la­ pins. T ê te très arrondie, museau pointu, moustaches très longues, oreilles subcarrées sub . . . O n le prend p ar les oreilles comme chez ncjus le lapin, lorsqu’on le prend. J -a queue est relevée, même lorsqu’assis sur ses pieds de de­ rrière, il mange. Ses m ouvem ents très prom pts avec '.a lèvre supérieure et les m oustaches lui donnent beaucoup de gentillesse. Sa fo u rru re est la. plus fine connue, m ais peu es­ timée à cause de sa petitesse car elle a apeine 7 pouces de longueur. Les poils sont ju sq u ’à 1 pouce e f tiers de long, et plus tendres que la soie la plus fine. L a couleur p a ra ît argentée et commê cndu'éè. La description dès deux m olaires chez G ray n ’est pas suffisante, m ais M . Y arrel. a donné celles de la m â­ choire supérieure, d ’après laquelle les 3 m oll. de devant consistent eh deux m orceaux otsseux plats et paralèlles in ter­ posées de 3 lignes d ’émail pendant que la 4ème. m ontre une 3èmé. pièce osseuse. D ’après ce^a M . -Yarrel a pensé q u ’il form ait un genre voisin du Lagostom us. Ces m olaires se ressemblent dans les deux genres mais non dans la m âchoire inférieure, ' M r. Rousseau a le mérite d ’avoir attiré ra tte n tro n sur la form ación des dents de la m âchoire inférieure. Il serait à désirer que l ’on ne fît attention à ce q u ’o n t d it les historiens de Sud-A m érlque puisqu’on ne peut pas savoir à. quelle espèce on peut l’appliquer. M clin a p arle très m al du M us laniger qui p araît très voisin du C hinchilla laniger mais^ son palm istetradactylis, plantig penfadactylis le rapporte à u n autre genre. L ’ig n o ­ rance des dents mollaires le fait m éconnaître entièrem ent dans 4a description d ’après M olina niais il ne faut pas y ajo u ter une grande foi. .. . . , C ’est d ’après cette, description q u ’o n t été faites toutes le? descriptions dii chinchillla ju sq u ’à présent' C ’est p ar les cinq d o igts.des pieds de défrière q u ’on ne p o u v ait le classer er on croyait que c’était p ar erreur que l ’on ne j ^ u v a it le classer et o n croyait que c’était p ar erreur que l ’o n avait décrit les pieds de devant p o u r ceux de derrière ( 1 ) . (1 )

A rc h iv ó .M o rlà V ic u ñ a ; to m o 5 5 . A rc h iv o N a cio n a l.


La Chinchilla

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A N A TO M IE C O M PA R EE SUR LE iCHINCHILA

r Li* chinchilla est assez commun dans les montagnes de la province de Coquimbo depuis le sud d’Illapel jusqu’à Co- , piapo, Uri mâle que j ’ài conservé près de six mois, étant, m orn voici ce que l’anatomie m ’a offert. Sisrème digestif. — La langue est tout à fait lisse, peu allongée, ùn peu applatié et guère plus épaisse au bas^qu’au haut. Le palais était couvert de petites papilles blanchâtres et l’oesôphage qui commençait p ar un petit renflement était cylindrique, lisse, de 3 millimètres de diamètre sur 93 de longueur. Il s’insère près le milieu de l’estomac; celui-ci est à peu près en forme de haricot, un peu lobé sur les bords, lis.se en dehors comme en dedans, long de 5 centimètres et lar.qe de 15 millimètres, mesuré à la partie qui correspond à l’œsophage. Il donne naissance,, après le pylore, à un gégunum un peu plus épais que l’œsophage, lisse, très long, atteignant 128 centirnètres et ».attaché à un renflement asèz gros au commencement mais dim inuant ensuite peu à peu après avoir donné lieu à quelques étranglements, plissé d'un côte, à peu près lisse de l’autre et de 60 cent, de longueur. Il se suit alors un autre intestin grêle un peu moins gros que le géiunum, mais exactement de la même longueur, à peu près lisse partout. Les glandes salivâtrés sont blanchâtres, de 15 mm. de long, sur 10 de large, elles sont un peu graisseuses et semblent avoir vers le bas d ’autres petites ¿landes indépendantes de la grande. ' Système de la génération. — Mâle. — La verge a un peu ph>.s de 1 centimètre de long., elle renferme un peu plus loin une substance sub cornée d’un blanc mat un peu raide. A une certaine distance viennent se joindre les deux conduits déférents qui son d ’un blanc mat assez solides, de deux m illi­ mètres de largeur sur 55 de longueur, ils partent de l’épididyme et celui-ci, après plusieurs entortillements allonges, p art du bas du testicule, le longe vers la partie interne et vient ensuite s’élargir en forme de.capuchon à la partie su­ périeure où il est recouvert en partie par une masse graisseuse allongée applatie et composée. Le testicule form'e un parfait cva-le bien étendu de tout coté pas plus épais au haut qu’a


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Claudio Cay

bas, parfaitem ent lisse, de 24 m m . de long sur 13 de large. Les prostrates form ent une espèce d ’antenne ou de corne de cerf ramifiée d ’u n seul côté; ces ram ifications simples sont •»à peu près cylindriques et plus ou m oins courbes, elles sont au nom bre de 6, de longueur différente, m ais la plus longue, n ’atteignant pas plus que 8 m m . O n y v o it en outres 6 tu ­ bercules disposes 4 en haut, un au bas et l ’autre après la ■deuxième ram ification. O n trouve aussi deux autres tuBercule.s à !a partie supérieure du côté lisse. Les prostrates o n t près de 3 centimètres, de longueur et vers la partie supérieure elles se courbent u n peu p o u r form er une espèce de cirosse: elles son d ’un beau blanc de lait et s’insèrent to u t près où les con­ duits deferents viennent à s’unir. La vessie est très lisse en form e de poire renflée, pellucide, un peu bosselée vers le milieu de sa longueur et à 21 m m . de long. L ’uretre a 45 m m . de long, depuis sont départ in ­ séré sur la vessie ju sq u ’à son origine. Les reins son ro-ugeâtres et to u t piquetés, ovales bosselés et convexes, en dessus un peu applatis en dessous de 20 m m . de long, sur 15 m m . de large. P oum ons. — S o n t d ’u n rouge rosé avec, les bords plus blanchâtres ce qui les fait paraître co^mnie s’ils étaient m unis d ’une bordure. Ils so n t composés de 7 lobes, 3 disposés p ar paires et p ar conséquent égaux et u n im pair beaucoup phis p e tit et au bas. Ces lobes sont ainsi disposés: la prem ière partie est ovale ap p 'atie assez mince et obtuse. L a deuxièm e p 'u s grande se trouve en-dessous et eit p ointue vers le haut, épaisse vers le bas et comme triangulaire â cause d ’une p ro ­ tubérance linéaire et allongée qui longe toute« la face infé­ rieure en p a rta n t du h a u t ju sq u ’au bas. L a face supérieure est au contraire applatie, lisse et en p a rtie cachée p a r le p re­ m ier lobe. La troisièm e partie est la plus épaisse et comme recoquillée vers les bords internes où ils sont com m e unis et vers le bas interne il cache le lobe im pair qu i est le plus petit, allongé et rond vers les deux bouts et étranglé en dem i lune vers le milieu. • Le foie. — Es divisé en 3 lobes principaux, le N.* 1 est le plus grand et l ’inférieur il est divisé en deux p arties un peu inégales p ar une sissurre au bas de laquelle se trouve un p etit prolongem ent en form e d ’oreillette, au-dessus de ce lobe inférieur se tro u v en t deux autres lobes, un à gauche di­ visé en plusieurs parties, une au côté, sub ronde, une'seconde au milieu, allongée u n peu lobée et m unie de deux orei­ llettes superposées l ’une à l ’autre. E n fin , le 3eme. lobe esc


La Chinchilla

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le plus petit, il est à-peu près rond et tout à fait entier, sans oreillette ni fissure. La longueur du foie y compris tous les lobes e.st de '61 mm. et sa largeur 47. R at. — ’ Forme une espèce de botte ou de hache rou­ geâtre au haut, livide ou violâtre, vers le bord surtout vers la pointe.et assez épaisse. Elle a 27 mm. dans sa plus grande longueur et 23 sur la plus grande largeur. Coeur. — Est composé de deïrx ventricules dont un est un peu plus clair que l’autre couronnés par la . . .



EL ITINERARIO DE DON CLAUDIO GAY (*) P o r el Ing. A gr. C A R L O S M U Ñ O Z P IZ A R R O Jefe de la Sección Fanerógam as.

CLAUDIO GAY Y SU OBRA

A mediados del presemte añp, celebramos el centenario de la publicación dei primer tomo de la “Historia Física y Política de Chile”, de que es autor don Claudio Cay. Este trabajo monumental empezó a imprimirse en 1844, termi­ nándose en 1871. Pocas fethas tienen para nosotros un sig­ nificado más trascendente que esta que señalamos y que legí­ timamente podemos considerar un Centenario americano. Para las generaciones actuales, la obra de este precursor e iniciador, reviste una excepcional importancia. Su trabajo entusiasta y metódico abrió una brecha profunda en nuestra realidad, desconocida hasta entonces y con los recios golpes de su actividad, formó los cimientos de nuestra cultura. Re­ corriendo, uno a u n o ,. los variados campos de la realidad na­ cional, su investigación acumuló preciosos materialeí, sem­ brando generosamente para sus continuadores. Incansable, abordó con singular cariño complejas y diversas tareas: el coletcionista, el clasificador y el botánico, fueron etapas de vna misma y entusiasta actividad. Su espíritu de hombre de ciencias, brilla a nuestro jui­ cio en la acertada elección de sus colaboradores en la .botánica, los que como Desváux, Clos, Remy, etc., realizaron estudios que aún hoy, no han sido superados. La acuciosidad y cono­ cimiento científico de E. Desvaux,-joven autor de las Gramí­ neas y Ciperáceas, con su talentoso análisis, despiertan nuesira más sincera admiración. (♦ ) T r a b a jo realizado b a jo los auspicios del D epartam ento de Genética y Fitotecnia del M inisterio de A g ricultura.


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Carlos Mgñoz Píratro

La H istoria Física y P olítica de Chile, la obra de Gay, tiene para nuestro país un valor que supera los m árgenes es­ trictos de u n trabajo científico. E n esta öbra aparece por prim era vez, Chile, como una unidad, más que el esfuerzo constitutivo de una nacionalidad, encontram os en ella los rasgos sustantivos de u n pueblo. E n cieírto sentido, la obra de G ay delineaba el inolde que daría el plasm a y nos hacía aban d o n ar el terreno inseguro de u n pasado desconocido y de una naturaleza inexplorada. Num erosos viajeros, investigadorcis y naturalistas habían estudiado en m uchos aspectos nuestra flora y. nuestra fauna y aún nuestra historia política y social: pero to d o esté conoci­ m iento había quedado fuera de Chile, disperso, arrinconado en las revistas científicas europeas: en los anales de Inglaterra, F rancia y Alem ania, en poder de los grandes generalizadores del pensamiemto y sin contribuir en nada a nuestra incipiente nacionalidad. L a obra dé G ay transform a esta realidad y nos leivanta a un p lano singular en Am érica L atina. Gestada a iniciativa y conocim iento .del gobierno, incubada al calor j,cneroso de su gente, se incorporó a la nacionalidad, la h izo leconocerse y darse un nom bre de u n extrem o a o tro del país. Los insectos y las flores que todos conocían, parecieron más ruestros, desde el instante en quö fueron descritos para nos­ otros con jnuestro entusiasm o y apoyo, en nuestro idiom a, en una obra de con ju n to no superada hasta la fecha p o r nin ­ guna nación americana. E sta o b ra grandiosa ha ido pendiendo con los años tran s­ curridos su v alor de obra de consulta, creciendo paralelam ente su m érito histórico y utilidad com o docum ento científico. Gay, fué antes que noda un sistem atizador y si ahí, es grande su m érito, ello h a perm itido que los conocim ientos científicos y las nuevas técnicas adquiridas, debilitaran su obra de con­ ju n to . U n a pléyade de investigadores h a aum entado los co­ nocim ientos de nuestra éj^ca, de tal_ m odo, que aquellas ver­ dades, que no hace aún cincuenta años parecían u n definitivo y perm anente aporte científico, yacen en el m ás com pleto ol­ vido. N o es nuestra intención, hacer en esta o p o rtu n id ad un análisis de_ la o b ra científica de Gay, bástenos recordar que en su Botánica se encuentran las descripciones originales de la m ayor parte; de las p lantas de la F lo ra C hilena y que los ejem plares colectados p o r él, para estas descripciones consti­ tuyen los " T ip o s ” de nuestras actuales colecciones y estudios.


El Itinerario de Don Claudio Gay

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No queremos destacar ninguno de los aspectos particu. lares de su obra, ni analizar ^ espíritu de quien con profundó orgullo estampó en las páginas primeras de cada tomo, "Claudio Gay, ciudadano chileno” . Queremos, simplemente, dar a conocer el itinerario del naturalista en nuestro país, curante 12 años de permanencia, tiempo en el cual recopiló el m ater'al biológico y los antecedentes necesarios para escri- . bir su obra y darnos con ella una especie de certificado de nacimiento entre' las naciones civilizadas. La m ayor parte de los grandes viajeros nos han legado el itinerario de sus viajes en interesantes memorias, ' muchas de las cuales, son documentos inapreciables para eü conoci­ miento de las costumbres y creencias de los más variados pue­ blos. El conocimiento del itinerario de Gay tiene para los botánicos y zoólogos singular importancia, ya que ello' les permite conocer las- zonas y regiones precisas, en las cuales fueron recolectadas las diferentes especies de nuestra Flora y Fauna y cuyas descripciohes se hicieron a base de esos ejem­ plares. El Itinerario Ies permite llegar nuevamente a esas zo­ nas en el tiempo propicio y utilizar material adecuado para los estudios críticos, de la Historia Natural del país. En la obra de Gay no se encuentran antecedentes de sus viajes, sóío en el Atlas, “Mapa para la Inteligencia de la Historia Fis ca y Política de Chile” , encontramos marcado con línea roja, sobre el mapa de las provincias, la ruta dei los diferentes viajes y que nos ha servido de guíai en là reconsti­ tución del itinerario. La inexistencia de una relación completa y el convencimiento de su utilidad, nos ha llevado a hurgar en los arch'vos, én los manuscritos inéditos de Gay, en las cartas y periódicos de la época, para entregar a los estudiosos un Itinerario completo. Ninguna oportunidad nos ha pare­ cido mejor que este año del centenario de la publicación de b obra de Claudio Gay. Creemos rendir así un homenaje al autor de la Historia Física y Política deiChile. N U ESTR A S FU E N T E S D E INVESTIGACION

Nuestro principal trabajo ha s'do constatar en las diferenteU fuentes, si los antecedentes que ellas nos proporciona­ ban concordaban co i el esbozo señalado por el autor en el prim er tomo del Atlas: constatar tanto las contradicciones .r.parentes como reales y resolver en el caso <3e las últimas, cui­ dadosa y documentadamente, cuál fué la ruta seguida por nuestro viajero.


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Carlos Muñoz Pizarro

E n prim er térm ino, debemos m encionar el H erbario N a ­ cional y en el cual se encuentran num erosos ejemplares co­ lectados p o r Gay. El H erbario nos ha perm itido reunir mil cjuinientas fichas de los ejem plares colectados en- diversas fechas y localidades. E l valor de este m aterial no es absoluto y nos ha exigido trab ajarlo cuidadosam ente. Las contradic­ ciones han sido resueltas con la consulta ateinta de las otras fuentes de que disponíam os. Debem os an o tar el periódico de la época, “E l A raucano” y en el cual se pubUcaron la m ayoría de los inform es qiie tendía C laudio G ay a la com isión encargada de supárvigilar su trabajo. U n colaborador eficaz y precioso ha sido la obra de don Diego B arros A rana, “ C laudio Gay, su vida y sus obras” . E n este trab ajo de un m odo casi orgánico, hem os encontrado num erosos antecedentes para nuestra labor. Finalm ente, sin hacer m ención de fuentes de m enor im ­ portancia, debemos referirnos al archivo de G ay y M oría V i­ cuña, puesto gentilm ente a nuestra disposición p o r el A rchivo N acional. C artas y m anuscritos de G ay nos inform an de casi todos su m ovim ientos en los años investigados, com pletando el itineirario. P R E S E N T A C IO N D E L IT IN E R A R IO

E l itinerario se _ha confeccionado al m odo de un cuadro s in ó p tc o y sin explicaciones literarias. P ara m ay o r claridad hemos, separado entre sí los diferentes viajes, p o r provincias. E n cada exploración de provincia o grupo de proyincias, .■•e acom paña un m apa que seiñala el recorrido, com plem entan­ do la explicación sinóptica del cuadro. E n caso de exploracio­ nes de fechas diversas en una misma provincia o grupos de ella, sólo un m apa ha sido confeccionado. . Los m apas usados son los de la O ficina del- Servicio de M ensuras y C lasificación de T ierras, dtíl M inisterio de T ierras y C olonización. C ada localidad lleva su correspondiente posición geográ­ fica, así com o el mes y él año y. ahí donde es posible; el día. Las posiciones geográficas se ad o p taro n según las estipulacio­ nes dadas p o r R iío p atró n , én su D iccionario Geográfico.


El Itinerario de Dori Claudio Gay

?»1

AG RADECIM IENTOS

No podríamos entregar a lös naturalistas este Itinerario, sin agradecer a nuestro amigo. Profesor Carlos Stuardo Qrtiz, la interesante sugerencia del tema, su entusiasta ayuda y su . sincera crítica. De igual modo debemos destacar la eficaz colaboración de mis colegas, señoritas Inés Sotomayor Román y Eufemia Riveros Aranís, quienes tuvieron a su cargo la. confección de las fichas. . ■ . , , Los mapas indicadores de ruta fueron dibujados por el señor L. Alvial, dibujante del Depattainento d i Economía Rural, del Ministerio de Agricultura. RESUM EN DEL ITINERARIO C laudio G ay nació en la . ciudad de D ra - > guignan. capital del O ep artam en to dé V ar. F rancia. «I 18 de m arzo d e ‘ 1 8 0 0 . M u rió en Francia, a los 73 a ñ b s:d e eda^, el 2 9 de ao vierabre de 1 8 7 3 . Perman<ció - 12 años «n C hile. P o r ley de 29 de diciembre de 1841 se le declaró ciudadano chileno.

Claudio Gay llegó a Chile, al Puerto de Valparaíso, el 8 de diciembre de 1828, contratado como Profesor. El 14 de setiembre de 1830 firm ó contratq con el Gobierno para su viaje científico. A fines'de diciembre de 1830 llega a San Fernando, para explorar la Provincia de Colchagua: a) viaje a Tagua^Tagua: b) Baños.de Cauquenes; c) Volcán Tinguiririca, y d) Costa de Colchagua. Regresa a Santiago a fines de junio de 1831: Primeros días de julio emprende su expedición al Norte, que no pudo continuar, recorriendo rápidamente Valparaíso y Aconcagua. Vuelve a principios de agosto. Permanece ,en Santiago hasta los primeros días de diciembre y a fines del mes viaja a Valparaíso. El 31 de enero de 1832 se embar-, c.i en la Colo-Colo con rumbci a 'a isla de Juan Fernández, mediados de febrero se encuentra en Valparaíso. El 14 de m arzo de 1832 s" dirige a Fíancia en la fragata Oedipe. Dos años en Francia, regresa a Valparaíso el 13 de mayo de 1834, en la barca francesa Sylphide, de dondg se dirige a Santiago. Viaja a Melipilla y Casablanca en junio de 1834, jülio y ago.qto en la capital, se dirige a V a’divia y Osorno, ahí lo


32

.Carlos M uñoz Pizarra

encontram os en octubre de 1834; a) V iaje a 'C o r ra l; b ) L lifén; c) Lago L lanquihue; d) P an g u ip u lli; P rovincia de V a l­ divia, permanece hasta fines de noviem bre, coníinuando a la Provincia de C hiloé; a) A ncud; b) C astro y C ucao; c) Seno de R eloñcaví; últim os días de abril de 1836, en la barca Serena viaja a V alparaíso. Desde setiem bre de 1836 a setiembre de 1837 explora la P rovincia de C oquim bo; a) N o rte del río E 'q u i; b ) B años dcl T o ro ; c) O valle; . d) In terio r de O valle; e) Illapel; f) -C osta de C oquim bo e- Jllapel. N oviem bre' de 1837, de nuevo en Santiago, visita Los Andes. Las P rovincias de M aulé, 5íuble, Concepción y B ío-B ío son exploradas de se­ tiem bre de 1838 a m arzo de 1839, fecha en que regresa a S antiago; a) C osta Provincias C entrales: b) P rovincia de C oncepción y A raucó; c) C ordi leras de B ío-B ío. E n ju n io de 1839 viaja al P erú, donde permanece u n año, regresa en abril de 1840. Recorre los alrededores de la 'c ap ita l hasta ju n io de 1842. E l 24 de ju n io de 1842 se em ­ barca en V alparaíso en la F rag ata A requipa con destino a Francia. Perm anece en F rancia hasta 1863, año en que hace su ú ltim o viaje a Chile, donde llegó el 15 de m arzo de 1863. R egrew a pT-ancia en diciem bre de 1863. Santiago, novieinbre de 1944.

O R D E N D E L A S L A M IN A S 1.

P ro v in c ia

2.

P ro v in c ia d e C o q u im b o .

3. 4.

P ro v in c ia s de C o q u im b o y A co n cag u a. E scala a p ro x im a d a 1 : 1 . 3 0 0 ,0 0 0 . P ro v in c ia s de M au lé y C o n c e p c ió n . Escala a p ro x im a d a 1 : 1 . 3 0 0 ,0 0 0 .

5. 6

.

7. 8

.

de A ta c a m a . E scala

a p ro x im a d a

E scala

1 :1 . 3 0 0 ,0 0 0 .

a p ro x im a d a

1 : 1 . 4 0 0 ,0 0 0 .

P ro v in c ia s de S a n tia g o a C o lc h a g u a . E scala a p ro x im a d a P ro v in c ia s de A ra u c o y B ío -B ío . E scala a p ro x im a d a P ro v in c ia s de V a ld iv ia

y O .'o m o . E scala

1 : 1 . 3 0 0 ,0 0 0 .

1 : 1 . 5 0 0 ,0 0 0 .

a p ro x im a d a

P ro v in c ia s de L la n q u ih u e y C h ilo é . E scala a p ro x im a d a

1 : 1 . 3 0 0 ,0 0 0 . 1 : 1 . 3 0 0 ,0 0 0 .


El Itinerario de Don Claudio Cay

33


Carlos Muñoz Pizarro

34 I.ocalidad

Posición G eográfica,

R io C la ro ....................................... C e rro de L o s R o b k c illo s .... ÍPlanta de lo s Q u c lte h u e s .... C e rro d el R o d e o V ie jo .... C e rro del M o n te c illo .............. C o rd ille ra s d e T o le d o .............. Q u e b ra d a del M e m b rillo .... P U c e ta de la M a ta n c illa .... P a s o A n d a riv e l ................................ A rr o y o de los H elados ............. V e g a de los C h a c a y « ............. R ío del P o r tillo ............................. L o m a del D esecho ...................... P o tr e r o d e l S a lto ........................ L l s n o d e L a s P ó m e z .............. E l C a rac o l .... .... ......... P o tr e r o del V o lc á n ...................... R í o de S an C a rlo s ..................... R í e de A z u fre ............................... P o tr e r o de A z u fre ...................... L o m a de las V acas ............... In v e rn a d a de G a g o ...................... L a P laceta ........................................ E l A lto d e ' la P o lv a re d a .... E l P o tr e r o de T a p ia .............. L o s C hacayes ................................ P o tr e r o de S ta . E len a .............. C á jó n d el P o r tillo ...................... C e r ro de S an J o sé ...................... P o tr e r o de los Y u y o s ............ t o m a d e las V izcach as .... H u a lla ta ............................................. P ie del V o lc á n .............................. ' V o lc á n T in g u ir ir ic a ............. S a n F e m a n d o ................................. S a n F e rn a n d o C u rso

del

...........i...........

T in g u ir ir ic a

....

’ 40

70»

34? 34' 34«Í4 ' 3 4 ''

70' 70'

.3 4 '’ 3 4 '5 0 -

70» 70' 7Ó ' 70' ' 70' 35’ '

D ia

M«s

5 -7 5 -7 5^7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 S-7 5 -7 5 -7

A ño

1821 1831 18M 1831 1831 1831 1831 1831 18'31 1831 i8 3 1

34«.

70»

34'

34' 34'

70' 70' 70» 2 8 ’ 70' , 70'

34» 34' 34'-

70» 70' 70'

340 48’ 34' 34' 3 4 ' 16’ 34'

70» 3 0 ’ 70' 70' 70' 29’ 70'

34' 41’ 34»

70' 28’ 70»

3 4 '4 5 ’ 34' .34 9 . 34’

7 0 '4 0 ’ 70’ 70» 70»

3 4 '4 9 ' 3 4 '3 5 '

7 0 ' '2 1 •

34» 35-

71» 0 0 '

1831

3 4 '. 3 6 ’

71» 0 0 '

34’ 38’

7 1 '0 8 -

1831 1831

349 34 0

40'

7 1 '0 0 ’

5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 5 -7 8 8 -1 0 20

.

■ 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 4831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831

Cha­

p ia la C o s ta ) ......................... P la c illa ...; ' ............ ............


El Itin erario d e 1Don Claudio Cay

L ocalidad

X sncagua ............................. M inas de Y a q u il ............... L lanos de C olchagua ... L a C ueva de M o lin a . H acienda La C ueva ......... Rr.p«I, desembocadura N avidad ................................ T o p o c a lm a ............................. r e tr e l ............................... C áh u il .............................. Salinas d« C áh u il .......... Srin F em an d o ................... P R O V IN C IA S D E

P osición Geográfica

.........

34"4r 34»35-

71»12' 71» 0 8 '

......... ........ .' ......... ......... ........ ......... ........ ......... . ....

34" 14' 3'4'> 1 4' 3 3 '5 4 ' .33» 5 6 ' 34» 0734» 2 4 ’ 34» 2/* 34» 3 5 ’ 34» 3 5 '

71»40' 71»40' 71»51' 71»52' 72» 0 0 ' 72» 0 0 ' 72» 0 0 ' 72» 0 0 ' 71» 0 0 '

36

D ía

M ís

A no

IV IV IV IV IV IV IV IV IV IV IV IV

1 8 3 l' 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831 1831

S A N T IA G O , V A L P A R A IS O Y A C O N C A G U A

S a n tia g o ............................... .... C o lin a ............................................... P c lp a ic o ................................. T iltil ...................................... .......... D o rm id a .............................. .......... C o q u im b ito ....................... .......... P uchuncavi ............... *.............. S antiago ............................... .........

33» 2 7 ' 33» 12' 3 3 '. 10' 33» 0 6 ' 33»0!3' 32» 5 0 ’ 32» 4 4 ' 33» 2 7 '

70» 4 0 ' 70» 3 7 ' 70» 5 3 ' 70» 5 6 ' '7 1 » 0 7 ' 71» 1 0 ’ 71» 2 6 ' 70*; 4 0 '

principios

principios

P R O V IN C IA S D E S A N T IA G O Y V A L P A R A IS O — FERN A N D EZ 33» 2 7 ' S an tiag o ............................... ......... 33»25' San C ristóbal ................... .......... 32»55' C oncón .................................. 33» 27'S antiago ......................................... .......... 33» 23E l S alto .... ............. C o lin a ................................... ..........' .33» 1333» 2 0 ' L a D ehesa ........................... .......... 33» 2 7 S antiago .............................. .......... 33» 2 9 ' (C uesta L o P ra d o ) ...: .. ......... (C u racav í) ........................... .......... 33» 2 5 ' .......... 33» 2 3 ' (C uesta de Z a p a ta ) {C asablanca) ..................... ......... ' 33» 1 9'

70» 4 0 ' 70» 3 8 ’ ' 71»32' . 70» 4 0 ' 70» 3 9 ' . 70»41' , 70» 3 2 ' 70» 4 0 ' 70» 5 6 ' 71»08' 71» 16 ' 71»25'

V II v il V II V II V II V II -V II V III

. 1831 1831 1831 1831 ,1831 1831 1831 1831

IS L A D E JU A N

IX IX IX X X X XI X II X II X II X II X II

1831 18311831; 1831 ■183!,’ 1831 18'3 1 1831 1831 1831 1831 1831


36

Carlos Muñoz Pizarro

L o c a lid a d

P o s ic ió n G e o g rà fic i

V a lp a ra ís o Q u illo ta V a lp a ra ís o

03.3 2 ’ 5 4 ’

V a lp a ra íso (s a lió ) ...................... J o a n F e rn á n d e z .........................

33" 0 3 '

X II X II

71»38'

33» 0 3 '

23

7 1 '> 3 8 '

14

III

Y

A n g a cb illa .C o rral .... V a ld iv ia

3 9 ' 52' 39052' 3 9 9 4 9 -

V a ld iv ia P ic h i

...

F u ta ............. ( C a ta m u tú n ) ....................................

13 después

V V V V V V V V IX -X

73"25' 7 3 ' 14’ 7 3 ' 14’ 73’ 2 5 ’ .7 3 ’ 1 4 ’ .739 25’

3 9 '5 2 '

...........

V A L P A R A IS O 1834 1834 1834 1834 1834 Í8 3 4 1834 1834 1834

D E V A L D IV IA Y O S O R N O .39® 5 2 ' 39? 4 9 '

....

1832

7 1 ' 38'

I II II II II

S A N T IA G O

C o rra l .... -V ald iv ia ...

C o tra l

1832 1 8,3 2 1832 183 2 1832

2

3 3 '’ 0 3 ' 7 1 '3 8 ' .3-3' 2 7 ’ 7 0 ' 4 0 ’ . 3 3 '’ 3 2 ’ 7 0 » 4 6 ' .• 3 3 '4 2 ' 7 1 ' 13' (S o n A n to n io ) ............................... 3 3 ' 3 4 ' . 7 1 '3 7 ’ (C a rta g e n a ) 33,0 3 2 ' . 7 1 '> 3 6 ’ C asab lan ca 3 3 '19' 7 1 '2 5 ’ P a rte P io v . A c o n cag u a S a n tia g o 3 3 '2 7 ' 7 0 '4 0 ’ .........................................

.........................

I

1831 1831 1832

7 9 '0 0 '

.......................

P R O V IN C IA

A ño

f.

P R O V IN C IA S D E (lleg a )

7 1 '3 8 ' 7 1 ' 16'

31 33«’ 4 2 -

J . F ., C u m b r e del C e rro A lto X F .. C u m b re de! In g lé s .... V a lp a ra íso V a lp a ra íso (z a r p ó p a r a , E u T opa)

V a lp a ra íso S a n tia g o (M a ip ú ) M e lip ilU

M es

D ía

39049’ 3 9 9 5 7 ' 4 0 ' 00' 40» 0 8 ' 40M 1'

D a ^ U p u lli . L a U n ió n .

4 0 ' 15'

R ío B u e n o

40’ 16’

fin e s

6

'

X X -X I XI XI X II

1¿34 1834 1835

73» 14' 1

18?4 1834 1834

1835

7 3 ' 10'

I

1835

7 3 ' 10' 73» 0 5 '

I I I

1835

I

1835

7 2 '5 7 ' 7 3 '0 2 ' 72» 4 0 '

6-11 11

1835 1835 1835


El -Itinerarío de Don Claudio Cay Localidad

■■P osición G eográfica

C oiqu« ...................................... ... 4 0 '0 4 ' ... 4 0 '0 0 ’ F a tro n h u é .............................. L ago R aneo ................................ ... 4 0 " 14' (M ariq n in a) ............................ .. 4 0 '1 0 ' PU lcnleufu .................................. ... 4 0 '1 0 ' L lifén ........................................... .. 4 0 ’ 1 2 ' (F n tro n h u é ) ............................ ... 4 0 '0 7 ' 39»57' (H u iti) ........................................ ÍP u tra iq u c n . río ) .................. (K c b ih u c ) .............................. ... .. 3 9 '5 3 ' Q ninchilco ... 3 9 '4 0 ' 39» 4 9 ' V aldivia ........................................

7 2 ' 40' 7 2 '4 5 ' 73» 14 ' 7 3 ' 1 4' 7'3 ' 0 9 ' 72» 5 0 ' 7 2 ' 507 3 ' 10' 73» 12' 7 3 '0 9 ' 73» 16' 73»06' 7.3' 1 4 ’ •

3 9 '4 9 ' 3 9 '4 9 ' 3 9 '4 5 ' 3 9 '4 9 ' 29»52' 3 9 ' 52' 3 9 '4 9 ' V a ld iv ia ......................................... ' 39» 5 2 ' C o rra l ............................. ......... 3 9 '- 4 9 ' V aldivia ..................................... Lago L lanq u ih u c ................... ... ■ 4 1 ' 10' V aldivia ...................................... ... 3 9 » 4 9 '

7 3 ' 1 4' 72»45' 7 2 ' 1 2' 7 3 '1 4 ' 73» 2 5 ' 7 3 ' 25: 7 3 ' 14' 73» 2 5 ' 7 3 ' 14' ' 7 2 ' 50' 7.3» 14'

..................................... ... ... ......................

7 3 ' 14', 7 3 ' 09'

V aldivia ..................... ......... ... Q uinchilca .................................. ... .. P a n g u ip u lli (G u an eh u c) V jld iv ia .................................... G crral .............................. ^......... ... C orral.......................................... ...

V aldivia (C ruces)

3 9 ' 49' 3 9 '3 6 '

D ia

M^-s

7 2 ' 27' ■ 1 2 7 3 ' 10' n 72» 2.3 ' 72» 0 0 ' 15 7 2 '0 0 15 72» 13 ' 16 7 2 '2 5 ' 72»41'

3 9 '4 9 ' 4 0 '3 J ' 41» 1 0' 4 1 ' 10' 4 0 '4 7 ' 40»41' 4 0 '3 5 ' 4 0 ' 25' 41» 1 4' 3 9 '4 9 '

Va'-divia ................................ O som o ..................................... L<ago L ianq u íh u e ............. L ig o L lan q u ih u c ............. (C h ifin ) ................. ................. (I-agllue) .. .^ ...................... O so rn o .......... ■.................... Q uilacahuin ' ........................ C udico ..................................... V aldivia ....................................

37

I I I I I I I Ì I I L I

25

'

2 2 -2 3 2 5 -2 6 5 5

I I II II II II II II II ■

A ño

1835 1835 1835 1835 1835 ■ 1835 1835 1835 1835 1835 1835 - 1835

1835 1835 1835 1-835 1835 -1 8 3 5 1855 1835 1835

II II II III III IV IV VI VI VI V II

1835 1835 1835 1835 •1855 ■1835 183'5 1835 1835 • 1 »35 1835

IX IX

1*55 1835


38

Carlos Mu単oz Pizarro


El Itinerario de Don Claudio Cay

39

P R O V IN C IA D E C O Q U IM B O ' Localidad

C o q u im b o ..................... Sicrena ............................. Serena. P laya Blanca R oderito .............. . . . A rqueros ...................... C hingóles ...................... Y erbas Buenas .... J o a n Soldado ............. L os PoKXos .................. Serena ............................. C oquim bo ..................... C o q uim bo ..................... Serena ......................... .. S a ru m o ........................... A rqueros .............. Serena ............................. Serena (salió) ............. S a tu rn o ......................... M arquesa ......................

P osición Geográfica

2 9 ' 54'

71; 2 2

29<’ 5 3 ’ 2 9 '4 9 ’ 29» 2 3 ’ 2 9 9 35'

700 5 9 '

2 9 9 5 7

29» 392 9 '5 5 ’ 2 9 '5 4 ' 29' 57’ 57’ 2 9 '5 4 ' 2 9 '5 7 ' 29» 4 9 ’ 2 9 '5 4 2 9 0 5 4 '

299

29? 57'

2 9 ' 58' 3 0 '0 r 3 0 '’ 0 2 '

30' o r R ivadavia

L!anos de H u a h ta ............. ' L os A lam os ........................... H u sn ta, M al P aso ............ Pastos B lancos ..................... T íH to ...................................... Pico de D o ñ a A na ............ Cuesta de D o ñ a A na .... y p c as H eladas (río ) P o rtez u e lo de Doñia Ana B^ños del T o r o ............. R ivadavia ............................... C hapilca

71''

' 15 '

7 0 '5 8 ' 7 0 '4 5 ' 71020' 7 1 ' 1 8' 7 0 '4 4 ' 7 1 ' 15' 7 1 ' 22' 710 2 2 ' 7 1 ' 1 5' 7 1 '0 8 ' 700 58'. 7 1 '1 5 ' 7 1 ' 15' 71 O 0 8 ' 710 0 0 ' 7 0 '4 9 ' 700 4 4 ’

D ía

Mes

A ño

principios

IX IX

1836 ' 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 183ü1836 1836

IX

26

6

8

10

7 0 '4 3 ’ 7 0 ' 35' 700 32' 7 0 ' 23' 7 0 ' 17'

11

15 15 15

29'

700 18' 7 0 ' 10' 7 0 ' 10'. 700 70'

2 9 ' 48' 2 9 0 5 0 ' 2 9 '5 8 ' 2 9 '5 I ' 2 9 0 5 3 '

7 0 '0 7 ' 700 0 2 ' 7 0 ' 35' 7 0 ' 23’ 700 3 2 '

2 9 '5 8 ' 2 9 0 5 3 ' 2 9 '5 i 2 9 '4 9 '

>.? n 14

IX IX X X X X XI XI XI XI XI XI XI XI XI XI XI

xr 29048' 2 9 '4 4 ' 2 9 '4 7 ' 290

16 17 17 22

XI XI XI XI XI XI XI

xi XI X II X II

'

1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 183 6 1836 1836 1836 1836 1836 1836 1836 183¿


40

Carlos Mu単oz Pizarro


Chalinga ..................................... H uentelauquch .............................. Q ailim arí ..................................... l.o n g o to m a .................................... P R O V IN C IA S L os A ndes ..................................... Petorca ........................................ . C uesta del M elón ..................... S'an Felipe ..................................... L os A ndes ..........;. ...................... Base C ordillera Aconcagua .... S antiago ........................................ M aipú .............................................. Cordillera de S antiago ........ L a 'Dehesa ..................................... San José ....................................... V alle del V olcán ...................... V alle del V olcán San José L lanuras del V olcán San José Santiago .......................................... C ordilleras de Santiago ............ Santiago ........................................ Santiago ....................................... Santiago ........................................ L os A ndes ...................................... S antiago ..............................

30» 4 5 ' 3 1 ’ .37' 32? 0 6 ' 32» 2 0 -

71»26' 71’ 29' 71’ 31' 71» 2 2 '

1827 1827 1837

UC

DE A C O N C A G U A Y S A N T IA G O 3 2 '5 0 ' ■32» 15 ' 32’ 37' 32’ 45' 22» 5 0 '

70’ 36' 70»57' 7 1 ’ 16' 70’ 4 4 ' 70» 3 6 '

33’ 27' 33’ 32'

70’ 4 0 ' 70’ 46'

33» 2 0 ' 3 3 ’ 39'

70» 3 2 ' 70’ 22'

33’ 27'

70’ 40'

33» 2 7 '

X X X X X -X I XI X IX II X II I I I I MI II 26

70» 40-' 20

32’ 50' 32’ 27'

70.’ 3 6 ' 70’ 40'

11

II III V IX IX IX

1837 1837 1837 1837 1837 1837 1837 1837 1833 1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838

P R O V IN C IA S D E M A U L E , Ñ U BL E» C O N C E P C IO N Y B IO -B IO S in F ernan d o ............................. Vichutquén ................. .T....... Pencahue ........................................ E n tre Pencahue y C o n stitu ció n C o nstitució n ................................ Chanco ............................................ Cauquenes ...................................... Q uirihue ............ ........................... Co'elemu ............ ........................... (San R afael) .............................. fT o m é ) ................................... (P enco) .......... ............................ C oncepción .....................................

34»35' 3 4 ’ 5 4 '' 34’ 26'

.

71»00’ 72’ 02' 71’ 10’

35» 21'. 72» 2 6 ’ .3 5 ’ 4 2 '' 7 2 ’ 3 3 ’ 35’ 58’ 72’ 20' 36» 1 7 ’ 72» 3 3 ' 36’ 29' 72’ 4 2 ’ 3 6 ’ 4 5 ' ,7 2 ’ 2 0 ’ 36» 3 7 ' 72»5736» 4 4 ' 73» 0 0 ' 3 6 ’ 5 0 ' .7 3 ’ 0 2 '

IX IX IX IX IX X X X X X X X X

1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838 1-838 1838 Í8 3 8 1838 1838


42 I.cicaHdad

C o ncepción . P a lc o ............. H u a lq u i .... Q u ila c o y a .... L o s . R o b le s .. S a n ta J u a n a M ü tin q u e ... A ra n c o ........... ( C o le a ra ) .... L o ta .... .... . C o ro n e l .... .. C o n cep ció n ... .C oncepción ... S a n ta J u a n a ’ A ra n c o ............ L e b n ................ T u c a p e l. .TÍO F a ic a v í ............ (L ic n ra ) ....

Carlos Muñoz Pizarro P osición Geográfica 3 6 ' 503 6 ’ 593605837' 04’ 3 7 '0 9 ’ 3 7 f 1 r 3 7 ' 15’ 3 7 '0 6 -

7 3 '0 2 ' 7 3 '0 0 ' 72957’

23

7 2 '5 8 ' 7 2 ' 55' 729 5 9 '

23 23 23

(L !e u -L leu ) .. T i r ú a ............. C o ro n e l .......... L ito ra l P r o v . C o n ce p c ió n C o n cep ció n ...

3 8 '’ 103 8 ' 22’

73' 73' 73» 73 '

3 7 'O r

7 3 ' 10'

36O 50’

73» 0 2 ’

C o n cep ció n ... P u c h a ca y ....

3 6 '5 Q -

7 3 ' 02^ 7 3 'O r 7 3 '0 6 7 3 ' 19'

T í lc a h u a n o ... A ra n c o ............ P a ic a v í ............. C o n ce p c ió n ...

3 6 '5 0 '

C o n cep ció n ... N a c im ie n to ’ .... (C a la b o zo , estero ) X a h u e lb u ta ......................

3 6 '5 0 ’ 3703r 3 7 '3 5 ' 3 7 '3 0 ' 3 7«>3r 3 6 '5 0 ’

7 3 '0 2 7 2 » 4 I' 7 2 ' 57' 7 3 ' 02'

N a c im ie n to ..................... C o ncepción ......................

73» 2 5 ' 7 3 '0 2 '

72»41' 7 3 '0 2 '

A ño

1838 1838 1838 1838 1838 1838

23

X X X

1838 1838 1838

27

X XI XI XI XI XI XI

1838 1838

25' 13' 18' 29 ’

3 6 '5 0 3 6 '4 3 ' 3 7 ' 1537'" 5 7 '

M ís

X X X X X X

73» 19-

730 1 0 ' 37» 0 5 ' 7 3 '' 1 0 ' 3 7 'O r 7 3 ' 10' 3 6 '5 0 ’ 7 3 ' 0 2 ' 3 6 '' 5 0 ’ , 7 3 » 0 2 ' 3 7 ' i r ' 7 2 '5 9 ' 3 7 ' 157 3 ' 19' 379 3 7 ’ 7 3 « '4 0 ' 3 7 '5 7 ' 3 7 ' 58-

D ía

XI XI XI XI XI XI XI

.

1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838 1838. 1838 183S 1838

X II • X II X II X II X II X II

18 3 8 1838 1838 183S 1838

X II X II

1838

X II X II X II X II

1838

1 82 8 1838 1838 1 83 8 1838

C o n cep ció n .’. .......... L o s A ngefes .....................

3 6 ' 50'

7 3 ' 02'

X II

1838

37'* 2 8 '

S a n C a rlo s de P u ré n

X II

1838

3 7 '3 6 '

72»21' 7 2 ' 17'


El Itinerario de Don Claudio Cay Localidad

Posición Geográfica

S anta B árbara .......... S anta B árbara .......... L c lc o .............. ......... (T ra p a - T ra p a ) ........ Lb.-! A ngeles ............... L o 3 Angeles ............ A ntuco ........................ A ntuco. V olcán ... Sierra V elluda ........ L aguna del Laja (T u ca p e l) ................. L i C ueva .............. S a lto del L aja ........ L a L a ja ........... .... L os A ngeles .......... Y um bel ................. F lo rid a ........................ C oncepción ......... C billán .................... (S an C arios) i... . P a rral .......................... (L inares) ................. T alca .......................... ... Santiago ....

. . , . .

.

..

.. ;

.. .. .. .. .. ..

37’ 40" 37» 4 0 ’ .3 8 M 0 ‘ 3 7 '’ 3 8 ’ 37»28-

L a P ucheta ............ L a P u e fta ...............

.. .. ...

Día

37’ 28' 72’ 21' 37’ 20’ 71’ 40' 37» 2 5 ’ .. 7 1 » 2 2 ' .3 7 ’ 3 0 ’ 7 1 ’ 2537’ 25' 7 1 ’ 17 ' 37» 2 0 ’ 7 1 » 5 9 ' 7 2 ,2 5 3 7 ’ 12 ' 3 7 ’ 1 6 ’ 7 2 '4 1 ' 37» 2 8 ’ 72» 2 1 ' -3 7 ’ 0 5 ’ . 72’ 3 4 ' . 36»49’ 72»41' 3 6 ’ 5 0 ' . 7'3’ 0 2 ' 3 6’ 3 6 ’ 7 2 ’ 0 6 ' 36» 2 5 ’' 7 1 » 5 7 ' 36’ 09' 71’ 50' 35’ 51' 7 1 ’ 36' 35» 2 6 ' 71» 4 0 ' 3 3 ’ 2770’ 40'

27* 0 7 ' 27» 19' 2 7 ’ 21' 2 7 ’ 29' 27» 3 7 '

70’ 57' 70» 3 4 ; 70’ 21' 7 0 ’ 1.6'70» 15'

27*49'

70’ 25'

27»49;

70» 0 6 '

Año

M'es

72’ 02' 72» 0 2 ’ 71’ 25 ' " 7 1 ’ 12' 72» 2 1 '

P R O V IN C IA D E A T A C A M A P u e rto Inglés (C aldera) R am adillas ............ C opiapó .................... T ierra A m arilla .... T o to ra lillo ............ P u n ta del D iab lo

43

2 0 -2 4

31

X II I I I I

1838 1839 1839 1839 1839

I I II II

1839 1839 ■ 1839 1839

II II II II II II II II III

1839 1839 1839 1839 1839 1839 1839 1839 1839

lU

1839

III

1839 1839

X I-X II

1841

(* )

-

-

(* ) N o hem os en co n trad o referencias respecto -a este viaje. N o s Umitamoa a señalarlo, de acuerdo al itin e ra rio en el m apa del A tlas, p o r el P r ° P '° G ay. D e acuerdo a nuestros antecedentes hem os sañialado su m ás probable fe­ cha de realización.


Carlos Muñoz Pizarro

44 L o c a lid a d

P o s ic ió n G e o g rá fic a

N a n to c o .......................................... C o p ia p ó ........................................... N a n to c o ....................................... H o r n ito .............'............................. L e P u e rta ..................................... . C ap illa ...................... ............. ■ . P o tr e r o G ra n d e ............. .7 A m o la n a s ....................... ........... M a n fla s, río .............................. C erro B lan<o ............................. . H l R o m e ro , quebrada* ........... J a r a ta .............................................. V a lle n a r ........ F re trin a .................. . H u a sc o ...................... .... '

p r o v in c ia s

2 7 '2 3 ’ 279 2 1 27'> T,y 27’ 4 4 ’

7 0’ 17' 70’ 21' 70» 1 7 '

2 7 ’ 4 9 -27»5327’ 5 5’ 27’ 58’

70’ 70’ 70» 70’ 70’

28» 0 2 ' 28’ 40' 28’ 26' 28» 3 4 ' 28’ 30' 28’ 27'

70» 0 9 ' 70’ 48' 7 0 ’ 19' 70»47' 7 I’ 07' 71’ 15'

A ño

1841

X I-X II

•»

' D E S A N T I A G O Y V A L P A R A IS O -33» 2 7 ' 3 3 9 27'

3 J’ 25' 3 3 ’ 2033»32'

70» 4 0 ' 70’ 38' 70’ 32' 70»46'

■M¿ipú , ................... .'................... M a ip ú ............................................... . S a n tia g o ........................................ . (V a lp a ra ís o ) P e ñ u e la s ............

3 3 ''3 2 ' 33’ 32'

70’ 46' 70’ 46’

>33’ 2 7 ' 3-3’ 1 0 '

70’ 40' 7 I» 3 2 '

S a n tia g o ......................................... . , -33’ 2 7 ' S a n C ris tó b a l ............................... . ’ 3 3 ’ 2 5 ' S a n tia g o . ......................................... . .3 3 ’ 2 7 ' S an C ris tó b a l ............................... . 3 3 ’ 2 5 ' S a n tia g o .................................. . 3 3 ’ 2 7 '. S an C ris tó b a l ............................... . 3 3 ''.2 5 ' V a l p a r a í ^ ....................................... 33’ 03'

70’ 40' 70’ 38'

V a lp a ra íso (z a r p ó ) ............. V a lp a r a íso frcg resó ) .......... V a lp a ra íso ( z a r p ó ) •................... n o v ie m b re de

M «s

i r 06' 02' o r 02'

Santiago^ ................................ . S a n tia g o ..................................... S e n tia g o .... -...V .............. . S an C ris tó b a l ............................... . S a n tia g o ......................................... . S a n C ris tó b a l .............................. . L a, D ehesa !..................................... M a ip ú ...............................................

S a n tia g o ,

D ía

1944.

3 3 ’ .2 7 ' 3 3 ’ 2 5 '" 33» 2 7 '

70»40' 70’ 40' 7 0 ’ 4 0 '' 70’ 38'

24 8

1840 1840 1840 1840 184Ó

IX X X X X II

14

70’ 40' 70’ 38' .7 0 ’ 4 0 ' 70’ 38' 71’ 38'

1840 1840

IV V II IX

22

24 15

1840

I II II III

1841 1841

V IH IX

1841 1841

X X XI VI VI II I X II

1841 1841.

1841 1841 1841 ■ '

1841 1842 1842 1863 1863











FOSILES D E A T A C A M A P o r E N R IQ U E

ERNESTO

G IG O U X

La circunstancia de que la m ayor parte de los terrenos no están cubiertos de vegetación, perm ite ver y encontrar los restos orgánicos de anim ales de o tra s épocas que se han con­ servado, pero conviene y es necesario indicar donde se h a ­ llan, con una ubicación más o menos exacta. E n la costa de C aldera y al norte y sur de este puerto se encuentran varios grandes fósiles casi enterrados, aprisio­ nados com únm ente en una tosca dura. A l este de la bahía, y en el lu g ar llam ado' “ La C antera” , porque de ahí se extraían trozos de piedra lisa para pavim entación de acera, se han encontrado, y los hay en cantidad, m uchos moluscos fósiles, innum erables vértebras grandes de m am íferos y pedazos de huesos m uy endurecidos o petrificados. E n una parte de este sitio h ay u n banco del enorme molusco M elina (P em a) G audichrudi D ’Orbig. D e ahí o b ­ tuve una .valva de cincuenta centím etros de largo. Y como los fósiles son de contextura más blanda que el terreno' en que están, la tarea de la extracción no es fáci'', y los interesados en ad q u irir un ejem plar, lo hacen con precipitación y torpe­ za, perdiendo el fósil, porque lo destrozan, les resulta un viaje in ú til y un día perdido. E n la p arte alta de “ La C antera” se encuentran m uchos grandes huesos de cetáceos, que han quedado como pavim en­ tan d o u n trecho de la cima de esa loma, y por todos los lados que se haga una excavación, se hallarán vértebras suc'ifas y pedazos de diversos huesos. Y al rem over el terreno aparecen en abundancia conchas fósiles de moluscos, muchas de las


43

,

Enrique Ernesto Cigoux

cuales, a pesar de la delicadeza de su extructura, se hallan perfectamente conservadas, contrastando ccn las conchas de la Cy-pricardia enigmarica, gruesa y muy sólida, y que nadie ha encontrado nunca una completa. , Un poco al norte y en playas so'.evantadas aparecen con enorme abundancia conchas de Turritel'a cingulata Sw.. comúnmente de gran tamaño. Y allá más al norte, cerca de la puntilla de "Cabeza de Vaca” , donde tienen lugar los es­ pejismos, y ál pie de una costa niuy alta y de corte vertical, se hallan Encepes chüensis Ph. y Micrastsr atacamensis Ph., junto con la numerosa fauna fósil, que sé halla en toda la costa, muy especialmente en los levantamientos del lado este del puerto, en forma de lomas de larga extensión y denomi­ nadas “Primera ceja” y “Segunda ceja”, separadas pór una extensión plana, y ambas formadas por terrenos de acarreo. Más cerca del puerto y frente a estos levantamientos hay otras Jomas, parte de cuyo material fué removido para extraeir tierra para la construcción de los terraplenes de dos líneas de ferrocarriles para los. Hornos de Fundición de la casa de Edwards, y para los de la casa de Lota. Ahí se encontraron muchos cientos de grandes dientes de tiburones, que cualquie­ ra recogía y a veces pintaba grotescamente, convirtiéndolos en un objeto cualquiera. Ahí se encontraron dientes de Car­ charías giganteus Ph., de quince centímetros de largo, que correspondían a un animal de treinta metros de longitud. Dientes de Carcharias megalodon Agass., de ocho y diez centímetros de largo ¡os dientes oblicuos de Oxyrrhina hastalis Agass., los del Odontapis Hcpd Agass., pequeños, re­ dondeados, con dos espinas en su base, una a cada lado. Los de Notidamus primogenius Agass., unidos por su base, como pedazos de serruchos, y los más grandes de Cí.rcbarcdbn auricnlatus Agass. En Caldera, al final de la playa llamada del “Cable” , porque por ahí salía a tierra el cab'e submarino, fué descu­ bierto d 18 de agosto de 1899 por Mr. Archibaldo Mackenzie, lo que entonces dió en llamaíse e\ “gran fósil” , y que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Historia Natural, y cuyo hallazgo se debió a las grandes mareas de esa época, las que en baja mar dejaban el fósil al descubierto enteramen­ te, y en las altas mareas lo dejaban por completo debajoi del agua, como siempre estuvo. Es una Balaena Sipricni Ph., que les profanos determi­ naron a su modo, dándole nombres fantásticos y ridículos.


Fósiles de Atacama

47

porque el aspecto de lo que había del fósil los engañaba. N o tenia costillas, las que iba perdiendo al vararse p o r la p u tre­ facción y la acción de los crustáceos. De m odo que estaba la cabeza, la espina dorsal y los m iem bros anteriores. El ani­ m al quedó en decúbito dorsal, lo que en el sitio aum entaba •la dificultad de reconocerlo, y parecía un gran lagarto que entraba al m ar, con. p arte de la cola enterrada en la playa. Las personas que se creían m ás autorizadas para opinar, di­ jeron que era u n lagarto. E n los terrenos planos, en cualquiera parte que se cave, se encuentran abundantes moldes de moluscos. C uando el B atallón ■Z apadores N.'^ 1 ejercitaba a la tro p a en trabajos de trincheras, se encontraron m uchos A vícula cbilcntis P h ., lo m ism o que P anopaea oblonga P h. Los restos de cetáceos fósiles se encuentran a lo largo de ’a costa. Hacia el sur se hallan algunos en las pequeñas quebradas que desembocan en “P u erto Inglés". Y cerca del extrem o de esa bahía están las pocas partes .visibles del cetá­ ceo fósil y petrificado, confundiéndose con la d u ra tosca del terreno, que el vecino de Caldera, don T eo d o ro Finger, puso en conocim iento del D r. P hilippi. Los últim os, cetáceos de esta costa fueron encontrados por mis hijcis H ugo y B yron G igoux Jam es, y el experto pescador Vicente Incinilla, en febrero de 1932. entre Bahía Salada y B ahía B aldonado. Y en algunas playas rocosas del puerto de Caldera, donde revientan las alas, incrustadas en la piedra, se ven las enormes y aun nacaradas conchas de Ostrea m áxim a Hupe. Y el “Puentei” y la “ Cueva de C alderilla” están ambos form a­ dos de O strea tran sito ria C onr. y Ostrea copiapina H upe, fo r­ m an d o una masa d u ra con la tosca. P o r todas partes, cerca de la costa, se .hallan las con­ chas fósiles de moluscos, y no distante se encuentran los m is­ m os moluscos vivos, que se han fijado en una roca sum er­ gida en el m ar, o enterrados en la arena de la playa. E sto es más frecuente en A can thina calcar-longus M artyn. en C oncholepa,«; concholepas B rugiere y otros. E n los barrancos de lös contornos de la bahía se hallan Cancellaria b u llata Serv., M itra cemigraeiosa M artens y m uchas especies más. Y las que m ás frecuentemente se encuentran son; C h a­ m a pellucida B rod., Petricola- calderensis C onr., Pectunculus interm edius B rod., T r ito n iu m .scabrum B rod., M actra V idali P h ., T ro c b ita radiata C hem n., V enus discrepans Sc.w., O liva peruviana Lam ., Pectcn p u rp u ía tu s Lam ., M ytilus mBgella-


48

Enrique Ernesto Cígoux

nicus Chemn., T u rb o niger Gray, M urex buxeus Brod. y muchos más. ' En el fondo del valle de Copiapó, en las cordilleras de Jorquera, Pulido y Manflas, donde nacen los ríos de los mismos nombres, se encuentran especialmente Ammonites de gran tamaño, Arcas, Cardium y tal vez toda la fauna de in ­ vertebrados de la región. E n Paipote se han hallado Cardium, en la roca, entera­ mente petrificados. Santiago, 4 de enero de 1944.


LA

F A M IL IA

S A T U R N IID A E E N C H IL E

(H E T E R O C E R A )

III P A R T E P o r el D r. E M IL IO T J R E T A R , J efe de la Sscción de E n to m o lo g ía .

E n el tom o X X (1 9 4 2 ) .de nuestro Bol&tín hemos tra­ tado el Género A u tom eris H bn. y en el tom o X X I (1943, el G énero P o lythysana W kr. E n el presente trabajo revisaremos los géneros C inom m ata Btlr., Cercophana F ldr., Neocercophana Izcjuierdo y M iarodulia Jord. Las colecciones revisadas, el m étodo empleado y los co­ laboradores son los mismos que hemos indicado en la prim era parte de nuestro trab ajo (t. X X ., pp. 2 1 -5 2 ), debemos agre­ gar sí, entre las primeras, la colecc'fán del D r. K urt W olffhügel, form ada en C ayutué y enviada para su estudio a nos­ otros, haciendo con ello u n aporte valioso, que agradetemos debidam ente, al conocim iento de la lepidóptero-geografía chilena. G é n e ro : iC in o m m a ta B tlr. 1882. 1886. 1886. 19 2 4 .

