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En el limbo: la invisibilización de lo urbano
En el limbo:
la invisibilización de lo urbano
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Frank Sanchez y Jazmín Saldaña, bailarines profesionales y profesores, cuentan desde sus experiencias personales los obstáculos que enfrenta la danza urbana durante el contexto de pandemia.
Imagen: Instagram @Hiphop Free School
La falta de una buena organización con respecto a las medidas sanitarias implementadas para combatir la pandemia dio paso a que muchos negocios, que no se encontraban explícitamente en las resoluciones ministeriales, se vieran obligados a adaptarse a restricciones de diversos establecimientos para continuar funcionando. Este es el caso de la escuela de baile Hip Hop Free School. La cual, junto a otras escuelas, sigue las medidas sanitarias empleadas en los centros comerciales debido a la falta de reconocimiento por parte del Estado.
Frank Sanchez Pachas es el fundador de la escuela de danza urbana Hip Hop Free School. A raíz de la pandemia, se embarcó en un nuevo proyecto. Fue uno de los primeros en organizarse para brindar clases de baile online con un costo establecido de 50 soles, junto a Jazmín Saldaña y otros profesores, ya que estas solían darse de manera gratuita o dirigirse a un público muy reducido sin generar muchos ingresos. Actualmente, dictan de manera presencial en un local alquilado en el distrito de San Miguel.
La danza urbana es un estilo de baile que evolucionó en espacios abiertos como las calles, parques, fiestas de barrio, entre otros. Lejos de los estudios de baile, comenzó a formar parte de la cultura de las zonas donde se practicaba. Un ejemplo es el breakdance, nacido en el Bronx de Nueva York, donde hasta el día de hoy forma parte de la cultura del lugar. Este tipo de danza se caracteriza por sus movimiento marcados y energéticos que no se ven mucho en estilos como el ballet o
Anuncio publicitario de las clases de danza urbana ofrecida por Hip Hop Free. FOTO: Página de Instagram de Hip Hop Free School.
contemporáneo.
“Aquí en Perú el arte es considerado como entretenimiento, ese es el principal motivo por el que no nos toman en cuenta y no nos dan la importancia necesaria. Para el gobierno el arte es una forma de entretener, cuando en realidad el arte es una herramienta de desarrollo.”, expresó Frank. Desde que se permitió el regreso a las clases presenciales en las escuelas de danza, estas han tenido que guiarse de las restricciones dadas a los casinos, gimnasios o incluso centros comerciales para poder abrir sus puertas.
Esta desvalorización del arte es un problema que existe desde hace muchos años y que solo se ha visto exacerbado debido a la pandemia. Como explicó Jazmín Saldaña, profesora de danza, la discriminación a los estilos urbanos empieza desde que el Estado entrega licencia de funcionamiento solo a las academias de ballet o danzas folclóricas. Eso sin contar con que estos dos estilos son los únicos con los que se puede obtener una certificación o diploma en el Perú.
Además, la mínima ayuda que se recibe por parte del gobierno suelen ser los incentivos monetarios entregados por el Ministerio de Culturas. Actualmente el proyecto Estímulos Económicos para la Cultura 2020 cuenta con un presupuesto general de aproximadamente S/.29,260,000, monto del cual se destinará S/. 2,926,000 a las artes escénicas, música y artes visuales Según cuenta Frank, ninguna escuela de danza urbana ha ganado alguna vez este incentivo, pues se tiende a priorizar proyectos fusión que tengan que ver con la cultura del Perú. Entonces, proyectos o trabajos que incluyan el idioma aymara y quechua o a las estructuras folclóricas suelen ganar, en comparación a los estilos latinos o de danza urbana.
Con el inicio de la pandemia, las academias de baile quedaron excluidas de las categorías presentadas por el gobierno peruano en la implementación de restricciones. Al ver esta falta de representación para el funcionamiento de los estudios de baile, intentaron buscar respuestas con alguna entidad pública. Sin embargo, ni el Ministerio de Cultura, ni el Ministerio de Educación se hicieron cargo .
Debido a esta problemática se crea un gremio integrado por la mayoría de escuelas de baile a nivel nacional que, aunque no llegó a realizar otras actividades o manifestaciones, sirvió para definir la postura de las escuelas de baile frente a las nuevas restricciones y la falta de detalle en estas. “Nos estamos tratando de meter en dos sacos. En el de artes escénicas y en el de enseñanza cultural”, sostuvo Frank. Sin embargo, las escuelas de danza tampoco llegan a formar parte de estas categorías ya que, según lo indicado por el
gobierno, en lo que respecta a las artes escénicas el aforo es considerado como el espacio utilizado por el público al ver una obra teatral. Y tampoco llega a pertenecer a la enseñanza cultural, pues esta tiende a ir más por el lado folclórico.
Post planeado por el gremio integrado por escuelas de danza. FOTO: Página de instagram de Hip Hop Free School.
En consecuencia, legalmente, ningún ministerio cree que entre sus tareas u obligaciones figura el apoyo o respaldo a las academias de danza moderna. Esto lleva a que surja una problemática con los fiscalizadores de Lima, quienes se encargan de cerrar y aplicar multas a los negocios que infrinjan las normativas.
Al consultar con Blanca del Águila, subgerente de fiscalización de la Municipalidad de Lima, indicó que actualmente las fiscalizaciones son inopinadas. Esto quiere decir que el personal se dirige inmediatamente a clausurar el lugar o, dependiendo de la infracción, se implementa una medida correctiva hasta que sea subsanada.
Aún así, los directores de las escuelas que estén lo suficiente informados respecto a los vacíos legales existentes en las resoluciones ministeriales con respecto a las escuelas de danza urbana, pueden evitar ser clausurados. Entonces, en realidad, si las escuelas de baile cumplen o no con las restricciones va más al hecho de que tanto quieres cuidarte y que tanto quieres cuidar al alumno, que al hecho de que te vayan a poner una multa o no”, expresó Frank.
También señala que, al no pertenecer a ninguno de los lineamientos dados por el Estado, sus establecimientos son fiscalizados de manera más flexible. A comparación de centros comerciales, por ejemplo, no se les ejerce tanta presión ya que no cuentan con un régimen de medidas sanitarias establecido por el gobierno. Además, funcionan siguiendo medidas de bioseguridad establecidas para supermercados y gimnasios, contando con un aforo mínimo (20%). Esto puede verse como una ventaja en el contexto actual, pero al inicio de la pandemia les resultó bastante difícil volver a abrir sus puertas ya que no contaban con una ley o ministerio
Clases presenciales con medidas sanitarias en Hip Hop Free School. FOTO: Archivo personal.
que los respalde.
La falta de visibilización de la danza urbana hace que persista este problema, causa división en el mismo ámbito de las artes escénicas y desemboca en la exclusión de este estilo. Mientras el Estado no tome ninguna acción respecto a las danzas como es debido, las escuelas de baile seguirán siendo ignoradas.