Mauro Corda: Insólito

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Mauro Corda Insólito Autoridades del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Mauricio Macri Jefe de Gobierno Hernán Santiago Lombardi

MUSEO DE ARTES PLÁSTICAS EDUARDO SÍVORI BUENOS AIRES, ARGENTINA

Ministro de Cultura María Victoria Alcaráz Subsecretaria de Patrimonio Cultural Pedro Aparicio Director General de Museos María Isabel de Larrañaga Directora del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori

En la tapa del catálogo se reproduce la obra: El ángel / L’ange. Resina, neón. 186 x 67 x 66 cm.

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Mauro Corda en el Museo Sívori Asociacion Amigos del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori Alicia Doglio Yvelise Grimaldi Viviana de la Vega Bettina Garfunkel de Teubal Taty Rybak Haydée Arce Enrique Scheinsohn

Es el escultor del cuerpo. El cuerpo humano en todo su despliegue e intensidad. El cuerpo humano en situaciones límites. Este gran artista contemporáneo trabaja sobre distintos soportes y combinaciones de bronce, aluminio y hierro, mármol, resina o vidrio policromado con un efecto potente sobre el espectador.

Desde el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, le damos la bienvenida a esta exposición en el Museo Sívori que ha sido escenario privilegiado de grandes muestras internacionales. En esta ocasión invitamos a toda la ciudadanía a disfrutar del arte de Mauro Corda, de su marca gestual y de su concepto de la condición humana.

El gesto en sus figuras siempre desnudas impacta y revela la notable destreza en el uso de materiales y pátinas. Su escultura devela lo humano en su aspecto más bello, en el más desesperado y vulnerable. Y la escultura de animales también forma parte de la mirada del autor en una extraña combinación de pieles y cuerpos, de intenso movimiento y de inmovilidad sugerentes.

Lo artístico, en todas sus manifestaciones, es el tema que nos convoca, nos dota de recursos y nos enriquece, además de reunirnos en un punto común, a quienes trabajamos desde el ámbito público, desde el privado y a todos los habitantes y visitantes en nuestra ciudad.

Irma Muslera Perla Nagel Laura Feinsilber Adrian Gualdoni Luis Faltracco Arturo Grimaldi Nora Brichetto de Lara

Ing. Hernán Lombardi Ministro de Cultura

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Almohada / Cauchemar Resina, plexiglás 50 x 105 x 22 cm.

Más allá de lo físico

Observar las esculturas de Mauro Corda, es en primer lugar ser golpeado por una exigencia formal excepcional. “El arte antiguo es la gran lección”, gusta decir regularmente este creador de formas prolíficas. Lo “clásico” parece un prerrequisito: las tijeras de Phidias en particular, discretamente presentes, con esa variedad infinita de posturas, de torsos, de anatomías, estos impulsos carnales de curvas afirmadas, de equilibrios impecables, de posiciones cuidadosamente ajustadas. El cuerpo permanece como un sujeto constante, interminablemente declinado: de la estática a la dinámica, del constreñimiento a la liberación, de la angustia al esplendor. Una inventiva profusa parece mismo investigar todas las posibilidades de la vida física: la carne, el músculo, la sensibilidad, la extrema diversidad de los movimientos, la extrema diversidad del sentimiento, sufrimiento o placer, el todo variando según la dureza o la suavidad de los materiales, del bronce a la pasta de vidrio, de la cera al aluminio, de la resina coloreada al polícromo brillante. Mauro Corda es un explorador. El cuerpo es su tierra. La agudeza de la mirada su herramienta. Sabe revelar la intensidad, la fuerza mágica del físico, sin olvidar sus desgracias, sus fallas, sus vulnerabilidades. La formidable energía del impulso puede entonces encontrar el trágico sufrimiento de la agonía y la extrema liviandad de la velocidad encontrar la brutal fijeza de la muerte. Un inmenso espectro es así barrido, mismo si el “estremecimiento de la vida” según las propias palabras del escultor, permanece como el objeto primero. La figura animal también es ampliamente explorada. Es lo que muestran más que nunca las obras recientes. Magníficas realizaciones por ejemplo son esos peces de formas depuradas, de piel brillante y tendida, de boca partida o avanzada, de pesadez ávida o ligereza afilada, de escamas provocantes o flecha soberbiamente alisada. Una

