Discurso de despedida José L. Perestelo

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Discurso de despedida de José Luis Perestelo:

Buenos días a todos: Hoy, aquí, culmina la parte pública de una historia de amor y compromiso con mi isla, que nació muchos años atrás, en mi juventud, cuando decidí que quería hacer cosas por esta tierra y su gente. Esta es una historia, no demasiado común que merece ser contada, porque habla de cómo un maestro de Los Galguitos logra convertirse en el presidente del Cabildo de La Palma, de cómo alguien venido del pueblo consigue que el pueblo que más ama confíe en él para que lo dirija y lo lleve al lugar que se merece. Yo lo he dado todo por La Palma. Lo he hecho lo mejor que he podido, sacando muchas veces fuerzas de donde no las había, multiplicando recursos en tiempos de escasez. Pero aún así, es mucho más lo que me han dado a mí La Palma y los palmeros. Porque sé que en ningún otro lado y en ningún otro cargo político voy a tener tantas satisfacciones como las que he tenido presidiendo el Cabildo. Porque en ningún otro lugar voy a sentir tan de cerca el cariño de la gente, la ilusión de los más jóvenes, la gratitud de los más viejos… Sin embargo, he tenido que tomar una decisión que es, sin duda, de las más difíciles de mi vida y de mi carrera política. Pero créanme que lo he hecho únicamente pensando en La Palma y en sus necesidades. Sabiendo que este era el momento idóneo para iniciar una nueva etapa y dejar al frente de esta institución a un equipo joven, pero preparado, que ha trabajado codo con codo conmigo en los últimos años y que tiene la fuerza, el empuje y el conocimiento necesario que La Palma necesita para seguir creciendo. Yo no me voy. Desde el Congreso de los Diputados, donde ustedes me han puesto con sus votos, voy a representar de la manera más digna posible a este pueblo noble desde su mismo nacimiento. Voy a luchar, a trabajar duro para que nuestros hijos y nietos y las generaciones futuras tengan las oportunidades que se les negaron a nuestros padres. Defenderé nuestros asuntos, aquellos que nos preocupan, que son vitales para los palmeros: la pervivencia del plátano, el campo, la sanidad, las infraestructuras, los planes de empleo. Todo aquello que en las islas mal llamadas menores nos ha costado siempre el doble.


Somos un pueblo luchador desde nuestro origen. Un pueblo fuerte, que no se rindió nunca, por mal que fueran las cosas. Repelimos los ataques piratas y rechazamos a quienes quisieron esclavizarnos y aún en las peores épocas, siempre salimos adelante. Somos hijos, nietos y bisnietos de gente trabajadora, herederos de una raza que se caracteriza por crecerse siempre ante las dificultades y por amar a su tierra-Benahoare decían los aborígenes-por encima de todo. Y por eso estoy orgulloso de ser palmero, de compartir con ustedes el amor por esta isla y por haber conseguido, junto con un equipo inmejorable, que se convierta en referente de bienestar en el Archipiélago, algo impensable tan sólo unas décadas atrás. Queda mucho por hacer, claro que sí. Aún hay que seguir avanzando y este equipo que dejo al frente del Cabildo, con Guadalupe González Taño a la cabeza, es el mejor equipo para conseguirlo. Por la senda que hemos trazado en estos más de doce años van a seguir transitando hombres y mujeres que tienen los mismos objetivos que yo: que La Palma y sus gentes sigan alcanzando metas, sigan prosperando, lleguen a cotas máximas de bienestar. Las que merecemos por nuestro trabajo y nuestros valores. Hemos sido el granero de las Islas durante muchos años, fuimos y somos avanzadilla de la prensa, de la libertad de expresión y de la cultura, el pulmón del Archipiélago y un ejemplo en el respeto a la biodiversidad. Hoy, con las infraestructuras necesarias y una economía preparada para afrontar los retos de los nuevos tiempos, tenemos que seguir siendo ejemplo y punta de lanza. Los grandes proyectos que nos habíamos trazado ya están concluidos o en vías de concluirse y ahora sólo queda que transitemos por ese camino ya iniciado. Como les decía, con mi marcha pienso en la Isla antes que en mí; antepongo los intereses de La Palma a cualquier otra cosa. Porque no puede ser de otro modo cuando se habla de la tierra que me dio la vida, la personal y la política, y que tan generosa ha sido siempre conmigo en todos los sentidos. Me voy emocionado, con sentimientos encontrados e intensos, con el corazón dividido porque va a ser difícil dejar de trabajar en esta isla, va a ser duro no escuchar cada día a los vecinos,


