Rafaela Baroni MAPPBARI 2011

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Deseamos expresar nuestra gratitud a quienes han contribuido a que Miradas al Espejo. Rafaela Baroni sea una realidad. Sin su aporte no habría sido posible la realización de este proyecto. Especialmente agradecemos a los coleccionistas que generosamente han facilitado sus obras y apoyado la edición de este catálogo. Al Museo de Arte Contemporáneo de Caracas de la Fundación Museos Nacionales. Al Museo de Arte Popular Salvador Valero de Trujillo y a su directora Carmen Araujo. A María Luz Cárdenas y Carol Cañizares. A la Sociedad de Amigos del Museo de Arte Popular de Petare. A la Fundación Bigott. A Juan Martín Echeverría, Antón y Victoria Apostolatos, Ruth y Robert Bottome, Juvenal Muñoz y Nelson Garrido. Y especialmente a Rafaela Baroni, inspiración y razón de esta exposición.

30. La Protección, 1991.


Presentación Han pasado veinte años desde que Rafaela Baroni, La Mujer del Encanto, tomara los espacios del Museo de Petare, celebrando bodas y velorios e impactando a todos con su arte. Manantial y torrente inagotable de sensibilidad, poesía y expresividad, la artista, famosa por sus polícromas y fantasiosas imagenes y sus fantásticas experiencias de vida, ya venía precedida por su propia leyenda, que el tiempo transcurrido desde entonces no ha hecho sino acrecentar y consolidar. Miradas al Espejo. Rafaela Baroni, exposición planteada como una antología de la artista, pretende un recorrido por las principales facetas creativas, técnicas y temáticas con las cuales esta extraordinaria creadora trujillana, entretejiendo cielo y tierra, ha ido construyendo un “universo alucinante” como lo describe ella misma, en el cual reina la imaginación, y que se ha convertido tanto en su espacio de vida como de expresión artística que son una misma cosa. Como en un espejo refractario se trata de captar y transmitir reflejos de su experiencia vital y creativa, tan compleja, múltiple e integral.

Esta muestra está pendiente desde que Rafaela recibió el Premio a la Trayectoria Artística en la VIII Bienal de Arte Popular “Bárbaro Rivas” en 2005, reconocimiento que conlleva el “mandato” de una exposición individual al artista premiado antes de la próxima edición de la bienal. Lamentablemente, nuestro emblemático certámen no se ha podido reanudar hasta la fecha, aunque mantenemos la esperanza de que, al igual que Rafaela, pueda renacer. Mientras tanto, más que un compromiso, es un verdadero placer y honor para el Museo de Petare darle de nuevo la bienvenida en sus espacios a esta gran artista e invitarles a conocer su fascinante universo. Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas

Parafraseando la canción “...veinte años no es nada...”, pues Rafaela maravilla con su permanente juventud. Bendecida con un inquebrantable ánimo y alegría “pa’darles vida” a la gente, como dice ella misma, su vida, cual ave fénix, há sido un perenne renacer, trasmutando el dolor en amor, sabiduría y creatividad, sin perder nunca la fé y la ilusión.

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4 11. Virgen del Espejo, 2003.


del

Rafaela a través Espejo Rafaela Baroni pertenece a esa estirpe de creadores de raro talante que no escatiman en el uso de los recursos plásticos a la hora de insertarnos dentro de su extraño mundo, un mundo poblado por los seres y signos que dan luz a su propia existencia y entorno, especie de paraíso cuyos símbolos ha sabido muy bien traducir en el juego de sus piezas. Rafaela es espacio, Rafaela es contexto. Su vida se convierte en obra que permanentemente se multiplica, se desdobla, se re-crea. Su mundo es un espacio paranormal, habitado por seres sobrenaturales, ángeles y duendes que conviven en su quehacer cotidiano. Rafaela es Cosmos: cada figura y cada elemento reconstruye el contenido unificado de los mitos ancestrales de creación y origen de la naturaleza. Rafaela se comunica con los santos, habla con los animales, el ámbito de su diálogo es profuso, imaginativo y complejo Obliga a redefinir el papel del artista dentro de su contexto antropológico, exige involucrarlo a la vida cotidiana, a los rituales, a fiestas y tradiciones; lo integra a una formación discursiva donde coexiste con el canto y la danza. Rafaela muere y renace. Vuelve a la vida para rehacer una obra siempre antigua, siempre nueva. Obviamente, con ella estamos ante una personalidad demasiado inevitable, demasiado dominante, demasiado inusual y demasiado seductora como para no caer en el hechizo de su vida y su infinito anecdotario. Pero con motivo de esta exposición tan completa en el Museo de Petare, desarrollaré básicamente los aportes a la visualidad y a las artes plásticas que esta maravillosa artista ha sembrado en el imaginario venezolano. Atrevidas composiciones y estructuras en el ordenamiento de los conjuntos, audacia en las relaciones, compenetración y fluidez en el manejo de la materia,

planos simultáneos que activan complejas aristas en la mirada. Rafaela llega a insólitas soluciones para representar el movimiento y las hacer funcionar a través del color. Rafaela inventa y lleva al extremo las posibilidades descriptivas y representativas del signo. Su imagen es versátil, es rica en formas y en manejo del volumen, la escritura del espacio en sus piezas es perturbadora. Rafaela altera. Se aleja del paradigma visual común y de los sistemas de representación preestablecidos. Construye su propio alfabeto y su propio vocabulario para sugerir el mundo que la habita. Miradas al Espejo. Rafaela Baroni, exposición antológica de la obra de la artista, reúne un significativo número de obras que proceden de colecciones particulares, obras de las colecciones del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, del Museo de Arte Popular de Petare, de Museo Salvador Valero y obras de los años 2008-2010, procedentes del taller de la artista. En ellas domina la fuerza sin par de su lenguaje, la capacidad expresiva de la imagen, la versatilidad en la ejecución y manejo de los materiales, la riqueza simbólica de los elementos, la ruptura de la narración lineal y del ordenamiento de los planos narrativos, la riqueza en la representación del espacio y la invención ingeniosa de las posibilidades descriptivas y representativas del signo. Rafaela-Aleafar, 2010, abre el discurso expositivo. Se trata de una pieza mayor que retrata el juego de dobles y espejos tan presente en la obra de Rafaela. La presencia del doble marca la alternancia con el Otro, el Doble-Yo que articula dos encarnaciones superpuestas de un mismo individuo que coexisten en un mismo espacio de ficción. Aleafar es su Yo-Otro, la imagen

