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GINEBRAS EN GIRA S

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PODCASTS MS

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EGURAMENTE SI ESTÁS LEYENDO esta revista, conocerás la película de Cameron Crowe, “Casi famosos” (“Almost Famous”, 00). Exacto, esa en la que un adolescente se va a cubrir la gira de una banda de rock, en la que se encuentra que las mujeres solo tienen cabida como interés romántico, musas, paño de lágrima, apoyo en la cama, monedas de cambio con otras bandas, y poco más. Vaya, lo que vendría a ser: “groupies”. Al púber, todo eso le importa poco. Hace lo suyo, escribe un artículo larguísimo justificando las capulladas de la banda y romantiza cualquier exceso, o abuso, en pro del ROCK. En cambio, a mí sí que me importó, me cabreó. El único papel que podía soñar tener como chica en el estrellado mundo de la música, era el de Bratz florero. Hasta la voz de un chaval de quince años importaba más que la de una mujer hecha y derecha. Por suerte, la película está ambientada en los setenta, y de eso, hace mucho tiempo, y muchas tías que se han plantado, y han dicho “yo también merezco un trozo de este pastel”. Ya no se trata únicamente de estar en la gira, o revolotear cerca de la música, sino de ocupar los puestos de manager, tour manager, backliners, sonido, luces, monitores y hasta el de quienes retuercen las cuerdas cada noche y aporrean la batería para enloquecer a miles de personas desde lo más alto de un escenario. Han sido ya muchas las mujeres que han luchado para demostrar que merecemos estar también ahí. Y eso es exactamente lo que Ginebras hacen desde 2019, ganarse su sitio a base de bolazos. Cuatro años después, se enfrentan a su mayor gira hasta el momento, en la que ocupan los mejores slots de los festivales nacionales. ¿Pero cómo es vivir una gira de estas dimensiones? Como cada banda es un mundo, y cada gira un universo, no hay mejor manera de descubrirlo que unirse a ellas. Así que sin más dilación, hoy seremos la quinta Ginebra.

CUANDO SE VISUALIZA la vida del artista se imagina mucha noche, mucha fiesta. Pero lo que hay, sobre todo, son madrugones. En cualquier parte del estado. Da igual si ha sido el bolo de tu vida, o un desastre, al día siguiente tocará madrugar. Sábado, siete de la mañana. Estoy en un Euromed de camino a Valencia (ciudad en la que tocarán por la noche, en el marco del Festival de les Arts). Lo que me consuela es que Magüi (voz, guitarra y teclados), Sandra (voz y guitarra), Raquel (bajo y coros) y Juls (batería y coros), están haciendo lo mismo desde Palencia (Sonora), donde pocas horas antes habían estado tocando. Su equipo salió a las cinco y media de la mañana para descargar a tiempo. Nos encontramos en el hall del hotel, con nuestros looks de guiris de estar por casa. La energía de Ginebras es como la de las amigas del pueblo que no ves en mucho tiempo. Siempre te sentirás cómoda con ellas. Más preocupadas por mis horas de sueño que por las suyas, me cuentan su itinerario del día y que esto de llegar escalonados ha sido algo excepcional. (Sandra) “Siempre viajamos todos juntos, furgoneta y camión. Somos de hacer mucha piña. No hay nadie más importante que nadie en este equipo, pero esta noche necesitábamos dormir algo más. És un bolo muy importante”. (Magüi) “Ayer nos fuimos a dormir a las doce. Desde la cama oíamos aún el festival, y menudo FOMO. Pero teníamos que descansar. Aunque luego nos quedamos mirando un programa de sectas en DiscoveryMax. Hacemos mucho esto, lo de ponernos programas para desconectar antes de dormir”. Al poco llegan Raquel y Juls y nos vamos hacia las pruebas de sonido.

