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Las feministas okupan la red
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ma neoliberal al que se oponen estos movimientos. Sin embargo, su descentralización constituye un internacionalismo localizado (glocalidad) […] Enfatiza tanto las dimensiones económicas como culturales […] La lucha también se da en el terreno de las identidades culturales, subrayando el derecho a la diferencia […] sus repertorios de acción incluyen marchas y manifestaciones, pero las llamadas a la acción se dan a través del internet, mientras que las marchas masivas y las acciones se articulan con múltiples formas de resistencia virtual (Juris, Pereira y Feixa, 2012, p. 28).
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Tomando en cuenta lo anterior, es posible decir que las transformaciones que se dan en las prácticas políticas de los feminismos contemporáneos: a) implica una organización que se da en el entorno de las redes informales, las cuales se ven facilitadas por el uso cotidiano de las TIC; b) es transnacional en cuanto a su alcance geográfico/temático, al vincular sus luchas arraigadas localmente con otros movimientos del mundo; c) por lo general optan por formas “no convencionales” de protesta y de acción directa, incluyendo repertorios creativos, expresivos o violentos, es decir, que además de su propósito utilitario, estas acciones constituyen complejas representaciones culturales que permiten a las participantes comunicar mensajes simbólicos, a la vez que ofrecen un foro para producir y experimentar significado simbólico; y d) privilegian el tema de la afectividad en sus esfuerzos organizativos que resisten y que están encaminados hacia la transformación social, reconociendo y redescubriendo el potencial político de la sororidad
18, que si bien, no es
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“La sororidad parte de un esfuerzo por desestructurar la cultura y la ideología de la feminidad que encarna cada mujer, como un proceso que se inicia en la amistad/enemistad de las mujeres y avanza en la amistad de las amigas, en busca de tiempos nuevos, de nuevas identidades. Las francesas llaman a esta nueva relación entre las mujeres, sororité, del latín sor, hermana; las italianas dicen sororitá; las feministas de habla inglesa
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un elemento nuevo en nuestros activismos, es redefinida y puesta en el centro, a diferencia del carácter militante “tradicional” que considero prevaleció en otros momentos del movimiento feminista.
Como parte de la reflexión en torno a esta nueva manera de ser y hacer feminismos es de particular importancia el reconocimiento y análisis que se hace del uso y apropiación de las TIC
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y que ha dado lugar a toda una nueva vertiente del propio movimiento: el ciberfeminismo.
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la red
Para la artista multidisciplinaria, escritora y docente paraguayoestadounidense, que se destaca por su contribución al desarrollo del arte feminista, Faith Wilding (1998), el ciberfeminismo es una promesa de la nueva ola del pensamiento y práctica “post feminista” (que por lo general es situada en su tercera ola, es decir en la década de 1990 hasta nuestros días), y considera que es justo me-
la llaman sisterhood; y nosotras podemos llamarla sororidad: significa la amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear, convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario […] La sororidad es en esencia trastrocadora: implica la amistad entre quienes han sido creadas por el mundo patriarcal como enemigas” (Lagarde, s. a).
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“Con el advenimiento y la proliferación del Internet, las personas ocupan ahora, no sólo hábitats físicos, sino también online, y estos espacios se han convertido en una importante fuente para la creación y reproducción de las relaciones, identidades y posiciones sociales” (Hallet y Barber, 2014, p. 307). Traducción mía.
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“Okupa con k de punk [se refiere] […] a lo que en inglés se llama squatting para circunscribir esta práctica a la ocupación ilegal de edificios vacíos en un contexto urbano y distinguirlo de la ocupación como parte del repertorio de la protesta de diversos movimientos sociales a lo largo de la historia y del mundo (Rovira, 2016, p. 39).
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diante el trabajo de numerosas mujeres netactive
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, que hoy en día existe una presencia ciberfeminista en la red que es diferente, ingeniosa e iconoclasta frente a muchos de los principios del feminismo “clásico”, pero que, simultáneamente sólo ha dado sus primeros pasos en responder tecnológicamente a complejos territorios, mismos que tradicionalmente han sido cifrados en un grado mítico como un dominio masculino:
[…] la incursión del ciberfeminismo en las distintas variedades del mundo técnico ha sido considerablemente nómada, espontánea, y anárquica. Por un lado, estas cualidades han permitido la máxima libertad para las diversas manifestaciones, experimentos, y el comienzo de escrituras y géneros artísticos distintos. Por el otro, el trabajo en la red y las organizaciones muestran algo que falla, y los usos teóricos que miran los aspectos tecno-sociales del género son relativamente inmaduros en su desarrollo hacia espacios de mayor igualdad entre los sexos conquistados a través de la lucha (Wilding, 1998).
Uno de los aspectos fundamentales que diferencia al ciberfeminismo de otras expresiones del movimiento, es que la red le provee con un vehículo crucialmente diferente que no es de ninguna manera comparable con las anteriores olas feministas, las cuales dependían de que las mujeres tomaran corporalidad de manera conjunta en la cocina, el mercado, la iglesia, donde se reunían en privado para planear sus campañas públicas sobre liberación política y legal.
Durante la segunda ola, las feministas comenzaron a utilizar nuevas tácticas que incluían el crear espectáculos de oposición en los
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Netactive se refiere a la acepción común de estar “activo en la red”, es decir, quienes actúan en vez de contemplar o especular en el espacio específico de la red (net).
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mass media. Por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, grupos de mujeres organizadas irrumpieron en lo que se consideraban “monumentos culturales patriarcales” ( i.e. el concurso de belleza, Miss América Pageant, las oficinas y clubes de Playboy, Wall Street, el Metropolitan Museum of Art, por mencionar algunos), ayudando a visibilizar las luchas feministas a nivel nacional e internacional, ofreciendo imágenes de la emergencia del “poder femenino” (girl power) que sirvieron de inspiración a otras mujeres para que desarrollaran sus propias acciones.
Posteriormente y durante la tercera ola (donde convergen múltiples feminismos, como: cultural, ecologista, teórico, de sexo positivo, lésbico, abolicionista/anti-pornografía, multicultural, etc. y a menudo agrupados en lo que se llama “post feminismo”) se continuaron usando modelos públicos de acción y rebelión. Siendo un caso paradigmático el de la Coalición de Mujeres Activas (WAC, por sus siglas en ingles) de Nueva York, misma que es considerada como una organización feminista proto-electrónica temprana, ya que muchas de sus acciones políticas fueron posibles gracias a la eficaz comunicación y al sistema de trabajo en la red, organizada de manera inmediata y para lo cual fue decisivo el uso de la conexión telefónica, combinada con acceso al fax, e-mail, y a los contactos de periodistas y reporteros.
A pesar de dichos avances, esta autora considera que un amplio sector de feministas de la tercera ola ha perdido la oportunidad de apropiarse de un área crucial que representa la revolución de la información tecnológica y de las comunicaciones:
El ciberfeminismo representa un nuevo destino de exploradores listos a dar la batalla en estos nuevos territorios […] Al mismo tiempo hay lecciones de la historia que deben ser aprendidas. Los movimientos radicales en su infancia tienden a volver a sus viejos modelos.
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El ciberfeminismo no es diferente y los temas del feminismo como, subjetividad femenina, separatismo, y mantenimiento de los límites y de la identificación territorial están destinados a surgir de nuevo, aunque en otros territorios feministas parezcan muertos (Wilding, 1998).
Asimismo, determina que el territorio del ciberfeminismo es mucho más amplio que el ciberespacio, en tanto que la infraestructura que crea el mundo virtual es inmensa. En este sentido, toda aproximación al territorio del ciberfeminismo debería contemplar: a) el espacio objetivo del ciberespacio, junto con instituciones en las que el proceso tecnológico es clasificado genéricamente de una forma que excluye a las mujeres del acceso a los puntos de poder de la tecnocultura; b) el esfuerzo de estar cada vez más consciente del impacto de las TIC en la vida de las mujeres y de la clasificación genérica de la tecnocultura en la vida diaria; y c) que está íntimamente conectado a sistemas del “mundo real” que se benefician de la separación y jerarquía de la clasificación sexo/genérica. A esto cabe añadir que, cada vez que el feminismo intenta incorporarse a nuevos territorios, las integrantes de la vanguardia suelen enfrentar una serie de problemas que obstaculizan su quehacer político, obligándonos a elaborar nuevos repertorios de acción y marcos de significado, como es el caso de esta vertiente.
Por su parte, Monserrat Boix (2015) en el artículo “Desde el ciberfeminismo hacia la tecnopolítica feminista” complementa lo enunciado por Wilding, al delinear las diferentes etapas por la que ella considera ha pasado el ciberfeminismo y los retos a los que se ha confrontado:
[…] desde las australianas de VNS Matrix y su “Manifiesto Ciberfeminista”, pioneras en la utilización del concepto junto a la filósofa Sadie Plant y sus “Ceros y
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Unos”. El salto en Europa en 1997, con la “Primera Internacional Ciberfeminista” de Documenta X; las Old Boys Network y Cornelia Solfrank, Faith Wilding y el Critical Art Ensemble, un puente entre el mundo del arte que durante esos años llenó de contenido el concepto de ciberfeminismo casi en exclusividad. Hasta el movimiento antiglobalización emergente en lo que en 2002 llamé ciberfeminismo social intentado ampliar el marco definitorio para incorporar las experiencias de la lucha feminista en Internet, como la Marcha Mundial de Mujeres o las denuncias sobre el feminicidio de Ciudad Juárez, en México, y el reto de utilizar las TIC para irrumpir en el sistema que mantiene el patriarcado y modificar el código (Boix, 2015).
Para Boix es justamente desde el activismo feminista en la red, donde hoy se continúa dotando de contenido a una noción del ciberfeminismo que había quedado exhausto en el mundo artístico por el declive del netart y por los giros de nuestra presencia online y apropiación de las TIC. Es en la segunda década del siglo XXI que pasamos de utilizar la red como herramienta de meta comunicación, a estar en red y a conformar a través de ella, a través de estructuras capaces no sólo de transmitir información sino de movilizar, organizar y construir. La web 2.0
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ha permitido a las ciberfeministas compartir mensajes, campañas, contenidos y proyectos interconec-
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El término establece una distinción entre la primera época de la Web, donde el usuario era básicamente un sujeto pasivo que recibía la información o la publicaba, sin que existieran demasiadas posibilidades para que se generara la interacción, y la revolución que supuso el auge de los blogs, las redes sociales y otras herramientas relacionadas, cuya esencia es la posibilidad de interactuar con el resto de los usuarios y/o aportar contenido que enriquezca la experiencia de navegación. Definición recuperada en: http://definicion.de/web-2-0/, consultado el 22 de noviembre de 2015.
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tados en el continuum virtual y presencial, en tiempo real y de manera viral:
Ya no se trata de acciones puntuales sino de actuación con presencia y presión continua con estrategia a gran escala. Se han creado nuevos imaginarios que están contribuyendo con mayor o menor éxito pero con intensidad y vigencia a un cambio político […] El movimiento feminista tiene mucho que ver con la forma rizomática de nodos autónomos pero interconectados, con intereses específicos marcados por las diversas agendas pero compartiendo valores y principios comunes (Boix, 2015).
En efecto, hoy en día las prácticas ciberfeministas podrían concebirse como nodos dispersos pero a la vez en permanente interconexión mediante las TIC, con capacidad de converger en determinados puntos dentro y fuera de la Matrix, permitiendo de forma simultánea la incorporación de múltiples luchas que se dan contra el patriarcado, donde la aprehensión, uso y disposición de herramientas digitales para la acción colectiva es imprescindible.
Sin embargo, y como he mencionado, a pesar de que han pasado poco más de dos décadas de la emergencia de esta vertiente feminista, la tecnología continúa siendo un tema que provoca desencuentros, ya sea desde lo personal en cuanto a la tecnofobia que continua permeando nuestras subjetividades femeninas “tradicionales”, como en la dificultad que conlleva insertarnos en espacios altamente masculinizados, incluso aquellos que se identifican como parte de la cultura libre
23, mismos que reproducen una visión de la tecno-
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“No puedo sugerir un rol específico para la mujer en el Movimiento del Software Libre porque sólo el planteamiento sería sexista. ¿Por qué plantear un rol específico por el hecho de ser mujeres? El planteamiento ético del software libre es neutral en cuanto al género. Los derechos
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logía intrínsecamente aséptica, neutra, para quienes el problema del uso y apropiación de las TIC por parte de las feministas reside únicamente en las propias mujeres, sin detenerse a reflexionar de manera crítica sobre cómo el funcionamiento del quehacer científicotecnológico es refractario y mediado por intereses y relaciones de poder.
Desde la emergencia del ciberfeminismo impulsado sobre todo desde las expresiones del netart hasta nuestros días, concuerdo con lo que dice Natansohn, de que estamos en un momento donde se da de manera lenta, pero contante, la consciencia sobre la necesidad de usar los recursos organizativos de la red y adquirir competencias tecnológicas, que a su vez no estén mediadas por intereses corporativos y que se imbrican con otras luchas que buscan eliminar todo tipo de opresión humana:
A partir de los noventa, la historia a ser contada es la de las redes de mujeres a lo largo del mundo para la organización política y la expresión artística, una historia que incluye artistas, militantes ciberfeministas, tecnólogas, científicas y periodistas que se organizan por el derecho a internet y también por el software libre, como estrategia de empoderamiento de las mujeres. Apache Women, Debian Women, Fedora Women, Genderchanges, Gnome Women, Gnurias, Haecksen, KDE Women, LinuxChix, Mujeres en Red y Ubuntu Women, todos nombres que relacionan plataformas, software y mujeres, son algunos de los grupos inmersos en la tecnología digital, con sensibilidad feminista y del proyecto político del software libre (Natansohn, 2013, p. 28).
humanos son los mismos para todos, ricos o pobres, hombres o mujeres, para ambos” (Richard Stallman entrevistado por Mónica Paz, 2007).