LA VIE GR ACE Suéter de piel sintética estampada y vestido de jersey metálico.
HILFIGER'S LONELY HEARTS CLUB BAND El diseñador americano Tommy Hilfiger presentó una colección primavera/verano 2015 inspirada en sus obsesiones musicales. Para presentarla: los rostros que se abren paso en la industria de la moda. Por M Ó NICA ISABEL PÉ RE Z Fo t o gra fia CHRISTOP HE R F E RGUSON Estil ismo M AR IANG EL ES RE YGADAS P ro ducció n L'OFFICIE L MÉ XICO
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MAYO 2015
LA VIE
EMMA Saco de algod贸n.
BIANCA Top de mesh, saco y pantal贸n de lam茅. Mascada de tejido de punto.
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LA VIE
ADRIANNA Abrigo de piel sintĂŠtica y vestido de gasa de seda.
ZOE Chaleco de gamuza, bufanda de tejido de punto y falda de piel.
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LA VIE
LENA Vestido de gasa met谩lica.
FOSTER Chaleco y pantal贸n de algod贸n. Mascada de seda.
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LA VIE KAROLINA Abrigo y botas de piel. Modelos Grace Anderson para Marilyn Emma E. para One Model Management Bianca Gittens para Supreme Management Zoe Colivas para DNA Adrianna Zajdler para Supreme Management Lena para One Model Management Foster para The Society Karolina Waz para Muse Maquillaje Hiro Yonemoto para Atelier Management Pelo Owen Gould para The Wall Group Casting Mirham Ascencio para Lower East Side
A través de esta colección, el diseñador Tommy Hilfiger consigue mezclar lo mejor del diseño americano con la música inglesa más emblemática: un poco de los Beatles por aquí y otro tanto de los Stones por allá.
C
olores metálicos, rayas, piel y muchas estrellas son parte del imaginario roquero que Tommy Hilfiger presenta en su colección primavera/verano 2015. Por supuesto están tan presentes como siempre los colores más estadounidenses: hay rojo, blanco y azul por doquier. Pero esta vez, como pasa con sus banderas y con su historia, esta triada cromática también nos transporta a la cultura inglesa. ¿La época? Los años 60 y 70 en los que Reino Unido volvió a conquistar a Estados Unidos, aunque por medio de la música. Fue la época de los Beatles y de los Rolling Stones. En 1969, cuando Tommy tenía sólo 18 años, anhelaba ser y vestirse como ellos. Lo segundo le pareció más fácil y se alió con su amigo Larry Stemmerman. Con sólo 150 dólares y muchas ganas de triunfar, abrieron una pequeña tienda en Manhattan llamada The People’s Place, en la que vendían ropa con diseños sólo aptos para los roqueros, además de velas e inciensos (el movimiento hippie también estaba en su plenitud). Ese año, 1969, fue el mismo en el que los Beatles presentaron dos de sus discos más importantes: Yellow Submarine y Abbey Road. Los Stones estrenaban el Let it Bleed y David Bowie lanzó el maravilloso Space Oddity. En la radio sonaban también Pink Floyd, The Who, Deep Purple y Led Zeppelin. En plena invasión musical británica, fue el año de Woodstock; cuando Hilfiger vivía la bonanza comercial. Con toda esa música de fondo, el éxito comenzaba a llegar a él. The People’s Place se convirtió en toda una referencia para los trendsetters de esos años y, en poco tiempo, ya era una cadena. Ocho años después, el negocio quebró, pero fue justo eso lo que impulsó al diseñador a encontrar un camino propio que derivó, en el año 1985, en la fundación de la firma que hoy lleva su nombre. 154
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La nostalgia por esos, sus primeros años en la moda, es innegable en esta colección. No por nada fue presentada en Nueva York en lo que parecía una recreación de la portada del icónico disco de los Beatles Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y en presencia de las herederas de los grandes nombres del rock: Alexandra Richards —hija de Keith Richards—, Tail Lennox —hija de Annie Lennox— y, en la pasarela, Georgia May Jagger —hija de Mick Jagger— y Ella Richards —nieta de Keith Richards—. Los looks presentados son resultado de la evidente influencia de los atuendos que caracterizaron a David Bowie en su papel de Ziggy Stardust, a los que aparecían en la película Tommy de The Who, a las camisas de Mick, los chalecos de Keith y a los uniformes usados por John, Paul, Ringo y George para tocar en la banda del Sargento Pimienta. Estamos ante una colección que propone una visita a un pasado colectivo, pero también ultra personal. Tommy Hilfiger no sólo recurre a figuras que las generaciones actuales siguen idolatrando y considerando íconos de estilo: también nos lleva a su historia, a los cimientos de la casa de moda que comenzó a crear cuando, siendo todavía un adolescente, escuchaba discos de rock en su pequeña pero ambiciosa tienda, en la que todas las prendas estaban hechas para la estrella de rock que deseaba ser. Ahora sabemos que nunca logró hacer una banda y triunfar con ella, pero que el camino que tomó no fue el equivocado. Esta colección —que se aleja de los trabajos preppy a los que nos tiene acostumbrados— no nos muestra la creatividad de Tommy, sino la de Thomas Jacob Hilfiger, el curioso muchacho que atendía un local en Elmira Street llamado The People’s Place.