NOS RECOGE EN LA FURGONETA Clara, su road manager, y la persona que te gustaría que gestionara tu vida. Cada una con su sitio asignado, cotilleamos un poco de la vida y llegamos a los treinta grados del recinto. Para alguien que solo entra cuando está petado de gente, caminar por ahí se siente como estar en un espacio liminal. Ni un alma. Pero es subir al escenario y notar el torbellino humano. (Sandra) “En esta gira somos doce personas en total en el equipo. Llevamos a nuestro propio técnico de sonido, monitores, backliner, y nosotras. Se nota muchísimo

Ginebras están viviendo un año intensísimo por lo que a conciertos se refiere. Y lo que les queda, porque todo el mundo quiere saltar al ritmo de las canciones de “¿Quién es Billie Max?” (Vanana Records, 23), su segundo álbum. Nos fuimos con ellas de festival para ver cómo es su vida en la carretera.

texto Eva Sebastián fotos Liberto Peiró

la diferencia. Antes, toda esta previa de descargar y acomodar los instrumentos iba de nuestra parte. Y es verdad que ahora hemos subido de caché, pero nosotras acabamos cobrando prácticamente lo mismo porque hemos crecido y hemos decidido contratar a más gente”. Empieza a sonar a todo trapo “Your Love Alone Is Not Enough” de Manic Street Preachers. (Juls) “Diego, nuestro técnico de sonido, siempre pone esta canción y cuando él tiene claro cómo va a sonar todo, empezamos a probar nosotras”. Me doy una vuelta intentando no estorbar y veo como están montando una estructura gigante a sus espaldas de ¿una montaña rusa? (Sandra) “Se nos fue un poco la olla con esto [risas]. Es el primer día que vamos a montar entera la montaña rusa de neones. Lo intentamos una primera vez pero algunas de las conexiones fallaron, así que hoy va la buena. Si crecemos nosotras como artistas, también queremos que crezca nuestro directo. No podemos plantarnos solo con una lona y nuestros culos bonitos. Hemos invertido todos nuestros ahorros en esto porque creemos en nuestro proyecto y tenemos que dar espectáculo”. Juls acaba de probar la batería, que para estos shows está elevada y encuadrada en el looping de la estructura de neón. (Juls) “ Yo

3suelo decir muchas tonterías, pero cuando tengo una idea, es una buena idea. Un día entre risas dije de hacer la montaña rusa de Billie Max, que, por cierto, todas nos la hemos tatuado, con muchas luces que fueran cambiando. Y ahora está aquí y creo que es muy guay, cuando propones algo que acaba pasando”.

REPASAN UN PAR DE CANCIONES, y juntas hacen algún ajuste al setlist. La noche anterior el show quedó corto y tuvieron que dar palique, pero hoy no habrá margen para el error. Dejan sus instrumentos, y Alba, quien está en monitores, recoge las petacas. (Raquel) “En principio queríamos que todo nuestro equipo fueran chicas, pero están muy solicitadas, y luego en trabajos más físicos casi no hay presencia de tías. Pero creo que hemos formado una buena combinación. Además, todos nos respetamos muchísimo. Nunca ningún chico de nuestro equipo nos ha hecho sentir pequeñas, o que no sabemos, cómo ha podido pasar en alguna ocasión con gente que trabaja para los propios festivales”. La prueba de sonido ha sido un éxito. (Magüi) “Ahora cuando venimos a los festivales, o nos subimos a los escenarios, estamos mucho más tranquilas. Sabemos que este es nuestro sitio. Entendemos la forma en la que funciona todo, qué pedir y a quién decírselo. Pero, sobre todo, que podemos hacerlo. Y si queremos hacer tal o tal ajuste no nos pueden decir que no, porque nosotras entendemos nuestros instrumentos y lo que queremos hacer”. (Juls) “Vamos muy seguras a las pruebas de sonido. Ensayamos muchísimo. Incluso bandas con las que compartimos local de ensayo se sorprenden [risas]”. (Sandra) “Cuando preparamos la gira, ensayamos todo el setlist entero de principio a fin cada día. Queremos acostumbrarnos a como suena en conjunto, así podemos detectar mucho más rápido si algo falla”.

EN ESTE PUNTO a todos nos rugen las tripas. Tagliatella time. Les pregunto si están nerviosas mientras esperamos. Para abrir boca, o cerrar estómagos. Yo qué sé, perdón. (Magui) “Bastante, pero creo que irá bien. El año pasado tocamos en el escenario pequeño de este mismo festival y hoy tocaremos en el principal a la misma hora que Vetusta Morla ayer. Es fuerte”. (Sandra) “Para mí además es un recinto especial. He venido aquí de excursión muchas veces con el cole. Y ahora estoy ¿tocando? Es una sensación extraña. Como cuando tienes un lío de una noche, que no es lo mismo ir a su casa y pirarte cuando acabas, que traértelo a tu casa, con tus cosas, en tu espacio. Además hoy estarán mis padres, que ahora se han aficionado a ir a festivales. Me dicen que por qué no se los descubrí antes”. (Magüi) “Claro, que haya gente que conoces aún pone más nervioso, o que sea un público grande, o incluso que haya gente a la que respetas, músicos, que están en el lateral mirando”. (Juls) “En realidad yo estoy tranquila. Suelo disociar mucho, porque no me lo creo que esté pasando”. (Sandra) “Hay que cambiar el chip cuando estás en un festi, no es lo mismo que en una sala con gente que solo viene por ti”.