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pasión incomparable por lo formal se impone, afilando los materiales, jugando con su brillo, su perfil, variando al extremo la diversidad infinita de las invenciones naturales. O incluso ese galgo, con el pecho desplegado, riñones afinados, patas traseras arqueadas, donde toda la dinámica dice la velocidad que vendrá. La imagen es única, cautivante al punto de parecer simbólica: la revelación de algunas vertientes mayores de la obra. El bronce es liso, tendido, vendado como para sugerir mejor el recurso infinito de volúmenes sutilmente perfilados. La forma “habla”. Una tensión la habita. Todo se combina: desde el cuerpo magistralmente ahusado, hasta los rasgos simplificados y los soportes poderosamente orientados. Lo anecdótico es borrado, el objeto es “resumido”, una fuerza particular y latente domina, reunida en su totalidad para aumentar su potencia. El animal no está “contado” como podría estarlo en el caso de algún mal escultor figurativo. No está detallado, como podría estarlo por una narración de circunstancias o de eventos. Está “atravesado”. “Dice” por cierto más de lo que está dicho. Un solo vector permanece, a exclusión de todos los demás: el impulso, la velocidad pura y concentrada. Un principio universal se impone con él alcanzando el proyecto de los más grandes: la figura símbolo, inmediatamente expresiva, inmediatamente transmisible, expresando en su condensación misma lo que cada uno puede sentir. El ejemplo es central, revelando el universo de Corda, sugiriendo su total originalidad: formas sin duda, curvas también, magníficas, volúmenes densos, perfectamente combinados, pero una mayor tensión aún, una oscura intensidad, una convergencia dinámica corriendo de un lugar a otro de la obra, sosteniendo las partes en conjunto, animándolas, habitándolas, hasta hacerlas vibrar para librar mejor su verdad. Mauro Corda dice por cierto lo comenta con toda claridad: “Quiero el mejor volumen posible: la tensión interna tiene la existencia que aparecerá en un cuerpo fatigado,

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envejecido, caduco, pero también la tensión de la juventud y de la madurez”. Fórmula decisiva porque muestra que esa obra no es solamente perfección formal. Es también perfección sensible. Explota las formas para someterlas a un desafío: restituir en el bronce, en la cera, o en el mármol, lo que hace la intensidad de un cuerpo. Busca la profundidad interna, sugiere la vibración. Lo que las realizaciones recientes muestran mejor que nunca. Los músculos no son solamente músculos, los contornos no son solamente contornos. El alisado del material o su hundimiento, su impulso explosivo o sus pliegues arrugados hablan de la interioridad. Hablan del interior. Revelan una animación oscura, el empecinamiento secreto desencadenando el movimiento o manteniendo una posición. Más aún, es dentro de la amplitud del movimiento mismo, dentro de la dinámica llevada a su punto límite que surge bruscamente la intensidad: los pies infinitamente estirados del saltador, por ejemplo, su delgadez sobre la curva

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de la pantorrilla, su estiramiento sugiriendo como nunca la interminable línea aérea de un “trazo”, dinámica acentuada más que nunca por el tubo transparente dentro del cual la línea se hace cada vez más fina; o el equilibrio perfecto del contorsionista en el que cada parte indica la extensión total para brindar una estética devenida natural, o sus vestimentas pegadas al cuerpo en La Noche, en la cual la extrema fuerza expresiva convence al espectador de que simplemente se convirtieron en piel. Intensidad de las formas sin ninguna duda, pero intensidad de los sentidos también que hacen de Mauro Corda un incomparable explorador del adentro.

Eslabón perdido / Chaînon manquant Bronce, vidrio y acero inoxidable 225 x 52 x 52 cm.

Georges Vigarello Miembro del Instituto Universitario de Francia. Traducción: Nelson Rey

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Yacente / gisant Bronce patinado 200 x 112 x100 cm. (Detalle)

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Yacente / gisant Bronce patinado 200 x 112 x100 cm.

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Voluptuosidad / Grande volupté Resina; inoxidable 200 x 115 x 34 cm.

