2 Viajes y viajeros
Propuesta didรกctica
Propuesta 1 Hay otros elementos, como la cultura, el arte o la religión, que viajaron también a lo largo y ancho de la Ruta de la Seda. Investiga sobre estos aspectos, busca ejemplos y compártelos con tus compañeros en clase.
Frans Post La iglesia de San Cosme y San Damián y el monasterio franciscano de Igaraçu, Brasil, c. 1660-1680 Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en depósito en el Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
Propuesta 2
Propuesta 3
La Ruta de la Seda desde Samarkanda se dividía en dos caminos: una vía marítima, que atravesaba los mares Caspio, Negro y Adriático hasta llegar a Roma, y otra terrestre, que terminaba en Alejandría y atravesaba Irán e Irak. Busca un mapa de la Ruta de la Seda, traza estos dos caminos y localiza el nombre de los países por los que pasaba. Busca ahora un mapa actual, traza la misma ruta y localiza los países por los que pasaría actualmente. ¿Han cambiado las fronteras?
A partir de la segunda mitad del siglo XVII y en el siglo XVIII, se puso de moda entre los jóvenes de las clases medias-altas británicas la realización de un viaje que podríamos denominar de iniciación, puesto que con él terminaba su vida de estudiantes y daba comienzo la vida de adulto. Este viaje es conocido como el Grand Tour, y su duración podía variar de unos meses a varios años, en función del nivel económico del joven en cuestión. Investiga sobre esta obra del Museo Thyssen-Bornemisza y averigua qué relación tiene con el Grand Tour. ¿A qué países se dirigían estos viajeros? Puedes investigar también sobre otros pintores cuya obra está relacionada también con este viaje de iniciación. En nuestra colección encontrarás más ejemplos.
Caspar van Wittel, llamado “Gaspare Vanvitelli” Piazza Navona, 1699 Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en depósito en el Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
Propuesta 4 Existen otras rutas y viajes que nos parece interesante que conozcas y que tienen un reflejo en la historia de la pintura. Nos referimos a las rutas científicas, a los viajes que emprendieron científicos y dibujantes, en busca de una nueva flora y fauna. En el siglo XVIII cobró un gran impulso el estudio directo de la naturaleza y se crearon las sociedades científicas. Se organizaron grandes expediciones para explorar nuevas tierras y catalogar especies desconocidas. Aquí tienes un ejemplo en la obra de Martin Johnson Heade, fascinado por los colibrís del Trópico, que estudió y pintó reiteradamente. Investiga sobre estas rutas científicas, qué animales se descubrieron en esta época y qué plantas. Podéis encuadernar varias cartulinas tamaño folio, para crear vuestro propio cuaderno de viaje de dibujante, y dibujar utilizando diferentes tipos de pinturas, flores, plantas o paisajes como si fuerais esos científicos y descubridores.
Martin Johnson Heade Amanecer en Nicaragua, 1869 Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en depósito en el Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
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Museo Thyssen-Bornemisza
Los cuentos del camino “Hay a orillas del mar de la citada provincia una ciudad llamada Laias, buena y grande, de comercio activo; porque sabed que todas las especies y paños del Éufrates llegan a esta ciudad, y también todas las demás cosas preciosas. Hay abundancia de algodón. Y los mercaderes de Venecia, Pisa y Génova y los de todas las partes del interior van allí a comprar y vender, y allí tienen sus depósitos”. Marco Polo, El libro de las Maravillas
El viaje en la Antigüedad dio lugar al comercio y al intercambio entre las culturas. Se establecieron rutas permanentes que sirvieron para intercambiar todo tipo de productos. Sin duda una de las más famosas es la Ruta de la Seda. La Ruta de la Seda se originó en el siglo II a. C., en principio por una necesidad de crear alianzas con los reinos del oeste y del noroeste y frenar a los Hunos. Fue el emperador Wudi de la dinastía Han quien abrió esta ruta de comunicación a través de Asia. La función principal de la ruta era el comercio de la seda, cuya principal clientela estaba en los puertos de Roma y Alejandría. La seda llegó a Roma en torno a mitad del sigo I a. C. Se fue creando una gran red de rutas comerciales y culturales entre Asia y Europa, que se mantuvo con interrupciones hasta el siglo XVII. La mercancía más preciada que circulaba era la seda, pero había otros numerosos productos con los que también se comerció: otros tejidos como el lino, los algodones, muselinas indias, las perlas, piedras, metales y maderas preciosas, las especias, el nácar y hasta los animales feroces.