NOS DESPLAZAMOS al hotel y descansamos un rato. Me uno a ellas en la sesión de chapa y pintura en su habitación. Me reciben como te reciben tus amigas antes de salir, a medio vestir, en tetas, con la cara a medio hacer, y con toda la naturalidad del mundo. Un despliegue de paletas de sombras, planchas de pelo, neceseres y looks de por-si-acaso. (Raquel) “Solemos hacer mucha vida de hotel, nos juntamos en una misma habitación y hablamos de la gira, de cómo estamos y miramos programas raros en la tele. Nos gusta estar juntas”. (Magüi) “Pero a ver, también hemos aprendido que después de tocar, lo mejor es salir para descargar toda la adrenalina”. (Juls) “La convivencia no es fácil, pasamos muchísimas horas juntas y cuando dejamos de girar nos echamos mucho de menos. Los tres meses de parón antes de esta gira fueron rarísimos. Pero es algo que trabajamos muchisimo. Tenemos una coach que nos ayuda un montón, es super necesaria”. (Raquel) “Hace un par de semanas tuvimos una sesión y yo les saqué un montón de mierda. Pero las cosas se tienen que poder hablar. Nos fue muy bien. Las emociones nos afectan muchísimo, nos mimetizamos muchísimo, cuando una esta triste lo estamos todas”. (Magüi) “Este fin de semana estamos súper bien, has tenido suerte”. Todas nos reímos, pero realmente no sabían el miedo que me daba encontrarlas del revés. Se acaban de preparar, cada una con su estilo, porque el show coordinado será encima del escenario. (Magüi) “En la gira pasada íbamos cada una de un solo color, pero para esta le pedimos a una amiga que nos diseñara tres looks para cada una, muy coloridos, muy Ginebras. Hoy estrenamos el último”. Unas fotitos de promo y de vuelta al recinto.

NORMALMENTE SUELEN LLEGAR un par de horitas antes de su actuación y ven poca cosa antes de su concierto. Pero hoy sobra el tiempo y seguimos hablando. (Juls) “Nos dedicamos a lo que más nos gusta del mundo. Es el planazo que quieres con tus amigos, pero es nuestro curro, aunque subimos al escenario a pasarlo bien”. (Raquel) “Lo mejor y peor de salir de gira al final es hacerlo con tus mejores amigas. Porque todo es mucho más intenso, tanto lo bueno como lo malo”. (Sandra) “No cambiaría esto por nada, pero es verdad que nos perdemos muchas cosas más allá de nosotras cuatro. Excepto Raquel, todas somos de fuera de Madrid y vemos poco a nuestras familias. Por ejemplo, una vez teníamos una fecha justo el día en el que se casaba mi hermano. Fue complicado, al final lo cancelamos y pude ir. Pero cuando son cumpleaños, o cosas más pequeñas, nos lo perdemos”. Seguimos hablando de la vez que tocaron a las dos y media en el Warm Up y estaba petado, de hablar con los fans cuando ambas partes están que no se lo creen o de que es más fácil tener pareja si está metida en este mundillo. Durante este rato interrumpen Amaia, Niña Polaca, Sidonie y, algo más tarde, Diego de Carolina Durante y Ladilla Rusa. Ginebras son un grupo de tías majas, de esas a las que te quieres acercar. (Sandra) “Nosotras entendemos que también podemos dar pereza. Llegamos a los festivales con esa energía de buen rollo a tope, y a veces eso no gusta”. (Magüi) “Pero es que realmente estamos muy contentas y agradecidas de poder estar aquí, de salir a tocar, de conocer a gente”. (Juls) “Luego están los indie-tristes a quienes quizás no les mola nuestra música, pero coincidimos en todos los festivales, y nos conocen y nos dicen que les caemos de puta madre”.

COMO QUIEN NO QUIERE LA COSA, llega el momento de deslumbrar a las 20.000 personas que las esperan al otro lado del escenario. Cada una con su calentamiento, sus nervios, sus tiempos. Escriben una nota detrás de cada setlist, para contarle a quien

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