C in o m m a ta B u tle r. T r a jis . E n t . S o c. L o n d ., p . 1 6 . C in o m m a ta . B are. C alv e rt A n a l. U n iv . C h ile , t. L X I X , p . 3 2 3 . C in o m m a ta B a rt. C a lv ert. C a t. ‘X-cp. C h ile (a p a rt. A n a l. U n iv . C h ile ), p . 15.. C in n o m a ta . D r a u d t («n S c itz ) . G ro ss. S c h m e tt. d . E rd e. A m er. S. u . S c h w ., 6 , p. 7 4 8 .


50

E m ilio U ret^ R.

"Alas grandes, triangulares, con las orillas rectas: las margéneis exteriores algo convexas; las células de las alas algo cortas: la vena de la costa de las alas anteriores sólo alcanza hasta el segundo tercio del margen; lá subcostal con tres ra­ mas, la primera sale antes del fin de la célula, las otras dos hacen una larga bifurcación hasta el ápice: la vena radial su­ perior nace cerca de la vena subcostal: la radial inferior cerca del centro de los disco-celulares, que forman una línea obli­ cua, la vena del medio arroja su primera rama un poco más allá del centro, las tres ramas están muy separadas; la ve'na costal de las alas posteriores va pegada al margen- hasta el ápice: las demás venas son sencillas, hay dos subcostales, una radial y tres deí medi(p; los disco-celiilares forman una línea arqueada, desde el ángulo'de donde sale el radial; la cabeza está casi escondida, vista desde arriba, con las antenas ancha­ mente ptctinadas en el macho, los palpos prorrsctos,, lanudos, con el segmento terminal desnudo; el tórax vestido con pelos largos y rectos por encima, y lanudo por debajo; el abdomen algo corto y lanudo; las patas cortas y de' un grosor modera­ do; las tibias y los tarsos espinosos, las tibias posteriores con dos espuelas terminales algo fuertes y puntiagudas” . El género Cinommata Btlr. es exclusivamente chileno y su única especie vuela desde Valparaíso hasta Valdivia. C IN O M M A T A B IS T R IG A T A

B tlr.

18 8 2 . 18 8 6 .

C in o m in a u bistrigata. B u tia r. T ra n s. E n t. Soc. L o n d ., p . Í 6 . C inom m ata b is trig a u . B arí. C alv. A nal. U n iv . C hile, t. L X IX , p. i323, n. 121.

1886.

C ino m m ata b istrigata. B a it. U n iv .), p. 15, n. 121.

1924.

C ino m m ata b istrigata. D ra u d t (en S íi tz ) . Gross. A m cr. S. u. Schw .. 6 . p. 7 4 9 ; atlas 1 .1 1 2 a.

C alv.

C at.

le p .

C hile

( íp a rt.

Schm ett.

d.

A nal. E rde.

Macho: “Las alas anteriores por encima de un oliváceo gris pálido; una línea blanca (cuyos bordes exteriores son de un moreno oscuro) va desde la base a lo largo de la vena del medio hasta el fin de la célula, y desde allí hacia arriba, en una línea oblicua hasta el ápice; a donde se junta con otra del mismo color que va hasta el borde interno cerca del án ­ gulo externo; en la base de las franjas hay una línea moreno oscura; las franjas son blanquzcas; las alas posteriores son de un moreno arenuzco pálido, con un punto negro al fin de la célula; una línea cónvaca y subangulada dé un moreno oscuro


La f a m ilia

S a tu r n iid a e e n C h ile

51

más allá de! centro; el área externa gris, las franjas con una línea de un m oreno oscuro en la basé; el cuerpo 'blanquizco, con un tinte verdoso, sobre todo, cerca dö los tégulos; las an ­ tenas testáceas; las alas anteriores por debajo d€ un am arillo arenoso pálid o ; . la costa salpicada con escamas grises; un p u n to negro al fin de la célula; las franjas como en el lado superior; las posteriores de color crema, salpicadas con gris; una línela del m ism o color desde el m argen abdom inal hasta el ápice; un p u n to negro al fin de la célula; las franjas algo más pálidas que p o r ene m a; el cuerpo p o r debajo color creina, m orenuzco hacia adelante; el cuello, lós palpos, la super­ ficie de las tibias y los tarsos negruzcos. E xpansión de las alas, 49 m ilím etros. Sel h alla en Las Z orras en Ju n io y principios de julio. H embra: sólo se distingue del m acho en tener las ante­ nas casi simples. “ N osotros añadirem os que el color de fondo es notablem ente más claro y que las dos líneas que cruzan el ala anteirior no se unen en el ápice como en el rriacho, quedan algo separadas. E n general, estas líneas son menos som brea­ das que en el m acho y el tam año de las hem bras es con fre­ cuencia m ayor. E xpansión alar: 41-52 m ilím etros. “Larva?.— ^Largo, 1 J/á pulgada; escasamente vestida con pellos finos; la cabeza de un blanco amarilloso, con una rayita angosta y negra que vá desde el lom p al través de la cara bifurcada cerca de la boca, y una rayita negra en cada lado de la cara;-e l cuerpo de u n gris opaco; con una línea doble en el dorso y una línea ancha y subdorsal de- un blanco am arillo sucio: las líneas anteiriores están interrum pidas en los segmen­ tos 3 y 4 p o r m anchas grandes y negras, y las líneas subdorsales son de un color anaranjado en los segmentos poste­ riores; la línea- de los estígm atas es ancha y blanca, con una rayita h o rizo n tal de color carmesí en cada segm ento, y b o r­ deada p o r eincima y p o r debajo p o r una línea negra angosta; cada segmento tiene seis m anojos de cerdas de color moreno pálido con las extrem idades negras; su longitud es algo m e­ nos que una línea; dos son subdorsales, dos laterales y dos deibajo de los estígm atas; una espina pequeña y lisa de cerca de 1 /1 6 de una pulgada, blanda y de un color rojo encen­ dido, nace de una línea blanca de los estígmatas en cada lado del q u in to segm ento; los estígmatas son blancos orillados de m oreno claro; p o r debajo el color es de un blanco am arillo sucio, a m enudo teñicío de verde; las patas verdaderas y f.ilsas, de un m oreno m uy pálido. Se alim enta de coHgüe. y


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Emilio Ureta R-

está enteramente adulta en el principio de diciembre: se pue­ den obteneir, cuando jóvenes, apaleando los coligües” . ab. IZ Q U IE R D O I. nova.

Puede decirse que Cinommata bistrigata Btlr. es una especie que presenta muy poca variación. Sin embargo, exis­ te un macho en la Colección Izquierdo que preisenta de un color pardo- oscuro todo el espacio comprendido entre las dos líneas características de las alas anteriores, carácter por el cual se diferencia notoriamentei de todos los ejemplares co­ nocidos. Lo clasificamos como aberrac ón Izquierdoi, en ho­ menaje a don Roberto Izquierdo Phillips, celoso eficaz con­ servador de la colección formada por su señor padre, el Prof. don Vicentei Izquierdo Sanfuentes. Colectado en San Isidro fprov. de C autín), en el año 1885. Holotipo macho, , en la Colección . Izquierdo. Distribución geográfica y época de. vuelo: Chile, desde Quillota hasta Vald via. Quillota (5-V III-1894, Izquierdo), Viña del M ar (V I-V III,- B etzhoíd), Galvarino (25-III1929, Bullock), Panguipulli (E. S. R eed), Lautaro (IX1895, Izquierdo), San Isidro (prov. de Cautín, 1885, Izq.) y Valdivia (Izquierdo) . Comentario: Esta especie es más abundante en la costa y constituye el satúrnido chileno de más amplia época de- vue­ lo, marzo a septiembre. En la zona central vuela desdei jjinio, en el sur es más temprana. G é n ero : C e rc o p h a n a F ld r.

"Los segmentos proximales de la antena no tienen for­ ma de qu lia por debajo. Extremidad distal del palpo más corta quei el siguiente. Las antenas largamente pectinadas en el macho, mucho menos en la hembra. Sólo dos especies, una muy variable. T ip o : Frauenfeldi”. C E R C O P H A N A F R A U E N F E L D I (F ld r.). 1862, 18 7 5 . 1882.

C crcophora Frauenfeldi. Fcldcr. V crh, z . b. Gcs. "Wien, 2 5 , -p .. 4 9 6 . C crcophora Frauenfeldi. F íld er. R íisc d cr N ov ara, lám . 9 5 , fig. 6 . C crcophora Frauenfeldi. B u tlcr. T ra n s . E n t. Soc. L o n d .

18 8 6 .

C ercopbora Frauenfeldi. B art. C alv. p. 3 2 3 . n. 122.

A nal.

U n iv .

C h ile,

t.

L X IX .


La fam ilia Saturnìidac en Chile 1886.

C e rc o p h o ra F ra u c n fc id i. B a rt. C a lv . p. 15, n. 122. . ,

1888.

C e rc o p h a n a F ra u e n fc ld i. r. IV . p . 1 1 . C e rc o p h a n a F ra u c n fe ld i. p . 51C e rc o p h a n a fra u c n fe ld i. A m c r. S. u . S c h w .. 6 .

1898. 1924.

M ab íllc.

L cp.

M iss.

S ta u d in g c r.

C h ile

Scicnt.

53 (a p a rt. A n a l. U n iv .) , du

H a m b . M ag a lh .

D í a u d t (en S e itz ). G ro ss. p . 8 1 8 : a th s L . 1 2 2 c.

C ap

H o rn .

S a m m e lr.,

L cpid-,

S c h m c tt. d. E rd e.

Diagnosis de D raudt: "A la anterior café grisáceo am a­ rillento, lavado de café rojizo hacia las franjas, con tres lí­ neas transversales dentadas, la antem ediana hace ' relieve en form a cuadrada p o r debajo de. la celdilla, detrás de ella hay una m ancha oscura en el ángulo celular anterior y que tam ­ bién puede faltar. La subterm inal form a altos arcos, cuyos term nales sel engruesan sobre las venas. A la posterior caudada. E n la hem bra, que es finam ente escamada, el color de fondo es am arillo crema, las líneas p ar­ duscas son m uy débiles, la postm ediana apenas dentada. El ala posterior es casi totalm ente redondeada” . Las hem bras son algo más grande que los machos. L arva (B u tler) ; "L a cabeza de un verde blanquizco, con unos pocos pelos m uy finos y cortos, de color negro; el segundo segm ento verde pálido, algo más grande que la cabelza, con algunos pelos como los de ésta, que salen del borde anterior y están dirigidos hacia adelante; en cada lado uno de estos pelos es algo más largo qué los demás y- se engruesa hacia la p u n ta; el tercer segmento es m ayor que d segundo y tiene una m ancha ovalada de un blanco rosado orillado con una línea fina de color negro sobre el dorso; el cuarto seg­ m ento es m ucho m ayor que. el tercero y form a una em inenc’a sobre el dorso; esta eminencia o pico es verde, densamente salpicado de am arillo y dirigida hacia adelante; inm ediata­ mente al fre'nte de este pico hay una m ancha igual a la que h ay en el tercer segmento, perei de. m enor tam año; tan to el tercero como el cuarto segm ento tienen algunos pelos m uy finos y sedosos ein cada lado y uno en cada lado de cada seg­ m ento se engruesa en la extrem idad; desde la cima del pico y en cada lado hay una línea en relieve de un color am ar'llo que va a lo largo del cuerpo, encima de los estígmatas y aue term ina en una p u n ta aguda que parece cola y de un co’or am arillo, en la ex trem idad, del segmento doce; el resto del cuerno es dei un verde pálido, salpicado con am arillo, incli­ nándose a un verde blanquizco sobre el dorso; los segmentos


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Emilio Ureta R.

cinco y seis, tienen manchas rosadas íobre el dorso, y en cada segmento iiay un punto negro encima, y adjunto a la línea lateral, de dohde sale un pelo largo, fino y negro grueso en la punta; las patas verdaderas y falsas, de un verde pálido y cubiertas ligeramente con una pelusa del m smo color; el cueirpo desde el cuarto segmento va adelgazándose gradual­ mente hasta que termina en una punta aguda. Esta larva es muy perezosa en sus costumbres y se adhiere con mucha fuerza a la planta alimenticia; cuando está en descanso, la cabeza está casi escondida deibajo del segundo segmento, y los segmentos segundo y tercero están contraídos y formando un ángulo recto con el pico del cuarto segmento. Vive sobre el peumo (Crytocarya peutnus), en noviem­ bre) y la mariposa aparece en febrero” . Capullo ovalado, según,Jordán está abierto en el polo superior, según Izquierdo, cerrado en ambos lados. Nosotros estamos de acuerdo con esta última opinión. Dhiribución geográfica y época de vuelo: Chile, desde Valparaíso hasta Tierra dell Fuego. Viña del M ar (IV, Iz ­ quierdo y B etzhold), Termas de Cauqueines (V. Flaminio R u iz ), Principal (IV, Izquierdo), Bío-Bío (Edw yn S. R eed), San Isidro. (Temuco, Izquierdo), Valdivia, Bahía Orange (Tierra del Fuego, Dr. H yadeá). CERCOPHANA V E N U ST A

(W lk r.).

185S. 18 5 9 .

E u d e lii ( .') venusta. W alker. C ^t.. H ct. Lep. B. M . V II, p. 1 7 6 5 . B om byx aristoteliac. P h ilip p i A nal. U n iv . C hile. X V I, p. 1 1 0 5 .

1864. 1882.

Eudelia tufesccns. P h ilip p i, S'tcltin E n t. Z cit., 25 Ja h rg ., p. 91 . E udelia venusta. B u tk r. T ra n s . E n t. Soc. L ond.

1886.

Eudelia venusta. B u tk r. C alv. A nal. U n iv . C hile., t. L X IX , p. ? 2 Í , n. 123.

1886.

Eudelia venusta, B art. C alv. C at. Lep. C hile n. 123,

9116. 1924

E udelia venusta: Silva F igueroa. Bo!. M us. Nac, C hile, t. IX , p ; 6 ! . C ercophana venusta, D ra u d t (en S e itz ). C ross. Schm ett. d . Erd-,-, A m er, S. u. Schw ., 6 , p. 8 1 8 ; atlas, !ám. 122 c.

(a p a rt. A n ales), p .

15.

Es una especie extraordinariameinte variable, de un color de fondo amarillo-maíz hasta rojo-castaño, A menudo la­ vado de rosa rojizo, con mancha discoidal redonda, blanca, bordeada de café. Una postmediana lisa, café y detrás una subterminal aserrada que a menudo falta. A veces todas estas líneas están borradas. En algunos ejemplares la mancha blan­


La fam ilia Saturníidae en Chile

’ 55

ca discoidal llega a m edir 4,5 cms. en su m ayor longitud (h o riz o n ta l) . E n el centro de esta m ancha hay algunas es­ camas oscuras. E l m acho presenta larga •cola en las alas posteriores, la hem bra, no. E xp an sió n alar: M acho, 6,5 cms. H em bra, hasta 8 cms. Larva (B utler) : "Parecida a la larva de C. -frauenfeídi, pero es distinta en su m ayor tam año, en tener la línea en relieve que va desde el pico del. cuarto segmeinto, de un azul pálido p o r arriba y blanco p o r debajo, en tener dicha línea interrum pida en los costados del quinto segmento por tres líneas cortas, la de. más encima azul, la del centro negra y la inferior an aranjado, y lo demás de la línea lateral de un am a­ rillo pálido p o r encima, y rosado p o r debajo; faltan tam bién las m anchas rojas en los segmentos 3, 4, 5 y 6, y la, línea del dorso es de un verde- más pálido que el resto del cuerpo. Se alim enta de m aitén (M aytenus boaria M o l). C apullo: Es distinto del de C. frauenfeídi, en tener la form a de pera en vez de ovalado, y es de color gris en v€z de am arillo; la larva hila su capullo en agosto y setiembre” . D istribución geográfica y época de vuelo: Chile, desde C oquim bo hasta V aldivia. Illapel (W agenknecht) ; V alp a­ raíso ( I I I ) , V iñ a del M ar, M aipú (II, U r e ta ) , Santiago, Queltehues (U reta y Palm a, III y IV ) , Curicó (II Enrique) U re ta ), T alca, A raucanía (III, Izq u ie rd o ), C ayutúe (15-11, W o lffh ü g el), V aldivia. ■• CERCOPHANA V EN U STA 1882. 1886. 1886 1916. 1924.

5 sp.

V U LPES

( B tlr .) ,

E u d e lia v u lp e s. B u tle r. T r a n s . E n t. Soc. L e n d ., p . 18. E u d e lià v u lp e s. B a it. C a lv . A n a l. U n iv . O h il« . t. L X I ^ , p . 3 2 3 , n. 124. E u d e lia c u lp e s . B a r t. C a lv . C a t. L ep . C h ih (a p a rt. A n a le s), p . 15, n. 124. E u d e lia vu lp es. S ilv a F ig u e ro a , B o l. M u s. N ¿c. C h ile , t. IX . 6 2 ; 1. V . n. 3. C e rc o p h a n a v e n u sta f. v u lp es. D r a u d t (en S c itz ). G ross. S c h m e tt. d. E rd e . A m cr. S. u . S c h w .. 6 , p. 8 1 8 .

“M uy cerca a Eudelia venusta; las alas por encima de un color rojo o castaño rojizo, la línea interna del disco a n ­ cha, m uy m arcada y de color m oreno rojizo en todas las alas; la línea externa de las alas, anteriores no existe, pero en las posteriores está más definida que en E. venusta; el ocelo blan­ co de las anteriores más grande y toca la línea interna; falta


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Emilio Urcta R.

la pequeña mancha negruzca en la célula de las posteriores; la mitad de la costa de las alas posteriores de color salmón pálido en vez de amarillo; las alas anteriores mucho más en­ corvadas y el ápic€ más agudo,' y las posteriores con la cola más larga que venusta; el cuerpo por encima más rojizo; la superficie inferior de las alas d fiere de igual modo. E xpan­ sión de las alas de 70 a 75 milímetros. Se halla en Corral, Valdivia, en m arzo” . Comentario: Creemos que vulpes debe quedar como subespecie. Existe únicamente en la región de Valdivia y debe caracterizarse por presentar las lineas que atráviesan las alas muy marcadas, por su m ayor tamaño, por ser más largas las colas de las alas posteriores. En cuanto a la mancha discoidal tangente a la línea interna no le atribuimos ningún valor es­ pecífico, pues es esta mancha excesivamente) variable en su re­ lación con esta línea. G é n ero ; N e o c e rc o p h a n a Izq. 1895. 1924.

N eocercophana. Izq u ierd o , A nal. U n iv . C hile, t. X C , p. 8 1 8 , Neocercophana. D ra u d t (en S c itz ). G ross. Schm ett. d. Erde. S. u. Schw ., 6 , p . 8 1 9 .

A m er.

"Explorando las selvas de’las .montañas de Chillán y de la Araucanía (Hacienda de San Ignacio) ■hemos descubierto un lepidópteiro del grupo de las Saturniidae que no encontra­ rnos descrito en ninguno de los autoreis que se ocupan de la fauna chilena. Creemos que debe formar un nuevo género; se verá por los caractere;s que damos más adelante que es jus­ tificado nuestro parecer. Habita sobre la planta trepadora que en el sur llaman Canelillo; (Hydrangea scandens. Poepp. cornidia integerrima Hook. et Arn. Gay, Botán, tom. 3, p. 48) : vegeta! de la familia de las Saxifragáceas. Tiene aspecto de Cercophana, pero es más- chica y con dibujos muy diferentes. Cabeza relativamente pequeña: ojos libres, entre éstos, en la frente, hay un m anojo de pelos leona­ dos. T rom pa enteramente atrofiada. Palpos (lám. III, fig. 14) bien desarrollados, salientes, paralelos entre sí, dirigidos ligeramente hac'a abajo, algo encorvados: a la simple vista el III artículo tiene forma de lanza y es de color chocolate oscuro. El primer artículo es cilindrico y muy corto, está cubierto en la cara dorsal de pelos cortos y poco apretados, mientras que la superficie ventral está densamente poblada de pelos muy largos dirigidos hacia abajo y adelante. El II


La fam ilia Saturnildae en Chile

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artículo del m ism o grosor, pero de doble longitud que el anterior, revestidcí p o r. encima y p o r debajo de la misma clase de pelos. E l III es más delgado, form a un ángulo obtuso con el anterior, está dirigido hacia abajo y term ina en una p u n ta lanceolar, está com pletam ente tapizado de escamas m uy cortas que sólo se ven bien con un fueíte lente; por esto parece desnudo a la sim ple vista. E n el género Cercophana el III artículo term ina en p u n ta redondeada -provista de una escotadura en el vértice y de pelos largos y densos. A ntenas: Son pectinadas en am bos sexos, en el m acho lo son tan fuertem ente que podrían llam arse plumosas-, en la hem bra m ucho menos, p e r o , más que en Cercophana. Las pectinaciones son simples y eistán cubiertas de pelos finos. Patas: C om o en toda fam ilia, bastante peludas. Las anteriores con el m uslo m uy poblado de pelos sedosos y la r­ gos en su cara in te rn a d lo m ism o las. tib'as. El apéndice ti­ bial^ (Schienenblatt) (lám . IV, fig. 1) tiene la form a de una lam inilla delgada, teirmínada en p u n ta redonda y con bordes más paralelos que en Cercophana: en esta últim a (lam . IV , fig. 2) tiene la form a de un dedo p u lg ar en ligera flexión: en am bos géneros tiene pelos cortos y escasos. Las patas me­ dias y las posteiriores con el m uslo cubierto p o r el lado in­ terno con largos pelos sedosos, m uy finos y espesos; la tibia, en su cára externa, tiene escamas no m uy abundantes; ein Cercophana h ay pelos. E n esta últim a los tarsos tienen es­ camas m ucho más largas. T ó ra x : T ien e form a cuadrangular: eistá densamente poblado, p o r encima y p o r debajo de pelos largos, lanudos V term inados en p u nta. • Alas: E n el macho, las anteriores tienen form a tria n ­ gular bien desarrolladas; el borde anterior casi recto, ofrece £tn su parte media una ligerísima concavidad anterior. El ápex obtuso echado ligeram ente hacia atrás. El borde estre­ cho externo bastante más curvo que en Cercophana y sin ondulac'ones. E l ángulo interno casi no existe, pues el borde dxterno se continúa con el interno form ando una gran curva. E l borde in tern o ?lgo convexo. _ Las posteriores poco des­ arrolladas en relación con las anteriores, el ápex m uy obtuso, form ado p o r una curva m uy abierta, el borde anterior con­ vexo; el posterior se prolonga en una cola, larga dci 6 y. ancha de 3 m ilím etros dirigida hacia atrás _v afuera. El ángulo anal es bien acentuado: el borde abdom inal ligerarnente cóncavo. E n la hem bra las anteriores como en el macho, un poco más


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Emilio Ureta R.

grandes; las posteriores poseen en lugar de col? una eminen■eia insignificante. N E O C E R C O P H A N A P H IL IP P I Izq. 1895.

N eocetcopban» p h ilip p i. Izq u ierd o . A n al. U n iv . O hilc, t. X C , p . 8 2 0 .

1924.

lám . III. N eocercophaní p h ilip p i. D ra u d t A m et. S. u. Schw .,

6

(en S e itz ). Gro^s. Schm ett. d. E rde.

, p. 8 1 9 , lám . 1 2 2 d.

“Huevo: De color verde lim ón (como el de las Hyper~ chirlas), de forma elíptica, superficie lisa, brillante, c o n una depresión en el medio, ligeramente aplastado. Longitud, 1)4 milímetros; ancho, ^ de milímetro. La membrana es bastante gruesa, algo opaca; observada con fuerte aumento (200 veces) muestra conductitos finísimos muy parecidos a los del huevo de Hyperchiria, pero más f .nos y casi sin ensan­ chamiento en su extremidad exteirna. Todos, están orienta­ dos oblicuamente y en el mismo sentido y no parecen atrave­ sar el espesor de la m.embrana. Oruga: Nos es desconocida, sólo sabemos que se ali­ menta de la planta ya mencionada y que debe construir su capullo en los meses de noviembre o diciembre, como otros Bombix chilenos. Es singular que dentro de los capullos no S0 encuentre nunca la piel de la larva; es posible que el ani­ mal la arroje por la abertura inferior de él en el momento de transformarse en crisálida. Crisálida: Color castaño oscuro; 18 milímetros de largo; más delgada que la de Cercophana; la de ésta es de color castaño claro. È1 último segmento teirmina en una cola larga de 2 milímetros y ancha de 1, la cual remata en dos pdqueños cuernos laterales muy puntiagudos. Esta cola asoma por el agujero inferior del capullo y está al aire libre. La crisálida de Cercophana carece: de este apéndice; í u últim o segmento termina en un pequeño tubérculo erizado de espinitas en forma d i gancho. Capullo: Las orugas de lepidópteros fabrican a veces habitaciones bien singiilare's. e ingeniosas para proteger í u s crisálidas: pero creemos que ninguna de las especies chilenas ha llegado a tanta perfección como la de que ahora nos ocu­ pamos. La construcción es tan singular y tan distinta de, la que usan los otros Bombix de Chile que merece una descrip­ ción algo detallada. Su fabricación impoñe a la oruga un trabajo mecánico difícil de compremder, cuando se piensa que


La fam ilia Saturniidae en Chile

.

39

el capullo no está sésil, com o el de otras especies, sino colgado de un fino cordón de seda. Se encuentra pendieinte de los pecíolós de las hojas o de las ram as delgadas de la planta, y colocado de tal m anera que las hojas lo ocultan, está p o r de­ trás dei ellas; para verlo conviene invertir las hojas de la p la n ­ ta. Además teniendo cierta rigidez guarda paralelism o con el eje de la hoja. Es de form a fusiform e, sus extrem os son delgados y largos, la p arte m edia es gruesa, en form a de vientre y con­ tiene en su in terio r la crisálida. L ongitud total 5 >4 a 6 cen­ tím etros. L a extrem idad superior es un cordoncito cilindrico o aplastado, de m edio m ilím etro de espesor el cual adhiere a la p lan ta p o r una fuerte am arra tu b u lar de hilos de seda, por la o tra p u n ta, el cordón se ensancha en form a de cono y se ahu<5;a para continuarse en la parte media. Esta ú lt ma es de form a elíptica, ovoide, em la parte más ancha tiene 34 m i­ lím etros de circunferencia y sus dos extrem os están abiertos. La abeirtura superior es grande, pero sus bordes son paralelos y están casi en contacto entre sí. Si estos bordes son elásticos y vuelven a su lu g ar cuando h an sido separados artificial­ m ente; p o r esta razón no se nota cuando ha- salido la m a­ riposa, pues no neceis ta esta rom per el capullo. La abertura inferior tiene la form a de un agujero elíptico o parabólico y está en el m ism o lado que la superior. P o r esta abertura asoma la cola de la criíálida. El airei tiene, pues, entrada al interior. Los otros B om bix de Chile que tienen cierto pa­ rentesco con el que describimos, como Eudelia y Cercophana construyen capullos heirméticamente cerrados y 4^ form a ovoide. L a extrem idad inferior del capullo está form ada por una lengüeta papirácea, en form a de espátula y m uy delgada. E n la cara an terior de la parte habitada p o r 1? crisálida, existe, en los diez ejemplares que tenemos a la vista, una fi­ gura elíptica, form ada p o r dos líneas en reli¿ive que se reúnen en las partes laterales. .Estas líneas prom inentes p o r fuera corresponden a surcos en la cara interna: difícil eu com pren­ der cuál sea su utilidad, quizás sirvan de pu n to de apoyo a la crisálida .cuando el insecto trata de abandonar el capullo. L a extrem idad superior no está en realidad abierta, com o se ha dicho más arriba, pues en verdad existe por dentro, a 2 ó 3 m ilím etros de la abertura, un verdadero diafragm a h o ­ rizontal, inseirto en su borde perifér’co en la pared del capu­ llo, el cual obstruye todo el lum en. Este diafragm a es en form a de iris, pues siendo circular tiene en el centro^ un pequeiñ'o agujero, una verdadera pupila: está construido con


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Emilio Ureta R.

hilos de seda color amarillo rojizo y de dirección circular. Su tejido es muy fino, frágil: fác;l de romper. El color dei capullo €s amarillo pálido, color madera; su tejido es denso, resistente', muy fino; la superficie externa es rugosa. . Está construido con seda amalgamada con alguna sustancia glutinosa. La superficie interna es la imagen ne­ gativa de la externa, a las rugosidades corresponden deipresiones. El tra'bajo que una tal habitación impone a la oruga es difícil de comprender; en efecto, toda la partei ocupada por la crisálida tiene que ser tejida sin más punto de apoyo que el que put'de o'frecer el delgado cordón del extremo superior, pues todo el capullo está suspendido en el aíre. Imago: Las antenas y pelos de la frente en ambos sexos, color café oscuro. Los palpos color castaño oscuro. El tórax, por «incima tapizado de pelos amarillosos, leonados, muy finos, más oscuros en el macho que en la hembra, cu­ biertos por los abundantes pelos lanudos de los tégulos, los cuales cubren los costados y caen sobre la base de las alas; tistos pelos color chocolate están .mezclados con algunos blan­ quizcos. La superficie inferior del tórax tiene pelos amari­ llosos y no muy largos. En_la raíz de las antenas del macho hay un manojito prominente de pelos blanquizcos. El ab­ domen en ambos sexos revestidos de pelos leonados. Patas: Los muslos provistos de largos pelos del mis­ mo color que los que cubren por debajo; el tórax. Las tibias tapizadas por su lado externo, de escamas co'.or chocolate mezcladas con otras de color blanco, las que les dan aspecto canoso. Los tarsos revestidos como las tibias, pero las esca­ mas son menos numerosas y más pequeñas. Alas: Anteriores en el macho, borde costal color cho­ colate oscuro: en su parte media está salpicado de escamas blancas: además, la linea que separa la región basi'ar del disco, remata en la costa en una maricíjita blanca, debida a una agrupación de escamas del mismo color. La cara supe­ rior está perfectamente dividida en tres regiones por dos líneas bien marcadas, ambas convexas hacia afuera y de calor blanquizco: la más interna, que separa la base deí disco, está orillada por fuera de color chocolate y remata en la costa en una manchila blanca; la más externa, que separa el disco del margen, está orillada por dentro del mismo color. La base es color chocolate salpicada uniformemente de escamas blancas, aspeicto canoso. El disco color café unifor­ me, con una mancha b’anquizca en la región costal, la misma


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que,se ve en la p arte media de la costa: esta m ancha es causa­ da p o r escamas blancas. E l m argen es chocolate más claro que la base, con un ligero tin te' mcjrado, algo ceniciento, de­ bido .á escamas blancas m uy apretadas. Las franjas color café con borde fino amarilloso.. A las posteriores-, la base y el disco de un color uniform e leoinado amariUoso, tapizadas de pelos lanudos, densos, largos y del mismo color. U n a línea color café, que form a un ángulo a b iertc hacia adelante, frente, a la cola, separa el disco del m argen; este últim o y la cola en que se p ro longa el ala, tienen el mismo color que el m argen de las anteriores. P ero este co lo r se pierde poco a poco y se tran sfo rm a en leonado hacia el ápex de las poste­ riores. E n el ángulo anal hay una pequeña m ancha blanca form ada p o r escamas del mismo color. El borde abdom inal guarnecido de abundantes pelos rojizos m uy finos. S uperfi­ cie in ferior: las cuatro alas son de color leonado bastante un i­ forme, u n poco más oscuro en las posteriores. P o r todas partes se ven escamas blanquizcas, siendo muchoi m ás num e­ rosas que en la región del borde anterior y de la base de las posteriores. U n a línea color café, apenas visible, separa, en las cuatro alas el disco del m argen y en las posteriores se ve en la célula discoidal un pequeño p u n to císcuro. Las franjas como en la cara superior. E n Vas anteriores se m arcan bien las venas p o r un tin te más oscuro. A las en la hem bra: las anteriores por encima, ofrecen las mismas particularidades que en el macho, siendo el tinte general, más claro. Las posteriores tienen la .base y el disco com o en el m acho; una línea poco marcada, color café, o ri­ llada p o r,fu era de blanquizco separa el disco del m argen; este últim o es algo más claro que en el macho. P o r debajo, el color en todas am arilloso, leonado uniform e. Existen ape­ nas indicios de la línea café que lim ita el margen pc5r dentro. E n las posteriores un pequeño p u n to oscuro en la célula. Es posible que este género sea ya conocido, pues nada extraño sería que existiera tam bién al otro lado de los A n ­ des, pero la dificultad que existe en Santiago para proporcio­ narse trab ajo s sobre la fauna sud-am ericana no nos ha p er­ m itido com probar el hecho. , . Las condiciones de existencia de este insecto están, sin duda, relacionadas con el clim a, húm edo y tem plado de las selvas del su r de C h i’e; necesita de m ucho vapor de para desarrollarse. E n enero del 94 trajim os de C hillán y de la A raucanía doce capullos con crisálidas vivas. F ueron co­ locados en una caja apropiada en la cual existía bastante


Emilio Ur'eta R.

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vaj>or de agua; a pesar de todas las precauciones tomadas, sólo se desarrollaron dop ejemp ares, un macho y una hem­ bra. Casi todos los demás salieron, pero sus alas han do enteramente atrofiadas. Han aparecido entre el 25 de abril y el 25 de mayo, siempre por la Urde. En el Musco Nacional existe un ejemplar hembra, p ro ­ bablemente de Valdivia. Expansión de las.alas, macho y hembra, 48 mm. Hembra hasta 5,8 mm. . ^ Distribución geográfica y época de vuelo: Chi e. C hi­ llán y San Ignacio (Temuco, Izquierdo, IV y V ), Cayutúe (8-V-39, W olffhügel), VaMivia. G énero: M icrodulia Jo rd á n .

“Caracterizado por las alas no caudades en ambos sexos. Una sola especie” . M IC R O D U L IA M IR A B IL IS R o th ich . 1895. 1920.

M icrodulia midabilis. R otschild. N o v . Z ool., II, p . 4 6 . Lasiocam pa Izquicrdoi. Silva Figucroa. B ol. M us. Nac. C hile,

1924.

p. 5, fig. 1. M icrodulia ^.irabilis. D ra u d t (en S c itz ). Gross. A m cr. S. u. Schw ., 6 , p. 8 1 9 : atlas 1 .1 2 2 d.

Schm «tt.

t. d.

X I. E rd e.

Diagnosis de Silva: “Hembra. L. capite parvo, abscondito, thorace piloso. Colore genpratim fusco-pallido. Alis anticis fasciis tribus ferrugineis transversis, quibus marginali longiore; alis posticis br€vioribus anticis. Abdomine crasso, pilis brevibus densisque obtecto. Long. corp. 15 mm. Exp. alar. 45 m m .” . “La hembra tiene la cabeza pequeña y escondida, ocul­ ta por largos pelos de color canela claro, que cubren igual­ mente el tórax. Las antenas son débilmente pectinadas y los palpos cortos y peludos. El fondo general de las alas es muy semejante al de la Dirphia Am phim one (F) Berg, o rea, un tinte canela claro. Las anteriores tienen la cara superior atravesada por tres fajas ferrugíneas: la I es delgada, y se hal’a en el tercio ba.«al; la segunda es más ancha y oscura y se halla en la mitad del ala, a la altura de las nervaduras disco-celulares, en donde; preci­ samente, se encuentra una pequeña manch’ta blanquecina. La tercera faja ferruginea es ancha y recorre todo el borde ex-


La fam ilia Saturniidae en Chile

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terno, desde el ángulo interno al ápice, en donde se p>one m ás oscura. E l espacio que se encuentra entre la segunda y la tercera faja ferruginea, m uestra un tin te rojizo grisáceo, bas­ tante aparente. Las alas posteriores presentan, más o menos, la misma distribución de colores que la de las alas anteriores, aunque las fajas ferrugíneas son menos teñidas y la banda rojiza grisácea más m arcada. Sobre 'as venas disco-celulares se observa una pequeña m anchita ferruginea. P o r la página inferior, ■am bas alas no presentan m odi­ ficación notatile, sino las mismas fajas descritas para la cara superior, pero-m ás débilm ente coloreadas. E n cambio, ' apare­ cen con m ay o r nitidez las m anchitas claras y oscuras situadas sobre las venas disco-celulares, así como la segunda faja fe­ rruginea y la tercera m arginal, que se presenta m ucho más reñida en el ápice. T ip o : 3 ejem plares en la colección del Museo Nacional. M acho. L. capite praestansiore quam in famae; antennis ferrugineis, bipectinatis; alis anticis supra fuscis, m acula alba ovata super celulis disco-celularibus. Alis posticis fulvo-pallidis, fascia ferruginea in medio disci, altera latiorein m ar­ gine. Long. C o r p . 10 m m .; E xp. alar. 36 m m .” . "C abeza un poco más saliente que en la hem bra. A nte­ nas fuertem ente l»ipectinadas y ferrugíneas. A ’ás superiores, p o r encima, de color pardo, más claro en la base y más teñidO(. en el m argen apical. E stán atraves'adas por dos fajas más os­ curas: la I, en el terci basai, es poco m arcada; la IL es bien m anifiesta, y corre p o r la m itad del ala, a la altura de las ve­ nas discotcelulares, sobre las cua’es se halla una m ancha blanco ovalada y blanquizca, orillada de pardo. Las alas posteriores son de color leonado am arillento, atravesada p o r dos fajas ferrugíneas: la I es angosta, y reco­ rre el disco al exterior de las venas disco-celu'ares; la II es más ancha y toca el borde externo. La parte de las venas que queda entre am bas fajas ferrugíneas es, tam bién, del mismo color. Las alas anteriores, por debajo, son leonado am arillen­ tas, a excepción de u na faja ferruginea m uy oscura que atra ­ viesa el ala al exterior de la célula discoidaV, y de la región apical, que es pard o rojiza. La m ancha blanca sobre las ve­ nas disco-celulares aparece débilm ente am arillenta. La página inferior de las alas p>osteriores tiene el m ism o ton o general que e' de las anteriores. Está atravesada p o r tres fajas de un m oreno pálido; la I, en el tercio,>basai; la II,


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Emilio Urcta R.

a la altura de las venas disco-celulares, y la III, en el margen, la cual corresponde a la faja oscura del borde externo de la cara superior. Tipo: 4 ejemplares en la colocación del Museo N a­ cional. El capullo mide 15 milímetros de longitud. Es de color crema amarillento y de consisteocia pergaminosa, muy resis­ tente” . Distribución geográfica y época de vuelo: Chile. Baños del Flaco (III, O lave), Chillán (XI, Izquierdo), Valdivia (II, Izquierdo y P h ilip p i). ' Comentario: Esta especie constituye el satúrnido chile­ no más pequeño, pues el macho tiene, una expansión alar de 37 milímetros y la hembra, de 53.


E X P E D IC IO N O R N IT C L C G IC A AL N O R T E D E C H IL E Por RO DU LFO

A . P H I L I P P I B ., A L F R E D O

W . JO H N S O N

y JA C K D . G O O D A LL ,

IN T R O D U C C IO N

E n enero de 1940 efectuamos una expedición a la p ro ­ vincia de T arap acá. Lo/s resultados fueren .pub’icados en el B oletín del M useo N acional de H istoria N atural, T o m o X IX , 1941, pp. 4 3 -7 7 , con 8 grabados. L a necesidad de com pletar los estudios de dicha expedi­ ción V sobre todo la de visitar el D epto. de Arica, nos lleva­ ron a hacer este viaje. A provecham os tam bién para estudiar en el D epto. de T o co p illa la nidificación de la “ garum a” L arns m odestus y el valle del río C opiapó desde H ornito hasta P u e rto Viejo. P ara no alargar esta publicación, recomendamos al lec­ tor revisar el artículo sobre las Aves de T arapacá. (13) N os incitaban especialmente ?. visitar Arica y cordi^era vecina los estudios que hemos hecho sobre la colección Frobeen, hecha p o r este señbr entre los años 1851 a 1854. Esta colección, conservada en e' Museo .de Santiago, y estu­ diada p o r el D r. R . A. P h ilip p i y por L udw ig Landbeck, or>ginó la descripción de num erosas especies y subespecies nuevas para la ciencia. Deseábamos recorrer dicha zona, y conseguir topotipos. (10,)


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R- A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Coodall

ZONAS RECORRIDAS

Iquiquc y playas de C hucum na,.— Dedicamos una tar­ de a visitar Punta Chucumata, situada a 35 kms. al S. de Iquique. Es una región muy pintoresca, con rocas . y playas pequeñas. 'A pocos cientos de metros cae la cordillera de l.i Costa en forma perpendicular. Allí estudiamos Larus belcberi y Sterna lorata. Arica y alrededores. — Esto inc'uyó la ciudad, playas y valles vecinos. Vi-sitamos los siguientes lugares: Chacras de La Chimba y Chinchorro, inmediatamente al N. de la ciuda.d. Valle de Azapa, basta 20 kms. V alle arriba. Valle del Lluta, desde Rosario de Lluta hasta Chacalluta y 'la desembocadura del río en el mar. Es un valle muy fér­ til y en gran parte cultivado con alfalfa, maíz, algodón, etc. Hay en algunos sitios pajonales pantanosos, en otros, arbus­ tos como la chilca (Pluchea chingoya), y árboles como molles (Schinus moUe), chañares (Gourliea decorticans), tam arin­ dos (Tam aryx gallica), etc. Es una zona rica en aves, en su mayoi parte de origen peruano. P.'aya de la Lisera, 3 kms. al S. de Arica. Estación Alcérreca. — En el trayecto de Arica a L^ Paz y a 4,000 metros de altura. Está en plena zona de la Puna, a pocos kilómetros al N. del profu-ndo'valle del Lluta. Hacia el N. se ve el cono nevado del volcán Tacora y hacia el S.E. el de! volcán Taha,paca. Yareteras del volcán Tahapaca. -— Desde Alcérreca se llega en camión hasta este sitio, después de bajar al lecho profundo del río Lluta y volver a subir. Está en los faldeos del volcán del mismo nombre y a 4,800 metros. Hay allí grandes extensiones cubiertas con yaretas (Laretia compact,i1. Estas Umbelíferas se asemejan a grandes piedras tum o­ rosas cubiertas de musgo verde. Pudimos ver numerosos ejemplares de más de 1 metro de altura y más de 3 metros de ancho. Entre ellas había tolas y yerba de las pam pas (Stipa frígida). En este sitio se deja el camión para seguir en muía hacia Putre, que está al Sur. El camino va orillando los faldeos del volcán y va bajando lentamente. Con frecuencia pasá­ bamos .por quebradas que presentan las formaciones denomi­ nadas “bofeda;íes” , formadas por plantas en cojines de la familia de las Juncáceas, especialmente per Oxychioe. Son


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sitios pantanosos, en ocasiones verdaderas tembladeras, que constituyen u n peligro para las m uías. E n tre estos cojines corre agua proveniente de los deshielos. E n el curso de nues­ tro trab ajo vam os a citar con frecuencia “ los bofedales” , que tienen m ucha im portancia, pues, constituyen el h ab itat ca.si exclusivo de m uchas aves de la zona de la Puna. Después de cabalgar cuatro horas se llega a la Q uebra­ da dp P utre, h ay que b ajar todavía unos 500 m etros para llegar al pueblo que está en el fondo de la Q uebráda. Putro. — Es u n poblado de unas 2 ,0 0 0 almas, capital de la Subdelegación del m ism o nom bre. Está en Lat. 18'’ 12’ S., Long. 69“ 3 5 ’ W . y en los Andes tem plados. Su altu ra , sobre el m ar es de 3 ,5 3 0 metros. A llí se cultiva la papa y varias hortalizas. T am b ién hay grandes cultivos de alfa’fa. E l euraliptus crece m uy bien. H ay ganado vacuno, oveju­ no y llam as. La zona vecina es rica en aves propias a los Andes tem p’ados del S- del Perú. T am b ién hay m am íferos m uy interesantes. N osotros logram os capturar un hurón (G rison, (G risonella cuja) ' M o lin a ), huem ules CHippocamelus antisensis) y vicuñas (V icugna vicugna M o lin a ). Esta ú ltim a era algo, com ún. T am b ién pudim os observar vizca­ chas (L agidium viscasia cuvieii B e n n e tt). P u tre es un sitio m uy apropiado para ^colectar, pues, además de ser rica la avifauna del lugar, posee recursos y puede servir de estación céntrica ■para excursiones a sitios alejados, que son m uy desolados. V iaje de Filtre' a P arinacota. — E l camino va hacía £>1 E., o rillan d o la Q uebrada de P u tre (afluente del L luta) . Se asciende continuam ente y a 2 horas de camino se angosta rrvucho la Q uebrada y tom a el nom bre de Q uebrada de T aip icapua. Poco antes de llegar a ésta se está en form a brusca, podríam os decir que como cortada a cuchillo., en la zona de la P una. A sí com o cambia la vegetación y el clima, lo mismo sucede c®n la avifauna. A l term inar la Q uebrada angosta se llega a u n sitio llam ado Las Cuevas, que está al lado de grandes bofedales. T o d o el trayecto de la Q uebrada de T a ipicagua está a gran altu ra y en los sitios som bríos se podía encontrar nieve, a pesar de estar en la plenitud del verano de, esas regiones. P asando Las Cuevas, el cam ino se bifurca, u n o va al S. E. en dirección al antiguo m ineral de C hóquélim pie (L at. 180'? 18’ S., Long. 69’ 16’ W . y a 4 ,5 5 4 m e­ tros) y al Lago C hungará a 4 ,5 3 9 m etros y situado al_ pie S. de los N evados de P ayachata en. la frontera con B olivia. E l o tro cam ino sigue al E., llegando p ro n to a la Apacheta de


R. A. Philippi, A. W . Johnson, )ack D. Goodall

la Cuinbre (ib4,500 metros), punto donde se llega a los Llanos de Parinacota. que son muy extenses y hacen la im ­ presión de salares, pues a lo lejos se ve hacia el S. la gran Laguna de Parinacota. que es origen del río Lauca, que corre hacia el E., para terminar en el Lago Poo.pó en Bolivia. T oda esa región es muy inhospitalaria y en las tardes el viento es sumamente frío y muy violento. Después de atravesar los Llanos se llega a una zona llena, de montículos de piedras quebradas, -ilgunos que llegan a 30 metros de altura, de vez en cuando se tropieza con casas de aymaraes, que allí se de­ dican a la crianza de ¡lamas y alpacas. Después de 8 horas de viaje se llega a! caserío de Parinacota. Parinacota y Lago Cotacotani. — Parinacota es un pe­ queño caserío (ver foto) rodeado de lagunas y bofedaks, está a 4.392 metros y en Lat. 18'’ 11’ S., Lcng. 69’ 17’ W . A lJ/4 hora én mu'.a y hacia el E. está el bello lago Cotaco­ tani, que está a 4,518 metros, en Lat. 18“’ 11’ S., Long. 699 15’ W. Este lago es muy bello, pues desde él se ven de muv cerca los P^yachata, que son vo'canes cónicos nevados: el Pomerape al N., V el Parinacota al S.. Ambos sobrepasan los 6.200 metros. A propósito de la tagua gigante (Fúlica gigaintea) daremos mayores datos .sobre estos volcanes. ' Arica a Oficina Humberstone (Pozo A lm onte). — ; El viaje se efectuó en camión, de modo que pudimos observar bien el panorama. Sólo en Cuya (Quebrada de Camaroines") pudimos hacer algunas-observaciones ornitológicas. La O fi­ cina Humberstone nos sirvió de centro de viajes a Chusmisa y a Pica. Chusmisa. — Está a 3,170 metros de altura y a 20 kms. al N. de Sibaya en la Quebrada' de Tarapacá. Para llegar a ese sitio se parte de Huara. ( H ) Pica. — Oasis típico, situado al pie de los Andes y casi al frente de la estación de Pintados. (13) Chacance. — Allí visitamos la confluencia del río San Salvador con el Loa. Está en el Depto. de Tocopilla y a 20 kms. al E. de la Oficina María Elena (Lat. 22*^ 2 4 ’ S.. Long. 699 32’ W .). Pampa de Colupo. — A unos 35 kms, al E. de T ocopi­ lla. (Mayores detalles al tratar la nidificación de Larus modí-stus). . Hornito. — Valle del Cc;piapó, a 51 kms. al S. S- E. de Copiapó y a 799 metros entre las estaciones de Yeso y de Tres Puentes. Lat. 27’ 4 4 ’ S., Long. 70'=’ 11’ W.


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P u erto V iejo. — D os kms. al S. de la desembocadura del rio C o piapó y a 55 kms. al O. de la ciudad de C opiapó. -A G R A D E C IM IE N T O S

Deseamos dejar constancia de nuestros agradecim ientos' a las siguientes personas que en una u o tra form a facilitaron nuestra labor: E n Iquique. Los señores Ernesto' y Bertie H um berstonc. antiguos amigos, no escatim aron esfuerzos para atender­ nos. Igualinente don P edro M edrano y el señor C arlos Petersen. A d m in istrad o r de la O ficina H um berstone. E n Arica. — ■E n p rim er lugar, el señor G obernador del D epartam ento, General don Ju a n C ontreras, quien, com pe­ netrado de la im portancia de nuestras investigaciones, nos dió toda clase de facilidades que hicieron posible el viaje a la C o r­ dillera de P utre. L o m ism o vale para el señor Prefecto de Carabineros, Corone! Cerda, el C om andante M u ñ o z y el C apitán Heyquema que, con tan to entusiasm o se pusieron a nuestras órdemes y nos p ro p o rcio n aro n ayuda. L a fam ilia Euenzaíida nos dió facilidades para visitar el valle de L luta. E l A dm in istrad o r del H otel Pacífico, don Federico von Des.sauer, nos ayudó m ucho para conservar nuestras colec­ ciones. E n Alcérrecá. — L a C om pañía A zufrera de Tahapaca. perteneciente a la firm a C ánepa y C ía., nos atendió en form a extraordinaria, proporcionándonos alojam ientos y el camión para llegar hasta las Y areteras del V olcán T ahapaca. Igüal cosa sucedió a nuestro regreso. E n P u tre. — E l Subdelegado ^ ñ o r José Q uinteros H., dedicó todos sus esfuerzcis a pro p o rcio n arn o s buen alojam ien­ to y medios p ara desempeñar nuestro cometido. G ran parte del éxito tenido en esa localidad lo debemos al entusiasm o con que nos ayudó don José Q uinteros. Este caballero honra a la adm inistración chilena en esas remotas y frías cordilleras. El Jefe de Va Tenencia, T eniente señor Cea* en igual form a, nos pro p o rcio nó valiosísim a ayuda. E l carabinero señor Misael A cuña nos acom pañó a Parinacota y _Cotacotani, y gracias a él pudim os obtener huem ules y vicuñas par.i el M usco Nacional. T am b ién nos atendieron don íAlmador Besoaín y el se­ ñ o r Z enón Q uiguaillo.


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R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Coodall

En María Elena. — Mr. H. Hollroyd Smythe y el señor Olsen, nos hicieron muy agradable la estada allí. _ Don Juan Mix, quien preparó nuestro viaje al garu-' mial” de Colupo y nos acompañó en todo moinento. ^ El señor Crozier, Gerente de Pedro Valdivia, quien fue muy atento con nosotros. En Tcxopilla. — Mr. Tuker, de la Anglo-Chilean, quien nos había preparado toda la estada en María E.ena y en el puerto de Tocopilla. i En Copiapó. — Nuestro antiguo amigc, don Carlos Uomeyko A., nos esperaba y puso incondicionalmente su hospi­ talidad. su entusiasmo y su automóvil para el buen éxito de nuestra misión. Sin la colaboración suya no habrían sido tan fructíferos los escasos dos días que permanecimos en Atacama. , , . , En Pica. — Don Manuel Palacios nos hizo múltiples atenciones. REGION D E ARICA

Antes de entrar a! detalle de la lista anotada de las aves observadas, vamos a dar algunos datos ornitogeográficos de la región de Arica, que consideramos de interés. Políticamente, el Departamento de Arica se extiende des­ de la frontera peruana hasta la Quebrada de Camarones. 'E n realidad, considerado desde el punto de vista geográfico, la región de Arica debe prolongarse más al S. y llegar hasta la Quebrada de Tiliviche. Esta región es símp’emente una prolongación del S. del Perú, muy árida, fon pequeños valles transversales, angostos y fértiles, que van de la cordillera al mar. La cordillera de los Andes se continúa hasta la costa con una serie de ramifica­ ciones. sólo cortada por los valles ^ludidos. La cordil'era tiene todos los caracteres de la Sierra del Perú y la parte más alta, caracteres del Altiplano. P or lo tanto, esta región es completamente distinta al resto de Chile, que se continúa hacia e! S. Al S. de la Quebrada de Tiliviche, podríamos decir que comienza geográficamente Tarapacá. Allí se manifiestan en forma separada la Cordillera de los Andes y la Cordillera de ]a Costa, separadas por la Pampa dél Tam arugal, que se va a extender hasta el río Loa, mucho más al Sur. En esta zona 'a aridez es casi absoluta y toma los caracteres de un superdcsierto, y las quebradas se pierden al llegar a la Pampa.


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E sto explica el interesante hecho que encontrem os en la región de A rica un buen núm ero de especies de aves que no se encuentran en la región que aquí denom inam os T arapacá. Lista de Aves q ue se encuentran solo en el E>epto. de Arica. a)

Costa y valles bajos:

]. T u rd u s cbiguanco cbiguanco. 2. T ro g lo d y tes musculus tecellatus. 3. A n th u s íutescens pt^Tuvianus. 4. P rogne m odesta m urpbyi. 5. ' S porophila telasco. 6 . V olatinia jacarina peruviensis. 7. Z onotricbia capensis peruviensis. 8. Pvrocephalus rubinus cocachacfae. 9. M uscigralla brevicauda. 10. Spizitornis reguloides reguloides. 11. M y rtis yarrellii. (*) 12. C b ’oroceryle americana cabanisi. (**) 13. Cercbneis sparveria peruviana. 14. B urbinus superciliaris. 15. C bar¿drius vociferus peruvianos. b>

Z ona de la P u n a y Andes tem plados:

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

P h ry g ilus erythronotus. EHuca speculifera. S altator aurantiirostris albociliaris. A griornis m ontana interm edia. A griornis andecola albicauda. Octbtoeca. oenantboides c«nantboidts. Geo.^itca cunicularia frobeni. U p ucerthia albigula. Plegadis ridgw áyi. T beristicus caudatus brannickii.

11 .

E r is m a t u r a fe rru g in e a . M e r g a n e tta lexicogenis t u r n e n .

12.

( ^ Ü Í T T T c a f l o r fu é e n c o n tra d o en C o b ija . A n fo fa g a sta. ( 4 ) h^Jazgo T a ra p a c á ,

(1 3 )

'

3 Í<jo

S in d u d a ,

e n c o n tra d o ta m b ié n en C aleta B u en a,

p e ro esto es u n h a lla z g o casual.


•72

c)

R. A.. PhÜíppi, A: W . Johnson, Jack D. Coodall

Migratorias sólo observadas en la región de Arica: 1. 2. 3. 4.

Lobipes lobatus. (11) £nrenetes pusillus. (11) Limosa fedoa. (11) Micropalama himantopus. (11)

Probablemente un mayor estudio demuestre que muchas aves que en esta lista colocamos en 'la zona de la Puna, tam ­ bién lleguen a la cordillera de Tarapacá. Nota: En la lista de Aves de Arica exclusivas a los valles y tierras bajas se citan Turdus cb. chiguanco y Zonotrichia capensis peruviensis, éstas también llegan hasta Tarapacá, p«ro allí sólo se encuentran a gran,altura (p. ej., Chusm isa). EXPLICACIONES

1. Los números entre' paréntesis corresponden a la cita bibliográfica que sale al final de este artículo. 2. Al referirnos a colores de huevos, los comparamos con la Cromotaxia de Rid'gway, y por ello citamos éstos en inglés. 3. Los ejemplares capturados no corresponden a los co­ lectados. Al ir solos era imposible preparar pieles de todo lo que se cazaba.-


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LISTA ANOTADA DE LAS AVES Familia: Rheidae. — Avestruces sudamericanas. 1.— P T E R O C N E M I A P E N N A T A T A R A P A C E N S I S SU R I O A V EST R U Z D E TA RA PA CA .

C hubb.

Se pueden observar ejem plares en toda la alta cordillera, pero no es abundante. Se ve sólo p o r encima de los 4,000 m tí.

Familia TinamWae. — PertUces sudamericanas. 2y— T I N A M O T I S P E N T L A N D I V ig o rs .

K IU L A .

1 m . ad. P arinacota, 10 nov. L a oím os p o r prim era vez en la Q uebrada de T aipicagua, cerca de Las Cuevas. Se oía el ca'nto melodióso de varios ejem plares que se contestaban entre ellos. E m iten silbidos que sem ejan su nom bre aym ará, que es onom atopéyico. E n P arinacota la volvim os a o ír y allí logram os capturar un m acho adulto. La carne de estas aves es blanca y sabrosa com o la de la perdi;i chilena (N othoprocta pecdicaria). A nida en el suelo, poniendo 4 a 7 huevos de u n bello color verde am arillento con brillo de porcelana, lo que es característico de la fam ilia. Es m uy difícil de capturar p o r su m imetism o, vuela sólo cuando se siente m uy acosada, y su vuelo es corto, peisado y en línea recta. Se encontraron algunos huevos; pero . la m ayoría ya andaba con pollos. 3 .— ^ N O T H O P R O C T A O R N A T A

S U B S P .? —

P E R D IZ D E L N O R T E .

E n enero de 1940 encontram os una nidada de esta per­ diz en €il S alar del Huasco, cordillera de T arap acá (1 3 ) . Los huevos son más alargados que" los de la especie anterior y de color café vinoso. Este solo hallazgo y los datos p ro ­ porcionados p o r los indígenas nos llevaron a la conclusión de gue ex'ste o tro T inám ico, fuera de los conocidos, en Chile. Esta suposición sel vió confirm ada, pues, en los alrededores


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R..A. Philippi, A. W . lohnson, Jack D. C o o d a ll___________

de Putre existe una perdiz más chica que la “kiula” y que tiene semejanza con las perdices del centro del país. Desgra­ ciadamente no capturamos ningún ejéimplar, por lo que su identificación exacta sigue pendiente. Es lo más probable que sean una subespecie de N. ornato. Familia Sphenlscidae. — Pájaros-niños o Pingüinos. 4 .— S P H E N IS C U S H U M B O L D T I M eycn. —

P A J A R O .N IÑ O .

Observamos ejemplares ein la costa cercana a Iquique y también en Arica. Se encuentra desde la latitud de Corral hasta Lobos de Tierra, en Perú (Lat. 6 ' 30’S ) . Familia Ccdymbidae...— Hualas y PoUollos. 5-— C O L Y M B U S O C C IP IT A L IS J U N IN E N S IS B erltpsch y S to lzm ín ji. H U A L IT A D E L N O R T E .

2 m. inm., 1 h. ad. Laguna de Parinacota, 10 nov. Común en una laguna situada al N. del caserío de P a­ rinacota. Allí pudimos contar unos 30 ejemplares, que con­ vivían con el "pato pana” (Erismatura ferruginea) y con 4 parejas de “ajoyas” (Fúlica gigantea). La postura ya había tenido lugar; pues había nidos usados y aves del año. Tam bién vimos ejemplares en las demás lagunas de Parinacota y en el Lago Cotacotani. En 1940 (13) lo vimos en el Salar dell Huasco. La garganta y la región subocular son totalmente blan­ cas en lugar del gris que muestra C. o. occipitalis. Familia Pelecanidae. — Pelícanos. 6

.— P E L E C A N U S T H A G U S M olina. — . A L C A T R A Z .

