FedericoPhilippi

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VIDA I O B R A S DE DON

FEDERICO PHILIPPI PO R

BERNARDO GOTSCHLICH


Don FEDERICO PHILIPPI


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VIDA I OBRAS 1)E DON FEDERICO PHILIPPI I La importancia científica de los Pkilippi, padre é hijo en Chile, es de aquellas que no admite discusión, sus ser­ vicios efectivos abarcan 57 años e. d. mas de medio siglo de majisterio, en que han formado una pléyade de alum­ nos, gloria que en las ciencias naturales pertenece esclu­ sivamente a ellos. Necesariamente tenemos que recordar a cada pasóla actuación del ilustre ]Jr. don Eodulfo Amando Philippi porque él es el centro alrededor del cual jiran estos estu­ dios. El nombre de la Eepública de Chile está vinculado a los Philippi en sus variadísimas producciones, en su colo­ nización de las provincias del sur, en todo orden del pro­ greso, desde 1831. En efecto, Bernardo Eunorn Philippi pasó en ese año por nuestras costas en el buque hamburgués «Princesa Luisa», en viaje científico i comercial al rededor del mun­ do; venía a bordo el médico aleman Meyen, quien publicó especies nuevas de la Fauna i Flora de Chile en Nova Ac­ ta Academiae Leopold. Carol Xa tur* curiosorum en qolaboracion con los Naturalistas Walpers Yogel i otros. El año 1837 volvió Bernardo Philippi a recorrer el li­ toral chileno en el mismo buque; ésta vez en compañía del médico aleman Dr. Cárlos Segeth; arribaron a Valparaíso a principios de 1838, i Philippi siguió en el «Princesa Lui­ sa»; desembarcó en Arica, recorrióTacna i llegó hasta Li­ ma desde donde regresó a Valparaíso i siguió como piloto del buque (pues en Dantzig habia cursado náutica) a las costas de China i despues en dirección a Hamburgo, adon­ de llegó a principios de Julio de 1841. A fines del mismo año volvió a Chile; osta vez con un cargo del Museo de Berlín para coleccionar objetos cien­


— 42 — tíficos mediante la remuneración de mil thaler prusianos o sean 3,000 marcos anuales. Se detuvo en las provincias de Valdivia i Llanquihue para recolectar objetos para el dicho Museo de Berlin. No tuvo conocimiento de los viajes de Gay por el año 1835 a esas rejiones i creyó que el era el primer descubridor del hermoso lago Llanquihue: diseñó un mapa de esa rejion i concibió la idea de colonizarla con elementos alemanes, lo cual consiguió despues de muchas peripecias. Acompañó a don Juan W illiams en la goleta «Ancud» a Magallanes, a tomar posesion solemne del Estrecho i fundar alli una colonia chilena. Los conocimientos náuticos i de injeniería, especialmente fortificaciones, que poseía Philippi, eran de gran utilidad en aquella empresa. A la vuelta de la espedicion el Sup. Gobierno lo nombró capitan del Cuerpo de Injenieros i como tal fué a Valdivia a sacar la copia de los fuertes Españoles de Corral, Niebla i otros. El año 1844 entró en compañía con el cónsul prusiano Flindt i com­ praron la hacienda «Bella Vista» al sur del Bio Bueno, cerca de Trumao. Su hermano, el Dr. B. A. Philippi re­ cibió a la sazón en Kassel el encargo de «Flindt i Philippi» de contratar 9 familias de artesanos alemanes, los que vi­ nieron a Chile en la barca «Catalina». Fué esta la primera semilla de colonización alemana en Chile. (1). Philippi (don Bernardo) era un hombre de trato fino i agradable, era de buen porte i figura; se conquistó mu(1) Desde entónces siguieron viniendo a Chile m uchas familias; fué ésta la colonizacion mas escojida i que m énos desem bolsos h a costado al erario nacional. E s sólo com parable a la de los años 1872 a 75 pro v e­ niente de la Bohemia alem ana, que nada costó al Estado. La corriente inm igratoria estim ulada por don B ernardo P hilippi, siguió h asta el año 1865, sobrevivió en 13 años al infatigable propagandista. Su obra fué m ui com batida en Chile; decíase que únicam ente habia traído protestantes, i a su regreso en Marzo de 1852 tuvo por este m otivo un violento encuentro con el M inistro don Antonio V aras. Philippi comprobó plena i fehacientem ente que los Obispos de Paderborn i Fulda habian prohibido en sus respectivas diócesis la em igración de católicos, i la inculpación citada carecía pues de todo fundam ento. El Presidente, don Manuel M ontt, ordenó al teniente coronel Philippi trasla­ darse a Magallánes en calidad de Gobernador, a fin de restablecer allí la colonia destruida i hacer la paz con las trib u s indias que el antecesor, capitan Cambiazo, habia exasperado con su trato im prudente i sangui­ nario. Philippi desapareció en esa rejion m isteriosam ente, lo m ism o seis personas m as de su séquito. Los indios vengaban en ellos la m uerte de siete individuos de su tribu, fusilados por Cambiazo.


— 43 — chos i buenos amigos en Chile; llegó mientras actuaba en Chile, antes de 1849, al grado de Sarjento Mayor de in­ genieros i por último al de Coronel del mismo cuerpo. El Presidente Búlnes lo hizo su Edecán, en 1848 movió a éste a fomentar la colonizacion alemana en las provin­ cias australes; el Presidente encontró buena la proposicion i don Bernardo emprende viaje a Europa. Allá se encuen­ tra justamente en los años asiagos de la Bevolucion, 184849 circunstancias propicias para el éxito de su empresa; emigraron yarias familias conspicuas que despues han hecho honor a Chile. El mismo Presidente Búlnes, le firmaba en premio, el 15 de Setiembre de 1851, sus despachos de Teniente-Coronel de Injenieros. A su regreso se le mandó a Magallanes; llegó a Corral inesperadamente el dia 20 de Junio de 1852 en el buque de guerra Infatigable. En aquella ocasion se despidió para siempre de su hermano mayor , pues encontró en Maga­ llanes un triste fin. Hoi en dia la obra de Bernardo Phillippi florece en el sur de Chile i el gobierno de la Eepública le debe grati­ tud a este hombre emprendedor. Un sobrino de don Ber­ nardo, Don Teodoro Philippi llegó a Chile en 1848, actuó en Concepción como profesor del Liceo i fundó un Jardin Botánico; murió a principios de 1852. El Doctor D. Rodulfo Amando Philippi vino a Chile en el bergantín Bonito, capitan Zybrank, de la matrícu­ la de Hamburgo, i tocó suelo chileno en Yalparaiso el 4 de Diciembre de 1851. Su actuación científica i educadora en nuestro pais es conocida en Chile como en el estranjero. El Museo Nacional, sus cátedras de Ciencias Naturales en el Instituto Nacional i en la Escuela de Medicina, sus 450 producciones científicas hasta su muerte acaecida el 23 de Julio de 1904, lo hacen benemérito de la Patria. (1) (1) E n los dias que siguieron a su m uerte oimos con satisfacción que los hom bres dirijentes de nuestro pais pensaban erijirle un m onum ento que conservase viva su m emoria en nuestro pueblo i al mismo tiempo signifícase el agradecim iento de la Nación por los im portantísim os servi­ cios por él prestados. Creo que es tiem po de realizar esta noble idea; el local mas a propósito para el monumento Philippi ofrecería la plazuela que está frente a la fachada principal del Museo Nacional.


— 44 — El señor D. Federico Philippi, entre otros desem­ peñó los puestos de profesor ele Botánica, Jefe de la Sección de Botánica del Museo Nacional i desde el 15 de Abril de 1897 hasta el 16 de Enero de 1910, Director del mismo Establecimiento. Como empleado público se ha hecho acreedor’ a la gratitud de todo chileno; debemos honrar su memoria tanto por los antecedentes de sus antepasados como por los importantísimos, servicios que durante 36 años prestó a nuestro pais como empleado pú­ blico. II El padre de Don Federico Philippi, Doctor Don Rodulfo Amando, debió su alta posicion científica a sus propios esfuerzos. En su primera escursion científica por el sur de Italia solia decir a sus compañeros Federico Hoffmann i Arnoldo Escher; qué será de mí mas tarde, con mis escasos medios de subsistencia; los compañeros nombrados le quitaron esta idea fatalista. A su regreso dió el exa­ men de Estado como médico práctico, en 22 de Abril de 1833; pero el nuevo médico de los «Países Reales» seguía modestamente en sus trabajos de investigación científica sin dedicarse a la Medicina. (1) (1) Ayudaba a la viuda K ohlrausch en la investigación m icroscópica sobre la fecundación de las plantas; el descubrim iento de este proceso era aún nuevo en 1833; percibía por este trabajo 100 T haler prusianos al afio o sean 300 marcos. El profesor E hrenberg lo tomó a su lado para que le ayudase a ordenar i distribuir las plantas traídas del E jipto, la Siria, Arabia i Abisinia i litografiara los dibujos; este trabajo le proporcionaba una renta igual a la anterior; percibía tam bién seis pesos m ensuales o sean 18 marcos por clases de H istoria Natural que hacia en una escuela superior de ñiflas, rejentada por una señora Lem m ers; eran todas sus entradas! Con estas entradas vivía mui m odestam ente, i sin em bargo no desdeñaban visitarlo con m ucha frecuencia en su reducida pieza habita­ ción dos eminencias de esa época: A lejandro von H um boldt i Leopoldo von Buch. Quería obtener una cátedra en el Jim nasio de Berlín; pero para ello habría tenido que ren d ir exam en en Filolojía e H istoria o M ate­ máticas i Ciencias Naturales; en éstas últim as estaba bien preparado, pero los cálculos diferenciales e integrales eran su lado vulnerable. Se le habia ofrecido un puesto en la U niversidad rusa de Karkow, pero lo rehusó. A fines de 1834 un estadista del Electorado de H essen, el injeniero Schwedes, le ofreció el puesto de profesor de Ciencias N aturales en la Escuela Politécnica de Cassel, con un sueldo anual de 500 pesos. Se hizo cargo del puesto por Pascua de Resurrección del afio 1835.


