Remontándonos a su Origen!!! El término aula invertida (en inglés: flipped classroom) fue originalmente acuñado por Walvoord y Johnson Anderson (1998). Las autoras proponen un modelo donde los estudiantes, antes de la clase, tienen un primer acercamiento con el contenido. Ya en la clase, se fomenta la comprensión del contenido (sintetizar, resolver problemas) mediante un aprendizaje activo. Con el objetivo de asegurar que los estudiantes realicen la preparación necesaria para el trabajo en el aula, éstos deben llevar a cabo una serie de actividades (ensayos, cuestionarios, etc.) antes de la clase. Cabe aclarar que el modelo fue popularizado por Jonathan Bergman y Aarom Sams, docentes del Instituto Woodland Park en Colorado (EE. UU.), quienes descubrieron un software para grabar presentaciones en Powerpoint y publicaron las lecciones en Internet para que aquellos estudiantes que no habían asistido a las clases, pudieran tener acceso a las mismas. Las lecciones fueron incrementando y su uso se hizo viral en numerosos estudiantes.
Es la Flipped Classroom la nomenclatura que aparece hoy en los listados asociados a innovación educativa y nuevas metodologías. “Lo mejor de este modelo pedagógico es que mejora la relación profesor-alumno”. Entonces, invertir una clase implica un enfoque integral por medio del cual se combina una enseñanza presencial directa con métodos que toman de referencia una perspectiva constructiva del aprendizaje y que, aplicados adecuadamente, pueden sustentar todas las fases del ciclo de aprendizaje que componen la Taxonomía de Bloom.
Ser capaz de pensar, reflexionar, juzgar, organizar, analizar críticamente o resumir implica un mayor grado de capacidad cognitiva. Así pues, es más importante la aplicación de determinados conocimientos en nuevos contextos que su mera adquisición