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Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (OCLACC) Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL)
Comunicación, Ciudadanía y Valores Re-inventando conceptos y estrategias
Quito 2008
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© 2008, Comunicación, Ciudadanía y Valores: re-inventando conceptos y estrategias Noviembre 2008 Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (OCLACC) Autor: OCLACC - UTPL Edición y Coordinación editorial: Asunta Montoya Diseño gráfico: IBD Impresión: Noviembre 2008 ISBN ISBN Registro de derecho autoral No. Se permite la reproducción parcial del texto siempre que se mencione la fuente.
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ÍNDICE
Presentación Pedro Sánchez y José Miguel Romero (OCLACC y UTPL)
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Primera parte Re-imaginando la ciudadanía desde la comunicación
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Ética de los medios y construcción de ciudadanía Adela Cortina
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Los medios, constructores de ciudadanía Jesús Martín Barbero
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Obstrucciones democráticas y nuevos roles ciudadanos para la comunicación Rosa María Alfaro Moreno
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Las relaciones entre los medios de comunicación, ciudadanía y política Mauro Cerbino La prensa tejedora de sociedad Javier Darío Restrepo
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Divagações éticas sobre um bem público: comunicação Attilio I. Hartmann
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¿Es posible una ética de la empresa periodística? Nueva cultura empresarial en la jungla global Jesús Conill
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Las posibilidades y límites de una reinvención José Valencia
Segunda parte Re-inventando estrategias para una ciudadanía movilizada
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Comunicación para una ciudadanía crítica Teresa Quiroz
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Educomunicación: una estrategia para la participación y educación ciudadana Patricia Bustamante
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Siete cambios que conducen a una teoría estratégica más humanizada Rafael Alberto Pérez
La pedagogía del encuentro: desde la exclusión a la inclusión, pedagogía de la solidaridad Juan Luis Ysern de Arce Derechos de la Comunicación: nuevos retos Sally Burch
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Tercera parte Construyendo una ciudadanía activa
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Las TIC y la democratización de la comunicación María Belén Albornoz
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Comunicação e cidadania: gritos folkcomunicacionais latino-americanos no YouTube Dennis Porto Renó
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Viscosidad mediática en la Web 2.0: diez dimensiones múltiples de la brecha digital Carlos Cortés
Blongs y responsabilidad social: la voz del Tercer Sector y el nacimiento de la sociedad civil 3.0 Jorge Alberto Hidalgo Toledo Rádio na Escola: uma ferramenta no processo de formação cidadã Adriana Rabelo y Rodrigues Marcelo La animación y la participación de los niños y las niñas en la radio Alexander Hernández y Sandra Socorro Concepciones de aprendizaje, viejos y nuevos desafíos para la Educomunicación Ricardo Gonzáles S.
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A contribuição da capacitação em comunicação 280 para a formação de jovens agentes de capital social do interior do Ceará Rosane da Silva Nunes
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Presentación
“Necesitamos repensar el lugar de los medios educativos, comunitarios y alternativos, en medio de tantos procesos truncos. La participación no es valiosa por sí misma, sino cuando crea ciudadanía y aporta a una reconstrucción de la democracia con equidad, donde los nexos entre comunicación, cultura y política se enreden cada vez más”. Rosa María Alfaro1
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uando organizamos el 3er. COMLAC2 constatábamos en la OCLACC3 que Latinoamérica y El Caribe necesitan hoy nuevas formas y estrategias de comunicación social. Propuestas y métodos nuevos para una comunicación promotora de mejores niveles de participación y movilización ciudadana. Es así que pensamos a este Congreso como un espacio para el encuentro y la reflexión entre comunicadores, docentes e investigadores sobre los problemas, desafíos y posibilidades para una comunicación social que responda adecuadamente a la realidad cambiante del mundo y en particular de Latinoamérica y El Caribe.
1 ALFARO, Rosa María: “Obstrucciones democráticas y nuevos roles ciudadanos para la comunicación”. Conferencia magistral del 3er. COMLAC. 2 El 3er. Congreso Latinoamericano y Caribeño de Comunicación – COMLAC estuvo referido a “Comunicación, ciudadanía y valores”, realizado en Loja, Ecuador, del 15 al 19 de octubre del 2007. El 1er. Congreso de Comunicación “Nuevos escenarios para una comunicación solidaria: redes, gestión y ciudadanía” se realizó en Curitiba, Brasil del 23 al 29 de enero del 2001. El 2do. Congreso “Comunicación solidaria en la Sociedad de la Información” fue realizado en Santo Domingo, República Dominicana del 23 al 28 de enero del 2004. 3 La Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación – OCLACC, es una red de instituciones y profesionales de la comunicación de América Latina y El Caribe, con capacidad y posibilidad de incidir en la sociedad civil y en las políticas de comunicación de los estados, instituciones e iglesias locales.
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Desde la “Comunicación, ciudadanía y valores”, título que cobijó el Congreso, nos planteamos, entonces, “proyectar y construir colectivamente propuestas de comunicación para la construcción de una sociedad más justa y fraterna, basada en valores humanos y cristianos”. Al construir el proceso académico del tercer COMLAC anotamos también como parte de los objetivos el “Definir líneas de acción que incidan en la re-conceptualización de la comunicación para el desarrollo”. Esta publicación, lejos de dar respuestas acabadas, trata de ser una herramienta que nos permita colectivamente “reinventar conceptos y estrategias”, recoger preocupaciones, inquietudes y propuestas en torno a nuestro trabajo comunicacional. Al iniciar esta lectura sostenemos, con Adela Cortina, que “un buen ciudadano, en el más pleno sentido de la palabra, no es sólo un concepto, sino un proyecto”, y siguiendo las sugerencias de Cortina afirmamos que si “es posible una ciudadanía mediática”. Al adentrarnos en la publicación, nos encontramos con la invitación sugerente y desafiante que nos hace Rosa María Alfaro, de “revisar la noción de ciudadanía desde el impacto de los nuevos movimientos sociales”. La pregunta central que Alfaro nos presenta es cómo podemos conciliar una política responsable con esta dinámica de los nuevos movimientos sociales, la importancia de la sociedad civil y su corolario, el fortalecimiento del concepto de la ciudadanía. “La existencia de un tejido articulado de movimientos sociales, que ha irrumpido con fuerza en América Latina y El Caribe en la última década y está crecientemente interconectado con movimientos mundiales, presenta una oportunidad inédita para que el movimiento por la democratización de la comunicación pueda ampliarse para avanzar en la conquista de derechos en este plano”, nos plantea Sally Burch. Siete son los cambios que nos conducen a una teoría estratégica más humanizada, nos dice Rafael Alberto Pérez. “Los cambios parten de dos ideas centrales: la recuperación del ser humano, y trabajar con los nuevos paradigmas de la ciencia”. Según Pérez, “la nueva teoría estratégica implica repensar la Estrategia desde: el paradigma de la complejidad, la lógica del encuentro y la generación de significados compartidos, y desde
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el enfoque humano-relacional que nos aporta la comunicación”. Mons. Juan Luis Ysern, desde su visión cristiana, profundiza los conceptos de “encuentro” y “pedagogía” para que la movilización ciudadana sea sólida y con auténtico sentido humano. Plantea que la “pedagogía” es una “actitud”, mientras que por “encuentro” estamos entendiendo la comunión como tarea y proceso permanente, que alcanza su plenitud en el encuentro con Dios y con los hermanos. Patricia Bustamante define a la educomunicación como “un estilo de vida, una forma de pensar y de ser”. Afirma que la educomunicación es también una “estrategia impulsora de reconocimiento y de visibilización”, que ha creado escenarios de diálogo, donde estamos aprendiendo a descubrir a ese “mapa humano” que el otro me presenta, para “recorrerlo”, para reconocerlo y entonces, entablar el “encuentro”. Desde las TIC, Denis Renó, afirma que se puede reconstruir la ciudadanía. “Las nuevas posibilidades a través del You Tube, como herramienta de reconstrucción de la ciudadanía utilizada por los grupos minoritarios. Los usuarios se convierten en creadores de contenidos”, sostiene. Para Carlos Cortés, el cambio profundo apoyado en las TIC, denominada “tecnicidad digital, es un proceso multifacético y complejo, que no puede reducirse a un fenómeno tecnológico. El cambio es tan profundo que, paralela a la migración digital, se está produciendo una migración social de “sujetos-audiencia” a “sujetos-red”. Creemos que a partir de esta publicación podemos continuar la reflexión y el análisis en nuestros campos de trabajo, vinculando nuestras experiencias, nuestros aportes con las reflexiones y aportes de las conferencias magistrales, los paneles y sala de ponencias; enriqueciendo de esta manera un proceso de comunicación en construcción conjunta. A manera de desafíos, señalamos la necesidad de construir una comunicación constructora de una ciudadanía activa, responsable y democrática, asumiéndonos en la sociedad como actores de cambio social y para quienes tenemos una identidad cristiana y católica, decíamos que dicho cambio social no es otra cosa que la construcción de comunidades fraternas, de sociedades que vivan en comunión.
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En ese sentido pensamos que una de nuestras tareas urgentes es construir estrategias de comunicación para la ciudadanía. Es decir no solo planes de trabajo; sino, fundamentalmente, lectura permanente de la realidad y orientación del trabajo comunicacional hacia la transformación de la realidad. Para OCLACC y la UTPL, entidades organizadoras de este evento, ha sido un privilegio contar con tan distinguidos expositores y participantes provenientes del mundo académico, de la Iglesia y de la práctica comunicativa del continente latinoamericano y de otras regiones del mundo.
Pedro Sánchez C. Secretaría Ejecutiva OCLACC
José Miguel Romero Canciller y Decano UTPL
1 PARTE
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Re-imaginando la ciudadan铆a desde la comunicaci贸n
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1. Ética de los medios y construcción de ciudadanía Adela Cortina Filósofa, profesora de la Universidad de Valencia, España.
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ay una gran cantidad de teorías sobre la ciudadanía, pero ¿qué creemos que es ser un buen ciudadano, en el más pleno sentido de la palabra? Esto no es sólo un concepto, sino un proyecto. Creo que un auténtico ciudadano es el que trata de ser el dueño de su propia vida, aquel que no es esclavo, ni vasallo, ni siervo, sino que es su propio señor. El que escribe el guión de su propia novela, el protagonista de su propia vida, aquel a quien no le escriben su vida desde otro lugar; aquel a quien no le escriben el guión en el seno de una comunidad política.
El ciudadano, no es vasallo. El ciudadano no es siervo. El ciudadano no es esclavo. Y es muy importante construir comunidades de ciudadanos, de gentes que no son manejadas por otras, que no son manipulados por otras; sino que quieren construir su propia vida. Pero lo más bonito de la ciudadanía es que nunca se puede construir en solitario, sino que el ciudadano quiere construir su autonomía siempre junto a otros, junto a los que son sus conciudadanos en el seno de la comunidad política. La idea de la ciudadanía siempre lleva aparejado el ser con otros, no se es ciudadanos en solitario. Con lo cual, como ustedes se dan cuenta, se nos van perfilando dos ideas fundamentales; autonomía e igualdad. Tenemos que ser autónomos con aquellos que son nuestros iguales en el seno de la comunidad política. Y en este sentido, conviene recordar aquel maravilloso texto de Aristóteles en “La Política”, que podría parafrasearse del siguiente modo:
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El ser humano, el hombre, precisamente porque tiene la razón, la capacidad de razonar, es aquel que vive siempre en sociedad. El que no puede vivir fuera de la sociedad, porque el que vive fuera de ella, o es más que un hombre porque es un Dios, o es menos que un hombre porque es una bestia. El ser humano, el hombre vive siempre en sociedad. Desde el punto de vista cristiano, incluso Dios también es comunitario y no es un ser individual. Pero si hablamos de tejas para abajo, el ciudadano es claramente aquel que convive con los que son sus iguales y —como decía Aristóteles—, trata de deliberar. Y esto lo digo bien despacito porque nos va a servir para todo lo que comentemos más tarde: “el ciudadano es aquél que trata de deliberar junto con sus conciudadanos sobre lo bueno y lo conveniente, sobre lo justo y lo injusto”. Como decía Aristóteles, el hombre tiene la capacidad de razonar y eso es lo que lo hace vivir con otros, y tratar de deliberar conjuntamente sobre lo justo y lo injusto, sobre lo bueno y lo malo. Y justamente esto —añade— es la casa y es la ciudad. ¿Qué es la comunidad política? El conjunto de ciudadanos que se reúnen y deliberan sobre lo justo y lo injusto. Por eso más tarde diría Hannah Arendt, que la política es el terreno de la deliberación de los ciudadanos; la violencia nunca es política. La violencia es pre-política. Construir una comunidad política quiere decir que los ciudadanos, como protagonistas, hacen la vida conjunta deliberando entre ellos. Pero para eso hace falta una tercera pata, y es obviamente la solidaridad. Quien trata de construir junto a sus iguales es solidario con ellos; y es fundamental hacer un “solidum”, que quiere decir solidaridad. Es fundamental hacer un cuerpo con los que son iguales, no se puede dejar a nadie excluido, no se puede dejar a nadie en el camino. Es necesario conquistar la autonomía juntos, solidariamente, por eso, como decía Benjamín Barber, los países deberían celebrar el día de la interdependencia, en vez de celebrar el día de la independencia. Y ya sé que los españoles somos muy malos, y que ustedes se independizaron de nosotros, pero es muy importante celebrar el día de la interdependencia, cuando se construye entre los que son iguales. Los países que se creen independientes, autosuficientes y que pueden machacar a los demás, el día
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menos pensado se encuentran con una sorpresa. Y la gente se pregunta ¿Cómo cayeron las Torres Gemelas? Porque somos interdependientes, no independientes. Hay que conquistar la autonomía con los demás ciudadanos de forma interdependiente. Por eso decían los viejos anarquistas —los buenos anarquistas— que las especies que progresan en la lucha por la vida no son las más fuertes, las más competitivas, las más agresivas; sino las que viven del apoyo mutuo. La gran clave para sostenerse, para progresar, es el apoyo mutuo, precisamente porque todos somos vulnerables. Todos tenemos una etapa en la vida en que somos vulnerables: de niños, de ancianos, cuando tenemos una enfermedad. Necesitamos apoyarnos mutuamente en ese seno de la comunidad política. Un ciudadano es quien trata de ser su propio señor, junto a los que son sus iguales, apoyándose mutuamente en el seno de la comunidad política, en una auténtica solidaridad haciendo un cuerpo común. Y ahora viene la pregunta del millón; ¿y dónde se acaba la comunidad? ¿Quién puede poner vallas al campo? ¿Se acaba en Ecuador? ¿Se acaba en América Latina? ¿Se acaba allá donde hay un ser humano? Cada vez más tenemos un horizonte, que es el de la ciudadanía local y la ciudadanía global. Cada vez más somos ciudadanos de nuestros propios países, porque hay que ser responsables de ellos, y ciudadanos del mundo. Bien respondió Diógenes, cuando le preguntaron de dónde venía, diciendo: soy ciudadano del mundo. Todos somos ciudadanos de nuestra comunidad y somos a la vez ciudadanos del mundo. Como una pequeña síntesis, esto es ser ciudadano. Pero el ciudadano tiene que serlo y construir su sociedad desde su ciudadanía, desde los fenómenos con los que se encuentra en ella. Uno de ellos es que vivimos en una sociedad mediática, es decir, en una sociedad de la información, en una sociedad de los medios de comunicación, y es en esa sociedad donde tenemos que ser también ciudadanos. Esa sociedad tiene que ser gobernada por los ciudadanos que no tienen que ser vasallos, que no tienen que ser siervos, tampoco de los medios de comunicación.
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Ética de los medios para construir una ciudadanía mediática ¿Cómo podríamos plantear este tema? ¿Qué sería la ética de los medios de comunicación? En primer lugar, para hablar de la ética de cualquier actividad primero hay que entrar en la entraña de esa actividad, y aquí vamos hablar de la actividad de los medios, de la actividad mediática, y vamos a echar mano de un concepto muy fecundo, que ha acuñado el filósofo MacIntyre, el concepto de “práctica”. La actividad de los que trabajan en los medios de comunicación es una práctica. Y ¿qué es una práctica? Es una actividad cooperativa, en la que colaboran distintas gentes y distintos grupos, para conseguir lo que MacIntyre llama unos bienes internos a esa actividad. Cualquier actividad humana, la de los medios de comunicación, la política, la sanidad, la educación, todas son actividades realizadas por gentes que trabajan cooperativamente en ellas para conseguir lo que MacIntyre llama los “bienes internos” de esa actividad. Toda actividad se realiza por un fin, ninguna actividad humana se realiza sin fines. Y el fin de esa actividad es lo que le da sentido y es lo que le da legitimidad social. No sólo necesita legitimidad la política, cualquier actividad necesita legitimidad. Necesita que la sociedad diga “muy bien hecho”, el bien que tú nos estás proporcionando hace que nuestra sociedad sea mejor. Los medios de comunicación tienen que dar unos bienes, la educación tiene que dar unos bienes; de tal manera que la sociedad aplauda su actuación, reconozca que esto hace que nuestra sociedad sea mejor. Cuando una actividad proporciona otra cosa que la sociedad no da por buena, entonces la actividad es ilegítima. Los medios, la actividad de los medios es una actividad cooperativa, en la que trabajan periodistas empresas, ciudadanos, gentes de a pie, todos tienen que trabajar cooperativamente para conseguir una meta, esos bienes que le dan sentido y le dan legitimidad social. Para conseguir esos bienes, quienes trabajan en la actividad tienen que desarrollar unas virtudes, que son unas disposiciones, unas excelencias para alcanzar mejor los bienes internos. ¿Qué sería ser un buen periodista? ¿Qué sería ser un buen empresario de una empresa informativa? ¿Qué sería ser un buen docente? Tiene que desarrollar unas virtudes, tiene que tener capacidad creativa, capacidad de redacción, capacidad de comunicación. Es necesario desarrollar unas
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virtudes que se entienden como excelencias. El buen profesional, también de la información, es alguien que intenta ser excelente. Ser excelente es por una razón, no sólo porque trabaja por un periódico, no sólo porque gana dinero —y en esto voy a insistir después—, sino por que tiene que servir a las personas. El buen profesional es el que se da cuenta de que su profesión sirve a las personas. No sólo a las organizaciones, no sólo a las instituciones, sino sobre todo a las personas que son las que se benefician de su actividad. La actividad mediática sería, entonces, una actividad que se desarrolla por unas metas y para alcanzar esas metas es necesario cultivar unas virtudes; ser excelentes y encarnar unos valores. ¿Cuáles son los bienes internos de la actividad mediática? Me parece que es muy importante que en cada una de nuestras actividades nos preguntemos cuáles son los bienes internos. Porque estamos siempre hablando del derecho a la diferencia, del derecho a la diversidad, y sin embargo todas las actividades son iguales. Cuando los padres van a un colegio para que se les informe de las carreras, de las opciones profesionales, ¿qué suelen preguntar? Con cuál se gana más dinero. Y después hablamos del derecho a la diferencia, cuando las preguntas son siempre las mismas: ¿cuál da más prestigio?, ¿cuál da más estatus social? Cada vez lo hacemos todos más homogéneo, cada vez es todo más aburrido, todas las actividades se miden por el rasero del dinero, del prestigio, no por los bienes internos que proporciona esa actividad. Pero lo que especifica la actividad son los bienes internos y lo que las distingue de las demás. Por eso sería bueno que los profesores pensaran cuál es el bien de la actividad docente; que los médicos pensaran cuál es el bien interno de la actividad sanitaria; que los políticos pensaran cuál es el bien de la política, porque lo que da sentido a esas actividades es justamente el bien que proporcionan. Y decía MacIntyre que la actividad también proporciona unos bienes externos, que no son los que le especifican, pero que también se producen, se quiera o no. Y esos bienes internos son fundamentalmente tres, que ya he mencionado: dinero, prestigio y poder. Con cualquier actividad se consigue algo de dinero, se consigue algo de prestigio, se consigue algo de poder.
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Claro que hay diferencias. Si quieren mucho dinero, no se les ocurra hacer filosofía, más vale que jueguen al fútbol y traten de ser muy buenos. Si quieren tener prestigio, también son buenas opciones el deporte, el mundo de la canción, o las pasarelas que hoy en día salen todos los días en los medios de comunicación. Sin embargo, todas las actividades dan algo de dinero algo de prestigio y algo de poder. Y además se sustentan siempre en instituciones y organizaciones. Por ejemplo, la actividad universitaria necesita instituciones universitarias, los medios de información necesitan empresas informativas. Y la empresa necesita dinero, y las universidades necesitan dinero. Tienen que ganar dinero obviamente, pero el dinero es el medio de sustento para proporcionar el bien interno. Es un medio para un fin. La meta de la actividad es el bien interno, el dinero de la institución es el medio para poder alcanzarlo. A mi juicio, y con esto voy más allá de MacIntyre, una actividad se corrompe en el momento en que se cambian los bienes internos por los bienes externos. En el momento en que, en vez de trabajar por las metas de la profesión, sólo pensamos en el dinero, en el prestigio, y en el poder. Entonces todas las actividades se parecen y además no proporcionan los bienes internos que deberían proporcionar. Así se corrompe una actividad. ¿Y saben cuándo se corrompe una sustancia? Cuando pierde su naturaleza y empieza a oler mal. Eso es corrupción: que algo pierde su naturaleza, que algo pierde la meta para la que servía, y empieza a oler mal. Claro que las instituciones necesitan dinero y prestigio, y necesitan poder. Claro que las personas lo necesitamos. Necesitamos sobrevivir, claro que sí, y con dignidad, y hay que dignificar las profesiones. Es preciso acabar con el trabajo basura, con sueldos basura. También hace falta un cierto prestigio, porque necesitamos un cierto reconocimiento en nuestro ámbito, evidentemente. Y precisamos un cierto poder, necesitamos poder comer, poder vestirnos, poder llevar adelante la propia vida. Claro que se necesita un cierto poder. Pero cuando los bienes internos de una actividad se pierden y se cambian por los externos, entonces la hemos corrompido. Creo que el gran tema de la ética de la actividad mediática, es pensar en principio cuáles son los bienes internos de esa actividad e ir con mu-
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cho cuidado de no cambiar los bienes internos por los bienes externos. Porque hay muchos riesgos, y quisiera comentar por qué los hay. En primer lugar, los bienes internos de la actividad mediática yo los resumiría en una sola frase y después la desgloso en cuatro sub-bienes o cuatro sub-metas. La meta amplia sería generar una opinión pública madura, de modo que haya ciudadanos y no vasallos, pueblo y no masa. ¿Qué es el pueblo?, el pueblo es fundamental para una democracia, la democracia es el gobierno del pueblo. Pero ¿y si no hay pueblo?, ¿y si lo que hay es masa? Entonces, ¿quién gobierna? Gobierna cualquiera que tenga la capacidad de manipular a todos los demás, por eso es necesario construir pueblo y evitar la masa. ¿Qué es el pueblo y qué es la masa? El pueblo es un conjunto de personas que se saben vinculadas, que saben que tienen diferencias entre ellos, pero también que pueden deliberar, discutir sobre ellas, argumentar sobre ellas. Y se dan cuenta de que a través de la deliberación pueden ir encontrando metas comunes y cambiando sus preferencias. La gran falsedad de un liberalismo mal entendido es que tenemos unas preferencias con las que nacemos y no se pueden cambiar, y que la economía debe estar al servicio de la satisfacción de las preferencias que no se pueden cambiar. Pero eso no es verdad: las preferencias se pueden cambiar. Y quien se sabe en un pueblo sabe que puede hablar con los otros y puede ver cuáles son sus preferencias y podemos dialogar y podemos debatir, y a lo mejor podemos ir poniéndonos de acuerdo. Un auténtico pueblo es aquel cuyas gentes saben que tienen vínculos entre sí, que pueden deliberar con los que son conciudadanos e iguales, y que a través de la deliberación pueden encontrar metas comunes. La masa es un conjunto de individuos atomizados, que en realidad no tienen vínculos entre sí, y que se mueven conjuntamente cuando alguien les manipula de una manera emotiva, cuando surge un asunto que moviliza a todos desde las emociones. Están inermes, en realidad, están solos y sus emociones son muy fuertes. Como cuando se producen grandes catástrofes y todos reaccionamos momentáneamente, pero dura muy poco. Yo no sé en Ecuador, pero en España dura poquísimo. De pronto se produce una gran desgracia, todo el mundo va allí, qué bonito, qué solidarios que somos; al mes ya no se acuerda nadie. La masa es muy vulnerable, y como los individuos no tienen vínculos entre ellos, en realidad
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están solos, cualquiera que les sepa manejar les hace ir adonde quiera. La masa es peligrosa, sencillamente porque no hay ciudadanos en la masa ni hay pueblo. Y es preciso construir pueblos, y construir ciudadanos, gentes que se saben ligadas, vinculadas y que saben que la guerra no es la única manera de resolver los problemas. Y que saben que el conflicto no es la manera de resolver los problemas, sino la discusión, la deliberación, la convivencia. A mi juicio, los medios de comunicación tienen unas metas, unos bienes internos, que consisten en generar una opinión pública madura, en generar ciudadanos y no vasallos, en generar pueblo, y no masa. Y para eso creo que deberían de proponerse cuatro sub-metas. La primera, aumentar la libertad de los ciudadanos. No hay democracia posible si la gente no tiene libertad y no hay libertad si no hay información. Sin información, en realidad, no se es libre, porque no sabe sobre qué se está eligiendo. La información es fundamental para tener libertad. Los medios de comunicación tienen que proporcionar información para que los ciudadanos se hagan una idea de la realidad. Fíjense qué responsabilidad la de los medios de comunicación: las personas nos hacemos una idea de la realidad por lo que ellos nos cuentan, y nuestra libertad está limitada por lo que ellos nos cuentan. Porque creemos que eso es lo que hay, y elegimos entre las opciones de las que ellos nos informan. Para ser libres necesitamos información y los medios tienen que aumentar nuestra información, y con ella nuestra libertad. Pero tienen que hacerlo bien. Por eso yo propondría que lo hicieran con tres elementos: con informaciones contrastadas, con opiniones fundadas y con interpretaciones plausibles. En primer lugar, con informaciones contrastadas. Evidentemente, la información tiene que ser lo más veraz y lo más objetiva posible. Pero la gran pregunta es la siguiente: ¿puede haber una información imparcial?, ¿puede existir humanamente? Recuerdo la anécdota que contaba un periodista de uno de los diarios más prestigiosos de España. Según él, cuando pusieron título al diario, que tiene por subtítulo “Diario independiente de la mañana”, se preguntaban en la Redacción “¿de qué somos nosotros independientes?” Y la respuesta fue: ¡de la mañana! Es posible ser independiente de la mañana o de la tarde o de la noche, pero
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no se puede ser independiente de unas ideas u otras, porque para eso se hacen los diarios, para dar un determinado sesgo. Y hay que ser verdaderamente ingenuo para creer que los diarios no tienen sesgo. Pero además es imposible no darlo. Si alguien tiene un diario ha de poner una noticia en la primera plana, y ha de poner una noticia en la página de la izquierda o en la de la derecha. Y tiene que decir que el sujeto es éste y el otro es el complemento directo, o el complemento directo es el otro y éste es el sujeto, con lo cual ya está imprimiendo un sesgo. Ciertamente, las informaciones no pueden ser imparciales, pero sí tienen que estar contrastadas. Es terrible aquello de que “que nunca la verdad te estropee un buen titular”. Eso es perverso. Si tengo un buen titular pero me doy cuenta de que no era verdad, hay que retirarlo. Y tampoco está de más tratar de contrastarlo antes. Aunque vayamos todos muy de prisa y tengamos todos muy poco tiempo. Porque la calidad de la información se mide también por la capacidad para contrastarla también. Dar la mayor cantidad de información y además intentar contrastarla. En segundo lugar, opiniones fundadas. En los medios de comunicación (prensa, radio y televisión) aparecen opiniones sin ningún fundamento, y ahí la culpa es también de la empresa informativa. Luego veremos que uno de los grandes problemas de los medios de comunicación, como decía Jesús Conill, es que se tiene que ligar la ética de la empresa informativa y la ética de los profesionales de la información. Las dos cosas. Y la empresa informativa tiene que ser ética, y los profesionales también. Entonces, las opiniones de los diarios tienen que ser fundadas. Un diario que da opiniones verdaderamente aberrantes se descalifica, porque hay que construir opiniones de calidad, que pueden ser distintas, pero que sean distintas no quiere decir que sean infundadas. Y ahí sí que los intelectuales tenemos una gran responsabilidad, porque a menudo los intelectuales dicen cualquier cosa con tal de conseguir audiencia, venden su alma al diablo, si hace falta. Cuando lo bien cierto es que las opiniones tienen que ser fundadas. Y las interpretaciones, que sería la tercera cosa, tienen que ser plausibles. Claro que hay que distinguir entre información y opinión e interpretación. Pero las interpretaciones tienen que ser también plausibles, no descabelladas, sobre todo si con ellas se viola la intimidad de las personas o
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se roba el honor a las gentes. Las interpretaciones deben ser plausibles. La primera sub-meta de los bienes internos es, pues, aumentar la libertad de los ciudadanos mediante informaciones contrastadas, opiniones fundadas e interpretaciones plausibles. La segunda sub-meta consistiría en potenciar la libre expresión de las opiniones. Evidentemente, los medios de comunicación tienen que promocionar la libre expresión de las opiniones, para evitar dictaduras, para evitar autoritarismos. Pero, como decía esta mañana Rosa María Alfaro, no sólo la libertad de expresión de los profesionales, sino también la de los ciudadanos. Porque parece que los profesionales siempre están luchando por su libertad de expresión, pero no entienden que los ciudadanos tienen que expresarse también a través de los medios, y que por lo tanto tienen que aupar la imaginación al poder, para dejar espacios en que la ciudadanía pueda expresarse. Yo no sé qué experiencia tienen ustedes en este punto; la mía es que, en España, cuando le dan un micrófono a una persona dice cosas muchísimo más sensatas que las que dicen el intelectual y el político de turno. Las gentes de la calle dicen cosas sensatísimas. Como decía una persona del público en una charla: a veces los mejores artículos de opinión de un diario son las cartas al director. Yo he leído “cartas al director” espléndidas y he leído artículos de opinión deleznables. Hay que dejar a la gente expresarse, porque la libertad no es sólo la expresión del profesional, sino también la de los ciudadanos que llevan tanto tiempo sin decir nada. Hay que potenciar la libertad de expresión de los profesionales y también la de los ciudadanos, y para lograrlo hace falta aupar la imaginación al poder. La tercera sub-meta consistiría en fomentar una opinión pública razonante, no sólo ofrecer plataformas, sino potenciar el debate, la deliberación, buscar opiniones de gentes diversas. En España, por ejemplo, organizamos congresos sobre gitanos donde no hay ningún gitano; en todo caso, uno o dos. Cuando han de ser los propios afectados quienes cuenten cómo les van las cosas, y entonces descubrimos un auténtico océano. Descubrimos que estábamos equivocados, que éramos unos paternalistas y que ellos estaban pensando en una cosa muy distinta de la que nos imaginábamos.
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Hay que construir esa opinión pública con los afectados, potenciar una opinión pública razonante, que genere pueblo, y no masa. Y en cuarto lugar, entretener. Los medios de comunicación tienen que entretener, sobre todo la televisión y la radio. También hay unas parcelas de entretenimiento en la prensa, pero la televisión tiene la misión de entretener cuando llegamos cansados por la tarde a casa. Claro que sí, no faltaba más. Pero se puede entretener de muchas maneras. Y ahí es donde empieza el reto, porque hay que entretener con imaginación y con calidad. Todos hemos visto esos programas de entretenimiento, a los que se llama “prensa del corazón”, en los que se trata de investigar los divorcios, las historias de gentes que además están encantadas porque les han pagado para sacar los trapos sucios. Recuerdo con horror cuando mis alumnos dijeron “eso es una democracia, cuando todos se pueden insultar”. No, claro que no, la democracia descansa en la deliberación serena de las gentes que pueden alcanzar una meta común, que piensan que tiene algo que puede unirles. Se puede entretener de muchas maneras, hay una gran cantidad de programas de entretenimiento muy dignos, que no hace falta que sean educativos, y en esto se mide también la imaginación y la calidad. Estas son las cuatro sub-metas que yo incluiría en la meta general, en el bien interno de la actividad mediática. Y hay que vivirlas, a mi juicio, desde un marco de principios éticos, que son los que hoy día caracterizan a nuestras sociedades. Esos principios éticos son principalmente tres: El primero de ellos es “no instrumentalizarás”. Es el primer principio de la ética moderna, de todas nuestras sociedades, el principio de no instrumentalizar a los otros. La clave radica en esa afirmación de Kant, en La Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, según la cual en el mundo hay algo que es fin en sí mismo, que tiene un valor absoluto, que no sirve para otra cosa, que no se le puede hacer servir para otra cosa, porque es algo que tiene dignidad y que no tiene precio. Eso es la persona humana. Los seres humanos tienen dignidad y no tienen precio, y no se puede instrumentalizar ni manipular a aquello que tiene dignidad y no tiene
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precio. Por eso los medios de comunicación, como el resto de las esferas sociales, incluida la política, no deben instrumentalizar a las personas. Y eso es muy difícil, porque los medios tienen un gran poder y una gran capacidad de manipulación. Pero “no manipularás” y “no instrumentalizarás” es el primer principio de la ética moderna. El segundo de ellos es “sí, empoderarás”. La famosa palabra que en inglés se dice empowerment, y en español, empoderar. Empoderar es dar poder a las personas para que ellas hagan su vida. Nunca hay que hacerles a los demás la vida, sino dar poder a las personas para que ellas hagan su vida. Los medios tienen que empoderar a la gente, no resolverle los problemas ni manipularle, sino darle fuerzas para que deliberen entre sí, para que puedan hacer frente a su vida. El tercer principio dice “es preciso tener en cuenta dialógicamente a los afectados en aquellas cuestiones que les importan”. Todo ser humano es un interlocutor válido, al que hay que tener en cuenta dialógicamente cuando se trata de cuestiones que le afectan. A mi juicio, pues, los bienes internos de la actividad mediática y estos tres principios compondrían una ética de los medios de comunicación. Medios de comunicación y sociedad Pero, ¿es posible hoy en día que los medios de comunicación y todos nosotros alcancemos esos bienes internos, o es muy difícil? ¿Estamos en una época en la que los bienes internos se han cambiado por los bienes externos, poder y dinero? A mi juicio, hay dos enormes riesgos que hacen muy difícil que los medios alcancen su meta. El primero de ellos se expresa diciendo que “información es poder”. ¿Han oído hablar del “cuarto poder” que muchos pensamos que es el primero, o que el primero, el segundo y el tercero conspiran y se ponen todos de acuerdo, de modo que no hay ciudadanos, sino vasallos y esclavos? Ciertamente, información es poder en dos sentidos fundamentales. El primero de ellos es que los medios de comunicación construyen la realidad y nos construyen la conciencia. Como decían Berger y Luckman, hay una construcción social de la realidad, una construcción de la conciencia de los ciudadanos.
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Los medios, si son potentes, pueden imponer a la ciudadanía lo que hay que pensar y lo que no; lo que se debe sentir y lo que no; lo que hay que comprar y lo que no hay que comprar; lo que está bien visto y lo que está mal visto. Nos construyen la conciencia, y por eso están expuestos a la tentación de manipularnos, de hacernos decir y pensar lo que ellos quieren. Pero además —y éste sería el segundo lado de la cuestión—, los partidos políticos hoy día pueden ganar unas elecciones si tienen el apoyo de los medios potentes y perderlas sin él. En la sociedad del homo videns, los votantes son las personas que se nutren de los medios, y por eso hay una connivencia inevitable entre políticos, empresarios y medios de comunicación. En algunos países más, en otros países menos, pero los hay en todos. Los políticos buscan el respaldo de ciertos medios porque en caso contrario no consiguen nada, y los empresarios tratan de buscar el favor de los políticos. Y se producen unas connivencias que hacen prácticamente imposible que haya medios independientes. El segundo rótulo que hace difícil que la ética de los medios se cumpla es el siguiente: “información es mercancía” que se compra y se vende. Quien trabaja en los medios tiene que hacerlo en una empresa informativa, que puede ser un verdadero negocio, y tiene que vender porque, si no, no sobrevive, y además ha de aumentar la cuenta de resultados. Y siempre queda la tentación de desalojar a los demás del mercado, cuando en realidad la competencia no se refiere a eso. Una empresa es competente cuando ofrece un buen producto, con un buen precio, generando buenos clientes. Y para eso hay que contentarse con lo suficiente, no buscar el máximo. Los medios de comunicación tienen que aspirar a lo suficiente para mantenerse, para seguir generando clientes, pero no buscar desesperadamente el máximo. “Información es mercancía”, y eso tiene una serie de consecuencias importantes, que —a mi juicio— son fundamentalmente seis. La primera, como hemos dicho, la ética del profesional se tiene que ligar con la ética de la empresa informativa. Hoy en día siempre trabajamos en organizaciones que tienen que ser éticas. Pero llegados a este punto siempre se dice “como es una empresa, sólo querrá moverse por el afán de lucro”. Pero no es así. Porque —y éste es el segundo punto— ha de haber una ética de la empresa informativa, las empresas tienen que ser éticas. Y una empresa que
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hoy en día quiere ser rentable, al menos en un largo plazo, tiene que intentar ser ética. En esto se fundamenta el discurso de la responsabilidad social corporativa. Las empresas tienen la obligación de ser éticas y de aumentar su cuenta de resultados tratando de favorecer a los distintos sectores que están afectados por la actividad empresarial. Pero, en la empresa informativa tenemos un problema nuclear, y es que vende productos espirituales. Ciertamente, si me dan unos calamares en mal estado, no vuelvo a ese restaurante. Si me venden algo que se rompe a los cinco minutos, no vuelvo a la tienda. Pero ¿en qué consiste la calidad de un producto espiritual, como es el caso del producto informativo?, ¿qué es la buena información?, ¿qué es la buena comunicación?, ¿qué es el buen entretenimiento? ¿Qué es y cómo se mide la calidad de un producto espiritual? Tercera cuestión, los ingresos que consigue la empresa informativa proceden del producto principal (información, opinión, entretenimiento), pero sobre todo del secundario, que es la publicidad. La publicidad es central, y para conseguir atraer a la publicidad es preciso hacer programas que atraigan al público. Por eso se dan tantos deportes, porque es en esos programas donde los publicistas quieren insertar sus anuncios. La información es mercancía y la publicidad la mayor fuente de ingresos. Por otra parte, la información se convierte en un producto de consumo, y en este punto sería central que los consumidores nos comportáramos como ciudadanos, no como vasallos que consumen cualquier cosa. El consumidor tiene que ser ciudadano y decidir qué es lo que consume, como intenté mostrar en Por una ética del consumo. Y por último, en los medios de comunicación, para atraer a la gente, es necesario que triunfe lo exótico, lo extraño, lo extravagante, lo llamativo, y no la vida cotidiana. Por eso, parece que el mundo está lleno de psicópatas, de padres que matan a sus hijos, de niños que agreden a sus padres, de maltratadores y terroristas. Cuando, afortunadamente, no es así, pero los periodistas tienen poca imaginación para hacer atractiva la vida cotidiana. Y es necesario ser lo suficientemente inteligente como para convertir en noticia la vida cotidiana, el sufrimiento irreparable, la situación de los vulnerables, la actuación callada de gentes extraordinarias, que forman parte de nuestra humanidad.