Mauro Corda. Clásico y contemporáneo

No es la primera vez que el Museo Sívori, bajo la dirección de Cocó de Larrañaga, exhibe obras de artistas extranjeros. Si bien su misión es reflexionar sobre el arte argentino se presenta como pertinente y necesario el cotejo, ante todo, con lo latinoamericano. Así, y en la medida en que fue posible, su programación incluyó a artistas procedentes de México, Bolivia, Perú, Paraguay, Ecuador, Colombia y del muy cercano Uruguay. Estimamos que el ambiente artístico argentino tan impregnado de cultura parisina también sabrá apreciar el aporte del francés Mauro Corda, de apellido sardo pero nacido en Lourdes y formado en Reims, Paris y Madrid. Especialmente la comunidad de escultores argentinos a quienes han llegado las lecciones de Rodin y Bourdelle a través de la obra y la docencia de grandes maestros como lo fueron Bigatti e Yrurtia y sus alumnos Pujia, Vinci, Dagá y Giannetti, entre otros. Es importante señalar que esta exposición no hubiera sido posible sin el esfuerzo económico del mismo Mauro Corda, la Asociación de Amigos del Museo y del Ministerio de Cultura a través de la Dirección General de Museos. Mauro Corda es discípulo de Jean Cardot, escultor francés autor de los monumentos a Churchill y de Gaulle emplazados en las cercanías del Grand Palais. Su obra propone una trama de visibilidades en la que confluyen la tradición clásica de la escultura modelada y una reflexión contemporánea sobre la condición humana.

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Esa tensión que lo habita, perturba la mirada “normalizada” que espera cuerpos ideales y encuentra cuerpos incorrectos, inauditos, insólitos. Al sentirse extrañada se descubre impropia y soberbia. Del otro lado de las apariencias culturales, desbordan los miedos reprimidos, la pulsión de muerte y una sospechosa humanidad. El canon de Vitrubio establecía una relación de equilibrio y una simetría vista como correspondencia entre las partes y el todo. Las figuras humanas escindidas de Corda, vuelven sobre esa idea reguladora para hablar de sexualidades en tránsito, como pasaje de un cuerpo a otro. Desajustes que se alzan contra los regímenes que las construyen como “normales” o “anormales”. “Cauchemar” y la secuencia de “Chambres” funcionan como el negativo de impresiones fotográficas sobre la materia tridimensional. Huellas del cuerpo del bebé y de los rostros de parejas en el cotidiano “despertar” que alguna vez estuvieron allí y que en un juego perturbador de presencias y ausencias, la mirada intenta fugazmente restituir. Gisant (yacente) cierra la muestra participando del concepto de “vanitas”; como una advertencia sobre la vanidad de la vida, nos invita a pensar en el paso del tiempo, en la vida y en la muerte. Con impecable ejecución técnica, repone un modo naturalizado y distanciado de ver los cuerpos en bronce, acero, aluminio, resina o mármol; un cuerpo clásico, de proporciones armónicas que sin embargo se presenta contingente e inestable, que nace y muere. Graciela Limardo Curadora

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Mauro Corda. La escultura como ejercicio crítico El cuerpo humano como síntoma en el arte contemporáneo “El escqueleto, siempre es esencial, es lo que está detrás de las esculturas” Mauro Corda

En la producción de Mauro Corda se puede distinguir un tema que la atraviesa y que funciona incluso como categoría: el cuerpo humano. Esta cuestión no es menor al momento de acercarse a las realizaciones del arte contemporáneo. Si bien la representación de la figura humana es un motivo central dentro de la historia del arte y en especial su asociación con las tendencias figurativas, su registro ha brindado diversas acepciones a lo largo del tiempo en estrecha relación con su contexto de realización. Desde la antigüedad clásica y fundamentalmente durante el Renacimiento conlleva significaciones particulares. Medida de todas las cosas, este ícono fue centro, unidad y canon del sistema representativo occidental. Una importante alteración en el mismo se produce durante la época de las vanguardias históricas, pero será a partir de los años sesenta con la vuelta a los realismos vigentes en ese período junto al aporte de otras disciplinas como el psicoanálisis, la antropología, la sociología y la ciencia, cuando sus variadas concepciones van a complejizarse y profundizarse. Las imágenes emplean entonces, un discurso metafórico sobre el cuerpo siendo expresiones de diferentes mentalidades que aportan en cada época una cantidad mayor de elementos para poder relacionar las obras con las condiciones políticas, culturales y sociales de los diferentes períodos históricos. A través del cuerpo se identifican problemas vigentes y sirve para cuestionar y reflexionar sobre la realidad social, actúa como síntoma en las sociedades presentes. De esta manera su representación revela la problemática del hombre en las comunidades injustas y violentas que transitan por momentos de crisis. Desde este punto de vista la figura tematiza estas cuestiones y vehiculiza ese mensaje. Así, de las certezas que expresaba, comienzan a emergen dudas y ambigüedades, y la posibilidad de reflexionar sobre cuestiones urgentemente actuales. Desde esta