— 45 — El 1.° de Enero de 1836 contrajo matrimonio con su Pnma la señorita Carolina Krumviede i el 5 del mismo mes llegó con ella a Cassel donde vivieron en casa del ar­ quitecto Engelhardt. A principios de Febrero de 1837, le sobrevino una seria enfermedad; el tratamiento i alimentación con leche i fari­ náceas no prudujo efecto i el médico Stracke le prescribió un clima mas benigno, por ejemplo, el de Xizza en Italia. Su mujer kabia keredado una pepueña suma i ella mis­ ma lo animó para trasladarse a Italia; escojieron el sur de esa Península i se radicaron en Xápoles porque la vida era mas barata, i podia continuar en la investigación de moluscos de Sicilia; salieran de Ivassel el 8 de Abril de 1837; llevaban consigo un niñito; éste se les murió el 4 de Julio de 1838. En Xápoles arrendó un departamento en el segundo piso de una casa situada en la «Ri viera C'hicaja» una ca­ lle ancha que llegaba hasta la entrada a la Grotta del Basilipo», pertenecia esta casa a la duquesa de Avalos, casada con el conde Cesare Di Scapuli. Al principio tomó un mozo llamado Isidoro, pero despues se encontró con su fiel criado Tobias del Trajo, natural de Pozzuoli, quien lo habia acompañado en su primera éstadia en el sur de Italia (1830-33) i lo tomó a su servicio. Desde Xápoles hacia escursiones con su amigo Eschericht a Pompeji, Sorrento, Capri, Pozzuoli, etc. i subian al Vesubio. Mas de una vez nos ha contado el anciano maestro el nacimiento de su hijo Federico (1) el 16 de Diciembre de 1838, al son de las campanas de alarma durante una te­ rrible erupción del Vesubio; hubo ese dia récios temblo­ res i caia una espesa lluvia de ceniza; no pudo encontrar matrona i este contratiempo casi cuesta la vida a la pobre madre del niño: una humilde pescadora llamada Agata lo amamantó durante las primeras semanas. Ya restablecida la señora, quedó al cuidado de ella el fiel Tobias, i su es­ poso se trasladó a Palermo ya bastante restablecido de su mal, allá permaneció buena parte del año; visitó varias comarcas (2). (1 ) Llevaba los nom bres Federico, Enrique, Eunom. (2) Vuelto a Ñapóles encontró a su hijito enferm o de m em njitis; lo tra ta b a el médico hom eópata doctor Cleopazzo. Fué inm ediatam ente en


— 46 — busca del doctor Zim m erm ann, un excelente com patriota; los esposos Philippi pasaron sem anas am argas con el niño; habia que darle duchas frías cada dos horas de día i de noche. Se cortó la m eninjitis al fin; pero el estado jeneral del niño fué de mal en peor, hasta que no pudo tom ar alimentos; el doctor Zim m erm ann se portó mui solícito, el niño estaba en estado aletargado i le aplicó cuatro sinapism os fuertes: dos en las piernas i dos en los brazos; el niño concilió el sueño i a la m añana siguiente ya se notó una reacción favorable que fué afirmándose. No quedaron p o r esto fuera de cuidado. E n el invierno le vino una dentición anorm al, las encías se le hincharon, diez dientes salieron a la vez. A fines de F ebrero tuvieron que pensar en regresar a Alemania; en Roma quedaron ocho días i consultaron para el niño al médico del Papa, doctor A hlert, un aleman; éste les dijo que la dentición era anorm al i que debian alim en­ tarlo bien. E n la misma ciudad visitó al príncipe B onaparte, célebre como zoólogo i principalm ente como ornitólogo, hijo de Lucien Bonaparte i sobrino de Napoleon I; tam bién el Presidente de la Corte Suprem a de Roma, Monsignor Lavinio dei Medici Spada le hizo un buen recibi­ miento. De Roma se dirijieron a Civita Vecchia, donde tom aron el vapor fran­ cés «Pharamond« que los conflujo a Marsella. El invierno se m ostraba crudo en ese afio en la E uropa M eridional, lo que aum entó las m olestias del viaje. De Marsella se dirijieron «en diligence» a Lyon, donde des­ cansaron un día, i despues a Jinebra, donde buscó un médico para su hijito que empeoraba: el médico no supo darle otra cosa que jarabe de Malta! Siguieron viaje tocando en Lausanne, Iverdon i Neufchatel; aquí se quedaron un día i don Rodulfo visitó a Louis Agassiz; llegaron a F rankfort sur Maine, donde estaba un herm ano; (don Rodulfo Armand^o tuvo, fuera de don Bernardo, dos herm anos mas, Cárlos i Otto) éste se asustó de tal m anera al ver al nifio que inm ediatam ente fué en busca del doctor Lejeune. Cuando éste lo vió dijo: «Soi médico hacen 51 años i no he visto nada igual!» Prescribió baños con caldo de patas de tern e ra i vino de Madeira por cucharaditas; se detuvieron solo dos días i siguieron a Giessen, donde visitaron al doctor Liebig i de allí llegaron por fin a Cassel. Sus amigos ya le tenían casa tom ada i todo arreglado; el nifio mejoró, al principio mui lentam ente i debido a los solícitos cuidados de su buena m adre, pues a los 18 m eses de edad pesaba con los vestidos 12 libras; pero despues se aceleró su mejoría, creció i se robusteció como los nifios de su edad. Al sesto afio principiaron a torcérsele los pies hacia adentro de modo que no podia pisar en la planta, a los siete afios le cor­ taron los tendones de Aquiles. La operacion surtió buen efecto i pudo andar bien; acompañó a su padre en varias escursiones botánicas a los alrededores de Kassel. El niño era mui intelijente, aprendió a leer con una facilidad asom ­ brosa i su madre— ha llorado muchas lágrim as furtivas cuando veia a su enferm ito leyéndole poesías i trozos clásicos. La torcedura volvió despues poco a poco. El afio 1852—su padre estaba ya en Chile— lo llevó su tío Otto Philippi a Berlin, donde el doctor Langenbeck le hizo una segunda operacion, pero sin resultado. Así es que el m alogrado don Pedro Pablo Figueroa ha sido erróneam ente inform ado cuando dice de don Federico Philippi: «En estas escursiones científicas perdió sus dos pies quem ados por las nieves de las cordilleras en el norte i su r de C hile». Pies i piernas, es decir las estrem idades inferiores no se le desarrolla­ ron, sino que conservaron la com plexión i tamafio como pertenecientes a un nifio de diez o doce afios,


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III A la usanza alemana, don Federico aprendió a leer i escribir en su hogar; era la madre o era el padre quienes le enseñaban. Hemos dicho ya que como enfermito distraíse con la lectura; ya entonces tuvo la pena de ver morir a sus dos hermanitas Elisa Ida i María Luisa, que­ dándole como compañera de juegos Matilde Henriette; a los ocho años le tomaron profesor en la casa; el año 1849 principió a visitar el Jimnasio. Por acontecimientos que narrarémps en seguida, tuvo la familia que abandonar a Kassel. Mientras su madre i hermanos quedaron en Carlshütte, en el ducado de Brunswick, don Federico visitaba el Jimnasio de Hildesheim; tenia su pension en casa del Notario de la ciudad; allí conoció i tuvo intimidad con el canónigo Leunis quién escribió una excelente obra clasica de Zoolojía «Synopsis der Zoologie», i otras mas que se consultan hasta la fecha. Visitó el Jimnasio Andreano (Gymnasium Andreanum) de Hildesheim hasta fines de 1853, i pasaba las vacaciones en Carlshütte cerca-de Delligsen con su familia.

IV

E l Dr. B. A. Philippi seguia con éxito su cátedra en Kassel; el sueldo le habia sido elevado a 700 Thalers anua­ les o sean 2,100 marcos; estaba en ventajosas relaciones con los sabios de Europa por sus notables publicaciones. Pero llega el año 1848. Los pequeños i numerosos estados alemanes estaban en cierta manera subyugados a sus go­ bernantes, que, o no habian concedido una Constitución de­ mocrática o hacian tabla rasa de ella. Despues de las ulti­ mas guerras Napoleónicas. 1813-14, el Príncipe de HessenCassel fué repuesto en su dominio; aspiraba al título de


— 48 — Rei, pero el Congreso de Viena 110 se lo concedió; tomó entonces el nombre de Kurfürst (príncipe curial, antigua denominación proveniente de la organización romana, en que las curias en sus comicios elejian al rei, i despues a los cónsules, etc.), comunmente llamado «Príncipe Elector». E l liberalismo aleman aspiraba a tener una Constitu­ ción democrática i principió a moverse en tal sentido por el año 1848, Por lo jeneral, el movimiento era moderado, pero el so­ cialismo estremo ya mostraba en algunas partes sus preten­ siones (1). Philippi, que jamas se liabia ocupado cíe polí­ tica, fué también arrastrado a ella por este movimiento jeneral; pertenecia al partido liberal moderado. E l Consejo Municipal de Cassel descubrió de pronto que habían mu­ chos habitantes que no eran ciudadanos; los obligó a ins­ cribirse en los rejistros para que pagasen contribuciones; jurasen guardar la Constitución i se obligasen a aceptar empleos edilicios; se elijieron rejidores i despues alcalde, para la inspección de escuelas i otros establecimientos locales, etc. Philippi tomó parte en estas organizaciones i por su intervención se fundó también una Escuela de Niñas para la clase media del pueblo. Hasta aquí todo iba bien, pero la revolución de Febrero en Francia contajió a los partidos alemanes. En Kassel subió un Ministerio liberal presidido por el ministro Eberhardt-Wippermann; a principios de 1849 fué nombrado Philippi, Director de la Escuela Politécnica, a la cual imprimió nuevo vuelo, i el mismo ministro Eberhardt certificaba el 5 de Junio que el establecimiento se encontraba en mui buen pié. Mas, el 3 de Febrero de 1850 cayó el Ministerio liberal i subió un (1) Se cuenta que paseándose un día el señor K rupp, fundador de la gran fundición de acero en KSsen, por uno de loa parques de B erlin, se le acercaron dos individuos del pueblo, que indudablem ente lo habian reconocido; le hablaron de las libertades individuales, del reparto del capital, que al fin llegaba la época de la igualdad para la hum anidad, etc. i que el (Krupp) ya pensase en la equitativa distribución de sus bienes! Bueno, les contestó éste: puedo satisfacerlos en el acto. Los interlocu­ tores lo m iraron con visible satisfacción! K rupp continuó: como Uds. saben, la poblacion de Alemania alcanza m as o m énos a 23.000,000 de individuos: mi haber no alcanza a doce m illones de marcos, aquí tiene cada uno 50 pfennig i quedam os en paz. Los dos gañanes se m iraron con alguna turbación i se m archaron con sus 50 pfennigs sin proferir ninguna palabra mas. Buen ejem plo de reparto igualitario social!


— 49 — hombro reaccionario, llamado en Hesseu «el odiado» Hassenpnug; disolvió la Cámara en Jimio i convocó al nuevo Congreso el 22 de Agosto de ese aíío; también éste fué disuelto a principio de Setiembre pues, todo el electorado de Essen fué declarado en estado de sitio el 7 de Setiem­ bre de 1850 (1). Su hermano don Bernardo, a la sazón en Kassel, le instigaba que abandonase esa ciudad i que se trasladara a Chile para dedicarse a cultivar un fundo que habia adquirido poco ántes de salir para Alemania. Por otra parte, su amigo C. Koch, industrial en vidrios i fierro en Carlshütte, cerca de Delligsen en el ducado de Brunswick, le escribía que saliese del servicio de ese des­ graciado i revuelto electorado de Hessen. Philippi aceptó, su familia encontró cariñosa acojida en la casa de Koch i a principios de Julio de 1851 quedó resuelto el viaje del doctor R. A. Philippi a Chile. Llegó aquí, como se sabe, en Diciembre de ese mismo año. E l corouel Bernardo Ennom Philippi redoblaba en esos dias de confusion en Kassel su propaganda chilena; su consigna para todos era: a Chile, a Chile.— Pero ya habia preparado su terreno desde ántes; los primeros colonos enviaban buenas noticias sobre Chile. Con anterioridad se habia hecho una propaganda intensa i metódica por bue­ nos estranjeros que adoptaron a Chile como segunda Pa­ tria. En 1846 Bernardo Philippi publicó un mapa de la rejion situada entre los grados 39 i 42 de latitud sur. E n . 1847 publicó A. Ried un folleto «Deutsche Auswanderung nach Chile» (Emigíacion alemana para Chile); encabeza su propaganda con el siguiente lema: Ccelum, non animum mutant qui tans mare currunt; (No de espíritu, sino de firmamento cambian los que pasan el océano); da una corta descripción de Chile i sus productos, etc. Como apéndice publica las cartas dirijidas por los señores A. Schmidt a sus parientes en Rotenburg, i de F. W. Dolí a su amigo don Bernardo Philippi. Debemos citar aquí una segunda carta del señor F. \V. D511, ex-discípulo del doctor R. A. Philippi, en Cassel, fe­ chada en Valdivia el 22 de Junio de 1848; en ella descri(1) P o r m as porm enores véase Barros Arana «El doctor don K. A. Philippi, su vida i sus obras. Santiago 1904. B. Gotschlich Biografía <lel doctor R. A. Philippi. Im pr. Lam pert. Valdivia 1904.