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duplicada que no sólo llega aser ella misma, sino que también es Virgen, Ángel o santo. El rostro se duplica y multiplica, una y mil veces, reforzando así el coqueteo con la muerte como una herramienta seductoramente atractiva para el espectador. Pero esta obra manifiesta igualmente uno de los aspectos más característicos en su manejo de la materia. La artista conjuga la forma de la base del tronco original de madera, convirtiéndolo en cuerpo común de las dos Rafaelas, especie de siamesas que con dos manos y brazos llevan la cesta con loritos. El mismo recurso lo emplea con Cuando te conocí y Mis Hijos, ambas de 2010, Néstor, El Paralítico y Una mocha cargando a otra, sin fecha, Ayúdeme con algo y Madre Naturaleza, ambas de 2009 y Exhibición de zapatos de 2005. Poco a poco van surgiendo las figuras desde los troncos de madera. Piernas torcidas, cuerpos dolientes, miembros, manos, niños. La materia orienta la forma y Rafaela fluye en su hacer, convirtiéndola en esos seres tan peculiares. A esta extraordinaria relación con la materia, une Rafaela el uso expresivo de la misma. Al cobrar forma, nace una expresión inaudita y rotunda, lo cual determina una de sus características especiales. Una pierna que le falta a la mujer de Una mocha cargando a otra, pasa a ser la imagen de otra mujer que carga a una niña, pero a su vez, ella carga a otra figura a sus espaldas, a la cual también le falta una pierna. La mano levantada, suplicante y torcida, recoge la mayor carga de poder. Las manos de Néstor, el paralítico, hablan; sus piernas gritan. Lo mismo sucede con los brazos alzados al viento en la figura de La Libertad, de 2010. Pero es quizás con dos obras excepcionales, con las cuales esta cualidad crece a plenitud. Se trata de El niño viejo, 2010 y Los pies en el pecho, 2007. La primera aborda el caso de la figura maciza de un niño custodiado por un ángel que contrasta con el conjunto donde cabeza, torso y pies, todo en un mismo bloque, se unen al rostro que sostiene una expresión retadora, adulta. En el caso de Los pies en el pecho tenemos la misma conjunción cabeza-torso-pies. Impresiona en este

tipo de obras que los rostros más bien son hieráticos y rigurosos. Lo mismo sucede con los rostros de sus vírgenes, donde justamente ese hieratismo afirma la fuerza expresiva de su lenguaje. Otro aspecto interesante en las soluciones plásticas que Rafaela propone en sus obras es el trabajo con el movimiento. A pesar del carácter estático de las figuras, son piezas de complejo movimiento proporcionado por las posiciones de los cuerpos, la distribución de las figuras acompañantes y los esquemas de repetición de las imágenes. En Una mocha cargando a otra, s/f, las extremidades apuntan hacia distintas direcciones, otorgando a la obra un efecto muy sugestivo de movimiento. Lo mismo sucede con Cuando te conocí y La Libertad, de 2010 y Madre Naturaleza y Ayúdeme con algo, de 2009. En otras obras como Las Tres Razas, 1997 y La Fiesta de los Ángeles, un dibujo de 2011, el movimiento proviene de la repetición de las formas (rostros y angelitos) que también giran en todas las direcciones. Es tan audaz al establecer relaciones entre los diferentes elementos que componen una imagen, que reta el alcance analítico convencional. La imagen es cambiante, simultánea, los planos frontales se entrecruzan entre sí ofreciendo nuevos caminos a la capacidad descriptiva y representativa del signo. No existe una solución única y pre-establecida, constantemente se altera y reinterpreta el modelo clásico de representación. En Rafaela no existe una solución única y preestablecida para resolver el problema de la representación. Ella otorga una dimensión plural inaudita a los sistemas narrativos en sus obras. Altera el esquema válido para las representaciones religiosas desde el Renacimiento. Lo reinterpreta y activa nuevas funciones simbólicas. La obra no es solo el objeto que narra una determinada situación, pues ese papel se enriquece y complica desde el momento en que es modificado por la significación de lo que acontece en su seno. La


imagen se expande, se tuerce, se multiplica, se activa e incluye dentro de sí misma numerosas dimensiones de significación anímica. La figura actúa como un campo en el cual se despliegan las tensiones y las energías de las pulsaciones vitales interiores. Mi signo, 1995 y Reina de la Montaña, 1998 son excelentes ejemplos de tan inusitadas revelaciones narrativas. Mi Signo despliega, en un mismo volumen, la figura-retrato de Rafaela acompañada por un pequeño animal formado por varios animales: un cuadrúpedo-burrito y dos loros que cubren su cuerpo y tocan sus cabezas. Por otra parte, la cabeza del burro sobresale por entre el cuerpo del primer loro, pero también es escarabajo. Con la figura-retrato sucede algo similar: las flores del traje pasan a ser paisaje del animalito, y sobre el pecho, justo del lado del corazón, se asoma la imagen de la Virgen del Espejo junto a otro loro que Rafaela sostiene entre sus manos. La visión narrativa es multiplicadora y delirante. Esta es una pieza realmente maravillosa. La Reina de la Montaña escenifica, también en un solo volumen, una pluralidad de narraciones y momentos de la acción, lo cual otorga a la obra un interesantísimo juego de tiempos conjugados en las acciones de la imagen central y en las acciones de las figuras que la rodean. Acá no hay figuras sino situaciones. En otros casos los mantos de la Virgen se convierten en paisajes. La audacia en el trabajo de soluciones plásticas es avasalladora: une figuras y naturaleza; aves, flores, animales y ángeles conjugan sus ámbitos de representación en una sola imagen. La composición de los rostros es uno de los logros plásticos más significativos en su obra. Cada rostro es igual y distinto a la vez, es uno y múltiple: arroja infinitas variaciones y a la vez parece mantenerse serenamente en una misma actitud. Es su propio retrato y el retrato del santo, del ángel o la Virgen. Lo perturba, lo remueve, lo convierte en loro, orquídea o flor de la montaña. Tal es el ejemplo de obras como Mis Manos, 1993, cuya gran figura central aloja una imagen de la Virgen 7 21. Reina de la montaña, 1998.


8 19. La madre naturaleza, 2009.


del Espejo. Los rostros se multiplican entre el manto de la Virgen y el cabello de la figura central. El manejo simbólico de los contenidos que ofrece esta artista es también muy peculiar. Cada elemento cumple un papel que sobrepasa su significación literal y funciona, no de manera coherente y lineal, sino como factor detonante de conexiones según las cuales la figura es un haz de sentidos que no cesa en su producción de significados. El símbolo conduce a un saber de orden más intuitivo que se utiliza como energía arquetipal, penetra a la verdad a través de la imagen y hace del conocimiento un proceso mucho más fértil, una tarea de construcción y reconocimiento de significados de algo que, como tal, no es comprensible a la visión de modo inmediato. Esta manera de construir la imagen genera considerables alteraciones en la narración visual convencional que, en este caso, se traducen en la presencia de elementos completamente inusuales. Rafaela combina las imágenes religiosas canónicas con una iconografía muy personal que hace única a su obra. Sustituye ángeles y querubines por loros. El paisaje abundante se adhiere al traje de la madre de Cristo, y otras veces ambos elementos se funden en la sola estructura de Vírgenes/Montaña, Angeles/Loro que representan el alma de los niños muertos, Vírgenes Naturaleza o Vírgenes/Guacamaya. La insistente presencia de loros y guacamayas constituye un elemento muy digno de atención en este proceso de hibridación discursiva, ya que se sabe que en otro tipo de rituales y cultos, el loro simboliza la protección a influencias perjudiciales y malos espíritus. Rafaela nos conduce así a una suerte de reinterpretación de la relación entre mitología y cristianismo, las asociaciones vienen fácilmente, por ejemplo, a partir de la imagen de la guacamaya, animal que revive la fuente originaria de la creación en la naturaleza y simboliza el manantial de toda energía vital sobre la tierra. En las culturas indígenas,

la guacamaya acoge simbólicamente el nacimiento del mundo, el origen de la naturaleza y toda creación; y al amalgamarla a las imágenes religiosas, especialmente de la Virgen, se fusionan dos modelos diferentes de intepretación: uno discursivo (el cristiano), otro alegórico (el mitológico). El mito primordial de creación se conjuga a la visión canónica de la religión católica. En otros casos, los símbolos marianos clásicos son reemplazados por flores tropicales que presagian el contexto de abundancia y riqueza simbólica en el cual ella misma habita y del cual nos hace habitar. La obra de Rafaela reafirma cada vez más su poder expresivo y su reveladora fuerza. Es una obra de inmensa y potente energía que nos hace ver lo invisible construyendo nuevas relaciones entre el espacio, el color, la expresión y la forma. Rafaela proporciona nuevas bases iconográficas en la representación religiosa. Emociona. Conmueve. Esta extraordinaria creadora nos ha permitido participar del juego entre la naturaleza y los dioses de la mejor manera como se puede hacer: a través del arte. María Luz Cárdenas

9 26. Los pies en el pecho, 2007.


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1. El Ă ngel de los lirios, 2000.

12. Virgen del Socorro, 2007.


5. El Dr. José Gregorio Hernández, 2006.

31. Las tres razas, 1995.

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58. Serie de dibujos


57. El matrimonio de MarĂ­a Teresa y BolĂ­var, 1982

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13. Aleafar, 2003.


de

Reflejos Rafaela ¿Cómo intentar “explicar” a Rafaela Baroni?, hablar de su vida tan rica y compleja, llena de matices, de luces y sombras...? A grandes rasgos se sabe que es una gran artista plástica trujillana, famosa por sus polícromas y fantasiosas imagenes, que ha vivido experiencias fantásticas como “morir” y “resucitar” y poseedora de faculta des especiales como “ver” el futuro y conocer a las personas con tan sólo mirar su cédula. Todo eso sería cierto pero quedarían sin destacar muchas de las facetas que la han ido definiendo en su recorrido como ser humano que va conociendo, asumiendo, ascendiendo, sufriendo, profundizando, transformando, y, finalmente, trascendiendo su humanidad hasta convertirse en un ser cósmico, mezcla de tierra, luz y encanto, sustancia de poesía y leyendas. Trataremos entonces de destacar algunas de esas facetas, como quien intenta tejer con hilos de diferentes colores su semblanza. Los albores Su vida se inscribe en la dura realidad de la mujer venezolana de la sociedad rural y campesina de los Andes de mediados del siglo XX, sometida a los padres primero y al marido después, bajo los preceptos del buen vivir y la “decencia”, mucha laboriosidad y trabajo. El despertar de los amores y ardores, pasando por el crisol de la inocencia, la modestia, la ilusión, el desconocimiento y la ignorancia, hasta despertar muchas veces en la incomunicación, soledad y sufrimiento interior. Todo ello en medio de una especie de conspiración social del dolor, complicidad del yugo común compartido en silencio y con resignación, donde las mujeres van desgranando el cuerpo y el alma en un rosario infinito de embarazos, partos, crianza de niños

y atención a la familia, sostenidas las más de las veces unicamente por su infinita fé en Dios y en la Virgen. El nacimiento de Rafaela, el 1º de noviembre de 1935 en La Mesa de Esnujaque, despierta de un trance de dolor a su madre quien, por la crísis que le ocasionara la pérdida de su primer hijo, no tenía nada preparado para recibir a Rafaela, sirviéndole en ese momento de madrinas y proveedoras un par de amables vecinas. La niña llegó tempraneando el día, cual estrella matutina, dotada de un temperamento extremadamente sensible, empático con sus semejantes, artístico, creativo, pleno de ingeniosidad y extraordinariamente expresivo, alegre y animoso, todo ello envuelto en una agraciada apariencia exterior... “la catirita”, como le decía su papá Francisco, quien la dejó huérfana a los tres años, enfermo de depresión por los reveses de la fortuna. “Cuídeme mucho a mi muchachita”, le encomendó a la madre; “ella es una estrella, pero va a sufrir mucho”. Falleció mortificado por el desamparo en el cual dejaba a su mujer y dos hijos: Rafaela y su hermano Ramón. Tres años después, su mamá contrae nuevas nupcias con quien vendría a ser para los dos niños “papá Telésforo” y con él vuelve a su Jajó natal a establecerse y criar a la familia que va aumentando: Gloria - quién fallece un año después de regresar a Jajó sumiendola en profundo dolor -, Alba, Carlos, Víctor, Tadeo y Antonio. Unas manos prodigiosas Rafaela por ser la mayor está siempre ayudando a su madre de quien aprende a cocinar, conocer de plantas y remedios, atender enfermos, coser, bordar, tejer y tallar la madera del anime para las figuritas del pesebre. Es rápida para los oficios, diligente, responsable y trabajadora. Su mundo gira por entero en torno al hogar y visualiza

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su futuro de la misma manera pero con hijos propios, aunque a muchos de sus hermanos prácticamente los ha criado como a tales. A los diez años Rafaela, felíz, se viste de blanco para recibir al Señor soñando con vestirse así nuevamente algún día. Las demandas del hogar le impiden culminar el tercer grado de su educación formal. Muy despierta y avispada para el aprendizaje anuncia solemne: “A mí me gusta la 1 carrera de la medicina y también me gusta la poesía” pero, como relata la artista: “No se imaginaba que el futuro pa’ella sería traficar por espinas”.2 Su realidad le impone otro camino y a los trece años se “gradúa” con honores de partera al asistir a su mamá para traer al mundo a su hermanito Antonio, amén de haberla cuidado ya en otras ocasiones.

