“de muchas de aquellas obras, papeles y óleos, transparentaba un fuerte deseo de transmitir la esencia y la fuerza de una vieja tradición, predisponiendo al observador a un encuentro tocante con un mundo en el que la naturaleza, en sus componentes orgánicos y no, parecía…. querer abrazar, ahora con violencia, ahora con dulzura, el pensamiento existencial del hombre en su profundidad más auténtica”
Ivo Iori
…”Los colores favorecen la sensación de que las formas en ellos nucleadas no sean más que impalpables simulacros de la materia etérea y al mismo tiempo por la incomprensible concreta rosa de la poesía de Coleridge, que ha encantado a muchos lectores, contando hasta Borges. Las cosas no existen casi más, alejadas y desmaterializadas como fragmentos fluctuantes y corpúsculos ahogados en el ámbar. Queda un grumo, el pensamiento emotivo de una imagen. ¿Pero de qué pensamiento se trata? No del pensamiento del autor y tampoco el del observador, más bien un flujo, una corriente que pasa entre el primero y el segundo, favorecida y condensada por la imagen…” “los efectos cromáticos recuerdan tanto la iridiscencia de las alas de una libélula como cierta pintura del setecento, desde Boucher hasta Tiepolo (y porqué no llegar hasta?)…” E. Longari (2007)
“Sus inconfundibles azules declinan en diversos pantones para celebrar el mar, el agua, la naturaleza que gobierna. Paz interior de vida y artística se contraponen de repente, por instantes tan largos como un segundo, a veces llenos de inquietud, que se manifiesta primero con la violencia de la materia y de los colores repentinamente encendidos, rojo bermellón, naranja lleno de vida y energía, combustiones, acantilados, fugas desde el óxido… momentos de perturbación, temores, recuerdos de una vida tan intensa que podría endurecer al mismo actor que, transcurriendo las páginas de sus ochenta años, como un niño tiene el entusiasmo y las ganas de experimentar nuevas emociones, nuevas aventuras, nuevas telas, páginas de una nueva vida todavía por recorrer…” Serena Mormino