— 50 — be su viaje desde Santiago i a través de la Araucanía para tomar posesion de su empleo como profesor de humanida­ des en el «Colejio literario de Valdivia». Hizo este viaje en compañía de tres caciques de la costa de Arauco, que por casualidad se encontraban en Santiago i debían estar reconocidos al Gobierno por los múltiples obsequios i con­ cesiones que éste les había hecho. Jío es del caso contar aquí las peripecias del viaje i re­ petir la narración del estado de cosas en Chile, que hace con fidelidad, buena intención i en estilo bastante espiri­ tual; menciona sobre todo al Comisario de Indios, sarjento mayor Zúñiga, que con toda propiedad llevaba su sable, su carácter i modales eran de verdadero soldadote o matón i despreciaba las comodidades. Da detalles de todos los pueblos, lugarejos i rios por donde pasan, dice cómo se prepara la chicha de maiz i da minuciosos detalles de las costumbres araucanas; también da noticias sobre las misio­ nes del Tolten i San José. Los indios de Villarrica se mos­ traron hostiles i hubo que organizar patrullas i guardias, i para amedrentar, se hicieron algunas descargas; vinieron parlamentarios indios i convinieron en reconocer «la sobe­ ranía de los españoles en la rejion del Tolten, i en no estorbar el desarrollo de esa poblacion. Amén». En el archivo de Gobierno encontramos, ademas, un diseño de las alturas de Quilacahuin, hecho por el señor Ernesto Frieck; se publicaron también en aloman las ins­ trucciones que el mayor Philippi había recibido del Go­ bierno de Chile, junto con avisos sobre la emigración a nuestro pais, en los siguientes periódicos: «Xeue Hessisehe Zeitung», del 14 de Febrero de 1850, en la cuarta paji­ na, con la indicación de dirijirse al doctor Rodulfo Aman­ do Philippi, Director de la Escuela Politécnica de Ivassel; en el «Frankfurter Journal», en el «Wochenblatt für den Verwaltungsbezirk Fulda», en la «Urwahler Zeitung» de Berlin, como también en los «Berlinische Nachrichten», del 28 de Abril de 1850; en la «Westftelische Zeitung», de Paderborn, del 21 de Diciembre de 1850; hasta en el «Yolkskalender» (Calendario popular), de 1851, que se edita en Giessen.— Hai artículos publicados por Bernardo Philippi en el «Trier’sche Zeitung», del 24 de Diciembre de 1850; «Karlsruher Zeitung», del juéves 21 de Enero


— 51 — l a «National Zeitung», de Berlin, desde el viernes 21 de Enero de 1851; en el «W esfelisclier Mer­ kur», del 31 de Mayo de 1851; en el nuevo periódico «Speyerer Zeitung», de 5 de Junio de 1851; en la «Allge­ meine Auswanderungszeitung», del 5 de Junio de 1851; eiTT ^ssisc^ier^ usc>liau6r», del 3 de Junio de 1851; i en «Hamburger Nachrichten», de 15 de Noviembre de 1850. .hl ano 1851 publicó don Bernardo Philippi, en Kassel, un folleto intitulado: «Nachrichten über die Provinz Valdi­ via» (Noticias sobre la provincia de Valdivia), en este trabajo da noticias exactas sobre nuestro lago Llanquihue i sobre la cultura i costumbres chilenas. En Diciembre de 1851, ántes de partir para Chile, publicó un folleto: «Neueste Xachrichten über die Provinz Valdivia, besonders für solche die dorthin auswandern wollen». (Ultimas noticias sobre la provincia de Valdivia, destinadas princi­ palmente para aquellos que quieran emigrar hácia a ella). Ivassel, 1852. Imprenta de G. E. Wolmann. (1). La in­ migración fué intensa por aquellos años; en el buque «Hermann» llegaron 85 familias; en la «Susana» 102 per­ sonas; llegaron despues los buques «San Pablo», «Adolfo» i otros; en Marzo de 1875 llegó el último, «Etienne :, con 135 personas. (2).

VI

Desde la separación de sn familia (20 de Julio de 1851), los acontecimientos mismos se habian encargado de radicar al naturalista Dr. R. A. Philippi en Chile. Sobrevino la (1) Mas porm enores: B. Gotschlich Braunauer «Landsleute in Chile», en los «Braunauer deutsche Nachrichten», años 1903, 1904 i 1905. Es una H istoria de la Colonizacion alemana i la Historia completa de la Emigra­ ción austriaca del distrito de Braunau, Gobernación de Königgrätz en los años 1872, 1873, 1874 i 1875. Los orijinales del manuscrito están con­ servados en los Archivos de la Ciudad de Braunau. (2) El Gobierno de Chile liaría propaganda acertada si m andase a E uropa a chilenos hijos de estranjeros que supiesen el idioma i se toma­ sen la molestia de visitar la poblacion campesina; de las ciudades solo obtendrem os los aventureros que no quieren trabajar como si tuviésemos que sacar agricultores de nuestra capital!


— 52 — muerte de su hermano Bernardo i el quedó como heredero de San Juan; el 7 de Octubre de 1853 se le nombra pro­ fesor de Zoolojía i Botánica de la Universidad de ( ’hile ■con un sueldo de 1,500 pesos i por decreto de 20 de Octu­ bre del mismo ano, Director del Museo Nacional, también con 1,500 pesos. (1) El 1.° de Setiembre de 1854, el señor Philippi, recien habia regresado de su viaje al Desierto de Atacama, llegó su esposa doña Carolina Krumwiede con sus cuatro hijos: Federico, Matilde, Elisa i Cárlos; el hijo menor, Bernardo, nacido en Noviembre de 1850, murió en Brandemburgo a donde se había dirijido la familia, a fines de 1853. Habian hecho la travesía de Hamburgo a Valparaíso en el bu­ que «Susanna» en 109 dias. (2)

vn A fines de Diciembre de 1856 llevó el Dr. Philippi su familia al fundo San Juan; el clima i la vejetacion de la rejion austral gustaron sqbre manera a la señora i a los (1) Sumaban juntos 3,000 pesos; en ese afio 1853, el prom edio del cambio sobie L ondres era de 4 7 , , es decir 47Jd, los que constituían 141.750d anuales, equivalentes hoi 15 de Mayo, dia en que estas líneas escribim os al cambio de 10Jd a un sueldo de 13.040 pesos anuales! Compare el lector el valor adquisitivo de entónces i la b aratura que reinaba con la situación de los empleados públicos de hoi día i verá la paralojizacion que existe en m ateria de sueldos, verá que son verdaderas raciones de ham bre aun los sueldos de 6, 8 i 10 mil pesos; para qué hablar de los sueldos inferiores! La situación de la familia estaba definida. El doctor R. A. Philippi escribió pues a su esposa en Delligsen que debia trasladarse con sus hijos a Chile; así lo hizo, trajo tam bién las valiosas colecciones i la biblioteca. (2) El entomólogo sefior Pbilibert Germ ain, nuestro Decano en el Museo Nacional—i sus 84 años i medio le dan derecho a este título— recuerda aún el día de la llegada de la familia; el doctor Philippi, ocupado en ordenar el m aterial traido de Atacama, no sabia el dia de la llegada, cuando inesperadam ente le avisan que su familia estaba en Santiago. Don Federico era entónces un joven de l(i años, algo tím ido i hablaba ya bastante bien el francés. Venian como acom pañantes de la señora Philippi dos niñas alem anas mui hacendosas: Conradine Bues i M arietta Andrée; esta últim a volvió al afio siguiente a Alemania i la prim era se casó con don Augusto W esterm eyer, quien tenia a su cargo el molino de «San Juan».


— 53 — niños, i durante su permanencia en el sur no han estado enfermos. Resolvieron pues quedarse en San Juan, para esplotarlo ayudados del administrador Dr. don Carlos Ochsenius, quien habia sido discípulo de Philippi en Ivassel i acompañó a éste en su viaje a Chile. En las vacaciones despues de los exámenes de fines de año se trasladaba Philippi al sur al lado de su familia i pasaba agradables vacaciones en su fundo. Sus hijos colec­ taban plantas i ejemplares zoolójicos; también solían enviar objetos etnográficos pertenecientes a los indios Cun­ eos, que eran los vecinos de San Juan. El verano-propor­ cionaba un trabajo abrumador en las faenas del campo. Se cultivaba también la ilustración; nunca faltaban libros instructivos i el señor R. A. Philippi siempre trataba de mantener a su familia al corriente del movimiento literario de Alemania, encargando con este fin las mejores produc­ ciones de la literatura de su pais. Ochsenius administró la hacienda hasta el año 1858 i despues se vino mas al norte; trabajó durante varios años como injeniero de minas: es­ cribió un libro mui interesante; «Das Halblut der Chilenen» (La media sangre de los chilenos) en que estudia la raza chilena en su mezcla de araucano con español. Le suce­ dieron en la administración de San Juan los señores Rodrigo de Stillried hasta 1862, despues Bcrghof, Muhlfeld; por úl­ timo, cuando don Federico Philippi se fué en 1872 a Eu­ ropa, quedó como administrador don Julio Bohlendorf, quien en 1873 se casó con doña Elisa Philippi.

y iii

La estadía de la familia en su fundo se hacia de año en año mas agradable; la agricultura rendia buenos ñutos, poco a poco se introdujeron las maquinarias agrícolas para facilitar el cultivo i esplotacion; la superficie del terreno, 4 kilómetros de frente por 18 kilómetros de fondo mas o ménos era completamente esplorada; es probablemente el rincón mas estudiado del pais. En el Museo se tropieza