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A su laboriosidad, diligencia y capacidad de trabajo se suman una gran habilidad y destreza manual que se apreciará luego en la confección de trajes y disfraces, bordados y tejidos de diferentes tipos. Esto alcanza su expresión más sorprendente en tejidos que comienza a realizar con las manos, sin ayuda de agujas, durante su hospitalización en Caracas estando privada de la vista por un derrame y desprendimiento de retina. Lo que empezó como una distracción en su confinamiento para procurar unos ingresos, ha florecido en una amplia producción. Asombran los pequeños y hermosos tréboles de hilo de “Amor, Salud, y Paz” que teje con pasmosa rapidez con una sola mano, conversando tranquilamente al mismo tiempo. Son las mismas manos prodigiosas, que luego, guiadas por la inspiración divina se atreven, en pago de promesa a la Vírgen del Espejoquien le ha devuelto milagrosamente la vista –a labrarla pequeñita primero, con timidez, en un palito de cedroy luego en una dura rola de la cual va emergiendo, cual capullo que se abre, la semblanza de la Madre de Dios. Igualmente hace a San Sebastián, José Gregorio 1 2

Hernández y demás personajes del santoral con quien comienza a poblar ese universo fantástico que va creando con su viva imaginación, su estrechísima relación con la naturaleza circundante y su ardorosa fé. El mundo por escenario Desde su más tierna infancia pone de manifiesto su vocación histriónica y escénica en travesuras hechas con la intención moralizante de poner coto o corregir algún mal comportamiento vecinal. Une al goce del disfraz, la personificación, la diversión y el deleite del involuntario “público”. Ya adulta, en Boconó, sus bromas del Día de los Inocentes se convirtieron en parte celebrada de la tradición local, al igual que sus festejos populares, juegos y concursos, sus cantos, poesías y caracterizaciones que la convertían en el alma y centro de todas las fiestas. Esta facilidad para la expresión interpretativa del drama o la comedia, su necesidad de sentir el calor y el aplauso del público, la caracterizan como una actriz espontánea de nacimiento; una fuerza de la naturaleza buscando un camino para tanto talento. Rafaela ha sido generosa con su arte compartiéndolo con muchos al recibir aprendices en su lugar de trabajo y realizando talleres desde sus campos trujillanos hasta los museos de la capital y del exterior del país. Sus cualidades histriónicas han apoyado su faceta de promotora cultural para abrirle nuevos horizontes a la gente, llevándolos a redescubrir y valorar sus tradiciones y creencias y a perseverar en enrumbar sus vidas por senderos de “Amor, Salud, y Paz”. Caridad El amor por el prójimo en Rafaela se manifiesta con dones del Espíritu Santo como el Consejo y la Sanación. Desde pequeña se interesó por los débiles y necesitados, los ancianos,enfermos y moribundos. Siendo una niña, este amor la llevó, por iniciativa propia y por

BARONI, Rafaela. Historia de mi vida en capítulos. Memorias inéditas de la artista, Cap.I, p.4. Idem.


compasión, a amortajar y colocar en el ataúd a la viejita Sofía, una vecina que había sufrido de lepra y que con cuatro días de fallecida nadie se atrevía a preparar para enterrarla. De reposo en su casa por gripe, Rafaela no asistió ese día a la escuela. Debía moler el maíz, pero preocupada por la situación decidió tomar una sábana y escaparse a cumplir con el deber cristiano. ¡Cuánto debió costarle a esa niña extender la sábana en el suelo, espantar los gusanos invasores, mover el cadáver con unos palos hasta colocarlo en el lienzo para enrollarlo, introducirlo en el cajón y proceder a martillarlo, machucándose los dedos en el proceso...! Regresó a desinfectarse con alcohol y proseguir con sus arepas, pero la maestra alcanzó a divisarla en su misión y la puso al descubierto ante la madre, quien conmovida por la bondad de la niña, no tuvo corazón para castigarla. Innumerables han sido desde entonces los enfermos atendidos y sanados con remedios, cuidados y oraciones; los auxiliados a “bienmorir”; los difuntos a quienes ha ayudado a distender del “rigor mortis” para luego vestirlos y arreglarlos para su última aparición pública. Innumerables también han sido las consultas y los consejos dados para bien vivir en armonía y paz, con salud de alma y cuerpo; los pleitos y rencillas resueltos por su oportuna intervención; las parejas reconciliadas y familias vueltas a unir. Su vida ha sido una prédica constante de amor vuelto servicio en palabra y acción. Sus orientaciones y solidaridad benefician a muchos, desde lo cotidiano hasta lo artístico-profesional, atendiendo a todos con la misma solicitud.

y renovado temple!. Ese ánimo se traduce a ratos en vena festiva, pícara, que goza con un chiste o una broma; que disfruta haciendo reir a viejitos y enfermos, a todos: “pa’levantarles un poco el espíritu” como dice ella, “pa’darles vida”, dándole vuelos festivos e imaginativos a lo cotidiano. Como aquel día de los Inocentes cuando preparó un muñeco con aspecto de muerto apuñalado y lo dejó de madrugada a mitad del camino frente a su casa en Boconó para luego pasarse el día asomada a una rendija de la ventana y reírse junto con su esposo y fiel enamorado de siempre, Rogelio, de las reacciones de los transeuntes. Descubierta la chanza, la perdonaron con indulgencia: “cosas” de la señora Rafaela que todos agradecían pues aportaba alegría y diversión al tranquilo discurrir de la vida. Todo un “happening”, que involucró a varias poblaciones, fue la ocurrencia de su falso matrimonio con Rufino Camacho que incluyó desde paseo en coche tirado por caballos, regiamente ataviados los novios y aclamados por el pueblo, hasta el “trágico” desenlace en el cual Rafaela llora desconsolada en la plaza porque el novio supuestamente, ya en la intimidad, la ha despreciado por no agradarle su físico...Entre el afecto de quienes la consolaban y el furor de los que pretendían castigar al novio por tal ultraje, se reveló la broma para regocijo de todos. Ese ánimo de “porfiado” que se vuelve a levantar cuantas veces sea necesario ha sido un aliado fundamental de su supervivencia física, mental y emocional, permitiéndole “revivir” aún después de las experiencias más traumáticas.

Humor Un inquebrantable e indoblegable ánimo y alegría caracterizan a Rafaela. Como el bambú, se inclina a veces abatida o desalentada momentáneamente ante la incomprensión –que tantas veces ha signado su camino-, el desamor y la sordidez de la vida, pero nunca se quiebra... ¡coge fuerzas y vuelve a levantarse airosa, con amor

Espiritualidad El ánimo y la fé resultan un binomio invencible. Su camino de creencias y devociones católicas lo inicia en la infancia de la mano de su madre y abuelita. A los once años vive su primera experiencia cataléptica de la cual dice: “canté con los ángeles en los jardines 3 del Señor” Por veinticuatro horas es dada por muerta y el

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Testimonio de la artista en catálogo de la exposición: Rafaela Baroni Yo soy el Ángel. Museo Jacobo Borges, dic.1997-enero1998, p.8.

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entierro se demora esperando la llegada de los abuelos. Finalmente el sacerdote le impone los santos óleos y la pronuncia difunta. La madre, transida de dolor, toma un café que intentan hacerle beber, pide una cuchara e interpela desgarradoramente a la Vírgen del Perpetuo Socorro: ¡Madre mía, no hace seis años que me quitaste una y ahora me quitas la otra! ¡Ay Madre mía!, que esta 4 sea la medicina pa’mi hija” Al forzar la cucharadita de café en la boca de Rafaela, ésta levanta la mano y pasandosela por la cabeza, pregunta que donde está. Su recuperación se considera un milagro de la Vírgen y allí comienza la leyenda... Su salud, más bien frágil, la hace “coleccionar” imposiciones de “santolios”, como dice ella para abreviar. Por la cantidad de veces que se encuentra a las puertas de la muerte, que traspone y retorna del insondable umbral, la percibe como algo natural, como parte de su vida, lo cual se evidencia tangiblemente en La Mortuoria. Este conjunto de piezas de su autoría está integrado por su propia urna -de azul celeste decorada con flores- crucifijo, candelabros y su propia figura de tamaño natural tallada en madera, “vestida” con un traje azul, réplica del confeccionado por la artista para su última salida al escenario. A los treinta y tres años, y con un vía crucis de sufrimientos físicos y morales encima, le repite la catalepsia, esta vez por setenta y dos horas. De ambas experiencias le quedan facultades especiales: sanar a los enfermos, “leer” las cédulas, preparar nuevos remedios y pronosticar cosas.

