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Monserrat de Jesús
Casa ajena
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Casa ajena Monserrat de Jesús Editorial Opalina Cartonera 2016 Diseño y diagramación a cargo de Penny Lane Diseño de Portada: Eleanor Rigby Ilustración: “Sin título” Pablo Ulloa G. Impreso en Santiago de Chile por Editorial Opalina Cartonera Primera edición Colección Autopoiesis Febrero 2016, Santiago de Chile Contacto: monserratdejesus@gmail.com
Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa de la Editorial
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Casa ajena
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“Yo no sé cuál es tu hogar pero sé que has perdido tu hogar.” Jorge Teillier
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Los tres chanchitos
Yo tenía una casita, con tres ventanas y una puerta. Las alfombras eran de pasto, los relojes tenían canarios aulladores. De la tele salía lluvia, cosíamos nubes en las sábanas, la radio nos traía rayos de sol y caravanas. En el centro una mesa rodeada de sillas, arriba una virgen de yeso con piecitos llenos de rosas. A la derecha un sillón que daba almendras en verano. A la izquierda un teléfono que daba naranjas en invierno. La reja era una gran cruz de madera.
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Llegó un chanchito, sopló fuerte mi casa. Se cayó la cruz. Pusimos una reja de plumavit. Llegó otro chanchito, hizo temblar la casa. Nos ahogamos entre los cristales de una lámpara, nos tragamos los tenedores de la cocina y con una pala de madera salimos entre chinches y arañas. Llegó un tercer chanchito, midió con billetes mi hogar dulce hogar y puso sal en nuestra única puerta. Mi papá temblaba. Volvió el chanchito. Entró en mi casa: Rompió la puerta, quebró las ventanas, desplumó los relojes, botó a la virgen y quemó las sillas.
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Corriendo a pie pelado nos fuimos por calles y veredas. Atravesamos el río a cuestas. Aquel día fuimos arrancados de un tirón de nuestra casa, como si nunca hubiéramos crecido ahí. El pasto también lloraba.
Pero lo que los tres chanchitos no sabían es que nunca se puede arrancar del todo a quienes han hecho a andar sus raíces bajo tierra.
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Cajas vacías
Sucede que al irnos dejamos allá en la casa muchas cosas. Ninguno pudo volver a encontrar sus ganas de reír, de salir a la calle, ni siquiera podíamos recostarnos debajo de los árboles. Hemos revisado todas las cajas, incluso las ollas, pero no encontramos nada. Aquel día se nos rompió el corazón varias veces, pero nadie pudo saberlo. Hay una parte de nosotros todavía allá, aferrándose a las hojas del parrón, a los nidos de los zorzales, a las escamas de los peces. Lo sabemos porque de repente nos quedamos mudos como viviendo en otra parte y nos da miedo apagar la luz.
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Acuario
La mamá dice que ya no llores tus ojos parecen goteras y las pupilas te tiritan de frío. La mamá dice que ya basta que nos ahogamos con tanta agua que no es necesario este mar para sabernos náufragas. Míranos dice nos andan peces entre las piernas pareciera que nos crecen escamas las paredes se llenan de musgo debajo de las mesas brotan algas y la gente se amontona en las ventanas. Afuera llueve, la mamá dice que por favor no salgas o puedes confundirte con las gotas volverte un chorrito de agua sucia bajando por la vereda.
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Mar adentro
Mi hermana tiene un pecesito en el vientre uno de verdad con escamas y boquita de pez. A veces se asoma por su ombligo y nos saluda. Mi hermana no puede llorar está prohibido en la casa si ella llora se nos termina de inundar. Por eso está obligada a tragarse todas sus lágrimas. Las suyas y también las mías. Porque aquí no se puede llorar en voz alta. Entonces se va agrandando el mar que lleva dentro. Un día despertará convertida en océano.
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Clavadas
Nadamos. No importa que abramos puertas y ventanas, vuelve a llover y a llenarse todo de agua. Se hacen pequeñas olas en el patio, la piel se nos llena de arrugas. A veces nos cansamos de tanto mover las piernas, pero hay que seguir a flote, nadando hacia la cocina y las habitaciones. De alguna forma hay que vivir, aunque la humedad se nos filtre hasta los pulmones. Al menos ya no lavamos la ropa. Nunca dimos mejores clavadas que las improvisadas al llegar a casa.
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Casa de silencio
La maleza crece debajo de la mesa, encima de los platos. Recorre en silencio las tablas de la casa. Los pasillos no tienen nada que decir ni los muebles ni las sillas todos se han quedado mudos incluso las sábanas. El polvo se junta en todas las esquinas detrás de nuestras rodillas y codos, entre los dedos y las pestañas. Esta es la casa donde no se pudo construir el hogar. Y esto último lo decimos en voz baja
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Casa ajena
Me dejaste aquí abandonada a mi suerte en este lugar donde no cantan zorzales y ni las hormigas se me acercan. Me quitaste los zapatos y los dejaste sobre un puñado de tierra que no reconozco. Aquí las personas me miran, me ladran desde afuera. Sólo me queda sentarme en el techo, esperar a que venga el viento a llevarme de vuelta.
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Formas de volver a casa
De nada sirve dejar dulces por el camino cuando no se tiene adonde volver.
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La niña de al frente
Todos de reojo la miramos cavar y cavar con las manos partidas, la cara sucia. Nunca le hablamos sólo la vemos perderse en la oscuridad de sus pedacitos de tierra. Sus uñas se ponen negras, cava más profundo. Trata de encontrar tesoros escondidos, fotografías viejas, las serpentinas de un cumpleaños que nunca celebró. Deja sus huellas en la tierra, trata de enterrarse a sí misma todos lo sabemos pero fingimos que no.
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Marcas en la pared
Al final todo cabe en una caja Tú tu vida o tu madre. Nunca se tienen tantas cosas como se cree, la mayoría es todo relleno, tumulto de cosas que hacen espacio. Los clavos siempre quedan donde mismo, nadie se preocupa de sacarlos aguantan bien en colgar el tiempo. ¿Has visto alguna vez esas casas demolidas partidas por la mitad? ¿Has visto cómo quedan marcadas en las paredes las sombras de un velador y una cama? Siempre es el velador y la cama como si la existencia puertas adentro la vida íntima lo más personal se redujera a eso.
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Al final todo cabe en una caja sea más grande o pequeña porque lo más importante queda en esa marca que dejan las camas, en casas partidas por la mitad que transeúntes como tú o como yo miramos desde la vereda del frente.
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Índice
Los tres chanchitos..………..9 Cajas vacías………..12 Acuario.……….13 Mar adentro………..14 Clavadas………..15 Casa de silencio………..16 Casa ajena….……..17 Formas de volver a casa….……..18 La niña de al frente….……..19 Marcas en la pared………...20
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Casa ajena de nombre autor Monserrat de Jesús Ovalle Carvajal se terminó de imprimir en el mes de febrero del 2016 en los talleres de editorial Opalina Cartonera www.opalinacartonera.blogspot.com
Colección Autopoiesis Tiraje según demanda
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Los libros de la editorial Opalina Cartonera son objetos de arte completamente artesanales – fabricados con nuestras patas delanteras –todos hechos con dedicación, delicadeza y amor.
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