Común en toda la costa de Arica, Iquique,' Tocopilla a Antofagasta y Tam bién en Puerto Viejo.


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

75

Familia Sulidae. — Piqueros. 7 .— S U L A V A R I E G A T A T s c h ú d i. —

P IQ U E R O

COMUN. •

C om ún en las mismas regiones en que se veía el alcatraz. Familia Phálacrocoracldae. — LUes' y Guanayes. 8

.— P H A L A C R O C O R A X

O U V A C E U S O L IV A C E U S PA T O YECO.

H a m b o ld t.

Esta ave es m uy interesante p o r la adaptación m agnífica que presenta a los climas y am bientes más variados. Así la encontram os desde el G olfo de M éxico hasta el C abo de H ornos. P o r o tra p arte se encuentra desde el nivel del m ar hasta las partes m ás altas de los Andes. E ncontram os ejemplares e'n Arica, Iquique y en Gatico.. El p u n to niás interesante fué el haber encontrado una ban­ dada de 10 ejem plares en el Lago CotacQtani a 4 ,5 0 0 mts!. sobre el m ar. N o daba señales de n-dificar, peiro es probable que lo haga allí p o r la estación en que lo observamos. 9 .— ^ P H A L A C R O C O R A X

G A IM A R D I L « s o n

y G a tn o t. —

PA TO

L IL E .

Es residente en la costa. Lo- vimos en Arica y tam bién en la costa com prendida entre T o co p ílla y M ejillones. 1 0 .— P H A L A C R O C O R A X

B O U G A IN V IL L II L ««on. —

GUANAY.

A b u n d an te en A rica. T am b ién coiiiún entre Iquique y P u n ta C hucum ata. Familia Ardeidae. — Garzas y Huairavos. 1 1 .— C Á S M E R O D IU S A L B U S E G R E T T A

G m tlin . —

GARZA M AYOR.

Observam os un ejem plar en la desembocadura del río L luta y otro, en la del río C opiapó. Los habitantes de ?sas regiones nos dijeron que a veces se veían h a sta , 8 ejemplares juntos. Son aves resistentes. ■ H abita Chile desdé Arica al Estrecho de Magallanes.


78

R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Coodall

12.— L E U C O P H O 'fX

THULA

T H U L A M olina. —

G ARCETA-

En Monte Amargo, valle de Copiapó había tres garcetas que se alimentaban en un charco cercano al río. Se encuentra en Chile desde Arica (Tarapacá) hasta Valdivia. 13.— N Y C T IC O R A X N Y C T I C O I ^

T A Y A Z U -G U IR A V ieillot.

H U A IR A V O b e t N O R T a

1 m. ad.; 1 h. zd.; Parinacota, 9 nov. E n las rocas de Punta Chucumata c igualmente en La Lisera (playa al S. de Arica) había algunos ejemplares. En Parinacota vimos sólo dos ejemplares que fueron capturados. En cambio en el Lago Cotacotani encontramos una gran co­ lonia que estaba anidando en la única isla rocosa que hay en ese lago. Esta tiene-unos 15 mts. de altura y entre las piedras estaban colocados los nidos, hechos de palitos y pastos secos. Ha'bía 26 nidos, cada uno con dos o tres huevos. La situación sistemática de este huairavo no está aún bien en claro. A Chapman (2) debemos los estudios más completos. Este autor sostienei, que ño se trata de dos razas geográficas (subespecies), sino de un dicromatismo, en que la fase oscura estaría representada por N . nycticqrax obscuras y la fase clara por N . nycticorax tayazuguira. Én Chile Cen­ tral y Austral existiría en forma constante! la fase oícura, en cambio en el alt'plano del N. de Chile y del Perú existi­ rían ambas formas y con intergtadaciones. P or último al E. de los Andes y en las Malvinas existiría sólo la fase clara. Hellmayr (4) niega eil dicromatismo y cree que son dos subespecies. El problema queda abierto a mayorels observaciones. Los dos ejemplares capturados en Parinacota son típicos tayazuguira. Familia ThreskJomithidae. — Bandurrias. 14.— P L E G A D IS R ID G W A Y I A lltn . —

CUERVO D EL N O RTE.

Vimos tres cuervos de pantano en los bofedales de Parir.acota. Sin duda pertenecen a la especie dei la Puna y no a la especie común (Plegadis falcinellus guarauna). Basamos


Expedici6i>) Ornitológica al Norte de Chile

TT

esta aseveración en una nueva revisión que hemos hecho de la colección Frobeen del M useo de Santiago. El ejem plar allí conservado (1 0 ) es u n bello repreisentante de P . ridgwayi. Es una especie nueva para Chile. 1 5 -----^ T H E R IS T IC U S C A U D A T U S M E L A N O P I S B A N D tT R R IA C O M U N .

G n w lin.

E n M onte A m argo, valle del C opiapó liab ia una b an ­ cada de 30 individuos. 1 6 .— T H E R I S T I C U S

C A U D A T U S B R A N IC K II B erlep sch B A N D U R R IA D E L A P U N A .

y

S io iz m jo n .

E s ta . subespecie se caracteriza p o r tener además defl pe­ cho, tam'bíén el abdom en de color blanquecino. Es propia del alt p lano del P erú y del Ecuador. N o fué vista p o r noíotros. pRro era-conocida p o r los indígenas. L a incluim os en este trabajo, pues Frobeen cap­ tu ró un ejem jjlar de esta subespecie en las Lagunas de P ari­ nacota el 2 8 - J u n .- l853. Es una hem bra adulta. El ejem ­ p lar está conservado en el Museo del Santiago y erróneamen-te (1 0 ) lo habíam os atribuido a T h . c. melanopis. E sta b an d u rria es nueva para Chile. F a m ilia

Phoenícoptéridae. — Flamencos y Fariñas.

17— P H O E N IC O P A R R U S

A l^ IN U S

P h ilip p i. —

P A R IN A

COM UN.

E n la L aguna G rande de P arinacota se podía ver d e c e gran distancia una bandada de alrededor de 80 aves. El tiem po no alcanzó p ara llegar a ese sitio. Según las versiones de los indígenas las parinas no an dan allí, sino m ucho más al S., en el Salar de Chiscaya o Surini (D epto. de Pisagua) . 1 8 .— ^ P H O E N IC O T A R R U S J A M E S I Sclater. —

P A R IN A

C H IC A .

Frobeen capturó esta especie de parina en la Laguna G rande de P arinacota. Los indígenas distinguen perfectametaté las dos parinas, la grande de la chica.


78

R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Goodall

Familia Anatfdae. — Cisnes, Gansos y Pátos. 19.— C H L O E P H A G A M E L A N O P T E R A

E y to n . —

OUAYATA.

1 h. ad., Putre. 8 nov. Es ave de las grandes alturas. Se vieron parejas en char­ cos cercanos a Putre, en la Quebrada de Taipicagua, en Las Cuevas y en Parinacota. Es ave residente. 20 .— A N A S C R IS T A T A A L T IC O L Á M é n íg a a x .' — C O R D IL L E R A N O .

PATO

1 m. ad., 1 h. ad., Parinacota, 10 nov. Es el pato más común dei la zona. Andaban en parejas y recién comenzaba la postura. Se encuentra en las cordilleras de Chile, desde Arica hasta Colchagua (1 3 ). Desdei la Laguna del Maulé (Talca) hasta Magallanes es reemplazado por la raza más chica A . c. cristata (I). 21 .— N E T T IO N F L A V IR O S T R H O X Y P T E R U M M ey .n , — JE R G O N C H IC O D E L N O R T E .

PA TO

Algo común en los bofeidales de Taipicagua. Las Cue­ vas, Parinacota y Lago C otacotani.. Andaba en bandaditas de 6 a 10. Los indígenas aseguraban que. anidaba en cuevas al lado del agua. No encontramos nidos. 22 .— Q U E R Q U E D U L A

V E R S IC O L O R P U N A T sch u d l. —

PA TO

PUNA.

1 m. ad., 1 h. ad., Parinacota, 10 nov. . En Parinacota vimos una bandada de alrededor de 30 patos. Es un ave muy vistosa. Tam bién estaba en el Lago Cotacotani, donde eincontramos dos nidadas de 4 huevos cada una. Estaban iniciando la postura. Es ave de la zona de la Puna y en Chile se encuentra desde Arica a Antofagasta. La pareja capturada está ahora embalsamada en el Museo ce Santiago. 23.— E R IS M A T U R A F E R R U G IN E A E y to n . —

PA T O PANA.

2 m. ad.. Laguna de Parinacota, 11 nov. En la laguna chica, situada inmediatamente al N. del. caserío de Parinacota, pudimos observar unos 15 patos de


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

79

esta especie. Los indígenas lo llam an “ pato p an a” . Los m a­ chos capturados son idénticos a ejem plares del centro de Chile. E n M arzo obtuvim os huevos de esa misma laguna y «Stos son m uchos más grandes que los de la otra especie que se encuen­ tra en Chile, Erism atura vittata. Este! pato vive en la zona de la P u n a desde Ecuador hasta el Aysen en Chile. Sin eimbargo desde Aconcagua al S ü r desciende hasta las tierras más bajas, donde convive con E . vittata. Así en la cordillera de Santiago lo hemos encon­ trado nidificando en la L aguna del Encañado (2 ,4 7 0 m ts.) y tam bién en el L ago Peñuejas a 16 kms. de la costa de V a l­ paraíso. 2 4 -----M E R G A N E T T A

L E U C O G E N I S T U R N E R I S clater y S a lv in . C H U L Y U M P l.

A l descender p o r la Q uebrada de T aipicagua pasó vo­ lando un bello m acho de este pato. Es ave conocida por los indios que nos aseguraban que había pocos ejemplares y que sólo ,la h ab ían visto én ese riachuelo. Esta raza de M . leucogenis era hasta ahora conocida sólo (•n el S. del P erú, en el A lto U rubam ba, en las fuentes del ría Inam bari (D etpo. de P u n o ) , y en el río Sum bay (Dapto. de A requipa) ., ' P o r consejos de M r. H. B. C onover, quien ha hecho una revisión del género M erganetta, atribuim os el ejem plar ob­ servado a esta raza. M . l. leucogenis (3 ) vive en los Andes del N . y C entro del P erú, M .. l. garleppi en los Andes Orientales de BoUvia y M . l. berlepschi en el S. de Bolivia y N . O. de A rgentina (T u c u m á n a C atam arca) . E sta ave ps nueva para Chile. Familia Cathartidae. — Buitres del Nuevo Mundo. 25-.— C A T H A R T E S

A U RA JO T A

M o lin a , —

G A L L IN A Z O .

E ra com ún en toda la región visitada, •especialmente en la costa. E n Putrei se vieron ejemplares (3 ,5 6 0 m ts.). E n Santiago sube sólo a U 800 mts. E n las P am pas de Colupo, al interior de T ocopilla era el único ser viviente que acom pañaba a las garumas (Larus m odestas).


^

R. A. PhiÜppi, A. W . Johnson, Jack D. Coodal!

2 6 .— C O R A G Y P S

ATRATUS

Lichoenstein. —

JO T E .

Es más escaso que el gallinazo. Es un ave de costum­ bres gregar'as y pudimos ver grupos posados en los molles (Schinus molle) del valle de Lluta. Tam bién observamos una bandada en el valle del Copiapó. Llama la atención que Heílmayr (4) le restrinja su distiibución en Chile a la zona comprendida entre Coquimbo y Chiloé. En realidad se le encuentra desde Arica hasta Aysein (9 ). Es muy escaso entre Tarapacá y el N. de Atacama. 2 7 .— V U L T U R G R Y P H U S Linnaeus. —

C O N D O R O B U IT R E .

Se vió en la costa de Chacalluta. Tam bién vive en la cordillera, pero allí no lo observamos. Familia Acciintridae. — Aguilas, Varis y Aguiluchos. 2 8 .— C IR C U S C IN E R E U S V ieillo t. —

V A R I.

En un pajonal cercano a Monte Amargo, Copiapó vi­ mos dos ejemplares. Este es su límite norte de distribución «n Chile. 2 9 .— B U T E O

P O I.Y O S O M A P O L Y O S O M A A G U IL U C H O ,

Q u o y y G íim ard .

En Putre vimos un ejemplar adulto en fase normal. En la Quebrada de Putre pudimos observar de cerca un ejem­ plar melánico. En Chusmisa volaba una pareja con dos in­ maduros de fase normal. P or último en unas rocas de la playa de Puerto Viejo vimos un nido con tres pollos gran­ des que recién iniciaban sus primeros vuelos. En Ch.'le se' encuentra desde Arica a Magallanes. Familia Falconidae. — Halcones, Traroa, Tiuques, etc. 3 0 .— F A L C O P E R E G R IN U S SB SP .? —

H A L C O N P E R E G R IN O .

En las alturas vecinas a la bajada a Putre observamos de cerca tres ejemplares de este halcón. Como fué imposible capturarlos no se pudo identificar.


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

81

3 1 — F A L C O F U S C O -C O E R U L E S C E N S F U S C O -C O E R U L E S C E N S V ie illo t. — H A L C O N C O M U N .

E n Chusmis3 y en Pica vim os este halcón. Poseemos una piel de Pica que no difiere en nada de las de Chile C entral. 3 2 .— C E R C H N E IS

S P A R V E R I A C IN N A M O M IN A C E R N IC A L O C O M U N .

S w a in so n .

Este cernícalo era algo frecuente en toda la zona visi­ tada del valle de Copia'pó. 3 3 .— C E R C H N E IS

S P A R V E R IA P E R U V IA N A DEL NORTE.

C o ry .

C E iR N lC A L O

1 m. ad., 1 h. nd., C hacalluta, 13 nov. C o m ú n en el V alle de L luta. Los dos ejemplares captu­ rados concuerdan con la descripción orig'nal de Cory. E n ­ contram os un nido en un húcico de úri sauce: coiitenia tres pollos y u n huevo huero. 3 4 .— P H A L C O B O E iN U S

M E G A L O P T E R U S M ey en . — C O R D IL L E R A N O . .

T IU Q U E

Cerca de las casas de la Hacienda “ H o rn ito ” observamos un ejem plar que planeaba. Es sorprendente encontrar esta ave a tan poca altura, pues 'dicho sitio está sólo a 799 mts. sobre e4 m ar. Sin em bargo R. A. P h ilip p i ya había llam ado la atención al hecho de que el tiuque cordillerano desciende hasta el nivel del m ar en las provincias de A ntofagasta y de Atacam a. E n C hile so le encue’ntra en la cordillera desde Arica 3 Colchagua. 3 5 .— P O L Y B O R U S

PLA N CU S

PLA NCU S

M iller. —

TRARO.

O bservam os u n ejem plar en el río C opiapó y otro en el río Huasco, al acercarnos a V allenar. Familia Pandionidae. — Aguilas pescadoras. 3 6 .— P A N D I O N

H A I .I A E T U S C A R O L IN E N S IS PESCADORA.

G m clin . —

A G U IL A

M ientras íbam os en auto desde T ocopilla a A ntofagasta vim os un bello ejem plar de eista especie a la altura de Gatico.


82

R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D.- Coodall

Estaba posado en la punta de un poste telefónico. Era incon­ fundible por el penacho blanco y su especto general. Este hallazgo nos llamó mucho la atención, pues hasta ahora conocíamos sólo un ejemplar de Paine (Santiago) y algunps de Valdivia. Es uno de los visitantes norteameri­ canos más raros. (11) 0 5 ) . Don Tomás Peddar que residió en el mineral de Gatico lo observó allí con cierta frecuencia. Familia Rallidae. — Taguas, pidenes, etc. 3 7 .— F U L IC A G IG A N T E A E y d o u x y Souleyet. —

T A G U A G IG A N T E .

2 m. ad., 3 h. ad., Parinacota, 9 y 11 nov". Los indios la llaman “ajoya” . Esta ave es muy interesante y muy poco conocida. En 1940 la buscamos infructuosamente en la alta cordillera de Tarapacá. Finalmente esta vez la encontramos en las peque­ ñas lagunas que rodean el caserío indio de Parinacota a 3,350 mts. del altura sobre el mar. Allí eran muy mansas y con­ fiadas lo que probaba que no eran períeguidas pot los ha­ bitantes de la región. Al mismo tiempo demostraba mucha curiosidad y dejaban acercarse hasta 15 mts. Son aves mi;y grandes y pesadas que de veiz en cuando lanzan gritos muy fuertes semejantes a un cacareo o a la carcajada de un viejo. Después en el Lago Cotacotani vimos alrededor de 50 ejemplares! El eispectáculo era grandioso, pues al lado de este lago están los dos conos nevados de los volcanes Pomerape V Parinacota (los Payachata). Estos Sobrepasan los 6,000 mts. y en días con sol se reflejan sobre el lago. El lago mismo está a 4,500 mts. y especialmente etn partes de poca profundidad y donde las plantas acuáticas üegan a la superficie encontramos' un buen número de gran­ des nidos hechos en .forma de plataformas flotantes. Estas vlantas le sirven al mismo tiempo de alimento a las “ajoyas” . El primpr día no pudimos establecer si estos nidos contenían huevos, pues en los precisos momentos en que nos disponía­ mos a lanzar al agua la única embarcación que había a mano, dos tinas triangulares de calamina, amarradas con alambre por sus bases— , se desencadenó un temporal de viento y nieve que en pocos minutos disminuyó la visión a menos de 15 mts. y convirtió el lago en un mar de olas. Esto nos obligó a regresar a Parinacota.


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

83

A l día siguiente tem prano volvim os al lago, que estaba como una taza de leche. A llí lanzam os al agua nuestra em­ barcación, modeilo “ 1 9 43” , y nos pusim os a recorrer los n i­ dos, dándonos luego cuenta que nos encontrábam os precisa­ m ente en la época entre una postura y la otra. Visitam os un total de 36 nidos, encontrándolos todos desocupados a excep­ ción de dos que contenían dos y tres huevos, respettivam ente. E n cambio entre las "ajoyas” que nadaban en el lago pu d i­ mos ver aves adultas que andaban en parejas y bandaditas de inm aduros (aves del a ñ o ) . Es evidente) que las plataform as, algunas de las cuales son tan grandes que soportan el peso de un hom bre, se van form ando de año . en año p o r los depósitos de m aterial que van agregando las aves para sus nuevos nidos. Las paredes de la taza del nido son construidas con plantas acuáticas que el ave saca a tirones con su pico. Son tan altas, que desde la em barcación p rim itiv a en quei navegábamos, era imposible ver si contenían huevos o no. N os pareice que los huevos de F. gigantea no habían* sido descritos antes. Estos son más del doble de tam año que los de las taguas comunes de Chile. Estos so distinguen tam bién, ^ prim era vista, p o r su color de fondo m ucho más claro, sien­ do éste de un blanco tirado a gris oliváceo m uy pálido (palé olive gray) , teniendo a veces pequeñísimas m anch'tas secun­ darias de u n gris violeita pálido. E n cambio su afinidad con las demás taguas está claram ente dem ostrada p o r la form a y el color de las p intitas y flecos característicos de color café i'Van D yke b ro w n ) , lo que les da un aspecto salpicado. 13 huevos medidos dan un prom edio de 66,4 ± 0,82 p o r 4 4 ,6 ± 0 , 1 9 . 3 8 .— F U L I C A

A M E R IC A N A P E R U V I A N A DEL N O RTE.

M o rris o n . —

TAGUA

E n el río San Salvador, al juntarse con el Loa vimos tres ejem plares de esta tagua. Antes la habíam os visto en re­ gular núm ero en el Salar del Huasco, Tarapacá. 3 9 -----P O R P H Y R X JL A

M A R T I N I C A L inniciu». — PU RPU R EA .

PO LLO LLA

E n Pica nuestro ámigo don Luis Robles nos m ostró un ejem plar em balsam ado de esta especie. H abía sido capturado p o r él en la "cocha” de este oasis. Se trata sin duda de un


84

R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Goodall

ejemplar extraviado. Es un ave propia de los trópicos, desde Florida al.Chaco. Es un ave nueva para Chile. Familia Haematopodidae. — Pilpilenes. 4 0 .— ^H A EM A TO PU S A T E R V icillot. — u OSTRERO .

P IL P IL E N

NEGRO

Vimos una pareja em las rocas de Punta Chucumata. Familia Charadriidae. — Chorlos, Queltegües,' PoUos de mar, etc. 4 1 .— P T IL O S C E L Y S

RESPLEND EN S

T sc h ad i.

L E Q U E -iL E Q U E .

En casi todos los bofedales desde Las Cuevas al Lago Cotacotani pudimos ver ejemplares aislados o parejas de esta ave. Ellas delataban inmediatamente su presencia por sus gritos de álarma muy semejantes a los de nuestro quelteigüe común, Belonopterus cayennensis occidentalis.. 4 2 .— C H A R A D R IU S

A L T IC O L A Bcrlepscb y S to lzm a n n . — D E LA PUNA.

CHORLO

En los bofedales del Lago Cotacotani vimos algunos ejemplares dispersos de este chorlito. No capturamos ejem­ plares. En Parinacota no lo vimos. Esta ave se eácuentra sólo en la zona de la Puna desde .Antofagasta a Arica. En 1940 lo habíamos visto en el Salar del Huasco y en el río Collacagua (T arapacá). 4 3 ^ -C H A R A D R IU S

A L E X A N D R IN U S O C C ID E N T A L IS ' 0>b-.uiis. A N G E L IT O ,.

Sé vió en toda la costa visitada. Es residente y anda siempre en pequeños grupitos, casi nunca bandadas grandes. Nidifica en todas esas playas. 4 4 — A R E N A R IA

IN T E R P R E S IN T E R P R E S L im iaeus. — , V U E L V U E P IE D R A S .

CHORLO

Al desembarcar en Arica pudimos observar una banda­ da de más de 20 ejemplares que se paraban sobre los lanchores anclados. T odos estaban en plumaje de invierno. Lo h a­ bíamos observado allí antes en julio de 1935. (9 ).


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

F a m ilia

S5

Scolopacidae. — Becasinas, Chorlitos, Perdices de mar, etc.

4 5 .— C A P E L L A

P A R A G U A Y A E A N D IN A T a c z a n o w s k i. D E LA PUNA.

PO RO TERA

E n una pequeña vega cercana al pueblo de P u tre había dos ejemplares. Es conocido p o r los habitantes de la región 4 6 .— E R O L I A

B A IR D I I

C o u ís . —

C H O R L IT O

CA STELLA N O .

E n los bofedalas de P arinacota había bandaditas de este chorlito, después lo volvim os a encontrar en la desemboca­ dura del C opiapó. Este chorlito els un visitante regular de verano en Chile. Se le encuentra desde Arica a V aldivia, tanto en la costa como en la cordillera. 4 7 .— C R O C E T H I A

ALBA

P a lla s. —

P O L L IT O

DE

M AR,

E n la desembocadura del L luta y en La Lisera (playa al S. de A rica), p u d 'm os observar bandaditas de 15 a 20 in­ dividuos. C. alba es el más -común dé los chorlos norteam ericanos que nos visitan. Se le encuentra exclusivamente en la costa desde Arica hasta Cucao (C h ílo é ). 4 8 .— A C T IT IS

M A C U L A R IA

L in n a fo s .

C H O R L IT O

M ANCHADO.

1 h. ad.. Arica, 1.® nov. L a prim era sorpresa agradable! a nuestra llegada a Arica fué observar u n ejem plar dei este raro turista de Norteam érica que se paseaba en la ram bla ,que está frente al H otel Pacífico. Después vim os otros dos en las rocas dei L a C him ba y una b andadita en la laguna que form a el río L lu ta al llegar al m ar. E s u n visitante raro. ( 1 1 ) . 4 9 .— T O T A N U S

M ELANOLEUCUS

G m c lin .

P IT O T O Y

GRANDE.

1 h. ad.. L aguna de P arinacota, 11 nov. Fué capturado para su identificación. Fué el único ob­ servado. 5 0 .— ^ N U M E N IU S

P H A E O P U S H U D S O N IC U S D E M AR.

L « th am -

•—

P E R D IZ

E n P u erto V iejo había dos ejemplares en la playa.


86

K- A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Coodall

Familia Thinocoridae. — Cojones, Perdices cardílleranas. 5 1 ___T H IN O C O R U S O R B IG N Y A N U S O R B IG N Y A N U S L w o n . P U C O -P U C O .

Ave común en los Llanos y Lagunas de Parinacota, igualmentei en el Lago Cotacotani. Nidifica en diciembre. Familia Recurvlrostridae. — Avocetas. 5 2 .— R E C U R V IR O S T R A A N D IN A P h ilip p i y Landbeck. —

C A IT I.

1 m., 1 h., ads. Parinacota, 10 nov. No eran común. Sólo vimos la pareja que se capturó. Sin embargo estos ejemplares tienen el interés de ser topotipos. En'ese mismo sitio Frobeen descubrió esta avoceta en junio de 1853. El tipo está conservado en perfectas con­ diciones en el Museo de Santiago. (1 0 ). Medidas: m. ad. Parinacota h. ad. Parinacota

Ala

^ Cola

Pico

250 244

108 102

80 80,5

. Antes lo habíamos observado en mayor abundancia en Is aíta cordillera de Tarapacá. (1 3 ). Familia Lariidae. — Gaviotas, Golondrinas de Mar, etc. 5 3 .— L A R O S T E R N A IN C A Lesson y G a in o t. —

M O N JA .

En la costa de Iquique vimos grupos de esta ave. Ya hemos señalado sus cariosas costumbres de nidificación. (1 3 ). 54.-— S T E R N A

LORATA

P h ilip p i y Landbeck. ‘—

C H IR R IN .

2 m. ads., 1 h. ad., e h. inm. Chucumata, 28 oct. Es la más pequeña de las golondrinas del género Sterna. La encontramos en las playas situadas al S. de Iquique hasta Punta Chucumata. Son llamadas también “chirriches” por los gritos estridentes que emiten cuando vuelan. De vez en cuando se oía su: "ciiirripit-pit-chírric-pit-qüit . . .” . Volaban


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

37

alto en form a zigzagueante y con frecuentes picadas. La vim os en la tarde y poco antes que se pusiera el sol, las avecitas se dirigían del m ar a las dunas situadas al pie de los escarpados cerros de' la costa. L a p o stu ra com ienza en setiembre y se prolonga hasta octubre. P o n en dos huevos en la arena. E n el resto del año se las ve pescando en la costa cercana. * 5 5 .— L A R U S

D O M I N IC A N U S

L ic h tc n ste in .

G A V IO T A

COM UN.

L a vimos etn toda la costa visitada. 5 6 .— ^LA RU S

BELCHERI

r

V ig o rs .

— ^ G A V IO T A

DE

S IM E O N .

'

2 m. ads., 2 h. ads.. P u n ta C hucum ata, 28 oct. Esta vez volvim os a visitar la colonia que habíam os des­ cubierto en nuestra expedición anterior (1 3 ) . E n la isla ro­ cosa de C hucum ata había unas 15 parejas que se preparaban para anidar. N o encontram os nidos. 5 7 .— L A R U S

P I P I X C A N W a g le r. —

G A V IO T IN

D E F R A N K L IN .

Se observaron 'bandaditas en las Bahías de Arica y de Iquiquc. 5 8 .— L A R U S

M X C tJ L IP E N iN IS L ich te n stein . —

C A G tJ IL .

E n la desembocadura del C opiapó nos encontram os con una ban d ad ita de 8 ejemplares. 5 9 .— L A R U S

SERRA N U S

T s c h u d i. ^

C H E L L I.

1 m . ad. h . ad., P arinacota, 10 nov. Se le encontró en todas las lagunas de la alta cordillera, donde estaba anidando. Los nidos son hechos con lamas y flotantes. C on ten ían tres huevos. , , x/r E sta gaviota anida desde Arica hasta la Laguna del M au­ lé (T alca) ( 1 ) . . ■ , -^ 1 V im os tam bién unos pocos ejemplares en el desagüe del slcantarillado . de Arica. A llí estaban acompañadas p o r L: belcheci y L . modestas. . , E n invierno desciende a las partes bajas y aun a la costa del Pacífico. Su lím ite sur dei distribución está en la provincia


88

R. A. Philippi. A. W . lohnson, jack D. Coodall

de Ñublc (9 ). En el ,N. del país vive unos ei. la costa. 6 0 .— L A R U S M O D E S T U S T sch u d i. —

8

meses del año

GARUM A.

Común én toda la costa visitada, especialmente en las playas arenosas donde encuentra su alimento preferido, el crustáceo Emerita' analoga y también Anfípodos (pulgas de m a r). -Estos están bajo' la arena y delatan su presencia por liS burbujas de aire que se ven al retirarse la ola. Este m o­ mento es aprovechado por las garumas que entonces los ex­ traen con el pico. En toda época del año es frecuente ver bandadas de este gaviotín en la costa desde Corral a Piura en el Perú. Desde Coquimbo al N. se va haciendo cada vez más abundante. El problema de la nidificación de esta ave pernianecía una gran interrogantfe para los naturalistas ( 8 ) . Sin embargó desde tiempos antiguos io s salitreros y mineros de la región desértica del Norte, solían oír durante los meses de veranó, a altas horas de la noche o al amanecer,.el chillido lastimero ce las garumas quíS volaban en la altura. Años ' atrás cuando residíamos en la pampa salitrera pretendimos la solución de este problema. A pesar de todos nuestros esfuerzos y pese a los rumores gue nos llegaban periódicamernte que las garumas estaban anidando en tal o cual sitio, sólo logramos esclarecerlo a medias. Cuando llegába­ mos a los sitios indicados siempre había pasado algo inespe­ rado — o la postura ya había terminado y las aves habían íegresado con sus pollos a sus playas predilectas— , o la co­ lonia había cambiado de sitio, o sencillamente no encontramos nada. Finalmente en noviembre de 1919 logramos ubicar una pequeña co’onia de garumas que comenzaban a anidar en una ladera pedregosa de un cerro desolado de la Cordillera dé la Costa de Tarápacá. Este sitio estaba situado entre P ùnta dei Lobos y la Oficina Salitrera Lagunas. En esa ocasión reco­ gimos seis huevos de tres nidadas diferentes, pero desgracia­ damente no sacamos fotografías. Deseosos dei resolver una vez por todas el problema de la nidificación de Larus modestus, resolvimos hacer una ex­ pedición especial con este objeto. Seguimos la p'sta de rum o­ res que nos aseguraban que había colonias en sitios apartados de la Pampa de Tocopilla. Además nuestro distin­ guido amigo el Prof. D. Marcial Espinosa Bustos que había


Expedición Ornitológica al. Norte de Chile

89

visitado T o co p illa en 1942, nos había contado que había presenciado la venta de gran cantidad de huevos de esta ave provenientes de las P am pas del interior. Fué así como llegamos a la Oficina M aría Elena a fines del mes de noviem bre p ara p a rtir al día siguietate ( 2 2 -nov.) en dem anda de nuestro objetivo. R elatar todo lo que tuvim os que recorrer, o p o n d erar la inm ensa soledad del am biente desértico y desprovisto de toda señal de vida p o r donde«pasamos, sólo, serviría para alargar nuestro reláto. P o r fin lle­ gamos a un sitio situado al p;e de la cordillera de la costa a más o menos 35 km s. al E. de T ocopilla. A llí el desierto se presenta en form a de suaves lomas cubiertas de peiqueñas piedras, al estilo de los “h am ada” de Argelia y T ú n ez , este sitio está encerrado hacia el N . p o r u n semicírculo de ceirros que llegan a los 2 .3 3 5 m ts., y que son conocidos como los Cerros de C olupo (L at. 22''26’ S., Long. 69»59’ W . ) . (V er fo to .). A nte este telón de fondo, y dentro d e 'u n a extensión de unos cinco kilóm etros cuadrados, encontram os una colo­ nia de garum as que estaba en la etapa inicial de su nidifica­ ción. Dispersos p o r aquí y allá, a veces en pequeños grupos, podían verse suaves excavaciones en el suelo, cmdadosamentei redondeadas, en form a de platillo y casi siempre al lado de una piedra. L a gran m ayoría de estas pequeñas cavidades parecían recién hechas y estaban vacías. De vez en cuando encoiitram os algunas que contenían huevos, recogiendo en to tal cinco nidadas con dos huevos y cuatro con uno. T a m ­ bién po d ían observarse pichones m om ificados de posturas anteriores. E n treta n to una pocas garumas volaban b ajo ,,y despaciosamente p o r los alrededores, posándose a m enudo m u y cerca de nosotros para alzar nuevam ente el vuelo lan­ zan d o su? lastim eros chillidos. V im os en total unas 50 ga­ rum as y u n gallinazo (Cathartes aura jo ta ) : estos eran los únicos seres vivientes de esa inm ensa soledad, donde no había una p lan ta y ni siquiera un insecto. Creemos que la presencia de gallinazos en las colonias de garumas- no represemta un peligro para ellas. Esto lo prueba indirectam ente la existencia de tantas m om ias de pichones. Las gaviotas son pendencieras y valientes, y según relatos del guía, atacan con decisión a los gallinazos. L a circunstancia de quei los nidos se encuentren siempre al lado de una piedra es curiosa, pero se explicaría p o r la ne­ cesidad de encontrar protección contra el viento, y principal­ m ente para tener som bra y evitar algo el sol abrasador que


eo

R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Coódall

el pichón tiene que soportar cuando los padres están aiisentes en la costa. La partida de regrueso a la colonia se verifica a la puesta dtíl sol. Las garumas levantan vuelo de las playas en grandes bandadas, que comienzan a describid círculos hasta _alcanzar gran altura. De repente esas bandadas sueltas y chillonas se dirigen al interior. (i El regreso a la colonia debe ser emocionante, pues las parejas se cuentan por miles. En la temporada de 1942 un camión tripulado por 5 hombres arrasó el “garumal” de Colupo. En 3 días abtuvie* ron 30,*000 huevos que fueron vendidos a $ 0.60 c/u . Esto produjo a los recolectores la no despreciable suma de $ 18,000. A pesar de estos vandalismos creiemos que la especie no corre peligro de ext'nción. P or una parte la Pam pa es in­ mensa y por otra el ave se defiende cambiando el sitio de las colonias. No debemos olvidar tampoco que por la crisis dd salitre, gran parte de la pampa se está despoblando y así queda asegurada la procreación de esta interesante ave. Teneimos noticias de “ garumales” cercanos a las salitre­ ras de Aguas Blancas (A ntofagasta), a casi 100 kms. de la cofta. En Chile se encuentran estas colonias desde Tarapacá a T altal. ' . , Los huevos son enteramente diferentes del tipo corr'ente de huevo de gaviotas, pues én lugar de café, su color de fondo varía desde eí blanco con leve tinte gris perla hasta el salmón ocre pálido (Palé ochraceous salm ón). Sobre este fondo lle­ van algunas pintitas apenas insinuadas de diferentes tonos de castaño (chestnut b ro w n ), formándose así un conjunto, no sólo muy bonito, sino también •muy apropiado al ambiente' del desierto, de fuerte luz, color y resolana. El término medio de las medidas* de 14 huevos es el s!; guíente: Longitud, 58,3 ± 0,57; Ancho, 41,3 ± 0,28. Familia Columbidae. — Palomas, torcazas y tórtolas. 6 1 .— Z E N A ID U R A

A U R IC U L A T A A U R IC U L A T A TO RTO LA COMUN.

D es Muras,

Bastante común en el valle del Copiapó. Este es su li­ m ite norte de distribución en Chile.


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

6 2 .— E U P E L I A

C R U Z IA N A

K n ip

SI

y P r ív o s t_____ Q U IG U A G U A .

B astante com ún en Arica y valles vecinOs. E n Pica era abundante. A la fecha de nuestra visita iniciaba la postura. 6 3 .— C O L U M B IN A P I C U I P I C U I T e m m in c k . —

T O R T O L IT A

GUYANA.

A lgo com ún en el valle de C opiapó, especialmente cerca de los sitios habitados. 6 4 .— G Y M N O P E L I A

C E C IL IA E

G Y M N O PS

C hubb. —

CURUCUTA.

4 m . ads., 3 h. ads., P utre, 6 y 7 nov. M u y com ún én el pueblo y alrededores de P utre. E n el cementerio de la localidad había una bandada de 32 ejetmplares. T am b ién la obsérvam os en' Chusmisa, aunque en m enor núm ero. N o presentaban señales de estar anidando. H asta ah ora sólo h a sido encontrada en Putrei, Sibaya y C huím isa. Es de los Andes tem plados. E n la zona de la pu n a es re e m p la ^ d a p o r M etciopelia aymára. 6 5 .— M E T R I O P E L I A

A Y M A R A K n ip y P r ív o s t. — DE LA PÜ N A . V

T O R T O L IT A

E n las cercanías del caserío de P arinacota andaban al-> gunos grupitos. A ntes la habíam os encontrado en lá alfa cordillera de T arap acá y en C oquim bo (Baños defl T o ro ) (1 3 ). 6 6 .— M E T R IO P E L L A M E L A N O P T E R A M E L A N O P T E R A T O R T O L A C O R D IL L E R A N A .

M o lin » .

V im os algunas bandadas al llegar a Parinacota y algu­ nos grupos ch eos en las cercanías de P utre. A llí nos rela­ taro n que en el mes de agosto, después de las grandes heladas invernales h ab ían pasádo millares de estas tortolitas con rum bo al N . U n carabinero nos reíató que en esa fecha al ^ hacer un viaje de P u tre a las Y areteras del T ahapaca, había recogido m ás de 30 ejemplares que habían m uerto al estre­ llarse con el único alam bré telefónico que ya cercano al ca­ m ino. El fenóm eno m igratorio duró alrededor de tres sema­ nas y las aves m uertas sirvieiron de precioso bocado a los h a­ bitantes de esas sierras. Las descripciones corresponden a esta-


92

R. A. Philippi, A. W . Johnson. Jack D. Coodall

especie de tórtola. Todas las demás especies son más chicas y p or lo tanto no puedtín ser confundidas. Este fenómeno es muy interesante,, pues nunca habíamos oído que M. m. melanoptera efectuara migraciones en masa tal como lo hacía en tiempos pretéritos la extinguida paloma migratoria de los Estados Unidos (Ectopistes migratorias). Sin embargo los habitantes regionales nos aseguraron que después de los inviernos lluviosos esta tórtola llega a anidar en grandes bandadas. De. modo que no es un fenómeno cons­ tante, sino quizás causado por nect'sidades de alimentación. 6 7 .— Z E N A ID A A S IA T IC A M E L O D A T sch u d ii —

PA LOM A .

1 m. ad., Lluta, 14 nov. Muy común en todo el valle dé Lluta y en las cercanías de Pica. Es- un ave hermosa que tiene cierto parecido con la torcaza (Colamba_ araacana). Arrulla en forma semejante a la paloma doméstica. En Pica iniciaba la postura. Familia Psittacidae. — Loros, choroyes, etc. 6

S .-^ P S lL O P S IA G O N A U R IF R O N S O R B IG N Y E S IU S So u an cí. —

P E R IC O .

1 m., 2 h. ads., Putre, 7 nov. En las ceircanías de P utre vimos bandaditas de 8 a 20 ejemplares. Los ejemplares capturados no presentaban señas de actividad sexual. En la Cordillera de Santiago este lorito está represen­ tado por P. a. rubrirostris. Familia CucuIIidae. — Cuclillos. 69 .— C R O T O P H A G A S U L C IR O S T R IS S U L C IR O S T R IS S w iin so n . M ATA CA BA LLO S.

1 m. ad., 1 h. ad., 3 ejs. ads., Chacalluta, 14 nov. ^ Lo encontramos siömpre en potreros cultivados donde ' había ganado. Andan en bandaditas de 4 a. 10, y cuando se alarman lanzan silbidos agudos y vuelan uno en pos del otro para refugiarse en los matorrales p árboles vecinos. La convivencia de esta ave con el ganado se explica por­ que sé alimenta de infectos coprófagos y también de las larvas de mosca y garrapatas que se encuentran en las heridas del


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

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lom o de los anim ales ("m atad u ra s” ) . De este hecho deriva su nom bre v u lg ar de “ m atacaballos” . Son algo difíciles de capturar pues si quedan heridos se esconden en los m atorrales más tupidos dónde no se les puede encontrar. Los nidos los hacen de preferencias en las chilcas (Pluchea chingoya) que els una C om posita m uy tupida y es­ pesa. Sus congéneres (C votophaga). tienen costumbres m uy curiosas de nidificación. Hacen nidos colectivos, poniendo varias hem bras en u n m ism o nido. Esto no lo pudim os veri­ ficar, pues no estaban poniendo. E sta ave es un representante típico del trópico árido sudam ericano. E n Chile se encuentra sólo en los valles veci­ nos a Arica, en la Q uebrada dei X arapacá (F. P h ilip p i) y .en Chintaguajy, cerca de Pica. Familia Stiigidae. — Tucúqueres, pequene^ chanchos, etc. 7 0 .— B U B O

V IR G I N I A N U S

ÑACURUTU

V ie illo t.

TUCUQUERE,

E n Chusm isa vim os dos tucúqueres que salieron de una cueva situada al lado de la quebrada. A l asom arnos comen­ zaron a hacer un ruidoso castañeo con el pico y salieron volando casi rozándonos. Estei b u h o se encuentra en todo Chile. 7 1 ___ S P E O T Y T O

C U N IC U L A R IA

C U N IC U L A R IA

M o lin a . —

PEQUEN.

\ V im os algunas parejas en el valle de L luta. Es residente en la región. 7 2 .— G L A U C ID IU M B R A S IL I A N U M B R A S IL IA N U M CHUNCHO DEL N O RTE.

G m elin.

N o era escaso en el valle de L luta. E n junio de 1935 capturam os un eijemplar en esa misma localidad (9) . Familia Caprímulgidae. — GalHaas ciegds, Plastillas. 7 3 .— C A P R IM U L G U S L O N G IR O S T R I S A T R I P U N C T A T A P L A S T IL L A D E L N O R T E ,

C hapm an.

E n Chacabuco de L luta m ientras recorríamos un t 9 toral quem ado voló de repente una plastilla haciendo el vuelo


54

R- A. Philippi; A. W , Johnson, Jack D. Coodall

■típicp de "ak i-quebrada” . Sospechamos inmediatameníe. que tendría nido en ías .cercanías. Para no desorientarnos ente­ rramos nuestro bastón. Al princip o nada encontrarnos, pero ■de repente ■sentimos chillidos muy cerca del bastón y con sorpresa vimos que ellos eran emitidos por un pollito de 1 ó 2días de edad. S.u mimetismo era tan perfecto, que a no ser por el bastón habría sido imposible «incontrarla. P roba­ blemente había otro pollito m ás,'pero no se pudo localizar. Esta raza-se encuentra desde Arica a Antofagasta. ,

Familia Micropodidae. — Vencejos.

- •r

' -

, ■

, 74 .— M IG R O P U S A N D E C O L U S P À R V U L U S Berlepsch y S to izm ann. V E N C E J O D E A R IC A ,

^

Lo vimos por primera vez en Chacalluta, donde revo­ loteaba 'una .bándada a gran altura. Lo acömpafiaba en sus acrobáticas excurs'oneis aéreas la golondrina de cola negra (Pygocheltdon cyanoleuca patagónica). Desde el tren vimos continuamente estos vemcejos a lo largo del valle de Lluta harta Pocoñch'ilé. E s muy difícíL ca|5turarlo, pues es una de jas aves' dei más rápido vuelo que exiken. : En 1935 (julio) habíamos visto estos vencejos' parados verticalmente, como adheridos a las rocas de una cueva, del M orro de Arica. Familia Trochilidae. — Picaflores. 7 5 — P A T A G O N A G IG A S G IG A S V ieillo t. —

P IC A F L O R G R A N D E .

Observamos un ejemplar en Puerto Viejo. Este consti­ tuye su límite norte de dispersión en Ch'le. Poco se conoce de dónde pasa el invierno, pues permanece y anida en Chile, llegando a fines de agosto y desapareciendo en marzo. .76.— P A T A G O N A G IG A S P E R U V IA N A B oucard. — GRANDE DEL N O RTE.

P IC A F L O R

1 h. ad.; 2 m. inm., Chusmisa, 18 nov. Lo vimos sólo en Chusmisa donde eira algo común. Ya tenían pollo? grandes que volaban. Estos se diferencian da-


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

9&

ram ente p o r tener la superficie inferior de un bello-color ru fo canela uniform e. M e d d a s de la hdm'bra: ala, 127; cola, 81, y .pico, 41. Se puede apreciar que es m ayor y especialmente el pico es de m ay o r lo n g itu d que en la raza típica. H a sido capturado en P u tre (4 ) on el meis de julio, lo que hace pensar que sea residente, a diferencia de P. g. gigas. 7 7 .— O R E O T R O C H I L U S E S T E L L A I.a frc sn a y e y D ’O rb ig n y . — C O R D IL L E R A N O D E L N O R T E .

P IC A F L O R

1 m. ad., P u tre, 6 nov.; 1 m. ad., Chusmisa, 18 nov. B astante com ún en P u tre y en Chusmisa. Escaso en Parinacota. Es avei residente y la postura ya había term inado. E n C husm isa encontram os u n nido desocupado que estaba pegado a la roca vertical de un barranco. L a construcción es •igual a la que hace O. leucopleurus, pero de m ayor tam año. Los nidos están siempre cerca del agua. N os llam ó la atención ver u n númeiro m ucho m ayor de machos que de hem bras. Es m uy fácil distinguirlos en el terreno, pues la hem bra carece del bello verde metálico de la garganta y p arte an terior del cuello. T o d a la superficie infe­ rio r es de u n blanco teñido de color avellana. 7 8 .— R H O D O P IS V E S P E R V E S P E R L e u o n .

P IC A F L O R D E L N O R T E .

1 m. y 1 h. ads.. L a C him a, Arica 14 nov. ■ C ornún en Arica y valles vecinos, igualm ente • en Pica.' T am b ién lo hemo? visto en Chusmisa, convive con el picaflor cordillerano (O reotcochilus estella) y en Arica con el pica­ flo r chico (M y rtis yarcellii). 7 9 .— R H O D O P IS

V ESPER

A T A C A M E N S IS D E ATA CA M A .

L c y b o ld . —

P IC A F L O R

N o vim os ejem plares de esta raza, però nos referiremos a ella p o r su alto interés biológico. Es probablem ente una de las pocas aves dei origen tropical que penetra al sur del D esierto de A tacam a. Sólo se la conoce del valle del C opiapó y de Caldera. A llí habita sólo en' invierno. C uando visitam os la estancia de M r; F lin t en H o rn íto ya h abían desaparecido, pues permanecen allí sólo hasta fines de octubre. Sospechamos que emigre en verano a la cordille­ ra de A tacam a para nidificar.


98

R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Coodall

80.— M Y R T 1S Y A R R E L L U B o u rc i« . —

P IC A F L O R C H IC O D E A R IC A .

1 m. inm., 4 h. ads.. La Chimba, Arica, 13 y 14 nov. Este picaflor es considerado como uno de los más raros. En Arica era muy abundante, y podemos ddcir que más que Rh. o. vesper. En Azapa pudimos observar un árbol florido lleho de estos picaflores que hacían un zumbido extraordinario con su aleteo. Era muy difícil cazarlo, pues es tan pequeño que fá­ cilmente se confunde con un moscardón o con una mariposa. No daba señales de anidar. Familia Alcedktidae. — Martín^pescadores. 8 1 .— C H L O R O C E R Y L E

A M E R IC A N A C A B A N IS I T sch u d i. — PESC A D O R D EL N O R T E .

M A R T IN -

No lo vimos en nuestro viaje, pero es conocido por los agricultores del valle de Lluta. Decían que no era raro verlo en los canales de regadío y en el río mismo, allí se posa'ba en ramas para acechar su presa. L o ’habíamos observado antes en Caleta Buena, T arap a­ cá (10) y en el río Lluta (9 ). De esta última localidad proviene el ejemplar existente en el Museo de Santiago (1 0 ). Familia Furnariidaíe. — BandurriUas, mineros, tijerales, etc. 8 2 .— C IN C L O D E S N IG R O -F U M O S U S N IG R O -F U M O S U S y D ’O rbigny. — C H U R R E T E C O S T E Ñ O .

L afK sn iy e

Se encuentra exclusivamente a orilla del mar y la vimos en toda la costa visitada. En la costa sur del Perú es reemplazado por la raza C. n.f- taczanówskii. 83.— C IN C L O D E S F U S C U S A L B IV E N T R IS P h ilip p i y Landb«ck. C H U R R E T E C O R D IL L E R A N O D E L N O R T E .

2 m. ads., 1 h. ad., Putre, 7 nov.; 1 m. ad., Chusmisa, 18 nov. En Putre era común, incluso en el pueblo mismo, pues lo veíamos hasta frente a nuestra habitación. Allí le daban


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el curioso nom bre de “ alcalde o com isario de aguas” , sin duda porque se le encuentra siempre al lado de los canales y agua­ das. E n P arinacota tam bién sei le encontraba aunque en me­ n o r núm ero y menos abundante que el churrete de alas b lan ­ cas (C . atacamensis atacam ensis). A llí era llam ado “cachirrinque chico” . . E n P u tre estaba en plena nidificación, aunque p o r falta de tieimpo, sólo logram os encontrar un nido que estaba bien escondido en una pirca de piedra, a corta distancia de un ria­ chuelo. Los tres huevos que contenía son similares a los de C. f. fuscas. 8 4 .— C IN C L O D E S

F U S C U S F U S C U S V ifillo t. —

CHURRETE

ACANELADO.

P udim os ver dos ejem plares cerca de una yoga en P uerto Viejo. Este es su lím ite N . de distributión en Chile. 8 5 .— C I N C L O D E S

A T A C A M E N S IS

A T A C A M E N S IS

P b ilip p i.

C H U R R E T E D E ALAS BLA N CAS.

Rs ave p ro p ia de grandes alturas y de costumbres simi­ lares a las defmás de su género. E n C hile se encuentra desde Arica hasta Baños del T o ro (C o q u im b o ). E n P u tre era memos com ún que C. Fuscas albiventris. E n P arinacota y en el Lago C otacotani era más abundante. E n estas localidades era llam ado “ cachirrinque grande” . E ncontram os cuatro nidos, dos sin term inar y uno con polluelos. El cuarto estaba ubicado cintre las piedras de un m uro y contenía dos huevos frescos. Son iguales a los de los demás Clincíodes, pero más pequeños que los de C. n-f. nigrofam osas. 8 6

___ G E O S I T T A

C U N IC U L A R IA

FRO BEN I

M IN E R O C O R D IL L E R A N O

P h ilip p i

y

L andbeck.

DEL NORTE,

Se veía continuam ente en los ' llanos y alrededores de P arinacota. Desgraciadam ente no capturam os ninguno, pues hab rían sido topotipos de m ucho interés, ya que se trata de una subespecie discutida (1 7 ).


98

R- A. Philippi, A; W . :iohnson,. jack. D. Coodall

,

87.— G 5 .0 S IT T A C U N IC U L A R IA D E S E R T IC O L O R H ejlm iyr. / . . M IN E R O D E ATTACAMA.

___

2 h. inmj. Puerto Viejo,. 24 nov, " ; _ Es una raza bien definida (4) (17.). E)e igual tamaño que G. c. fissirostris, peto con toda la coloración más pálida, adaptándoíe al ambiente desértico en que vive. Vimos numerosos ejemplares ,en. las pampas .situadas entr« el río Copiapó y: Puerto Viejo. Esta raza se encuentra también dn el litoral árido dcj Depto. de Arequipa, por lo que es probable que se encuentre también en la zona intermedia. 88.— G E O S IT T A

R U F IP E N IfIS

F A S C IA T A

P h ilip p i y L jn d b cc k .

M IN E R O C O R D IL L E R A N O .

'

Encontramos , esta ayecita en. Puerto Visjo. Se trataba 'de una pareja que tenía nido con tres polluelos. Este estaba colocado entre las piedras de una pirca y al nivel del suelo. Los padres estaban entregados a la alimentación de su cría y eran tan mansos gue pudimos observarlo^ hasta de dos me­ tros de distancia' Este hallazgo refuta, las aseveraciones por algunos auto­ res de que esta ave nidificaría exclusivamente ein, la cordillera. 8

<).— U P U C E R T H IA

D U M E T A R IA

H A L L IN A N I C hapm an.

B A N D U R R IL L A D E L N O R T E .

Observamos un ejemplar en M onte Amargo en un sitio árido con algunos matorrales y no lejos del río Cop apó. Esta subespecie neceisita mayor estudio. Las pieles que poseemos y que son provenientes de Piedra Co’gada (río Co­ piapó) y del valle del Huasco, no presentan diferencias apreciables comparadas con la raza U. d. hypoleuca. 9 0 .— U P U C E R T H IA V A L L ID IR O S T R IS P A L L ID A T a czan ow ski. B A N D U R R IL L A C O R D IL L E R A N A D E L N O R T E .

1 m. ad., Putre, 7 nov. Algo frecuente en Putre donde convive con la esoecie Upiicerthia albigula, de la cual no se puede distinguir en el teirreno. Tuvim os la suerte de encontrar un n ’do en un barranco cercano al agua de la quebrada de Putre (Ver fo to ). Este


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Expedición Ornitológica al Norte' de Chile

'9 9

¿ontenía dos huevos frescos y com pletam ente blancos. C ap­ turam os el m acho a la entrada de la cueva de . m odo que es segura la identificación del nido. Los huevos m iden: 28,5 x 2 1 ,3 ; 28,2 x 21.1. Esta especie la encontram os tam bién en el S a la r . deil Huasco ( 1 3 ) . ;

9 1 — U P U C E R -F H I A

A L B IG U L A

H ellhvayr. —

B A N D U R R IL L A

C O R D IL L E R A N A D E A R IC A .

E sta rara especie de bandurrilla füé descubierta p o r M r. C. Sanborn de la E xped. del Field Museium, en Putre, en julio de 1924 (4, p. 1 6 8 ). L a conviveincia con U. vallidirostris palltda en toda época del año obligó a H ellm ayr a separarla específicamente. Este hecho há sido nuevam ente com probado p o r nosotros. ' Pocos m om entos después de haber capturado el macho de U. V . pallida y en un. sitio m uy ce'rcano capturam os otra ban durrilla que reveló pertenecer a la rara especie U. albigula. N o pudim os form arnos una idea sobre la abundancia de las dos especies, pues superficialm ente son ^tan pare'c’das, que es im posible distinguirlas en el terreno sin capturar ejemplares. Superficialmeaite m uy patecida a U. vallidirostris pallida. pero-con los siguientels caracteres: Pico más fuerte, más grueso y más incurvado. Su coloración es más oscura y al mirm o tiem po más rufescente. P o r encima es de color café tabaco con la corona de color sepia. L a raya superciliar es más ancha y am arillenta. L a garganta es blanca. Las plum as de la parte anterior del cuello tienen márgenes apicales escalonadas de color café oscuro. Las m edidas de nuestro ejem plar son las siguientes: Ala. 9 9 ; C o’.a. 79; Pico, 32,5. H asta ho y día sólo se la conoce de la localidad típica (P u tre) y de Palca, C ord. de T acna, Perú. 9 2 .— P H L E O C R Y P T E S M E L A N O P S sb sp .? —

T R A B A JA D O R

.

DEL N O RTE.

1 h. ad., R ío San Salvador, Loa, Chacance, 21 nov. E ra algo com ún en los pajonales del río San Salvador, a! lado del p u n to en que éste se ju n ta con el Loa (C hacance). A llí convivía con el sietei-colores (T achuris rubrigastra sbsp?) que era más abundante que el prim ero. Las costumbres de este Phleocryptes son iguales a las del trabajador com ún. E n-


100

R. A. Philippi, A. vy. Johnson, Jack D. Coodall

cohtramos dos nidos con huevos, estos no se diferencian tín nada de los de la raza típica (Ph. melanops m elanops). Es lamentable que hayamos capturado un solo ejemplar, pues a primera vista notamos que era diferente a los que co­ nocíamos del centro de Chile. En ningún caso corresponde a ' la raza del Titicaca (Ph. m. schoenobaenus) que es, de mayor tamaño. Hay sobradas razones para suponer quei esta ave sea una subespecie nueva, ya que vive en un aislamiento gebgráfico considerable. La raza típica se encuentra a 700 kms. más al S. y separada por el inmenso Desierto del Atacama. Para salir de dudas -hemos enviado el ejemplar para su estudio al clistinguido ornitólogo del American Museum of Natural History de Nueva York, Dr. John T . Zimmer. Además está en preparación un nuevo viaje a esa localidad para tratar de conseguir una serie. Nuestro ejemplar mide: Ala, 59; Cola, 43; Pico, 15. 9 3 .— A S T H E N E S M O D E S T A M O D E S T A E y to n . —

CANASTERO

C H IC O D € L N O R T E .

Vimos varios canasteros chicos en Putre, sin duda per­ tenecientes a esta espeicie. Es fácil distinguirla del canastero grande del Norte (Asthenes D ’Orbignyi arequipae) con el que convive. No se capturaron ejemplares.. 9 4 .— A S T H E N E S D 'O R B IQ N Y I A R E Q U IP A E Sclatet y Salvin. C A N A S T E R O G R A N b E D E L 'N O R T E .

Se distingue fácilmente de la especie anterior por ser de m ayor tamaño y por su cola que es completame'nte negra. Habita principalmente los' faldeos de las quebradas donde hay vegetación tupida, y pasa de un matorral a otro en busca de los msectos que constituyen su alimento. Su canto es biein melodioso. Sus nidos son voluminosos y muy visibles. Los coloca en los cardones (cactus; o en matorrales. Son grandes y parecidos a los de nuestro canastero común (A . humicola humiciVni’ 1 ®*^^3rgo carecein de la defensa exterior de púas

¿

r'o^j “ '"rilama’’“'''“

>'"

y allí encontramos un n^do pero aflí también se: le pudo ver, pero alh ya había termmado su nidificación.


___________________ E x p e d ic iá n O rn ito ló g ic a a l N o r te d e C h ile

9 5 .— L E P T A S T H E N U R A

A E G IT H A L O ID E S

101

G R IS E B C E N S

H e llm a y r.

T IJE R A L D E L N O R T E .

1 h. ad.. P u erto Viejo, 24 nov. L o vim os sólo en P u erto Viejo. A llí encontram os una pareja que h abía hecho su nido en una especie de grieta for. m ada p o r una am polla costrosa adherida a la tosca, que fo r­ ma etl risco que allí cae perpendicular a la playa. Estaba todo forrado con plum itas y tenía cuatro pollitos. Esta raza, bastante parecida a la típica se encuentra desde el N . de C oquim bo hasta la frontera peruana. T am bién se vuelve a éncpntrar en A requipa. Perú. 9 6 .— L E P T A S T H E N U R A

S T R IA T A

T IJE R A L

S T R IA T A

P h ilip p i

y

L andbeck.

L IS T A D O .

1 m. inm ., Chusm isa, 18 nov. E n Chiismisa había varios ejemplares. E ra fácil reco­ nocerlo p o r su cola m arginada y p o r las rayitas longitudina­ les blancas y negras que recorren el dorso y la cabeza. N o lo vim os en P u tre ni en Pica, donde tam bién ha sido encontrado. Familia Tyrannldae. :— Cazamoscas. 9 7 .— A G R IO R N IS

M ONTAÑA

M A R IT IM A

L afrcsn ay c y D'’O rl>igny.

M ERO DEL N O RTE.

1 m. ad.. P u erto Viejo. 24 nov. E n P u erto V iejo vim os una pareja que tenía su nido en una grieta de una roca grande. Este tenía ya pollos gran­ des. C apturam os el macho. Esta ave es llam ada “ gaucho” en la región y es p ro te­ gida p o r los habitaHteS que la consideran de buen agüero. C om o u tiliza con frecuencia las bocas de m inas o las habita­ ciones para an idar se le considera el guardián de ellas. Recor­ dam os que en Baños del T o ro (C ordillera de C oquim bo) nos rogaron que cazáram os cualquier ave menos el “ gaucho” quei anidaba en el alero de la casa. Si lo hacíamos eso traéría la m ala suerte. . . Se encuentra desde B años del T o ro (C oquim bo) hasta Sacaya en T arapacá.


lo é

R. A. P hilippi,'A . W . Johnson,'Jáck D. Goodall

9 8 .— A G R IO R N IS M O N T A N A

IN T E R M E D IA

H ellm ayr. —

M ERO

B O L IV IA N O .

1 h. ad,, Putre, 6 nov. Esta subespec'e del grupo montana constituye un esla­ bón entre A . m. marítima y A . m. insolens del S. del Perá. Algunos ejemplares se indinan a maritima y otros a in­ solens. El nuestro tiene las rectrices laterales totalmente blan­ cas por lo que se inclina a A . m. insolens. Lo capturamos en una pirca de piedra que separaba po­ treros de alfalfa en Putre. Tam bién se encontraba en P arina­ cota dondei los indígenas, lo llamaban “ guaicho”.. 9 9 .— A G R IO R N IS L IV ID A L IV ID A K ittlitz . —

M ERO COM UN.

Cerca de la boca del Copiapó encoiítramos una pareja ,de este mero. Allí convive con A. montana maritima. lO a .— A G R IO R N IS A N D IC O L A A L B IC A U D A P h ilip p i, y L andbeck. M ERO D E C O LA BLANCA.

Es de 'bastante mayor tamaño que los Ágriornis del grupo montana, con cierto parecido al grupo A . lívida y A. microptera, pero de cola blanca (1 8 ). Vimos algunos ejemplares en Putre y también en P a­ rinacota. En esta última localidad se obtuvo un nido, que estaba colocado en una hendidura entre las piedras del muro de la iglesia del pueblo. Contenía d°s huevos frescos simila­ res a todos los de Agriornis, peiro del tamaño de los del mero común A . livida livida. El T IP O está conservado en el Museo de Santiago (1 0 ). 1 0 1 .— M U S C IS A X IC O L A R U F IV E R T E X R U F IV E R T E X L afresnaye y D ’O rbigny. —

D O R M IL O N A D E N U C A R O JIZ A .

1 m. ad., Puerto Viejo, 24 nov. r No se diferencia de ejemplares de las provincias centrales. 1 0 2 .— M U S C IS A X IC O L A JU N IN E N S IS T aczan o w sk i. — D E N U CA CA STA Ñ A D EL N O R TE.

D O R M IL O N A

1 h. ad., Parinacota, 10 nov. Es ave caracteirística de la zona de la Puna. Lo comen­ zamos a ver a gran altura, deíde la Quebrada de Taipicagua hasta el Lago Cotacotani. E n general se encontraba junta con la dormilona gigante M . albifrons.


Expedición Ornitológica al Norte de Chüe 1 0 3 ___ ^ M U S C IS A X IC O L A A L B IF R O N S

T s c h u d i. —

103

D O R M IL O N A

G IG A N T E .

1 m . ad., P arinacota. 10 nov. Es llam ada p o r los aym araes "huacho” y vive exclusi­ vam ente en la ’ zo n a de la P u n a. L a vim os p o r prim era vez dn los bofedalés de Las Cuevas, después en idéntico biotopo en los alrededores de las lagunas de P arinacota y en el Lago C otacotani. Es un ave del tam año de una tenca y con enormes alas transparentes. E n Chile ha sido encontrada en Sacaya (T arapacá) y en las localidades quei acabamos de citar. E l prim er ejem plar obtenido en Chile, lo fué p o r Frobeen en ju lio de 1853 en los L lanos de P arinacota ( 1 0 ) . 1 0 4 ,— M U S C I S A X IC O L A M A C Ü L I R O S T R IS M A C U L I R O S T R IS L a fte s n a y e y D ’O rb ig n y . — D O R M IL O N A C H IC A o A R R IE R O .

1 h. ad., Chusmisa, 18 nov. Este cazamoscas tiene, exteinsa distribuc’ón en nuestro país, pues se le encuentra desde Arica hasta Balmaceda, Aysen. E ncontram os ejem plares en las siguientes localidades: P u tre, C uya, Chusmisa, Chacance, P ueblo H undido y H orJ litO . 1 0 5 .- ^ L E S S O N I A R U F A R U F A G m elin . —

C O L E G IA L C O M U N .

A lgunos ejem plares se vieron, en las vegas y dunas de P u erto Viejo. 1 0 6 .— L E S S O N IA R U F A

O R E A S S clater y S a lv in . —

C O L E C ilA L

DEL N O RTE.

1 m . ad., P arinacota, 10 nov. Su biotopo, es idéntico al del colegial com ún. Vive en pantanos, vegas, orilla dei ríos y; lagunas pasando exclusiva­ m ente en el suelo, en donde hacen cortos recorridos y repen­ tinos vuelos cortos acom pañados de volteretas para capturar los insectos que constituyen su alim ento. A diferemcia de la raza típica vive exclusivamente en la zona de la P u n a. R elativam ente com ún en P arinacota y en C otacotani. , .. Se le encuentra en Chile desde Arica hasta Baños del T o ro ( 1 3 ) .


104

R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Cóodall _________ __ 1 0 7 .— O C T H O E C A O E N A N T H O ID E S O E N A N T H O ID E S L iftesn ay » y D ’O rbigny. — P I T A J O R O JIZ O .

Lo vimos en potreros cercanos a Putre. Andan geneiralmente solitarios y son muy confiados. Sus costumbres son parecidas a las de los “colegiales” (Lessonia). Son avecitas silenciosas que sólo de vez en cuando lanzan un silbido agudo. En Chile ha sido señalada hasta ahora sólo tin Putre (4) (1 8 ). 108.— O C T H O E C A I.E U C O P H R Y S L E P C O M E T O P A P I T A J O G R IS.

ScU ter y Salvin.

En Putre era escasa y allí hacía compañía al “pitajo rojizo” O. ce. oenanthoides. Con sorpresa encontranios dos ejemplares én Chusmisa, lo que extiende su área de distribución hasta Tarapacá. Hasta ahora sólo se leí conocía de Putre (1 8 ). 109.— P Y R O C E P H A L U S R U B IN U S C O C A C H A C R A E Z im m er S A C A -T U .R E A L .

(2 0 ).

Ultimamente Dr. Zimmer (20) ha separado esta raza de Pyrocephalus. Antes los ejemplares chilenos eran conside­ rados como pertenecientes a la raza P. r. obscuras (4 ). Es similar a ésta, pero de mayor tamaño, los machos ein “ fase roja” tienen el dorso un poco más claro, más café. El rojo de las partes inferiores es más rosado, menos escarlata. Las hembras de elsta fase son por debajo más blanquecinas y me­ nos leonadas (2 0 ). Esta subespecie se encuentra en la costa del S. del Perú (desde Pisco a lea y Tacna) y en el extremo N. de Chile (Arica y valles de Azapa y L lu ta ). En cambio P. rubinus obsc'urus se encuentra desde Callao hasta el S. de .T ru jillo (Depto. La Libertad). La especie Pyrocephalus rubinus tiene una distribución muy amplia, pues se la encuentra desde A Sud de Estados Unidos hasta er Extremo Norte de Chile. Esta avecita es muy popular en Arica. El bello color rojo escarlata del macho y las acrobacias y piruetas que hace para capturar inseictos lo hacen muy notable. Su canto es corto y fácil de distinguir. Vive generalmente cerca de campos abiertos de cultivo, especialmente en algodonales y cercos divisorios donde hay humedad. Anida en noviembre en las ramas horizontales de ár­ boles chicos que bordean los potreros o chacras. Tiene pre-


Expedición- Ornitológica' ai Norte de Chile

j.05

fercncia p o r los molles (Schiaus m olle) y especialmente p o r los tam arindos (T a m a r y x g/allica) que son comunes en la re­ gión. El nido es excepciorialmente chico para el tam año del ave (la taza tiene u n diám etro de sólo 5 cms.) . y está , colo­ cado de dos a 4 m ts. del suelo, encima de la ram a y general­ m ente a toda vista. P ara su construcción emplea palitos finos del m ism o árbol, aprensados con liqúenes y lana veigetal, fo r­ m ando la taza con lanitas, crin y plum itas. Pone, en general, tres huevos, pero a veces dos. Estos son m uy b o nitos y com pletam ente diferentes de los de cual­ quier o tro cazamoscas chilenos. Sobre un fondo que varía entre blanquecino y am arilloso-m arfil (ivory y e llo w ), llevan gruesas m anchas de café negruzco (raw um ber) con luces de bronceado (m edal bronze) , superpuestas sobre zonas grisá­ ceas (gull grey) , m ostrando estas m anchas m arcada tendeiñcia a fo rm ar aniillos irregulares, alrededor del polo obtuso del huevo. .

n o . — T A C H U R IS

R U B R IG A S T R A

sb sp .?

S I E T B -C O L O R E S

DEL N O RTE.

E n los pajonales de la confluencia del San Salvador con el Loa j[Chacánce) encontram os com ún esta avecita. Sospechamos que sea una raza nueva no descrita dado el gran aislam iento geográfico en que vive. Además convive allí con una raza de trab ajad o r (Phleoccyptes) que es dife­ rente de la del Sur y de la del Titicaca. Es sabido que' estas dos aves a pesar de ser de fam iliar distintas tienen el mismo biotopo y generalmt'nte se encuentran juntas. Te'nemos en proyecto un nuevo viaje al Loa para con­ seguir esta ave que sin duda prom ete novedades. 1 1 1 .— S P I Z I T O R N I S P A R U L U S P A R U L U S

K ittlir a . —

C A C H U D IT O

COM UN.

O bservam os algunos cachuditos en la estancia H ornito. Esta especie vive desde Atacam a a Chiloé. Desde Aysen a M agallanes es reem plazada p o r 5. paralas lippus. 1 1 2 .— S P I Z I T O R N I S F L A V I R O S T R I S A R E Q U IP A E i C ^iapm an. C A C H U D IT O D E L N O R T E .

L o -vimos en escaso núm ero en P u tre y después dos ejem plares en Chusm isa donde ya antes lo habíam os encon­ trado (1 3 ).


10 «

R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Coodall

U 3 . — S P IZ IT O R N IS R E G U L O ID E S R E G U L O ID E S L afresn ay t y D 'O rb ig n y . C A C H U D IT O P E R U A N O .

En Chinchorro, inmediatamente al N. de Árica pudi­ mos ver de cdrca un ejemplar. La identificación no nos cabe dudas, pues su tamaño y el moño blanco son inconfundibles. Este hallazgo lo incluye entre las aves chilenas, pues hasta ahora su límite Sur era Tacna, situada hoy día en el Perú. 114.— E L A E N IA M O D E S T A T sc h u d i. —

F IO -F IO D E L N O R T E .

Algo escaso. Lo encontramos en el vallei de Lluta y en Pica (13) (1 9 ). Sus costumbres son idénticas a E. albiceps chilensis. No daba señales de estar anidando. Lo hemos encontrado en Lluta en los meses de julio (9) y noviembre. En Pica nos aseguraron quei reside todo el año. Esto lo diferencia de E. albiceps chilensis que es ave migratoria y que en invierno se ausenta de Chile para ir a invernar al S^ del Brasil, Bolivia y Uruguay. Familia Hirundinídae. — Golondrinas. 1 1 5 .— P Y G O C H E L ID O N C Y A N O L E U C A P A T A G O N IC A L afresnaye V D ’O tb ig n y . —

G O L O N D R IN A D E C O L A N E G R A .

1 h. ad., Chacalluta, 2 nov. Esta golondrina els una de las aves que tiene mayor dis­ persión en el país. Sin exagerar podemos afirmar que se en­ cuentra desde Arica a Tierra de Fuego en todos los sitios donde hay agua, ya sea alta cordillera, valle o costa. En Chacalluta era abundante y allí revoloteaba junto con los vencejos (Micropus andecolus paruuliis). DI ejem­ plar que capturamos lo cazamos por equivocación, pues creía­ mos que le d «parábamos a un vencejo. En Putre era algo frecuente verla. Después la eincontramos en la Quebrada de Taipicagua, cerca de Las Cuevas, donde anda una bandadita que hacía compañía a grupitos de golondrinas de los riscos. (Petrochelidon andecola-andecola). Era común ein Parinacota y en el Lago Cotacotani. Tam bién la encontramos en Cuya (Quebrada de Cam arones), en el río Loa, en Tocopilla y en el valk de Copiapó.


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

Í0 7

1 1 6 .— P E T R O C H E L I D O N A N D E C O L A A N D E C O L A L a fr ts n iy « y D ’O ib in y . -----G O L O N D R IN A D É L O S R IS C O S .

E sta golondrina es m uy qscasa. Lañe la obtuvo por prim era vez en Sacaya (T a ra p a c á ), en 189.0. Posteriórm ent0 en noviem bre de 1927 la encontram os anidando en cierta abundancia en los Baños de Chusmisa,. cerca del pueblo indio de C hiapa (cord. de T a ra p a c á ). A llí anidaba en colonias en riscos inaccesibles. E n nuestra expedición anterior a T arapacá (1 3 ) no la vimos. O bservam os una bandadita de 10 ejemplares en la Q uch brada de T aipicagua, poco antes de llegar a Las Cuevas (4 ,4 0 0 m ts.) . 1 1 7 .— I R I D O P R O G N E

L E U C O P Y G A M ey en . — D E LO M O BLANCO.

G O L O N D R IN A

E n la ciudad de C opiapó e igualm ente río abajo cerca de R am adilla andaban bandaditas de esta golondrina; Es sa­ bido que anida en los alefros de las casas. Familiia Troglodytídae. — Chercanes. 1 1 8 .— T R O G L O D Y T E S M U S C U ^ -U S A T A C A M E N S IS H e llm a y r, CHERCAN DEL N O R TE.

2 m; ads., 1 h. ad., H ornito, 21 nov.. E sta subespecie reem plaza al chercán com ún ( T . mtxsculus chilensís), desde C oquim bo (N ) hasta el S. de T arapacá. Se distingue de este últim o p o r su plum aje más pálido y adap­ tado al am biente más árido en quei yive. E l dorso es de color “beige’’ en lugar de fuliginoso, y las partes infer'ores son de un blanco isabelino. ,E1 pico es más delgado y algo más largo. E ra com ún en todo el valle del Copiapó. E n la con­ fluencia del S an 'S alv ad or con el Loa tam bién lo encontramos. A f igual que el chercán com ún anida detrás de la cor­ teza de los árboles, en hoyos de los mismos, o pircas y en el techo de las' casas.. Los nidos presentan siempre un am plio forro inteirior de plum as de lo más abrigado '.maginable, y los huevos que. fluctúan entre 3 y 5 en número, tienen el mismo color rosado de los del chercán común. E n H o rn ito encontram os dos nidos.


108

R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Coodall

119— T R O G L O D Y T E S M U SCU LU S y D ’O rb ig n y . —

TECELLATUS

L » f«sn»ye

C H E R C A N D E A R IC A .

1 m. ad., 1 h. ad.. Chinchorro, Arica, 30 oct. Esta raza de chercán es muy diferente de las demás razas chiletnas. El dorso es más oscuro y cubierto hasta las supracaudales de rayitas transversales negras. Esto ha inducido a muchos autores a separarla específicamente del grupo T . musculus. Era abundante en Arica y alrededores, probablemente llegue) más al S.; pero no lo vimos en la Quebráda de C a­ marones. Encontramos tres nidos en Chinchorro, ellos son ¡guales a los de las otras razas de chercán, pero los huevos llamaban la atención por ser algo más grandes. Familia Mimidae. — Tencas. 1 2 0 .— M IM U S T H E N C A MoUna. —

TENCA

COMUÑ.

Es residente y algo común en el valle de Copiapó,- la vimos desde H ornito hasta la costa. Es curioso que HeUmayr (4) señale Domeyko como su límite N. 1 2 1 — M IM U S T R IU R U S V ieillo t. —

T E N C A D E ALAS BLA N CAS.

El 21 de noviembre en Hornito un nido de igual aspec­ to de los de tenca común, pero con huevos tan chicos (27,0 X 19,4:. 27,4 x 20,0 y 29,2 x 19,3) que no podrían per­ tenecer a esta última ave'. Las medidas corresponden a las que dan autores argentinos para los huevos de M . triurus. En todo caso en el valle del Huasco (Atacama) ha sido capturada por Millie (1 4 ). Familia Turdidae. — Zorzales. 122.— T U R D U S F A L K L A N D II M A G E L L A N IC U S K ing. —

ZORZAL

'

COMUN.

Relativamente común y residente en el valle del C opiapó entre Hornito y Monte Amargo. Pudimos saber que en primavera llega bastante más al N., encontrándosele hasta en los sitios húmedos cercanos a la Quebrada del Salado (Pueblo H u n d id o ).


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

100

Se encuentra en nuestro país desde Q uebrada del Salado (A tacam a) hasta M agallanes. 1 2 3 .— T U R D U S

C H IG U A N C O C H IG U A N C O L afresn ay » y ly O r b ig n y . ZORZAL DEL N O RTE.

2 m. ads., 1 h. ad., P utre, 6, 7, 11 nov. E ra relativam ente com ún en P utre, algo menos frecuen­ te en Chusm isa. E n el valle de L lu ta vimos varios ejem pla­ res, pero puede considerársele escaso. Es más abundante en la zona tem plada de la cordillera, pero no se encuentra en la zona de la P u n a. Los indios lo llam an "chiguanco” . Sus costumbres y cantos son iguales a los del zorzal com ún. H abita de prefe­ rencia las quebradas húm edas, sobre todo donde hay cultivos y cerca de los riachuelos. P o r lo general- anda solitario o en parejas y en las m añanas y en las tardes suele acercarse con familiaridad, a los sitios habitados. Según decían los nativos de P utre, el "chiguanco” anida después de las lluvias estivales, o sea en m arzo y abril. E n esta localidad encontram os un nido viejo en la parte más tupida de m atorrales situados al lado de la quebrada. El nido estaba a 0.6 0 del suelo, era sim ilar a los del zorzal común, pdro se diferenciaba en. que carecía de la capa de barro que usa aquél en sus nidos. L os ejem plares capturados m ostraban diferencias en la intensidad del to n o gris oscuro. E n general eran más oscuros, que un ejem plar de 'Tacna que poseemos en eil Museo (1 0 ). Igual carácter anota Z im m er para, ejemplares peruanos ( 16) . Familia MotacUUdae. — Bailarines chic»& 1 2 4 .— A N T H U S C O R R H N D E R A C H IL E N S IS L csson. — C H IC O C O M U N .

B A IL A R IN

V im os algunos ejemplares en Piedra Colgada y en la deseimbocadura del río C opiapó. E n su lím ite norte de dis­ persión en- Chile, p o r el S. llega hasta el Aysen. 1 2 5 .— A N T H U S

LU TESCENS

P E R U V IA N U S

N ic h o lso n . —

B A IL A R IN

C H IC O P E R U A N O .

1 m. ad., Chacalluta, 2 nov. E sta ave es propia del litoral árido peruano. sólo se la ■encuentra en Arica y valles vecinos.

E n Chile


no

R. A. Philippi, A. W . Johnson. )aci< D. Coodall

_______

Es escasa y no encontramos nidos. Es reside'nte, antes la habíamos encontrado en esa zona en julio de 1935 (9 ). Familia Coerebidaé. — Trepadores americanos. 126.— C O N IR O S T R U M

C IN E R E U M

L IT T O R A L E

Berlepsch y S tolzm ann.

C O M E SE B O .

2 m. ads., 1 h. ad., Arica, 2 nov. Bastante común en Arica y valles bajos vecinos, también común en Pica. Es un avecica que prefiere las partes más tup'das de los árboles o matorrales. Está en continuo movimiento y lan­ zando chillidos muy parecidos a los de nuestro tijeral común (Leptasthenura). Recorre las ramas y hojas en busca de pe­ queños insectos que constituyen su alimento. Es ave residente en la región, y bastante común. E n noviembre encontramos nidos en Arica. Los co^ loca en ramas de higuera, naranjo u olivos. Son hechos dé fibras de raíces con amarras de algodón o lana vegetal y fo­ rrados con crin negro 4é caballo. Su diámetro etxterior es de 9 cms. y la altura de 5 cms. Las medidas interiores son 6' cms. de fondo por 3,5 cms. de ancho. Los huevos son en número de tres y dö tinte azul pálido (pale Etain’s blue) con pintas finitas poco liumerosas de color gris purpúreo (pale purplish grey). Familia Ploceidae. — Tejedores. 1 2 7 .— P A S S E R D O M E S T IC U S D O M E S T IC U S L innaeus. —

G O R R IO N

EU RO PEO.

Abundante en todas las partes habitadas que visitamos, a excepción de la cordillera. Familia Icteridae. — Tordos, loicas, traes, etc. 128 — M O L O T H R U S

B O N A R IE N S IS

B O N A R IE N S IS

G m clin. —

En invierno lleiga hasta Pueblo Hundido. en el valle del Copiapó, pero escaso.

M IR L O .

Es. residente


Expedición Ornitológica al Norte de Chile 1 2 9 -----P E 7 .I T E S M I1 .I T A R IS M I L I T A R I S L in n a c u s, —

111 L O IC A C O M U N .

C om ún en el valle del C opiapó. 1 3 0 .— P E Z I T E S M I L I T A R I S B E L IC O S A F ilip p i. —

L O IC A P E R U A N A -

1 m. ad., 1 h. ad., R osario de L luta, 12 nov. M u y com ún en el valle de L luta, sobre todo en las p lan ­ taciones de m aíz. Los habitantes dei allí lo llam an “ chate” . E l nido es igual al de la loica com ún, va colocado siem­ pre en el suelo, generalm ente semi-techado, y bien escondido entre m alezas o pasto largo. Los huetvos son idénticos, pero de m enor tam año. El 2 de noviem bre encontram os en Chacalluta un nido con tres huevos de incubación rec én empe­ zada. O tros nidos que encontrados tenían ya polluelos grandes. 1 3 1 .— ^ N O T IO P S A R C U R A E U S M o lin a . —

TORDO.

C o n sorpresa a nuestra llegada a la O ficina “M aría E lena” pudim os v C r v a r io s tordos posados en los frondosos molles de los jardines. Después supim os que habían sido in­ troducidos hacía ya algunos años y que se reproducían m uy bien. Sin duda la presencia de esta bella ave contribuye a dar vida a esas áridas regiones. Familia FringUlidae. — Diucas, chineóles, come-tocinos, etc. 1 3 2 .— X E N O S P IN G U S C O N C O L Ó R L a f t « n a y e y D ’O ib ig n y . F R I N G I L O A P IZ A R R A D O .

1 m . ad., C hacalluta, 13 nov. Esta ave p ro p ia de] S. O. del P erú se encúentra en Chile desde el río L oa al N . A lcanza desde el nivel del m ar hafta los 3 ,5 0 0 mts. (P u tre ). . . . Es u n ave que sel adapta con fácilidad a ambientes di­ versos, pues lo encontramos; en potreros, en totorales y enci­ m a de los árboles. P o r lo general se m antiene semi-ocu!to entre las ramas, subiendo y bajando o saltando de utia parte a o tra en busca de gusanitos. De vez en cuando sale a algún palo visible. Su canto ayuda a identificarlo, es un potpurrie de notas musicales, com pletam ente diferente dei cualquier otro pajarillo ch'leno. _ ., Los adultos son grises con pico y pata am an,los. En cambio las aves inm aduras son m uy diferentes. Son de u n


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R. A. Philippi, A. W . Johnson, lack D. Coodall

color gris oliváceo con alas café claras y por. <kbajo son 4^ un amarillo oliváceo con rayas de color cafe. El pico y las patas son parduscos. „ ^ \ Nos sorprendió encontrarlo en Putre (3,500 m ts.;, pues en el Perú asciende sólo hasta los 2,000 mts. de altura. 133.— SPOROPHILA TELASCO Lcwon. — C O R B A T IT A .

2 m. ads., 1 m. inm.. La Chimba, Arica, 11 y 12 nov. Esta avecita se encuentra sólo en Arica y valles vecinos, pero por el N. se extiende a lo largo de la costa árida peruana hasta Esmeraldas en Ecuador. ^ ^ El primer ejemplar capturado en Chile, lo fue por U tto Garlepp ?n 1902 (4 ). quien capturó uno en el valle de Azapa. Nos llama la atención que la Expeidición del Field Museum de 1923 no la haya encontrado en Arica, ya que es un ave relativaméiite común. Los machos de esta especie tienen la garganta de'.color marrón, de-donde deriva su .nombre de "corbatita” . Es algo común en Azapa, valle de Lluta y en las chacras de La C him ­ ba; Allí hacía compañía a los “ negrillos" (Volantinia jacarini peruoiensis). El canto es muy parecido al del chirigüe común ^Sicalis lateóla lateiventris). Cuando recién llegamos a Arica no había indicios de su nidificación, pero cuando regresamos a mediados <le noviem­ bre encontramos tres nidos colocados entre las malezas de una chacra cultivada de La Chimba. Los nidos estaban a unos 40 cms. del suelo, y su construcción es tan ligera que no pasa de ser una taza o canastillo de unos 3,5 x 2,5 cms., sin forro, y hecho exclusivamente de fibras de raíces, tejidas tan suel­ tamente que dejan pasar la luz por los costadps y por el fon­ do. - U no de estos nidos estaba ocupado por dos huevos, los otros dos estaban vacíos. Los huevos son de color azul pálido (palé E tain’s blue) y con pintas y dibujos negros bien pronunciados. Llaman, además, la atención por lo alargado de) su forma, que los dis­ tingue a simple vista de !os de los demás Fringílidos. , 1 3 4 .— V O L A T IN A IA

JA C A R IN A P E R U V IE N S IS Peale.. —

N E G R IL L O .

3 m. ads.. La Chimba, Arica, 11 y 12 nov. Este es el más pequeño de los Fringílinos que se encuen­ tran en Chile. Tam bién su residencia dn nuestro país está


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1X3

reducida a Arica y valles vecinos. E n cambio es com ún a lo largo de la costa peruana hasta el Ecuador. Esta avecita presenta un dim orfism o sexual m uy acen­ tuado, sólo com parable al ru n ru n (H ym eh o p s pecspicillata and in a ). El m acho es inconfundible: totalm ente negro con brillo azul acero: en cambio la hem bra es gris olivácea p o r encima y p o r deibajo am arillenta con gruesas estrías de color café. E l “ negrillo" es com ún en todos los campos cultivados de la región. Fuera de las costum bres afinéis a los demás fringilinos, esta especie tiene costum bres propias y curiosas. A los m a­ chos les agrada posarse en un poste tehfónico o una rama bien visible, para hacer desde allí frecuentes salidas aéreas, probablem ente de origen nupcial, para regresar rápidam ente al mismo sitio desde donde había em prendido el vuelo. E n ocasiones estas excursiones son tan breves y a tan poca dis­ tancia, que parece como si el avecita estuviera am arrada a un elástico que la obligará a regresar bruscam ente a su punto de partida. A l efectuar estos vuelos estereotipados lanza chilli­ dos trinados que guardan cadencia con sus m ovimientos. L ogram os localizar varios nidos de "negrillo” . Se en­ contraban am arrados sueltam ente y casi al nivel del suelo, en malezas que crecían entre los cebollares. El nido, en sí, es dd construcción ligera', hecho de fibras de raíces, toscas por fuera, pero bastante finas al llegar a la taza, sirviéndole de forro un poco de crin de caballo. Esta taza tiene 4 x 3 cms.; las dimensiones exteriores son 6 x 7 cms. La nidada norm al es de tres huevos. Se caracterizan p or fondo blanco con levísimo tinte azul-verdoso y llevan gran cantidad de pintitas m uy finas de color café con leche (fa u n ). 1 3 5 .— C A T A M E N I A A N A L IS A N A L IS L a fre s n iy e y D ’O rb ig n y . S E M IL L E R O .

1 m. inm ., Chusmisa. 18 nov._ Este pequeño fringilino fué señalado por prim era vez para C hile p o r Federico P h ilip p i quien lo capturó en 1885 en Sibaya, a 15 kms. al S. de Chusmisa. E n 1940 (1 3 ) vim os bandaditas en Chusmisa. Esta vez lo volvim os a encontrar allí aunque ein m enor núm ero. E n P u tre tam bién vimos algunos grupitos. N o daba señales de nidificar.


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R. A. Philippi, A. W. Johnson, Jack O. Coodall

1 3 6 .^ > H R Y G I L U S A T R IC E P S Lafrcsn»ye y D ’O rbigny. — DEL N O RTE.

C O M E T O C IN O

1 m. ad., 2 h. ads., Putre, 7 nov. Era el ave más común en los potreros y pue'blo de Putre. En Chusmisa era escaso. En Putre encontramos un nido cón tres hueivos que estaba bien escondido entre el pasto alto a orillas dé la que­ brada. Los huevos son azul-verdoso pál dos (light Niágara green) con abundantes pintitas café-purpúreas. Los huevos de Ph. atdceps son muy. similares a los d« las especies; Ph. gayi gayi, Ph. patagónicas y Ph. unicolor unicolor. En estudios anteriores hemos demostrado que Ph. atriceps debe ser separado específicamente de Ph. gayi gayi (1 5 ). 137.— P H R Y G IL U S U N IC O L O R U N IC O L O R Lafresnaye y D ’O rbigny. P A JA R O .P L O M O .

Aparentemente escaso. Lo vimos en escaso número en Parinacota, donde hacía compañía a Ph. plebejus plebejus, del que se dist'ngue por s,u mayor tamaño, aunque es fácil de confundirlos si no se está familiarizado con ellos. Es ave propia de la zona de la Puna y de enorme dis­ tribución en Chile, pues se encuentra desde Arica a Tierra del Fuego. l 3 8 .— P H R Y G IL U S P L E B E J U S ' P L E B E J U S T sch u d i. —

C H IC T A

'

(A y m a rá ).

Lo observamos en Alcérrecá, en las Yareteras d d volcán Tahapaca y en Parinacota. En las casas de Alcérrecá encontramos unas parejas muy mansas que andaban en compañía de chirigües cordilleranos (Sicatis olivascens chloris). Allí encontramos un nido recién' abandonado que estaba bajo el alero de una casa. Era bas­ tante voluminoso, formado principalmente de pita y trapos entretejidos con lana de llama. El interior estaba profusa­ mente forrado con plumas de gallina y se asemejaba al nido de un gorrión europeo. 1 3 9 .— P H R Y G IL U S

F R U T I C E T I F R U T I C E T I K ittlitz . —

YALE.

El popular yald de Chile tiene una extensa distribución geográfica. Se le encuentra en Boliv a (zonas templadas y de la Puna de los Departamentos de Oruro y P o to sí), en’ el


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

115

N . O. argentino y Ó. de ese país desde J u ju y hasta el N. ded R ío C olorado y en Chile, desde Arica a la C ordillera de L lanquihue. Desde A tacam a al N . vive exclusivamente en la alta cordillera. Y a de. C oquim bo al S. se encuentra tam bién en tierras bajas y tam'bién en la costa, especialmente en inviarno. E n el D epartam ento de L a P az, Bolivia. y en P erú está representado p o r la raza Ph. f. peruvianas Z m mer. E ra algo com ún en P u tre y más abundante en Chusmisa, en esta últim a localidad lo habíam os visto en enero de 1940 (1 3 ) . Frobeen lo capturó en Socoroma, algo al S. de P utre ( 10 ) . . 1 4 0 .— ^P H R Y G IL U S A L A U D IN U S

A L A U D IN U S K ittlitz . —

PLA TERO .

Sel veía con frecuencia en todo el valle del Copiapó. Este es su lím ite norte de distribución en Chile. 1 4 1 -— P H R Y G IL U S

ERYTHRONOTUS

P h ilip p i y L an d b eck . —

D IU C A

C H IC A .

Esta interesante avecita vive en un área m uy restringida y lim itada a la zona de la P una de la región de A rx á y al O. de B olivia (D eptos. dei P otosí y O ruro) (12) . A l en trar a la Q uebrada de T aipicagua comenzamos a observar bandaditas de estas diucas que lanzaban los chilli­ dos tan conocidos de alarm a que emiten los fringilinos. Se encontraban de preferencia cerca dei grandes piedras. A me­ d irá que ascendíamos la quebrada eran comunes. E n las Cuevas (4 ,4 0 0 m ts.) había numerosas de estas avecitas que con sus notas alegraban la 'm ponente soledad de esas sierras. C uando nos acercábamos la bandadita se volaba para refu­ giarse en las grandes rocas de la región y lanzaba chillidos musicales. E n las cercanías de Parinacota tam bién la observam of aunque en m enor núm ero. Es lamentablei que no hayam os capturado ejemplares, pues és una de las aves menos conocidas (1 2 ). 1 4 2 .— D IU C A

D IU C A

C R A S S IR O S T R IS

H tlln w y r. —

D IU C A

DEL N O RTE.

2 m. ads.. 2 ads., H ornito, 21 nov. A b u n d an té en todo el val'e del C opiapó y estaba en plena nidificación. Los huevos son dé idéntica coloración a los de la diuca com ún, pero ligeramente más grandes.


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R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Coodall

Hemos examinado seis duda una buena subespecie. fuertei que en la raza típica. En Chile se encuentra el S. de Antofagasta. Zotta ca y O. de Tucumán.

ejemplares de Copiapó y son sin En pico es notablemente itiás desde el N. de Coquimbo hasta la señala también para Catamar-

143.— D IU C A S P E C U L IF E R A Lafresnaye y D ’O rb ig n y . —

D IU C A

D E A L A S B LA N C A S.

1 m., 1 h. ads., Parinacota, 11 nov. Esta ave es sin duda una de las más raras de Chile. Hasta nuestra expedición su inclusión ein nuestra avifauna era dudosa, y estaba basada únicamente en la existencia de un ejemplar ca’pturado por Frobeen y existente en el Museo de Santiago (1 0 ). Dicho ejemplar se presume que haya sido capturado en Parinacota, pero la etiqueta dice sólo “Perú” . D. speculifera es conocida también de la zona de la Puna de Solivia y Perú, por el N. hasta el Lago Junín. El primer ejemplar de esta especie lo vimos a unos 4,600 mts. en una quebrada dé las laderas del volcán T ahapaca. Después la ■encontramos ein pequeñas bandaditas dis-, peirsas en los bofedales de los- Llanos y del caserío de Parina­ cota. Estos bofedales son el habitat preferido por ellas y son quebradás pantanosas con carácter de tembladeras, ein que hay agua y entre esta planta en cojines formadas por una Juncá­ cea del género Oxychioe llamada por los naturales “paco” . Los indios la llamaban “diuca grande” para diferenciarla de la “diuca chica” (Phrygilus erythronotus). 144.— Z O N O T R IC H IA C A P E N S IS C H IL E N S IS M eyen. — COM UN.

C H IN C O L

Común en todo el valle del Copiapó, que constituye su límite N. de, distribución. 1 4 5 .— Z O N O T R IC H IA C A P E N S IS A N T O F A G A S T A E C h apm an. C H IN C O L D E L N O R T R

Llamado “pichirre” en Pica donde era muy abundante , e iniciaba su nidificación. Encontramos varios nidos con huevos todos ellos colocados en parrones o naranjos. Son los h u p o s similares a los del chincol común, pero al comparar series de ellos se puede apreciar que las pintas y el color de fondo tienden a ser más pálidas en el chincol del Norte.


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

117

T am b ién lo vimos en los jardines de Iquique y en la Oficina H um berstone. Su distribución en C hile es la siguieinte: A ntofagasta y T arapacá, pero sólo hasta los 2 ,5 0 0 m ts.. Su lím ite N . está en las Oficinas cercanas a H uara. T am b ién se le encuentra en el D epto. de O ru ro (B olivia) 1 4 6 .— Z O N O T R I C H I A

C A P E N S IS

P E R U V IE N S IS

L esson. —

C H IN C O L

,

PERU A N O .

2 m., h. ads.. Arica, 15 nov.; 1 m. ad., P utre, 6 nov.; 1 m. ad., Chusmisa, 18 nov. E n la región de Arica es denom inado “pichucho” y p o ­ demos considerarla el avecita más com ún de esa zona. Esta raza-d e chincol es ave com ún en la costa. Andes tem plados y ^Ita cord.llera desde Cajacam ba (P erú) llegando hasta la Q uebrada def C am arones y en. los Andes hasta C hus­ misa. Sin du d a esta raza tiene un' poder de adaptación al am ­ biente m ucho m ayor que otras de esta especie. L o prueba el haberlo capturado en la costa y tam bién en la alta cordillera. Es una subespecie bien definida y con los siguientes ca­ racteres: es algo más pequeña que U. c. chilensts y algo más grande que U. c. antofagastae; tiene anchas rayas laterales negras en la corona, las rayas longitudinales del dorso son delgadas y memos rufescentes, y p o r debajo es m ucho más blanco. Su canto es diferente y m uy bello, alegrando el am ­ biente de los campos vecinos de A rica: tiene las mismas cuatro notas del chincol com ún, term inando después en un trino de notas seguidas, que no emiten las otras razas chilenas. E n Cuya, Q uebrada de Camarones, vimos varios ejem­ plares cerca de las casas. E ra com ún en P iltre y algo más escaso en Chusmisa. Esta últim a localidad es p o r el m om en­ to su lím ite austral en la cordillera. E n los alrededores de Arica estaba en plena nidificación, en cam bio en la cordillera ésta no se había iniciado aún. A nida en la misma form a que las demás razas, la m ayoría dé los nidos encontrados contenía dos huevos, en lugar de tres, cuatro y aun cinco que se encuentran geneiralmente en las razas sureñas. 1 4 7 .— S P IN U S

BARBATUS

M o lin a . —

JIL G U E R O

COMUN.

V im os algunas bandaditas chicas en H ornito. Es resi­ dente en el valle del C opiapó. que constituye su lím ite norte.


118

R. A. Philippi. A. W . Johnson. J»ck O. Coodall_____________ _

Sin em’bargo, su número aumemta en invierno por la afluencia de emigrantes que vienen del S. de C hie. 1 4 8 ,— SP IN U S A T R A T U S L aftesnaye y D ’O rb ig n y . —

J IL G U E R O N E G R O .

1 m. ad., Putre. 6 nov. Es algo común en toda la cordillera por encima de los 4,000 mts.. Vimos muchas bandaditas en Parinacota, donde era llamado "telguero” por los ríisidentes. En Choquelimpie. a 4,500 mts, se encontró uñ nido situado en un muro de pie­ dra de una casa abandonada. Los huevos son indistinguibles de los del jilguero común (S. barbatus). En los Baños de Chusmisa pudimos observar dos ejem­ plares enjaulados que habían sido capturados allí en eil in­ vierno anterior, después de nevazones que los obligan a des­ cender para .buscar sitios más abrigados. Sus cantos y costumbres son muy parecidos a los del jilguero cordillerano (S. uropygialis) de las provincias cenI,ral€is. Es un ave propia de la zona de la Puna y se encuentra en forma regular desde Arica a Antofagasta. En forma ca­ sual ha sido encontrado en la cordillera de Aconcagua y en la de Colchagua. En cambio en el lado oriental de los Andes s0 encuentra en forma constante hasta IVlendoza. 1 4 9

.— SP IN U S M A G E L L A N IC U S U R U B A M B E N S IS T o d d . t— J IL G U E R O PERUANO.

.

1 m. ad., Putre, 7 nov.; 1 m. ad., 1 h. ad., 2 inm., Chusm’sa, 18 nov. Este bello jilguerito es propio de los Andes templados del S. del Perú. En Arica lo encontramos algo común en Putre y alrededores, donde andaba en bandaditas de 10 a 15. En la zona dei la Puna no fe le encontraba y allí era re­ emplazado por S. atraías. Después lo volvimos a encontrar y en mayor abundancia en Chusmisa. Sus cantos son casi iguales a los demás representantes del género Spinas. Es bastantei parecido al jÜguero de la Puna, S. crassirostri, que sin duda está relacionado eispecíficamente con el grupo Spinus magellanicus. Mayores estudios demostrarán proba­ blemente aue son del mismo Formenkreis. En Chile se -encuentra desde la frontera peruana hasta Mamiña en Tarapacá.


Expedición Ornitológica al Norte de Chile

1 5 0 .— S IC A L IS L U T E O U A

L U T E IV E N T R IS

M «y»n. —

119

C H IR lG p E

COMUN.

E n los jardines de la estación de P ueblo H undido (A tacam a) vimos algunos grupitos.' Esta observación extiende más el N . su distribución en Chile, pijes hasta la ftíh a se creía que llegaba p o r el N . sólo hasta el val e de C opiapó. Es curioso que en el S. deil P erú vuelva a encontrarse este chirigüe y allí vive a 1,500 mts. de altura. 1 5 1 .-— S IC A L IS O L I V A S C E N S C H L O R IS T s c h o d i. PERUANO.

C H IR IG Ü E

1 m. ad., Chusmisa, 18 nov. L o vimos en diversos sitios de la cordillera. E n la es­ tación Q uebrada H o n d a del F. G. Arica a La P az vimos una bandada grande (5 0 ? ) que revoloteaba sobre !a «stación. Después lo encontram os en Alcérreca (4 ,0 0 0 m ts.) donde hacía com pañía a P hrygilus p. plebejus. N o era raro en P utre ni- en Parinacota. E n Chusmisa era abundante y allí andaba asociado a bandaditas de Catamenia a. analis. N o daba se­ ñales de nidificar. B IB L IO G R A F IA . B E H N , D r. F R A N C I S C O : 1.— ^Notas O rn ito ló g ic a s d e u n v ia je a la L a g u n a del M aú le. B o l. Soc. B io l. C o n ce p c ió n , C h ile. T . X V I I I . 1 9 4 4 , p p . 1 0 5 - 1 1 4 . C H A P M A N . F . M .: 2 .— ^The D is trib u tio n o f B ird life in th e U ru b a m b a V a lle y . P e rú . B ulls U . S. N a t. M u s. N . ' 1 1 7 . 1 9 2 1 . C O N O V E R , H . B .; • 3 . A S tu d y o f th e T o r r e n t D u c k s. F ie ld M u s. N a t. H is t. V o l. 2 4 . N .’ 3 1 , 1 9 4 3 . p p . 3 4 5 - 3 5 6 . H E L L M A Y R , C . H .: ■ 4 .— T h e B ird s o f C h ile . F ie ld . M u s. N a t. H is t. Z o o l. S er., V o l. X IX , June 1932. L A U B .M A N N , A L F R E D : 5 .— W isse n sc h a ftlic h e E rg eb n isse d e r D eu tsch cn G ra n C h a c o -E x p e d itio n . V o g e l. 1 9 3 0 . M O R R IS O N . A L A S T A I R : 6.— T h e b ird s o f th e D c p a rta m e n t o f K u an cav elica, P e rú . T h e Ib is, J u ly 1939, p p . 4 5 3 -4 8 6 . 7 .— ^Notes o n th e B ird s o f L a g o J u n in . P e rú . T h e Ib is. V o l. I l l , N .’ 4 .

Z


120

R. A. Philippi, A. W . Johnson, Jack D. Coodall

M U R PH Y , R. C .: 8.‘— Oceanic Bicds o f S o u th

Amcrics;

V o l. I y I I '

A m er.

M us.

N a t.

H ist. N ew Y o rk , 1 9 3 6 . . P H IM P P I B., D r. R O D U L F O A .: 9.— Aves de A rica y alrededores. E l H ornero, V o l. V I, 2, p p . 2 2 5 -2 3 9 , 19 3 2 . 10.— Lista anotada de las aves de la C o k cció n Frobeen existientes en el M usco N acional de Santiago. B ol. M us. N ac. H ist. N a t. S tgo. T . X V I, 1 9 3 7 , p p . .37-65. 11,— Aves m igratorias norteam ericanas que visitan C hile. B ol. M us. N ac. H ist. N a t. Stgo. T . X V III, Í 9 4 0 , p p . 6 5 -8 1 . 1’2.— Sobre P h ry g ilu s ' erytliró n o tú s P h ilip p i y P h ry g ilu s dorsalis C abanis. 13-.— N o tas sobre aves observadas en la provincia de T a ra p a c á. B ol. M us. Nac. H ist. N a t. Stgo. f . X IX , 1 9 4 1 , p p . 4 3 -7 7 . 14.— N o tas de O rn ito lo g ii C hilena: El H ornero, V o l. V III , 1 9 4 !. p p . 1 7 -2 4 . ■ 15.— N otas sobre Aves C hilenas. B ol. M us. Ñ ac. H ist. N a t. S tgo. T . X X , 19 4 2 , p p . 8 2 .8 9 . Z IM M E R , D r. J . T . : 16-— B irds o f the M arshall Field P eru v ian E x p ed itio n , 1 9 2 2 -1 9 2 3 . Field M us. N a t. H ist. Z o o l. Ser. 17.— Studies o f P eru v ian B irds. A m er. M us. N o v it. N .» 8 6 0 , 1 9 3 6 , pp . 1 -1 7 . 18.— Studies o f p p . 1 -2 7 .

Peruvian

B irds. A m er.

M us.

N ov.

N .’

930,

1937,

19.— Studies o f Peruvian B irds. A m er. M us. p p . 1 -2 3 .

N ov.

N .’ •

1108,

1941,

20.— Studies o f P eru v ian B irds. A m er. M us. PP.: 1-25.*

N ov.

N .’

1126,

1941,


Lám. I

N .' 1.— L o i volcanes Payachata, cordillera de Arica.

¡vj,!' 2.— Caserío de P arinacota, al fondo las lagunas y bofedales,


L im . II

JvJ.v 2.— -Fúlica gigantea en la laguna N . de P arinacota, al fondo se dcstacj el volcán T ahapaca.

N.» 4-— Los autores en «1 pueblo de P u tre.


Lim. Ili

N .^

5 .— ^Nido

de

U p u c e rq h ia v a llid ir o s tr is Q u e b ra d a de P u tr e .

p a llid a ,

cerca

d<Âť

la


U m . IV

tvj.'.' 7.— Pajonales en el río S an . Salvador, cerca de su confluencia con el Loa. B io to p o d i T ach u ris rubrigastra y de Phleocryptes melanops.


Lám . V

N.» 9.— N id o d ; L arus modcstus, con dos huevos.



C O N T R IB U C IO N A L C O N O C IM IE N T O D E L G E N E R O P A S P A L U M E N C H IL E P o r U P ro f. R E B E C A A C E V E D O D E V A R G A S ' J e f e d e la S e c ció n B o tá n ic a d cl M u se o N a c io n a l de H is to r ia N a tu ra l.

'

E l género P asp alu m fué establecido p o r C arlos L in n eo en 1 7 5 9 , en su o b ra System a N atura«, ed. 10. 2: 855. E n n u estro país h a sido tra ta d o p o r E . D esvaux en la o b ra de d o n C lau d io G ay: H isto ria física y p o lítica de C hile. B o tán ica 6: 2 3 3 -2 4 4 . 1833, o b ra que contiene .7 especies. E)on Federico P h iljp p i, en su C atálogo de las p lantas vasculares de C hile. A nales U niversidad de C hile: 329. 1881, agrega a estas especies, una m ás y el D r. R . A- P h ilip p i, A nales del M useo N acional de C hile. B otánica; 80. 1891, m enciona o tro P asp alu m p ara el n orte de país. P o r su parte, el ingeniero agrónom o, señor C arlos M u ­ ñ o z, en su Indice biblio gráfico de las G ram íneas chilenas, reúne doce especies, la m ay o ría de ellas citadas p o r los botánicos a n ­ terio rm en te m encionados. C om o el D r. K. Reiche no alcanzó a revisar estas p la n ­ tas, lo qué d ificu lta su estudio, he considerado de interés, m ien tras no .<:e p u b liq u e u n a revisión m ás com p'eta, hacer este sencillo tra b a jo sobre el género P asp alu m en Chile, b a ­ sado en el m aterial conservado en nuestro h erb ario y de acuer­ d o con m o n o g rafías m odernas de botánicos extranjeros (se­ ñ o ra A. Chase, P ro f. L . R . P aro d i y D r. A. S. H itc h c o c k ). P rim eram en te enum ero las especies citadas para C hile p o r d istin to s botánicos, chilenos o extranjeros, seguidas de algunos dato s b ib liográficos y de ciertas, observaciones; en seguida describo brevem ente 6 especies de el as, conservadas


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Rebeca Acevedo de Vargas

en nuestro herbario, indígenas o exóticas, por considerar que estas últimas se han naturalizado en el país y que, por lo tanto, deben figurar para nuestra flora adventicia; además, presento una clave a fin de facilitar la determinación de las especies. • Acompañan este trabajo algunos dibujos originales. Agradezco al distinguido Prof. argentino, señor Loren­ zo R. Parodi, el haberme resuelto algunas consultas y p ro ­ porcionado ciertos datos que me han perm itida completar esta contribución. Igualmente, agradezco la ayuda inteligente y generosa del Jefe de la Sección Botánica Criptcgámica de nuestro M u­ seo, Prof. señor Marcial R. Espinosa. Además, dejo constancia que las espiguillas menciona­ das ofKjrtunamente, me han sido facilitadas por el jefe de Botánica del Ministerio de Agricultura, ingeniero agrónomo señor C. Muñoz, obtenidas en el Grass-Herbarium U. S. Nat. Mus. Washington, gracias a la atención de la señora Agnes Chase. E SPE C IE S CITADAS PARA CHILE (1)

1. Paspalum flavum Presi, Rei. Haenk. 1: 220. 1830. No se menciona localidad. (A. S. Hitchcock, Grass of Ecua­ dor, Perú and Bolivia, p. 439. 1927, dice: probablemente Perú y C hile). Este autor tal vez se basó en un ejemplar de Bertero. coleccionado en Chile y conservado en el Grass Her­ barium U. S. Nat. Mus. W ashington, según me ha com uni­ cado el ingeniero agrónomo señor C. Muñoz, quien lo vió en esa institución. Dicha especie no esl¡á representada en nuestro herbario. 2. Paspalum cristatum T rin., Mém. Acad. Petersb. VI. Sci. Nac. 1: 152. 1835. Chili. (Desvaux, op. cit., p. 242; Steudel, Syn. Pi. Glum. Gram.: 24. 1855). Posteriormente a estos autores no ha sido mencionado en el país. P. flavum Presi. ' ■ ■ i.-3. Paspalum cxDltatum Presi (2 ), op. cit., p. 219. Hab. in Cordtlleris chilensibus. Planta problemática para Chile, por cuanto nadie en el país, después de Presi, la ha (1 ) N o se m-encionan las especio^ determ inadas com o de Pa-^palum y que posteriorm ente h an pasado a o tro s géneros. (2 ) Eri Steudel: Pnspalum exaratum Prcsl. en lu g a r de P exaltatu m Presl.


Conocimiento del genero Paspaium en Chile

12S

vuelto a coleccionar n i a m encionar. E l 'P ro f. P a ro d i (G ram , gén. P asp alu m F l. U ru g u ay a, p. 2 4 6 . 1 9 3 7 ), dice que es casi seguro q u e-esta especie sea de origen platense (u ru g u ay a o a r g e n tin a ). 4. P asp alu m co n ju g atu m Berg. (R . A . P h ilip p i, C at. T arap ac á. A nal. M us. Nac. C hil. B ot.: 80. 1891. P ro p e 'P ic a n o n raru m , leg. F . P h ilip p i) . C o n fu n d id o con P . distichum L. Véase m ás adelante esta especie. 5. P asp alu m sto lo n ifcru m Bosc. (D esvaux, op. cit., p. 2 4 1 : C hile, según T rin iu s ; Steudel, op. cit., p. 2 4 : P erú y C h ile ). N o h a sido citado nuevam ente de C hile; p ro b a ­ blem ente se tra ta de u n a p la n ta de ad o rn o in tro d u cid a en el país desde el P erú, a ju z g a r p o r el ejem plar de nuestro herIjario con estos d atos: P . stoloniferüm Bosc. C ult. .1^01. Sin localidad = P . racem osum Lam . E l P ro f. P a ro d i o b s e q u ió ' tam bién al M useo cOn unas espiguillas y u n d ib u jo del ejem plar conservado en el h erb a­ rio de M o n tp elier, con los siguientes datos: F*. racem osum L am . E>u P ero u . an n o 1791. Leg.? P robablem ente ejem plar de R u iz y P av ó n . 6. P asp alu m Laga-;cac R oem et Schult. (D esvaux, op. cit., p. 2 4 4 : crece en C h ie , según T r in iu s ). Según el P ro f. P aro d i, este n o m b re h a sido aplicado erróneam ente a P . quad rifa riu m Lam . 7. P asp alu m d Jsy p leu ru m K unze ex D esv., op. cit., p. 2 4 2 . Véase m ás adelante esta especie. 8. P asp alu m C u m ingii Nees ex Steud., op. cit., p. 23 = P . d asy pleurum . 9. P asp alu m p ac h y rrh izu m Steud., op. cit., p. 23 = P. dasy p leu ru m . 10. P asp alu m p?.radisiacum Steud., op. cit., p. 23 == P . d asy pleurum . 11. Par.p.^lum P oeppigianum T rin . ex Steud. N om ., ed. IL 2 : 2 7 2 : C hili. N o está representado en el h erb ario ni h a sido m encionado posteriorm ente. 12. P asp alu m irid ifo liu m P oepp. Reise, IL 324. 1894. C hili. N o está representado en el herbario. 13. P asp alu m v ag in atu m Sw. (D esvaux, op. cit, p. 239 . C h ile ). 14. P asp alu m G ayanum Desv., op. cit., p. 240. C hile P . vag in atu m . 15. P is p a lu m distichum L. (A . Chase, N . A in. P as­ palum , p. 51. 1929. C hile; L. R . P aro d i, op. cit., p. 2 2 2 ; D r H itchcock, op. cit., p. 4 4 4 ) .


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Rebeca Acevedo de Vargas

16. Paspalum chepica Steud., op. cit., p. 21 = P . disdchum. 17. Paspalum ferriandezianum Colla.. Mem. Accad. T orinq. 39: 27. T ab. 59. 1836 = P. disdchum. 18. Paspalum pumilum Nees (A. Chase, op. cit., p. 69. Chile: Valdivia, Buchtien in 1'898). No está repre­ sentado en nüestro herbario. 19. Paspalum Forsterianum. Fluegge (Skottsberg, T lie Vegetation of Easter Is'and. Ext. Nat. Hist. J. Fernández and Easter Island. V. II: 497. 19.28). No está representado en el herbario. 20. Paspalum dilatatum Poir. (A. Chase, op. cit., p. 173: Chile; F. Fuentes, Forr. nat. y cult. Santiago. Rev. Chil. Hist. N at.: 51. 1926). 21. Paspalum Urvillei Steud. (A. Chase, op. cit., p. 174 y 176; Chile; Curicó, Claude Joseph, 5734). 22. . Paspalum ncrtíbiculatum L. var. orbiculare (Forst.) Kunth (F. Fuentes y C. Skottsberg). Véase más adelante esta especie. D ESCRIPCIO N DEL GENERO

Inflorescencia difusa o densa. Espigas unas veces solita­ rias. otras germinadas en la extremidad del tallo floral, u o r­ dinariamente dispuestas comp racimos. Espiguillas solitarias o germinadas en dos filas (2-4 seriadas), unilaterales, subsésiks sobre un angosto o alado raquis, generalmente plano-conve­ xas, a veces desigualmente biconvexas' o ligeramente cóncavo­ convexas. Glumas generalmente dos: gluma II (posterior, inferior) y glumela estéril (superior), ambas'semejantes. C u­ ma I excepcionalrnente desarrollada y entonces más pequeña que aquéllas. Glumela fértil (lemna) y pálea cartilagíneas; la primerá con el dorso contra el raquis y abrazando con su borde a la segunda. CLAVE PARA LA D ETERM IN A CIO N D E LAS E S P E C ÍE S

I.

Plantas rizomatoso-estoloníferas; raquis triangular; p ri­ mera gluma (anterior) desarrollada con frecuencia o rara vez. A.

Inflorescencia representada por un par de esp'gas ge­ minadas en el ápice de las cañas (rari vez tres espi­ gas). Espiguillas generalmente 2-seriad^s. lanceo­


Conocimiento del généro Paspalum en Chile

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ladas agudas o d íp ticas, de 2,5 a 4 m m . de largo, de d o rso levem ente convexo. a. G lu m a in ferio r (p o sterio r) finam ente pubes­ cente, con nervio m edio siem pre desarrollado; espigas con frecuencia encorvadas hacia aden­ tro , desigualm ente pedice adas. 1. P . distichum . a.a.

G lu m a in ferio r glabra, con nervio m edio co­ m ú n m en te n o diseñado; espigas generalm en­ te divergentes, con pedicelos casi iguales. ' 2. P . vaginatum . \

II.

P la n ta s rizom atosas, no estoloníferas; raquis ligeram en­ te alado ; p rim era glum a (a n te rio r) nula. A. '

Inflorescencia form ada p o r 3 a infinitas espigas racim osas; espiguillas gem inadas, excepciona'm ente solitarias. > a; E spiguillas ciliadas en el borde. b.

G lum as pubescentes en el dorso ; guil'-as ovado-agudas o elíp tic as.. c.

c.c.

b.b.

espi-

Espigas com únm ente 3 a 10, de 4 a 9 cm. de< largo; espiguillas de 3 a 3,5 m m .; tallo geniculado en la base. 3. P . dilatatum . Espigas com únm ente 10 a 2 5 ; es­ p iguillas m enores de 3 m m . ; tallo derecho; vainas inferiores p apiloso-hirsutas, purpúreas. 4. P . UrviU ei.

G lum as dorsi glabras, a veces la infe­ rio r finam ente pubescente; espigas 4 a 14, com únm ente 5 ó 6, con frecuencia irregularm ente distribuidas sobre el eje, de 2 a 6,5 cm. de largo; espiguillas ovado-agudas u ovado-redondeadas, apiculadas, de 2 a 3 m m . de largo. 5. P. dasypleurum .


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Rebeca Acevedo de Vargas

a.a. Espiguillas no ciliadas en el borde y glabras en el dorso, de 2 a 2,5 mm. de largo, a veces más pequeñas, obovado-suborbiculares o elípticas. Espigas 3 a 6, de 2 a 5 cm. de largo. Antecio castaño. 6. P. E c r o b i c u l a t ú m var. orbiculare. .EN U M E R A C IO N Y D ESCRIPCIO N DE LAS E S P E C IE S 1.

