net átlético, sin el cual nadie podrá tomar parté'eri prueba alguna, mientras llega el momento en que potentes las Sociedades, con gimnasios que merezcan el nombre de tales, la Federación pueda exigir a aquéllas la existencia en su seno del personal técnico, capaz de realizar la verdadera misión que a las Sociedades deportivas toca llenar ante la defección del Es-> tado. Todo el trabajo de la Federación Castellana, tiende a la consecución del plan que a grandes trazos, apuntado queda. Para esta labor, no basta la voluntad y trabajo de los que la integran, es preciso, que totodos los deportistas, compenetrados de que se trabaja, se agrupen en torno de la Federación y unos con su pluma u oratoria, otros con su dinero y, todos con su acción presten su apoyo a esta obra de regeneración física, llevando la bienaventuranza a todos aquellos, de quienes se dijo con desprecio que «corren a apagar la hoguera de alcohol en que se consume la raza, constituyendo Sociedades al amparo de la taberna» quizá, porque al acercarse a quienes les motejan en solicitud de ayuda, habían invertido sus caudales en la formación de grandes Casinos. Esos muchachos, son los redentores, que corriendo tras el ideal no reparan en que van solos, ya no tan solos por fortuna, y que como luchadores, si alguno cae, con la ofrenda de su vida habrá logrado que el «Así se hace raza» que lanzaron, tome la efectividad que todos deseamos. E. PUIG AICART
Sociedades que lleven colonias infantiles a la Sierra, considerándola, muy acertadamente, como manantial de energías físicas y morales. Tiene mucha razón el autor del referido escrito, y bastante se debería escribir sobre lo mismo, y también acerca de la falta de apoyo del Estado a las entidades deportivas. Ahora bien, hay que aplaudir a una Sociedad verdaderamente altruista, que lleva ya cinco afios estableciendo campamentos veraniegos en nuestra próxima Sierra. Esa asociación tan benemérita es «Los Exploradores de Madrid». La calumn^da sociedad de la juventud, que sin estímulo ninguno, en medio de la indiferencia y la desatención general acerca de la obra que realiza, no desmaya en su labor, y sigue firmemente, aunque con las necesarias alternativas, el camino áspero, lleno de ingratitudes, que Hevará ai mejoramiento de la raza, a la educación física de los adolescentes. Ese campamento de los exploradores, representa un esfuerzo muy grande y un buen número de muchachos aficionados a la montaña. Más de quinientos chicos constituyeron el primer campamento, número que fue decreciendo progresivamente al faltarle el apoyo y el entusiasmo, hasta llegar en el pasado afio a reunir cuarenta exploradores en ^u colonia de Cercedilla, habiéndose iniciado el aumento en este año, que han logrado llevar a sesenta muchachos a fortalacer sus pulmones con los beneficiosos aires serranos. Y mirándolo bien, es una cantidad de expedicionarios-muy respetable. No hay Sociedad en la Corte que logre reunir a sesenta asociados en un campamento de veinte días. El sitio donde han pernoctado está bien elegido, por lo cercano al pueblo, donde hay que LOS EXPLORADORES aprovisionarse; por ^a bastante altitud—mil seiscientos metros—, y por la abundancia de aguas frescas y puras que brotan de la fuente de «Los Tres Amigos», en la meseta conocida por «El Rellano de la Hornilla», debajo de los picos de «La Peñota». Los muchachos han hecho una verdadera Precisamente al siguiente día de mi regreso vida de campaña, sana y alegre. Repartidos en a esta Corte, después de una expedición a la tiendas de campaña, con amplio espacio para Sierra del Guadarrama, leí en MADRID-SPORT, cada uno. La alimentación abundante, y bien Un artículo, firmado con las iniciales^. F. k.', condimentada por dos cocineros llevados de en el que su autor se lamentaba de la falta de Madrid. Y empleando el día en ejercicios y
Campamento en la Sierra.
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