*— 54 — en cada momento con objetos que tienen la indicación «San Juan», principalmente en el Herbario Chileno. (1) (1) La felicidad de ese hogar recibió rudos golpes: el 26 de Mayo de 1863 m urió la herm ana de don Federico, doña Matilde, casada desde el 22 de E nero de 1862 con el Cónsul alem an de Valdivia, don Otto Muhm, com erciante residente en dicha ciudad. E l mismo afio, 2 de Noviembre de 1863, se quem aron las casas de la Hacienda, en circunstancias que la familia estuvo ausente, de visita en casa de la familia Berghof, residente en el m ismo fundo. El daño m ate­ rial lo calculaba el señor Philippi en 15,000 pesos oro; lo que m as sentía eran los libros diarios sobre sus viajes en el su r de Italia; su escursion al volcan Osorno i otros m anuscritos de Ínteres: se perdió tam bién la coleccion de descripciones de insectos chilenos publicados en - S tettiner entom ologische Zeitung»; estas descripciones han quedado perdidas, pues ha sido imposible volver a conseguirlas en las librerías europeas. Don Federico se casó con la señorita Juana W esterm eyer; el enlace tuvo lugar el 12 de Marzo de 1865. De este m atrim onio descienden tres varones: Amando, Cárlos i Otto. La descendencia def sabio' m aestro don Rodulfo Am ando Philippi, debia pues conservarse por interm edio de este hijo suyo, que tantos desvelos le habia costado i que físicam ente llevaba una vida de cons'tante m artirio, pues el segundo hijo varón, don Cárlos, a quien envió a E uropa en 1866 para estudiar agricultura, se enroló con perm iso espreso de su padre en el ejército prusiano i la declaración de guerra franco-prusiana lo so rp ren ­ dió como teniente segundo en el Rejim iento de In fan tería N.° 4 de Brandenburgo; se encontró en la tom a de las alturas de Spichern i el 16 de Agosto delante de Metz; en esta acción recibió una bala en el pecho i falleció de resultas de esta herida el 8 de Setiem bre de 1870. No es ésta la única desgracia en la familia; en 1866, como ya estaba casado don F ede­ rico, resolvió su m adre trasladarse con su h ija E lisa a Santiago para acom pañar a su esposo, con quien hizo el viaje a ‘ fines de Febrero por m ar. E ra en la época de la guerra con España; Valparaíso estaba blo­ queado por buques espafioles i hubo de desem barcar en la bahía de Quin­ teros, donde estaba todo improvisado; les costó trasladarse en carreta desde Q uinteros a Vifia del Mar i de aquí a Santiago, el viaje fué por demas molesto, pues el tren iba com pletam ente atestado de jen te que huía del bom bardeo de Valparaíso; ese tre n no pudo su jetarse a itinerario porque todo era confusion i llegaron a Santiago a las 11 de la noche. La m am á de don Federico pagó con su vida la venida a Santiago: como hemos dicho ya, era mui sensible a la influencia de los grandes calores i se enferm ó de disentería; alivió de esta dolencia i fué con su m arido e hija a pasar los m eses de vacaciones a San Agustin de Tango, cerca de San Bernardo, a casa de un señor Mac Lean; mas, todo fué inútil, m urió el 13 de Marzo de 1867. Quedaba pues don Rodulfo Am ando solo con su hija Elisa en Santiago; pero esto no duró m uchos años, pues el 16 de Mayo de 1871 m urió en San Juan la esposa de don Federico en circuns­ tancias que iba a nacer el cuarto vastago, que m urió junto con la m adre, i la señorita Elisa tuvo que v o lv er/a San Juan i hacerse cargo de sus pequeños sobrinos que habian quedado huérfanos de m adre. E stas desgracias abatieron mucho a don Rodulfo Am ando i deseaba retirarse del servicio del Estado; pero algunos estadistas i amigos suyos consiguieron que prosiguiese en sus tareas. Don Federico Philippi resolvió en 1872 hacer un viaje a E uropa para reponerse del rudo golpe que habia recibido; al mismo tiem po aprove-


— 55 — Don Federico Philippi tenia en su ilustre padre un ejemplo vivo é inmediato de actividad; enseñado por él, seguía ilustrando en la literatura de las Ciencias Natura­ les, tormaba un buen Herbario de las plantas de San Juan i reuma otros objetos que caian en sus manos, principal­ mente insectos; ya entonces publicaba sus descripciones en los Anales de la Universidad i otras revistas, como ve­ remos en el capítulo de sus obras. En 18(50 hizo con su padre una escursion botánica a la Quebrada de San Ramón i en 1864 lo encontramos en escursion cientíñca a la cordillera de la Costa, para estu­ diar esa interesante rama cordillerana. (1) charia de asistir a algunos cursos universitarios; en Halle oyó disertacio­ nes sobre Zoolojía i Botánica. E n 1873 se encontró en la Esposicion de Viena; quiso la casualidad que en la m ism a Esposicion se encontró con la viuda del arquitecto don Antonio Kittel, hom bre mui com petente en su ramo i que murió en »San­ tiago por esos mismos años; doña Paulina Billl, que así se llamaba la señora viuda aludida llegó a ser la segunda esposa de don Federico Phi­ lippi, el 28 de Octubre de 1875; dama virtuosa e ilustrada, enseñaba a sus h ijastro s i despues a sus propios hijos varios idiomas modernos i su lite­ ra tu ra i tam bién música; actualm ente sus nietos reciben estas enseñanzas de la cariñosa i abnegada abuelita. De este m atrimonio resultaron dos hijos: doña Elisa, esposa del conocido facultativo doctor don Aureliano Oyarzum i don Julio Philippi Bihl, jurisconsulto que por su carácter e inteligencia sigue los pasos de su abuelito el doctor don Rodulfo Amando Philippi. (1) Desem peñó tam bién el puesto de subdelegado en la subdelegacion de se residencia; solia contar muchas veces incidentes que habia tenido con los querellantes, sobre todo cuando interesaban por su lado hum orís­ tico, pues hai que saber que don Federico Philippi estaba siempre de b uen hum or, cuando su salud se lo permitía. U n día se presenta un sastre con su cliente, un jóven de m enor edad, h ijo de buena familia chilena. El sastre lo ocusa que no quiere pagarle el valor de un pantalón que el jóven llevaba puesto; este alegaba que no podia pagarle porque sus padres no le daban dinero i ademas que no debia nada, puesto que era m enor de edad i el sastre no debería haber entrado en trato con él; a sus padres tampoco se les podia compeler al pago por la misma razón. El juez de subdelegacion, viendo la tinteri­ llada del jovencito, le exijió la devolución inm ediata de los pantalones, ya que habia confesado que efectivamente no los habia pagado. El jóven le suplicó que le perm itiese ir a su casa para cambiarse i enseguida los man­ daría, el juez no dió lugar a esta petición. Entónces resolvió el jóven escribir a sus padres, dándoles cuenta de lo que pasaba i se mandó esa carta con un empleado del juzgado. El resultado fué el apetecido: en ménos de media hora el sastre obtuvo el valor de la m ercadería. Federico Philippi estudiaba tam bién las costum éres chilenas, sobre todo las indíjenas i podia dar interesantes informaciones etnolójicas sobre Chile.


— 56 — El Doctor E. A. Philippi estaba próximo a cumplir 66 años de edad: se le liacia difícil atender tres puestos de responsabilidad, como ser la Dirección del Museo, que seguía incrementando, i las clases de Botánica de la Uni­ versidad i de Historia Natural en el -Instituto Nacional. El 1.° de Julio de 1874, obtuvo su jubilación en dichas clases con 21 años de servicios, que junto con algunos premios a que lo hacían acreedor sus obras didácticas, le proporcionaban una renta anual de 1,237 pesos 50 centa­ vos de 4 4 | d. o sean 5.406,875 d. anuales al cambio de ahora 10 | d. por peso dan 4,742 pesos anuales, i seguia dedicándose solo al Museo. Por esta época regresa de Europa don Federico Phillippi, quien estaba preparado para tomar las clases deja­ das por su padreCátedra de, Botánica en la Universidad: El profesor Fe­ derico Philippi seguia en esta cátedra la norma que le habia trazado su antecesor; servíase para ello del libro de éste «Elementos de Botánica para el uso de los estudian­ tes de Medicina i Farmacia en Chile». El testo citado es mui claro i conciso a pesar de que se le critica por algunos su poca estension en Morfolojía i Fisiolojía vejetal; pero debe tomarse en consideración que en la época en que se editó este libro— i no ha sido reim­ preso despues— no se exijian tantos conocimientos en este estudio, o mas bien dicho, esta parte científica no habia adquirido el desarrollo de ahora. fío i dia se cae lamentablemente en el defecto contrario, también en la enseñanza de los liceos; se dá demasiada estension a la Morfolojía i no se da a conocer las plantas, principalmente las chilenas. El estudio de la Morfolojía i Fisiolojía vejetal de los liceos va demasiado léjos, abarca los conocimientos que el estudiante debe adquirir en los cursos universitarios superiores, pero para el ochenta por ciento de los estudiantes no tiene Ínteres práctico. Los profesores Philippi padre e hijo salían los dias domingos con sus alumnos al campo a herborizar,, enseñaban prác­ ticamente a reconocer las plantas con que se encontra­ ban. No era admitido ningún alumno a exámen que no hubiese reunido por lo ménos 500 especies de plantas bien clasificadas i ordenadas. Los Philippi han hecho escuela


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en este sentido i 110 liai alumno de su época que 110 co­ nozca bien la Flora en Chile. Nuestro actual Presidente, el Exmo. señor Montt, fué alumno del doctor R. A. Philippi, el profesor doctor (Jar­ los Moore, nuestro actual Director del Museo Nacional, tiene mucha afición por la Botánica; el Museo le debe buenas colecciones de plantas recojidas en tiempo en que era estudiante, i posteriormente en sus viajes por distintintos puntos del pais. Los Philippi tienen la gloria de haber formado alumnos en Chile. Las divisiones i especializacioues habrán contribuido enormemente en el desarrollo científico pero por su exajeracion tienen sus defectos, 110 completan el conocimien­ to jeneral que deben poseer las personas que se llaman ilustradas sobre las distintas ramas de las Ciencias Naturales. Se cuenta de un sabio especialista que escribió la anatomia de una planta: es un trabajo majistral, pero el aludido no sabia el nombre científico de esa planta. Los elementos de Botánica de Philippi bastaban a juicio del profesor para la enseñanza; el perfeccionamiento del ramo se busca en las obras fundamentales, pues no con­ viene recargar la memoria del joven estudiante con cosas que por el momento no necesita saber. Mas le conviene al estudiante de Medicina i Farmacia saber distinguir científicamente las plantas por sus caractéres esteriores i conocer las propiedades farmacéuticas de cada una de ellas, principalmente de las plantas chilenas. Don Federico Philippi no dejaba por esto de completar el testo con majistrales esplicaciones sobre lo que juzga­ ba necesario, principalmente trataba de precisar i per­ feccionar todo lo que se referia a la Morfolojía i Fisiolojía sin caer en el defecto de tratarlo para descuidar lo de­ mas. (1) (1) E n tre loe estudiantes de Medicina era mui querido i popular, por­ que ¿qué estudiante 110 asistía con gusto a las clases de «Philippito», que este era su nom bre estudiantil que significaba el carifio que le profesaban sus discípulos. Su enseñanza era doblem ente objetiva: prim ero distri­ buía el ejem plar vivo de la planta que iba a dem ostrar i enseguida hacia el dibujo exacto de sus partes, aún de sus células en la pizarra, con tiza de diferentes colores para destacar bien sus partes anatómicas, era exim io en las demostraciones gráficas, porque poseia el arte del dibujo exacto.


