NÚMERO 1 2012
Presentación Si estás leyendo esto, significa que has comprado el fanzine. Y no. No lo compraste porque un aberrante hombre de las cavernas de 120 kilos con vello en la espalda, bajo una camiseta de ‘Battlestar Galactica’, te tendió una trampa en mitad de los pasillos del Salón. Esta vez nadie te cogió distraído mientras mirabas a esa cosplayer de Sailor Moon que por una vez resultó sí ser una chica por encima y por debajo de la falda. Estamos total y absolutamente convencidos de que no te encontraste de repente hojeando las páginas con adusto interés, por que el leviatán barbudo con gafas de culo de botella y gorra con orejas de gato que tenías frente a ti, estaba escrutando cada centímetro de tu alma, con la misma mirada implacable de cuando busca migas de galleta y doritos en su propia y profusa barba. No, ese no es el caso del ‘Montacargas’ Hace unos años (en tiempos mejores que estos), individuos de los rincones más ridículos del mundo, desde Italia a Uruguay, desde tierras exóticas como Andorra o Alicante, abandonaron la vida que conocían para embarcarse en un viaje de autodescubrimiento hasta Barcelona. Allí conocieron a gente como ellos. Todos teníamos habilidades poco comunes, como dibujar en escorzo, hacer viñetas con fondos, o entintar separando términos. Inadaptados e indiferentes al mundo, temidos y odiados por aquellos que debían ser nuestros iguales, fuimos acogidos en una escuela donde aprenderíamos a controlar nuestros talentos y a usarlos de forma responsable. Y es que puede que este no sea un fanzine realizado por profesionales, pero ciertamente tampoco ha sido realizado por aficionados. Nosotros, la tripulación del Montacargas, caminamos por esa estrecha línea entre lo aprendido y lo que queda por aprender. Contamos historias que nos gustan y que pueden gustar a más gente, por eso las compartimos. No tiene nada que ver con vender fanzines. ¡Somos el fanzine que Gotham necesita! Hablando en serio, ¿Por qué la gente en estos editoriales tiene que salir siempre con cursilerías sobre el “maravilloso viaje en el que estás a punto de embarcarte”, si el hecho de que estés leyendo esto significa que ya has comprado?. Te lo ahorraré por esta vez. La tripulación del Montacargas te damos la bienvenida y esperamos que repitas. También esperamos que nos dieras cambio al pagar. Nos facilita las cosas. P.D.: Ningún gato murió aplastado por un montacargas infernal (sic) durante la preparación y elaboración de este fanzine. Antes, sin embargo, nos consta que al menos el gato de un escritor mediocre y presuntamente pederasta murió de ese modo. A su memoria (la del gato, que era el que no tenía culpa de nada) dedicamos este fanzine.
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Sumario El Regreso
04
La sonrisa eterna
69
Limpiando errores
09
Los caídos
76
Naturaleza muerta
14
Apocalipsis 2.0.
81
El perro de la Reina
17
Hypersonic Youth
83
Ladytron
27
Reloading
88
Flyn & Zubo’s
28
Homenaje a Moebius
92
Haute Couture
32
Reseñas
95
Están entre nosotros
33
El problema
100
El adversario
37
Colega, ¿Dónde está...
105
Cargo
45
Futuro
109
El Tao de la venganza
51
Concurso de cócteles
110
¡Asamblea urgente!
53
BATTLECAGE
112
Random Jedi Fight
55
Farscape
119
Jellyfish Inc.
56
Es un buen mundo
120
Truñing
58
Créditos
127
The Mutant Menace
59
Agradecimientos
129
Space Oddity
60
Sci-fi Girl
62
Gazpacho sideral
63
Star facepalm
64
Les tres lleis de la Gobòtica
65
Hombre lobo espacial
66
Ruido blanco
67
Portada realizada por Diego Olmos (dibujo) y Santiago Arcas (color). Maquetación por David Agrio.
Podéis contactar con nosotros en fanzine.montacargas@gmail.com o visitar nuestra web www.Fanzinemontacargas.blogspot.com o la página de Facebook Fanzine El Montacargas.