Viajes y viajeros
Luca di Tommé La Adoración de los Magos, c. 1360-1365 (detalle)
Nicolas Maes El tamborilero desobediente, c. 1655 (detalle)
Willem Kalf Bodegón con aguamanil, frutas, copa nautilo y otros objetos, c. 1660 (detalle)
Jan Jansz. van der Heyden Rincón de una biblioteca, c. 1710-1712 (detalle)
William Merritt Chase El quimono, c. 1895 (detalle)
Renato Guttuso Caffè Greco, 1976 (detalle)
Luca di Tommé La Adoración de los Magos, c. 1360-1365 Temple sobre tabla. 41 x 42 cm Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
Desde la Antigüedad las especias han sido un producto muy preciado y con el que se comerció a lo largo de la Ruta de la Seda. La palabra especias procede del latín species que significa esencial. Las especias y las resinas aromáticas vegetales han sido de gran importancia para el hombre; algunas eran utilizadas en ceremonias religiosas. Estos productos llegaban a Europa en caravanas que cruzaban Asia por tierra, siendo los comerciantes italianos los encargados de la distribución por el resto de Europa.
En esta escena contemplamos una ofrenda de algunas especias: incienso y mirra. Muchas especias son nombradas en la Biblia; eran consideradas objetos preciados y por eso se solían ofrecer como presentes entre reyes, o constituían impuestos que los vencedores de una guerra imponían a los derrotados. Esta tabla de Luca di Tommé titulada La Adoración de los Magos formaba parte de la predela de un altar. En ella aparece la Virgen María sentada sobre un cojín acercando al Niño, quien con una mano bendice a Melchor. Éste ha dejado una corona en el suelo en señal de respeto. Los otros reyes esperan su turno para ofrecer los regalos. San José está en la puerta de una cueva mirando con atención una de las ofrendas. Los presentes tienen carácter simbólico, el oro representa la naturaleza real de Jesús, el incienso la naturaleza divina y la mirra la naturaleza humana.
Viajes y viajeros
Nicolas Maes El tamborilero desobediente, c. 1655 Óleo sobre lienzo. 62 x 66,4 cm Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
Con la toma de Constantinopla, en 1453, por parte del Imperio Turco, las rutas terrestres monopolizadas por los mercaderes genoveses y venecianos, se vieron interrumpidas y ello obligó a los comerciantes europeos a buscar nuevos caminos. El objetivo era encontrar una ruta marítima hacia Asia para continuar con el comercio de las especias de Oriente, evitando el mar Mediterráneo que estaba bajo el control turco. De esta manera, Portugal y España, con un gran desarrollo en la navegación tomaron la delantera, desbancando a los italianos. Las nuevas rutas abarataban los costes de los productos y los hacían más accesibles para la población. Otra consecuencia de la apertura de estas vías fue el descubrimiento de territorios y un cambio en la concepción que se tenía del mundo hasta ese momento.
El tamborilero desobediente de Nicolas Maes, está pintado cerca del año 1655. En estos años Holanda ha conseguido expansionarse, a través de las Compañías holandesas de las Indias orientales y de las Indias occidentales, por el Índico y el Atlántico, desbancando a portugueses y españoles y convirtiéndose en primera potencia comercial mundial. Comerciarán con especias como la canela, el azafrán, la pimienta y el clavo. En la habitación en la que se desarrolla esta escena vemos un mapa colgado en la pared del fondo. Esto era habitual en los hogares de familias burguesas, ya que son considerados un objeto de lujo y es símbolo, por tanto, de un estatus social.
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Willem Kalf Bodegón con aguamanil, frutas, copa nautilo y otros objetos, c. 1660 Óleo sobre lienzo. 111 x 84 cm Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
La Ruta de la Seda hizo que empezaran a conocerse en Occidente materiales hasta entonces desconocidos como, por ejemplo, la porcelana china, que llegó a Europa durante la Edad Media traída por los mercaderes italianos que viajaban entre Europa y Asia. La primera persona en describir un método de fabricación de la porcelana para los europeos fue Marco Polo. En el libro de la Maravillas, describe así la fabricación de la porcelana: “se extrae de la mina una tierra con la cual se hace un montículo que debe permanecer expuesto a la lluvia, al viento, al sol durante cuarenta años sin ser removido. Así, aquella tierra se va depurando, se vuelve fina y está preparada para la fabricación de las vasijas. Se decoran las piezas con los colores deseados y se colocan en grandes hornos […]”.
En este bodegón ocupa un lugar destacado un aguamanil de porcelana de origen oriental. Los bodegones de Willem Kalf, que se caracterizan por el escaso número de objetos cuidadosamente seleccionados, se convierten en una especie de carta de presentación del dueño de esas piezas, muy exclusivas y valiosas. Este gusto por el coleccionismo presupone un poder económico que, de alguna manera, queda plasmado en la obra pictórica.
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Jan Jansz. van der Heyden Rincón de una biblioteca, c. 1710-1712 Óleo sobre lienzo. 77 x 63,5 cm Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
A raíz de los nuevos descubrimientos de ultramar la cartografía experimentó un importante impulso. Los comerciantes y navegantes europeos necesitaban de un mayor conocimiento geográfico y del perfeccionamiento de las artes de la navegación. Todo este saber se irá acumulando en libros, mapas y globos terráqueos. La ciudad de Amberes se convierte durante la primera mitad del siglo XVII en el centro cartográfico más importante.
Rincón de una biblioteca recoge con absoluta precisión un interior burgués, ricamente decorado. Los objetos retratados dan muestra de la importancia que tiene la cartografía en los Países Bajos, por la relación con sus intereses comerciales. En la estancia vemos en un entorno de trabajo una esfera terrestre, una esfera celeste y una armilar. Al fondo aparecen varios mapas enrollados apoyados en el lateral de la librería y una lanza oriental. Sobre la mesa cubierta por un tapete chino están las esferas y un atlas abierto.
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William Merritt Chase El quimono, c. 1895 Óleo sobre lienzo. 89,5 x 115 cm Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
A mitad del siglo XIX Japón se abrió al comercio con Occidente, con Europa y América. Llegaron las estampas japonesas de Hokusai e Hiroshige, que fascinaron a los pintores impresionistas. El japonismo se convirtió en una moda y proliferaron las colecciones de objetos orientales.
El pintor americano William Merritt Chase viajó a Europa, donde entró en contacto con el gusto por lo oriental; de hecho él fue coleccionista de objetos exóticos. El quimono es una muestra de la influencia japonesa en la obra de Chase, y forma parte de una serie de retratos con quimono de familiares. La joven, a pesar de no distinguirse bien sus rasgos, se ve que es occidental; está vestida con un quimono japonés de una rica seda brillante. En la cintura lleva un fajín de seda verde, que se llama obi, y el pelo lo lleva recogido también a la moda japonesa. Toda la escena está concebida como un decorado: hay un biombo, unas estampas y la silla de bambú.
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Renato Guttuso Caffè Greco, 1976 Acrílico sobre cartón. 186 x 243 cm Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
Ahora existen otras motivaciones para viajar; las personas viajan por ocio, descanso, cultura, razones muy diferentes de las de los viajes motivados por guerras, migraciones o comercio. Aparece de este modo una nueva manera de concebir el viaje. Ahora los turistas se mueven por el mundo, desde Oriente se viaja a Occidente, y las ciudades se convierten en puntos de encuentro de las más diversas culturas.
Hay lugares que se convierten en visita obligada para los turistas y en espacios en los que la historia va dejando su huella. Este café se inauguró en la famosa Via Condotti de Roma en el año 1760, y por él han pasado escritores y artistas en su visita a la ciudad como Keats, Goethe, Stendhal o Beaudelaire. También músicos como Listz, Bizet o Wagner compusieron piezas en sus veladores. Renato Guttuso realizó esta pintura preparatoria con acrílico sobre cartón para un lienzo que actualmente se encuentra en un museo en Colonia. En la llamada “sala rossa”, es decir, sala roja, por el color rojo de la tela de sus paredes, repleta de espejos, cuadros y esculturas, diferentes personajes charlan, toman café o simplemente observan lo que hay en su entorno. El personaje sentado a la izquierda es el pintor Giorgio de Chirico a quien Guttuso rinde homenaje con Caffè Greco. El otro personaje histórico que aparece en el cuadro es el Coronel William Cody, conocido como Buffalo Bill, que visitó Roma con su circo ecuestre. Además, turistas suecas, japoneses con su cámara de fotos al cuello, jóvenes charlando y algún cliente solitario, ocupan las mesas del café.
Viajes y viajeros
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Canaletto La plaza de San Marcos en Venecia, c. 1723-1724 Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid