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roma en 48 horas
Capital del más grande imperio que ha conocido la humanidad —città eterna, urbe-museo—, Roma concentra en sus fronteras lo mejor de toda Italia: la moda de Milán, el café de Nápoles y los sabores frescos de la Toscana.
DÍA 1: TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A… Estar en Roma es diferente a saberse en Roma. Para lograr lo segundo, empezar el día con una visita al Anfiteatro Flavio —mejor conocido como Coliseo— es imperativo. Que es un cliché, es cierto, pero encontrarse frente a este inmueble construido en el siglo I es uno de los más impactantes acercamientos a la historia que pueden experimentarse en el mundo occidental. Como sucede con la Torre Eiffel en París y el Big Ben en Londres, la sola vista al Coliseo es la forma más efectiva de “entrar en el mood” romano, de dejar la 14 | Forbes Life
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modernidad para impresionarse con lo antiguo y descubrir que —en ese punto geográfico— se está en medio de los dos mundos. No importa si ya se le ha visitado antes, el Coliseo siempre resulta sorprendente y su ubicación es el pretexto ideal para recorrer también sus cercanías, donde se encuentran el Palatino —monte sobre el que se yergue el Palacio Augusto— y el Arco de Constantino —construido en el año 312 para conmemorar una de las victorias en batalla del emperador Constantino I— consiguiendo así un primer acercamiento al panorama histórico, necesario si se quiere disfrutar Roma por completo ya que, para ser vivida plenamente, esta ciudad exige un honesto interés por su pasado.
ANTES DE CAER LA TARDE Después de hacer el primer check en la lista de pendientes del viaje, vale la pena cruzar el río Tíber para comer en la Piazza di Santa Cecilia, ubicada dentro del quizá demasiado famoso barrio de Trastevere. El turismo desmedido ha provocado, desde hace años, un fenómeno conocido en esta clase de urbes: la proliferación de malos restaurantes, pero si hay un lugar en el que la opinión de los locales y los críticos internacionales coincide, ese es Roma Sparita. Local amplio, dueño de una viva terraza durante el verano, en este lugar es posible disfrutar un buen vino y probar los mejores y más simples platillos de la cocina italiana. La especialidad es el Tagliolini al Cacio —pasta acompañada con una salsa cremosa de queso y pimienta—, aunque también destacan el rabo de toro y, por supuesto, las pizzas preparadas al horno de piedra.
SALTOS EN EL TIEMPO Después de comer habrá que cruzar el río de nuevo, volver por donde se venía y hacer camino a los alrededores de la Plaza de España —llamada así por la ubicación de la embajada española ante la Santa Sede— que Audrey Hepburn recorrió glamorosamente en la cinta Roman Holiday, filmada en 1953. Ahí se está frente a un segundo cliché: sentarse en uno de los 135 peldaños de la escalinata que lleva hacia la iglesia de la Trinità del Monti —gótica, construida entre 1502 y 1509— con lo que se deja atrás la Roma antigua para llenarse de aires renacentistas. Pero para que el salto temporal sea aún más amplio, vale la pena caminar un poco más y llegar a CO2, una galería de arte contemporáneo enfocada en promover la obra de artistas internacionales emergentes que deja claro que sí, que en Roma la historia pesa, pero que ello no cierra la ciudad a las nuevas tendencias globales.
FotoS: GETTY IMAGES
E
n un discurso pronunciado el 25 de marzo de 1861 ante el Parlamento de Torino, el político italiano Camillo Benso, conde de Cavour, afirmó: “Toda la historia de Roma, desde el tiempo de los Césares hasta la actualidad, es la historia de una ciudad cuya importancia se extiende infinitamente más allá de su territorio; de una ciudad destinada a ser la capital de un gran Estado”. Hoy, 152 años después, pese a encontrarse ante una de sus peores crisis económicas —según el Istituto Nazionale di Statistica, el pib cayó 0.9% más el último trimestre del año pasado— y en medio de un turbulento proceso electoral que dio como resultado la reelección presidencial del octogenario Giorgio Napolitano —asunto que los medios europeos han calificado como una prueba del agotamiento del sistema político italiano— la sentencia de Benso sigue vigente: la Unión Europea podría desmoronarse ahora y la capital italiana no perdería ni un ápice de su histórica majestuosidad. Roma está destinada, pase lo que pase, a ser siempre grande…
THE LI THE LI LL ACCE LL ACCE En el sentido del reloj: vista del Anfiteatro Flavio, mejor conocido como Coliseo; foto vintage que invita a recorrer la ciudad a bordo de una tradicional Vespa y panorámica de Roma.
Después de una vista a la exposición del momento hay que terminar el día con un tercer cliché: lanzar una moneda en la Fontana de Trevi —la fuente barroca más célebre del mundo— custodiada por el dios Neptuno, hijo de Saturno y Ops, hermano de Júpiter y Plutón, señor de las aguas y de los mares. Cuentan que lanzar una moneda en esos terrenos neptunianos asegura un regreso a Roma. Dos monedas cumplirán el deseo de un nuevo romance y tres asegurarán un matrimonio o un divorcio… La superstición es exitosa: como dato curioso se rumora que sólo en la primera mitad de 2012, se recogieron 540,000 euros del fondo de la fuente. ¿Ha llegado la hora de dormir? El camino será corto. La ubicación del Hotel Eden, es una de las más privilegiadas de la ciudad, por lo que no habrá que esperar demasiado para ir a recuperar energía a una de sus confortables suites y prepararse para un segundo día en la capital de Italia.