El Regreso
4
Ernesto Gomis
5
El Regreso
6
Ernesto Gomis
7
El Regreso
8
David Agrio
9
Limpiando errores
10
David Agrio
11
Limpiando errores
12
David Agrio
13
Naturaleza muerta
14
Axel Jiménez
15
Naturaleza muerta
16
Alicia Grande
17
El perro de la reina
18
Alicia Grande
19
El perro de la reina
20
Alicia Grande
21
El perro de la reina
22
Alicia Grande
23
El perro de la reina
24
Alicia Grande
25
El perro de la reina
26
Ladytron - Santacruz + Leo Paciarotti (grises)
27
Flyn & Zubo’s
28
Leo
29
Flyn & Zubo’s
30
Leo
31
Haute Couture - Pere PĂŠrez
32
Hilken + Jorge
33
Estรกn entre nosotros
34
Hilken + Jorge Sent铆s (gui贸n)
35
Estรกn entre nosotros
36
Jorge SentĂs
37
El adversario
38
Jorge SentĂs
39
El adversario
40
Jorge SentĂs
41
El adversario
42
Jorge SentĂs
43
El adversario
44
Ruben Fer
45
Cargo
46
Ruben Fer
47
Cargo
48
Ruben Fer
49
Cargo
50
El Tao de la venganza – Jorge Sentís
El Tao de la venganza Ya vienen. Como tigres del oriente, cortan con sus garras de hierro y con sus dientes arrancan la carne del alma, pues son los diez mil hijos del averno. Lo que una vez fue hombre, lo que una vez estuvo vivo, hoy es vehículo del yang, una impureza del chi, cuerpos de los difuntos en procesión beligerante contra los vivos. Son segadores silenciosos, huelen la muerte y no pueden ser vistos hasta que es tarde. Diez mil maestros shinobi, mercenarios del shogunato de la muerte, que se cobran en carne e intestinos. Sus risas se escapan de sus dientes podridos, castañeteando como pachinko. Y, al atardecer, todos escucharán sus risas. “¿Cómo sabe el sol donde ponerse maestro?” pregunta el alumno iluminado. “Algunas cosas simplemente se saben. Y algunas cosas simplemente son.” El sifu desciende de lo alto del junco, que ni se dobla ni se astilla, bajo el peso de 120 kgs. de aleación de titanio. Los servomotores de las articulaciones se ajustan y unas burbujas generan un gorgoteo en la capsula de líquido que contiene la materia gris más anciana del Valle de jade. “El Elegido, es. Y tú, eres el Elegido.” El alumno iluminado descendió una mañana de entre las columnas celestiales, trayendo el brillo de otras galaxias en sus ojos de ónice, grandes como ciruelas maduras. Su cuerpo era gris y pequeño como el conejo de la suerte, pero su alma era grande como el dragón de la montaña. “Les hemos evitado cuando eran poderosos –continúa el sifu- mas ahora están llenos de satisfacción e indolencia. Nuestra humildad les vuelve arrogantes, y nos ha traído por el camino para vencerles. Ahora debes prepararte para luchar” El alumno iluminado está preparado. El sifu le enseñó todo lo que sabía, puesto que no bastaba con luchar él mismo: el kung fu no está hecho para piernas y brazos de metal, si no para piernas y brazos de piedra, con tendones de junco. Cuando llegó a este planeta, el alumno era un extranjero, pero cuando esta se convirtió en su tierra, el se convirtió en El Elegido. El sol se pone más allá de las montañas escarpadas, y cae la noche. Shinobi. La risa de los diez mil no-muertos se oye en todo el valle de jade. Pronto se extenderán los fuegos de la guerra, y las cosechas se sembrarán con tripas y sangre. Los muertos que caminan ya vienen, corriendo entre los cerezos sin producir sonido. El Elegido lanza una patada al viento, como la ventisca del otoño que se convierte en vendaval en el invierno. “Ha caído el primero –se dice a sí mismo el sifu de otra galaxia-. Para cuando amanezca, la montaña de cuerpos ocultará el sol” Jorge Sentís
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El Tao de la venganza – Sebastián Puñales
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¡ Asamblea urgente!– Jorge Sentís
¡ Asamblea urgente! “¡Un poco de silencio, nom-nom!, ¡nadie ha dicho que nos estemos quedando sin provisiones, nom-nom!” la asamblea sonaba como una parrilla al rojo vivo llena de gatos “Sólo necesitamos apretarnos un poco para ganar algo de de espacio…” “¡¿Espacio?! Necesitamos mudarnos a un nuevo planeta, ¡y tenemos que hacerlo ya” dijo, uno de los representantes de los meesanianos, aguerridos colonos de la galaxia Pralax. Su raza tenía el aspecto de castores rosas moteados. “¡Vosotros los colonos siempre proponéis la misma solución! Nada menos que tres planetas deforestastéis antes de veniros a vivir al nuestro”. El respondón era uno de los maki-maki, extraterrestres verdes que eran lo más parecido a los aborígenes originales del planeta. “Deberíamos hablar de las opciones que tenemos, nom-nom” continuó el gobernador, Tikupravarnaheelasanumgathiran. Más conocido como “Gobernador en Funciones”. “El planeta habitable más cercano está a más de cien años luz, nom-nom, pero el Ministro de Ciencia debería tener avances en los motores de viaje hiper-mega-lumínico. Nom-nom.” Todos los ojos, antenas y pseudópodos sensitivos, se posaron de repente en el Ministro de Ciencia, que era un Oobinuminar, unas aterradoras criaturas miriápodas de grandes antenas y epidermis de gominola. “Pero señores, no tenemos avance ninguno, nuestro presupuesto fue desviado a un programa piloto para obtener energía limpia de los arcoíris”. El Gobernador en funciones lo miró contrariado “¿Todo el presupuesto, nom-nom? ¿Y conseguisteis resultados, nom-nom?”