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Destierro

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Prisión política

Prisión política

“En el zoológico muy pensativos a veces los animales están, se acuerdan de todas las cosas que en la selva hay que cambiar. Ellos quisieran también estar ahí para ayudar, y enseñar que en la selva para todos hay lugar”.

El destierro es una cárcel sin paredes. El exilio y la migración forzada implica cargar con una falta de pertenencia permanente, hacia delante, pero también hacia atrás. El país, el territorio, el hogar que se deja desaparece y se convierte en un lugar al que ya no se puede volver, incluso cuando se logra regresar. Océanos, desiertos y montañas se vuelven fronteras que separan, y también fosas comunes de los caídos. Esas vidas robadas no se pueden reparar. Pero hay quienes humanizan y suturan esas experiencias, luchadoras que crean nuevas antifamilias, sobrevivientes que se sostienen unas a otras, que comparten sus historias. Historias que se repiten, que suceden y vuelven a suceder, y por eso se tienen que escuchar.

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