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La gente tiene tendencia a decir “es que somos humanos” cuando alguien ha hecho una barbaridad. Pero ¿es que los que hacen cosas grandes no son humanos? También la grandeza hay que contarla de vez en cuando en los medios de comunicación, porque hay gente extraordinaria que además puede servir de ejemplo. Ante esta situación la cuestión es qué hacer. Sugerencias para construir una ciudadanía mediática En primer lugar una legislación bien clara que impida la concentración del poder mediático. Ya sé que es una tentación para los medios concentrar el poder, pero para un país es letal que el poder se concentre, porque entonces la gente no tiene donde elegir y solamente tiene una visión de la realidad. Como no es posible la imparcialidad, es preciso optar por la poliarquía, por distintos centros de poder, por medios de comunicación diversos, por muchas empresas informativas. Poliarquía, y no concentración del poder. Las leyes antimonopolios tienen que ser clarísimas y la promoción de la poliarquía, que las gentes traten de generar empresas informativas, medios informativos para que haya distintas visiones de la realidad donde sea posible elegir. En segundo lugar, y complementario, la poliarquía tiene que ser transparente. Que se sepa quiénes están detrás de cada medio. Si hay empresas, si hay políticos, si hay grupos de poder, que se sepa, que no haya que imaginarlo; que la gente sepa con qué se va a encontrar, qué es lo que va a leer. En tercer lugar, es fundamental la ética de los profesionales de la información, convencidos de que ofrecen un bien valioso. ¿Saben ustedes lo que es un buen profesional? Mi hermana cuando tenía tres añitos les daba clases a las gallinas. Las sentaba en un palito y les daba clases, y la gente decía “esta niña será una excelente profesora”. Es una excelente profesora, pero no porque le daba clases a las gallinas. Un profesional es aquella persona que tiene determinadas aptitudes para proporcionar el bien interno, en este caso de los medios, que tiene unas buenas aptitudes razonables y que se da cuenta de que es un bien tan valioso para la sociedad, que está empeñado en proporcionarlo a toda costa. Que quiere desarrollar su mejor capacidad, porque eso sirve a las personas y eso sirve a la sociedad. Que se esfuerza por hacerlo cada vez mejor. Por eso en
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todas las carreras tendría que haber una asignatura de ética profesional, que fuera la más importante de la carrera. Porque un profesional es quien domina una técnica, pero sabe para qué fin es. Decía Aristóteles, que tan bien hace los venenos, el que los utiliza para matar como el que los utiliza para sanar. Uno puede dominar técnicas, pero utilizarlas para un mal fin. El buen profesional es el que sabe que tiene que dar buenas interpretaciones, que tiene que dar buena información, que tiene que alimentar la participación de la gente, sabe el fin por el que hace estas cosas y para eso tiene que dominar todas las técnicas posibles. En cuarto lugar, la empresa informativa tiene que ser ética y tiene que alcanzar la rentabilidad ofreciendo un buen producto y tratando bien a los trabajadores. Justamente, en las empresas informativas los sueldos son sumamente precarios, cuando deberían ser dignos. Pero también los trabajadores deberían ser tratados como corresponsables, y la empresa ha de colaborar en el medio social en el que se encuentra, de modo que, como decía el profesor Jesús Conil, trate de ser una empresa ciudadana, que la gente la siente como suya, que sepa que los problemas de la ciudadanía le preocupan y que en ella se puede confiar. Y la última pata que nos falta, obviamente es “la ética de los ciudadanos”. Los ciudadanos podríamos cambiar el mundo. Si los ciudadanos consumieran de otra manera, los productores producirían de otra manera. Es necesario construir una ciudadanía mediática, de gente que vayamos calibrando qué es un buen programa, qué es un mal programa; qué es una buena o mala información, qué es una opinión fundada y que es una opinión infundada. Es importante ir formando a ese ciudadano, que se forma desde el hogar y que se forma en las escuelas y se forma en las escuelas de información en las que las gentes tienen que generar también buenos consumidores de la información. Gentes que sean ciudadanas y que no sean siervas. ¿Por qué hay que ser un ciudadano mediático? Una primera razón, porque nos interesa y eso favorece a nuestros derechos. Es bueno que la gente despierte y reclame sus derechos y que no
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esté esperando a que le den todo. El ciudadano es su propio señor, el que no es siervo y el que no es esclavo. El que exige, el que reclama. Nos interesa ser ciudadanos y reclamar nuestros derechos. Pero hay una segunda razón, y es que no sólo nos interesa, sino que es de justicia. Porque el ciudadano no sólo es el que reclama sus derechos, sino también el que asume unas responsabilidades. Y es de justicia asumir nuestra cuota de responsabilidad junto a los conciudadanos para que se protejan los derechos, no solo los propios, sino los de todos. Una tercera razón para ser un ciudadano mediático es nuestra obligación. La palabra obligación, viene del latín obligatio. Ligatio quiere decir vínculo. Las personas no vivimos aisladas, ni en la comunidad política ni en la humanidad. No somos individuos que nacemos como hongos, sino que nacemos en una familia, nos educamos en una escuela y aprendemos que somos personas porque otros nos han reconocido como personas. No vivimos desvinculados, no somos masa, vivimos en ligatio. Nuestras sociedades han olvidado que vivimos en exceso que vivimos vinculados, y cuando a alguien le rechazamos no estamos pecando por omisión sino estamos realizando una acción de negación. Cuando uno sabe que vive vinculado con otro, entonces sabe que tiene una obligación con ese otro. La obligación no es un deber que viene de fuera, sino que brota desde lo más profundo del corazón cuando alguien descubre que está vinculado a otro. No habrá una buena ética profesional, ni tampoco de los medios si no nos damos cuenta que estamos vinculados unos a otros y de que tiene que salir de lo más profundo del corazón ese sentimiento de obligación. Porque entonces preocupa dar buena información, no sólo porque es interesante, no sólo porque es de justicia, sino porque eso sirve a otros que forman parte de mi propia vida. Mientras sintamos que no somos parte uno de otro, las cosas tienen mala solución. Cuando empecemos a sentirnos parte de los otros entonces los problemas tendrán una gran cantidad de soluciones. Las razones para ser ciudadanos brotan también del vínculo compasivo. ¿Vínculo compasivo? ¡Sí, la compasión parece algo repugnante, la condescendencia con que los bien situados miran a los menesterosos! Pero no, no es eso. La compasión es el sentimiento de las dos personas que
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padecen juntas en el dolor y en las alegrías. Que son capaces de compadecer las alegrías y compadecer el dolor. El que no es capaz de compadecer en el dolor no tiene sentido de la justicia, pero tampoco tiene sentido de la gratuidad. El que no es capaz de compadecer en la alegría no tiene el sentido de la convivencia. Es necesario educar en ese vínculo compasivo, que nos hace compadecer la alegría y nos hace compadecer el dolor para generar una ciudadanía cordial, que sea una ciudadanía auténtica. Porque, a mi juicio, la razón compasiva es muy importante, pero no sólo en el dolor, sino también en la alegría, y creo que en este tiempo necesitamos muchos proyectos en ese sentido. Por ello, opté por la compasión en la alegría que me permite dejar como ejemplo la idea del vínculo compasivo a través de la portada de mi libro Ética de la razón cordial. La imagen muestra el cuadro de Joaquín Sorolla “¡Al agua!”, que presenta a dos niños frente al mar. El niño va desnudito con un sombrerito, la niña está cogidita de la mano, con una alegría infinita, con esa alegría infinita de meterse en esa hora de la mañana, en esa claridad del mar, donde está la incertidumbre, donde está la esperanza, donde está la alegría. La alegría enorme de meterse en la vida junto al otro niño, no en solitario, sino cogidos de la mano.
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2. Los medios, constructores de ciudadanía Jesús Martín Barbero Comunicador y filósofo español-colombiano. Integrante del Consejo Nacional de Cultura de Colombia en el área de medios ciudadanos. El presente texto pertenece a una videoconferencia.
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ueridos amigos que se reúnen en Loja para trabajar sobre un tema tan crucial hoy, para nuestros países, como el de comunicación y ciudadanía. Ya que no puedo estar con ustedes voy a aprovechar la tecnología para comunicarme de alguna manera y hacerme presente en sus trabajos.
Vengo de un proyecto de sociedad en el que, con otras gentes, a lo largo de América Latina, pensamos ya a mediados de los años 70, que hablar de comunicación es mucho más que hablar de medios, pues hablar de comunicación es hablar de actores de prácticas sociales, procesos culturales, políticos pero pronto una cierta dicotomía entre la manera como pensábamos los medios grandes, los medios comerciales y nuestros pequeños medios alternativos, nos llevó a pensar en una especie de comunicación verdadera y comunicaciones falsas. Poco a poco fuimos aprendiendo dónde estaba la veta para nuestro trabajo no era en —lo pequeño es hermoso— sino en la capacidad de asumir las contradicciones que vivíamos tanto en nuestros pequeños medios —porque en ellos también había muchas veces autoritarismo, había adoctrinamiento— como en la posibilidad de abrir brechas en los medios masivos. Lo que quiero decir es que hubo un momento crucial que tuvimos que asumir, que la relación de las mayorías con los medios masivos necesitaban ser pensadas de una manera mucho mas integral, mucho más com-
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pleja y en ese sentido todo lo sucedido en los años 70 ha hecho todavía mucha más espesa y opaca la relación entre ciudadanos y medios. La idea de la que quiero partir es la siguiente: se la debemos a un antropólogo mexicano Guillermo Bofia, quien fue el único que se atrevió en América Latina a hacer una pequeña historia de cómo los libertadores de América Latina no vieron en la cultura de los indígenas de estos países la existencia de culturas políticas. Se hicieron las revoluciones pero se hicieron con concepciones ilustradas, europeas, de tal manera que los indígenas acabaron siendo fiestas, mitos, ritos, idiomas y carne de cañón, de tal manera —como dice Guillermo Bofia— que desde aquel momento las culturas políticas de estos pueblos quedaron fuera del proyecto emancipatorio, de tal manera que lo único no mestizo en América Latina es justamente la política. Esta reflexión de Guillermo Bofia es importante cuando vemos cómo la política que hacen los políticos en la mayoría de nuestros países se ha vaciado de simbolismo, ha perdido capacidad de convocatoria; por otra parte, nuestras poblaciones comienzan a buscar y comienzan a crear y a construir muchas formas de ciudadanía, es importante que comencemos a diferenciar algo que mucho tiempo nos lastró pensar que todo era ideología —una cosa es ideología y otra cultura política. Yo quiero rescatar este concepto ahora que hemos empezado a valorar tanto las dimensiones culturales de la vida, las dimensiones culturales del desarrollo, de la emancipación, los derechos culturales como derechos básicos de los seres humanos; creo es muy importante pensar en serio qué ha pasado con las culturas políticas de nuestros pueblos, qué ha pasado con sus formas de hacerse ciudadanos. La crisis de la democracia La crisis de la democracia en América Latina tiene, a mi ver, dos dimensiones que necesitamos pensar en su relación muy cercana con nuestras maneras de pensar la comunicación. La primera tiene que ver con la disyunción entre democracia política, democracia social, democracia cultural. El politólogo chileno Norbert Lerner nos dejó un espléndido libro Las sombras del mañana donde hacía una reflexión a cerca de cómo para la mayoría de los latinoamericanos la democracia se había ido volviendo
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indiferente. No es que no quisieran democracia sino que al haberse desligado de los procesos de igualdad social, al encontrarnos en una situación, en la que al revés tenemos mayor desigualdad social que en los años 6070, al volverse cada vez más impredecible la vida de la mayoría de los latinoamericanos, al tener menos capacidad de decidir sobre su propia vida por la precariedad del empleo, incluso por pérdida de empleos, mucha gente ha ido perdiendo fe en las formas de la democracia. Pero de otro lado hemos vivido también una dicotomía que no solo tiene que ver entre lo social y lo político, hemos vivido esa otra dicotomía que han trabajado Alain Touraine, Chantal Mouffe, Bauman entre la concepción de lo público, como algo que tiene que ver con las grandes decisiones de la economía y de la política, y de otro lado esos mundos de vida, esa vida cotidiana de la gente que quedaba al margen, y que cuando la política fue algo realmente vivo, la política mediaba entre las lógicas de la economía de la gran política y las lógicas de la vida cotidiana, la lógica del reconocimiento, las lógicas de la solidaridad, etc. En la medida en que no solo la gente constata en su vida cotidiana esta incapacidad de la política de hacer efectivo el desarrollo social, la redistribución, la inclusión y mas bien constata lo contrario, que la democracia puede convivir con el crecimiento enorme de la exclusión. Pero por otro lado en la medida que los procesos mas cercanos a la vida cotidiana que se desligan también rotundamente de lo que tiene que ver con el mundo oficial de la política, no es extraño que la gente joven no tenga ningunas ganas de enredarse en ese mundo, que siente tan poco capaz de hacerse cargo de su miedos, de sus preocupaciones, de sus esperanzas, de sus sueños. Y justamente creo que a donde deberían apuntar nuestras maneras de pensar la comunicación, es a cómo reinsertar en la vida política, y en la vida política a todos los niveles que hoy lo tenemos, porque hoy sabemos que la política no la hacen solo los políticos, la hacemos los ciudadanos a través de muy diversas formas de organizaciones de movimientos de asociaciones —cómo reubicar al interior de nuestras culturas políticas nuevas las sensibilidades—, los modos de sentir, los modos de pensar, los modos organizarse de la gente joven, de manera que nuestras propuestas de comunicación no sean que dejen fuera lo mismo que deja la política oficial. Que sean propuestas capaces de posibilitar que lo mejor
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de la gente joven se reencuentre al interior de nuestros proyectos de cambio social, de nuestros proyectos de transformación de la democracia, de nuestros proyectos de hacernos cargo de la heterogeneidad que viven nuestros países. A partir de aquí quisiera señalar unas dos o tres pistas para el trabajo: Primera, la necesidad de asumir esa crisis de la representación política y empezar a trabajar a fondo en las nuevas densidades que tienen los procesos de reconocimiento socio cultural. No estoy diciendo que no se necesite parlamentos, partidos políticos, sin embargo creo que de lo si estamos convencidos es que nosotros no podemos seguir pensando una vida política sin cambiar radicalmente eso que entendíamos por política en términos de mera representación formal. Creo que lo que nuestra gente está buscando cada vez más es visibilidad social, visibilidad cultural, visibilidad política y para eso necesitamos abandonar profundamente cierta concepción de salvadores, de libertadores, de emancipadores, que con doctrinas de afuera hicimos una revolución, pero que no nos da para poder construir ahora el tipo de sociedad y de ciudadanía que queremos. Segunda, esto va a exigir retomar al viejo Weber, porque él ya habló de cómo dejado a su pura evolución el sistema político y económico acabaría convirtiéndonos en una “jaula de hierro”, es decir la racionalización del mundo, este buscar las puras lógicas racionales a partir de la cuales se produjo el orden llamado moderno supuso dejar sin sentido, dejar sin magia, dejar sin encanto, dejar sin misterio muchas de las dimensiones claves a partir de las cuales se realiza y alimenta el sentido social, habría que devolver todas las mediaciones de lo sensible, de lo visible, de lo corporal, de lo emocional, devolvérselo a la política, devolvérselo al trabajo ciudadano para asumir que hoy día la visibilidad por ejemplo no es solamente una dimensión del show de los políticos, la visibilidad es un campo de disputa estratégico sobre qué tipo de país cabe en nuestros proyectos de sociedad. Finalmente, yo creo que muchos de nosotros nos movemos no solo en el campo del análisis de los grandes medios, nos movemos en la vida, en la producción, en las búsquedas de medios ciudadanos.
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Hoy uno de los títulos más importantes que tengo es que hago parte del Consejo Nacional de Cultura de Colombia en el área de medios ciudadanos (estamos un creador de una emisora de radio comunitaria en un lugar en plena guerra de Colombia y un investigador, representando medios ciudadanos). Esa historia que hemos vivido de grandes sufrimientos debería poder enseñarnos que hoy día lo alternativo, lo comunitario ya no encuentra su verdad en aquello que de alguna manera significaba lo local y lo popular, sino que lo halla en su capacidad de articular lenguajes, sensibilidades, modos de narrar locales a proyectos de país, cada vez más a proyectos de construcción de la patria grande. Yo creo que los medios, en Colombia por ejemplo, están reinventando la democracia desde pequeños municipios, desde barrios, desde emisoras de colegios, pero que es capaz de dar lugar, de dar cabida a los problemas y a los sueños de los barrios. Si nosotros fuéramos capaces de ir articulando estos medios hacia un proyecto en el que lo local de los temas, lo local de la agenda no impida el tener una mirada hacia el país entero y hacia América Latina, creo que todo lo que hemos venido investigando, todo lo que hemos venido trabajando encontraría una forma eficaz, realmente fecunda, a la hora de poner la comunicación al servicio de la construcción de ciudadanos cada día más capaces de hacerse cargo de sus sociedades.
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3. Obstrucciones democráticas y nuevos roles ciudadanos para la comunicación Rosa María Alfaro Moreno Comunicadora e investigadora de la A.C.S. Calandria, Perú.
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ientras que la comunicación crece en influencia en nuestras sociedades, ésta simplifica su campo de acción en el modo de producirla. La preparación de sus conductores se circunscribe al manejo técnico o instrumental desde el saber hacer: mediático, Internet y redacción periodística. El marketing y la propaganda crecen sobrevalorados, mientras que la relación entre comunicación y política se reduce al relato noticioso sin contar con un marco de políticas públicas de comunicación. Hoy comprender/conocer y renovar creativamente casi no es posible. La comunicación se centra más en sí y su negocio que en su relación con la sociedad. Comunicadores y periodistas suelen estar en pugna. Se desconoce al ciudadano nombrándolo como simple consumidor sin una mirada integral, cultural y social, ligada a su condición de público no satisfecho con la oferta mediática. La evaluación de lo que hacemos no regresa. Los propios avances de la comunicación alternativa, popular, educativa y comunitaria, requieren de una revisión permanente y seria sobre lo que se hace. Lo que uno busca y logra no son líneas consecuentes. Para todo ello requerimos de una mayor y mejor articulación entre teoría y práctica, como de una evaluación permanente de lo que hacemos. Se valora poco la ética y estética implícitas en lo que hacemos, salvo excepciones. El análisis no retorna a los medios.
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1. Tiempo de innovaciones y movimientos Asistimos en Latinoamérica a un proceso de producción teórica y práctica que transitó de posiciones simplistas que asumían conceptos de cultura, comunicación y política como dimensiones parceladas y extrañas entre sí, o ubicándolas en una relación exclusiva de dominación ideológica, para dar paso a una comprensión más compleja del rol que juegan los medios desde miradas interdisciplinarias que buscan entender la comunicación y su importancia en construir ciudadanía. Ello significó un detenimiento en los públicos como sujetos de múltiples pliegues y no como una caja de resonancia mediática. Esta nueva corriente llevó a definir a los medios como mediaciones culturales1 y a los sujetos como actores inmersos en mixturas entre modernidad, tradición y nuevas culturas urbanas, locales y globales, produciendo conceptos más complejos como: hibridaciones culturales2 presentes en diversas industrias culturales de lo cotidiano3; incorporación de culturas populares en la masiva4; relación entre cultura y globalización como un fenómeno de mundialización5. La audiencia cobró así un rol de sujeto comunicativo y cultural6. Se estudiaron diversos géneros como la telenovela7 que visibilizó un campo cultural rico en construcción de imaginarios y reconocimientos comunicativos populares, incluyendo la reconstrucción de la política8, lo que explica por ejemplo la relación entre melodrama y populismo9. Muchos autores más forman parte de este torrente de producciones que buscaban entender la cultura más allá de los límites establecidos y trascender la visión socio1 MARTÍN BARBERO Jesús. De los medios a las mediaciones, publicado primero en Gustavo Gili en los 1987 y vuelto a publicar en 1997 por el convenio Andrés Bello, además de traducciones del texto en otros idiomas. 2 GARCÍA CANCLINI, Néstor. Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Grijalbo, México, 1989. 3 BRUNNER, José Joaquín. Cartografías de la modernidad, Dolmen Ediciones, Santiago de Chile. 4 ALFARO, Rosa María, PINILLA, Helena, TELLEZ, Rubén, GOGIN, Gina. Cultura de masas y cultura popular en la radio peruana, Calandria-Tarea, Lima, 1990. 5 ORTÍZ, Renato. Mundialización y cultura, Alianza Editorial, Buenos Aires, 1997. 6 OROZCO, Guillermo. Televisión y audiencias: Un enfoque cualitativo, Universidad Iberoamericana y Ediciones La Torre, Madrid, 1996. 7 Diversos autores. Estudios sobre culturas contemporáneas, Volumen II, febrero 1988, números 4-5. Programa Cultura, Universidad de Colima. Dedicado a las telenovelas, investigaciones latinoamericanas dirigidas por Jesús Martín Barbero. 8 REY, Germán. Balsas y medusas. Visibilidad comunicativa y narrativas políticas, Cerec-Fundación Social y Fescol, Bogotá, 1998. 9 SUSTI, González Alejandro. Seré millones. Eva Perón: melodrama, cuerpo y simulacro, Biblioteca Estudios Culturales, Buenos Aires, 2007.
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lógica del análisis comunicativo. Así cultura y política se entramaron con la comunicación dependiendo de ella. Los ciudadanos se miraban en los medios en presente y futuro definiéndose frente al poder incluyendo el suyo propio. Ciertamente fue y sigue siendo toda una corriente irreverente de reflexión y pensamiento renovador. Nuestro continente, además, ha generado procesos de conocimiento ligados a la acción, evidenciando que ese divorcio entre teoría y práctica era falso y que llevó a confrontaciones innecesarias. La acción comunicativa en la sociedad está también mutando, en un clima de fragmentación social preocupante10. Giuseppe Richeri11 sostiene que las nuevas tecnologías aluden a referencias democráticas cuando más bien estarían difuminando la agenda pública, creando una falsa sensación de apertura, más bien se estaría pulverizando la comunicación. Pero a la vez se está enarbolando el respeto a los derechos humanos, como señal de reapropiación democrática. Las agrupaciones sindicales, organizaciones de base y movimientos sociales, planificados y unidos por intereses específicos alrededor de su propia vida e identidad, han dado paso a otros agrupamientos que operan como oleajes desordenados que vienen y se van, teniendo como marco de acción la sociedad. Éstos se sustentan en compromisos individuales de indignación y protesta que se unen por coincidencia de intereses o propuestas. Constatamos que nos estamos convirtiendo en sociedades en movimiento, alentando una nueva voluntad de ser “alguien” y de generar avances participativos. Se manifiestan desde llamadas o cartas a medios para presentar quejas, movilizaciones que ocupan ciudades y barrios enteros, cadenas de Internet o celulares, expresiones llamativas en las calles, actividades de solidaridad en espiral de crecimiento, entre otras. También están las grandes movilizaciones que no sólo demandan cambios sociales sino que buscan actoría, dejando de pedir ayuda para reclamar justicia. Son simbologías de un posible nuevo poder que se va reproduciendo hasta cuando se conversa. Esa línea de protesta fue en muchos casos propiciada por cambios 10 Ver el texto editado por el PNUD, en Santiago, en 2002: “Desarrollo Humano en Chile. Nosotros los chilenos; un desafío cultural”, en el que se demuestra el vaciamiento de una identidad colectiva privatizándose la vida social. Investigación conducida por LECHNER Norberto. 11 Lo sustentó en una exposición en Sevilla, el 24 de marzo, 2008. Evento sobre “Comunicación, Desarrollo y Cambio Social”, organizado por emARTV, IMEDEA, Ayuntamiento de Sevilla y Junta de Andalucía.
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en la organización estatal y privada (descentralización, instancias reguladoras, leyes de participación ciudadana, de transparencia informativa, de diversidad cultural, responsabilidad social, etc.) Fenómeno que nos habla de ciudadanos activos y descontentos, cuyo discurso se centra hoy en una demanda por ser escuchados y visibilizados. Podemos intuir una perspectiva humanista que se desarrolla desideologizada ante los problemas vividos. Dinámica que se expresa en algunos países por fuera de lo político, en otros es recuperada por caudillos y regímenes autoritarios. En ese sentido, podemos decir que los fundamentos de una participación ciudadana democrática e influyente están legitimándose poco a poco. Uno se pregunta si desde esos procesos particulares no se está configurando ya la primera base de otra plataforma para un nuevo modelo de sociedad. No importa que sean flujos que se van, hay que repensar el modelo de sociedad a la luz de este dinamismo producido desde abajo que requiere ser mejor interconectado. También está el surgimiento de observatorios y veedurías, de conquistas sociales específicas. Hay leyes reguladoras de acceso a la información y transparencia como de medios, también innovaciones en los poderes judiciales. Algunos medios escritos han perdido antiguas intransigencias, tendiendo a la pluralidad. Sin embargo, el escenario de conjunto sigue siendo complejo. El sujeto como ciudadano individual si bien es menos pasivo que antes, a la vez está inmerso en confusiones e incertidumbres. La relación entre culturas colectivas e individuales ha sufrido transformaciones, sin eliminarse unas a otras y buscando más bien su convivencia. Ello nos interpela a conocer mejor la identidad del ciudadano y cómo éste se reubica en la política como público de medios. Inclusive, cada persona si bien es a la vez única, dentro de sí guarda diferencias y conflictos. Las interpelaciones que la vida moderna le ofrece, generan interacciones, comportamientos y valores varios que almacena y procesa de manera desigual. No habría, por lo tanto, unidad preestablecida, estaría mas bien sujeta a lugares y grupos en que se encuentra, con diferentes aplicaciones de sus propias fronteras de identificación. Chantal Mouffe en ese sentido cuestiona la visión simplista del sujeto anunciando que problemas y fraccionamientos nos habitan a todos.
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Un individuo aislado puede ser el portador de esta multiplicidad: ser dominante en una relación y estar subordinado en otra. Podremos entonces concebir al agente social como una entidad constituida por un conjunto de posiciones de sujeto que no pueden estar nunca totalmente fijadas en un sistema cerrado de diferencias; una entidad constituida por una diversidad de discursos entre los cuales no tiene que haber necesariamente relación, sino un movimiento constante de sobredeterminación y desplazamiento12. Las confusiones políticas que se viven hablan más de su posicionamiento sociocultural que del poder. Hay un desencuentro ente ciudadanía y sistema democrático formal que constantemente aparece en toda su vulnerabilidad, casi en agotamiento. No siempre está asentada la cultura democrática. Las demandas y cambios percibidos son más comunicativos que políticos. La homogeneidad opera en lo político y la diferencia en lo sociocultural. Para los ciudadanos ver-se y escuchar-se en los medios significa ese reconocimiento valorativo que les permite medir diferencias, con respecto a la identidad y otras posiciones que se toman en la vida económica, social y política. Es mirar la propia heterogeneidad y las responsabilidades políticas que de allí emergen entre diferentes. Se va construyendo diversas ideas de comunidad. El deseo de vivir juntos o cerca desde individualidades no unitarias es hoy una nueva dinámica de agrupación cultural y de acción política altamente movilizadora que subraya la importancia de la libertad personal pluralista, en creencias, idioma o costumbres y más allá de ellas. Saber definir y procesar cambios es el reto de hoy. 2. Democracias y esferas públicas débiles: Reorientación ciudadana del antagonismo Las bases conceptuales de la democracia generadas en estos tiempos son más significativas que aquellas iniciales que la colocaban como único bastión de sociedades liberales sostenidas por poderes económicos que legitimaban el negocio de unos cuantos. Conformaban de alguna manera una máscara que ocultaba tanta injusticia existente en el mundo. La formalidad del orden de poderes con funciones y contrapesos, paradójica12 MOUFFE Chantal, El retorno de lo político. Comunidad, ciudadanía, pluralismo, democracia radical, Paidós, Barcelona, 1999, p. 110.
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mente seguía siendo vertical, sin asumir las desigualdades para disolverlas. Este asentamiento interpretaba como algo natural esas exclusiones evidentes. Ello obligó a pensadores y activistas a encontrarle otras pistas para definir una Otra Democracia. En ese sentido se fue generando una metamorfosis haciendo de la democracia un principio ético y una forma de vida, con el apoyo de la filosofía. El generar un movimiento de demócratas radicales hizo diferencias y la máscara fue cayendo, recogiendo realidades existentes. Se empezó a establecer procesos de integración entre democracia y justicia. Hoy ambas dimensiones están legitimadas por separado, están presentes como parte de los derechos humanos y de los múltiples acuerdos mundiales. Nos toca a todos establecer conexiones pues no es posible una democracia sin justicia, ni una justicia sin libertad personal y pública. Es en ese sentido que lo social recupera sentido haciendo enganche con lo político. Y la participación comunicativa recobra otra perspectiva, en la medida que los problemas sociales se asumen y transforman democráticamente. Así recuperamos la democracia para la inclusión social, valiéndonos de la libertad política. En esa línea es interesante el pensamiento de Chantal Mouffe al nombrar a la democracia como una paradoja. Los poderes autoritarios usan la democracia en sus límites menores porque esconden problemas sociales referidos a injusticia y ausencia de libertad, mientras que la democracia las evidencia, las hace visibles, como también sostienen Norberto Bobbio y Hannah Arendt. Es decir, la democracia siempre será difícil y compleja de cara a los conflictos existentes. Los comunicadores están para develarlos sin estancarse en la denuncia desde otras rutas complementarias. Aquella que permite descubrirla como es, en tensión con ella misma, descubriendo sus posibilidades de cambio. Y a la vez configurarla en temas de deliberación. Es decir, estamos ante un triple reto: visibilidad, debate y propuestas de cambio para que se emprendan y exijan. La construcción de una esfera pública es lo que permitiría un ejercicio democrático real. La misma autora, siguiendo el pensamiento demócrata radical, asume que los sentidos de la democracia tienen que ver con la superación de antagonismos entre ciudadanos y grupos políticos, quitándole fuerza a esa confrontación que busca eliminar al contrincante. Propone el agonismo, es decir el que legitima diversidad y debate, no buscando homogeneidad
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sino convivencia entre diferentes, incluso confrontación. Las sociedades en destrucción interna o externa están involucradas en este movimiento exterminador. Recordemos que la democracia es generadora de vínculos, por lo tanto es altamente comunicativa. La ciudadanía es así una noción referida a la pertenencia de todo sujeto a una sociedad democrática, como lo formula Adela Cortina. La definición misma de Estado se refiere a esa ciudadanía como parte y sustento base del mismo, ligada y protegida en tanto le asisten derechos y le generan responsabilidades. Deja de ser comprendida como pueblo que indica más bien una identidad social subordinada a los sistemas de autoridad política y homogenizada, a pesar de las múltiples diferencias existentes. La formación de una cultura deliberativa supone aprender a escuchar y no sólo dar la palabra. Tomar lo que dice y propone el otro, desde su lugar de enunciación sea mediático o directo, para entender, aprender y buscar salidas, es una tarea comunicativa no siempre asumida. No se trata de una identificación con el caudillo, siendo contrario a estas formulaciones. Encontrar las diferencias y darles sustento es también tarea comunicativa y asumirla como construcción de ciudadanía. En muchas experiencias de radio y televisoras alternativas, educativas o comunicativas, se sigue nombrando al público como pueblo que requiere ser ayudado, como destino de políticas comunicativas de carácter proteccionista. No puede existir ciudadanía sin convivencia, ni acuerdos de respetos y apoyos mutuos. No es posible la intransigencia absoluta ni el rechazo a la crítica. 3. Ciudadanías de opinión, sin información Asistimos a un proceso que devalúa la información, a pesar de las nuevas tecnologías. Las investigaciones realizadas en el continente revelan a un ciudadano que sabe perfectamente cómo debiera ser y cómo tendría que ser el mundo, aunque no esté provisto de mucha información o argumentación al respecto. Es decir, “el deber ser” está claro, no el “cómo hacerlo”. Porque las transformaciones prácticas necesitan de información y ordenamiento de lo que se piensa hacer y el proceso a seguir. Las mediciones cuantitativas pintan a un ciudadano con posiciones definidas pero cambiantes. Cuando se pregunta sobre la información en que se basa para opinar, no pueden responder. Las adhesiones son cada vez más
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emotivas y hasta de identificación, típica reacción populista que alimenta estos tiempos. Los medios, especialmente la televisión, son operadores de climas o atmósferas emotivas, no precisamente racionales, fácilmente comunicables. Opera más la búsqueda reactiva que la analizada. Estamos ante un reto periodístico severo. Fue interesante, por ejemplo, indagar sobre la equidad de género, ampliamente aceptada por la población. Cuando se les pregunta quiénes deben asumir tareas domésticas y públicas, es apoteósico el ideal de compartir y ser iguales; pero cuando esa misma pregunta aterriza e interroga sobre su propia vida cotidiana, la lógica cambia13: no hay equidad y se afirma que los datos estadísticos de violencia familiar son ciertos. Peor aún, hay quienes no aceptan la no violencia contra la mujer, sólo en principio, porque sostienen que en el caso de malos comportamientos de la mujer, como la infidelidad, ella si merece el golpe14 pues el castigo es artefacto popular lícito. En muchos casos también notamos la complicidad de muchos con la publicidad y las imágenes de mujer que proyectan15. Igualmente sucede cuando la mayoría estaría a favor de las mujeres en la vida política incluyendo la presidencia, calificándolas como capacitadas y honestas, incluso están a favor mayoritariamente de la ley de cuotas16. Sin embargo cuando se enfrentan a aspirantes precisas la opinión toma otro rumbo y un gran sector ciudadano no vota por ellas cuando las candidaturas masculinas dominan17. Sí se las asume para algunos cargos pero no necesariamente presidenciales18. El estado sigue siendo predominante en la comprensión de la sociedad aunque hay evoluciones desde 1997 cuando no se reconocía a la sociedad civil menos aún su importancia en el quehacer político19. Hoy existen mayores conocimientos al respecto. Pero las brechas de comprensión de la complejidad económico-social se vislumbran poco en la política. Hay quienes por ejemplo en ese momento se reconocían como parte del 13 “Modernidades discursivas e inequidades de género”, Calandria, Lima, 1997, p. 11. 14 “Modernidades discursivas e inequidades de género”, Calandria, Lima, 1997, p. 11. 15 “Descifrando enigmas. Responsabilidades privadas y públicas del varón y la mujer”, 1997, pp. 22-23. 16 “Buscando la equidad en el Congreso”, Calandria, Lima, 2000, pp. 21, 24. 17 “De igual a igual. Tiempos para la mujer en la política”, Calandria, Lima, 1998. 18 “La política sí es cosa de mujeres”, Calandria, Lima, 1998, p. 5. 19 “¿Hacia un estado neoliberal?” Comprensiones y valoraciones de la población sobre los cambios del Estado, Calandria, Lima, 1997.
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Estado, pero los temas de conversación entre la gente no eran políticos sino sociales. La disociación entre su ser social y político es evidente. En ese sentido si bien hay un descentramiento de la política hacia otros campos de atención, la tendencia noticiosa e informativa sigue dándole importancia al Estado, aunque sea desde su desacralización privada o de escándalo. Porque el Estado está cada vez más en los confines de la vida propia. El orden no es un resultado de la convivencia sino tarea impuesta desde fuera de la ciudadanía. La culpabilidad estaría siempre en el Estado y al mismo tiempo se espera todo de él, a pesar que la furia colectiva en contra es evidente y altamente explosiva. Muchas protestas callejeras tiene ese tinte de búsqueda de la dádiva y del paternalismo estatal. Unos se sienten ciudadanos, otros aún pobladores y los deberes son entendidos como sanciones normativas, no como actos de responsabilidad con el país. En general notamos que la democracia está asociada al desarrollo social. Si no cambia la vida de la gente pierde sentido la política. Es decir en las valoraciones de los sujetos sobre la democracia ésta es aún sólo un sistema de gobierno. Quieren vigilar al Estado20, pero los medios lo hacen por ellos. La impotencia nos habita culturalmente y no sabemos cómo procesarla. Es decir la apuesta al Estado está hecha a la vez de todo y nada. Debemos también anotar que esta opinión pública es sumamente variable en nuestros países, transita por los vaivenes de la noticia o el acontecimiento político que llame más la atención. El político expresa tal desavenencia pues cuando adquiere poder se acerca a esa barbarie de ganar frutos para sí. No somos sólo hijos de una modernidad tardía sino de otra altamente desigual, la que es juzgada desde una posición de contrapeso o ganancia a como salga. Quizá nuestro mundo sensible lo sea, pero frente a la realidad concreta se juzga sin admitir incertidumbres. Todo ello nos habla de un ciudadano impotente, pues mira la modernidad y la añora pero está al frente de la misma, no compromete el poder hacer-se de otra manera, tal como figura en los discursos de los derechos humanos y del progreso. Ciudadano que le es difícil ubicarse en la política. Una política de información descriptiva en los medios que no conecta sentimiento con argumentación, información con opinión, no ayuda a ubicarse y comprender. 20 “Vigilar para conquistar la democracia”, Veeduría ciudadana-Calandria, Lima, 2001, p. 21.
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La desazón frente a la política y los políticos ha tendido a aumentar. Se deformó así el proceso de integración ya iniciado al modelo democrático. En el Perú, en el 2002, percibimos desengaños y hasta furias colectivas, explicables en parte porque era posible quejarse, porque hubo un crecimiento de la oposición y los medios denunciaron los problemas más álgidos de nuestra historia, dejando de lado muchas informaciones que hablaban de una reconstrucción del país. Las encuestas que se publican hoy en los periódicos dan la impresión que ese despego crece, agrandándose las distancias entre ciudadanos y políticos. Y efectivamente, si sólo se presenta lo que está mal estamos ante una vorágine imparable. Aparentemente, en ese contexto la democracia sí es cuestionada, más aún cuando nunca tuvo un arraigo significativo en la cultura política ciudadana en muchos países latinoamericanos. Entonces, cabe preguntarse, ¿cuál es el rol democratizador de los medios en el corazón de tales realidades objetivas, procesadas subjetivamente? Desde la gente, la radio y la prensa local permiten conocer la actualidad política cercana mientras que la televisión es nacional o muestra lo que ocurre en las grandes urbes21. Los grandes periódicos, en cambio, se abren al mundo. En países como Colombia la radio es un referente político importante y más integral. A pesar que tales medios tienen más credibilidad en algunos países que otros, están sufriendo un evidente deterioro. Pero lo que está mal no son los medios exclusivamente sino la propia relación entre medios y política que es poco clara y por lo tanto sospechosa. A los medios se les pide objetividad y crítica22 pero también que hagan pensar. Todos están por la participación ciudadana en los medios, pero pocos ejercen ese derecho. Están cerca y están lejos a la vez23. El ser constantemente interpelado por las encuestas y por la publicación casi semanal de sus resultados, ha ido generando un referente cultural del quehacer político como objeto de consumo que sirve para orientar su propia opinión como bien lo afirma Noelle-Neumann24. Ello ha ido generando una ecuación simple. La información no es relevante porque 21 “La democracia también se hace con los medios”, Calandria, Lima, 1998, pp. 5-13. 22 Ibid, p. 32. 23 Ibid, p. 33. 24 NOELLE-MEWMANN, Elisabeth, La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social, Paidós, Barcelona, 1995.