. “No. Descubrimos que son una ilusión óptica”. Uno de los guminubianos del fondo (unos alienígenas con fobia al color azul y a los lunes) montó en cólera de repente, estallando como un géiser de gaseosa “¡Sois idiotas! ¡Vosotros gobernantes, os pasáis el día refocilándoos en el dinero de nuestros impuestos!”. “¿Refocilando es una palabra de verdad? –se oyó el rumor de un meesaniano- Estos oobinuminar vienen a nuestro planeta y ni siquiera hablan el idioma…”. El guminubiano emitió un bufido y fue lo que le faltaba para cargar verbalmente contra aquellos absurdos energúmenos de colores “¡La culpa es de todos, parásitos! Llevamos años acumulando nuestros problemas de convivencia en lugar de solucionarlos, hemos consumido nuestro medio ambiente… ¿Por qué no podemos seguir el ejemplo de nuestros planetas vecinos? En el planeta Tseyang tienen energía limpia, y motores hiper-mega-lumínicos, y un gobierno oligárquico que ha funcionado, ¡por treinta generaciones!”. El tumulto de la asamblea enmudeció por un momento, desde el alien más pequeño hasta el mismo Gobernador en Funciones. “Uh, pues sí que se vive bien en ese planeta, nom-nom –dijo finalmente el gobernador- No se hable más entonces. ¿Votos a favor de invadir Tseyang, nom-nom?” Jorge Sentís
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¡ Asamblea urgente! – Vimenka
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Random Jedi Fight– Mintonia
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Jellyfish Inc.
56
Guillem Serret
57
Tru単ing - Zombimoko
58
The Mutant Menace - Odie
59
Space Oddity
60
Anna Ridolfini
61
Sci-fi Girl - Leo Paciarotti
62
Gazpacho sideral - Adriรกn Busto
63
Star facepalm - Asier del Rosal
64
Les tres lleis de la Gobòtica - Joan Crexells
65
Hombre lobo espacial - Pedro Moya
66
Ruido blanco - Cristina Bombolla
67
Ruido blanco - Jorge Sentís
Ruido blanco No sé cuantas horas llevo aquí sentada. No sé si todavía respiro. No sé si todavía parpadeo. No sé si todavía pienso. Mis cuatro paredes se han vuelto pequeñas y se han llenado de ausencia. ¿Cuánto tiempo llevo parada aquí como una estatua? ¿Será que esa caja me está vaciando la memoria? Ojalá Stephen estuviera aquí para verlo. Debería estar aquí. Después de todo, ¿Cómo puedo seguir llamándome a mí misma “mujer”? Aunque, pensándolo bien, resulta un apelativo tan insignificante ahora. Todo el amor que alguna vez podía ser capaz de dar es ahora insignificante. Haces acopio de algo que de repente ya nunca vas a necesitar y, cuando ya no puedes devolverlo, te quema en las manos… Llevo todo el día empaquetando cosas en cajas de cartón. A veces las cosas han de terminar encerradas dentro de una caja para darte cuenta de que nunca tuvieron ningún valor real. Solo ha habido una cosa de la que no he podido deshacerme: el televisor. Un televisor. ¿Cuándo lo compré…?. Lo he conectado para ver si funcionaba y no funciona, pero en este momento hace ya una eternidad que tengo los ojos clavados en la pantalla. Pasado un tiempo, los ojos me picaban por el rutilante parpadeo de la nieve, luego empecé a preguntarme si podía construir formas, figuras. La televisión empezó a contestar, por fin, a algunas de mis grandes preguntas. Era como una radiografía del cosmos, y sentía un plácido vértigo de sapiencia. ¿No es increíble cuantas veces puede alguien dar la espalda a la felicidad? La nieve empieza a convertirse en gente ante mis ojos, dentro del televisor. Eso de ahí parece una chica. Tiene los mejores padres del mundo, pero quiere crecer, ser mayor, y mudarse lejos. Esa otra chica tiene el cuerpo más espectacular que he visto. Cree que está gorda. No sabe lo que dice. ¿No es increíble como la gente puede no llegar a saber nunca lo que tiene?, ¿Lo que dejó de lado? Me preguntó si me estaban esperando en alguna parte… ¿Adónde iba a mudarme de todos modos…? Supongo que a cualquier lugar lejos de esta casa donde la vida nunca dio comienzo. ¡Vaya, pero si esa soy yo en la televisión! Me pregunto quién voy a ser a partir de ahora, qué voy a ser… Es evidente que ya no puedo ser la misma persona… ¿De verdad tengo esos ojos? ¿Ese es el rostro que he ido mostrando a la gente todo este tiempo? Ojalá Stephen estuviera aquí, viendo lo mismo que yo estoy viendo. Ojalá hubiese podido conocer a su madre… Esto es extraño, pero creo que estoy en la televisión. Mi cuerpo es una visión nítida, aunque cada vez más lejana. Creo que estoy en el televisor… Está bien. Es mejor así. A veces las cosas han de terminar encerradas dentro de una caja para darte cuenta de que nunca tuvieron ningún valor real. Jorge Sentís
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Diego Bernardo
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La sonrisa eterna
70
Diego Bernardo
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La sonrisa eterna
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Diego Bernardo
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La sonrisa eterna
74
Diego Bernardo
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Los caĂdos
76
Joan Manel Villena
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Los caĂdos
78
Joan Manel Villena
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Los caĂdos
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Laura SurrĂ
81
Apocalipsis 2.0.
