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CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ

LA PEPA, SOBRENOMBRE QUE SE dio a la Constitución de Cádiz, desencadenó nuevas prácticas no sólo en España, sino en las colonias; se organizaron por primera vez elecciones ciudadanas, se legisló sobre la libertad de prensa y se estableció el federalismo como nueva forma de organización política.

Con la promulgación de la nueva constitución se modificaron las estructuras políticas en las colonias; desapareció la figura del virrey y se estableció que la soberanía ya no radicaría más en el monarca sino en la nación, conformada por los ciudadanos del imperio. Se entendió entonces que eran los habitantes quienes debían elegir a las autoridades principales.

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Todos los varones mayores de edad con un “modo honesto de vida” y vecinos de una parroquia se prepararon para votar por primera vez, sin embargo, el derecho al voto estuvo restringido para los descendientes de africanos –a quienes los diputados españoles se negaron a otorgar la ciudadanía; a pesar de ello, éstos lograron ejercer su derecho ya que algunos poblados estaban constituidos en su gran mayoría por afrodescendientes–, así como a los frailes, presos y sirvientes domésticos.

Ahora bien, los ciudadanos no elegían directamente a sus autoridades, sino que lo hacían mediante el sistema de electores, quienes a su vez nombraban a los miembros de los ayuntamientos, de las diputaciones provinciales y de los diputados que integrarían las Cortes. Este ejercicio abrió el camino para derrumbar las barreras étnicas y fomentar la integración de una nueva sociedad, sin embargo, las mujeres fueron excluidas de este derecho y tendrían que pasar aún muchos años para que consiguieran su derecho al voto.

La ciudad de México puede servir de ejemplo para conocer cómo se realizaron las elecciones. El 29 de noviembre de 1812 se establecieron las mesas de votación en las parroquias capitalinas. Las personas con derecho al voto –y muchas que no lo tenían– se presentaron para dar, de viva voz o mediante una papeleta, el nombre de los electores que designarían a regidores y alcaldes del ayuntamiento. No faltó quien quiso inducir la decisión a través de dádivas (se repartió pulque entre los votantes). Otros llevaron a la gente a votar a una y a otra parroquia. Estas irregularidades sirvieron de pretexto para que las autoridades suspendieran temporalmente el proceso electoral, pero en realidad lo hicieron porque la cantidad de gente que salió a votar fue enorme, inesperada. La jornada terminó a las ocho de la noche, con fiesta. El conteo dio el triunfo a “25 americanos, todos honrados y del mejor modo de pensar”, a decir de la sociedad secreta de los Guadalupes, que simpatizaba con la insurgencia. Entre los electos no había un solo partidario del gobierno, de modo que se suspendió el proceso en la ciudad de México y en algunas poblaciones cercanas.

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