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ETERNA OSCURIDAD
Sinónimo de elegancia, el negro siempre está presente en las pasarelas; sin embargo, lo que los diseñadores quieren expresar con su uso varía según las tendencias y el contexto. Esta temporada regresa en su mood más romántico. Hay nostalgia, erotismo y, sea válida la redundancia, oscuridad total.
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FOTO: GETTYIMAGES
Po r MÓNICA ISABE L P É RE Z
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para presentar vestidos glamorosos con escotes profundos, pero donde al final la piel no está expuesta al tacto de otros. Altuzarra sigue el mismo camino, con atuendos elegantes y sensuales que producen siluetas largas y delgadas que el cineasta Tim Burton envidiaría para sus personajes. Más sobrios son Jil Sander y Proenza Schouler. Siguiendo las referencias cinematográficas, su elegancia recatada, que remite a los periodos de luto, hace pensar en una versión moderna y mucho más práctica de los atuendos de la actriz Anjelica Huston en The Witches. Con un maravilloso conjunto en el que el pantalón acampanado demuestra que su regreso es definitivo, Calvin Klein y su abrigo con tiras horizontales remite a Johnny Depp como Edward Scissorhands y en Tilda Swinton en Constantine. Más rockero es Anthony Vaccarello, quien retoma con el atuendo los orígenes musicales de esta estética, usando una minifalda con estoperoles a la post-punk. Los más futuristas en esta ocasión son Fendi y Hermès, con un maravilloso tratamiento de la piel, que obliga a pensar en armaduras muy Matrix, donde las formas son andróginas y misteriosas. Que 2015 cierre haciendo énfasis en la noche, en las sombras y en los aspectos más siniestros y complejos de nuestra personalidad, no es una sorpresa. A lo largo de la historia de la moda e, incluso, en el transcurso de un mismo año, hemos visto un sinnúmero de veces cómo los colores van y vienen, sin embargo, el negro siempre vuelve. El escritor ruso Vladimir Nabokov decía que nuestra existencia no es otra cosa que un cortocircuito de luz entre dos eternidades de oscuridad. Y parece que recrear esa metáfora no nos cansa jamás.
Jil Sander
Hermès
Altuzarra
Proenza Schouler
Calvin Klein
Fendi
—EL CUERVO, EDGAR ALLAN POE
Anthony Vaccarello
«Y entonces abrí de par en par la puerta: Oscuridad y nada más. Escrutando hondo en aquella negrura permanecí largo rato, atónito, temeroso, dudando, soñando sueños que ningún mortal se ha atrevido jamás a soñar».
Todos los elementos anteriores aparecen en las colecciones actuales, en algunas de manera más sutil que en otras, pero entendidos de un modo contemporáneo. Hace unos años la agencia de tendencias WGSN predecía que este interés se haría notar para la primavera de 2014, pero es hasta ahora que vemos que la idea toma forma. En ese momento, WGSN llamó a la tendencia Dark Resort. Defendía, en su breve manifiesto de presentación, que los creativos voltearían a la oscuridad, reconociendo que la naturaleza no siempre es luminosa y agradable, porque también es oscura y siniestra. Esa clase de relación y percepción de la naturaleza apareció antes en la historia, durante el Romanticismo, al que no debemos entender como la serie de cursilerías a las que la palabra remite actualmente. El romántico de finales del siglo XVIII no tiene nada que ver con corazones rosas. Había en él (en ellos) un carácter sombrío, apreciación de la naturaleza muerta y un exceso de conexión con las emociones, lo que frecuentemente desembocaba en relaciones apasionadas que podían llevar a la muerte. El suicidio por amor era bien valorado, al igual que mantener intactos los sentimientos por un amante muerto. Todos estos elementos emocionales se expresaron en la moda con accesorios como los camafeos y ornamentos con forma de cráneos y huesos. En las pasarelas actuales se han eliminado esas obviedades, vemos un gótico-romántico minimalista. Los elementos están puestos y se notan, pero se han evitado los excesos. Eso sí, se mantiene y explora la fuerte carga erótica que hay en esta estética. Vemos, por ejemplo, una lánguida sensualidad en la propuesta de Valentino, que aprovecha bien las transparencias
Valentino
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ace mucho que no aparecía en la moda la influencia de la subcultura urbana de los góticos —que son conocidos en Latinoamérica se les conoce más como darks o darketos—, o cuando menos no lo había hecho de manera tan evidente. Que el negro siempre está presente, es verdad, pero en los últimos años lo hemos relacionado mucho más con la elegancia de Coco Chanel que con la propuesta de este grupo social que se ha caracterizado, desde hace 40 años, por utilizarlo como medio de expresión, reconocimiento y uniforme. Es una estética interesante la de los góticos. Nacido en los años 70, el movimiento fue consecuencia de la identificación de un sector social con géneros musicales como el post-punk, el glam rock y el rock gótico, al que se identifica por su teatralidad escénica y por sus vocales casi siempre andróginas (hay que pensar en Robert Smith, de The Cure). Pero también hay en él mucho de literatura, en especial si es de terror. Autores como H. P. Lovecraft y Edgar Allan Poe son básicos para esta subcultura. Basta recorrer un poco sus influencias para sacar conclusiones. Es natural que —al estar la música y la literatura relacionadas con la noche, con lo anormal y con lo romántico— la moda dark encontrara atractivas la palidez y la languidez, acentuándolas con vestimentas oscuras que, muchas veces, están inspiradas en la compleja moda victoriana: hay encajes, transparencias y prendas multicapa. En los textiles predominan los terciopelos y la muselina de seda. A veces, debido a que en los años 80 y 90 parte del movimiento se relacionó con el bondage, también hay piel y metal.
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