La mortuoria

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Crisis La alianza de ánimo y fé en Dios ha sido su salvación en tiempos de crisis, frecuentes en ciertas épocas de su vida. Las frustraciones afectivas y expresivas acumuladas dentro de los diques de la represión familiar, llegan finalmente a un punto de ebullición con la vivencia de un matrimonio impuesto a sus dieciocho años. Su desesperación no conoce límites y al no sentirse capaz de rebelarse ante sus padres, somatiza sus frustraciones,

BARONI, Rafaela. Historia de mi vida en capítulos. Memorias inéditas de la artista. Capítulo I, p.4.


sufriendo su frágil salud corporal “ataques” cerebrales en los cuales perdía el conocimiento y no sabía de sí. Cinco años de matrimonio resultaron un calvario tan solo iluminado por el nacimiento de sus hijos, pero oscurecido por las tristezas de su enfermedad. De cuatro embarazos, sobreviven un hijo y una hija, perdiendo el primer hijo aún en gestación y el cuarto de corta edad. Los quebrantos de salud se hacen cada vez más severos y frecuentes y por temor de no poderlo atender debidamente o hacerle daño inadvertidamente al quedar inconsciente de improviso, tiene que entregar en crianza a su madre y hermana a su hijo mayor. Lo hace con inmenso dolor pero la conforta pensar que está en buenas manos. Su madre intenta ayudarla, pero la distancia, la carga de obligaciones y el peso de las actitudes culturales la llevan a aconsejarle siempre resignación en una unión que Rafaela siente está acabando con ella. Ante lo insostenible de la situación, Rafaela y sus hijos son acogidos en el hogar de la madre, finalizando así la relación matrimonial. Libertad Pero ese puerto seguro del hogar de sus padre se transforma para Rafaela en un convento de clausura, cerrado sobre todo a la posibilidad de tener un nuevo afecto en su vida. Su mundo interior terminó por hacer erupción: a los cuatro años de vivir en su casa le sobrevino una paralización que la mantuvo hospitalizada cinco meses. Su espíritu abatido casi sucumbe más la paciencia, dedicación e ingenio de los médicos logra finalmente devolverle la autoestima, la fé en si misma y una chispita de vida. Por fin se verbaliza lo nunca dicho y se le hace comprender que la rigidez de su entorno es un factor determinante en sus trastornos de salud. Ante la falta de receptividad de sus padres a la sugerencia de los galenos de que ella debe intentar rehacer su vida, la dan de alta con esta recomendación: “Rafaela, tienes que irte de tu casa por la manera que sea y tienes que volver

19 25. La libertad, 2010.


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5 a casarte” Con esa pequeña luz en su interior como un tenue asidero para su voluntad, poco a poco se va convenciendo de que efectivamente se está jugando la vida, la cordura o ambas: o se va o se muere de asfixia, atragantada de tanta sensibilidad, poesía y expresividad que no pueden salir! Como en un trance, el día de San Antonio de 1964, cuando todos dormían, con solo la ropa que tenía puesta, los zapatos en la mano para no hacer ruido y seis bolívares en el bolsillo huyó, rogándole a San Judas Tadeo, Patrón de las Causas Imposibles, que amparara su fuga. Así llegó a Boconó, lugar de sufrimientos- pues los padecimientos de salud le siguen por largo tiempo aún-, pero también de profundísimas alegrías y satisfacciones. Cual ave fénix, resurge de lo que eran casi sus cenizas para sentir primeramente la solidaridad y el reconocimiento por sus habilidades y destrezas, y luego la ilusión y el amor al conocer a Rogelio, su esposo, quien prendado de una visión fugaz que tuviera de ella años atrás en Valera, se maravilla de su suerte al reencontrarla en Boconó y se propone conquistarla. Por fin amanecen las dulzuras en una sola historia: el noviazgo tierno y correspondido de los quince años, el ardor de la juventud y la lealtad y compañerismo de la adultez. En las buenas y en las malas, en salud y en enfermedad, y así fué. En Boconó también nace como artista pues, después del milagro de la Vírgen al devolverle la vista, comienza a tallar con una navajita, liberando a un tiempo las formas ocultas en raíces y troncos como su propia desbordante energía creativa. Conjura con el pensamiento y el espíritu las formas que va dando vida con sus manos, creando un espacio propio para su vida y su expresión artística que se vuelven una sola cosa.

práctico de la naturaleza como elemento indispensable para la supervivencia del hombre rural se suma una apreciación estética de ella, vuelta estallido natural multicolor en sus espacios de habitación y en la policromía exhuberante y fantasiosa de su obra, integrándose a esa otra gran dimensión de su vida y su creación cual es la espiritualidad. Allí donde se unen y fusionan lo natural y lo espiritual en la alquimia irrepetible de su arte ella crea un reino de encanto, especie de plano especial ubicado donde termina la tierra y comienza el cielo. Es allí donde la Rafaela telúrica, ancestral y milenaria, con toda la fuerza de la tierra, de los montes, valles y páramos andinos, de los momoyes y los encantos se vuelve cósmica, al incorporar el plano celestial y espiritual al Creador, la Madre Universal y Virginal, los santos, los mártires, los seres angélicos, ...vuelve a la esencia, al centro de la vida, al corazón del mundo, que palpita en ella, en los demás y en el universo entero porque es el mismo palpitar de Dios que contiene todo lo que existe.

La Madre Naturaleza y la Mujer del Encanto Su apego a la tierra, las plantas y animales, a todos los seres vivos, la llevan a poblar su mundo de esos elementos. En el caso de Rafaela, al respeto y reconocimiento del valor

Sus esculturas, relieves y pinturas nos transmiten un discurso poético de contenido mágico-religioso resuelto estéticamente en un lenguaje plástico muy original y dinámico, de una gran fuerza expresiva.

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Miradas al espejo En su reino de encanto también vivencia y personifica, asume, da testimonio, se identifica y proyecta: se vuelve el rostro de Alis y su zapatilla, dolorosa humanidad femenina fragmentada por el sufrimiento que trata de ocultar su intimidad tras una máscara cosmética; se transforma en Aleafar y sus flores: hermoso alter-ego, Rafaela al revés, de imponente y serena majestuosidad; se transmuta en Flor de la Montaña, Mujer del Encanto o Angel /Loro...como en un espejo refractario todas ellas y ella misma, se miran, nos miran y nos envuelven en el encanto.

BARONI, Rafaela. La Palabra de la Artista. En: Revista BIGOTT No. 19, 1991,p.38.


Tiene un estilo muy propio e individual, de una gran versatilidad y creatividad en la concepción y realización de las piezas. Son composiciones complejas, con presencia de una gran variedad de elementos, trabajados en planos y volúmenes adyacentes y/o superpuestos, que fluyen y se complementan unos con otros integrándose en el todo que es la obra completa. Perenne renacer Sus obras dan sensación de movimiento y libertad. La madera parece cobrar vida revelándose como materia en estado de cambio, de transformación, de naturaleza mutante... Admirándolas, el espectador es cautivado por el movimiento intrínseco de la pieza y/o sus elementos. Movimiento que pareciera reflejar el propio tránsito vital de la artista: su constante recrearse, reelaborarse a sí misma y a su entorno, que interviene de manera integral: plástica, literaria, musical, escénica y socialmente. Su ciclo vital de transformación y renacer a partir de sus vivencias, trascendiendo sus sufrimientos a través del amor, amasando y convirtiendo “dicha y quebranto” 6 en sabiduría para devolverlos vueltos expresión estética y poética. Su predilección por los seres alados, espirituales como los ángeles y naturales como las aves -favoritos entre ellas los loritos-, revela claves de su esencia personal y creativa. Los loritos vuelan pero a la vez se mantienen cerca de las flores, los jardines y los habitat humanos, como la propia Rafaela que alterna la búsqueda de la luz con el regocijo y disfrute de la cotidianidad, elaborando su mundo a partir de ambas dimensiones. Los pájaros y ángeles a punto de despegar parecieran simbolizar su propia necesidad vital de libertad, el vuelo permanente de su espíritu hacia la realización personal y creativa, haciéndola un ser humano profundamente inspirador y una gran artista. 6

PARRA, Violeta. Gracias a la Vida. Canción, verso 6. 7 Entrevista del 4/10/2011

En el año 2000 comentaba Rafaela que sentía fuertemente y desde hacía días la presencia de “un ángel grande, muy grande, de un color azul celeste como me gusta a mí”, sugiriéndonos que tal vez las fuertes coyunturas de cambios que ocurren periódicamente en su vida augurando nuevas búsquedas y horizontes, vengan presagiadas para ella por mensajeros celestiales, enviados quizás para reconfortarla y orientarla en cada nueva etapa. Acaso sea su propio Ángel de la Guarda a quien el Señor ha permitido hacerse cada vez más perceptible a Rafaela para entrelazar aún más las dimensiones terrena y celeste por donde discurre su vida. Desde el 2000 han pasado once años de grandes alegrías pero también de grandes tristezas para Rafaela. Entre esas alegrías está el haber sido condecorada como Mensajera de la Paz en el año 2003, reconocida con el Premio Nacional de Cultura Popular del Ministerio de la Cultura y homenajeada en Timotes por el Alcalde Jesús María Espinoza, ambos en el 2006. Pero en abril del 2008 es golpeada por la inmensa tristeza del fallecimiento de su amado Rogelio, después de cuarenta y siete años de unión. Su espíritu animoso resurge al tiempo de su abatimiento y Rafaela vuelve a rehacer su vida, pues, en sus propias palabras: “la vida continúa...” 7. Vive lo que ella describe como “la boda de colores y se la llevó el viento...” resumiendo, poéticamente, un episodio de ilusión y desencanto. Más la alegría retorna con la venida de un jóven que nació en sus brazos, a quién ella ayudó a criar y es hoy su compañero. Durante 2010 diversas publicaciones reseñan su vida y creación y el Liceo “Monseñor José Humberto Contreras” de Valera la honra al bautizar un salón con su nombre. Pero 2011 la golpea nuevamente: en febrero un trágico accidente ocasiona la muerte de Alexander,

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22. La pareja en el amor, 2006.


quien con trece años de servicio en los jardines del “Paraíso de Aleafar” fuera como un hijo para ella, y en julio fallece Ramón, su único hermano por parte de padre y madre. A todo ello se suman las preocupaciones causadas por su propia salud y la de personas cercanas así como la perenne lucha por proteger su obra: el “Paraíso de Aleafar” en Betijoque, atractivo turístico y patrimonio cultural de su estado y de la nación, pero carente hasta el momento de las declaratorias de resguardo y las medidas de apoyo necesarias para asegurar su conservación y continuidad. Sabiduría Rafaela, estrenando sus 76 años, conserva un corazón de 15 y nos aconseja no sentirnos viejos mientras el espíritu esté reviviendo. Para ella, la gente está más enferma del espíritu que del cuerpo y cree más en los malos que en los buenos, pero les pide buscar siempre el bien y apreciar lo hermoso de la vida: “observar tan siquiera el bello revolotear de las hojas con el viento 8 pues vemos el verde, más no los matices” . Nos exhorta a ser más espirituales y no apegarnos a la materia, “pues un día, no sabemos cuando, Dios nos mandará a llamar y no nos llevamos más que lo que hemos 9 hecho” . Se despide diciendo: “como Mensajera de la Paz le doy un saludo de Amor, Salud y Paz a todos los que lean estas sinceras palabras”. Cierro con algunas frases de un poema, escrito por Rafaela en ocasión de esta muestra en Petare, que revelan algo de su esencia de persona y creadora extraordinaria: “...mis ángeles, pájaros y santos me confabulan para mostrarles a ustedes un universo alucinante, ... de mis delirios, nacidos en la profundidad de mis sueños. Es así como expreso una realidad donde ambulan nuestros fantasmas cotidianos, nuestro encuentro fortuito hasta presentarles el fin de mi vida... En mi hay tristeza oculta, hay debilidad y no la demuestro. No tengo fuerzas y me 8

idem anterior 9 idem anterior

sostengo, para enfrentarme lúdicamente ante todas las cosas que me rodean. ...esos pájaros de crepitantes fuegos, ángeles y santos que están en mi mente son para reafirmar, una vez más, que la imaginación lo puede todo. Y así es! Octubre, 2011

Carol Cañizares

90. Textiles, Chal, 2011.

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4. San Benito, s/f.

35. Mis manos, 1993.


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37. Exhibiciรณn de zapatos, 2005.


26 36. Florentino y el diablo, 1985.


27 33. Una mocha cargando a la otra, 2010.


28 46. La Sagrada Familia, 2011.


29 40. El Corazรณn de una madre, 2002.