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no permite comprender, no explica el funcionamiento de la realidad, se ahoga en los detalles. En ese camino, opinar es quizá más importante que votar y participar, es hacerse sujeto político desde una posición que no se nutre de información y que va comprobando que no la necesita. La opinión se ha convertido en un valor social que legitima a la ciudadanía y la expresa, a pesar de frívolas trampas estadísticas y de interrogaciones, pues desde ellas no se busca el disenso sino el consenso y la homogeneidad. Nos estamos convirtiendo en sociedades de “opinión”. Curiosamente si bien se es crítico frente a los medios a la vez el ciudadano se siente cercano a ellos y hay una demanda de cambio altamente exigente, pidiendo regulación de los mismos25. Es decir, no sólo hay descontento, se maneja bien la oferta especialmente audiovisual. Pero los vínculos no son sólidos sino más bien siguen la lógica del mercado y no precisamente la de la identificación. En lo político se considera que la información que se ofrece es dudosa. La propia gente no valora las franjas electorales26 porque no se acepta que la clase política tenga tales beneficios. La condición de público ha sido trabajada por los medios desde su homogenización “darle a la gente lo que a la gente le gusta” según porcentaje de encendido o compra. Estamos ante un posicionamiento en la sociedad. No se toma en cuenta que no es sólo espectador, sino que al ver se mira a sí mismo y se ubica, interactuando su vida privada con la pública. Busca ser reconocido y se alegra cuando sus culturas y sus interrogantes aparecen. 4. Participación y proceso educativo con tejido sociocultural y político Necesitamos repensar el lugar de los medios educativos, comunitarios y alternativos, en medio de tantos procesos truncos. La participación no es valiosa por sí misma, sino cuando crea ciudadanía y aporta a una reconstrucción de la democracia con equidad, donde los nexos entre comunicación, cultura y política se enreden cada vez más. En muchos casos se habla del pueblo y al pueblo no se le reconoce como público ciudadano sino como un compromiso social y político difuso del que habla. El diálogo como interlocución no siempre se establece. Es significativo para 25 Ver ALFARO, Rosa María. “Ya no más basura. Ciudadanía exige regulación y medios de comunicación que nos ayuden a desarrollar”, en: Hecha la trampa hay que instaurar la ley. Veeduría Ciudadana de la comunicación Social y British Council, Lima, 2003. 26 “Los medios en la segunda vuelta”, 2001, p.14.
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muchos casos que el entretenimiento sea considerado sólo como relleno cuando es desde el goce que se aprende del otro y sus límites. Preguntar, interpelar, motivar reflexiones nuevas, desde la subjetividad y el goce. Los contenidos están siendo privilegiados por los medios alternativos. La participación fue endiosada, vale por sí misma y no por su calidad en cuanto a deliberación que va creando consensos y organizando disensos, donde lo racional ayuda a que se procese la pasión, el entusiasmo. Recoger las narrativas populares y allí colocar conflictos significativos, es una estrategia poco usada. El pueblo no es alguien de quien se habla, sino a quien se le habla, con quien se dialoga. Interpelarlo con respeto es fundamental. Colocar ejemplos de cambio. Que éstos sean reales y no simulacros, como sí lo es la política. Requerimos que la gente apueste a su propio valor, las experiencias de periodismo cívico muestran su viabilidad. Se trata de amar lo que se puede hacer. La relación periodismo y ciudadanía debe entrelazarse pues está altamente desarticulada. Muchos asocian democracia a desorden, y buen gobierno a orden vertical. Se estancaron en la democracia formal sustentada en lo electoral, referendos o encuestas. Nuestras culturas políticas no nos permiten aceptar que la democracia siempre será desordenada y está bien que así lo sea porque evidencia públicamente los conflictos, los hace visibles y explica. Mientras que las dictaduras los ocultan bajo el secreto y la protección del líder. La pluralidad no es enfrentamiento entre enemigos que se eliminan, más bien es diálogo y debate. El antagonismo no respeta pluralidad alguna, ni legitima conflictos y diferencias (Mouffe 2000:393927), los oculta o desaparece. Es curioso constatar que muchos medios alternativos sólo presentan una posición. Los gobiernos vienen actuando de manera totalitaria en muchas partes del mundo. De allí que no hayamos podido construir cultura deliberativa y pluralista universal. No hemos aprendido a delimitar temas álgidos y discutirlos, sabiéndonos escuchar unos a otros. Los medios debían permitir aclaraciones.
27 MOUFEE, Chantal. La paradoja democrática, Gedisa editores, Barcelona, 2000.
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5. Ciudadanos del mundo La migración ha significado una reubicación de la noción de territorio y nación. Estamos siendo el azote de las fronteras infranqueables de cada poder político nacional. Si bien se busca inclusión en el trabajo y en la vida de las ciudades, al no funcionar el espacio local/nacional. Pero al mismo tiempo, se envía dinero a los propios países como deuda nacionalista y familiar, significando un aporte económico relevante. Lo que ayuda a redefinir la identidad que admite una apropiación simbólica del mundo. Y se suele establecer nexos entre los que provienen del mismo lugar de origen. De allí que existan tantas manifestaciones culturales en diversos lugares del mundo. El propio conocimiento amplía horizontes de comprensión. El riesgo está en ocultarla, escondidos en la ilegalidad. Ni tampoco existen relaciones con otros del mismo país, salvo momentos de festividades. Y el ser emigrante de alguna manera para los países en desarrollo es casi siempre el informal que se trasladó de los países pobres a los ricos. Muchos no son considerados ciudadanos, en la medida que las normas son más importantes que la necesidad de ser incluido como en su país. Hay muchos que siguen viendo televisión nacional desde un afuera que parece adentro. Los vínculos transcienden cualquier obstáculo y están ingresando a ser una parte importante de las economías desarrolladas. Hay manejo y conciencia sobre los derechos humanos que les asiste, pero se sienten conscriptos por la motivación. Lo que se ve que sucede en el mundo significa construcción de una visión del territorio. El propio turismo, especialmente cuando recibe a gente de fuera obliga a nuestros países a relacionarnos económica y políticamente en momentos electorales. Y también a través de servicios. Se conectan vía Internet luego. La propia producción cinematográfica y televisiva del mundo, menos la radial, ingresa de fuera hacia dentro. La ciudadanía va así más allá del territorio donde nació. Pero la educación y participación ciudadana no tiene un lugar público y sostén legal para desarrollarse, salvo emisoras radiales de emigrantes para emigrantes. Aún no somos ciudadanos del mundo. Los pactos económicos han generado más fluidez en el cruce de fronteras pero no es suficiente. Está por trabajarse. Los medios alternativos debían ser correa transmisora de nuevos movimientos globales del sur.
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4. Las relaciones entre los medios de comunicación, ciudadanía y política1 Mauro Cerbino Profesor-Investigador de FLACSO-Ecuador.
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l modo de la política tradicional se entendía como el espacio de lucha, de la confrontación ideológica entre partidos políticos. El político en la actualidad se representa como administrador eficiente, como aquel que, frente a los enormes desafíos que hay en cualquier sociedad, muestra que puede dar soluciones inmediatas, muchas veces soluciones a corto plazo y a partir de esta oferta se coloca para alcanzar el poder. Si pensamos que la política se ha ido transformando en el sentido de que se ha ido desideologizando, entonces existe un empobrecimiento de la política. Es allí donde asoma el concepto de mediatización de la política. Ésta que se traduce en la relación incestuosa entre medios de comunicación y política. En esta ponencia justamente abordaré la relación entre medios y política y el vínculo que tiene con la democracia. Éstos son vínculos importantes que no se pueden desligar entre sí. La dimensión mediática en el desarrollo de hechos políticos, como el último proceso electoral en Ecuador, nos muestra las tensiones que existen entre la política, la democracia y los medios de comunicación. Aunque con matices diferentes, las reflexiones que se proponen, contienen elementos comunes que permiten confirmar la centralidad del debate en torno a lo que se ha denominado la mediapolítica y el papel imprescin1 Esta ponencia se basa en parte sobre el artículo: Cerbino, Mauro. “Medios, política y democracia”, en: Iconos, No. 16, La mediatización de la política, FLACSO, Quito, mayo 2003.
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dible de ésta en el funcionamiento de las democracias actuales. Sin llegar a sostener, como ocurre desde varios lados, una identificación indiscutida entre medios y democracia o entre medios y política, es necesario poner de relieve cómo hoy estas tres dimensiones: medios, política y democracia, se encuentran en una relación de dependencias recíprocas. De tal forma que no podemos pensar ninguna de ellas sin el concurso de las otras. Plantear así la cuestión es eliminar de entrada cualquier intento de aplicar un enfoque mecánico, de tipo causa efecto, cuando se dice que, dado que vivimos en una “sociedad del espectáculo”, la política fatalmente tiene que espectacularizarse. Más bien cabe preguntarse por la relación entre las transformaciones del quehacer político en la actualidad y el papel de los medios en estas transformaciones, y por la mediatización de la política que, lejos de ser un fenómeno que atañe de modo exclusivo a los medios, se presenta como un escenario de construcción de múltiples vías de las relaciones entre los políticos, los poderes e intereses involucrados, los periodistas y los ciudadanos. Por tanto, es útil evitar tanto la postura de aquellos que piensan que con la mediatización, la política se vuelve automáticamente banal, como la de aquellos que afirman que con el talante de los tiempos que corren hay que conformarse con que también la política sea un hecho de estética antes que de ética. Sea cual fuere el interés de estas posturas, parece observarse en ellas una tendencia a exagerar el papel de los medios, asignándoles una capacidad de influencia absoluta, sobre todo en las decisiones de voto en los procesos electorales. Superar estas posturas significa, a la vez, plantear la cuestión de la mediapolítica como un asunto que obliga a pensar en las nuevas formas de participación y control ciudadano. Estas formas, en última instancia, remiten directamente al tema de la construcción de la democracia en los momentos actuales. Mediatización y pospolítica La mediatización vendría a ser el modo en cómo los medios representan la política de nuestro país. Hay una coincidencia entre el empobrecimiento de la atención ideológica de la política y el modo como representan la misma. Por lo tanto mediatizar la política se refiere a un modo práctico de representación política.
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La mediatización y la pospolítica se refieren a un escenario cuyos mecanismos de funcionamiento sustituyen las tradicionales formas de la política, la conflictividad de intereses ideológicos, la forma de partido y la “comunicación directa” entre políticos y ciudadanos y ponen en el centro de la contienda el paradigma de la “administración eficiente”. Lo que importa en la pospolítica es que los políticos sepan transmitir a los ciudadanos la impresión de que saben cómo administrar eficazmente los problemas previamente identificados y los asuntos de seguridad, empleo, corrupción etc., que más preocupa a la mayoría de la población. Así, los líderes políticos en vez de representarse en programas, estrategias e ideologías definidas, se transforman en personajes, asumiendo el papel de héroes o de hombres comunes que demuestran ser exitosos y carismáticos, como el caso Berlusconi y su triunfo electoral en Italia. Este candidato ha basado toda su campaña en un argumento fundamental: la enorme capacidad administrativa comprobada en el éxito obtenido en el manejo de sus empresas y apelando al valor de “haberse hecho” sólo y desde la nada, lo que demostraría sus cualidades excepcionales. Con ello, encontramos cómo se va personalizando la política, a la que podríamos definir también como la instauración de una egocracia: un régimen de lucha política basada en la exhibición de un yo gigantesco, en la autovaloración de las cualidades individuales y en la consecuente desvalorización o incluso interiorización de los otros adversarios. De lo que hay que tomar conciencia es que la pospolítica se presta para ser espectacularizada por los medios. Pues estos aprovechan y capitalizan las transformaciones ocurridas en la política que han conducido a construir el consenso entre ciudadanos y políticos, basándose en una naturaleza personalista y sentimental, desvinculada de los sistemas de ideas y valores contractuales. Por lo tanto la política se mediatiza en el momento en el que no encuentra otros medios alternativos de comunicación y cuando por su pérdida de profundidad ideológica y empobrecimiento de contenidos programáticos busca vedettizarse en función de las lógicas ya preponderantes en los medios. En una sociedad, como la nuestra, en la que es innegable el papel dominante de los medios, es la empresa política la que se nutre de acontecimientos espectaculares o intenta producirlos. En otras palabras, se puede decir que es la política la
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que se ha espectacularizado y en consecuencia este fenómeno encuentra una coincidencia en la tendencia dominante en los medios, sobre todo televisivos, de producir programas que apelan a lo emocional y a transformar cualquier acontecimiento en un show. Es obvio observar, en este punto, que en ningún ámbito se da un papel tan preponderante de los medios como en la política, dado que es ahí donde se despliegan las relaciones de fuerza y poder a las que no pueden estar inmunes los medios de comunicación. Es más, ha quedado de alguna manera comprobado que los medios en los procesos electorales apuestan por algún candidato, es decir, mantienen una posición definida y expectante con respecto al éxito de la contienda, intentando sacar ventaja por su participación activa en la lucha por el poder. Un aspecto relevante que caracteriza a la pospolítica y su relación con los medios es lo que se define como la democracia de los sondeos. Basada en que la selección de los candidatos y líderes políticos de un partido o movimiento se efectúa en base a los resultados de sondeos. Tales rastreos son fundamentalmente respuestas a preguntas formuladas sobre características personales de los potenciales candidatos: credibilidad adquirida, apariencia sostenida por la visibilidad o imagen de seguridad que transmite. Todas ellas, rasgos persuasivos pertenecientes al campo de la comunicación. Muy lejos de poder afirmar que el cálculo de la intención de voto significa una apertura del universo político a la visión de los gobernados, es necesario subrayar que este mecanismo ha contribuido a descalificar la esfera política, volviéndola una competencia entre personajes con caras etiquetables y reconocibles fácilmente, y en la que prima el orden de las imágenes sobre el orden simbólico articulable en torno a complejos sistemas de conceptos y argumentaciones. La política les asigna los medios de comunicación la función de representar —ante los mismos líderes políticos, partidos y movimientos—, la dimensión de “opinión pública” identificada en los sondeos. Podríamos llamarla como un acto de mediatización de la opinión pública. Existe otro punto de coincidencia entre las nuevas formas del hacer política y la producción mediática. Se trata del cortoplacismo, característica común de ambas esferas. Por ejemplo, en el caso ecuatoriano, los debates que se desarrollan en el Congreso se abren a la mirada del público convirtién-
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dolo en espectador de una especie de drama representado por los diputados: muchas veces se asiste al espectáculo del enfrentamiento verbal y/o físico que, a partir de un libreto oculto, es actuado en función de la presencia y cobertura de los medios sobre todo televisivos. Los medios, sobre todo los televisivos, trabajan con (y son gestores de) la temporalidad del corto plazo, del inmediatismo de los imaginarios cotidianos asociados al consumo. Por su parte, también la política actual se define a partir de la misma lógica temporal. La política “usa” a los medios para dirigirse a los sectores indecisos de la población con producciones mediáticas de impactos visuales emotivos. Esto significa, tendientes a convencer de manera similar a la de la lógica y estrategia comercial. Es así que, según Verón (1998), “los políticos tratando de lograr el dominio de los medios perdieron el dominio de su propia esfera”. La personalización de la política (egocracia) en la que lo fundamental para el político es seducir a los públicos ofreciendo su propia persona como valor y al mismo tiempo desvalorizando al adversario, no son argumentos ni ideológicos ni programáticos sino de tipo moral, se da la mano con la videocracia, es decir, con el régimen mediático de las imágenes que da más elementos para ver que para pensar. Medios y democracia Hay quienes señalan el riesgo de una asimilación automática o identificación plena entre medios y democracia. Pues se afirma que esta asimilación conduce a confundir mediación con mediatización. Por mediación se entiende el ámbito de la producción de la palabra y la argumentación por parte de los políticos, y por mediatización se entiende la función que ejercen los medios. Indudablemente, se trata de una posición que tiene el valor de abrir la reflexión en torno a: si la política puede ser pensada, en la actualidad no como completamente mediatizada y si existe la posibilidad de nuevos espacios de mediación. Las ideas que se formulen dentro de esta reflexión pueden dar luces sobre el futuro de la política y la democracia sobre lo cual tenemos que debatir y reflexionar. Cabría, en este sentido, interrogarse, si a partir del papel que desempeñan los medios, es posible reintroducir la función de mediación, es decir, si las producciones mediáticas se pueden o no articular también alrededor de
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la argumentación sobre temas políticos y viabilizar la instauración del debate y la reflexión en el ámbito de la política. Reintroducir la función de la mediación en los medios significa ir más allá de una información mediatizada concebida como una mercancía más. Significa contribuir al establecimiento en el orden simbólico de un pensamiento crítico y activo que, por ejemplo, logre estimular las condiciones para el ejercicio de lo polémico como uno de los ingredientes más importantes de lo político. Cierto es que el nivel de mediación de la política podría ser construido por ésta, a través de la configuración de medios alternativos a los tradicionales. Internet podría ser uno de ellos; sin embargo, actualmente debemos asumir el reto de pensar esta posibilidad, reclamándola directamente a los medios de mayor difusión en la actualidad. Es ahí donde se juega, en buena medida, la apuesta por la participación política ciudadana. Pues ésta exige el acceso a una información disponible que sea pluralista, de calidad y relevante. Además de una capacidad de lectura de cada ciudadano, basada en el conocimiento y en la actitud crítica. ¿Será posible que la práctica de la participación, con base en el derecho a la información, logre establecer una mejoría en el tratamiento de los temas políticos, como una obligación para los medios, estableciendo así reglas claras de mediación? La respuesta depende de la existencia (o menos) de la exigencia y demanda social desde amplios sectores de la población. Probablemente, la respuesta sea que no hay tal demanda de calidad hacia los medios y que éstos de alguna manera se aprovechan de este vacío para seguir afirmando que lo que ellos producen es consecuencia de lo que la gente quiere ver, leer o escuchar. Últimamente el teórico de la Comunicación Roger Silverstone, en un libro publicado en Brasil con el título de Por qué estudiar los medios, señala la impostergable necesidad de crear una masa de ciudadanos alfabetizados en medios, cuyo objetivo sería constituir un quinto poder de control y fiscalización del cuarto poder (el de los medios). Según él, democratizar a los medios va a ser parte de un proyecto político de formación de los nuevos ciudadanos del siglo XXI. Según mi perspectiva, cuando hablamos de la relación entre medios y política en el Ecuador, debemos preguntarnos: ¿Qué tipo de hegemonía se ha construido en estos últimos cuatro procesos electorales? En los cuales, evidentemente, el movimiento de gobierno ha tenido un éxito tremen-
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do. Esta nueva hegemonía se constituye en un tiempo relativamente corto si tomamos en cuenta que hace solamente diez años atrás asistíamos a una hegemonía constituida para conformar la anterior Asamblea Constituyente, por el bloque de derecha, el Partido Social Cristiano y la Democracia Popular que contaron con la mayoría de los asambleístas. ¿Cómo es posible pensar que en sólo diez años ha existido una reorientación tan importante en la decisión del voto? Hoy vemos que esta hegemonía está constituida exclusivamente desde procesos electorales. Las preguntas que se desprenden de allí son muchas: ¿qué tipo de ciudadanía se ha venido construyendo en estos diez años?, ¿cómo se ha venido dando este cambio que ha permitido este viraje hegemónico en este corto tiempo? Lo que se ha dado en el último proceso electoral para la elección de asambleístas constituyentes, es algo que merece mayor profundización por parte del poder legislativo en materia electoral y es necesario también que el país discuta cómo reglamentar el espacio mediático durante los procesos electorales para permitir un acceso equitativo de todas las fuerzas políticas que se candidatizan. Sin embargo, también pretendemos que las autoridades públicas, sean capaces, de alguna manera, de llamar a un acuerdo nacional en cuanto al papel de los medios de comunicación frente a estos procesos. Un papel que no puede ser relegado solo a fijar las franjas publicitarias sino que los medios deberían asumir más el papel de generar el debate político de cara a la ciudadanía y por lo tanto crear espacios de discusión política en el país. Debemos repensar nuestro trabajo con la gente, crear condiciones para la formación de veedores ciudadanos de la comunicación (de medios). Todo esto con el propósito de tener una real incidencia en la elaboración de las agendas de los medios. Una incidencia que se traduzca en complejizar lo político y la política y que se aparte de tratamientos simplistas con los que hoy se narran en los medios los contenidos de la política, es decir, haciendo concreta la posibilidad de alimentar, profundizar y redirigir el debate político. En suma, se trata de reabrir el espacio de la mediación. Este espacio debe considerarse incluso como participación directa de los distintos actores de la sociedad en la misma producción mediática. Esto permitiría a los
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propios sujetos hablar por ellos y no como meros sujetos representados o narrados por los medios. Es probable que la experiencia que proponemos sea posible a partir del reconocimiento pleno de nuevos actores y nuevas formaciones ciudadanas, como por ejemplo los jóvenes, de los cuales se dice a menudo que son apáticos con respecto a las cosas de la política. Es una afirmación que demuestra, además de la ignorancia en torno a lo que pasa en los mundos juveniles, una cierta resistencia a no querer asumir que actualmente refundar lo político es una tarea compleja que involucra a todos, desde los ámbitos de la cultura y la comunicación, hasta los de la estética, la ética y la responsabilidad social.
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5. La prensa tejedora de sociedad Javier Darío Restrepo Periodista colombiano, experto en ética, miembro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
1. La historia Unos cuadernos en los que se registraban los relatos de los viajeros y que la clientela de los bares encontraba y leía en las barras, entre sorbos de cerveza o tragos de whisky, fueron a comienzos del siglo XVII el modesto comienzo de la prensa. Eran relatos de marinos y de aventureros, que encendían como leños secos en una chimenea, el fuego manso de las discusiones y comentarios entre contertulios. 1.1. Kovach y Rosenstiel1 anotan que esos apuntes merecieron el honor del papel impreso en 1609. Desde entonces los viajeros escritores y sus impresores cumplieron —sin darse cuenta, es lo más seguro— un papel de constructores de sociedad al acercar a las personas alrededor de esas historias de viajes, o de chismes sociales, o de discusiones políticas. Lo que comenzó como un informal curioseo de relatos ajenos, se convirtió muy pronto en un ritual de acercamiento que rompió la soledad de las personas y la pobló con múltiples voces, rostros y miradas. Al hablar de la prensa como constructora de sociedad, es inevitable referirse a ese papel creador de proximidades y de diálogos que ha cumplido desde sus orígenes. De modo significativo Joaquín Gomis anota que la genuina noticia periodística es la que provoca comentarios, la que da combustible a las conversaciones, la que estimula la comunicación entre 1 Bill Kovach y Tom Rosenstiel. Los elementos del periodismo, Ediciones El País, Bogotá, 2004, p. 30.
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las personas,2 que es el mecanismo inicial con que se pone en marcha una sociedad. Anota Max Weber que “la misma comunidad de lenguaje, originada en una tradición homogénea, facilita en alto grado la comprensión recíproca, o sea la formación de relaciones sociales. En sí no implica comunidad sino la facilitación del intercambio social, o sea la formación de relaciones de sociedad”.3 1.2. Esa aparente irrelevancia y trivialidad de los cuadernos de historias desaparece con los periódicos que se multiplicaron en los meses anteriores a la revolución francesa. Un agrónomo inglés, Arthur Young, que por esos días recorría la campiña francesa, se sorprendía: cada momento se producía una publicación nueva; hoy (9 de junio de 1789) han aparecido 13, ayer 16 y 92 la semana anterior. Nosotros nos imaginamos que los almacenes de Debret o de Stockdale en Londres se mantienen repletos de periódicos, pero están vacíos en comparación con los de Desesne o muchos otros en donde apenas si se puede ir más allá de las puertas... Diez y nueve de cada veinte de estas publicaciones están a favor de la libertad y en general son muy vigorosas en contra de la nobleza y del clero. Yo he coleccionado muchas de esa clase. En el último semestre de 1789 aparecieron 350 publicaciones, 150 más en 1790 y 130 en 1791. En la sola ciudad de París aparecieron entre mayo y diciembre de 1789, 184 periódicos; se vieron en ese período todos los periódicos concebibles y en defensa de las más variadas opciones, con el uso de lenguajes y estilos para todos los gustos. A veces se presentaban esos periódicos como hojas manuscritas, algo así como cartas que alguien redactaba y ponía en circulación para que llegaran a los cafés en donde las conversaciones se suspendían para que, rodeado de un silencio de catedral, un lector proclamara el contenido que desataba de inmediato comentarios, réplicas, disputas verbales y reflexiones sobre la vida en el país. En esas conversaciones de café no se hizo la revolución francesa, pero es probable que sin esos intercambios de ideas la revolución hubiera tomado otros rumbos o hubiera retardado su entrada en la historia. Todos esos periódicos, lo mismo que la Enciclopedia de Diderot, aclimataron las ideas revolucionarias en la conciencia de los franceses, que 2 Joaquín Gomis. Teoría del Periodismo, Paidós, Barcelona, 1998, p. 156. 3 Max Weber. Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1997, p. 34.
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es la otra forma como los periódicos hacen sociedad: estimulando el pensamiento, promoviendo reflexiones, convirtiendo a los lectores en participantes activos en los procesos de cambio de la sociedad. 1.3. Los revolucionarios franceses, que venían de padecer la asfixia de una sociedad en la que el monopolio de la expresión y de la información estaba en manos de los reyes, sabían que sin ese aire de una opinión libre una sociedad agoniza, o se inmoviliza. La constituyente francesa al aprobar su artículo 11 introdujo en el mundo un instrumento constructor de sociedad democrática: la palabra libre. Ya la habían conocido los griegos en el ágora y sobre la palabra libre habían levantado los muros de una democracia sólida bajo la convicción de que una ciudad es obra de todos los ciudadanos y que, así como las piedras de las murallas se convierten en bastiones fuertes cuando están unidas y compactadas por la mezcla de arena y cemento, los ciudadanos forman unidad cuando los ha convocado y unido la palabra en el propósito común de hacer ciudad. El destino propio de la palabra es unir, antes que dividir o alejar; por eso el solo hecho de servir como vehículo de la palabra ha convertido per se a los medios de comunicación en instrumentos potenciales para la construcción de sociedad. Tanto más si se tiene en cuenta que la palabra es expresión y estímulo de la inteligencia, luz que señala el camino de los avenimientos y de las alianzas, fuerza que cohesiona al dar vigor a las coincidencias y a la comunidad de propósitos. Dejados atrás los días oscuros en que los ciudadanos silenciados apenas si podían aspirar a ser mirados como súbditos, los revolucionarios franceses aplicaron el poder de la palabra libre a la construcción de una sociedad nueva en la que todos y cada uno de los ciudadanos tenían parte. Así como habían recuperado el derecho de expresarse libremente, habían asumido la responsabilidad y el deber de contribuir a la tarea común de hacer ciudad a su manera. O para ser precisos a sus maneras, porque son múltiples y variadas las maneras de hacer sociedad que tiene la prensa. 1.4. Los periodistas ingleses y de Estados Unidos recuerdan con especial admiración el juicio que en 1735 se le hizo al impresor John Peter Zenger por sus críticas al gobernador británico de Nueva York. Según el derecho
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consuetudinario inglés, esas críticas constituían un crimen semejante al que hoy se les atribuye a los periodistas acusados de desacato en América Central, en virtud de las leyes mordaza o de desacato que imperan en esos países. El abogado de Zenger alegó en su defensa el derecho ciudadano a denunciar y a oponerse al poder arbitrario mediante la difusión de la verdad. Cuando inesperadamente el jurado absolvió a Zenger comenzó a abrirse camino el concepto de una prensa libre para fiscalizar, que fue el que reiteró Thomas Jefferson a George Washington cuando le escribió: “ningún gobierno debe carecer de censores”.4 Idea fecunda en consecuencias, que le daría vida a una convicción sobre el deber que tienen todos los gobernantes de rendir cuentas a los ciudadanos. La prensa construye sociedad y forma ciudadanía cuando sacude la pasividad o la resignación del ciudadano y rompe el silencio malicioso y astuto de los funcionarios que se niegan a rendir cuentas. Con su exigencia permanente de gobiernos que se muevan en urnas de cristal, muestra la confianza fundada en la trasparencia como uno de los cimientos de la sociedad. Lo supieron siempre los poderosos. “Si doy rienda suelta a la prensa no permaneceré ni tres meses en el poder,” escribía Napoleón Bonaparte en tiempos en que el secreto de las acciones del gobernante era un arma del poder y la trasparencia de los poderosos se miraba como una actividad políticamente ingenua y suicida. Desde esos remotos años ya se había iniciado la lucha larga que en el siglo pasado pareció coronar una cima victoriosa cuando un proceso informativo generó tal presión política y moral en Estados Unidos que el presidente Nixon debió renunciar bajo la contundencia del escándalo de Watergate. A pesar del evidente propósito de invisibilizar detrás de vidrios polarizados lo que se movía en la Casa Blanca, la persistencia de dos reporteros y de la redacción de un periódico logró la trasparencia y la rendición de cuentas que la sociedad necesitaba para expulsar los aires contaminados de desconfianza. 1.5. Entre esas dos fechas, el 18 brumario, cuando Napoleón anunció su propósito de impedirle a la prensa cualquiera función distinta de la de hacerle propaganda al régimen, y la de la caída de Nixon, se puede seguir toda una saga de avances y retrocesos, equivocaciones y aciertos, triunfos y derrotas de la prensa para obtenerle a la sociedad el derecho a la traspa4 Kovach y Rosentiel. Op. cit., pp. 30 y 31.
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rencia de sus gobernantes y la consiguiente independencia del periodista respecto del poder. Una de esas victorias y avances es la que recuerdan los que visitan una tumba discreta en la catedral de san Pablo en Londres. En la piedra que cubre unas cenizas florece el homenaje “al primero y más grande de los reporteros de guerra, William Howard Russell,” un hombre a quien se recuerda como un ejemplo porque nunca cedió a las presiones para que hiciera propaganda, en nombre del patriotismo, a las fuerzas aliadas durante la guerra de Crimea. En su despacho antológico: “La carga de la brigada ligera,” relató sin atenuantes, la derrota aliada, en una actitud que rompía la tradición de negarles a los lectores la versión exacta y honesta de lo sucedido en los campos de batalla. Los retrocesos se dieron también en el marco de las guerras, como la de la revolución española en donde, incapaz de ejercer control sobre sus pasiones desbocadas, la corresponsal Martha Gerlhorn —tan apasionada como su esposo Ernest Hemingway— exclamó: “al cuerno con la objetividad, que aquí se trata de derrotar al fascismo”. Una expresión semejante a la que hoy se escucha en Venezuela para legitimar las posiciones partidistas en los medios. En efecto, cuando el periodista pierde su independencia, para servir al poder o para asumir la visión recortada que se tiene desde una trinchera, le niega a la sociedad su aporte propio que es el de una información que, por ser independiente, es creíble y digna de confianza. Y las sociedades, para consolidarse y avanzar, necesitan la seguridad de una información confiable. 1.6. La primera edición del Papel Periódico de Santa Fe de Bogotá, en circulación el 9 de febrero de 1791, presentó a sus lectores como epígrafe una sentencia latina de Livio que rezaba en letras bastardillas: “communis utilitas societatis máximum est vínculum”. En el primer editorial esa sentencia se utilizó como formulación del propósito del nuevo periódico: “la utilidad común será el primer objeto...el máximo empeño de contribuir al bien de la causa pública. “Este periódico, todo periódico entiende que su vocación primera es la de ese servicio que lo compromete en la construcción de sociedad. “Para contribuir al bienestar de la patria,” apareció en 1912, El Colombiano; “para defender y propagar los principios liberales,” circuló en 1887 por primera vez El Espectador; en 1870 había aparecido La Nación de Buenos Aires como “tribuna de doctrina,” y en 1839 El Comercio de Lima para “comunicar los sucesos con la rapidez que
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exigen los negocios”. Con las ideas, con las informaciones los periódicos han nacido como servidores de la sociedad. 1.7. En la primera mitad del siglo XX John Dewey precisó la naturaleza del aporte del periodismo a la construcción de la sociedad: “si se permite a los ciudadanos comunicarse entre sí con libertad, la democracia llegará por sí misma”. Según él, la democracia es el resultado de la interacción humana. En una esclarecedora discusión con Dewey, el columnista Walter Lippmann precisó aún más la función de la prensa. No se trata de gestionar con eficacia los asuntos públicos a través de campañas periodísticas de denuncia, sino de estimular el desarrollo del potencial del ciudadano.5 El proceso histórico de los medios periodísticos ha demostrado que esa discusión iba más allá de lo teórico. De la función paternalista de los periódicos que le decían al lector con fórmulas explícitas o implícitas “esto es lo que usted debe saber, conocer o pensar,” se ha progresado hacia una actitud más respetuosa de la iniciativa de los destinatarios de la información: “estos son los datos más completos de que disponemos,” o “ el proceso en que se enmarcan estos hechos es el siguiente” porque son periódicos que han entendido que su papel es ese: entregar elementos sólidos para una decisión razonada y razonable. 1.8. Parece demasiado pronto para clasificarlo como un momento en la historia de la evolución del periodismo, el año 1988 cuando el debate sobre el cubrimiento de las elecciones presidenciales en Estados Unidos motivó a un grupo de periodistas a examinar su papel en la sociedad. De ese debate surgió el concepto de periodismo cívico y prácticas como la del periódico Charlotte Observer, o la del Kansas City Star, o la del Angus Leader, o la del Wichita Eagle consolidaron una técnica que ha dado respuesta a unos ciudadanos que necesitaban “ desempeñar una función, alzar su voz y hacer cambios de modo que pudieran reclamar su participación en la vida cívica, “según la descripción de Tom Schaffer del Pew Center para el periodismo cívico.6 Los periodistas están desarrollando técnicas que se salen del tradicional canal de una sola vía, aún antes de que apareciera Internet, estimulan la interactividad entre lectores y periódico, convierten sus periódicos en foros ciudadanos, en una palabra, el 5 Kovach y Rosenstiel. Op. cit., p. 37. 6 Con el pueblo... Edición del Pew Center, marzo, 1997.
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lector ha dejado de ser espectador pasivo para ser activo participante. Una versión de ese periodismo fue la que presentó en Colombia la profesora Ana María Miralles, de la Universidad Pontificia Bolivariana en una especialización dictada en esa universidad, de la que ofreció una versión en un curso para redactores del diario El Tiempo. Aplicada esta idea a situaciones concretas, les demostró a los medios de comunicación colombianos las posibilidades de un enfoque distinto en el tratamiento de temas como el de los parquímetros en Medellín, el de la remodelación del centro de esta capital o el de sus problemas de seguridad y convivencia, o el de la restauración de Armenia, una capital destrozada por un terremoto.7 Una aplicación de esos principios hicieron los periodistas de El Colombiano con el tema de la Comuna 13, un sector de la ciudad convertido en territorio de guerra por guerrilleros y paramilitares. El proceso periodístico seguido por el equipo de redactores tuvo el reconocimiento internacional del Premio Rey de España con el que se destacó su valor como periodismo constructor de sociedad. En efecto, se hace sociedad cuando se crea el ambiente propicio para la participación ciudadana; cuando el periódico les deja, a quienes tienen esa función, la de divertir y entretener y toma como su responsabilidad la de promover la aparición de ciudadanos activos mediante acciones de recreación. Entiéndanme bien, periódicos y periodistas no están hechos para entretener ni divertir a nadie, sino para recrear, que es crear por segunda vez. Al término de este recuento histórico de la progresiva toma de conciencia del papel del periodismo en la creación de sociedad, desde aquella etapa primitiva del periodismo como arma defensiva contra las calumnias, hasta el periodismo cívico, aparecen con la fuerza y claridad de consignas estampadas con las grandes letras de un pasacalles, los retos a los que se enfrenta el periodismo de hoy. 2. Los retos Para que el periodismo de nuestro tiempo pueda desarrollar su dinámica creadora de ciudad y de comunidad, debe enfrentar los retos que le plantean la palabra, la libertad y el poder. Un examen de estos tres retos nos 7 Cf.: Ana María Miralles, ed. Una idea del periodismo público, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, 2000.
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aproxima a las propuestas que deben ser la conclusión de esta reflexión. 2.1. El reto de la palabra Según un venerable texto de los Upanishads conservado en la literatura sagrada hindú, “es necesario meditar sobre el lenguaje porque si no lo hubiera no podría conocerse lo bueno ni lo malo, lo verdadero ni lo falso, lo agradable ni lo desagradable. El lenguaje es el que nos hace entender todo eso”. No necesitaron conocer este texto los lectores de diarios de Estados Unidos que, entrevistados en nombre de la Asociación Nacional de Editores de Periódicos (ASNE) en 1998 señalaron como la primera y más importante de las razones para dejar de creer en un periódico, sus repetidos y tercos errores de sintaxis y de ortografía. A juicio de esos lectores, un periódico que no responde exitosamente al reto de la palabra, pierde su razón de ser y empobrece a la sociedad. Al fin y al cabo, “lengua y escritura son el troquel infatigable de la vida en la ciudad romana”. La frase la trae a cuento George Steiner8 cuando cita al lingüista Karl von Humboldt de quien es la teoría según la cual “una civilización se organiza de modo singular, gracias a su lengua específica; la lengua es matriz única y exclusiva de su civilización. La palabra, en efecto, es mucha más que un simple canal de conducción de realidades preexistentes”. Así nos lo demuestran las experiencias periodísticas que, al final de un proceso informativo, nos dejan estas certezas: • Que nuestros textos no reflejan la realidad como ella es, sino como la vemos o la queremos ver, porque no somos espejos mecánicos, sino espejos inteligentes. • Que nuestras palabras cambian la realidad con un poder asombroso que contrasta con la aparente debilidad de un instrumento, la palabra, que parece morir en el instante mismo en que nace. Los lingüistas siguen el proceso y nos llenan de razones para sentir el peso y el poder de las palabras. Vuelvo a Steiner quien desarrolla la siguiente idea a partir de su imagen del lenguaje como horma en la que la realidad toma forma.9 8 George Steiner. Después de Babel, Fondo de Cultura Económica, México, 2001, p. 103. 9 Steiner. Op cit., p. 103.
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¿Cuál lenguaje? ¿El del lector de nuestras noticias? El, desde luego, en su propia horma mental les dará forma a las realidades; pero estas le han llegado a través de la elaboración del periodista y del medio que, a su vez, han entregado su versión de la realidad a través de la horma de sus palabras. Y si bien es cierto que la experiencia asume un orden en la matriz del lenguaje, como apunta Steiner, ese orden puede acercar a la realidad o puede alejar de ella. Según su expresión: “la palabra puede combar los espejos de la conciencia y de los sueños”.10 Entre periodistas suele circular la idea de que los medios reflejan como espejos la realidad; lo que no siempre se piensa es que podemos ser iguales a esos espejos deformantes de los circos. Todo depende de la respuesta que se le dé al reto de la palabra. Nittesheim es otro lingüista que ha investigado los orígenes de las palabras y de episodios míticos como el de la torre de Babel, para llegar finalmente a la afirmación de que las guerras religiosas y la persecución de presuntas herejías, surgen de la Babel de las lenguas. Es el poder perverso de la palabra, deformar y desnaturalizar el pensamiento. Lo decía a su manera, y a partir de su experiencia, el polaco Ryszard Kapuscinski refiriéndose a las palabras de los periodistas, que acercan a los hombres y extinguen los odios cuando aumentan el conocimiento de los otros. También es posible —una triste posibilidad— que esas palabras alejen y, en vez de conocimiento, arrojen sombras y dudas y, por tanto, distancien y profundicen los odios que son hijos del desconocimiento. La respuesta correcta al reto de la palabra, la convierte en factor que fortalece la identidad de las sociedades y de las personas. La tecnología que derribó fronteras y propició los acercamientos de la globalización, al mismo tiempo se convirtió en una amenaza para esa identidad hecha de una historia común, de unos horizontes y expectativas comunes y sobre todo, de una lengua común y de un discurso propio. Repaso los manuales de Estilo y Redacción y encuentro repetida, en distintos tonos, la misma llamada de alerta para defender el tesoro común del idioma y de las palabras con que se teje nuestra identidad. A nuestras sociedades puede sucederles, prolongado en el tiempo, lo que por un breve lapso les sucede a los niños que tempranamente aprenden varios idiomas a la vez, que 10 Steiner. Op cit., p. 101.
