Martillando + Edición especial 3. 43 SJEM

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Martillando i

Publicacion Juvenil Martiana

Edición Especial dedicada al 43 Seminario Juvenil de Estudios Martianos “Año 60 de la Revolución” “Hay que martillar constantemente...” Fidel

Seminario de virtud Mosaico p. 4

Fiel e invencible seguidor de Martí p. 11

Poemario Martiano p. 17


«La inteligencia humana tiene como leyes la investigación y el análisis». “Boletines de Orestes”. Revista Universal, 18 de junio de 1875. O. C 6:234 Edad: 22 años. Consejo Editorial de la Edición Especial: Yusuam Palacios Ortega Lil María Pichs Hernández Raúl Escalona Abella Mario Almeida Bacallao


43 seminarios después Por Lil María Pichs Hernández* Del 24 al 27 de mayo de 2018 Villa Clara fue inundada por jóvenes martianos de cada provincia del país. El objetivo: participar de la 43 edición del Seminario Nacional Juvenil de Estudios Martianos, convocado por el Movimiento Juvenil Martiano (MJM) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), y realizado gracias a la colaboración de muchos amigos del Movimiento, entre los que destacan nuestros maestros del Centro de Estudios Martianos (CEM), la Sociedad Cultural José Martí (SCJM), la Universidad de la Habana y las instancias provinciales de Villa Clara. La jornada no podía comenzar sino en la Plaza de la Revolución “Ernesto Guevara”, donde delegados e invitados tuvieron la oportunidad de participar en la ceremonia de cambio de flo-

res en el mausoleo donde reposan los restos del Guerrillero Heroico. Solemnidad, indescriptible. Luego, en el teatro de la Escuela Provincial del Partido, tuvo lugar la inauguración del XLIII Seminario y la conferencia inaugural “Presencia del ideario Martiano en Fidel Castro y Abel Santamaría” estuvo a cargo de la Dra. Felicia Lara Pérez. A lo largo de la tarde del propio viernes, más de un centenar de pioneros, adolescentes y jóvenes estudiantes y trabajadores tomaron por asalto el parque central: la biblioteca provincial, el Museo de Artes Decorativas y la Galería de Arte. En espacios abiertos y luminosos se volvió a hablar de José Martí: de su vida, su obra, su ejemplo… de la universalidad de su recepción en todo tipo de pú-

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blico, en todo tipo de obra. Pinturas, instalaciones, poemas, canciones, ponencias, multimedias… casi 100 trabajos fueron compartidos y como resultado, re-emergió el Martí de la escuela primaria de Rafael Sixto Calzado, el adolescente que Mendive vio despuntar, el joven amante que lo sacrificó todo, el revolucionario de idea y de acción. También fueron espacios de acercamiento las presentaciones del Proyecto “Crónicas” por Eloísa Carrera Varona , y de la Revista Honda por Ana Sánchez, directora del Centro de Estudios Martianos, así como el panel “Eusebio Leal Spengler un hombre de Historia”. Este panel, conformado por Yusuam Palacios, presidente nacional del MJM, y Maria Caridad Pacheco, insacible


investigadora de nuestra historia, permitió conocer más de cerca, a través de anécdotas y comentarios, a nuestro querido Eusebio Leal, martiano a quien estuvo dedicado este cuadragésimo tercer Seminario. Otros proyectos, expectativas y experiencias de los que cuentan menos años fueron compartidos mientras muchos de estos especialistas, acompañados por líderes provinciales del Movimiento, llevaban el seminario a la ciudad y lo convertían en taller. A escuelas, vocacionales, preuniversitarios… incluso a la Sede Pedagógica “Félix Varela” de la Universidad Central de La Villas, llegaron estos martianos. Intercambios en los que participaron figuras relevantes de la martianidad como René González y el profesor

Josef Trujillo. El programa del sábado 26 también sobrepasó las expectativas de muchos, sobre todo por el gran cariño que se siente cuando se camina por Encrucijada. A la casa natal de Abel

y Haydee Santamaría y al central “Abel Santamaría” (antiguo central “Constancia”) acudieron seminaristas y vecinos para participar de los recorridos guiados y de la presentación del libro “El antimperialismo martiano” del Dr.C José Cantón Navarro, con Luis Toledo Sande. En la noche, la gala de premiación y clausura dio el cierre esperado a la cita. Gracias al entusiasmo de muchos artistas aficionados y a la diligencia y hospitalidad de los muchachos de la UJC y de la legación del Partido Comunista de Cuba en la provincia, el Teatro de La Caridad solo fue el preámbulo de una noche muy movida en “Disco Isla”, un centro recreativo de “lo más buscado” en la ciudad. En la memoria se quedan los aplausos y las risas que provocaron los niños de la colmenita de Villa Clara, también las caras nuevas, el compromiso con los fundadores, y las ganas de continuar trabajando, para llegar al 44 Seminario Nacional con la frente más alta. La convocatoria de la edición 44 ya está en la calle, y la sede prometida es La Habana de 500 años. Nos vemos allá. *Miembro de la Comisión de formación político-ideológica del MJM. Estudiante de 4to año de Relaciones Internacionales.