30 38. El pordiosero, 2002.


y

Reconocimientos Exposiciones Exposiciones individuales

Exposiciones colectivas

1979 - Tallas de madera. Vestíbulos del Palacio de Gobierno, Mérida / Tallas en madera. Galería La otra Banda, Mérida / 1982 - Tallas. Banco Progreso Entidad de Ahorro y Préstamo, Trujillo / 1983 - Tallas. Alianza Francesa, Barquisimeto / 1984 - Devociones entre Cielo y Tierra. Sala de Exposiciones de la CANTV, Caracas / 1985 - Religión y mitos de pájaros y santos. Museo de Arte Popular de Occidente Salvador Valero, Trujillo / Cielos de madera. Museo Alberto Arvelo Torrealba, Barinas / 1986 - Viaje al encanto. Sala de exposiciones de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas / 1989 - Rafaela–Aleafar. Complejo Cultural Recreativo Inino, estado Aragua / 1990 - Santos de mi devoción. Sala de exposiciones de la Secretaría del Estado Zulia, Maracaibo / 1991 - Cantares de Vida y Muerte de una artista popular. Secretaría de la Cultura del Estado Zulia, Maracaibo / La mujer del encanto. Museo de Arte Popular de Petare, Caracas / 1993 - Conjugando auras y aureolas del amor de Rafaela Baroni. Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber, Caracas / 1995 - Reflejos y manuscritos del universo de Rafaela Baroni. Sala de Arte Del Sur Entidad de Ahorro y Préstamo, Puerto Ordaz / 1996 - Exposición Homenaje Galería Ramón de la Cruz, Casa Cultural Universitaria de la ULA, Mérida / 1997 - Yo soy un ángel. Museo Jacobo Borges, Caracas / 2000 - Rafaela Baroni, Mujer de la tierra. Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber, Caracas / 2011 - Miradas al espejo. Rafaela Baroni. Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas, Caracas

1980 - Arte Popular. Museo Salvador Valero, Trujillo / 1982 - Colectiva de Tallistas Trujillanos. Museo de Arte Popular de Occidente Salvador Valero, Trujillo / 1984 III Encuentro de Creadores Populares. Museo Rafael Vargas, Cabimas / 1985 - Ferias Artesanales de Chile, Santiago de Chile / 1986 - Maderas de pueblo y sueño. Museo de Arte Popular de Petare, Caracas / Trepando formas. Galería Raíces Venezolanas, Barquisimeto / 1988 - Salón Nacional de Artes Visuales. Museo de Arte Popular de Petare, Caracas / Cabimas, Trujillo y Petare: moradas para el arte popular. Museo de Arte Popular de Petare, Caracas / 1992 - III Bienal de Arte Popular Bárbaro Rivas. Museo de Arte Popular de Petare, Caracas / 1993 - Cinco magos para una fiesta. Ateneo de Valera, Trujillo / 1994 - IV Bienal de Arte Popular Bárbaro Rivas. Museo de Arte Popular de Petare, Caracas / V Bienal de la Habana, Cuba / 2010 años de la fundación de Betijoque. Complejo Cultural Pitijoc, Trujillo / Exposición Ateneo de La Quebrada, Trujillo / Natividad: persistencia de una imagen. Museo de Arte de Coro, Falcón / 1995 - I Colectiva Regional de Artistas de Occidente. Banco Mercantil, Maracaibo / Maestros Artífices. Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber, Caracas / Exposición Aniversario del nacimiento de Rafael Rangel. Casa de Rafael Rangel de Betijoque, Trujillo / 1996 - XVIII Ferias Turísticas, Deportivas y Culturales de Pampanito, Trujillo /1997 I Salón Nacional de Artesanías y Arte Popular. Museo Jacobo Borges- CONAC, Caracas / 1998 - Presencia y muestra de los creadores del Arte Popular Trujillano. Universidad Simón Rodríguez, Trujillo / 1999 - I Salón de Arte Popular Fundación Bigott. Centro de Arte Lía Bermúdez y Museo de Barquisimeto, Maracaibo

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y Barquisimeto / Bienal Salvador Valero de Arte Popular. Museo de Arte Popular de Occidente Salvador Valero, Trujillo (ediciones 1986, 1990, 1992 y 1999) / 2002 Qué corazón. Galería Ateneo de Caracas, Caracas / 2004 Caballo de Troya. Sala Celarg, Caracas / 2005 - Corazón de Madera. Diez tallistas venezolanos. Fundación Bigott, Sala TAC, Caracas / VIII Bienal de Arte Popular Bárbaro Rivas. I Edición internacional. Museo de Arte Popular de Petare, Caracas / II Mega Exposición. Ministerio de la Cultura, Caracas / I Certamen Mayor de las Artes. Ministerio de la Cultura, Caracas / 2006 - Bolívar en el alma popular. Museo de Barquisimeto, Barquisimeto / Exposición de Arte Popular. Sala de Exposiciones Josefa Sulbarán, Foro Bolivariano de Valera / 2009 - V Bienal de Maracaibo. Gobernación del Estado Zulia, Maracaibo.

Maracay. 28 Salón de Arte Aragua, Maracay / 2006 – Premio categoría Tridimensional y Premio a la Trayectoria Artística. VIII Bienal de Arte Popular Bárbaro Rivas, Caracas / Premio Nacional de Cultura Popular. Ministerio de la Cultura, Caracas. Su obra se encuentra representada en las mas importantes instituciones museísticas y colecciones particulares del país.

Reconocimientos 1999 – Primer Premio CONAC, renglón Arte Popular, Salón Nacional de Artes Visuales, Caracas / 1991 – Premio Rafael Vargas. II Bienal Nacional de Arte Popular Salvador Valero / Mención especial Premio AICA, capítulo Venezuela, Caracas / 1992 – Premio Fundación Consolidado, III Bienal de Arte Popular Bárbaro Rivas, Caracas / 1993 – Premio Museo de Petare. IV Bienal Nacional de Arte popular Salvador Valero / 1994 – Premio Fundación Banco Industrial de Venezuela, categoría Tridimensional. IV Bienal de Arte Popular Bárbaro Rivas, Caracas / 1995 – Homenaje como Maestro Artífice. III Muestra Iberoamericana de Artesanías, Caracas / 1997 – Mensajera de la Paz. II Foro de Arte Popular Homenaje a Rafaela Baroni, Universidad de Carabobo. Extensión Maracay / 1998 – Reina del Balcón de Los Andes. Casa Cultural Universitaria de la ULA, Mérida / 2000 -Premio Avon Mujer de la Tierra, Mención Arte / 2002 - Orden Andrés Bello en 1ª Clase / 2003 - Premio Ciudad de 32

Rafaela Baroni, 2011.


de

Catálogo Obras Madera tallada policromada 1 E l Ángel de los lirios, 2000 208 x 56,5 x 49 cm Colección MACC/ Fundación Museos Nacionales

9R afaela-Aleafar, 2010 146 x 80 x 85 cm Colección de la artista

2 S an Martín de Porres, S/f 107 x 63,4 x 29,5 cm Colección MAPPBARI

10 V irgen del Espejo, 1975 En nicho de vidrio y materiales diversos Colección de la artista

3 J osé Gregorio Hernández. 1993 80 x 42 x 24.4 cm Colección Fundación Bigott

11 V irgen del Espejo, 2003 242 x 80 x 60 cm Colección particular

4 S an Benito. S/f 93 x 23 x 17.2 cm Colección particular

12 V irgen del Socorro, 2007 140 x 56 x 26 cm Colección de la artista

5 El Dr. José Gregorio Hernández, 2006 170 x 35 x 30 cm Colección de la artista

13 A leafar, 2005 186 x 80 x 45cm Colección particular

6 Sin título (Reyes Mayos), 1998 88 x 20 x 5 cm Colección MACC / Fundación Museos Nacionales

14 M e encontré un ángel, 1998 135 x 60 x 36 cm Colección particular

7 Sin título (Virgen con Niño), 1998 86 x 20 x 5 cm Colección MACC / Fundación Museos Nacionales

16 M i signo, 1995 29.5 x 18.2 x 11.8 cm Colección particular

8 Navidad en los Andes (Nicho), 2009 103.5 x 79.5 x 36.5 cm Colección Juvenal Muñoz

17 L os pájaros y yo, 1993 135 x 65 x 26 cm Colección MACC / Fundación Museos Nacionales

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18 El ángel Sirena, 2000 89 x 28 x 25 cm Colección MACC / Fundación Museos Nacionales.