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Rocha
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Hypersonic Youth
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Rocha
85
Hypersonic Youth
86
Rocha
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Reloading
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Marchug
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Reloading
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Marchug
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Homenaje a Moebius - Rocha
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Homenaje a Moebius - Josep Maria Polls
El último vuelo de Arzach A mediados de los años 70, cuando la mayor parte de lectores españoles resumíamos nuestro conocimiento sobre el cómic francobelga en Tintín, y todavía creíamos que el “Botones Sacarino” no tenía nada que ver con “Gaston Lagaffe”, apareció él, de algún lugar de entre las estrellas, para cambiarlo todo... Rozando los 12 años supe por primera vez de un tal Gir a través de las historias del “Teniente Blueberry” publicadas por entregas en las revistas de Bruguera “Bravo” y “Tio Vivo”. Incluso llegué a copiar (con nefasto resultado) alguno de sus personajes; indios de abigarrado rostro, esculpido a magistrales pinceladas. Poco podía imaginar que aquel soberbio pero formal dibujante de historias del Oeste escondía un alter ego de colosales proporciones cósmicoartisticas.Seguí creciendo y en pleno concierto adolescente empecé a interesarme por el cómic de autor y, como muchos otros, por la ciencia ficción, subyugado por los neumáticos personajes de Corben o las rocosas figuras de Bilal . Eran tiempos donde los autores especulaban con las catástrofes nucleares, que daban paso a mundos apocalípticos y engendraban héroes solitarios, supervivientes al desastre. Durante aquellos días, no recuerdo exactamente cuando, cayó en mis manos Arzach. Aquel “conehead” futurista, a lomos de un barrigudo ptederodáctilo albino, me dejó paralizado... No había visto ni leido nada igual. No se trataba solo del dibujo, era el silencio de la historia, era lo imprevisible del relato. Era no saber adonde iría a parar todo, ese principio de experimentación narrativa que te dejaba boquiabierto durante un buen rato. Con Moebuis empecé a saber que existía otra forma de leer cómics, y cayeron el delirante Garaje hermético, la enciclopédica soap-space-opera “el Incal”, y los oníricos Mundos de Aedena… Mis sentidos se colmaron de sensaciones, emociones y arte, toneladas de maravillosa poesía dibujada, ilustrada con trazo limpio, estético, puntillista y hermoso, de una belleza absolutamente insoportable. Y volvió a pasar el tiempo, mucho tiempo. Salté de la barba al bigote, le añadí tres decenas de años a mi vida y para cuando me di cuenta había perdido de vista el inconformista pelo de la cara y con él los tiempos en que me estremecía leyendo historietas; el cómic se había convertido en mi profesión. Moebius y sus lisérgicos dibujos yacían ahora perfectamente ubicados en la biblioteca de mi estudio, junto a sus contemporáneos, si bien no olvidados, sí en un perenne stand by. Pero como dijo el poeta “la vida te depara sorpresas” y cuando todo parecía circular en el estable limbo de lo cotidiano, intervino lo impensable; era el 25 Salón del Cómic de Barcelona y Carles Santamaría su director, me comenta que a Moebius le gustaría un encuentro con un grupo, seleccionado, de jóvenes estudiantes de cómic de Escola Joso. Ni en mis mayores delirios me había imaginado manteniendo una charla de café con el mas influyente de los autores del siglo XX, y allí me encontraba yo, sentado junto a otros 20, frente al gran totem, dispuesto a saborear cuantos minutos de su tiempo tuviese a bien concedernos al grupito de terráqueos. Miró, una a una, las carpetas y los trabajos, aconsejó, dio su parecer, solicitó el de los demás, debatió en un coloquio calmado, sin disonancias, a ritmo de silencio como el vuelo de Arzach. Tengo esas dos horas grabadas en mi mente y las regurgito cuando necesito creer en mi profesión. Me repito que yo estuve con el mas grande, que tuve la inmensa fortuna de hablar con él antes de que montase por ultima vez a lomos de Arzach y emprendiese el vuelo de regreso a su lugar entre las estrellas. Josep Mª Polls
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Homenaje a Moebius - Hilken
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Rese単as - David Agrio
Rese単as
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Reseñas SÈRIE B
Romantically Apocalyptic
Los hermanos Danide y Raúl, o lo que es lo mismo, los Deamo Bros., son un potente tándem (aunque igualmente grandes cuando trabajan por separado, ahí están la biografía de Duke Ellington o Días Moscosos, por ejemplo) que, al igual que nosotros, pasó por la Joso y, lógicamente, nos llevan algo de ventaja en el campo del cómic de ciencia ficción.
