LA ERA DORADA DE HOLLYWOOD
En el año 1921, un mundo agotado y dañado por la guerra comenzaba una década con ganas de pasarlo bien. En Chicago, construían rascacielos de oro y cristal, escuchaban bandas de jazz y bailaban charlestón en clubs secretos. La ciudad desbordaba riqueza y diversión, pero también era un lugar peligroso donde los gánsteres campaban a sus anchas.
HOLLYWOOD STUDIOS
Atravesaron Hollywood a toda velocidad. Para Voldemar era difícil contener la emoción. No fue capaz de articular palabra mientras observaba embelesada la pompa de aquel lugar de película.
En cambio, Elisa habló sin parar durante todo el trayecto. La escritora solamente fue capaz de retener sus dos últimas palabras:
-Hemos llegado.
La huracanada asistenta bajó del coche y abrió la puerta de Voldemar que se apeó del descapotable medio mareada.
EL PLATÓ
- Bienvenida señorita Voldemar. -DeMille recibió a la escritora como si fuera una gran estrella y besó su mano ofreciéndole una reverencia-. El equipo está impaciente por conocerla. Acompáñame, por favor.
Allí todo ocurría muy rápido y antes que Voldemar respondiera, DeMille se adentró por un laberinto de pasillos. Pese a la cojera que arrastraba el viejo magnate, Voldemar tuvo que esforzarse para seguirle el paso. Dos metros atrás, Elisa los acompañaba cargada con la maleta, cafés y algunos trastos más a modo mujer orquesta.
Derecha, izquierda y otra vez izquierda hasta una doble puerta. Dos ventanitas circulares de cristal dejaban ver desde fuera el enorme hangar donde estaba instalado el plató.
ADA, LA MAQUILLADORA, Y JASMINE DE LA PARRE, LA DIVA
Al lado derecho del hangar, estaban instalados los tocadores. Allí los actores se transformaban en las mágicas manos de Ada. Ada era una joven muy talentosa, aunque extremadamente tímida. Siempre intentaba pasar desapercibida, quizás por ello caminaba casi de puntillas.
-¡Podrías peinarme sin darme tirones! -Protestaba a gritos Jasmine de la Parre.
Jasmine de la Parre era la gran estrella de la película. A DeMille le había costado una fortuna traerla de Francia, pero su gran talento interpretativo y los escándalos que la perseguían, siempre llenaban las salas de cine.
La actriz era una mujer despampanante. Tenía un hermoso cuerpo curvilíneo, una larga melena rubio platino y sus enormes ojos grises eran capaces de atravesar las pantallas.
Sin embargo, la diva era tan deseada como odiada. Su despiadado carácter y sus continuas excentricidades acababan levantando ampollas de todos aquellos que la rodeaban.
- ¿Dónde se ha metido Melisa? Hace horas que estoy esperando mi café. Mon dieu, aide-moi avec cette fille… -Proseguía Jasmine con su eterna lista de protestas.
*Dios mío, qué voy a hacer con esta chica…
ANTONIE, EL REPRESENTANTE
En un rincón del plató, lejos de todos los focos, Antonie estaba cómodamente instalado en un improvisado despacho.
- Jasmine viaja a París la semana que viene para empezar una película. Hasta dentro de tres meses no regresará a Hollywood…
-Argumentaba al teléfono recostado sobre el asiento con los pies sobre la mesa mientras hacía girar un bolígrafo sobre el pulgar.
Antonie era el representante de Jasmine. También era francés. Conoció a la diva cuando ella trabajaba de camarera en una pequeña cafetería parisina. Era un cliente habitual y enseguida reconoció su innato talento. No dejó pasar la oportunidad y la empezó a representar.
El aplicado reresentante vivía por y para ella. La seguía por todo el mundo y se pasaba el día pegado al teléfono negociando millonarios contratos, gestionando su ajetreado calendario y reclamando las exigencias que demandaba la diva.
MARLON SHEEN, EL ACTOR
Mientras los gemelos trabajaban a contra reloj, el director lidiaba con las exigencias de Marlon Sheen, el otro protagonista de la película.
Marlon Sheen era un joven de Nueva York con el hambre de un león. Quería convertirse en una súper estrella y le suplicaba a Alfred más protagonismo en la película. El bueno de Alfred aguantaba el chaparrón sentado en su silla de director.
-Todos los focos iluminan a Jasmine y siempre estoy en la sombra...–Replicaba al actor.
Había llegado el momento de rodar. Los actores protagonistas se sentaron en una de las mesas del vagón. Jasmine interpretaba a una atractiva e inteligente asesina. Marlon a un duro detective inmune a los encantos de la diva.
- 3, 2, 1, cámara ¡Acción! –Proclamó el director.
De inmediato, la actriz arrancó con su devastadora interpretación.
- Aunque los dos sabemos lo qué ocurrió realmente, mañana nadie podrá impedir que baje de este tren siendo la viuda más rica de Estambul. -Jasmine se dirigía al deslustrado detective con voz sensual mientras levantaba su copa para brindar.
- Brindemos por ello, querida… -Le respondió el detective con voz cínica y desafiando con su mirada a la diva.
Chocaron sus copas y ambos dieron un largo trago mirándose a los ojos.
- Bien, creo que ya es hora de retirarme a mi… –Jasmine enmudeció poseída por un asfixiante dolor. Los ojos se le pusieron en blanco y llevándose las manos a la garganta se desplomó hacia atrás quedando su cuerpo abandonado sobre el respaldo.
3, 2, 1, CÁMARA ¡ACCIÓN!
- Sí, verdaderamente el cocktail está delicioso. –El detective volvió a dar un trago y miró cómplice a la cámara.
- ¡Corten, corten! -Interrumpió Alfred dando un brinco desde su silla-. Magnífica, magnífica interpretación Jasmine! Damos por buena la toma.