— 58 — Desempeñó esta cátedra hasta mediados de 1906, año en que la renunció porque la distancia a la Escuela Médi­ ca le quitaba mucho tiempo, que queria dedicar al Museo fuera de las horas de Reglamento; además, como se recor­ dará, la constitución de sus pies le impedia ya moverse mucho, pues los años se hacian sentir por dolencias. Clase de Historia N atural en el Instituto Xacional.— Co­ mo testo de enseñanza servia el libro «Elementos de H is­ toria Natural» por el Dr. R. A Philippi, que todos conoce­ mos. Debemos decir aquí de los principios de Biolojía lo que hemos dicho de la Morfolojía i Fisiolojía vejetales; deja a un lado todo lo que no interesa directamente al hom­ bre instruido; el aprofundizaje de esta parte corresponde mas bien a los profesionales de cierto orden i a las perso­ nas que se dedican a la enseñanza. Sin embargo, nos cons­ ta que Federico Philippi tanto en la Botánica médica, en que dictaba buenos apuntes sobre la teoria celular, como en sus clases de Historia Natural, ampliaba de un modo comprensible para el educando lo que era de Ínteres i jamas descuidaba la parte objetiva. A si encontramos que con fe­ cha 22 de diciembre de 1874 decia lo siguiente al señor Rector i Consejo de la Universidad: «En el primer año que he hecho clase de Botánica en la Universidad i la de Historia Natural en el Instituto, he sentido sobremanera la falta de un jardin Botánico, que es el elemento mas in­ dispensable para que los alumnos aprovechen estas clases i para despertar en los jóvenes el amor a la Botánica, que es un ramo de suma importancia para médicos, farmacéu­ ticos i agricultores». Se esmeraba en tener apuntes cien­ tíficos exactos, como lo demuestran también los que dicta­ ba sobre nociones de Mineralojía, Paleontolojía i Jeolojía, que enseñaba como apéndice a la Historia Natural. No podremos precisar con exactitud la fecha en que dejó de ser profesor en el Instituto Nacional: probable­ mente en los años 1893 o 94. En Mayo de 1876 inició su curso de Botánica aplicada en el Instituto Agrícola; según reglamento orgánico de este Establecimiento, de 6 de Noviembre de 1883, se crea­ ron según los núms. 4 i 5, las clases de Botánica i Zoo-


— 59 — lojía agrícolas; los renunció en 31 de Mayo de 1897. (1) P(?r decreto supremo de 28 de Mayo de *1877 fue nom­ brado miembro de la facultad de Ciencias Físicas i Mate­ máticas en reemplazo de don José Vicente Larrain Espi­ nosa; miembro fallecido el año anterior, i el 21 de Noviembre del mismo año 1877 se incorporó a dicha Facul­ tad, pronunciando un discurso sobre «Los jardines botá­ nicos > despues de haber hecho el elojio de su predece­ sor. (2) En Julio de 1879 pasó a la Facultad de Medicina i Farmacia, pues ésta le correspondía en virtud de la Cá­ tedra de Botánica Médica en la Escuela de Medicina. X El 1.° de Mayo de 1883 fué nombrado Director del Jardin Botánico, sucediendo en esta Dirección a su padre; éste le dejó, según catálogo del Jardín, 153 familias de plantas con 1472 especies, i cuando el 29 de Mayo de 1884 presentaba su primera memoria podía enumerar 166 fa­ milias con 2196 especies, que revela un aumento en 13 familias i 724 especies. Éste jardín ha pasado por muchas vicisitudes: a pesar de que el terreno pertenece al Gobier­ no, no pudo realizarse su fundación desde 1853 hasta 1876, ya porque la Sociedad Nacional de Agricultura presenta­ ba dificultades, ya porque con la edificación del edificio de la Esposicion, en que ahora está el Museo, tuvo que trasla­ darse a las partes que ahora ocupa. Los trabajos de en­ sanche i ordenada organización del jardín demandaron mas de tres años; pues debe tenerse presente que este plantel se reorganizó por decreto de 8 de Mayo de 1883. Según el artículo 3.° del citado decreto quedaba el jardi(1)' Recorríamos los siguientes alum nos de Philippi que hoi todavía figuran: A. Máximo Jeria, titulado en 1879. actual director del Instituto Agrícola; Juan Charlin, del mismo año, autor de varias obras sobre agri­ cultura; los señores Salvador Izquierdo S., Teodoro Schneider, David Yasquez, D irector de la Escuela de Viticultura de Cauquénes, don Maximi­ liano del Campo, Inspector de Enseñanza i Fom ento Agrícola; don José 2.° Salinas, quien siguió mas tarde la carrera de abogado, ahora es Rela­ to r de la Corte Suprema. Don José Pedro Alessandri, titulado en 1884, don Abraham Gacitua, quien ha sido Diputado i Ministro de Industria i Obras Públicas, etc., etc. (2) «Anales de la U niversidad de Chile», Tomo XLIX. año 1877 pájs. 850-873.


— 60 — ñero bajo las órdenes del Profesor de Botánica de la Uni­ versidad, quien anualmente debia presentar una Memoria sobre su marcha o desenvolvimiento. El 27 de Diciembre de 1895 nombraba el Consejo de Instrucción Pública una Junta de Yijilancia, i el 1.° de Febrero de 1896 renunciaba don Federico Philippi la di­ rección del jardiú botánico (1); desde entonces lo dirije don Juan Sohrens, jardinero mui competente. XI Hemos recordado ya que don Federico Philippi vino a establecerse en Santiago para tomar las clases dejadas por su ilustre padre, a mediados de 1874; desde entonces, hasta el fallecimiento de este último, 23 de Julio de 1904, vivie­ ron inseparables, bajo el mismo techo, padre e hijo i la fa­ milia de éste. El matrimonio con la señora Pauliua Bihl viuda de Ivittel les dió dos vástagos que constituian las delicias de familia en la primera época, como en el ocaso de la vida de los dos maestros, fueron los bisnietos i nie­ tos, respectivamente, con los cuales se disipaban las con­ trariedades i el cansancio. En los seis años i medio que observamos de cerca las relaciones entre ámbos maestros, hemos podido ver un ejemplo de armonía que no se nubla­ ba aun en aquellas discusiones científicas en que se divi­ dían las opiniones. Las consultas mútuas tenían un sello inimitable de so­ lemnidad. Consultaba el padre al hijo con la siguiente alocucion: «Dime, querido Federico, como es ésto, en qué año hi­ cimos el viaje tal, con que nombre se describió este bicho o esta planta— debemos advertir que don Federico tenia una memoria privilejiada para fechas i nombres— i, vice­ versa, el hijo consultaba; Dime papá, te acuerdas de tal o cual asunto etc., i seguia la declaración, discusión o con­ ferencia con método i claridad; don Federico sentado en un lejendario piso o silleta sin respaldo, de madera, i el (1) Debemos consignar aquí, que los Philippi, padre e hijo, evitaban de ser supervijilados por sim ples aficionados del ramo i durante la dirección del doctor R. A. Philippi, el Museo Nacional jam as tuvo Ju n ta de Vijilancia.


— 61 — papa de pié— derecho como un sarjento prusiano— iugan do con los dedos en el borde de la manga de su felpudo sobietodo. Naturalmente recordaban en tales ocasiones chistes a propósito, o percances que a ellos mismos habian pasado o los habian leido». La ayuda efectiva en la dirección del Museo, que le . prestó don Federico era importantísima; desde entónces le lle\ aba la contabilidad con rigurosa exactitud i dia por dia despachaba muchas notas i consultas, con lo cual le dejaba tiempo a su activísimo padre para los importantes trabajos a que dió cima. En muchas ocasiones papá solici­ taba la ayuda del hijo para la revisión de un trabajo cien­ tífico, i esto se hizo hasta oficialmente; citaremos sólo una oeasion que corresponde a la última época de la actividad oficial del doctor don Eodulfo Amando Philippi; se vé por la siguiente nota: «K.° 890.— Santiago 27 de Abril de 1896.— Se ha reci» bido el oficio de lid. de fecha de hoi, en que comunica » que desea concluir pronto algunos trabajos zoolójicos » relativos a la fauna chilena i al efecto solicita la autori» zacion correspondiente para que el Jefe de la Sección » Botánica don Federico Philippi, conocedor de esta rama » de la ciencia como de los idiomas modernos i de latin, » coopere en el trabajo de coordinacion de las descripcio» nes del caso. El Ministerio de mi cargo se ha impuesto » con Ínteres del deseo espresado por TJd. i no tiene el 1 menor inconveniente en prestar la autorización que Ud. » solicita». «Queda en consecuencia facultado el actual Jefe de la » Sección Botánica para tomar a su cargo la coordinacion 2 i la impresión de los importantes trabajos que Ud. ins dica i que prueban la laboriosa e intelijente consagraj. cion que, aun despues de prolongados servicios, continúa » Ud. prestando a las ciencias en nuestro pais.— Dios » guarde a Ud.— Gaspar Toro». Suponemos que se refiere al trabajo de los Fósiles se­ cundarios de Chile», (1899) i a los Muridios de Chile (Anales del Museo 1900) i «Aves Chilenas» (Anales del Museo 1902). Podemos afirmar, sin equivocamos, que a don Federico Philippi corresponde una buena parte con su ayuda, en los trabajos científicos publicados por su se­


— 62 — ñor padre en esos treinta años de vida inseparable que llevaban, de otro modo no se esplica esa gran producción científica, si se la compara con el movimiento diario, ad­ ministrativo del Museo, que absorve por si solo casi com­ pletamente las horas de trabajo diarias del Director. Bien se püede decir que don Federico Philippi en su preparación i trabajos científicos es hijo de su padre, i ambos se completan mutuamente. X II Las distintas secciones del Museo Nacional se habían enriquecido con un material mui apreciable, que era ne­ cesario pensar en la división del trabajo, ya no bastaban los ayudantes, era preciso confiar cada sección a indivi dúos activos i entendidos; así fné como por decreto N.° 59 de 10 de Enero de 1889 se nombró Jefe de la Sección Botánica del Museo Nacional a don Federico Philippi, propuesto por el Director del establecimiento; el decreto aludido lleva las firmas del Presidente Balmaceda i de su ministro don Domingo Amunátegui. Desde entonces que­ da oficialmente incorporado al Museo, para el cual habia trabajado durante mas de 33 años, obsequiándole coleccio­ nes o describiendo algún objeto de ciencia. Ante todo, el arreglo de los Herbarios chilenos i exótico, con sus respectivas semillas, le demandó un trabajo bas­ tante pesado, por la paciencia i dedicación que requieren tales trabajos. Ya en 1881 habia confeccionado el catálogo de las plantas vasculares chilenas i desde 1889 para adelante preparaba con su padre la publicación de las plantas nuevas chilenas. Con fecha 24 de Abril de 1897 elevó su renuncia al Gobierno como Jefe de la Sección Botánica despues de haber sido nombrado Director del Museo; esa renuncia le a filé admitida por decreto N.° 1560 de fecha 10 de Mayo de 1897. X III El Museo debe su relativo auje a las colecciones ad­ quiridas por medio de viajes que sus empleados han em-