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perspectiva es que pueden interpretarse sus nuevos registros que transitan desde un cuerpo ideal, bella y armoniosamente reproducido, a otro fragmentado, yacente y que no logra recomponer su unidad y equilibrio, producto del impacto traumático con la realidad. Sus imágenes se transforman en discursos, en textos que hablan desde y para la comunidad en que son producidos. Cuerpos disímiles que testimonian contra la hipernormatividad del género, la discriminación y que son estigmatizados por sus condiciones sociales o raciales. Así, el arte de fines del siglo XX exhibe, casi obscenamente la vulnerabilidad de los cuerpos violentados por el sistema ideológico imperante, presentándolos como contenido, huella, inscripción o resto, en estado de extrema vulnerabilidad e inestabilidad. Mauro Corda es visceralmente escultor. En él prima la calidad del oficio, el trabajo recoleto del taller, la reflexión aguda en cada una de sus piezas. Por lo tanto no es un dato menor la manera en que pone de manifiesto sus convicciones. Para ello apela a la concepción de sus figuras dentro de la tradición clásica, apolínea y de carácter armónico, que es resignificada a través de los recursos que el arte contemporáneo le provee. Siendo estudiante su formación se orientó hacia esa estética, con la cual se destaca no sólo la base sólida y rigurosa de su praxis, sino que también es utilizada como un medio que dinamiza y enfatiza el contenido de las obras. Las estrategias empleadas por el artista son de variada índole y es en esa conjunción de forma e intencionalidad donde se produce la potenciación de las mismas. Es así que, a través del manejo de un lenguaje clásico, del uso de diferentes materiales en sus más diversas combinaciones y de citas provenientes de la historia del arte y recontextualizadas, sus esculturas presentan un foco de quiebre, que tiene lugar en el casi excluyente motivo de sus composiciones:

la figura humana. Ésta se transforma en síntoma que vehiculiza la expresión de conflictos universales presentes en las comunidades integrantes del capitalismo tardío.

apoyo es un dedo, están cabeza abajo, como si todo orden fuese alterado sustancialmente. El recurso de la caja modifica visualmente al objeto, ya que lo encierra, contradiciendo el sentido primero planteado por el autor.

Desde este punto de vista se puede centrar el análisis de las composiciones de Mauro Corda en núcleos temáticos, los cuales pueden sintetizarse en cuestiones relativas a las relaciones entre las personas, las nuevas enfermedades, las elecciones en la identidad de género, lo diferente y la ecología. Este discurso sobre el hombre actual se corporiza por medio del empleo de materiales nobles y en algunos casos lujosos como el mármol, bronce o el acero inoxidable, pero también la primitiva arcilla y las expresivas resinas, generalmente policromadas. Estas realizaciones hablan de situaciones violentas y dolorosas que son destacadas por el autor a través de la estrategia de la utilización de aparentes contradicciones o del refuerzo entre el contenido de la imagen y el material en la que se halla plasmada. Corda emplea además, otros recursos de carácter técnico que le sirven para destacar el sentido de sus realizaciones como el uso de luces y espejos que dan un aspecto diferente cuanto se muestran ensamblados o las cajas en las que encierra a sus personajes, que resaltan no sólo los asuntos relativos al volumen, también enfatizan el carácter anímico de las piezas. Otra técnica empleada es el modelado en negativo, es decir el juego entre fuerzas positivas y negativas como sucede en Chambre, y que gracias a la ilusión óptica producida, aparece entre líneas y volumétricamente el sujeto aludido. Este procedimiento es el contrario a las máscaras funerarias anteriores. De este modo la tradición clásica es renovada por medio de nuevos medios expresivos. Las superficies de sus obras se encuentran perfectamente tersas y pulidas, y en algunos casos como el acero inoxidable tienen un efecto reflejante. Las esculturas de Mauro Corda se nuclean en diferentes ejes temáticos y se han seleccionado para la presentación en el museo Eduardo Sívori aquellas que poseen un carácter paradigmático dentro de la producción del artista. A ellas nos referiremos brevemente. Contorsionniste en cage. Sus contorionistas se presentan en situaciones de frágiles o imposibles equilibrios, rasgos que denotan sufrimientos corporales o hacen el esfuerzo físico con el objeto de llegar a obtener el fin deseado. A la inversa que en el clásico dibujo de Leonardo Da Vinci, en algunas piezas el punto de equilibrio o de

