12 minute read
Introducción
Creemos ser país y la verdad es que somos apenas paisaje.
Nicanor Parra, Obra Gruesa.
Advertisement
Desde hace un tiempo, entendemos que el patrimonio no son los monumentos, sino que reside en las comunidades y en los valores socialmente construidos que ellas depositan en ciertos bienes culturales o naturales.
La construcción de dichos valores y su atribución al patrimonio juegan, también, un rol fundamental en la construcción de la identidad de una comunidad. De ahí que la acción selectiva que implica la patrimonialización, tanto si hablamos desde la perspectiva de la comunidad incumbente como de los procesos de catalogación e inventariado, o una potencial protección oficial mediante una declaratoria por parte del Estado, primeramente deba surgir desde la participación activa de la comunidad y luego, desde el estudio de las variables sociales, históricas, culturales, económicas, políticas y territoriales que han contribuido a la construcción de esos valores.
El reflexionar sobre el patrimonio inmueble de la Región de Aysén nos invita a una aproximación algo distinta de la habitual. Quienes trabajamos en patrimonio lo hacemos, en general, en ámbitos culturales más o menos consolidados, habitualmente en contextos territoriales y urbanos de fuerte presencia humana, en periodos más o menos largos de tiempo, en los que se superponen varios y distintos grupos humanos, a lo largo de la historia o antes de ella, y en los que el territorio ha sido fuertemente modificado por la mano de esos grupos.
En contextos de ese tipo, el paso del tiempo, los avatares políticos y sociales, así como el desarrollo económico, productivo y edilicio, relegan las primeras y, a menudo, precarias expresiones inmuebles de quienes se han asentado en dichos territorios, al olvido, el reemplazo o, en el mejor de los casos, al hallazgo arqueológico.
En cambio, cuando hablamos de Aysén, hablamos de una historia joven, reciente, que todavía es relatada por los abuelos, los padres y también por quien aún la está viviendo. Historia en que el proceso de ocupación del territorio está todavía en curso, utilizándose aún algunas de las primeras estructuras y sistemas requeridos para dicha ocupación histórica, donde mucho del paisaje es natural, con las condicionantes que ello tiene en la cultura y el habitar local, como también en el entendimiento y valoración que se hace de ese patrimonio joven que al mismo tiempo sufre la obsolescencia propia de la estructura precaria y provisoria, solo útil para el primer asentamiento, casi como la huella del pie de un conquistador que será rápidamente borrada por la marea en la playa.
Asomo a un momento originario o fundacional
A menudo, los procesos de patrimonialización surgen luego de una larga historia y ocupación del territorio y mucho de lo que consideramos como tal corresponde a manifestaciones culturales, construidas o no, muy anteriores al surgimiento del propio concepto de patrimonio, para el cual la fricción del tiempo y la historia han resultado fundamentales en el reconocimiento de lo patrimonial en ellas.
En Aysén, la interacción del tiempo y la historia es relativa. Si bien, existen inmuebles de gran calidad y relevancia, muchas veces estos carecen de historia suficiente para poder discutir su patrimonialidad.
No obstante, podemos decir que la vivencia directa de esa historia, que se traduce en patrimonio de no pocos habitantes y comunidades ayseninas, y la presencia en su territorio de construcciones propias de una primera ocupación que se mantiene vigente en algunos casos, son características que nos permiten asomarnos a un momento fundacional de la construcción de una identidad y patrimonio regional.
Los numerosos y relevantes cementerios de la región alojan a los primeros colonos, padres y abuelos de los habitantes actuales. Si bien, en ellos no
encontramos grandes edificaciones, todo su valor se concentra en el simple hecho de haber cavado la última morada de unos junto a otros.
En la misma lógica, por ejemplo, a pesar del rico acervo arqueológico precolombino de la región, ninguno de sus componentes ha llegado a formar parte de este inventario inmueble, ya que la arqueología presente en el territorio es, mayormente, representativa de pueblos originarios que no construyeron edificios.
La obsolescencia de una historia joven
Un fenómeno no obligado, pero casi siempre presente en los procesos de patrimonialización, es la obsolescencia del inmueble.
Lo reciente de las construcciones ayseninas se traduce en, al menos, tres fenómenos recurrentes que afectan a este patrimonio joven y del que son ejemplo no pocos de los inmuebles ya detectados en la anterior versión del inventario regional:
•Lo que reconocemos como patrimonio vigente, donde tanto los propietarios como las comunidades incumbentes tienen una relación muy directa y de uso cotidiano, o habitual, de los inmuebles que podrían ser considerados patrimoniales.
•La ampliamente criticada monumentalización del patrimonio tiene como resultado una cierta distancia con el inmueble patrimonial. En cambio, en el caso de este patrimonio reciente en la Región de Aysén, la positiva relación cercana se traduce también en una pérdida de la intangibilidad que otorga esa distancia, haciendo que comunidades y usuarios se sientan en toda libertad de intervenir los inmuebles, lo que puede traducirse (y así ha ocurrido a menudo) en el menoscabo o incluso la desaparición de atributos patrimoniales.
