¿Qué vale más, nuestro Tiempo o nuestra Atención? Por Antonio Gómez de la Vega
Dejadme empezar con una frase impactante. Un eslogan, de esos que se llevan tanto en estos días: ¡Nuestro Tiempo, sin Atención, no vale nada! Ambos recursos -Tiempo y Atención- son fundamentales para nuestra vida diaria, tanto personal, como profesional. Y, si a esos dos recursos fundamentales, le añadimos además la Energía, entonces la Productividad entra en escena. Por otra parte, debemos ser conscientes de que tanto el Tiempo, como la Atención -y también la Energía- son recursos finitos y, como tales, susceptibles de ser mejor o peor gestionados … es decir, somos responsables de su buen uso. ¡Tiempo y Atención son la base de las relaciones humanas! Ofrecer Tiempo y Atención enriquece tanto al que lo da, como al que lo recibe … Si lo convertimos en una formula matemática esta sería T+A = G (Tiempo + Atención = Generosidad), siendo la generosidad el factor clave enriquecedor de las personas, y por ende, de los profesionales. T+A = G -> Tiempo + Atención = Generosidad (siendo G factor enriquecedor humano) El TIEMPO -se dice- es lo más valioso que tenemos … pero; ¿vale lo mismo en cualquier momento?, ¿vale lo mismo para cualquier persona?, ¿vale lo mismo en cualquier cultura?, etc. Yo creo que no. El tiempo, como cualquier otro recurso, tiene distinto valor según circunstancias. - Si hablamos de diferentes momentos, el Tiempo tiende a valer más en situaciones de urgencia. - Si hablamos de diferentes personas, puede parecer que el Tiempo vale más en personas mayores que en personas jóvenes. - Si hablamos de diferentes culturas, los millennials valoran más el tiempo, mientras que los boomers valoran más el dinero. Hablemos ahora un poco de la ATENCIÓN … nuestra capacidad de Atención es limitada, y en la sociedad actual hay un exceso de distracciones que nos llevan a mantener la Atención cada vez por periodos más cortos. Sirvan como ejemplo de esta disminución en nuestra capacidad de atención los siguientes:
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- Durante la Edad Media, cuando surgieron las Universidades, el medidor del tiempo de atención era la llamada clase magistral, de aproximadamente 50 minutos. - Mas adelante, ya en el Siglo XX, se estableció como regla generalmente aceptada que 20 minutos era el tiempo máximo de atención continuada. - Y en la actualidad, en la Sociedad de Internet (Siglo XXI), el tiempo medio de atención sigue disminuyendo, conforme aumentan las distracciones. Pode-mos hablar de las famosas charlas TED (de no más de 18 minutos), de YouTube (y sus videos de 15 minutos) y de Twitter (y sus 140 caracteres). Avancemos un poco y dejemos momentáneamente de lado las Humanidades para centrarnos en la Economía. Entonces la Energía viene a complementar al Tiempo y a la Atención, para que podamos hablar de Productividad … Y hablando de Productividad, ésta también se puede convertir en una fórmula matemáti-ca, T+A+E = P (Tiempo + Atención + Energía = Productividad), dónde la Produc-tividad es uno de los fundamentos del crecimiento económico. T+A+E = P -> Tiempo + Atención + Energía = Productividad (siendo P factor de crecimiento económico) Cambiando un poco el orden de los factores -lo que, como sabemos, no altera el producto- estaríamos hablando del conocido como “Método TEA” de productividad y eficiencia personal. Es cierto que todos tenemos las mismas 24 horas en el día, pero no es menos cierto que no todas las personas somos igual de productivas. Este método trata de explicar cómo, según gestionemos nuestra Atención y nuestra energía a lo largo del Tiempo que tiene el día, nuestra produc-tividad puede mejorar. En definitiva, a través del Método TEA, debemos ser capaces de equilibrar nues-tro Tiempo, nuestra Atención y nuestra Energía, y adaptarlos a nuestros ciclos naturales, para diseñar jornadas laborales más productivas. Unos somos más productivos por las mañanas, otros lo son por las tardes. Unos preferimos tra-bajar y descansar en periodos cortos e intensos, otros prefieren hacerlo en ratos más largos y livianos. Y así hay tantas maneras de productividad y eficacia có-mo personas. De no existir un buen equilibrio entre nuestros Tiempo, Atención y Energía, entonces estaremos en uno de las siguientes situaciones -y deberemos saber gestionar las tres-: