ABRIL CON ESTEBAN VICENTE

Page 1


Abril (interior).indd 2

26/2/21 11:06


Abril

con Esteban Vicente Ignacio Sanz

Abril (interior).indd 3

26/2/21 11:06


Hay meses especiales, ¿lo sabías? El mes de tu cumpleaños, los meses de vacaciones, el mes en el que, si hay suerte, nieva todas las semanas... Meses como abril, en el que florece la naturaleza y la vida en los jardines y en los parques y, con ellos, el color. Abril, que también forma parte del título de este libro, lleno, precisamente, de color, de vida y de naturaleza. En él descubrirás a Esteban Vicente; un segoviano especial, tan especial como el mes de abril. Pronto conocerás, al ir pasando cada una de estas páginas, que este pintor de ­Turégano hizo florecer en Segovia, con sus pinceles y sus cuadros, el expresionismo ­abstracto americano y, aunque seguramente en las primeras páginas te preguntes qué significa eso, al terminar el libro sabrás exactamente a lo que se refiere y también te sentirás especial. Tan especial como deben de sentirse los alumnos del College Samuel

Abril (interior).indd 4

26/2/21 11:06


Morse que, acompañados por su profesora Margaret, fueron a visitarlo hace años y que ahora son protagonistas de esta historia. Te sentirás especial porque sabrás qué pinta, y nunca mejor dicho, un museo de arte contemporáneo en Segovia; casi blanco y reluciente, como empiezan siendo los cuadros, escondido entre fachadas grises de antiguos palacios. Después de conocer Abril con Esteban Vicente seguro que quieres entrar pronto en ese museo, sin importar el mes que es, y contarles a tus padres, abuelos y hermanos quién fue Esteban Vicente, por qué ese edificio lleva su nombre y qué victorias y fracasos se esconden detrás de los naranjas, los rojos, los verdes o los amarillos que florecían en sus cuadros y que ahora lo llenan de color por dentro. Miguel Ángel de Vicente Martín Presidente del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, Segovia

Abril (interior).indd 5

26/2/21 11:06


Abril (interior).indd 6

26/2/21 11:06


«Desde el principio supe que el arte era mi vida y que eso era lo que quería ser». Esteban Vicente

«Realmente no sé. Es muy difícil decir cuál es mi tema. Si tuviera que definirlo con palabras diría que mi tema es el paisaje...». Esteban Vicente

Abril (interior).indd 7

26/2/21 11:06


Abril (interior).indd 8

26/2/21 11:06


El principio de esta historia A finales de mayo de 2020, con la ciudadanía de medio mundo confinada en sus domicilios a consecuencia del coronavirus, se recibió en el Museo Esteban Vicente un sobre acolchado bastante grueso remitido desde el College Samuel Morse de Nueva York. Una vez abierto se comprobó que contenía una carpeta de cartón azul ultramar con fotos, cintas grabadas, pequeños collages, poemas infantiles, dibujos escolares y algunos apuntes y reflexiones de la profesora Margaret Gasset. Aquel batiburrillo era un pequeño cajón de sastre, como los guijarros que quedan amontonados en las riadas tras una tormenta. Aparecían mezclados los dibujos y los folios en los que los escolares expresaban sus opiniones, como si se hubieran guardado de manera precipitada. En la portada de la carpeta, escrito a mano, podía leerse un sugerente título: «April with Esteban Vicente» En una nota manuscrita dentro de un sobre sin cerrar se aclaraba que el ­College Samuel Morse, una institución educativa centenaria, había cerrado sus puertas al —9—

Abril (interior).indd 9

26/2/21 11:06


­acabar el curso 2018-2019; se decía también que la profesora Gasset, jubilada unos años antes, había seguido manteniendo colaboraciones ocasionales con el College, hasta que el siniestro covid-19 se la había llevado por delante; sabiendo de la existencia en Segovia de un Museo dedicado a difundir el legado artístico de Esteban Vicente, enviaban la carpeta por si pudiera ser de alguna utilidad. La nota aclaraba que la profesora Gasset, antigua alumna de Esteban Vicente, había acudido durante años con sus alumnos un día de primavera a su estudio, en Bridgehampton, casi al extremo de Long Island, en el condado neoyorquino de Suffolk, donde, además de impartir un taller informal de collages y pequeñas esculturas, el artista era sometido en cada visita a un minucioso cuestionario. Una vez analizados los documentos, la dirección del Museo E. V. decidió poner la carpeta en manos de I. Sanz, experimentado rastreador de registros y giros coloquiales neoyorquinos; tras meses de trabajo tenaz, creemos que ha realizado una atinada labor de selección, limpieza y transcripción de las cintas, aunque sospechemos también, por qué no decirlo, que se haya podido tomar alguna licencia en la interpretación de ciertos sonidos ambientales. Desde luego su tarea ha ido más lejos de lo que cabía esperar al desvelar el canto de los pájaros que, como música de fondo, se cuelan en las conversaciones de manera apenas perceptible. — 10 —

Abril (interior).indd 10

26/2/21 11:06


Ahora el material se presenta al público, limpio de polvo y paja y libre del desorden con que llegó a nuestras manos. De manera que este es el momento de poner la parte esencial de la carpeta ante los ávidos ojos de los lectores, en especial de los lectores infantiles, protagonistas de los encuentros; es probable que los escolares se vean reflejados en las sorprendentes y en ocasiones disparatadas preguntas que surgían en los talleres prácticos de arte al aire libre; las respuestas del maestro a las preguntas realizadas desde una mentalidad infantil, constituyen otra manera de acercamiento a Esteban Vicente, una de las personalidades más ricas y reflexivas del panorama artístico del siglo XX. Para acabar, solo cabe decir la envidia que nos provocan los alumnos que tuvieron la suerte de caer en manos de la profesora Gasset, que, a su vez, en sus años de formación, había tenido la fortuna de ser alumna de Esteban Vicente. Salta a la vista el buen entendimiento que había entre ambos. Resulta admirable la naturalidad con que discurrían aquellos encuentros en el amplio jardín que rodeaba la casa y el estudio del artista, como si recrearan las lecciones de Sócrates en el ágora. Resulta evidente por los testimonios recibidos que los alumnos, la profesora y el maestro, parecían felices e ilusionados. Y la ilusión, nadie lo duda, es el motor que hace progresar el mundo. Dirección del Museo Esteban Vicente. Segovia, otoño 2020. — 11 —

Abril (interior).indd 11

26/2/21 11:06


Abril (interior).indd 12

26/2/21 11:06


Buenos días a todos Buenos días a todos. Buenos días. Bienvenidos. Id pasando. No es preciso que os diga a quién tenemos delante porque ya le conocíais por fotografías. ¡Esteban Vicente!, ¡Esteban Vicente! Así es, el gran artista Esteban Vicente. Bueno, el gran artista, el gran artista. Qué exagerada eres, Margaret. Ni que estuvierais entrando en la carpa de un circo donde el domador se va a enfrentar a los leones. Me hace ilusión que vengáis a visitarme acompañados por la profesora Gasset que — 13 —

Abril (interior).indd 13

26/2/21 11:06


­imagino que os habrá hablado de mí con cariño. Los jóvenes sois alegres y espontáneos por naturaleza. A los mayores nos viene muy bien relacionarnos con vosotros. Una parte de vuestra vitalidad y de vuestra alegría quedará flotando en el jardín cuando os hayáis ido. Por lo demás, basta con que echéis una mirada para que sepáis que soy un viejo con el pelo y el bigote blanco. Tienes el pelo blanco, pero caminas muy derecho. Será por mi carácter rebelde. He procurado no doblar la cabeza ante nadie. Por eso camino derecho. Por suerte, pese a los años, mi cabeza y mis manos siguen activas. Ya sabéis lo que decía un sabio griego: «pensamos porque tenemos manos». La cabaña de madera que veis al fondo es mi estudio; ahí me encierro cada día y, poco a poco, realizo mi obra. Luego lo veremos. Pero creo que, antes de entrar en detalles, debo contaros cómo comenzó todo. Y, si os parece, lo vamos a hacer paseando por el jardín. Perdona que te moleste, Esteban, yo me llamo Elizabeth y tengo una duda, querría saber si te llamas Esteban o Esteban Vicente. Bueno, en realidad, lo que quiero saber es cómo te apellidas. Mi apellido es Vicente. ¿Pero Vicente no es un nombre? — 14 —

Abril (interior).indd 14

26/2/21 11:06


Sí, claro que sí, Elizabeth; ahí tenemos al célebre Vicent van Gogh, por ejemplo, pero, en mi caso, Vicente es el apellido. Vale, Esteban; gracias. Bien, entonces seguimos paseando. Imagino que Margaret, a quién conozco desde hace bastantes años, además de mostraros imágenes de mi obra, os habrá dicho que forma parte de un movimiento llamado Expresionismo Abstracto Americano; pero supongo que Margaret no os habrá hablado de mis comienzos. Y, antes de entrar en detalles, querría contaros cómo comenzó todo. Porque las cosas no surgen por casualidad y siempre tienen un principio. Es muy interesante conocer los principios de las cosas y de las personas; incluso los principios de las nubes y de los triángulos equiláteros. Me gustan mucho las nubes y los triángulos equiláteros. Las nubes representan el desorden y los triángulos equiláteros la armonía. A mí me gustan las pelis de dibujos animados. Por favor, no os olvidéis de decir vuestro nombre cuando hagáis comentarios, dice la profesora Gasset. Perdón, me llamo David. — 15 —

Abril (interior).indd 15

26/2/21 11:06


Bien, David, me alegra que te gusten los dibujos animados. Cada película animada da ocupación a un puñado de dibujantes. Para un pintor lo primero es el dibujo. El dibujo es la base. Sin dibujo no hay pintura. Pero no quisiera perderme ahora por las nubes, por más que la divagación sea muy interesante. Decía que los principios de cada cual resultan decisivos. Un bosque, por ejemplo, comienza siempre con un primer árbol que expande su semilla hasta que, poco a poco, van surgiendo los árboles que lo forman. Por eso, para conocer las cosas, conviene ir a los principios. Si habláramos de un edificio, ­estaríamos hablando de los cimientos. De manera que lo que pretendo es hablaros de mis cimientos. Como sabéis los cimientos son esa parte de los edificios que no se ve porque está debajo de la superficie de la tierra. No penséis que es fácil hablar de los cimientos de una persona vieja, porque los cimientos quedan muy lejanos y la memoria se puede perder en sus propios laberintos. Es como si a las almenas de un castillo que tardó noventa años en construirse les preguntaran por las zanjas que abrieron en la tierra muchos años atrás para que sus paredes, poco a poco, pudieran crecer robustas y seguras. Perdona, Vicente, me llamo Ted Robinson y me fastidia interrumpirte, pero es que no sé lo que son las almenas. ¿Las almenas? Ted, estoy seguro que habrás visto muchas almenas en las películas. Son como dientes gigantes con los que se rematan las paredes más altas de los castillos, — 16 —

Abril (interior).indd 16

26/2/21 11:06


— 17 —

Abril (interior).indd 17

26/2/21 11:06


de las murallas y de las torres medievales; en Europa hay muchos castillos, murallas y torres almenadas; lo cierto es que las almenas no saben nada de los cimientos. Es lógico. Como tampoco las terrazas de los rascacielos de Nueva York saben lo que ocurre en los sótanos, a trescientos o cuatrocientos metros de distancia. Pero el ascensor sí sabe lo que pasa en un rascacielos porque los ascensores recuerdan un poco al sistema sanguíneo que recorre todas las plantas, interviene otro de los alumnos que no da su nombre y cuya voz no recuerda ni remotamente la voz de ­Elizabeth ni la de Ted. Bueno, el ascensor sí, claro, pero yo no estaba hablando de ascensores. Vayamos por orden. Yo hablaba de cimientos, es decir, de los principios; quizá, juegue con alguna ventaja respecto a las almenas de las torres medievales y a las terrazas de los rascacielos de Nueva York porque, aunque a veces la memoria me haga trampas, guardo un recuerdo preciso de mis principios, es decir, de mis raíces. Si los principios son fundamentales — 18 —

Abril (interior).indd 18

26/2/21 11:06


en cualquier persona, en un artista resultan decisivos. La obra de los artistas se nutre de su propia experiencia ¿Entendido? Se oye un murmullo de «yes», «yes», de aprobación. Y, al mismo tiempo, se escucha algo lejano el persistente graznido de una gaviota. Pues bien, mis principios quedan muy lejos de aquí; yo nací en una familia humilde con ciertas inquietudes y aspiraciones, una familia que tuvo que sacrificarse mucho para que mis hermanos y yo pudiéramos tener una formación; y todo comenzó en Madrid, la capital de España, un país al sur de Europa. ¡El país que descubrió América! Salta de pronto una voz femenina. Eso es, el país que en el siglo XV descubrió el continente americano; porque América no son los Estados Unidos como piensan algunos, América es un continente con muchos países que se extiende desde Canadá hasta La Patagonia, al sur de Chile y de Argentina. Pues bien, yo nací en España, un país luminoso que, además de conquistadores, ha dado grandes pintores, grandes poetas y grandes músicos, aunque allí, en España, abunde también la picaresca y tenga su lado oscuro y un poco primitivo, es decir, un país lleno de sol y de moscas, de bandoleros y de mozos fanfarrones que corren delante de los toros bravos en las fiestas de los pueblos; en definitiva, un país de contrastes, de grandes artistas, de poetas, de toreros y de guardias civiles con tricornio. — 19 —

Abril (interior).indd 19

26/2/21 11:06


Perdona, Esteban, me llamo Linda Stuart y quiero que me digas ¿qué cosa es un tricornio? ¿Qué cosa es un tricornio? He aquí una pregunta peliaguda, responde Esteban con titubeos. Supongo que vosotros conocéis el sombrero de la Policía Montada de Canadá, un sombrero de fieltro y ala ancha con cuatro huecos en la copa para acoplar los dedos. ¿Sí o no? Se oye un murmullo de «yes». Bueno, pues se podría decir que el sombrero de la Policía Montada es la prenda que define a la policía canadiense, la que le da carácter. Quiero decir que en Canadá un policía sin sombrero y sin caballo no parecería policía. ¿Sí o no? Sí, claro, pero dinos qué es un tricornio. Por supuesto, Linda, no te impacientes. No es fácil de explicar, aunque dicho un poco a la ligera, diría que el tricornio es el sombrero reglamentario de la Guardia Civil, la policía rural española. Se trata de un sombrero muy peculiar hecho con charol negro, como los zapatos de charol. Eh, ahora que me acuerdo… esperad un poco. A veces, no siempre, pero a veces una imagen vale más que mil palabras... — 20 —

Abril (interior).indd 20

26/2/21 11:06


Deducimos que Esteban deja plantado al grupo y se echa andar por uno de los caminos de grava blanquecina hacia la confortable casa familiar, que queda a un tiro de piedra del estudio. Profesora Gasset, ¿podemos comer el bocadillo? Pero, hombre, Philip, aguanta un poco que acabamos de llegar. ¿Ya tienes hambre? Olvídate ahora del bocadillo. Te recuerdo que estamos en clase y que en clase no se come. Estamos en un taller de arte al aire libre, profe. Un taller con un maestro de la pintura, Philip; un privilegio. Y tú pensando en el bocadillo. ¿Tampoco se puede comer chicle? Philip, Philip, Philip… Durante la breve espera, se oye el canto de un colirrojo y se cuela también el graznido de una urraca. Se deduce que el jardín, con sus árboles frondosos, está lleno de pájaros. En las fotos de la carpeta también se ven setos espesos de flores encarnadas, violetas, amarillas y blancas. — 21 —

Abril (interior).indd 21

26/2/21 11:06


Mirad, dice Esteban, hace unos meses recibí esta foto desde Madrid. Me la envió mi sobrina. Debió de estar perdida en los cajones familiares. Si os parece, os la vais pasando de mano en mano. En la foto veréis un niño de unos dos años o dos años y pico. Encima de la cabecita del niño, un brazo sostiene un extraño gorro de charol negro. Pues bien, ese gorro es el tricornio. El niño soy yo. La foto se tomaría en Turégano, el pueblo en el que nací, en la provincia de Segovia, una provincia cercana a Madrid, la capital de España. Lo más probable es que la foto se tomara durante la feria de ganado de San Andrés, a finales de noviembre del año 1905 o 1906. Era una feria multitudinaria, una de las más célebres de España, en la que se compraban y vendían miles y miles de cabezas de ganado. ¿Ganado? Sí, ganado: vacas, bueyes, toros, mulas, caballos, burros… Faltaban todavía muchos años para que llegaran los tractores y las cosechadoras. En aquella época, a las ferias también acudían los primeros fotógrafos ambulantes y la gente se pudo tomar las primeras fotos. Aprovechando el gentío y la circulación de dinero, porque en las ferias corría mucho el dinero, además de fotógrafos ambulantes, se montaban puestos de comida y casetas con atracciones curiosas como mujeres barbudas, forzudos capaces de doblar barras de hierro sobre su pecho, faquires que se comían delante de los espectadores un puñado de puntas… — 22 —

Abril (interior).indd 22

26/2/21 11:06


Perdona, Esteban, me llamo Anthony, y querría saber por dónde expulsaban los faquires las puntas que se comían. En la cinta se oyen algunas risas nerviosas. Ah, querido Anthony, eso forma parte de los secretos de las profesiones artísticas. Seguimos. Estábamos en Turégano, en la feria de ganado. Os decía que, entre las atracciones, había también tragasables, tragallamas y sirenas atlánticas, es decir, sirenas con dos piernas, una especie diferente de la sirena mediterránea. También acudían comilones que se desafiaban entre ellos con grandes apuestas. Mi padre contaba que un año dos comilones hicieron una apuesta delante de la gente para ver cuál de los dos comía más huevos cocidos; ya podéis imaginar la expectación porque aquello era un espectáculo; el ganador de la apuesta se comió uno tras otro nueve docenas de huevos. Nueve docenas que, si no calculo mal, suman ciento ocho huevos. Todo eso forma parte de la España un poco bárbara de la que os hablaba hace un momento. ¿Ciento ocho huevos con cáscara? Hombre, imagino que los comerían pelados. Eran un poco exagerados, pero tan animales... Philip habría disfrutado mucho en tu pueblo. ¡Estúpido! — 23 —

Abril (interior).indd 23

26/2/21 11:06


Bien, bien, un poco de orden. No os enfadéis. Esteban Vicente trata de poner paz. En las películas del Oeste también aparecen a veces apuestas de comilones. De huevos o de platos de judías. Lo de las apuestas es una manía de ciertas personas. Pero, en realidad, todos apostamos aunque a menudo las apuestas las hagamos con nosotros mismos porque queremos superar retos. Lo que quiero decir es que esta foto, acaso mi primera foto, se hizo allí, en Turégano, el pueblo en el que nací. Y supongo que el brazo que sostiene el tricornio encima de mi cabeza es el de mi padre que entonces era guardia civil y estaba destinado en Turégano. Por eso nací allí. Turégano es un pueblo con castillo y con una preciosa plaza porticada con hermosas columnas de piedra. Estando en Turégano mi padre abandonó la Guardia Civil y se fue a Madrid a trabajar como oficial del Banco de España. ¿Por qué abandonó la Guardia Civil?, pregunta una niña que no se identifica. ¿Por qué? Mi padre era un hombre al que le apasionaba la pintura. Además, leía bastante. Es decir, era un hombre cultivado, con sensibilidad. En aquella época, en los ­pueblos de España, como en las películas del Oeste, abundaban los fanfarrones y los bandoleros que asaltaban las diligencias en los caminos. Todavía no habían llegado los coches y el tren daba los primeros pasos. Eran frecuentes los robos y los asesinatos; había grandes desigualdades sociales. — 24 —

Abril (interior).indd 24

26/2/21 11:06


¿Los bandoleros también llevaban pistolas?, pregunta un alumno que no se identifica. Claro, las pistolas facilitaban el trabajo. Las pistolas intimidan. Los forajidos, como los pistoleros que aparecen en las películas del Oeste, se echaban a los caminos para robar ganado, joyas o bancos; lo que les resultara más fácil; luego, una vez cometido el atraco, huían lejos o se escondían en las cuevas o en la espesura de los bosques. En la zona de ­Turégano, provincia de Segovia, hubo un bandido muy célebre llamado El Tuerto del ­Pirón al que la gente le sacó coplas: «Mucho ojo con El Tuerto, el bandolero canalla, que desvalija a los ricos para dárselo a las damas». Esta copla nos la recordaba mi padre. Al parecer la debilidad de El Tuerto del Pirón eran las mujeres. Era un conquistador que tenía novia en muchos de los pueblos y le daban cobijo en caso de que le persiguieran. En los enfrentamientos con los bandidos y los malhechores se producían tiroteos y los guardias civiles eran heridos. Otras veces morían. Imagino que mi padre querría escapar de esos peligros y, cuando estaba destinado en Turégano, aprobó una oposición para el Banco de España. Mi padre era un guardia — 25 —

Abril (interior).indd 25

26/2/21 11:06


civil obsesionado con el arte, algo raro en aquellos tiempos. En su caso, el arte era una pasión. Yo creo que le habría gustado ser pintor, pero fuimos seis hermanos y alimentar una familia de ocho bocas con los pinceles es muy arriesgado. ¿Entendéis? Me llamo David y, si no he comprendido mal ¿tu padre prefería contar dinero en una oficina antes que enfrentarse a los bandoleros en los bosques? Bueno, sí, supongo que sí. Quizá tu padre era un poco cobarde. ¿Cobarde? ¿Pero qué dices? Procurar comida, ropa y educación a ocho bocas es una tarea heroica, de auténticos valientes. Me parece más interesante perseguir bandoleros que contar dinero. Mucho más. Claro, a tu edad, yo también habría preferido perseguir bandidos. Menudas aventuras. Pero el mundo no se ve igual a los diez años que a los cuarenta; mi padre tenía una — 26 —

Abril (interior).indd 26

26/2/21 11:06


familia y no se podía exponer alegremente a las balas de los forajidos. Una bala certera te puede matar y entonces ¿qué hace una viuda con seis hijos? Además, el Museo del Prado quedaba muy lejos de Turégano. Y mi padre estaba obsesionado con el Museo del Prado. Supongo que habría sido feliz trabajando como vigilante del Museo. Y mucho más como restaurador y mucho más todavía como Director del Museo del Prado. Eso habría sido el colmo. Mi padre, trabajando en el Museo, habría sido feliz. Se quedaba boquiabierto delante de los cuadros. Pasaba mucho tiempo observando las obras de los maestros. Horas y horas. Hay padres que llevan a sus hijos al fútbol o a las carreras de motos o de coches. Desde pequeños mi padre nos llevaba al Museo cada domingo. Yo voy con mi padre a los partidos de beisbol. Y yo a las carreras de caballos. Y yo a los partidos de baloncesto. Bien, pues mi padre nos llevaba al Museo del Prado. Domingo tras domingo. Para un niño aquello era un tormento. El Museo del Prado está considerado uno de los museos más importantes del mundo. Allí se exponen obras de los mejores pintores: El ­Bosco, Velázquez, Tiziano, El Greco, Zurbarán, Murillo, Goya… los maestros sublimes. En aquella época yo los odiaba porque, como todos los niños, solo quería jugar. — 27 —

Abril (interior).indd 27

26/2/21 11:06


— 28 —

Abril (interior).indd 28

26/2/21 11:06


Perdona, Esteban, me llamo Mía y no sé qué quiere decir sublime. Bueno, Mía, a ver cómo te explico lo que quiere decir sublime. No es tan fácil. Algo así como el no va más. Lo que nos conmueve y nos trastoca. El triple salto mortal de los acróbatas de circo. Un cuadro resulta sublime cuando, al verlo, recibes una descarga, un trallazo, que te deja boquiabierto y eres incapaz de decir una sola palabra porque la belleza te enmudece. A ciertas personas la belleza les hace llorar por el asombro y la emoción. El mismo asombro que produjo a los aborígenes de América ver a un hombre a caballo. Pensaban que se trataba de un extraño animal con dos cabezas. No resultó difícil para los españoles conquistar América a lomos de caballo porque los aborígenes se quedaban paralizados. Eso es lo sublime, lo que nos trastoca. Y, otra cosa, Esteban: ¿has vuelto alguna vez al pueblo en el que naciste? Sí, hace unos años, en un viaje a España con Harriet, mi mujer; además de ­Madrid, recorrimos varias ciudades y pueblos de Castilla, como Salamanca, Ávila o Segovia. ­Ciudades preciosas, cargadas de siglos y de monumentos. Y, cómo no, también estuve en Turégano. Me hizo ilusión volver al pueblo donde nací. Es muy bonito. Aunque no hablé con nadie porque, ¿qué podía decir? Les podías haber dicho que habías nacido allí. — 29 —

Abril (interior).indd 29

26/2/21 11:06


Sí, claro, pero es un poco absurdo parar a una persona y decirle así, de pronto, oiga, que me llamo Esteban Vicente y nací aquí hace ochenta años. ¿Y a mí qué me cuenta? Te podría responder esa persona. Por lo demás no tenía recuerdos del pueblo. Turégano era tan solo un nombre que aparecía en mis documentos. Lo único que recordaba era la historia de la feria de ganados y la historia del Tuerto del Pirón de la que tantas veces nos habló mi padre. Así comenzó Esteban Vicente su encuentro en Bridgehampton, Nueva York, aquella mañana de primavera ante los alumnos del College Samuel Morse que fueron a visitarle. Imagino que sería hacia el año 1993 o 1994. Lo deduzco porque Esteban ya había cumplido los 90. Lo dice él con cierta coquetería cuando se presenta al principio, como si dijera: aquí sigo, en plena actividad, con noventa años. Por suerte aquel encuentro entre el pintor y los alumnos quedó grabado. Lo que no siempre podemos saber es quién hacía las preguntas. A veces, los alumnos intervienen sin presentarse. Las respuestas sí, las respuestas son de Esteban Vicente. Se supone que todas las preguntas las harían los alumnos del College Samuel Morse. Lógico. Por ejemplo, la voz que dice que España es el país que descubrió América parece una voz femenina. Es lo que se deduce tras escuchar la grabación. Aunque tampoco estemos seguros porque, con frecuencia, a esas edades, nueve, diez u once años, resulta fácil confundir la voz de un chico con la de una chica. O al revés. Y mucho más si la voz llega a través de una grabadora. — 30 —

Abril (interior).indd 30

26/2/21 11:06


Sin embargo se oye de manera intermitente un zureo de palomas que solo puede ser un zureo de palomas. Y, de cuando en cuando, apenas perceptible, se oye el canto humilde del gorrión. También se oye a ráfagas, desbordante y pletórico, el canto enloquecido y lejano del colibrí rufo. Con tantos cantos de pájaros el jardín recuerda al paraíso. — 31 —

Abril (interior).indd 31

26/2/21 11:06


— 32 —

Abril (interior).indd 32

26/2/21 11:06


El Museo del Prado Bueno, ya hemos dado una vuelta por los jardines. Imagino que tendréis los ojos empapados de colores y la nariz llena de aromas. La primavera está espléndida porque ha llovido bastante. Id entrando a la cabaña. La considero un pequeño templo. Procurad no hacer movimientos bruscos. Sentaos en el suelo. Está limpio y ordenado. Tengo obsesión por el orden. Además, no hay sillas para tantos. Pero pasad, pasad. ¿Qué os pasa? No os quedéis parados. Se han quedado boquiabiertos, Esteban. ¿Cómo que se han quedado boquiabiertos? Al ver los dos cuadros que tienes en los caballetes. Pero ya conocían mi obra, Margaret; me dijiste que se la habías enseñado. Sí, la conocían por diapositivas. Pero imagino que les impresiona mucho ver los cuadros reales. Por eso se quedan así, cariacontecidos. Es muy bonito el de las manchas — 33 —

Abril (interior).indd 33

26/2/21 11:06


verdes. Parecen nubes enmarañadas. Nubes verdes. Bueno, y el otro, el de las manchas de colores que se superponen. No sé cómo los consigues. No están acabados. Por eso siguen en los caballetes. Bueno, id pasando y sentaos en el suelo. No perdamos el hilo narrativo. Hablábamos de los principios, estábamos dando la vuelta a los orígenes de la vocación. Como en el relato se nos ha colado un bandolero y una feria de ganado, hemos dado un pequeño rodeo y apenas he hablado de arte. Has hablado de lo sublime. Bueno, sí, he hablado un poco de lo sublime en el arte. Pero el descubrimiento de lo sublime llegó más tarde. Cuando yo tenía vuestra edad tampoco quería saber nada de arte, lo que quería era jugar y divertirme. El juego es maravilloso porque nos permite escapar de la rutina y crear nuevas realidades. De pronto, a través del juego, las cosas y las personas se transforman. Esta cabaña podría ser un campo de fútbol. Para ti es un templo, lo acabas de decir. Eso es, Linda, un templo; pero si jugáramos a los médicos, también podría ser un hospital. Estas dos sillas, dadas la vuelta por el respaldo podrían servir como camillas para trasladar a los heridos. Cada pincel se podría convertir en un bisturí. La imaginación es una herramienta prodigiosa. Basta con decir una palabra para que un objeto o un espacio se trasformen como por arte de magia. ¿Sí o no? — 34 —

Abril (interior).indd 34

26/2/21 11:06


Yes, yes, yes. Bueno, os decía que yo entonces solo quería jugar. El Museo del Prado era una pesadilla. Mi padre nos machacaba con el Museo. Los domingos no había que pagar entrada y allí estábamos nosotros, la familia Vicente, cogidos de la mano de un padre entusiasta que nos paseaba por las galerías de la mejor pinacoteca del mundo. Eso lo repetía siempre: la mejor pinacoteca del mundo. ¿Qué es una pinacoteca? Bueno, ya lo podéis deducir, una pinacoteca es un museo de pintura, dicho en lenguaje académico. Así es como hablan a veces los críticos y los catedráticos de arte. Pinacoteca, una palabra pentasilábica, es decir, de cinco sílabas. Antes de ganarme la vida como profesor de arte, me la gané como profesor de lengua. Pero no nos vayamos por las ramas. Estábamos con mi padre en el Museo del Prado un domingo por la mañana. Mi padre también tenía sus trucos para retenernos. Los domingos nos daba la propina, ya sabéis, unas pocas monedas de cobre para que pudiéramos comprar alguna chuchería en los puestos callejeros, confites, chufas o castañas pilongas. Pues mi padre, para que no perdiéramos interés, doblaba la ­propina al primero que descubriera en los cuadros un camafeo de marfil, un ramo de gladiolos, una gorguera o una diadema de uvas rojas. Mi padre era muy listo y trataba de estimularnos. — 35 —

Abril (interior).indd 35

26/2/21 11:06


Vicente, ¿qué es un camafeo? Llevas razón. Es una palabra rara. Y gorguera también. Sí, camafeo y gorguera son dos palabras raras. Pero en los museos hay bastantes retratos de personajes femeninos que llevan colgado un camafeo, es decir, una pequeña medalla con relieve. Y abundan los personajes masculinos y femeninos que llevan una gorguera en el cuello; uno de los retratos más célebres con gorguera es el Felipe II de Tiziano. Aquello era un truco. En realidad mi padre lo que quería es que observáramos los cuadros, que los miráramos con detenimiento. Al final, el contacto con los cuadros deja una huella, como la deja el paisaje donde pasamos la infancia. Sentimos que somos de un sitio porque hemos vivido en él y porque en ese sitio se emplean palabras que apenas circulan en otras partes. Eso pretendía mi padre con el museo. Nos llevaba allí para que nos empapáramos de la belleza sublime de aquellos cuadros, de alguna manera quería que nuestra patria fuera el museo. ¿La belleza? Eso es, la belleza. Y eso nos pasó, no solo a mí; mi hermano Eduardo también fue pintor. Dos pintores en una familia son demasiados pintores. Y todo por mi padre, por aquella insistencia, por su obsesión. Una manía que contagió a toda la familia. — 36 —

Abril (interior).indd 36

26/2/21 11:06


Y tú, Esteban, ¿te has portado con tus hijos como tu padre se portó contigo? Se hace un silencio. Es un silencio largo, acaso embarazoso. Imaginamos a Esteban incómodo con la pregunta. Bueno, veréis, solo tuve una hija. Se llamaba Mercedes. ¿Se llamaba? Nació con una enfermedad y murió con seis años. El silencio se prolonga otra vez. Veréis, una hija muerta es una herida que no se cierra nunca. Una hija muerta arrastra a sus padres a la melancolía. Lo siento. No te preocupes. Pasemos a otra cosa si os parece, volvamos a mi padre, al riguroso método de aprendizaje que nos impuso y que me marcaría para siempre. Yo creo que ahí están mis cimientos, en aquellas visitas de los domingos al Museo del Prado. Una mirada cultivada en la belleza busca luego la belleza en todas partes. — 37 —

Abril (interior).indd 37

26/2/21 11:06


¿Tu padre también fue pintor? Bueno, a su manera sí, un pintor aficionado. Le gustaba jugar con las acuarelas. Pero no se tomaba en serio el oficio; para él la pintura era un entretenimiento. ¿Para ti, no? Si, también es un juego, pero sobre todo es una búsqueda, una indagación. ¿Lo grotesco no formó nunca parte de tu estética? Esta pregunta la formula una voz femenina madura, cuyo misterio se despeja en la respuesta. Bueno, Margaret, acabas de lanzar un dardo Lo bello y lo grotesco. El Bosco y Goya, tienen un punto grotesco. Acuérdate de «Saturno devorando a su hijo». Me quedé muchas veces hipnotizado frente a los cuadros de estos pintores. Son pintores fascinantes. Pero El Bosco no fue un referente para mí. Refleja un mundo popular y al mismo tiempo enigmático. Goya me interesó más. Sin embargo no diría lo mismo de Tiziano, de ­Velázquez o de Zurbarán, tan luminosos, tan elegantes y sublimes. Ellos sí fueron referentes. Su obsesión por la luz. Por suerte están muy bien representados en El Prado. Pero me desvío. La pregunta de Margaret ha desviado la explicación. Hablábamos de los principios, de los cimientos que nutren la obra de cualquier artista. Y yo tengo muy claro que sin aquel padre obsesionado por el arte y sin las cientos de visitas que hice al Museo — 38 —

Abril (interior).indd 38

26/2/21 11:06


guiado por él, lo más probable es que no hubiera sido pintor. Aunque debo aclararos que, antes que la pintura, mi interés estuvo centrado en la escultura. Una cosa, Esteban. Soy Linda, ya me conoces porque he intervenido antes. Hablas mucho de tu padre, en realidad hablas sin parar de él. Pero de tu madre no has dicho ni una palabra. Llevas razón, Linda. ¿Qué nos puedes decir de tu madre? Un ángel. Mi madre era un ángel sin alas. Eso es todo lo que te puedo decir. Ella era la bondad, el trabajo y el cariño. Un mundo sin afectos sería un pequeño infierno. Mi madre encarnaba el mundo de los afectos. Era muy cariñosa con nosotros. Y muy inteligente, de una inteligencia natural. Te agradezco que me hayas preguntado por ella. A veces, nos dejamos llevar por las pequeñas luchas, por los pequeños logros profesionales y nos olvidamos del mundo de los afectos. Y sin afectos el mundo sería un erial. ¿Qué es un erial? Bueno, algo así como un desierto donde no crece nada. Peor que un desierto, un estercolero, un lugar desagradable. Los mirlos, esos pájaros de pico amarillo que habéis visto en el jardín, no vivirían en un erial. El mundo no es un erial porque lo habitan — 39 —

Abril (interior).indd 39

26/2/21 11:06


­personas buenas como mi madre. Era alegre; mientras realizaba las tareas de la casa solía tararear canciones por lo bajo, apenas un susurro, pero sus canciones llenaban la casa de alegría y optimismo: «Por estarte peinando, pelitos de ratón, por estarte peinando robaron el mesón, robaron el mesón, la criba y el arnero, la mano del mortero, la vela y el velón…» Esta es una cancioncilla muy difícil de traducir al inglés porque habla de objetos que han desaparecido; y se la cantaba mi madre a mis hermanas a modo de reproche cariñoso cuando se eternizaban, peina que te peina, frente al espejo. ¿Tu madre ya habrá muerto? Claro, claro, murió hace muchos años, aunque mientras yo viva su recuerdo vivirá dentro de mí. — 40 —

Abril (interior).indd 40

26/2/21 11:06


Y tu padre, el pesado de tu padre, tan obsesionado siempre con los artistas del ­Museo del Prado, ¿también vive contigo? También, por supuesto. Los dos están muy presentes en mi vida. Al fin ellos forman parte de mis cimientos. ¿Y el Museo del Prado? Por supuesto, también el Museo del Prado. Es posible que en esas tres patas, mi padre, mi madre y el Museo del Prado, se encuentre la base de lo que soy ahora. Un soporte sólido. Seguro que vosotros también tenéis tres, cuatro o cinco patas que os orientan y os ayudan a caminar con seguridad por el mundo. Yo tengo siete patas. Mis padres, mis cuatro abuelos y mi hermana. Pues yo tengo nueve patas... Bueno, bueno. Basta. No estamos aquí para hablar de patas ni de piernas; hablar de arte es interesante, pero lo mejor es practicarlo, así que, si os parece, nos vamos poner manos a la obra.

— 41 —

Abril (interior).indd 41

26/2/21 11:06


— 42 —

Abril (interior).indd 42

26/2/21 11:06


Taller de collages con Esteban ¿Y el bocadillo? Luego, Philip, luego. ¿Es que los artistas no comen? ¡Claro que comen! Pues ya es la hora del bocadillo. ¿Cómo lo sabes? Por el estómago. Me ruge. ¿A vosotros no? Yo he desayunado hace poco, responde Esteban. ¿Y qué has desayunado? — 43 —

Abril (interior).indd 43

26/2/21 11:06


Philip, eso no se pregunta. Es una falta de consideración. ¿Por qué? Porque la gente no puede ir por ahí preguntando qué ha desayunado. ¿Te imaginas? Cada cual desayuna lo que quiere; la comida es algo que forma parte de la intimidad de las personas. Yo lo preguntaba por curiosidad artística. Mi madre dice que los artistas pasan ­mucha hambre. Una vez que dije que me gustaría ser artista me dijo que lo pasaría mal porque era un comilón. Por eso le he preguntado a Esteban en qué consistía su desayuno. Lleva razón tu madre, los artistas, con frecuencia, pasan necesidades, pero también hay artistas comilones. Diego Rivera, el marido de Frida Kahlo, era un tipo tripudo. ­Rivera fue uno de los grandes muralistas mexicanos y no creo que pasara hambre porque gozó de reconocimiento desde joven. Bueno, Esteban, tanto hablar de comida…, si te parece hacemos un alto de doce o quince minutos para que tomen el bocadillo, propone la profesora. De acuerdo, Margaret, tú mandas. Podéis pasear por el jardín mientras tomáis el bocadillo. — 44 —

Abril (interior).indd 44

26/2/21 11:06


Durante unos instantes se oye ruido de mochilas y murmullo de conversaciones ­infantiles mezclado con el inconfundible batir de alas de una garza. ¿Qué te parecen? Muy activos. Y no se cortan para nada. Como debe ser. Luego, cuando crecen, se vuelven más reservados, se llenan de prejuicios y pierden parte de la espontaneidad. A estas edades no se guardan nada en el tintero. Son como un campo abonado. Solo hay que echar la semilla en su cabeza para que crezca. En este caso la semilla del arte. Eso es, la semilla del arte; podría ser la de la ciencia o la de la tecnología. Pero esta es la edad decisiva. ¿No crees? ¿Tú, Esteban, a qué edad empezaste? Bueno, creo que mi vida ha sido un aprendizaje continuo, una indagación. Siempre he estado aprendiendo, tratando de abrirme paso sin prisas. El camino del arte no se acaba nunca. Y malo, malo, cuando te crees que ya lo sabes todo, que ya estás de vuelta porque la vida siempre te enseña cosas nuevas. Yo quizá he sido un poco lento. — 45 —

Abril (interior).indd 45

26/2/21 11:06


¿Lento? Quizá. Pero también has sido constante. Nunca tiraste la toalla. Por supuesto. Además he contado con apoyos a mi alrededor. Por cierto, ¿qué tal Harrriet? Bien, bien, sigue muy activa. Recuerdo a menudo los talleres que nos diste. Aprendí mucho a tu lado. Hace tanto tiempo... Sí, hace tiempo, pero aprendí mucho, sobre todo aprendí a mirar con ojos nuevos. Como si me hubieras cambiado la cabeza. Fuiste una revolución. Yo tenía una cabeza antigua y tú me la pusiste nueva, en sintonía con las corrientes de vanguardia. Me enseñaste a mirar. Asistí a tres de tus talleres. Bueno, claro, impartí bastantes talleres porque nunca me pude ganar la vida como artista. He sido, sobre todo, un profesor. Un excelente profesor. Gracias. Me quieres mucho. Te quiero y te admiro, Esteban. Hay artistas muy buenos que no saben enseñar. — 46 —

Abril (interior).indd 46

26/2/21 11:06


Yo admiro a esos artistas que no saben enseñar porque suelen ser grandes, porque viven las veinticuatro horas del día entregados a su obra. A veces basta un encuentro superficial para descubrir que ellos son el arte. Picasso por ejemplo. No le imagino dando clases. Pero cada uno es cada uno. Quizá llegué un poco tarde a los Estados Unidos. Las cosas fueron como fueron. Yo traía esa herencia del Museo del Prado a mis espaldas. Y luego la del Louvre. Y Cézanne, Matisse, Gris, Picasso y Miró. Tú siempre en la vanguardia. Tuve mucha suerte. Pero a la suerte hay que buscarla. Y tú la buscaste. Por eso viniste a Nueva York. Y, al final, ahí están los frutos. Maravillosos frutos. Esa luz que envuelve tus cuadros, sobre todo los últimos. Eso es lo que cuenta. Me vas a sonrojar. Pues no te sonrojes porque voy a dar dos palmadas para que vayan entrando, que ya habrán comido el bocadillo. Bueno, tendré que decirles también que, si lo necesitan, utilicen el baño de tu estudio. Claro, claro. Te veo sereno y fecundo. — 47 —

Abril (interior).indd 47

26/2/21 11:06


Sereno sí, fecundo… ya sabes que trabajo con mucha lentitud. A veces un cuadro me lleva un mes. Le quito de aquí, le añado allá, hasta que lo considero logrado. Horas y horas. Has alcanzado la maestría, Esteban. Sigo temblando como el primer día cuando me planto frente al lienzo. Siento como si estuviera ante un abismo. Pero no divaguemos más. Diles que pasen. Sí, mejor. Id entrando que vamos a comenzar el taller. Si tenéis necesidad de ir al baño, entrad en el que hay al fondo. Cuando seáis mayores podréis presumir de haber usado el baño de uno de los grandes artistas del Expresionismo Abstracto. El baño y el estudio. Una suerte. Con Will de Kooning, compañero de generación, compartí el baño mucho tiempo. Teníamos alquilados los estudios en la misma planta de un edificio de Nueva York y el baño estaba al fondo. Compartir el baño crea cierta complicidad. ¿Os haríais algunas confidencias? Por supuesto. Will acaso sea uno de los compañeros de generación con el que he mantenido lazos más estrechos. Lo admiro. — 48 —

Abril (interior).indd 48

26/2/21 11:06


Su obra tiene poco que ver con la tuya. Expresionista abstracto, como yo, pero sí, cada persona tiene su estilo y la obra de Will tiene poco que ver con la mía. Él es más violento y yo más calmado. Nuestro carácter se refleja en los lienzos. Pero bueno, si os parece, empezamos. Vais a hacer un collage. Se trata de combinar colores. A veces, cuando me aburría, tras leer las noticias del periódico, lo volvía a abrir y entonces ya no me interesaban las noticias, lo que me llamaba la atención eran las manchas de tinta, los anuncios, ciertos titulares. O cómo cambian las letras si las colocas en vertical. Había en todo ello cierta plasticidad desordenada y yo trataba de ordenarla a mi manera. Me acordaba de Juan Gris, uno de los grandes pintores cubistas, que incorporó los periódicos a sus cuadros. Siguiendo el rastro de Juan Gris empecé a hacer collages. Como el que juega por jugar. A veces jugando se hacen descubrimientos insospechados. Vais a seguir en el suelo. Ahí tenéis un montón de cartulinas blancas y de colores. Y, en la cesta, encontraréis muchas tiras de papel. Hay para todos. Coged una cartulina y unas cuantas tiras de papel y vais haciendo composiciones con ellas. Graduando los tonos de color a vuestro antojo, siguiendo una estética. He colocado en los caballetes tres de mis collages, distintos entre sí; no querría que los copiéis, los pongo para que os sirvan de referencia. Veréis que no es lo mismo colocarlas en vertical que en horizontal. Tampoco es lo mismo usar amarillos que rojos; combinar colores es un arte que se aprende por intuición. También es un arte colocar un verde o — 49 —

Abril (interior).indd 49

26/2/21 11:06


un blanco en una cartulina donde predominan los azules. Jugad, jugad a las combinaciones. Seguro que seréis los primeros sorprendidos con vuestros hallazgos. Siempre se hacen descubrimientos. Podéis partirlas; con las manos mejor que con las tijeras porque los bordes a veces crean un efecto plástico muy interesante. Introducen matices nuevos. Cuando hayáis conseguido el collage ideal, solo entonces, podéis usar la cola para fijarlos en la cartulina del fondo. Jugad, de eso se trata, de que juguéis con las formas y con los colores. ¿Alguna pregunta? Esteban, me llamo Eva Jackson y quería preguntarte si cuando lleguemos a casa podemos arrancar las hojas de los libros de las asignaturas que no nos gustan y hacer un collage con ellas. Pues claro. Es una manera de vengarse de la asignatura. Un amigo mío a veces usaba los billetes de autobús, las facturas del restaurante o las multas de circulación. Todo tiene sentido si, al final, forma parte de una estética. En eso consisten los collages, en conseguir una composición estética con pequeños golpes de color. Gracias. Eva, volviendo a tu pregunta, te aconsejo que primero apruebes la asignatura y luego, para vengarte, utilices las hojas del libro para un collage. — 50 —

Abril (interior).indd 50

26/2/21 11:06


Habla la profesora Gasset. ¿Y las hojas manuscritas, Esteban? Ah, las hojas manuscritas son mi debilidad. Hay hojas de cuadernos o de libros antiguos manuscritos que son un poema, un verdadero poema por su caligrafía. Otra variante de la escritura creativa son los caligramas. En París conocí poetas especializados en caligramas como el chileno Vicente Huidobro. Consiste en hacer dibujos con las palabras. Pero ahora debemos centrarnos en el collage. Ahí tenéis esos tres collages para que os sirvan de referencia. Eso sí, os rogaría que fuerais originales, que desarrolléis vuestra estética, es decir, que sigáis vuestro propio camino. Quieres decir que no te imitemos. Por supuesto. Pero os dejo porque el silencio es un aliado de la creatividad. Debéis concentraros. Si tenéis alguna duda Margaret y yo estaremos aquí para tratar de orientaros.

— 51 —

Abril (interior).indd 51

26/2/21 11:07


— 52 —

Abril (interior).indd 52

26/2/21 11:07


Taller de esculturas Bueno, lo habéis conseguido. ¿Tú crees? Por supuesto. Cada uno de estos collages es vuestro, de manera inequívoca. Por el color, por el tono, por la disposición de las tiras. Todo lo habéis elegido vosotros. Se trata de un juego en el que ya se apuntan maneras, es decir, estilo. Esto es lo bueno de la experimentación, que nos abre los ojos. Los niños aprenden a andar dando pequeños tropiezos. Vosotros estáis dando los primeros pasos. Si os dais cuenta se parecen un poco entre sí, pero si los colocáramos sobre una mesa, enseguida descubriríais cuál es el vuestro. Y no digamos si hubierais seleccionado las tiras, el grosor del papel, el tamaño. En fin, hemos arrancado y lo hemos hecho jugando. Y ahora vamos a seguir jugando. Pero vamos a salir del estudio y vamos a ir debajo del abeto. ¿El gigante? — 53 —

Abril (interior).indd 53

26/2/21 11:07


Eso es, el abeto gigante. A veces Harriet y yo nos pasamos las tardes sentados a la sombra del abeto con un libro en la mano. Siempre tengo una sensación confortable cuando estoy allí, bajo las ramas poderosas, como si nos protegieran. A veces trepan las ardillas por el tronco; otras veces vemos al martín-pescador con más colores en su plumaje que una caja de pinturas; esos días somos felices. ¿Los pintores tenéis que leer muchos libros? Perdón, no me he presentado, me ­llamo Mía. ¿Muchos libros? No sé cuántos son muchos libros, Mía. Es que a mí no me gusta leer, prefiero dibujar. Pues dibuja, dibuja mucho; no pares de dibujar. Ahora bien, si además de dibujar y además de pintar, con los años persiste tu pasión por el dibujo, necesitarás alimentar esa pasión, de la misma manera que al fuego se le alimenta echando leña. La leña que alimenta la obra de un pintor, además de la propia pintura y de los acontecimientos que suceden en el mundo, puede ser la música, el cine, la literatura. Con frecuencia no somos indiferentes ante noticias que nos conmueven. El artista no vive en una torre de marfil, aislado del mundo, el artista es notario de su tiempo. ¿Entiendes? ¿Qué quiere decir notario? — 54 —

Abril (interior).indd 54

26/2/21 11:07


El que toma nota de lo que ocurre. Ese es el notario. Velázquez, Zurbarán o Goya, tres de los grandes pintores españoles, reflejaron el mundo que les rodeaba. Y Rembrandt, ­Cézanne o Picasso también. Ahí está el «Guernica», por ejemplo, reflejando la atrocidad de una guerra. Un cuadro conmovedor. Es difícil escapar de la influencia del entorno y del tiempo. ¿Y vosotros, los abstractos? También. La abstracción tiene su poética y es reflejo de su tiempo. Y surge como tendencia, como búsqueda, en una época de crisis. Y refleja el mundo interior, estados de ánimo, el desgarro, la desesperación. Hay colores que denotan tristeza y otros que denotan alegría. Como os decía antes, no es lo mismo la obra de Will de Kooning que la de Pollock o la mía. No tienen nada que ver. Ni la mía con la Rothko. Cada cual con su estilo, con su poética. Creo que este jardín ha acentuado mi estilo; cada vez me veo más zen. Los colores de las flores, de manera inconsciente, los he trasladado a mis cuadros. El jardín ha sido fundamental para definir mi estilo. Pero si os parece vamos caminando hacia el abeto. Allí nos espera el próximo taller, el de esculturas. Si os pido que me digáis una escultura… La estatua de la Libertad. Muy bien. Es la escultura más célebre de los Estados Unidos. Ya sabéis que se trata de una de las esculturas más representativas del mundo con más de noventa metros de altura desde el pedestal hasta la antorcha que lleva en el brazo derecho. En aquella época — 55 —

Abril (interior).indd 55

26/2/21 11:07


en Estados Unidos todo se hacía a lo grande. La estatua fue un regalo francés, un regalo de Francia, el país que hizo la Revolución. Se han hecho muchas revoluciones. Sí, revoluciones se han hecho muchas, algunas lamentables, pero los principios de la Revolución Francesa siguen vigentes: libertad, igualdad, fraternidad. Pero en Estados Unidos se perseguía a los negros. De hecho todavía se les persigue, pese a Martin Luther King y a Rosa Parks. Resulta lamentable. Pero nosotros no vamos a hacer la estatua de la Libertad. Nosotros vamos a hacer pequeñas esculturas guiados por la idea de la libertad. Esculturas de juguete. Eso es, en realidad vamos a hacer juguetes. Ahí, a los pies del tronco del abeto hay una mesa y encima una caja llena de pequeños listones y tacos de madera. Y en otra caja más pequeña veréis los botes de pegamento. Elegid una base, es decir, un pedestal sólido, un pedestal que asiente bien en el suelo. Volvemos a los cimientos de los que hablábamos al principio. Si los cimientos son sólidos, todo será más fácil. Pero no os amontonéis. Hay cola de pegar y tacos de madera para todos. — 56 —

Abril (interior).indd 56

26/2/21 11:07


Y tanto. Mi amigo Nino Soyer, un carpintero que trabaja muy cerca de aquí, me reserva los recortes. Os aconsejo que no os precipitéis. Antes de pegar los trozos, colocadlos para que produzcan un equilibrio armónico e inestable. De eso se trata sobre todo, del equilibrio inestable. Cada uno ha de buscar su estética. Como con los collages. Aquí, sobre la mesa, dejo algunos de mis toys, es decir, de mis esculturas de juguete. Las he traído para orientaros un poco. Las mías ya están pintadas. ¿Veis? Yo quiero hacer un cocinero. Muy bien Philip. Pues ya sabes. Los cocineros son los artistas de los fogones. Elige entre los recortes el que creas que se acerca más a la idea de cocinero. Y piensa que la imaginación es una herramienta poderosa. Yo quiero hacer un tipo larguirucho. Estupendo, seguro que quieres hacer un Giacometti. Cada recorte de madera puede esconder un mundo. Mirad aquí: ¿qué puede ser esto? — 57 —

Abril (interior).indd 57

26/2/21 11:07


Una gallina. Una chimenea. El Tuerto del Pirón perseguido por la Guardia Civil. ¡Muy bien, muy bien! Veo que os funciona la cabeza. La voz de Esteban trasmite entusiasmo. Estupendo. Habéis captado la idea. Y eso es lo que importa, romper los prejuicios. Estamos llenos de prejuicios que nos encorsetan. El arte tiene mucho que ver con la libertad. ¿Qué quiere decir encorsetar? Pues que nos limitan y nos atrofian la mirada. ¿Qué quiere decir atrofiar? Pues que no nos deja ver con claridad. Tú, Esteban, tienes mucho carácter. Sí, un poco. ¿Por qué lo dices? — 58 —

Abril (interior).indd 58

26/2/21 11:07


Por la pasión que pones al hablar. Tú, ¿cómo te llamabas? Elizabeth. Pues tú, Elizabeth, tienes una nariz respingona y una mirada muy viva. Y eso, ¿qué quiere decir? Pues que si te cultivas podrás llegar lejos. ¿Cómo artista abstracta? Como artista abstracta o como trapecista de circo; en lo que te propongas. Cada cual ha de buscar aquello que le motive. Lo que importa es que ponga pasión por aquello que decida. Pasión y rigor. Después de escucharte, he pensado decirles a mis padres que me lleven al Museo del Prado. Me gustaría quedarme a vivir dentro del Museo un tiempo, para empaparme del arte de los grandes maestros. Elizabeth, dentro del Museo del Prado no se puede vivir, no te dejarían. A lo mejor, si digo que soy tu amiga. Por lo menos una semana. Me gustaría pasear sola delante de las grandes obras. Es un sueño que tengo desde esta mañana. — 59 —

Abril (interior).indd 59

26/2/21 11:07


Como sueño no está mal. El Museo del Prado queda lejos, pero aquí, en Nueva York, hay museos extraordinarios donde se exponen obras magníficas. Puedes empezar a ­visitarlos. ¿Tus cuadros se exponen en esos museos? En algunos, especialmente en el Museo de Arte Abstracto. Los museos son los templos de las musas y creo que conviene visitarlos porque dejan un poso en el espíritu; en ellos se suelen exponer las obras más inspiradas. Si empiezas a visitar los de Nueva York, quizá algún día llegues al Museo del Prado. La mejor pinacoteca del mundo. Veo que has aprendido la lección, Elizabeth. Es que da gusto porque esta clase no parece una clase, parece un juego. De eso se trata, de jugar. De jugar por jugar. Por eso ahora vamos a olvidarnos del Museo del Prado para centrarnos en las pequeñas esculturas. Elegid la base, una base sólida, al fin la base de una escultura equivale al cimiento de un edificio. Cuanto más firme, más segura. Combinad las piezas, jugad, sobre todo jugad... mientras lo hacéis Margaret y yo vamos a pasear un poco. — 60 —