Contorsionista enjaulado. Bronce niquelado, inoxidable. 200 x 101 x 74 cm.

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Lévitation, Fakir y Performeur. En estas piezas Corda plantea una problemática que lo aflije, la ambigüedad entre el objeto y su contexto. La dificultad de exhibir una forma que flota en un ambiente transparente, criaturas en aparente silencio, paz, tranquilidad, relajación total. Para ello recurre a artificios e ilusiones ópticas para representar lo que no tiene peso, el volumen suspendido, levitaciones, sorprendente fragilidad en la escultura, contenidos que son destacados por la resina y el alumnio. Androgyne Scission Homme/Femme. Aquí la reflexión gira sobre la elección de género. El cuerpo escindido y dividido en dos, con una segunda piel que deja las huellas inscriptas de la decisión tomada. Tanto el hiperrealismo del andrógino como el encierro en la caja transparente acompañan la dramaticidad de la situación convirtiéndose en algo perturbador e inquietante. En Asepsie y VIH. Estas composiciones se centran en la imposibilidad del contacto físico, afectivo que posee la medicina moderna, donde se atiende a la enfermedad y no al enfermo, olvidando la historia de vida que acompaña al individuo. A través del vidrio que amplifica se muestra la delgadez y fragilidad del paciente. Estos retratos revelan más en la mente que en el modelo plástico, son anónimos y por lo tanto podemos ser todos. En Le reliquaire y Gisant la enfermedad y muerte constituyen los puntos de reflexión de estas obras. Nuevamente Corda recontextualiza citas clásicas como son el culto a la reliquia, que en este caso

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es el brazo dorado con la jeringa. Gisant recuerda a las esculturas funerarias yacentes pero subyace aquí la idea del individuo vencido y tendido. Se destaca el trabajo de pliegues que también refiere a la estatuaria antigua. La actualidad de la imagen se revela por el lecho del paciente. La expresividad se concentra en la cara y las manos.

Impulso mortal / Envie de meutre Bronce policromado 81 x 75 x 38 cm.

L’ange, como el ángel del Apocalipsis, éste nos previene sobre el mal uso de los recursos naturales, de la agresión al medio ambiente y del poder de destrucción y aniquilación. Plásticamente este concepto es reforzado por la contraposición entre lo blanco del ángel y el colorido de los desechos que lo rodea. Así, en el fin de los tiempos, quizás un futuro cercano sólo se sobrevivirá a través de la máscara. Transitar entre las esculturas de Mauro Corda es una experiencia no sólo de índole estética. Se encuentra en ellas un espacio de reflexión y de autoconocimiento, un poder catártico. En esta “modernidad líquida” en la que nos encontramos sumergidos, en tiempos de debilidad e inestabilidad de los vínculos humanos, característica de esta sociedad pancapitalista, individualista y sin certezas absolutas y donde el miedo y angustia emergen permanente, Corda nos propone todo lo contrario. Concentrarnos en las cuestiones serias, borrar los prejuicios, acercarnos al otro, ese desconocido, aceptar la diversidad, pero fundamentalmente comprometernos y quizás podamos contestarnos entonces porqué sus esculturas nos devuelven nuestra propia imagen. Silvia Marrube Área Investigación. Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori

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Levitación / Lévitation Aluminio inoxidable 210 x 136 x 66 cm.

