Reportaje
LA CORPORACIÓN NACIONAL FORESTAL EN LAS ZONAS ÁRIDAS DE CHILE de los recursos forestales y vegetacionales de las zonas áridas, o su importancia para la mantención de la fisonomía del paisaje, los usos tradicionales de carácter ancestral ni el valor cultural de estos recursos, así como las demandas de las comunidades locales por forestación y manejo de los servicios ecosistémicos del territorio.
MUNDO FORESTAL
Juan Pablo Contreras, Ingeniero Forestal Universidad de Chile CONAF Antofagasta.
MAYO 2020
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Desde el establecimiento de la CONAF en las zonas áridas y semiáridas del país, en la década del 70, el componente forestal de su gestión ha sido un tema difícil de instalar, y aun es difícil visualizar de forma clara al “sector forestal” de estas zonas y la trama socioeconómica y cultural asociada. En general, se ha debido adaptar la gestión forestal a una visión institucional basada en la realidad del sector forestal del centro-sur del país, las particularidades de sus bosques nativos y plantaciones, y la importancia de la producción de bienes maderables para la economía nacional. Los profesionales que han liderado el quehacer de CONAF en estas zonas, han tenido que romper paradigmas y ser ingeniosos para que su labor sea considerada en los programas y proyectos nacionales, diseñados para condiciones y problemáticas que no responden a la realidad de las zonas áridas. En efecto, los instrumentos de fomento y desarrollo forestal no han considerado íntegramente en su diseño, la problemática histórica de degradación
Pese a lo anterior, uno de los cambios paradigmáticos que podemos atribuir con orgullo a los ingenieros forestales y profesionales del área de la biología dentro de la gestión proactiva de CONAF en las zonas áridas y semiáridas, es haber incorporado en la visión de desarrollo forestal nacional, la “consideración de que las formaciones xerofíticas y los matorrales nativos no son componentes menos importantes que los árboles en las formaciones vegetacionales (ello es particularmente cierto en las zonas áridas y semiáridas del mundo), muy por el contrario, muchas veces contienen elementos que proveen bienes y servicios ambientales (transables y no transables) y satisfactores culturales y espirituales de alta calidad” (Peña, A. 2012). En este esfuerzo jugaron un rol clave igualmente investigadores de universidades nacionales y regionales. Lo anterior quedó reflejado en la Ley 20.283 sobre Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal del año 2008, en la que se incorpora como objeto dentro del texto legal, al mismo nivel conceptual que los bosques nativos; a las “formaciones xerofíticas”. Antes de esta incorporación las formaciones xerofíticas eran recursos vegetales cuyo aprovechamiento y destrucción no estaba regulado. A partir de la promulgación de esta ley, por primera vez los recursos forestales y formaciones xerofíticas del norte del país cuentan con un marco conceptual y jurídico que recoge las particularidades ecológicas y socio-culturales regionales.