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REFLEXIÓN
Hacer Ciudad
¿De qué manera podemos entender los procesos urbanos para el desarrollo de las ciudades?
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¿Cuál es el ejercicio de hacer ciudad? ¿Y, para quién hacemos la ciudad? Es importante no solo observar las instituciones, el medio físico y el entorno construido de las ciudades. El análisis empieza al observar a profundidad, quién compone a la ciudad, y cómo la compone. ¿Qué actividades realiza y cómo las realiza? De esta manera, al hacer ciudad no estamos condicionando a quien la habita, sino sumando a su experiencia de apropiación urbana.
En las proyecciones futuras de las ciudades, es crucial tomar en cuenta la importancia de la planeación y regulación de uso de suelo para garantizar y regular que el crecimiento no solo sea ordenado, sino que también logre satisfacer la demanda poblacional y las necesidades que ésta conlleva.
Es importante observar cómo han crecido las ciudades, cuáles han sido las limitantes para un desarrollo sostenible y cuáles son las expectativas de crecimiento y demanda futuras relacionadas al cambio climático.
A partir de eso, se deben dar los pasos para la regeneración urbana y empezar a hacer ciudad.
Cada instrumento y estrategia de planeación aplicada, debe ser flexible para que pueda adaptarse a las condiciones cambiantes de la ciudad. Es fundamental que se creen vínculos estrechos entre instituciones, políticas y organismos ciudadanos, para que junto con estos instrumentos se logre la planeación y el desarrollo eficiente de uso de suelo. Utilicémos las normas, reglamentos y leyes para beneficiar el desarrollo urbano colectivo. A su vez, hay que tomar en cuenta que las estrategias deben ser replicables en distintos niveles de impacto, ya sea global, nacional, regional o local.
Con esto, es más fácil unir los esfuerzos de distintos niveles y que el proceso de planeación sea coherente en todos los niveles de planeación. Para lograr esta visión de consolidar una ciudad integrada, que sea capaz de vincular barrios, sectores laborales y tipologías de vivienda, es importante hacerlo de la mano con infraestructura de movilidad que sea capaz de satisfacer la demanda poblacional de transporte y a su vez, tenga un impacto positivo en el medio ambiente.
Hacer ciudad es hacer infraestructura que integre y no que segregue, es hacer transporte que conecte y no que separe, es hacer espacios que generen impacto positivo en el medio ambiente a través de infraestructura y tecnología sostenible y no a través de medios que comprometan nuestros recursos.
Una planeación flexible de infraestructura y movilidad accesible para toda la población, disminuye los impactos negativos sufridos en asentamientos marginados en la periferia.
A pesar de que es importante ejercer instrumentos de regulación y zonificación para el desarrollo urbano en la periferia de la ciudad, resulta complicado controlar a estos asentamientos cuando son informales. Por lo que una manera de facilitar el desarrollo seguro de esta población, es incentivarlos directa e indirectamente a vivir en espacios seguros y aptos para el crecimiento, en subcentros y barrios que brinden distintas ofertas de vivienda accesibles para todos.
Hacer ciudad también es garantizar que todo el desarrollo urbano cuente con infraestructura de transporte y movilidad eficiente. Mantener una ciudad conectada aumenta las posibilidades de que la población tenga acceso a ofertas económicas y laborales de todo tipo. Por lo tanto, una ciudad con sistemas de transporte eficientes y sostenibles, beneficia al desarrollo del crecimiento económico.
Finalmente, hacer ciudad es hacer ciudad para todos. Construir calles y banquetas para todos, parques para todos, alternativas de movilidad para todos, leyes para todos, instituciones para todos, oferta laboral para todos, plazas públicas para todos. Por que, finalmente, una ciudad, sin ciudadanos, ¿es ciudad?