En un mundo que ha sucumbido al apocalipsis nuclear, donde las vistas son un mar de ruinas de lo que alguna vez fueron las ciudades que conocemos, y la atmosfera no es más que una nube densa de gas tóxico, conviven cuatro individuos: Pilot, Sniper y Enginer bajo las órdenes de Zee Captain, un excéntrico (y autodenominado) líder de la nueva tierra. Un web-cómic macabro y divertido a partes iguales que seguro no te dejará indiferente, tal y como atestigua la numerosísima comunidad de fans que ha generado a su alrededor.
Sèrie B, es una recopilación de historias cortas que sublima -en lo que a buen hacer se refiere- toda su trayectoria en publicaciones como Amaníaco, Fósforo, El Jueves o realizando pequeñas tiras y relatos visuales, pero, en este caso, todas con un punto un tanto entrañable –por lo kitsch o, como bien reza el título, de serie B- de ciencia y fantasía pero con la crítica social en clave de humor como denominadores comunes. Así, en ochenta páginas, satisfacen a todos los públicos, desde los más frikis hasta los neófitos, ya que los guiños a íconos de la ciencia ficción en su vertiente más cinéfila se combinan con otros a celebridades o modas masivas, como James Cameron y el resucitado –y refrito- fenómeno zombi. David Agrio
Deamo Bros, Sèrie B. Editorial Glénat. 80 páginas a color. 15 €
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Alicia Grande
Vitaly S. Alexius, Romanticallyapocalyptic.com. Autoeditado. Periodicidad semanal. Gratuito.
GUNNM, Ángel de Combate Casi diez años después de que Akira presentase al mundo el cyberpunk nipón, GUNNM (o Alita, en su adaptación occidental), de Yukito Kishiro hizo acto de presencia demostrando que todavía era posible subir el listón del género. Porque Alita, además de por su excepcional calidad gráfica, no es solo una historia alrededor de una cyborg, sino toda una distopía detallada hasta límites casi enfermizos; desde cualquier aspecto tecnológico hasta histórico, con un abanico de personajes y relaciones cruzadas y temporales que sumergen al lector en una vorágine tan amarga como emocionante que, debido al éxito logrado, todavía sigue desarrollándose en su secuela GUNNM Last Order.
Reseñas Por otro lado, podemos estar de enhorabuena los lectores autóctonos, ya que, desde unos años ha, Planeta, tras su colección en formato grapa, reeditó todo el material en doce volúmenes con unos extras de lujo: apuntes, bocetos y esquemas de robots, técnicas de lucha, mapas, cronologías y todo lo que la mente del autor tejió alrededor del universo GUNNM, y a un precio inmejorable. Así que, si os gusta el cyberpunk sin concesiones ni edulcorantes, ya estáis tardando en haceros con ella. David Agrio
Yukito Kishiro, GUNNM, Ángel de Combate. Editorial Planeta. Doce volúmenes a 7,95 € cada uno.
Nausicaä del Valle del Viento Hayao Miyazaki, el “Disney japonés”, es conocido, sobre todo, por su impresionante filmografía (Porco Rosso, Totoro, El viaje de Chihiro, La Princesa Mononoke, entre otras), pero su obra impresa no se queda atrás. Nausicaä, uno de sus primeros mangas y, sin duda, el más extenso y notable, oscila entre la fantasía y la ciencia ficción a lo largo de los seis volúmenes que lo componen. En un futuro post-apocalíptico, la humanidad se ha visto recluida a pequeñas zonas sin contaminar, ya que el planeta es, en su mayor parte, un cúmulo de bosques de hongos y
mares ácidos, letales para el hombre. Pero tal escenario no ha cambiado la actitud del ser humano, pues los diferentes reinos se embarcan en una serie de conflictos bélicos en su afán por hacerse con la antigua tecnología militar que llevó a la tierra a su estado actual. Nausicaä, la princesa de un pequeño valle, será una pieza clave en toda esta vorágine de violencia, al representar, en ocasiones de manera poco ortodoxa, la opción pacífica y ecologista frente a los delirios del resto de actores. Por otro lado, cabe destacar la labor narrativa de Miyazaki, alejada del habitual manga, y, en ocasiones, más cercana a la europea por cantidad de información y viñetas por página, todo ello aderezado con una calidad gráfica apabullante. Fans del cómic denso y de más de una lectura, no dejéis escapar esta obra.
David Agrio
Hayao Miyazaki, Nausicaä del Valle del Viento. Editorial Planeta. Seis volúmenes a 7,21 € cada uno.
KOMA Frederik Peeters sonará a los aficionados al cómic por algunas de sus grandes obras, como la autobiográfica Píldoras Azules o esa intimista space ópera que es Lupus, además del surrealismo de Paquidermo, bibliografía a la que hay que sumar Koma, un mano a mano con
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Reseñas Pierre Wazem, guionista y paisano de Peeters, en la que se mezclan aspectos fundamentales de los cómics de ambos autores: una desnudez emocional de los personajes protagonistas y los fantasmas interiores de cada uno de ellos, dentro de un ambiente surrealista o fantástico, en este caso diatópico y representado por una ciudad industrial sometida a una tiranía social y económica. Y es que Koma, que empieza con la pequeña Addidas como una especie de Alicia en el País de las Maravillas, descubriendo un codiciado secreto el subsuelo de la metrópolis, se adentra en un caos o limbo propio de la Dimensión desconocida para terminar con un guiño en toda regla a Matrix, donde se aleja de la obra para todos los públicos y edades que parecía en un inicio. Porque, amigos, si los primeros tomos de los seis en que se divide la obra, pueden resultar algo ñoños o manidos, los finales justifican el conjunto y, por supuesto, el que hayamos incluído a Koma en la categoría de ciencia ficción. David Agrio
Frederik Peeters y Pierre Wazem, KOMA. Dibbuks. Seis tomos de 48 páginas a color. Entre 12 y 13 € el tomo.
Orbital Entrando en el terreno de la ciencia ficción dura, siendo relativamente fieles a las leyes de la física y conceptos tecnológicos, nos encontramos con Orbital, firmado por el guionista Sylvain Runberg y el dibujante Serge Pellé. La serie, de la cual Norma ha editado dos de los cuatro que la forman (con un quinto en preparación), se centra en
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las misiones de la alienígena Mézoké Izzua y Caleb Swanny, el primer humano en formar parte de la Oficina Diplomática Intermundial, un organismo que vela por la resolución diplomática de los conflictos entre las diferentes razas y civilizaciones que pueblan la galaxia. Pese a que el argumento de Orbital no difiere en absoluto del de la mayoría de cómics de aventuras; es decir, la avaricia por el poder y los recursos económicos de unos cuantos malvados (algo que, como comprobaremos, no resulta exclusivo de los humanos, sino de, prácticamente, todas las razas alienígenas) se ve frenada por una pareja de héroes, las dotes de Pellé, no solo por la creación de escenarios y naves, sino por su genial uso del color (a la altura de maestros como, por ejemplo, Miguelanxo Prado), hacen que merezca la pena el que, como mínimo, le echéis un vistazo. David Agrio
Sylvain Runberg y Serge Pellé, Orbital. Norma Editorial. Dos tomos de 48 y 56 páginas a color. 13 y 15 € respectivamente.
El Asco El escocés Grant Morrison, conocido, sobre todo, por Los Invisibles, repite esquemas en El Asco, con Chris Weston a
Reseñas los lápices, donde La Mano, una súper organización más allá del tiempo, el espacio o cualquier concepto, rige el destino de la humanidad interviniendo cada vez que se desestabiliza el Status Q, o lo que es lo mismo, cuando alguna innovación tecnológica cae en malas manos y amenaza con cambiar –cuando no, destruir- toda la civilización. Así las cosas, el protagonista de la serie es Ned Slade, un cincuentón estándar, de anodina vida, adicto al porno y obsesionado con su gato, que sirve como tapadera a su auténtica personalidad: Greg Feely, un agente de La Mano que intenta, constante e infructuosamente, huir de ésta y de las misiones que le encomienda. Para bien o para mal, la voluptuosa Miami, el mono bolchevique Dmitri y otros agentes, le ayudarán a salir exitoso a la hora de parar los pies a una galería de perturbadores del Status Q que, paradójicamente, suelen ser exmiembros de La Mano. En el aspecto gráfico, el trabajo de Weston está en la línea del estilo estadounidense imperante durante los noventa, con puntuales genialidades narrativas; por otro lado, el guión, siguiendo la estela de los Invisibles, busca que el lector se cuestione acerca del porqué de buena parte del orden establecido o, más bien, a aborrecer la alienación que
éste supone, aunque, como viene siendo habitual en la obra de Morrison, todo ello quede eclipsado por la provocación, lo soez y la gran carga sexual de sus trabajos. ¿Una lástima? Mejor leedlo, y decididlo vosotros mismos. David Agrio
Grant Morrison y Chris Weston, El Asco. Ed. Planeta. 320 páginas a color. 30 €.