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Mosaico Por Mario Almeida* “Mira… coge. Tírale ahí una foto a Ernestico”, me dijo el amigo de la seguridad justo después de revisar mi cámara. Ernestico era pequeño y flacucho; no fue difícil encuadrar y atrapar su imagen. Sentado, colgando sus piececillos, sentí por un instante que me miraba, entonces aproveché y apreté el obturador. Luego, regresé hasta donde el de la seguridad, brindé la pantalla de la cámara y le mostré: “Mire… aquí tiene a Ernestico”. El tipo se rio, dio las gracias y al fin me dejó entrar al lugar donde descansan los restos del Guerrillero Heroico, el mismo que con gestos y mirada de niño, había, segundos atrás, posado gentil para mi cámara. *** El último “presente”, quizás le tocaba gritarlo a Yusuam Palacios, pero estoy casi convencido de que no le molestó ni siquiera un poco que el resto –todos– de los que estaban dentro del memorial le arrebatasen el protagonismo que cabía en aquel instante. ¿Qué se puede hacer – pienso que se habrá dicho Yusuam– cuando en un lugar tan simbólico y lleno de gente martiana preguntan por Ernesto Guevara de la Serna? Entonces, la larga pared que recoge también los restos mortales de quienes cayeron a su lado, ya estaba renovada de claveles. Solo después

del tumultuario grito pudo Yusuam colocar su flor, la última, al eterno Che. Acto seguido, nació un juramento, después un minuto de silencio y, más tarde, entre una llama que nunca se apaga y la mirada inmóvil de tantos hombres grandes, comenzaron las fotos; todos querían que el clavel personalmente depositado permaneciera fresco, joven y rojo por siempre… aunque solo fuera en la memoria o en un trozo de celuloide. *** Las tumbas que no tenían nombre pertenecían a gente que aún no había muerto. Las otras, las ocupadas que sí tenían –nombres por fuera y hombres por dentro–, mostraban grados militares y gotas de lluvia reciente.

Los cementerios son lugares tristes, dicen siempre los que saben. Ese no. Ese tenía niños caminando a su redor y jóvenes intentando asimilar bien por dónde estaban pasando en realidad. Gracias tierra por guardar estos hombres. Gracias lluvia por hacer que entre el fuego florezcan las mariposas y por lograr que, en estos días, los árboles que guardan muertos sean los de flores más bellas… olorosas. *** El Che, aseguran, lleva años sudando una sustancia rara. Por debajo de él pasan presidentes, embajadores, niños y gente común, y el no deja de sudar, no se seca el sudor. ¿Acaso los santos sudan? Cómo es posible que aún después de los años, que todavía sin piel, exista en ese hombre sudor para embarrar su pedestal. ¿Tanto habrá hecho en vida? Es ahora cuando entristecen las malditas fotos que todos se empeñan en tirarse bajo su estatua. Qué triste ver los que no entienden que el tributo mayor a ese señor de boina, corazón y balas, no es el ir a verlo “allí”, sino el ir a “hacer-lo” por ahí. Por ahí, bien lejos. Por ahí donde su estatua no pueda divisarse, para que cuando vean la labor de un joven y su rostro empapado, todos se enteren, de verdad, de que San Ernesto de La Higuera, San Ernesto de Cuba, aún no deja de sudar. * estudiante de periodismo de la Universidad de La Habana.

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Martí: un humanista al servicio de los pueblos por Israel Ordenel Heredia Rojas* El Movimiento Juvenil Martiano arriba a sus 46 años de existencia y de favorecer el continuo estudio y divulgación de la vida, obra y pensamiento de José Martí, dando lugar a un hecho ideológico y cultural invaluable que no tuvo precedente alguno antes de 1959. Surge a principios de los años setenta del pasado siglo, en la segunda década de instaurada la Revolución Cubana en el poder y tuvo en el Seminario Juvenil Nacional de Estudios

Martianos, en sus diferentes ediciones, su actividad principal y de mayor repercusión, puesto que cada uno de dichos eventos remataba un proceso de estudio y participación colectiva que desde la base transitaba por las instancias locales, municipales y provinciales hasta elevar los mejores resultados al ámbito nacional. Muchos de estos eventos se efectuaban tradicionalmente en los días anteriores a la fecha del 28 de enero y hacían coincidir

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su culminación y clausura con el día de tan señalada efemérides. Esta ubicación en el calendario anual llegó solamente a variarse ante situaciones imprevistas o contingencias determinadas por la propia dinámica de la Revolución. Debido al significado político-social, histórico y cultural de Martí, en la Cuba revolucionaria se hizo manifiesta la necesidad de que se conociera a fondo la personalidad y obra del prócer de nuestra independencia elevado con justeza a la categoría de Héroe Nacional de la República de Cuba y de aglutinar en torno a él a centenares de personas. En 1972 se efectúa el Primer Seminario Juvenil Nacional de Estudios Martianos al cual se incorporan como delegados o invitados pioneros adolescentes jóvenes, estudiantes, trabajadores urbanos y agrícolas, miembros de las fuerzas armadas, destacados intelectuales. También tenían participación activa y entusiasta maestros y profesores de las diferentes enseñanzas; altos dirigentes y funcionarios del gobierno y de las organizaciones políticas y de masa, actuando todos de conjunto como factores plenamente identificados con el propósito de hacer realidad la socialización de Martí, y de honrar, de manera perenne, su memoria. Como es sabido, el desenvolvimiento del Movimiento Juvenil Martiano en esos años iníciales estuvo en total correspondencia con la orientación de la política educacional y de la política cultural trazada por la Revolución; era expresión fehaciente de esas políticas En efecto, la práctica educacional hizo posible la alfabeti-


zación de grandes sectores de la población cubana, privada hasta entonces de un derecho fundamental y daba continuidad a nuevas y más altas metas en este campo y la práctica cultural se materializaba en proyectos concretos, entre los que reviste suma importancia, el reconocimiento del legado martiano ahora y para siempre, liberado de las tergiversaciones, fines demagógicos y manejos espurios de la República neocolonial, para que el legado que nos pertenece por naturaleza e identidad dejara de ser bandera de la oligarquía y de gobiernos bajo los dictámenes de Washington, y se convirtiera en bandera y escudo del proyecto revolucionario cubano y de los intereses populares de la nación que Martí ayudó a forjar. En aquellas circunstancias, y en el discurso inaugural, Juan Marinello expresaba: “/…/ es ahora con la victoria y afianzamiento de la gran revolución encabezada por Fidel Castro cuando se descubre la cabal estatura histórica de Martí”; y llamaba a esclarecer los vínculos profundos entre el ideario martiano y la revolución contemporánea. Cinco años más tarde, en 1977,