— 63 — piendido por mandato de la Dirección, a los distintos puntos del país. Muchos i mui valiosos para el Museo i la ciencia son los viajes realizados por don Federico Philippi. Durante os años 1854 a 1856 esploró los alrededores de Santiago i parte de la cordillera de esta provincia, con su padre. i \ a.Cati10Ues’ a PllillciPio« c^e 1860, acompañó a su padre a la Quebrada de San Ramón; en 1864 emprendió desde oan Juan de los Cuneos, departamento de la Union, una escursion a la cordillera de la Costa hasta el mar i esploró detenidamente la llamada «Cordillera pelada» a 800 o 900 metros de elevación. Las provincias de Araueo, Malleco i Cautín fueron es­ ploradas en 1877 por los Philippi padre e hijo; especial­ mente estudiada fué la cordillera de Xahuelbuta i sus «Tres piedras . En los primeros meses de 1878'esploró la parte vecina a los Baños (Termas) de Chillan; i en la misma época de 1879, El Descabezado de Maulé. En 1880 esploró la parte central oriente de la isla de Chiloé i los alrededores de Ancud; en 1883 hizo un viaje a Frai Jorje i los Baños del Toro, i en 1884, alre­ dedor de Talparaiso, especialmente Concon. A fines de 1884 el Director del Museo solicitó del su­ premo Gobierno la esploracion científica de la provincia de Tarapacá, recien incorporada a la República despues de la gloriosa guerra de 1879-1884. La indicación fué aceptada i se nombró una comision compuesta de don Federico Philippi, quien la presidió, del Sub-Director i preparador don Carlos Eahmer i de don Otto Philippi, entonces estudiante de Medicina; deja­ ron a Santiago el 19 de diciembre de 1884; se embarcaron en Talparaiso para Caldera, de allí llegaron por ferrocarril a Puquios i desde aquí prosiguieron a íomo de muía. Recojieron 417 especies de plantas, 17 especies de mamíferos i 98 especies de aves. Esta espedicion ha dado el material i para las entregas números 9 i 13 de los Anales del Museo ademas un artículo científico en el periódico Ornis, año 1888, editado por Carlos Gerold Hijo, en Yiena. El 16 de Setiembre de 1885 emprendió el señor Fede­ rico Philippi su espedicion botánica a la provincia de Atacama, mandada practicar por orden del Supremo Gobier­


— 64 — no con fecha 11 de Setiembre del mismo año i reunió mas de 500 insectos i 258 especies de plantas pertenecientes a 63 familias; 74 especies de ellas son nuevas (1). Por oficio número 1972 de 2 de Setiembre de 1893, el Supremo Gobierno comisionó a los señores Federico Phi­ lippi i Filiberto Germain para emprender una espedicion científica a Frai Jorje. A fines de Marzo de 1894 hizo la espedicion desde Yerbas Buenas a Matanzas; el doctor don Roberto Pohlmann clasificó en esa ocasion las rocas, Imprenta Cer­ vantes 1895. Pasó en esa espedicion por Cáhuil. En los años desde 1896 a 1907 u 8, aprovechaba las vacaciones para viajes a San Juan, Valdivia, Cautín i Cons­ titución, donde siempre reuuia buenas colecciones i al mismo tiempo veraneaba; pero ante todo eran sus ocupa­ ciones: quería, por lo ménos, probar que su actividad era real e intensa; en tales ocasiones quedaba el señor Philibert Germain, Jefe de la Sección entomolójica, a cargo de los privilejios i demas asuntos administrativos del Museo. Posiblemente se nos han escapado algunas otros viajes, sobre los cuales no hemos encontrado datos concretos. X IV Con fecha 15 de Abril de 1897, el Supremo Gobierno dictaba el siguiente decreto: «Número 1144.— He acordado i decreto: Nómbrase » Director del Museo Nacional al doctor don Federico Phi» lippi (2) en reemplazo de don Rodulfo A. Philippi, que » ha jubilado. Tómese razón i comuniqúese.— E r k á z u r i z .

t> — F. Fuga Bornea. En vista de este ascenso presentó en 24 de Abril de 1897 la renuncia del puesto de Jefe de la Sección Bo­ tánica, la que le fué aceptada en 10 de Mayo del mismo año. Se preocupó en organizar las distintas secciones en que quedó dividido el Museo, a fin de que con este personal (1) Mas porm enores sobre esta espedicion encontrará el lector en el iD iario Oficial» año X N'° 2793. Im prenta Nacional 188(5. (2) Advertim os que don Federico Philippi no poseía titulo universi­ tario alguno.


— 65 — fuera posible ordenar el inmenso material acopiado i des­ crito por su predecesor. (1) Ayudado de este personal dirijia sus esfuerzos a la con­ fección de los catálogos científicos, cuando nos sorprendió el terremoto en la noche del 16 de Agosto de 1906. Los daños causados por el fenómeno eran considerables en los costados sur i norte del edificio i en colecciones que se hallaban espuestas en esas secciones; también el resto de las colecciones, principalmente las conservadas en alcohol, sufrió bastante. El 17 de Agosto de 1906, aun mui de mañana, encon­ tramos al señor Philippi ocupado en salvar colecciones, ayudado por don Cárlos Castro Ruiz i los mozos; en ese dia se salvó lo que se pudo; en el costado sur, lado po­ niente de la gran escalinata, estábanlos estantes de Arqueolojía, algunos completamente despedazados con las moles de murallas caídas; allí estaba Federico Philippi, de rodillas en medio de los escombros, escarbando i bus­ cando objetos; los trozos de murallas desplomadas i pali­ zadas colgadas, pendían como otras tantas espadas de Damócles; pero viendo el ejemplo del jefe, el personal lo se­ cundó. Él mismo dia 17 informó al señor Ministro acerca de los destrozos, con suma minuciosidad, se ordenó la demoli­ ción de las partes peligrosas i la colocacion, mas tarde, de te­ chos provisorios.'Hubo que desocupar salas, mover estantes etc. El 30 de Enero de 1908 pidió la refacción completa de todo el Museo, también la pintura i empapeladura in­ teriores, trabajos que se terminaron poco ántes de la aper­ tura del Congreso Científico; la refacción estuvo a cargo del señor Francisco Guzman; a pesar de la premura del tiempo, se alcanzaron a colocar los objetos, aunque no to­ dos, de modo que el Museo no desmereciera i se siguió adelante la catalogación, la que alcanzó a ser hecha en manuscrito, pero nó impresa. La labor de los Philippi en el Museo Nacional puede condensarse así: El doctor R. A. Philippi reunía i descri­ bía todo lo que caia en sus manos, i don Federico organi(1) Aunque poseemos hasta los mas m ínimos detalles sobre la marcha . de estas secciones, creemos conveniente d ejar al tiem po su publicación. Porm enores sobre el personal del Museo se encontrarán en tH istoria del Museo Nacional», Boletín del Museo Nacional, Tomo I N.° 1 páj. 14.


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zó el trabajo por secciones i trató de modernizar la no­ menclatura antigua, llevó a efecto la catalogación del in­ menso material existente, sin descuidar las descripciones del nuevo material que iba acumulándose. XV La fisiolojía del carácter de don Federico Philippi es un tema no común, i cuyo estudio nos lo presentará en úna potencialidad que se estiende a sus antepasados, es decir, carácter heredado, i al cultivo del mismo, o sea, carácter adquirido por esperimentación propia, predominando éste sobre aquél. En mui raros casos, i tratándose de delicade­ za personal, se deja dominar momentáneamente por la naturaleza de su sér, pero en ese momento ya sobrevenía la reflexión i el dominio sobre sí mismo, i analizaba el caso o hecho con una frialdad o mas bien realidad filosófi­ ca, intervenía, en una palabra, el carácter o la educación propia. Por herencia, era de carácter sanguíneo-nervioso, por educación de carácter flemático-tranquilo. Daba cabida o aceptaba para su estudio toda idea, pero no manifestaba su opinion decisiva, sino despues de estudio propio, pau­ sado i reservado. Medía los acontecimientos con precisión; confidencias íntimas tenia con poquísimas personas; tenemos el honor de contamos entre ellas; cuando daba desahogo a su corazon, solia precederlo de consideraciones jenerales sobre la época i las personas, i despues venia una consulta indaga­ toria en la forma: «no le parece, fulano, que este asunto puede tener tales o cuales consecuencias? No seria conve­ niente que procuráramos que ésto tomase tal rumbo? Dados estos antecedentes, cree Ud. que habrá remedio, enmienda o consecuencias peores? Debemos andar mui atentos en ésto o aquéllo, etc.» Estudiaba los acontecimientos con calma, i les tomaba el peso; era un minucioso observador en todo, hasta a los propios subalternos los observaba, sin ser notado. En los últimos meses de su existencia se notaba en él un cansan­ cio que trataba de disimular; habia pasado mal invierno, tuvo influenza, la que indudablemente seguía pesando so­ bre su organismo; a menudo le sorprendíamos con la cabe­


— 67 — za apoyada entre las manos i apoyadas éstas sobre la mesa para descansar o para desechar alguna preocupación, i preocupaciones solia tener. Recordamos que dos veces se espresó del siguiente modo, despues de haber recordado los tiempos difíciles actuales, en relación con el espíritu público o social: ¿i valdrá la pena de vivir? ('reo que la vida es un dón que debemos conservar porque Dios lo dá, pero no debemos ansiar de vivir; manifestaba, que recibía la muerte con toda resigna­ ción, su espíritu estaba cansado. Viendo su ánimo decaído i notando alguna dificultad en la respiración, su yerno, el doctor don Aureliano Oyarzún, volvió a hacerle inyeccio­ nes de la preparación de Truneszec i con mui buen éxito. Preocupábale el porvenir de sus subalternos, tanto de los inferiores como de los superiores. En los primeros meses del año, cuando el Congreso aun no despachaba la lei de presu­ puestos, era él el primero en ofrecerles el sueldo mensual a los que lo necesitaban; cuando llegaba el pago se reem­ bolsaba de lo que habia prestado, sin Ínteres alguno. Algo anormal pasaba en su organismo, i su inesplicable enfermedad que lo llevó a la tumba nos lo demostrará. El Director, señor Federico Philippi, era el primero en llegar al Museo, i el último en retirarse, aun en los dias de ríjido invierno, en vano le aconsejábamos que se cuida­ ra. Pasaba a la oficina de los Jefes de Sección para consul­ tar con ellos los trabajos que debían hacerse o que se esta­ ban haciendo; era el consultor de todos, apesar que a todos dejaba libertad de acción en su especialidad; este es uno de sus mayores méritos i, sin embargo, podemos afirmar, sin temor de equivocarnos, que todo se hacia a voluntad de él; porque unja simple insinuación u opinion suya, era respetada, porque siempre era conveniente i atinada. Velaba constantemente por la salud de sus subalternos; cualquier signo de alteración en la salud que presentaran, le alarmaba, mas que. la suya propia. Ayudaba a hacer economías al Fisco; por ésto el Museo quedó, si se quiere, estagnado, esperaba, para hacerlo pro­ gresar, años i situación prósperos o propicios, pero en vano, la situación del pais seguia empeorando, i él mismo se convenció que era necesario pedirle al Supremo Gobierno aumento de sueldo para todo el personal del Museo.


