Educar(nos)-64-65

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Nº 64-65 II época. 1 (2014)

J. Rozas, M. Zurdo, L. Sánchez, I. Martín, C. Hernández, B. García, M. García, I. Fraile, J. Blanco, J. M. Fernández, R. Espinosa, T. Méndez, P. Ruiz, Ana Mari, J. G. Fernández-Cabrera, C. García, E. Rosillo, J.L. Veredas, J.L. Moro, J. Garrote, Pascualina, E. Zagli, A. Corradi, G. Pecorini, F. Gesualdi, F. Tonucci, V. Milani, F. Ruozzi, A. Bonari, Grupo Calenzano, A. Oria de Rueda, X. Besalú, R. García, M. Martí, M. Outón, L. Alanís, A. Díez, L. Mellado, I. Alberdi, J. Burgués, V. Benavente, J.M. Lecea, D. Hallado, O. González, J. Martín, J.L. Segovia, A. García, J. Málaga, F. Caivano, J.M. Hernández, M.L. Corzo, M. Corzo, E. Sánchez, A. Sánchez, M. Sánchez

GRUPO MILANI


EDITORIAL Esta vez el equipo de redacción de

le da un merecido

descanso a su director; sólo le permitimos que lea y se emocione. Este número va por él, con motivo de su reciente jubilación como profesor universitario. Familiares, amigos, alumnos, colegas, compañeros de estudios, admiradores… le escribimos, le hablamos, le decimos, le contamos, le confesamos, le agradecemos y, en fin, lo

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ÍNDIDE

Editorial

recordamos. Sabíamos que la cosa se nos podría ir de las manos, que los testimo-

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Cronología: Ridiculum Vitae 3 ........

nios se acumularían en nuestros archivos y que, posiblemente, no sería fácil darles un hilo conductor que estableciera una coherencia lógica y amena al relato general resultante de tanto texto recibido. Lo hemos intentado. Ojalá que lo hayamos conseguido. Que además

Alumnos de Santiago Uno y Escuela Agraria

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La Comunidad de Base

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de las nuestras, muchas otras miradas y lecturas lo perciban también favorablemente; que, en definitiva, este número responda con

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Educadores y Profesores Amigos italianos

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gran satisfacción a las expectativas puestas en él. Pero, sobre todo, hagan muy feliz a Corzo, y alzándose a su altura le hagan justicia, sobrepasando con creces su buena predisposición al agradecimiento y la comprensión, como, por otro lado, es normal en estos casos. Las colaboraciones han sido muchas y variadas, permitiendo reunir

Grupo Milani Escolapios

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Universidad Pontificia Otras personalidades La familia

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Ilustraciones: Álvaro García Miguel (Coca, SG), FRATO y fotos varias.

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escritos que expresan distintas sensibilidades, diversos enfoques, diferentes formas o estilos literarios, jugosas anécdotas y entrañables recuerdos. ¡Ay!, la palabra que nos humaniza, invoca, concita y dignifica. Esa bendita obsesión que tú, Corzo, nos has transmitido con infinito e impagable entusiasmo. Agradecemos, por tanto, la amplia y generosa participación que ha hecho realidad este especial y emotivo número doble del . Sin duda, para conservarlo, aunque sólo sea por el motivo que nos ha reunido e impulsado a escribir sobre nuestro admirado amigo. A todas las personas que han participado, muchas gracias, de corazón. Aquellos otros textos que posteriormente se sigan recibiendo, encontrarán su espacio en nuestra web (www.amigosmilani.es). Y a ti, Corzo, que disfrutes estas páginas desde el agradecimiento más sentido por todo lo que nos has dado. http://www.amigosmilani.es Edita: MEM (Movimiento de renovación pedagógica de Educadores Milanianos). C/ Santiago nº1, 37008 Salamanca. Tfnos.: 923 22 88 22, 91 402 62 78

Buzón electrónico:

grupomilani@movistar.es

Gestión y distribución: J.L. Veredas.

Director: J.L. Corzo.

Imprime: Kadmos (Salamanca) en papel reciclado.

Consejo de redacción: A. Díez, Tomás Santiago, J.L. Veredas.

Depósito Legal: S-397-1998. ISSN: 1575-197X

Maquetación: Estudio Gráfico Moyano

Suscripción 2 años: 24 € Número suelto: 3 €


Ridiculum vitae 1943, 21 mayo: nacimiento en Madrid, tercer hijo tras sus hermanas María Luisa y Matilde, del matrimonio de Matilde Toral (1903-1989) y Luis Corzo (1902-1979). 1949-59: Primaria y Bachillerato en el Colegio Calasancio de Madrid 1959-60: Noviciado escolapio en Getafe (M) 1960-62: Filosofía en Irache (Navarra) 1962-65: Filosofía y 2 años de Teología en Albelda de Iregua (Logroño) 1965-66: Roma (clausura del concilio) Bachiller en teología en Universidad Gregoriana 1966-69: Licenciatura en Teología en la Pontificia de Salamanca (colegio Calasanz)

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1968, 14 abril: ordenación sacerdotal en Salamanca, pocas semanas antes del mayo francés 1969-70: Roma, maestro de juniores tras un breve destino en Tenerife. Cursos de doctorado en la Gregoriana. Lee Carta a una maestra en el doposcuola de la 725 (don Sardelli) y conoce a Kiko Argüello. Año clave. 1970-71: Salamanca (Colegio Mayor P. Scío). Profesor ayudante de Olegario González (hasta el año 1975), clases en Teología y Pedagogía. Comienza la comunidad de base (independiente). 1971: Maestro de Enseñanza Primaria (Escuela Universitaria de Salamanca) 1971-72: Inauguración de Santiago Uno con 5 escolapios jóvenes: Antonio Alonso, Jesús Diéguez, Jesús Cabrera, Carlos

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C r o n o l o g í a


Cronología García, Eduardo Rosillo. A Barbiana con Carlos (verano del 72). 1973-74: Rector dimitido en Tenerife y larga estancia en Florencia con el P. Balducci. 1974-75: Regreso a la casa-escuela Santiago Uno (hasta 1990) 1975-76: Profesor de Religión en Magisterio de Salamanca (hasta 1989) 1975, Premio Vida Nueva con el pliego Dar la Palabra a los pobres. 1976: Becario del Plan de Formación de personal investigador del MEC (hasta 1978). Veranos de investigación sobre Milani en Florencia y Bolonia. 1977-78: estancia de Adele Corradi con Marcello Alpi en Santiago Uno. 1980, 26 junio (aniversario de la muerte de Milani): Defensa tesis doctoral Lorenzo

Milani: análisis espiritual y significación pedagógica. Primer congreso Universidad de Florencia. 1980-81: inauguración de la Granja-escuela. 1981, 1 noviembre: TVE emite en Voces sin voz “Trabajar en el campo, no gracias” 1982: Presidente del Movimiento de renovación pedagógica de Educadores Milanianos (MEM) de 1982 a 1987 (y de 1993 a 1997). 1984: Becario de la Consejería de Educación y Cultura de Castilla y León para un Plan de desarrollo integral sociocultural en el medio agrícola de Salamanca. 1987: Licenciatura en Pedagogía (Univ. de Salamanca). 1988, 14 diciembre: Viaje en grupo del MEM a Calenzano (Florencia) 30º aniversario de EP. 1989-90: Profesor invitado en Ciencias de la Información

de la Pontificia de Salamanca 1990-91: Traslado a Madrid. Clases en Magisterio (ESCUNI); en el Instituto Superior de Pastoral (hasta 2013). 1992: Profesor agregado de Pedagogía de la Religión en San Dámaso (1992-97) y catedrático hasta 2001. 1995-96: Profesor visitante y director de la Cátedra de Teología “Domingo de Soto” en la Universidad de Salamanca. 1998: Director de , 2ª etapa del Boletín del MEM de 1982, con 63 nn. hasta 1997. 2001-13: Catedrático de Teología de la Palabra hasta la jubilación. 2013, 17 octubre: última lección universidad: “La historia, lengua de Dios en Teología pastoral (don Milani, por ejemplo)”.

Libros 1. Casa-escuela Santiago 1 de Salamanca, Escritos colectivos de muchachos del pueblo (coord.) (Popular, Madrid 1979), 3ª 1982; (ACC, Salamanca 1996). Traducción italiana: Ridare la parola. Scritti collettivi di ragazzi di campagna (Ed. della Battaglia, Florencia 2003; y Ed. Piagge, Florencia 2010). 2. Lorenzo Milani, maestro cristiano. Análisis espiritual y significación pedagógica (UPSA, Salamanca 1981). Traducción italiana: Lorenzo Milani. Analisi spirituale e interpretazione pedagogica (a cura di F.C. Manara) (Servitium, Sotto il Monte, BG, 2008). 3. La escritura colectiva. Teoría y práctica de la escuela de Barbiana (Anaya, Madrid 1983). 4. Leer periódicos en clase, (Popular, Madrid 1987, 3ª 1992).

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5. Don Milani nella scrittura collettiva (con Franco GESUALDI y epílogo de Paulo Freire) (Gruppo Abele, Turín 1992). 6. Educar(NOS) en tiempos de crisis. Claves educativas (CCS, Madrid 1995). 7. Escuchar el mundo oír a Dios. Teólogos y educación (dir) (PPC, Madrid 1997). 8. Educarnos con la actualidad. No viene en el libro, pero entra en el examen (PPC, Madrid 2000). 9. Educar es otra cosa. Manual alternativo entre Calasanz, Milani y Freire (Popular, Madrid 2007). 10. Jesucristo falta a clase. Notas de Teología de la educación, (Madrid 2008). 11. Educación y Teología (ed. y dir.): Analecta Calasanctiana (monográfico) 106 (2011). 12. Don Milani. La parola agli ultimi (a cura di) (La Scuola, Brescia 2012). Próxima traducción española. n Nº 64-65 (2014)


Antiguos alumnos destacan tu poderosa influencia educadora, marcados por una experiencia pedagógica singular, intensa y positiva, aunque no siempre amable, que se mezcla con recuerdos y anécdotas desde el afecto y el agradecimiento sinceros

“Simca”

Rozas, Zurdo, Luis, Isidro y Cirilo, alumnos de Santiago 1, en la década de los años 70

Como toda relación humana hemos tenido altibajos y aunque a estos efectos destaquemos los más positivos, no debemos olvidar que existieron momentos poco agradables, aunque estos también hayan contribuido al enriquecimiento personal. Echando la vista atrás nos damos cuenta que han pasado casi 40 años y parece reciente. Entre tanto, los alumnos de entonces, hemos tomado caminos diversos y alternativas laborales y familiares variadas. Hoy pretendemos recordar a una persona, a la que no hemos sido capaces de definir, pero que influyó de forma importante en nuestra forma de pensar y de vivir. Esta contribución fue parte de una educación diferente para hacer personas libres, críticas, responsables, etc. Teniendo siempre presente como símbolo el yugo expuesto en la pared, frente a la puerta de entrada de Santiago 1, con el poema de Miguel Hernández, EL NIÑO YUNTERO, “carne de yugo ha nacido…”, refiriéndose a nuestra “clase social”, como principio fundamental que nunca deberíamos olvidar. En Santiago 1, se hacía escuela diaria a pleno tiempo, incluido los sábados, domingos, festivos, etc. Reforzando clases de las que cada uno estudiábamos en el curso oficial: matemáticas, idiomas, y otras. Se hacía estudio de metodología, redacciones, lectura diaria de periódico, que de paso servía para aprender geografía, historia, crítica política, diversas interpretaciones a una noticia, incluso se leía la misma en diversos periódicos; pintura, música, encuadernación, colaborar en talleres, limpiezas, etc. Una vida dura, intensa y extensa. Siempre buscando la parte más positiva para nuestro aprendizaje. La disciplina era férrea, con una metodología de trabajo, dirigida por una persona, que

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ella misma se auto-definía como un SIMCA (simpático pero cabrón). En muchas ocasiones bronca, recordamos platos volando, patadas bajo la mesa en un restaurante, algún correazo en el estudio, castigos impropios que hoy estarían perseguidos. Todo esto para conseguir el objetivo principal: abrir los ojos con mirada crítica, formar personas capaces de hacer resonar y responder ante los problemas que nos rodeaban. Para ser capaces de tomar una medida responsable y saber posicionarnos ante los problemas habituales de la vida. Educación, en definitiva, diferente a la oficial, que pasaba por la redacción diaria de temas libres y de actualidad, de donde finalmente nació el libro “Escritos colectivos de muchachos del pueblo”. Dentro del mismo hay un capítulo titulado “Nos volvemos al campo”. Donde finalmente cuatro alumnos decidieron volver y como resultado de ésta iniciativa nació la Escuela Agraria “Lorenzo Milani”.

A l u m n o

Algunos alumnos de la década de los 70 en el 40º aniversario de la Casa Escuela.

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Alumno s Otro capítulo muy importante de este sistema educativo diferente eran los Viajes, tendentes a ser educativos. Así pudimos ir a Madrid, Lisboa, Zaragoza, Almería, Granada, Cáceres, León, Italia, etc. Se nos daba la oportunidad de conocer lugares nuevos, relacionarnos con personas y de enfrentarnos a situaciones diferentes incluso en el extranjero. Nuestro viaje estrella fue a Italia, donde visitamos Barbiana, Roma, Florencia, Venecia y otras ciudades italianas. Conocer otro idioma, otra cultura y varios alumnos de Barbiana, fue una experiencia inolvidable. Pero tampoco se pueden olvidar algunas peripecias mayores ocurridas en estos viajes, como cuando se dejó nuestro maestro sin poner el tapón del aceite del motor en el DYANE 6 y casi se quema, el resto del viaje se puede imaginar. O cuando en una comida en Florencia, al comer la fruta, era un melocotón, nosotros lo cogimos con la mano y se nos afeó, pero él al hacerlo con cuchillo y tenedor, la fruta se escapó, el postre quedó un poco distorsionado. Este compendio educativo no menos importante, se completaba con la explicación de un tema por un conferenciante, en la “sala Milani” todos juntos los viernes tarde-noche, para después dejarse preguntar por los alumnos y donde cada uno debía hacer como mínimo una pregunta. ¿Cuál se hacía? De esta forma se conseguía perder el miedo a hablar en público y se aprendía la expresión oral. Y cuantas más, que se quedan en la memoria por falta de espacio. Tendríamos para toda la revista. Pero el espacio limitado genera forzosamente el resumen. Ahora, desde la distancia en años, con cambios políticos, económicos, sociales, a pesar de todo este rodillo sobre las personas, su pedagogía sigue resonando en nosotros y ello nos lleva a pensar que el “maestro” ha sido una persona bastante desaprovechada para sus conocimientos y preparación. No lo hicieron los escolapios, no lo hizo el sistema educativo, quizá por esas contradicciones que se daban en él. Defendía la escuela pública, pero daba clases también en la privada. Hablaba y defendía a los marginados, pero se ha dedicado también a la educación de los burgueses. (Es decir, repicando y en misa, cuestión difícil de compatibilizar). Ya para terminar, por brevedad, tenemos la esperanza de que el pensamiento y los grandes maestros nunca se jubilan. Aunque el sistema le ha hecho un gran favor, jubilarlo de la Universidad privada, donde el Estado le seguirá pagando bien, para que

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pueda seguir dedicando el tiempo a la educación. Las necesidades educativas, y más con éstas reformas de “la contra”, cada día son más necesarias para ayudar a esa clase social mayoritaria marginada y llegar a un fin que bien conoce: “La verdadera cultura consiste en dominar el lenguaje y pertenecer a la masa”. Como decía “Jesucristo”, por sus hechos los conoceréis y no por sus palabras o escritos. Santiago 1, ha sido para nosotros una fuente viva donde esperamos que durante años podamos seguir bebiendo. Nos prestó unos servicios personales impagables. Por ello esperamos que a este pequeño homenaje escrito, siga otro gran homenaje y que este sea el principio de un lejano final. Por ello, como de bien nacidos es ser agradecidos, desde aquí aprovechamos para darle las gracias. Un abrazo José Luis.

Mi última redacción … por ahora

Bienvenido García, Salamanca

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Alumno s Nada es gratis

Miguel García, Arévalo (AV)

Haciendo historia, a Corzo le conocí cuando fue a dar una charla en la residencia donde me encontraba. Tal fue el convencimiento que causó en mí, que renuncié a la comodidad (que me supondría el próximo año por mi condición de veterano) por conocer en mis “propias carnes” lo que allí se dijo y como ese hombre lo comentaba. Hubo momentos muy duros y algunos gratificantes. Recuerdo que nunca me arrepentí del cambio (que fue muy grande, por cierto) pese a las reprimendas de mis compañeros. En la escuela me encontré un mundo diferente, distinto al que conocía. Los educadores, Consuelo (la cocinera), el padre Otilio que en paz descansen, etc. Le tenía mucho respeto y admiración, intentaba escuchar atentamente todas sus palabras. Algunas veces pasé miedo en las reprimendas (que entonces no entendíamos).El nos buscaba a los que veía que estábamos más necesitados; me llevó a ver el mar (que no conocía), y a unas de sus conferencias en la Universidad de Valencia “el agua de Valencia”. Las salidas al campo eran muy interesantes y agobiantes, las redacciones (una cada día) me suponían un trabajo mental muy grande ”había que hacerlas bien”. Los valores de la escuela estaban presentes en todas las tareas encomendadas. Recuerdo verlo disfrutar explicándonos lo enrevesado de las noticias con la lectura del periódico y algún enfado que otro cuando no preguntábamos o no participábamos los viernes que llevaba a alguien para que se dejara preguntar. El impacto que provocó en mí, me hizo regresar para que conociera a mi novia (hoy mi mujer) y pedirle que si nos podía casar, a lo cual accedió. Satisfecho con su decisión le estoy enormemente agradecido. Hoy con dos hijos y en la tarea diaria de educar recriminando, diciendo a veces burradas –que más tarde te arrepientes– me doy cuenta que lo hacemos por amor a nuestros hijos y entiendo e s a s r e p r i m e n d a s q u e a l g u n a s ve c e s escuchábamos. Nada es gratis, todo tiene un coste.

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Cuando no había becas Erasmus…

Isaías Fraile, Salamanca

Cuando eres un niño de clase baja y acumulas algún problema a mayores, estás cerca de la exclusión social. Necesitas alguien que te empuje hacia la bola de nieve de la sociedad para comenzar a rodar con ella. Corzo era una de estas personas. Cuando estudié FP1 en la Milani, por las mañanas no rezábamos como en otros centros educativos de frailes, cantábamos canciones revolucionarias que te animaban a luchar para conseguir un mundo más justo, una sociedad más igualitaria. No todo era positivo en él, en ocasiones le vi perder los estribos con algunos alumnos y emplear métodos poco pedagógico. En los años 84 y 86 no existían las becas Erasmus, pero él las inventó, daba la oportunidad a jóvenes de ir a trabajar a Italia en explotaciones agrícolas, como una experiencia inolvidable. Yo fui con 14 y 16 años a casa de Lucciano Cammelli y después he vuelto en varias ocasiones. Con 19 años trabajé en la Milani durante un curso y luego me fui a continuar mis estudios. Más tarde, cuando llegó el momento le pedí que me casara y así lo hizo. Por todo ello, muchas gracias José Luís Corzo.