en el marco de otra nueva edición del Seminario, el Dr. Armando Hart Dávalos, desde su condición de Ministro de Cultura hacía pública la creación de un Centro Superior de Estudios Martianos con amplias facultades para acometer la labor de investigación científica, estudio, divulgación, rescate y preservación del legado de Martí. Hart, en sus cargos de Ministro y más tarde de Director de la Oficina del Programa Martiano y de Presidente de la Sociedad Cultural fue una esas figuras que respaldaron desde sus posiciones políticas y gubernamentales con gran convicción, una iniciativa en el plano de las ideas de tal envergadura y utilidad socio-cultural; y de igual modo, la labor de aquellas organizaciones e instituciones cuyo encargo social tenía que ver directa o indirectamente con la personalidad del prócer cubano. En varios de los eventos nacionales le fueron encomendadas a Hart las palabras de clausura y en el X Seminario hizo patente un mensaje de reconocimiento por los primeros diez años del Movimiento “al estimular en decenas de miles de jóvenes y personas menos jóvenes el estudio serio y profundo de la figura, el pensa-

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miento y la ejecutoria de José Martí”. Tales fueron sus palabras en aquella ocasión: Ya en usufructo de este arsenal ideológico, fuente de cultura política y artística para avivar la sensibilidad de las nuevas generaciones, fortalecer la conciencia política, los valores, el gusto estético y el patriotismo; y ante una cadena de agresiones y sabotajes de la contrarrevolución interna y la hostilidad creciente de Estados Unidos, aquellos primeros seminarios alcanzaban su inspiración bajo la tónica del antiimperialismo martiano. Fueron muchos los temas tratados, pero prevaleció este espíritu, como exigencia de ese contexto histórico. Hoy acudimos a una nueva convocatoria de la Unión de Jóvenes Comunista, y en particular, del Movimiento Juvenil Martiano para la constitución de los jurados y la evaluación de ponencias a presentar como parte del programa del próximo Seminario Nacional a efectuarse en Villa Clara en el mes de mayo de 2018 Cualquiera de los textos martianos a estudiar por los jóvenes puede ensanchar su visión y su perspectiva crítica. Sin soslayar las cartas, discursos, artículos periodísticos de los más diversos asuntos, todo joven sin excepción, debe pasar su vista por las Escenas Norteamericana, ese conjunto de admirables crónicas destinada a la opinión latinoamericana donde se capta con sensibilidad y agudeza analítica la imagen vivida de una civilización industrial y de una cultura mercantil que se perfilaba de modo enajenante y aberrante. Se trata de páginas martianas que todos estamos


obligados a conocer. Allí, hay un balance equilibrado de una nación pujante que mucho hubiera podido ofrecer al mundo y a la par, una desmitificación paso a paso de los supuestos valores de esta nación y de su democracia “modélica” solo coligada con los intereses de los sectores de poder. “Esta república por el culto desmedido a la riqueza, ha caído, sin ninguna de las trabas de la tradición, en la desigualdad, la injusticia y violencia de los países monárquicos”. (OC. XI,335). Es decir, en nada parece diferenciarse de los viejos imperios despóticos y opresivos euroasiáticos. Esta experiencia acumulada durante sus años de permanencia en los Estados Unidos explica y se resume en la determinación radical de Martí de impedir el expansionismo y dominación del imperio sobre nuestras tierras de América. En el artículo de fondo A la raíz del 26 de agosto de 1893, en golpe certero contra las intenciones anexionistas, se pregunta alarmado “/…/ a este horno de iras, a esta fauces afiladas, a este cráter que ya humea, vendremos ya a traer, virgen y llena de frutos, la tierra de nuestro corazón?” Era ésta, la determinación que salvaría el destino de la patria. Las estrategias a seguir para un mejor conocimiento e interpretación de la escritura de José Martí, supone tener noción de aquellas dificultades que su obra presenta. Las ideas primordiales de Martí resultan nítidas y por ende comprensible; pero su morfología, es decir, su modo de decir se particulariza por el empleo de elementos de cultura histórica, política y artística, que suelen resultar eru-

ditos, sobre los cuales debe poseerse algún conocimiento Ahora, la Edición Crítica y sus amplio cuerpo referencial auxilian al lector en la aclaración de dichos elementos. Haciendo evidente otra peculiaridad del escritor Cintio Vitier -en su título Poetas cubanos del siglo XIX-, expresaba: “Martí es uno de los profetas de la nueva integración de la palabra y la realidad, de las imágenes y de los hechos. Esto significa que no es posible si queremos llegar a desentrañar el verdadero significado de un determinado texto martiano, desentenderse de una imaginería singular y de un lenguaje tropológico, émulo de las experimentaciones verbales de los modernistas y de la práctica creadora de simbolistas, expresionistas y surrealistas para mencionar solo algunas de las tangencias más reconocibles en su obra”. Cuando se logra articular este acto poético de magia verbal y la imagen, por una parte y por otra, los hechos de la realidad circundante, según la apreciación de Vitier, llegaremos a comprender qué base sustenta la facultad comunicativa del escritor, comprenderemos el por qué acude a variadísimos recursos en su expresión; cómo revela su naturaleza esencialmente revolucionarias. Por qué su obra en todas las esferas se inclina a renovar, innovar, revolucionar y transformar. Verifiquemos estas afirmaciones en cada uno de sus actos de vida y de creación. Con lo afirmado anteriormente, se refuerza la idea de que los jóvenes que lean y estudien a Martí requieren de competencias lectoras que tal vez no posean en alto grado. Y aquí será necesario el apoyo de los