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casi inevitablemente tienen que cruzar un túnel de silencio, o un desierto de palabras, porque no parecen encontrar ninguna. Estas sociedades globalizadas difícilmente llegan a entender que para ser alguien en este supermercado universal, se tiene que estar en capacidad de ofrecer algo, y ese ofrecimiento tiene su punto de partida en una identidad. Los que la tengan sobrevivirán con dignidad; los que la pierdan serán los esclavos. No en vano en la Grecia antigua el esclavo era el que no tenía derecho a la palabra. Es inevitable la cita de Humboldt para quien “el hombre se yergue, no porque haya intentado alcanzar el fruto en las ramas, sino porque el discurso no se deja sofocar o amortiguar por la tierra”.11 Quedarse sin palabra, sin discurso propio, se convierte en un paso adelantado hacia la extinción. Los antropólogos y los lingüistas señalan el hecho significativo de las innumerables sociedades tribales que, aisladas por las barreras lingüísticas, se han replegado, como en un retroceso, hacia el enclaustramiento fetal, aislados y agónicos como sociedad. Esa es la tragedia implícita en la cifra de cinco mil lenguas desaparecidas. Cada año se están extinguiendo lenguas que hablaban comunidades étnicas moribundas durante su agonía. Es un reto para los medios de comunicación, el fortalecimiento de la lengua, que es tanto como asegurar la vida de la sociedad. En un bello libro titulado El viñedo del texto, Iván Illich hace el comentario al Didascalion, de Hugo de San Víctor12 y le dedica unos apartes a la figura de los bardos a quienes describe como “los que unían con costuras los retazos del pasado”. Se les llamaba también rapsodas, que en griego significa zurcidores, hombres que con las palabras cosían el pasado con el presente y a un hombre con otro, como eslabones de una cadena. Las sociedades necesitan mantener viva su memoria, no sólo para liberarse del castigo de repetir la historia, reservado a quienes la olvidan, sino porque la memoria es parte de la identidad individual y social. Es la otra respuesta de los medios al reto de la palabra y a su misión natural de construir la sociedad. Como los viejos árboles, las sociedades son más fuertes cuando sus raíces entran más viva y profundamente en el humus del pasado. 2.2. El reto de la libertad Platón conservó para beneficio de la humanidad el discurso con el que 11 Karl von Humboldt. Citado por Steiner, Op cit., p. 101. 12 Ivan Illich. El viñedo del texto. Fondo de Cultura Económica, México, 2002.
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Sócrates respondió a sus acusadores que pedían para él la muerte por el delito de impiedad. El viejo maestro se valió de esa coyuntura para exponer una vez más su pensamiento, para revelar su actitud de suprema independencia frente a la muerte y para hacer un recuento de sus trabajos en la ciudad. Esa ciudad que lo juzgaba, estaba representada en todos los que allí tomaban asiento, o movidos por la curiosidad o con algún partido tomado. El juicio era, de alguna manera, producto de la actividad docente del filósofo, dedicado a formar ciudadanos. El había sido colocado en la ciudad por el dios, como junto a un caballo grande y noble, pero un poco lento por su tamaño y que necesita ser aguijoneado por una especie de tábano. “Según creo, afirmaba, el dios me ha colocado junto a la ciudad para una función semejante y como tal, despertándoos, persuadiéndoos y reprochándoos uno a uno, no cesaré durante todo el día de posarme en todas partes”. Los tres verbos, despertar, persuadir, reprochar corresponden a otras tantas actividades con que el periodista construye sociedad; pero todas ellas son posibles si el hombre tábano, según el lenguaje socrático, como el filósofo de Atenas aparece ante la sociedad con la convincente desnudez de su independencia. Traigo a cuento este episodio del juicio a Sócrates porque allí aparece la respuesta al reto de la libertad, bajo el argumento apodíctico de un hecho histórico. La de Sócrates no es una libertad de discurso, coloreada o iluminada por la retórica. Como la de Sócrates, la libertad de la prensa debe ser algo más consistente y sólido que los enunciados de buena voluntad o que la retórica. La estatua de la libertad que domina, espléndida, en la bahía que da acceso a la ciudad de Nueva York, es un elocuente reclamo retórico que expresa de alguna manera la utopía de la libertad, pero que plantea ambigüedades e interrogantes severos. Por ejemplo, el que aparece cuando, al examinar la historia de ese monumento, se encuentra el detalle significativo de que la base de la estatua se construyó con los donativos de los lectores de los periódicos de Joseph Pulitzer. ¿Son los lectores, convocados por el viejo patriarca del periodismo, los que sostienen en alto la imagen de la libertad? Es lo que aparece reflejado en ese culto idolátrico de la libertad a la que se le concede la entidad de un valor absoluto, que se debe buscar y defender por
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ella misma, como un fin de las vidas humanas. Tal es la idea que surge de entre las nubes de incienso que arrojan sin pausa los turiferarios y oficiantes del culto idolátrico de la libertad. Las utopías necesitan símbolos y expresiones sensibles que estimulen y mantengan vigentes sus altas metas, pero es evidente que de ninguna manera el significante debe reemplazar al significado. Cuando el tema de la libertad de prensa o expresión se despoja de los tonos heroicos de la retórica, esta es la realidad escueta: • Que no puede haber libertad de prensa si previamente no se cuenta con periodistas libres. La base de ese grito retórico que es la estatua, son periodistas que han construido, ellos, sin ayuda de nadie, su propia libertad. Sin esos periodistas libres, todo lo demás es ilusión, ficción del entendimiento, creación en el viento. • La libertad de esos periodistas es creación de cada uno. Nadie nos da la libertad y para ser libre nadie tiene necesidad de pedir permiso. Con el mismo énfasis habría qué decir que en esa tarea de hacerse libre, nadie puede ser reemplazado por nadie. • Nadie es libre; todo ser humano, en cambio, es un constructor de su propia libertad en un proceso que nunca termina y que todos los días se reinicia. • Los logros de ese trabajo no son fines en sí mismos. La libertad es un instrumento al servicio de la construcción de ciudad. Cuando esto se entiende y la libertad encuentra un motivo histórico, desaparece el mito y aparece una dinámica capaz de transformar. En efecto, toda sociedad, como los grandes ríos, bajo una apariencia de serenidad oculta debajo de la superficie poderosas corrientes de intereses con un potencial fragmentador y unas energías latentes sin objetivos ni orientación, que limitan la visión que la sociedad tiene de sí misma y de las demás. En este contexto aparece la necesidad de una mirada no condicionada por intereses individuales o de grupo y con la capacidad suficiente para abarcar el horizonte de toda la sociedad, más allá de las limitaciones de grupos, de los condicionamientos partidistas y de la compartimentación de conocimiento que imponen instituciones, partidos o credos. La independencia aparece así como un servicio social. Es la condición para ver y oír por todos y de contribuir a los acercamientos, al progreso conjunto,
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a los sueños de todos con el conocimiento independiente. Kant, al describir la naturaleza de la libertad apela a una imagen seductora: la del águila que navega soberana por los caminos del viento, sin obstáculos ni límites, dueña del espacio, del cielo y de las alturas. Reflexiona el filósofo que ese vuelo soberbio es posible porque el cuerpo del ave se apoya en el viento y vence su resistencia; que si en algún momento desapareciera esa resistencia, el vuelo del águila sería imposible. La libertad no significa ausencia de resistencias o de presiones, sino el esfuerzo victorioso para superarlas y anularlas. La libertad con que se construye ciudad es, por tanto, una victoria sobre la resistencia de obstáculos y de límites. 2.3. El reto del poder Aún sin necesidad de que el periodista crea en el mito del periodismo como cuarto poder, es inevitable sentir que cuando uno trabaja en un medio de comunicación se encuentra metido en las entrañas del monstruo. Esta imagen, utilizada para hablar de periódicos poderosos, da la idea de un enorme poder en reposo, a punto de activarse y sugiere el reto de utilizar ese poder como otros lo han usado. Dentro de la cándida hagiografía de los periodistas, se destacan las páginas brillantes de acciones heroicas: tumbar un presidente, dejar al desnudo a un corrupto, acorralar a gobernantes, ricachones o banqueros; pero yacen sepultadas en un olvido pudoroso las enormes cantidades de noticias y de piezas periodísticas que han pasado sin pena ni gloria. Los medios de comunicación se usan para poder, porque tienen un poder. Con ellos se han construido candidaturas, en ellos han nacido gobernantes y poderosos; están al comienzo de la gloria de campeones, científicos de renombre, escritores deslumbrantes y figuras memorables del espectáculo; más de un premio Nobel y de una figura influyente en la política tiene deuda con ese poder. Tanto brillo y atractivo explican que la respuesta al reto que propone el poder a los medios siga ese camino. Es posible, sin embargo la otra respuesta. Es cuando el poder de los medios construye sociedad porque: • Crea realidades nuevas que son las que resultan de una mirada y un conocimiento integrales de los hechos. Al inaugurar el Foro de las
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Culturas el alcalde de Barcelona manifestaba que ese era su sueño: la sociedad distinta nacida de ese poder. Decía: “Si a la democracia, la libertad y los derechos humanos, le añadimos la difusión masiva de la información, se abre una nueva perspectiva”. Es cierto, no hacen los medios de comunicación ni la democracia, ni la libertad, ni los derechos humanos, pero son utopías de la sociedad que los medios de comunicación hacen más cercanas. • Es parte de ese poder la apertura al futuro. Son dos clases de sociedad las que hoy aparecen: las que se han estancado en el tiempo porque para ellas el futuro es una sentencia que firman e imponen sobre las espaldas de los pueblos los demonios o los dioses, o los astros; en todo caso es una carga que otros arrojan y que en nada pueden modificar los mortales. • Las otras sociedades son las que ven el futuro como su obra. El presente aparece así como un futuro que comienza, y el futuro como el resultado de las acciones y decisiones de hoy. • En la configuración de esas dos sociedades tiene que ver su información. Hay una visión de las realidades diarias que concentra la atención en unos hechos sin pasado, sin contextos y sin consecuencias; son hechos contados con avaricia de notario y miopía de actuario, que bien pueden corresponder a la escena fragmentaria que deja ver el ojo de una cerradura o el chisme de cafetería. Esta información pobre y desvertebrada no da instrumentos para gobernar el presente y mucho menos para construir el futuro; al contrario, la información con aliento y ambición, desentraña el presente para leerle cuanto lleva escrito de futuro, bajo la convicción de que todo hecho tiene consecuencias y que el conocimiento de las consecuencias permite condicionar el futuro. • Ese poder de leer el futuro, que antes se les dejaba a videntes, horóscopos y manipuladores de cartas, hoy lo racionalizan la prospectiva y el buen periodismo que orienta a las sociedades en la exploración de lo posible. Ir mas allá de lo que muestran los sentidos, investigar las causas de los hechos y preguntarse por lo posible es otra forma del poder de los medios. En toda realidad hay una dimensión que se mantiene invisible hasta que alguien la visibiliza: es lo posible. Ese perio-
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dismo que estimula el progreso de las sociedades, que en cada pieza de comunicación riega semillas de entusiasmo, que mantiene un alto nivel espiritual de iniciativa, es el que pone el poder de lo posible al servicio de las comunidades. Es el periodismo que está difundiendo esperanza, porque aún en el relato de los más sombríos episodios insiste en buscar salidas y en hallar propuestas. Todo esto parece la visión de un soñador. Y lo es. Soy consciente de que al describir este panorama de un periodismo constructor de sociedad, parezco haber abandonado la realidad. A esa percepción le encuentro una explicación: nos hemos acostumbrado tanto a la pesadilla, que lo normal se nos aparece como un sueño. La pesadilla del periodismo negocio, del periodismo poder insolente, del periodismo entretenimiento y diversión, del periodismo escándalo, ha hecho desaparecer los perfiles propios de una actividad que nació de la necesidad de acercamiento entre las personas y de conocimiento de los hechos para asumir su control y dominio. Al explorar las posibilidades de esta actividad como instrumento para hacer sociedades fuertes y dinámicas, ricamente humanas, se nos ha revelado la verdadera naturaleza del periodismo que parecía desaparecer sepultada bajo el peso de unos soberbios imperios de papel que la han minimizado. En cambio y por contraste es una vieja imagen la que revela la naturaleza de este poder. Relataba Marco Polo que en el imperio de los mongoles se utilizaban 200 mil caballos para transportar un material leve pero precioso que no podía dejarse a merced de los estragos del tiempo, aunque era resistente a las lluvias, a las nevadas, a los soles ardientes del desierto y a los largos recorridos. Esos caballos transportaban palabras. La información que comunicaban las cartas y los documentos, permitía el progreso de los negocios de gobernantes y de empresarios particulares, aquietaba y sosegaba a los que soportaban incertidumbres, pero por sobre esos resultados, las palabras mantenían unidos los más distintos y apartados confines del imperio. Era como si las patas de esos caballos tejieran con su galope los lazos con que se fortalecía la unidad de un imperio que con Gengis Khan llegaba desde las costas del pacífico hasta las llanuras europeas y que sus sucesores extendieron hasta el mar Caspio y el Cáucaso.
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Hoy no se necesitan caballos para transportar palabras; con una eficacia que asombraría a Gengis Khan, los satélites transportan de un lado al otro del mundo todas las palabras de todos los hombres, pero la unión que entonces tejían las palabras es hoy tan frágil como el papel, no porque hayan perdido su fuerza, sino por debilidad de los que las dicen y las reciben, inferiores quizás a los que en aquellas épocas bárbaras, necesitaban caballos para transportarlas. Y es que ellos sabían bien cuál es el peso y el poder de las palabras.
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6. Las posibilidades y límites de una reinvención José Valencia Profesor y coordinador del Programa de Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
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onsigno las siguientes reflexiones a partir de mi experiencia personal en el “caso ecuatoriano”, como director de una organización de la sociedad civil —Participación Ciudadana— que lleva cinco años trabajando por el fortalecimiento de la institucionalidad democrática y la promoción de derechos políticos, y como observador de las dinámicas de la política y la ciudadanía en el Ecuador. Mi perspectiva no proviene, por tanto, desde los medios, sino que se dirige “hacia los medios”, desde la sociedad civil. El tema de este panel envuelve a tres sujetos sociales y sus interacciones: la política, la ciudadanía y los medios. Propone también que consideremos que uno de esos actores, los medios, puedan reinventar a la política y reimaginar a la ciudadanía. Los signos de interrogación que enmarcan a esta posibilidad nos plantean si es posible tal reinvención y tal reimaginación. Y, si lo fueran, yo añado, ¿hasta dónde? o ¿en qué medida y contextos? Partimos de tres supuestos que, en el tema del panel, se leen entre líneas. En primer lugar, que la política no da para más, que es menester cambiarla, reinventarla, renovarla. Quien viva en este país no hallará difícil comprender que este primer precepto es evidente. El segundo supuesto, plantea que la ciudadanía debe reactivarse, reimaginar su praxis, reorien-
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tar sus miras. Nuestra ciudadanía, poco organizada y frecuentemente presa de un manejo oportunista y manipulador de la política, requiere también de un soplo de vida que la reactive y haga ganar independencia y eficacia. Y el tercer elemento apunta a identificar qué pueden hacer los medios para motivar cambios benéficos en lo antes descrito. En este trabajo iniciaré por establecer las principales deficiencias de la política ecuatoriana y las limitaciones de un accionar ciudadano en el país. Luego buscaré analizar qué podrían hacer los medios de comunicación para contrarrestar esos fenómenos y en qué medida. ¿Qué anda mal con la política ecuatoriana? No todo. Y bien vale esta indicación inicial a fin de que no se entienda ésta como una visión gratuitamente alarmista o exagerada. Lo bueno de la política ecuatoriana, es su bajo nivel de violencia física. En contraste con otros países latinoamericanos, Ecuador se ha caracterizado por un mínimo de conflictividad violenta en lo político: las campañas electorales no registran usualmente hechos de sangre ni siquiera importantes actos de violencia, la inestabilidad política de los últimos diez años —donde incluso se han cambiado a tres presidentes (y un efímero triunvirato) sin un solo disparo— no ha dado pie a olas represivas y no existen en el país grupos que persigan idearios políticos por la vía armada. Aparte de ese alejamiento de los abismos de la violencia, poco más de positivo se puede encontrar en la política. Quizá unos cuantos líderes sobre quienes hay consenso de que son honorables y honestos, y ahí sí, pare de contar. El resto del accionar político está marcado por cuatro factores negativos: • la falta de confianza ciudadana en los actores políticos; • el persistente deterioro de la representación política; • la ineficiencia de las instituciones políticas; y, • la percepción social de un alto nivel de corrupción en las instituciones públicas. Estos cuatro factores se conectan entre sí. No se puede hablar de uno en forma aislada de los demás. Sin embargo, trataré de hacerlo por propósitos
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meramente metodológicos. Así espero “aislar” elementos a partir de los cuales reflexionar la posibilidad de que los medios reinventen la política. La falta de confianza ciudadana en los actores políticos ecuatorianos es patente. En el estudio Auditoría de la Democracia – Ecuador 2006 (Seligson:2006) se aprecia que los índices de confianza en los partidos políticos ha pasado del 21,4% al 15,1% entre 2001 y 2006 (Seligson:88). El trabajo anota que los partidos y el Congreso, dos instituciones, estrechamente identificadas por los ecuatorianos, a mi entender, “registran los niveles más bajos de confianza de entre todos los grupos analizados” (Seligson:88). Que los partidos políticos, canal de conducción de la representación política se encuentren en crisis, está claro para todos los ecuatorianos luego de las elecciones del 30 de septiembre. Esta opinión coincide en realidad con el panorama latinoamericano. En La Democracia en América Latina (PNUD, 2004), los propios líderes (un amplio 59%) de partidos de la región sostienen que éstos sufren una crisis institucional, no están cumpliendo adecuadamente su función y que el desprestigio en países como Argentina y Ecuador ha alcanzado un grado extremo (PNUD:156-157). El Congreso Nacional, expresión de la representación política, tiene bajísimos márgenes de confianza ciudadana: han descendido entre el 2001 y 2006 del 24,7% al 16,7% (Seligson:88). Los ecuatorianos no se sienten representados por el Congreso, paradójicamente tras haber elegido a sus integrantes sólo meses atrás. El presupuesto central de la democracia representativa está, pues, seriamente afectado. Al menos a primera vista, los ecuatorianos no confían en quienes eligen. Las causas son variadas y concurrentes: partidos políticos no democráticos y poco transparentes, percibidos como grupos de interés; campañas electorales donde predominan discursos demagógicos, el clientelismo y el abuso del gasto electoral y la publicidad; sistemas electorales inadecuados (la confianza en el Tribunal Supremo Electoral se situó en el 32% en 2006 (Seligson:88), aunque el TSE conserva más aceptación que los partidos); y la percepción de que el Parlamento es ineficaz, centro de avance de intereses de los propios diputados y fuente de inestabilidad política. Cabe señalar que hay una excepción a este denominador común de desconfianza ciudadana en las instituciones y la representación. Los gobiernos
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seccionales, concretamente los municipios, son más apreciados por la ciudadanía que otras entidades públicas. La Auditoría por la Democracia observa que “mientras más cercana o directa se la relación de la institución con la estructura estatal o con la maquinaria gubernamental, menos dispuestos están los ciudadanos a confiar en las instituciones” y que los municipios son una excepción a la regla de la desconfianza “quizá por el alto nivel de personalización de la política en los espacios locales” (Seligson:93). La percepción de corrupción institucional es patente entre los ecuatorianos. “¿En qué pensamos los ecuatorianos al hablar de democracia?” (2007), un estudio cualitativo a través de grupos focales, de Tatiana Larrea, traza un mapa de los males del sistema en cuyo punto central los participantes en el estudio colocan a la corrupción, que influye en malos políticos y agudiza los problemas económicos y sociales (Larrea:43). La gente cree que la corrupción “no terminará nunca” y que si ésta persiste “los problemas no se arreglarán jamás” (Larrea:42). En el estudio de Seligson (53) se recuerda que en la medición de niveles de corrupción para América Latina del Instituto de Control de la Corrupción del Banco Mundial para 2004, se sitúa al Ecuador en el cuarto lugar, al final de la tabla, entre 18 países. El índice del país, un tanto superior al 25%, se debe contrastar con el máximo porcentaje del 90% que obtiene el país mejor evaluado (Chile) y una media regional de aproximadamente el 50%. El estudio de Seligson (60-61) contiene también datos específicos del Ecuador, donde porcentajes elevados de ecuatorianos declaran haber visto a autoridades recibir coimas (30%), haber sido víctimas del pedido de coimas por parte de empleados públicos (15%); y, haber pagado coimas en distintos ámbitos de la vida social (refiero cifras de 2006): en servicio eléctrico (11,7%), trabajo (7,3%), municipio (14,6%), servicio de salud (8,7%), cortes (23,2%) e institutos educativos (13,2%). El estudio por supuesto anota la notoriedad de grandes escándalos de corrupción pública que ocuparon las primeras páginas de la prensa nacional, pero observa en las malas prácticas se manifiestan también en circunstancias que tienen que ver con la cotidianidad social al encontrar “que en el 2006, casi la mitad de los ecuatorianos en edad de sufragar indicaron haber sido víctimas de la corrupción, al menos una vez en el transcurso del año” (Seligson:68).
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Una buena parte de ecuatorianos se clasifican entre los excluidos del sistema y son extremadamente críticos contra los pocos a los que consideran incluidos (Larrea:76). Estas percepciones se acoplan con la visión de que la institucionalidad política se encuentra dominada por intereses de grupos de poder, que el ámbito de lo público se halla subordinado a lo que en el estudio del PNUD se refiere como “poderes fácticos”. Los líderes políticos latinoamericanos mencionan, en primer lugar, entre quienes ejercen el poder en sus sociedades a los grupos económicos, el sector financiero y medios de comunicación (entre el 64,9% y el 79,8%); y sólo asignan menciones a las tradicionales tres Funciones del Estado en porcentajes que van del 8,5% (Judicial) al 36,2% (Ejecutiva) (PNUD:155). La no participación ciudadana Al igual que lo hice en la sección anterior de este trabajo, debo alertar que no todo está mal en la sociedad ecuatoriana en materia de vida comunitaria. Varias experiencias de solidaridad, de redes vecinales, de vida en colectividad, se verifican en todo el territorio nacional. Sin embargo, sostengo que esos valores de acción colectiva en lo social se manifiestan con baja intensidad en el campo político, en áreas donde el habitante de un territorio asume y activa sus derechos para constituirse en ciudadano. Por ello tomo prestado este título del estudio de Tatiana Larrea, quien señala que la experiencia principal de participación de la gente en la vida social ecuatoriana se realiza al margen de los procedimientos institucionalizados en democracia: manifestaciones, movilizaciones, paros, etc. (Larrea:71). Tal es así que se ha establecido casi un sinónimo entre protesta y acción ciudadana, protesta que se cristaliza sólo en casos excepcionales —frente a la desatención persistente de las autoridades por planteamientos concretos; por la desidia que origina un hecho crítico; por escándalos en el uso del poder. En lo demás, la acción ciudadana es esporádica, inconsistente y desorganizada. Larrea (71-72) observa que la no participación ciudadana, interrumpida por las explosiones antes referidas, tiene varias razones que explican una suerte de “miedo a participar”: impotencia frente a un sistema político que se ve perdido, indiferencia por escasa confianza en las fortalezas propias, comodidad frente al estatus quo, percepción de incapacidad y soledad social, entre otras.
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Seligson también identifica similar fenómeno e intenta medir el nivel de participación en la ciudadanía ecuatoriana a partir de estudiar varias facetas de la vida social: reuniones religiosas, de padres de familia en centros educativos, juntas vecinales, asociaciones religiosas, sindicatos, cooperativas, grupos cívicos y partidos políticos. El autor reporta una disminución en el índice de participación entre 2001 y 2006, que —no nos debe sorprender— es marcadamente mayor en el caso de la participación política; sólo la participación en actividades religiosas mantiene una tendencia creciente en el país (Seligson:35-38). El estudio del PNUD analiza el fenómeno de “no participación” desde la esfera de lo institucional, esto es no tanto de la acción ciudadana en general cuanto de su intervención a favor del ejercicio de derechos legalmente establecidos. Para el efecto se recuerda el planteamiento de O’Donnell, quien habla de “ciudadanía de baja intensidad” para referir que “en América Latina una proporción considerable de las ciudadanas y los ciudadanos no pueden ejercer sus derechos civiles y son discriminados, pese a que sus derechos políticos están razonablemente protegidos” (PNUD:145). Atribuye el autor esta realidad “a barreras objetivas, como la debilidad del Estado democrático de derecho y el efecto de las desigualdades sociales extremas” (PNUD:145). El enfoque del PNUD traza un vínculo entre lo institucional y lo social. Catalina Delpiano, en esa línea, observa que “ciudadanía nos remite a la idea de una estructura de derechos y responsabilidades de las personas en su relación con el Estado y la comunidad política”; y que la participación de ésta en la vida política se orienta no sólo a la selección de gobernantes sino también a la intervención en “la elaboración, ejecución, seguimiento y evaluación de la política gubernamental” (Delpiano:1). (Aunque interesante como referente de acción colectiva, la participación en temas religiosos medida por Seligson no calzaría sino quizá indirectamente en este enfoque.) Larrea y Seligson nos refieren un bajo nivel de participación política en el Ecuador. Los dos autores identifican que en las excepcionales circunstancias en que ésta se produce, se verifica a través de canales y con métodos al margen de la institucionalidad democrática —con protestas, manifestaciones y paros—. A juzgar por las tesis de O’Donnell y Delpiano,
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factores estructurales e institucionales se combinan para explicar la baja participación de la gente, a los cuales Larrea añade consideraciones de orden cultural o de actitudes colectivas. Sobre la base de la anterior descripción general y teórica intentaré elaborar un menú de factores que explican la “ciudadanía de baja intensidad” que existe en el Ecuador, con miras a sustentar la tercera parte de esta presentación, que reflexionará sobre qué pueden hacer los medios frente a los panoramas descritos. A mi entender los factores estructurales, institucionales y de cultura política que limitan la acción ciudadana son lo siguientes: Fraccionamiento de la sociedad ecuatoriana debido a varios fenómenos: situación económica, acceso a la educación formal, dinámicas geográficas (regiones y subregiones), intercomunicación y comunicación, exclusión étnica y lingüística, discriminación de género, entre otros. Debilidad institucional: instituciones rehenes de grupos de poder, ineficiencia administrativa, corrupción, bajo índice de respeto a la ley y al Estado de Derecho, sistema de representación política con escasa legitimidad y confianza de la gente, partidos políticos desprestigiados, etc. Escasa cultura de acción colectiva: fruto de los factores estructurales e institucionales, pero también de una herencia histórica de dominación y exclusión social, de prejuicios culturales y desconfianza a la autoridad y del sistema político. Los medios de comunicación: aportaciones y límites en la reinvención de la política y la reinaguración de la ciudadanía No tengo una visión especializada de los medios de comunicación. Sé en líneas generales de su función social, de la manifestación que son de los derechos a la libertad de expresión, comunicación y acceso a la información pública, libertades básicas en una sociedad democrática. Conozco, también de una manera genérica, los debates que mantienen con respecto a los medios ecuatorianos en torno a la objetividad periodística, a la influencia de terceros en la entrega de la información a la ciudadanía, a la calidad profesional en comparación con la media latinoamericana, a las tensiones entre
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propietarios de medios y comunicadores sociales, a las dinámicas que marca la publicidad y el mercado a qué y cómo se informa. Dejo de lado, en un primer momento, estos debates y me concentro más bien en los medios como expresión de las libertades políticas que antes he aludido. Asumo, a efectos de este trabajo, que la mayor parte de medios de comunicación en el Ecuador persiguen la objetividad informativa, buscan evitar influjos (endógenos y exógenos) ajenos al trabajo periodístico, persiguen sistemáticamente incrementar su calidad profesional y no se dejan llevar en su actividad meramente por las demandas de la publicidad. Hay, sí, medios aparentemente ligados a personajes políticos, a caciques regionales, a grupos de poder; hay también la prensa sensacionalista o que gira en torno a lo empresarial; sin embargo pienso que los medios más respetables del país, en buena medida, se ajustan a la asunción que he indicado. ¿Qué pueden hacer los medios para reinventar la política? Sólo puedo ofrecer en principio una respuesta “de cajón”: cumplir con su labor de información e investigación de los procesos políticos en el Ecuador. La falta de confianza de los ciudadanos en los actores políticos, la deteriorada representación política, la ineficiente institucionalidad y las percepciones de corrupción se deben a dinámicas de la sociedad ecuatoriana que para corregir hay que mirar hacia otra dirección, que no a los medios. Si acaso los medios que cumplen adecuadamente su labor informativa y desvelan escándalos y malos usos del poder, contribuyen a esa falta de confianza, a que se deteriore más la representación y a que la percepción de corrupción se consolide. Pero eliminar reportajes sobre corrupción o malos manejos públicos no evitará que haya corrupción y que la deficiente institucionalidad se corrija. La ineficiencia administrativa, representación política defectuosa y corrupción sólo se ajustarán a través de procesos políticos que consoliden la gobernabilidad democrática, una institucionalidad a servicio de la gente y procesos políticos en aras del interés colectivo. Hemos escuchado en varias ocasiones a miembros del Congreso Nacional decir que el Parlamento tiene mala imagen en gran medida por la “pésima prensa” que reciben o porque no cuentan con un efectivo sistema de relaciones públicas. Sin embargo los medios no están para proyectar
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imágenes placenteras de las instituciones, sino para relatar justamente sus fallas y defectos. Pero si los medios sólo reflejan la realidad, ello también implica que no la pueden cambiar por su propio arbitrio. En otras palabras, los cambios políticos e institucionales no dependen sino acaso tangencialmente de la acción de los medios de comunicación. Un periodista puede arengar a la población a salir a las calles y derrocar a un presidente, que si no hay condiciones sociales y políticas objetivas su voz se evaporará en el espacio radiofónico. Por este motivo considero que los medios de comunicación cumplen, en cuanto a la reinvención de la política, un papel didáctico, de pedagogía cívica. Rol que además lo desempeñan de modo indirecto: no dicen cómo hacer para terminar con la corrupción, no indican cómo tener partidos políticos democráticos y transparentes, no señalan qué hacer para que el Congreso sea visto por los ciudadanos como la manifestación de la representación popular, sino que se limitan a exponer las falencias del sistema, sus contradicciones y la tergiversación de la gobernabilidad democrática. Las sociedades han modificado sus comportamientos políticos y cambiado institucionalidades no democráticas, incluso sin contar con medios de comunicación críticos al sistema. Sin embargo, importantes cambios políticos se han producido en nuestro país, así como en otros, luego de que la ciudadanía cotejó informaciones libremente difundidas y se forjó una imagen crítica de una situación o un gobierno. El citado rol indirecto, no por ser tangencial es menos importante. Hay también, evidentemente, peligros del poder que tienen los medios al actuar como forjadores de esa pedagogía cívica. Y para referirme a esto debo necesariamente volver a los debates que hay dentro de los medios sobre el influjo de terceros en la noticia o la acción de la publicidad en la cobertura informativa. La función social que tienen los medios no les convierte en una empresa más. Se debe precautelar la independencia de los periodistas y editorialistas, y evitar que los medios puedan verse sujetos a la acción de grupos de presión, públicos y privados. ¿Cómo conseguir estos propósitos sin atentar contra las libertades democráticas de opinión, comunicación y acceso a la información pública? No es sencillo, pero tampoco imposible de lograr. En varias democracias
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alrededor del mundo se ha logrado establecer una normativa que proteja las citadas libertades a la vez que resguarde los requerimientos de independencia y objetividad informativa, de evitar monopolios y de, en buena medida, restringir influjos espurios en la orientación de los medios. Y así llegamos al segundo reto planteado en el tema del panel, a determinar si los medios pueden y en qué medida aportar a la reinauguración de la ciudadanía. En las consideraciones de la participación social en el Ecuador constatamos que hay circunstancias estructurales, institucionales y sociales que concurren para que esta se produzca de manera limitada. A diferencia del sistema político y sus cortocircuitos, los medios usualmente no informan sobre hechos de “poca participación ciudadana”. El enfoque periodístico privilegia de manera natural lo extra-ordinario, lo coyuntural —aún cuando dé seguimiento a sucesos noticiosos— y lo que se puede constatar. La ciudadanía, que se construye sobre derechos que se ejercen y que se manifiesta en su participación en la gestión política, sólo se verifica cuando se ejerce, no cuando está ausente. Por este motivo no vemos titulares en los periódicos tales como “escasa veeduría al Congreso Nacional” o “los ciudadanos no participan en la toma de decisiones sobre defensa y seguridad”, ni los telediarios reportan sobre la ausencia de acción colectiva en las cortes o en las obras públicas. Me parece que las informaciones que sí se brindan sobre los paros y movilizaciones (que vimos eran manifestaciones al margen de la institucionalidad, altamente coyunturales y extraordinarias), sobre acciones concretas tales como el control del gasto electoral, la veeduría del sufragio, la construcción de un parque, el reclamo por medidas ambientales, en mucho enmarcan la noticia no como “participación social” sino con referencia a los hechos reportados. No increpo este proceder, que me parece lógico, sino que lo anoto para destacar que en la agenda de los medios no aparece el “incentivar la participación ciudadana” ni siquiera el “alentar a la acción de la gente”, por más que en segmentos informativos locales se apele a que los vecinos llamen por teléfono al programa y presenten quejas por servicios públicos ineficientes. Viene al caso recordar, en una pequeña digresión, las tesis que sostienen que ante la falta de efectivos canales institucionales, los medios de comu-
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nicación tienden a reemplazar a instancias públicas como intermediarios entre la ciudadanía y los organismos del Estado. En este caso los medios no reemplazan a la ciudadanía, por cierto, sino que se convierten en una suerte de conductos que facilitan ciertas formas de intervención social. En mi opinión, el incremento de la participación de la ciudadanía en la vida política del país sólo se producirá por una dinámica interna de la sociedad. Tendremos en el Ecuador una ciudadanía de alta intensidad, en oposición a esa de “baja intensidad” a la que alude O’Donnell, cuando los individuos y las agrupaciones de la sociedad civil actúen para seleccionar a sus gobernantes, influir en los procesos de toma de decisiones públicas, demandar la rendición de cuentas a las autoridades y, en definitiva, pasen a constituirse en permanentes actores de la vigencia de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Para contar con una ciudadanía activa, no tienen todos los individuos de una colectividad que necesariamente actuar de consuno en todas las esferas de la vida social donde se expresan esos derechos, pero sí hacerlo de modo sistemático los grupos directamente interesados o quienes deseen participar en una determinada cuestión de carácter público. Los derechos no deben quedar “en letra muerta”, las instituciones no pueden constituir obstáculos para el ejercicio de esos derechos, y los colectivos deben trabajar activamente por sus planteamientos, si queremos tener una ciudadanía en todo el sentido de la palabra. La ciudadanía se materializa en el ejercicio efectivo de sus derechos. Por lo expuesto, veo a la acción de los medios como un soporte para la acción social, no como un factor que inaugure o reinaugure a la ciudadanía. Veo también a los individuos y a los grupos organizados de la sociedad civil “aprendiendo a utilizar” a los medios de comunicación, empleando los mecanismos de generación de noticias para promover sus legítimos intereses y desarrollando una dinámica informativa sobre el funcionamiento de la institucionalidad política desde una óptica distinta al poder. Para ello bien se puede (podemos) acudir a la tipología de prácticas de organizaciones no gubernamentales para influir, socializar y persuadir, descritas por Keck y Sikkink (1998) con respecto a las redes no gubernamentales de acción internacional (Keck y Sikkink: 553–558):
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• generar información que impacte en la opinión pública; • construir símbolos que congreguen posiciones; • cabildear ante instituciones y actores influyentes para adelantar propuestas; y, • desarrollar actividades que demanden la rendición de cuentas o auditen la acción de las autoridades. Se podrá apreciar que la ecuación se invierte con estos últimos supuestos. Los medios de comunicación no son actores de la reinaguración o “repotenciación” de la ciudadanía sino un canal para que la propia ciudadanía se manifieste y se active en la acción y la práctica. Para que, como se ha observado, los habitantes de un territorio se conviertan en ciudadanos; para que el ciudadano se convierta en tal como sujeto que ejerce derechos y moldea las instituciones según la voluntad democrática de la colectividad.
Bibliografía Delpiano, Catalina. Concepto de ciudadanía y de participación ciudadana, Materiales del curso virtual en participación ciudadana de Participa (Chile) y Gadis (Argentina), 2005. Keck, Margaret y Sikkink, Kathryn. “Transnational Activist Networks”, en: Robert Jervis y Robert Art, Eds. International Politics: Enduring Concepts and Contemporary Issues, Longman, Nueva York, 2005. Oña, Tatiana. ¿En qué pensamos los ecuatorianos al hablar de democracia?, Estudio cualitativo de las percepciones y actitudes ciudadanas sobre la democracia ecuatoriana, Corporación Participación Ciudadana, Quito, 2007. PNUD. La Democracia en América Latina: Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Buenos Aires, 2004. Seligson, Mitchell. Auditoría de la Democracia Ecuador 2006, Ediciones Cedatos, Quito, 2006.
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7. Divagações éticas sobre um bem público: comunicação Attilio I. Hartmann Jornalista, professor, diretor da Livraria Padre Reus e do jornal Solidário, vice-presidente da OCLACC (Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación), jesuíta.
Linhas referenciais Toda a pessoa tem direito à liberdade de opinião e de expressão, o que implica o direito de não ser inquietado pelas suas opiniões e o de procurar, receber e difundir, sem consideração de fronteiras, informações e idéias por qualquer meio de expressão.1 Nas muitas perguntas éticas que se fazem ao jornalismo, está implícita a exigência de voltar a um testemunho no qual seja imanente uma experiência de verdade. Uma pesquisa nas grandes bibliotecas universitárias e públicas (mundiais) oferece hoje um resultado surpreendente: o maior número de publicações sobre comunicação fala de temas que, direta ou indiretamente, se referem à ética do jornalismo.2 Muito além do capital e do trabalho, que pareciam ser os únicos fatores do progresso da economia, hoje o desenvolvimento da economia gravita em torno da informação, da comunicação e do conhecimento. Exatamente por esse fato valoriza-se também o “capital humano”. Esta palavra, que salienta a riqueza e a dignidade da pessoa humana e seu valor no processo produtivo é, por vezes e desgraçadamente, interpretada como estima, não à pessoa em si mesma, mas apenas como fator de produção. Essa mudança é tão profunda, que depois da era industrial já se fala da nova sociedade do conhecimento e da informação (V 1 Artigo 19 da Declaração Universal dos Direitos Humanos. 2 Joaquín Navarro-Valls, porta-voz Vaticano.
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Conferência do Episcopado da América Latina e do Caribe - Documento de participação, No. 120). A grande mídia brasileira especializou-se em seqüestrar informação e traficar opinião, em nome da manutenção de um pacto de poder mantido pelas elites brasileiras, chamando a si o papel da criminalização dos movimentos sociais e de vilanização de suas lideranças (jornalista Calos Alberto Kolecza).3 Situando o tema É consensual que a grande mídia aqui focada, monopólica, maquiadora da realidade, desvirtuando fatos e criando factóides, refém do poder econômico, sem compromisso ético com a verdade, dona quase absoluta da informação e do entretenimento que chega aos consumidores, produz sentidos para pessoas e grupos sociais. A questão ética que se coloca é: os sentidos produzidos por esta mídia não seriam fortes componentes da gestação de uma sociedade cada dia mais neurótica, onde as relações entre as pessoas se esvaziam e se tornam frustrantes, superficiais, consumistas? O consumo de produtos, sempre mais compulsivo, não seria uma busca, talvez inconsciente, de uma resposta de sentido a uma espécie de vazio existencial, um no sense vivencial? Qual poderia ser a contribuição da religiosidade e/ou da religião organizada (igreja, comunidade) ou midiática como resposta a uma necessidade, também social, de relacionamento presencial ou virtual, que produzam sentidos de outra ordem, supostamente mais plenificantes, mais “humanos”? Parece senso comum a presença de um sentimento de apatia, mais ou menos generalizado, diante de situações que as pessoas vivenciam em seu cotidiano ou que lhes é passada pela mídia eletrônica. E esta apatia, esta indiferença, esta desistência consciente de posicionar-se diante de situações de injustiça, de violência, de exclusões de toda ordem, atinge em grande escala as gerações mais jovens. Percebe-se, também, o crescente narcisismo social que leva as pessoas a olhar seu entorno sempre e somente a partir do seu próprio mundo da vida. Tem-se a sensação de que os níveis de individualismo e consumismo compulsivo estão gestando uma sociedade desencantada e culturalmente esgotada, vazia de si, vazia de sentido. 3 A revista Veja apresentou João Pedro Stédile, líder dos sem-terra, armado, como se fosse um bandido.