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Alumno s El viaje de “no maletas”

Señor rey, yo de esto sé

Verano de 1988, viaje Salamanca-Florencia. Recorrido por toda la Costa Azul, modo de desplazamiento, furgoneta fiat ducato. Ocho fantásticos chicos y un “profe-cura”… una locura. Fue uno de mis primeros desplazamientos con Corzo y enseguida descubrí lo que significa el valor de aprender a preguntar, observar, curiosear y no esperar a que te solucionen los problemas. Fue el comienzo de una gran amistad entre Corzo y yo. Me enseñó el camino para descubrir el arte y gusto por viajar, descubrir otras culturas, otras ciudades, otras personas... En este viaje tengo grabado una situación genial. Recalamos en Montecarlo y los chicos y Corzo nos apeamos del vehículo para observar el gran Casino. Con un arte de torero alguno de los chicos apresó una bota de vino y realizó un brindis a la sencillez y la modestia. Creo que en ese momento algunos de los ocho chavales nos sentimos orgullosos de poder mirar al lujo a la cara y decir: con poco se puede ser muy feliz. Y toda esa escena acompañada de la música oficial del viaje, una canción de Roberto Carlos, que recuerdo perfectamente: “Yo quiero tener un millón de amigos”. No hicimos tantos amigos, pero seguro que lo intentamos. El viaje fue un éxito en organización, no quedó nada al azar, teníamos todo calculado: cocina, intendencia, economista, traductor, relaciones públicas, guías… Descubrimos el significado del trabajo en común y relacionarnos con lo desconocido. No podía olvidar nuestro paso por Barbiana, un lugar mítico y lleno de significado. Para despedirme sólo agradecer a los muchos amigos italianos que conocimos: Adele, Enrico y la familia Cammelli. Nos abrieron su corazón y sus casas de par en par. Amigo Corzo: puedes estar seguro de que me siento muy agradecido y orgulloso de haber disfrutado de tu cariño, tu paciencia, tu tiempo y compresión. Un fuerte abrazo y GRACIAS.

Mis estimados amigos del grupo Milani ¿qué se puede escribir sobre Corzo? Muchísimas cosas, para mí, antiguo alumno de Santiago 1, voy a hablar desde las entrañas desde lo que supuso el P. Corzo. Me acuerdo con cariño su dedicación a los muchachos de la escuela, sobre todo de los últimos, de los más necesitados, cómo era delicado y cariñoso con ellos, se veía cómo se dedicó a ellos. Me acuerdo de muchas cosas, pero de una es una eucaristía que hizo antes de irnos a casa por semana santa, que en la homilía nos estuvo hablando sobre una pintura que reflejaba el beso de judas a Jesús y cómo era importante que Jesús se entregara por nosotros. Yo tuve la suerte de ser uno de los confirmados, de los 15 que se confirmaron en el curso 89/90. La escuela con Corzo vibraba, no se hablaba de Dios, pero estaba Dios entre nosotros. Para mí fue como un padre, en muchas cosas cuando tenía el follón de mi familia él estuvo presente y nos íbamos a la piscina o al cine. Yo desde el Ecuador le recuerdo como alguien que me marcó la responsabilidad y a afrontar las cosas como son. A mí me marcó la frase famosa de mi época, que lo decía con enfado pero con muchísima verdad: “Señor Rey, yo de esto sé”, te motivaba para hacer las cosas sabiendo que uno tenía una vida destrozada. Tuve la dicha hace 2 años de visitarlo con mi mujer y con mi hijo mayor y nos quedamos impresionados lo bien que habló en la homilía y lo cariñoso que fue con mi hijo. Para no ser muy largo con el más cariño desde Ecuador a mi querido P. Corzo que desde tan lejos sé que reza y me ayuda a sacar a mi familia en un país tan lejano. Se enfadaba, pero con razón, y la Casa Escuela funcionaba estupendamente con él. n

Javier Blanco, San Sebastián

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Chema Fernández

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La comunidad de base que se “fue envolviendo en el espíritu milaniano” y donde, seguramente encontrabas apoyo y fuerza espiritual para seguir caminando.

Un puntal en nuestra fe

Rosa, Tere, Paquita y Ana Mari

Consuelo (“la madre” de la casa), Adele, Rosa, Ana Mari, Tere, Paquita, Ricardo, y Corzo

Con motivo de la jubilación de José Luis Corzo, queremos comunicar nuestra experiencia como miembros de la Comunidad que se inició en 1970. Nuestra sede era Santiago 1. Fue un camino largo e importante, en el que fundamentamos nuestra fe a través de catequesis y la Eucaristía de los sábados. La Comunidad participaba en la vida de la casa. Se ayudaba en la compra, en el “dejarse preguntar”, en clases, etc. Consuelo, miembro de la Comunidad, era el espíritu femenino de la casa, la “madre” de la casa. Muchos sábados nos quedábamos a cenar con los chicos. El espíritu milaniano nos fue envolviendo. Aprendimos que no todos somos iguales. Viendo las necesidades del barrio, creamos una guardería en los locales de Santiago 1, la cual funcionó durante quince años. Las catequesis nos hicieron enraizar nuestra fe, descubrimos un Dios Padre que nos ha

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salvado e intentamos responder en nuestra vida a su Amor, amor que nos hace libres y cercanos a los hombres. La Comunidad en su conjunto, y Milani, nos han hecho ricos en formas de vivir la fe y ver la vida. Algunos miembros de la Comunidad fuimos a Italia, juntos a José Luis, en dos coches. Adele Corradi nos invitó a Roma y Florencia en casa de sus hermanas. ¡Generosas familias! Subimos a Barbiana, donde conocimos a alumnos de don Milani. De ese viaje tenemos grandes recuerdos y muchas anécdotas. Nuestro regalo fueron unas fregonas pues entonces no se conocían en Italia. La foto, en Florencia, hace 38 años. Ya nos han dejado Consuelo y Ricardo; Rafalo fue el que hizo la foto. Las cuatro mujeres restantes somos quienes quedamos y recordamos alegremente lo mucho que debemos a José Luis. Gracias. Ha sido un puntal en nuestra fe. Nº 64-65 (2014)

C o m u n i d a d d e b a s e


Educadores y Profesores

Aquellos primeros años

Jesús G. Fernández-Cabrera, Mairena de Aljarafe (SE)

Con sorpresa y alegría recibo un escrito del MEN, por el que me entero de que José Luis Corzo se jubila. Me dicen en el escrito si quiero unirme al homenaje que con motivo de su jubilación le están organizando. ¡Por supuesto que quiero! Me pongo a pensar qué puedo hacer y, sin darme cuenta, se me agolpan un motón de recuerdos y vivencias de aquellos primeros años de la Casa Santiago Uno que compar tí con él y otros compañeros. Mientras decido ponerme a escribir estas letras busco entre mis fotos, por si encontrara alguna para enviar, y sin pensarlo me veo ojeando papeles y cartas de hace muchos años. Encuentro dos fotos de grupo, muy apreciadas y familiares para mí: en una hay un grupo de chavales y algunos escolapios, bajo una gran foto de Milani, arracimados junto a la mesa grande de la casa (centro y testigo de tantas actividades), descubrimientos, inquietudes y proyectos de los primeros habitantes de Santiago Uno de aquel curso 1971-72. La otra foto es similar, del curso siguiente, con algunos cambios e incorporaciones como nuestra inolvidable Consuelo y Cloti. Fueron dos cursos en los que tuve la inmensa suerte de participar en el nacimiento de algo nuevo, renovador, ilusionante y enriquecedor para todos. No descubro nada si digo que el alma y líder de todo aquello era Corzo.

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Santiago 1, 1972-73.

Hurgando en los recuerdos y en los papeles, con la perspectiva de los años, me surge la necesidad de reconocer, y agradezco esta ocasión de hacerlo públicamente, lo mucho que debo a Corzo en mi desarrollo personal y profesional. Aquellos años hice descubrimientos y asimilé algunos principios que han regido y siguen vigentes en mi vida. La convivencia, nuestras confrontaciones dialécticas, sus ilusiones y proyectos milanianos, la vida del grupo, echar andar la casa, los chavales, los muchos amigos y colaboradores de la casa, etc., etc., todo era nuevo e ilusionante para mí, y sobre todo, enriquecedor. Es verdad que entre todos echamos a andar Santiago Uno, pero con Corzo a la cabeza. Aquellos dos cursos, como digo me marcaron, y en la distancia no he dejado de seguir el desarrollo de aquellas primeras semillas de Milani que Corzo

comenzó a sembrar y que tan abundantemente han fructificado ¡Puede sentirse satisfecho! La lejanía y la falta de contacto no han hecho desaparecer mi admiración hacia Corzo por muchas cosas, por su capacidad emprendedora e innovadora, su trabajo intelectual, su afán difusor, sus convicciones, su proyección, y tantas dotes que los que le conocéis y habéis tratado sabéis que tiene. Las circunstancias han hecho que haya estado alejado de sus trabajos y sus logros, pero tengo la certeza de que la amistad y el mutuo aprecio perviven a pesar del tiempo. Nunca he olvidado que Corzo me hizo partícipe de sus proyectos y me mostró su aprecio y su confianza. Amigo José Luis, gracias por tu amistad, y sobre todo gracias por tu gran obra. Estoy seguro que tus años de jubilado seguirán siendo igual de fructíferos. Te envío un fuerte abrazo. Nº 64-65 (2014)


Educadores de Santiago Uno y profesores de “La Milani”: Siempre nos podrán quedar dudas sobre los resultados con los alumnos, pero lo que no se puede negar es que una y otra han sido una magnífica escuela de Educadores. 15 educadores escolapios y 18 laicos* en Santiago Uno de 1971 a 1990. Antonio Alonso (1971-72), Jesús Diéguez (1971-74), Jesús Cabrera (191-73), Eduardo Rosillo (1971-74), Carlos García (1971-75), Consuelo Morín* (1972-1992), P. Cirilo Mtnez. (1972-77), P. Otilio Rdguez. (1973-89), Salvador Cervera* (1975-78), J.Mª Ginel (1976-77), Pepe Santamaría* (1977-78), Feliciano Alonso* y Carlos Martín* (1977-79), Adele Corradi* (1977-78), Ángela (Geli) Pérez* (1978-81), Satur de Santiago (1979-80), P. José Burgués (1979-80), Higinio Rdguez.* (1979-85), Tomás G. Valenzuela* (1979-80), Enrique Soto* (1980-82), Enrique Gzlez.* (1980-82), Cus Arzubialde* (1981-84), P. Valentín Benavente (1981-82), Santi Olmeda* (1982-84 y 86-89), Juan Jiménez (1982-83), Felipe Lobo* (1983-91), Chuchi Gzlez.* (1984-87), P. Enrique Serra (1986-87), Javier Jiménez (Mx) (1986-87), Gerardo Fdez.* (198790), Javier Gómez* (1987-89), Manolo Pérez* (1988-90).

¡EA, ahora a descansar!

Carlos García, El Puerto de Santa María (CA)

Ahora a descansar. Con toda su buena voluntad. Seguro que era un sincero deseo. Ellos/ as, mis exalumnos, y sus padres trabajaban más horas que yo y quizá ganaban menos. Los que lograban un curro. Se jubila (¿se alegra?) Corzo. O más exacto: le jubilan quienes le pagan. El resto, inmensa mayoría, no lo vamos a jubilar aunque sigamos sin pagarle. De tantas fatigas, trabajos, sinsabores, agradecimientos, de tanto esfuerzo generoso, estoy persuadido de que aún no te vas a librar. No es fácil romper vínculos que se inician 40 (dichosos: de dictadura, de democracia, de vida laboral) años atrás y se consolidan con una dedicación coherente y fiel a entender la vida de las personas más necesitadas y cercanas y tratar de que cambien su suerte, si quieren o al menos de que traten de ver la realidad desde el punto de vista de los más débiles.

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Ahora, después de todo, te mereces una revista de Educarnos, un significativo puesto en el modesto organigrama del MEM. El reconocimiento por los servicios prestados… más adelante, si prisas... Celebramos que no eres un político que aspire a un escaño, ni un clérigo con ínfulas episcopales. En cambio nos beneficiamos de un excelente teólogo, pedagogo, escritor, maestro, escolapio, conferenciante y un regular, tirando a malo, cuidador de vacas. (Escuela Normal de Cádiz, hace mucho tiempo). En resumen: hay unas pocas metas a las que no renunciamos. Entre ellas la justicia social y las diversas formas para que “reine entre nosotros”. En ese camino seguimos juntos desde 1971 y lo que nos quede… que sea mucho todavía. Ya sabes, necesarios hay bastantes; pero imprescindibles sólo los que luchan todos los días. También lo sabes: con todo mi afecto. Nº 64-65 (2014)

E d u c a d o r e s y p r o f e s o r e s


Educadores y Profesores

Al obrero y al gorrión, perdigón Agradezco al amigo Alfonso Díez la deferencia de comunicarme que se jubila José Luis Corzo y pedirme unas líneas para la revista, a lo que correspondo encantado. Yo estuve con el Padre Corzo en la puesta en marcha de Santiago 1 y compartí con él los dos primeros años de funcionamiento de la Residencia con Carlos, Jesús Diéguez, Jesús G. Cabrera y Antonio el Viejo. Fueron años muy intensos que más que dos, en el recuerdo, parecen que fueran diez o doce. Eran años jóvenes, 20 años… por tierras de Castilla... El tiempo no encontraba límite y las 24 horas del día se convertían en veinte de trabajo y estudio y cuatro para soñar. A lo largo de mi vida docente Santiago Uno ha sido para mí un continuo referente. Allí conocí Barbiana y la urdimbre de esta pedagogía ha entretejido mis experiencias educativas. He sido Maestro de Primaria durante 25 años en Protección de Menores y 12 años en Garantía Social. Ahora estoy jubilado.

Quiero darte las gracias, José Luis, porque quisiste que yo estuviera en Santiago Uno desde el principio y me aguantaste bastante. Y porque, vuelvo a repetirlo, esta especie de sacramento con impronta de Barbiana que fueron los años allí vividos, ha marcado toda mi vida. Gracias por los granos de arena que tú pusiste. Te deseo un retiro dorado de abuelo y, aunque no tienes nietos naturales, piensa en la cantidad de chavales que han recibido la perdigonada de profesores, como Carlitos, Antonio, Veredas, Alfonso y muchos más, la perdigonada (1), repito, del interés por el dominio de la palabra y por compartir vida y sentimientos con los más desfavorecidos. Que estos “nietos” llenen de sonrisas y caricias tus años de jubiloso. Nota 1.- Ya conoces el dicho. “Al obrero y al gorrión, perdigón”.

Contigo aprendí Contigo aprendí “Que ser agricultor es una profesión y no una condena”. “Que señor Rey, yo de esto sé”. Y con ello volcarme por completo a la formación profesional y la máxima estima al campesinado de nuestra región. Contigo aprendí “Que la escuela no es el medio de ninguna revolución, no es un arma política, muy al contrario es

José Luis Veredas, Agraria un medio para afianzar los sistemas políticos y sociales ya implantados”. “Que a lo que uno puede y debe aspirar es a ser coherente, serlo en la foto de este mundo de opresores y oprimidos”. “Que nadie educa a nadie, que nos educamos juntos haciendo frente a los retos colectivos”. Y con ello, y a duras penas, mi lugar en eso de educarnos y en la Escuela.

Gracias por tu confianza Son ya 25 años, que un buen día, vine a la Milani para hacer un curso de invernaderos, Corzo me ofreció la posibilidad de trabajar aquí, pero me tenía que ganar el puesto de trabajo. Pero también

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Eduardo Rosiillo, Salamanca

Contigo aprendí “Que a los símbolos hemos de acercarnos con respeto y acariciarlos esperando a ver que nos dicen”. “Que somos y nos hacemos en nuestras relaciones”. Y con ello voy atisbando por esos vericuetos de la vida y de la fe. (Lo que me temo es que no aprendí a citar correctamente)

José Luis Moro, Agraria me ofreció su apoyo, su confianza y la libertad para cultivar la huerta y los invernaderos y abrir mercados de venta y hacer las cosas a mi manera. Nº 64-65 (2014)


Educadores y Profesores Rápidamente comenzamos a vender hortalizas en el mercado de la calle San Justo. En el suelo teníamos las verduras que con mucho esfuerzo sacábamos de la granja, y que eran de buena calidad: lechugas, cebollas, judías, tomates….y pronto nos hicimos habituales del mercado central y de San Juan (los mejores de Salamanca), también a mayoristas, colegios etc. Y hasta vendíamos en la granja junto a la leche de las vacas. Algunos de nuestros clientes eran también hortelanos que tenían tiendas en la ciudad. Introducimos en Salamanca los rabanitos y la lechuga Rossa, que nos trajo la semilla Corzo de Italia en uno de sus muchos viajes. Las ventas fueron a más y montamos más invernaderos y la línea de hortalizas era una realidad, gracias también al esfuerzo de Víctor de Monleras, de Hiqes y del Sr Fili, que en paz descanse. Teníamos unas ventas extraordinarias de perejil (6000 euros en un año) y una víspera de lunes de aguas vendimos 400 docenas de lechugas del invernadero. Eran cultivos de calidad y se pagaban a los mejores precios, Corzo siempre apoyándonos a tope hasta nos ofrecía la cirila roja para llevar la verdura a los mercados. Los resultados salían y hasta una noche nos invitó a cenar en el Paladini, una pasta italiana y allí nos sorprendió a todos los granjeros con una paga de beneficios algo histórico en la milani, (luego nos tocó pagar unas botellas de champán)

Corzo no solo me ofreció un reto, sino una serie de valores que me hicieron meter la milani en las venas y asumir esta casa como mi casa durante estos 25 años. Desde el respeto surgió una amistad fuerte y duradera, que a pesar de la distancia y su marcha, hemos mantenido y conservado. No voy a descubrir la persona de Corzo, siempre muy exigente, primero con él mismo y luego con los demás, pero muy cercano y comprensivo, que siempre buscaba la superación del trabajador, con acompañamiento en cursos, charlas, viajes, formación, etc. Sabiendo como nadie valorar el esfuerzo de las personas. Su marcha fue en principio inesperada, pero siempre comprendí que era necesaria y de mucha inteligencia, que seguro fue una decisión dura, y con ella se iban cosas muy importantes. Tiene una especial sensibilidad con la gente de los pueblos, humilde y sencilla, la gente siempre guarda un recuerdo de él, es una persona que deja huella. Sí me hubiera gustado, como amigo, poderlo haber sentido más cerca, para poder pedir ayuda y consejo, en algunos momentos, pero él se fue y apenas henos mantenido contacto, aunque en los momento malos, ha estado cerca. Gracias Corzo por todo esto y mucho más, y ahora que te jubilas, acércate a la gente que te apreciamos y te queremos.