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Levitación / Lévitation Aluminio inoxidable 210 x 136 x 66 cm.

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Fakir Bronce, acero inoxidable 270 x 236 x 60 cm. (Detalle)

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Fakir Bronce, acero inoxidable 270 x 236 x 60 cm.

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Asepsia / Asepsie Inoxidable, resina, vidrio,plexigl谩s y hierro 177 x 90 x 74 cm. (Detalle)

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Asepsia / Asepsie Inoxidable, resina, vidrio,plexigl谩s y hierro 177 x 90 x 74 cm.

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VIH Bronce y plexigl谩s 41 x 22 x 22 cm.

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Relicario / Le Reliquaire Bronce dorado y resina 67 x 24 x 20 cm.

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Cronología Mauro Corda

1960 Nace en Lourdes, Francia. De niño muestra aptitudes para el dibujo y es un amigo de su padre quien descubre sus habilidades. Por ello, mientras cursa la escuela secundaria, emprende su formación artística comenzando sus primeras sesiones de estudio en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal. Así, entre los doce y quince años se abre al “mundo de los adultos” y afianza una fuerte convicción por el arte.

1981 -1985 Estudia en la École des Beaux Arts de París, donde obtiene una beca que le permite realizar algunos trabajos escultóricos e incluso retratos. En este período utiliza materiales como yeso, mármol, piedra y terracota.

1991 El Alcalde de París, Jean de Preaumont le ofrece un estudio e invierte en su trabajo, dando comienzo a una etapa próspera en fundiciones en bronce, que posteriormente expone con éxito en la Galería Sabine Herbert de París. 1992 Premio Fundación Princesa Grace de Mónaco. 1997 -1998 En esta época se destacan sus trabajos: Esquisse boucherie I, II, III y las series Petitte boucherie y Boucherie 19981999. Estos se componen de una variedad de cuerpos humanos mártires y mutilados realizados en pequeño formato y tamaño natural. Al siguiente año los expone en el Museo de Bellas Artes de Reims.

Palm beach, 2004. Resina, dorado a la hoja y anteojos blancos, 235 x 80 x 74 cm. Esquisse boucherie II, 1998. Bronce, 13,5 x 7 x 25 cm. El artista modelando Bulldog, 2008 en su atelier de París.

Cronología realizada por: Lorena Oporto, Laura González e Ivana Sicolo. Área Investigación y Archivo de Arte Argentino Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori.

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1976 -1979 Realiza estudios en la École des Beaux-Arts de Reims orientándose hacia la escultura. Su primer trabajo es una copia antigua ejecutada bajo la mirada de Charles Auffret, de él aprende a estructurar la figura y el volumen. Debido a un cambio en el perfil académico de la escuela, Corda siente que ya no le interesa permanecer allí y a los diecinueve años resuelve dejar la escuela. Lleva a cabo varios trabajos escultóricos y comienza a considerar que para convertirse en un “artista con mayúscula” debe trasladarse a la capital.

1983 Recibe el Premio Retrato Paul-Louis Weiller, obra realizada en mármol con una impronta rodiniana. Es en esta instancia donde establece un acercamiento con el escultor y miembro del jurado Jean Cardot, quien le abre las puertas de su taller y lo apadrina. 1985 -1987 Se instala en Madrid y envía una de sus esculturas a París, por la que obtiene el Premio Paul Belmondo. Además, gana la beca de la Casa Velázquez, en Madrid, que consiste en dos años de trabajo en la nombrada institución. Este es un momento de inflexión en su vida y en el desarrollo de su trabajo.

1987 Regresa a París, donde continúa trabajando actualmente. 1988 La ciudad de Sillery en Champagne le encarga un monumento que lleva el mismo nombre de la ciudad.

Contorsionniste au masque minnie, 2009. Bronce, 114 x 87

L’ange, 2010. Résine, néon, 186 x 67 x 66 cm.

2001 E xhibe en Galerías: Tomy Rocfort, Rennes, Francia. De Twee Pauwen, The Hague, Holanda. Michel Boutta, París. Tessédre, París. Grupales: Fukushima Prefectural Museo de Arte, Japón. Salón de Mars, Suiza. Esplanade du Dojon, Sainte-Genevieve-des-Bois, Francia. Galería Opera, Nueva York, USA. Feria de Arte de Franckfurt, Alemania. “Drawings for Sculptors”, Galería Michel Broutta, Francia.

x 36 cm.

1989 El artista celebra su primera exposición en la Galería Marie-Laure en Leduc París. Recibe el Premio Charles Malfray de Dibujo. En la producción artística de estos años, los soportes se vuelven relevantes y las figuras orgánicas se complementan con formas geométricas. A partir de 1998 utiliza marcos y contenedores para muchas de las figuras escultóricas.

2000 Muestras individuales: “Never again”, La Samaritaine, París. Galería Michelle Bouler, París. Galería Twee Pauwen, The Hague, Holanda. Galería Teissédre, París. Muestras grupales: “L´homme qui marche”, Den Haag Sculptuur 2000, The Hague, Holanda. Galería Marion Meyer, Frankfurt, Alemania. Galería Imago, Palm, Desert, USA.

2004 L leva a cabo Palm Beach. Según sus palabras es “Una burla a aquellos jóvenes que se creen quién sabe quién y que se encuentran en las playas del mundo”. Con la misma intención realiza posteriormente Colección I (2007), Colección II (2007). 2005 C orda se siente atraído por la elasticidad y flexibilidad que alcanzan los gimnastas

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y contorsionistas en ciertas posturas de enorme dificultad y prácticamente imposibles. Comienza así una extensa producción de obras derivadas del estudio de la anatomía de éstos. Las ejecuta en bronce blanco, verde, dorado y pulido. Otros materiales empleados son el mármol, pasta de vidrio, aluminio, bronce de níquel o resina, aplicando el color para otorgarles distintas calidades a las creaciones. En Contorsionniste au masque Minnie (2009) asocia los rostros de las personas con personajes infantiles como una forma de rememorar la niñez y acercar al público joven a la expresión plástica con un carácter lúdico.

los grandes temas de nuestro tiempo, ya sea la identidad, el medio ambiente, la genética, las principales plagas epidémicas y el progreso de la ciencia.

La instalación incluía retratos de talla natural de hombres y mujeres de todos los continentes, esculpidos según el principio del negativo fotográfico situados en forma de U. En el centro, una escultura yaciente dominaba el espacio. A través del positivo y negativo refiere a la vida y la muerte. Corda compone “Itinerario” en la Villa de Sassari, Italia. La producción contenía un centenar de obras ubicadas en distintos puntos de la ciudad italiana. En ese contexto, el Teatro Municipal ofreció Drapeau sarde creada en acero inoxidable, hierro y resina. A través de la enseña sarda, el artista busca simbolizar la violencia que impera desde tiempos inmemoriales en el mundo natural y humano.

Teatro Municipal. Obra expuesta en Sassari. 2012.

Porc-épic, 2011. Aluminium, inox , 72 x 72 x 60 cm.

2006 A partir de su formación clásica, en las creaciones de Corda confluyen diferentes estéticas como el simbolismo, el surrealismo y el naturalismo en conexión con el contexto del mundo actual. Así, con una obra lúcida, sutil y a veces inquietante reflexiona sobre

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2009 -2011 Ejecuta instalaciones escultóricas de animales del océano. Estos seres marinos nadan en acuarios o mares imaginarios al alcance de todos. 2010 Se le otorga el título de “Caballero de la Orden Francesa de las Artes y las Letras”. 2012 Presenta la exposición “La Indiferencia”, en el marco de la XI Bienal de La Habana, Cuba, en la Galería Rubén Martínez Villena.

El artista montando Fakir en su atelier.

2014 Presenta “Les Insolites de Mauro Corda” en Château d’eau à Bourges, Francia, junio - agosto. La exposición “El océano es de todos y para todos” en la Casa de Víctor Hugo y la Plaza de la Catedral en La Habana, Cuba, marzo -octubre. En la Bienal UMAM en Chateau Grimaldi Museo en Cagnes-sur-Mer, Francia, junio-noviembre.

