2 minute read
Editorial
Sobre el patrimonio en Aysén y una mirada nacional para la puesta en valor del patrimonio en Chile y sus regiones.
“Si bien estamos en un sector bastante remoto en una selva bastante complicada para la vida, aún así estos lugares nunca han estado totalmente ausentes de la ocupación humana”.
Advertisement
Fernando Castañeda, antropólogo. Documental Nómades del Mar, 2019.
En busca del patrimonio de Aysén
La Región de Aysén es conocida por la historia oficial como un territorio joven, sin embargo, las huellas adheridas a su compleja geografía testimonian acerca de esta ocupación siempre breve y atravesada por la dificultad que propone, como una condición insoslayable, el territorio. Como una memoria que es posible leer en las ruinas de puestos en las cordilleras y selvas, en los sitios funerarios que se reparten junto a los asentamientos y las faenas.
Las cruces en la Isla de los Muertos, escondidas entre la vegetación húmeda del río Baker, son una alegoría de la muerte oculta en el territorio. El reparto del territorio a concesiones de explotación industrial marca el inicio del siglo XX y de paso inaugura una era moderna para Aysén, obviando la historia pretérita de quienes antes habitaron durante miles de años sus canales, fiordos y valles que se extienden hacia ambos océanos.
La extensión del territorio permitió la dispersión de faenas industriales, ganaderas, forestales, mineras y pesqueras, caracterizadas por baja capacidad técnica y de procesamiento de materias primas. Este breve y disperso andamiaje de estos centros de producción en Aysén, implicó el trazado de una huella verificable hasta nuestros días sobre el territorio, que testimonia la instalación de este montaje industrial. ción de una geometría industrial sobre el paisaje, hasta ahí en su mayoría inexplorado. Los lugares de las faenas se acompañaron de infraestructuras para la producción. Junto a ellos se construyeron caminos, puertos, vías para su traslado y particularmente la instalación de campamentos, pabellones, escuelas, postas, casinos, sedes sociales, y otros equipamientos y servicios.
En una pieza audiovisual de 1951, elaborada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile se señala: “La provincia de Aysén constituye una esperanza que puede convertirse en prodigiosa realidad. Desde cordillera al mar, toda la región está cubierta de bosques inmensos. La tierra generosa es fertilizada por centenares de ríos que la cruzan”. Mientras la imagen de un sobrevuelo muestra hectáreas de bosques quemados la narración continua:
[...] El futuro poblador dispone de una riqueza forestal inmensa. Las tierras son aptas para cultivos y para crianza de ganado, y lo único que se necesita es desmontar la selva.1
La colonización se llevó adelante en esta tensión entre el reparto a grandes concesiones y la aventura de las familias pioneras en las rutas troperas por las cordilleras ayseninas. Ambas conforman una gesta épica que forma parte de la narrativa del aún reciente poblamiento de Aysén.
Desde una perspectiva social, el proyecto industrial permitió el impulso para la construcción de los