Agradecimiento y responsabilidad Pensar en José Luis Corzo me sugiere agradecimiento en primer lugar en mi nombre y en el de los chicos y chicas que siguen beneficiándose de sus intuiciones pedagógicas y traducciones y enseñanzas sobre Milani y Freire. Además sus libros, las charlas a las que he asistido, su forma de matizar el periódico y resonar ante el mundo son simplemente admirables. La otra palabra que me viene a la mente es responsabilidad, el papel que me toca en Santiago Uno siempre me ha llevado a intentar aprender de él y mantener una fidelidad dinámica que permita crecer sin perder la esencia. Espero que mis limitaciones no Nº 64-65 (2014)

Jesús Garrote, Santiago 1

le impidan sentirse orgulloso de su obra revolucionaria para los “últimos” con una identidad envidiable calasancia, cristiana y milaniana. Su ejemplo ha calado en muchos y lo que nos libra del miedo a no estar a la altura es rezar y confiar en el gran equipo de educadores que hay en la Milani y en Santiago Uno. Por último quiero destacar su capacidad para sorprender y remover. La homilía en el funeral de Paco Ruz me pareció genial, cuando se juntan la cabeza, el corazón y la capacidad de trascendencia se produce algo cercano a un milagro de comunicación, definió el arte de vivir con compromiso. n

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A migos it alia nos

Breve historia de una amistad

Pasqualina y Enrico Zagli (alumno de la Escuela de Barbiana)

Breve historia de una amistad. Han pasado casi 40 años desde que nos conocimos. Nosotros éramos poco más que muchachos, pero, aun conociendo poco de la vida, teníamos mucho entusiasmo. Contigo surgió una fuerte comprensión y nos hemos entendido desde el principio. De ahí nació una bella amistad que todavía está robusta y viva. Hemos compartido amigos, experiencias, historias, chicos y dos

espléndidas bodas [de nuestros 2 hijos]. En 40 años hemos crecido, nos hemos enriquecido y mejorado todos, pero también envejecido sabiamente. En vista de que tanto tú como Enrico estáis ya jubilados, espero que cuando también yo sea pensionista, Enrico haga de verdadero marido y me lleve a España [otra vez]. Se lo diremos también al profesor [Tassinari]. En aquella ocasión desempolvaremos nuestros recuerdos. Un fuerte abrazo.

…Tan rica, tan profunda, tan verdadera, tan generosa

Adele Corradi, colaboradora de don Milani en Barbiana

Mi asombro es grande cuando pienso en los dones que Dios me ha hecho. No bastaba, me digo, que pusiera en mi camino, al “alcance de la mano”, accesible sin obstáculos, a don Lorenzo Milani. Muerto él desde hacía poquísimos años, llegó la amistad de José Luis, tan rica, tan profunda, tan verdadera, tan generosa. Era el verano de 1972, me parece, cuando José Luis, joven sacerdote, se presentó a la puerta de mi casa en Florencia.

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No es posible, en pocas líneas, dar una idea de todo lo que su amistad ha traído con él en todos estos años: experiencias, alegrías, descubrimientos… ¡cuántos descubrimientos he hecho en la escuela de Salamanca! ¡cuántos, leyendo su último libro sobre don Lorenzo! Mi gratitud no me parece bastante. Por eso pido, a los amigos creyentes, que se unan a mí para dar gracias a Dios por todo ello. Los no creyentes seguro que se unirán para agradecer a José Luis lo que nos ha dado a mí y a ellos. Yo le doy gracias con toda mi alma. Nº 64-65 (2014)


¡Cuánto afecto, admiración y agradecimiento desprenden las palabras de tus amigos italianos, con quienes tanto has compartido!

Una amistad transpersonal

Giorgio Pecorini, periodista italiano, amigo de don Milani

En mi larga vida de ciudadano y periodista italiano residente en Italia, sin practicar ninguna religión ni creer en ningún dios, obviamente me he encontrado y frecuentado a muc h o s c a tó l i c o s , s ó l o bautizados o consagrados. De algunos me he convertido en amigo y he procurado además, según sabía y podía, ayudarlos en su tarea, al reconocerme en su mismo empeño. Un empeño ético, Corzo-Pecorini. social, cultural y político, para mí de raíz únicamente civil; en ellos, añadido, o mejor, enlazado con otra raíz: la religiosa. La última (en orden temporal, que no de Lo hermoso y útil de esas relaciones ha importancia) de estas amistades mías, ha sido sido y continúa siéndolo el recíproco reco- con el padre José Luis Corzo Toral: Corzo, nocimiento de las respectivas raíces, siem- como más sencillamente también le llamo yo. pre diferentes, nunca contrapuestas. Bastan Una amistad transpersonal, debida al encuenalgunos nombres que supongo también fa- tro de ambos con Lorenzo Milani, sucedido en miliares en España: Arturo Carlo Jemolo, épocas y maneras totalmente diferentes para Mario Gozzini, Paolo Prodi, Gian Paolo cada uno de nosotros, pero con un afán y resMeucci, Elena Pirelli, Adele Corradi, entre los peto absolutamente iguales. bautizados laicos; y, entre los religiosos y los Corzo, dándome una copia de su (por ahocuras seculares, los padres Isidoro di ra) último libro, ha querido certificar en su deSant’Elia, Camillo De Piaz, Giovanni Franzoni, dicatoria, con su competencia de teólogo, mi Ernesto Balducci, don Carlo Gnocchi, don derecho de ciudadano no creyente a interpreLorenzo Milani. Y les quiero añadir dos hu- tar y a utilizar laicamente la lección de don mildes curas apenas conocidos en su pe- Lorenzo y de su escuela laica. Que tomen nota los fundamentalistas de queño mundo de periferia, pero ejemplares por coherencia evangélica y responsabilidad ambos bandos: el laico, que no comprende cívica: don Paolo Montagnani, durante po- cómo un no creyente pierda su tiempo ocucos años párroco en Cásole d´Elsa, cerca pándose de cuanto hacen los curas, monjas de Siena; y don Vicenzo Guttadauro, durante o simples practicantes; el católico, que niega toda su vida capellán de la cárcel de Volterra. a un no creyente el derecho de hacerlo. Los dos ya fallecidos, el primero joven todaVuestra cordial invitación a unirme a vosovía, tras haber sido tolerados ambos de mal tros para un saludo y felicitación al amigo cogrado por sus respectivas jerarquías ecle- mún, me da en suma la oportunidad, que siásticas precisamente a causa de su gene- acojo con mucho gusto, de decirle públicamente: “gracias, Corzo!” rosa apertura.

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A m i g o s i t a l i a n o s


A m i g o s i t a l i a n o sE

Palabra, pensamiento, participación y amor

Francesco Gesualdi, alumno de la Escuela de Barbiana

Querido Corzo, Es cierto que si Barbiana no te hubiese encontrado, su mensaje no habría llegado ni a España ni a América Latina. Porque tu conversión no ha sido sólo de cabeza, sino sobre todo de corazón. Has interiorizado los mensajes de nuestro cura y maestro Lorenzo Milani hasta volverse carne de tu carne. Te has enamorado de ellos hasta hacerlos la razón de tu vida. Lo demuestra el entusiasmo con el que has hecho revivir la pedagogía milaniana en la escuela Santiago Uno, la pasión con la que has organizado el MEM, el ímpetu con el que has escrito

libros y organizado cursos para abrir la mente a los enseñantes españoles. Gracias Corzo, por tu compromiso, porque queda todavía mucho camino por hacer para conseguir una escuela capaz de acoger a todos y de proponerse como objetivo, no la transmisión del saber, sino la formación de ciudadanos capaces de palabra, pensamiento, participación y amor. Los cuatro puntos cardinales de la Escuela de Barbiana, que todos juntos debemos esforzarnos por convertir en pilares de la sociedad. Porque sólo así podremos garantizar un futuro a la humanidad. Tuyo, Francuccio.

¿Quién es para mí José Luis Corzo?

Francesco Tonucci, dibujante (FRATO) y pedagogo

¿Quién es para mí José Luis?, me han preguntado. Intenta describirlo y dibujarlo para este homenaje que todos juntos le estamos preparando por su jubilación. Pensaba que era sencillo y en cambio es muy complicado. Porque José Luis es un amigo, un gran amigo y encuentro muy difícil explicar por qué un amigo es un amigo. Ciertamente se pueden inventar razones, pero en realidad nos tenemos aprecio por una serie de razones misteriosas que nos unen, nos hacen desear encontrarnos, intercambiar experiencias, hacer juntos cosas que nos agradan. Para hacerme entender mejor, cuando me invitan para alguna actividad en Madrid, y me ocurre algunas veces al año, antes de responder pido uno o dos días de tiempo. El tiempo para llamar a José Luis y saber si en aquellos días estará en Madrid. Si su respuesta

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es positiva, acepto la invitación. Nos conocimos en Vicchio (Florencia) el 6-7 de septiembre de 1991, participando en un Congreso organizado por el 25 aniversario de la muerte de don Milani. En aquella ocasión José Luis me presentó a Adele Corradi, primer gran regalo, y después me acompañó a Barbiana a visitar la casa, la iglesia y la escuela de don Lorenzo, segundo regalo. Muchos años después, venciendo mi incertidumbre, me acompañó por primera vez a los toros. Mi incertidumbre se debía a sensaciones diversas y conflictivas que tal espectáculo me suscitaba por un rechazo casi ideológico y por una atracción hacia la fascinación que había suscitado en personas como Hemingway y especialmente Picasso. No me he convertido en un apasionado de los toros pero creo haber comprendido, y es otro regalo.

Después me ha ayudado a conocer Velázquez, acompañándome muchas veces al museo del Prado y permaneciendo siempre mucho tiempo delante del cuadro de Las Meninas, y es otro regalo. Pero el regalo que representa sobre todo la grandeza y gratuidad de una amistad ha sido el trillo. Sería largo contar toda la historia, pero durante una visita con él a un pequeño pueblo cerca de Madrid vi un trillo y me fascinó. Lo vi como una gran escultura del mejor arte popular. José Luis logró encontrar uno, comprarlo y llevarlo a casa de un amigo hasta encontrar la ocasión de hacerlo viajar hasta Roma y, ahora, está expuesto en una pared de mi casa, precisamente como una gran escultura. Desde hace muchos años, nuestros encuentros en Madrid se desarrollan en domingo siguiendo una liturgia casi Nº 64-65 (2014)


A m i g o s i t a l i a n o sE obligatoria. Nos vemos a media mañana y hablamos, intercambiamos opiniones, nos contamos las novedades. A mí me gusta mucho presentarle mis ideas, las que después presentaré en mis conferencias, en mis intervenciones. A mediodía la misa de don Corzo, a la salida una caña y unos pinchos con las hermanas y los amigos de José Luis. Después nosotros dos, o nosotros tres si está también Mariuccia mi mujer, en un asador (posiblemente el mejor disponible) a comer cordero. El encuentro termina en el aeropuerto de Barajas. José Luis también es mi cura de confianza, pero este es un aspecto demasiado personal. Tenemos todavía una cosa graciosa en común: a los dos nos suelen llamar por el apellido, Corzo y Tonucci (al menos en España). Para concluir, ¡un abrazo a José Luis, de bienvenida al club de los jubilados, del que ya soy un autorizado representante!

¿Con quién me encontraría? Mi amistad con Corzo comenzó hace un año, cuando me vi en la necesidad de un consejo sincero y competente. Se trataba de comprender si la exposición de los cuadros de mi tío Lorenzo (don Milani), que se me proponía, era o no una operación correcta y bien hecha. ¿A quién me podía dirigir? Recordaba la sincera admiración de mi abuela Alice (la madre de Lorenzo) por aquel joven cura español que traducía al castellano Nº 64-65 (2014)

Valeria Milani, sobrina de don Milani

Experiencias Pastorales y además estaba organizando una escuela en Salamanca, inspirándose de modo original en la experiencia de Lorenzo, sin tratar de reproducir Barbiana en España. Recuerdo que mi abuela se sintió muy feliz cuando supo que estaba naciendo una Barbiana 2 y también recuerdo que tenía en su biblioteca algunos ejemplares de la traducción de Corzo, de quien reconocía su corrección y seriedad.

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A m i g o s i t a l i a n o sE

Valeria y Corzo en el mercado de San Ambrosio de Florencia.

Corzo está en una restringida lista de correo de Giorgio Pecorini, de la cual me honro de formar parte, así que tenía su dirección y pude contactarlo. Algunas veces le había encontrado en ocasiones milanianas, pero no le recordaba en persona. Le escribí en un tono formal requiriendo su ayuda y consejo. ¿Con quién me encontraría? No sabía mucho de él. Nos habíamos visto muchas veces en casa de mi abuela, creo que desde 1972, yo era todavía una niña y él un joven sacerdote, sabía que era amigo de Adele Corradi, a la que aprecio mucho; que había escrito sobre Lorenzo; que conocía muy bien su recorrido y que respetaba su historia y su vida sin pretender instrumentalizar su pensamiento, pero ¿podía de verdad ayudarme? Corzo me respondió de inmediato con una disponibilidad amable y pronta. Habríamos podido acabar allí y limitarnos a lo epistolar y formal en el asunto

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que me interesaba, pero no fue así. Corzo es curioso y al principio puede que, más que por mí misma, porque debía mostrarle unos cuadros de Lorenzo, pero su modo de presentarse me gustó mucho. En sus correos era ingenioso, juvenil, y al mismo tiempo muy serio al aconsejarme. Enseguida nos tuteamos y yo confundía su nombre escribiendo “Corso”, que me sonaba más español. Pronto ofreció venir a verme en alguna de sus visitas a Florencia. Cuando en la primera ocasión nos encontramos parecía que nos conociéramos de siempre. Dimos un bonito paseo por las callejuelas medievales de Florencia, por barrios que él nunca había visitado, aunque conozca muy bien la ciudad. Fuimos a ver los cuadros de Lorenzo en el taller de la restauradora. Paseamos charlando hasta la parada del autobús que él cogió, llevándose el paraguas que amablemente se había ofrecido Nº 64-65 (2014)


A m i g o s i t a l i a n o sE a guardarme en su bolsa. Pero le bastó una Ambrosio, menos conocido que el de San parada para darse cuenta y lanzarse fuera del Lorenzo, pero precisamente por eso menos tuautobús corriendo a devolvérmelo. Jadeante y rístico. Cruzamos por los puestos de la fruta y quedándose sin tiempo para llegar a otra cita, entramos en la zona cubierta donde hay una pero ágil como un muchachito. pequeña, graciosa y sencilla trattoria. Después ¿Son las pequeñas cosas las que crean una llevé a los cinco a la antigua cárcel de las amistad? ¿Es la química quien nos atrae o nos Murallas, restaurada hace poco. En los dos padistancia de las personas? No creo. Si no hu- tios donde antes los detenidos pasaban su biese apreciado a Corzo por su modo de razo- “hora al aire” ahora hay bares, restaurantes, linar y lo que comprendía de su pensamiento, un brerías, árboles e instalaciones. En el edificio pequeño gesto simpático y amable no habría hay apartamentos populares, así como la “casa mejorado mi opinión sobre él. Por sus correos del refugiado” para refugiados políticos huidos ya había apreciado su mente fresca y encon- de guerras y persecuciones. No sabía que traba interesante relacionarme con alguien que Tomás, uno de mis huéspedes, había sido funse dedicaba a algo de lo que yo sé tan poco: cionario de prisiones y podía ver aspectos que la teología. Yo, que no formo parte del mundo nosotros no conocíamos. A Corzo le gusta junreligioso, ni católico ni ninguno, y que me inte- tar a las personas: nos presentó y envolvió a reso poco de las cuestiones que llevaron a todos en un grupo jovial y alegre. Nos contó la Lorenzo a abrazar tan incondicionalmente la anécdota del “té a la triestina”, ¿la conocéis? Iglesia, descubría que me interesaba el punto Mi abuela Alice había nacido en la ciudad itade vista de Corzo. Pero liana de Trieste y todos habría podido, lo mismo los días tomaba el té, al Veo en él una frescura y una cu- que que él, limitar este conoañadía coñac o ron. cimiento a un frío y distanriosidad que no imaginaba: un Ofreció a Corzo este té, ciado intercambio definiéndolo “a la triestiteólogo alegre, juvenil y capaz na”, y a él le gustó mucho intelectual, puede que poco interesante para él. de exponer con sencillez con- y sigue su ejemplo desde En cambio, la sensación entonces. ceptos obscuros para la mayoría. que tuve fue la de cono¿Debo deciros qué es cerle desde hacía mucho Ciertamente esto ya lo sabéis, lo que aprecio en Corzo? tiempo. Sólo ahora, cuanVeo en él una frescura y pero os lo dice una persona atea, do se me pide escribir souna curiosidad que no bre ello, me doy cuenta de como lo eran también mi abuela imaginaba: un teólogo lo poquísimo que le coalegre, juvenil y capaz de nozco y de que tendría Alice y gran parte de mi familia. exponer con sencillez poco que añadir. conceptos obscuros para la mayoría. Pero el deseo de secundar esta iniciativa me lleva a escribir estas Ciertamente esto ya lo sabéis, pero os lo dice líneas. ¿Los encuentros reales refuerzan el co- una persona atea, como lo eran también mi nocimiento del otro? ¿Divertirse juntos tiene al- abuela Alice y gran parte de mi familia. Nuestra gún significado? Yo me divertí mucho cuando formación atea y burguesa siempre nos condujo Corzo me presentó a algunos amigos suyos, a comprender con dificultad la opción de educadores y alumnos de Salamanca. Fuimos Lorenzo. Sin embargo la respetamos siempre a otro sitio de la ciudad que me apetecía ense- porque hizo su opción con extrema coherencia ñarles: me gusta enseñar Florencia a los amigos, y total entrega, pero nunca hemos intentado ni sobre todo los sitios que sólo conocen los flo- deseado compartirla. En Corzo veo la capacirentinos. Así que fuimos al mercado de San dad de cotejarse en un terreno intelectual Nº 64-65 (2014)

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A m i g o s i t a l i a n o sE común, donde se pueden encontrar visiones del mundo que generalmente separan a las personas en lugar de unirlas. A mi parecer, esta capacidad denota una sólida posición y libertad intelectual, facultades muy interesantes y estimulantes intelectualmente. Así que al partir de un interés común, por don Milani, podemos ensanchar nuestro intercambio. Hay un aspecto, por ejemplo, al que Corzo se dedica, el de la confrontación entre el pensamiento de Lorenzo y la teología de la liberación latinoamericana, aspecto éste que desde que él me lo ha hecho notar, me apetece profundizar. Corzo tiene un carácter que a mí, atea, es decir, ajena, me permite no sentirme incómoda si pregunto para comprender mejor. No tengo delante a un

teólogo profesor, demasiado culto y ocupado de lo suyo, como para perder el tiempo en explicarme también a mí una cosa tan concreta. Cierto, Corzo también es un profesor y, por lo tanto, se preocupa de divulgar sus conocimientos. Pero ¿cuántos profesores son capaces de entregar, sin presunción, su propia cultura? ¿No es éste también uno de los temas enfrentados por la Carta a una maestra? En Corzo encuentro al profesor que sabe aprender, además de ofrecer sus propios conocimientos; una facultad que hubiera compartido con Lorenzo en relación con sus chicos. Lorenzo, sin embargo, no tenía esta actitud por naturaleza, sino que la adquirió por la elaboración de su experiencia y con una voluntad constante.

Intereses, conocimientos y afectos

Federico Ruozzi, investigador de la Fundación Juan XXIII de Bolonia

La Fundación para las ciencias religiosas Juan donaciones de sus alumnos y amigos (Francuccio, XXIII es un instituto de investigación fundado en Elena Pirelli Brambilla, Giorgio Pecorini). Para una 1953 por Giuseppe Dossetti (1917-1996), un hom- actualización sobre la manera y los números de bre que ha marcado de modo indeleble la historia cómo se ha enriquecido el fondo, se puede conde Italia del siglo XX. sultar hoy un instrumento esencial, que muchos Fue precisamente a esta institución, recono- demandaban desde hacía tiempo, es decir, la cida hoy como entonces como “una de las ma- cronotaxis [clasificación cronológica] de los esyores bibliotecas y lugares de investigación sobre critos de don Lorenzo Milani, aparecida en la reel cristianismo del mundo, a la que la madre de vista Cristianesimo nella storia en abril de 2012 y don Milani, Alice Weiss, por consejo de algunos realizada, además de por quien suscribe, por el amigos, decidió dirigirse, entre 1973 y 1974, es P. Corzo que, pacientemente y durante años todecir, unos 6-7 años tras la muerte de su hijo. De maba nota de cada una de las cartas y documenhecho, envió una carta “a los amigos de don tos que aparecían o se publicaban. Y aquél Lorenzo Milani” con la idea de recoger los abun- trabajo escrupuloso de José Luis, empujado por dantes autógrafos milanianos y más documen- la curiositas de la investigación, pero –puedo detación referente a él, y reunirlos en Bolonia para cirlo sin miedo a ser desautorizado– también por constituir un fondo de conservación de ese ma- la pasión por la obra de aquel cura florentino que, terial. Precisamente la seriedad y el rigor de esta además, tanto le ha influido a lo largo de todo su institución le pareció la sede adecuada para con- recorrido existencial (espiritual y humano al misfiar el estudio de la obra de don Lorenzo. mo tiempo: bellísima la anécdota de cuando fue La madre daba un buen ejemplo consignando amonestado por una educadora que le hizo leer en dicho fondo 415 manuscritos originales del por primera vez Carta a una maestra, lectura que, hijo, al que siguieron otras importantes literalmente, le deslumbró), comenzó

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A m i g o s i t a l i a n o sE precisamente en ese Centro boloñés, “desempolvando” las cartas del fondo don Milani en los ya lejanos veranos de 1975-76. De hecho, en aquellos años Corzo se trasladó durante algunos meses a las pequeñas y monacales estancias del Instituto, gracias a la mediación de su hermano escolapio P. Balducci que lo presentó a Alberigo. Corzo volvió en 2009, a raíz de que su célebre tesis de doctorado fue traducida al italiano por la editorial Servitium. Pasó por la Fundación, junto al amigo Giorgio Pecorini y Adele Corradi; Corzo sintió la necesidad de que la institución que conservaba las cartas de don Milani, tras la fértil temporada de estudio de los años noventa, caracterizada por los trabajos de Battelli y Toschi sobre las cartas y sobre Experiencias Pastorales, retomara las riendas de aquel compromiso y de aquel yacimiento milaniano. De acuerdo con el Presentación del último libro secretario de la Fundación, Melloni, decidieron el sobre Lorenzo Milani. texto de una carta para dirigirse una vez más “a los amigos de don Milani”, muy parecida a la de 35 años antes, y proponerles “encontrarnos en sobre don Milani transmitido después por la teBolonia, en la sede de la Fundación para las cien- levisión pública italiana. Al participar como reprecias religiosas Juan XXIII, el 7 de julio de 2009 de sentante de la Fundación en aquella reunión, me 11 a 16 h.” convertí en un interlocutor privilegiado de José Al finalizar aquella reunión, se fundó un con- Luis y de todo aquel grupo milaniano, hasta el sorcio que lleva entre los primeros signatarios punto que Melloni mismo, un día, me tomó aparte precisamente el nombre de Corzo: “…objetivo y me dijo: ya que Corzo y los otros te han “elegido” de tal consorcio abierto a tocomo referente, quiere decir dos será entre otros el de foque serás tú quien, de la mentar la cooperación de Fundación, se ocupe en los Al participar como reestudio y trabajo, para evitar próximos años de este nuevo presentante de la Fun- yacimiento de investigación sodejar en barbecho el patrimonio de escritura y de fe de don dación en aquella reu- bre don Milani. Y así fue. Lorenzo”. Fue en aquella ocaAsí que le agradezco a Corzo, nión, me convertí en un no sólo su amistad ni sólo el ensión cuando lo conocí personalmente por primera vez y dio interlocutor privilegiado riquecimiento que experimento comienzo una relación normal cada vez que me encuentro con de José Luis y de todo de estudio y de amistad que él, sino porque, sin saberlo, ha crece día a día… aquel grupo milaniano… marcado mi propio camino vital, Participé en aquella reunión “obligándome” a compartir y a –apodada en broma “el concilio recorrer con él un pequeño tromilaniano”, visto el éxito en la proeza de sentar zo del camino y despertándome el interés por en torno a la misma mesa ex-alumnos, estudio- esta actualísima figura. sos, amigos y parientes de don Lorenzo–, porque Por otra parte, qué cosa es la amistad, sino, en 2007 había trabajado con algunos colegas y como escribía don Milani en 1963, “comunión de bajo la dirección de Melloni en un documental intereses, de conocimientos y de afectos” Nº 64-65 (2014)

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A m i g o s i t a l i a n o sE

Haciendo de cicerone En el verano del 75, a finales del examen de madurez, una amiga, Patrizia Ciabatti, y yo decidimos pasar una parte de las vacaciones de verano en España, precisamente en Salamanca. Ella, que trabajaba en el Ajas de Pistoia, había conocido a unos chavales españoles que habían estado internos y tenían contacto con la realidad que el p. Corzo había creado en Salamanca (además de los contactos que ya existían entre el p. Corzo y el grupo Don Milani de aquí en Calenzano). Cuando llegamos a Salamanca tenía ya una parte de su tiempo ocupada en compromisos anteriores y por lo tanto, en su ausencia, nos ha “confiado” a un sustituto suyo y a familias que formaban parte de una suerte de comunidad ampliada. Las familias de esta “comunidad” fueron muy acogedoras y hospitalarias y nos abrieron las puertas de sus casas haciéndonos participar en su vida cotidiana. Al regreso a Salamanca del padre Corzo,

Ada Bonari, hija de Teopisto Bonari comenzaron para nosotros una serie de visitas a diferentes lugares de una gran belleza e interés turísticos en los alrededores de Salamanca. No puedo olvidar que el Padre nos llevó a ver por primera vez una corrida; ésta no era el exactamente el espectáculo auténtico, tal y como lo conocíamos, sino una “novillada”, es decir, un espectáculo en el que los jóvenes de un pequeño pueblo se ponían a prueba enfrentándose al toro. Lo que más grabado se me quedó de aquellas vacaciones es el “calor” y la acogida del grupo de familias que tratamos con frecuencia durante aquellos meses así como la vitalidad y dinamismo del padre Corzo; mi recuerdo de estas vacaciones no puede dejar de lado el hecho de que eran mis primeras vacaciones “de adulta” y por lo tanto impregnadas de un sabor de aventura y descubrimiento alimentado por el esplendor de la ciudad y por la autenticidad y “belleza” de las personas que conocimos.

Un maestro de vida

Grupo don Lorenzo Milani, alumnos de la escuela de Calenzano

…Desde 1970 tenemos con el P. Corzo relaciones personales muy estrechas y valoramos su atención a los problemas de nuestras familias y de nuestros chicos, a quienes ha ofrecido su hospitalidad en la escuela “Santiago Uno” fundada por él en Salamanca. Además siempre ha estado interesado en nuestra formación espiritual y social, en la solidaridad, el altruismo y en el amor a don Lorenzo Milani y a todos sus “hijos” de la Escuela Popular de San Donato de Calenzano y Barbiana. Recordamos con alegría las visitas a Salamanca, a la escuela “Santiago Uno”, donde el P. Corzo, desde 1971-72 acogió unos cuarenta chavales de catorce años en adelante, provenientes del campo, para estudiar oficios manuales, iniciando una convivencia a tiempo pleno durante décadas, dedicándose a su educación

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y emancipación para insertarlos con todo derecho en la sociedad como “ciudadanos soberanos”. Allí nos sentíamos como en nuestra casa. “Santiago Uno” era una comunidad en la que todos se sentían amados y respetados. Con algunos de ellos seguimos manteniendo cordiales relaciones de amistad. Así como con todos los amigos salmantinos que colaboraban con él. Queremos subrayar la gran atención que siempre tuvo hacia nosotros, nuestros hijos, nuestras familias y el valioso trabajo de organizador y animador, acompañándonos durante nuestra estancia en Salamanca a visitar muchas ciudades españolas pequeñas y grandes; con él aprendimos a conocer su belleza, su historia, los museos, catedrales, monasterios, etc., además de muchos pueblecitos en torno a Salamanca y, sobre todo, el contacto con la

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A m i g o s i t a l i a n o sE

Alumnos de la escuela de Calenzano.

gente, a comenzar por el Alcalde. Fuimos acogidos en sus casas con calor y “sabor”. Por todo ello le damos las gracias y nos sentimos deudores por la amabilidad y acogida suya y de su gente. Para nosotros no sólo es un amigo queridísimo, sino también un maestro de vida. Además ya figura, a nivel internacional, como un valioso conocedor de las obras y mensajes contenidos en el trabajo pastoral de Don Milani, y atento observador y descubridor de tantos talentos como hay en sus escritos a partir de su obra fundamental: Experiencias Pastorales. Según nosotros, debe ser considerado como un atento observador y testigo del aspecto principal del espíritu con el que don Milani enseña a todos: religiosos y laicos, políticos y sindicalistas, seminaristas y curas, escuelas y, en general, la sociedad civil. Su actividad se ha dirigido además a la difusión del mensaje y el ejemplo de vida de don Lorenzo Milani mediante varias publicaciones sobre él y sus escritos. Nadie ha hecho nunca tanto por don Lorenzo y por los escritos de don Milani, sobre todo por Experiencias Pastorales, Nº 64-65 (2014)

a nivel europeo e internacional. Por este motivo muchos recordamos sus consejos y sus estímulos expresados también con una dialéctica sincera y profunda. Con su participación, siempre atenta y documentada, en varios congresos sobre la figura de don Lorenzo Milani, ha podido demostrar su gran capacidad de estudioso. En un congreso organizado por nuestra Asociación en Calenzano en 1988, a los treinta años de Experiencias Pastorales, nuestro Alcalde invitó al P. Corzo a dar una conferencia sobre la importancia de la obra pastoral, pedagógica y espiritual de don Milani. En aquella ocasión afirmó: “Leí Experiencias Pastorales en el 70, inmediatamente después de una noche de lectura de Carta a una Maestra y, a los pocos días de leer las Experiencias Pastorales, me juré a mí mismo traducirlas. Lo hice en 1975. En mi opinión, el libro contenía esa descripción extraordinaria de la naturaleza –diría casi de la “raza”– de los pobres, que me era desconocida, pero que sobre todo, no me habían enseñado los estudios sacerdotales”. En su apasionada dedicación al mensaje de don Milani ha implicado también a numerosos amigos suyos y colaboradores promoviendo la traducción de Carta a una maestra y convirtiéndola en un símbolo de rescate de esa “raza” de los pobres de los que hablaba en Calenzano en 1988. n

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Grupo Milani

De personaje a amigo Hasta 1991 Corzo había sido para mí un personaje, algo así como el vicario de Don Milani en la tierra. En diciembre de aquel año, en las Jornadas que conmemoraban los 25 años de la “Carta a una maestra”, le conocí, le escuché, le toqué. Fueron unos días madrileños y navideños mágicos, que recuerdo con un punto de emoción. Entre los papeles que atesoro de aquel lejano entonces se incluye una especie de presentación de nuestro hombre. De ella entresaco estos párrafos: José Luis Corzo Toral es escolapio, nació en Madrid, pero ha vivido más de 20 años en Salamanca, donde en 1971 abrió la Casa-Escuela Santiago Uno… Se trasladó a Madrid en 1990 y es profesor de Teología y Pedagogía de la Religión en la Universidad Pontificia de Salamanca… Abogado de causas perdidas, logra éxitos fugaces entre la clase burguesa y culta, dominante, y la clase popular descubierta en 1970… Entre sus amigos suele circular este enigma: “Su carácter es lo que le pierde o ¿lo que le salva?”.

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Xavier Besalu, Universidad de Girona En febrero de 1993 logré convencerle para que viniera a Girona, a unas Jornadas sobre “La pedagogía de Barbiana”, que habíamos organizado en la Facultad de Educación. Tengo transcrito (y no publicado) el coloquio que mantuvo con Miquel Martí aquel 11 de febrero. Aquí van, inéditas todavía, algunas de sus palabras y sentencias: La crítica más feroz que yo he leído para la escuela es que adormece. Yo digo que anestesia, porque hace fijar la atención sobre unos puntos, muy importantes, sobre los cuales examina, suspende, hace repetir… y, sin embargo, deja fuera un montón de cosas. La escuela tiene que ser también un elemento que ayude a cambiar la sociedad, porque la escuela por sí sola no puede cambiar la sociedad, por más que quiera. La escuela debe incorporar a sus programas el conocimiento de la actualidad, la realidad de lo que está pasando aquí y ahora; los centros de poder, sobre todo los medios de comunicación; y los elementos para el cambio,

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Desde 1981, contigo, al frente y al lado, incansable e incondicional, docentes y educadores con la enseñanza y la educación a cuestas, felizmente atravesados por la Escuela de Barbiana.

donde hace falta una buena dosis de ética y yo creo que de religión también. ¿Pero cómo se puede dar a un tío el título de maestro si no sabe lo que es el GATT? ¿Cómo es posible que los hijos de los obreros estén educados por unos maestros que no tienen conciencia de clase? Yo amo mucho la escuela, porque es una de las poquísimas instituciones –y los pobres necesitan las instituciones; a la intemperie no se puede vivir– en la que es posible encender todas las luces… Yo he disfrutado mucho en la escuela, es como un vicio. Yo he dicho muchas veces a los educadores con los que trabajaba que algo debe tener la droga que los tíos después lo pasan tan mal, y se mueren, y sin embargo se pinchan. Debe ser que hay momentos de gran felicidad que compensan esos otros tremendos momentos. Pues la escuela es algo parecido. Cuando tú ves florecer a un chaval es una cosa extraordinaria; por eso merece la pena dedicarse a esa profesión. El gran problema didáctico es saber que no es la vida la que debe venir a la escuela,

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sino las asignaturas de la escuela las que deben ir a la vida… Yo, durante 20 años he leído a diario la prensa con los chicos en la CasaEscuela de Salamanca, por la noche. Y, ¿cuál es el secreto del asunto? El problema está en saber: ¿Sirven las matemáticas para ver el problema de Yugoslavia? ¿Sirven las ciencias naturales para entender mejor el problema del Golfo? ¿Sirven el inglés y el francés que estudiamos para entender mejor no sé qué cosa? ¡No al revés, como hacen muchos profesores! O sea: como yo tengo que dar la geografía física de Europa, pues aprovecho que ahora sale todos los días en el periódico eso de los Balcanes… Desde entonces, creo que hemos cultivado una buena amistad y un diálogo intermitente pero siempre abierto. Yo he dormido en su casa de Madrid; él ha estado en mi casa, en Girona; nos hemos reído, hemos discutido, ¿cómo no?, hemos trabajado juntos, pero, por encima de todo, he gozado, he aprendido y me he enriquecido. Muchas gracias, José Luis.

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G r u p o M i l a n i


Grupo Milani

El impacto de Una persona es importante por el impacto que causa en otros. La profundidad de ese impacto les mueve a realizar actos influidos por ella. Si ese impacto es positivo y a gran cantidad de gente esa persona es excepcional. Ese, claramente, es el caso de Corzo. En 1.992 yo era un joven bilbaíno que había terminado magisterio, mi idea era trabajar en un colegio ordinario, pero me invitaron a formar parte de una aventura educativa diferente en El Peñascal. La iniciativa llevaba casi 6 años en marcha y trataba de hacer una escuela para aquellos jóvenes que habían rechazado la escuela. En la definición del taller escuela El Peñascal se tuvo muy en cuenta a Milani y a Barbiana, sobre todo a través de la experiencia de José Luis Corzo en Salamanca, con la Casa Escuela Santiago uno y la Granja escuela Lorenzo Milani. Lo que supuso para mí el descubrimiento de la figura de Milani, de “Carta a una maestra” y de los planteamientos pedagógicos presentes en la Escuela de Barbiana se lo debo a Corzo y a quienes estaban construyendo la iniciativa de El Peñascal. Muchas veces he oído contar a José Luis, en primera persona, cómo colaboró, mientras estaba estudiando, en unas clases de ayuda en un barrio popular de Roma. Entonces se había mostrado exigente con los niños. “A clase se viene a trabajar y el que no venga a aprovechar mejor que no vuelva”, les dijo. Tras esa experiencia la responsable de la actividad le llamó y le dijo: “Mira, los niños tienen que venir a clase, no

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con Corzo

Roberto García, Peñascal kooperatiba. (Bilbao) podemos permitir que no acudan, hablado de Milani. A los pocos nos cuesta mucho hacer que ven- días ya me había olvidado de mis gan. Si tú les dices que no vengan, planteamientos de ir a un colegio. es mejor que tú no vuelvas maña- Allí tenía todo lo que un profesor na porque vas contra lo que ha- con vocación pudiera desear: cemos aquí. En cualquier caso lee alumnado con verdadera necesieste libro, quizá te haga compren- dad de aprender, libertad para der mejor lo que quiero decir”. crear y unos compañeros con los Ese libro era “Lettera a una pro- que daba gusto trabajar comparfessoressa”. Cuenta Corzo que tiendo la misma idea principal en esa noche devoró el libro y que su lo educativo y en lo social. descubrimiento le hizo replantearHoy, por las aulas de Peñascal se su propia vida como educador. han pasado decenas de miles de Le cambió por completo y suele jóvenes, personas adultas de decir también “¿cómo los PP. todo tipo y unos cientos de profeEscolapios que me están forman- sores y profesionales del ámbito do y que son la orden escolar por social. Todos ellos, aunque no excelencia, no me han hablado sean conscientes en primera pernunca de esto, de que hay que sona, llevan de uno u otro modo enseñar, sobre todo a los po- la influencia de Milani y de Corzo. bres?”. Para él ese descubrimien- Han vivido una forma diferente de to le cambió su vida, hasta tal hacer escuela a la que conocían punto que se ha convertido en cuando llegaron y, la inmensa mauno de los principales apóstoles yoría, ha visto como su vida mede Milani y Barbiana y ha dedica- joraba gracias al trabajo formativo do su vida a realizar experiencias realizado allí. educativas bajo esos principios. Hoy soy yo el que trata de que Salvando las distancias, esa otras personas lean y analicen la experiencia es una de las que me vida y su profesión a través de acerca más a Corzo. Yo era un “Carta a una maestra”, cuando cojoven de 20 años cuando empecé mienzan a trabajar en Peñascal. a trabajar como profesor con chiGRACIAS a Corzo por habercos de 16 a 18 en Bilbao. En mi nos impactado, influenciado y mocabeza aún recuerdo que cuando vido a ser mejores personas y me propusieron trabajar en profesores de lo que hubiéramos Peñascal mi idea era estar algu- sido de no haberlo conocido. nos años allí, pero a futuro ir a un Nunca he conocido a nadie, colegio “normal” a dar clases en persona, capaz de demostrar “normales”. Gracias a Dios, a mí lo importante que es el dominio no me quisieron echar, pero sí me de la palabra (esa máxima de dieron a leer “Carta a una maes- Barbiana). Cada vez que lo hetra” para comenzar y, también a mos tenido entre nosotros en mí, su lectura me cambió el mun- Bilbao ha sido capaz de mantedo. A mí también me pilló de sor- ner la atención completa de presa. Llevaba 3 años en la aquellos que le estaban escuuniversidad, en una carrera como chando varias horas seguidas, Magisterio y nadie me había sin presentaciones multimedia, Nº 64-65 (2014)


Grupo Milani videos ni “dinámicas particula- a “profesionales” de la comuni- prácticamente imposible manteres”. Lo cual me hace replantear- cación en la que transmiten que ner la atención eficaz de una aume esa otra máxima que he oído por encima de 20 minutos es diencia. No conocen a CORZO.

Amigo Corzo

Miquel Martí, Barcelona

Conocí a José Luís Corzo en 1964, en Roma, en San Pantaleo, la casa madre de los Escolapios, en una Roma aireada por el Concilio Vaticano II, compartiendo estudios de teología en la Universidad Gregoriana. Cuando llegó Corzo, algunos de los compañeros más antiguos ya habíamos tenido la experiencia impactante de una tarde en Barbiana, con Don Lorenzo Milani y sus chicos, en verano de 1963. Milani y Barbiana era un tema recurrente en nuestras conversaciones de quiete (lugar de recreación en los conventos), pero Corzo no parecía demasiado interesado en ello. En éste y en otros temas mantenía una posición que a mí me Nº 64-65 (2014)

parecía algo rígida y que me llevó a catalogarlo, en mi fuero interno, de castellano rancio. El 14 de diciembre de 1965 tuvo lugar en el Palacio de Justicia de Roma el juicio de Don Lorenzo Milani por “apología de delito” en su Carta a los curas castrenses. Yo había decidido saltarme las clases de aquel día para asistir al juicio, y así lo comuniqué a mis compañeros, entre ellos Corzo, por si se animaban a acompañarme. Corzo no lo hizo y años más tarde confesó públicamente que lamentaba no haberlo hecho. Cinco años más tarde, en verano de 1970, en un viaje con unos amigos, volví a Roma y conocí la experiencia milaniana de Roberto Sardelli en el suburbio de Aqueducto Felice. Allí tuve la agradable y sorprendente noticia de que Corzo había entrado en contacto con esta experiencia y se había convertido en un ferviente milaniano. Pero no me reencontré personalmente con Corzo hasta

1981, en Logroño, impartiendo conjuntamente un curso sobre pedagogía milaniana en la Escuela de Verano de La Rioja. Unos meses más tarde, durante la Semana Santa de 1982, en Salamanca, participé como miembro activo en la asamblea del MEM. En julio de este mismo año, compartimos de nuevo curso en la escuela de verano de Ávila. A partir de 1988 trabajé en la UNESCO, como responsable del Plan de Escuelas Asociadas en España, sin dejar de ser miembro activo del MEM. Corzo siguió mi trayectoria y mi trabajo, compartiendo mi interés en relacionar Milani con la UNESCO. Más adelante el MEM y la Escuela Profesional Agraria Lorenzo Milani pasaron a ser miembros de dicho Plan de la UNESCO y en julio de 2007 organizaron conjuntamente en Salamanca el XX Encuentro estatal de las Escuelas Asociadas a la UNESCO, centrado en la figura de Lorenzo Milani, a los 40 años de su muerte y de la publicación de Carta a una maestra. Corzo pronunció la conferencia inaugural. Corzo y yo compartimos pues el amor a Milani y a los ideales de la UNESCO. Este amor compartido ha cimentado un sólida y gozosa amistad que nos hace también más solidarios con las causas de otro mundo y otra iglesia posibles.

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Grupo Milani

Pasión educativa Si algo no es fácil, es hablar de José Luis y sus múltiples facetas; pero creo que hay algo que resaltaría: su pasión, su vena educativa. Mi relación con él viene de muy atrás; desde la CasaEscuela Santiago I, en Salamanca. Sus apasionados debates en el clásico “Dejarse preguntar”, los viajes educativos en los que tuve la suerte de participar, sobre

Mercedes Outón, Salamanca todo a Barbiana, incrementaron mi vocación educativa. Como maestra durante muchos años en zonas rurales, los escritos de Lorenzo Milani, fortalecían un tipo de escuela diferente: abierta durante más horas de las establecidas, dando voz a los últimos y hacerlos soberanos de sus vidas, eran motivo de interpelación en el entorno en que me movía.

¡Y qué decir ante esta nueva etapa de júbilo! pues que así sea. Alegría por la vida entregada y seguir saboreando y rememorando todos los buenos momentos y... como también las dificultades son inherentes al vivir, que la superación de las mismas, sean motivo para agradecer todo lo recibido. Mi cariñoso abrazo para ti, José Luis

Los maestros de mi vida. Carta a José Luis Corzo

Leonardo Alanís, Sevilla

Querido Corzo: sobre todo, conservo la foto que antes, en julio del 73, Emilio Quiero que hoy me dejes con- me diste aquel día de hace 40 Guitián, otro escolapio, me regatarte algo. La historia de mi vida años y en la que el sacerdote flo- laba un librito: “La Pedagogía lies en gran medida la historia de rentino, ya avanzada su enferme- beradora según Paulo Freire” las muchas enseñanzas que vo- dad, reposa sobre su mano ¡¿En manos de qué joven de 16 sotros, mis maestros, habéis ido izquierda una mirada, una leve años dejaríamos hoy semejante depositando en ella. Sois voso- sonrisa. El cura de Barbiana libro sin que se nos tomara por tros quienes me habéis entrega- transmite una profunda sereni- chalado?! Y debo decirte que no do la mayor parte de las palabras dad. En el dorso, con mi adoles- era la primera vez que me hablay vivencias con las que hoy pue- cente letra de entonces, escribí: ban de Freire. Sólo muchos años do contarla. Debo todo lo que “LORENZO MILANI. Para educar después he logrado entender hay en mí de educador a quienes hay que amar y a los ricos no se qué era lo que hacía junto a otros me habéis enseñado que es po- les puede amar”. Es una foto que compañeros en los sótanos del siempre tengo conmigo. colegio granadino donde residía. sible el sueño de una Escuela que Fue, sin duda, el entusiasmo Nos encantaba ayudar a nuesencarne en el quehacer de cada día, con sus alumnos concretos, de aquel joven sacerdote escola- tros educadores. En torno a una los ideales de una sociedad pio que tú eras. Fue la pasión con mesa de pin pon, haciendo la justa. la que nos hablaste durante ho- rueda, íbamos disponiendo peDebió ser a finales de 1973. ras de Milani y Barbiana lo que queños montones de papeles esLas primeras anotaciones que de produjo en mí esta atracción ha- critos. Uno tras otro, recogíamos Milani aparecen en mis diarios cia el pensamiento y la obra de por orden las hojas de papel que datan del domingo 3 de febrero Lorenzo Milani que aún perdura salían de una ruidosa multicopisde 1974. Me hacía el propósito de con fuerza en mi alma. Nadie, ni ta. Página a página, juntábamos leer algo suyo esa tarde. Yo tenía yo mismo, podía pensar enton- un libro que uno de aquellos jó17 años recién cumplidos. Aún ces que terminaría siendo maes- venes religiosos procedía finalconservo algunas de las amari- tro de escuela. mente a grapar. En la portada de llentas hojas ciclostiladas que Quiero contarte que, antes de todos, sobre una cartulina amarinos diste y que reproducían las conocerte en Sevilla, estuve en lla, recuerdo aún, podía leerse: cartas de Don Lorenzo. Pero, Granada. Fue allí, donde meses “Pedagogía del oprimido”. Yo, el

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Grupo Milani hijo de un modesto campesino Enrique Iniesta llamó a la escue- “amorosidad”, de “amor armado”, andaluz no entendía qué quería la de Calasanz tomando de como cualidad sin la cual el tradecir aquello. Tenía doce o trece Campanella su utópico título. bajo escolar pierde sentido. Aquí Mis amigos siempre pensaron, radica la dificultad para seguir a años, tal vez catorce. Debió ser sin duda aquel cuando me oían hablar de Milani, estos maestros (¿nos dejaría Freire clandestino de mi primera que alguien me había comido el Milani utilizar este verbo?), y seadolescencia el que abonó el te- tarro. Como cuenta Daniel guirlos con la coherencia que rreno donde cayó el Milani que Pennac en “Mal de Escuela”: ellos se exigían a sí mismos. traías de Italia. Al fin y al cabo dos “-Los profes nos comen el tarro, Claro que, al mismo tiempo, no pedagogía radicales que combi- señor! – Te equivocas…los profe- debemos olvidar aquello que nan la esperanza, la reflexión crí- sores intentan devolvértelo”. Franco Gesualdi nos decía hace tica y la lucha colectiva. Y, efectivamente, Corzo, tú has unos años en aquellas deliciosas Pasados los años, la televi- sido ese maestro, no siempre fá- jornadas en Salamanca, “Yo acsión me trajo noticias tuyas, ecos cil, a veces distante, es cierto, túo como me parece justo actuar, de una experiencia singular. que me has ido indicando, espe- sin pensar si estoy en línea con Viajé en cuanto pude a cialmente con tu tenacidad y pa- Barbiana o no. Yo soy un hombre Salamanca en Septiembre de ciencia, con tu verbo lúcido, la libre en la historia”. 1986 y allí, ¿recuerdas?, junto a buena dirección del sentido eduHoy, pasado el tiempo, te esmi admirado Padre Otilio, volví a cativo más pleno. Mediador per- cribo para decirte que ha sido y reencontrarme con aquel esco- manente entre Milani y nosotros, es muy estimulante esta andadulapio que doce años antes me has sido siempre el maestro ca- ra milaniana a tu lado y al lado de inoculó el espíritu de Barbiana. paz de mantener vivo el deseo de los compañeros del MEM. Quiero Hacía cuatro años que trabajaba trasformar esta escuela, adorme- darte las gracias por haberme como maestro y recibía un nue- cida y adormecedora que sufri- traído a ella. Disculpa mis prolonvo impulso para mis jóvenes de- mos, en la escuela que necesitan gadas ausencias y mis silencios. seos de cambiar la escuela. Allí los “últimos” porque “toma parti- Sobre todo, cuando tú te has estabas tú una vez más para ini- do” por ellos. sentido casi desfallecer en la taciarme en el arte de la escritura En aquel viejo diario de mis rea de mantener a flote y luminocolectiva y en el uso creativo y años tiernos en que te conocí en- so el tesoro de Milani y casi nadie, crítico de la prensa en el aula. cuentro escrita, supongo que de- yo al menos, acudía a tus insisAquel viaje, no sé si lo recuerdas, formada por mi torpeza, una tentes llamadas. Gracias, Corzo, por estar ahí y casi estuvo a punto de costarme nueva cita: “Milani decía que hala vida, pero me llenó de la ener- bía que amar a personas concre- recordarnos, como Milani, que si gía suficiente para entregarme a tas”. Mira por dónde, Milani, ya queremos construir una nueva la tarea de cambiar mi modo de entonces, nos mostraba el mis- escuela al servicio del pobre, de dar escuela a mis alumnos. mo camino que parece descu- los excluidos de toda clase en Experimenté vivamente en aque- brirnos el último grito de lo que se este tiempo que nos toca vivir, no llos días “la alegría de vivir”, eso expone en la pasarela actual de debemos empezar por la técnica que Freire considera una virtud la moda pedagógica: la neu- didáctica, la organización escolar fundamental para la práctica roeducación. La neurociencia o la evaluación, ni siquiera por las educativa democrática y para aplicada al aula viene a resaltar el competencias básicas, sino que, estimular la alegría en la escuela. importante papel de las emocio- primero, debemos evocar en noNo sería mal lema, en estos nes en la educación. Viene a de- sotros mismos el anhelo de justitiempos de escuela aburrida, de cirnos que no se aprende nada cia, verdadera competencia escuela “bulímica”, de escuela que no se ame. básica para construir la dignidad triste, de tanta “escuela mala” La obra de Milani, como tú humana. como tú la llamas, luchar “por tantas veces nos has dicho, es Un abrazo más afectuoso que una escuela alegre”, “por una una muestra de amor, de ahí su nunca del tuyo, Escuela del Sol”, que fue como fuerza. Freire hablará de la Leonardo Nº 64-65 (2014)

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Grupo Milani

Integridad Te vi alguna vez –muy pocas veces, dos o tres, quizá– por la Escuela de Magisterio. Parabas poco en ella, o esa es la impresión subjetiva que guardo. Dabas tus clases de Religión y te ibas a tus otras cosas. Sin embargo, me fijé en ti, por la vitalidad y determinación que desprendías al andar y moverte; pero no llegamos a encontrarnos ni a hablar. Corrían los años mediados de los 70, del ¡siglo pasado!, se dice pronto. Por entonces, cuando el teatro nos puso en contacto a Tomás, a Luisa y a mí aquél me habló de ti entusiasmado. ¡Qué suerte!, me dije, tener a un profesor admirado de ese modo. Yo también los había tenido –y tenía-, claro, pero la admiración o el respeto que despertaban eran exclusivamente profesionales; o sea, como buenos y competentes profesores-que no es poco, desde luego-, pero hasta ahí. En tu caso, se trataba de la persona, del carácter, del ser, que incluía la condición de profesor y educador, formando un todo inseparable. Mientras hacíamos teatro, Tomás y yo

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Alfonso Díez, Salamanca hablábamos mucho de Milani, de Barbiana y de ti, que eras el experto divulgador. Así supe, por ejemplo, de la existencia de esa cosa tan importante que tenías entre manos: la CasaEscuela Santiago Uno de Salamanca. Un día me pasé por allí, para conocerla y conocerte, con el objeto de representar una obra teatral. Tú me disuadiste rápida y cordialmente, no recuerdo bien si por la imposibilidad de realizarla en las fechas que yo proponía, por la falta de espacios, por el apretado programa de actividades que allí teníais o

por todo un poco. Pero aprovechaste, eso sí, para enseñarme Santiago Uno. Me impresionó la Casa, todo lo que allí había montado, sin lujos, y la dedicación, el compromiso personal, que eso exigía. Una fuerte mezcla de atracción y temor me revolvió interiormente. Allí vi un motivo grande y noble por el que luchar y dedicar una vida. Pocos años más tarde, ya maestro, volví por la Casa a empaparme de la Pedagogía de Barbiana. Te encontré en tu salsa. Me imponía y admiraba a la vez tu

autoridad, tu energía y el respeto que suscitabas a tu alrededor por la sinceridad con que te implicabas y defendías aquello que nos enseñabas. Transmitías convencimiento, pasión y credibilidad a raudales. Y así lo he visto en ti en todo lo que has emprendido desde que te conozco, hace más de 30 años. Ante eso, los defectos que se te han achacado, especialmente el del mal genio, quedan minimizados, sin importancia. Porque, además, tú mismo los neutralizas con tu fuerte se ntido de la

En Barbiana 2013.

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Grupo Milani amistad, del reconocimiento de los propios errores, de la generosidad y del perdón. Te oí exclamar alguna vez, enfadado o dec e p c i o n a d o , defendiéndote con razón, ante algún problema con algo o alguien: “como no soy un billete de mil duros, que gusta

a todo el mundo…”, y a mí la expresión me pareció tan gráfica y verdadera que nunca que te vi más digno, poniéndome incondicionalmente de tu parte. Esta integridad tuya, tan franca, directa, inquietante y limpia, que desprecia la hipócrita pretensión de caer bien

o agradar, se ha convertido en una referencia constante en mi vida y en una saludable voz interior, aunque molesta, como de mosca cojonera, para no permitirme caer en la cómoda superficialidad y el desaliento, o reprochármelo cuando me he dejado vencer por

Nos queda la amistad Profesor, cura, Directoreducador en la Casa Escuela Santiago uno, experto en las técnicas milanianas, conferenciante, director y coordinador de la revista educarnos, vaquero si era necesario, escritor, compañero de viajes y celebraciones… amigo. Tengo el privilegio de haberte conocido en todas estas facetas. Apasionado en todas ellas. Nunca me perdí tus clases sobre fenomenología de la religión” en la escuela de Magisterio, aunque al principio resultaban complicadas, tu forma de transmitir atrapaba. Las eucaristías en la capilla de Santiago 1 eran especiales. Tus homilías también, por eso quisimos celebrar contigo nuestra boda y el bautizo de nuestros hijos. Pasar por Santiago 1 y quedarme a comer con los chicos era visita obligada si venía a Salamanca. En la sobremesa, el dejarse preguntar era Nº 64-65 (2014)

siempre una sorpresa y la vida del comedor era todo un símbolo de cómo funcionaba aquella casa. Siempre me fui de allí impactada. Nunca he disfrutado tanto en un curso como en los tuyos sobre “El periódico en la escuela” o “La Escritura Colectiva “, eran un lujo. ¡Lo que se aprendía allí! ¡Qué intensidad tenían aquellos primeros encuentros de milanianos! jóvenes leyendo el periódico o haciendo un escrito colectivo! Aprendiendo del maestro. Escucharte en una de tus conferencias, especialmente sobre Educación, siempre lo recomendé, nunca sales de ellas indiferente. Y si te empeñas en algo, sale adelante seguro, por eso estamos en el nº 64 de educarnos, porque tu entusiasmo en las reuniones es tal, que aunque es imposible seguir porque ya las cuentas no salen, se sigue y sale el nº siguiente.

mis debilidades. Y esa autenticidad es la que te hace verdaderamente atractivo, como los buenos y exigentes educadores que, con firmeza hasta la antipatía, sacan lo mejor de sus educandos. Así que, gracias por tu ejemplo, Corzo, maestro.

Luisa Mellado, Salamanca Tuve la gran suerte de conocer Roma contigo hace ya muchos años. En este viaje descubrí al Corzo humano, al Corzo amigo. Todavía recuerdo la camiseta que le compraste a mi hija, que nacería dos meses después. En Roma también descubrí una de tus grandes virtudes: la capacidad de interesarte, de verdad, por las personas dedicándole el tiempo oportuno en el momento oportuno, haciéndote cómplice de los problemas del otro como si fueran tuyos. Pero sin duda uno de los momentos que tengo grabados de todos estos años es el de tu faceta de vaquero en la agraria las navidades del 1983. Quitarte el mono de ordeñar las vacas y vestirte de blanco para celebrar la Eucaristía transmitiendo en ella una gran paz, fue toda una lección de humildad. Gracias por todas estas experiencias. De todas ellas nos queda la amistad. n

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Escolapios Cualquier cosa menos mediocre José Luis Corzo es de esas personas que cuando la conoces no te deja indiferente. Y no sólo por la brillantez de su palabra, la profundidad de su pensamiento o lo sugerente de su pluma. Lo importante en Corzo es su personalidad. Cualquier cosa menos un mediocre. Podrás o no estar de acuerdo con él en las valoraciones que hace y en lo que piensa, pero es una persona siempre comprometida y coherente. Comprometido con su fe, nada académica aunque la sabe expresar muy bien, sino muy práctica, siempre a favor de los más pobres: los del pueblo, los que viven sin horizontes, los que no poseen la palabra y la reflexión aunque sí mucho sudor y abandono. Coherente y valiente, que no se casa con nadie y

Tremens et fascinosum Conocí a José Luis Corzo hace la friolera de 38 años, en un encuentro que, para mí, tuvo algo de premonitorio. Yo acababa de descubrir mi vocación religiosa, y los escolapios de Zaragoza, donde yo estaba haciendo el servicio militar, me habían invitado un domingo a comer en la Residencia Calasanz, para conocer a los jóvenes seminaristas que vivían allí. Ese mismo día se encontraba Corzo en Zaragoza, con un educador de Santiago 1, y también a ellos los habían invitado, para que hablaran a los jóvenes escolapios de su experiencia salmantina. Por aquella época José Luis, muy joven, era aún lo suficientemente ingenuo como para creer que Milani podía interesar a los escolapios. En todo caso a mí, el huésped casual, sí me interesó, y cuando dos años más tarde fui a hacer mis estudios de teología a Salamanca, no tardé mucho en acercarme por la casa a la orilla del Tormes donde Corzo vivía su magisterio. Yo también era ingenuo en aquel tiempo… y fui seducido por todo lo milaniano, hasta el punto de obtener permiso de mi provincial para residir como educador en Santiago 1 mientras estudiaba el último curso de teología, en 1979-80. Al terminarlo volví a Aragón

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Iñaki Alberdi, compañero de seminario.

grita su verdad a los cuatro vientos, no para que le den la razón, sino para denunciar lo que a él le parece injusto. Por todo eso, José Luis resulta incómodo y sometido a cierto ostracismo por aquellos que hace años le aplaudieron. Pero él sigue en sus trece no sin antes analizar la postura de los que le cuestionan. Sigue fiel a su pensamiento no por cabezonería o por no desdecirse, sino porque su pensamiento es sólido. Y desde siempre, José Luis ha sido amigo fiel de sus amigos y admirador de sus educadores: S. José de Calasanz, Milani, Balducci, Iniesta. En fin, José Luis Corzo, una gran persona que acaba de jubilarse, pero no de retirarse.