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Os produtos dos meios massivos tornam-se, para muitos, a agenda que pauta a sua conversão diária, o tipo de relacionamento que estabelecem com os vizinhos e no recesso do lar. A semantização do cotidiano, as justificativas para atuar e para suportar a vida são ajudadas pela presença constante e onipresente dos meios massivos. Numa sociedade neurótica e neurotizante, onde campeiam a violência e o não-respeito pelo humano, um noticiário espetacularizado de televisão vai atuar no sentido de tornar normal a situação, fazendo com que as pessoas dêem graças a Deus por ainda estarem vivas. Aquilo que, numa outra situação, seria visto como uma patologia social, é aceito e vivido pelas pessoas como algo comum e normal. Nada mais as abala. Fragilizadas diante de um poder que as aplasta, as pessoas, ressemantizando o cotidiano a partir dos produtos culturais que consomem, desenvolvem pequenas táticas de resistência que fazem com que a vida seja suportável e ainda mantenha um sentido. Existe uma espécie de cumplicidade entre consumidor e produtor cultural: um, ressignifica as mensagens que recebe; o outro, reapropriando-se do falar e do agir popular, fornece-lhe os elementos fundamentais para que a pessoa possa interpretar a sua vida e relativizar os problemas pelos quais passa. O antiético monopólio da informação A monopolização das midias caminha, pari passu, com a globalização. Os profissionais das mídias são, cotidianamente, desafiados por um paradoxo: ou violentam sua consciência ética que os chama a serem coerentes, como pessoas e como profissionais, ou “administram” sua atividade profissional e, assim, ao menos garantem o pão nem sempre muito honesto e às vezes bem amargo de cada dia. A administração desta dicotomia é, possivelmente, uma das principais fontes de angústia dos profissionais e de todos os que mexem com comunicação no seu dia-a-dia: por um lado, a consciência ética, que insiste em fazer das mídias o lugar privilegiado de relações que constroem uma ordem social e política diferente e supostamente melhor que a atual, e, por outro lado, os interesses dos donos dos grandes trustes midiáticos e, conseqüentemente, do poder político e econômico mundiais. Visualiza-se, perfeitamente, um círculo de promoção e sustentação de poderes: o poder das mídias que promove e sustenta o poder econômico
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que promove e sustenta o poder político que promove e sustenta o poder das mídias que promove... E se cria e fomenta uma ética de situação, da qual não são isentas as mídias ligadas e/ou mantidas por instituições eclesiais ou religiosas. Neste caso, a contradição é ainda maior, uma vez que se esperaria que estas instituições fossem exemplos de ética na administração da sua atividade no campo das comunicações. O monopólio da mídia é o nome genérico que se dá ao domínio quase absoluto da comunicação por parte de grandes empresas produtoras de informação e entretenimento espalhadas pelo planeta. Esse domínio se dá em todos os níveis geográficos, variando conforme a configuração social de cada lugar. Desde a cidadezinha do interior, onde os donos de rádios, TVs e jornais locais exercem grande influência na formação da opinião pública, até o punhado de grupos que controlam o fluxo de informação em escala mundial. Ben Bagdikian, historiador e estudioso dos meios de comunicação, traz uma significativa reflexão neste sentido. Sua opinião é particularmente importante, por tratar-se do editor do Washington Post. Pensando na sociedade dos Estados Unidos da América do Norte ele afirma: Não há nada na história que se possa comparar ao poder deste conglomerado empresarial para penetrar no panorama social. Mediante o uso de velhas e novas tecnologias, através do intercâmbio de ações, alianças e projetos conjuntos e outras formas de cooperação, este punhado de gigantes criou o que, de fato, não é outra coisa que um novo cartel das comunicações... Não está em jogo apenas uma estatística financeira, como os índices de produção de mercadorias industriais convencionais (a geladeira ou a roupa); o que está em jogo é a posse do poder para envolver a todo o homem, mulher ou criança com imagens e palavras controladas, para socializar a cada nova geração de estadunidenses, para alterar a agenda política do país. Esse poder supõe a capacidade de exercer uma influência que, em muitos aspectos, é maior que a das escolas, da religião, dos pais e do próprio governo4. No caso brasileiro, oito grupos controlam mais de 80% de tudo que é visto, lido ou escutado através dos meios de comunicação no Brasil. 4 The media monopoly, p. IX.
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Além dos grupos familiares já tradicionais —Marinho (Rede Globo), Frias (Folha de São Paulo), Civita (Abril), Silvio Santos (SBT), Mesquita (Estado de São Paulo) e Saad (Bandeirantes)— surge um fenômeno relativamente novo: as redes de comunicação montadas sobre um discurso religioso. Ligadas à igreja católico-romana há, no momento, cinco redes nacionais, além de algumas regionais. Já a Igreja Universal do Reino de Deus (IURD), do Bispo Edir Macedo, é dona e opera a Rede Record, segunda rede nacional, enquanto a Igreja Internacional da Graça de Deus, do missionário Romildo Soares, está negociando adquirir a Rede Bandeirantes, onde atualmente mantém programas de significativa audiência em horários nobres. Na mesma trilha do antiético monopólio das mídias tradicionais, o foco, hoje, está colocado sobre a denominada exclusão tecnológica e digital. Se as classes média e rica brasileiras (talvez 50% da população) garantem para o país o segundo lugar em consumo de telefonia celular no mundo, há continentes inteiros (africano e da Ásia pobre) onde a maioria da população sequer sabe o que é o telefone, quanto mais o telefone celular. Apenas lembrando: África tem 0.76% de usuários de Internet contra 27.79% da Europa; América Latina tem 4.04% contra 41.05% dos Estados Unidos, Canadá e Japão; no mundo, 2 bilhões de pessoas não têm acesso à eletricidade; e a África, com seus 12% da população mundial, tem 2% das linhas telefônicas do planeta, menos dos que há na cidade de Nova York. O problema da exclusão digital não é, propriamente, de ordem tecnológica que tem seu desenvolvimento condicionado pela economia de mercado. As modernas tecnologias da telefonia celular e da internet estão subordinadas e pagam um tributo às conhecidas estruturas do capital e do lucro. A democratização das mídias, com inclusão digital e tecnológica, exige uma nova ordem ética, na qual a pessoa seja o referente central, princípio e fim de todo o progresso, e não o lucro, referente quase único do atual sistema do mercado global e do sistema de comunicações. Referindo-se ao caso brasileiro, Carlos Alberto Kolecza aponta ainda para outra situação, igualmente maquiada ou combatida abertamente: a questão do controle, seja legal, seja pela sociedade civil. Diz ele que a mídia é o único poder deste país que não tem qualquer tipo de controle, e se coloca acima de todos os poderes. Até o Judiciário está sendo questionado. A
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mídia, nem pensar! Qualquer menção a esse tema recebe uma saraivada de editoriais acusando uma tentativa de censurar a liberdade de informação. Esta liberdade é absolutamente falaciosa. A resistência da grande mídia à introdução de mecanismos de controle social está diretamente relacionada ao papel que ela desempenha na atual estrutura de poder. A parte da mídia neste processo é manter a sociedade desorganizada para que, assim, ela não possa identificar e entender as raízes profundas dos problemas do país. O que Kolecza identifica no Brasil expressa a realidade de todos os países da América Latina. Notícias, fatos e factóides, que compõem o “asséptico pacote das oito” da televisão, são servidos de tal forma que impossibilitam ao espectador mentalizar, interiorizar ou discernir sobre o cardápio que lhe está sendo apresentado. Faz parte da política de desorganização pessoal e social, muito bem pensada e adequadamente planejada, a equiparação de todos os fatos deste cardápio: mais uma chacina no invadido Iraque, a morte de uma mãe de família num acidente de trânsito, o julgamento de uma jovem de 19 anos pelo assassinato dos pais, a invasão/ ocupação de terras por membros do Movimento dos Sem-Terra (MST), o mutirão de um grupo de moradores na limpeza da sua rua ou de uma comunidade rural, construindo a casa de um membro (raro, raríssimo), a visita do Papa a um país do leste europeu, a corrida eleitoral, o resultado do campeonato de futebol, a interminável crise do legislativo, do executivo, do judiciário, etc. Com algumas variantes, é este o conteúdo que as mídias oferecem no seu pacote noticioso diário. Esta forma de jornalismo pode levar muitas pessoas consumidoras a perder a capacidade da valorização diferenciada dos fatos, sem raízes referenciais, criando ídolos temporários, hoje aplaudidos, amanhã execrados. É um jornalismo que não contribui para uma memória histórica e faz do lado espetacular dos acontecimentos seu prato principal. Na realidade atual, é a grande mídia que decide quais as informações que a população deve receber. Até mesmo a idéia que as pessoas têm a respeito de quem são como mulheres e homens, seus valores e atitudes, é influenciada pelas mensagens da mídia. Neste sentido, uma recente pesquisa realizada pelo Observatório de Comunicação da WACC5 identi5 World Associaton for Christian Communication.
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fica a marginalização das mulheres nas grandes mídias mundiais. O rádio difunde apenas 17% de notícias sobre mulheres, contra 21% da mídia impressa e 22% da televisão. Apenas 4% das notícias em nível global abordam a desigualdade de gênero. As notícias tendem a reforçar os estereótipos de gênero e não a desafiá-los. Apenas 3% das notícias questionam esses estereótipos e 6% os reforçam abertamente. As vozes e rostos dos homens inundam as notícias, seja como porta-vozes (86%) ou como especialistas (83%). As mulheres aparecem pouco como especialistas na cobertura da mídia e muito como protagonistas de alguma experiência pessoal (31%) ou como porta-vozes de uma opinião popular (34%). Nos tópicos considerados “suaves” —celebridades, esportes e assuntos sociais— as mulheres aparecem em 17% da cobertura, mas apenas 3% em temas de economia e 8% em assuntos de política e governo. Espaço religioso como referente ético: mais perguntas que respostas Será a religião a última trincheira da defesa da ética como um valor absolutamente necessário para a subsistência de uma humanidade com sentido? O que parece senso comum é que vivemos já numa sociedade paraética, filo-transgressora, que caminha, rapidamente, para uma cultura aética. E cresce, também entre grupos jovens, o sentimento de que “alguma coisa tem que mudar” para não nos auto-destruirmos como espécie humana. Para muitos esta alguma coisa vem do espaço e lugar religiosos, não necessariamente de igrejas ou instituições eclesiais, mas ligado ao mundo religioso e sempre relacionado com a recuperação da ética nas relações de todo tipo. Mas de que religiosidade estamos falando? Em muitos setores eclesiais causa perplexidade e preocupação sociopastoral6 o fato de uma crescente parte da sociedade e, também, de membros de comunidades eclesiais organizadas, transformarem sua opção religiosa num produto individual e subjetivo dos assim chamados “bens da fé7“. É de constatação diária que a mídia oferece uma diversificada produção 6 Por sociopastoral se entende a associação conceitual da dimensão social com a da pastoral, um termo interno que identifica a prática evangelizadora da/na instituição eclesial. 7 Nesta análise se identifica como bens da fé aqueles que a mídia televisiva mais oferece: a missa, os cultos em geral, shows religiosos, peregrinações, bênçãos, orações, imagens e símbolos de maior apelo popular. Missa e cultos são bens mais coletivos; rezas, bênçãos, mais individuais.
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destes bens individuais e coletivos da fé e cada telespectador, ouvinte ou leitor, consome aquele bem religioso que é do seu gosto e necessidade pessoal do momento. É importante ressaltar o reducionismo do termo “bens da fé”, identificados pelo senso comum com os bens de culto, do imaginário religioso ou de expressões individuais e coletivas de fé (procissões, romarias, promessas aos santos, etc.); dificilmente se recolhe alguma opinião que identifique um bem sociopolítico como bem da fé8. No atual e acelerado processo de mutação cultural, em grande parte motivado pelo avanço tecnológico e das comunicações, o indivíduo é desafiado por “sentidos” muitas vezes contraditórios e que podem levá-lo a um no sense existencial. Este no sense pode ser ocasionado pelo fato de viver numa sociedade neurotizante, fragmentada e fragmentária, onde o que menos se encontra é um continuum racionalmente lógico e administrável pelo indivíduo. Neste contexto, o religioso pode apresentar-se como uma solução mágica pela necessidade que as pessoas têm de um referente que, para elas, faça sentido, construa sentido. E este sentido pode vir, em grande parte, da sensação de harmonização que o mundo religioso oferece ou pode oferecer. No ambiente das reuniões/celebrações, a música, o canto, o mover o corpo num balanço sensual rítmico, o fechar os olhos, o convite à “contemplação”, ao êxtase, servem como um contraponto à violência agressiva e agressora do cotidiano. Este pequeno cosmos de paz e harmonia, de canto e alegre celebração, foi transportado para frente das câmeras, ávidas de fazer do religioso um (lucrativo) espetáculo de êxtase e fantasia. Muitos encontram, fazem ou re-fazem seu micro-mundo religioso diante da televisão. Experiências frustrantes anteriores de participação presencial desestimulam o crente de hoje, hedonista e consumista, a deixar a comodidade do ambiente familiar para enfrentar a rua, o templo, a voz esganiçada do padre/pastor, o canto desafinado, os “donos da liturgia”, os bancos duros e nada anatômicos, os longos e repetidos avisos paroquiais, a insistência pela contribuição econômica, um clima pouco cordial e tantas vezes nada acolhedor. 8 “A fé sem obras é morta”, lembra o apóstolo Paulo. E Mateus coloca na boca de Jesus termos que definem quem se salva e quem não se salva, todos eles apontando para atividades sociais ou situações de transformação sociopolítica da sociedade (ver texto de Mateus 25,31-40).
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As mídias certamente não são as únicas nem, talvez, as principais depositárias da culpa dos problemas relacionais e de sentido. Pode se acreditar que as mídias monopólicas terão menor força de persuasão e de produção de sentido na medida em que forem mais definidas as raízes culturais, forem mais fortes os laços propiciados pelo sentir e participar político/ social e comunitário/religioso e os processos comunicacionais e políticas alternativas de comunicação se colocarem, decididamente, a serviço das relações, livres e democráticas, entre pessoas e grupos humanos. A produção de sentido está essencialmente imbricada na mediação da utilidade, um meio-motor de interesses individuais ou coletivos que leva as pessoas a fazerem opções no seu cotidiano. Toda opção leva sempre a marca do interesse, da utilidade; e toda utilidade é um meio para produzir sentido. Neste sentido, é próprio, poder-se-ia dizer “natural”, de toda pessoa construir sua vida pessoal e relacional a partir de “coisas úteis” para sua realização, para sua felicidade. A dimensão religiosa não foge disso: ou a sua prática é útil ou ela é descartada. Isso se acentua em nosso tempo em que atávicas imposições, que obrigavam sob pecado determinadas práticas religiosas, perderam força e sentido. Do “produto religioso” oferecido, seja na comunidade presencial, seja na mídia, especialmente a eletrônica, o receptor/usuário opta por aquilo que é útil para o seu mundo da vida pessoal, familiar ou social. O lugar cultural religioso é, sem dúvida, uma dimensão humana sociologicamente importante para a organização e o sistema de relações da sociedade. Daí, também, a sua justificação ética. Por lugar religioso entende-se o imaginário, a expressão ritual ou celebrativa da fé, tanto presencial quanto mediatizada pela mídia eletrônica. Não se entende, necessariamente, a pertença a determinada instituição confessional e o conseqüente compromisso de pautar sua vida pelos dogmas, ritos, normas e leis desta instituição. O religioso transcende o confessional/institucional, existe antes, durante e depois da sua sistematização nos quadros de uma instituição. Cabem, aqui, algumas perguntas: o crescente uso massivo dos meios de comunicação levará à gestação de comunidades religiosas eletrônicas, virtuais, esvaziando, mais e mais, a participação física, presencial, em comunidades organizadas? Os bens da fé, apresentados em doses maciças na mídia eletrônica, serão sempre mais produtos de consumo que susten-
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tam um tipo de religiosidade, individual e subjetivo? Que tipo de sentido pode gerar o sentimento religioso mediatizado? É o mundo das comunicações realmente o novo areópago onde se debate e decide o modo de ser e agir do homo mediaticus? Terá este homo mediaticus do novo milênio, movendo-se num universo de relações globais, alguma responsabilidade ética, um sentimento de individualidade e um espaço de privacidade? Diante do fenômeno de uma neo-religião mediática, transgênica e de multidinárias celebrações em espaços abertos, plurais e democráticos e, como contraponto, a diminuição da presença e da participação dos fiéis em comunidades organizadas, surge naturalmente a pergunta: se nos anos 70 foram as Comunidades Eclesiais de Base (CEBs) o referencial de uma Igreja pós-conciliar,9 que queria participar efetivamente na construção de uma sociedade mais ética, justa e solidária, terá a Igreja do novo milênio como referencial esta comunidade de fé eletrônica? Para o homem transmigrante deste tempo, híbrido no sociocultural, sincrético no religioso, será o zapping do controle remoto da televisão um símbolo de poder, de domínio, de querer e de optar entre as diferentes ofertas religiosas midiáticas apresentadas? Será a zapping religion de comunidades eletrônicas virtuais, organizadas digitalmente pelo imaginário religioso do receptor, uma resposta de sentido importante para o cotidiano das pessoas? E quando o solitário homo multimediaticus deste tempo, culturalmente transgênico e híbrido, quiser sair, mesmo momentaneamente, da sua zapping religion e manifestar publicamente a sua fé, serão as grandes concentrações de fiéis em espaços públicos e a participação lúdica, animada por sacerdotes e leigos artistas e cantores, o modelo celebrativo deste novo cenário eclesial? As instituições eclesiais de inspiração cristã, particularmente as históricas, têm como referência em seu agir ético na/pela comunicação uma ética comunitária que se situa diante da moral social vigente desde o lugar do socialmente empobrecido e politicamente marginalizado, afirmando os princípios universais de justiça e solidariedade. Sem emitir um juízo de valor, parece-nos que a fé vivida e testemunhada na presencialidade é uma exigência fundamental para uma proposta eclesial que se quer, também, sociotransformadora. 9 Concílio Ecumênico Vaticano II, 1963-1965.
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Para uma nova ordem, novos atores Pelo exposto até aqui, parece bem definida a importância das mídias na produção de sentido a partir do seu referente ético e como um bem público. Tendo assinalado contradições —explicitadas muitas, supostas outras, não abordadas a maioria— tentamos evidenciar que, para uma nova ordem comunicacional, da informação e do conhecimento, que inclui políticas de comunicação, propriedade e uso das mídias, são necessários novos atores. E o principal ator, que deve assumir o protagonismo desta nova ordem, é a sociedade civil, consciente de seus direitos e assumindo seu papel de gestor de mudança. Em última análise, toda a sociedade tem a comunicação e as mídias que merece. Nesta sociedade identificamos os sujeitos da nova ordem de comunicação e de informação: os usuários, como sujeito coletivo, os pesquisadores e os profissionais da imprensa e da comunicação, onde se incluem os educadores (pais, professores...), as organizações e movimentos que lutam por um outro mundo, justo e solidário. É esta sociedade civil e seus principais representantes neste campo que vão reverter a brutal assimetria entre os receptores das mídias e as empresas do mercado midiático. O direito do consumidor e do usuário das mídias só será respeitado pela organização de contra-poderes, suficientemente fortes e visíveis para serem eficazes nesta missão. Cabe lembrar aqui, também por sua grande atualidade, a carta elaborada por um grupo de comunicadores convocados pela Associação Mundial de Comunicadores Católicos (SIGNIS) e que se reuniu em Lyon, na França (novembro/2005). A partir do referente ético de compromisso com uma cultura de paz, a carta sintetiza, de algum modo, o que o presente trabalho se propunha. 1. Desenvolver a capacidade dos meios de comunicação para o intercâmbio de pessoas, grupos e povos: • favorecendo uma representação verdadeira e justa dos diferentes grupos da sociedade e abrir a todos o acesso à comunicação e à possibilidade de participar dela plenamente; • desenvolvendo a capacidade do público e, em particular, dos jovens, a adquirir uma atitude proativa, uma distância crítica e uma liberdade
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de interpretação da linguagem dos meios; • mantendo as exigências éticas de atenção à dignidade das pessoas, mediante uma aproximação humana a cada uma de suas realidades; • estando atento à força emocional das imagens que podem provocar a rejeição ou a aceitação, um olhar que ofende a dignidade das pessoas ou que promove a solidariedade; 2. Desenvolver a independência dos meios em situação de conflito: • apoiando a todos/as que trabalham pela liberdade de expressão e dos direitos humanos; • respeitando o público com uma informação séria e profunda, sem submeter-nos a diferentes formas de pressão ou de censura econômica; 3. Vigiar o papel dos meios de comunicação em situações de conflito: • buscando e publicando as causas e as raízes dos acontecimentos; • denunciando as situações de injustiças estruturais ou conjunturais; • favorecendo uma aproximação que negue ser a violência o caminho normal para resolver conflitos, sabendo que os acontecimentos violentos são geralmente apresentados para impactar a opinião pública. O referente ético nas comunicações identifica as mídias como o lugar privilegiado de interlocução e de construção coletiva de uma sociedade justa, igualitária e solidária, com a qual toda a sociedade civil e o poder público estão comprometidos. O papel do comunicador comprometido com todos os valores da vida é, mesmo correndo o risco de ser tomado por exótico ou ridículo, afirmar os valores éticos como uma necessidade absolutamente intransferível e inadiável. O profeta de hoje —e o comunicador ético é um profeta nesta sociedade para-ética— afirma e reafirma que uma cultura ética é possível e que nossa casa comum, Terra “Pacha Mama”, ainda tem futuro como casa de gente justa e solidária, que vive uma vida com sentido.
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8. ¿Es posible una Ética en la empresa periodística? Una nueva cultura en la Jungla global Jesús Conill Filósofo español. Especialidad: Filosofía contemporánea, Universidad de Valencia, España.
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amos a concentrarnos en la pregunta que nos convoca: ¿Es posible una ética en la empresa periodística? La pregunta es significativa porque se dice “¿Es posible?”, no se dice “es necesario”, sino que se pregunta si es posible. Esto es lo que vamos a desarrollar a través de la perspectiva ética. La ética tiene que ver siempre con las posibilidades del ser humano. El ser humano no está cerrado, no está acabado, es una especie de cuerda tendida hacia el futuro.
Mirar desde la ética Debemos aclarar un poco este tema para saber dónde estamos. La noción de ética de la que vamos hablar es la que tiene que ver con los medios de comunicación. No toda forma de entender ética es operativa para conectarla con los medios de comunicación. La ética que sí puede conectar es un sentido de ética moderna, que es una expresión de la razón moderna. Hay un espacio posible de ética pública que está abierta a todas las instituciones y a todas las profesiones. Y ese marco general lo aplicaremos a los medios. ¿De qué modalidad de ética estamos hablando? ¿De qué características hablo? Hablamos de tres características: • Estamos en el terreno de la ética social: tiene que ver con las teorías de la intersubjetividad, que no hay sólo una. Entonces, hay que construir una ética social de la intersubjetividad, de la interacción social,
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porque así vivimos, en interacción. • Estamos en el terreno de los intereses: Esto es muy duro para alguna gente. Porque se suele pensar que, cuando existen los intereses, ya no hay lugar para la ética. Pero ¿quiere decirse, entonces, que en el ámbito periodístico no hay móviles, ni intereses? Esto es mentira. No hay más remedio que existan. En el terreno de los intereses puede haber ética. No sólo de lo desinteresado trata la ética. No todo puede ir a base de regalar. Hay intereses legítimos e ilegítimos; no todos los intereses valen igual. Esa es la realidad donde nos movemos. En el terreno de los medios y de otras instituciones no se puede funcionar de manera gratuita. Tenemos que saber dónde nos movemos —en el terreno de los intereses— para ver dónde se ubica la ética. Hay una ética desde el mundo de los intereses. • Estamos en el terreno de la complejidad de lo real: La vida moderna es muy compleja, muy complicada, en todos los ámbitos. No es como antes. En siglos anteriores era más simple, las mediaciones modernas han sido crecientes, ha sido una de las características en la que están de acuerdo todos los sociólogos. Es una de las características en que todos los teóricos están conscientes de la complejidad. ¿Por qué? las consecuencias de nuestras acciones en la época moderna, por ejemplo las tecnologías, nos desbordan y ya no las podemos controlar y, en segundo lugar, no sólo las consecuencias, sino también los riesgos. A veces no se piensa, pero los riesgos de nuestras sociedades son tremendos y a veces sólo pensamos en los artefactos, pero vale pensar en los gobiernos nefastos que pueden matar o sistemas educativos o económicos que van dejando en el camino a muchas víctimas. A esta figura se le tiene que denominar técnicamente en las teorías éticas: “Ética de la responsabilidad”1. ¿Por qué? porque no sólo podemos vivir de convicciones profundas. A mi modo de ver, sin convicciones profundas no se puede vivir, pero tampoco sólo de meras convicciones duras, cerradas. Si uno quiere estar en la realidad cotidiana debe modular esas convicciones, las tiene que aplicar y saber introducirse en los mecanismos de la realidad. Si queremos estar allí debemos hacer una especie de transacción, eso no es claudicación, como señala Adela Cortina, esto es la “responsabilidad con1 Vid. Adela Cortina, Ética aplicada y democracia radical, Tecnos, Madrid, 1993.
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vencida”. Porque sin convicciones vale cualquier cosa, por lo tanto hablamos de una auténtica “Ética de la responsabilidad”. Mirar la Ética desde la economía Hay que incidir en la noción de economía. La economía moderna es la creencia habitual de legos y expertos que piensan de inmediato que ética y economía no tienen nada que ver, que son como el aceite y el agua, que no se mezclan. Ante estas creencias —eso es muy importante, porque las creencias son más difíciles de derrumbar que las ideas, como señaló Ortega y Gasset—, les propongo reflexionar también acerca de si de verdad es posible, en este terreno concreto, que en la economía haya relación con la ética o no. La economía como ciencia, como saber, surgió hace 2500 años, el primer tratado lo escribió un filósofo llamado Aristóteles2. Su primer tratado surge de una matriz social, política y ética, de la ética de Aristóteles. Esto nos puede servir para interpretar nuestro modelo económico moderno. Por ejemplo, para el modelo económico Aristotélico: • La economía surgía en el contexto de una comunidad. Porque en la economía clásica, que duró siglos, como modelo, la economía servía para satisfacer las necesidades. Claro hoy, un economista sabio te dirá que eso no se puede decir. • En la economía actual, “necesidad” en el orden económico no significa el que tiene la necesidad física de algo, sino el que tiene la demanda solvente. Si uno tiene hambre y no tiene la demanda solvente para satisfacerla no tiene necesidad técnicamente hablando. Por eso, hay que entrar en las mediaciones concretas para interpretar bien las cosas y los sentidos. Por lo tanto, sin saber identificar las precondiciones de la vida económica, no es posible cambiar las cosas, porque uno puede predicar mucho, pero no puede cambiar las cosas, si no se incorporan las debidas mediaciones del mundo económico, como, por ejemplo, el economista Streeten, dentro de las actuales teorías económicas. Para terminar, en el contexto Aristotélico, las necesidades eran limitadas. 2 Vid. Jesús Conill, Horizontes de economía ética. Aristóteles, Adam Smith, Amartya Sen, Tecnos, Madrid, 2004.
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Muchos sociólogos han identificado esta confusión interesada o creencia perturbadora de la realidad. No es lo mismo “necesidad” que “deseo”. Las necesidades son limitadas, pero los deseos son infinitos. Por mis deseos puedo sacrificar cualquier cosa de los demás. Esa es la diferencia: no son lo mismo deseo y necesidad. Cualquier nación podría sacrificar cualquier cosa a costa de los deseos. Esa es una de las confusiones entre necesidades reales y necesidades superfluas, pero si estas necesidades superfluas tienen suficiente demanda entonces ya veremos que se convierte en “necesidad” efectiva. Por ejemplo la industria de la cosmética tiene demandas increíbles y ¿son más importantes que el hambre en el mundo, porque se trata de necesidad solvente? El modelo de economía clásica es clave. Pero tengo que hacer una advertencia que ya Aristóteles había dicho: que todo no puede ser “economía”, en sentido primordial. Y entonces inventó un nombre para delimitar este tipo de economía que era comunitaria, aunque pudiera cambiar con el tiempo, de otro tipo de economía de adquisición ilimitada de la riqueza, al que denominó “crematística”. Esto nos permite establecer una relación e interpretar la economía hoy. Algunos podrán decir que la economía moderna no es así. Pues el fundador de la economía moderna también era filósofo moral, Adam Smith. El maltratado Adam Smith era catedrático de filosofía moral en Glasgow, su primer libro fue un tratado sobre los sentimientos morales. Su pensamiento ha sido malversado, especialmente por un sector de los economistas, de ambos lados, para defender y atacar. Hoy lo que ha sucedido es un cambio, un cambio radical, porque los preconceptos, las prenociones, las condiciones por las que hace economía Smith son de una ética moderna, y esta ética moderna preponderante no es comunitaria, por eso en el mundo occidental no existe esta ética. No la puede haber, porque no hay comunidad, porque lo que se ha instaurado es el individualismo. Hoy lo que se hace es prevalecer la ética individual, también en el ámbito de las empresas. Esto es propio de la economía y sociedad moderna. ¿Cuál es la institución de las instituciones modernas? Es el contrato, lo cual quiere decir que soy un individuo, que establezco las relaciones con quién quiero y esto es lo que vale en la sociedad moderna.
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Vale desde la economía hasta en el matrimonio. En nuestras relaciones racionales de la época moderna rige la norma del contrato. Entonces no nos extrañe que en economía pase lo mismo, el contrato es una figura económica básica, que se aplica hasta en la teoría de la sociedad, por eso las teorías del contrato social. Y eso es lo que supone la instauración del mercado moderno. La pregunta es: ¿y en el terreno del contrato y del mercado no hay ética? ¿Allí vale cualquier cosa? Smith decía que el intercambio necesario, la cooperación, el mercado es la institución de la información para intercambiar, pero que necesita ya un “marco social de justicia”; el “sistema de la libertad natural”, necesita una institucionalización de la justicia. Ya desde en la economía moderna tenemos sus dos órdenes. Por lo tanto la economía moderna no puede ser tampoco mal interpretada como si estuviera al margen de la ética. Economía y Ética desde un modelo de empresa ¿Qué nos ha pasado para tener esta sensación de que no es posible la unión entre economía y ética? Podemos señalar tres cuestiones. 1. La economía es producto de estas instituciones contractuales que son expresiones de las racionalizaciones modernas, que son las tecnológicas y la económica. Muchos creen que a través de esta racionalidad —punto esencial para el debate con los economistas—, es decir, por esta racionalización tecnológica y económica, se ha producido una desaxiologización, una desvalorización, y que la racionalidad está exenta de todo valor. Y no dejamos de ver que se sigue hablando de “modernizar” hasta en las campañas políticas, lo cual significa “racionalizar”. En economía lo preponderante ha sido el que imperase la racionalización económica que sea neutral, presuntamente neutral. Esto es lo que resaltaré. Esto tiene consecuencias enormes en la formación de nuestros profesionales y en la construcción de nuestras instituciones. Yo creo que aquí está uno de los orígenes de la deformación, de la perversión profesional e institucional, por la que nosotros no podemos configurar —a mi modo de entender— de modo valioso, de modo justo, por ejemplo el mundo moderno contemporáneo. Porque, si alguien piensa que los modelos de racionalización económica y
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tecnológica tienen que estar al margen de los valores morales, por ejemplo, como han dicho algunos grandes y prestigiosos economistas, entonces la racionalidad económica tendría que prescindir de la justicia social. Cuando alguno de los grandes economistas te dice que la justicia social es una superstición, es como un atavismo, hay que ver si eso es cierto. Hay que ver si no es la justicia social un principio moderno de la razón pública. Entonces la ética de la razón pública exigirá eficiencia económica. Pero también, a la vez, justicia. No se puede decir tan fácilmente que la economía moderna es neutral, pues es expresión de la libertad en su origen moderno, de la libertad del individuo, de la libertad de empresa, de la libertad de creación. Entonces no se diga que es neutral. La racionalización tiene incrustado un valor que es el de la libertad, y una expresión de la libertad es la justicia, porque una libertad sin justicia, es cinismo. Así no puede funcionar bien. 2. La cuestión moderna por la que nosotros hemos creído que es incompatible, se debe en gran medida a unas preconcepciones de la economía moderna, y no solo en mi modo de ver. Hay grandes autores como Amartya Sen, Premio Nobel de Economía del 98, que debemos seguir y estudiar. Ha colocado desde la economía esta tendencia de la ética3. Puede haber “economía ética”, es posible, porque la realidad histórica ha sido truncada, ha sido reprimida, ha sido mal interpretada y porque hay nuevas teorías de grandes expertos que lo están haciendo posible. Es cuestión de trabajar en esa línea, porque es cuestión también de elección. 3. Por último. Y ¿cómo se puede aplicar esto a la empresa, sabiendo que es posible una ética? No sólo en la Antigüedad, no solo en la Modernidad, sino actualmente también, porque hay tendencias, teorías y grandes representantes. ¿Cómo es posible una empresa periodística contemporánea? En primer lugar, viendo la especificidad de esta empresa. La empresa mediática contemporánea tiene un sentido determinado, además de la dimensión del beneficio. Una empresa sin beneficio no es viable. A la empresa no se le puede pedir que regale, porque eso no sería una empresa. Tiene que contar con la mediación del beneficio. Pero la fina3 Vid. Jesús Conill, Horizontes de economía ética. Aristóteles, Adam Smith, Amartya Sen, Tecnos, Madrid, 2004.
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lidad de la empresa informativa es distinta de la de otras empresas. La empresa mediática tiene como finalidad una dimensión pública y social importantísima. ¿Cómo puede en la sociedad moderna haber discusión, formación de la opinión pública, que es una institución moderna, una institución de la libertad? ¿Cómo habrá libertad moderna sin opinión pública libre y abierta a todos? ¿Cómo puede haber votaciones libres, informadas, si no se forma la voluntad de los ciudadanos? ¿Y cómo se forma una libertad de los ciudadanos, si no es a través de los medios? Las empresas mediáticas no tienen sólo una función económica (entendida como beneficio), en tanto que son empresa, sino que tienen también una institucionalidad política, social, para la formación de la opinión pública. Para la formación de la voluntad discursiva de los ciudadanos, para que puedan conocer, informarse, debatir, contrastar sus opiniones. Porque es el medio de los medios. Porque a su través, hay información, discusión, participación, es el medio con el que vamos a gestionar el resto. Por eso los políticos, al levantarse de la cama, lo primero que hacen siempre es ir a ver qué dicen los medios de ellos. Por tanto, en primer, lugar la característica de las empresas periodísticas es la condicionalidad económica en el contexto moderno en el que viven, pero en segundo lugar —por no decir en primero— es esta dimensión política y social que configura su actividad como un bien público. Por lo tanto, por privada que sea la empresa tiene implícita una función pública. Por ello, en los momentos actuales los movimientos de responsabilidad corporativa o responsabilidad social empresarial, prestan un gran servicio. Ojalá todas las empresas —también las periodísticas— lo tuvieran, porque las empresas tienen una finalidad propia específica. Pues no es lo mismo fabricar leche que fabricar salud, que fabricar opinión pública, información. Esas son mercancías. Pero no es lo mismo y cada mercancía necesita un cuidado especial, y unos compromisos sociales especiales. Un tercer punto importante es la dimensión profesional. Dentro de las empresas periodísticas, están los profesionales, los comunicadores, que tienen que desarrollar una ética de su profesión. Por lo tanto, la institución en sus niveles económico, político, social y profesional, tienen una configuración propia, con unas tensiones internas, porque el propietario o el director del
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medio como empresa tienen sus intereses, y el periodista como profesional tiene otros intereses, y entonces habrá que armonizarlos. Modelos de empresa posible No hay un solo tipo de empresa posible. Pues eso depende del sistema económico, y depende del modelo que se quiera realizar. Ahora nos estamos refiriendo al modelo general de empresa. Este modelo general de empresa, en una sociedad de empresa, tiene que ver con una función pública, es decir la función de la comunicación en la opinión pública. Esto es muy difícil, pero hay que nombrarlo. Y es ese sentido de la opinión pública hoy, en el mundo de la globalización, es mundial. Entonces habría que ver que ese servicio público mundial tiene que ser servido, y eso es muy difícil. Cuando sabemos que toda África no tiene una agencia de información propia, toda la información que existe se la hacen otros y ya sabemos qué pasa cuando otros hacen las cosas. Normalmente desfiguran esta información. ¿Eso es libertad? ¿Eso es justicia del orden mediático? Hasta ahí tiene que llegar la función pública. Hay que reflexionar sobre esto4. Este sistema que nosotros tenemos cree que es suficiente su gestión y que con eso ya tenemos solventado el servicio público y que la ciudadanía está suficientemente incorporada a través de las audiencias, de la medición de las audiencias. Cuidado con las falacias de las audiencias, que es un tema prevalente en nuestra sociedad. El tema de los índices de audiencia ¿refleja en verdad la voluntad ciudadana? ¿Cómo medimos eso? Este es un tema crucial, como ejemplo práctico de lo que acabamos de decir, conceptualmente. Porque es crucial en nuestra sociedad, aquí —supongo, no lo conozco tanto— y allá. En Europa es un problema y una falacia. Un falseamiento muy generalizado, pero como funciona, funciona al servicio de los más poderosos, ya que los que hacen la medición de las audiencias son entidades mediáticas que están sirviéndose a sí mismas y los problemas —por no decir falsificaciones— son tremendos. O las reducciones, o las abstracciones, o las exclusiones, pero desfiguraciones al fin y al cabo. Por eso, a mi modo de ver, una economía moderna que tiene que estar relacionada con la democracia, con los procesos de democratización de 4 Vid. J. Conill y V. Gozálvez (eds.), Ética de los medios, Gedisa, Barcelona, 2006.
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nuestras instituciones tiene que contar con el mercado, tienen que contar con el estado, tiene que contar con las relaciones mundiales, pero tiene que contar con los posibles modelos de la empresa. Y los posibles modelos de la empresa pueden conducir a un modelo de empresa que sólo busca beneficios, a la empresa que busca ciertos contratos con los agentes más preponderantes, o aquella empresa que puede denominarse, o se ha denominado a veces así, la “empresa ciudadana”. Ésta se caracteriza por querer armonizar, articular, a todos los afectados y, de modo muy especial, contar con las exigencias de los profesionales, porque, si no, muchas veces los profesionales en este campo tienen que ser héroes y yo creo que basta con pedirles “responsabilidad convencida”.
2 PARTE
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Re-inventando estrategias para una ciudadanĂa movilizada
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1. Siete cambios que conducen a una teoría estratégica más humanizada Rafael Alberto Pérez Profesor de la Universidad Complutense de Madrid y Presidente del Foro Iberoamericano Sobre Estrategias de Comunicación (FISEC).