El Incal Sí, el Incal, una de las obras magnas de Moebius, en este caso, junto a Jodorowsky, y el cómic europeo más vendido de todos los tiempos. ¿Qué vamos a decir de él? ¿Que es bueno? ¿Que es MUY BUENO? Joder, son Moebius y Jodorowsky, ¿Acaso necesitáis más motivos para leerlo? David Agrio
Alejandro Jodorowsky y Moebius, El Incal (edición integral con el color original). Norma Editorial. 312 páginas a color. 28 €. Y hasta aquí la sección de reseñas de este primer número. Si queréis que reseñemos vuestro cómic o fanzine para el siguiente Montacargas, podéis escribirnos o enviarnos un ejemplar a fanzine. montacargas@gmail.com
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El problema - Ernesto Gomis
El problema
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El problema - Héctor Gomis Buenos días, damas y caballeros. Sé que la mayoría de ustedes conocen perfectamente la situación que nos ha obligado a reunirnos esta noche, así que intentaré resumir al máximo los antecedentes para aquellos que no estén al tanto de todos los detalles. Señora Secretaria General, señores presidentes y asesores gubernamentales, debo comunicarles que nuestros intentos de encontrar algún planeta habitable a corto o medio plazo han sido infructuosos. Nuestros científicos nos aseguran que la posibilidad existe, pero la tecnología y la logística para poder realizar un traslado de población a gran escala no serán posibles hasta dentro de al menos sesenta años. Este hecho nos deja muy pocas opciones para atajar el problema que nos amenaza. Hace más de cien años que terminó la última guerra mundial y cayeron los últimos imperios de la tierra. En ese momento, como todos ustedes ya saben, se impuso un nuevo orden mundial basado en el pragmatismo y la organización eficiente de los países. No es necesario recordarles que la unión que se vivió entre los líderes mundiales después del desastre del treinta y tres fue crucial para resolver las tensiones sociales y políticas que dejaron las guerras. Ahora les pido la misma unión para resolver un problema aún mayor. Desgraciadamente, la solución a todos los conflictos del pasado, nos ha llevado a los problemas presentes. La estabilidad social y económica que ha regido el planeta durante los últimos cien años, así como la organización lógica de los recursos, nos han llevado a acabar casi por completo con los conflictos bélicos, hambrunas y epidemias que mermaban a la población. Al mismo tiempo, los avances científicos y médicos han logrado duplicar la esperanza de vida mundial. En este momento nos encontramos en una encrucijada. Hemos llegado al límite del equilibrio entre recursos y población. Los planes de control de natalidad que se pusieron en marcha en la década de los sesenta consiguieron disminuir el crecimiento desenfrenado, pero esto no ha sido suficiente. Simplemente, la tierra no da más de sí. Un murmullo general invadió la sala. Algunos asistentes no llegaron a creer que la situación fuera irreversible y argumentaron posibles soluciones que fueron refutadas con paciencia por parte del orador, otros se acusaron entre sí de ser los culpables del problema. Cuando subió la tensión en la sala, el orador cortó los reproches mutuos y continuó su exposición. Nadie es culpable, y lo somos todos. Nuestros estudios nos indican que no ha habido una excesiva desviación del reparto de recursos. Desde hace
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El problema muchas décadas la asignación de alimentos y demás bienes necesarios ha sido equitativa entre los países, y ese ha sido precisamente el problema. Un murmullo aún mayor mostró la desaprobación de los asistentes. Sé que esta afirmación es muy controvertida, pero es tristemente cierta. El hombre es el único animal que no tiene un depredador natural que controle su población. Hasta hace cien años, el hombre era el único depredador del hombre, y las continuas guerras y la desigualdad social que creaba, provocaban matanzas, hambrunas y enfermedades que eliminaban de un plumazo el exceso de población. Pero los padres del nuevo orden mundial acabaron con todo eso. Un siglo de relativa paz, igualdad y prosperidad han provocado que el ser humano se reproduzca por todo el planeta, consumiendo de manera voraz sus recursos, y aunque hemos aprendido a aprovechar al máximo la riqueza de la tierra, esta ya no da más de sí. Nos hemos convertido en una plaga para el planeta, y sin la posibilidad de extender nuestra plaga a otros lugares en el espacio, estamos condenados a acabar con él, y por ende con nosotros mismos. Hubo una pausa en la exposición, y esta vez fue un gran silencio el que envolvió a todos los presentes. Aunque los reunidos allí eran los hombres y mujeres más poderosos del mundo, se sentían abrumados e impotentes ante el escenario que se les planteaba. Habían tenido la suerte de heredar una época de prosperidad y tranquilidad como nunca se había vivido en la historia, y aunque habían sabido gestionar bien esa prosperidad, nunca se habían tenido que enfrentar con un problema de esa magnitud. El orador observó con repugnancia a su público y se dispuso a darles lo que querían. La solución definitiva y drástica que ellos no se atrevían a dar. Sobra gente. Nuestros estudios dicen que unos mil quinientos millones de personas. Si se cumple el plazo de sesenta años para poner en marcha el traslado masivo a otro planeta, esa sería la cantidad que habría que eliminar para poder aguantar en la tierra hasta entonces. Llegado ese momento, habrá que enviar a otros dos mil millones al espacio en un plazo de diez años, pero ese tema ya se estudiará en su momento. Ahora mismo lo que nos tiene que preocupar es cómo deshacernos de ese exceso de población.