En su taller en Kremlin Bicetre, París, las piezas son realizadas en arcilla, luego la elección del material en que se ejecuten vendrá determinado por la idea que desea concretar, esto implica la participación de fundiciones y moldeadores. Sensible al color, Mauro Corda despliega en una variedad de tintes proporcionados por las pátinas y materiales como el cromo, plata, hierro, bronce, aluminio y resina, entre otros, otorgándoles a las composiciones un carácter simbólico y expresivo. Así, las obras toman otras dimensiones en el espacio: envuelven, repelen, se achican, se distorsionan y asimismo proyectan sensaciones, recuerdos y estremecimientos.

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MIEMBROS DEL MUSEO DE ARTES PLÁSTICAS EDUARDO SÍVORI DIRECCIÓN Arq. María Isabel de Larrañaga SECRETARIAS Norma Guzmán Araceli Romero PRENSA Laura Quesada Claudio Bonifacio DEPARTAMENTO MUSEOGRAFÍA Lic. Graciela Limardo ÁREA EXPOSICIONES Lic. Ethel Cohen Bale Claudia Cambours (docente) Edith Caravaglio (escenógrafa) Marta Martínez ÁREA DE PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL Lic. Nicolás Javaloyes Lic. Mariel Carrubba Leticia Orieta SALONES Y CONCURSOS Sandra Piccioni (escenógrafa) BIBLIOTECA Bib. Marcela Diorio Marcelo Formes MONTAJE | DEPÓSITO Alejandro Greco Oscar Villarruel Julio Hilger EXTENSIÓN CULTURAL Prof. Héctor Destéfanis ÁREA EDUCATIVA Lic. René Cruz Agustina Fiorillo Prof. María Florencia Olivera Lic. Lidia Sonenblum TEATRO DE CÁMARA Prof. Clara Vaccarone Daniel Kargieman

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COORDINADOR DE EVENTOS Prof. Alejandro Chekherdemian

CORREO Adriana Forastieri

SEM | ESTADÍSTICA Lic. Germán Barbizzotti

SUPERVISIÓN Luis María Echazarreta

CONCURSOS DE MANCHAS Patricia Carrea

ASISTENTES DE SALAS Elba Abruzzese Héctor Becco Sofía Irene Celiz Nancy Martínez Abelardo Olmedo Sosa Sergio Pérez Estela Maris Virasoro

CONSERVACIÓN | RESTAURACIÓN RESERVA TÉCNICA | DOC. FOTOGRÁFICA Carlos Melo Lic. Eliana Castro Juan Ángel Cónsoli Prof. Luis Dardene Juan José De Carlo Prof. Silvina Echeveste Lic. Elena Giosa Karina González Prof. Martín Hayet Gabriel Kargieman Otilio Moralejo Paola Nievas INVESTIGACIÓN Y ARCHIVO DE ARTE ARGENTINO Y LATINOAMERICANO Mgter. Silvia Marrube Prof. María Claudia de León Lorena Oporto (docente) Lic. Ivana Sicolo ARQUITECTURA Y MANTENIMIENTO M.M.O. Luis Bruzzone AUXILIARES TÉCNICOS Daniel Grela Miguel Angel Llanes AUXILIARES MANTENIMIENTO Héctor Horacio Galván Alberto Ricardo Grosse Berta Vallejos Mejía Verónica Viana ADMINISTRACIÓN Roberto Payva PERSONAL Patricia Clapié Cecilia Abdala

COLABORADORES: Agustina Abadía, Lucía Bellusci, Cecilia Giorgio, Marcelo Humano, Marcos Krämer, Ana Cecilia Lobeto, Carolina Loj, Marina Martínez, María Eugenia Mousseaud, Mariela Pérez y Mariano Ricardes CRÉDITOS Traducción: Nelson Rey Fotografía: Studio SLB, Christian Baraja & Erik Lasalle Retoque digital: Otilio Moralejo Producción y Curaduría: Graciela Limardo


PRODUCCIÓN: DGM 2014

Inauguración: jueves 13 de noviembre a las 19.00 hs. Cierre: 1 de marzo de 2015

Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori Av. Infanta Isabel 555 (frente al Rosedal) Ciudad de Buenos Aires 4774.9452 | 4778.3899 dirección@museosivori.org.ar info@museosivori.org.ar

www.museosivori.buenosaires.gob.ar


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