Abril (interior).indd 60

26/2/21 11:07


— 61 —

Abril (interior).indd 61

26/2/21 11:07


— 62 —

Abril (interior).indd 62

26/2/21 11:07


Abril Qué día más espléndido. Abril es así, cambiante, vamos de la furia de los chaparrones a la exuberancia de la primavera. Para mí es un mes lleno de nostalgia y de lamento. ¿Por la República? Claro, por la República española. Lo que pudo ser y no fue. Un sueño truncado. Los españoles vivimos atrapados por un destino trágico. Pero tú eres ciudadano estadounidense. Sí, eso dicen los documentos. Pero uno no puede dejar de ser el que fue. Pesa mucho la herencia recibida: pienso en García Lorca, Antonio Machado, Manuel de Falla, Juan Ramón Jiménez, Picasso... Los mejores. Unos murieron en el exilio, a otros los asesinaron. Como si no tuviéramos remedio. — 63 —

Abril (interior).indd 63

26/2/21 11:07


Lo mismo le pasó a Goya y antes a fray Luis de León, a Santa Teresa, a San Juan de la Cruz o a Cervantes... Pocos se libraron de la cárcel. Parece mentira. El peso del dogmatismo y la intolerancia. Procuro no obsesionarme, pero abril siempre me remueve un poco esos sueños truncados. En abril es cuando más veces uso el morado en mis cuadros. Además, me acuerdo mucho del poeta Luis Cernuda. ¿Le conociste? Coincidimos en La Barraca, con García Lorca, en Madrid, pero a los poetas se les conoce sobre todo leyendo su obra. Cernuda ha descrito el exilio con una amargura en la que a veces, arrastrado por la nostalgia, me reconozco. Fíjate en estos versos de «Un español habla de su tierra». «Amargos son los días de la vida, viviendo una larga espera a fuerza de recuerdos». Ahora que soy viejo la cabeza no para de darme vueltas. Regresamos a la infancia. Pero tú has triunfado. Has podido hacer una obra solvente. — 64 —

Abril (interior).indd 64

26/2/21 11:07


Sí, a pesar de todo. Estados Unidos ha sido un buen puerto. Pero esa herida de ­España no se acaba de cerrar, es un dolor que no me abandona y que en abril se acentúa. Bueno, anda, no te pongas nostálgico, que la nostalgia puede llegar a ser una enfermedad incurable. Hablábamos de la primavera. Eres un tipo con suerte. Estos chicos son la primavera y han venido a verte, a recoger tu antorcha. Algún día, estoy segura, alguno, acaso Elizabeth, dará un paso de gigante, aunque lo más probable es que ni tú ni yo lo veamos. Ah, Margaret, tan optimista frente a mi melancolía. Gracias por esta mañana, Esteban. Ha sido un regalo. Una vez más. Nos tenemos que marchar. Gracias a ti y a los chicos. Míralos. Ellos son la esperanza y tú, tan rebelde siempre, tan insumiso, les estás mostrando el camino. Los caminos. Eso es, los múltiples caminos. Se intuye que Margaret y Esteban se dan un beso. Es posible que luego, levantando su brazo, en el típico gesto de «adiós», Esteban les diga: — 65 —

Abril (interior).indd 65

26/2/21 11:07


Adiós, muchachos. Y gracias por vuestra visita. A ti, Esteban, muchas gracias a ti. Pero estas dos frases se oyen de manera confusa porque el canto de un gorrión y el zureo de unas palomas enturbian el sonido. Es posible que los muchachos y Esteban queden lejos de la grabadora que acaso esté en el bolso de Margaret. Sin embargo se oye un revuelo de voces que se entrecruzan mientras dicen: Adiós, Esteban. Adiós, adiós. Qué día más bonito.

— 66 —

Abril (interior).indd 66

26/2/21 11:07


— 67 —

Abril (interior).indd 67

26/2/21 11:07


— 68 —

Abril (interior).indd 68

26/2/21 11:07


Bridgehampton Los artistas suelen ser tipos tozudos y atormentados. Me intrigan los artistas. Muchos fracasan tras hacer grandes esfuerzos. Incluso algunos de los que luego triunfan y son reconocidos, antes han fracasado una y otra vez. El caso de Van Gogh es uno de los más célebres. Como se sabe, no vendió un cuadro en su vida. Ni uno. Pero, además de Van Gogh, muchos otros grandes artistas fracasaron. Su fracaso les llevó primero a la desesperación y luego al suicidio. Amadeo Modigliani, por ejemplo. O, más cercano a Esteban Vicente, Mark Rothko que fue uno de los más reconocidos entre el grupo de los Expresionistas Abstractos de Nueva York, al que también pertenecía Esteban y con el que tuvo pequeños encontronazos, algo propio de los artistas con carácter. Los dos lo eran. Se podría decir que Esteban Vicente también fracasó muchas veces. Fracasó sin estrépito, es decir, que fue un fracasador silencioso y constante, un profesional del fracaso. Pasó muchos años fracasando, de titubeo en titubeo, tanteando en medio de la — 69 —

Abril (interior).indd 69

26/2/21 11:07


oscuridad, mientras buscaba su estilo. Para alcanzarlo tuvo que atravesar un desierto de tentativas sin miedo al fracaso. Pero, al final, tras años de insistencia, encontró la luz como el que encuentra con una revelación. Como los mineros que, en medio de la oscuridad, avanzan con un pico en la mano buscando la veta de oro. Y poco a poco, tras extraer toneladas y toneladas de piedra en la penumbra, al final, un día, su pico se topa con una veta de metal dorado y deslumbrante. La última vez que fui a visitarle con los alumnos del College Samuel Morse de Nueva York a su estudio en Bridgehampton, en el condado de Suffolk, una lengua de tierra en el Atlántico, Esteban Vicente ya era mayor, bastante mayor, se movía con cierta lentitud, aunque su cabeza parecía un hervidero; por suerte, para entonces su obra gozaba de gran reconocimiento y trasmitía serenidad, como si hubiera alcanzado su plenitud creativa. Me consideré una afortunada, como si Tiziano o Velázquez nos hubieran abierto su estudio y nos contaran alguno de sus secretos.

— 70 —

Abril (interior).indd 70

26/2/21 11:07


En aquella época, frente al caballete, como por encantamiento, Esteban transformaba los lienzos en pinceladas de luz y color. Estaba entonces al final del camino, la etapa más serena y productiva de Esteban. Tenía su estudio en Bridgehampton, un lugar tranquilo, lejos del bullicio de Nueva York, en una finca que parecía un jardín eternamente florido con setos de flores entre árboles centenarios y con un guirigay de pájaros al fondo. Allí Esteban se movía como un príncipe. El mar queda cerca. A veces basta aspirar hondo para percibir la brisa marina suspendida en el aire mezclándose con el aroma de las flores. Esteban, como un auténtico jardinero, las cuidaba con mimo. Su estudio era una confortable cabaña de madera con las ventanas orientadas al norte para que la luz no invadiera con violencia el espacio de sus creaciones. Para calentar el estudio en invierno contaba con una estufa de hierro fundido que se alimentaba con leña procedente de las podas de la finca arbolada; el tubo de la chimenea era de acero inoxidable y daba un toque de confort y seguridad. Esteban prefería pintar en silencio, concentrado en su tarea, pero a veces, para distraerse un poco, escuchaba jazz que le traía buenos recuerdos de los bares donde, en su juventud, se reunía con los amigos ­artistas de Nueva York; pero, sobre todo, escuchaba música clásica. Una vez Esteban me contó que Harriet, su tercera mujer, le encontró como si estuviera flotando frente al cuadro que acababa de pintar. Parecía un ángel traspuesto, como si yo no fuera el que hubiera pintado aquello, me dijo. Cuando entró Harriet, Esteban volvió en sí — 71 —

Abril (interior).indd 71

26/2/21 11:07


y se pegó un susto morrocotudo en medio de la nebulosa en la que flotaba; de pronto, ­recuperó la conciencia y perdió el equilibrio. No le dio tiempo a desprenderse del pincel que llevaba en la mano derecha y se le dislocó el brazo. Por indicación del médico tuvo que llevar durante unos días el brazo derecho en cabestrillo, como un herido de guerra. Esa idea de la guerra del artista frente al cuadro la he escuchado también en boca de otros pintores. Supongo que es algo así como sacar luz de las tinieblas. Margaret Gasset

— 72 —

Abril (interior).indd 72

26/2/21 11:07


Abril (interior).indd 73

26/2/21 11:07


Abril (interior).indd 74

26/2/21 11:07


El azar en la vida de Esteban Vicente Esteban Vicente vivió como un regalo de última hora la creación del museo segoviano destinado a albergar su obra. En España solo era conocido en círculos artísticos minoritarios. Durante los cuarenta años de dictadura se negó a exponer igual que otros artistas españoles que vivían en el exilio, el más célebre, entre ellos, Picasso. Tras la muerte del dictador, Natacha Seseña y Vicente Todolí organizaron una exposición antológica en la Fundación del Banco Exterior, en Madrid. Durante la exhibición, una tarde, por azar, pasó por allí Paco Romano, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Turégano y catedrático de Latín y Griego en el instituto de Cantalejo (Segovia). Cuando leyó el folleto de mano que había recogido en la entrada, además de su obra, le sorprendió, sobre todo, que aquel artista prestigioso que ocupaba la amplia sala de exposiciones de la Fundación del Banco Exterior, hubiera nacido en Turégano, precisamente en Turégano. ¿Cómo era posible? Se le aceleró el corazón. Cuando llegó a la casa que habitaban sus hijos, estudiantes universitarios, llamó al alcalde del pueblo para preguntarle qué — 75 —

Abril (interior).indd 75

26/2/21 11:07


sabía de Esteban Vicente. Ni el alcalde ni nadie en Turégano tenía noticia de un paisano tan ilustre situado por derecho propio en la vanguardia artística internacional. Paco ­Romano, entusiasmado con el descubrimiento azaroso, al día siguiente, de vuelta al pueblo, pidió audiencia al Presidente de la Diputación de Segovia y al Presidente de la Caja de Ahorros. Eran la misma persona. Contagiado por el ímpetu animoso de Paco Romano, ofrecieron las salas de exposiciones del Torreón de Lozoya, propiedad de la Caja, para dar la bienvenida al hijo pródigo. Pasados unos meses, se inauguró la exposición con gran resonancia. Y así, por carambola, por arte de birlibirloque, la Diputación ofreció después a Esteban Vicente la creación de un museo que albergara y difundiera su obra. El viejo palacio real de Enrique IV, adaptado después como Escuela de Artes Aplicadas, daría cobijo así a la obra de un pintor anarquista rabiosamente contemporáneo. Por su parte, Esteban Vicente hizo una donación generosa de lienzos, collages, dibujos y pequeñas esculturas para que el proyecto echara a andar; estaba pletórico con esta carambola que le ofrecía el destino y que nunca, ni en sus sueños más optimistas, había imaginado. Habían pasado casi noventa años desde que, también por azar, Esteban Vicente naciera en Turégano. De nuevo la fortuna de una vida longeva ponía a su alcance un regalo inesperado. Todo esto me recuerda, me dijo, al juego del billar. Una bola golpea en otra bola que, a su vez, vuelve a golpear en otra. Y cada golpe produce un acontecimiento feliz. Parecía un niño cuando me contaba en su estudio la catarata de felices carambolas que, — 76 —

Abril (interior).indd 76

26/2/21 11:07


de pronto, le brindaba la vida. Tenía entonces 95 años y fue la última vez que lo visité, aunque después hablamos por teléfono en dos o tres ocasiones. Cada vez que hablábamos, el hilo de su voz llegaba más debilitado. No me sorprendió cuando me enteré por Harriet del desenlace fatídico; para entonces había cumplido los 98. El Museo fue el broche de oro a la vida fecunda y clarividente de uno de los pintores más virtuosos en el manejo del color. Margaret Gasset

— 77 —

Abril (interior).indd 77

26/2/21 11:07


Abril (interior).indd 78

26/2/21 11:07


Museo del Prado Museo del Prado,

jugar a los indios

le van descubriendo

tan aburridísimo,

o andar por ahí

un mundo florido,

las salas enormes,

con algún amigo.

dejando marcado

los largos pasillos.

Pero el padre terco,

su corazoncito.

Allí las mañanas

domingo a domingo

De tanto observar

de tantos domingos

le lleva al Museo

al lado de un padre

sin darle respiro.

que le tiene frito

Poco a poco prende

con tanto Tiziano,

la magia, el hechizo.

Velázquez, Murillo…

De pronto, Tiziano,

Esteban querría

Velázquez, Murillo

se aprende un oficio. Y Esteban Vicente, preso del delirio, ya solo quería seguir su camino. Eva Jackson

— 79 —

Abril (interior).indd 79

26/2/21 11:07


Abril (interior).indd 80

26/2/21 11:07


Retahíla de Esteban Vicente Esteban Vicente,

ingrávida paz.

Esteban Vicente,

el expresionista,

Con el amarillo,

bendita la calma

sorpresa a la vista,

el gris y el violeta,

que reviste tu alma

se pone a pintar.

el rojo y azul,

de tanta quietud.

Que nada le altere,

en la tarde quieta

anchos horizontes,

de un sueño tranquilo

ya flotan los montes,

y armónica luz.

Linda Stuart

— 81 —

Abril (interior).indd 81

26/2/21 11:07


Abril (interior).indd 82

26/2/21 11:07


Esteban, tu mano Esteban, tu mano

Colores que flotan

Manchones que juegan

remueve el pincel

en haces de luz;

en un baile loco:

sobre una paleta

naranja, amarillo,

el negro y el blanco,

de chuchurrumé.

mostaza y azul.

el verde y el rojo. Mía Smith

— 83 —

Abril (interior).indd 83

26/2/21 11:07


Abril (interior).indd 84

26/2/21 11:07


Viajar en globo Parece fácil. Piensas que cualquiera podría hacerlo. Cualquiera. Manchas y manchas como nubes de colores que flotan en el lienzo; pero el que flotas en realidad eres tú cuando miras el cuadro. No sé cómo lo consigue. Te quedas boquiabierto como si, de pronto, estuvieras volando. Pintar sueños, sensaciones, paisajes interiores. Ha cumplido los noventa, pero los poetas y los pintores no se jubilan nunca, dijo Esteban Vicente. Ojalá siga activo mucho tiempo porque cada día lo hace mejor, nos dijo la profesora. Nos dijo también que ver sus cuadros era como viajar en un globo de colores. Gracias, Margaret, gracias Esteban. Ted Robinson

— 85 —

Abril (interior).indd 85

26/2/21 11:07


— 86 —

Abril (interior).indd 86

26/2/21 11:07


Alfabeto afectivo de Esteban Vicente A. Arte abstracto.  El arte abstracto es una de las tendencias del arte. Los historiadores sitúan sus inicios a principios del siglo XX y contó con muchos cultivadores, aunque su eclosión final tuvo lugar en Nueva York, en la década de los cuarenta y cincuenta del siglo XX, a través del Movimiento Expresionista Abstracto al que, por militancia activa, estuvo vinculado Esteban Vicente desde sus orígenes. Bridgehampton.  Se trata de un pueblo situado en el condado de Sufflok, casi en el extremo de Long Island de Nueva York. Allí tuvo su casa y su estudio-cabaña Esteban Vicente durante casi cuarenta años. Se trataba de una segunda residencia y contaba con un jardín arbolado con setos de flores que cultivaba el propio Esteban. El colorido de las flores, la intensidad y vivacidad de sus pétalos, ejercieron una influencia decisiva en la obra de las tres últimas décadas. — 87 —

Abril (interior).indd 87

26/2/21 11:07


María Teresa Babín.  Su segunda esposa, con la que se casa en 1944; se trata de una profesora y poetisa puertorriqueña, especializada en la obra de García Lorca, decisiva en muchos aspectos para que Esteban se abriera paso en el mundo académico y artístico. Bigote.  Un bigote bien puesto aporta respetabilidad a quien lo lleva; pues bien, se podría decir que Esteban nació con bigote. En las fotos que conocemos del artista aparece siempre con este adorno facial, tan atildado, como si fuera un rasgo ligado a su personalidad dibujado por un calígrafo chino. Se trataba de un bigote recortado por arriba y por abajo, de un centímetro de ancho aproximadamente y unos siete centímetros de largo que apenas sufrió variaciones en su forma a lo largo del tiempo. Se extendía en paralelo a su boca. Lo que sí fue cambiando fue el color, del negro intenso de su juventud, pasó al entrecano en la madurez y al blanco níveo en su vejez. — 88 —

Abril (interior).indd 88

26/2/21 11:07


C. Collage.  Una de las aportaciones más originales de Esteban Vicente al Arte ­Abstracto es el collage, una técnica pictórica que consiste en la incorporación de láminas de papel sobre un fondo neutro para conformar con ellas un cuadro. Esteban fue un virtuoso del collage y aunque su técnica no sufrió cambios considerables, sus resultados plásticos evolucionaron en paralelo a su propia obra. De los tonos crudos en blanco y negro fue pasando al color. «El collage no es para mí un medio distinto, limitado, sino simplemente otra forma de pintar». Ch. Estelle Charney,  norteamericana, con la que se casa en 1935 y madre de Merceditas, su única hija, muerta a los seis años. D. Disciplina. El arte no se improvisa y requiere una constancia y una disciplina continuas. De ahí, de la disciplina, se llega a la depuración. Si se sigue la evolución de la obra de Esteban Vicente, se puede advertir el proceso de decantación, otra palabra que empieza con «d». De manera que disciplina, depuración y decantación. E. Estados Unidos.  Esteban Vicente llegó en 1936 a los Estados Unidos. Aquel viaje resultaría decisivo en su vida y en su obra. Hasta entonces el epicentro del arte en el mundo había estado en París, donde vivió también algunos años. Allí, en Nueva York, siguiendo con la letra «e», se desarrolló el Expresionismo ­Abstracto a través de figuras tan relevantes como Rothko, Pollock o William de — 89 —

Abril (interior).indd 89

26/2/21 11:07


Kooning. La obra de Esteban Vicente, además de los collages, aporta una nota de elegancia lírica al movimiento. F.

Formación continua. Algunos pintores se estancan y, con pequeñas variantes, hacen siempre el mismo cuadro. No es el caso de Esteban Vicente que sometió su obra a una evolución continua, fruto de su búsqueda incansable. De ahí que sea fácil advertir diferentes estratos en su producción hasta llegar a la parte final, tan luminosa y deslumbrante.

G. Guerrero. El pintor granadino José Guerrero es el otro gran pintor español adscrito al Expresionismo Abstracto. Su obra es atrevida y rotunda. Nunca congeniaron en vida. Guerrero cuenta, como Vicente, con un Museo en el centro de Granada donde se exhibe buena parte de su legado. Pasado el tiempo, en el año 2019 la obra de los dos artistas fue objeto de exposiciones conjuntas en Granada, Asturias y en Segovia. Puestas a bailar juntas, las obras llevaban muy bien el ritmo y hasta se podría decir que se enriquecen y complementan. H. Harriet Godfrey Peters fue su tercera mujer, tras Estelle Charney y la profesora puertoriqueña María Teresa Babín, especializada en la obra de García Lorca. Harriet era coleccionista de arte y una mujer con mucha sensibilidad con la que convivió los últimos cuarenta años de su vida, acaso los más estables y fecundos de — 90 —

Abril (interior).indd 90

26/2/21 11:07


su trayectoria. De hecho la fundación que defiende el legado artístico de Esteban lleva el nombre de Harriet y Esteban Vicente. I. «Intelijencia,  dame el nombre exacto de las cosas», dijo Juan Ramón Jiménez, trastocando con su terquedad la «g» por la «j». Pero la inteligencia se cultiva como se cultivan los jardines. Esteban fue un refinado cultivador de su inteligencia. Escritos, exposiciones, visitas a museos, revistas, conferencias. Sus alumnos remarcaban siempre estos tres rasgos de su personalidad: elegancia, refinamiento e inteligencia. J. Jardín.  Como ha quedado dicho en la «b», además de pintor, Esteban ejerció como jardinero. El amplio jardín con árboles añosos y espesos setos de flores de Bridgehampton fueron decisivos en su obra. La alegría del color se trasladó a sus cuadros dotándolos de una encendida luminosidad. Sin salir de la «j» conviene recordar su tendencia innata para el juego. En el fondo, como había dicho Picasso, para pintar bien, hay que ser como un niño. Y los niños juegan sin parar y hacen, sin saberlo, verdaderas obras de arte. Tras la estampa seria y rigurosa de Esteban se escondía un niño dispuesto siempre a experimentar. Los collages y las pequeñas esculturas son variantes del juego. K.  En la Kleeman Gallery de Nueva York, en el año 1937, es decir, al año siguiente de su llegada, realiza Esteban su primera exposición. Ese año nació también su hija — 91 —

Abril (interior).indd 91

26/2/21 11:07


Mercedes que solo viviría seis años. Sin salir de la «k», Kootz Gallery, ya es casualidad, se llamaba la galería neoyorquina donde Esteban Vicente expone por primera vez como miembro, por derecho propio, del movimiento Expresionista Abstracto, esto ocurrió en el año 1950. L.  La longevidad resultó decisiva en la obra de Esteban Vicente. Murió a los 98. ­Porque es en los últimos treinta o cuarenta años cuando su obra, poco a poco, se va decantando hacia la luz, otra palabra que empieza y «l» y lo hace con un lirismo que da carácter definitivo a su obra. M. Madrid es la ciudad en la que se formó Esteban Vicente y, dentro de Madrid no tanto en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde recibió su formación, como en el Museo del Prado. Se trata del museo por antonomasia de Madrid y, por extensión, de España. En él se custodian los grandes tesoros artísticos acumulados a lo largo de siglos, especialmente cuando España fue una potencia que atraía a su corte a los más refinados artistas europeos. Además, gracias a la posición desahogada que disfrutó en los siglos XVI y XVII, pudo adquirir la obra de los artistas europeos más destacados. De ahí la acumulación de obras de tantos maestros, desde las anónimas románicas, hasta El Bosco, Tiziano, Velázquez, El Greco, Murillo, Zurbarán o Goya por hablar de algunos de los más insignes. Tan magnífico plantel educó la mirada de Esteban en sus años de formación. Sin salir de la «m», tras pasar por el Museo del Prado, podíamos asomarnos — 92 —