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Héctor Gomis ¿Pero cómo puede decir eso? ¡Son seres humanos! ¡No puede plantearnos tan fríamente el provocar un genocidio! El resto del público apoyó con gritos de indignación las palabras del presidente de Paraguay. El orador se mantuvo callado hasta que las protestas cesaron. Ustedes me llamaron para que les diera una solución al problema. Yo sólo les voy a exponer las posibilidades que se han barajado. De ustedes depende tomar las decisiones. En primer lugar, pueden llamarlo como quieran, pero sobran mil quinientos millones de personas, y eso teniendo en cuenta que las previsiones del traslado espacial sean correctas, si no es así, probablemente sobren más. Eso nos deja una única solución, eliminar ese sobrante. Antes de que se vuelvan a exaltar los ánimos, déjenme decirles que de seguir así, sin hacer nada al respecto, en veinte años no se podrá reconducir la situación, y en otros veinte nos comeremos unos a otros como ratas encerradas. Esto es así de simple. Así que el verdadero problema no es lo que se tiene que hacer, si no el cómo hacerlo de una manera lógica, efectiva y equitativa. Las guerras las hemos descartado, con el actual potencial armamentístico sería muy fácil que la situación se nos fuera de las manos y muriera más gente de la estrictamente necesaria. También hay que evitar la desigualdad: ninguna raza, país o sector social, debe sufrir más que otro, al fin y al cabo, el problema lo hemos causado entre todos. Otro punto importante es evitar el pánico entre la población, esta debe ser una operación llevada a cabo con una precisión quirúrgica, evitando que la gente se entere hasta que todo se haya resuelto. Todos estas cuestiones, y algunas más que no les referiré por ahorrarles su valioso tiempo, son las que nos han llevado a la solución que les voy a plantear. En el plazo de seis meses podría estar disponible la suficiente cantidad de veneno para acabar con los mil quinientos millones de personas que sobran. Para el reparto hemos pensado que la mejor opción es el azar. Se unirán las dosis de veneno a otra partida de capsulas inocuas, y se debe convencer a la población de la necesidad de tomarlas para vacunarse contra alguna extraña epidemia de nuestra invención. Los medicamentos envenenados y los placebos tendrán el mismo aspecto y serán mezclados, de ese modo el reparto será aleatorio y hará disminuir la población de todos los países de una manera similar. El resto de los detalles de la operación se los proporcionaremos si deciden aprobar nuestra propuesta.
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El problema Ahora la pelota está en su tejado. Les aseguro que si aceptan nuestro plan, serán recordados como los mayores criminales de la historia de la humanidad, las generaciones venideras hablarán de ustedes con horror. Nadie les dará las gracias por su sacrificio personal y por los remordimientos que les causará su decisión. Soy muy consciente de que es algo horrible lo que les estoy proponiendo, pero desde luego es la solución a nuestro problema. La sala se mantuvo en silencio mientras el orador recogía sus papeles y salía de la sala. Ese silencio duró horas. Héctor Gomis Este relato está incluido en el libro “Historias pequeñas” de Héctor Gomis, editado por “Ven y te lo cuento ediciones” dentro de su colección “¿Y si fuera cierto…?” Puedes encontrar más información sus páginas web: www.historiaspequeñas.es y www.venytelocuento.com
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Benny
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Colega, ¿Dónde está mi coche volador?
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Colega, ¿Dónde está mi coche volador?
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Futuro - Sagar ForniĂŠs
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Concurso de c贸cteles
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Dani Campoy
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BATTLECAGE
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M贸nica Garc铆a + Jorge Sent铆s (gui贸n)
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M贸nica Garc铆a + Jorge Sent铆s (gui贸n)
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Farscape - Mariano de la Torre
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Es un buen mundo
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