CUENTAN QUE LANZAR UNA MONEDA EN LOS TERRENOS NEPTUNIANOS ASEGURA UN REGRESO A ROMA.
DÍA 2: COMER, REZAR, AMAR Desde 1889, el lujoso Hotel Eden se yergue como un icono de la hospitalidad romana. Su magnífica arquitectura y su servicio —avalado por la calidad de Starwood Hotels—, lo hacen una de las mejores opciones de la ciudad. Muestra de lo anterior serán la dificultad para abandonar la habitación y el restaurante La Terrazza dell’Eden que, además de un desayuno maravilloso —embutidos al por mayor y el mejor mozzarella di Bufala—, ofrece una vista inigualable a las siete colinas de Roma y a la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, primera parada del día.
UN ESTADO DENTRO DE OTRO Haciendo a un lado la religión, el Vaticano es una escala obligada por su colección de arte y por el fenómeno cultural que implica que la máxima sede de la iglesia católica romana sea el enclave al que se debe que Roma sea conocida como “la capital de dos Estados”. Ahí, lo primero será entrar a la Basílica de San Pedro y continuar con el Palacio Apostólico, que alberga la obra maestra de Miguel Ángel: la bóveda de la Capilla Sixtina, recientemente en la mira del mundo ya que es ahí donde se celebra el cónclave —reunión en la que los cardenales eligen a un nuevo Papa— cuya última sesión resultó en el nombramiento papal del argentino Jorge Mario Bergoglio, ahora Francisco I. Después de ver la magnánima escena de La creación de Adán —acaso la más famosa de la bóveda— que atrae a miles de viajeros cada día, hay que continuar por el resto de los museos vaticanos, donde se resguardan las 05 | 13 Forbes Life | 15
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THE LIST 1. Romeo Chef & Baker. 2. Vista a una de las exposiciones temporales de la galería de arte contemporáneo CO2 Gallery. 3, 4 y 6. Lobby, cocina y entrada principal del Hotel Edén. 5. La terraza del Roma Sparita.
THE LI LL ACCE BITÁCORA
Para hospedarse: Hotel Eden Via Ludovisi 419 edenroma.com Miembro de Starwood Hotels & Resorts Worldwide Para comer: Roma Sparita Piazza di Santa Cecilia 24 romasparira.com Cocina italiana tradicional Romeo Chef & Baker Via Silla 26 Cocina de autor y comida italiana contemporánea romeo.roma.it Caffè Greco Via dei Condotti 86 Cafetería tradicional anticocaffegreco.eu Para ver: CO2 Gallery Via Piave 66 co2gallery.com Arte contemporáneo, artistas emergentes Para ir de compras: Via Condotti Marcas internacionales de lujo associazioneviacondotti.com
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colecciones de arte que comenzó el pontífice Julio II en el año 1503 y que han seguido creciendo hasta la actualidad, sumando pinturas, esculturas, joyas y documentos de gran valor. CASTILLO DE TODOS LOS TIEMPOS Antes de dejar la ciudad será necesario detenerse en su única área medieval: el Castel Sant’Angelo, a la orilla del río Tíber. Edificado en el año 135 como un mausoleo para el emperador Adriano, se convirtió, en el año 403, en un edificio militar integrado a la Muralla Aureliana, que se usó para defender a Roma de las invasiones bárbaras que comenzaron en el 271 después de Cristo. En 1277 se conectó a la Ciudad del Vaticano por medio del Passetto, un pasillo fortificado de 800 metros de largo, y más de 200 años después sirvió como refugio al papa Clemente VII durante el saqueo de Roma en 1527. Testigo de diversas etapas de la historia romana, comenzó a usarse como museo desde 1906.
ARRIVEDERCI, ROMA! Una caminata por las orillas del Tíber, es la mejor manera para despedirse de la “ciudad eterna”. Claro, antes de la cena y de las compras… porque hay que hacer escala en Romeo Chef & Baker, calificado como un “laboratorio creativo” donde es posible probar lo mejor de la cocina italiana de autor. Se recomienda una entrada fresca de calamares con naranja para darle entrada al plato fuerte: un jugoso y rosado corazón de Entrecote madurado durante 40 días, acompañado por setas y patatas asadas con queso gorgonzola desmoronado encima, que convierten la mesa en un acceso más directo al cielo que la mismísima Capilla Sixtina. El vino, obligado, pero el postre puede esperar… Un expreso en el Caffé Greco —antaño frecuentado por Goethe y Lord Byron— y los aparadores de Armani, Gucci y Prada, entre otras grandes casas de moda italiana —donde será inevitable comprar algún capricho—, serán el final más dulce para un viaje que, en sus momentos finales, permite un último cliché: marcharse cantando arrivederci, Roma, goodbye, au revoir! – Mónica Isabel Pérez
FotoS: CORTESÍA DEL HOTEL EDEN, ROMEO CHEF & BAKER, CO2 GALLERY, ROMA SPARITA.
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