28 Ayúdame con algo, 2009 45.3 x 24 x 14 cm. Colección de la artista

19 La Madre Naturaleza, 2009 154 x 110 x 110 cm. Colección de la artista

29 E l niño viejo, 2010 29 x 13 x 9 cm. Colección de la artista

20 La raíz del encanto, 1979 187 x 56 x 32 cm. Colección MACC / Fundación Museos Nacionales

30 L a Protección, 1991 36 .5 x 16 x 14 cm. Colección de la artista

21 Reina de la montaña, 1998 124 x 60 x 30 cm. Colección MACC / Fundación Museos Nacionales

31 L as tres razas, 1995 76 x 70 cm de diámetro Colección particular

22 La pareja en el amor, 2006 106.5 x 57 x 23 cm. Colección Juvenal Muñoz

32 L as cinco repúblicas, 2008 79 x 34 x 20 cm. Colección de la artista

23 El tulipán africano es testigo de nuestro amor, 2010 140 x 80 x 50 cm. Colección de la artista

33 U na mocha cargando a la otra, 2010 45.3 x 24 x 14 cm. Colección de la artista

24 Néstor, el paralítico, 1975 78 x 56 x 60 cm. Colección de la artista 25 La Libertad. 2010 51 x 19 x 13.5 cm. Colección de la artista 26 Los pies en el pecho, 2007 38 x 26 x 11 cm. Colección de la artista

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27 Mis hijos, 2010 46 x 24 x 17.5 cm. Colección de la artista

34 E l ángel de mil colores, 2010 13 x 12.5 x 7 cm. Colección de la artista 35 M is manos, 1993 74 x 23 x 27 cm. Colección MAPPBARI 36 F lorentino y el diablo, 1985 59.5 x 37 x 21 cm Colección MAPPBAR 37 E xhibición de zapatos, 2005 135 x 66 x 44.7 cm. Colección MAPPBARI


38 E l ángel de las flores, 2011 167,5 x 38,5 –peana 44 cm Colección de la artista 38 E l pordiosero, 2002 148 x 100 x 60 cm. Colección particular 39 Á ngel verde, 2005 158 x 60 x 45 cm Colección particular 40 E l Corazón de una madre, 2002 171 x 60 x 45 cm Colección particular 41 E l Pesebre, un sueño, 1980-91 Instalación en materiales diversos Dimensiones variables Colección MACC/ Fundación Museos Nacionales Acrílico sobre lienzo. Colección de la artista 42 N uestra Señora del Espejo, 2010 40 x 30 cm 43 S an Rafael, 2011 40 x 30 cm 44 L a Divina Pastora, 2011 40 x 30 cm 45 L a fiesta de los ángeles, 2011 40 x 30 cm 46 L a Sagrada Familia, 2011 40 x 30 cm 47 L a Virgen del Espejo, 2011 40 x 30 cm 48 C uando me enamoré de ti, 2011 40 x 30 cm 49 E l lorito y yo, 2006 47 x 32.2 cm

50 Un encanto, 2009 50 x 70 cm 51 La Virgen de Fátima, 2008 50 x 70 cm 52 La Divina Pastora, 2008 50 x 70 cm 53 Cerros andinos, 2008 50 x 70 cm 55 San Bobo, el protector de los animales, 2008 50 x 70 cm 56 La Sagrada Familia, 2008 50 x 70 cm 57 El matrimonio de María Teresa y Bolívar, 1982 Esmalte sobre madera. 32,5 x 45, 5 cm Colección Museo Salvador Valero Serie de 31 dibujos en marcador y bolígrafo 58 Papel bond (varios gramajes). al 28 x 21 cm c/u 88 Colección de la artista Textiles y muñecas 89 Cubrecama, 2010 Tejido en crochet 255 x 205 cm Colección de la artista 90 Chal, 2011 Tejido en crochet 48 x 208 cm Colección de la artista 91 Doña Casilda y María Isabel, 2010 Textiles y guata Medidas variables Colección de la artista 35


ALCALDÍA DE SUCRE Alcalde Carlos Ocariz DIRECCIÓN DE CULTURA Directora María Adela Alvarado FUNDACIÓN JOSÉ ÁNGEL LAMAS Presidente Alex Ojeda Baute Directora Ejecutiva Silvia Gómez Rangel Administración y Finanzas Carmen Vargas Centro de Historia Regional de Petare Nelly Pittol de Herrada Oficina Técnica de Patrimonio Jesús Rojas Escuela de Teatro Porfirio Rodríguez Paul Williams Teatro César Rengifo Gladys Seco Oficina de Atención al Ciudadano José Nuñez Diseñador Gráfico Franklin Rodríguez

Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas Directora Carmen Sofía Leoni Secretaria Marixel Brazón Investigación y Documentación Elisa Zambrano Carlos Silva (Pasante) Educación y Extensión Morelia Ramírez Maritza Briceño Registro y Conservación Jorge Romero Ávila Mantenimiento Teófila Duarte Vigilancia Luis Aponte Cruz Domingo Muñoz Gerónimo Villegas

Miradas al Espejo. Rafaela Baroni noviembre 2011 / febrero 2012 Exposición N° 178 Coordinación General Carmen Sofía Leoni Selección de Obras Carmen Sofía Leoni Elisa Zambrano Textos María Luz Cárdenas Carol Cañizares Museografía Elisa Zambrano J. F. Cantón Montaje Jorge Romero Ávila Fotografía Nelson Garrido (fotos 1,4,21,35,36 y 37) Jimmy Villalta (fotos 11,13,38,40) Elisa Zambrano ( fotos ,12,19,22,25,26,30,

Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas Calles Guanche con Lino de Clemente Centro Histórico de Petare Telf.: (0212) 271 8335 / 880 1608 museopetare@gmail.com museopetare.fundalamas@alcaldiasucre.net @MuseodePetare

Diseño gráfico y diagramación Valentina Calatrava Ayala Imprenta Tiempo Editorial Litografía, C.A. Edición 500 ejemplares

33,46,57 y 58)

Hecho el Depósito Legal Depósito Legal ISBN


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