Abril (interior).indd 92

26/2/21 11:07


al MoMA, Museo de Arte Abstracto de Nueva York. Se trata de uno de los grandes templos de la modernidad donde, cómo no, en sus fondos cuentan con obras de nuestro artista. N. Nueva York. Tras el París del final del XIX y primeros años del XX, Nueva York se convirtió tras la Segunda Guerra Mundial, en el epicentro del arte contemporáneo. Allí se asentaron los movimientos más innovadores y se crearon los grandes museos modernos como el MoMA, que tanto alentó la renovación del arte contemporáneo. Para Vicente era fundamental trasladarse a Nueva York en pos del sueño de hacer artista que le persiguió desde su adolescencia. — 93 —

Abril (interior).indd 93

26/2/21 11:07


Ñ. España  lleva la «ñ», esa letra peculiar del alfabeto de la lengua española. Esteban se nacionalizó estadounidense en 1940. Es decir, consiguió el pasaporte de los Estados Unidos. Y trabajó y viajó en muchos de sus estados. Pero no dejó por ello de ser esencialmente español, de enseñar su lengua en los primeros años como modo de ganarse la vida; de seguir contando con una familia española al otro lado del ­Atlántico y, sobre todo, de tener a sus espaldas la infancia y la juventud en los años de formación al lado de los grandes maestros de la pintura. Por más que España fuera al mismo tiempo una herida, «la tragedia del pueblo español» decía él cuando pensaba en el triste desenlace de la República a la que sirvió como cónsul. O. Orden. Esteban es un pintor cabalmente ordenado, armónico. En su vida y en su obra. «Si no hay sensación de totalidad, no es arte, porque el arte es orden». P.  La «p» es una letra en la que se acumulan las referencias. Por un lado París, donde viajó y vivió durante sus años de formación, entre 1929 y 1933. Por otro, Picasso, a quien conoció, precisamente en París, cuando todavía no se había convertido en el pintor que encarnaba como nadie, a través del cubismo, el arte contemporáneo. Pero en la «p», conviene también que recordemos a Pollock, uno de los artistas más destacados del Expresionismo Abstracto, muerto en 1956, con 44 años, y del que Esteban habló siempre con admiración y cariño. Pero antes de abandonar la — 94 —

Abril (interior).indd 94

26/2/21 11:07


«p», tendríamos que tener un recuerdo hacia los poetas de la generación del 27 a los que conoció en Madrid y a los que leyó hasta asimilar la modernidad de su obra, desde García Lorca, Alberti, Juan Ramón Jiménez, padre espiritual de la generación. En realidad Esteban, para seguir con la «p», podría ser propuesto como el poeta de los pinceles como Buñuel podría ser considerado el poeta de la cámara. Q. Querido queso. Así podíamos comenzar esta entrada en la «q». Le gustaban mucho los quesos. ¿Qué queso quieres? le solía preguntar Harriet. Los comía como aperitivo y como postre. Siempre tenían a mano una paleta de quesos. De cabra, de oveja, de vaca. Los prefería artesanales, franceses o españoles: camembert, roquefort, rocamadour, cabrales, idiazábal, manchego, tetilla gallega, zamorano. También se habría partido el brazo por un parmesano gigante. A más variedad de quesos, mayor grado de refinamiento, solía decir. A veces, es inevitable, tratándose de un pintor, le atraían por los colores, por las grutas misteriosas, por las manchas de moho azules, verdes y azuliverdes, que, de manera involuntaria, conformaban misteriosos cuadros abstractos. R. Rothko. El pintor Mark Rothko, una de las cumbres del Expresionismo Abstracto Norteamericano, nació en Letonia el 1903, el mismo año que Esteban Vicente. Pasó la mayor parte de su vida en Nueva York. Hay ciertas afinidades entre la obra de ambos. Acaso por ello no se llevaron bien. Los juicios de Esteban sobre los rasgos del carácter — 95 —

Abril (interior).indd 95

26/2/21 11:07


de Rothko suelen ser lapidarios, por más que admirara su obra. No podemos salir de la «r» sin aludir a la República. Por supuesto, la República española, aquel sueño de modernidad colectiva truncado por la intervención militar que, tras la Guerra Civil, dio lugar a una diáspora dolorosa de artistas e intelectuales. Uno de los cuadros más emotivos de Esteban Vicente, y aquí no hay abstracción, es la bandera republicana: rojo, amarillo y morado. Parece pintada con el temblor de un niño. S.

Por una carambola del destino, Segovia es la ciudad, la pequeña ciudad castellana que acoge buena parte de su legado artístico en el Museo que lleva su nombre, rehabilitado sobre las ruinas del viejo palacio del rey Enrique IV, que luego fuera Escuela de Artes y Oficios. Situado en el casco histórico, entre el final del Acueducto y la Catedral, cuenta con tres plantas, sólidos muros y salas diáfanas. En su jardín están enterradas las cenizas de Esteban y las de Harriet. El museo pone un contrapunto de modernidad a una ciudad donde el pasado tiene tanto peso.

T.

Turégano. En esta villa segoviana, el 20 de enero de 1903, en el viejo cuartel de la Guardia Civil, nació nuestro artista. La villa cuenta con una preciosa plaza porticada y un — 96 —

Abril (interior).indd 96

26/2/21 11:07


castillo muy peculiar levantado alrededor de una iglesia románica que, rodeada de almenas, conserva su vieja espadaña. Esteban solo vivió allí sus tres primeros años. Sin salir de la «t» hay que hacer parada en los «toys», palabra inglesa que significa juguete. Los toys de Esteban Vicente se resumen en pequeñas esculturas, casi siempre de madera pintada, con las que construía maquetas de grandes esculturas habitadas por el espíritu del juguete. Uno de sus toys figurativos representaba a un rey subido en un caballo y sirvió como cartel anunciador del XVII Festival Internacional de Títeres de Segovia del 2003. U.  Esteban fue un hombre con una mirada abierta al mundo o, si se quiere, universal. De ahí que buena parte de su vida profesional la pasara como docente de universidades, tanto en Nueva York, como en Connecticut, Puerto Rico, California o Haway. V.  Entre los grandes maestros de pintura, Esteban destaca siempre a Velázquez. Tuvo la suerte de ver sus cuadros una y otra vez en el Museo del Prado, al principio con cierto hartazgo infantil, luego con admiración infinita. W.  De entre todos los artistas de su generación, acaso con uno de los que mantuvo mejor sintonía fue con el holandés Willem de Kooning. Esteban no era dado a efusiones sentimentales, pero siempre habló con admiración del artista holandés — 97 —

Abril (interior).indd 97

26/2/21 11:07


instalado como él en Nueva York y con el que durante años compartió baño ya que tenían los estudios en planta del mismo edificio. Elaine, la esposa de Will, magnifica pintora, ejercía también como crítica y gracias a las variadas entrevistas que le hizo a Esteban, podemos conocer sus impresiones y recuerdos sobre el Expresionismo Abstracto cuando se encontraba en estado larvario. X. La vida es una x,  solía decir Esteban, aludiendo al misterio que solo despejamos echándonos al camino, es decir, viviéndola. La suya fue movida y llena de saltos de caballo, pero de caballo de ajedrez, porque, hasta el final, estuvo marcada por el azar y la sorpresa, aunque también por la constancia, una constancia alimentada siempre por el objetivo, por una meta: la del Arte. Sin salir de la «x», recordemos que a nuestro artista le concedieron la Gran Cruz al Mérito Artístico de la Orden de Alfonso X, «el Sabio», en reconocimiento a su trayectoria. Y. Yale. Universidad de Yale, en Connecticut, próxima a Nueva York goza de un halo de prestigio. Esteban Vicente se movió en las más altas esferas del conocimiento académico ya que, entre otras, fue profesor de Arte de la Universidad de Yale. Se lo rifaban. Enseguida se hizo con el respeto y la consideración de alumnos y profesores. Su formación en la Academia de San Fernando de Madrid además de sus estancias en París y Barcelona, por un lado, y su relación con los artistas y movimientos — 98 —

Abril (interior).indd 98

26/2/21 11:07


más prestigiosos de su época, por otro, le daban una situación de privilegio. De ahí que acabara siendo un profesor admirado. Z. Zurbarán.  Pocos pintores han magnificado la obra de Zurbarán con el entusiasmo que lo hizo Esteban Vicente. Considerado uno de los grandes maestros de la pintura española, no suele alcanzar, sin embargo, la categoría de genio como Velázquez, Goya o Picasso. El análisis de la luz en la obra de Zurbarán fue un empeño constante de Esteban que siempre ponderó al pintor extremeño del que, ante el retrato de Fray Francisco Zumel, escribió: «lo que trasciende es la inmovilidad de la figura, la forma, el color, la unidad y claridad en la construcción, la economía».

— 99 —

Abril (interior).indd 99

26/2/21 11:07


Abril (interior).indd 100

26/2/21 11:07


Agradecimientos El manuscrito de este libro fue leído de manera sucesiva por Francisco Otero, José ­Antonio Abella, Claudia de Santos y Ana Doldán que hicieron sugerencias críticas para mejorarlo. Con Ana Doldán mantuve, además, una larguísima conversación, salpicada de divagaciones y chispazos en la que, como experta en la vida y en la obra de E.V., me dio el impulso para comenzar a escribirlo. Mi gratitud a todos. Segovia, septiembre de 2020.

— 101 —

Abril (interior).indd 101

26/2/21 11:07


Abril (interior).indd 102

26/2/21 11:07


Índice El principio de esta historia.................... 9

El azar en la vida de Esteban Vicente...... 75

Buenos días a todos................................. 13

Museo del Prado...................................... 79

El Museo del Prado.................................. 33

Retahíla de Esteban Vicente.................... 81

Taller de collages con Esteban Vicente.... 43

Esteban, tu mano..................................... 83

Taller de esculturas................................. 53

Viajar en globo......................................... 85

Abril......................................................... 63

Alfabeto afectivo de Esteban Vicente...... 87

Bridgehampton........................................ 69

Agradecimientos...................................... 101

— 103 —

Abril (interior).indd 103

26/2/21 11:07


Relación de ilustrativas*

— 104 —

Abril (interior).indd 104

26/2/21 11:07


— 105 —

Abril (interior).indd 105

26/2/21 11:07


Abril (interior).indd 106

26/2/21 11:07


Abril con Esteban Vicente Diseño: Ana Doldán de Cáceres, Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente Maquetación: José Luis León García Imprenta: Ceyde Depósito legal: SG 20-2021 ISBN: 978-84-947607-7-8

©  de esta edición: 2021, Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente ©  del texto: Ignacio Sanz ©  de las imágenes: 2021, Archivo Fotográfico Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente 2021, Archivo Fotográfico The Harriet and Esteban Vicente Foundation Reservados todos los derechos. No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático.

Papel procedente de bosques bien gestionados

THE HARRIET AND ESTEBAN VICENTE FOUNDATION

Abril (interior).indd 107

26/2/21 11:07


Abril (interior).indd 108

26/2/21 11:07


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.