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que fungen como orientadores. Si bien en un primer momento tales carencias se presentan como impedimento; no deben tomarse como pretexto para que se renuncie a ese contacto que nos será siempre beneficioso, altamente productivo. Lo más importante es avanzar con la voluntad de superar barreras gnoseológicas, de avanzar cuanto se pueda en una mayor y mejor comprensión del pensamiento martiano y del amplio espectro que abre. Estudiar también su biografía, las etapas productivas de su vida; reconocer los atributos personales y los rasgos específicos de su ética, son aspectos necesarios en la preparación individual de cada uno de nosotros. Es necesario que se intente la familiarización con Martí y su obra revolucionaria, porque para quienes somos hablantes de la lengua española ha de resultar absolutamente comprensible todo aquello, sea cual fuese el autor, que este escrito en nuestro propio idioma. Hemos de insistir en la conveniencia de facilitar accesos, sin que el joven ponente tenga que ser un especialista en el terreno de la exégesis literaria. Si deseamos que un escrito de Martí no resulte desconcertante a primera vista, como lo ha sido inclusive hasta para personalidades de gran ilustración como Miguel de Unamuno, quien se sorprendió de hallar en la prosa del cubano expresiones calificadas por él, como descabelladas, insólitas e inteligibles, serán necesaria, además de buenas orientaciones, la sistematicidad y la constancia en este empeño No basta que se diga “no lo entiendo, me resulta oscuro, difí-


cil de leer” sin que se asuma, de manera resuelta, el desafío. Quién persevere aún, sorteando obstáculos que parecen insalvables al lector novel, logrará sin la menor duda una apropiación de este legado, como otros antes lo han logrado porque téngase en cuenta que quién está ante nosotros es un humanista que tuvo al hombre como centro de sus preocupaciones y se consagró a su servicio, al servicio de los pueblos y de la humanidad. Por eso consideramos y afirmamos que para adolescentes y jóvenes, el mejor y más directo acceso a Martí es desde el presente, desde los sueños y realidades que nos son cercanos, que hacen parte de nuestro vivir diario. Porque Martí al mismo tiempo que nos sumerge en la historia y la cultura de la humanidad, supo proyectarse y proyectarnos, también en las realidades y sueños del siglo XXI, época donde lejos de haberse superado los antagonismos, conflictos, males y peligros que él combatió con tanta fuerza, se recrudecen y adoptan alarmantes proporciones. Aclaremos que todas esas especificidades de su escritura no eran meros artificios literarios, sino fruto de una fecunda imaginación poética, de una permanente necesidad de lo hermoso y sobre todo de los requerimientos de una efectiva comunicación con los receptores a los que destina sus mensajes y su código de valores Para él lo más importante en la creación era la utilidad y la honradez, que equivale a decir: servicio y autenticidad. En el más preciado obsequio al pequeño José Francisco, el Ismaelillo de todos nuestros ni-

ños se lee: “/hijo/… Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas diles que te amo demasiado para profanarte así”. Y en este ejemplo de honradez podemos mirarnos cada uno de nosotros. Desde esta premisa, a la par que debemos recomendar de manera priorizada la consulta y utilización de la fuente originales, por la conveniencia de nutrirnos directamente en ella, tampoco pueden obviarse la cosechas de los investigadores y autores que se han consagrado al estudio de Martí, pero al hacerlo sin caer en la nociva práctica de apropiación inconfesa de criterios ajenos. Evítese una práctica, surgida de la inexperiencia, debido a que ésta, conspira y vicia la requerida formación. Recordemos que además es nociva la tendencia a sacar de contexto o de tomar citas o pasajes al azar, pues se incurre en erróneas interpretaciones, así como en enfoques imprecisos, que carecen de fundamento y rigor. Sacar toda la riqueza de un texto, sería un ejercicio más que suficiente. En los objetivos de cada una de las convocatorias que efectúe el Movimiento Juvenil Martiano no se puede perder la delimitación racional de la posible temática a proponer. Los temas amplios impiden la necesaria profundización en los contenidos martianos, y llevan a la elaboración de ambiciosos temas cuya síntesis e integración escapan a toda posibilidad de éxito. Por consiguiente, los Seminarios en la base deben seguir siendo talleres de aprendizaje, más que en espacios de exposición de logros.. escenario de debates que ayuden a una

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reflexión consecuente entre los participantes, y tribunales e invitados, donde estos últimos actúen como orientadores más que como moderadores de una comisión. Aunque un balance cualitativo del saldo ideológico, socio-político y cultural que registre todo el alcance e impacto sería una tarea más que ardua, aquellos que hemos tenido la oportunidad y el privilegio de acompañar al Movimiento Juvenil Martiano a través de algunos años lo evaluamos como cantera de martianos. Hemos visto con regocijo y admiración como Martí calaba en muchas conciencias, incidía en el sentido de apreciación sensible de aquellos participantes que se declaraban subyugados por el paradigma y su obra también ejemplar; cómo no pocos de aquellos niños, adolescentes y jóvenes, protagonistas de los eventos base y nacionales que acudían con la candidez de quien se reconoce neófito en una materia, pero con manifiesta receptividad son hoy consagrados especialistas en estas esferas del conocimiento, han llevado a cabo su labor profesional dentro del campo de la investigación, de los estudios o de la promoción de la obra, vida y pensamiento de José Martí. Creo que es la prolongada vida del Movimiento Juvenil Martiano lo que en definitiva termina por dar una medida de su rango cualitativo y explica su razón de ser, y de seguir siendo. * Profesor de la Universidad Central de Las Villas. Presidente de Honor del Jurado del 43 Seminario Juvenil de Estudios Martianos.


Instantes

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El autógrafo por Mario Almeida*

Katheryn estaba como si nada tras las patas del teatro. Ya había salido al escenario y recitado al auditórium. Ya se había atrevido a robarles a historiadores, militares, doctores y hasta a un héroe de la República. Ya les había arrebatado –nadie sabe con qué punto de inocencia– sonrisas, aplausos y emociones que solo ellos mismos pudieron haber descrito después. En fin, Katheryn ya andaba de vuelta tras las patas, serena, como si nada. Sí la vi algo nerviosa cuando me acerqué a hablarle. Por eso me agaché lo más que pude para que ella, como buena artista, se sintiera la más grande de todo aquello. ¿Tú eres Katheryn?

Afirmó suave, con la cabeza. ¡Qué lindo lo que acabas de recitar allí! ¿Sabes cómo se llama? “Y sigues tu largo viaje”, respondió tímida. ¿Y sabes quién la escribió? “Yoerki. Yo creo que él es el “dueño” del periódico Vanguardia. Lo escribió para que yo lo leyera hace como un año”. (Luego comprobé que hablaba del director de Juventud Rebelde, que había hecho la poesía especialmente para la Colmenita de Santa Clara) ¿Cómo te la aprendiste? Estaba un poco larga… Poco a poco. Mi abuela me la copió y la fui aprendiendo oración por oración. ¿No te da miedo hablar allá arriba? “Antes cuando no sabía nada sí, pero ahora… ya no me da nada”

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¿Y qué sientes cuando te aplauden? “A veces siento un poquitiiiiiico de pena” A partir de esa parte me dejé llevar, cual si fuera un fanático más, y le pedí que escribiera su nombre en mi libreta. No me bastó y le tiré una foto mientras lo hacía, como para que nadie se atreva a desmentirme cuando diga que tengo el autógrafo de Katheryn Pineda Alverdi; una santaclareña linda que, aunque solo está en quinto grado, declama versos escritos por “dueños de periódicos” y que, además, lo hace como o que parece y es: una gran artista. *estudiante de segundo año de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.


Dialéctica de una cripta por Raúl Escalona Abella* No sé en qué momento desapareció el mundo circundante, ni sé por qué sentía un raro latir en el pecho. Solo sé que aquello que atravesaba la cueva ficticia no podía ser el espíritu del gran marxista. ¿Acaso los materialistas dialécticos tienen espíritus que le sobreviven más allá de la muerte? No lo creo. La flor que cavilaba en mi mano, era roja como la sangre que brota de los hombres, igual a la que desprendió aquel cuerpo mortalísimo el 9 de octubre del 1968 año después de la llegada del primer Cristo. No creo que haya ascendido a ningún sitio aquel día, siento que quedó en la tierra varado, su cuerpo comenzó a descomponerse y los hombres con vergüenza y decoro verdadero se proclamaron guevarianos y siguieron sus ideas. Eso llenó mi mente aquella mañana en Santa Clara: sus ideas, su lucha constante, la pasión por la disciplina, la “irracional” convicción de que los hombres todos podían construir un futuro de justicia, de igualdad y de verdadera sinceridad para con todos, sin exclusiones premeditadas. Ya dicen en alta voz “Papi Ricardo”, es mi mártir, coloco la flor en el aro que custodia su cripta, temo ponerla incorrectamente o no decir el “Presente” que los héroes demandan. Todo sale bien, me alivio un instante, pero luego recuerdo que el Che continuaba muerto y el imperialismo más vivo que nunca, eso me entristece en cierto sentido. La vida del imperio me asegura que los marxistas no tienen

espíritu más allá de la vida, su “alma” se guarda en la obra de sus verdaderos seguidores, y viaja más allá, y a veces hasta muere más allá. El Che merece vivir aun, la Revolución necesita de él, pero más necesita de nosotros. Ya dicen “Che Guevara”, todos gritamos “presente”, con fuerza, pero lo gritamos solo una vez, cuando nos explicaron bien que debían ser tres,

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quizás fueron los nervios o quizás fue que sin quererlo sabíamos que para despertar los espíiritus que en vida sentimos en nuestros huesos, basta un único grito mortal.

* estudiante de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.


Fiel e invencible seguidor de Martí por Yusuam Palacios Ortega* Un hombre de su tiempo y para todos los tiempos; un creador original, auténtico y de pensamiento propio: ese es Eusebio Leal, martiano en su esencia, abanderado de los valores que sustentan nuestra obra social, política, económica y cultural: la construcción del Socialismo en Cuba. Defensor de la memoria histórica como pilar fundamental para andar hacia el futuro, creando y sembrando. Recordemos sus reflexiones, citando a Fidel, en acto político y ceremonia militar de inhumación de los restos de Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales el pasado 10 de octubre: “Ya en 1965, en la escalinata de la Universidad, ante especulaciones sobre las razones de los próceres, Fidel afirma categóricamente, en frases definitorias: “Nosotros entonces hubiéramos sido como ellos.

Ellos hoy habrían sido como nosotros”. Esa conjunción dialéctica la explicará luego en tres lecciones históricas magistrales: la primera, el 10 de octubre de 1968, en ese lugar conmemora el primer el primer centenario de la lucha por la independencia. La segunda, el 11 de mayo en Jimaguayú, en 1973, en que define la forma del análisis histórico y da continuación perfecta a lo que es perla más preciosa de su última y grande aspiración, la que tuvo Céspedes, la que tuvo Martí: la de la unidad nacional en torno a la idea. Y, finalmente, el gran discurso del 15 de marzo de 1978, bajo los Mangos de Baraguá, donde jura continuar la obra de aquel Titán que a los 33 años sorprendió a su adversario por su juventud, por su apolínea figura y por su voluntad de servicio”. Cual condición aprehendida

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de lo mejor de nuestra tradición filosófica, ética y cultural: Varela, Luz y Caballero, Martí, Varona; ha sabido elevarse sobre lo común de la naturaleza humana, como homagno martiano u hombre nuevo: de tal dimensión es su carácter, su altura ética y dignidad; sobre todo, se nos presenta Eusebio Leal como intelectual comprometido con los principios e ideología revolucionaria. Sus palabras en una entrevista concedida para el espacio Mesa Redonda el 26 de diciembre de 2016 se revelan esclarecedoras de su cosmovisión: “Cuando miro hacia atrás me pregunto: ¿A qué edad murió Bolívar? ¿A qué edad murió Martí? ¿A qué edad Gómez, García, Céspedes, Maceo?... Nos tocó el privilegio de poder vivir y ver a los hombres de la Revolución; vivir y sobrevivir a ella, cambiarla, retomar el ca-


mino, analizar los necesarios extravíos, rectificar errores, cometerlos que es de humanos. Es una Revolución hecha por hombres, no por arcángeles disfrazados de seres humanos; y en medio de ese vorágine vivir, y de pronto, conmovidos por el resultado al vivir tanto, poder afirmar como el filósofo (…) “Pienso, luego existo” Quiere decir que si pensamos es que vivimos”. Con qué coherencia, basta observar su imagen pública y proyección social, ha llevado su vida. Nos percatamos de la fortaleza ideológica de su oratoria, la emoción que despierta el verbo de Leal, la capacidad que ha desarrollado para conmover. Es un martiano Eusebio, lo asume como filosofía de vida, es una condición perenne en la conjunción de pensamiento y acción que cotidianamente practica. De él ha dicho una gran mujer, nuestra Fina García Marruz: “En su sacrificio humilde, en la entrega tenaz de sus horas, en la vehemencia prometeica con que ama a La Habana, Eusebio Leal- como en otras tantas cosas-, es donde está su huella. Cuando lo olviden los hombres, todavía lo recordarán las piedras”. Palabras de elogio más que merecidas, reconocimientos disímiles; creo, y he ahí donde radica lo más importante, su apego a la raíz, su amor por Cuba y la humanidad, su vida preñada de una vocación: la de servicio, son las claves de su martianidad. Al lado de los pobres, de los más humildes, echó, como el Apóstol de Cuba, su suerte con ellos; fue esa su elección, la que un militante por la vida y la justica social toma para sí. Prefiere el

deber, está donde este lo indica; sabe, y esa ha sido su vida, que el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor sino de qué lado está el deber. Vive para su patria; para él como para Martí y Fidel, la patria necesita sacrificios, es ara y no pedestal, se la sirve pero no se la toma para servirse de ella. Ahí está la obra social de Eusebio Leal liderando la salvaguarda del valor patrimonial e histórico de la ciudad cuna de Martí, la Oficina del Historiador de La Habana, su tenaz trabajo de restauración y conservación, su pasión por construir, amar y fundar, pues es del bando de los que aman y fundan y no de los que odian y deshacen. Leal no flaquea, no se acoquina, se levanta ante las peores y más difíciles dificultades: es un hombre a imitar, un ejemplo para los jóvenes de hoy y de mañana, un hacedor de maravillas. Su mensaje a la juventud en la entrevista aludida, una entre tantas lecciones, así lo confirma: “A la juventud cubana siempre hay que conquistarla, los jóvenes son siempre nuevas generaciones, nuevas, nuevas y nuevas…Hay jóvenes que nacen viejos, tú los ves y actúan como viejos mentalmente. Es una cuestión genética. Y hay jóvenes para toda la eternidad. No muestran una actitud juvenil ridícula, sino una actitud juvenil consecuente: arresto, carácter, esfuerzo, sonrisas, capacidad creativa. Esa es la juventud, poder, energía, fuerza, voluntad de conquista”. Como jóvenes de hoy, herederos de la obra humana que nos ha antecedido, y portadores de la llama de la Patria, nos queda un camino: ser consecuentes con el momento histórico y

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salvar la obra construida y por construir todavía, con fuertes retos y enormes desafíos; ello desde la experiencia de vida que se va adquiriendo y el legado, bien asumido, de nuestros mayores. Como planteara Eusebio Leal, fiel e invencible seguidor de Martí: “Ahora nos queda el camino que lo ha trazado Fidel. En el momento en que se va le presta el último gran servicio en vida temporal al pueblo cubano, se acuesta en la trinchera y nos convoca: vengan y únanse, que la única forma de salvarnos es perseverar. Por último, deshace todas las concepciones que sobre su persona, su psicología y su espíritu han tenido sus detractores. No quiero busto, ni monumento, ni estatua, ni sello de correo, ni plaza, ni calle con su nombre, y hace un desafío a la frivolidad de los frívolos y se convierte en algo más importante. Él sabe cuán difícil es la mente de los hombres y la evolución de las sociedades, y cree como Martí que lo más importante son las ideas, y eso es lo que hay que defender, las ideas. Esa es a partir de hoy la más importante joya de los cubanos, su legado martiano, su legado por ende cubano. Un legado íntegro en Martí, íntegro en Fidel, que se une creando una fuerza de pensamiento y de cultura, que aun en los necesarios errores y extravíos de los hombres y de los procesos políticos, emerge con una fuerza y vitalidad, para mí incontestable”.

* Presidente nacional del Movimiento Juvenil Martiano


«Pensar es servir» por Raúl Escalona Abella Título: Pensar es servir por Raúl Escalona Abella, estudiante de tercer año de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana Anda tranquilo, con pasos ensimismados en el suelo, como quien no puede dejar de reflexionar ni siquiera en la trivialidad del camino transitado. A ratos levanta la vista para observar la altura del monumento al Che Guevara, se sitúa a lo lejos, captura fotos, pero nunca lo abandona ese hálito ligero y sencillo que acompaña la aparición de los hombres decididos de lo que piensan, dicen y cuestionan. Anda lentamente y se cubre con la mano la barba completamente nevosa luego de que un desconocido

pensamiento le llena la cabeza. Viste cómodamente y bajo un sombrero de paja el pelo de espuma se extiende hacia el cielo como corona de una vida consagrada a la virtud y al conocimiento de las cosas hermosas de la Patria. Luis Toledo Sande es doctor en Filología, fue director del Centro de Estudios Martianos, constituye un acucioso investigador de la vida y obra de José Martí y un sagaz intelectual de la Revolución y de su pueblo, pero esto es trivial cuando puede considerársele un hombre sincero, útil y que, imbricado con la idea martiana, piensa con cabeza propia. No pude entrevistarlo hasta el último día del Seminario Juvenil de Estudios Martianos; la vorá-

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gine de actividades incesantes en medio de lluvias agotadoras que daban a los minutos la humedad que solo posee el corazón de los pantanos, dieron al traste con los deseos manifiestos de hacerlo en reposo, esto hizo que aquel diálogo in extremis fuera accidentado. De pie, frente al teatro de la Universidad Central de Las Villas y a unos pasos de una llovizna impenitente que, mezclada con el bullicio de todos los participantes del Seminario reunidos en el portal, nos daba a nosotros, apartados y próximos para comunicarnos mejor, el aspecto de obvios conspiradores. Y algo así fuimos, porque hablamos de Martí y de lo profundo, y tan solo hablar de lo profundo es conspirar contra lo banal y artificioso que a veces suelen ser nuestros tiempos.


Lanzo mi primera pregunta. Entornando una mirada de profunda remembranza y llevándose la mano a la barba, Toledo Sande me habla de la importancia de los seminarios. «El primer rasgo de relevancia del Seminario es que se ha mantenido en el tiempo. Eso habla de la tenacidad con que los distintos organizadores han asumido la tarea, del fervor existente por Martí y el interés de los participantes por conocer la historia del país, así como la presencia constante de lo que hace posible este evento que son los trabajos investigativos y las distintas ponencias». La lluvia arrecia su caída por un momento, las guaguas se encienden y comienzan a engullir por sus costados a los frenéticos y para nada silenciosos participantes. El profesor Toledo, concentrando su voz hacia la grabadora, continúa la idea. «El asistir aquí muestra cómo la permanencia del pensamiento

de Martí en la población cubana se halla imbricada en la permanencia de la continuidad de un esfuerzo de dignificación nacional que tuvo un momento crucial en 1959 y no ha dejado de crecer desde entonces; habla también de la importancia que para nuestro pueblo constituye el estar sembrado en la martianidad y de ser fiel a la espiritualidad, a los valores éticos, al sentido justiciero y a la vocación de dignidad humana que Martí protagonizó y participó en su tiempo y que nosotros tenemos como compromiso fundamental: crear una patria cada vez más independiente, soberana, hermosa y vivible». Por un instante me percato de que aquel hombre que me habla ha leído, posiblemente varias veces, la obra completa del Apóstol y conoce al dedillo esa pasión poética que es capaz de inspirar el pensador más universal que esta Cuba amada ha visto nacer. «En momentos en que muchas personas piensan que hay que

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abandonar la búsqueda de la equidad y la justicia social y renegar de las bases del sistema de nuestro país, este encuentro demuestra que hay entusiasmo a la hora de acercarse al pensamiento de Martí, y eso resulta de más importancia que valorar la calidad de un trabajo con respecto a otro». Se detiene un instante, y casi se pueden ver los recuerdos que se agolpan en el umbral de la memoria uniéndose al traslado estrepitoso de los pensamientos generados a velocidades indecibles. Una vez más la barba queda prisionera de la mano y sentencia: «Tengo la impresión de que, en lugar de decaer el ímpetu, este va en ascenso y quiero pensar que eso es garantía de una fundamental permanencia de este tipo de encuentros». Alguien grita cerca y los dos miramos: “Hay que irnos, profe”, le dicen; y sabiendo que todo no ha sido dicho aún, regresamos al diálogo. Le muestro mi preocupación por la conjun-


ción constante y casi forzada, por la vida, del pensamiento de Martí con Fidel, le pregunto que si no sería dañino a la larga para la idea revolucionaria cubana; una vez más, con mirada que se sitúa en otro sitio, me responde: «La relación de Fidel con Martí es un vínculo profundo porque fue Fidel uno de los grandes continuadores del Maestro y esto no es nuevo en los seminarios, lo que en este tiempo se intensifica debido al aún reciente deceso de nuestro Comandante. «En cualquier caso, hay que impedir que se convierta en un lema banal, hay que evitar que se vulgarice y se transforme superficialmente en consignas como “yo soy Fidel”. Es preferible que nos propongamos actuar como él antes que decir que lo somos sin merecer decirlo. Resulta más importante merecerlo entre todos, que entre todos lógicamente no lo seremos, que empezar a decirlo individualmente como si fuera una frase más. «Naturalmente, la historia nutre a la política y la política se nutre y defiende a la historia, pero no se puede identificar una cosa con la otra, ni mucho menos

reducir la historia a consignas, eso es peligroso». La noche se quiebra un instante cuando los automóviles cercanos encienden sus luces, la lluvia sigue y el olor a tierra ahogada colma el amplio espacio nocturno. Una vez más aquella mujer que nunca supe el nombre rompió el murmullo con su grito, lanzando un perentorio ultimátum: “Profe, ¡el carro tiene que salir ya!”. Hice como si no la escuchara y alcé la voz hacia mi entrevistado preguntándole en qué posición de nuestra sociedad y luchas futuras ve a José Martí. Toledo comenzó, mientras me respondía, a caminar hacia el auto que lo llevaría, creo que en clara posición de querer contribuir con ambos (con la compañera que con la voz lo arrastraba hacia el transporte y conmigo, que no paraba de preguntar). «Martí está siempre iluminando caminos desde su vigencia. El mundo que él trató de transformar no ha cambiado lo suficiente, de ahí las razones que tiene la actualidad de sus ideas. No es que queramos forzar su presencia en el análisis político actual. No es que Fidel quisiera decir que Martí era el