PA SPA LU M ( F ig .

D IS T IC H U M

L.

1 ).

L inneo, Syst. N a t. «d. 10. 2 ; 8 5 5 . 1 7 5 9 . J'ámaica, B row ne. N o h e v isto el tipo, pero la diagnosis y dilAijos de la c :p 2 cic me h an p e rm itid o recono­ cer la p lanta. P aspalum fernandezianum C olla., M em . A cad. Sci. T o rin o . 3 9 : 27 . p i. ‘)9. 1 8 3 6 . J u a n Fernández, C hile. B ertero. E n el h srb ario n o está el tip o , pero he vistó unas espiguillas ( i ) con estos d ato s: P . fernandezianum C olla. C h ili. B ertero. E x. h ib r. Kew. Londres. Chase. 1 9 2 2 . E«tas espi­ guillas, lO m ism o que las m uestras del herbario, se presentan pubescentes y <con el n-ervio m edio de las glum as bien diseñado; n o glabras cchno las describe S te u d d en su diagnosis, o p . cit., p . 3 2 . Pa-spalum chépica Stcud., Syn. PI. G lum . G ra m ,: 2 1 . 1 8 5 5 . C h ili. Ins. J u a n F em ánd . B ertero h rb r. N .os 511 y 1 2 2 3 . H e visto unas espiguillas con los siguientes datos: P . chcpica St-cud, B ertero 1 2 2 3 . C h ili. In s . J . nánd. ^ x . h rb r. M us. Pari-s. Chase 1 9 2 2 . Estas espiguillas se presentan como las anteriores (pubescentes).

Planta perenne, de 25 cm. y más de altura, a veces con largos rizomas estolonífercs, cespitosa. Nudos pubescente.s. Vainas foliares generalmente ciliadas en el margen hacia su extremo. Lígula membranosa, de 3 a 5 mm. de largo. L á­ minas p!anas, glabras o esparcidamente pubescentes en su cara superior. Inflorescencia formada por 2 espigas geminadas, rara vez 3, desigualmente pediceladas. de 2 a 7 cm. de largo, genera mente encorvadas hacia adentro. Espiguillas solitarias, excepcionalmente geminadas, imbricadas, lanceoladas o elíp­ ticas, agudas, de 3 a 4 mm. de largo; glumas 3-5 nervadas, con el nervio, medio bien desarrollado: la posterior finam en­ te pubescente; la anterior a menudo desarrollada y 1|2, 113 ó aun más pequeña que aquéllas. Antecio elíptico, menor que las glumas. (1 )

E íp ig u illas facilitadas p o r d señor C. M u ñ o z P . '


F ig .

1.— P a s p ilu m

distichum L .

A , inflorescencia tam a ñ o n a tu ra i; B, espiguilla vista p o r «1 d o rso ; C . la m ism a vista p o r la glum a superior';

D , antecio. x 10. F ig . 2.— ^Paspabm vaginatu m Sw . A, inflorescencia tam año n a tu ra l; B, ísp ig u illa vis­ ta p o r el d o rso ; C , la m is­ m a vista p o r la glum a su p erio r; C, antecio.

X 10.

F ig,

3 .— P asp alu m

d ila tatu m

P o ir.

A , espiguilla vista p o r cl d orso; B, la misma v ista p o r la glum a sup e rio r; C , antecio. x IO.

Fig. 4 .— ;Paspalum

U rvillei.

A , espiguilla vista p o r cl d o rso ; B, la mism? vista p o r la glum a su p e rio r; C , antecio.


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Rebeca Acevedo de Vargas

Ejemplares examinados: (1) Prov. Santiago. Rancagua, leg. Cl. Gay. N .’ . 137 ‘ ad rivulos” . Sin fecha. — Rancagua, lég. Bertero, X -X I-I8 2 8 . — Paihuano (Coquim bo). 16-11-1883. Sin colector. — P ilmaiquén (O sorno). Sin colector ni fecha. — Santiago: Q uin­ ta Normal, leg. F. Philippi, XII-1877. — Querelema, leg. D r. E. Moore, III-1923. — Maulé, R. (Reiche). Sin fecha. — Santiago: Ñuñoa y Quinta Normal, leg. R. A. de V ar­ gas, II y m -1 9 3 5 y 1939.' Distribución geográfica: Regiones cálidas y temipladocálidas de todo el mundo. En Chile esta planta ha sido in­ troducida como forrajera y según el Prof. Fuentes, op. cit., p. 51. crece silvestre en suelos húmedos y bajos. Obs. : A juzgar por él material de estudio, este Paspalum ha sido confundido en el país con P. conjugatum Berg. y P . vaginatum Sw. Los tres concuerdan en la inflorescencia fofmáda por espigas geminadas, pero en P . distichum a glu­ ma inferior es pubescente; P. vaginatum y P. conjugatum la presentan glabra y, además, esta últim a especie difiere de las otras dos por sus espiguillas menores y ciliadas, en el borde. Los ejemplares del herbario, herborizados por Bertero en Rancagua y por dòn F. Philippi' en Pica (R. A. Philippi, op. cit.,.p. 8 0 ), denofninados bajo el nom bre de P . conju­ gatum Berg., concuerdan perfectamente con P. distichum, por lo tanto, la primera especie no ha sido encontrada en Chile. 2.

PASPALUM VAGINA-rUM Sw . ■ .

(F ig. 2 ).

S w a rtz , N ov . gen. et spec, p la n t., p . 2 1 . 1 7 8 8 . Jam aica. N o he v isto €l tipo-, .pero 1-as descripciones y lám ina de la espscic están de acuerdo con las m uestras estudiadas. P a sp alu m G ayanum D csv. in G ay FI. C h il. 6 : 2 4 0 . 1 8 5 3 . " E n Ixs m arism as a las cercanías de la Serena” . V i cl isotipo. E sta sin o n im ia fu é establecida p o r el P ro f. P a ro d i cn G ram . gen. P asp alu m FI. U higuayj», p . 2'22. 1 9 3 7 .

Pianta semejante a P. distichum, del que se diferencia po r sus espigas comúnmente divergentes con pedice Os casi. Iguales, por las espiguillas glabras con gluma posterior gene­ ralmente con nervio medio no diseñado y por sus hojas co­ il)

L o s e j ^ p l a r c s .d e G ay

<.n 11939. OO P ro f. ParrtHi* Paródi, cn

y

de B ertero

fu eron

identificados p o r ^

el


Concx:ímiento del género Paspalum en Chile

129

m ú n m cn te fasciculadas, convolutadas y u n poco m ás angos­ tas. E x cepcionalm ente se observa la glum a anterior. É jem p lares exam inados: A guada G rande, cerca de A ntofagasta, ca. lat. 2 6 ‘^2’ S., leg. Iv á n M . J o h n s to n N .'’ 5 7 9 9 , 1 6 -1 8 -X II-1 9 2 5 . — C o­ q u im b o , leg. V o lck m ann. Sin fecha. — Llico, X I I - 1861. Sin colector. — O valle, leg. P h . G ., 1 9 -IX -1 8 9 3 . — P ro v . C o ­ q u im b o in paludosis circa L a Serena, leg. C . G ay, N.® 137, 11-1838 (d et sub nom . P . G ayanurn D e sv .). —- V alparaíso y S an tiag o (ejem plares sin fecha ni colector). — L a M ocha, R : (R eich e), 11-1902. D istrib u ció n geográfica: S ur de E stados U n id o s hasta la A rg e n tin a y C hile (costa n o rte y centro) . O bs. : Según D esvaux, op. cit., p. 239, esta especie es com ún en to d o Chile, pero' en el herbario, no h ay m uestras del su r del país y tam poco h a sido m encionada posteriorm en­ te p ara esa región. P ro bablem ente el a u to r lo h a confundido con P . distichum . 3.

PA SPA LU M

D IL A T A T U M

P o ir .

(F ig . 3 ) . P o ír e r , , i n L a m a rc k , E n c y c l. m é th ., 5 : 3 5 . 1 8 0 4 . A rg e n tin a . C o m m c rs o n . N o h e v is to «1 tip o , p e ro la d e sc rip c ió n o rig in a l y la s de o tro s a u to re s m e h a n p e r m itid o id e n tific a r la especie.

P la n ta perenne, cespitosa, a m enudo con tintes v io lá­ ceos. C añ a decum bente en la base, de 0 .5 0 a 1.50 m . y m ás ' de altu ra . V ainas, g abras, salvo su extrem o superior, donde h a y algunos pelos largos y las inferiores que son pilosas hacia la base. L íg u la m em branosa, de 3 a 7 m m . de largo (ejem ­ plares o b se rv a d o s). L ám inas planas, largam ente acum inadas, lam p iñ as o esparcidam ente pilosas, de 6 a 4 0 cm. de largo p o r 2,5 a 10 m m . de ancho. Inflorescencia form ada p o r 3 a 10 espigas, alternas, extendidas, nu tan tes de 4 a 9 cm ., de largo,, p i.osas en Ta axila. E spiguillas im bricadas, verdosas, irreg u larm en te 4-seriadas, ovado-agudas, plano-convexas o c jncavo-coñvexas, de 3 a 3,5 m m . de largo p o r 2 a 2,5 m m . de ancho. G lum as pubescentes en el dorso y pestañosas en el m argen, 3-5 nervadas (según algunos autores 3-9 nerva­ das) . A ntecio un poco m enor que aquellas, papiloso-estriado.


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Rebeca Accvedo de Vargas

Ejemplares examinados: Valparaíso, Sporting Club, leg. A. Eatsmann, 11-1938. — Santiago, leg, G. Veloso, VI-1936. — Coquimbo, leg. I. Gómez, IV-1941. — Cauquenes, Estación Genética, leg. J. Jirkal, ll-X II-1 9 4 1 . — Santiago: Quinta Normal, leg. R. A. de V., 1-1935. Distribución geográfica: Especie de origen Sud-America­ no, actualmente diseminada por cási todo el mundo. En al­ gunos países, como el nuestro, ha sido introducida como planta forrajera por su valor nutritivo; en Argentina, U ru­ guay y Brasil se encuentra en estado espontáneo y en Chile, según el Prof.^ Fuentes, op. cit., p. 51, se ha hecho silvestre en las orovincias centrales; crece en terrenos bajos y húmedosEsta planta es atacada por el hongo venenóso Claviccps paspali (Schuw.) Stev. et Hall. 4.

P A S P A L U M u k v iL L E I Stcud. (F ig. 4 ) .

Steudel, Syn. PI. G lum . 1: 24. 1 8 5 5 . (B razÜ ), D u m o n t-d ’U rv ílle. N o he vis­ to el tipo, p ero la diagnosis original citá de ao icrd o con €l m aterial de <»studio el q u 2 , además, ha sido revisado p o r el P ro fI P aro d i.

Especie afín a P. dilatatum y P. dasypleurum; de am ­ bos se distingue por su mayor robustez, por su inflorescencia más larga y rica, formada por 10 a 25 espigas, las inferiores de las cuales, mayores, comúnmente ascendentes y por sus vainas inferiores papiloso-hirsutas, violáceo-rojizas. P or su parte, P. dilatum se aparta de las otras, dos especies por sus espiguillas mayores de 3 mm. de largo y menos pubescente' que P. Uryillei; en éste las espiguillas miden 2 a 2,5 mm. de largo. P. dasypleurum se aparta igualmente por sus hojas y espigas más cortas, a veces irregularmentes distribuidas sobre el raquis y por sus espiguillas generalmente glabras en el dorso. E.sta última especie ha sido confundida con P. Urvillei en nuestro herbario. Ejemplares examinados: Pica, leg. F. Philippi, III-1885. — Ovallei, leg. A. Bravo, IV -1937. — Concordia, leg. J. Baez, N.»- 8, IIM 9 3 9 (Ex herb. L. A. P arodi). Distribución geográfica: Planta descripta originalmente de! Brasil, común en suelos húmedos y pantanosos del U ru ­


Conocimiento del género Paspalum en Chile

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guay, A rg en tin a su b tropical y P ara g u ay ; m encionada ta m ­ bién en E stados U n id o s y otros países amefricanos. E n Chile ha sido in tro d u cid a com o p lan ta forrajera, al parecer, aún no’ es m u y ab u n d an te. PA SPA LU M

D A SY PLEU RU M

K unze.

(L á m . I ) . K u n z e ex D c sy a u x , G a y , H is t. F is . P o l. C h ile . B o t. 6 ; 2 4 2 . . 1 8 5 3 . A n tu c o . ( P o c p p ., I I I , in H e rb . M o n a c í ) , V a ld iv ia (C l. G a y ) . V i e sp ig u illa s del t i p o ( A n tu c o ) y u n e je m p la r d e d o n C l. G a y ( V a ld iv ia ) . E s tá n de a c u e r­ d o c o n las m u e stra s e stu d iad a s. P a s p a lu m C u m in g ii N ecs e x S te u d ., S y n . P l. G lu m . 1 : 2 3 - N .'' 1 0 3 . 1 8 5 5 . V a lp a r a ís o . C h ili. V i e sp ig u illa s c o n estos d a to s : P . C u m in g ii o n C u m in g 7 5 6 . p r . V a lp a r a ís o . C h ile . N o te b y M u n z o , N .^ 7 5 6 . B sta s e sp ig u illas, g la b ra s y de b o rd e p e sta ñ o s o , c o m o las a n te rio re s , p e rm ite n c o m p ro b a r e sta s in o n im ia . P a sp ialu m p a c h y r r h iz u m S te u d ., o p . c it., p‘. 2 3 , N .^ 1 0 4 . L c c h le r h r b r . N -’ 3 1 0 . A rig u e C h ile . V a ld iv ia . B rid g e s V i e sp ig u illa s d e l tip o , las -que ;)exm lten 'id e n tif ic a r la cs,pecie. P a s p a lu m p a ra d is ia c u m S te u d ., o p . c it., p . 2 3 . N .^ 1 0 5 . H e rb r. B e rte ro N . ’ 1 2 2 2 . V a lp a r a ís o C h ili. V i e sp iq u illa s del tip o , la s q u e d ifie re n de las tre s especies anterio|:eS p o r la fin a pu b escen cia de la g lu m a posítcrior, sem e ja n te a a lg u n o s e je m p la re s del h e rb a rio . B s ta s e sp ig u illa s típ ic a s e stá n e n d is crep a n c ia cp n la d ia g n o sis de S te u d e l, q u ie n las describe g lab ras.

P la n ta ' rizom atosa, m enor de u n m etro de altura, con cañas erguidas; nudos glabros. V ainas glabras, salvo las in ­ feriores que a veces son pilosas hacia la basei. L ígula brum a, de 1,5 a 7 m m . de largo. L ám inas glabras o esparcidam ente pilosas, de 3 a 25 cms de larg o p o r 3 a 11 m m . de ancho, lanceoladas, agudas, con largos pelos blancos ju n to .a la lígu­ la. Inflorescencia dei 6 a 12 cms. de largo, form ada p o r 4 a 14 espigas, com únm ente 5 ó 6, alternas, erguidas, a m enudo irregularm ente distribuidas sobre el eje, de 2 a 6,5_ m m . de largo, las inferiores de las cuales, m ayores; raquis ligeram en­ te alad o de 1 m m . de ancho, pubescente y ciliado inferiormeinte. E spiguillas geminas, desigualm ente pediceladas, ovalredondeadas u oval-agudas, apiculadas, de 2 2,5 m m . de largo (rara vez 3 m m .) , am arillento-verdoso o violadas; glum as 3-nervadas (nervios laterales aproxim ados al m argen) . ciliadas en el borde y generalmctnte gla'bras en el dorso; la posterior de dorso convexo; la superior dorsiplana. A ntecio


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Rebeca Acevedo de Vargas

___________________

oval-elíptico, amarillento, casi de las mismas dimensiones que las glumas, finamentei estriad.o. Ejemplares examinados:

■ '

Prov. Valdivia, leg. C. Gay, N .’ 136, 11-1835 “in pratis rara” . — San Juan, 1875; herb. F. Philippi. — C hjl'án, leg. Man. Ant. de Colis, 1864; herb. F. Philippi. — San_Juan frequens, Jan. 1883; manuscrito Philippi. — Prov. Ñuble, 1901; manuscrito Philippi. — Cuneo, leg. I. Vergara, 1895. — Curacautín, leg. Dr. F. Pennel, 1925. Osorno: Cuinco, Icig. Dr. C. Rudolph, 7-1-1933. — . Talca, leg. C. Muñoz, XII-1936. — Río Puelo (boca). Laguna de la División, 181-1944 y Río Puelo. Ensenada de Las Hualas (sur), 1-211944, leg. M. R. Espinosa. Distribución geográfica: Chile (centro y sur) y Pe'rú, según Deívaux. Obs.: Planta variable en cuanto al tamaño, pubescen­ cia de las hojas y espiguillas, forma y coloración de éstas. A l­ gunos individuos, los más comunes y de hojas menores, se observan generalmente glabros, así como describe Desvaux la es­ pecie; otros, menos comunes y de hojas mayores, son pu­ bescentes y se acercan a la diagnosis de P. paradistacum. Pero entre eistas dos formas hay otros individuos intermedios los que, por sus caracteres, pueden considerarse como la forma de unión entre las dos primeras. P or !o tanto, soy de parecer que P. Paradisiacum debe figurar entre los sinónimos de P. dasypleurum. . PASPALUM

S C R O B IC U L A T U M L . var. O R B IC U L A R E (L ám .

(F o rs t.) K u n tb .

II).

K u nth, E num . P !. V o l. 1; 5 3 , 1 8 3 3 : “ Pcdicelli^ in medía gluntj» 3 -n íiv iis” . Basado en P , orbicularc F o rst.

rhschx

bdpa)ctitis';

Paspalum orbiculare F o rst., P ro d . p. 7. In su la N íU -H annov«r, ad ripas. N o he visto el tip o ni la diagnosis original, pero p o r las descripciones de o tro s autores (Steudel, B ro w n , L in n ío ) he identificado la p la n ta .

Planta perenne, um brina superiormente, 'encarnado-fuligínea inferiormente (cuando seca), de 50 cms. de altura más o menos. Nudos glabros, brunos. Vainas glabras, excep­ to las inferiores que jon pilosas hacia la base, algo separadas de la caña. Lígula membranosa, bruna, de 1 a 2 mm. de largo, acompañada de algunos pelos largos. Láminas glabras


Conocimiento del género Paspalum en Chile

133

de 38 cms. de larg o las m ayares, p o r 6,5 a 7 m m . de ancho, p u n tiag u d as, co n v o lu tadas cuando secas. Inflorescencia fo r­ m ada p o r 3-6 espigas, erguidas o extendidas, de 2 a 5 cms. de largo, ciliadas en su axila. R aquis algo alado, de 1 a 1,5 m m de ancho. E spiguillas plano-convexas, a veces, des­ igualm ente biconvexas, de 2 a 2,5 m m . de largo, abovadosu b o rb icu lar o elípticas, so litarias o gem inadas: glum as gla­ bras. ocráceas, m ohosas, 3-nervadas (nervios laterales a p ro ­ xim ados al m argen) , a m enüdo algo arrugadas. . A ntecio cas- « tañ o , finam ente papiloso-estriado, lustroso. • E jem plares exam inados:

■’*

Isla de Pascua, Icíg. P ro f. H u m b erto F uenzalida, IX 193 5 . — Isla de Pascua: R an a Kao, leg. D r. ÍDrapkin, 31X I - 1934. — S andw ich Islands. Sin colector ni fecha. • D istrib u ció n . geográfica: Regiones >tropicales del viejo m u n d o ; Pascua (silvestre). E l D r. C . Skottsberg, op. cit. y el P ro f. F. F um tes, h a n señalado éste P asp alu m para Pascua, pero en el h erb ario no h ay m uestras de estos botánicos. R esum en. — L a autora, ' conjuntam ente con estudjar detenidam ente las 6 especies del género P aspalum , indígenas e in troducidas, conservadas en nuestro herbario museal, acom ­ p añ ad as de á gunos -dibújeos originales y de una clave para su determ inación, hace u n ligero exam en de las demás espe­ cies de dicho géneto m encionadas para C hile y que sum an 22, incluso las 6 prim eras. O cho de ellas h an pasado a la sin o n im ia; u n a (P . co n ju g atu m ) queda excluida p o r haber sido co n fu n d id a; P . Forsteriorium no ha sido estudiada p o r falta de m aterial y las 7 restantes (P . flavum , P . exaltatiim , P . racemo'-.um, P . Lagascae, P . P o fp p ig ian u m . P . iridofolium y P . p u m ilu m ), son problem áticas p ara ?1 país, a ju a g a r p o r la lejan a fecha de su recolección ,y la escasa cita que se hace de ellas. ' í:-p V ■ »* .‘/ . y 'M /


Rebeca Acevedo de Vargas

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INDICE DE LAS E SPE C IE S

Paspalum Cumingii: 5 chepica: 1 orbiculare: 6 pachyrrhizum : 5 paradisiacum: 5 Poeppigianum pumilum racemosum scrobiculatum var. orbiculare: 6 stoloniferum Urvillei: 4 . vaginatum: 2

Paspalum conjugatum cristatum dasypleurum: 5 diiitatum ; 3 disticbum: 1 exalta tum fernandezianum: 1 flavum Forsterianum Gayanum: 2 iridifoliumi Lagascae

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el

p a rtid o

de

C la v e p a r a

la d e t e r m i n a c i ó n

B s. V

F l o r a p ; r a v i .^ n a c t c h ilc n s is . M a d r i d .

m e n c i o n a d a 'e n

el

tra b a jf t.

P erg a­

6 5 -2 7 2 .


U m .' I

Paspalum dasypleurum Kunzc, A, inflorescencia, ...m aĂąo n a tu ra l; B. espiguilla vista por el dorso : C, la misma vista p o r la glum a sup erio :; ' D , â– antecio. x 10.


LĂĄm. II

Paspalum scrobiculatum L . var. orbiculare

(F o rst.)

K u n th .

A , inflorescencia tam aĂąo n a tu ra l; B , espig^iilla vista p o r cl d o rs o ; C, la m ism a vista p o r la glum a su p erio r; D , lantecio. x 10.


E X C A V A C IO N E S Por

GRETE

EN

ARICA

M OSTNY

Hace m ás de 25- años excavó en A rica M ax U hle. L os resultados de sus investigaciones los publicó en su libro clásico “ F u n d am en to s étnicos y A rqueología de A rica y T a c n a ” (Q u i­ to, 1 9 2 2 ) ( * ) . E n este l!bro establece una cronología para el N o rte de Chile, y especialm ente para la región entre T ac n a y Pisagua. E n el añ o 1941 excavó em A rica Ju n iu s Bird, del A m e­ rican M useum o f N a tu ra l H istory. Su principal objeiti,vo !o con stitu ían los cónchales de la costa. T am b ién excavó en va­ rios cem enterios que sp en co n traro n cerca de los cónchales. Su lib ro “ E xcav atio n s in N o rth e rn C hile” (A n th ro p o lo g 'cal P apers o f thei A m erican M useum o f N a tu ral H istory, vol. X X X V III, p a rt. IV , 1 9 4 3 ) representa el trab a jo m o d ern a m ás com pleto y ya es im prescindible para el estudio de la a r­ queología chilena, especialmente com o estudio estratigráfico. E n 1942 se hicieron p o r prim era vez excavaciones por la p arte del M useo N acional de H ’storia N a tu ral, en una parte de la p lay a llam ada “L a LiseTa” (G. M oStny, “ Inform e sobre Excavaciones en A rica” , B oletín del M useo N acional-de H is­ toria N a tu ra l, tom . X X I, Santiago, 1 9 4 3 ). Estas excavacio­ nes rin d iero n m aterial m u y interesante y fueron continuados en el año siguiente. L as excavaciones del año 1943 se efectuaron en cuatro diferentes p u n to s: 1.', en L a Lisera; 2.", en el V alle de A ^apa. (•) E s e s to la s e g u n d a e d ic ió n del lib r o , del c u al so n lo s p á rra fo « c i­ ta d o s. L a p rim e r a e d ic ió n a p a re c ió en el B o le tín de la S o c ie d a d E c u a to ria n a d e E l u d i o s H is tó ric o s A m e ric a n o s, v o l. 3 , p p . 1 -4 8 , P ls . 1 - 2 7 , 1 9 1 9 ) .


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__________ C. Mostny_____________________________

en el Fundo Nueva Chile; 3.'', en el Valle de Lluta, en la Hac.cnda Rosario; y 4.’, eln el faldeo Noroeste del M orro de Arica. Estos cuatro puntos resultaron bien elegidos, porque da- . han cuatro diferentes tipos de cementerios. 1.’

El cementerio de “La Lisera” .

Se continuó excavando €)n el mismo sitio, donde se ha­ bían efectuado las excavaciones del año pasado, es decir a unos 30 m. detrás del Casino — Balneario de La Lisera, a 3 kms. al Sur de la Plaza de Arica. Es difícil decir cuál era la profund dad original en la cual se eincontraron las tapas de las sepul­ turas; porque la superficie del sitio fué expuesta a muchos cam­ bios. Creo que el promedio era una profundidad de 1,20 a 1,50 m. Debido a trabajos modernos de aplanamiento muchas del las tumbas se encuentran ahora apenas 30 cm. bajo la su­ perficie, o se descubren durante los tra'bajos al nivel del ca­ mino moderno. Se excavaron 19 tumbas; una perteneció a un perro; ocho sepulturas tenían estructuras subterráneas e'n forma de celdas, hechas de piedra en forma de pircas o con piedras lajas. Estos sepulcros eran redondos (cuatro), rectangulares (tres) u ovalados (u n o ). Estaban tapados con una o varias piedras sobre esteras y palos. La cámara sepulcral no fué rellenada de arena después de la colocación del cadáver y de su ajuar. Las otras tumbas eran sencilas excavaciones en el sudo, el cadá­ ver fué sentado encima de una estera de totora, junto con su ajuar, y cubierto con otra estera: A veces, cuando la tumba «e hizo en eí conchai mismo, se rellenó la tum ba con arena limpia, blanca, que contrasta muy bien con la de atena mez­ clada con cenizas v basura de los rónchales. Todas las tumbas con excepción de dos eran de criaturas de corta edad. Las dos sepulturas de adultos fueron hethas en cámaras de piedras. Una de ellas contenía dos cadáveres. U n a tumba había sido saqueada previamente, debido a su poca profundidad. Dos tumbas, ambas de celdas subterráneas, fue­ ron encontradas en perfecto estado, cubiertas con sus piedras y ■esteras, pero sin contenido. Estaban rellenadas con arena limp'a. Según su tamaño, ambas eran destinadas para criaturas. Apareintemente se trata de sepulturas simulacros. Bird (op. cit. p. 231) encontró durante sus excavaciones también una sepultura sin cadáver. En este caso se imitó el paquete funeTario con varios pedazos de género y un puco de cerámica, dán­ dole el’, tamaño dé una criatura. Esta seudó-momia era acom­ pañada de ajuar fúnebre. Durante las excavaciones del año 1942


Excavaciones en Arica

• 13 7

(G . M o itn y , op. cit., p. 9 0 ) se encontró u n a sepultura consislente únicam ente del ajuar, sin nin g u n a m om a. N o conozco n in g ú n caso antecedente que haya sido interpretado en cuanto a su significado. V ario s objetos y grupos de objetos se encontraron en el suelo, sueiltos y aparentem ente sin conexión con las sepulturasC o m o u n a p a rte dtíl cem enterio se encuentra en u n conchai, es posible que algunos de estos objetos pertenezcan a éste. L a m ay o ría de las tum bas rin d ió los m ism os objetos como las del añ o pasado. N o obstante h ay varios objetos desconoci­ dos h asta ah o ra, y nuevas conclus'ones. M ientras quei en las excavaciones de 1 9 4 2 se en co n traro n solam ente cadáveres de ad u lto s en tu m b as con construcción de piedras, se encontraron' este año no só.o los adultos en sepulcros, sino tam bién algunas, de las criaturas. A p arentem ente no haljía u n a regla para fep u ltu ra s de niños, sino dependía su form a de la volunta<í de sus parientes. E s m u y raro que se sepultara más de una peirsona en una tum b a. E n tre ap ro x im adam ente 50 tum bas que he abierto en esta reig'ón, -es éste — citado m ás arriba— el p rim er caso. T a m p o c o conozco rsfeirencias de otros casos. E n o tra tu m b a (N.® 2) construidla de piedra, se encontró la m om ia de u n n iñ o en la form a usual de paquete fu n e rar’o; tenía puesto en la p arte occipital del cráneo un o rnam ento de cobrei de 14 cm. de alto y 12,3 cm de ancho, que iba cosido p o r cu atro agujeros en el género que envolvió el cadáver (Fig1) y encim a de este o rn am en to tenía puesto o tro de plum as que cubrió la frente y las oreijas (Fig. 2 ) . Se com pone de p lu m as de aves guaneros. Se co rta ro n las barbas de u n lado y se ju n ta ro n las plum as de tal m anera que los calamos se tocan en la p arte traíera del ornam ento, m ientras las barbas qu« quedan se sobreponen en la cara del ornam ento. Los ca­ lam os fu ero n perfo rad os y unidos con hilos p ara dar consis­ tencia a la pieza: u n cordel sale de cada term ino para su jetar el o rn a m e n to en la cabeza. O tra pieza sem ejante se encontró suelta dn el conchal. E l orn am en to m 'de 28 cm. entre las puiitas inferiores: las plum as laterales tienen u n largo de 20 cm. y los cañones centrales 10,3 cms. E n varias tum bas se encontró u n co njunto de objetos, tod o s relacionados con la pesca. Sobre una pequeña balfa (cl m odelo de las usadas) sé encuentran u n remo, una o dös ca­ bezas de arpones, u n a lezna de cobre, uno o dos flotadores de m adera, u n pedazo de sedal con su anzuelo de cobre. Parece que éstos eran los instrum entos típicos que un hom bre


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.

C. Mostny________________________ ____

necesitaba para la .pesca. Forman por su arreglo claramente una unidad. La tumba N ,’ 17 era de criatura, sin construcción de piedra. Se trata de un niño recién nacido y preparado del modo usual. En' el poncho en el cual estuvo envuelto tenía puesto una cabeza de arpón, en la cual estaba atada una cabellera des­ ollada de una persona adulta. Es esto el primer caso de un hallazgo de trofeos humanos en Chile. Mientras se conoció el uso de cráneos trofeos en el Noroeste de A r^m tina, y se en­ cuentra representaciones de ellos en la cerámica del Perú, no £e había nunca encontrado ninguna pieza semejante en Chile. Como no era posible que la criatura, se hubiera conseguido la cabellera, hay que prt'sumir que los privilegios u honores que se adquirieron con tal trofeo, eran transferibles a la peirsona que de facto, posee la pieza. . Suelto en, la arena del conchai y s'n ninguna relación a una de las sepulturas se «incontrò un objeto (Fig. 3) de greda cocida, sin decoración, en forma de un anillo con una pequeña perforación en la pared. Mide 9,3 cms. de alto y el diámetro máximo es de 10,5 cms. Se trata .de un soporté de cántaro. Es el primer ejemplar del cual tengo conocimiento en Chile y se trata probablemente de una importación del Nortei, quizás de la América Central. Es un hecho curioso que los atacameños, que producían la mayoría de su alfarería con base cónica o redonda, no habían hecho más uso de estei invento. Boman (Eric Boman, Antiquitées de la región andine, tom. I, pl3W I, fig. 33; París, 190Ô) reproduce un objeto semejante,' encontrado en el cemc-nteirio de “El Carm en” , en el Valle de Lerma, República Argentina. Dice él al respecto (p. 258) : " . . . une curieuse pièce de poterie en formel de tonneau, sans fond . . . Elle a 0.16 m. de hauteur et 0,17 m. de diamè­ tre maximum. Il n'es: pas facile formuler una théorie sur sa destination. A ma corina'ssance, c’e'st le premier objet en tierre cuite de cette forme rencontré par l’archéologie de l’Amérique” . Eft todas las tumbas se encontraron varias piezas de al­ farería de dos clases: pintada y doméstica. Siempre ha desper­ tado más interés la alfarería decorada, porque gracias a ella es posible distinguir influencias venidas de otras partes. De­ bido a d'ferencias del estilo dei decoración, Uhle (op. cit.) es­ tableció dos épocas diferentes y consecutivas en el tiempo; es decir la “Atacameña Indígena” (de 900 a 1,100 de nuestra .era) y la "Chincha-Atacameiña” (de 1,100 a 1,350 de nues,rra era) . Atribuye M. Uhle el cambio en la ornamentación y.larintroducción de nuevos motivos a la invasión de un pue­


Excavaciones en Arica

139

blo peru an o , que asum ió la hegem onía después de la caída del im perio de T ia h u a n a c o y antes del surgim iento del Im perio de los Incas. E stá fuera de duda que existen dos estilos diferentes en la alfarería decorada, p a ra los cuales valen las características dadas p o r M . U hle. P ero no es posibltí — en el área de A rica h a sta P isagua, p o r lo m enos— distin g u ir dos períodos conse­ cutivos, en las cuales están separadas estas dos clases de alfa­ rería. AI co n trario , en las sepulturas se encuentra m ezclado ceirámica del tip o m ás sencillo "atacam eño indígena” y del otro , m ás com plicado “ chincha-atacam eño” . Se podría dar com o razón, que la ceiám ica decorada era prcybablemente ritual y en el rito se conservan costum bres antiguas al lado de otras m ás recientes.- P ero en eiste caso tendría que ser posible d istin ­ gu ir en los cónchales capas, que contienen solam ente restos de Alfarería "atacam eña in dígena” , b ajo otras, que'coritienen am ­ bos tipos y fiñalmeinte. en las capas superiores tendría que n o ­ tarse) u n a p rep onderancia de los tipos .llam ados “ G hincha-atácam eños” . E sto no es el caso, com o lo constata Bird, claram ente (op . cit., p. 2 0 3 ) . Los cónchales no dan ninguna evidencia de dos períodos consecutivos. Adem ás, si los C hinchas hubieron concjuistado to d o el N o rte y quizás C en tro dei Chile, sus influencias tendrían que encoYitrarse en m ay o r grado todavía en ei S ur del Perú. P ero allá son m u y hipotéticas, para no decir nulas. A. L. Kroeber, en su lib ro “ P eru v ian A rchaelogy in 1942 (V iking F u n d P u b licatio n s in A n th ro p o lo g y , N ew Y o rk , 1944, pp. 16 y 17)-, dice: “ . . . the exteinsión o f C hincha fule so u th w ard over A r e - , quipa. and A tacam a regions seems dubious . . . B u t the archeo­ logical an d stylistic evidence for a serious inñuénce o f the culture o f C hinea reduces, r e a ll| to the occurrence in b o th ayeas o f one ceramic shape, a round-bottom ed, w idem puthed jar w ith loop handles on the sides. T h is is too sim ple a shape to constitute p ro o f o f p ro fo u n d cultural influence: espctially as the p ain ted decoration is th o u ro u g h ly d ifferent in design and disposition . . .” (tra d .: “ . . . la extensión del reino de los C hin ch as h ac'a el Sur, sobre las regiones de Areiquipa y A tacam a parece dudosa . . . P ero la evidencia arqueológica y esti­ lística p ara u n a seria influencia de la' cultura de, los .Chinchas se reduce en verdad a la ocurrencia en am bas áreas de u n a fo r­ m a cerámica, un ja rro con base redonda y boca ancha con dos asas en los'lad o s. E sta form a es dem asiado sencilla para cons­ titu ir una prueba de p ro fu n d a influencia cu ltu ral; especialmen-; te p o rq u e la decoración p in ta d a es enteram ente diferente «iri d ib u jo y disposición . . .” ) Y más adelante; “ U hle, in short.-


140

G. Mostny

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has tied up the two cultures by selecting, from each, one racher vague trait in which they correspond” . (trad:. “Uhle, en pocas palabras, ha ligado las dos culturas, seléccionando de ■cada una un rasgo más bien indefinido, en el cual se corres­ ponden” ) . Como se ve, las pruebas para una influencia C hin­ cha, que alcanza hasta formar períodos, son déb les. Entonces ¿de dónde vinieron las influeincias que form aron el estilo llamado "Chincha-Atacameño” ? Uhki, en la “crítica de . la Guía de las ruinas de Tiahuanaco’’, por Posnansky (Rcv. Chilena de Historia y Geografía, Santiago, 1912), determi­ na una clase de monumentos de Tiahuanaco y de la hoya del Lago T.ticaca, la cual él explica por la identidad de muchos de sus detalles con el estilo chincha-atacameño. (Uhle, 1922, op. cit., p. 9 2 ). En otra parte el mismo autor constata, que una alfarería diferente y mejor ejecutada que la corriente “chincha-atacameña” , se encut'ntra en los valles de Tacna, de Tarapacá, en 'J'altal y Caldera. Son los primeros dos íitios val’.es que conectan el altiplano con la costa; los últimos dos son lugares, que se encuentran en la costa en la desem­ bocadura de otros dos valles quei vienen del altiplano. ¿No sería posible explicar el estilo llamado “chincha-atacameño” por influencias llegadas desde el alt'plano en lugar de vice­ versa? No será difícil de comprendeir que los tiahuanaquenses. acostumbrados a las condiciones climatéricas del altiplano, preferían viajar sobre éste, lo más prolongadamente posible, antes de bajar por un valle transversal a la costa. Así se ex­ plicaría también la concentración de- las influencias extran. jeras en estos valles, sin la necesidad de recurrir a los Chinchas. 2.’

Cementerio en el valle de Azapa.

El Fundo “Nueva Chile” , en el cual sd habían hecho los hallazgos se encuentra a poca distancia de la costa por el val’.e ce Azapa. Cerca del camino público hay un pedregal, que consiste de piedras alisadas por el agua y tieirra, entremez­ clada con restos de ocupación indígena. Alcanza una altura de 1,5 m. a 2 m. En este pedregal se encontraron muchas tumbas, en su mayor parte excavadas por los vecinos. En la colección que formó t,\ dueño del fundo, señor A. M ozó de los objetos extraídos de las tumbas, se encuentran entres otras cosas dos vasos minúsculos de oro (1,5 cm. de altura, con agujeros en el borde para colgarlos), una tableta para aspirar rapé con la figura de un hombre arrod'llado esculpido em el marcren de la tableta. Este personaje esta tocando una flauta de Pan, la cual sujeta con una mano, mientras en la otra tiene


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u n hacha. A dem ás s,e en co n traro n vasos con decoración atacam eña in d íg en a y “ chincha-atacam eña” , keros con lagartos esculpidos en el borde, etc. E l facto r m ás interesante de este cem enterio es el hecho de que las criatu ras fu ero n sepultadas en urnas de greda. T a m b ié n en el cem enterio de L a Lisera se encontró u n a vez u n a sep u ltu ra de esta índole, pero quedó com o excepción (G. M o stn y , op. cit.) . M ientras en este cem enterio parece ser la regla general la sep u ltu ra de criaturas en urnas. Así p o r lo m enos deduzco de las inform aciones hechas p o r las personas que sacaron las tum bas. Y o m ism o alcancé a descubrir una sep u ltu ra de este tipo, y los restos de una segunda, sacada previamentet. Se tra tó de uri gran vaso de fo rm a ápoda, p in ­ ta d o con dib u jo s negros sobre fo n d o blanco, cuya boca había sido q u eb rad a p ara in tro d u cir el cadáver. A parentem ente no fué fab ricad o p ara servir com o urna, sino adaptado a este' fin. Ig u al cosa se n o tó en la sepultura en u rn a de L a L i­ sera. E l cán taro fué pucisto encim a de u n a esterita fina y al­ rededor se en c o n traro n varios objetos, entre otros u n ja rro tip o z a p a to y u n o con gollete doble. E l ja rro zap ato no es fre­ cuente en la región de A rica. A l contrario, es el único eritre aproxim adam einte 2 0 0 piezas de alfarería, procedentes de Arica. Es interesante tam bién la m ezcla de tipos en esta tu m b a: el cán taro que sirv ió de u rn a es del tipo “ atacam eño indíge­ n a ” . O tro que fo rm a parte del a ju a r es del tip o “ chinchaatacam eño” . E l ja rro za p ato es atípico p ara la reigión. El cán taro con doble gollete acusa influencias peiruanas. 3.'' C em enterio del V alle de L lu ta. , Se encuentra en el p a tio de la casa principal de la H aciemda R osario, estación de R osario, a 25 km s. de la costa p o r el valle de L lu ta. C o n stitu ía este vaUe u n o de los cami­ nos desde el altip la n o a la costa: actualm ente, el ferrocarril de A rica a L á P a z asciende p o r el m ism o valle. Las sepulturas acusan influemcias de varias partes. L a m ás interesante era la de u n a persona ad u lta (N .’ 4 ) , sepultada en cuclillas y ves­ tid o con u n p o n ch o verde sobre uno de color café. Los teji­ dos eran m ucho m ás finos que los encontrados en' los otros cem enterios. E n la cabeza tenía u n gorro de lana cón dtcorac'ó n en varios colores y con u n penacho de plum as rojas que salieron o rig in alm ente del agujero en el ceiitro del gorrp, pe'ro que h a b ía n sido puestos aparte en la tum ba. A lrededor del cuello tenía u n collar de plum as. Posiblem ente no se trata de u n collar, sino de u n a cprona, colocada en el cue.lo p o r ser cubierta la cabeza con el gorro. E n el centro de ¿ste o r-


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namento se encuentran plumas rojas. Siguen en ambo? lados olumas de un color amarillento, que quizás habían sido blan­ cas al principio. Hacía el término del ornamento vienen dos veces, tres plumas negras entre blancas (?)• Están sujetadas las plumas por un cordel de lana blanca y negra, que sobre­ sale en ambos lados. En la espalda tenia pueista una máscara c ídolo de madera pintada y esculpida (Fig. 4.*-c). Es esta la única pieza sui gèneris que se conserva en Chile. Referen­ cias sobre máscaras encontradas ein sepulturas chilenas hay dos: una fué encontrada por la misión dO Sénéchal de la Grange en Calama. La describe E. Boman (op. cit., tom. n , p. 7 4 6 ). Se conserva en el Musée d ’Ethnographie en M ò­ naco. La segunda referencia de Paul Rivet en “Los Orígenes del Hombre Americano” , p. 183 (México, 1943). La Des­ cribe como sigue: “ . . . una máscara, que se podría suponer proveniente de la Nueva Irlandia fué exhumada en una an ­ tig ua S€ipultura de la costa atacameña” . El P rof don J u lio Tello, al cual mandé una fotografía de la pieza, tuvo la ama­ bilidad de contestarme, dándome su opinión sobre el objeto. No se trata, según esta autoridad, de una máscara de felino, como yo había supuesto, sino de un íd o lo , representando una lechuza muy estilizada. La pieza tiene 50 cms. de altura y 23 cms. de ancho y está trabajada de un-solo trozo de ma­ dera. Las cejas, la nariz, los ojos y la boca resaltan del fondo plano. T iene la boca una profundidad dei 5,5 cms. Encima de la boca, en ambos lados de la nariz s¿ encuentran agujeros y en el respaldó de la pieza, detrás de la boca, una hendidura. E n todo el margen superior, hasta dondei terminan las cejas, hay pequeñas perforaciones como si la pieza hubiera sido cosida en un género. Los últimos agujeros, a la altura del término de las cejas, .habían sido provistas de cordeles. La pieza estaba eiiiteramente pintada. El margen externó de las cejas y la punta de. la barba con rojo; el resto estaba dividido en cuatro campos,, actuando la nariz y la continuación de ?a base de la boca, como líneas divisorias. El campo derecho superior e izquierdo inferior estaban pintados de neigro con lunares blancos y rojos. Los otros dos campos tenían luna­ res negros y blancos sobre fondo rojo. Los troncos de conos que representan los ojos estaban listados con los mismos tres colores.' El interior dei la boca era rojo, los dientes blancos. Con excepción del deterioro natural causado por la edad de la pieza y su estada bajo el suelo, se encuentra en perfecto estado dei conservación.




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A dem ás de los objeto^ ya descritos, la tum ba contenía u n vaso de jjreda negra de form a incaica, u n vasito globular de m adera, u n a calabaza, u n a cajita de m adera p ara guardar c o b re s, u n a h o n d a de -lana, u n recipiente fabricado de un tu b o del hueso, u n a bolsa de cuero, con color rojo, unas pinzas dé cobre, u n brazalete de cobre y u n o rn am en to de cobre. E n o tra tu m b a del m.'smo cem enterio (N.® 5) se en­ co n tró , puesta .en la cabeza del cadáver, u n corona hecha em la m an era d e.lo s canastos enroscados, pero sin fondo, sobre la cual fu ero n cosidos siete prnament;os de cobre, cada' uno en la fo rm a de u n hem isferio vacío. Adeimás tenía cosido en el poncho', u n a placa de m etal, con d ib u jo geom étrico repujado. N o se h a hecho to d av ía u n análisis del m etal, pero paréce tra ­ tarse de u n a aleación de cobre con u n fuertei porcentaje de estaño. O tra tu m b a (N.* 7) que no contenía o tra cosa que el cuerpo de un n iño, envuelto en su poncho, fué m arcado con u n poste, en la m a n e p dél c ^ e n t e r i o de P u n ta Pichalo. descrito p o r U h le y B ird. Se conservó únicam ente la p'arte sub terrán ea del poste. E l co ntenido dé este cemettiterio sugiere que fué usada en la ú lt'm a época prehispánica. 4 .'’

C em enterio en el faldeo del M o rro de Arica.

Se excavó m u y cerca del sitio donde h abía excavado M . U h le previam ente. E l sitio exacto era situado 11,10 m . de­ trás y cuesta arrib a del E stanque N .’ 1 de A gua P o ta b ’.e. A p ro x im ad a m en te 30 cms. b ajo la superficiei se'en co n tró , una m om ia extendida, recostada de espalda y orientada en direc­ ción N orte-S ur. E l cuerpo se conservaba, en su parte supe­ rio r h asta las caderas. E ra revestido con b arro y cosido en cuero. E l in terio r h ab ía sido vaciado y. rellenado con to to ra y refo rzad o con palos. E staba envuelta en una estera de to ­ tora. D ebido a la poca p ro fu n d id a d de la sepultura y al he­ ch o que pasó p o r encim a de la seipultura un' senderito aue conduce a la cúspide del cerro, había desaparecido la m itad, in ferio r del cuerpo.' A l lado deV cadáver, que m ide en su es­ tad o actual 70 cms... se encontró una concha dd loco. A poca distartcia de esta sepu’tu ra se enco n tró -u n grupo de tres in d iv id u o s,'co n sistien d o en u n hom bre, una m ujer v. u n n iño. E ncim a del abdom en de la m üjer ha'bía los huesos de u n a criatu ra recién nacida o feto. L a m om ia del niño, que m id ió ap ro x im ad am en te 1 m. había sido preparada ta ’. com o


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la momia descrita pruviamente: el cuerpo vaciado y rellenado de totora y bastones, era revestido con una capa de barro, cosido en cutíro y envuelto en una estera de totora. A la de­ recha del niño se encontró el cadáver de Un hombre, de poco menos de 2 m. de altura, en posición teindida de esjjalda. No había sido preparado artificialmente y sel encontró dise­ cado. Su pierna izquierda pasó algo encima de la cara de! niño, destruyéndola al removerla. Su pierna «derecha faltaba por completo. A la izquierda del hombre estuvo la mujer. Ella eistuvo recostada sobre su lado izquierdo, mirando hacia el Noroeste,'con las piernas ligeramente dobladas.^ S' encontró en estado esquelético, conservándose en su cráneo un poco de pelo que eira teñido de rojo vivp. Sobre su abdo­ men se encontraron, comò ya fué dicho anteriormente, los restos de una criatura o feto. Bajo la estera en la cuaJL ella también fué envuelta, se encontró — a la altura dd sus rodi­ llas—^ parte de un cráneo. Las dos momias artificiales pertenecen sin duda alguna al período que Uhle describe en el libro citado más arriba como "los Aborígenes de Arica” , período segundo, que siguió al del “Hombre Prim ordial” . Coloca Uhle este período en ¡os primeros siglos de nuestra era. Supongo que las tres sepulturas que forman el grupo descrito fueron hechas aproximadamente al mismo tiémpoi Representan él mismo tipo sencillo- de envoltorio, y además se-tocan los tres cadáveres. La mujer murió probablemente en el parto o a consecuencia de éste. Sobre la muerte del hombre es vano hacer suposiciones. El cadáver del niño fué preparado de una manera que no hace necesaria su inmediata sepultura, habiéndose producido la muerte. Y que em reali­ dad había pasado -^ e n algunos casos por lo menos^— algún tiempo entre la preparación del cadáver y su sepultura definit'va, se- puede constatar en una momia de criatura, encon­ trada en Punta Pichalo. Esta momia — descrita por J. Bird (op. cit., p: 2 4 6 ), tenía varias capas de pintura — roja y verde— en la cara, tal como si hubiera sido restaurada varias veces añtes'de sepultarla. En una tum ba (N.'^ 2) en Quiani. Arica, Bird. encontró el cadáver de una mujer con una momia de'criatura preparada de la mi^ma manera como las del morro (Bird, op. cit., p. 2 4 6 ). Se trata igualmente de una sepultura extendida, el cadáver envuelto en una estera de totora, sin ningún ajuar fúnebre. En conclusión: encontra­ mos esteitipo de momias artificialmente preparadas en el área en­ tre Arica y Punta Pichalo (P isagua). Se trata de momias de


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ad u lto s ( U h k , 1922, op. cit., p. 4 8 ) y de niños. Se en­ cu en tran cadáveres s n preparación alguna, sepultados ju n to s con otros, p rep arad o s de la m anera descrita. E sto sugiere in ­ hum aciones colectivas; es decir, se conservó el cadáver — em­ balsam ado p a ra evitar la putrefacción— hasta que sel presentó u n a ocasión p ara sep u ltarlo ; esta ocasión p o d ría ser cuando m u rió o tra persona relacionada con el prim er m uerto. O en el caso donde “ en algunos cem enterios, las m om ias estaban sepultadas a troche» y moche, tendidas en varias direcciones, unas sobre o tras” (U hle. op. cit.. p. 6 7 ) , se deja suponer u n a in h u m ació n com ún de varios m iem bros de la tribu. N o se h a dad o n in g u n a explicación para este tip o de m om ias y sus sepulturas. ¿Acaso será posible relacionarlas con los an ­ tiguos atacam eños — ^Atacameños I, com o tam bién son lla­ m ados— esta gente de la cual n o se sabe nada y cuyos restos no se h an nunca descubierto? L o único que se sabe de su exis­ tencia son los n o m b res geográficos en el, idiom a k u n za y p o r los cuales es posible conocer la extensión de sus m igraciones, que las llev aro n hasta lea p o r el N orte, y las nevadas de A usangate y S arg an tay p o r el Este, en un cierto período cuando estas regiones no h ab ían alcanzado todavía u n estado cu ltu ral av a n zad o (U h le. op. cit.. p. 1 7 ). ¿Acaso este pueblo no quiso ab a n d o n a r a sus m iem bros que m urieron lejos de su asiento trib a l y sep u ltarlas en una región donde era im p o ­ sible rendirles el culto quei exigía su alm a? ¿Y que p o r eso in v e n ta ro n u n procedim iento de em balsam am iento p o r el cual era jposible conservar el cadáver hasta que volvieron a sus tierras — la región eintre A r c a y P u n ta P ichalo— donde ellos dep o sitaro n las m om ias según sus tradiciones? N o quiero term in ar antes de expresar mis agradecirnientos a todas las oersonas que p o r ayuda hicieron posible mi tra ­ b a jo ; al señor G o b ern ad o r de Arica. Getneral don Juan. C ontreras- al señor A d m in istrad o r del F errocarril de A nca a La P a z . d o n M 'g u el C o n cha; a los señores A lfredo M o zó y A l­ fredo F u en zalid a. dueños de los fundos N ueva C hile y R o ­ sario- y al señor P ro fe so r deil C olegio Com ercial, don E d u ar­ d o A ray a, quien con p ro fu n d o conocim iento de la región me aco m p añ ó en varias excursiones. Sin el interés ^abnegado y la ay u d a eficaz de estos caballeros no hubiera podido efectuar las investigaciones descritas.



ALGUNOS

T IP O S

D E C A C H IM B A S C H IL E N A S

P o r D IL L M A N A n g o l,

A N T IG U A S

S. B U L L O C K . C h ile .

_P o r m ucho t em po he tenido u n interés especial en las cach im b as antiguas ch lenas y p o r varios años he ido estu­ d ia n d o todas las cachim bas que he podido hallar, tom ando d a to s sobre ellas y haciendo dibujos de tam año natural. Es­ p ero alg ú n día p u b licar u n tra b a jo m onográfico sobrei estos interesantes artefactos. M e queda aún m ucho que hacer y varias colecciones de im p o rtan cia que estudiar. H asta la fecha h an salido unos tip o s de cach'm bas m u y interesantes y dignos de estudios es­ peciales. Son cinco tipos solam ente que considero en el pre­ sente tra b a jo y lo presento com o un estudio p relim inar al tra b a jo m ás a fo n d o quei tengo en preparación. L a p rim era de estas cachim bas de tipo algo orrginal, es larg a con u n a eixtensión en am bos lados del recipiente para €l tabaco. U n a de estrs extensiones es naturalm ente la boqui­ lla. L a o tra, quei generalm ente tiene la m 'sm a form a que la b o q u illa, es solam ente u n m ango para j-ostenerla. E n algunos ejem plares el m ango es aún más delgado que la boquilla y en o tra s es algo m ás corto. T o d a s estas pipas son de piedras blandas, m u y bien hechos y bastante simétricas. N inguna tiene m uestras de decoraciones de ninguna clase. L lam o atención a este hecho, p orque h ay cachimbas con toda clase d e decoraciones; representaciones de peces, animales, lag arti­ jas y a u n el cuerpo hu m ano. El contraste emtre estas tan sen­ cillas au n q u e m u y bien hechas es notable.


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Los ejemplares de los cuales tengo dibujos son de los siguientes lugares: Freirina, T altal, Puerto Oliva y el Mollei. Todos estos lugares son del norte y parece que estas cachim­ bas, todas, pertenecen a la civilización que llamamos Chincha-Atacameña. Figura número 1 reipresenta una cachimba más o menos típica de esta forma. Es de piedra, tal vez yeso y de color blanco sucio. Tiene L45 mm. de largo, 30 mm. de altura y el diámetro exterior del recipiente es de» 15 mm. Fué ha­ llada ein El Molle por el señor Cornely en el año 1940. Este artefacto se encuentra ein el Museo Nacional de Historia N a­ tural con el número 12,218. Cachimbas de dos boquillas. Otro tipo de cachimbas es la de Hos boquillas. Se hallan cachimbas de este tipo de greda como también de piedra. Son sumamente variables e'n forma y tamaño. Algunas son de lo más sencillas que se puede imaginar, mientras que otras son sumamente variables y de formas diversas. Todas las ca­ chimbas de esta clase que he examinado tietaen el recipiente mucho más grande que las cachimbas de una boquilla. T o ­ das tienen, forma d'e embudo. P or regla..general estas cachim­ bas tienen los dbs lados iguales: sin embargo, hay ejemplares con un lado mucho más corto. Figura 2 es una cachimba típica de este grupo de dos boquillas. Fué hallada en Galvarino en la provincia de Cautín.' Está en la colección privada del señor Francisco Gajardo, de Temuco, quién me la facilitó para este trabajo. Es hacha de'greda bastante fina. Tiene una punta algo quebrada y aun con ésta falta mide 220 mm. de largo y 55 mm. de altura. El diámetro del recipiente en la parte superior es de 43 mm. U na de las cosas interesantes en esta cachimba son dos pelotas, una en cada lado del recipiente. Estos llevan perforaciones que seiryían para colocar algún cáñamo para levarla. Todas las cachimbas que he visto de este tipo hasta la fecha han sido del fur de las Provincias de Malleco y Cautín. La manera de usar fstas cachimbas y por qué las tenían, 170 sabemos nada. En la América del Nortei existen cachim­ bas de dos boquillas y son llamadas “Cachimbas de novios” y según algunbs autores figuraban en algunas de las ceremi?nias del matrimonio. Quizás las de Chile tenían algún uso similar.




Algunos tipos de cachimbas antiguas chilenas

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C achim bas comunales. H e dado este n om bre a las cachim bas de más de dos boquillas. N o son m uy comuneis, pero tengo datos de pipas ■de tres, cuatro, cinco, seis y au n una con doce aberturas de respiración. E n la colección de T z sc h a b ra n de C o n tu lm o h a y varias cachim-bas de esta clase. E n la serción de pre­ h isto ria del’ M useo de Bellas A rtes dei S antiago hay una de estas cachim bas con doce aberturas para insertar boquilla?. T ie n e el nú m ero 1 1 ,9 2 2 en la colección y viene de A rauco. T ie n e el m ay o r n ú m eto de aberturas de todas las cachim bas de esta clase que he encontrado hasta la fecha. E n el A tlas de G ay figura u n artefacto indígena, pero sin com entario, que es sin duda u n a de estas cachimbas, pero inconclusa. C reo que es este m ism o ejem plar figurado p o r M edina, en, "L o s A borígenes dei C h ile” , en la fig u ra N.* 74. L a fig u ra n úm ero 3 es de' estas cachim bas com unales h allad a en C o n tu lm o para cinco fu m ad o res.. T o d a s las aber­ tu ras son de fo rm a cónica, de m odo que es fácil insertar la b o q u illa de madeira o caña y tenerla bien cerrada. M ide 130 m m . de largo p o r 120 m m . de ancho. E l diám etro del reci­ piente es de 65 m m . y la capacidad setenta centím etros cúbicos. Ig n o ram o s p o r com pleto el uso de estas cachim bas co­ m unales. D e que eillas tenían algún uso especial, no podem os du d ar. E n caso qua la cachim ba de dos boquillas fué usada para novios, no es difícil im aginar que en u n a región en que ia poligam ia era la. regla, el hom bre con yarias m ujeres ten­ d ría que tener u na cachim ba donde todas po d ían fum ar juntas al recibir o tra m u jer en la fam ilia com unal. C achim bas an tro p o m o rfas. E ste tip o de cachim ba es una representación de la figura h u m an a m ás "o m enos entera, pero construida alrededor de una cachim ba. He visto splameinte dos de estas cachimbas, pero he o íd o de o tras que aun no he podido ver. U n a de éstas se encuentra en el Mu.seo N acional de H istoria N a tu ral con el núm ero 3 ,8 8 9 . F ué hallada en T ra m a h u e, en la provincia de V ald iv ia. U n a 'buena descripción de ésta fué publicada en los anales de la U n iv ersidad de Chile, p o r el D r. R . A. P h i­ lip p i ein el año 1886. E l segundo ejem plar está en la colección privada del D r R aa, de T em u co . Fué hallada en P ucón. El m aterial


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€8 talco, de un calor café brillante. Mide 147 mm. de largo, 37 mm. de alto, 50 mm. de ancho en los hombros y 53 mm. en las caderas. El recipiente se encuentra en casi el centro'del cuerpo y se eleva sobre la línea dctl cuerpo unos 14 mm. El recipiente para tabaco tiene 28 por 23 mm. La parte supe­ rior es de 16 mm. de ancho y tiene 25 mm. de profundidad. La cara es de forhia ovalada; las naricea, los ojos, las cejas y la boca son bastante bien formadas, pero no hay ndicios de orejas. Los brazos son extendidos en ambos lados del cuerpo con las manos abiertas y los dédos extendidos en la parte baja del abdom en.' Los dedos son representados por cinco rayas derechas. E l brazo izquierdo falta, pero se notan claramente los dedos. La punta inferior del cuerpo se extiende hacia abajo, entre las piernas hasta poco más abajo que los pies y forma así la punta de la boquilla. La parte de atrás del cuerpo es casi plana y sin escultura. La figura N.'' 4 muestra bien esta ca­ chimba. He dado estei nombre a estas cachimbas porque explica bien -su forma y por carecer de otra manera mejor de expli­ carlas. Todos los ejemplares de efte tipo que he visto tienen entrei 3 ^ y 4 centímetros de grueso. Parece que en su he­ chura hicieron primero una plancha de piedra blanda del ta­ maño deseado. En seguida hicieron una cara hum ana en un lado de la plancha. iEn algunas la cara ocupa casi todo un lado de la piedra; en otras, la, cara es relativamente chica y ocupa solamente la cuarta parte) superior de la p'edra. La figura número 5 es una cachimba de este tipo, en la cual la cara ocupa casi todo el lado de la piedra. Fué hallada en Maquehue cerca de Temuco, en la Provincia de Cautín. Actualmente se) halla en el Museo de la Escuela Agrícola "El Vergel” en Angol, con el número 338. El mateirial es un talco de color gris, cuando es recién cor­ tado. Tiene, en la actualidad, un color café gris algo claro. La dureza es casi dos. Tiene 153 mm. de alto y 145 mm. de ancho e)n la parts superior de las orejas. Casi toda la fi­ gura es la cara qué tiene 120 mm. de aUura con p'ernas de solamente 30 mm. de largo. Carece completamente de cuerpo. Sobre la superficie dei la cachimba se notan ’as rayas y líneas dejadas por el instrumento mal afilado que se u p ó en cra'fs’-'^ Las orejas .son largas y es difícil saber en qué caso son en verdad orejas o si no representan los brazos v las m^nos. En la parte superior de cada una hay tres cortes, de modo




Algunos tipos de cachimbas antiguas chilenas

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que los cu atro dedos quedan en relieve. E n la cara de atrás de cada oreja, poco más abajo que el centro, h ay los princi­ pios de u n a p erfo ració n. E n el lado abajo de los oies h ay líneas p a ra representar los dedos de los pies. H a y cuatro líneas en el. pie izq u ierdo y cinco en el derecho. E n am bas caras de las orejas com o tam bién en la frente h ay líneas decorativas, en form a de V que se únen en las p u n ta s superiores y así fo rm a n una línea casi continua, en fo rm a de zig-zag. L as cejas son fo rm adas p o r dos líneas semi-circulares en relieve, m ás o m enos cinco m ilím etros de ancho y tres de al­ tu ra. E stas se unen en el centro y ocupan casi toda la an ­ chura de la cara. L os ojos son bien colocados en casi el cen­ tro del círculo que fo rm a las cejas. Son redondas, más o m e­ nos 8 m m . de diám etro, en relieve y de la m ism a altu ra que las cejas. L a boca está colocada un poco al Jado derecho del centro de la cara y tiene la fo rm a semi circular, com o las cejas, con las p u n tas hacia abajo. Es m ás ancha en el centro y en cada lad o fo rm a u n án g u lo agudo. P o r regla general las trib u s prim itivas, cuando hacen u n a cosa en fo rm a de cue’rp o hum ano, indican siem pre el sexo. N o es considerado com pleto sin esta indicación. L a figura de esta cachim ba es sin duda alguna, fem enina. E l recipiente está en el centro, encima de la ca'beza. A la e*ntrada tiene 14 m m . de ancho: es de 38 m m . de p ro fu n ­ didad, con el fo n d o redondeado. Es ligeramemte cón'ca en form a, siendo de 11 m m . de ancho en la p arte de abajo. La ab ertu ra p ara la b o q u illa que ab re 'h a c ia atrás, se inclina ixn poco hacia abajo. Es d é casi 5 m m . de diám etro en la p u n ta de su salida en su alrededor un an .llo en relieve, de m ás *o m enos 10 m m . de ancho. L a piedra h a sido gastada en una extensión am plia p ara dejar en relieve la salida de la bo q u i­ lla. E n estas cachim bas se fum aba, sin duda alguna, con una b o q u illa p o stiza de m adera o caña de alguna clase. Sería interesante saber el uso que ten d rían estas cachim ­ bas. N o es p ro b ab le que cachim bas de esta claíe fueran hechas solameinte p ara satisfacer el capricho del fum ador que deseaba Vtener algo diferente que los demás. Es m uy probable q u e eran cachim bas especiales, para ser u sad a solam ente en ocaso n es'esp eciales, tam bién. Sin ninguna inform ación eixacta o datos precisos y, al m ism o tiem po, siendo im posible o bte­ n er in fo rm ació n de esta naturaleza,' cualquiera dec-aracion so b re su uso sería p u ram ente especulación y tal veiz m uy lejos;


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de la verdad. P or estas razones-digo, solamente lo que es mi opinión personal, que son “cachimbás Ceremoniales” . Al terminar este modesto trabajo, quiero dejar cons­ tancia de la excelente cooperación que he encontrado en todas partes para hacer mis estudios. En todos los museos donde he ido la puerta estaba siempre abierta y las personas encar­ gadas del material, me han ayudado en cuanto podían. Las personas que tienen colecciones privadas, me han prestado sus cosas con la. mayor voluntad posible. Es este espíritu de ayuda mutua que' hace tan agradable un trabajo de esta na­ turaleza.




A I.G U N O S

CRANEOS

PRO CED ENTES (C H IL E )

DE

A R IC A

P o r la D ra. M A R IA D E L A S M E R C E D E S C O N S T A N Z O D e l M u sc o E t n o g rá fic o de B u e n o s A ire s

( A r g e n tin a ) .

D ebo a la gentileza de la doctora Grete M ostny la o p o r­ tu n id a d de estudiar una pequeña colección inédita de crá­ neos de !a localidad de A rica que ella m ism a explorara. L o í datos, m u y breves, que doy acerca del yacim iento, la in h u m ació n y aju ar, me los ha p ro p o rcio n ad o la señorita M o stn y , lo que le agradezco m ucho. Cerca del cónchal estudiado p o r Ju n iu s B ird en 1941, fuero n h allad as las tum bas cuyo m aterial antropológico p re­ sento. L as excavaciones se efectuaron d en tro de u n triángulo equ ilátero de doce m etros de lado. F ueron encontradas trece tum bas, de las cuales dos carecían de restos hum anos, m ien­ tras que las restantes entreigaron tres m om ias adultas y ocho infantiles. L as cám aras sepulcrales estaban construidas con piedras y dos de ellas cubiertas con piedras planas. Es curioso el dato de que sobre dos de las tum bas se h allab a n sendas cañas a m anera de señal, m arcando el lugar de la inhum ación. L os párvulos, colocados sobre una estera de to to ra y cu­ biertos con otra, estaban envueltos en tejidos y rodeados p o r .su aju ar. U n a de las m om ias infantiles había sido puesta ¡sobre una piedra de. m oler, caso, excepcional; tam bién estaba cubierta p o r u n a estera. O tro niño fue encontrado dentro de u n a u rn a de b arro pintada. C asi todas las m om ias, debido al clim a seco de la reglón, conservaban el cabello y el peinado, m uy semejante- en todas.


154

Maria de las Mercedes Constanze

consiste en dividir la mata de cabel’o en dop bandas y cada una de éstas separada en varias trenzas. He dibujado la cabecita del párvulo que figura en el catálogo del Museo Nacio­ nal de Historia N atural con el N. 12,358 y en ella puede ad­ vertirse con toda claridad el peinado, que por otra parte es común no sólo a las piezas de esta’ serie, sino a la .de todas las provenientes de Arica. Ei- ajuar que acompañaba las niomias es, de acuerdo con la clasificación de la doctora Mostny. dé tipo chincha-atacameño y consiste en objetos y utensilios diversos: cántaros, calabazas, manojos de plumas, bolsas tejidas, etc., todas con motivos de decoración semejante entre sí. Descripción del material. — N.» 12,354.— Cráneo con mandíbula. M aturus, feme­ nino. Deformación anular oblicua. Presenta los dientes desgastados y comien­ zo del proceso alveolar en la mandílsula. Conserva el cabello, de color castaño os­ curo, peinado en trenzas. En la sutura lambdoídea presenta huesos wormianos. ______ ___ ___ Se encontró en la tumba VI. 2.— ^N.^ 12,355.— Hueso occipital perteneciente a un cráneo Infantilis. Rastros de deformación T a b u ­ lar erecta. Hallado cerca de la tum ba IV. 12,356.— Cráneo con mandíbula. M aturus mascu­ lino. Deformación anular ob'icua. Comienzo de proceso alveolar en ambos maxilares, dientes desgastados. Hallado en la tumba X II junto con el esqueleto, del que sólo se extranjeron un fémur, un humero y un perqné. 4.— N .“? .12,357.— Cráneo con m.andíbula. M aturus mas­ culino. Deformación anular más marcada que la de los anteriores y de tipo oblicuo. El occipital, muy deformado, muestra el mion sin relieve. Aparentemente se com­ binaron los dos aparatos deformadoresvenda y cuna. Conserva el cabello castaño


1-IG. . 1 .


as

FIG ,

2.


FIG . 3,— C tånto N.'> 12,354. A riiba: norma lateral izquierda. Abajo; norma frontal.


• FIG . 4 .- ^ r á n e o N.» 12,356. Arriba: norm a lateral izquierda. A bajo; norma frontal.


___________________ Algunos cráneos procedentes de Arica

oscuro peinado en trenzas. tu m b a I.

H a llad o en la

5 .— N.*’ 1 2 ,3 5 8 .— C ráneo con m andíbula. Infantilis. D eform ación a n u la r oblicua. C onserva partes blandas m uy m om ificadas. E l cabe­ llo castaño peinado en trenzas (fig u ra -1 ). H a llad o en la tum ba III. 6 .—

1 2 ,3 5 9 .— C ráneo fragm entado. Infantilis. C on p arte de cuerq cabelludo. H a llad o en la tu m b a II.

7.—

1 2 ,3 6 0 .— C ráneo con m andíbula. Infantilis. L os huesos separados entre sí. C abello pei­ n ad o en trenzas.

8.— N .'’ 1 2 ,3 6 2 .— ^Momia in fan til, cuyo d ib u jo m uestra la fig u ra 2. E stá envuelta en u n tejido y am arrad a cqn grueso cordel retorcido. T u m b a V I. 9.—

1 2 ,3 6 3 .— ^Momia in fa n til n o . tan cóm o la anterior.

bien

conservada

1 0 — N .^ 1 2 ,3 6 4 .— M om ia in fan til. 11.— N.* 1 2 ,3 6 5 .— M om ia in fa n til m uy destruida. D eb id o a que sólo h ay tres piezas adultas en esta pequeña serie, n o presentaré promediois, lim itándom e a publicar las m edidas ob tenidas con el o b jeto de que puedan ser utilizadas m ás adelante p o r quien estudie alguna colección m ás num e­ rosa. E n los d ib u jo s que publico, realizados con la cám ara clara, pueden observarse tres norm as de cada uno. E l tipna corresiponde "al den o m in ado ándido, es decir, de aspectoi suave, pequeño, cara, nariz, ó rb ita y p alad ar m ás bien cuadrados. L a deform ación ha m odificádo las líneas generales de las pie­ zas, a rro ja n d o u n índice cefálico b a jo éste es el efecto que produce el tip o oblicuo de la plástica artificial. Espero que en algu n a seirie se encuentren ejem plares no deform ados que p er­ m itan establecer el verdadero índice. E ste tra b a jo es sólo u n inform e sobre las piezas. M ás adelante lo completiaré con la consideración de nuevos ejem ­ plares y con la com pulsa bibliográfica necesaria. S antiago de Chile, 21 de ju lio de 1945.



FIG . 5.— Cráneo N.» 12,357. A rriba: norma laKral izquierda. A bajo; norma frontal.



A lg u n o s c rá n e o s p ro c e d e n te s

d e A ric a

5 8 5 g rs . 48 g n .

P E S O D E L C R A N E O .............................. P E S O D E L A M A N D I B U L A ............. C r á n e o .... ........................................................ E d a d ..................................................................... S « x o ..................................................................... IN D IC E S C o f á l k o 'h a ñ z o n t a l ..................................... C e fá lic o v ir t ic o - lo n g itu d in a l ............ . C e fá lic o a n r ic n lo 'lo n g i tu d in a l .............. C e fá lic o v¿rtico-cran& versal ...................... C e fá lic o a u tíc u lo -tra n s v e r s a l ............... F r o n t a l ............................... ............................. F r o n to - p a r ie ta l ................................................ F a c ia l to ta ! ............................................... .. F :.cial s u p e r io r ............................................. . N a sa l ................................................ ................. O r b ita r io ............................................................ M á x ilo -a lv e o la r .... ................................. .. V” * P a la tin o ................................ ..................... .. D e l fo ra m e n m a g n n m ............................. D e. la r a m a , m a n d ib a la r ............................ S e g u n d o de la ra m a m a n d ib u la r ...

15 7

.

628 76

473 73

12354 M a t. M acho

12356 M a t. H e m b ra

12357 M a t. H e m b ra

7 0 .1 7 2 .1 6 4 .2

7 8 .5 7 3 .5 6 2 .5 9 4 .9 8 1 .1 8 6 .3

7 2 .5 76 6 2 .8 1 0 4 .7

*-

1 0 * .6

9 0 .4 8 1 .6 7 1 .2 7 8 .5 4 6 .8 5 1 .1 8 8 .5 1 1 6 .3 ■ 9 0 .9 8 5 .2 60 75 .

6 8 .8

8 5 .9 5 0 .3 47 1 0 0

91 8 5 .1 8 5 .2 6 5 .6 7 6 .1

8 6.6

■ 7 9 .4 6 6 .9 80 5 0 .7 4 3 .3 1 0 9 .3 111.1

8 2 .2 90 , .7 5 .8 8 5 .1



L A S E S P E C IE S C H IL E N A S D E L G E N E R O S T U R M IA R . D . ( D I P T .. T A C H IN ID A E ) Por RAUL CORTES

P.

(» )

P r o fe s o r d e E n to m o lo g ía de la U n iv e rs id a d C a tó lic a de Chille.

E n el presente artículo , se estudian las especies chilenas dé- este género, describiéndose una nueva fo rm a y presentán­ dose « n a clave p ara todas ellas. E l m aterial exam inado per­ tenece. en su m ayoría, al U . S. N a tio n al M useum , W ash in g ­ to n , D . C ., en cuyas colecciones queda depositado. E l au to r se com place en expresar-sus agradecim ientos a los especialis­ tas di? dicha Institu ció n , p articularm ente al D r. M . T . Jam es, p o r haberle p erm itid o usar librem ente el m aterial m encio­ nado. Im p o rtan c ia económ ica de las especies de S turm ia. — T a l com o la m ay o ría de los T aq u ín id o s, las especies del género S tu rm ia R o b in eau D esvoidy tienen u n a apreciable im p o rtan ­ cia económ ica que se deriva de sus hábitos entom ófagos bien e<5pecíficos. S ch affn er y G risw o ld (1 ) m encionan, p ara seis espe­ cies com unes en E E . U U . del género S turm ia, quince huéspe(* ) T r a b a j o re a liz a d o en E E . U U .. b a jo e l p a tro c in io de la F u n d a c ió n , G u g g e n h e im . (1 ) S c h a ftn c r, J . V . y G ris w o ld , C . L ., U S D A . M U c. P u b i. 1 8 8 118, 1934. '

J.

S.


160 '

Raúl Cortés P.

des diferentes que comprenden, a su vez, seis distintas fam i­ lias de macrolepidópteros. Townsend (2 ), más recientemente, establece que las hembras dé Sturmía depositan micro-huevos totalmente evo­ lucionados en el follaje atacado por el huésped, de tal mane­ ra que este último, al consumir la vegetación ingiere también los huevos del parásito. Thom pson (3) confirma este hábi­ to al referirse a: la especie europea S. scutellata Rond. Webber (4 ), al estudiar la biología de Sturmija inciwspicua Meigen, especie europea introducida a EE. U U . e im ­ portante parásito 3e la “polilla gitana” , demuestra, en cam­ bio. que la hembra de esta' especie coJoca con su ovipositor un huevo sobre la piel misma de la larva huésped. Los hue­ vos de la mosca son colocados perpendicularmente al eje lon­ gitudinal de la larva huésped, y en cualquiera parte del cuerpo de ésta. Webber hace notar asimismo qué S. inconspicua ataca también larvas de Tenthredínidos. Thom pson (5 ), al estudiar las larvas parásitas de v a­ rios géneros Exoristinos, menciona que, según Baer, hasta 80 pupas de S. atropivora R. D. han sido obtenidas de una sola larva huésiped (Acherontia átropos). Muesebeck (6 ), jw r último, estudiando la biología de S. nidicola (T o w n .), indica que esta especie deposita un huevo entre cualesquiera de los pares de Tjatas thorácicas de la larva huésped (Euproctis chrysiorrhoea) y sólo ocasionalmen­ te entre las patas falsas o en la superficie dorsál del cuerpo de la misma. lA expensas de una larva huésped sólo se desarrolla una larva del parásito. Es interesante recordar ¡Finalmente qne la especie oriental S. cilipes Macq. parasita al “ gusano de seda” (Bombyx mori L .). De las especies chilenas no se tiene datos biológicos precisos, excepto que S. insignis (W ulp) ha sido obtenida bor Mr. D. S. Bullock en Angol, de larvas de una especie de Celerio (Sphingidae).

(2)

Tow nsend,

(3)

Thom pson,

W.

R,,

(4)

W ebber,

T .,

Jo u i,

W,

R,,

(5) <6)

R.

Thom pson, M uesebeck.

C.

C.

H.

F.

T ..

W ,,

M an.

C om pt.

M y io l. Rend.

Agr. R ii,

Ann,

Pjras,

USDA.

45 4

B u ll.

4:

194,

Soc,

19Î6.

Biol.

(4): (21; 1088:

201,

78:

717,

1915.

1 9 3 2,

116,

e tc . ,

4,

1922,

1926.


Las espectes chilertas del género Sturmia

ig i

Clave para las especies incluidas: 1.

C u n to c u b ie rta C u a iio c u b ie r to

s e g m e n to a b d o m in a l co n la m ita d b asal d e p o le n d o ra d o o a n a r a n ja d o .............. « g m c n to a b d o m in a l casi c n té ra m e n te d e p o le n p la te a d o . P a r a f r o n ta lia y p a ra -

fa c ia iia b ie n 2.

c u b ie rta s d e p o le n p la te a d o

..............

2

S.

p ic e iv e n m s (W a lk e r)

P a r a f io n t a lia y p a ra fa c ia lia e n te ra m e n te c a b ie rta s de p o le n d o ra d o . O oelares p resen tes y p ro c lin a d o 5 . T i b ia s m e d ia s co n u n a sola cerda c en tra l « n cl b o rd e a n te ro -d o rs a l .... ......................................... ■Por lo m e n o s la p a rte in f e r io r de la p a ra fro n * ta lía y to d a la p a ra fa c ia lia c u b ie rta s de p o le n p la te a d o . O eelares au sen tes. T i b ia s m ed ias co n

S. fe stiv a n . sp.

c u a t r o c erd as irre g u la re s « n cl b o rd e a n te ro -d o rs a l

S. in sig o is

1.

( W u lp )

S tu rm ia piccivcntris (W a lk e r).

T a c h in a p ic e iv o n tris W a lk e r 1 8 3 7 , T r a n s . L in n . S o c . L o n d c m 1 7 : 3 5 0 . M asiccifa p ic e iv e n tn s Au-scen 1 9 0 7 , A n n . M a g , N a t. H is t. ( 7 ) 1 9 : 3 2 9 . S tu r m ia p íc e iv e n tris .A ld rich 1 9 3.4, D ip t. P a t. Soc. C h ile 7 ( 1 ) : 1 3 9 ; p a rtim . h e m b ra ; nec, m a c h o .

L a descrip>ción original de W alker es enteram ente insuficiente. E n 1934, cl D r. A ldrich redescribió brevem ente el tip o que h ab ía exam inado previam ente en Londres, y creyó reconocer el m acho en tres ejem plares procedentes del S ur de C hile. E sta asociación de sexos es, sin em bargo, errónea, ya que los tres m achos m encionados pertenecen a S. insignis ( W u lp ) . E n la coilección del U . S. N a tio n al M useum se encontró u n ejem p lar hem b ra n o identificado que el presente au to r considera com o perteneciente a la especie de W alker y que a con tin u ació n se describe tra ta n d o de com pletar los caracte­ res publicados p o r A ldrich. H em b ra: 6.5 mm. C abeza: F ren te en el vértex 0 .4 1 3 del ancho de la ca­ beza. F ro n talia p ard o rojiza, de bordes paralelos, levemente ensanchada en la "región del ocellarium . P ara fro n ta lia poco m ás ancha q ue la fro n talia, superiorm ente cubiertá de polen p latead o m ás bien plúm beo que se va haciendo inás claro y b rillan te a m edida que desciende hacia la parafacialia. F ro n ­


152

Raúl Cortés P.

tales en hilera de 7 u 8 cerdas, de las cuales el par,_ superior es reclinado y los 4 pares inferiores sobrepasan el nivel antenal. Se presentan, además, 3 cerdas pseudo-frontales recli­ nadas y situadas fuera de la típica hilera frontal, una cerda orbital superior reclinada y dos orbitales inferiores proclinadas. Ocelares ausentes, ocellarium cubierto de pilosidad ne­ gra, un par de cerdas postocelares. Dos pares de verticales reclinados, los internos paralelos y los externos divaricados y 213 de la longitud de los internos. Facialia triangular, plana y cubierta de polen plateado ■claro; bordes faciales desnudos, excepto-en la región vibrisal: vibrisas fuertes, bien separadas y^ apicalmente decusadas. A n ­ tenas rojizas, insertadas poco por encima de la m itad del ojo y recorriendo los 4|5 de la facialia: prim er artejo corto, segundo alargado y con una mancha anular rojo anaranjada en el ápice, tercero negruzco, de bordes regulares y con la mis­ ma mancha anular rojiza del segundo artejo, pero en el ex­ tremo basai, y 1.8 veces la longitud del segundo. Arista café amarillenta y micropubescente, artejos basales cortos, tercero engrosado en la m itad basai y de allí aguzándose impercep­ tiblemente hacia el ápice.’ ParafaCiaUa más ancha que el tercer artejo antenal y cubierta de brillante polen plateado. Impresión mediana in^ conspicua y angosta. Epístoma ancho, en el mismo nivel de los bordes faciales y con el margen blanquizco. Proboscis corta y gruesa, labella desarrollada y con pelos amarillentos: palpos gruesos, amarillentos y cilindroídeos. n, Mejillas redondeadas, cubiertas de polen plateado y p u ­ bescencia negra, y 0.20 de la altura del ojo. Occiput y post-. mentum con pilosidad blanca. T h órax : negro, con bien marcadas fajas longitudinales de polen plateado, especialmente señaladas en los costados del thórax. Húme'ros y pleuras bien polinizados. Cbaetotaxia: acrosticales 3-3; dorsocentrales 3-4 ; h u ­ merales 4; post-humerales 3; presuturales 2 (casi de la misma longitud); notopleurales 2; supra-alares 3; intra-alares 3; post-alares 2; sterno-pleurales 2-2; pteropleurales 1, y otro piliforme y más corto. IPA L bien desarrollado, IPS ausen­ te. Propleura desnuda, bordes del prosternum finamente pi­ losos, sétulas infrasquamales ausentes. Escatelo: rojo, polinisada. Apicales suberect'as (subapicales) y decusadas, tres pares de laterales, siendo el par in ­ ferior el más desarrollado, un par de discales bien separadas. Postscutelo bien polinizado.


__________________Las especies chilenas del género Sturmia

183

A b d o m en : negro, casi enteram ente cubierto de polen platead o . Segm entos interm edios sin cerdas discales. P rim er segm ento negro sin polen, con u n p a r de m arginales medias y u n débil p a r de m arginales laterales; segundo, cubierto en lós 2[3 basales de polen p lateado que dorsa m ente afecta una fo rm a tria n g u la r y en los costados se presenta irregularm entc redo n d ead o ; el segm ento está tam bién provisto de u n p ar de m arginales m edias y dos pares de m arginales laterales. T e rc e r segm ento casi u niform em ente cubierto en lois 3 |4 b a­ sales de p o len platead o que en los costados tiene m arcados visos cenicientos; hilera m arginal de 10 cerdas. U n a líneia negra centro-dorsal que recorre el segundo y tercer segm ento divid e lo n g itu d in alm en te el polen de am bos segmentos. C u a r­ to segm ento, excepto en el ápice, enteram ente cubierto de po len platead o con u n ligero viso nacarado, y provisto de irregulares cerdas suberectas. V ien tre plom izo, sternites ocul­ tas, bordes sternales pilosos. P ita s : negras, fém ures y coxas polinizados. P u lv illi re­ ducidos y m ás cortos que el ú ltim o segm ento tarsal. Tibia.s m edias y posteriores rojizas. T ib ia s m edias con una cerda central en el b o rd e postero'-dorsal, cuatro en el borde anterodprsal, siendo la central la m ás desarrollada, y dos en el borde an tero -v en tra l. T ib ia s posteriores con cortas y u n i­ form es cerdas pectinadas. A las: su b h ia’inas, am arillentas en la base. V enas ro jizo am arillen tas. T ercera vena lo n g itu d in al con una sétula en la base.. E sp in a costal no desarrollada. Escamas blancas, con los bordes apenas am arillentos.. H alteres üniform em ente amatillén to s. ’ R edescrita en u n a hem bra, U . S. N . M ., E. C. Reed coll., C hile, sin m ayores indicaciones. Es posible que el ejem ­ p la r p ro v en g a de C oncepción y su fecha de captura sea an te­ rio r á 1910. L a especie h a po d id o ser reconocida gracias a la breve redescripción del tip o hecha p o r el D r. A ldrich en la referencia señalada. 2.

S tu rm ia festiva n. sp.

M ach o : 10 .0 -1 0 .5 m m . C abeza: fren te en el vértex 0.29 del ancho de la cabe­ za (p ro m ed io en dos ejem plares). F ro n talia café opaco, de ancho u n ifo rm e y bordes paralelos, ensanchándose suave­ m ente en la región del o.ceüarium. P ara fro n ta lia ligeram ente más' ancha que la fro n ta lia y densam ente cubierta de polen


Rsùl Cortés P.

dorado, que en la región del vértex es más oscuro. Frontales en hilera de 12 cerdas decusadas, los dos pares superiores re­ clinados, pero ni decusados ni divaricados, los p a t r o pares inferiores también reclinado,s y por debajo del nivel antenal. Hay, además, una hilera cxtrafrontal de cerdas más cortas y fina pubescencia negra que se hace más abundante en la parie superior de la parafrontalia. Ocelares presentes y proclinádos, un par de cerdas postocelares. U n solo par de ver­ ticales reclinados y paraleles. Facialia ancha y cubierta de polen plateado; bordes fa­ ciales arqueados y desnudos, excepto en la región vibrisal; vibrisas fuertes, bien separadas y decusadas. Antenas negras, insertadas por 'encima de lá mijad del ojo y recórríendo los 2|3 de la loyngitud de la facialia; primer artejo negro, corto y hundido, segundo negro, tercero igualmente negro, ligera­ mente más angosto en el ápice que en la base y 2,2 veces más largo que el segundo. Arista negra y micropubescente, arte­ jos baifales cortos, aunque diferenciados, tercero engrosado en la m itad-basai y de allí adelgazándose imperceptiblemente hacia el ápice. Parafaciaüa el doble más ancha que el tercer artejo antenal y densamente cubierta de polen dorado. Im presión med ’-ina angostíi, anteriormente ensanchada y cubierta de polen dorado más oscuro que el de la parafacialia. Epístom a an, cho, en el mismo nivel de los bordes faciales y con el margen blanquizco. Proboscis corta y gruesa, labella desarrollada y con pelos dorados, palpos normales, apicalmente am arillen­ tos pero basalmente infuscados y adornados de pelos cerdiformes negros. Mejillas redondeadas, cubiertas de polen do­ rado y fina pubescencia negra y 0.23 de la altura del ojo. Occiput y postmentum adornados, de larga pilosidad b lan­ quizca. T b ó rax : negro, con bien marcadas fajas longitudinales de polen plateado, más conspicuo en los costados que en el centro del níesonotc. Húmero y pleuras bien polinizados. • Chaetotaxia: acrosticales 3-3; dorsocentrales 3-4; hu­ merales 5; post-humerales 3; presuturales 2 (aproxim ada­ mente iguales) ; ' notopleurales 2; supra-alares 3; intra-alares 3; post-alares 2; sterno-pleurales 2-2; ptero-pleural 1, más corto que el sternopleural posterior, y otro piliforme. IPA L bien desarrollado, IPS ausente. Pjopleura desnuda, bordes del prosternum finamente pilosos, sétulas infrasquamales au­ sentes.


Las especies chilenas del género Sturmia

166

Escutelo: bien polinizando, con' cl apice rq jo an aranjado y la base negruzca. Apicales escutelares suberectas y decusa­ das, tres pares de fuertes laterales, u n p a r de cerdas discales. P ostscutelo cubierto de polen plateado, integum ento rojizo. A b d o m en : negro, los tres prim eros segmentos bien cu­ biertos de polen, m ientras el cuarto es anaranjado. Segmen­ tos interm edios sin cerdas discales. P rim er segm ento u n ifo r­ m em ente cubierto de polen plateado, sin m arginales medias, p ero CQn u n p a r de m arginales laterales. Segundo igualm ente cubierto de polen plateado que se hace m ás denso en el dorso y en los costados donde tom a la form a de m anchas irregular­ m ente cuadrangulares o redondeadas: sin cerdas discales, pero ' con u n p a r de m arginales m edias y o tro de m arginales late­ rales. T ercero com o el segundo, pero ligeram ente menos p o ­ linizad o s y las m anchas centro-dorsales y laterales de polen to m an d o form as m ás netas; hilera m arginal de m ás o menos 12 cerdas. C u a rto segm ento an aran jad o en color de fondo, m i­ tad basa! cubierta sin em bargo de polen dorado: irregulares cerdas .<;uberectas únicam ente en la porción apical ro jizo a n a ­ ra n ja d a desprovista de dich o {xilen. 'Vientre uniform em en­ te cubierto de p o len plateado m enos denso en el tercer seg­ m ento. P a ta s: oscuras, fém ures y coxas bien polinizados, tibias m edias y posteriores rojizas. P u lv illi alargados y am arillen­ tos; m ás largos que el ú ltim o segm ento farsal. T ib ia s medias con u n a cerda excéntrica en el bcírde postero-dorsal, o tra cen­ tra l en el b o rd e an tero -d o rsál y dos más cortas en el borde an tero -v en tra l. A las: subhialinas, rojizas en la base, venas rojizas. T e r ­ cera vena lo n g itu d in al con des sétulas en la base. 'Vena transvei.sal apical con ligera concavidad en la base. V ena tran s­ versal posterior, uniéndose a la cuarta lo n g itu d in al en el te r­ cio anrericjr. U ltim a sección de la q u in ta vena corta. E sp i­ na costal no desarrollada. Escamas blanco lechoso, bordes apenas am arillen to s: h á ’teres uniform em ente am arillentos. H o lc tip o : m acho, U . S. N . M .. Perales. E nero 1926, A. P irió n coll. P a r itip o : m acho, D . S. V ., A ngol, 11 N oviem bre 1939, W . H elm ke coll. L c c alid ad -tip o : Perales, prov. de V alparaíso, Chile. H em bra y huésped descqnocidos.


166

Raúl Cortés P.

3.

Sturmia insignis (W ulp) n. comb.

M anicera in sig n is W u l p

1882,

M isic era insignis W u l p

1883, T ijd s. E nt.

S t u r m i a piceivencris tim ,

m acho,

A ld rich ,

nee h e m b r a .

N ot.

Leyden

1934,

D ipt.

M us.

26; Pat.

-4:

85.

29. So.

C h ile

7. ( 1 ) :

139;

par-

^

Macho y hembra: 7.0-8.0 mm. (algunos ejemplares anormalmente pequeños miden alrededor de 4.5 a 5.0 mm.^ . Esta especie es prácticamente idéntica a S. piceiventrís, de la cual se diferencia en los siguientes caractereL^: en la hem­ bra los 213 superiores de la par^frontalia, incluyendo el oceestán cubiertos de polen ocràceo y la faja longitudi­ nal media (centro-dorsal) del mesoncto es también de polen ocráceo. M itad basal del cuarto segmento abdominal en am ­ bos sexos cubierta de polen dorado que se interrum pe breve­ mente én el centro. Costados del segundo y tercer segmentos abdominales en el macho de color rojizo. Chaetotaxia idén­ tica 3 piceiventris. La especie presenta algunas variaciones de colorido que son particularmente frecuentes en la hembra. A menudo és­ tas carecen del polen ocráceo que cubre la parte super.or de la parafrontalia, y la faja longitudinal del mismo polen que re­ corre el centro del mesonoto no es tan neta ni tan marcada como en otros ejemplares. El polen dorado de la base del cuarto segmento abdominal es. sin-embargo, constante en las hem ­ bras. En los machos este mismo polen basal dorado se presen­ ta a veces desteñido, aunque siempre distintamente dorado- o amari'lento. Localidad-tipo: Chile, F. M. van der W u lp de^cr., D ohrn coll., sin mayores indicaciones. Material estudiado: 2 machos, Angol, 20 enero 1930, D. S. Bullock coll., etiquetados por el D r. Aldrich como S. piceiventris; 1 hembra, Mendoza (Rep. A rgentina), A. Olivier leg. ("parásito en larvas Lepidóptera” ) , etiquetada por ,'\ldrich como S. insignis; 8 machos y 6 hembras. Angol, 22-28 -?nero 1934, D. S. Bu lock coll. ( “obtenidos de lar­ va de ' “Sphinx” ), etiquetados pon M r. J. R. M alloch como S. piceiventris: 1 macho, Angol, 8 diciembre 1934, H. S. N. coll.?: 8 machos y 8 hembras, Angol, 15 enero 1941, D . S. Bullock coll. ( “ 17 obtenidos de larva de Sphinx” ), etiauetados como Prosturm ia Tow nsend por M r. D. G. Hall. De estos últimos 16 ejemplares, 2 machos y 2 hembras se guar­ dan en las colecciones del Departam ento de Sanidad Vegeta!.


Las especies chilenas del género Sturmia

IffJ

Spécics d ub iae: B lep h atip eza a n d in a B igot 1888, A nn. Soc. E n t. F rance: 90. B lep h arip o d a an d in a B rauer 1897, Sitz. Kais. A kad. 106 (1 ) : 348. A paren tem en te u n a S turm ia, irreconocible p o r la des­ cripción de B igot. B rauer establece que el tip o ya estaba • sin cabeza en 1897. Es posible, sin em bargo, que la lo-ngitud <iel tercer arte jo an ten al m encionado p o r B igot ( “a lo m enos cu a tro veces el segundo” ) pueda indicar que esta especie p er­ tenece a u n género diferente. S antiago, noviem bre de 1944.



R E V IS IO N D E L O S M O L U S C O S T E R R E S T R E S Y JD E A G U A D U L C E P R O V IS T O S D E C O N C H A D E C H IL E P o r cl D r . W A L T E R A . B IE S E NL S a n tia g o .

I

PA RTE

A consetuencia de los resultados obtenidos p o r m edio de colecciones en las provincias de A tacam a, C oquim bo, A conca­ gua, S antiago y L lan q uihue, era o p o rtu n o hacer una revisión de los m oluscos terrestres y de agua dulce provistos de conchas de Chile. Los estudios en la provincia de L laquihue se han realizado con ocasión de la expedición de la C orporación de F o m e n tp a la región del río P uelo al S u r del Seino de R eloncaví en efl v eran o ,d el año 1944. Es cierto que estas con trib u ­ ciones a los conocim ientos de dicha fauna dejan incom pleto el m aterial de los m oluscos m encionados, puesto que no to m an en cu€nta la ,fa u n a de la reg'ón grande cintre S antiago y L lán quih u e — m ás o m enos una región de 1,000 kms. en dirección N orte-S ur. E n el fu tu ro esta parte de C hile el igualm ente la P atag o n ia occideintal al S ur de la provincia de L lanquihue, entreg arán m ateriales abundantes, porque dichas regibneis h ú ­ m edas ofrecen a los m oluscus un bionom o m ás favorable que el N o rte árido. Respecto a la fauna de tJstas partes de C hile m encionarem os los datos que figuran en las publicac'ones pre­ cedentes. . . .■ A u n q u e los resultados de eista revisión se presentan in ­ com pletos, su publicación aparece ju stif'cad a p o r la colección dp los datos m u y dispersos referente a la literatura sobre m o ­ luscos terrestres en Chile. Adem ás apareten conocim ientos im p o rtan tes respeicto a la distribución de las especies ya cono­ cidas y descripciones de algunas epecies y variedades nuevas.


J-JO

W alter A. Blese N.

La publicación de los materiales seguirá en series sucesivas. La primera incluye la familia A'mnicolidae T ryo n . Familia Amnicolídae Tryon.

Según Pylsbry (1911, p. 5 4 8 ), en Sud-América la fa­ milia Amnicolidae está representada por los géneros siguientes: Amnícola Gould 0 Haldemann, L íttoddina Souleyet, Potamopyrgus Stimpson, Idiopyrgus Pilsbry, Potamolithus Piisbry y Lithococus Pilsbry. De estas en Chile existen representan­ tes solamente de Littoridina Souleyeit y Potam olithus Pilsbry. L I T T O R I D iN A Souleyet. 1852. 18 3 9 . 1865. 1911.

Souleyet: V oyage a u tu r du M onde «xécute p e n d an t les années 1 8 3 6 et 1 8 3 7 su r la corvette L a B onite. Zoologie, II, p ág . 5 6 5 . P alud estrin a en p a rte D ’O rbigny. H eleobia S tim p so n : Reserches u p o n tbe H ydrobiinae, etc., pág. 4 7 . . P ilsb ry , p. 5 5 0 . H y d ro b ia y P alu d in a de v a tio s autores.

Para Sud-América Pilsbry (1911, p. 560) nom bra 26 .especies y variedades en total, de aquellas solamente 2 espe­ cies pertenecen a la región al Oeste de la Cordilleira. E n estas páginas se describen 18 especies o variedades nueivas de dicha parte de Sud-América. De esta manera las especies y variedadeis conocidas de Littoridina st aumentan a 44. Dichas 44 especies y variedades se pueden ordenar en dos grupos que se distinguen gracias a la construcción de la concha y de la abertura. Además los reipresentantes de los dos grupos están separados bien en lo que se refiere a su distribución y perte­ necen a regiones bien limitadas una contra la otra. Como typos dei los dps grupos se eligen las especies L. hatcheri Piis. y L. parchappi (d’O rb .). Los. caracteres p rin ­ cipales de cada grupo se pueden distinguir de la manera si­ guiente: L

Grupo L. hatcheri Pils. Formas chicas con 4-5 vueltas de espira, largo,' 2.5-3.8 mrii.; diámetro, 1.32.2 mm. Espira cónica, vértice! achatado. Aber­ tura en general con borde entero, romo y con lista de color más oscuro que la concha, en el interior varias veces con un depósito blanco. Excepciones existen, únicamente respecto a la construcción de la abertura en L. sublineata, gracilis, pachispira y compacta.


Revisión de los moluscos terrestres y de agua dulce

2.

' ^71

G ru p o L . pacchappi ( d ’O r b .) . F orm as más grandes, 5-8 vueltas de espira, largo, 3-9 m m .; diám etro, 1 .5 -4 m m . E spira esbelta ( “ turriform ei” ) , ra­ ras veces m u y poco cónica, vértice siempre p u n ­ tiagudo, es decir, jam ás achatado. A bertura con b o rd e afilado, no cerrado, sin lista de color, em el in terio r sin depósito. Excepciones existen so­ lam ente respecto a la construcción de la abertura en L . chim baensis y bruninensis. ■ L as regiones de la distribución de los dos grupos están bien separadas. E l g ru p o de L . hatcheri queda lim itado a la p arte S u r m ientras el g rupo L. parchappi ocupa toda la parte N o rte del continetnte. E n el oriente de la C ordillera, en A r­ gentina, dicho lím ite está bien m arcado y está situado entre el R ío N egro y el R ío S an ta C ru z. Las L ítto rid in as de la "fa u n a del R ío S anta C ru z ’’ de P iísbry perteneced al grupo de L . hatcheri exclusivam ente, n o 'h a y representantes del grupo L . parchappi eri dicha fauna. AI revés etn la "fau n a del R ío N eg ro ” , de P ilsb ry, y en la región m ás hacia el N o rte hasta Brasil y E cu ad o r existen únicam ente representantes del grupo L . parchappi. E n .la reigión del faldeo poniente de la C o rd i­ llera el g ru p o de L. hatcheri se extiende desde el R ío P uelo en el S u r h asta el R ío C ogotí en el 'N o rte , m ientras los re­ presentantes del g ru p o L . parchappi ocupan el N o rte desde P e rú hasta el R ío C h 9 apa com o lím ite en eil Sur. Es decir, en C hile la separación de los dos grupos no. es tan exacta com o en A rg e n tin a ; i a región entre el R ío C ogotí, én eil N o rte , y el R ío C hoapa, e n ;e l S ur (donde viven represen­ tantes de los dos grupos conjuntos) , tiene u n a extensión de 75 km s., m ás o menos, en dirección N orte-S ur. E n C hile la línea divisora entre los dos grupos está situada más al Nortei que en A rgentina. E l color de las conchas es blanco-verdoso en las especies que pertenecen al N o rte de Chile, m ientras las L ittoridinas en el S u r tienen conchas de color castaño claro a oscuro. So­ lam ente L . cu m in g ii (d ’O rb .) de C allao tiene tam bién color castaño. Sin du d a los colores claros de las L itto rid in as de la p arte N o rte de C hile están causados p o r las cond ciones que ofrtíce el clim a árid o y tal vez existen relaciones directas con el hecho de que el agua del R ío C opiapó y los otros ríos más al N o rte contiene en abundancia substancias de m inerales en suspensión. L a tab la siguiente de'muestra algunas medidas caracte­ rísticas de las 4 4 especies y variedades del género L ittoridina conocidas ah ora de Sud-Am érica, igualm ente sus distribucio­ nes a los dos grupos de L. hatcheri y L . parchappi.


172

Walter A. Blese N.


Revisión de los moluscos terrestres y de agua dulce

173

Según, la construcción dd la abertura se pueden ordenar las especies de cada g ru p o en la sub-división siguiente: ¿ Grupo L. hatcheri Pils. F o r m a s chicas, 4 - 5 v u e lta s d e e sp ira, la rg o 2 .5 - 3 .8 m m .. d iá m e tro 1 3 - 2 . 2 m m . E s p ira có n ica, v é r­ tic e a c h a ta d o . A ) a b e r tu ra c o n b o rd e e n te ro , ro m o , c o n Us­ ta d e co*lor o s c u ro , e n el in te r io r co n o s in d e p ó s ito .....................................................................

B ) a b e r tu ra co n b o rd e a fila d o , n o cerra d o , s in lista d e c o lo r, en el in te r io r sin d e p ó s ito ....

b a tc h e rí. sim p le x , p u elo en sis. o b tu s a , o b lo n g a , o b lo n ­ ga m in o t. c hoapaensis, c h o a p a e n á s m in o r,. c b o ap aen si 3 a lb o laW is. santi»* gensis. su b lin é a ta , gracilis, p ira , c o m p acta.

pacbis*

Grupo L. parchappí (d’Orb.). F o r m a s m ás g ra n d e s. 5*8 3 -9 m m ., d iá m e tro 1.5 * 4 ra ra á veces p o c o c ó n ic a s, gudo. A ) a b e r tu r a c o n b o rd e lista de c o lo r, e ñ el

v u e lta s de « sp ira , la rg o m m . E s p ira tu rr ifo rm e . v é rtic e «iempTe p u n tia ­ a fila d o , n o cerra d o , sin in te r io r s in d e p ó s ito ....

B ) a b e r tu ra c o n b o rd e e n te ro , ro m o , co n lista d e c o lo r o s c u ro ............................................................

p a rc h a p p í y. las o tra s espe* cies co n ex cepción d e la j n o m b ra d a s en B ) . chim baensis.- b ru n in e n s is.

Según el d b u jo de P ilsbry (1 9 1 1 , p. 6 2 8 ) en Argén-, tin a la extensión de L itto rid in a hacia él S ur eistá lim itada por el R ío S anta C ru z-R ío Chico, m ientras en Chile el líniite S ur de la extensión corresponde al R ío Aconcagua; Al p a­ recer P ilsb ry puso este lím ite S u t en C hile a consecuencia del descubrim iento de P h ilip p i — L . atacamensis ( P h i l .) , que pertenece a T ilo p o z o , Salina de A tacam a (vea fig. a) , y. se­ gún la noticia de C a y (1 8 4 4 , p. 1 3 6 ), quien nom bro L . cu m in q ii ( d ’O rb .) (vea fig. b) del V alparaíso. ' É l grande espacio entre los-dos lugares m encionados se rellena ah o ra en algo p o r el descubrim iento de L itto rtd m a en varios ríos de las provincias dei A tacam a y C oquim bo. A dem ás la existencia de L itto rid in a está docum entada en la región del R ío P uelo. E n esta m anera el lim ite Sur de la


174

W alter A. Biese N.

■oistribución de L ittoddina en Chile avanza mucho hacia el Suí — más al Sur del Seno de Reloncaví— , pero todavía que­ da más al Norte del líinite correspondiente en Argentina. La región chilena del Río Pueio corresponde más o menos a la región del Río C hubut en Argentina, que está situado entre la zona de la "fauna del Río Negro” y de la "fauna del Río Santa C ruz" de Pilsbry (1911, p. 5 1 5 ). Cieirto es que con este estudio la fauna de Littoridina en Chile todavía no se conoce p o r completo. Seguramente en. la Patagonia Littoridina sigue más al Súr del R ío Puelo, V entre el Río Mapocho y Llanquihue se eixtiende una zona húmeda de 1,000 kms. de largo e a dirección Norte-Su.r, dedonde no se conocen hasta ahora ni un individuo. T am bién al Norte del Río Aconcagua y Río Mapocho Littoridina deibe existir en lugares todavía desconocidos. No obstante ya se puede expresar que tampoco en la región húmeda la distritribución de Littoridina es uniforme, sino las especies viven en colonias limitadas como en islas de población. P o r ejem­ plo, alrededor de Salamanca Littoridina es común, pero fal­ ta en absoluto €n los esteros vertientes del Río Choapa y del Río Chalinga, que se han estudiado cuidadosamente. Aquí se encuentra Ancyíus y C alta ein las quebradas hasta 1,800 mts. de altura, mientras se han oísservado Littoridina sola­ mente en el Río Chalinga hasta 1,100 mts. de altura. En el Estero Chamisa, un confluente del Río Choapa quei nace 60 kms. más al Sur en el límite con la hoya hidrográfica del Río Petorca, se han observado Ancylus hasta 1,900 mts. de altura, pero Littoridina hace falta. Aunque bien eistudiado no se han encontrado Littoridina en el Río Ilíapel, en Illapel, 40 kms. más al Norponiente de Salamanca. Observaciones semeijantes existen respecto a los ríos confluentes del R ío Aconcagua en la región de San Felipe. En esteros y vertientes Ancylus y Galba aparecen aquí hasta 2,200 mts. de altura, pero respeicto a Littoridina estos lugares son estériles. En la región del Río Puelo las circunstancias son iguales. Los es­ teros confluptes en la parte inferior del Río Puelo m an­ tienen colon'as de Littoridina, mientras los estudios corres­ pondientes en la parte superior del Río Puelo no tenían éxito. Respecto a la distribución de las especies la Cordillera reipresenta una línea divisoria en dirección Norte-Sur. N in­ guna especie que pertenece a la región en el Hite de la C or­ dillera aparece en el Oeste, al revés ni una de las especies chilenas existe en Argentina.


Revisión de los moluscos terrestres y de agua dulce

175

L as 18 especies y variedades descritas en estas páginas son nuevas y pertenecen a localidades hasta ahora no cono­ cidas com o dom icilio de L itto cid in a ; en ninguna de las lo­ calidades existen especies ya conocidas. L . cum ingii ( d ’O rb .) señalada p o r G ay, de V alparaíso, queda dudosa respecto a la determ inación de la especie. E sta especie pertewece al C allao y aparece poco p ro b ab le que su distribución se extienda hasta el R ío A concagua, hacia el Sur. Seguram ente la L itto rid in a del R ío A concagua debe) representar u n a especie diferente de. L . cu n jin g ü ( d ’O r b .). C ierto es que la L itto rid in a del R ío M ap o ch o es m u y diferente de L . cum ingii ( d 'O r b .) . E n C hile se conocen 19 (2 0 ) especies y variedades de L itto rid in a , en total-:

/

"L itto rid in a atacamensis (P h il.) . ” ' bruninensis n. sp. chim baensis n. sp. choapaensis m in o r n. var. choapaensis f. albolabris n; form . com pacta n. sp. copiapoensis n. sp. copiapoensis costata n. var. ” coquim bensis n. sp. ” (? ) cw ningii (d ’O rb .) gracilis n. sp. limariensis n. sp. ” oblonga n. sp. ” oblonga m in o r n. var. obtusa n. sp. ‘ pdchispira n. sp. pueloensis n. sp. ” santiagensis n. sp. striata n. sp.

S egún las localidades las especies y variedadeis de L itto ­ ridina en C hile están distribuidas desde el Norte) hacia el Sur de la m anera siguiente: T ilo p o z o , Salina de A tacam a: L . atamensis. Q ueb rad a de la C him ba. A ntofagasta: L . chimbaensis. R ío C o piapó, C o p iap ó : L . striata, L . copiapoensis, L . copia­ poensis costata. R ío Huasco, V a llen a r: L . limariensis. ■ R ío L im arí, O valle: L . limariensis. L . coquirpbensts. R ío C ogotí, p arte su p erior: L . choapaensis m inor.


176

W alter A. Blese N.

Rio Choapa, Salamanca: L. choapaensis, L. choapaensis albolabris. Rio Chalinga: L. choapaensis, L . choapaensis albolabris,, L . choapaensis minor, L. bruninensis, L. compacta. Rio Aconcagua, Valparaiso: X. (¡') cumingii. Rio Mapocho Estero Dehesa, Barnechea: L. santiagensis. Rio Puelo, Puelo Alto: L. pueloensis L. oblonga m inor L. gracilis. Rio Puelo', Los Canelos : L. pueloensis, L. oblonga, L. obtusa, L . gracilis, L. pachispira. En generai en las lòcalidades de Chile, Littoridina pre­ fiere esteros y arroyos de caudal reducido y corriente ráp da, jamás se han observado Littoridina en aguas tranquilas o de poca corriente. Rios abiertos con alta corriente también son evitados, solamente una vez em Ovalle se encuentra Littoridina en el brazo principal del Río Limarí. Generalmente los in­ dividuos viven aislados; üero en arroyos cubiertos de montes «ixisten colonias de cientos d e . individuos. Los animales se «ncuentran pegados a la parte inferior de piedras opuestas a la corriente. Si está a disposición Lífforicíína prefiere m a­ dera podr'da y totora podrida. Los ejemplares originales de las especies y variedades nuevas descritas y reproducidas en este estudio están deposita­ das en el Museo Nacional de Chile en Santiago. LITTORIDINA LIMARIENSIS n. sp. F ig .

1.

Concha delgada, torriforme, vértice püntiagudo, ombligo n o perforado. Color blanco-verdoso. 5 l|4 vueltas de es­ pira, bastante convexa. Sutura bastante profunda. Superñcie lisa, líneas de crecimiento finas. Abertura ovalada, algo prolongada hacia abajo, algo oblicua. Borde de la abertura no cerrado, afilado, sin lista de color, algo doblado hacia afuera solamente al lado de la colúmela. Largo: 5 m m .; diámetro: 2.5 mm .; abertura largo; 2 O m m .; ancho: 1.2 mm. Procedencia: T y p o Río Limarí, Ovalle; Rio Huasco, V?llenar. Relaciones: Las proporciones, abertura más ancha, vuel­ ta; más convexas y suturas más profundas distinguen eUta «specie de L. cum ingii (d'Orb.J y L. australis (d ’O rb.). L .


Revisión de los moluscos terrestres y de agua dulce

177

«

atacamensis (P h il.) es m ás chica, abertura m ás larga, últim a vuelta de espira m ^s larga que en L. limariensis. * L IT T O R ID IN A

C O Q U I M B E N S IS F ig . 2.

n . sp.

C o n ch a delgada, to rriform e, vértice puntiagu do, o m b li­ go no p erfo rad o . C o lo r blanco-verdoso y blanco-café. 5 1|26 1¡4 vueltas de espira (1 ejem plar de 6 3]4 v u e lta s ),, poco convexas. S u tu ra poco p ro fu n d a, con hilo blanco. Lincas de crecinviento finas, en la últim a m edia vuelta m ás gruesas. A b e rtu ra ovalada, no oblicua. B orde de la abertura afilado, n o cerrado, sin lista de color, algo doblado hacia afuera al lad o de la co’um ela. O pérculo delgado, costillas de la parle su p erio r gruesas, ram ificadas, núclcQ en el q u in to inferior cerca de la colum ela. L arg o : 3 .8 -4 .5 m m .; diám etro: L 8 -2 .2 m m .; abertura larg o : 1.3 -1 .8 m m .; ancho; 1.7-1.0 m m . (el ejem plar der 6K vueltas de espira m ide: largo: 5 m m . ; diám etro: 2.5 m m . ; ab e rtu ra largo 2 .Ó m m .; ancho: 1.0 m m .) . Procedencia; T ip o R ío L im arí, Ovalle. Relaciones: E x isten relaciones con L . cum ingii (d ’O r b .), p ero L . c u m in g ii, es m ás esbeilta, tiene color castaño oscuro, vueltas de la espira m ás altas, borde de la abertura fuerte­ m ente d o b lad o hacia afuera. E n L . limariensis las vueltas do espira son m ás convexas y m ás altas, abertura más ancha y oblicua, líneas de crecim iento m áá finas. L . australis ( d ’O rb .) aparecei sem ejante, pero es m ás larga y tiene hasta 8 vueltas de espira. L IT T O R ID IN A

C H IM B A E N S IS F ig . 3.

n.

sp .

C o n ch a delgada, torriform e; vértice puntiagudo, o m b li­ go algo perfo rad o . V értice ro íd o en varios ejemplares. C o le r blanco-verdoso. 5^5 114 vueltas de espira, convexas, con cantos sobrios en là p arte superior y en la parte inferior. S u ­ tu ra p ro fu n d a, con h ilo fino. Superficie con líneas de crecí-, m iento sum am ente finas y casi invisibles, pero en trasparen­ cia aparecen- líneas radiales finas. Estas líneas radiales exis­ ten ya en la segunda vuelta y siguen hasta la abertura,^ pero poco visibles en varios casos. A b ertu ra esbelta, ovalada,* poco oblicua. B orde de la abertura entero, form a en la parte su­ p erio r un ángulo obtuso colocado a la penúltim a vuelta. B o r­ de la ab ertu ra rom o, con lista de color café, 'algo doblado ha-


178

W alter A. Blese N.

d a afuera al lado de la columela. Opérculo con costillas finas, en la parte superior más gruesas. Núcleo en el tercio inferior cerca de la columella. Largo: 3.7-4.0 m m .; diámetro: 2.0-2.1 m m .; abertura largo: 1.7-1.8 mm .; ancho: 1.0-1.1 mm. Procedencia: T ip o Quebrada de La Chimba, A ntofa­ gasta. 5. Relaciones: L. chimbaensis se distingue de las especies del grupo de L. parchappi por la construcción de la abertura, de las especies del grupo L. hatcheri con abertura construida igualmente por la forma. L. bruninensis con caracteres igua­ les como L. chimbaensis no es tan esbelta y diferente respecto a color y escultura. Según las proporciones L. chimbaensis er semejante a L. bertoniana Pils. de Perú, pero ella es más ' esbelta, las vueltas dei espira son menos convexas y la sutura menos profunda. L. kuesteri (Strabei) de M endoza .tiene medidas semejantes, se distingue en construcción dei la abertura, color y escultura. Í -IT T O R ID IN A

B RU TTO IEN SIS n . sp. F ig. 4 .

Concha delgada, torriforme, vértice puntiagudo, ombli­ go no perforado. Color castaño claro, en la sutura una lista fina oscura. 5 1 2 vueltas de eispira, poco convexas. Sutura poco profunda. U ltim a vuelta muy alta. , Superficie algo bril ante, líneas de crecimiento sumamente finas. A bertura ovalada, oblicua. Borde entero, romo, con lista de color café oscuro, algo doblado haicia afuera al lado de la columela y en la parte inferior; forma arriba un ángulo colocado en la penúltima vuelta. Opérculo con costilla gruesa al margen de la columel? y ramificada tres veces, costillas en la parte infe­ rior más finas. Núcleo en el quinto inferior cerca de la co­ lumela. Largo: 4.5 m m .; diámetro: 2.6 m m .; abertura largo: 2.0 m m .; ancho: 1.6 mm. Procedencia: T ip o Río Chalinga, Hacienda La Brutti­ na, Salamanca. Relaciones: Vecino de L. chimbaensis (veta las noticias referentes de L. chimbaensis). L . bruninensis se distingue de L. choapaensís y sus variedades por la forma y las propor­ ciones, además la abertura es más larga respecto al largo de la concha. L. bruninensis es más rara que L. choapaensis.' '


Revisión de los moluscos terr'éstres y de agua dulce

L IT T O R ID IN A S T R IA T A F ig . 5 .

179

n . sp .

C o n ch a delgada, to rriform e, vértice puntiagudo, pm bligo n o p erfo rad o . , C o lor blanco-m oreno. 5 l |2 - 6 1|2 vueltas de espira, poco convexas. S utura poco pronunciada. Líneas ide crecim iento finas. E n el centro de la ú ltim a vuelta — en p artes tam b ién en la penúltim a vuelta— , u n a venda que se com pone de 10 estrías espirales m uy finas, situadas d en tro de la m asa de la concha, que son visibles solam ente en trasp a­ rencia. D ich a Venda se term ina poco antes de la abertura. A b e rtu ra ovalada, n o oblicua. B orde de la abertura afilada, n o cerrado, sin lista de color, algo doblado hacia afuera al •lado de la colum ela y en la p arte inferior. L arg o : 4 .3 -5 .0 m m .; diám etro: 2 .0-2.3 m m ;; abertura larg o : 1 .8 -2 .0 m m .; ancho: 1.0-1.1 mrn. Procedencia; T ip o C anal Ojancos, R ío C opiapó, C o­ piapó. Relaciones: T ien e relaciones con L . coquim bensis, pero es m ás esbeilta. L . coquim bensis no tiene la venda espiral. L IT T O R ID IN A

C O P IA P O E N S IS

n.

sp .

Fig. 6.

C o n ch a m ás bien gruesa, algo cónica, vértice p u n tia g u ­ do, o m b lig o n o perfo rado. C olor blanco. 5 l|4 -5 112 vuel­ tas de espira, algo convexas. S utura no m uy p ro fu n d a, con h ilo . oscuro. Superficie algo brillante. A bertura ovalada, algo oblicua. B orde de la abertura afilado, no cerrado, algo d o b lad o hacia afuera al lado de la columela. L arg o : 3 .3 -4 .2 m m .; diám etro: 1.7-2.0 m m .; abertura larg o : 1.3-1.5 m m :; ancho: 0 .8 -1 .2 mm. P rocedencia: T ip o C an al O jancos, R ío C opiapó. Cop iap ó . . R elaciones: T ie n e relaciones con L . chimbaensis, pero esta especie tietae ab ertura más esbelta, borde rom o, entero y lista d,e color. L IT T O R ID IN A

C O P IA P O E N S I S

v a r.

CO STA TA

n.

var.

Fig. 7.

E n los caracteres principales corresponden a L . ,copiapoensis, p ero aparece algo más com prim ida. Su rasgo carac­ terístico m ás im p o rtan te la form an las costillas radiales rela­ tivam en te gruesas y abotagadas, que ad o rn an todas las vuei-


18C

W a lte r A. Biese N.

tas con excepción de la primera. Ejemplares con costillas menos pronunciadas, se puede distinguir con dificultad de L. copiapóensis. 5 1|2 vue'tas de espira. Largo: 3.7 m m .; diámetro: 2.0 m m .; abertura largo: 1.5 mm.; ancho: 1.1 mm. Procedencia: T ip o Canal Ojancos, Río Capiapó, Copi.-'pó L I T T O R ID I N A C H O A P A E N S IS Figs. 8 , 9 y 10.

n.

sp.

Concha delgada, cónica, vértice achatado, ombligo no perforado.. Color castaño claro. 4 l¡2-4 3]4 vueltas de espi­ ra, convexas. Sutura profunda. Superficie brillante, líneas de crecimiento muy finas, en partes en la últim a vuelta algo más gruesas. La última vuelta puede ser hinchada (véase fig. 9 ), y en esta manera se producen formas niás compri­ midas. Pero existen todas las transiciones a las formas nor­ males más esbeltas. Los individuos con 'a últim a vuelta h in ­ chada son respecto a este carácter, muy semejantes a L. cboapaensis minor. Abertura ovalada, ángulo superior apehas marcado, oblicua. Borde de la abertura entero, remo, con lista de color café oscuro, algo doViado hacia afuera. E n el interior sin depósito. El labio inferior está pegado por más de la mitad a la vuelta anterior, ángulo superior no suelto. Opércu o en la parte superior con numerosas costillas finas, en .la parte inferior una costilla gruesa fuertemente encorva­ ba. Núcleos en el tercio inferior cerca de la columela. Largo: 3.2-3.3 mm.; diám etro: 1.8-2-2 m m .; abertura largo: 1.3-1.4 mm.; ancho: 1.1-1.2 mm. Ejemplares anormales de Zapalla'r, Río Chalinga (véase fig. 10)., que aparecen raras veceis, tiene *tam año norm al o alcanzan con 5 vueltas dé espira un largo de 3.7-3-8 m m .; diámetro: 2.0-2.2 mm .; abertura largo; 1.2 mm .; anchó: 1.’ .mm. En comparación con las proporciones de la últim a vuelta la abertura está estrechada, pero no seiparada (la misma tendencia de la evolución se representa también es los indi­ viduos con la última vuelta hinchada). Anormalidades seme­ jantes ha observado Pilsbry en L. hatcheri Pils. Procedencia: T ip o Río , Choapa, Salamanca: Hacienda La Brunina, Río Chalinga; Zapallar, Río Chalinga (l.lO O m .) , Relaciones: Semejante a L. sim plex Pils., pero construc­ ción de la ay&rtura diferente; en prim er lugar la abertura es


Revisión de los moluscos terrestres y de agua dulce

181

sumamcintc corta en com paración con cl largo de la concha (ir. u y característico tam bién p ara las variedades de L . choa­ paensis es algo m ás esbelta, color más rojizo, suturas más p ro fü n d a s que en L . sim plex, tam bién fa lta n las líneas espi­ rales transparentes. ' L IT T O R ID IN A

C H O A P A E N S IS f o r m i F ig . 1 1 .

A L B O L A B R IS

n.

fo r m .

E sta fo rm a no se distingue claram ente de L . choapaen­ sis, y n o representa m ás quei una variedad local causada p o r el su b strato . L a concha es algo m ás firm e como eh 1,. choa­ paensis, pero n o h ay diferencias en la construcción. C olor córneo claró h asta castaño claro. Superficie bril ante, pero siem pre con u n depósito negro o café oscuro. Peo: esta razó n la concha aparece inuy oscura hasta con color negro-azul. L íneas de crecirniento relativam ente gruesas. 4 3 |4 -5 vueltas de espira. S u tu ra p ro fu n d a, con hilo blanco delgado. A ber­ tu ra ovalada, oblicua, sum am ente chica, ángulo superior -m e­ j o r m arcado que én L . choapaensis. B orde dé la alsertura en­ tero, rom o, m ás gruesa que ein L.. choapaensis, lista de color café oscuro h asta negro. E n el interior con depósito' cal-oso, blan co -azu l, angosto, delgado. . B orde algo doblado hacia' afuera, con excepción de la- parte superior. O pérculo en la p a rte su p erio r 4 costillas gruesas, cuyos dos inferiores están ram ificádas; costillas de la parte inferior rhuy finas. N úcleo en cl cuarto in ferio r cerca de la colúmelaL arg o : 3 .3 -3 .5 m m . ; diám etro: 2 .2 -2 .3 m m . ; abertura larg o : 1 .3 -1 .5 'm m .; ancho: 1.0-1.3 m m . E jem plares anormaleis de 'Z apallar, R ío C halinga, que aparecen raras veces, pueden ser algo m ás grandes y tiene« el labio ex terior algo pro longado. P o r esta razó n en el perfil cl bordei aparece convexo (véase fig. l i a ) . Procedencia: T ip o R ío C halinga, Z ap allar (1 0 0 ín .) ; R ío .C h o a p a , S alam anca; Q uebrada Consuelo, Salamaíica. E n la Q uebrada C onsuelo, Salam anca, la form a no está m ezclada’ con o tras variedades de L . choapaensis, en el R ío C ho ap a y en el R ío C halinga está.acom pañada de L . choapa­ ensis y L. choapaensis m inor. E n las localidades nom bradas últim am en te la fo rm a no aparece distinguida claram ente de L . choapaensis, p o rq u e existen transiciones respecto a los ca­ racteres decisivos.


182

W alter A. Biesa N. L I T T O R ID I N A C H O A P A E N S IS var. M IN O R n . v»r. Figs. 12 y 13.

Concha delgada, cònica, vèrtice achatado, ombligo no perforado. Color castaño claro. 4 1J2-4 3j4 vueltas de es­ pira, convexas, sutuira bastante profunda. U ltim a vuelta h in ­ chada. Superficie algo brillante, líneas de crecimiento muy finas. Abertura ovalada, oblicua, ángulo superior apenas marcado. Borde de la abertura entero, romo, lista de coior café oscuro, en el interior sin depósito. El labio interior está pegado con la cuarta parte a la vuelta anterior, ángulo supe­ rior suelto. Opérculo: en la parte superior costillas finas poco encorvadas, las costillas en la parte inferior bien encor­ vadas. Núcleo en el quinto inferior cerca de la columela. Largo: 2.S-2.9 mm .; diámetro: 2.0 mm .; abertura largo: 1.3 m m .; ancho: LO mm. Procedencia: T ip o Río Cogotí, cerca de la desemboca­ dura de la Quebrada Tenca; Río Chalinga, Zapallar (1,100 m .). Relaciones: L. choapaensis minoc tiene contorno seme­ jante a L . atacamensis (P h il.), pero se distingue bien claro por los caracteres de la abertura. Relaciones estrechas existen con L. pueloensis y L. obtusa,, pero son diferentes en forma de la espira y de la abertura.' En el Río Chalinga esta varie­ dad aparece mctzclada con L. choapaensis típica, siempre está separada bien por el tamaño de la concha y no existen transi­ ciones. Ejemplares con 4}/2 vueltas de espira alcanzan 2.82.9 mm. de largo, otras con 4J^-4^^ vueltas de espira sola­ mente 2.5 mm. de largo. En el Río Cogotí L. choapaensis minar no está acompañada de otras variedades de L. choapaensis. La fig. 13 representa un ejemplar anormal del Río C o­ gotí algo más esbelto. La abertura sobresale del contorno de la, espira, pero no se separa de la penúltima vuelta. L I T T O R ID I N A P U E L O E N S IS n. sp. Fig. 14.

Concha delgada, cónica, vértice achatado, ombligo algo perforado. Color café claroj. 4 3|4 vueltas de espira, algo convexas. . Sutura de profundidad sobria. Líneas de creci­ miento muy finas. Abertura ovalr.da, poco oblicua Borde de la abertura entero, romo* lista de color café oscuro, en el interior con depósito calloso, angosto, delgado, de co'or


Revisión de los moluscos terrestres y de agua dulce

183

b lan co -azu l. A n g u lo superior obtuso. E l labio in terio r está pegado p o r u n q u in to de su largo a la vuelta anterior. O pércu lo con costillas raras, poco encorvadas y ram ificadas de vez en cuando. Núclcc) en el cuarto in ferio r cerca de la colum ela. L arg o : 3 .2 m m .; diám etro; 1.9 m ní.; abertura largo: 1.2 m m .; an cho: 1.0 m m . P rocedencia: T ip o Los Canelos, R ío P uelo, Puelo A lto. - R elaciones: Sem ejante a L . hatcheri Pils., pero m ás es­ belta, su tu ra m ás p ro fu n d a. L a ú ltim a vuelta no se ensancha hacia la ab e rtu ra com o e:n L . hatcheri. L . hatcheri Es de color m ás oscuro. L . pueloensis no deimuestra el hilo fino en la su­ tu ra de las últim as vueltas, tam poco el labio exterior p ro lo n ­ gado, q u e fo rm a n caracteres específicos de L . sim plex. L IT T O R ID IN A O B T U S A F ig . 1 5 .

n . sp.

C o n ch a gruesa, cónica, vértice achatado, om bligo no p erfo rad o . C o lo r café oscuro. 4 -4 1|2 vueltas de espira, apenas convexas. S u tu ra de p ro fu n d id a d insignificante. L í­ neas de crecim iento m uy finas. A b ertu ra ovalada, apenas oblicua, án g u lo su p erior obtuso. B orde de la abertura ente­ ro, rom o, lista de color de violeta, en el in terio r con depósito tran sp aren te, angosto, delgado. B orde algo do b lad o hacia afu era en la p arte in ferio r y en el labio exterior. E l labio in ­ terio r está pegado p o r m ás de la m itad a la vuelta anterior, án g u lo su p erio r n o suelto. L a rg o : 2 .4 -2 .9 m m .^ diám etro; 1.2-1.9 m m .; abeirtura larg o ; 1.1-1.3 m m .; ancho: 1.0 mm. P rocedencia; T ip o Los Canelos, R ío Puelo. Relaciones: M ás chica, más com prim ida que L . pueloen­ sis. ú ltim a vuelta de espira extraordinariam ente alta ( 4 / 5 del largo de la concha) , sutura m enos p ro fu n d a, abertura mdnos oblicua. L IT T O R ID IN A O B L O N G A F ig . 1 6 .

n.

sp.

C oncha gruesa, cónica, vértice achatado, om bligo no p erfo rad o . C o lo r café claro. Líneas de crecim iento m uy finas. 4 314-5 vueltas de espira, convexas, las dos últim as vueltas con canto o b tuso deibajo de la sutura, últirria vuelta algo h inchada. S u tu ra p ro fu n d a, la sutura*de las dos últim as vuel-


Walter A. Biese N.

184

tas más profunda que en las vuc.tas 'anteriores, pero apenas más oblicua. Abertura ovalada, oblicua, ángulo superior bastante obtuso. Borde de la abertura entero, romo, lista de color de violeta, en el interior con depósito transparente, del­ gado, angosto. El labio interior está pegado por un cpinto de su largo a la vuelta anterior, ángulo superior suelto. Borde algo doblado hacia afuera al lado de la columela. Opérculo sin costillas, adornado solamente por 3 nudos irregulares en el ángulo superior. Largo: 3.7 mm .; diámetro; 2.2 mm .; abertura largo: 1.6 m m .; ancho; 1.3 mm. Procedencia; T ip o Los Canelos, Río Puelo. Relaciones: Pilsbry (1911, pág. 554) ha descrito ejem­ plares anormales de L. hatcheri Pils. cuya últim a vuelta se dobla fueirtemente hacia abajo, y por este modo la abertura se separa de la penúltima vuelta (Pilsbry, 1911, tab. 42, fig. 1 1-13). L. oblonga no es anomalía de L. pueloensis de la misma localidad, porque la construcción de la últim a vuelta es absolutamente regular en numerosos eijemplares, y no exis­ ten ejemplares con abertura separada de.la penúltima vuelta. P.Oi este motivo no existen formas transitorias, que ein el caso de anomalías se deben esperar. P or la construcción de las vueltas de espira y por las diferencias respecto a profundidad e inclinación dei la sutura se puede distinguir sin duda alguna ejemplares jóvenes de L. oblonga de ejemplares de igual edad de L. pueloensis. P o r esta, razón la cohstrucción de la últim a vuelta de L. oblonga íls carácter bien definido, de esta especie. L. oblonga se distingue de las formas anormales de L. hatchiri en la manera igual que L. pueloensis de L. hacheri Pils. L I T T O R ID I N A

O B L O N G A var. M IN O R F ig . 1 7 .-

n.

var.

Concha delgada, cónica,, vértice achatado, om bligo no perforado. Color café claro. 4 l|2 -5 ‘ vueltas de espira, to­ das las vueltas con canto debajo de la sutura, convexas. Su­ tura profunda, en la últim a vúelta algo más profunda que en las anteriores. Superficie alga brillante, líneas de crecimien­ to en partes algo gruesas. Abertura ovalada, fuertemente oblicua, ángulo superior bien miarcado., Borde de la abertura entero, romo, lista de color algo más oscuro que el color de la concha. En el interior sin depósito. B1 labio interior está pegado con un octavo d* su largo a la vuelta anterior, ángu­ lo superior suelto.


_________________ R e v is ió n d e los m o lu s c o s t e r r e s tr es y d e a g u a d u lc e

185

L arg o : 2 .5 -2 .9 m m .; diám etro: 1.9-2.0 m m . ; abertura larg o : 1 .2 -L 4 m iñ .; ancho; LO -1.2 m m . P rocedencia: T ip o Pueüo A lto, R ío Puelo. R elaciones; L . oblonga m in o r vive co n ju n to con Lpueloensts, pero no con L,. oblonga. Respecto a la discusión si L . oblonga m in o r represente una form a anóm ala de L. pueloensis h ay que referirse a lo dicho sobre L . oblonga. A de­ m ás, resulta que L . oblonga m in o r con núm ero igual de vuel­ tas de espira que L . pueloehsis tiene tam bién igual tam año, pero ejemplareis anorm ales con la ú ltim a vuelta doblada hacia a b a jo deben ser m ás largos (com o en realidad se puede obser­ v a r en los ejem plares anorm ales de L . hatcheri P ils .) . D e igual nu m ero desvueltas dei espira L . oblonga m in o r es p o r 0 .8 -1 .0 m m . rriás co rto — es decir p ó r más o m enos 25 % — que L . oblonga. L I T T O R I D I N A G R A C IL IS F ig . 1 8 .

m. sp.

C oncha delgada, cónica, vértice, achatado, om bligo nò p erfo rad o . C o lo r café claro. 4 314 vueltas de espira, . poco convexa. S u tu ra de poca p rofundidad. Superficie algo b ri­ llan te, líneas de crecim iento finas. A bertura ovalada, o b li­ cua. B orde de la ab ertura afilado, n o cerrado, sin lista de color, en el in te rio r sin depósito, dqblada hacia afuera sola­ m ente al lado de la columela. L arg o : 2 .9 -3 .1 ; diám etro: 1.9 m m .; abertura largo; 1.fi m m .; an cho: 1.1 m m . Procedencia: T ip o Los Canelos, R ío Puelo, Puelo A lto. Relaciones: Es vecino dei L . sublineata Pils., pero es m ás chica, su tu ra m enos p ro fu n d a, abertura más esbelta. Adem ás fa lta el callus p arietal y las estrías espirales de la últim a vuelta, que fo rm a n caracteres específicos de L. süblineata Pils. L I T T O R ID I N A P A C H IS P IR A F ig . 19.

n. sp.

C o n ch a delgada, cónica, vértice achatado, om bligo n o p erfo rad o . C o lo r café. 4 1|2 vueltas de espira, algo conve­ xas. S u tu ra de p ro fu n d id a d sobria. L a ú ltim a vuelta ocupa 3 |4 del larg o de la concha, la penúltim a vuelta con canto de­ b a jo de la su tu ra. Superficie algo brillante, líneas de creci­ m ien to b astan te gruesas. A b ertu ra c v a ’ada, poco oblicua. B ord e de la ab ertu ra afilado, no cerrado, sin lista de color.


135

W a l t e r A . Biese N .

en el interior sin depòsito, en la parte inferior y al lado de la columela doblado hacia afuera. Largo: 3.4 mm.; diámetro; 2.0 mm.; abertura largo: L 8 mm. : ancho: 1.3 mm. Procedencia: T ip o Los Canelos, Río Puelo. Relaciones: L. pachispira es más grande, inás cónica que L. graciUs. La altura extraordinaria de la última vuelta repreisenta un carácter específico, que distingue L. pachispira también de L. sublimata Pi7s. claramente. Además L. pqchispira no demuestra las estrías espirales de la última vuelta como L. sublineata Piís. L I T T O R ID I N A C O M P A C T A n. sp. Fig. 20.

Concha más bien, firme, cónica, -vértice achatado, om bli­ go no perforado. Color café claro. 4 3|4-5 vueltas de espira, poco conveJcas. Sutura de profundidad insignificante, últim a vuelta algo hinchada, ocupa casi 3Í4 de’ largo total de la concha. Superficie algo brillante, líneas de crecimiento’ finas. Abertura esbelta, ovalada, algo oblicua. Borde de la abertu­ ra afilado, no cerrado, sin list^ de color, algo doblado hacia afuera en lá parte inferior y al lado de 'a columela. Callus parietal angosto. Opérenlo con costillas muy finas, fuerte­ mente encorvadas. Núcleo en el cuarto inferior cerca de la -columela. Largò: 3.4-3.8 m m .; diámetro: 2.1-2.2 m m .; abertura • largo: 1.5-1.6 mm.; ancho: 1.0-1.1 mm. Procedencia: Zapallar, Río Chalinga (100 m .) . Relaciones : L. compacta es caracterizada por su forma comprimida y la abertura chita, sumamente estrecha. Las proporciones y la relación entre largo de la abertura y largo de la concha distinguen bien L. compacta de L. gracilis y L. pachspira respectivamente, que en los más caracteres apa­ recen semejantes (especialmente respecto a la relación entre . altura de la última vuelta y largo de la concha). L. sublineata Pils. es más chica, no tan esbelta, abertura más alta y mas ancha, última vuelta más corta. A L. compacta faltan las estrías espirales que son características para L. sublineata. L . picium (d ’Orb.) demuestra la abertura con caracteres iguales, que L. compacta, pero forma 6 vueltas de espira por el ta­ maño igual que L. compacta y tiene el vértice puntiagudo. L. atacarhensis (Pils.) els más chica, vértice puntiagudo; L. cum ingii (d.O rb.) es más larga y más esbelta que L. com-


Revitión de los moluscos terrestres y de agua dulce

18T

c/?oapaensís y sus v aried ad es del m ism o lu g a r se d is tin g u e n p o r la c o n stru c c ió n de la a b e rtu ra y elem entos ca­ ra cterístico s del la co n stru c c ió n d e la co ncha. R especto a las relaciones co n L . bruninensis h a y q u e d ecir lo m ism o. L IT T O R ID IN A

S A N T IA G E N S IS F ig . 2 1 . .

n . sp.

C o n ch a delgada, cqnica. V értice achatado, om bligo no p erfo rad o . C o lo r am arillo-café claro. Superficie b ril’ante, p ero en general en le s individuos adultos cubierta con un de­ p ó sito de co lo r café oscuro que deja aparecer la concha con colo r café oscuro. E n varios casos toda la superficie con h o ­ yuelos que representan rastras de roer. Líneas de crecimien­ to algo gruesas. 4 - 4 , 1|2 vueltas de espira,, convexas, la ú ltirna vuelta. ocup4 3 |4 del largo de la concha, pero no aparece h inch ad a. S u tu ra bastante p ro fu n d a. A bertura ovalada, obli­ cua, án g u lo su p erio r bien m arcado. B orde de la abeirtura en­ tero, sum am ente angosto, de color blanco aligo café. L abio ex terio r .prolongado en el cu arto superior; p o r esta razón, en el perfil, el labio aparece encorvado en form a de u n S. L abio in te rio r d o b lad o hacia afuera de bastante anchura en la m itad inferio r. V isto de arriba se observa el depósitoi b lanquillo y en esta p arte la lista de color del borde aparece blanc 9 (a u n ­ que en realidad es de color café o s c u ro ). L a m itad superior del lab io in terio r está pegada a la penúltim a vuelta, ángulo s u i^ r ia r n o suelto. O pérculo con costillas m uy finas apenas visibles. N úcleo en el q u in to in ferio r cerca de la columela. L arg o : 2 .8 -3 .1 m m .; diám etro: 1.9-2.2 m m .; largo: 1.4 -1 .6 m m .; ancho: 0 .9 -1 .2 m m . P rocedencia: T ip o Estero Dehesa en la desembocadura al R ío M apocho, al pie del Ceirro M anquehue, Barnechea ( 6). . R elaciones: L . santiagensis se distingue de sus congéne­ res del g ru p o de L . hatcheri p o r la construcción de la abertura. E l labio in terio r do b lado hac;ia afuera de bastante anchura fo rm a un carácter específico que. es com ún para las eispecies con borde de ab ertu ra no cerrado. El labio exterior pr.olon-gado se h an observado tam bién en L . hatcheri y L. sim plex. pero ein dichas especies la abertura en total es más chica, más bien estrechada. D e igual tam año L . santiagensis es más es­ belta que L . hatcheri. L . santiagensis no demuestra un hilo tran sp a ren te en la su tu ra que' es carácter específico para L. sim p lex. Respecto a contorno y tam año L . santiagensis es


188.

W alter A. Biese N.

p.irecida a L . choapaensis, però se distingue bien claro por la construcción de la abertura y por el largo dei la ùltim a vuelta. Dé igual tamaño L . pueloensis forma una media vuelta de espira más que L. santiagensis. De igual núniero de vueltas de' espira L. obtusa es más chica, más comprimida, última vuelta más largo, que L. santiagensis. Al fin una realidad notable sea acentuada. ■Én el grupo de L. hatcheri aparecen varias veces en la misma localidad conjuntos formas con. borde dei la abertura, afilado, no cerra: do, sin lista- de color. C onjunto viven: L.. hatcheri y L. sublineata en la "fauna del Río Santa C ruz” , L. pueloemis, L. graciíis y L. pachispira en el Río Puélo ; L. choapaensis y L. compacta en el Río Chalinga. En todos los casos se puedé distinguir con toda seguridad las formas con borde afilado, no cerrado, de los individuos juveniles de formas con borde entero, romo, es decir, los primeros no representan individuos no desarrollados de los últimos. Hay que! dis­ cutir- si las formas con borde no cerrado representan indivi­ duos anormales de las formas c.oii borde entero, donde la construcción definitiva de la abertura era interrum pida ppr influencias exteriores. N o se confirma esta suposición porque las diferencias no están limitadas a la construcción de la abertu­ ra sino influyen también en la forma y construcción dei la con­ cha, es decir, caracteres específicos existían ya en el estadio ju ­ venil. Además existen siempre numerosos ejemplares que d e-' muestran los caracteres iguales. P o r estas razones las formas con borde de la abertura afilado, no cerrado, representan es­ pecies buenas. P O T A M O L IT H U S

P IL S B R Y

Pilsbry, 1911. p. 566 (Paludestrina en part., Lithoglyhus en part., Hydrobia en part. de otros autores). Pilsbry (1911) nombra 'i7 especies dé Brasil, Paraguay, U ruguay y Argentina. P O T A M O L IT H U S A U S T R A L IS F ig . 2 2 .

n. sP-

Concha gruesa, firme, más alta que ancha. Ombligo no perforado. Color café bien oscuro, .la últim a vuelta debajo del canto algo más claro, en el límite de los dos tonos de color una venda angosta de color córneo c'aro;; la «utura de la úl­ tima vuelta está marcada por un hilo fino de .color igual. 3 112 vueltas de espira, fuertemente convexas, Ía últim a vuelta


Revisión de los moluscos terrestres y de agua dulce '

189

con canto algo debajo de la m itad de la a ltu ra ; lá .parte d e­ b a jo del can to es p lana, no convexa. Superficie con líneas de crecim iento finas en distribución irregular. 'A bertura o v ala­ da, oblicua. L abio exterior deilgado, algo afilado. C olum ela colo r de violeta. E n tre la colum ela .y el borde doblado u n surco angosto, que corre paralelo a la colum ela. O pérculo de co lo r café oscuro, núc.eo cerca del borde in ferio r v cerca de la colum ela. L arg o : 3.3 m m .; diám etro: 2.6 m m .; abertura largo: 2 .0 m m .; an cho: 1.6 m m . P rocedencia: L ago L lanquihue, orilla Sur entre P uerto V aras y P u e rto C hicó. Relaciones: Según la deifinición de P ilsbry (1 9 1 1 , p6 7 2 ) p a ra el g ru p o P . rushii P ils.; “ colum ela con surco lo n ­ g itu d in a l” P. australis pertenece a dicho grupo, ^que según P ilsb ry se com pone de P . rushii Pils. P. phillipianus Pils. y P . iheringi Pils. L a especie m ás vecino de P. australis es P. phtlip p ia n u s. E n P. australis el canto de la ú ltim a vuelta es m ás pro n u n ciad o , P . philippinaus es m ás globular y difiere en el color. L os representante del grupo P. rushii peirtenecen exclu­ sivam ente al R ío U ru g uay. Según P ilsbry al lado Este de la C ord illera P o ta m o lith u s se extiende hacia el Sur hasta el R ío L a P la ta . Deil lado Oeste de la C ordillera no se conoce n in ­ gún representante del género. C on el descubrim iento de P. australis en el L ago L lanquihue el lím ite Sur de la distribu­ ción en Chilei av anza m ucho hacia el Sur. Esta observación corresponde a la tendencia que m enciona P ilsbry (1 9 1 1 , pág. 5 1 4 ) respecto a la distribución de los moluscos en Sud-A m é­ rica; al lado- P o n ien te de la C ordillera las faunas avanzan m ás hacia el S u r en conform idad con la eixtensión del clima húm ed o hacia el Sur. PUBLICACIONES MENCIONADAS F I S C H E R , P A U L . — M a n u e l de C o c h y iio lo g ic . P a rís , 1 8 8 7 . G A Y . C L A U D I O . — H is to ria física y p o lític a de C b i k ; Z o o lo g ía , to m o 8 . P a rís , 1 8 4 4 . D O R jB ÍG N Y . P H I L I P P I , R O D U L P H A M A N D U S '. — R cisc d u rc h die V /u e ste A tacam a. H a lle , 1 8 6 0 . P I L S B R Y , H . A . — N o n - m a r in í m o llu sca o f P a ta g o n ía . R c p . P r in c e to n U rtiv . E x p c d . P a ta g o n ía , 1 8 9 6 - 1 8 9 9 . T o m o 8 , z o o lo g y , pág * . 5 1 3 6 3 3 , ta b . 3 8 - 4 7 : P r in c e to n y S tu t tg a r t, 1 9 1 1 . S O U L E Y E T . — V o y a g e a u t u r de M o n d e exücutc p e n d a n t les a n n íe s 1 8 3 S , e t 1 8 3 7 s u r la c o rv e tte L a B o n ite . Z o o lo g ie , II.


190

Walter A. Blese N.

Indice de Figuras. , Fig. Fig. Fig. Fig. Fig. Fig; F .g. Fig.

a.— L itto rid in a b.— L itto rid in a 1.— L itto rid in a' 2.— L itto rid in a 3.— L itto rid in a 4 .— L itto rid in a 5 .— L itto rid in a 6.— L itto rid in a

L ám . L atacamensis ( P h il.) . T ilo p o z o ,'S a lin a d< A tacam a. cum ingii (d ’O r b .). V a lp a ra íso .. lim ariensis n. sp. 1 :1 0 . co^uim bcnsis n. sp. 1 :1 0 . cbimbacnsis n. sp. 1 :1 0 . bruninensis n. sp. 1 :1 0 . striata n. sp. 1 :1 0 . copiapoensis n. sp. 1 : | 0 . Lám . II.

Fig. F ig.' F|gFig., Fig, Fig. Fig. Fig. Fig. Fig,

7.— L itto rid in a copiapoensis fiata n. var. 1 :1 0 . ' 8.— ^Littoridina choapaens'ls n. sp. 1 :1 0 . T ip o , 9.— L itto rid in a choapaensis n. sp. E jem p la r hinchado, 1 :1 0 . 10.— L itto rid in a choapaensis n. sp, abertura a n o rm a l. 1 :1 0 , I I.,— L itto rid in a choapaensis form a albolabris n, fo rm . 1 :1 0 , 11a,— L itto rid in a choapaensis /albolabris, borde • a n o rm a l, 1 :1 0 , 1 2.— L itto rid in a choapaensis var. m in o r, n. v ar. 1 :1 0 . 1.3, L itto rid in a choapaensis m in o r n. v ar,, ab ertu ra an ó m ala, 1 :1 0 . 14,.—L itto rid in a pueloensis n, sp, 1 :1 0 , 15.— L itto rid in a o b t u s a 'n. sp, 1 :1 0 , ^ L ám , III,

Fig. Rg; •Hig. P te: F ig . Fig, Fig,

1 6 ,'— ^Littoridina oblonga n ; sp. 1 :1 0 , J 7. L itto rid in a o b longa, m in o r n. var. 1 :1 0 . 18,— L itto rid in a . gracilis--n, sp, 19.— L itto rid in a pachispira n, sp. 1 :1 0 , 2 0 .^ L itto r id in a com pacta n, ip , 1 :1 0 , 2 1 ,— L itto rid in a santiagensis n. sp. 1 :1 0 . 2 2 .— P o ta m o liih u s australis n. s p . 1 :1 0 .






U N N U E V O E S T IL O A R Q U E O L O G IC O . II. P o r G. M O S T N Y t

E n el B oletín del M useo N acional de H istoria N atural, tom . X X del año 1943 he publicado varias piezas, que se distinguen de las típicas de la región en la cual fueron en­ contradas y deinuestran influencias o procidencia e x tra n je ra s.. L as caracterísfcas de este estilo al cual llam é IV p o r falta de u n nom bre m ejor, son ün cierto tipo del signo esxralpnado (Fig. 1 ), ejecutado en negro con delgado, borde blanco sobre fo n d o ro jo ; u n dib u jo ein form a de rayas que salen de una base com ún, en el m ism o esquema de colores com o el m o tiv o an terio r; y triángulos con un lado dentado, igualm ente con el arreglo de colores de los anterioreis. E n tre las form as de la alfarería en la cual fueron aplicados no hay con fo rm id ad . P resentan cualquier form a. P ero todas las piezas son ejecutadas cuidadosam ente y barnizadas e)n seguida.C u an d o apareció este estudio (¿ U n N uevo Estilo A rqueo­ lógico?, loe. cit.) no sabía que estaba en prensa un artículo del P ro f. A n to n io Serrano, de la U niversidad de C órdoba, q u e tra ta dei piezas del m ism o estilo, encontradas en territo rio arg en tin o ( “ L a cerámica tipo C ondorhuaíi, del área D iaguitr/,’ en “ L a P ren sa” , Buenos Aires, julio 4 de 1 9 4 3 ). Poco después o tro tra b a jo del m 'sm o autor, “ L a Cerám ica T ip o C o n d o rh u asi y sus C orrelaciones” (Publicaciones del ín stitu ro de A rqueología, L ingüística y F olklore “ D r. P ab lo C abre­ ra ” , N .’ V I, Córdioba, 1 9 4 4 ), incidía sobrei el m ismo tema. E n estos dos trab ajo s el P ro f. S errano da a conocer las, inte­ resantísim as piezas con la decoración típica de este estilo, que el llam a “C o rd o rh u a si” p o r haberse encontrado alfarería de


J52

C. Mostny

este tipo en d lugar de este nombre, cerca de Belén (Prov. de C atam arca). i u ■ Debido a esta publicac.ón me fue posibie atribuir un fragmento de cerámica, representando, una cara hum ana a este estilo; de tai manera que alfarería antropom orfa cKistía en territorio chileno, tal como en el argentino. Este fragniento procede de Com'barbalá y es posible que forme parte de la pieiza a la cual pertenecen otros dos fragmentos, reproducidos er, lam. II fig. 2, del Boletín del Museo Nacional de Historia Natural; tom. X X . Como he dicho en el trabajo anterior, las piezas halla­ das en el área de los Diaguitas chilenos, se encontraban aso­ ciados con el llamado estilo chincha-diagujta, y son muy. es­ casas, no peirteneciendo más que un pequeño porcentaje de la totalidad de la alfarería encontrada, al V I Estilo. ' Esta vez puedo aumentar el número de piezas con al­ gunas que no había conocido al tiempo de la publicación del primer trabajo, o que había omitido. Dos piezas (Figs. 2 y 3) se encuentran en las coleicciones del Museo Histórico Nacional de Santiago y fueron en­ contrados en un cementerio de túmulos situado en el Fundo “El Palom ar” de San Felipe, provincia dei Aconcagua (Chile C en tral). Las sepulturas en túmulos son típicas para la zona central de Chile y se encuentran — sin desaparecer por com­ pleto en el Sur— con mayor frecuencia en la reigión entre los ríos Choapa y Maipo (Latcham, Prehistoria Chilena. San­ tiago, 1928). En este caío las dos piezas se encontraron aso­ ciadas con alfarería del tipo de Chile central, muy distinta en cuanto a su ejetución, colorido y dibujos de las en cues­ tión. (Datos sobre estas excavaciones fueron publicados por el Dr. Aureliano Oyarzún en las Actas del 25 Congreso de Americanistás' de La P lata; pero no se encuentra ningún ejeimplar de las Actas en Santiago, asi que no conozco per­ sonalmente este trabajo) . Ambos son jarros con un asa, de 21 y 24 cms. de altura, respectivamente, de 6, 4 y 10,5 cms. de diámetro de la boca y de 17,2 y 24 cms.-de diámetro má­ ximo, De interés espetial es el jarro más pequeño: tiene en la parte central del-cuerpo una faja de cinco dibujos, los cua­ les se asemejan a tumis (Fig. 4 ). Además hay lunares blan­ cos en uno de los tres dibujos escalonados en el cuello, y al­ gunos lunares dispersos cerca de los motivos centrales. El jarro ha sido tratado con un barniz, el cual oscureció la sU' perficie que ya había sufrido anteriormente por haber estado




Un nuevo estilo, arqueológico

19S

sep u ltad o p o r tan to tiem po en u n suelo húm edo. E l o tro ja rr o tiene el m o tiv o típico p ara el V I E stilo (Figs. 1 y 2 ) . Parece que es u n frag m ento de este ja rro (o de uno m u y p a ­ recido) ;que R . L atch am reproduce en L am . X X V , fig. 5 de su lib ro ú‘A»'fárería In dígena C hilena” (Santiago, 1928) y el cual m enciona com o-excepcional en la m ism a bbra, pág. 175. E l dice que el “ ja rro recuerda los m otivos atacam eños sólo q u e . en esta pieza las figuras escalonadas estáh ’ bordeada? deblarico’.’.-i E l áre a ' de ilispcrsión del IV E stilo no fué; lim itada a C h ile y A rg en tin a. . . , D ’H axcourt, en - “ L a C eram ique A ncienne du Péroxi. Le L itto ra l” (P arís, 1 9 2 4 ), lám . 6, reproduce una ceràmica procedentèi; de N azca, que t ene la superficie ornam entada con dos fajas de m o tiv o s: una pertenece p o r su decoración a la cu ltu ra N azca, la o tra al IV Estilo. E n el lib ro sobre los “C upisniques” , el señor R afael L arco H oyle, reproduce u n ja rro encontrado en una tum ba " S a lin a r” , el cual igualm ente ostenta él m otivo escalonado típico del IV E stilo. E n tre todas las piezas eixtráídas del ce­ m en terio en cuestión, es este ja rro la única pieza (publicada p o r lo m enos) que puede atrib u irse , al IV Estilo. L a escasez dd esta cerámica deja suponer, que en ningu­ na de las localidades m encionadas e indicadas en el m apa, hay q u e buscar el centro de fabricación y el origen de este-tipo de alfarería. T a m p o c o me, inclino a creeir, que procede de T ahu an aco m ism o, pero sí que está este estilo íntim am ente re­ lacionado con T iahuariaco, es decir que fué T iahuanacpide, o p in ió n tam bién expresada p o r el P ro f. Serrano. '• ,. X a observación m á s in tdresantc quizás, que püede hacer­ se en relación-con el IV Estilo, es la dispersión de un m ot yo __ sin que este su fra cambios— sobre un área que abarca el te rrito rio desde el N o rte del Peirú (S alinar) hasta Chile Cefttra l (San F elipe) y el N oroeste y Este de A rgentina (Q ue­ bra d a de H u m ah u aca y Santiago del Estero) . Y no solam en­ te s u extensión e n 'el espacio, sino tam bién la extension en el tiem po. E n la tabla cronológica -dada p o r W m . D u n ^ ji StroS^g en “C ross Sect ons o f N ew W o rld P rehistory («Ta­ rada ap arte de S m ith so nian M iscellaneous Collectios voi, 104. N * 2. W ash in g to n . Dec. 21. 1 9 4 3 ). la cultura S alm ar es colocada alrededor de! año 500 d. C. Las urnas reproducidas en L am II fig s .'4 , 5 a y b y el. jarro (Fig. 6) (del B olatm del M u s e o ’de H istoria N a tu ral, tom . X X ) pertenecen por.


1^

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G, Mostny

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una parte de su /decoración a la época chincha-diáguita, fijada en 1100 a 1350 d. C. Esto significaría la. conservación de un m'smo m otivo sin cambio, por un período de aproxim a­ damente 800 años. Lá eixtensión. geograficá de esta cerámica está fuera de duda; porque se han efectivamente encontrado piezas de este estilo en las regiones citadas. Los sitios em los cuales fueron •hechos los hallazgos son muy esporádicos todavía, por falta de excavaciones en las áreas intermediarias. P or la misma razón^ es de esperar — o por lo menos existe la probabilidad— que la región de distribución del IV Estilo se extiende más, toda­ vía y que un día demos con el sitio que puede considerarse como centro de priginal dispersión. Su extensión en el tiempo es problemática todavía. Los estudios sobre cronología no han llegado a dar un resultado universalménte aceptado. Doy estos datos sin la pretensión de deducir de ellos una cronología nueva; pero quizás puedan constituir un factor quei ayude a echar más luz sobre esta parte de la prehistoria.


EL

CEREBRO

DE

M A RM O SA

P o r G U IL L E R M O E n c a rg a d o

de

la

ELEG ANS

M A N N F.

S ecció n M a m ífe ro s C h ile n o s de H is to ria N a tu r a l.

del* M u se o N a c io n a l

A n te s d e « n tr a r en m a te ria , deseo c u m p lir c o n e l g ra to d e b er de reco n ocerm e d e u d o r d e la D ire c ció n del I n s titu to de B io lo g ía de la U n iv e rs id a d d e C h ile p o r la s v a lio sas f a , cilidade* q u e m e b r in d ó p a ra el e stu d io d e lo s p ro b le m a s a q u í tra ta d o s j , especialm ente, p a ra la co n fecció n d e la s lá m in a s fo to g ráfic a* .

INTROBUCCION

T e m a .— ^E1 estudio de los m am íferos prim itivos, escasa­ m ente diferenciados, presenta problem as particularm ente intere­ santes, p o r cu an to es posible p a lp a r en estas especies el puente de u n ió n filogenctica entre m am íferos y vertebrados inferiores. C ad a u n a de estas form as, sin em bargo, actualm ente existentes h a su frid o ya la influencia, m ás o memos p rofunda, de la «special’zación 'e n un sentido determ inado cualquiera. Sólo el análisis de u n a g ran cantidad de estos géneros prim itivos será capaz, entonces, de llevarnos a conclusiones valiosas de carácteir general. E l m arsu p ial an alizado en el presente estudio, ocupa in ­ dud ablem ente u n o ds los peldaños más inferiores de la escala m astozoológica. P ero ha exp€?rimentado ya una evolución es­ pecífica bien n o to ria que le perm ite desempeñarse p artic u la r­ m ente bien en un ámbientei arbóreo. M arm osa elegans ha de-


198

Guillermo Mann F.

jado por lo tanto el hábito cursor propio de los primeros mamíferos.Es de interés la comparación entre esta pequeña coma­ dreja y los primitivos marsupiales sudamericanos Caeinolestes, Orolestes y afines. Prevalece la tendencia de considerar a estas formas como parientes de poliprótodontos australianos, ne­ gándose su relación más o menos directa con los géneros sud­ americanos. El estudio detallado’ de Marmosa elegans me ha perm i­ tido, s’n embargo, establecer en todos los aparatos orgánicos, principalmente en cuanto a la miología y a los órganos ge­ nitales, importantes caracteres comunes que parecen indicar estrechas relaciones de parentesco entre los p rim itiv o s‘Caefnoléstidos y éstos, igualmente primitivos, Didelphydos. Veremos en el curso del presente trabajo quei también . el cerebro contribuye-a afianzar esta acepción. El origen y la significación del cuerpo calloso dei los m a­ míferos placentados es otro de'los grandes problemas cjue se nos plantean al analizar los sencillos sistemas de asociación de Marmosa eleigans. Tratarem os de enfocar esta vieja cues­ tión bajo nuevos puntos de vista. El análisis detallado de los' distintos centros cerebrales de sus conexiones nos permitirá elaborar una visión sinté­ tica de su conjunto expresable en un diagrama quei podrá eíclarecer las relaciones anatómicas que hacen de este sencillo, V por ello esquemático, encéfalo un maravilloso todo arm ó­ nico. P o r último iremos todavía a la consideración del "m un­ do subjetivo propio" ( “M erkwelt” de Uexküll) de nuestra comadrejita que podemos esclarecer, por Ío nwnos en parte, sobre la basei anatómica elaborada en nuestro estudio. Material.— ^Para el presente estudio nos hemos basado en el análisis de los cerebros de diez ejemplares, machos y hembras, de Marmosa elegans, todos ellos obtenidos en los alredeidores de Santiago. Como material comparativo se utilizaron en prim er lu ­ gar encéfalos de Dromiciops australis, el segundo didéifido chileno, “monito del m onte’’. Los cerebros de esta espyet e aus­ tral resultaron ser de un cercano parecido con los de M ar­ mosa elegans. La principal diferencia eistriba en el encaja■miento telescópico que han sufrido sus bulbos olfatorios, de m odo que la descripción establecida én las siguientes páginas


El cerebro de Marmosa elegans

199

p a ra M arm osa calza en su m ay o r extensión tam bién con la estru ctu ra del cerebro de D rpm iciops australis. E n segundo lugar hem os hecho u n estudio com parativo de los cerebros del q u iró p tero Lasiurus borealis blossevillei y d el ro ed o r o cto d ó n tid o A brocom a ben n etti p ara aclarar la evo­ lución de la com isura ventral de nuestro m arsupial. M éto d o s.— 'Lz m ayor parte de los cere'bros a nuestra dis­ posición se redujo a series de cortes m icrotóm icos. para lo cual nos valim os de preferencia del m icrótom o de congela­ ción. Sin em bargo, elaboram os tam bién una seria de. cortes sagitales y o tra de frontales con cerebros incluidos en parafina. L as series así obtenidas fueron som etidas luego a tres tinciones d istin tas: hem atoxilina- eosina; tinción de M allo ry ; y, en tercer lugar, u n a tinción que la literatura consultada nos induce a §uponer original. E ste tercer m étodo tintorial, de valioso resultado m uy .superior a las dos tinciones anteriorm ente nom bradas, se apli­ ca en la siguiente fo rm a: \. 2.

F ijación en form ol. C ortes p o r el m icrótom o de congelación o d e 'p a ­ rafin a. , ■ j 3. Inm ersión du ran te 5 m inutos en una solucion de perclo ru ro férrico al 10 % . 4. L av ad o rápido ein agua de la llave. 5. T ra ta m ie n to de los cortes p o r ácido tánico al 3 0 % d u ran te 2 m inutos. 6. L av ad o con agua. • , , rv rw 7. Inniersión en soluc ón de sulfuro de sodio al lU 7o d u ra n te 3 m inutos. 8. L av ad o con agua. . , c 9 V o lv er l o s cortes al percloruro férrico durante 5 m in u te« . deshidratación y m ontaje en bálsam o. P o r este m étodo se tiñen de ocre» los núcleos de las cé­ lulas nerviosas y p arte de sus prolongaciones. A l no aplicar la 7.» fase del m étpdo, es decir, la inpi«rsión en su lfu ro de sodio, sel obtiene u n resultado distinto co­ loreándose entonces el protoplasm a celular en gris p.izarra V las prolongaciones, neuríticas, principalm ente, en negro. L a precipitación de la sal férrica en el seno de los teji­ d o s pueide alcanzarse tam bién con otras substancias, fuera dcl


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ácido tánico, y así hemos obtenido buenos resultados con la aplicación del ferrocianuro de potasio y del ácido salicílico. El primero de estos compuestos proporciona delicadas tona­ lidades verdes obteniéndose con el segundo, coloraciones rojo pálidas. Hareimos objeto de un estudio próxim o la aplicación práctica, de estos distintos métodos. DESCRIPCION ANATOMICA A REA

O L F A T O R IA

P R IM A R IA

Bulbo olfatorio.

,

Al observar un cerebro de Marmosá elegans recibiremos de inmediato una .impreisión realmente chocante debido al exagerado desarrollo alcanzado por aquellas estructuras cuyo conjunto corresponde al rlnencéfalo, es decir, a los centros y vías de la olfación (Figs. 1 y 6 ). A todas estas formaciones vale dei límite, hacia el neopalio en la cara extern.-i de los hemisferios, la cisura rinal (Fig. 7) y en la interna, la cisura hipocámpica. El polo frontal de! rinencéfalo lo constituyen los bulbos olfatorios. Estos órganos elípticos alargados en el semtido ántero-poster'or, alcanzan en longitud el 50 % .de los hemis­ ferios cerebrales mismos. Su extremo anterior finaliza en un vértice! agudo. Su tase se continúa con los pedúnculos olfa­ torios muy cortos y parcialmenti: encajados por adelante en el mismo bulbo y por detrás en las formaciones posteriores. De este modo corresponden dichos bulbos olfatorios, em cuan­ to a su implantación, al tipo sésil. Su cara interna es ap’anada por el,contacto íntimo con el órgano s'métrico opuesto. La cara externa suavemente convexa. La cara dorsal dei su extremo posterior se halla sobr'emontada por el polo frontal netamente neopalial de los heimisferios mismos. En los cortes histológcos frontales del bulbo o ’fatorio aparece eil ventrículo propio de esta estructura (Lám. 3 ). Co­ rresponde a una cavidad muy eistrecha. pero alta, que viene a ser en realidad una hendidura vertical, algo rechazada hacia la cara interna que va dirm-nuyendo tanto hacia el polo fron­ tal como hacia la base de los bulbos para obliterarse, casi completameinte en la región de los pedúnculos olfatorios.. Hay,


Fig. 1.— R aíz olfatoria externa c ín R rn a de M arm osa e. elégans: M V , zona bulbo-pe4un cu Iat — V -V I, zona scptal — p. d., porción dorsal de la ta'iz externa — p. i-, raiz iítterna — p . 1., porción lateral de la ra íz externa — p . 1. d „ porción látero-doríal de la raíz externa — p . v., porción ven tral de la raíz ext«rna — v. 1 ,, ventrículo lateral — v. o., ventrículo olfatorio..


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Guillermo Mann F.

pues, una comunicación directa, pero muy exigua, de los ventrículos laterales con los olfatorios (Fig. 5 ). Alrededor de la cavidad ventricular se disponen los ele­ mentos celulares tan característicos del bulbo (Lám. 3 ). Distinguimos una zona interna constituida por peque­ ñas células granulosas, de núcleo intensamente teñido con los colorantes básicos cuyo conjunto rodea en cinco o seis' capas concéntricas al-ventrículo. El más externo de estos anillos se halla distanciado de los de menor diámetro por un espacio mayor. Hace de límite a la zona intermedia en la que apa­ recen los típicos elementos múrales, cuyas prolongaciones pe­ riféricas se vierten a los glomérulos olfatorios que rodean en filas toda la formación 'bulbar. Estos glomérulos son aboca­ dos, por otra parte, por los filetes centrales del neuro-epitelio olfatorio. Hacia la. base dei los bulbos olfatorios y en su región dorsal aparece una pequeña -formación que interrumpe y des­ organiza esa disposición en capas concéntricas de las estructu­ ras bulbares. Este nuevo órgano va adquiriendo m ayor des­ arrollo hacia los pedúnculos olfatpr'os para desaparecer fi­ nalmente en eli límite posterior del bulbo. Consta de ele­ mentos celulares que recuerdan bastante de carca a los de esta última estructura, y así podemos distinguir una capa su­ perficial de pequeños glomérulos seguida por una zona que aloja células voluminosas dei grandes núcleos gue remedan los elementos mitrales prppiamente tales, y en la profundidad de este núcleo aparecen finalmente arcos concéntricos de células granulareis que equivalen a la zona interna del bulbo o’.fatoricí mismo. Los glomérulos de este bulbo olfatorio accesorio (Lam. 4) . propio también de otros mamíferos inferiores — Gudden, Ganser y Koelliker lo describen en los roedores— retiben los filetes del nervio vomero-nasal quien aboca la convexa su­ perficie dorsal dei esa formación. Será de interés recordar aquí que Cajal afirma que este lóbulo, por lo fino y delicado de su organización, podría compararse con la foseta central de la retina, tis dec’r, que representaría el lugar de la máxima acuidad olfativa. Lps elementos celulares del bulbo olfatorio propiamente tal y dé su accesorio dan nacimiento a dos vías de conducción claramente ihdividualizables. Las fibras del primero de estos tractos se agirupan en el limité externo del ventrículo olfatorio ya muy reducido por hallarse en la región lim ítrofe entre bulbo y pedúnculo olfa-


El cerebro de Marmosa elegans

20S

torio . E sta via, la ra íz olfato ria interm edia, que va engro­ sando oosteriorm ente p o r el aporte d e .iib ra s terciarias proven:entes dtì áreas o lfatorias secundarias, irá a constituir la fracción rin al de la eran com isura ventral (com isura blanca a n te rio r de los m am íferos placentados) (Lám s. 7 y 8 ). L a segunda vía, que corresponde a la raíz externa del b u lb o o lfa to rio (L ám . 3 ) . se localiza en u n com ienzo inm ediatametnte p o r fuera de la raíz olfatoria interm edia p ara abo car luego, en am p lio arco, la superficie externa del bulbo y po sterio rm en te del pedúnculo o lfato rio (Fig. 1 ). A quí se in d iv id u aliza .una p orción cordonai que corresponde' a la raíz o lfa to ria externa p ro p iam ente tal, m acroscópicam ente visible, y u n a fin a cubierta fibrosa que tap iza las regiones adyacen­ tes (F ig. 1 ) . La- p o rció n cord o nai se aprecia com o u n fascículo blanco, estriado lo n g itu d 'n alm en te, que rodea p o r fuera al tubérculo o lfa to rio (L ám . 3 ) .. V a adelgazándose posteriorm ente y des­ aparece, después de dirigirse en brusca curva hacia él p lan o m edio, en el Hm ite an terio r del lóbulo piriform e. A quí te r­ m ina, después de pro fu ndizarse en u n núcleo p ro p io el “ núcléa de la ra íz o lfato ria ex tern a” (Fig. 1 y Lám . 8 ). E n este p u n to se produce la unión éntre las dos c suras' que lim itan esa raíz, es decir, la cisura endorinal, externa al tracto, y la rin al arqueada, inteirna, que circunscribe al tu ­ bérculo o lfa to rio (Fig. 1 y Lám . 5 ). E sto, en cu an to a las porciones superficiales de la ra íz o lfato ria externa. E! extrem o inferior del arco fibroso ahora, en c ajad a en la p ro fu n d id a d del pedúncu’o, se iridividualiza posteirior'mente p ara constituir la raíz olfatoria interna que term in a en un núcleo p ro p io situado en el espesor del tu ­ bérculo o lfa to rio (Figs. 5 y 8 ) . AREAS

O L F A T O R IA S

S E C U N D A R IA S

Núcleo olfatorio anterior.

E n el espacio entre la raíz olfatoria interm edia, situada, en la p ro fu n d id a d del pedúnculo olfatorio, y la raíz externa, superfic al, se localiza una gran form ación celular que corres­ ponde al núcleo m ás anterior del área rinal secundaria. Este “ núcleo o lfato rio an terio r” apárete frontalm ente com o u na sim ple lám ina celular vertical. P ero en dirección


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Guillermo Mann F.

posterior se operan fenómenos de delaminación en esta plan­ cha que dan lugar a una formación circular cuyo arco externo correisponde al núcleo olfatorio anterior externo, y el mterno, al núcleo olfatorio anterior lateral. Este círculo conserva, sin embargo, siempre su posicion lateral con respecto al ven­ trículo (Fig. 2 a ) . . . ^ . , ,, E n la región superior de esta circunfereincia se desarrolla luego una prolongación que se dirige hacia el ventrículo ol­ fatorio sobrepasándolo y constituyendo el núcleo anterior dorsal (Fig. 2 b ). Ya en. las rdgiones l'm ítrofes al tubérculo olfatorio des­ aparece la mayor parte del arco externo conservándose única­ mente sus extremos inferior y superior que corresponde'!! a la porción dorsal y vemtral del núcleo olfatorio anterior éXterno (Fig. 2 d ). P or otra parte, se aprecia un notable engrc«amicnto en el vértice dé conjunción de los núcleos lateral y dorsal. Este nuevo acúmulo celubr correípondei al primer vestigio, el , más anterior, de la corteza piriforme (Fig. 2)., U n engrosamiento semejante se ev dencia en el extremo interno, c^cl núcleo olfatorio anterior dorsal, punto, de origeln del asta de A m m ó n (Fig. 2 ). Ventralmente se agrega a este esbozo hipocámpico una nueva laminilla celular que corresponde a la porción interna del núcleo olfatorio anterior (Fig. 2 ). E>e este m odo se constituye un segundo anillo, que circunscribe, al ventrículo olfatorio hab endo desaparetido, como vimos más arribá, el primero, externo, al ventrículo. El complejo sistema de, las estructuras celulares citadas, que forman en su conjunto al bizarro núcleo olfatorio an­ terior, ha ido rechazando, al creter y aumentar de tamaño, las formacipnes propias de los bulbos olfatorios cuyos últi­ mos vestigios subsisten en la región más interna de los pe­ dúnculos olfatorios en cuyo territorio nos hemos ido intro­ duciendo insensiblemente (Lám. 4 ). Las distintas partes del núcleo olfatorio anterior anali­ zadas, firializan caudalmente en la siguiente forma (Fig. 2 ). a) E l núcleo olfatorio anterior lateral se contirvúa con la corteza p riformei; pero emite una prolongación ventral que continúa inferiormente la corteza pirifórme penetrando en semiluna hasta el espesor miímo del tubérculo olfatorio donde sobremonta la capa celular basai. Esta porción co­ rresponde al núcleo olfatorio anterior posterior. Las relacio-


F ig . 2.— Niiclco o lfato rio an terio r d i M arm osa e. elegins; d ., nùiclco olfatorio a n te rio r dorsal — e., nùcleo olfato rio an te rio r externo — e.- d-v nú<l<o o lfa to rio an terio r <xtem o dorsal — e. v ., núcleo olfatq rio an terio r .c x te n o ventral — h ip ., esbozo hipocám pico, — i., núcleo o lfa to rio an terjo r interno — 1 .; núcleo o lfa to rio a n te rio r latera! — neop., neopalio — p. a., corteza p i­ riform e an te rio r p . v., corteza piriform e látero-vcntral — v . o., ventrícu­ lo o lfa to rio .



El cerebro de Marmosa elegans

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tubérculo o lfato rio son de interés ya que recuerdan disposiciones sem ejantes descritas en el aLgator. ^ nuc/eo dorsal se hace superficial p ara co n flu ir fin alm en te con el p o io fro n ta l del neopalio. se interna del núcleo o lfato rio anterior se in cu rv a hacia el v entrículo, donde confluye y se confunde con el nucleo p a ra -o lfa to rio lateral. y to n ru n a e anarprp^ <.« d?

o lfato rio anterior externo ventral des® posteir.or del pedúnculo o lfato rio después progresivam ente de volum en. L a fracción dorsal iantM ultim o, que recuerda estructuras selmejan tes de la rata blanca, es m ucho m ás efím era todavía, des­ apareciendo rapidam ente. Recordelmos aq u í que el curioso fenóm eno de delam inacion su frid o p o r el núcleo o lfato rio an terio r y que dió origen a los núcleos lateral y externo, se interpreta hoy día com o el efecto de la fu erza ncuro-biotáct ca que equivaldría a la p o ten te atracción efectuada p o r la raíz olfatoria ejcterna. Las células m ás externas del núcleo anterior seguirían el llam ado de este tactism o desencajándose de las capas profundas. E sta explicación m uy sugestiva calza fielm ente con la disposición de eutos núcleos o lfato rio an terio r externo dorsal y v en tra l en M arm osa elegans, donde se disponen-en una línea exactam ente paralela a los extrem os superior d inferior del arco de la ra íz externa. E n cu an to a las fibras originadas en el com plejo núcleo o lfa to rio anteirior, ellas siguen dos vías principales. P o r un lado engruesan las filas de la fracción rinal de la gran com i­ sura v en tra l y p o r o tto se dirigen a la región septal form ando p a rte del sistem a de fibras ascendentes precomisuralets. E ste im p o rtan te sistema recibe, además, colaterales de la ra íz o lfato ria externa, de la porción olfatoria de la com isura v en tra l y del tubérculo o lfatorio. T o d o este conglom erado así co n stitu id o aboca la región septal (área p reco m isu ral), re p artien d o fibras a los núcleos para-olfatorios, a la circun­ volu ció n hipocám pica y al 'neopa o, en cuyo polo fro n tal .y p o r d en tro del cuerno anteirior del ventrículo' lateral se agota finalm ente. A l lado de este' fascículo existe tam bién un tracto de co­ rrien te inversa y a este respecto es interesante constatar gue en M arm o sa elegans sei observa clararñente el paso de filetes nervio­ sos provdnientes de esta vía córtico-septal al fascículo interno del cerebro a n te rio r (telencéfalo) . Este hecho viene a corro-


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'borar las ideas de otros autores, como J. Brown Obenchaín, sobre la existencia en aügunos mamíferos primitivos de un tracto equivalente a la vía septo-mesenfálica de los vertebrados inferiores (reptiles, aves). Tubérculo olfatorio.

Pasemos ahora a la considerac ón del tercer centro rinal, el tubérculo olfatorio, que ocupa un espacio en la base de los hemisferios, situado inmediatamente por detrás de los pe­ dúnculos olfatorioís (Lám. 2 ). Macroscópicamente se presen­ ta este órgano como una eminencia circular encajada entre «il ló­ bulo piriforme y los pedúnculos, respectivamente bulbos ol­ fatorios. T o d o eil tubérculo olfatorio se halla rodeado y li-. m ’tado por una profunda cisura circular, la cisura rinal ar­ queada. La estructura miscroscópica de este, tan importante, cen­ tro rinencefál'co es de una complexión asombrosa. En términos generales podemos distinguir una capa ce­ lular basal que hacei de piso a toda la formación. Pero esta lámina, constituida por elementos piramidales eosinófilos, no es de estructura uniform e ya que ofrece una superfic c; acciden­ tada por múltiples plieigües irregulares. Al lado del las células piramidales anotadas encuéntrase un segundo tipo celular muy característico.' De núcleos in­ tensamente teñidos y de muy escaro protoplasma, remeidan aquellos elementos granulares a los linfositos. Efectúan su distribución agrupándose én islotes de variadas formas, lo quei les ha valido la denominac'ón de “Islotes de Calleja", en atención a su descubridor (Lám. 5). Estas formaciones no sólo siguen la disposición del estrato basal del tubérculo olfatorio sino que se localizan también en sus capas profundas. T odas ofrecen límites asom­ brosamente netos que nos hace confundirlas a primera vista con focos de origen patológico. Algunas de estas, formac'ones han llegado a un desarro­ llo particularmente-elevado, y entre ellas-eís de mencionar un islote de Calleja particular, resaltante por su vo’umen, que se desarrolla en la reigión ventral del área septal descendiendo caudalmente hasta enfrentar la porción rinal de la comisura ventral. Este islote engloba en su polo anterior, anular, un fascículo fibroso que finaliza en su espesor, formación que parece corresponder al núcleo de la raíz olfatoria interna (Lám. 5 ).


El cerebro de Marmosa elegans

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D ebem os m encionar todavía que el tubérculo o lfatorio se fus o n a rostralm entei con la ca'beza del núcleo caudal tal com o se constata corrientem ente. Q ueda p o r describir una im presionante avalancha dei fi bras en cuyo seno asientan num erosos nidos de células gigantes, fibras quei atraviesan en sem iluna el espesor del tubérculo o l­ fa to rio para abocar caudalm ente el enorm e “ fascículo interno del cerebro a n te rio r” (Lám s. 7 y 8 ). E s de interés racordar aquí que en la escala evolutiva de! los m am íferos va reduciéndose este com ponente anterior del farcículo n tern o quei recibe el nom bre de “ vía olfatoria basai” .. E íi cam bio, adquier.m m ayor im portancia los elementos pos­ teriores com o es el asa lenticular. '

Región septal.

Pasarem os a ocuparnos de otros núcleos del área olfa­ to ria secundaria, ampliameinte desarrollados en nuestro m arsup ial: los núcleos p ára-o lfato rio s externo e interno dispues­ tos en la región septal (Lám s. 5 y 7 ). E l p rim ero se h alla representado p o r u n gran acúm ulo celular, p articu larm en te en la región précom isural del septo donde se s tú a p o r fuera del sisteima de fibras precomisurales. E l segundo de estos núcleos, el para-ol'fatorio interno, ocupa las- regionels ventrales del septo extendiéndose caudal­ m ente hasta el “ núcleo de la bandeleta diagonal dei B roca” . Lòbulo piriforme.

N os incum be ahora, aí proseguir nuestro análisis en sentido rostro-caudal del- rinencéfaló, ocuparnos del lóbulo piriformel. E n esta volum inosa estructura debemos conside­ ra r in d iv id u alm en te la corteza y los núcleos am igdal nos. L os lím ites externos del territo rio ocupado p o r la cor­ teza p irifo rm e son los siguientes; . a) L a cisura rinal, que se in terpone eintre el neopalio dorsal, y el arqueopalio, ventral (Fig. 6 ) . , . , , ' b) E n la región anterior la cisura endor nal, la que separa la corteza que nos ocupa, de la raíz olfatoria externa y del tubérculo o lfa to rio (L am . 2 ) . -i • i c) E sta íis^ura es. continuada yentralm ente p o r la n n al arqueada que'rcidea al tu b érc u lo 'o lfato rio (Lám . 2 ) . d) P o r ultim o , viene la cisura am igda.ina que delim ita ya en p ’eno ló b u lo p iriform e a la corteza de esta eistructura de su com plejo núcleo am ig d al'n o (Lam s. 8 y y ).


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Hemos constatado más arriba, al analizar el núcleo olfa­ torio anterior, la continuidad directa entre eíte acúmüló ce­ lular y la corteza piriforme. Algunos autores (Cajal, prin ­ cipalmente) restringen la corteza de este lóbulo a las reigiones posteriores; pero nos parece más natural la limitación que in­ dicamos a continuación, de acuerdo con las ideas sostenidas por J. Brown Obenchain. (1 9 2 5 ). Según ellas debimos distinguir una corteza anterior, en continuidad celular con el núcleo olfatorio anterior, un terri­ torio piriforme meidio y una zona posterior. Entre estas tres regiones no encontramos límites netos. El paso de una a otra es insensible.' Pero hay ciertas caracte­ rísticas histológicas, importantes quei fundamentan y permiten esa diferenciación. Podemos considerar a la corteza piriforme, de un modo muy superficial por supuesto, integrada por dos tipos celu­ lares.-los vinos granulares, de núcleo claramente visible, y los otros piramidales, es decir, de forma más o menos caprichosa y muy citoplamáticos. Entonces es posible observar en la corteza que nos ocupa la disminución rostro-caudal de los elementos granulares en beneficio de los piramidales, polim or­ fos, cuya capa así aumenta posteriormente de espesor. Exprefando lo mismo ein otras palabras podríamos decir que las tres zonas de la corte7,a piriform e se diferencian por la mayor especialización que van sufriendo los elementos celulares de las regiones posteriores. La existencia de células gibantes en la tercera zona, que ha sido constatada en otros marsupiales, no me ha sido posible evidenciar aquí. AI lado de e.stos cambios que se efectúan en el sentido ántero-posterior. establecimos otros muy manifiestos que se operan dorsoventralme'nte. Aquí aparece el hecho ya anota­ do de que las regiones inferiores de la corteza se caracterizan por su riqueza en elementos granulareis, en contraposición a las superiores donde prim an las células polimorfas.U n estudio más detenido permite individualizar tres zonas principales que podeimos denominar simplemente dorsal, media y ventral. La primera de estas áreas corresponde a la zona de transición entre neo y arquipalio hallándose situada inmediatamente por debajo de la cisura rinal; la zona me­ dia ocuparía la mayor parte del lóbulo piriform e revistiendo su convexidad, y la torcera, el área ventral, quedaría relegada a la invaginación de la corteza pirifórmei por encima de los núcleos amigdalinos en la región posterior y del tubérculo olfatorio en la anterior. ,


F ig. 3.— C ircunvolución h'ipocámpica de M arm ósa e. ekgans. C o rtes frontales: I. z o n a pcduncular — II, zona «e^tal — III. zona inmediatamente pMcomisnral — IV . zona com isura! — V , zona liabenular — V I, zoná posthaben u la r — V II. zona occipital — a, a lv íu s — c. a m .. cuerno de A m m ón — c. d., cuerpo d en tad o — g-, zona glom erular — f. f. d.. fisura fim brio-dentada — fim ., fim bria — neop.. neopalio — ps.. psalterium — v. 1 „ ventrícu­ lo lateral.


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Esta división,. ir.uv inferior en complejidad a la estable­ cida para Didelphys virginiana, p o r'G ra y (1 9 2 4 ), es, s n . embargo, ein nuestra opinión, la única aplicable prácticamen­ te a Marmosa elegans. , Desde las regiones anteriores de la corteza piriform e se vierten fibras, de teircer orden en el tracto olfatorio septal ya descrito y, lo que es más interesante, también a'bocan d recta­ mente las formaciones hipocámpicas anteriores. La corteza piriforme posterior es el territorio' de origen de una poderosa vía, el tracto témporo-ammoniano, que re­ cibe el sistema del asta de Ammon y de la circunvolución dentada. Sin embargo, no es posiblei ndividualizar'.o com­ pletamente en esta zona, ya que sus fibras se hallan entre­ mezcladas con elementos de conetxión provenientes cíel neopalio y de otros territorios piriformes anteriores. El conjunto de estos tractos sigue la vía del cíngulo ammoniano y del cíngulo dentado (Láms. 8 y 9 ). Habiendo pasado rc-ivista a la corteza piriforme de nues­ tro pequeño marsupial intentaremos ahora el anál sis del enorme y complejo núcleo amigdalino que ocupa la base y el espesor del lóbulo piriformei. En el exterior de los hemisferios cerebrales resalta este núcleo por hacer etainencia en la región póstero-ventral del lóbulo que habita. Se halla separado de la corteza piriforme, como ya establecimos más arriba, por la cisura amigdalina. poco marcada en Marmosa elegans. El complejo celular que const'tuye éista región ofrece una serie, de núcleos más o menos indiv’dualizados. Siguiendo la descripción ,de Johnston (1 9 2 3 ), que estudió !a región amigdalina en D 'de'phvs vir­ giniana, es posible diferenciar los siguientes núcleos (Láms. 8 y 9) : a) El, núcleo de la raíz olfatoria externa ocupa la zona ventromedial do esta región. Se .observa claramente el pasaje de fibras provenientes de la stria tetrminalis a su inte­ rior. b) P o r encim.i del núcleo descrito descansa el a.migdalino central que contacta y aparentementei confluye con la lám 'na intercal^ar, acumulo de células que se desarrol’a en y acompaña a la stria terminalis. c) Apenas diferenciado, del núcleo cetttral y confun­ diéndose parcialmente con él encontramos al núcleo amigda­ lino interno. d) La cápsula externa abriga en su concavidad un cuarto núcleo de estJ complejo, que corresponde al núcleo’


El cerebro de Marmosa elegans

^bien ^píecfsos

sió n de I t e

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estructura se caracteriza p o r sus

de volum en a ,medida dei la regre-

.1 „ ü í L perticie, el núcleo am igdalinó cortical. L o s siete núcleos enum erados equivalen a las rond^m « Clones celulares m ás resaltantes de la^ región que nos P ero sen a &n extrem o sencillo describir una gran cantidad de' d rra?z o n a?"’ espectacIL r comSfejfdali' E l sistem a de fibras que se relaciona con la región am igd a lin a sel reúne en u na vía com ún, la estría term inal, m uy /Too*?. 8 y 9 ) . Jo h n sto n V , an alizo este tracto llegando a diferenciar cinco fas­ cículos. E n m is preparaciones no-es posible seguir estas vías u n a p o r una, p o r lo m enos en el p u n to en que descansan todas reunidas sobre la cápsula interna. E n sus regiones pos­ teriores, sin em bargo, en el área am igdalina, se observan p o r lo m enos algunas de ellas, bien- individualizadas. C IR C U N V O L U C IO N E S

H IP O C A M P IC Á S

Habieindo a n a l'zad o al lóbulo piriform e, prim er centro, terciario del rinencéfalo, nos corresponde ocuparnos de la cir­ cunv o lu ció n del hipocam po. E n esté trab a jo consideram os, b a jo él concepto de hipocam po, circunvolución hipocám picá ú fo rm ació n hipocám picá, al co n ju n to de asta d e A m m ón y, circunvolución dentada. • H em os visto m ás arriba cóm o los. p r ’m0ros vestigios hi*pocám picos se h allan ín tim am ente ligados al núcleo o lfato rio a n te rio r y en co n tinuidad, a través de esta form ación, con la corteza p irifo rm e. Este esbozo am m oniano confluye lueeo con el neo p alio y con ello com ienzan, increm entando en d i­ rección caudal, los fenóm enos de incurvacjón que d arán lugar, a las típ 'cas form as del hipocam po. ¡Secciones transversales posteriores ya nos enseñan d iver­ sos cam bios qud se operan en el.seno del esbozo am m oniano (F ig . 3 ) . A sí se observa la solución de la continuidad entre


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corteza neopalial y ammoniana (subiculo). Luego se aprecia también una neta diferenciación que sufren las células del extrelmo inferior de la figura hipocámp ca y que consiste en la aparición de elementos granulares a este nivel. La zona así individualizada se separa luego bruícamentL del resto de la cortetza y a pasos' agigantados alcanza su independencia anatómica constituyendo la circunvolución dentada. Está circunvolución (fase a dentata de otros auto­ res) contiene, en el espacio angular quel limita su corteza, un conglomerado celular que equivale al extremo ventral de la capa celular ammoniana (lámina term inal). ¿lib erem o s con­ siderar a este núcleo como estructura partícipe del asta de Am­ món o corresponde y i al territorioi de la circunvolución den­ tada? Las opiniones ise hallan divididas a este respecto. Golgi, Duval, Sa as y otros autores defienden la primera opinión; G. E. Smith, Ram ón y Cajal y Schwalbe admiten, en cambio, la segunda. Nuestras observaciones en Marmosa eleigans pa­ recen confirmar más bien esta últim a acepción, es decir, la ■unidad morfológica entre c'rcunvolución dentada y lámina termina!, la que merecería entonces la denominación de “ nucleus fasciae dentatae” , núcleo de la circunvolución den­ tada (G. E. Smith) (Fig. 3, Láms. 8 y 9 ). La aparición, posterior, del , ventrículo lateral permite una incurvación aún mayor de la porción restante deil hipo­ campo que ya ahora merece la dençminaciôn de asta de A m ­ món. El n'vel anatómico en que el hipocampo aparece di­ ferenciado en sus dos componentes,, corresponde a la región comisural, y en este mismo punto es posible apreciar el co­ mienzo de la segunda incurvación del órgano, orientada no ya de adentro-a'fuera sino de adellante-atrás y de arriba-abajo, con lo cual se enrolla el h ’pocampo de Marmosa eleigans de tal modo aue podemos describirlo como un cilindro arqueado cuyo vértice inferior ya com'cmza a dirigirse de nuevo" hacia «1 polo frontal del cerebro (Figs. 5 v 9 ). Pero, este vér­ tice inferior corresponde en su totalidad a la circunvolución <lentada sin gue intervenga en él la sustancia del afta de A m ­ món — hecfio que es de gran importancia en el sentido filogenético ya que este vértice .tiende a prolongarse rostralmentc en las espec'es superiores abarcando en las formas evoluciona­ das, en mayor o menor grado, al asta de Ammón. Esta reg’a <íebe aplicarse, sin embargo, con muchas precauciones poraue ■existen excepciones a ella, y es así cómo Notoryctes, aquel marsupial dueño del cerebro mamífero más prim itivo en cuanto a la extensión del neopalio, posee un polo temporal


F ig . 4 .— Asa lenticular de M arm osa c. elegans; as. 1„ asa lenticular — «nerpo de L u iy s — p. c., pedúnculo cerebraJ.

c. L .,


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del hipocampo bien recurvado; pelro «stos casos son el p ro ­ ducto de la adaptación exagerada a las funciones olfativas y por ló tanto podemos excluirlos del cuadro geneiral. Sabemos que la forma de las circunvoluciones hipocámp'cas varía notablemente de especie a especiei, y que, en la escala evolutiva de ¡os vertebrados, es posible bailar todas las transiciones eintre la figura tan sencilla propia del cerebro saurio (que corresponde más o menos al hipocampo precomisural de nuestro marsupial) y la tan distinta del hombre y de los primados, producto de la reducción completa del' hipocampo superior gracias al desarrollo del cuerpo calloso. Será entonces de alto interés enrolar el hipocampo de nuestra comadreja en el esealafóii.general, as'gnándolei la po­ sición precisa que le corresponde ocupar. La meritoria des­ cripción del cerebro de Gaenolestes obscurus por la tan citada investigadora J. Brown Obenchaín permite establecer que el hípocáinpo de M armosa elegans repite la misma disposición propia a Caeinolestes y que, por lo tanto, debe ocupar un nivelalgo inferior al alcanzado por este órgano en la comadreja norteamericana (Didelphys vlrglniana) en donde comienza a conistátarse la presencia del asta de Am m ón en e4 polo tem­ poral recurvado. Los sistemas comisurales y de conexión provenientes de la circunvolución dej hipocampo se reiúnen en un impresio­ nante tracto fibroso, el fornix. En él debeníos distingu'r dos' tipos de fibras, una de órientación: transversal y otras longi­ tudinales. Las primeras constituyen la gran comisura Interammonlana, la lira .(psalterium) (Láms. 7 y 8 ), que a su vez ofreice dos reglones;'una superior muy densa y que con­ tendría, según Cajal, las f'bras cruzadas del haz esfenoammónico que se arborizaría en el asta de Am m ón y la faícla dentata del lado opuesto, y otra porción Inferior, el psalte­ rium yeintral co'ector de .los cilindros ejes del asta de Ammón. En los cortes longitudinales aparece la comisura Interammor niana en la forma de una escuadra de ángulo posterior. El brazo superior de esti figura corresponde al psalterium dorsal (limbo dorsal dei G. E. Smith) y cl inferior al ventral (lim bo ventral) , configuración ésta que es típica para los m arsu­ piales. Las fibras orientadas'en sentido longitudinal, ahora, co­ rresponden; a) Al fornix precomisural que se vierte en los territo­ rios ríñales anteriores (Fig. 7 ). Este sistema precomisural sería homologable, siguiendo la interpretación de G. E. Smith.



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á los pedúnculos del cuerpo calloso de homo y, en geneiral, de los mamíferos superiores. El mismo autor asigna a eiste trayecto del trígono (fornix) el valor de una estación nnal intermedia entre el bulbó olfatorio y el hipocampo m smo. b) A las estrías internas dei Lancisi que yacen reunidas en dos fascículos sobre ef psalterium dorsal para curvarse ros­ tralmente hacia las regiones ventrales constituyendo el haz geniculado de Koelliker (kniefoermiges Buendel) (Fig. 7 ). Sólo las estrías externas Qaterales) de Lancisi, que se agregan a las internas en los mamíferos placentados, son, como ya lo hace notar Johnston, los ' rudimentos dell hipocampo supracalloso. c) Correspon<1en tam'bién las columnas anteriores del fórnix (pilares anteriores) a este sistema de fibras longitu­ dinales. Descansan sobre la comisura veintral, muy cercanos a la línea media, para penetrar posteriormente en la región hipotalámica (Fig. 7 y Láms. 7 y 8 ). • d) P o r último cabe mencionar a la fimbria Colar posterior del tríg o n o ). Ella colecta, digámoslo así, los haces fibrilares del alveus, para enviarlos a las regioíics anteriores (Fig. 15). CU ERPO

E S T R IA D O

Sabemos que el cuerpo estriado de los mamíferos equi^ vale al ganglio basai de los vertebrados inferiores, ya que sus células, como las de aquél, eimitén prolongaciones (Cajal) cuyo trayecto descendente a través de los pedúnculos cere­ brales es demostrable. Al lado de este tracto, dei origen estr'ado, constataremos, otro ascendente, probablemente sensi­ tivo, característico también para los verteibrados inferiores. Però, en los mamíferos vienen a agregarse a estos antiguos sistemas de conexión las fibras dé proyección córtico-cerebralels que emiten, á su paso por esta estructura, colaterales des­ tinadas a las células n’ ismas del cuerpo ^triado. Estos elementos, típicos entonces para los mamíferos, ya han alcanzado un desarrollo considerable en nuestro marsupial. La div'sióri clásica del cuerpo estriado em sus dos núcleos ea perfectamente factible en M armosa'elegans. Así distingui­ mos un voluminoso núcleo caudado y un núcleo lenticular, entre los cuales se interpone la cápsula interna (Láms. 5, 7 y S ^ y F i g . 5). El primero de estos núcleos hacd honor a su nombre con su original forma en coma. Su cabeza, anterior, se fu-


_______________________E lc a ra b ro de Marmosa elegans

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sion a en u n corto trayecto con el tubérculo olfativo. E n esta reg ió n els posible evidenc.ar su porción septal corlstitüyendo al núcleo acumbens. L a superficie ventricular del núcleo caudado ofrece un, n ú m ero de en tran tes y salientes quei le im prim en u n relieve bastan te caprichoso. Estos accidentes no son sino el m olde de o tro s tan to s, excavados sobre la cara ventricular del asta de A n im ó n , lo q ue nos vidne a indicar el íntim o contacto que se efectúa in v ivo entre estas dos estructuras opi;estas. E l g ra n v o lu m en del v en trículo lateral, evidente en nueistras p re­ paraciones, n o es entonces real sinó únicam ente producto de as m anipulaciones que ex gei la técnica histológica. Y efecti­ vam ente se com prueba esta suposición al observar cortes o b ­ ten id o s p o r el m icró to m o de congelación; aquí e;s realm ente difícil ev d€*nciar la estrecha, hendidura, esta vez real, del ventrículo, lateral. E n tre las em inencias m encionadas de la cara dorsal del núcleo caudado resalta u n a particiilarm ente aguda (L ám . 7 ) . S egún .Z iehen (L it.) sería caracteirística para los m arsupiales en general, n o encontrándose en los m onotrem as. Esta ver­ dad era espina se ad a p ta al ángulo que se eistablece en el p u n to de co n ju n ció n entre fó rn ix y región septal de la cara lím ite v en tric u la r opuesta. Hacia_ las regiones posterioreb va d'sm inuyendo de v o ­ lum en el núcleo caudado hasta desaparecer p o r com pleto, sien­ d o reem p lazad o en el suelo del ventrículo p o r núcleos del com plejo am igdalino. , , E l núcleo lenticular, encajado entre l o s brazos de las cápsulas in tern a y externa, es, etti contraposición al caudado, de fo rm a sum am ente caprichosa. N um erosos tractos constitu­ tivos de la cápsula in tern a lo atraviesan desgarrándolo a su albedrío. Sin em bargo, podem os subdividirlo en dos núcleos b astan te individualizados. U n o , el putam en, ocupa las re­ g io n e s anteriores y externas del le n tic U ia r. E l segundo, el globus pallidus. aparece caudalm ente rechazado hacia el o lan o in te rn o de los heimio'ferios que aquí ya corresponde al .lim ite talám ico (L ám . 9 ) . , j u L a g ran vía eferente estno-talam ica es susceptible de o b ­ servarse en las regiones caudales y v<»ntrales del striatum niá.^ o m enos intercalada entre los tractos del fascículo interno del cerebro a n te rio r (L ám . 8 ).


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N E O P A L IO

La corteza netopalial ocup^ todo el territorio dorsal ,a la cisura rinal, incurvándose en la cara interna de los hemis­ ferios hasta alcanzar la cisura hipocámpica que le hace de límite ventral en esta superficie. Obseiívando un cerebro de Marmosa elegans por su cara externa podemos apreciar la extensión relativa del neopalio cuya altura corresponde más o menos al 50 % del diámetro dorso-ventral total de los hemisferios (Fig. 6 ). L a 's u p e r­ ficie dorsal de los hemisferios, netamente neopalial; es también de poco deisarrollo, ya que no alcanza a cubrir y ocultar a los tubérculos cuadrigéminos anteriores ni mucho memos al ce­ rebelo. El neopalio de Marmosa elegans, tan reducido, supera, sin embargo, en extensión al de otros mamíferos. En estesentido ocupa el encéfalo de nuestro marsupial un nivel in ­ mediatamente superior al de Erinaceus (erizo europeo) y, por 16 tanto, superior también a los de Caenolestes, Orolcstes y Nothoryctes. La superficie neopalial de los heniisfeirios de Marmosa ofrece un solo, pero profundo surco intrínseco. Este surco, de dirección transversal, delimita al polo frontal que sobrem onta a los bulbos olfatorios. Correspondei a la cisura orbital de E lliot Smith. Los axones de los elementos celulares neopaliales se reúnen en dos sistemas de conducción, las cápsulas inteirna y externa. La primera de estas dos cápsulas tiene la misma configuración y el m'smo trayecto como en todos los demás mamíferos. Gorreisponde a la gran vía de asociación entre neopalio y regiones posteriores del encéfalo. La cápsula ex­ terna, en cambio, ofrece en los marsupiales particularidades en eixtremo frappantes qué la diferencian profundam ente de la estructura hoinóloga en los mamíferos placentados. En efecto, sabemos que sus brazos, situados uno en el hemisferio derecho y otro, en el izquieirdo, se reúnen inferiormente cons­ tituyendo el grueso de la'com isura ventral, A esta fracción neopalial se agregan todavía, como vimos más arriba, las •fibras de la raíz olfatoria intermedia. La gran comisura ventral dei los marsupiales, así consti^ tuída, no es én absoluto homologable a. la comisura blanca anterior de los mamíferos placentados con la cual frecuente­ mente se compara. Sus elementos netopaliales la colocan, más


F ig . 6 .— Reconstrucción gráfica del cerebro de M arm osa e. «legans: am g., n ú ­ cleos am igdalinos — ^ b. o., b u lb o o l f a to r io ------- — c. am ., cuerno de A m m ón intrav en tricu lar — Cr am. ex., cuerno de A m m ón extraventricular — d „ psal­ te riu m — fim i, fim bria — g, d., circunvolución dentada — n. c.. nùcleo candado — n. o. a., n ú c k o o lfato rio a n tíd o r — t. p . , tubérculo o lfato rio — ' V. I., í^ n tríc u lo lateral — x., comisura media, del tü a m o .

Pig., 7 .— Z onas corticales de la cara externa del cerebro de M arm osa e. elegans: p u nteado, arq u ip alio — rayado, n e o p a lio ;— - a,, -zona am igdalina — b, o ., bulbo o lfa to rio — ^ c. p ,, corteza . piriform e — • f. a. m,, fisura amigdaliixi inedia — f. c,, fisura circular — ,f, fisura endorinal — f. r. a,, fisura rinal aiqu«ada — : ncop.. m o p a lio '— t. o,, tubérculo o lfatorio — t,_ o. 1.. tracto o lfa tc rio lateral. '


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bien, en un mismo nivel con el cuerpo calloso de estos ú lti­ mos, que falta, como es sabido, en su posición típ ca, en los marsupiales. Hoy día conocemos ya una serie escalonada de cerebros que nos ofrecen toda la- gama de situaciones morfológicas en­ tre la comisura neopalial ventral de los marsupiales y monotremas y aquella, otra dorsal cuyas fibras han bus'cado un nuevo camino constituyendo al cuerpo calloso. Las formas más sugestivas de-este escalafón serán sin duda aquellas que nos ofreicep a la vez un pasaje comisural de fibras neopaliales en la región ventral, y además, un segundo, dorsal, a la com 'sura del fórnix. P or fortuna se han hallado efectivamente géneros que demuestran' tal organización, así cómo nosotros pudimos estableced esta interesante particularidad en el cere­ bro de un quiróptero chileno, Lasiurus borealis varius, y en cl octodóntido Abrocoma bennetti. ¿Cuál es. ahora la razón de que aparece esta nueva co­ misura el cuerpo calloso en los mamíferos- superiores? Es natural que el aumento de las células neopaliales hiciese im­ prescindible el incremento del sistema comisural. ¿Pero por qué no se veirtieron estas nuevas fibrás por la vía ya estable­ cida de la comisura ventral, lanzando, en cambio, su avalan­ cha p o r nuevos senderos? La solución de este problema no ha sido, a mi saber, aun ensayada, pese a la enorme trascendencia de esta incóg­ nita cuya expli¿acióh podrá evidenciar, por lo menos, uno, de los modos fundamentales de la organización y evolución propios del sistema nervioso ceintral. Imaginemos un cerebro, anterior' por supuesto, total­ mente desprovisto ,de com'sura. Llega ahora el momento en que una fuerza, oculta para nosotros, exige el paso de cierto número de axones desde el hemisferio derecho a’ izquierdo y viceversa, con el fin de establecer un puente entre las dos mitades del órgano correlacionando con ello sus funciones. ¿Cuál será el territorio cerebral que hará He le'.:ho a las fibras de la nueva vía? Se,ven desdo luego las dificultades que tal tracto encontraría ein atravesar el espacio que separa a los hemisferios, espac'o que constituye una barrera insalvable al establecimiento de un puente fibroro. En cam'bio, se hará relativamente! fácil el pasaje del cordón a través de todo.s aque­ llos _puntos en que se ha’la establecida va la unión protop’.asmática de los hemisferios. La zona cerebral que cumple con e$'^e renu’'ito corres­ ponde a una lámina vertical que equiva’e al extremo anterior


El Cgrebro da Marmosa elegans

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h fllrfrir, ? ^ I "eimbnonario, cuya evaginación bilateral a este nivel dio nacim iento a los hem isferios cerebrale s . L os extrem os superipr e in ferio r del esta lám ina se con­ tin ú a n hacia las regiones posteriores con el techo y el piso del tu b o n eural. ^ ^ F n to n ces será a través dv esta lám ina, la lám ina term isiiraTes establecerán su sendero las prim eras fibras comiE1 encéfalo que vam os im aginando, tan prim itivo, p ro ­ visto recien de los com ienzos de u n sistema, com isural, deberá buscarse entre los vertebrados m ás inferiores, y, efectivam en­ te, lo encontramos_ en m uchos peces. E n estos cerebros,, to ­ dav ía del to d o dedicados a la función olfativa, será puram en­ te rin al tam bién su única com isura, la com sura blanca anterior. C o n la aparición de nuevos centros ríñales especializados de posición su p erio r que co n stita y m al hipocam po, se estable­ ce u n a segunda vía com isural, el fórnix, entre estas estructu-. ras, que tam bién se aloja en la lám ina term inalis, pero se ci spone, p ara aco rtar cam ino, ein su extrem o dorsal. E n los vertebrados superiores, ahora, los m onotrem as y m arsupiales, aparece ü n nuevo elemento, el neopalio, que igualm ente deibe relacionarse con su vecino p o r fibras comisurales. E stas fibras nc> encuentran dificultad en, su pasaje interhem isferio. ya que pueden Seguir el antiguo cam ino, esta­ blecido p o r clememtos rinencefálicbs, en la com sura anterior. N a tu ralm en te h a ido aum entando de volum en, con este nuevo acúm ulo, la com isura m encionada llegando el m om ento en que los eilementos comisura! es del neopalio ya no encuen­ tra n su cabida en esta -comisura encarcelada p o r los lím ites de la angosta lám in.t term inalis; y en esta aprem iante situa­ ción se produce la irru p ció n del exceidente de fibras, todas neopal ales, a través del nivel superior de la segunda comifu ra, el fó rn ix , ya establecida. E n esta fase de la evolución nace la tercera com isura telenrefáüca, el cuerpo calloso. H em os visto m ás arriba que e! Extremo superior de la lám in a term inalis, que alojará de aquí en adelante al cuerpo ca’loso, se co n tin ú a caudalm ente con el techo del tu b o neural em brio n ario , y p o r lo tan to no h ab rá im pedim entos para cualquiera extensión posterior necesaria de la rom sura calloía. C o n la aparición de esta m agnífica n u e v a . vía se hace sup e-flu a la comi.sura ventral de los m arsupiales, cuyas fibras reo p alialer p o d rá n agreigaríe a las del cuerpo calloso en cier­ ne ya estáb'ecido que ofrece, fuera de la ventaja de sus po-


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Guillermo Mann F.

sibilidades de expansión, un trayecto más brevei a los axones de la corteza de asociación. Y así podemos observar, en la eícala ascendente de los mamíferos, la involución progresiva, en, beneficio del cue,'po calloso, de la comisura ventral de los marsupiales que entonces vuelve a merecer el nombre de co­ misura blanca anterior por recordar muy de cerca aquella • estructura que encontramos en los vertebrados inferiores cons­ tituida únicamentei por elementos comisurales del rinencéfalo. En ciertos casos de aplasia del cuerpo, calloso e n , mamí­ feros superiores (caso de uria mujer, M ingazzini, l.it. 14) re­ emplaza la comisura blanca anterior, que se hipertrofia eijtonces extraordinariamente, a ¿sa comisura neopalial, reestableciéndose la organización comisural prim itiva .de los ma­ míferos aolaceintados. R E G IO N T A L A M IG A

La substancia gris de las formaciones de la región talámica se agruoa en nuestra comadreja, en diversos islotes, pero los límites de estos núcleos son tan vagos quei me inducen a no describirlos individìiàlmente en esta ocasión por el peligro de llegar a conclusiones inexactas. Sin «imbargo, podemos an ­ ticipar que estos .departamentos de substancia gris del tálamo óptico recuerdan más .o menos là disposición humana, y así sería posible distinguir un núcleo anterior bien marcado que deslinda caudalmente con ótro posterior. Los núcleos externo. e interno son mucho más difíciles de demarcar (Láms. 8 y 9 ). Al disecar macroscópicamente la totalidad de los pe­ dúnculos encefálicos, cuya región anterior corresponde en su . niayor parte a los tálamos ópticos, observaremos que estas estructuras se .hall'arii enmascaradas en su casi totalidad por otras fo ra c io n e s, secundarias. . Estas corresponden^en primer lugar a las cintillas ópticas qué ocultan su región inferior, y luego a los grandes, cuerpos geniculados que cubren el resto cjei su extensi-ón, con excepción de un pequeño triángulo ántero-superior ocupado por la glándula epífisis (Fig. 4> . Entre los cuerpos geniculados ahora resalta el anterior jjor su volumen extraordinario (1). Se halla totalmente re­ cubierto por U n albo m anto de fibras ópticas. El tubérculo (1 )

A l respecto de b

nom enclatura de los cuerpos geniculados seguiré-

mos m an ten ien d o aquélla fu n d am en tad a, en n uestro tra b a jo de los o c to dóntid o s (L ít. 1 2 ).

sobre

«l

encéfalo


I


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Cuìllérmo Mann F.

cuad'rigémino anteirioj; que lo sobremonta, se continua casi directamente con él. El cuerpo genicu.ado posterior más pe­ queño, gr's, sobrempntado por el tubérculo cuadrigémino posterior, se halla reunido a este últimO’ por. un grueso y blanco cordón el brazo conjuntival posteirior. La superficie látero-ventral de todo el tálamo óptico limita con un impresionante muro fibroso, que la encapsula. Esta gruesa pared de fibras, la lámina medular externa, en­ cierra importantes víaj de comunicación, aferentes y eferentes de los núcleos talámicos. En nuestras preparaciones no pueden individualizarse correctamente todos los diversos componentes de esta aVa'ancha de axones, cómettido que exigiría la técnica de degenera­ ción artific'al. Sin embargo, es posible reconocer algunas de estas vías a través de su topografía. E n la ' zona interna de la cápsula, que contacta y aún envuelve en partei en las regiones posteriores, al. núcleo roio, caminan las fibras de la vía rubro.-talámica (Láms. 8 y 9 ). Inmediatamente por fuera de este tracto se disponen en sem’luna una seriei de vías sensitivas ascendentes, incluidas en la cinta de Reil interna. A ellas se agrega también la via tálamo-olivar proveniente del fascículo central de. la calota. A la región _externa dei la lámina m edular abocan los elementos de asociación tálamo-corticales, que han alcanzado un manifiesto desariollo en nuestro marsupial. T odas las fibras de esta corona radiante convergein hacia la cápsula in­ terna en cuyo seno arriban a la corteza cerebral. Notables son las conexiones del tálamo óptico con el cuerpo estriado. En los cortes frontales inmediatamente prehábenulares se constata una avalancha de fibras que corres.ponde a esta radiación estrío-talámica, que proviene directa­ mente del’ núcleo caúd'ádó. Las fibras de estos tractos siguen la.v ía capsular (Lám. 8 ). En los cortes del ^ la m o post-ha'benular, en cambio, se aprecia la fracción lehticular de esta radiación (Láms. 9 y 10)El asa lenticular que se origina en el putamen, corres­ ponden a una cintilla aplanada,'que sobremonta al pedúnculo cerebral, en cuyo lomo se dividei en dos fascículos. U no se interna en el tálamo, el otro se subdivide en dos ramas que abrazan y encapsulan al núcleo subtalámico o cuerpo de Luys. Entrei las conexiones del tálamo con la región infundíbulo-suhóptica resalta el fascículo mamilo-talámico de Vicgd ’Azyr, que toma su origen en el tubérculo m am i'ar en un tronco común con el fascículo de la calota de Gudden, para



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Guillermo Mann F.

expansionarse en la región rostral ddl tálamo óptico corres­ pondiente al núcleo anterior (Fig. 7) . Al lado de esta gruesa vía se evidencian, además, varios delgados fascículos (por lo menos dos) quei abocan al tála­ mo desde l,a región ¿nfundibular. Podríamos sospechar que corresponden al fascículo talámico de Forel y al fascículo d'el tuber (Fig. 7). E n cuanto a las conexiones del tálamo con el rinencéfalo, podemos individualizar en Marmosa cuatro vías princicip'ales (Fig. 7 ). La tenia talámica muy desarrollada, que reúne, como es sa'bido, a centros rinales anteriores Con los grandes ganglios de la habénula, donde da origen a una co­ misura m terhabenúlar; el fascículo dei Vicq-d’A zyr más arriba rnencionado; e! grueso fascículo retroflejo de Meynert, de origen habenular que finaliza, cruzado, en el ganglio interpeduncular, notable en Marmosa por hallarse circunscrito por voluminosos vasos sáriguíneos; en cuarto lugar señala­ remos entre las vías tálamo-rinenc^fálicas a la tenia semicir-. cular, puente de unión entre el complejo am 'gdalino y los ceintros olfatorios anteriores, que contiene algunas fibras talámicas. E n los cortes frontales d'el tálamo post-habenular se evidencia todavía ut\ fascículo de orientación longitudinal que finaliza en un pequeño núcleo propio._ Corresponde a los elelmentos frontales de la cintilla longitudinal posterior, quetoma su origen a esta altura (Lám. 9 ). , EL “AMBIENTE SUBJETIVO” DE MARMOSA ELEGANS Generalidades.

Es una verdad >a generalmdnte reconocida por la biolo­ gía moderna — gracias, sobre todo, a los im portantes traba­ jos d’e von Uexküll— que cada especie se desempeña en rd ación a un, ambiente subjetivo propio, distinto del de los demás seres y determinado pqr la estructuración íntim a y espe­ cífica de su organismo. Se impone, pues, la tarea de penetrar, conocer y comprender estos distintos ambientes. La real'zación de tales estudios tropieza desgraciada­ mente con serias dificultades ya que nosotros deberemos so­ breponernos a nuestri propia organización cerebral específica, saltar las estrechas barreras de nuestro ambiente subjetivo, de nuestra expeiriencia profundam ente arraigada, para llegar a vislumbrar la reprejentación que otros seres se form an del ambiente “objetivo" en él que todos convivimos.


El cerebro de Marmosa elegans

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P a ra establectir aquellos distintos am bientes . tendrenios que con fiarn o s tn cierto grado a nuestra capacidad in-tu itiv a : pero al lad o de este factor de trab a jo excesivamente su b jetiv o y yago podrem os echar m ano del experim ento ani­ m al que indicará la reacción visible. ( “ B ehavior” ) de u n ser frente a diferentes estím ulos perm itiendo conocer, de' este m o d o indirecto, la im agen subjetiva a que el estím ulo aplica­ do da lu g ar en los individuos observados. Estei m étodo experim ental ha dado ya preciosos frutos en el estudio de los am bientes subjetivos; pero cabe preg u n tar si no h ay to d av ía o tio procedim iento que pueda conducirnos a fo lu cio n a r el problem a. Creemos en efecto que tal proced m ien to sería la interpretación funcional de las estructuras anatóm icas que son los instrum entos con que cada organism o se elabora su m u n d o am biental subjetivo. E sta elaboración se inicia, en los seres superiores, com o los m am íferos, •con la cap tació n de los 'estím ulos biológicam ente iinportantes que los órg an o s receptores eligen entre íos innum erables gue son em itidos p o r el am biente objetivo. E s ah o ra de gr.in im portancia para nuestras considerac'ones retcordar que, según la teoría form ulada p o r H elm holtz, las corrientes nerviosas en las que los órganos sensoriales tra n sfo rm a n los estím ulos, son cualitativam ente iguales en todas las vías nerviosas del organism o, cualquiera que sea el receptor que les h av a d a d o origen, y que., p o r consiguiente, debe ser ein los centros nerviosos anexos en donde se opera el m arav illo so fenóm eno de la diferenciación cualitativa en­ tre d istin tas excitatíones, lo cual significa que el organism o p o d rá in d iv id u a liz a r tan tas clases de' setnsacíones como centros sensoriales prim ario s existan. Si expres'amos estos h eth b s en form a "de u n esquema^ podem os tra z a r el sieuiente cuadro: I. E s tím u lo ----------— > E j t i m u l o -------------> E s tím u lo ----------- >

R e c e p to r ,--------------> R e c e p to r ------------- > R e c e p to r ------------- >

C o n d u c to r ) C o n d u c to r ' C e n tro p sic b se n ío ria l C o n d u c to r )

D iversos estím ulos captados dn disf.ntos receptores .pro­ ducen u na m ism a sensación. II. E s tím u lo --------- > E s tim u lo -------- >

R e c e p to r --------- > R e c e p to r — ------>

C o n d u c to r ---------> C o n d u ito r --------->

C e n tr o psico sen so rU t C e n tro p sico se n so riat


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Guillermo' Mann F.

Cada estímulo o grupo de estímulos captado por un re­ ceptor propio produce una sensación propia. iii. Estim ulo ----------->

' C o n d u c to r -------------> l C onductor ------------> Rcccpfor ) Conductor ------------> , I C onductor -------------> y C o n d u c to r ------------->

Centro Centro, Centro Centro Centro

psjcosCnsorial psicosensorial psicosensorial psicosensorial psicosensorial

Los estímulos captados por un mismo recepto.r son ana­ lizados y recibidos en distintos centros especializados donde provocan-seinsaciones diversas. Rol del olfato en Marmosa elegans.

Tía.tareimos de entender, söbre la base de . lo dicho, el caso particular del m undo subjetivo de nuestra comadre.ja. El órgano receptor mayormente desarrollado en esta es­ pecie corresponde al aparato sensor'al rinal. Las fo­ sas nasales preseintan una, alta complejidad en .su. estructura ■ósea, hallándose las conchas etmoidales y nasales plegadas de modo de ofrecer una de las relativamente más extensas superr ficieis observadas en los mamíferos. Esto significa que la mucosa olfatoria, q,ue. reviste estos relieves óseos, es también •de particular extensión. Sigue en desarrollo al órgano sensor’al olfativo el apa­ rato de la visión que se caracteriza por los ojos muy grandeis. P ero debemps tener en cuenta también el régimen de vida, eminentemente nocturno, que sigue nuestra comadreja. E n­ tonces aparecen estos ojos tan grandes todavía insuficientes para captar los apagados, estímulos ópticos; Los hechos expuestos sugieren la idea dei que el sentido ■del olfato es el receptor por excelencia que proporcionará a M armosa las sensaciones que habrán de form ar el ‘‘antim undo biológico” subjetivo de esta especie. ¿Podrá nuestra comadreja reconocer, en su ambiente subjetivo, ía existencia de dtterm inados “objetos” p recibitá ella únicamente estí.nulos aislados?. Este es el problema cuya solución nos permitiría tender un puente, siquiera parcial, por sobre el abismo que separa nuestro prop'o m undo subjetivo ■de. aquél de estos lejanos parientes. Tratem os de avanzar algo «n. está terreno sobre bases anatómicas.


El cerebro de' Marmosa elegans

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L a percejK ión de u n objeto se halla supeditada, según. filosofía es en realidad el fundam ento de la teo­ ría de los am bientes subjetivos” — al establetim iento de u n esquem a espacial. A h o ra, es o p in ió n bastante generalizada que estos esque­ m as dcl erpacio pueden originar«« en el organism o casi exclus vam ente a base de eitím u lo s ópticos y táctiles con la in ter­ ven ció n de sensaciones de m ovim iento y equilibrio. Si así fu^ra en realidad, M arm osa elegans, p o r o rien tar su vida pre­ ferentem ente p o r el olfato, estaría en m uy m ala situación para c o n stitu ir esos esquemas. S in em bargo ¿hay realm ente él de­ recho d ^ negar al sentido del o lfato toda participación en la percefx ió n del espacio? C item os, en contra de tal afirm ación, Is tesis de Jam es de que “ la cualidad de lo volum inoso está co n ten id a en todas las sensaciones incluso en las o l f a t i ­ v as” , a lo que aquel au to r, con to d a razón, agreiga que “ esa cualid ad d e extensión constituye la prim itiv a sensación ¿e espacio” . P e ro h a y a u n m ás: ¿Acaso no podem os constatar p o r experiencia que nos es perfectam ente posible reconocer tam bién la d rección en el espacio de u n estím ulo o lfato rio cualquiera de suficiente intensidad? Y si lueigo, com binam os la sensa­ ción o lfato ria p ro d u cida p o r u n objeto desconocido con la experiencia que nos enseñará la función desem peñada p o r ese o b je to en. nuestro m u n d o subjetivo, podem os llegar a estable­ cer u n esquem a espacial dcl objetivo. L a m ay o r o m énor perfección de tal esquema espacial depende únicam ente dell anális s olfativo que el individuo res­ pectivo sea capaz de efectuar. A hora, m ientras que a nosotros nu estra estructuración cerebral sólo nos perm ite realizar esta fun ció n analítica o lfato ria d en tro de estrethísim os límites, te­ nem os to d o derecho p ara suponer que la com adrejita. favo­ recida p o r u n a enorm e cantidad de centros rinencefálicos in ­ di vi^^ializados, puede descom poner estím ulo» o lfa to r os q u e p ara n u estro o b tu so sentido son indivisos, en una^ rica gama de cua’idadcs cuva síntesis en el correspondiente “centro d?í cosensorial” fL andois, L it. 11) . a su vez, dará lugar, en el a n tim u n d o biológico de M arm osa. a la imagen cspaciál del o b je to respectivo. Se h a constatad.'j ya en varios m am íferos que estos cen­ tro s psiro.'iensoríales o lfato rio s — íunto con los gustatorios—r ocu p an la círcu n v o ’ución del hipocam po. E sta circunvolu­ ción es, có m o hem os v irto en !a parte decriptiva del presente trabai‘o. de u n desarrollo parH cularm ente elevado en M a r-


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Guillermo Manr>.»f.

mosa, lo que ahora pódennos explicar por la importfincia de sus centros psicosensoriales que se^án los encargados de cons­ truir los objetos del. ambiente subjetivo de este marsupial.. El experimento deberá eistablecer cuáles son estos ob­ jetos que ¡a comadreja puede reconocer como tales; pero es lícito suponer desde luego que la construcción anatómica de su «incéfalo la capacita ;para representarse objetos, los que serán formados principalmente a partir de‘las sensaciones ol­ fatorias. ' Los objetos así construidos estarán compuestos, en pri­ mer lugar, por notas de índole química y, sólo en grado m u­ cho menor; pór notas referentes directamentei a la configura­ ción exterior. La importancia del primero de estos dos fac­ tores es de indudable transcendencia en un nocturno cazador de insectos cual lo'es esta comadreja. BIBLIOGRAFIA 1.— B U Y T E N D IJ K , F . J . zig. 19 3 5 .

J. —

W c«c z u m

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J Í3 Í

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J.

V .. —

Ideas

p a ra

una

co n cep ció n

b io ló g ic a

del m u n -

; d o . M a d r id , 1 9 2 2 . 2 5 . — U E X K Ü L L . J . V . — D e r O rg a n is m u s u n d die Um-wrelt. E n D irieschW o lte re c k : E>as L e b e n sp ro b le m . L e ip z ig , 1 9 3 1 . 2 6 . — V E R W O R N , M . — D ie M e c h a n ik des G eisteslebens. Leijpzig. 1 9 0 7 . 2 7 .-— ^W UNTDT, W . — G ru n d z u e g e d e r p h y sio lo g isc h e n P sy c h o lo g ie . 6 . A u f l.. : L e ip íz g .

1 9 0 8 .1 9 1 1 .

'

, •

-


234

I

Guillermo Mann F.

E X P L I C A C I O N D E L A S L A M IN A S

Lám . L — ^Encéfalo de M arm osa c. «kgans.

V ista dorsal.

L ám . 2 .— E n céfalo de M arm osa e. e k g an s.. V ista v entral. L ám . 3 .__ F ig. 1: B ulbo o lfa to rio de M arm o ía e. elegans. C o rte sagital. (T in c ió n de fib ra s), b . o. ac., b u lb o o lfa to rio accesorio — g.. g lo m érulos o lfato rio s. _ Fig. '2 : B u lb o o lfa to rio d i M arm o sa e. el g ans. C orW f r a n ttL (H em ato x ilin a-eo sin a). g., g lom érulos o lfa to rio s. L im . 4 .— ^Pedúnculo o lfa to rio de M arm osa «. elegans. C o rte fro n ta l (hem atox ilin a-eo sin a) : b. o. ac.. b u lb o o lfa to rio accesorio c. a., com i­ su ra v en tral — c. p . a., corteza p irifo rm e a n te rio r — <. p . 1. v ., corteza p irifo rm e látero-ventral — g., zo n a g lo m eru lar — neop., n eopalio: nuc. o. a. i., núcleo o lfa to rio a n te rio r in te rn o — nuc. o . ■a. d., núcleo o lfa to r io 'a n te rio r dorsal — t. o ., tu b ércu lo o lfa to rio — •tr. o . 1., tra c to o lfa tiv o lateral. L ám . 5 .— R egión septal del cerebro de M arm osa e. e le g a n s ., C o rte fro n ta l (h e in a to x ilin a -c o sin a) ; a l., alveus — c. am ., cuerno de A m m o n *— c. a. r.. io m isu ra v en tral, fracción rin al — c. d ., cuerpo d in ta d o — , c. e., cápsula extém a — c. i., cápsula in tern a — el., clau stro — c. p .. corteza p irifo rm e — c. r., co rona radiada — f. m ed. t. !.. fascículo in te rn o lateral del ccPebro a n te rio r — f. p .. fibras p re c o m isurales — f. r., fisura rinal — n , 2 , n erv io ó p tico — n . p o . e., núcleo p a ra o lfá to rio e x tern o — - n . p o . i., , núcleo p a ra o lfa to rio in ­ tern o — n. tr. o. i., núcleo del tra c to o lfa tiv o in te rn o — nuc. c.. núcleo caudado — t. o ., tu b ércu lo o lfa to rio — tr. o . 1 .. tra c to o l­ fa tiv o lateral. L ám .

L ám .

L ám .

6

.— Suelo del v en trícu lo lateral de iM armosa e. elegans. c. am ., cuerno d i A m m ó n — nuc. c., - núcleo caudado.

7.— ^Región com isural del cerebro de M arm osa. c. elegans. C o rte fro n ­ tal (h em atoxilina-eosina) : í . a., comisuna v e n tra l — c. am .. c uerno de A m m ó n — c. d., cuerpo dentado — c. e., cápsula externa __ e. i., cápsula in tern a — el., claustro — c. p .. corteza p irifo rm e __ c. r., corona radiada — f. med. t. 1 ., fascículo in te rn o lateral del cerebro an te rio r — f. r.. fisura rin al — n. 2 . n erv io ó p tic o __ n. p o . e., núcleo p a ra o lfa to rio ex tern o — nuc. c., núcleo « a u d a d o __ ps. d „ psalterium dorsal — p s. v.. p salteriu m v e n tra l __ r i , receso in fe rio r — tr. o. 1 .. tra c to o lfa tiv o lateral — v 1 v e n tríc u ­ lo lateral. 8

.— .Fig. I : Rcfiión com isural del cerebro de M arm osa e. elegans. C o rte fro n ta l (ácido ósm ico) : a ., alveus — c. a., com isura v e n tra l _ c. e.. cápsula externa — c. f„ ’colum na de fo rn ix — f. m«d. t . fascículo in te rn o del cerebro a n te rio r — g s., psalterium .


El cerebro de Marmosa ele'gans

235 .

I

iFig. 2 : R e g ió n c o m lsu ca l de M a rm o sa e. elegans. P re p a ra c ió n p o r d is e c c ió n : c. a ., c o m is u ra v e n tra l — c. e ., c á p su la ex cerna — c. i., c á p s u la in te rn a p s .; p s a lte riu m ; . -?• L á m . 9 .— R e g ió n ta lá m ic a a n te rio r del c ereb ro de M a rm o sa e. elegans. C o rte f r o n ta l , C h cm ato x ilin a-eo sin a ) : a l., a lv e u s — c. a m ., c u ern o de A m m ó n — c. d .. c u e rp o d e n ta d o — c. e., c áp su la e x te rn a — c. *g. 1.. c u e rp o g e n ic u la d o la te ra l ---- ‘ c. L .. c u e rp o -d e Luiy.s — c. o ., c in tilia ó p tic a — ' fim ., fim b ria — g. h a b ., g a n g lio h a b e n u la r — 1. m . e.. lá m in a m e d u la r e x te rn a — 1. m . i.; lá m in a m e d u la r in te rn a — n . a. c ., n ú c le o a m ig d a lin o • c en tra l — n . a. i., n ú cleo a m ig d a lin o i n ­ te rn o — n . a. 1., n ú c le o a m ig d a lin o la te ra l -— n u c . c., n ú c le o c au ­ dado n u c . f. 1. p ., n ú c le o del fa scíc u lo lo n g itu d in a l p o s te r io r — p . c., i^ d ú n c u lo c e r e b r a l -----s t. t.. stria- te rm in a l — v . 1., -v e n trícu ­ lo la te ra l. L á m - 1 0 .— R :g ió n ta lá m ic a m e d ia del c ereb ro d e M arm o sa -e. elegans. C o rte f r o n ta l (h a m a to x ilin a e o s in a ) : a l., a lv e u s — as. 1., asa le n tic u la r — c. a m ., c u e rn o de A m m ó n — c. d ., c u e rp o d e n ta d o ---- c. e.. , c á p s u la e x te rn a — c. f., c o lu m n a del f o r n íx — c. g% L , c u erp o g e n ic u la d o l a t e r a l -----c. L ., c u e rp o d e L u iy s — c. p ., c o rte z a p ;“ rif o rm e — c. r., c o ro n a ra d ia d a — f. h ., fis u ra h ip o c á m p ic a — f im .. f im b r ia — f. r.,^ fis u ra rin a l — n . a . c., n ú c le o a m ig d a lin o c e n trs l — n . a. 1., n ú c le o a m ig d a lin o la te ra l — n . tr . o 1., n ú ­ cleo del tra c to o lf a tiv o la te ra l — n u c .'c.,-* 'n ú c le o c au d a d o — p . c.. p e d ú n c u lo cereb ral — p u ., p u ta m e n ^ - q . o ., q u ia sm a ó p tic o — t. t., te n ia ta lá m ic a — v . h . v e n tríc u lo la te ra l —^ v . 3 , te rc e r v e n ­ tríc u lo .

\



Lรกm. I


Lรกm. II


Lรกm. Ill

FIG. 2.


U m . IV


Lรกm. V


Lรกm. V I


Lรกm. VII


U m . V ili

F IG . 1.


Lรกm. IX


Lรกm. X


IN D IC E D E L

T O M O X X II Pág.

1.—^Don Claudio Gay y el Museo Nacional de Historia Na­ tural, por Humberto Fuenzalida V........................ ‘. i .. . . 5 2.—Excnio. Señor. Presentación de don Claudio Gay al Go­ bierno de Chile ............................................. ...................... .. .. 17 3.—Dos manuscritos de don Claudio Oay .21 4.—El.Itinerario de don Claudio Gay, por el Ingeniero Agró­ 27 nomo Carlos Muñoz P . z a r r b ............ , .................................. 5.— Fósiles de A ta(^?ia, por Enrique Ernesto Gigoux . . . . 45 6.—La Familia Sátumidsie (Hete.-ocera) en Chile, por el Dr. Emilio Ureta R. .. .. .............................. 49 7.—Expedición ornitológica a! Norte de Chile, por Rodulfo Amando Phirppi B., Alfredo W. Johnson y Jack D. G o o d a ll ...................................: . ..................... 65 8 .— Contribución al conociiMento del Género Paspalum e n ­ chile, por la Prof. Rebeca Acevedo de Vargas .. . . . . 121 9.— Excavaciones en Arica, por Orete M o s tn y .............. ... . 135 10.— Algunos tipos de Cachimbas antiguas chilenas, por Dill­ man S. Bullock . . . . . .........................................r ................ 147 11.— Algunos cráneos procedentes de Arica (Chile), por , la Dra. M aría de las Mercedes C o n s ta n z ó ............................ 153 12.—Especies chilenas del Género Sturmia, por Raúl Cortés P. 159 13.— Revisión de los moluscos terrestres y de agua dulce pro­ vistos de concha de Chile, por el Dr. W alter A. Biese N. 169 14.— Un nuevo estilo arqueológico - II, por Orete Mostny .. 191 15.—El cerebro de /Marmosa elegans, por Guillermo Mann F is c h e r ........................................................................................... 197



P E R SO N A L D E L M U SE O E N R IQ U E K R N E S T O G I G O t J X ................................................................ D ir e c to r M A R C IA L R . E S P IN O S A B ................... J e í e d e l a S e c c ió n C r ip to g a m la

HUMBERTO FUENZALIDA V . ............... Jefe de la Sección Geología E M IL IO U R E T A R .......................................J e f e d e l a S e c c ió n E n to m o lo g ía R O D U IiF O A. POEIILIPPI B ................. , . J e f e d e l a S e c c ió n O r n ito lo g ía O R E T E M O S T N Y .......................................J e f e d e l a S e c c ió n A rq u e o lo g ía r e b e c a A . D E V A R O A S .............................J e f e d e l a S e c c ió n B o tá n ic a C A R L O S M U R O Z P .....................................J e f e d e l a S e c c ió n F a n e r o g a m ia G U IL L E R M O MAINN . . E n c a r g a d o d e l a S e c . M a m ífe r o s C h ile n o s A LBER TO F R A G A G ........................................................................... B ibU otecarlo L U IS M O R E IR A M ............................................................................... T a x id e r m is ta A L B E R T O M E N D E Z P ........................................................................ T a x id e r m is ta

D ir e c c ió n : M U SE O NACIO NAL D E HISTORIA. NATURAL. (Q u in ta N o rm a l d e A g rica ltu T a ). C a s illa 787 __ T e lé fo n o 91206 — S a n tia g o d e C h ile



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