Jose P. Burgués, Sch.P.Calasanctianum, Roma para empezar mi ministerio escolapio, pero unos años más tarde (1983-86) conseguí de nuevo permiso para embarcarme en la aventura milaniana, y colaborar con José Luis durante tres cursos en la Escuela Agraria. Y después el destino nos ha ido aventando a todos, unos por aquí, otros por allá… pero puedo decir que esos cuatro intensos años han sido de una gran importancia en mi vocación escolapia. De José Luis puedo decir lo mismo que R. Otto dijo de lo sagrado: es “tremens et fascinosum”. He vivido toda mi vida vinculado, de un modo u otro, a la educación, y afirmo rotundamente que Corzo es el mejor maestro que he conocido. No tengo ninguna vacilación para colocarlo al lado de otros maestros que ha conocido la historia (Milani, Calasanz o Sócrates). Y tampoco dudo al decir que es uno de los pocos (¡ay!) escolapios de altura, y a la altura de los tiempos, que conozco. No voy a desarrollar este argumento para no hurgar en las heridas propias. De lo que estoy seguro es de que esto de la jubilación o retiro en José Luis es un simple término técnico. Hay escolapios que pasan retirados prácticamente toda la vida; hay otros que no se retiran Nº 64-65 (2014)


Algunos de quienes se formaron contigo, los escolapios a los que tú perteneces, tu orden religiosa, con sus luces y sombras, encuentros, desencuentros, como en las mejores familias. Corzo seminarista.

nunca, hasta que son retirados por la vida misma. Porque uno no puede dejar de ser lo que es, aunque las leyes laborales digan lo contrario. Espero una jubilación lúcida en José Luis, de

modo que siga siendo luz para tantos, escolapios o no, educadores sobre todo, hombres y mujeres de fe, que andamos por el mundo intentando construir el Reino.

Soñar en grande siempre será productivo

Valentín Benavente, Sch.P. Colegio Calasanz – Pereira- Colombia.

Muchas aguas han corrido desde aquellos primeros años de los ochenta cuando el P.José Luis Corzo se imaginó y soñó la puesta en marcha de la Escuela de Formación Profesional Agraria “Lorenzo Milani” en la finca que los Padres Escolapios tenían en la Aldehuela de los Guzmanes. Corzo junto con varios amigos ingenieros agrónomos, Paco Ruz, Diego Franco, Ricardo García y Rafael Arias, diseñaron el cómo y la forma de la futura Escuela -Agraria; la base humana para dar inicio al proyecto fue la compañía, trabajo, sudor y lágrimas de José Rozas Montero, Agustín Montero Rozas, Manuel Zurdo Nieto e Higinio Rodríguez Rodríguez, alumnos de Santiago 1. Con ayuda de las buenas amistades de Corzo en la Junta de Castilla León, la Alcaldía de Salamanca, aportes de los Escolapios, se consiguió en un tiempo record de menos de dos años convertir aquella finca de escaso rendimiento, en una Finca-Escuela. Con maquinaria, equipamiento adecuado y con alumnos, unos más motivados

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que otros por lo agrario, se dieron los primeros pasos de aquella andadura, para algunos tinturada de talante y sesgo quijotesco. Todo lo anterior no tiene chiste ni cuento si no se aliña con el carácter y la impronta de Corzo. Su temple, su explosivo temperamento están en los cimientos de toda la Escuela Lorenzo Milani. Quien más y pocos quien menos, recibimos sus quejas destempladas o inconformidades ante acontecimientos de mayor o menor culpabilidad. Nadie se salvaba. Pero también es cierto, como el hierro sometido al calor de la forja y al inmisericorde martillo, que de no haber sido así, estoy seguro que hoy no estaríamos hablando de la Escuela Agraria Lorenzo Milani, y con toda seguridad de la personalidad de José Luis Corzo Toral. Así parezca desvarío, mirando en el retrovisor de los treinta y tantos años no se puede leer, entender, comprender, amar u odiar, Santiago Uno, y otras muchas Escuela Milani, obras sin el sello “corziano”. Indudablemente, guste o disguste, debo afirmar desde este rincón

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E s c o l a p i o s


EscolapiosE del continente americano y la lejanía de los acontecimientos, que mi querido y respetado amigo Corzo es una figura con talente de líder en la versión de los años setenta y ochenta. José Luis Corzo fue en aquella época algo similar a la reencarnación de D. Lorenzo Milani. Leer “Carta a una Maestra” y ver reflejada la letra en la persona de Corzo era medio indiscutible. Además de la adopción de los métodos pedagógicos de la Escuela de Barbiana se da en José Luis la mente brillante, ágil, inquieta y chispeante de D. Lorenzo. Y puestos a hablar de José Luis la parte que más me llamó la atención en aquel momento, y ahora recuerdo con harta satisfacción, fue cómo una persona intelectual, citadina y capitalina, hija del asfalto, quisiera meterse de hoz y coz en el mundo de la agricultura. En el mundo del sentir y vivir del campesino castellano, seco y taciturno como el que más, para aportarle desde su intelectualidad que ser

aquel verano del 1981. Así las ampollas por el manejo del azadón, la pala o el bieldo para ensilar el maíz hayan cicatrizado, seguro que todavía las recuerda en sus manos. Recordar lo anterior fue, y sigue siendo para mí, lección. Han pasado treinta años. Cada acontecimiento vivido en aquellos dos años de inicio fundacional, duros de por sí, pero a la postre ricos para el proceso madurativo, gracias a Corzo, me han servido como faro en el devenir que me ha correspondido vivir en este rincón de la Escuela Pía en Colombia. Por último, así sea deSantiago 1. jando en segunda fila su difícil temperamento, qui“campesino es una profesión y no siera que este homenaje a José una condena”. Dicho de otro modo, Luis Corzo, sacerdote, escolapio, el orgullo y el tesón de José Luis educador, pedagogo y pensador, Corzo fue cómo reivindicar la ho- soñador al estilo de S. José de norabilidad del agricultor y ganade- Calasanz, sea un espaldarazo y ro castellano. Pero no sólo ideó y un reconocimiento público a sus soñó en aquel entonces, sino que desvelos en favor de los muchase puso el overol, sudó y padeció chos menos favorecidos. Por ellos la inclemencia del sol de julio y y para ellos pensó y soñó lo que agosto trabajando como uno más ahora es realidad.

Dignificados por la palabra

Jesús María Lecea, Miami, USA. Antiguo General de los Escolapios

Capacitarse para hablar. Tener palabra. Disponer de ella. De D. Lorenzo Milani tuve conocimiento a través de un extraordinario escolapio toscano, el P. Ernesto Balducci, durante un verano que, con mis compañeros de estudios, lo pasamos en Florencia. Balducci

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fue un hombre inquieto, abierto, provocador en el mejor de los sentidos y con visión certera sobre la realidad social y eclesial del momento. Sabía las cosas y, además, sabía decirlas bien, en un bellísimo italiano. Puso todo su empeño con nosotros, jóvenes seminaristas

escolapios, en ponernos en contacto con las realidades más destacadas del ambiente social, cultural y religioso de la Florencia de la segunda mitad del siglo pasado. Siempre desde un enfoque abierto y crítico. Así, conocimos al célebre alcalde florentino, Giorgio Nº 64-65 (2014)


EscolapiosE La Pira, a Lorenzo Milani, Giulio Faccibene y su obra en el barrio obrero de Rifredi, a Nazareno Fabbretti, Divo Barsotti y a tantos otros que configuraban una realidad marcada por una viveza especial de entusiasmo por la justicia, de renovación social, política y educativa, de puesta al día de la Iglesia bajo el fuerte impulso del recién celebrado Concilio Ecuménico Vaticano II. Balducci estuvo del lado de D. Milani, e involucrado también, en el proceso judicial, promovido por los capellanes militares de Italia, que éste padeció por defender la objeción de conciencia ante un militarismo belicoso y que dio lugar a la clarividente denuncia de la inviabilidad y sensatez de toda forma de guerra, expuesta en su “Carta a los Jueces”, en la que una vez más se revela el talante liberador del maestro de Barbiana a través de la escuela. Una de las intuiciones básicas de D. Milani fue la necesidad de adquirir el conocimiento de la palabra a través de la escuela. En la sociedad no hay voz si no hay palabra. Se puede dar voz al que no la tiene con la palabra de otro, en complicidad con él. Pero es mucho mejor conseguir que cada uno tenga por sí mismo su palabra con la que alzar su voz. Las manipulaciones de la persona, el sometimiento esclavizante al “vocero” de turno, la imposibilidad práctica de defenderse ante los demás, el miedo a no poder exponer una idea por no saber hablar bien, la dependencia ante quien expone ideas pretendiendo falsamente ser su portador por no saber expresarse, la timidez por no verse a la altura en su palabra… Todo esto y más que contribuye a permanecer en un estado de humillación Nº 64-65 (2014)

permanente, a no poder tomar el pulso por sí mismo a cuanto le acontece y acontece en la vida, a su alrededor, en los ambientes donde uno vive y trabaja. Donde se instrumentaliza su silencio, al no dominar la palabra, considerándolo otorgamiento a lo que se propone, cuando lo que se da es más bien oposición. Esta situación de dependencia y explotación de la gente del pueblo, del trabajador, del campesino o del montañés por no tener dominio de la palabra movió a Milani a lanzarse a dar escuela a los niños de Barbiana, hijos de sencillas familias campesinas. Lo hizo admirablemente consiguiendo, como fruto de su escuela, liderazgos significativos en sus alumnos tanto en el campo sindical como en lo profesional y político. La dignidad de una palabra honesta y responsable es signo de dignidad de la persona y hace digna a la persona misma. A José Luis Corzo lo he conocido desde que fuimos estudiantes de teología, llevándole yo algunos años. Después, en los años sucesivos nos hemos encontrado muchas veces en circunstancias y lugares diversos, Salamanca y Madrid principalmente. Como Escolapios y como interesados por asuntos y realidades compartidas, hemos mantenido ratos largos de conversación. Lo cuento como hermano y amigo cercano al que cuando he acudido a él, necesitado de consejo, siempre lo encontré dispuesto a dármelo y, además, con la agudeza y lucidez que le caracteriza. Hasta he tenido la suerte de que él me dejara palabras suyas para usarlas como mías, cuando en alguna intervención pública, en mi trabajo acudí a Corzo pidiéndole

sugerencias. No puedo entrar en detalles ahora. Pero los recuerdos que me vienen a la cabeza al escribir esto son tantos. Y resultan recuerdos para mí aleccionadores, estimulantes y gratos. Una experiencia vivida juntos, ya muy lejana en el tiempo, pero cuyo recuerdo siempre me provoca la sonrisa sabrosa fue el participar como profesores en un curso de verano, organizado por el Instituto Superior de Teología de San Sebastián, ambos invitados por José Antonio Pagola, entonces Director del Centro y Vicario G e ne r a l de l a di ó c e s i s. Compartimos programa y alojamiento en un pequeño hostal de cuyo dueño y gestor –José Mari se llamaba– nos hicimos muy amigos hasta poder compartir con él su mesa familiar en la cocina. Estaba estratégicamente situado a mitad de camino de pocos minutos entre el Centro de teología y la Playa de la Concha. Con nuestro primer jornal de semana nos fuimos al pequeño puerto pesquero de Donosti a saborear un sabroso bonito fresco, cocinado a la vasca. Nos diezmó el sueldo, pero lo disfrutamos de verdad. Imagen amigable de José Luis. Pero quiero resaltar algo que me admiró y me sigue admirando en su labor como educador y maestro: su decidida voluntad, hasta obsesiva, de dar palabra al que no la tiene, a los alumnos de la escuela Santiago Uno de Salamanca que, como “niños yunteros” llegaban de sus dehesas. La palabra se hacía personal y colectiva. En Santiago Uno, escuela milaniana por él creada, se insistía con pasión en el dominio de la palabra, se leía y redactaba; se leía el periódico en clase; se debatía; se ejercitaba con

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EscolapiosE gran creatividad y método la escritura colectiva. La palabra a aprender y a pronunciar debía ser una palabra briosa, directa, ferviente porque sólo así puede llegar a ser convincente. Guardo un apunte de José Luis, que quizás él ni lo sabe, sobre el “hablar en público”, de sus primeros años en Santiago Uno. Allí está escrito a mano por él: “abramos la boca y hablemos para que nos oigan… cada vez que hablamos, determinamos la actitud de nuestros oyentes hacia lo que decimos. Si nos sentimos lánguidos, ellos se sentirán lánguidos. Si nos mostramos poco interesados, ellos se mostrarán poco

interesados. Si estamos entusiasmados, nuestro entusiasmo se contagiará a los oyentes. La esencia de un buen discurso es que el orador tenga algo que fervientemente desee decir.” La lucha por dignificar a la persona es darle la palabra. José Luis lo ha hecho magistralmente y lo ha sabido transmitir a otros educadores. Sus numerosos alumnos, en su escuela salmantina y en otros foros educativos lo pueden decir y afirmar con más conocimiento que el mío. Yo lo he visto así y a la hora de darle homenaje quiero resaltar sobre todo esto: su extraordinaria y ejemplar trayectoria educativa

Inquieto e inquietante Me ha alegrado la noticia de que ) dedicara este número al P. José Luis Corzo. No he compartido nunca comunidad ni trabajo con José Luis, pero creo que es importante reconocer en él una importante misión de “profeta” en la Provincia, en la Orden, en la Iglesia y en la sociedad, especialmente por cuanto se refiere a la educación. Me pareció bonito, bueno y verdadero, desde que se lo oí a él directamente, el relato de su “conversión” a la concepción educativa de Lorenzo Milani. Necesitamos conversiones educativas y evangelizadoras, necesitamos dejarnos cuestionar con más frecuencia, más por la realidad que por las ideas (no las descarto… pero permítaseme cierta desconfianza del mundo

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por dar palabra al alumno, dignificando así su persona. De la palabra podremos hacer buen uso y mal uso. De todo nos ofrece la circunstancia humana, desde la palabra corrupta, malvada y engañosa hasta la palabra sabia, honesta y verídica. La segunda es la que realmente libera y dignifica; la otra corrompe y degrada. La escuela de Corzo ha optado decididamente por la primera. Una palabra, además, que no se arredra ni convive con manejos, ni se deja subyugar: una palabra autónoma y libre. Gracias, José Luis, por haber dado palabra a los que la necesitaban. El surco sigue abierto.

Daniel Hallado, escolapio, Provincial de Betania

de las ideas por mi “conversión” africana). Este papel “profético” de denuncia y anuncio lo siento como llamada a hacer nuestros los valores que se encuentran detrás de esa “conversión/opción”: la prioridad calasancia de los pobres, la educación como diálogo provocador, que transforma a todos sus protagonistas, que inquieta; una evangelización que nazca de la vida y a ella vuelva, más de búsqueda y compromiso que doctrinal (sin quitar valor a la profundización). Aunque no compartamos algunos criterios a la hora de concretar nuestro acercamiento a la misión, me gusta escuchar y leer al P. José Luis Corzo por cuanto tiene de inquieto e inquietante, en el buen sentido. Recientemente

confirmaba estos aprecios en conversación con Mons. Carlos Osoro que, siendo ya maestro, fue a estudiar teología a Salamanca, donde conoció a Corzo y de quien guarda memoria muy positiva. Los años en Santiago Uno han dado sus frutos en las Escuelas Pías, quizás no como esperaba, pero creo que dignos de estar orgulloso. No dudo que otros frutos han venido y vendrán, para la Orden, pero también en las generaciones que se han encontrado con Corzo en la universidad, tanto en lo personal como en el ministerio educativo. Doy gracias a Dios por estos setenta años de Vida de José Luis Corzo y le pido que siga siendo una palabra, sobre todo una Palabra suya, todavía más en nuestros tiempos. n Nº 64-65 (2014)


Tus colegas de la Ponti, maestros, como tú, de la palabra, reflexionando sobre educación y religión, contigo en medio, como referencia.

Carta abierta a José Luis Corzo

Olegario González de Cardedal, teólogo

Querido José Luís: Desde esta Salamanca lejana y sola quiero acompañarte en el homenaje que te hacen aquellos a quienes condujiste hasta esa fuente vida de libertad humana, entrega sacerdotal y lucidez educativa que fue Don Milani. ¿Cómo no recordar los años de Santiago 1 y los empeños sucesivos por dar aliento y fortaleza, palabra verdadera y escritura concisa a generaciones enteras para tomar la palabra y con ella salir de la marginación accediendo a la libertad por la cultura? Nos ha unido durante decenios la ocupación con aquellos a quienes el origen, la familia o el lugar los dejaba en los márgenes de la historia y a los que los sucesivos planes de educación no acordaban las reales posibilidades de que la escuela fuera para ellos el real yunque en el que forjar su vida. ¿Recuerdas aquel texto mío: “Elegía por el niño yuntero”, inscrito sobre un yugo colocado a la puerta de entrada? Nos ha unido la preocupación permanente por la enseñanza en esos cinco campos en los que ella se juega: los contextos, los contenidos, los métodos, los formadores y los destinatarios. Yo, sin ser personalmente pedagogo como tú, me he propasado escribiendo epístolas como la “Carta a un profesor amigo” (1977), o libros como “Memorial para un educador con un epílogo para japoneses” (1982) cuando se proponía que en vez de escuela y personas se entregara un transistor a cada niño (los transistores venían de Japón) y con él, dejándole solo, desde los centros de poder y de saber se le abriera al mundo. ¡Tragedia de soledad y dominación encubierta por quienes tenían el poder para trasmitir e imprimir contenidos!. Luego ya en el siglo XX escribí: Educación y educadores. El primer problema moral de Europa (2004). Entretanto tú has seguido empeñado en el

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diálogo social y político, mirando de cerca las realidades concretas de esta España, y has animado personas, permaneciendo más en contacto directo con los educadores, con las instituciones educativas internas y externas a la Iglesia (FERE, CONFER, PSOE…). ¿Dónde estamos hoy? El abismo educativo es tal que uno casi cierra los ojos y solo los mantiene abiertos sostenido por una esperanza contra toda espera, sabiendo que cuando la decadencia llega, por haber convertido la educación en instrumento político en manos de los partidos, uno se tiene que preguntar si esa decadencia es superable, qué debe uno aportar a su superación, y, si esta no fuera superable, cómo mantener la dignidad personal, pues nunca un naufragio colectivo impide a cada uno mantener la grandeza de alma hasta el final. En esta empresa de ser hombres, de ser creyentes y de ser educadores hemos crecido y en ella debemos permanecer fieles hasta el final sin abandonar el puesto que Dios nos ha sido asignado. ¡Y él estamos al servicio pero no a merced de la historia de los hombres! Un fuerte abrazo Nº 64-65 (2014)

U n i v e r s i d a d P o n t i f i c i a


Universidad Pontificia

Homenaje de un lego en pedagogía a un gran pedagogo Juan Martín Velasco, teólogo Aunque sea como intruso, me encanta añadir mi testimonio al de los educadores inspirados , por Milani de como homenaje a José Luis Corzo, con ocasión de su jubilación como catedrático de la Universidad Pontificia de Salamanca. Mi relación con José Luis viene de antiguo. He seguido con simpatía su carrera de docente desde sus primeros pasos en Salamanca y he sido compañero suyo de fatigas en sus últimas etapas en el Instituto de Pastoral de Madrid. He compartido con él buenos amigos, preocupaciones –a las que él ponía música: “¿Cómo harán para hacerlo tan mal?”– por la marcha de la Iglesia y de algunas de sus instituciones, admiración por algunas figuras

como Juan XXIII, reflexiones creyentes sobre la actualidad, sabrosas conversaciones como copiloto en numerosos viajes a Salamanca, recuerdos de melodías gregorianas practicadas en los años jóvenes de nuestra formación. En resumen, una larga amistad al hilo de muchos acontecimientos vividos en común. Admiro muchos rasgos de su polifacética personalidad: el de escritor brillante, el de emprendedor de tareas importantes, incluso si presentaban un futuro incierto; el de cuidadoso comunicador, hasta en el detalle de la lectura, que resaltan sus alumnos, los asistentes a sus conferencias y los asiduos a sus homilías dominicales; el de renovador teórico y práctico de la tarea educativa, desde la

Ultima letio en la Universidad Pontificia (Madrid).

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fundación y dirección de la “Casa de Santiago” en Salamanca, hasta su labor en el Instituto de Pastoral; y el de su estilo pastoral, formulado en su Introducción a Experiencias Pastorales de Lorenzo Milani y ejercido a lo largo de toda su vida. Confieso que solo al final, hace poco, gracias a fragmentos de un texto suyo todavía inédito, he descubierto la clave que da sentido y unidad a toda su obra y, probablemente, a toda su vida. Fue la verdadera conversión que supuso para el entonces joven seminarista estudiante de teología en Roma el descubrimiento, gracias a Milani, de que la Congregación a la que pertenecía: La Orden de los clérigos regulares pobres de la Madre de Dios de las escuelas pías, había sido fundada por san José de Calasanz para la educación de los pobres, de los últimos, y de que dedicarse a la educación de los hijos de las clases acomodadas comportaba serios peligros para un religioso. Es bien conocido el camino de los mejores teólogos de la liberación: que la irrupción de los pobres en sus vidas y la opción preferencial por ellos les ha llevado a una nueva forma de hacer teología y de vivir su espiritualidad. ¿Le habrá sucedido algo así a José Luis Corzo con su teoría pedagógica y su labor de pedagogo?

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Universidad Pontificia

Coño, Corzo…

José Luis Segovia, Director del Instituto Superior de Pastoral, UPSA-Madrid

La primera vez que oí hablar de él fue a una mujer que se ocupaba de la limpieza en el Seminario diocesano de Madrid. Yo era un jovenzuelo estudiante de teología, ejercía la abogacía y andaba metido en los fregados de los chavales con problemas de drogas. “Habla con Corzo, que es muy bueno, a ver si es posible” me dijo la señora con inconfundible acento andaluz. Era madre de dos muchachos enganchados a la heroína y uno de ellos demandaba una temporada de aire fresco. Hablé con Corzo y, enseguida, fue posible. Entonces le conocí a él y conocí la experiencia de Santiago 1 que trató de dar un respiro a nuestro amigo. Bastantes años después, me lo volví a encontrar de catedrático de la Palabra en el Instituto de Pastoral de la UPSA en Madrid. Allí descubrí otra faceta: la de docente apasionado, de los que exponen y se exponen, buscador impenitente de nuevos lenguajes, cultivador del símbolo, siempre a vueltas con esa dichosa clase de religión en la que no acaba de acertar nuestra Iglesia para su continuo desespero, desarrollador de una teología pastoral in fieri y de una teología pastoral de la educación todavía pendiente de ser atendida como merece. Me encantó que mantuviese esa mirada de niño inquieto y buscador que debió de ser en su infancia. Me atrajo su carácter sincero (sin modulaciones) y leal, brusco y entrañable a la vez, su impaciente paciencia, su capacidad para el asombro y la fascinación, y, sobre todo, su permanente Nº 64-65 (2014)

José Luis Segovia y Corzo.

actitud de escucha a los latidos de Dios en el corazón de los anhelos de nuestro mundo. No tardaría demasiado en hablarme de Lorenzo Milani y entonces empecé a comprenderle mejor. Suelo decir que representa la “tercera generación” de maestros teólogos pastoralistas de nuestro Instituto: su lectura creyente de la actualidad, como el continuo otear las huellas de Dios en este mundo e incluso como anticipo insobornable del otro ya presente entre nosotros, me ha cautivado y no me da vergüenza decir que le copio todo lo que puedo. Quizá porque, al estilo de Barbiana, nada hay de malo en imitar a los mejores en lo bueno. Siempre hablando para ser entendido por el último de la clase y siempre insistiendo en “que hablen ellos”, para que nuestra pretendida portavocía no convierta en mudos perpetuos a los sin voz. Me temo que su mayor chasco es no haber sido siempre bien entendido por los de casa. Sus propuestas sobre la escuela de los pobres (que no excluye a los hijos de los ricos), por más que vinieran avaladas por la Sagrada

Congregación para la Educación Católica y el mismísimo San José de Calasanz no han llegado a ser acogidas como merece. Todavía, por muy poquito, estamos a tiempo de hacerle caso. Como síntesis de lo que quiero expresar en estas breves líneas de me quedo con una anécdota reciente que lo dice todo. Sucedió en el bar-restaurante enfrente de la sede central de la Universidad Pontificia de Salamanca en la calle Compañía. Entramos a comer los dos y, nada más traspasar la puerta, surgió un vozarrón detrás del mostrador: “Coño, Corzo, c…, que me ha dicho el Ángel que dejas de dar clase”. La segunda “parolaccia” se refería obviamente a él y “el ángel” no era de ninguna anunciación sino el mismísimo Rector de la Universidad Pontificia de Salamanca que había comentado al antiguo alumno de Santiago 1 la jubilación de su maestro. Nada de protocolos formales, ni de palabras sobrantes, al grano, de modo directo y comprensible por todos, como en Barbiana. Se lo dije en su despedida en Madrid: “te vamos a echar mucho de menos”.

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Universidad Pontificia

Caminos que se cruzan ¿Cuánto debemos al otro? ¿Cuánto de lo que somos es en realidad el otro en nosotros? La pregunta no es vacua ni baladí. Encierra además tantas dimensiones y aspectos tan complejos que no es el caso tocar aquí. Forzoso es aceptar que los otros, con los que camino un largo trecho vital, y aún con los que me encuentro ocasionalmente, viven en nosotros. Pues bien, José Luis Corzo ha sido para mí lo último: un caminante que me ha salido al paso o con el que me he encontrado en el camino (solo Dios lo sabrá), ocasional y periódicamente, a tramos discontinuos e inintencionados. * Conocí a José Luis encaramado en una tarima profesoril. Él era entonces un profesor que asomaba a la treintena y yo un estudiante veterano, pronto a conseguir la licenciatura. En una universidad cargada de ideología, preñada de política y contestataria, explicar «teología de la educación» no era fácil: consiguió que no nos aburriéramos, que le prestáramos atención y que nos (y le) cuestionáramos. Sembró. Por vez primera — año 1975-76— leí a Lorenzo Milani. ¡Eso si que era revolución! Pero en un medio cultural dominado por la sospecha y la teoría conspiratoria, hasta

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Antonio García Madrid, profesor UPSA

extremos hoy impensables —¡dónde la universidad templo de la inteligencia!—, también Milani era sospechoso. Pocos años después, cuando yo me iniciaba en la enseñanza universitaria, él abandonaba la facultad en la que hubiéramos podido coincidir y trabajar. Zancadillas, perspectivas alicortas y una buena dosis de mal humor, le alejaron de la Ponti. Los dos trabajamos al mismo tiempo una tesis, sin saberlo (él con Milani, yo con Mounier). Se fue a sus proyectos y yo quedé entre los pupitres. Nos perdimos. Sólo la noticia de la publicación de su tesis fue un nuevo fogonazo. Allí había textos que no conocía y allí leí Una muralla de papel y de incienso, lectura que hizo que me agarrara con fuerza a la silla para no caer por la sorpresa y la admiración, o que me frotara con fuerza los ojos para cerciorarme que no soñaba. Sus conclusiones en la tesis fueron el modelo para que yo redactara las mías un año después. No nos veíamos, pero seguía dejando miguitas que yo recogía y degustaba con fruición. ** Él sigue defendiendo y confiando, contra viento y marea, en la escuela pública, sin matices. Yo desconfío de la acción estatal y de la

maquinaria burocrática que le acompaña, nada inocente, por cierto (¿acaso la madame puede proclamar su virginidad?). Los productos del Estado, suelo decirle, son siempre muy caros y de muy baja calidad y la prueba la tenemos en nuestra propia casa y ante nuestros ojos. Él se mueve con soltura en un altruismo —de honda raíz religiosa en su caso, sin duda— , al que yo considero peligroso desde el mismo momento que desbordar los pequeños ámbitos en los que tiene razón de ser y asume pretensiones de universalidad Él se deja caer hacia opciones públicas a las que yo reprocho no haber sido capaces de un riguroso análisis histórico de trayectoria, también de un profundo examen de conciencia y de identidad, y de no haber sometido a crítica tanto doctrinarismo y autosuficiencia. Etc. La lista es larga. Pero reconozco y admiro la coherencia con que ha defendido y defiende su ubicación (qué bonita palabra que alude a raíces profundas) religiosa en el mundo, y comparto con él la dulce caricia de la esperanza ante el abismo vital y el absurdo. El diálogo, el encuentro y el caminar continúa. Ojalá que sea por muchos años. n

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Otras firmas ilustres de la política, la educación y el periodismo, que se unen y enriquecen este merecido homenaje, destacando tu firme compromiso educativo.

Una mirada diferente

Jesús Málaga, ex alcalde de Salamanca Conocí a José Luis Corzo a través de una del Lenguaje en la Universidad Pontificia de amiga común, María Teresa Aubach. Los tres Salamanca. Ambos vivimos el boom de la éramos profesores en la Pontificia y forma- nueva pedagogía y buscamos fórmulas nomos con mi mujer, María José, Gerardo vedosas para aplicarlas. Su paso por la granja Pastor y otros, una tertulia de la que tengo Lorenzo Milani aportó a la Salamanca urbana un grato recuerdo y en la que aprendí mu- una mirada diferente, más digna, para las perchas cosas de todos ellos. Desde el primer sonas, especialmente los jóvenes, que quiemomento compartimos formas de concebir ren permanecer en el campo y dedicarse a la la vida y, lo que es más importante, la ma- ganadería o al cultivo de la tierra. En años en nera de luchar para transformar la realidad los que el abandono de la agricultura era y es que se nos antojaba difícil para amplios co- la norma, cuando nuestros pueblos se deslectivos que se encontraban alejados de los poblaban y quedaban convertidos en geriábienes educativos y culturales. tricos, Corzo y su gente desde la Granja Fui invitado por José Luis a Santiago Uno Escuela Lorenzo Milani remaban contra coa intervenir en “Dejarse preguntar” y viví una rriente e inculcaban unos valores que han llede las experiencias que más me han impac- nado los campos de Castilla de hombres y tado. Un grupo de chicos venidos del mundo mujeres responsables y críticos con la realirural o de barrios marginales, habían descu- dad que les ha tocado vivir. bierto en aquellas aulas abiertas al mundo José Luis Corzo se jubila de la docencia una nueva forma de relacionarse con sus oficial, pero no dejará de impartir cátedra semejantes, directas y sin reservas, aunque hasta su muerte. A las personas como Corzo el que tuvieran delante fuera el alcalde de su no se las puede acotar. Su ímpetu personal ciudad. dedicando las 24 horas del día a entregarse La experiencia pedagógica de Corzo coin- a los demás no termina con una edad detercidió en el tiempo con la mía en la implanta- minada, por el contrario, como el buen vino ción de los estudios de Logopedia y Psicología mejora con el tiempo.

Soldado de la luz

Fabricio Caivano, periodista experto en Educación

He tenido la fortuna de participar durante años en la llamada renovación pedagógica, en sus combates y también en sus derrotas. De esa dedicación guardo un tesoro: el recuerdo de algunas personas extraordinarias que andaban dejándose la piel por hacer, a pie de obra, con pasión, una escuela más justa. Sin reservas me regalaron los secretos de su oficio y, lo más grato, la calidez

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de su amistad. Ante la creciente estupidez de una política educativa antipopular, miserable y sombría, se me aparecen hoy más inolvidables cuanto más necesarios. José Luis Corzo ocupa un lugar especial en esa memoria personal. Ahí va mi retrato en blanco y negro… nada que no sepamos quienes lo hemos tratado. Alto y delgado, como un ‘greco’; serio, sin Nº 64-65 (2014)

O t r a s

p e r s o n a l i d a d e s


OT R AS PER SONALIDADES distancia; coherente, sin esa “pedantería pedagógica” tan propia de nuestra complaciente tribu; adusto pero cercano; alumbrado con el poderoso combustible que mueve a los justos: la santa indignación de quien ama al débil y pone voz a los “desfavorecidos” (¡ vaya palabro para no decir pobres…¡¡). Y es que Corzo, el “mío” cuando menos, parece que viene de universo ético en el que no hay duda del lado de quién hay que estar cuando se trata de escuela, de clases sociales, de dignidad y de justicia. Esto se llamaba antes “compromiso” y nos va a hacer mucha falta ahora para expulsar a los mercaderes de la escuela… y para escribir cartas duras a esos maestros que agarran el curriculum con guantes y se ponen de perfil. Como sus Maestros (¡¡ vaya unos también ¡¡) José Luis es cristiano de los de una pieza, de esas infrecuentes criaturas que andan por el Mundo, sin alardes ni palabrería, soldados de la luz que proyectando el brillo de un ejemplaridad personal hecha de lucidez y coherencia , de caridad y de rabia, poseídos por una piedad militante, sin adornos, por una valentía de pensamiento y obra

que secretamente envidiamos algunos agnósticos descafeinados. Son soldados de la luz: palabra y espada. Su fuego rescalda el pacato mundillo de la educación, tan políticamente correcto, tan apagado y apegado a su liturgia, en el que hay buen trigo sí, pero mucha humo de pajas hay también. Mucho queda por renovar y hay mudanzas radicales por hacer. José Luis Corzo es ciudadano que discrimina lo accesorio de lo esencial de lo que se traen entre manos. Convengamos que hay pocas criaturas con esa virtud en este nuestro valle de ladrones y de expoliados (vean su oscura topografía en los números 60 y 61 de Educa(NOS). Y ahora que se nos jubila (bien que sea de estirpe “injubilable”…) esperamos que siga librando combates “pertrechado con las armas de la luz”, como se dice en la Epístola a los Romanos, pero no se fíen de la cita. Si no existiera un José Luis Corzo, habría que inventarlo. Y puestos a inventar, bien nos vendría una docena de esa envergadura moral. Es un privilegio guardar esa memoria de él, compartir su júbilo hoy y saberlo amigo.

Jose Luis Corzo, o la tenacidad y el compromiso educativo

José María Hernández, CU de Pedagogía, Universidad de Salamanca

No menciono aquí nada de lo importante que ha sido en muchos momentos de nuestra formación y actividad pedagógica la lectura de las diferentes publicaciones de Corzo, difusor principal de la obra y propuesta educativa de Lorenzo Milani en España a través de varios libros y numerosos artículos de revistas de educación, unas especializadas y otras de difusión. Ahora quisiera detenerme con brevedad en algunos momentos o etapas de nuestra relación personal y profesional, siempre conectada al ámbito de la educación.