a ustedes, que siempre me han hecho saber sus deseos, que me han trasmitido sus quejas, sus reproches cariñosos, me han confiado sus anhelos y sus esperanzas. Juntos hemos construido esta realidad que es hoy La Palma. Hemos trabajado todos, codo con codo, para llegar a este punto. Y así seguirá siendo, porque yo les doy mi palabra de que voy a seguir luchando para que esta Isla siga mejorando. Y lo haré como siempre. Con responsabilidad, con sentido del deber, sabiendo que sigo trabajando por mí gente y que en el Congreso tendré la oportunidad de conseguir grandes cosas para esta tierra, que todo lo merece. Creo que me voy con el deber cumplido. Así me lo han hecho saber ustedes y así lo siento, porque a ello he dedicado estos años, respondiendo a la palabra que les di y a al confianza que en mí depositaron. Este proyecto que pensamos para La Palma estuvo siempre por encima de personalismos. Somos y hemos sido un equipo, por eso es el momento adecuado para decir un hasta siempre. Y les dejo en las mejores manos, ustedes lo saben tanto como yo. Coalición Canaria se caracteriza por tener una cantera de hombres y mujeres preparados, con criterio, con una inmensa capacidad de sacrificio y una gran altura de miras. La que hay que tener para servir a los ciudadanos. Yo soy de esa escuela, la del trabajo, de una escuela política en la que nunca se ha vacilado en dar paso a los más jóvenes. Así pude ser concejal de mi pueblo con sólo 27 años. Y así fui consejero de este Cabildo y llegué a ser presidente, el sueño más grande que un palmero puede alcanzar. Siempre me movió el amor por mi Isla y por mi gente. Creo que he sido valiente. Aposté fuerte, en los buenos y los malos momentos, y a la vista está que no me he equivocado. Por eso, ahora es el momento de agradecer todo lo conseguido a aquellos que nos han acompañado en el camino y que han sido también protagonistas de esta historia única. Me permitirán que me dirija a mi familia, a mis padres, a mi mujer Julia y a mis hijos, José Alberto y Miriam. Ellos han sufrido mis ausencias y aguantado duras esperas, compartiendo el sacrificio que supone la vida política. Una vida que ellos no eligieron, pero que han sabido


comprender y aceptar. En los momentos más duros, sus sonrisas y su amor me sirvieron para no desfallecer. Por eso quiero que estas palabras de agradecimiento vayan para ellos. También quiero dar las gracias, en este momento, a todos los colectivos vecinales y sociales, a las asociaciones de todos y cada uno de los sectores, a los trabajadores municipales, funcionarios, personal laboral, personal de confianza…a todos quienes, en estos años, han trabajado estrechamente con la Presidencia para levantar este proyecto. A mi equipo de colaboradores más cercanos, que siempre han estado junto a mí entendiendo los sacrificios que impone trabajar, estrechamente con el presidente de un Cabildo. Me gustaría nombrarlos uno por uno, porque lo merecen, pero no quiero extenderme demasiado. En ellos están representadas la profesionalidad y abnegación de todo el personal de este Cabildo. Todos sin exclusión, han sido impecables, independientes, honrados y fieles a la Institución y a la Isla. Gracias. Agradezco, también su trabajo y su entrega a los portavoces y consejeros de las restantes fuerzas políticas, porque siempre han dado ejemplo de buen hacer y talante democrático, estando a la altura de las circunstancias y siendo leales especialmente en los momentos duros. Confío, de verdad en que por la relación que hemos tenido estos años, podamos seguir debatiendo y desarrollando nuestros puntos de vista desde la simpatía y el afecto. Nunca tendré otro cargo político en el que me sienta más orgullosos que este. Siempre podré decir, satisfecho, que he sido el presidente de este Cabildo de La Palma, de una isla que destacó de entre todas desde su mismo nacimiento, que jamás se doblegó ante quienes quisieron ponerle cadenas, que sobrevivió al volcán y convirtió la lava en tierra fértil… Y ese mismo orgullo lo siento por su gente. Por los campesinos y los trabajadores; los docentes y los empresarios. Por los jóvenes y lo mayores. Los que nacieron en el campo y los