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autor intelectual de los sucesos del 26 julio de 1953, es que las tareas que el Apóstol se propuso hacer en su tiempo eran las mismas, con otras circunstancias, con otros matices y otros contenidos, que Fidel se planteó en 1953, y no solamente por el antimperialismo, sino por la equidad, la espiritualidad, y eso llega a nosotros hoy». Ya no hubo más advertencias, la frenética mujer de antes ya no gritaba desde la distancia, sino que nos tomaba del brazo para poder cumplir con lo establecido en el programa del evento. En un intento desesperado para darle un cierre digno a mi entrevista, le lanzo la última pregunta a mi ilustre y solicitado interlocutor, “¿qué frase del Apóstol siente más cercana a su vida?”, le digo en medio de la vorágine que entre los tres se había desatado. “Muchas, muchas, existen muchas”, comienza, pero dándose cuenta de que el relato explicativo estaba condenado por la premura ajena a ser extraordinariamente breve, me lanza una mirada y sentencia: «pero está “Pensar es servir”, esa es una de las que trato que siempre me acompañen».


Instantes

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Poemario Martiano por Arlety Sánchez Santos* Yo quiero cuando me muera

Escribió Martí en su diario, Porque el revolucionario Puede morir donde quiera. Tierra propia o extranjera Atrincherado en un tramo Y en ese viril reclamo Que tan dignamente hacía, En el exilio vivía Sin patria pero sin amo. Tener en mi loza un ramo

Siempre soñó y hoy lo tiene Y no hay intruso que frene La verdad de su reclamo. A cada joven yo llamo A seguir siendo trinchera Y para que nunca muera Lo que se expresa en su prosa Le llenaremos su losa De flores y una bandera. Tiene el leopardo su abrigo

Allá en el norte revuelto Donde el crimen anda suelto Burlándose del castigo.

Allí donde el enemigo Celebra sus aguinaldos Donde un grupo de bastardos Toda su riqueza exhibe, Mientras la pobreza vive

Y dejo que el ambicioso Tome la joya mejor. Tomo un amigo sincero

Y le doy mi mano franca Mi mano que fiel arranca En su monte seco y pardo. Una flor al compañero. Yo tengo más que el leopardo Junto a sus fuerzas coopero Tengo escuelas y hospitales Y hago propio su sudor, Tengo fábricas, centrales Y si peligra el honor Y un pueblo noble y gallardo. De ese amigo que yo digo Tengo rosas, tengo nardos Corro a salvar a mi amigo Tengo siembra, tengo trigo Y pongo a un lado el amor. Tengo protección y digo Yo vengo de todas partes Convencida plenamente Yo trabajo donde quiera Que ahora vivo felizmente Y hasta mi sangre te diera Porque tengo un buen amigo. Si tuviera que curarte Si dicen que del joyero Te ayudo si hay que ayudarte Tome la joya que quiera De lo que tenga te doy Tomo la mocha cañera Y muy orgullosa estoy O el puesto de un carretero. Que en mi Patria Socialista Una llave de un obrero Soy internacionalista Un equipo sembrador Y hacia todas partes voy. Un arado o un tractor De mi pueblo laborioso

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Con los pobres de la tierra

Para el amigo sincero

Ya Cuba ha echado la suerte Y el grito de Patria o Muerte Al enemigo lo aterra. Si se lanzan a la guerra Como quieren intentar En mi puesto voy a estar Y llena de regocijo Combatiendo con mis hijos

Nunca existirá la duda Y aunque la verdad sea dura Prevalecerá primero No debe ser el dinero Lo principal en su banca Y existiendo la palanca El crédito o el nivel Confiaré siempre en Fidel

Quiero yo mi suerte echar.

Que me da su mano franca.

El arroyo de la sierra

Y para el cruel que me arranca

Fue cuna de combatientes De los cubanos valientes Que ganaron esta guerra. La pureza que se encierra En ese bello lugar La historia tan popular Que tiene sus cordilleras Y sus heroicas trincheras

Sangre joven proletaria Sangre revolucionaria De mi tierra noble y franca, Se irá por una barranca Todo el daño que recibo Y grito muy combativa Que a mi Patria hay que quererla Y doy para defenderla

Me complacen más que el mar.

El corazón con que vivo.

Cultivo una rosa blanca

Cardo ni ortigas cultivo

En nuestro suelo profundo Porque a los pueblos del mundo Les gusta mi mano franca, El enemigo se estanca Y mi pueblo verdadero Con su voluntad de acero Se regocija de gloria Celebrando su victoria

Porque aquel que me amenaza Mi lucidez lo rechaza Con un trabajo efectivo. Es tan firme mi objetivo Que mi pueblo no se estanca Y en esa línea tan franca De nuestra Revolución Al cumplir cualquier misión

En julio como en enero.

Cultivo una rosa blanca.

* graduada de la Universidad de Ciencias Infomáticas de La Habana, este poemario fue el trabajo presentado por ella a esta edición del Seminario Juvenil.

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Martillando P ublicación Juvenil Martiana Edición Especial Mayo de 2018 “Año 60 de la Revolución”


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