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Debo indicar que nunca tuve una intensa relación personal con José Luis, pero ésta siempre fue cercana en afecto, próxima en planteamientos pedagógicos y duradera dentro de las inevitables intermitencias del tiempo y la distancia de nuestras respectivas residencias habituales y algo diferentes dedicaciones profesionales. Haciendo uso de la memoria, por fortuna muy viva, recuerdo que la primera vez que oí hablar de Corzo y de Milani lo fue en el marco del escultismo salmantino, muy poco después de nacer la Casa Escuela Santiago

Uno. Los grupos scouts del momento en Salamanca, por ejemplo el del Milagro el que yo pertenecí como responsable y animador juvenil desde 1970 y años posteriores, mantenían una actitud abierta hacia las nuevas propuestas pedagógicas de corte alternativo, emancipador y crítico que fluían por entonces en una España que buscaba la libertad, la democracia y la liberación real de los sectores más desfavorecidos, también en el contexto de un cristianismo posconciliar comprometido en el que muchos nos movíamos en esas fechas. Nº 64-65 (2014)


OT R AS PER SONALIDADES Además, el hecho de que el entonces Colegio Scio de los P. Escolapios (Pº Canalejas) fuera una especie de epicentro movilizador del escultismo (muchos responsables procedían de ahí, del Scio, por ejemplo el escolapio de nuestro grupo, Iñaki Arriola, o que desde la Expo Scout Tienda allí ubicada se difundieran libros y materiales scouts a toda España, o de la feliz Exposición Scout que todo futuro scout debía visitar para comprender intuitivamente el escultismo), facilitó que algunos responsables scouts salmantinos pudiéramos conocer de forma directa, en sus inicios, la experiencia pedagógica de Corzo aplicando la propuesta de Milani en Santiago Uno. “Carta a una Maestra” fue un libro leído y utilizado en varias de las unidades scouts y de pioneros en la Salamanca de 1972 y años posteriores. Poco después Milani para nosotros ya fue conocido y estudiado de forma más ordenada y “científica” en las clases de nuestra formación pedagógica en la universidad, primero en la Ponti y después en la Universidad de Salamanca. Y a partir de 1977 Milani y Corzo , también en algún momento Adele Corradi, van a estar presentes en nuestras clases y actividades prácticas de Pedagogía en la Universidad de Salamanca, primero en la antigua Facultad de Filosofía y Letras y más tarde en la actual Facultad de Educación, pero de manera constante, aunque intermitente. Al mismo tiempo, en plena transición política y educativa Nº 64-65 (2014)

de la España de los años 70, van a ir surgiendo los llamados Movimientos de Renovación Pedagógica y las Escuelas de Verano, auténtica escuela de cambio social y pedagógico en esos años para quienes participamos en ese proceso sociopolítico y educativo de manera activa y crítica. Allí estuvo siempre presente Corzo, con Milani en la mano, porque era legítimo y necesario. Recuerdo que tuve el placer de invitar a José Luis en 1978 a que participara en la I Escuela de Verano de Castilla y León (y en años sucesivos) para impartir cursos a maestros y estudiantes con expectativas alternativas e innovadoras, porque entonces yo tenía responsabilidades principales en la organización de tales eventos pedagógicos alternativos. Desde entonces todo fue siendo fluido y natural en nuestra relación personal y profesional, con buena complicidad. Así, por ejemplo, invitamos a Corzo para que publicara en nuestra revista “Historia de la Educación”, 6 (1987) , una de las más cotizadas del sector, el artículo “Balance en el XX aniversario de Lorenzo Milani y la Carta a una Maestra”. También le invitamos a que participara como ponente en diferentes semanas pedagógicas organizadas por los estudiantes y profesores jóvenes de la Facultad, o conferenciante en diferentes momentos hasta nuestros días. Solo a manera de muestra, en las próximas VI Conversaciones Pedagógicas de Salamanca, que celebraremos los días 5-7 de junio de 2014, destinadas al

estudio de “Influencias italianas en la educación española e iberoamericana”, tendremos como ponente invitado a Corzo, para que nos hable precisamente de Milani en España, como uno de los exponentes de esa pedagogía italiana. En diferentes ocasiones nuestros estudiantes de pedagogía han visitado o realizado el practicum en Santiago Uno o en la Granja Escuela Lorenzo Milani, lo que significa que a través de Corzo la pedagogía milaniana ha estado y sigue viva en nuestra Facultad de Educación. Para finalizar, una anécdota que seguramente recuerda José Luis. En julio de 1995 me encontraba en una sala de espera del aeropuerto de Buenos Aires haciendo escala para viajar a Paraguay a participar en una actividad de educación de adultos a la que me habían invitado. De repente oigo una voz que me llama en alto y con energía, “¡Chema!, ¿Qué haces aquí?”. Era nuestro querido José Luis que llegaba también para hacer escala hacia Bolivia, donde iba a ocupar sus vacaciones atendiendo a una parroquia de sectores muy humildes de Cochabamba. El mundo es un pañuelo, dijimos los dos, pero sobre todo para encontrarnos en disposición de atender demandas educativas algo diferentes a las oficiales, cada uno en su estilo y desde su contexto. José Luis, siempre podemos volver a encontrarnos en actitud de servicio pedagógico, con o sin motivo previsto, en todo momento. n

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La familia

Mi primer muñeco, ¡además se movía!

María Luisa Corzo, hermana

A mí me parece muy fácil contar vivencias que he compartido con José Luis. Cuando nació yo tenía 11 años, era la hermana mayor, aunque todavía era una niña. Fue mi primer muñeco, ¡además se movía! En aquella época no era fácil comprar nada parecido. Después vino el colegio. Yo le preparaba el desayuno antes de irme a la oficina, siempre

En las navidades del año 1954, en casa de “los Clivillés”, grandes amigos de mis padres y la letra del reverso es de mi madre, Matilde Toral.

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se quemaba, se enfadaba. Ya apuntaba un poco su genio, su carácter fuerte y seguro cuando tenía razón; y vaya si la tenía, todos los días se que- tan complicado! No había desmaba y además llegaba tarde a canso ni para él, ni para los educadores, ni para el ama de casa, clase. Una vez hecha esta introduc- Consuelo; impresionantes toción y dejando claro que soy su dos. Tampoco para los chicos. hermana y madrina, me encuen- Aquello cambiaba de día en día, tro con un señor entradito en tanto en lo referido al edificio años y jubilado. Ha llovido mu- “abandonado” que tuvieron que cho desde entonces. Han sido adaptar para poder vivir, como tantos años de seminario, un se- a los chicos que allí estudiaban minario severo, de mucho sacri- y se formaban. Y por supuesto ficio, para él y para unos padres para todos los que constituían que le echaban de menos. Lo esa gran familia. No puedo ni dijo papá: “se han llevado al hijo quiero olvidarme del padre Otilio, que tanto esperé tener”. Pero que también era un referente estoy segura que nunca les de- para todos los de la casa. Después de muchos años fraudó, al contrario, les dio muchas alegrías y disfrutaron con volvió a Madrid. Al tenerle tan él más de lo que nunca hubie- cerquita la convivencia por susen pensado. Y todos hemos puesto ha sido más frecuente. compartido con él momentos Además de su trabajo como que nos parecían importantes sacerdote, profesor, escritor y y también difíciles. A cuantas “viajero”, la familia le hemos llemás dificultades se enfrentaba, nado ese carrito que siempre más fuerte se hacía: Santiago 1, ponía boca arriba, de bautizos, Salamanca. Varias veces hemos comuniones y bodas. No sólo ido mis hijos y yo a pasar unos por ser de la familia, también días, Gregorio trabajaba y no por ese don suyo: la palabra, podía acompañarnos. que nunca deja indiferente a Este proyecto fue una expe- nadie. riencia para José Luis y mucho En tu próxima jubilación, más para nosotros, ¡qué impor- que espero sea tarde, seguiré tante nos parecía, qué trabajo escribiendo. Nº 64-65 (2014)


Y finalmente, la entrañable voz de tu familia, para el hermano, el tío… donde, en este íntimo ámbito, igualmente has enseñado a mirar, a compartir, a expresarse… y, en fin, a vivir desde la responsabilidad y el compromiso.

Cuando menos, original ¡Hola hermano! me han pedido que cuente algo sobre ti desde mis experiencias contigo. Empezaré por decir que cuando tú naciste yo ya tenía ocho años, lo cual hacía que de vez en vez tenía que cuidarte algún ratillo en la calle Juan Bravo, mientras mamá hacía algún recado. Siempre fuiste un niño muy bueno, tan bueno que acabaste por irte al seminario. Papá se llevó un gran disgusto porque esperó mucho tiempo para por fin tener un hijo varón y vas tú y a los 16 años te largas de casa. Este disgusto se convirtió poco después en la mayor alegría y felicidad de nuestros padres. Sus dos hijas Mª Luisa y yo Mati también les dimos mucha felicidad, por lo menos cinco cada una, cinco hijos, 10 nietos, pero nada comparable a su hijo que iba para Obispo o para Santo. Contigo hemos experimentado, yo por lo menos, muchas experiencias positivas sobre todo espiritualmente. Seguimos paso a paso tus experiencias, tus logros, Santiago 1, las granjas agrícolas, tu dedicación a todos aquellos chavales de medio rural salmantino que se formaron y aprendieron a ser personas, a saber hablar y a dedicarse al medio en el que se habían criado. Cada vez que íbamos a Salamanca veníamos llenos de admiración, de comprensión y sobre todo de darnos cuenta de que enseñando es como más se aprende. Otro de mis mejores recuerdos fue mi primer viaje a Italia, tú y yo solos.

Matilde Corzo, hermana

Fue un viaje inolvidable con multitud de anécdotas y experiencias. Contaré sólo una para que quien lea estas líneas se dé cuenta de por donde creo yo has querido ir siempre. Un día me dijiste ¡hoy vamos a ir a comer a un sitio donde comen los pobres de Roma! Yo me quedé de piedra, pero ahí que nos fuimos los dos. Pasamos al Trastevere y llegamos al susodicho comedor. ¿Que por qué me acuerdo de esa experiencia? hombre hermano reconoce que el plan era cuando menos original, yo creo que sólo se le podía ocurrir a un buen sacerdote, a un buen cristiano y a una persona como tú con una verdadera vocación de servicio a los más necesitados, y sí la experiencia me hizo comprender que en esta vida, en este mundo, en esta fantástica creación, algo falló. Siempre dices que Dios nos creó libres y puede que así fuera, pero desde luego no iguales! Todos estos años de tu vida y de la mía has tenido una gran influencia en mi fe (siempre dubitativa) en mis opiniones, en para qué estamos en el mundo, en le respeto a los que no piensan igual. ¡Te has jubilado! palabra que viene de júbilo pero si que seguirás haciendo todo aquello por lo que siempre has vivido. Gracias hermano por ser como eres, con los más y con los menos, pero siempre mirando hacia Dios ¡Que Él te bendiga! Te quiere mucho tu hermana Mati.

A mi tío José Luis, “el tío fraile”

Elena Sánchez Corzo, sobrina

Recuerdo que de pequeña me parecías altísimo y luego, cuando me hice mayor, me encontré con que no eras tan alto, pero sí un gran “tío”. He crecido viéndote en Salamanca, con tus chicos en la casa- escuela Santiago 1

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(sobrecogida cuando te salía el mal genio y tenías que “abroncar” a alguno; se me helaba la sangre), tomando leche recién ordeñada con un sabor tan fuerte que no podía soportar, viendo cómo nacía un ternero en vivo y en directo, en Nº 64-65 (2014)

L a f a m i l i a


L a f a m i l i aL manera de ayudar al que menos sabe. Sólo espero llegar a jubilarme con tanta fuerza por trabajar como la que tienes tú y, además, aprendiendo de todos y de todo, día tras día, en cada momento. Ahora, por suerte, tienes mucho más tiempo para poder dedicarte a ese proyecto de vida que, sin duda, cambiará las aulas y la enseñanza. Muchas gracias tío.

la matanza de un cerdo, ... y, so- sueño se ha ido materializando bre todo, oyéndote hablar de Don y ha transformado realidades de Milani de mil maneras y con una aquellos chicos que han tenido admiración impresionante, como la suerte de encontrarte en sus la que yo siento por ti cuando vidas. veo toda tu obra, tu trayectoria, He visto tu empeño, tesón, tu afán por saber, tu entrega a la constancia, insistencia, perseenseñanza, en suma, cuando te verancia,… y creo que el mundo oigo hablar (como un pozo de sa- se ha beneficiado ya de todo lo biduría sin fondo). que has conseguido hacer y yo, He visto, desde que tengo personalmente, desde luego que uso de razón, todo lo que has sé que estoy “tocada” por el afán ido haciendo para perseguir un de pasar por la enseñanza dejánsueño y como, poco a poco, ese dome la piel en ella, buscando la

No se desperdicia ni un minuto ni el pan

Ana Sánchez Corzo, sobrina

José Luis es mi “tío fraile”. Así le hemos llamado siempre en casa. Que llegaba para los acontecimientos familiares, venía de algún sitio o pasaba camino de otro, siempre ocupado, pero se quedaba el tiempo suficiente. Tenía un coche, un dos caballos, no me acuerdo el color. El día de mi Primera Comunión nos llevó a unos cuántos niños a dar un paseo en él, nos encantaba, cabíamos muchos, podíamos sacar la cabeza por el techo del coche, ¡era descapotable! Vivió durante mucho tiempo en Salamanca. Hablo de Santiago 1, como si supiera realmente lo que allí se vivía, pero no es verdad. Yo

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iba de invitada, a veces con mi madre, otras sola. Recuerdo las comidas con los chicos que allí estaban, las lecturas, los paseos, no se desperdiciaba ni un minuto del día, tampoco el pan. Al que llegaba a Santiago le tocaba hablar, contar sus experiencias. Alguna vez se me atragantó la comida, cuando le oía decir mi nombre, me tocaba hablar, y yo, la niña de Madrid, me sentía completamente perdida entre esos chicos, ¡cuánto sabían, cuánto se esforzaban! ¿Qué podía contarles yo que valiera la pena? ¿Javier? ¿Se llamaba así aquel chico con el que coincidí un mes de julio? El tío le obligó a pasearme por Salamanca, yo estaba encantada, él no sé. Más de una vez he preguntado al tío por él. Los versos de Miguel Hernández que te recibían al entrar en la casa, los aprendí de memoria. Eran de su libro “Viento del pueblo”, sólo la primera estrofa aparece, por supuesto bajo un yugo. Nunca los he olvidado, aquí los tenéis, maravillosos:

Carne de yugo, ha nacido más humillado que bello, con el cuello perseguido por el yugo para el cuello. … ¿Podéis creer que hoy, por primera vez, he leído el poema entero? Y también me acuerdo del árbol que estaba en la entrada, y que dicen que partió un rayo y que parecía muerto, pero que no dejaron de cuidar y regar y de pronto un día renació (¿historias de niña?) Sin hablar de Don Milani, que no me atrevo a mencionar porque me considero una total ignorante, sí me voy a lanzar a decir y perdón por mi simpleza, a dar mi opinión: sacerdote, de vocación; pero también escritor, de libros y de “sermones” para su misa de domingo en el colegio (no os lo perdáis, merece la pena) y maestro entregado. Para algunos algo molesto, los menos, pero siempre trabajador tenaz e infatigable. ¿Cómo será el tío fraile cuando se haga mayor, os lo imagináis quieto? Nº 64-65 (2014)


L a f a m i l i aL

¡Ah! El tío fraile

El “tío fraile” con Miguel y los niños.

¿Homenaje a Corzo? ¿Quién es Corzo? ¡Ah! El tío Fraile. Empecemos por ahí. Pero, que conste que yo lo digo como parentesco, no por vacilar (homenaje a Bienve). Es que para mí, para mis cuatro hermanos y mis cinco primos es… nuestro tío fraile. Y por el humor que le caracteriza, ahora se presta el chiste que dice que un cura es aquel al que todos llaman padre menos sus hijos que le llaman tío. Pues, bien, mi tío Corzo tiene diez sobrinos. Seis chicas y cuatro chicos. La mayor ha pasado de los cincuenta y el pequeño de los cuarenta. ¡Ahí es ná! No en vano nos llevamos reuniendo más de veinte años en su casa el 28 de diciembre día de los inocentes. Además en mi caso nací en 1971 cuando se estaba haciendo o estaba en pañales la Casa Escuela Santiago 1. Sé que viajé en numerosas ocasiones y me quedan recuerdos… trazas de vida… recuerdo que cada uno, hasta los invitados, teníamos nuestro hueco para la servilleta en aquel “armarito” a la entrada del comedor. También creo recordar que se hablaba en la comida de temas interesantes. Y cuando me fui a echar sal que me avisó ¡cuidado que la tapa se sale a veces! No pasa nada, yo controlo, respondí confiado; y, efectivamente, medio salero acabó en la sopa… no recuerdo más del Nº 64-65 (2014)

Miguel Sánchez Corzo, sobrino bochorno que sentía, ni siquiera de si me la tomé o no. Aprendí más de una lección. Siempre se aprendía. Recuerdo aquel pasillo del piso superior por la noche, creo que me daba miedo. Y esa puerta abatible… ¡cómo me gustaba! La escalera y la entrada eran maravillosas, allí limpiaban todos… los alumnos, el director, los educadores… yo no sé si limpié. Recuerdo la capilla y las celebraciones; recuerdo la sala Milani con la foto de don Milani. Y los pupitres. Se respiraban las ganas por aprender… aunque yo fuese un niño y no supiese casi nada; pero estaba claro que era un lugar diferente. Los chavales… todos buenos. Consuelo… única, qué profesional era, a la vez que medio madre de todos, ningún quebradero le dio a mi tío, perdón, Corzo, con la cocina y lo que le rodeaba, que era mucho. También recuerdo la “guardería” que había al lado de la cocina fruto de la respuesta concreta de la casa a una necesidad de la gente que había cerca. Recuerdo el no olmo “…hendido por el rayo” a la entrada. Y algo de lo que ponía en el vestíbulo “…el yugo para el cuello por el yugo”… nunca lo aprendí pero sabía que guardaba la esencia de la casa. Algo me quedó. Cada vez que he ido o he oído nombrar Salamanca me acuerdo de ti. Para mí va unida a ti. Pero Corzo es mucho más. Mi tío eran las misas del Gallo en casa de mis padres con la posterior cena de Nochebuena. Qué bien habla… y casi siempre interesante. Me bautizó a mí y a punto está de bautizar a mis dos hijos. Mucho más podría decir. Pero ya te lo diré. Sólo (con tilde) me queda decir que desde que soy profesor de Garantía Social (Actual PCPI) he tenido mucho más presente a Corzo y a Milani. Del primero ya he dicho algo y del segundo ya lo ha dicho él tantas veces. No trato de imitar, sería aún mayor el fracaso. Además no sé tanto como para intentarlo; pero sé que algo llevo de ellos y mucho gracias a mi tío fraile (y a Gerardo y a tantos otros) n

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Palabra, tarde, tierra…

Antonio Oria de Rueda, Madrid

De palabra a Palabra sopla el viento, se hace la luz, y nace la memoria. La luz es Luz si se ata con la historia y crea así la Historia a fuego lento. Atravesar la vida con un tiento: tantear y sentir; juntar la escoria, vivirse en la pasión contradictoria y fundir de emoción el pensamiento. Paso a paso, donde el silencio labra, señalando los signos del ahora buscando paz, y amando la batalla,

COLABORAN

suena el ahora y, donde el mundo calla, la Luz pone la luz en esta hora y el viento hace Palabra a la palabra.

Colaboran en estas historias trimestrales los lectores e internautas que lo deseen. Y, por ahora, los colaboradores fijos: J.L. Veredas (FP Agraria, SA), Tomás Santiago y Luisa Mellado (infantil y primaria, Peñaranda SA), A. Oria de Rueda (FP y gestor de contenidos en TV, M), Oliva Martín (educación familiar, SA), Miquel Martí (Unesco, B), J. Martí Nadal (animación juvenil, Polinyà de Xúquer V), Álvaro Gª-Miguel (dibujo, Coca SG), Carlos García (ex-director de primaria, Pto. de Sta. Mª CA), Alfonso Díez (maestro y sindicato EST, SA), J.L. Corzo (universidad, M), Juan Bedialauneta (FP, Sahara), Adolfo Palacios (música, S), Xavier Besalú (Universidad, GI), Gerardo Fernández (PCPI y secundaria, M), M. Pérez Real, (Pedagogo, secundaria, SE), J.E. Abajo (Enseñantes con Gitanos, Aranda de Duero BU), L. Alanís (Secundaria, Gerena SE).

Hemos regalado muchos ejemplares, pero el papel, la imprenta y correos se empeñan en cobrar. Redactores y dibujantes no. Échanos tú una mano. Esta es una revista sin publicidad, a base de voluntariado…, pero tenemos déficit. Suscripción: 24 € por dos años (8 números). Ejemplar suelto y atrasados: 3 € (Precios unificados el 20.2.2010). Por giro, ingreso o transferencia a la cuenta del MEM 2104/0012/67/0000037408. También contra reembolso, pero domiciliar el pago en tu Caja o Banco es lo más barato. (No disponemos aún del pago directo por Internet). MEM (Movimiento Educadores Milanianos) c/ Santiago, 1. 37008 SALAMANCA (Tfno. 923 228822 Salamanca – 91 4026278 Madrid) E-mail: charro@amigosmilani.es Una vez confirmado el pago, procedemos a enviar los números por correo ordinario. La información recopilada en el proceso no podrá ser utilizada con otros fines y eres tú responsable de la veracidad y validez de los datos aportados para llevar a cabo el cobro.

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