68

Don Federico Philippi conocía el carácter de las perso­ nas que trataba i se esforzaba en evitar las malas intelijencias, o como hemos visto ya en un capítulo, complacía i casi siempre con demasiada largueza, a las personas de ca­ rácter difícil, a la vez que evitaba, en cuanto era posible, el roce con ellas, se veia que su voluntad o disposición no se cumplía; pero es inexacto que invariablemente se haya mantenido alejado o no hubiera escuchado las opiniones de los demas. Estamos seguros que todo el personal le debe solo agra­ decimientos i conservará su memoria, porque el estinto era un funcionario pundonoroso, sin taclia alguna. Ademas de ser jefe caballeroso, era un excelente amigo, tanto en la adversa como en la próspera fortuna. Gran sen­ timiento le produjo la catástrofe de Valdivia, del 16 de Diciembre. Al ver el plano de la parte de la ciudad incen­ diada decia: Aquí vive fulano, allá zutano, excelentes ami­ gos. Ya de edad, les será duro principiar a trabajar de nuevo; tengo que escribirles! pero este deseo no pudo cum­ plirlo, porque pocos dias despues le sobrevino la fatal do­ lencia que lo llevó a la tumba. XV I La familia Philippi habia dispuesto pasar los meses de vacaciones en el balneario marítimo de Constitución, i al efecto se habia trasladado a fines de Diciembre último a ese puerto, quedando don Federico de reuuírsele el 7 de Enero del presente año; se hospedaba por esos dias en casa de su hija la señora Elsa Ph. de Oyarzún. Inopinadamen­ te enfermó en la noche del 30 de Diciembre; sentía agu­ dísimos dolores en la rejion infraumbilical i dolorosos pujos. Su yerno, el Dr. don Aureliano Oyarzúm, notó luego que la enfermedad no entraba en la categoría de sus especia­ lidades i despues de haberle hecho una inyección de mor­ fina para calmarle los dolores, hizo llamar al facultativo señor Francisco Navarro. La enfermedad siguió invariablemente, i el G de Enero ya se sospechaba que era de carácter canceroso. Se llamó a la señora Paulina B. de Philippi, la que lieV


— 69 gó en la tarde del 8 de Enero. La fiebre fluctuaba entre 35°5 a 38°7; sólo una o dos veces llegó a 39° i puntos. El domingo 9 de Enero lo vió el Dr don Ventura Car­ vallo E., quien diagnosticó cáncer. El ilustre enfermo evitaba en medio de sus dolencias molestar a sus solícitos cuidadores, que lo eran sus deudos todos; se inquietaba que velasen ante su lecho; por mo­ mentos conciliaba el sueño cuando las molestias de la do­ lencia volvían a robárselo. Desde su lecho de dolor dirijia sus miradas al esterior: lo deleitaba el cielo azul, i un olmo del patio cuyo verde lo encantaba; lo hemos visto contemplarlo con vista fija al despuntar el alba; ese verde follaje,.en la luz confusa del alba debió infundir en su corázon sentimientos i contem­ placiones sublimes de la Naturaleza. Su ánimo para levantarse lo acompañó hasta el dia ántes de morir. El jueves 6 de Enero dió órdenes que se le tra­ jesen varios objetos i libros referentes a la administración del Museo; quería saldar las cuentas del Establecimiento, las que estaban al dia hasta el 29 de Diciembre inclusive i quería presentarlas al Tribunal de Cuentas; hasta hubo que permitirle que hiciera esfuerzos por levantarse, pero a los pocos minutos volvía a recostarse en su lecho. En la noche del 14 al 15 de Enero comenzó a cubrirle un sudor frío, i en la noche siguiente costó conservarle la temperatura necesaria. El domingo 16 de Enero de 1910 debía ser su último dia de vida; hacia justamente un mes que había celebrado su 72° cumpleaños; prodigábale pa­ labras de consuelo su única hija cuando a las 12 horas 51 minutos del día daba el último suspiro, produciendo la consiguiente consternación en los circunstantes, porque se iba el esposo, el padre, el abuelito, el amigo cariñoso, se iba un hombre bueno. La causa precisa de su muerte fué cáncer al colon. Los funerales fueron sencillísimos; estábamos en época de feriado, casi todos su amigos i alumnos se encontraban ausentes de la capital ; en la noche del lúnes 17 fueron trasladados sus restos a la capilla evanjélica i el martes 18 de Enero tuvieron lugar los funerales. Entre los asisten­ tes se notaban algunos Ministros de Estado, el Exmo. señor Bodman, Ministro de Alemania, el Edecán de S. E.


— 70 — el Presidente de la República coronel señor S. O’Rvan, el señor Rector de la Universidad, algunos profesores univer­ sitarios, los deudos i un regular número de amigos. En conformidad con sus ideas i sus costumbres senci­ llas i austeras se acordó que no hubieran discursos; se hizo excepción con el Exmo. señor Ministro de Intruccion Pública don Emiliano Figueroa, quien pronunció el si­ guiente: «Señores: cábeme el penoso deber de despedir en nom­ bre del Gobierno, los restos mortales del que fué Director del Museo Nacional. «El señor Federico Philippi pertenecía a una familia que desde varias jeneraciones se ha dedicado al cultivo de la ciencia, i él era un sabio de nacimiento i de profesión, modesto i silencioso, trabajaba por el bien de la ciencia i sin preocuparse de los aplausos que pudiera dispensarle la sociedad en que vivía. Su vida ha sido uno de los mas patentes ejemplos de consagración al cumplimiento del deber, cumplimiento que, aunado a su actuación como pa­ dre de familia, le han proporcionado talvez las únicas, pero sin duda las mas nobles satisfacciones, a que puede aspirar un hombre. «Como organizador, como funcionario cumplidor del de­ ber i cauteloso de los intereses fiscales, como esplorador del desierto i de los bosques vírjenes del sur, el señor Phi­ lippi ha sido un ejemplo, uu ejemplo que los jóvenes de­ ben imitar, uu factor de nuestro progreso i, en una palabra, un benemérito servidor público. «En esto se funda el sentimiento con que el Gobierno se asocia a este duelo que pesa sobro su familia i la inte­ lectualidad nacional».


SUS OBRAS Gran parte de la labor literaria de don Federico Phi­ lippi se confunde con la de su ilustre padre; desde 1859 los dos se completan; sin embargo, hemos podido formar el siguiente catálogo de sus publicaciones indepen­ dientes. Sus primeras descripciones son de insectos, pues tenía predilección por la Entomolojía, principalmente por los coleópteros: TRABAJOS ZOOLÓJICOS a) Kntomolojía

Las primeras publicaciones científicas se refieren a esta Sección: ademas del material acumulado por su padre i que se publicó con el nombre de este en la Stettiner Entomologische Zeitschrift i en los anales de la Universidad de Chile, tropezamos con las siguientes descripciones es­ pecíficas i jenéricas que llevan la paternidad de Federico Philippi o sea F. Ph. Anales de la Universidad de Chile.— Año 1859: C O LEÓ PTERO S

Pájs.

Dorcus bipunctatus » modestus.......... Acanthocerus asper..... Copris Valdiviana....... Callichroma concinna... Hephæstion versicolor » annulatus

656 657 660 661 670 671 672


— 72 — Páj.

Platynocera nigriceps.................................... ....673 Necydalopsis valdiviensis.................................674 Pachybrachys Segethi........................................675 » signaticollis............................ ....676 » pictus...........................................677 Grammicopterus suturalis.................................677 » bipunctatus ...................... ....677 Holopterus annulicornis................................ ....674 Heilipus griseus..................................................667 Bolboceras bicornis........................................ ....659

Coleóptera nonnulla chilensia (con su padre). Stetti­ ner entorno logische Zeitung 21 (1860), páj. 245. Describió mas tarde algunos especies del jénero Telephorus Schaefler (Anal. Univ. Tom. X V III. Año 1861.

Pájs.

Telephorus flavescens.................................... » nigroscutcllaris.......................... i también la misma especie en Stettiner Zeitung, 1861............................................. Telephorus Krausei, (1861) An. U niv....... » semimarginatus......................... » sanguineoscinctus..................... » heterogaster............................... » similis.......................................... » bistriatus..................................... » heterogenus................................ »• gracilis......................................... » pyrauchenus F. Ph. Stett. Zeit. 1861'............................. ' .............................. Maypa Germaini F. Ph. Stett. Zeit. 1864 ». similis » An. Univ. 1861.

• 35 34 21 36 36 37 38 38 40 41 42 28 323 737

»

En los mismos «Anales de la Universidad de Chile», año 1861, describió:


— 73 — Pajina

Macrosoma rugulosum............................ Schizochelus modestus............................ Amblyterus variabilis.............................. Adelocera angustata................................. Pyrophorus megalophysus...................... Asaphes amoenus...................................... Ludius rufithorax, syn. de L. ruficollis.

736 738 742 743 744 743 744

Halecia elegans E. Ph. fue descrita eil Stett. Zeit. 1860 p. 245. El jénero Acanthosternum F. Ph. con la especie splendens F. Ph. An. Univ. 1861 p. 739, fueron desechados i reemplazados por: Modialis prasinella F. & G. Revue Zool. 1860 p. 267. Paris; otro jenero, Campsoctenus F. Ph. con la especie elegans F. Ph. Anal. Univ. año 1861 p. 749 ha sido aceptado por los entomólogos. Beschreibung einiger neuen chilenischen Käfer (con el doctor E. A. Philippi). Stett. Ent. Zeit, 25 (1864) pajinas 266 i 313. Beschreibung einiger neuen chilenischen Insekten: Stettin-Entomolog. Zeit. vol. 32 (1871) ptij. 285 i vol. 34 (1873). Según acuerdo del Consejo, de Instrucción Pública (An. Univ. tomo LXX. 1886 páj. 524 se acordó publicar en los «Anales de la Universidad de Chile» el trabajo de don Federico Philippi, Catálogo de los Coleópteros de Chile, i darle a su autor 300 ejemplares de la obra; esta apareció en el tom. L X X I año 1X87, pajinas 619-806. En la revisión del precedente trabajo, para hacer una nueva edición de él, se ocupó durante algunos meses ántes de morir. Son trabajos importantes de F. Philippi, tam­ bién los siguientes: Monografía del jénero Rhyephenes Schönh An. Univ. tomo CIY año 1899, pájs. 81-93; aquí describe algunas especies nuevas: Rhyephenes sulcatus F. Ph. R. squamiger F. Ph. i R. ¡equalis F. Ph. Sobre la posicion de Apocinocera Bl. por Federico Phi­ lippi. An. Univ. tom. CXIII. 1903 pajs. 137-140.


— 74 — Enumeración de las fíuprestídeas chilenas por F. Philippi. An. Univ. tom. CXVII. 1905. Nos consta que en los últimos años ha estado en comu nicaciones constantes con el doctor Federico Ohaus, de Berlin, a quien mandaba ejemplares de la Fauna entomo­ lógica del pais, pero no conocemos hasta el presente nin­ gún trabajo de dicho doctor Ohaus, referente a la sección chilena. Existen diseminados en varias revistas i periódicos, tra­ bajos sobre insectos dañinos a la agricultura, por ejemplo, en el tomo X V III del «Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura», sobre Laora variabilitis F. Ph. pero nues­ tras ocupaciones 110 nos permiten reunirlos; ademas que tales trabajos bibliográficos se dificultan por falta de bue­ nos catálogos en las bibliotecas. (1) b) Zoolojía V E R TE B R A D o 8

Un nuevo marsupial chileno(Didelphys australis F. Ph.) Anales de la Universidad, tomo L X X X V . 1893-94, páj. 31 i siguientes; el mismo trabajo apareció en aleman en Ver­ handlungen des deutschen Wiss. Vereins zu Santiago II, páj. 318, año 1893; en la misma revista III, (1896), páj. 391 encontramos: Vergleichung der Säugetiere des Kaukasus und Chile (comparación de los mamíferos del Cáucaso con los de Chile).— Descripción de los mamíferos traídos del viaje de esploracion a Tarapacá. «Anales del (1) El profesor Cárlos I’órter, dedica en su «Revista Chilena (le H isto ria Natural» Nos. 1 i 2 del presente afio, algunas pájinas a la m em oria de Philippi. Cita en «lias los siguientes artículos científicos publicados por éste en el «Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura»: 1) «Flora Nacional».—Una breve nota. T. IX pájs. 133 i siguientes. 1878. 2) Sobre la peste del naranjo. T. X II páj. 44. 1881. 3) La consuelda caucásica. T. X II páj. 55-56. 1881. 4) Una nueva peste de los naranjos de Quillota. T. X II pái. 414-416. 1881. 5) La peste de lo» perales. T. X III páj. 81. 1881. 6) Remedios contra el pulgón laníjero. T. XV páj. 209. 1884. 7) Otra ver. la transform ación del trigo. T. XV páj. 275. 1884 8) Sobre el Meliloto. T. XV páj. 311. 1884. 9) Catálogo de los Cléridos chilenos, en la «Revisia Chilena de H isto­ ria Natural», 1907.


— 75 — Museo Nacional». Zoolojia X III (1896), en colaboracion con su padre. Dos nuevas aves de Chile.— Pelecanus Landbecki F. Ph. Sylviothorhynchus fasciolatus F. Ph. «Boletín del Museo Nacional ;, Tomo I, num. 3, páj. 63-65. Desarrollo i estado actual de la Zoolojia en Chile, en «Chi­ le en 1908», por Eduardo Poirier, obra dedicada a los de legados i adherentes al IV Congreso Científico (Io PanAmericano). Santiago de Chile, Imp., Lit. i Encuad. Bar­ celona 1909. Botánica L a escursion de don Federico Philippi, hecha a la Cordi­ llera de la Costa hasta el mar, desde los Cuneos, en el De­ partamento de la Union, se encuentra descrita en los «Anales de la Universidad », tomo X X V II, año 1865, pájinas 289-333. Las interesantes observaciones hechas des­ de uua meseta de la Cordillera pelada denominada «Mira­ dor» a una altura de 800 a 900 metros de elevación, se refieren a la Yejetacion de esa Rejion, consistente en pe­ queñas plantas i arbustos que parecen pertenecer a climas diferentes; ademas se presentaba ante la vista del esplorador el estraño fenómeno de haberse secado todas las plantas i arbustos, consistentes la mayor parte de alerces que se contaban por muchos millones. Die Cordillera pelada, daskah le Gebirge der Prov. Valdi­ via Petermanns W itteilungen (1866), páj. 171, con su padre. L a Plora de las islas San Ambrosio i San Félix. «Ana­ les de la Universidad , tomo XLVII, 1875, páj. 185; en esta Flora describe dos especies nuevas: Cristaria insularis F. Ph. i Frankenia Vidali F. Ph. Plantas carnívoras. «Anales de la Universidad , tomo XLV III, 1876, páj. 425-440. Los jardines botánicos. Discurso de iucorporacion a la Facultad de Ciencias Físicas i Naturales en 21 de No­ viembre de 1877. «Anales de la Universidad», tomo X L IX , 1877, pájinas 850-873 Ilustraciones de la terminolojía botánica. Santiago 1879. Imp. Guttemberg Algunas plantas forrajeras que convendría ensayar en


— 76 — Chile. «Anales de la Universidad», tomo LYII, 1880, pa­ jinas 673-675. Quinchamalium patagonicum” «Anales de la Univer­ sidad» (1880). Catalogas plantar um vascular ium chilensium adhuc descriptarum auctore Friderico Philippi. «Anales de la Univer­ sidad», tomo LIY, 1881, pajinas 49-422. Esta otra enu­ mera las plantas chilenas i sirve para ordenar sistemáti­ camente nuestro Herbario. Elementos de Fisiolojía vejetal. Santiago 1882. Imp. Gutemberg. Vegetation o f Coquimbo. Journal of Botanv, 21 (1883), páj. 247. A Visit to the northern most forest o f Chile. Journal oí Bot. 22, (1884), páj. 201, London. Memoria i Catálogo délas plantas cultivadas en el J a r din Botánico hasta el 1, de Mayo de 1884. Santiago, Imprenta Nacional. 1884. E n Verhandlungen des deutschen Wissenschaftlichen Vereins zu Santiago publicó: a) Bot. Reise von Yerbas Buenas nach Matanzas (Viaje botánico de Yerbas Buenas a Matanzas). Tomo III, (1894) Páj- 24. b) Reise nach der Provinz Tarapacá (Viaje a la provin­ cia de Tarapacá), I, (1886), páj. 135. c) Botaniche Reise nach der Provinz Atacama in Früh­ jahr 1885, I, (1887), páj. 214. Verzeichniss der vom Verfasser auf der Hochebene der Provinzen Antofagasta und Tarapacá gesammelten Pflan­ zen, Leipzig, 1891. Esta publicación corresponde a la de los Anales del Museo, entrega N.° 8. Expedition von F. Philippi, nach der Provinz Tarapacá Gartenflora vol. 34 (1885), páj. 216 en que colaboró con su padre. E l árbol de Sándalo de la Isla Juan Fernández. Ana­ les del Museo, II, Botánica N.° 9, páj. 5, (1892). Catalogus prsevius plantarum in itinere ad Tarapacá lectarum (Anal, del Museo Nacional, Botánica, VIII, (1891), colaboró con su padre. Escursion botánica, hecha de orden del Supremo Go­ bierno en Setiembre de 1885 a la provincia de Atacama.


— 77 — Diario Oficial, año X, N.° 2,793. ImprentaNacional. 188G. Las plantas nuevas descritas por don Federico Pliilippi (F. Ph.) en los Anales de la Universidad son: Tomo L X X X I , 1892: Páj,

Nasturtium stenophyllum............................ Coxi............................................. Draba (Drabella) pusilla................................ Hexaptera-constitutionis............................... Azara Bergi..................................................... > Browneae.............................................. » borealis.................................................

177 182 329 335 337 338 340

Tomo L X X X I I , 1892-93: Cristaria inconspícua.................................... 3

0

?

Tomo L X X X I V , 1893: Phaca araucana................................................ Epilobium lignosum....................................... Eugenia pinifolia............................................ » ebracteata......................................

14 746 758 758

Torno L X X X V , 1893-94: Loasa hum ilis................................................... .......tí » W illiam si...................................................... 7 » subandina......................................................8 Calandrinia Oaesia.......................................... 187 Hedyotis inconspícua...................................... 739 Gochnatia multiflora....................................... 836 Tomo L X X X V I I , 1894: Leuceria (Chabraea) nivea............................. 104 Hipochteris (Achyropliorus) grandiflora......... 313 » » cupressorum... 313 Conyza setulosa................................................ 681 Baccharis W illiam si....................................... 701

m


— 78^— Tomo XC, 1895: Cephalophora spathulata...............................

33

Tomo X C I, 1895. Euphrasea aurea............................................. Calceolaria georgiana (De Frai Jorje), Enero 1883................................... .......... Potamogeton tenuifolius............................... ‘» australis..................................

113 133 521 523

Tomo X C I I I , 189(1. Epipetrum polyanthes.................................... Lapiedra chilensis........................................... Leucocoryne Coquimbensis......................... Nasella obscura................................................

22 144 273 727

Tomo X C IV , 1896. Melica Paulseui...............................................

159

Las callampas comestibles de Chile (en aleman). Hedwigia, 1893. Valdivia und seine Deutschen Eimvohuer, aus Im Neuen Reiche, 1875, II. Viaje a la laguna de Budi, Revista Chilena N.° 18, Ju­ nio 1.° de 1876. Una nueva enfermedad de la parra (Heterodera) i una nueva enfermedad de los árboles frutales con- una lámina. Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura, tomo XV, N.° 11, páj. 225, 20 de Marzo de 1884. Excrecencias de la vid i dos insectos dañinos al agrigultor. Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura, tomo XVIII, 1887. I


— 79 —

Trabajos varios La formación carbonífera en Chile. An. Univ. tomo CI. 1898, páj. 367. Descripción de algunas rocas del desierto de Atacama.. Trabajo hecho por el finado doctor Pohlmann i tra­ ducido por Federico Philippi. An. Univ. tomo CI. 1898, páj. 141. Noticias sobre el primer Censo de la provincia de Santa Fe. Yerhandl. des deutsch. a v í s s . Yerein. Santiago II, páj. 61. Las causas de los terremotos en Chile, (traducido de la «Frankforter Zeitung del 19 de Setiembre de 1906); «Diario Ilustrado», Enero 1907. Arqueolojía de la isla de La Mocha, cap. IV. Anales del Museo, 1903 pájs. 13-17. Historia del Museo Nacional de Chile, por el doctor E. A. Philippi (en Setiembre de 1908 preparaba este tra­ bajo para la impresión, i a él se debe el capítulo Y), »Es­ tado actual del Museo». Boletín del Museo Nacional de Chile, tomo I, núm. 1, pájs. 1-30. Los informes anuales desde- 1898 sobre la marcha del Museo, que se publican en El Diario Oficial». El señor Federico Philippi escribía también en la prensa sobre temas de utilidad pública, escritos que firma­ ba con su nombre, i que por esto se podrían reunir. Debemos advertir que al dar la nómina de las especies descritas por don Federico Philippi, no nos toca averiguar cuáles han sido aceptadas por los hombres de ciencia; ademas, la no aceptación de una especie puede derivarse del hecho de haber sido descrita ántes por otro especia­ lista con nombre diferente, de modo que la descripción posterior entra en la categoría de sinónimo, aunque sea mejor que la orijinal.


— 80 —

CONCLUSION

Cuando el 16 de Enero último, cumpliendo un deber ineludible para con el Jefe, Maestro i amigo, presenciába­ mos los últimos momentos d e l' señor Federico Philippi, nos hacíamos la reflexión que perdíamos en él a un jefe modelo, con el cual se estinguia, por ahora, el último natu­ ralista de esta familia, en cuyas manos ha progresado el Museo Nacional durante mas de medio siglo. Con fecha 22 de Abril último el nuevo Director del Museo Nacional, profesor doctor don Eduardo Moore, nos confió la redacción de una biografía de su digno predece­ sor; recibimos llenos de gusto este encargo el cual suscitó en nosotros la preocupación de reunir los datos mas com­ pletos posibles sobre la vida i labor científica del estinto. Hemos cumplido en la medida de nuestras fuerzas dos compromisos; el uno para con el señor Director en ejerci­ cio i el otro se refiere al profundo reconocimiento que de­ bemos al finado señor Federico Philippi, pof las muchas distinciones de aprecio i confianza que de él recibimos durante mas de doce años, primero como secretario de su señor padre i durante los cinco últimos años en que filé nuestro Jefe inmediato i maestro. Podemos decir con el doctor don Aureliano Oyarzun, en circunstancias que juntos vestíamos los despojos del buen consejero i maestro: «Hemos concluido con los dos naturalistas Philippi». Santiago, 30 de Mayo de 1910.


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