•La obsolescencia funcional o física de inmuebles, precarios en su concepción debido a su condición provisoria, se traduce en su rápida desaparición, fuerte intervención o franca sustitución por otros más definitivos. Si bien, algunas de sus características patrimoniales se pueden mantener, la desaparición física total o parcial representa un menoscabo para el edificio en sí. Así, por ejemplo, edificios incluidos en la anterior versión del inventario hoy han desaparecido o han sido fuertemente alterados por los usuarios, como varios embarcaderos del lago General Carrera, la casa Julio Chible o la vivienda Vidal en Puerto Ibáñez.
La fuerte relación de la cultura aysenina con el territorio y la construcción de un paisaje cultural
El término paisaje cultural abarca una diversidad de manifestaciones de las interacciones entre la humanidad y su ambiente natural1 .
La ocupación humana de un territorio siempre queda fuertemente marcada por las características naturales de aquel. En el caso de la Región de Aysén, sus características geográficas han condicionado fuertemente el modo en que ha sido ocupado el territorio.
Tanto en las primeras ocupaciones por parte de los pueblos originarios como las realizadas por colonos y el Estado chileno, desde la segunda mitad del siglo XIX, pasando incluso por los relativamente escasos vestigios de las experiencias en tiempos coloniales, concurren patrones comunes que han dado lugar al paisaje cultural de la Patagonia occidental.
En cada uno de esos períodos, la baja altura de la cordillera de Los Andes permitió el ingreso de población, desde la más suave y cálida vertiente oriental de esta para asentarse en los valles occidentales. Mientras que en los fiordos, islas y canales de la costa del Pacífico se establecieron navegantes que aprovecharon la riqueza de sus mares.
La población de ambos territorios, es decir, tierra adentro y la quebrada costa de los fiordos, han coexistido independientes unas de otras a lo largo del tiempo. Y pese a encontrar algunos mitos, leyendas y modos de vida comunes, ellos adquieren características propias en cada comunidad.
Sin embargo, la construcción de infraestructura vial y portuaria por parte del Estado, que permitiera conectar las distintas localidades, modificó
1. Centro del Patrimonio Mundial, Operational guidelines for the implementation of the World Heritage Convention (1999).
la percepción existente del paisaje aysenino en los tiempos más recientes. Así, la ejecución y consolidación de vías transversales potenció el comercio y la comunicación interna, mientras que la construcción de la Carretera Austral, además de comunicar la región internamente y con el resto del país, ha permitido descubrir un paisaje antes desconocido, pieza clave en la conformación de un mito y una identidad regional. Es así que locales y foráneos reconocen sendas de penetración, balseos, puentes, embarcaderos, canales frustrados e incluso aeródromos, como vestigios inmuebles de la épica construcción de un territorio y paisaje cultural. De esta forma, el sello patrimonial de la Región de Aysén trasciende las comunidades locales, formando parte de la identidad nacional y de cómo una parte de la cultura y el paisaje de Chile es percibido desde otros países. Asimismo, las largas distancias entre los distintos asentamientos, la escasa población y densidad habitacional, sumadas a la gran diversidad de paisajes naturales, climas y orografía, fortalecen esta identidad local. Respecto a los inmuebles existentes, ya sea que se trate de un edificio particular o de un sistema constructivo, estos se encuentran marcados por su fuerte relación con el territorio y, en particular en esta región, se da en diversas escalas y aspectos. No obstante, pese a la gran extensión del territorio y de las dificultades de comunicación interna, ha sido posible detectar sistemas patrimoniales que abarcan toda o buena parte de la región. Algunos de estos, como el formado por las iglesias construidas por el padre Antonio Ronchi o el conjunto de faros, corresponden a unidades inmuebles diseminadas en el territorio. Mientras que los distintos caminos y rutas, en especial la Carretera Austral y sus ramificaciones, constituyen redes que, al instalar unas geometrías sobre el territorio, son capaces de modificarlo y generar un nuevo paisaje cultural. Por otro lado, intervenciones mucho menores en escala respecto de su dimensión, han pro-
la percepción existente del paisaje aysenino en los bado una enorme capacidad de modificar y tiempos más recientes. dominar el territorio, como abrir un corte en la roca de un farellón para permitir el tránsito de Así, la ejecución y consolidación de vías trans- mulas en el Paso San Carlos o la épica y fallida versales potenció el comercio y la comunicación construcción de un canal para conectar fiordo y interna, mientras que la construcción de la Ca- océano en el istmo de Ofqui. rretera Austral, además de comunicar la región internamente y con el resto del país, ha permitido descubrir un paisaje antes desconocido, pieza clave en la conformación de un mito y una identidad regional. Es así que locales y foráneos reconocen sendas de penetración, balseos, puentes, embarcaderos, canales frustrados e incluso aeródromos, como vestigios inmuebles de la épica construcción de un territorio y paisaje cultural. De esta forma, el sello patrimonial de la Región de Aysén trasciende las comunidades locales, formando parte de la identidad nacional y de cómo una parte de la cultura y el paisaje de Chile es percibido desde otros países. Asimismo, las largas distancias entre los distintos asentamientos, la escasa población y densidad habitacional, sumadas a la gran diversidad de paisajes naturales, climas y orografía, fortalecen esta identidad local. Respecto a los inmuebles existentes, ya sea que se trate de un edificio particular o de un sistema constructivo, estos se encuentran marcados por su fuerte relación con el territorio y, en particular en esta región, se da en diversas escalas y aspectos. No obstante, pese a la gran extensión del territorio y de las dificultades de comunicación interna, ha sido posible detectar sistemas patrimoniales que abarcan toda o buena parte de la región. Algunos de estos, como el formado por las iglesias construidas por el padre Antonio Ronchi o el conjunto de faros, corresponden a unidades inmuebles diseminadas en el territorio. Mientras que los distintos caminos y rutas, en especial la Carretera Austral y sus ramificaciones, constituyen redes que, al instalar unas geometrías sobre el territorio, son capaces de modificarlo y generar un nuevo paisaje cultural. Por otro lado, intervenciones mucho menores en escala respecto de su dimensión, han probado una enorme capacidad de modificar y dominar el territorio, como abrir un corte en la roca de un farellón para permitir el tránsito de mulas en el Paso San Carlos o la épica y fallida construcción de un canal para conectar fiordo y océano en el istmo de Ofqui.
Diversidad productiva Diversidad productiva
Las condiciones naturales y culturales de la re Las condiciones naturales y culturales de la región han permitido una gran variedad de acti gión han permitido una gran variedad de actividades productivas, como minería, agricultura, vidades productivas, como minería, agricultura, ganadería, explotación forestal e incluso indus ganadería, explotación forestal e incluso industria manufacturera, las que se reflejan en distin tria manufacturera, las que se reflejan en distintos centros poblados y rurales, a la vez que han tos centros poblados y rurales, a la vez que han llenado el territorio de numeroso patrimonio in llenado el territorio de numeroso patrimonio industrial que ha modelado el paisaje de la región. dustrial que ha modelado el paisaje de la región. La vigencia de muchas de esas actividades les La vigencia de muchas de esas actividades les da carácter de patrimonio vivo, al que se suman da carácter de patrimonio vivo, al que se suman nuevas industrias que tienen fuerte relación con nuevas industrias que tienen fuerte relación con estos elementos característicos de la identidad estos elementos característicos de la identidad local, especialmente en el turismo. local, especialmente en el turismo. Si bien, la relación entre patrimonio y turismo es de Si bien, la relación entre patrimonio y turismo es de permanente discusión, en especial cuando se trata permanente discusión, en especial cuando se trata de definir a quién pertenece el patrimonio y cuán-de definir a quién pertenece el patrimonio y cuándo se considera su mercantilización, es innegable do se considera su mercantilización, es innegable que la actividad turística es un motor muy relevan-que la actividad turística es un motor muy relevante para la economía regional en el presente y lo ha te para la economía regional en el presente y lo ha sido históricamente, como testimonian el hotel en sido históricamente, como testimonian el hotel en Ofqui y la Hostería de Coyhaique, por ejemplo. Ofqui y la Hostería de Coyhaique, por ejemplo. Aysén se ha posicionado como uno de los princi-Aysén se ha posicionado como uno de los principales destinos turísticos del país por su innegable pales destinos turísticos del país por su innegable patrimonio natural y cultural, por lo que cobra aún patrimonio natural y cultural, por lo que cobra aún más relevancia la posibilidad de desarrollar este in-más relevancia la posibilidad de desarrollar este inventario de su patrimonio inmueble, el cual plantea ventario de su patrimonio inmueble, el cual plantea la patrimonialización del sistema lacustre del Gene la patrimonialización del sistema lacustre del General Carrera, por ejemplo, en el que se incluye todo ral Carrera, por ejemplo, en el que se incluye todo un conjunto de embarcaderos, muchos de ellos un conjunto de embarcaderos, muchos de ellos casi totalmente desaparecidos; también minas y casi totalmente desaparecidos; también minas y pueblos mineros abandonados, junto con las bo-pueblos mineros abandonados, junto con las bodegas portuarias de Ibáñez en paralelo a inmuebles degas portuarias de Ibáñez en paralelo a inmuebles asociados a industrias y artesanías individuales, asociados a industrias y artesanías individuales, como los de las alfombras de Puyuhuapi. como los de las alfombras de Puyuhuapi.
Verónica Illanes Garat Equipo Tándem Ltda. Dino Bozzi Feuereisen Equipo Tándem Ltda.