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MUJERES CON HISTORIA
sin cesar plasman en una selfie uno de los edificios más icónicos de la ciudad, me encuentro enfrente de una exposición dedicada a Fernande Olivier. La primera pareja y musa del pintor español Picasso, pero no fue simplemente una figura silenciosa, sino una sensible observadora del bullicioso mundo bohemio de Montmartre, que plasmó en un primer libro de recuerdos, “Picasso y sus amigos” publicado en 1933.
Es un libro que narra apasionadamente la influencia de un hombre en constante cambio y evolución, así como de la huella que el artista pudo haber dejado en su círculo íntimo. No sólo encontramos una descripción magnífica de Picasso, sino también a una mujer joven, tímida y apasionada que penetró en este ambiente de artistas dominado por la testosterona.
En el Musée de Montmartre, el arte moderno flota como un aroma fresco. Aquí reviven, al pie de los viñedos urbanos, entre estos muros que vieron trabajar a Renoir, Valadon, Utrillo, Émile Bernard o las bestias Friesz y Dufy, sus primeros tiempos.
“Viví con ellos, más cerca de ellos que nadie, puesto que la casa de Picasso era también su casa”, explicó Fernande Olivier.
Olivier fue, sin duda, quien escribió el prólogo del cubismo. Recorrer la obra de esta artista es hacerle justicia a la mujer que tenía un talento desmesurado y que
La vida ha pasado sobre nosotros, sembrando alegrías y tristezas. La confianza mutua se debilitó; después fue la dolorosa separación de una vida tan cargada de recuerdos. Compañera fiel de los años de miseria, no he sabido ser la de los años de prosperidad. ¿Se acordará Picasso ahora de la joven amiga que con frecuencia le sirvió de modelo y que, en cierta época no pudo salir a la calle en dos meses porque no tenía zapatos? ¿Se acordará de los meses de invierno en que ella tenía que quedarse acostada por no tener dinero para comprar el carbón necesario para la calefacción del glacial estudio? Yo me acuerdo de todo su huella en la historia del arte apenas está siendo reconocida. Hoy celebramos esta mujer increíble y decidimos no olvidar su legado.
Te compartimos una pequeña reflexión de esta mujer, donde podemos observar la amargura y la tristeza al recordar los momentos vividos con el artista.
“La vida ha pasado sobre nosotros, sembrando alegrías y tristezas. La confianza mutua se debilitó; después fue la dolorosa separación de una vida tan cargada de recuerdos. Compañera fiel de los años de miseria, no he sabido ser la de los años de prosperidad. ¿Se acordará Picasso ahora de la joven amiga que con frecuencia le sirvió de modelo y que, en cierta época no pudo salir a la calle en dos meses porque no tenía zapatos? ¿Se acordará de los meses de invierno en que ella tenía que quedarse acostada por no tener dinero para comprar el carbón necesario para la calefacción del glacial estudio? Yo me acuerdo de todo”.
¿DE QUÉ ME SERVIRÍA SEGUIR VIVA?
Una pregunta muy fuerte, para pensar en nuestra vida. ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Estás satisfecho?, ¿te hace falta algo?, tal vez un chispazo para despertar y seguir el camino que siempre has deseado o por algún miedo no te has atrevido. Mi pasión ha sido contar historias, ya sea en letra, fotografía o video. Es lo que más disfruto en esta vida, poder transmitir historias, vidas, paisajes; otros viven para que las demás personas vivan, para poder brindar un poco de luz y justicia para quien no la tiene.
Hermelinda Tiburcio Cayetano es una defensora mixteca de Derechos Humanos, que ha trabajado desde muy joven a favor de las mujeres indígenas en el estado de Guerrero.
Nació en el corazón de la Montaña mixteca mejor conocida como la Costa Chica de Guerrero, donde creció, siendo testigo de la pobreza, la débil presencia institucional y la constante migración de las comunidades a las zonas urbanas.
Desde temprana edad observó cómo las mujeres en la región sufrían afectaciones a su derecho a la integridad personal y a la vida debido al machismo imperante. Las muertes maternas, el maltrato físico y psicológico, y la discriminación económica y social hacia las mujeres mixtecas guerrerenses, pasaban diariamente frente a su retina.
A los 11 años y movida por un sentido de búsqueda de justicia en las comunidades indígenas mixtecas, se marchó de su natal Yoloxóchitl y empezó a trabajar como trabajadora del hogar en Ometepec, lo cual le permitió terminar sus estudios de secundaria para posteriormente obtener títulos universitarios en desarrollo comunitario y en psicología.
En 1997 se integró al Movimiento Estatal del Consejo Guerrerense 500 años de Resistencia Indígena, donde continuó su proceso de formación en la defensa de los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Hermelinda fue la primera mujer mixteca que se pronunció públicamente sobre el tema de la violación sexual a mujeres indígenas en la región cuando, en 1999, expuso el caso de dos mujeres, Victoriana Vázquez Sánchez y Francisca Santos Pablo, a manos del ejército mexicano, en Barrio Nuevo San José, Municipio de Tlacoachistlahuaca. A partir de ese momento, se dictaron órdenes de aprehensión contra ella, por varios delitos, que fueron retiradas en 2003, gracias a una demanda de amparo.
Actualmente, pertenece a la Coordinadora Guerrerense de Mujeres Indígenas, es integrante activa de la Coordinadora Nacional
De qué me serviría escaparme de la pobreza, la marginación, la ignorancia y el machismo, si yo como mujer, madre, esposa, hija, profesionista, indígena, ignorara lo que pasa en este país, ¿de qué me serviría estar viva?, si abandono mi lucha y mi sueño, mi cuerpo, mi ser, moriría en vida. Si el universo me diera la oportunidad de volver a nacer, haría lo que hago hoy de Mujeres, y de la organización K’inal Antzetik (Tierra de Mujeres, en tzetzal) desde donde lucha y hace visible la situación de exclusión, violencia y discriminación que sufren las mujeres indígenas en México.
En 2007, Hermelinda fue nombrada presidenta del Fondo Regional Na savi. A.C., constituido cinco años antes con la colaboración monetaria de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), a través del gobierno federal. El Fondo fue creado con el ánimo de destinar recursos económicos a programas de apoyo a los derechos de la población indígena, sobre todo de las mujeres.
Sin embargo, poco después de su creación, la defensora comenzó a observar que parte de los fondos destinados a proyectos productivos para mujeres indígenas, estaban siendo malversados por funcionarios públicos al interior de la CDI. Hermelinda denunció que, al haber expuesto las anomalías encontradas ante la contraloría de la sede de la CDI, así como interponer una denuncia ante el Ministerio Público por desvío de recursos, “lo único que encontró fueron amenazas, difamación e intentos de asesinato”.
De hecho, desde que comenzó su labor como defensora, Hermelinda ha sido continuamente hostigada, amenazada, y en al menos tres ocasiones se ha atentado contra su vida.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas en México (ONU-DH), entre otras funciones de su mandato, realiza labores de monitoreo y observación, documentando casos de denuncias de violaciones de Derechos Humanos.
Hermelinda está consciente que cada día existe la posibilidad de morir, pero ha decidido seguir soñando junto con los sueños de muchas de sus hermanas indígenas que viven esperando un México mejor, esperando que las instituciones de gobierno ejerzan con transparencia los recursos públicos, que las instituciones de impartición de justicia sean parciales y justas, y que dan su vida, por sus hijos y por la generación futura. Porque abandonar su lucha es abandonar su sueño.
“De qué me serviría escaparme de la pobreza, la marginación, la ignorancia y el machismo, si yo como mujer, madre, esposa, hija, profesionista, indígena, ignorara lo que pasa en este país, ¿de qué me serviría estar viva?, si abandono mi lucha y mi sueño, mi cuerpo, mi ser, moriría en vida. Si el universo me diera la oportunidad de volver a nacer, haría lo que hago hoy”. //@revistacosasmx
Urge sensibilizar sobre el cambio climático dadas las consecuencias que podrían repercutir en nuestro entorno
Claudia Camarena* Adry del Rocío**