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en propiedad
Iggy Pop
ROCK / Esquivar la caricatura es un reto inherente a casi cualquier artista longevo, sobre todo cuando de manera oficiosa ostentas el título de padrino del punk y, por ende, eres una de las figuras más infuyentes del rock. A lo largo de su carrera al margen de los seminales The Stooges, Iggy Pop ha dejado algunos elepés inexcusables y, de uno u otro modo, se las ha arreglado para que su figura continuase acrecentándose. La Iguana de Michigan publica ahora la enésima prueba de que sigue viva y coleando encolerizada, al tiempo de resultar tan sobradamente creíble que firma el que es uno de sus mejores trabajos en años. Tras esa probatura cercana al ambient y el jazz que fue “Free” (19), Iggy Pop regresa con firme inten- ción (y poco disimulo) de reverdecer laureles, en una maniobra que podría haber terminado en catástrofe con aspecto de parodia, pero que en la práctica presume de deslumbrante intensidad. Una secuencia que incluye descargas eléctricas del tipo de “Frenzy”, “Comments”, “Neo Punk” o la final “The Regency”, singles incontestables como “Strung Out Johnny”, “New Atlantis” o “Modern Day Ripoff”, e incluso el ramalazo crooner de “Morning Show”. ‘Every Loser’es un compendio de rabia latente y actualizada en su justa medida, que mira al pasado para resonar vigente, en el que esa mala baba adquiere diferentes formas y maneras en torno a un trabajo sólido y jugoso. Una jugada ganadora, perpetrada en base a una colección de canciones que certifican que Iggy Pop mantiene intacto aquel nervio que late incansable debajo de sus marcadas venas. Una especie de auto-homenaje del que el norteamericano sale victorioso con orgullo, luciendo socarrona sonrisa de medio lado tras comprobar que, mientras continúe contoneándose, la corona del punk seguirá siendo suya.
Polita
ROCK / El tercer disco de Ezpalak sigue ahondando en la línea de “Kolpatu Topatu” (21) y, por lo tanto, alejándose de la melancolía guitarrera de su debut. “Hortz Aina Hots” centra su eje de giro en un punk rudo y epiléptico amante de la destrucción que centra sus esfuerzos en riffs machacones y en agresivas líneas de bajo. Por ahí se mueve más de la mitad del álbum y en temas como “Lehertu arte”, “Kontran”, “Boterearen dantza”, “Nork daki” y “Berdin zait” la influencia de Idles parece clara. El fuerte sentido melódico que Eñaut Gaztañaga imprime a todas sus composiciones sirve para seguir acomodando su rico abanico de estribillos pegadizos gracias a un pop sintético que abusa del fuzz y se apoya en los teclados ocasionalmente. Únicamente se salen de ese equilibrado diálogo entre el incesante estruendo punk y el gancho pop en la recta final para abrazar las atmósferas más catárticas y corrosivas del grunge. IZKANDER FERNÁNDEZ
8
URBANO / Si el éxito de Villano Antillano tiene un regusto tan victorioso no es tan solo porque es una mujer trans en una industria masculinizada e históricamente poco queer-friendly, sino porque su propuesta musical está profundamente conectada con su identidad, sin concesiones. La culminación es “La Sustancia X”, donde afirma con confianza su visión del reggaeton y el hip hop latino y, sin embargo, se niega a conformarse con ser una única cosa: la capacidad metamórfica de Antillano aparece concretada explícitamente en sus letras y se intuye más sutilmente en el juego de texturas que incorpora (desde las guitarras nu-metal en “Puesta” a las influencias ochenteras en “Nena Mala”). De vez en cuando cae en los clichés y, a pesar de que hay una intención de diversificar a nivel sonoro, las palpitaciones de reggaeton y trap del disco pueden hacerse algo repetitivas. SALOMÉ LAGARES
Anti-Flag Lies They Tell Our Children Spinefarm
Leia Destruye Leia
POP ROCK / Inspirada en el imaginario poético de Marc Menéndez y tras haberse cosechado un nombre propio como bajista en Mourn, Leia Rodríguez nos demuestra que las cuatro cuerdas se le quedan cortas a la hora de expresar todo su talento. Por medio de un intimismo calmado, desnudo, desgarrador y romántico, la de Cabrils se estrena con “Leia Destruye”, su debut y alter ego con el que consagra una prometedora línea de trabajo en solitario, bendecida por Lluis Cots (Madee, The Crab Apples) y marcada por un estilo noventero irresistible (“Madera mojada”). Si la intensidad era ya marca de la casa en su trabajo con Mourn, la catalana eleva ahora a la máxima potencia su cruda honestidad (“Tan flojo”), encontrando el equilibrio perfecto entre belleza y oscuridad (“Tentar a la suerte”) en un trabajo que le ha permitido conocerse mejor a sí misma y permitirnos a nosotros que también la descubramos. FRAN GONZÁLEZ top 10 .
NACIONAL INTERNACIONAL
1 La Paloma Todavía no2
2 dani posdata
3 La Élite Nuevo Punk
4 Casero Me doy cuenta
5 Sandré Gestiones fá
6 Ezpalak Hortz aina
7 Núria Graham Cyclamen
8 Elio Toffana Shock Wav
9 Ariza Volver a empezar
2 Margo Price Strays
3 Iggy Pop Every Loser
4 Little Simz No Thank You
5 Nina Nastasia Riderless Horse
6 Jesu Pity-Piety
7 Belle And Sebastian Late Developers
8 Gaz Coombes Turn The Car Around
9 Interpol The Other Side Of Make Believe
10 Mäneskin Rush!
Nina
Riderless Horse
FOLK / Es imposible abordar el séptimo disco de la norteamericana sin entrar en lo personal. Nastasia llevaba mucho tiempo sufriendo una relación malsana con Kennan Gudjonsson, figura clave en el despegue y desarrollo de su carrera, pero también un lastre cada vez más pesado. Nastasia abandonó a su pareja a principios de 2020. El suicidio de Gudjonsson puso el tristísimo epílogo a una tragedia personal por la que nadie se merece pasar. “Riderless Horse” documenta con delicadeza y brutal honestidad la vuelta a la composición de canciones (y a la vida) de la compositora. Y la dureza explícita de los textos no se traduce en un disco inhóspito, pese a que confía únicamente en su guitarra acústica y su voz. Recupera el gusto por su oficio con canciones que se agarran a la melodía y las confesiones descarnadas como terapia para salir del hoyo. La vuelta a la existencia de una mujer que, a fin de cuentas, tiene en la música su razón de ser.
Leftfield This Is What We Do Virgin
POP / Gaz Coombes suma otro acierto al margen de Supergrass, con el que es su cuarto álbum en solitario y un más que interesante tratado de indie-pop de calidad nutrido de otros géneros. Un álbum elaborado y desarrollado con gusto, que apunta hacia composiciones de aspecto maduro (en ocasiones cercano al del crooner) y alma creíble. Nueve canciones arregladas con elegancia y sentido, hasta ensalzar la esencia de cada pieza sin recargarla innecesariamente. El autor apuesta así por una vuelta de tuerca que resulta determinante en el estiloso resultado, al focalizar elementos que embellecen las elegidas. Una obra ambiciosa y asentada sobre detalles, con guitarras bien colocadas, coros de trazo clásico y no demasiado alejados del soul, y destacadas harmonías vocales confirmando que el británico es un cantante con personalidad y un compositor bastante más valioso de lo que un primer vistazo podría sugerir. RAÚL JULIÁN