que nunca han vivido fuera de la ciudad. Por los palmeros y palmeras. Gente noble que hoy dice con la cabeza bien alta: yo soy de La Palma. A fuerza de trabajo hemos puesto esta isla en los mapas. Tenemos una agricultura que se mantiene frente a las dificultades, y un Parque Nacional imponente, que maravilla a quienes nos visitan, como la biodiversidad que nos ha hecho conocidos fuera de nuestras fronteras. Tenemos unos cielos únicos, contamos con elementos tan valiosos como el observatorio del Roque de los Muchachos y con la mayor catedral astronómica del mundo, el Gran Telescopio de Canarias, que nos ponen en la avanzadilla de la ciencia mundial. Debemos estar orgullosos de ser palmeros y así tenemos que sentirnos siempre. Porque nadie nos ha regalado nada. Lo hemos conseguido a fuerza de trabajo. De dotar a cada uno de los municipios de infraestructuras sociales, culturales y deportivas. De concluir los grandes proyectos de carreteras y telecomunicaciones que nos hacían falta para prosperar. Pero entre todas esas cosas, aún con las satisfacciones que me han dado, me quedo con la riqueza humana, con el trato directo con la gente, con mi gente. Poder ayudarlos a mejorar su calidad de vida, darles esperanzas, expectativas de futuro o simplemente escucharlos, tenderles una mano. Esa es la mayor riqueza que me llevo. Ustedes me han hecho mejor persona, me han abierto su corazón y me han confiado sus problemas. Me han enseñado a ser paciente y a que el más humilde de mis vecinos, vale lo mismo que el más alto personaje . Me han dado una impagable lección de vida y con eso me quedo. En mi corazón están los amigos que se fueron… y también aquellos otros que me han brindado su ayuda y su sabiduría a cambio de nada. Gente de la que he aprendido, de la que he podido disfrutar y por ello doy gracias a la vida. Asimismo recordar a aquellos que me han precedido en el cargo, que han sentado las bases de la Institución y la han defendido a ultranza, ayudando a que hayamos podido llegar hasta aquí. Todos ellos, sin excepción, son gente de valía, que se ha sacrificado por La Palma y cuya valía y altura de miras esta fuera de toda duda. Por ello, esta Isla debe tenerlos siempre en su memoria y darles un lugar destacado en su Historia. Quiero también acordarme de la gente de la prensa, obreros de la palabra, cronistas, columnistas, corresponsales de todos los medios que han informado de lo bueno y de lo malo, siempre intentando ser justos y objetivos y haciendo que su trabajo nos sirviera de referencia. También han sido indispensables para el desarrollo de nuestra labor las asociaciones empresariales y de comerciantes, las instituciones culturales y las organizaciones no gubernamentales que han tenido una visión avanzada, múltiple y rica de esta isla. Gracias a todos porque son parte de este proyecto. Un proyecto que no habría sido posible sin todos los palmeros y palmeras que, desde otras instituciones, como el Gobierno de Canarias, han apoyado nuestro trabajo porque han sabido siempre lo importante que era que su Isla tuviera el despegue definitivo. Y de manera especial, muy especial quiero que mi agradecimiento de hoy valga para todos y cada uno de los palmeros y palmeras, quienes me han visto crecer, como hombre y como político y me conocen mejor que nadie. Gracias por su oportunidad, por su apoyo incondicional y sobre todo por su cariño. Un afecto y un apoyo que espero trasmitan, igualmente a mi sucesora, Guadalupe González Taño y a su equipo, este equipo joven ilusionado, lleno de proyectos que sé que no les va a defraudar en ningún momento. Gracias a los ciudadanos de Barlovento, Breña Alta, Breña Baja, Fuencaliente, Garafía, Los Llanos de Aridane, El Paso, Puntagorda, Puntallana, San Andrés y Sauces, Santa Cruz de La


Palma, Tazacorte, Tijarafe y la Villa de Mazo. Ojalá pudiera agradecerles uno a uno, todo lo que han supuesto estos más de 18 años en el Cabildo. Quiero tener ahora un recuerdo especial y emocionado para todos aquellos palmeros que viven fuera, principalmente en Cuba y Venezuela, donde tuvieron que ir en los tiempos duros del hambre a buscar al otro lado del Océano lo que la tierra no daba. Gente que llevó a esas tierras el cultivo del tabaco y la caña, y llevó la décima y la trajo renovada. Y aún hoy la cantamos y nos acordamos de los que se fueron. Gracias, también a todos ellos por el cariño inmenso con el que me han acogido brindándome lo poco o mucho que tienen. He sido, también, su presidente y no podía hoy olvidarme de nombrarlos. Gracias a esta Isla, Isla corazón, Isla verde, Isla bonita, que me ha dado la vida una y mil veces. A este lugar peculiar, acogedor y único por el que voy a seguir trabajando y que jamás cambiaría por ningún otro. Gracias. Gracias a todos por hacer posible este proyecto, esta realidad que hoy es La Palma. Gracias por confiar, por creer, por soñar. A todos, muchas gracias.

Publicado por: www.mundolapalma.com


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