Introducción
“La vida activa, vida humana hasta donde se halla activamente comprometida en hacer algo, está siempre enraizada en un mundo de hombres y de cosas realizadas por éstos”. Hannah Arendt
E
l lema de este Congreso “Comunicación, ciudadanía y valores” nos remite a la acción humana. Pues no hay comunicación sin actos de habla —como ya en su día nos hizo ver Wittgenstein— del mismo modo que no hay ciudadanía sin acción social, ni tampoco hay valores “in vitro”, sin que se concreten en actos éticos. Y este enfoque orientado a la acción enmarca necesariamente mi reflexión hoy aquí en esta bella ciudad ecuatoriana de Loja. Y pienso que se trata de una rica y sugerente acotación: Es una acotación rica, porque nos recuerda que el hombre —como ya Gehlen (1980) nos había dicho—, es un ser práxico, es homo agens, ¿pero acaso vivir no equivale siempre a actuar?, ¿no actúan también los restantes seres vivos? No de la misma manera. Aristóteles, en su Ética a Nicómano asegura que los animales actúan en cuanto a su movilidad pero no “actúan” por elección. Carecen de proairesis. El hombre, pues, no solo es homo agens,
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es también homo elector. Erich Fromm (1979) jugando con las palabras, nos lo dejó muy claro “todos estamos determinados a elegir constantemente”. Lawrence Durrell fue más directo y lo llamó el animal bifurcado. Una idea que también encontramos en Jorge Luis Borges y su “Jardín de los caminos que se bifurcan”. Mientras los animales deciden, los hombres eligen. Pero nos movemos por territorios delicados que exigen mucha prudencia. Cuando decimos homo agens, homo elector... no hemos de perder nunca de vista que el hombre es un ser multidimensional. Somos los observadores los que al tomar una de esas facetas como objeto de nuestro estudio lo volvemos falsamente unidimensional, y dado que nuestra dimensión es la estratégica, es importante que al hablar del homo strategicus no olvidemos a los otros hombres que habitan en el hombre: homo sibolicus interrogans, demens, delirans, ludens... -Y es también una acotación sugerente porque eso que llamamos realidad es el resultado de un complejo entramado tejido por las acciones humanas. Como Hannah Arendt (1993) nos recuerda en la cita que encabeza estas líneas: “La vida activa, vida humana hasta donde se halla activamente comprometida en hacer algo, está siempre enraizada en un mundo de hombres y de cosas realizadas por éstos”. En otras palabras, el ser humano actúa siempre dentro de una trama relacional. Lo que viene a decirnos que si cambiamos nuestros actos (nuestras estrategias) podemos cambiar esa trama, ese mundo, a mejor... o a peor. Ahí radica la cuestión: en saber elegir. Así, acotada entre la acción, la elección y la Inter-relación, mi intervención tiene por objeto presentarles las grandes líneas de una Nueva Teoría Estratégica a la que me he permitido calificar de más humanizada. A tal efecto he organizado esta charla en cuatro apartados: 1. Dónde estamos: el escenario actual de la estrategia 2. Los caminos que conducen hacia una nueva teoría estratégica 3. Los siete grandes cambios 4. Conclusiones: hacia una Teoría General de la Estrategia
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1. Dónde estamos: el escenario actual de la Estrategia “Strategy, in essence, is theory. Moreover, a valid theory of strategy is a necessary pre-condition for a viable strategy”. Gregory Foster
Cuando hablamos de Estrategia debemos ser conscientes es que antes que una teoría, la Estrategia es una capacidad humana. Las teorías llegarían después. En efecto, los antropólogos nos enseñan que la capacidad estratégica es connatural al hombre. Una capacidad orientada a la supervivencia de un ser que no estaba solo sino que tenía que convivir con una naturaleza hostil y con otras fieras, personas, fuerzas y sistemas que podían ayudarle o perjudicarle para el logro de sus metas. Nuestros antepasados durante docenas de miles de años, no se limitaron a pintar bisontes en sus cavernas, a diseñar imágenes de flechas, a practicar maleficios. Tenían unas estrategias muy racionales de caza para detectar la presa, para la persecución, para matar, estrategias para conocer la naturaleza (Morin, 1982). El escenario actual Tres circunstancias fuertemente interrelacionadas dibujan el escenario de la Estrategia a comienzos del siglo XXI: • Su auge social • Su evolución como disciplina • La aparición de corrientes críticas y rupturistas El auge social de la estrategia. Hablar de estrategia hoy es hablar de un tema de moda, de un fenómeno que está viviendo un cierto apogeo no solo en el mundo organizacional y político sino también en otras áreas de actividad. Un auge que se expresa en: • Un mayor uso social y una mayor amplitud semántica de los términos estrategia y estratégico. • La importancia que se le concede en la práctica directiva contemporánea. Una investigación de la Universidad de Harvard dirigida por John
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Kotter en los años 90 puso de manifiesto de que los gestores exitosos son aquellos que logran llevar a cabo un buen trabajo de identificación de las cuestiones realmente estratégicas para la organización y para sus clientes. • El intento de ocupación de los espacios mediáticos por los actores sociales con la voluntad de hacer prosperar ante la opinión pública su propia lectura —lógicamente interesada— de la realidad. • Una proliferación de textos sobre la materia, tanto dirigidos a estudiantes como a ejecutivos y profesionales. No hay librería y aeropuerto que se precie que no tenga una sección de libros de estrategia y su versión de Sun Tzu para ejecutivas agresivas. “El resultado de todo eso es un conjunto de texto enorme y disperso, capaz de ofrecer toda clase de ideas” (Mintzberg/Ahlstrand/Lampel, 1998). • En la presión y las exigencias que el entorno de principios del milenio plantea a los operadores públicos que han de poner en marcha programas sociopolíticos, económicos, sanitarios, cívicos o culturales. Su evolución como disciplina. La teoría estratégica que hoy manejamos se ha generado desde tres grandes paradigmas diferentes. La Nueva Teoría que hoy voy a presentarles vendría a significar —si fuese aceptada— un cuarto paradigma: • El paradigma militar: surgido en el siglo V a.C. y reservado al ámbito castrense. A finales del XIX sus principios se comienzan a aplicar por primera vez al ámbito civil por analogía a otros conflictos sin violencia necesaria. Yo fui educado en este paradigma militar analógico, y muchas personas todavía hoy lo aplican. Algo que consideramos erróneo pues una teoría que nació para el conflicto puro y duro difícilmente puede sernos plenamente útil en un mundo como el actual plagado de interdependencias y dominado por un espíritu y una voluntad de paz y de cooperación (desafortunadamente no correspondida por los acontecimientos). • El paradigma matemático: hubo que esperar a 1944 para disponer de una primera teoría estratégica de carácter científico. Eso ocurre con la publicación de la obra de John von Neumann y Oskar Morgenstern,
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Theory of Games and Economic Behavior. La teoría de los juegos ubica la Estrategia en el campo de la decisión e intenta abstraer aquellos elementos que son comunes y esenciales a muchas diferentes situaciones conflictivas/competitivas y estudiarlas con métodos científicos. Se preocupa de facilitar una guía normativa para el comportamiento racional de un grupo cuyos miembros aspiran a lograr diferentes objetivos. La teoría estratégica —con sus matrices y sus dilemas, el del prisionero entre otros— cobró así un estatuto autónomo y se convirtió en un campo científico fascinante en el que eran frecuentes las ideas nuevas y originales. De ahí su gran influencia en la dirección de los juegos peligrosos de la guerra fría. • El paradigma económico/managerial: esta tercera fase se inicia en los años 50 con la entrada de la teoría estratégica en las business schools y su integración en el management. Es Peter Drucker quien propone por primera vez el concepto de “decisión estratégica” en su libro The Practice of Management (1954). Y la Harvard Business School recoge el testigo al dedicar su Twenty-Fifth National Business Conference a la Estrategia (bajo el título Planning the Future Strategy of your Business). Desde entonces hasta nuestros días, prácticamente toda la producción en Estrategia se ha llevado a cabo desde el management. Y de hecho cuando hoy se habla de Estrategia la mayoría de las personas piensan en estrategias empresariales y políticas. La aparición de corrientes críticas y rupturistas. El “secuestro” de la Estrategia por la Business School ha generado innovaciones destacadas pero también ha provocado críticas importantes. En ellas, el management no es cuestionado como tal, pero, eso sí, se le acusa de generar sesgos que repercuten en la teoría estratégica que hemos heredado: • El 1er. sesgo se refiere al campo y foco de estudio: lo económico. • El 2do. sesgo a las variables e instrumental utilizado: magnitudes cuantitativas, modelos matriciales, etc. • El 3er. sesgo afecta a la forma de pensar los problemas: matematicismo, racionalidad económica, instrumentalismo teleológico, pragmatismo funcionalista, etc.
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Una de las primeras críticas frontales, y a su vez una de las más duras, se la debemos a Philip Mirowski (More Heat Than Light: Economics as Social Physics, 1989) quien después de calificar de idiots savants a sus colegas, les acusó de no querer actualizarse ni reconocer que la economía neoclásica (la corriente principal) se quedó atrapada bajo la influencia de la física del XIX. Pero es a partir de 1994 cuando las críticas a las corrientes económicas dominantes en el management estratégico se vuelven más frontales y explícitas. 1994 dista mucho de ser una fecha casual. En 1994 coinciden tres de los trabajos críticos y relevantes: • Strategy as a field of Study: Why Search for a New Paradigm (Prahalad y Hamel, 1994). • The Rise and Fall of Strategic Planning (Minztberg, 1994). • The Death of Economics (Paul Ormerod, 1994). Las críticas no han parado desde entonces. Podemos agruparlas en: Críticas formuladas desde dentro Desde que Prahalad y Hamel abrieran la caja de Pandora en 1994 las críticas han aparecido por doquier. Una parte importante de ellas provienen de la propia casa del management planteadas por sus expertos mas inquietos. En general pretenden superar las constricciones económicas del paradigma originario y así ampliar el campo de estudio de la Estrategia con nuevas visiones. Los temas objeto de las críticas han sido principalmente: • El paradigma dominante • La rigidez de la planificación estratégica • El cientifismo y la pretensión de conocimiento • La falta de consistencia teórica • El supuesto de racionalidad económica • El pragmatismo teleológico • El elitismo de los estudios sobre Estrategia
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• La dificultad de su implantación • La linealidad de los modelos sobre el proceso estratégico Corrientes críticas desde fuera Surgen desde ámbitos muy diferentes algunos muy alejados del management. Desde Foros encumbrados (Río; Porto Alegre, etc.); desde comunidades políticas locales (muchas de ellas de estas latitudes: venezolanas, colombianas, peruanas, ecuatorianas, bolivianas, chilenas, etc.); desde ideólogos y periodistas comprometidos (Toni Negri, Ramonet); desde agencias gubernamentales y no gubernamentales; desde empresas transnacionales que tropiezan con problemas interculturales no contemplados en los modelos estratégicos convencionales; y como no, desde el mundo académico, pero esta vez desde las Ciencias Humanas: desde la teorías de la acción social (Jurgen Habermas); desde la antropología cultural (Constantin von Barloewen); la sociología (Hocksbergen; Giddens, Touraine, Castells); la psicología económica (Daniel Kahneman); la Filosofía (Javier Echeverría, Fernando Savater), la sistémica (Maturana y Varela, Luhmann, Serra) la comunicación y la educación: algunos de los aquí presentes no son ajenos a estas críticas como es el caso —que yo conozca— de Jesús Martín-Barbero y de Rosa María Alfaro. 2. Los caminos que conducen hacia una nueva teoría de la estrategia
“Il n’y a pas de stratégie sans stratège”. Eric Fimbel, Marie-Léandre Gomez
Hace cinco años me pregunté si era viable construir una teoría de la estrategia sobre seres humanos de verdad y no sobre meros constructos artificiosos como el homo oeconomicus, el actor racional, el jugador, el consumidor o el elector. Y desde entonces llevo seis años trabajando en ello. Esta es la historia que quiero contarles auque me resulte un tanto incómodo por el hecho de ser yo mismo uno de sus actores. Por ello me van a permitir que tome un poco de distancia y que hable de mi mismo en tercera persona, en un intento de “enfriar” este relato.
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Ha sido Dino Villegas (2007), un experto chileno, quien ha dicho que la llamada formulada en 1994 por Prahalad y Hammel sobre si era posible un nuevo paradigma de la estrategia encontró, al fin, respuesta afirmativa en 2001. Y este hecho ocurre en la página 672 del libro Estrategias de Comunicación (Rafael Alberto Pérez 2001) en donde el autor propone una Nueva Teoría Estratégica. Pero, ¿de qué nueva teoría hablamos?: “Una nueva teoría estratégica menos geométrica y más hermenéutica, menos racional y más relacional”. Es posible que usted ya haya oído hablar de esa “nueva teoría”, y sepa que cerca de 300 expertos, de 17 países de la Comunidad Iberoamericana, mas algunos otros de Italia, Alemania y USA, pertenecientes a algo más de 100 universidades, y a otras tantas instituciones públicas y empresas privadas, se han constituido en el Foro Iberoamericano Sobre Estrategias de Comunicación, FISE1, para debatir y desarrollar esa nueva teoría. Lo cierto es que Rafael Alberto Pérez (2001) no aportó esa teoría; su intención fue sólo pragmática, pero a cambio aportó algunas pistas de cómo hacerlo. Las pistas • Entender que la clave de toda teoría estratégica pasa por recuperar al ser humano. • Concebir la estrategia como una ciencia de la relación y de la articulación social más que como una ciencia del conflicto y de la guerra. • Ponerse en el lugar del otro y dar así a la estrategia una orientación más dialogante, negociadora, cooperativa y consensual. • Añadir a los factores económicos —que siempre estarán ahí— otros más relacionales e intangibles. Y reconocer que —en el mundo flexible, cambiante y simbólico, de comienzos de siglo XXI— los jugadores individuales y colectivos se ven abocados a adoptar decisiones (bajo incertidumbre) que no requieren tanto soluciones exactas como orientaciones correctas. 1 Sobre FISEC véase su web corporativa www.fisecforo.com y su revista académica www.fisec-estrategias.com.ar, recientemente incorporada a Latindex.
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Se trata de una “teoría estratégica reformulada desde la comunicación”. Reflexiones parecidas estaban ya antes y siguen presentes en otros expertos latinoamericanos, así en Sandra Massoni: “La comunicación es un espacio estratégico en la dinámica sociocultural” (1990); en Jesús Martín Barbero (2002) al sugerir la “posibilidad de que la comunicación sea un lugar estratégico desde el que pensar la sociedad”. Y mas recientemente en Marcelo Manucci (2004): “Diseñar estrategia es diseñar significados”. Y seguramente en otros autores menos familiares para mí. Precisamente, porque el conflicto dominante es de tipo normativo2 y está basado en valores y prioridades, la comunicación está llamada a jugar un papel fundamental en su resolución. Y la razón es simple: la comunicación es la forma más axiológica de interacción de que disponemos. En palabras de Constantin von Barloewen (2001): “La civilización mundial del siglo XXI no debe tener un carácter dogmático, sino aspirar al diálogo. No debe ser centralizada sino intercultural, en todos los campos de la vida”. Desde esta perspectiva compartida, la comunicación (sus teorías) sería el locus perfecto para re-pensar una nueva teoría estratégica. La comunicación nos ofrece un sistema unificado para entender las relaciones humanas y se ofrece como el “nuevo locus” desde el que repensar y reformular una teoría estratégica general, válida para todos los campos de la actividad humana. 3. Los siete grandes cambios “La Dirección Estratégica está tratando de corregir sus sesgos pretéritos, de superar sus limitaciones teóricas. En este proceso están cambiando algunas concepciones fundamentales”. Alfonso Vargas
Ya sabemos de dónde hemos partido, ahora vamos a ver a dónde hemos llegado. Pues bien, para entender el alcance de la Nueva Teoría Estratégica (NTE), lo mejor es tener en cuenta que introduce siete cambios drásticos con respecto a las actuales formulaciones de la Estrategia al uso. La NTE cambia: 2 Véase el Informe de la Fundación Bertelsmann al Club de Roma, Los límites de la Cohesión Social, Berger, ed., 1999.
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• El paradigma central • El sujeto • El sujeto colectivo: la organización • El objeto de estudio y en su enfoque • La matriz de estudio • Las herramientas aplicativas • La metodología de trabajo Siete cambios que significan una ruptura con los estudios convencionales y convierten a la Nueva Teoría Estratégica en una propuesta fuertemente diferenciada. Siete cambios que hacen que estemos mas ante una revolución científica que ante un desarrollo de ciencia normal. Lo que hace atractivo este enfoque es que cada uno de esos siete cambios lejos de ser voluntarista o fruto de la subjetividad de sus autores se justifica desde los nuevos paradigmas que han surgido como resultado de la revolución científica de los siglos XX y XXI. Los autores nos hemos limitado a acotar el fenómeno y a mirar la Estrategia con una mirada intradisciplinar a la luz de la ciencia nueva. Una tarea que ya se ha hecho en otros campos del conocimiento pero que estaba pendiente en el ámbito de la Estrategia. Primer cambio en el paradigma central: de la fragmentación a la complejidad “Resulta complejo conocer, porque tratamos con objetos que en realidad son procesos”. Heinz Von Foerster
Fragmentación, reduccionismo, determinismo, linealidad, estatismo, son formas de pensar todas ellas que han tenido gran incidencia en la propia organización de la ciencia y de la sociedad. Frente a esa visión heredada la NTE nos propone un cambio en el paradigma central de la estrategia, de una visión reduccionista a otra compleja, fluida y a veces caótica. Estas son sus propuestas:
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Asumir la complejidad del mundo. Y decir adiós a una Estrategia poblada de analistas relojeros y carniceros: La experiencia más elemental nos estaba diciendo que algo estaba fallando. Basta con desmontar un reloj para ver que este pierde su función de medir el tiempo, y que deja de ser un reloj para pasar a ser piezas-de-unreloj. Basta diseccionar un ser vivo para ver que la vida se pierda entre los cortes. Unas limitaciones heredadas que estaban haciendo mucho daño a la Estrategia. Cada vez que aparece un estratega en televisión la sobreimpresión en pantalla lo califica de “analista estratégico”. Se ha identificado estrategia con análisis. Suena serio, y por ello los expertos en estrategia, imbuidos de una mentalidad racionalista y analítica han propiciado el análisis pero no la imaginación y la transformación. Se han dedicado a trocear la realidad, el problema, la oportunidad, y a tratar después sus propiedades por separado. El resultado nos penaliza: al perder de vista las interacciones, al no saber captar “lo que está tejido junto, es decir lo complejo”. El estratega no llega a entender el sistema en su conjunto, ni sus funciones ni su dinamismo. Lo cierto es que en el siglo XX aparecen nuevas ramas de la ciencia que parten del reconocimiento de que la realidad es compleja y que en vez de fraccionarla y estudiar sus partes el hombre puede enfrentarse a esa complejidad y trabajar con esas realidades “complicadas” si aplica los métodos adecuados. Romper la “foto fija”: vivir en un mundo de procesos y no de objetos: La NTE centra su foco de actuación en las dinámicas, en las interacciones sociales y organizacionales, y en las redes de flujos que tejen la trama social. Allí donde surgen las innovaciones y las oportunidades pero también los conflictos. Algo que hoy día podemos hacer gracias a la Teoría General de Sistemas. Ello implica pasar de la “foto fija” al “cine de acción”. De ver un mundo de objetos estáticos a ver un mundo de procesos dinámicos que el estratega ha de reconducir a sabiendas de que también él forma parte de ese cambio del que van a surgir nuevas realidades. Convivir con el caos: adiós a nuestra visión lineal de la realidad: Hablamos de orden para referirnos a un sistema en el que las relaciones entre causa y efecto pueden ser descubiertas, explicitadas y servir para for-
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mular estrategias en base a unos resultados predecibles. El ideal clásico sólo contemplaba sistemas lineales, en los que efecto y causa se identifican plenamente; se sumaban las partes y se obtenía la totalidad. Toda la ciencia del management estratégico se ha construido sobre el concepto de orden. Sin embargo resulta que una parte de la realidad vive en desorden. Fue Poincaré quien introdujo el fantasma de la no-linealidad. Se había dado el primer paso hacia la Teoría del Caos3 aunque esta no sería reconocida como tal hasta finales del siglo XX. Frente a lo que podría suponerse la teoría del caos es una teoría sobre el orden, pero sobre un tipo de desorden ordenado. Asumir la creciente complejidad del mundo. Verlo como una trama fluida que sigue dinámicas no siempre lineales. Lo que requiere de métodos de análisis que nos permitan estudiarla (sin romperla ni trocearla), comprenderla y operar en dicha complejidad. Segundo cambio en el sujeto: del actor racional al hombre relacional “Me contradigo, pues sí, me contradigo, soy inmenso y contengo multitudes”. Walt Whitman
Una vez más nuestro recorrido comienza por establecer cual es la visión que hemos heredado. Y lo primero que vemos es que se trata de un hombre escindido: en alma y cuerpo, mente y corporeidad, racionalidad y emocionalidad. Pero la ciencia no sólo ha escindido al hombre en dos, también lo ha perdido por el camino. Y se les ha escapado porque el dualismo se basa en una lógica de la pureza, de la definición absoluta y de la exclusión. O eres lo uno o eres lo otro, razón o emoción, bueno o malo, amigo o enemigo, etc. La heterogeneidad, lo modal, la vaguedad, la ambigüedad, lo fronterizo no tienen cabida en esta manera cerrada de pensar. El ser es, lo queno-es simplemente no es. Pero si negamos los seres que no somos pero que podríamos ser, nuestros alter egos, nuestros heterónimos, nuestros futuribles, qué espacio dejamos para la imaginación y para el futuro. ¿Si 3 La teoría no tiene un solo padre fundador, sino muchos. Entre ellos destacan Edward Lorenz (meteorólogo), Benoît Andelbrott (ingeniero de comunicaciones), Mitchell Feigenbaum y Reneé Tom (matemáticos), Libchaber (físico), Winfree (biólogo), Mandell (psiquiatra), y otros muchos, la mayoría de ellos vivos actualmente.
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negamos todo esa zona oscura y creativa qué hubiese sido de Nietzsche y de su devenir, de Pessôa y sus heterónimos, y de Lorca y su Yerma? ¿Si negamos el devenir qué espacio dejamos para la estrategia? Lejos de esos planeamientos al uso, la tesis que mantiene la NTE es que el ser humano en cuanto sujeto relacional es pieza clave necesaria para que las explicaciones y modelos estratégicos aterricen, se encarnen y cobren otra forma más útil. Él es el missing link de la teoría estratégica. La cuestión que está sobre la mesa es ¿Cómo vamos a hacer buenas estrategias si trabajamos con personajes equivocados? O peor aún, si trabajamos sin sujeto. Entonces ¿Por qué no trabajar con seres humanos más humanos? Tal vez porque parece difícil ¿Y si nos atrevemos? Para la Nueva Teoría Estratégica este es el principal problema de la Estrategia. La gran cuestión a resolver. Y el cambio que le pedimos es que se atreva a romper su-imagen-en-el-espejo y la cambie por otra visión, otro paradigma de lo humano ¿Cuál? Solo tenemos una respuesta: el que nos aporta la ciencia actual. Trabajar con seres humanos (relacionales) y no con actores (racionales). Lo que conduce a una orientación más consensual y cultural. Si la realidad es una trama, y los seres humanos formamos parte de ella, la Estrategia pasa a ser una forma de tejer o desentramar esa red en busca de otra configuración mas propicia para nuestras metas y ambiciones. Mejorar nuestro patrón de conectividad se convierte así en la tarea principal de toda estrategia. Tercer cambio en la organización: de unidad de producción a nódulo de innovación y de significación “La visión más evidente acerca del futuro, es que la incertidumbre, la complejidad y el dinamismo de la mano de la tecnología serán condiciones permanentes para la dirección de las organizaciones”. Francisco Serra
La organización es el gran sujeto colectivo de la estrategia. Pero ya a mediados de los años 70 comienza a fraguarse la idea de que los estudios sobre las organizaciones habían tenido una “partida en falso” (Barroso,
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2002) y que los esquemas simplificadores y ultra-racionalistas heredados eran claramente insatisfactorios. Por otra parte, el funcionalismo hoy dominante tampoco se libra de las críticas. Lo cierto es que muchos supuestos y metáforas propios del viejo paradigma organizacional como la racionalidad económica, la racionalidad del trabajo, la propia organización entendida como una estructura de gobierno, jerárquica y centralizada, el pragmatismo funcionalista, etc. siguen iluminando la mirada de nuestros profesionales y directivos. La cuestión, entonces pasa a ser: ¿Cómo vamos a hacer buenas estrategias organizacionales, corporativas, si trabajamos pensando en las organizaciones con categorías inadecuadas o simplemente desfasadas? O peor aún, si trabajamos teniendo en mente organizaciones equivocadas. La respuesta es obvia pero nos abre a otra pregunta. Si eso fuese así ¿Qué tendríamos que cambiar? La NTE es contundente. Las soluciones ya existen solo tenemos que servirnos de ellas para aplicarlas a nuestras estrategias. La Teoría General de Sistemas nos aporta la visión holística de las organizaciones que estábamos necesitando y nos permite además identificar los flujos. Y el Neo-evolucionismo nos ayuda a entender cómo pueden evolucionar las organizaciones y a poder propiciar así ciertas dinámicas. A partir de ambos se trata de trabajar allí donde surgen las chispas y eso es en las interconexiones y las dinámicas organizacionales. Una visión que además nos permite desencadenar procesos innovadores. Cuarto cambio en el objeto y el enfoque de la Estrategia: de lo contingente a lo inmanente (el “estrategar”) y de ciencia del conflicto a ciencia de la articulación “L´homme est un noeud dans un filet de relations finement tissé, et no un individu isolé”. Constantin von Barloewen
Llegamos así al cuarto cambio, uno de los más sustantivos porque se refiere al objeto y al enfoque de la Estrategia. Tiene, a su vez, dos dimensiones que vamos a comentar por separado:
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El cambio en el objeto de estudio: el estrategar Los resultados de nuestras investigaciones sobre la literatura actual sobre Estrategia (Rafael Alberto Pérez, 2005) nos permiten afirmar que gran parte de los textos consultados esquivan la cuestión de su objeto de estudio, ya sea obviándola, ya sea remitiendo circular y redundantemente a un fenómeno llamado “estrategia” del que aportan definiciones. De esta forma pareciera que la “estrategia” con minúsculas fuese el objeto de estudio de la Estrategia con mayúsculas. Una circularidad que entendemos inaceptable y que en nuestra opinión, es la culpable, en gran medida, de la desorientación que padece este campo de estudio. Esa carencia hace que, en realidad, la Nueva Teoría Estratégica no venga tanto a proponer “otro” objeto de estudio, como a llenar un vacío. Al acotar, precisar y explicar cual es el fenómeno llamado “estrategia” estará cumpliendo con una tarea todavía no resuelta. Nuestro punto de vista al respecto no puede ser más claro. La estrategia es indisociable de su sujeto. Y por ello la vía que la NTE propugna para identificar y dar una explicación del fenómeno estratégico, parte de reconocer que las estrategias humanas son el resultado de unas capacidades y de unos procesos interiores mediante el cual los seres humanos gestionan sus conflictos/oportunidades con los otros seres humanos y con su entorno. Procesos que en el ser humano son distintos de los de los demás animales. Es lo que denominamos el estrategar. Esa es la parte inmanente de la estrategia y sobre ella se puede teorizar, no así sobre las estrategias concretas producto de esos procesos, que por su carácter necesariamente contextualizador y contingente, pueden ser comentadas y estudiadas, pero difícilmente teorizadas. La tarea pendiente ahora es: a. Precisar la naturaleza de esta capacidad y sus diferencias con las estrategias animales y con las de la IA. b. Establecer qué procesos se siguen y cómo esos procesos se enraízan en el ser humano considerado como una totalidad. c. “Modelizar” esos procesos.
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El cambio en el enfoque estratégico: de ciencia del conflicto a ciencia de la articulación La idea del conflicto como duelo y del mercado como un campo de batalla está hondamente arraigada en nuestro lenguaje y en nuestra cultura. Una sociedad esencialmente dialéctica que tiende a una gestión conflictiva del conflicto. Una cultura que se traduce en una omnipresente atmósfera de beligerancia que nos insta a enfrentarnos al mundo en un marco mental adverso. Una cultura que ha fomentado la idea de que la confrontación es un método eficaz para resolver todo tipo de conflictos. Hoy hemos aprendido que la dialéctica del conflicto puede ser aprovechada de modo positivo para generar nuevas técnicas de consenso, de encuentro y de comprensión. Y aunque el enfoque conflictivo de la estrategia continuó siendo predominante a lo largo del tercer tercio del XX, poco a poco se fue haciendo evidente que dicha manera de entender los conflictos excluía muchas otras situaciones de la realidad cotidiana, en las que la gente elige estratégicamente sus acciones, sin que por ello sus relaciones con los demás fuesen necesariamente de conflicto puro. Los juegos de suma distinta de cero, acababan de nacer. Situaciones en que el conflicto va unido a interdependencias entre los jugadores (ruptura entre socios, divorcios con hijos, conflictos laborales, etc.) y en las que la cooperación y la negociación pueden dar mejores resultados que la confrontación. La NTE simpatiza con estas aproximaciones, pero va más lejos al ofrecernos una propuesta original. Parte de entender que estamos enganchados en la trama relacional de nuestras propias vidas. Y que por ello nuestras estrategias deberían encaminarse a articular y reconfigurar esa trama de la forma mas acorde a nuestras metas individuales y organizacionales. ¿Cómo? Articulando las percepciones plurales que existen sobre una misma situación de modo que no sólo no entorpezcan el logro de dichas metas, sino que a través de un diálogo productivo nos permitan llegar a nuevos estadios de acción e innovación. Frente a una Estrategia que se ha desorientado respecto a su objeto de estudio la NTE propone una reformulación que tenga por objeto de estudio los procesos humanos de elección de estrategias. A partir de este modelo básico descriptivo estaremos en condiciones de proponer modelos normativos más realistas y eficientes.
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Y frente a un enfoque conflictivo propone otro dialogante mediante la articulación adecuada de las percepciones plurales de los sujetos involucrados. Quinto cambio en la matriz de estudio: de la economía a la comunicación “Vivimos en mundos interpretativos”. Rafael Echeverría
Conocemos ya los cuatro primeros cambios que prescribe la Nueva Teoría. El quinto que ahora comentamos se enfrenta a la pregunta mas inquietante ¿Es posible llevarlos a la práctica? ¿Cómo se puede diseñar una teoría estratégica compleja, relacional, que genere innovación y significación y que de estudiar lo contingente pase a estudiar lo inmanente y que de ciencia del conflicto pase a ser a ciencia de la oportunidad y de la articulación? Pensamos que el de la comunicación es la disciplina mejor situada para integrar en un sistema unitario de estudio los aspectos físicos, intrapersonales, interpersonales, culturales, sociales, etc., de las relaciones humanas y sus diferentes sucesos. La comunicación se plantea así como un espacio que vincula la estrategia con las otras ciencias. ¿Cómo afecta todo esto a la práctica profesional? La nueva matriz de estudio posibilita una visión relacional holística. Introduce nuevos parámetros relacionales además de los económicos, que siempre estarán ahí. Trabaja con variables cualitativas o de difícil medición. Reconoce las contradicciones y las discontinuidades. Trabaja con las percepciones. Lejos de negar o anular las diferencias hace de ellas un objeto de estudio, para así poder trabajar con y desde esas diferencias. Y para encontrarlas se fija en las percepciones distintas que de una misma realidad tienen los distintos sujetos. De hecho, aunque resulte chocante le preocupa más la forma en la que los distintos operadores involucrados en la situación perciben un conflicto, que el conflicto mismo. Parte del principio enunciado por Pirandello de que “así es, si así os parece”, o como nos indicarían los neurocognitivos de hoy en día, la realidad es lo que uno cree que es real.
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La comunicación nos ofrece una matriz unitaria desde la que estudiar las relaciones humanas y se destaca como el nuevo locus desde el que repensar y reformular una Teoría General de la Estrategia. Sexto cambio en las herramientas: los nuevos instrumentos para hacer estrategias en un mundo complejo, dinámico y a veces caótico Tanto el sexto como el séptimo cambio tienen que ver con las aplicaciones de la nueva teoría. Y han de servirnos para poder poner en práctica y sacar ventaja de las nuevas visiones. Si tomamos la pintura como metáfora podríamos decir que las nuevas visiones artísticas de Van Gogh necesitaban de otra forma de hacer, de otra manera de aplicar la pincelada, más gruesa, más vibrante. La gente de su tiempo pensó que era torpeza, que el pobre no sabía hacerlo mejor, pero con cada trazo Van Gogh estaba inaugurando una nueva etapa del arte moderno. Si llevamos esta reflexión al campo de la Estrategia es fácil observar que la mayoría de los métodos e instrumentos que todavía hoy se usan en el diseño de estrategias fueron concebidos en una época en la que se pensaba que el futuro era planificable y domesticable. Muchas de ellas son herederas del aparato metodológico matricial y cuantitativo de la Economía. En dirección contraria la NTE trabaja con herramientas que han sido concebidas para tratar con esas nueva realidades, y proceden de la dinámica de sistemas, las matemáticas de los sistemas no-lineales, la teoría de redes, las neurociencias incluida la neurolingüística, la comunicación y la hermenéutica. Séptimo cambio en la metodología: los nuevos modelos “Seguimos lejos de entender las acciones complejas y creativas que dan lugar a las estrategias”. Mintzberg, Ahlstrand, Lampel
De poco serviría cambiar la mirada si no fuésemos capaces de trasladarla a nuestra manera de hacer. Estamos hablando de trabajar con nuevos modelos estratégicos. De hecho la idea de que los modelos del proceso
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estratégico que nos están proponiendo no son adecuados lleva ya años tomando cuerpo dentro del propio management. Críticas a la literatura sobre el proceso estratégico: Para muchos expertos la distinción entre “contenido”, “contexto” y “proceso estratégico” ha sido una distinción fructífera (Lechner, Ch. y Müllers-Stewens, G. 2000). Pero no todos piensan así, y desde finales de los 80 se produce una fuerte reacción crítica que se concreta en: (1) Artificiosidad: Se acusa a los expertos en estrategia de haberse dedicado —imbuidos de una mentalidad racionalista y analítica— a fragmentar el proceso estratégico en sus componentes y a investigar después sus propiedades por separado, con grave olvido del estudio de las interacciones entre esos componentes, propia de todo sistema organizado. Se les acusa, en resumen, de haber provocado su separación artificial y de estar frenando, por esta causa, el desarrollo de la disciplina (Huff/ Reger 1987; Petigrew 1992; DeWit/ Mayer 1994; Ketchen/Thornas/McDaniels, 1996 ) Y (C). (2) Linealidad: Desde el primer modelo, hoy clásico de Andrews (1965; 1971) el proceso estratégico suele ser concebido como una secuencia de fases claramente definidas. Pero como han puntualizado Johnson y Scholes (1993): “En la práctica las fases no toman forma lineal. Lo más probable es que los elementos estén interconectados”. Sin duda, la linealidad de los modelos iniciales —aunque compensada posterior y parcialmente con la introducción de bucles y feedbacks— sigue siendo uno de los puntos que más críticas ha concitado. (3) Falta de consenso: Disponemos de diez modelos del proceso estratégico organizacional (Mintzberg/Ahlstrand/ Lampel, 1998) pero, en sus propias palabras: “seguimos lejos de entender las acciones complejas y creativas que dan lugar a las estrategias”. Y seguimos lejos también de tener un modelo consensuado. Lo que sí tenemos son diferentes perspectivas teóricas. Hart, 1992 y Hart/Banbury, 1994, sugieren que lo mejor que se puede hacer es abandonar el modelo clásico y sus derivados y diseñar otro que replique mejor el proceso real que ocurre en las organizaciones. Una idea con la que coincidimos y que ya hemos desarrollado desde la Nueva Teoría Estratégica.
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4. Conclusiones: hacia una Teoría General de la Estrategia La Nueva Teoría Estratégica al hacer del homo strategicus, su capacidad y sus procesos electivo-estratégicos, su objeto de estudio se centra en los aspectos inmanentes del fenómeno. Y no en las elecciones concretas o estrategias con minúsculas (producto de esos procesos humanos en contextos dados), que representan el aspecto contingente del fenómeno y por tanto más elusivo a un tratamiento científico. La Nueva Teoría Estratégica al estudiar la estrategia desde el fuego cruzado de una veintena de disciplinas trasciende lo meramente económico para acercarse a una mejor comprensión de la muldimensionalidad del fenómeno estratégico. Finalmente, la Nueva Teoría Estratégica al utilizar la comunicación como matriz de ensamblaje de las distintas disciplinas permite una visión unificada pero encarnada en lo relacional y en lo perceptivo. Al introducir estas pautas la NTE no sólo nos aporta otra mirada para entender los conflictos/oportunidades del vivir (objeto de la II parte del libro) sino que además nos allanan el camino para construir modelos generales válidos para todos los ámbitos y contextos de acción, sanidad, cultura, desarrollo y no limitados a lo económico y a lo empresarial. Ha llegado la hora de que la estrategia salga de su largo secuestro por las Business School y se convierta en lo que a nuestro parecer merece ser: una Teoría General de la Estrategia, válida para todos los grandes retos y oportunidades del momento sean estos cívicos, sanitarios, educativos, sociales o culturales. Capaz de ofrecernos modelos válidos para todos los ámbitos y contextos de acción. Hasta aquí he pretendido explicar en qué consiste la NTE y en qué puede alterar el conocimiento y los usos de la Estrategia. Pensamos que estos siete cambios van a tener una gran repercusión en nuestra mirada y en los modelos que manejemos a la hora de hacer estrategias concretas por un mundo mejor. Pero son ustedes los que tienen la última palabra.
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2. Comunicación para una ciudadanía crítica Teresa Quiroz Comunicadora e investigadora de la universidad de Lima. Este ensayo es parte de una investigación realizada en el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima por Teresa Quiroz titulada: Jóvenes: diversidad cultural y tecnologías del conocimiento y la comunicación. Estudio comparativo entre Iquitos, Chiclayo y Cusco, 2006.
E
stamos inmersos en acelerados cambios, en tiempos en los que la velocidad de los hechos y de la información supone nuevas situaciones para pensarnos como sociedad, así como para pensar la educación y la comunicación. Richard Sennett se pregunta en su último libro1, sobre los valores y prácticas que puedan mantener unida a la gente cuando se fragmentan las instituciones bajo la cultura del nuevo capitalismo. Menciona que sólo un determinado tipo ideal de hombre o de mujer es capaz de prosperar en condiciones sociales de inestabilidad y fragmentación, para lo cual hay que hacer frente a tres desafíos. El primero está relacionado con el tiempo y cómo manejar las relaciones a corto plazo y manejarse a sí mismo, mientras se pasa de una tarea a otra, de un empleo a otro, de un lugar a otro. Si las instituciones ya no proporcionan estabilidad, certidumbres, marcos a largo plazo, la persona tiene que improvisar el curso de su vida. El segundo está vinculado al talento y se refiere a cómo desarrollar nuevas habilidades, explorar capacidades potenciales a medida que las demandas de la realidad cambian, y reciclarse en tiempos más breves. El orden social emergente afecta el ideal del trabajo artesanal, es decir el aprendizaje para la realización de una sola cosa realmente bien 1 Sennett, Richard. La cultura del nuevo capitalismo. Barcelona: Anagrama, 2006.
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hecha, afirmándose la cultura moderna que celebra la habilidad potencial, más que los logros del pasado. El tercer desafío es el de la renuncia, y cómo desprenderse del pasado. Si nada está garantizado, ni el puesto de trabajo, es necesario un rasgo característico de la personalidad que descarte las experiencias vividas. Este rasgo se asemeja más al consumidor de los discursos y los sentidos de las industrias culturales, quien está siempre ávido de cosas nuevas, deja de lado los bienes viejos aunque todavía sirvan, los reemplaza, abrazando el valor de lo efímero. Este marco nos pone en el contexto de los retos que los niños, los adolescentes y los jóvenes tienen que sortear y dentro de los cuales la comunicación y la educación tendrán lugar. Pero, a pesar de que los enuncia, deja de lado los valores que es necesario promover para mantener una sociedad solidaria y que apuesta por el progreso colectivo. La sociedad Red, cambios, límites y posibilidades La sociedad red de Manuel Castells es el concepto más completo para entender la estructura social compuesta de redes potenciadas por tecnologías de la información y la comunicación. Se trata entonces de una nueva cultura basada no en el contenido sino en el proceso, una cultura de la comunicación, una red abierta de significados culturales que pueden no sólo coexistir, sino también interactuar y modificarse mutuamente sobre la base del intercambio y comenta que los medios se han convertido en el nuevo espacio público. En su reciente libro al que titula Internet, la imprenta del siglo XXI2, Alejandro Piscitelli sostiene que después de más de una década de la web, Internet se ha convertido en el espacio donde se enseña, se aprende, se negocia y se vende, se disfruta, se establecen relaciones de muchos a muchos y las personas se entretienen. Pero añade también que hay que mantener una mirada crítica que no caiga ni en la tecnofobia ni en la tecnofilia. Ni a favor de la tecnología como panacea, como el recurso que curará todas las enfermedades de la educación, pero tampoco sostener una crítica humanista débil y tendenciosa de las nuevas tecnologías. Hay que lograr entender qué aspectos de la vida en relación pueden ser potenciadas con el acceso a las tecnologías. 2 Piscitelli, Alejandro. Internet, la imprenta del siglo XXI. Barcelona: Gedisa, 2005.
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Internet es una tecnología de relación, de comunicación, en el cual están presentes el cerebro y el corazón, el pensar y el sentir. Puede acompañar el desarrollo y la apertura a nuevas formas de relación, de carácter personal, profesional, científico, puede ser un elemento peligroso si llega a reemplazar los vínculos sociales y a las experiencias directas. En la Red se modifican muchos patrones culturales del pasado porque las jerarquías tradicionales que encargaron a las instituciones formales la producción y distribución del saber pierden peso, y se ven acompañadas de otros espacios en los cuales se va construyendo un saber compartido que se va elaborando. El llamado aprender a aprender, así como el aprender a vivir juntos, adquiere en la sociedad Red una importancia de primer orden. Internet crea y produce una relación distinta con el espacio y el tiempo. El sentido de lo inminente, de la inmediatez, adquiere un valor diferente. Pierde razón de ser, por ejemplo, el esperar ilusionado o con temor, imaginando el rostro o el estado de ánimo de la otra persona, en la respuesta a una carta o una comunicación. El presente adquiere una importancia suprema, todo aparece como nuevo y fundacional, “junto con la ruptura con el pasado, también se produce una significativa ausencia de sentido, de proyecciones de largo plazo. La incertidumbre, la ausencia de óptimos fijos, la idea que nada es ni será estable, implica el abandono de toda perspectiva de larga duración. Todo se juega en el presente”.3 En la Red, tanto la necesidad de reconocimiento, identificando sentimientos, búsquedas y miedos comunes, como el anonimato, son elementos que forman parte de las motivaciones que animan a los navegantes y usuarios. Se conforman tribus y grupos que van desarrollando sensibilidades comunes, modo de sentir, como una ciudad en la cual las personas se asoman por sus ventanas, entran y salen, se conectan y desconectan, construyen afinidades, gustos compartidos a través del anonimato, que les permite experimentar múltiples y paralelas identidades en estos no lugares. Muchas de estas relaciones se producen a través del teléfono celular, que pasó de ser el aparato para hablar con otros a ser un mecanismo de rela3 Tedesco, Juan Carlos. “Escuela y cultura: una relación conflictiva”. En: Comunicación, medios y educación. Un debate para la educación en democracia. Roxana Morduchowicz (coord). Barcelona: Octaedro, 2003.
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ción para intercambiar información y relaciones y se ha ido convirtiendo en un “mando a distancia de tu vida”. Los weblogs constituyen una revolución en las relaciones de las multitudes que se vinculan. A través de los weblogs se distribuyen noticias, actividades, ideas, campañas, son una nueva forma de narrar y de incorporar imágenes, de producir información que permite llevar el mundo real al virtual. Tienen como valor incalculable, lo que Alejandro Piscitelli denomina la “amateurización” que genera Internet y que conduce a que cualquiera, interesada en comunicarse desarrolle conversaciones que importan o elabore imágenes y productos para la Red. La recompensa a esa relación no es económica, es sólo la comunicación, el aprendizaje, el entretenimiento, el compartir algo. Es por esa razón, que ante el volumen desbordante de información y de imágenes, el objetivo en el futuro no será obtener más información, sino convertirla en información útil para comprender, para actuar, para la vida personal y laboral. Hay que resaltar esto porque frente a la web, desordenada e indiferente a la calidad, el usuario se distinguirá y trabajará por buscar justamente la calidad de información. El tema del conocimiento compartido, la investigación y el aprendizaje colectivo es uno de los asuntos más importantes sobre el cual echar algunas luces. Esto porque, cómo señala Hans Siggaard Jensen4 en el Manifiesto abierto sobre investigación y aprendizaje (setiembre de 2003), la educación hay que entenderla como un proceso conjunto y recíproco, permanente, y como una actividad que no está asociada a los lugares clásicos de la enseñanza-aprendizaje, porque la comunidad que aprende no tiene una localización geográfica o espacial, está simplemente en cualquier lugar donde estén sus miembros. Lo que sabe hoy en día, se sabe en equipo y la investigación de hoy requiere de un trabajo en red. A lo señalado por Siggaard Jenses, comenta Piscitelli5 que el autor quiere reciclar a Piaget más allá de ciertos reduccionismos cognitivos de sus propios seguidores. Por ello en el Manifiesto se insiste en dejar atrás los enfoques teóricos de las teorías constructivistas del aprendizaje basadas en el cognitivismo, y avanzar en la dirección de otro autor, Gabriel Salomón (2002) quien trabaja el concepto de la cognición distribuida como 4 Piscitelli, Alejandro. Op. cit, p. 174. 5 Entrevista a José Luis Orihuela en www.educ.ar en octubre de 2003 titulada: “La exigencia de una nueva alfabetización”.
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concepción social del aprendizaje integrado a las formas de vida, con ideas afines a Wittgenstein. Esta nueva concepción social del aprendizaje supone que los contextos sociales cooperativos permiten aprender de otros modos, lo cual antes no era posible. Ya ha sido dicho, pero es necesario reiterarlo, que el problema no se reduce a prepararse o capacitarse en conocimientos técnicos de las computadoras o conocer plataformas digitales y operar en ellas, es más bien un proceso reflexivo que supone el desarrollo de capacidades que permitan trabajar en comunidad. Por ese motivo los jóvenes se distancian muchas veces de los adultos que quieren utilizar las tecnologías para seguir haciendo exactamente lo mismo que antes. Se trata, a la inversa, de descubrir nuevos enfoques, nuevas posibilidades, explorar y experimentar. De alguna manera, todos debemos internalizar que estamos siempre aprendiendo, aceptar que somos parte de comunidades reflexivas y cooperativas. Esta comprensión y actitud puede generar los lazos que socaven la cultura del individualismo porque ayuda a tener en cuenta al “otro” de la comunicación, no en una dimensión instrumental, de comprar y vender o de alguna relación utilitaria, sino porque se hace posible —con una visión plural y más aún intercultural— conversar, negociar, intercambiar. Carina Lion6 se pregunta, ¿en qué media los aprendizajes se potencian con tecnologías y cuándo promueven las tecnologías compromiso ciudadano, usuarios críticos o “multitudes inteligentes”? Se responde proponiendo que si queremos promover esos compromisos, actitudes y miradas críticas, así como generar pensamientos complejos, mediados tecnológicamente en tiempos “atemporales” y en espacios no delimitados, es indispensable pensar en una educación más allá del aula de clase. Una educación que se construye en la interrelación cotidiana, con el auxilio y la intervención de fuentes muy diversas, para lo cual se requiere de propuestas flexibles, con mucha tolerancia a la espera y mayor lugar para la reflexión. Sostiene Lion que frente a la fugacidad, atemporalidad, imprevisibilidad, al inmediatismo de la comunicación, habrá que buscar espacios compartidos, tanto en tiempos sincrónicos como asincrónicos 6 Lion, Carina. Imaginar con tecnologías. Relaciones entre tecnologías y conocimiento. Buenos Aires: La Crujía/Editorial Stella, 2006.
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y en los que la reflexión y el pensamiento no se reduzcan a operaciones de ensayo y error, como muchas veces ocurre con prácticas muy corrientes en los espacios virtuales como la navegación a través de Internet y, especialmente con los juegos. Solamente así se podrá favorecer procesos críticos de apropiación del conocimiento. Internet en la escuela: interactividad y educación Ante la pregunta que se formulan Nicholas C. Burbules y Thomas Callister7 de si la Internet constituye una comunidad educativa, la respuesta denota los desfases de la educación y su propia crisis. Señalan que pese a que la Internet pone en contacto mutuo a diferentes comunidades y grupos, no se logra desarrollar proyectos educativos que vayan construyendo comunidades de pensamiento. Sin embargo, consideran que los escolares están aprendiendo a tratar con la diversidad y a educarse y reeducarse a través de Internet. Para sustentar este argumento mencionan a Hanna Arendt y comparan sus argumentos sobre la condición de pluralidad de los espacios públicos con Internet. En esa misma línea Alejandro Piscitelli acepta que una mirada histórica a las etapas del conocimiento permite afirmar que así como la alfabetización produjo cambios cognitivos en el mundo de la oralidad, habría que precisar cuáles son los cambios que se producen a través de las redes, y si aumentan o se debilitan las facultades de abstracción, categorización y objetivación. Esto habría que evaluarlo primero a través de la televisión y los medios audiovisuales, y luego por los medios más personalizados. El autor sostiene citando a Steven Mizrach (1996) que, frente a los efectos negativos de la televisión, la segunda fase de la telealfabetización, con la aparición y uso de los medios en Red, permiten restaurar los rasgos dialógicos de la oralidad y la naturaleza reflexiva de la alfabetización. Por ese motivo Piscitelli suscribe las conclusiones de Mizrach, al igual que las de Jay Boter, Robert Gruisin, John Seeleyl Brown, Pual Levinson, Rafaele Simone y Roman Gubern en el sentido de que si la era de la oralidad fue la primera fase, la de la imprenta la segunda, la de los multimedios e Internet es la tercera. Sin embargo, precisa, no se eliminan las tecno7 Burbules, Nicholas C. y Thomas A. Callister. Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información. España: Granica, 2001, pp. 285-287.
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logías anteriores y se abren las posibilidades de niveles superiores a la reflexión.8 La incorporación de Internet erosiona el sistema tradicional de la institucionalidad escolar en la medida en que la escuela ya no es la única que ofrece un saber socialmente relevante. Asimismo, el conocimiento y la transmisión de actitudes, normas y valores no se limitan al espacio escolar, ni se administra exclusivamente desde allí. El maestro deja el lugar tradicional que le atribuía la capacidad de concentrar con exclusividad las habilidades y la sabiduría, las bibliotecas se ven superadas por mecanismos más rápidos e inmediatos de acceso al conocimiento que circula por las redes, y la racionalidad y el orden social no provienen sólo de la escuela. A esto hay que añadir que la distancia entre la escuela y el trabajo se acrecienta, lo que trae como consecuencia que su utilidad se vea cuestionada. Los argumentos de los defensores a ultranza de la tecnología sostienen que Internet producirá el gran cambio de la educación. Por otro lado se encuentran aquellos que piensan que hay que evitar que el libro sea reemplazado por los medios audiovisuales porque estos alejan a los más jóvenes y a la escuela de la racionalidad y la cultura. Argumentos que se esgrimen en distintos espacios del debate público. Pienso que lo más importante para establecer los vínculos entre la Internet y la enseñanza en la escuela es comprender que no es la tecnología la que va a transformar automáticamente el sistema de enseñanza tradicional, pero que tampoco los medios audiovisuales son los enemigos de la educación. Más aún, es necesario tener claro que los problemas de la escuela no provienen de la mayor o menor tecnología incorporada, sino de su modelo comunicativo, vertical, secuencial y autista, que no se abre hacia el exterior. Jesús Martín Barbero señala que una educación moderna es aquella que es capaz de desarrollar sujetos autónomos, motivo por el cual la educación escolar tiene que hacerse cargo de los cambios culturales que pasan por los procesos de comunicación e información y no estar al margen de ellos. Cita a Margaret Mead en su libro Cultura y Compromiso de 1971: “nuestro pensamiento nos ata todavía al pasado, al mundo tal como existía en la época de nuestra infancia y juventud. Nacidos y criados antes de la re8 Piscitelli, op. cit., pp. 141-142.
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volución electrónica, la mayoría de nosotros no entiende lo que ésta significa. Los jóvenes de la nueva generación, en cambio, se asemejan a los miembros de la primera generación nacida en un país nuevo. Debemos aprender junto con los jóvenes la forma de dar los primeros pasos”.9 En un reciente libro del brasileño Marco Silva sobre la educación interactiva se plantea una serie de líneas de trabajo para la incorporación de conceptos y procedimientos interactivos en el aula, que me parece un aporte de la mayor trascendencia. Sostiene que la memorización y la repetición, que responden a la pedagogía de la transmisión, siguen siendo el modelo de enseñanza más común y que, pese a que hace muchos años viene esta educación siendo criticada y cuestionada, no hay síntomas significativos de haberse modificado. Lo interesante es que esta afirmación la extiende no solamente a la educación en el aula de clase, llamada presencial, sino también a la educación on-line. La “moda” y la necesidad que tiene la educación privada, los empresarios y gestores modernos, como también la educación pública de modernizarse, ha buscado atender los problemas de falta de calidad de la educación adquiriendo computadoras y equipos digitales, desarrollando instalaciones adecuadas. Todo ella deja de lado la urgente necesidad de cambiar el modelo de la “transmisión” de conocimiento. Se mantienen conceptos y prácticas que no estimulan la participación del alumno en la construcción del conocimiento. Frente a esa escuela que se “ahoga” en sí misma, a maestros que no contribuyen a desarrollar una mirada hacia fuera, los niños y jóvenes que han aprendido mediante enlaces, y cuyo cerebro y sensibilidad están más vinculados con lo no lineal y lo hipertextual, se desenvuelven mucho mejor ante la diversidad de conexiones, ante las acciones de modificar, producir y compartir contenidos. Marco Silva sostiene que en la escuela y para los maestros es fundamental pensar en cómo construir un ambiente de comunicación y aprendizaje. Él menciona que necesariamente la cultura de la transmisión pierde terreno culturalmente cuando en la práctica y mediante acciones concretas en el aula de clase se valoriza los procesos de interacción y de interactividad. Comenta que tanto la escuela tradicional como los medios de comunicación social clásicos, llámese radio, cine, prensa y televisión se sustentan también en la cultura de la transmisión, 9 Martín Barbero, Jesús. “Retos culturales de la comunicación a la educación. Elementos para una reflexión que está por comenzar”. En: Morduchowica, Roxana, op. cit., pp. 28-29.
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motivo por el cual hay que trabajar de una manera muy sistemática sobre lo que están produciendo en su relación con los jóvenes y cómo propiciar la interactividad.10 Para Marco Silva la interactividad no es un concepto de informática, sino más bien de comunicación, es la expresión de la emisión y recepción como co-creación libre y plural. Así planteada, la interactividad le facilita al usuario operar con recursos de conexión y de navegación con referencias multidireccionadas, que le permiten manipular, modificar y adentrarse en aspectos desconocidos. El papel del profesor es el de un “arquitecto de recorridos”, no de un transmisor de contenidos, deberá facilitar el acceso a dominios complejos, garantizando la libertad y la pluralidad. La interactividad supone un modelo que abandona la unidireccionalidad tradicional, no es de uno a todos, sino de todos a todos, y de alguna manera de, “hágalo-usted mismo”. Ese concepto de la interactividad y del papel del maestro no está necesariamente asociado a la riqueza o pobreza de un aula. Puede haber aulas muy pobres, pero ricas en interactividad, además con o sin tecnología digital. Puede haber aulas ricas, con todas las instalaciones, conexiones y las computadoras de última generación, en las que prevalece la pedagogía de la transmisión.11 Añade también Marco Silva que los medios de comunicación clásicos, especialmente la televisión, suponen, en términos comunicativos, una transmisión para la recepción solitaria y contemplativa, muy semejante a la pedagogía tradicional. Que si bien las disposiciones informativas y comunicativas del ordenador on-line sintonizan mejor con indicadores de calidad educativa porque presuponen el diálogo, el intercambio de informaciones y de opiniones, la participación, la autoría en colaboración, no necesariamente ocurre así. En las aulas de clase puede ocurrir que con todos los recursos en línea, se reitere el modelo no interactivo, tradicional y autista. Si se concibe el aula como un laboratorio, como un espacio de investigación, de búsqueda, de experimentación, el hipertexto puede liberar al escolar y permitirle superar la condición de espectador pasivo. Para ello será necesario superar el papel del profesor como un burócrata que transmite el saber-producto. El profesor puede utilizar incluso tec10 Silva, Marco. Educación interactiva. Enseñanza y aprendizaje presencial y on-line. Barcelona: Gedisa, 2005, pp. 15-20. 11 Ibid., pp. 115-205.
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nologías no asociadas a la interactividad como el video por ejemplo, con conceptos interactivos. Si bien las tecnologías y la computadora e Internet aparecen como la gran promesa de cambio, hay que tener en cuenta que si las prácticas educativas no evolucionan, lo digital puede seguir siendo utilizado para potenciar el modelo de transmisión. Pero, como ha sido expuesto, no basta con ampliar o democratizar el acceso a los medios digitales de información. Es necesario educar a maestros y estudiantes, llegar a las comunidades educativas excluidas, dotarlas de capacidades para evitar el uso instrumental de Internet, porque de otra manera se perderá toda posibilidad de movilizar una inteligencia colectiva y plural desde el aula. Comunicación y educación para una ciudadanía crítica La comunicación y la educación pensada hoy, con el apoyo de los medios tradicionales y de los nuevos medios, tiene un énfasis cada vez más en el sujeto, la realidad y sus posibilidades de comunicación. Se trata de: • Educar en una ciudadanía crítica frente a la diversidad cultural y la sociedad de la comunicación. • Promover una comunicación al interior de la escuela veraz, pluralista, informada-informante, no coercitiva, dialogante, argumentativa, movilizadora. • Impulsar la construcción colectiva de conocimiento, la autonomía y participación. • Usar las TIC con fines de aprendizaje e integración del conocimiento. • Internalizar el funcionamiento en redes. • Seleccionar e interpretar críticamente la información. • Hacerse visible y audible en el espacio virtual. • Facilitar la construcción colectiva de conocimiento (Wikipedia, YouTube, software libre, portales educativos). • Aprendizaje en soportes múltiples. • Preservación de la lecto-escritura.
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Por ese motivo, regresar a Paulo Freire y sus sabias reflexiones sobre la educación nos ayuda a “desprendernos” de miradas que nos alejan de la esencia del problema. Para Paulo Freire el pensamiento y la educación fueron siempre un acto colectivo, presentes en aquella visionaria frase: “nadie educa a nadie, los hombres se educan entre sí, mediatizados por su mundo”. Es posible educar en una ciudadanía crítica que suponga el diálogo intercultural y que plantea desafíos curriculares importantes. Estos deberán estar presentes en la lengua, en la diversidad como un valor positivo, en la educación cívica y en la promoción de la expresión y el arte desde una perspectiva intercultural que recoja una visión de país y de sociedad.
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3. Educomunicación: una estrategia para la participación y educación ciudadana Patricia Bustamante Marín Comunicadora Social de Colombia, de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Investigadora del Centro de Comunicación Educativa, CEDAL.
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l tema de este panel tiene que ver directamente con una propuesta de acción estratégica orientada a generar mecanismos de participación en la ciudad con un componente especialmente importante: la educación. El camino recorrido en América Latina y en otras latitudes del planeta, ha mostrado que la Educomunicación es mucho más que una acción. Es, a mi modo de ver, un estilo de vida, una forma de pensar y de ser que define a quienes nos hemos comprometido en ello, y marca visiblemente las experiencias de comunicación que se vienen dando en nuestro continente desde hace ya varias décadas. En este encuentro hemos tenido ocasión de conocer más de cerca dichas experiencias con testimonios que dan cuenta de ellas y que podrán socializarse durante los talleres sobre este tema. En este momento, sobre todo, quisiera ofrecer algunas categorías o líneas de acción que han ido configurando el concepto mismo de educomunicación y que, por fortuna, se han venido formulando y construyendo desde la vida misma de muchos hombres y mujeres pioneros en esta “aventura”. Y en este momento, cómo no mencionar al Dr. Ismar de Oliveira, quien ha sido maestro de muchos precisamente en este tema que hoy nos convoca.
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Con el tiempo y básicamente, ante los constantes desafíos que se van sumando a una larga lista de propuestas, se siente la necesidad de sistematizar lo vivido y seguir trazando juntos nuevos derroteros que nos ayuden a seguir recorriendo, no sin sorpresas y en un constante aprendizaje, esto que hemos denominado Estrategia educomunicativa con un componente especial: el aporte para una participación ciudadana. Veamos entonces esas líneas o dimensiones que, naturalmente, caracterizan aún sólo parcialmente la definición de una estrategia en educomunicación: Como sabemos, en los estudios actuales de comunicación, la ciudad ocupa un lugar protagónico. Desde los cambios en los paradigmas académicos de las ciencias sociales y humanas ocurridos desde los años 70, ésta se ha convertido en un laboratorio de observación para comprender los diferentes fenómenos y procesos de la vida social y cultural del ser humano “tardomoderno”. Además, en este momento de la historia de la humanidad, del cual no están exentos nuestros países, y que algunos han osado definir como “noche epocal”, la ciudad es un escenario donde “la noche y el día” no siguen la lógica natural del cosmos en 24 horas. Más bien, la claridad y la luz dan entrada repentina y sin aviso previo, a la oscuridad. Y la noche se posa sobre las urbes no de manera romántica para poder contemplar estrellas y claros de luna, sino de modo violento como para ir cubriendo con mantos de desesperanza, lo que en las urdimbres, con fatiga, se va tejiendo. Esos mantos bien los conocemos: se los ve en estructuras injustas, mecanismos de represión política, nuevas formas de xenofobia y discriminación, hostilidades generacionales, maltrato intrafamiliar, intolerancia, invisibilización de las minorías, pauperización femenina, trabajo infantil, desplazamiento forzado, fundamentalismo religioso y políticos, complicidad y facilismo por parte de los grandes monopolios mediáticos, represión y censura a la libertad de prensa, etc. Además de las sombras crecientes que originan históricas situaciones de delincuencia, inseguridad, desequilibrio socioeconómico, etc. A esto se agrega la negación de la palabra al hombre y mujer común, a los que también hacemos parte de la sociedad civil.
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Sin embargo, entre luces y sombras, la ciudadanía, como bien decía Rosa María Alfaro, se está movilizando y lo mejor, empieza a movilizarse no ya aisladamente sino en esfuerzos que convergen en redes. Veamos juntos entonces algunas dimensiones que atraviesan transversalmente la estrategia que ha surgido de una reflexión sobre la vida, precisamente después de una sistematización que estamos construyendo con base en la experiencia: • Desde lo más profundo de la persona y de los colectivos, surge la socialidad, como esencia y exigencia, como praxis del vivir junto con otros seres humanos en una red de relaciones recíprocas. De aquí se desprende una educación al trabajo conjunto, a la gratuidad en el intercambio y comunión de bienes y a un nuevo uso de ellos suscitando una “Cultura del dar”. • Reciprocidad, que conduce a la participación y a la corresponsabilidad. Exigimos que se respeten los derechos pero asumimos mayores compromisos en la construcción de una sociedad civil madura, gestora y crítica frente a sus dinámicas con logros y fracasos. • Relacionalidad e interculturalidad, podemos dar cuenta de la existencia de un proyecto societal en América Latina, de un nuevo perfil del ciudadano. • Cultura de la acogida que gesta proyectos con migrantes y desplazados, por ejemplo, en relaciones de equidad, sin victimizarnos, sólo a la espera de subsidios. • Educación a una nueva ética de responsabilidad y respecto por el otro, por lo diverso. • Calidad de vida (salud, alimentación, bienestar) y al mismo tiempo educación a una relación armoniosa con el medio ambiente, compromiso con la “salud” del cuerpo social (proyectos ecológicos, cultura de la vida). • Nuevas estéticas, con un despertar a la belleza desde la corporeidad. Una nueva comprensión de las narrativas que surgen de una resignificación del cuerpo y del arte. • Nuevos enfoques pedagógicos, que apuntan a ecosistemas relacio-
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nales donde los protagonismos, autoritarismos y formas de poder asociadas a la posesión del saber y la verdad, se transforman en escenarios que redefinen al tradicional “maestro” y también al “aprendiz”. En un panorama donde cambian los referentes simbólicos, donde se gestan nuevos roles sociales a partir del discurso y de la acción de los medios como “escuelas paralelas”, se hace necesaria también una gestión educativa para el uso y apropiación de los medios, una lectura crítica como punto de partida de la gestión en educomunicación, pero ciertamente, mucho más, y es, precisamente, el aspecto referencial. Es decir, ha habido una especie de “desplazamiento” de los espacios y prácticas culturales y por ende, comunicativos. • Entre otras porque, como bien sabemos, los medios masivos de comunicación habían sido hasta hace poco tiempo los únicos constructores de la agenda ciudadana, de valores y estilos de vida. Incluso de la vida privada y de la intimidad, con un desplazamiento de lo privado a los escenarios públicos y una “publicitación” de “lo privado” (basta pensar en el formato televisivo del reality o del talk show). • Nuevos modelos de información y por ende de movilización, Rosa María Alfaro nos comentaba cómo el ciudadano ha pasado a ser fuente importante de información. Y un celular, una cámara de casa, están al alcance de amas de casa, jóvenes, transeúntes que informan y en cierta forma democratizan la información. • Cabe recordar que en la construcción de agenda pública se lleva a cabo un importante trabajo en periodismo cívico y ciudadano. • Investigación desde el diálogo interdisciplinario y el compromiso de la comunidad académica en proyectos de desarrollo social desde la gestión comunicativa. • Identidad, a partir de un reconocimiento responsable del territorio. De hecho, hemos visto cómo la Educomunicación es una vía para construir procesos simbólicos que conducen a la consolidación de formas culturales auténticas y libres donde hay mayor espacio para la participación, la interacción y la construcción simbólica de nuestros pueblos y de nuestra gente. He aquí el surgimiento de nuevas comunidades físicas, virtuales, pero reales. Comunidades comunicativas.
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• Recuperación de la Memoria, desde una interacción simbólica que recupera la figura del “anciano” (tan importante en nuestras culturas ancestrales) y de muchos actores sociales que la lucha generacional y también la brechad digital, ha silenciado. Por tanto, se ha renovado una práctica comunicativa donde se da visibilidad a los contenidos de un pasado que permite vivir y comprender el presente para construir futuro. Un futuro que las prácticas violentas y las lógicas de guerra quieren sofocar sembrando desesperanza. Y acá podría citar innumerables experiencias colectivas animadas por grupos de citadinos y comunidades rurales, que cumplen con una importante gestión política a partir de la construcción de relatos. Estas y otras dimensiones han dado lugar entonces a una educomunicación como estrategia de participación porque es ya productora de escenarios multicolor (para seguir con la metáfora inicial de las noches y los días). La Educomunicación ha sido también una estrategia impulsora de reconocimiento y de visibilización. Ante una de las grandes enfermedades de nuestro tiempo como ha sido la indiferencia ciudadana, donde a veces la tolerancia, en un nivel precario, permite todavía la co-existencia y da lugar a la presencia de “otros”. Pero corremos el riesgo de quedarnos en la instancia de “soportar”, de aguantar o al máximo de tolerar y no introducir la palabra, la interlocución como posibilidad y lugar de expresión. Sabemos que negar el Verbo, la Palabra, es negar la presencia de quien es distinto de mí y que al mismo tiempo, me contiene y lo contengo. Si me niego a comunicar, me resto posibilidades de existencia, porque no me entrego tal como soy. Por tanto, cada vez que le “damos la palabra” a otro, le estamos permitiendo existir. Una relación social, con contenidos necesariamente simbólicos, es tan necesaria, como el oxígeno a los pulmones. Dicen algunos psicólogos. La violencia, la pobreza, la ignorancia y otras condiciones infrahumanas de vida, dan cuenta de los grandes delitos de la humanidad: la falta de comunión, procesos económicos paralizados por la estupidez del egoísmo, una política descuartizada y anárquica, etc.
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Por tanto, la educomunicación ha creado escenarios de diálogo, donde estamos aprendiendo a descubrir a ese “mapa humano” que el otro me presenta, para “recorrerlo”, para reconocerlo y entonces, entablar el “encuentro”. Termino mencionando una importante experiencia entre las muchas que en estos días veremos también a través de los talleres. Una experiencia es en Colombia, con CEDAL, Centro de Comunicación Educativa, entidad donde he tenido la grata experiencia de participar en varios proyectos de investigación con una significativa proyección social. El proyecto del que les hablo hoy entre otros promovidos por CEDAL, es el llamado RED DE REDES CIUDADANAS, con soberanía popular, que se inició en el año 2005 con los foros de cultura política participativa y que se ha ido consolidando con la formación de una gran red de redes ciudadanas que, a su vez, está compuesta por redes temáticas de la siguiente manera: Red Ambiental, de Cultura política, Red Cultural, Afro indígena, Red Mujer-Género, Promoción Humana, de Proyectos Productivos. Red educativa formal y no formal; de minorías étnicas y proyectos productivos. Estas redes surgen a partir de los encuentros con organizaciones sociales, con el fin de formar redes ciudadanas con el apoyo de los medios de comunicación local, mediante la unión o articulación de las organizaciones y movimientos sociales alrededor de campos de interés común, que conduzcan al fortalecimiento de su rol protagónico y soberano en la consecución del mejoramiento de su calidad de vida y de su participación democrática en los destinos del país. Este proceso está en permanente construcción alimentándose de las iniciativas propuestas por cada uno de estos nodos de la gran red de redes, y se hace cada vez más cercano y amplio en la medida que otras entidades hagan parte de esta acción, que ha mostrado ser de gran impacto en las regiones y de gran interés de entidades gubernamentales y no gubernamentales. Para este año las redes ciudadanas continuarán su movimiento creciente apoyadas en las sinergias que las avivan y los lazos de información e inte-
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racción, como el boletín digital REDacción, el proyecto de la página Web y un directorio impreso que las enlazan. Asimismo, los procesos de capacitación en medios de comunicación y en los temas de las redes, los encuentros locales y los proyectos que están en marcha seguirán concretando los objetivos propuestos desde el comienzo de esta iniciativa. En este año, se ha adelantado un proceso con las redes que busca capacitar en producción de medios comunitarios (radio, televisión, medios impresos e internet) a los miembros de las organizaciones que pertenecen a la Red de Redes Ciudadanas, conformadas en diferentes ciudades con quienes se ha trabajado el fortalecimiento de la ciudadanía a través del poder mediático, como aporte significativo a la solución de necesidades primarias de estas poblaciones, pero ante todo, como un aporte a la búsqueda de salidas pacíficas y viables al conflicto interno en el que vive Colombia. Con esta capacitación en medios de comunicación las redes temáticas están en competencia para diseñar y poner en práctica la producción de sus propios medios locales de información sobre sus diferentes actividades y así tener visibilidad social. Esta capacitación responde a necesidades que los miembros de las redes ciudadanas, jóvenes, líderes, mujeres y hombres desplazados, pobres, organizados en entidades que buscan propósitos comunes, consideran de vital importancia para conocer el manejo y aprovechamiento de los medios comunitarios que impacten positivamente a su comunidad. Una muestra del impacto social de las redes, la constituye el reciente evento de reflexión con la cooperación del Ministerio del Medio Ambiente, quien delegó un representante encargado del tema de las fuentes hídricas. El encuentro de reflexión temática sobre medio ambiente se realizó el 8 de septiembre de 2007 en la ciudad de Montería, con el objeto de reflexionar sobre el estado actual de la cuenca del río Sinú, identificar las principales problemáticas, proponer alternativas de solución y definir las estrategias de participación comunitaria para aportar en la protección y conservación de los recursos naturales. Inicialmente se presentó un debate en relación con las causas fundamen-
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tales del deterioro de la cuenca hidrográfica del río Sinú, se identificaron los principales problemas desde la visión de los distintos municipios afectados y posterior a la evaluación de las problemáticas, se acordó realizar las gestiones por parte de las organizaciones comunitarias para la presentación de los proyectos en cada municipio, con las recomendaciones del Ministerio de Ambiente, desde donde se pide considerar los programas definidos en el Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca del río Sinú elaborado por la CVS. Como último punto del trabajo del ejercicio de reflexión, se realizó una discusión sobre la conveniencia de la construcción de la hidroeléctrica Urrá II. Estas experiencias se están multiplicando progresivamente en varios países de América Latina como: México, Ecuador, Brasil, Perú y en algunas ciudades españolas como Sevilla por ejemplo. Este trabajo, nos dice la Dra. Gladys Daza, presidenta de CEDAL, se inscribe en una filosofía de humanización de la humanidad, según expresión de Mons. Pedro Casaldáliga de Brasil y en la comprensión de la evangelización en sentido amplio, o sea, ocuparse de todo aquello que de alguna manera afecta al ser humano en cualquiera de sus dimensiones. En este sentido, nada de lo que afecta al ser humano puede ser ajeno a la evangelización. Creo entonces que la Educomunicación es más que una estrategia, es un paradigma, entendiendo por paradigma un “estilo de ver”, de percibir, conocer y pensar, producido predominantemente por las comunidades científicas, que recoge creencias anidadas en el pensar colectivo que no es científico, que se traduce en palabras, principalmente escritas, consagradas, oficialmente a su alrededor. Pero considero que en el marco de la temática de este congreso hay un componente que debe mencionarse: el nosotros como sujeto comunicativo.
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4. La pedagogía del encuentro: desde la exclusión a la inclusión, pedagogía de la solidaridad Juan Luis Ysern de Arce Obispo Emérito de Ancúd. Presidente de Caritas Chile y Presidente Honorario de OCLACC.
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l considerar la “Comunicación para la Movilización Ciudadana” vamos a fijarnos en algunas actitudes que consideramos necesarias para que la movilización ciudadana sea sólida y con auténtico sentido humano. Nuestra reflexión la planteamos desde el punto de vista del comunicador creyente. Consideramos que ese sentido humano lleva consigo la unión de dos ejes que son irrenunciables. Uno es el eje del respeto a la dignidad de la persona humana y el otro el compromiso de la construcción de la convivencia fraterna. Para los cristianos estos ejes son componentes inseparables de la mirada puesta en Dios. Se trata de llevar a nuestra vida el mensaje del Evangelio que nos ha hecho visible Cristo, el Señor, con sus palabras y con las obras de su vida entera. El cristiano sabe que la persona humana está hecha a imagen de Dios y que se ha de realizar en la comunión con los demás en las entrañas de Dios. Todo lo que se haga en esa dirección se encamina en la dirección del Reino de Dios que es lo que da sentido a todo. Pero nuestra realidad social dominante tiene otros planteamientos que van en otra dirección. La motivación de la dinámica dominante es la búsqueda del propio interés, de modo que cada vez se hace más fuerte el
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individualismo egoísta con la mirada puesta, no en la persona, sino en las cosas, ambiciones, etc. Esto mismo es un atentado radical para la convivencia, ya que cada uno va por su lado, sin que le importen los demás. Así lo que se produce es dispersión, aunque físicamente cada persona esté junto a la otra. Con esta dinámica el dominio de los poderosos se impone a costa de los que quedan despojados y heridos, no sólo al margen del camino de la vida ciudadana, sino excluidos sin poder caminar. El poder de los poderosos está plasmado hoy día en la globalización de sentido económico de modo que en orden a esos intereses todo le rinde pleitesía. Las actividades, profesiones, estructuras, los medios de comunicación, etc., todo queda servil al sistema bajo una mentalidad que se impone de modo asfixiante, de modo que cada persona, prácticamente, no tiene posibilidad de reflexionar. La consecuencia es la masificación ciudadana esclava del consumo. Pero gracias a Dios aparecen personas y grupos que levantan su voz, no solo para dar la alarma, sino también para movilizarse y actuar en la transformación de esa realidad. Es necesario pasar desde la exclusión a la inclusión y crear entre todos la convivencia fraterna y solidaria que, en el interior del corazón, todos anhelamos. La construcción de esa convivencia fraterna es una tarea de cada día, nunca terminada, siempre nueva. Cada día hemos de construir la convivencia con quienes nos toque compartir la mesa de la vida y atentos a los que van quedando debajo de la mesa para escucharlos y hacer que compartan la misma mesa. Es la mesa de la paz, tarea permanente de todos. Toda esta labor requiere que nos ayudemos mutuamente para entender qué es el encuentro de todos y de qué modo aportar cada uno, acogiendo al mismo tiempo a los demás. Esto requiere una pedagogía en la que todos somos maestros y discípulos. Se trata por lo tanto de la pedagogía del encuentro para caminar desde la exclusión a la inclusión y construir la convivencia solidaria en la que cada persona esté comprometida por el bien común y todos sean responsables de todos. Este es el tema de nuestra reflexión.
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Como es lógico, después de la V Conferencia de los Obispos Latinoamericanos y del Caribe en Aparecida, pretendo mantener mi reflexión dentro de ese marco que nos han entregado los Obispos. Aclaraciones previas Al comenzar considero necesario hacer dos aclaraciones para el mejor entendimiento de lo que vamos a exponer. Una es sobre la “pedagogía” y otra sobre el “encuentro”. Al hablar aquí de “pedagogía”, nos estamos refiriendo a la actitud que debemos mantener para ser permanentemente estímulo para que los demás puedan descubrir y desarrollar las cualidades y dones que tienen en orden al pleno e integral crecimiento como personas. Por “encuentro”, estamos entendiendo la comunión como tarea y proceso permanente cuyo nivel y estado último lo alcanzaremos y viviremos en el Cielo, en la plena comunión con Dios y con los hermanos y cuya dimensión humana es tarea de toda persona. Pedagogía Introduciéndonos un poco más en el tema de la pedagogía como actitud estimuladora y el encuentro como proceso de comunión, podemos darnos cuenta de que la persona que practica esta pedagogía es la persona que es libre de verdad y, por ello mismo, es también liberadora. Por otra parte, nos damos cuenta de que el encuentro de personas como comunión está significando un proceso de verdadera comunicación con todo lo que esto conlleva de entrega personal y de acogida al otro, a los demás. La persona libre es la que ha roto las cadenas que la esclaviza y que no deja de hacer el bien que hay que hacer. No es persona libre la que se deja conducir por el egoísmo. En este punto se debe poner especial atención ya que, en nuestros días se coloca el fundamento de la libertad en el “yo” y no en el “nosotros”, lo que genera una muy grave distorsión del sentido mismo de la libertad puesto que el sentido de la libertad es la comunión y no la soledad a la que llega quien, centrado en su “yo”, no sabe querer a nadie y nadie lo quiere a él. Es en el “encuentro”, en la convivencia armónica y fraterna, donde cada uno puede realizarse como persona.
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El auténtico pedagogo, la persona libre que vive la libertad fundamentada sobre el “nosotros”, da vida a la realidad relacional de la persona humana ya que la persona no está hecha para la soledad sino que está hecha a imagen de Dios que es comunión. La persona libre, al mismo tiempo que se hace entrega para el otro, se hace también acogida del otro con lo que se convierte en estímulo liberador del otro. La persona libre que sabe vivir su identidad personal, se convierte en invitación para que la otra persona rompa sus cadenas y entregue lo que es propio de ella según su diversidad con relación a la primera. Al abordar ahora “nuestra pedagogía en el camino del encuentro, desde la exclusión a la inclusión”, lo que buscamos es hacer real la convivencia fraterna y solidaria, para lo cual tendremos que hacer real nuestra respuesta cada día más clara a varias necesidades, tales como: 1. Necesidad de aprender a escuchar. 2. Necesidad de aprender a ponerse en el lugar del otro. 3. Necesidad de aprender a descubrir a los que no tienen voz y a quienes no se les deja escuchar su voz. 4. Necesidad de aprender a estimular el protagonismo de cada persona. 5. Necesidad de aprender a descubrir lo que hay de positivo en la realidad. 6. Necesidad de aprender a descubrir las causas de la marginación y promover su eliminación. 7. Necesidad de aprender a caminar con creatividad. Lo dicho ya nos hace ver la íntima relación entre la pedagogía y el encuentro. Hemos visto la pedagogía como el proceso de la libertad que se fundamenta sobre el “nosotros”. Pero esto mismo no es otra cosa que un proceso de comunicación como camino para la comunión. Identidad, alteridad, comunidad adquieren su pleno sentido. El encuentro de la identidad de cada persona con la alteridad de la otra produce la comunidad. Cuando hablamos de “comunidad” en la que se vive, el “encuentro de la comunión” es evidente que se ha de entender según diversos niveles
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o tipos de comunidad. Comunidad matrimonial, familiar, educacional, laboral, vecinal, ciudadana, universal (familia humana). Cada una tiene sus características, pero en todas debe hacerse real la comunicación, de alguna forma, como camino del encuentro. Los creyentes sabemos que esto es posible y que en cada una de esas comunidades debemos vivir y reflejar la comunión eucarística que ya nos hace saborear la comunión escatológica que esperamos. Si tenemos en cuenta lo que venimos diciendo podemos entender con facilidad el sentido de la inclusión y el sin-sentido de la “exclusión”. En la medida que nos dejamos arrastrar por el egoísmo, buscando nuestros propios intereses, nuestro placer, nuestra ambición, etc., nos olvidamos de los demás. Cada uno va por su lado, se produce la dispersión. Por este camino los que sacarán más provecho serán los poderosos. Aunque los bienes que Dios ha hecho para que podamos vivir son de todos, no obstante son los poderosos quienes se apoderan de ellos, quedando otros muchos debajo de la mesa de la vida, que no son tomados en cuenta para nada. Estos son los excluidos. Los Obispos reunidos en Aparecida señalan rostros concretos de excluidos de la convivencia marcada por la globalización del mercado. Nos dicen así: La globalización hace emerger en nuestros pueblos, nuevos rostros de pobres. Con especial atención y en continuidad con las Conferencias Generales anteriores, fijamos nuestra mirada en los rostros de los nuevos excluidos: los migrantes, las víctimas de la violencia, desplazados y refugiados, víctimas del tráfico de personas y secuestros, desaparecidos, enfermos de VIH y de enfermedades endémicas, tóxicodependientes, adultos mayores, niños y niñas que son víctimas de la prostitución, pornografía y violencia o del trabajo infantil, mujeres maltratadas, víctimas de la violencia, de la exclusión y del tráfico para la explotación sexual, personas con capacidades diferentes, grandes grupos de desempleados/ as, los excluidos por el analfabetismo tecnológico, las personas que viven en la calle de las grandes urbes, los indígenas y afro-descendientes, campesinos sin tierra y los mineros. La Iglesia con su Pastoral Social debe dar acogida y acompañar a estas personas excluidas en los ámbitos que correspondan (A. 402).
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Los mismos Obispos nos recuerdan e insisten en la inseparable relación de Cristo con los pobres y nos explican el profundo alcance de la opción preferencial por los pobres. Nos dicen: Si esta opción está implícita en la fe cristológica, los cristianos como discípulos y misioneros estamos llamados a contemplar en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos: ‘Los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo’ (SD 178). Ellos interpelan el núcleo del obrar de la Iglesia, de la pastoral y de nuestras actitudes cristianas. Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: ‘Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mateo 25,40). Juan Pablo II destacó que este texto bíblico ‘ilumina el misterio de Cristo’ (NMI 49). Porque en Cristo el Grande se hizo pequeño, el Fuerte se hizo frágil, el Rico se hizo pobre (A. 393). Los creyentes tenemos a Cristo como centro de nuestra vida y lo hacemos celebración en la Eucaristía. Si tenemos presente lo que nos dice Aparecida, no podemos entender nuestra comunión con Cristo si no se vive junto con el permanente proceso de inclusión de los excluidos, para construir entre todos la convivencia fraterna de los hijos de Dios. Esta labor de inclusión es también un deber para toda persona por el mismo hecho de serlo, cuya dignidad y dimensión relacional es reconocida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos cuyo artículo 1 dice: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Así, la norma para la convivencia es la solidaridad que, como nos decía el Papa Juan Pablo II, “no es un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario es la es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos” (SRS n. 38).
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Al entender como hemos dicho la pedagogía y la solidaridad, ya podemos hacer varias consideraciones que no sólo nunca deberíamos perder de vista sino que debemos vivir continuamente y en forma creciente. Todos tenemos que ser pedagogos en el sentido de que cada uno tiene que ser estimulador para el otro, de modo que el otro pueda actuar como sujeto libre, protagonista de su propio crecimiento como persona que sólo puede tener lugar en la entrega que construye la convivencia con los demás. Por lo tanto, esta pedagogía no es algo que ya se sabe y se domina, sino algo que siempre se está adquiriendo. Puede ser que un niño u otra persona que es considerada como ignorante sea para mí un estímulo que me haga desarrollar mis cualidades mucho más que un académico. Quien convierte esta pedagogía en vida no esclaviza ni aplasta a nadie y a su vez él se hace cada vez más libre y liberador, como ya hemos dicho. Quien mantenga esta actitud se encontrará con muchos a quienes ayude a descubrir cualidades que él no tiene y experimentará que él, “el maestro”, tiene que aprender a reconocer que, en esa cualidad, el otro es “más que él” y que no debe aparentar tener lo que no tiene. Desde su “alteridad” con respecto a esa persona, tiene que mantenerse como estímulo para que esa persona desarrolle su “identidad”. Solamente así se podrá realizar el encuentro auténtico, verdaderamente humano. Si tenemos en cuenta que cada persona es única e irrepetible, nos daremos cuenta de que todos tenemos que ser pedagogos y aprendices al mismo tiempo dentro de la construcción de una convivencia armónica y fraterna que no deja a nadie debajo de la mesa de la convivencia. Al pensar en estimular la movilización ciudadana es necesario que tengamos muy presentes estos aspectos para no convertirnos en manipuladores de la movilización. Esto sería traicionar con los hechos el auténtico sentido de una verdadera movilización de auténtico sentido humano. Método “ver, juzgar y actuar” Después de la mirada general que acabamos de hacer parece oportuno detenernos un poco en alguna forma de aplicar el método “ver, juzgar y
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actuar” en esta pedagogía del encuentro según venimos entendiendo la convivencia. Aparecida constata que el método ver juzgar y actuar: nos permite articular, de modo sistemático, la perspectiva creyente de ver la realidad; la asunción de criterios que provienen de la fe y de la razón para su discernimiento y valoración con simpatía crítica; y, en consecuencia, la proyección del actuar como discípulos misioneros de Jesucristo (A 19). Como creyentes, cada uno de los pasos del proceso los realizamos desde la fe. Tanto el ver como el juzgar y el actuar tratamos de realizarlo con los ojos de Dios, con los criterios y actitudes que nos enseñó el Señor. Para la descripción de cada uno de los pasos del método vamos a utilizar dos metáforas. Para el “VER” las metáforas serán “el monasterio” y “el observatorio”. Para el “JUZGAR” serán “la espada” y “el amanecer”. Finalmente, para el “ACTUAR” será “el sínodo” y “el parto”. Pero antes de entrar en cada una de estas metáforas es bueno recordar que la Iglesia ha sido hecha para ser enviada al mundo. Por esencia es misionera, enviada a la humanidad entera. Su misión es entrar, cada día y en cada lugar, en las entrañas de la humanidad, y de cada persona, para transformar toda su realidad. Se trata de la transformación del Reino. En cada situación de la vida y del caminar de la historia, Dios está presente y está llamando a todos y a cada uno para realizar su camino en Alianza con Él y con los demás. La Iglesia tiene que pronunciar ese llamado de Dios en todo momento y en cada situación de la realidad. Por lo tanto, cuando la humanidad se encuentra en lo que se está llamando “revolución tecnológica”, la Iglesia necesita estar presente en esa misma realidad para ser fiel a su misión. No tomar conciencia de ello puede traer gravísimas consecuencias. La historia nos lo ha enseñado. En los tiempos en los que se inició la “revolución industrial”, la Iglesia no tomó conciencia de los desafíos que esa nueva realidad planteaba para la fidelidad de su misión. Se demoró mucho. Durante todo ese tiempo se construyó un mundo en el que la Iglesia estuvo ajena. Las consecuencias de este retraso fueron muy lamentables. No podemos ahora caer en lo
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mismo. Si la humanidad está construyendo un nuevo mundo, la Iglesia debe estar presente en el momento de esa construcción. No basta con hacer condenaciones y exorcismos después. Con toda seguridad, sobre la misión de la Iglesia en este mundo que nace con las nuevas tecnologías, se va a reflexionar mucho y se van a escribir voluminosos libros. En este momento, sólo pretendo unir mi voz a la de aquellos que lanzan su grito de alerta. Grito que, por ningún motivo, ha de confundirse con anuncios caóticos sin solución o, por el contrario, con anuncios de encanto seductor ante el brillo de los espejismos. Se trata del grito para entrar en la realidad con actitud cristiana, sin miedo, con decisión comprometida de fidelidad a nuestra fe, que nos hace mantener viva la esperanza en la fuerza del Espíritu, capaz de transformar el mundo. Para expresar esta “voz de alerta” referente a la actitud de la Iglesia en medio de este nuevo mundo vamos a utilizar las seis metáforas anunciadas. Con esas metáforas queremos expresar actitudes con las que debemos estimularnos mutuamente para realizar nuestra misión como discípulos del Señor, haciendo visibles sus designios. Y como hemos dicho antes esta voz de alerta debe impulsarnos a emprender juntos las movilizaciones necesarias para transformar la realidad. 1. Ver El primer paso del proceso es “ver” lo que está sucediendo. Ver la realidad del modo más objetivo posible, incluyendo, en la medida de lo posible, lo que ya se ve venir. Pero al hablar de la realidad es absolutamente necesario no olvidar lo que dijo el Papa Benedicto XVI en el discurso inaugural de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida. Decía el Papa: ¿Qué es esta “realidad”? ¿Qué es lo real? ¿Son “realidad” sólo los bienes materiales, los problemas sociales, económicos y políticos? Aquí está precisamente el gran error de las tendencias dominantes en el último siglo, error destructivo como demuestran los resultados tanto de los sistemas marxistas como incluso de los capitalistas. Falsifican el concepto de realidad con la amputación de la realidad fundante y por esto decisiva, que es Dios. Quien excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto de
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“realidad” y, en consecuencia, sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas. La primera afirmación fundamental es, pues, la siguiente: Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano (DI. 3). Por lo tanto, para “ver la realidad” la primera metáfora que vamos a utilizar es la del Monasterio. Se trata de vivir la actitud de búsqueda de Dios que está presente en la realidad. Es el Dios Vivo que, desde la realidad, está hablando, está diciendo algo para nosotros. Es necesario estar atentos, escuchar y contemplar. Sólo el que conoce a Dios puede descubrir las semillas del Verbo existentes dentro de esa realidad, entender el sentido definitivo de todo y dar testimonio de ese Dios presente y proclamarlo. La segunda metáfora a la que haremos referencia es a la del Observatorio. Se trata de estar muy atentos a la realidad. Lo que está pasando y lo que se ve venir. Es analizar la realidad concreta con todas las intervenciones que realiza la persona humana. Entender el corazón de la persona que se esconde detrás de esta realidad. Entender todo lo que hay de bueno y lo que hay de malo. Las causas y sus consecuencias. Es esa la realidad desde la que Dios nos habla para transformarla y vivir la Alianza con Él y con los demás. Metáfora del Monasterio Es evidente que al hablar ahora de “Monasterio” no estamos insinuando que todos los fieles nos vayamos a un claustro para dedicarnos a la vida contemplativa. Pero sí estamos expresando la necesidad de tener una actitud contemplativa. Actitud necesaria para todos y que debe existir en todo momento, pero que en las actuales circunstancias en las que estamos entrando en una nueva época tiene una especial connotación y urgencia. Es necesario tener muy presente que Dios no nos ha abandonado ni nos abandonará nunca. Con frecuencia hacemos comentarios sobre la velocidad de cambios en la actualidad. Incluso se ha advertido mucho que no se trata simplemente de una “época de cambios”, sino que es algo mucho más profundo. Se trata de un “cambio de época”. Además, nos han advertido que la velocidad de cambios se va a acelerar cada día más. Pensarlo nos produce vértigo,
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pero es algo frente a lo cual tenemos que saber actuar; es dentro de esa velocidad donde tenemos que aprender a descubrir al Dios de la vida que nos llama en Cristo para que tengamos vida en abundancia. Como cristianos hemos de seguir siempre los criterios que brotan de la fe. Estos criterios son fáciles de comprender, en cierto modo, en un mundo estático. Los recibimos por herencia. Van pasando de generación en generación. Desde niño uno aprende los criterios que se deben mantener en la vida para ir en seguimiento del Señor. Pero la situación se complica en la medida que el mundo deja de ser estático y entra en un dinamismo de cambio en el que los criterios de ayer ya no valen hoy. No obstante, sabemos que lo que da sentido a nuestra vida, Dios, que se nos hace visible en Cristo, no cambia. Él es el mismo ayer, hoy y siempre, que camina con nosotros, nos inspira y nos cuida. En consecuencia, el desafío es descubrir a ese Dios que está presente en la realidad, “está a la puerta y llama” (cf. Apocalipsis 3,20). Se requiere mirar las realidades nuevas con los ojos de la fe, pero el problema para cada uno es que la fe la tiene inculturada y no puede juzgar la cultura nueva desde la cultura que ya está pasada, sino desde la fe. Tarea sumamente difícil. Es aquí donde se necesita una muy especial actitud contemplativa en la que nos necesitamos mutuamente como pedagogos y aprendices partiendo desde la adecuada lectura y reflexión bíblica. Ver la cultura nueva con los moldes y paradigmas de la cultura antigua no es lo que nos corresponde como cristianos. No es esa propiamente la actitud de fe. Se necesita saber discernir eso nuevo, lo que brota, para ver todo lo que hay en ello de bueno, de verdadero, de bello... Todo lo que hay de positivo viene de Dios y a Dios está orientado. No aceptarlo y condenarlo todo, significa no escuchar a Dios. Dios es el mismo, pero el idioma en el que nos habla es distinto. No querer escuchar “todos los idiomas” puede llevar consigo dejar de oír “las maravillas de Dios” (cf. Hechos 2,11). Llenarse del Espíritu Santo que se nos está dando, dejarse conducir por Él, nos hace entender y hablar todos los idiomas. Pero, esto requiere ser dóciles al Dios que nos habla. Es necesario estar permanentemente buscando al Señor y escucharlo. Esta actitud contemplativa es la que nos coloca en el Monasterio de nuestra metáfora.
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Estos cambios de idioma, esto es, cambio de mentalidad y de cultura, los estamos viviendo hoy día en una forma sucesivamente acelerada como hemos dicho. Esto nos desconcierta. Pero si nos fijamos podemos darnos cuenta cómo esta realidad la ha vivido la Iglesia desde el primer momento. Vemos como la Iglesia sale del Pueblo Hebreo y entra en el mundo de los Gentiles. El cambio es muy brusco. Vemos la Iglesia naciente dentro de la cultura griega y de la cultura romana, en Egipto, en Asia, en Europa. Vemos a Pablo y a los demás apóstoles pasar de un lugar a otro. Los cambios eran grandes y en cada situación saben descubrir al Dios presente y Salvador en Cristo. Este es el especial esfuerzo contemplativo que hoy se requiere. Con el fin de lograrlo necesitamos ayudarnos mutuamente y purificar nuestra mirada con una fe creciente. El Dios que está por encima de todo, el Dios trascendente, es también el Dios que está en lo más íntimo de cada cosa, el Dios, inmanente que está animando la vida y la historia. Quien tenga un corazón creyente y escuche al Dios que habla no estará asustado frente a la realidad. Lleno de fe vivirá la esperanza desde el interior de la realidad descubriendo las Semillas del Verbo. Metáfora del Observatorio Es muy sabido que las nuevas tecnologías en el campo de la comunicación social tienen una extraordinaria importancia en lo que se refiere a la nueva cultura que se está creando. Pero la “Revolución tecnológica” incluye muchas otras tecnologías cuyos efectos no son de menor importancia. Las tecnologías de la ingeniería genética, los robots y todo lo que significa la automatización industrial, etc., no podemos dejarlas a un lado. Todo ello es el mundo de las “nuevas tecnologías” con las que se está creando la nueva forma de convivencia y que está dejando a grandes sectores de la humanidad como excluidos de esa convivencia. En la metáfora del Monasterio nos hemos referido a la escucha del Dios permanente. Pero aquí nos referimos a la actitud de compartir la vida en la realidad cambiante del hombre. La Iglesia tiene que escuchar a Dios en todo momento y, al mismo tiempo, tiene que entrar en la realidad del hombre. La Iglesia tiene que hacer visible cómo en todo momento se puede vivir la Alianza con Dios y con los hombres.
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Cuando nos referíamos al monasterio, poníamos nuestra atención en las maravillas de Dios que se pueden proclamar en todos los idiomas, pero ahora fijamos la atención en esos idiomas con el fin de descubrir las capacidades que tienen para proclamar las maravillas de Dios. Cuando hablamos del mundo de las nuevas tecnologías no nos referimos simplemente al conocimiento científico-técnico de todas estas tecnologías; nos referimos fundamentalmente al conocimiento de lo que el uso de éstas está produciendo en el hombre y los nuevos paradigmas que aparecen. Se necesita saber cuáles son las influencias de todo ese mundo de las tecnologías sobre los comportamientos de las personas, de los grupos humanos y de la humanidad entera. Los efectos de la heterogeneidad de situaciones existentes. Son miles de preguntas que podemos formular en cada uno de estos campos y sobre las que no tenemos respuestas. Los Observatorios en sentido estricto pueden ser establecidos de muchas formas en conexión con las universidades u otras entidades o personas que realizan labor de investigación. Pero es necesario insistir que debe ser una actitud que, según sus posibilidades, debe adquirir y desarrollar cada persona fijándose en sí misma y en su entorno, prestando especial atención a lo que va en dirección de encuentro e inclusión o, por el contrario, de dispersión y exclusión. Los creyentes y personas de buena voluntad pueden realizar una gran labor dentro del mundo al que nos referimos con la metáfora del Observatorio. De una forma especial habrán de vivir la opción por los pobres. Ellos, según lo que se ve venir, van a estar excluidos del uso de las tecnologías. Las consecuencias son difíciles de calcular en estos momentos. Pero quien busca la inclusión ya puede fijar su mirada en este mundo de los pobres y tratar de entender lo que sucede. Se necesitará mantener una permanente actitud creativa, búsqueda de formas y caminos viables para la participación de los pobres. Es un aspecto en el que la urgencia de ayudarnos a ver esta realidad se hace apremiante. 2. Juzgar El segundo paso del proceso es “juzgar” con profundo discernimiento evangélico para ver todo lo que hay de bueno, verdadero y bello y distin-
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guirlo bien de todo lo que no es así. Siendo la realidad tan compleja, se ve con evidencia la necesidad de ayudarnos mutuamente para desarrollar juntos el sentido crítico que necesitamos. El diálogo que hemos de realizar para este paso nos hace vivir una verdadera y mutua actitud pedagógica, al mismo tiempo que aprendemos a complementar nuestra visión. El “juzgar” que hemos de realizar según los criterios del Evangelio nos orienta hacia el Reino donde viviremos la comunión en plenitud por lo que lleva consigo el sentido de “inclusión”, poniendo especial atención en los “excluidos”. Así pues, para realizar nuestro juicio hemos de poner la mirada en el rostro de Cristo. Es con esa mirada como podemos tener los criterios tanto para juzgar la realidad de los excluidos, rostros sufrientes de Cristo, como sobre su llamado a la inclusión en la convivencia fraterna con su proyección definitiva en el Reino. Con claridad nos lo indica Aparecida: En el rostro de Jesucristo, muerto y resucitado, maltratado por nuestros pecados y glorificado por el Padre, en ese rostro doliente y glorioso (cf. NMI 25 y 26), podemos ver, con la mirada de la fe el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos y al mismo tiempo su vocación a la libertad de los hijos de Dios, a la plena realización de su dignidad personal y a la fraternidad entre todos. La Iglesia está al servicio de todos los seres humanos, hijos e hijas de Dios (A 32). Metáfora de la Espada Con la metáfora de “la espada” estamos haciendo uso de una imagen bíblica que hace referencia a la Palabra de Dios. Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay para ella criatura invisible: todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta (Hebreos 4,12-13).
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Nuestro discernimiento ha de tener como referente clave la Palabra de Dios, no nuestro gusto o interés personal. Es espada de doble filo. No sólo para juzgar la realidad exterior, sino también la realidad interior, lo que está en lo más íntimo de nuestro corazón. Todo lo hemos de ver según la verdad como es ante los ojos de Dios, sin engañarnos. El sentido crítico se ha de desarrollar con toda la profundidad que requiere el discernimiento evangélico. Significa conocer la Palabra de Dios como ha sido entendida por la Iglesia a través de los siglos. Nuevamente aparece aquí la necesidad de ayudarnos, no sólo por la ayuda que nos puedan prestar los estudiosos de la Palabra de Dios, sino también por el sentir de los sencillos que se dejan conducir por el Espíritu Santo. Las Comunidades Eclesiales de Base y otros encuentros que se realizan en torno a la Palabra de Dios son escuelas vivas donde el intercambio de unos con otros en apertura a lo que dice el Señor es una pedagogía firme para asumir los auténticos criterios para la inclusión de los excluidos. Siempre es posible que el juicio de la comunidad caiga en error. Por eso mismo, manteniendo la docilidad al Espíritu Santo, se ha de procurar la verificación con el juicio de la Iglesia. Son muchas las veces que cuesta decir las cosas por su nombre, pero es necesario saber utilizar bien la espada que con la fuerza de la verdad penetra no sólo la realidad palpable inmediata, sino también las causas y circunstancias que explican esa realidad. Frente a lo que aparece de falsedad, injusticia y maldad, el juicio será de denuncia y frente a lo que se descubra como bueno, verdadero y bello el juicio será aprobación que se traducirá en anuncio. Será buena noticia, reflejo, aunque sea lejano, de la Buena Noticia del Reino. Metáfora del Amanecer Se trata de la luz que llega para un día nuevo. El juicio no puede quedarse en la calificación o descalificación de la realidad, es necesario mantener un juicio creativo que plantee propuestas válidas en coherencia con la justicia y el bien que nos presenta la Palabra de Dios.
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Es necesario juzgar sobre las aberturas que aparecen en la realidad en dirección al Reino. El juicio que nos hace entender las semillas del Verbo y plantea sobre ellas propuestas que ayuden a germinar esas semillas y a desarrollar esos brotes. Es necesario que junto al juicio denunciador de la realidad de injusticia y de exclusión se vea el juicio del centinela que anuncia el nuevo día, presentando propuestas con las que se pueda caminar a la transformación de las tinieblas de la noche hacia el nuevo día, de la inclusión para que todos vuelvan a ser hermanos. Se trata de pensar creativamente las propuestas que cada persona, ya en forma personal ya grupalmente, pueda realizar en su entorno sin quedarse inmóvil ante la inmensidad y fuerza de las tinieblas. Ciertamente no hay que empeñarse por hacer lo que es imposible, pero eso no puede dar justificación para dejar de hacer lo que es posible, por poco que nos parezca. Dios no nos pide que hagamos lo imposible, pero nos pedirá cuenta de lo que, siendo posible, hayamos dejado de hacer. Nos pedirá cuenta del amor y del empeño que hayamos puesto o hayamos dejado de poner en lo que Él nos pide, por pequeño que sea. Con este ánimo no podemos dejar de impulsar las movilizaciones que veamos viables según nuestras posibilidades. Nuestro “juzgar” tiene que avanzar en el examen necesario para la búsqueda de los caminos viables. 3. Actuar El tercer paso del proceso es “actuar”. No basta tener buenos diagnósticos y buenas propuestas que nos garanticen buenos discursos. Es necesario ponerlos en práctica. Es muy fácil decir que todos somos hermanos, pero no basta eso, es necesario vivir como hermanos. Para el desarrollo de esta parte vamos a utilizar la metáfora del Sínodo y la metáfora del parto. Con la metáfora del Sínodo no nos referimos al Sínodo como asamblea jurídica, sino en su sentido más amplio. Se trata del camino que todos juntos debemos descubrir y que juntos debemos recorrer. La Iglesia es
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un Pueblo que camina por el mundo hacia la vida plena y definitiva del Reino. Y con la metáfora del Parto nos referimos a la vida nueva que con esfuerzo está naciendo. Pero al hablar del parto estamos haciendo referencia al “Parto de la Esclava”, teniendo bien claro que la Esclava es la inmensa porción de pobres y excluidos que existen en nuestros entornos sin formar parte de nuestra sociedad. Pero advirtiendo, además, que este Parto no es el fruto de una violación ultrajante de la Esclava, sino el fruto de un matrimonio fiel y definitivo con ella. Los cristianos formamos la fraternidad de los discípulos que unidos seguimos a Cristo, fijándonos siempre en Él, lo que nos hace vivir la opción preferencial por los pobres que está implícita en nuestra fe cristológica. Esto nos lleva a actuar en el servicio permanente a los pobres caminando con ellos. Aparecida nos dice con toda claridad: Si esta opción está implícita en la fe cristológica, los cristianos como discípulos y misioneros estamos llamados a contemplar en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos: “Los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo” (SD 178). Ellos interpelan el núcleo del obrar de la Iglesia, de la pastoral y de nuestras actitudes cristianas. Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: “Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mateo 25,40). Juan Pablo II destacó que este texto bíblico “ilumina el misterio de Cristo” (NMI 49). Porque en Cristo el grande se hizo pequeño, el fuerte se hizo frágil, el rico se hizo pobre (A 393). Metáfora del Sínodo La palabra “sínodo” viene del griego y podríamos traducirla por “concaminantes”, los que llevan un mismo camino, o el recorrido en común. Compañeros de camino. Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha convocado a la celebración de asambleas especiales para buscar y señalar el ca-
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mino que se ha de seguir. El sentido que la Iglesia da al término “sínodo” está expresado en el Código de Derecho Canónico (can. 342 y 460), y es siempre una asamblea convocada para buscar los caminos a seguir. Cuando hablamos ahora de la metáfora del Sínodo, estamos haciendo referencia a la actitud de caminantes con la que tenemos que seguir al Señor en medio de la realidad concreta y a la actitud de comunión y participación propia de la fraternidad de los que siguen al Señor. Se trata, por tanto, de saber relacionarnos para seguir juntos el camino del Señor que tenemos que recorrer. Es la actitud no sólo de sentirse miembros de un mismo Pueblo en actitud de comunión y participación, sino también la de proceder con coraje como caminantes. Pueblo de Dios en marcha. En la metáfora del Sínodo, lo que decimos es que lo expresado en las metáforas anteriores lo tenemos que realizar todos juntos, ayudándonos mutuamente, eliminando individualidades de dispersión, procurando incidir en la sociedad con sus estructuras en orden a su transformación según la dirección del Reino, centro de la plena inclusión. Cada miembro de la Iglesia, desde el lugar donde se encuentre, tiene algo que realizar. Nadie puede suplirle y es desde su propia realidad que tiene que ser fiel al Señor que le llama. Pero esta función de cada uno se realiza como Iglesia, dentro de un Cuerpo y para bien de todo el Cuerpo. El Cuerpo de Cristo. Es doctrina muy claramente explicada desde el principio de la Iglesia (cf. 1 Corintios 12,12 ss). Se trata de la participación de todos los miembros en la comunión viva del mismo Cuerpo, la Iglesia. Corresponde a la Jerarquía de la Iglesia el último discernimiento sobre la fidelidad al mensaje del Señor y su dinamismo vital. Pero esto no significa que las iniciativas para el camino a seguir tengan que provenir de la Jerarquía. Cada uno debe conocer del mejor modo posible su propia realidad, y desde esa realidad tomar las iniciativas que con la mirada de fe y la creatividad del amor deba tomar en comunión con toda la Iglesia. La actitud de caminante lleva consigo el romper con las comodidades de la instalación. El instalado adquiere una postura estática. El cristiano y la Iglesia entera han de estar siempre en marcha.
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La Iglesia, lo sabemos, mientras vive en este mundo es peregrina. Siempre tendrá la tentación de instalarse. Es fácil entusiasmarse por los espejismos que presente el mundo y caer en la tentación de transar con aparentes y falsos valores. Ya el Señor nos advirtió sobre la necesidad de vigilar y orar (Cf. Mateo 26,41). Pero, si la Iglesia es peregrina por naturaleza, hoy día esta realidad adquiere una especial característica ante la velocidad de cambios en nuestra realidad. Finalmente hemos de advertir que, si bien es cierto que los miembros de la Iglesia hemos de seguir nuestro camino en comunión con la Iglesia, no obstante, hemos de saber hacer alianza con todos en todo lo que tienen de verdadero y bueno. Dios actúa en todos, no solo en los que estamos dentro de la Iglesia. En el campo de las ciencias y en los demás campos de la vida se dan grandes aportes para el camino de vida que hemos de seguir. Para vivir la metáfora del Sínodo es necesario caminar con ellos según el lugar que corresponde, recogiendo sus aportes, aunque procedan de personas que no tienen fe y siempre tendremos que procurar que cada persona actúe libremente como protagonista de su propio camino. Lo dicho tiene especial importancia en el caso de las movilizaciones. Son muchas las movilizaciones que aparecen impulsadas por personas o grupos de personas que no tienen fe, pero que buscan la justicia y la verdad para conseguir una convivencia armónica. Son muchos los que impulsan el diálogo y la paz con un corazón sincero que escucha la voz de su conciencia. Tenemos que asociarnos a ellos sin pretender robar la autoría de tales movimientos, entregando nuestro aporte, incluyendo, ciertamente, el aporte crítico. Metáfora del Parto Ya hemos señalado que el Parto al que nos referimos es al Parto de la Esclava como fruto de un matrimonio sincero y definitivo con ella, no como fruto de una nueva vejatoria violación Es el matrimonio que hace libre a la esclava y la hace portadora de una vida nueva que hace visible aquello de Isaías: “Miren que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notan? (Isaías 43,19). También hemos dicho que la Esclava es la enorme porción de excluidos que forman parte de la sociedad. Son todos los que quedan debajo de la
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mesa de la vida y que son “explotados” y maltratados por el mismo ambiente dominante fortalecido por el poder de la economía neoliberal que estamos viviendo. Se oyen gritos clamando por un mundo mejor con el convencimiento de que “otro mundo es posible”. Por todas partes se descubren sinceros esfuerzos de acompañamiento a los pobres no sólo respetando su protagonismo, sino estimulándolo. Es cierto que a veces hay que actuar como voz de “los que no tienen voz”, pero siempre hay que estar atentos para no arrebatar la voz de nadie, sino crear las condiciones para que su voz se oiga. Fácilmente se puede apreciar que esta mirada especial a los pobres no significa desentenderse de los ricos. Todo lo contrario, se trata de una opción de universalidad. Se trata de una imperiosa llamada a los ricos y poderosos para vivir la alianza matrimonial con la esclava, con los pobres. Con igualdad de dignidad, dando libertad a la esclava. La Iglesia, desde su nacimiento se ha sentido llamada a vivir este matrimonio con los pobres, pero también se ha dejado tentar por el poder, aunque, a través de los siglos, siempre han aparecido grandes voces y testimonios activos y vigorosos que han hecho palpable el permanente llamado a la Iglesia para vivir este matrimonio con la esclava. La comunidad eclesial puede ayudar mucho para que se oiga la voz de los pobres que claman por su dignidad, por la verdad y por la equidad. Esto no es abandonar a los poderosos, todo lo contrario, si esto se realiza con fidelidad al Señor es hacer resonar el llamado, cariñoso pero fuerte, del Señor, recordando el deber que tienen como administradores de los bienes que fueron creados por Él como regalo para todos. Es el llamado a los poderosos para utilizar su poder como servicio para el bien común, el bien de todos y que, por lo tanto, se ha de colocar principalmente al servicio de los que no tienen bienes. Al servicio de la solidaridad auténtica y permanente, haciendo realidad todos los requerimientos de la ética. Quien vive el matrimonio con la esclava hará visible para la opinión pública los ejemplos de ricos y poderosos que con sinceridad solidarizan con los pobres, y los ejemplos de los pobres que con dignidad y verdad saben mantener su protagonismo en busca de lo que es bueno para todos. Son ejemplos que deben estar incorporados en una auténtica movilización
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constructora de convivencia solidaria. Estos ejemplos son los que hacen ver que “algo nuevo está naciendo”. Es el Parto de la Esclava. En conclusión Nos encontramos ante una realidad que nos plantea desafíos fascinantes. Es vivir la misma gratuidad de Dios hacia todos. Dios es Amor y nos llama a vivir en ese Amor que nos congrega a todos con Él, cosa que se nos hace posible en Cristo cuyo Cuerpo es la Iglesia, es la Eucaristía. Como nos dice Aparecida: La Eucaristía es el lugar privilegiado del encuentro del discípulo con Jesucristo. Con este Sacramento Jesús nos atrae hacia sí y nos hace entrar en su dinamismo hacia Dios y hacia el prójimo (A 251). El encuentro con Jesucristo no lo podemos separar del encuentro con los pobres. Nos recuerda Aparecida: En el reconocimiento de esta presencia y cercanía, y en la defensa de los derechos de los excluidos se juega la fidelidad de la Iglesia a Jesucristo (NMI 49). El encuentro con Jesucristo en los pobres es una dimensión constitutiva de nuestra fe en Jesucristo. De la contemplación de su rostro sufriente en ellos (Cf. NMI.25) y del encuentro con Él en los afligidos y marginados, cuya inmensa dignidad Él mismo nos revela, surge nuestra opción por ellos. La misma adhesión a Jesucristo es la que nos hace amigos de los pobres y solidarios con su destino (257). Nuestra tarea es seguir al Señor en la comunidad fraterna de los discípulos que llaman siempre a los dispersos y excluidos a congregarse en la misma fraternidad.
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5. Derechos de la Comunicación: nuevos retos Sally Burch Directora de ALAI, Ecuador.
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os últimos años han visto el crecimiento de un movimiento —regional y global— por la democratización de la comunicación y los medios, uno de cuyos ejes centrales de propuesta y acción son los derechos de la comunicación, en tanto factor que enmarca y orienta la articulación social y la movilización en este plano. Tal es el caso de la Campaña por los Derechos de la Comunicación en la Sociedad de la Información —CRIS por sus siglas en inglés—, que colocó el tema en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, donde catalizó convergencias en torno al tema. En América Latina y El Caribe, la Campaña Continental por los Derechos de la Comunicación es una expresión del anhelo por construir una agenda continental en la materia, con una perspectiva que pueda proyectarse más allá de un escenario particular, como fue la Cumbre. En esta intervención, propongo hacer un breve recorrido del proceso de articulación del movimiento por la democratización de la comunicación y de las Campañas en torno a derechos, para aterrizar en el siguiente reto: ¿Cómo podemos articular una agenda regional de acción para afianzar los derechos de la comunicación, y que sea capaz de convocar la adhesión de amplios sectores sociales, y de plasmarse en políticas? ¿Y cuáles podrían ser los elementos de esta agenda?
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Derechos de la comunicación El término “derechos de la comunicación” (o “derechos a la comunicación”1) se ha acuñado para referir al conjunto de derechos que garantizan que las personas y las comunidades puedan ejercer la comunicación para conseguir sus metas en las esferas económico, político, social y cultural. Incorpora, pero no se limita a, la libertad de opinión y expresión y el derecho a la información; contempla también aspectos como la transparencia en el manejo de los asuntos públicos; los derechos lingüísticos y culturales, aquellos asociados a la educación, a la privacidad, al ámbito laboral, a la reunión pacífica y a la autodeterminación, entre otros. El hecho de ser derechos ya reconocidos en los instrumentos internacionales y/o en las legislaciones nacionales no significa que todos ellos estén vigentes; al contrario, muchos de ellos son sistemáticamente violados, desconocidos o aplicados en forma selectiva, de acuerdo con los intereses de los sectores de poder. Y si bien las violaciones más flagrantes ocurren bajo regímenes represivos, o en situaciones de conflicto armado, no podemos presumir que los gobiernos democráticamente electos se libren de culpa. Muchos países, por ejemplo, no dan garantías adecuadas para el ejercicio de los derechos culturales de sus minorías. Asimismo, las respuestas ante nuevas amenazas pueden ser inadecuadas, como la creciente concentración mediática, que a menudo es facilitada por la complicidad de autoridades estatales, cuyas prácticas en la concesión de frecuencias suelen carecer de equidad y transparencia. Las nuevas tecnologías digitales implican un enorme incremento en la posibilidad de vigilancia y almacenamiento de datos personales, que supera la capacidad de garantías previstas en los mecanismos legales existentes, y además, rebasa las fronteras donde tales mecanismos puedan aplicarse. En tal sentido, la lucha en torno a los derechos de la comunicación no se limita al plano legal. Implica, entre otros, reivindicar políticas públicas que den las garantías necesarias, que prevengan los abusos de poder, o que promuevan proactivamente el ejercicio de ciertos derechos. Además, requiere de la sensibilización de la ciudadanía sobre la existencia de sus derechos y la importancia de reivindicarlos y ejercerlos. 1 Se usan indistintamente, del inglés: “communication rights”.
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El concepto de derechos de la comunicación no excluye la eventualidad de tener que definir y reivindicar nuevos derechos, en respuesta a la situación cambiante de la comunicación en la sociedad y los reacomodos de poder y control en el sector. En tal sentido, un amplio sector del movimiento por la democratización de la comunicación plantea que se debe reconocer la comunicación en sí misma como un derecho humano fundamental. El planteamiento del “derecho a la comunicación” (en singular), o del “derecho a comunicar”2, en nuestro criterio no se contrapone al concepto de “derechos de la comunicación” (en plural). Consideramos que son más bien complementarios. Reivindicar un derecho a la comunicación implica reconocer el papel fundamental de ésta en los procesos de construcción de las sociedades humanas. Los intentos de precisar su contenido, toda vez, han suscitado una polémica entre puntos de vista contradictorios, en cuyo trasfondo está presente la tensión entre derechos individuales y colectivos. También hay quienes consideran que el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos3 ha logrado el equilibrio preciso de los intereses en conflicto, y que cualquier intento de modificar o complementarlo puede ser contraproducente. Por nuestra parte, compartimos la idea de que se trata más bien de un derecho marco o un “paraguas”, que abarca el conjunto de derechos relacionados actualmente reconocidos; y que constituye el principio base para la elaboración de otros derechos específicos, que entre otros podrían contemplar el acceso a la expresión a través de los medios de comunicación social y a las tecnologías; la gobernanza democrática de los recursos tecnológicos y los medios de difusión; el reconocimiento y protección de los bienes públicos de información y conocimiento y mayores garantías de la privacidad de las comunicaciones y los datos personales. El eventual reconocimiento de un derecho a la comunicación parece lejano en el plano internacional. Pero el tema está de actualidad regional2 En inglés el término es “the right to communicate”. En español se ha acostumbrado utilizar el término “el derecho a la comunicación”, si bien se podría considerar que el verbo “comunicar” expresa mejor el sentido de ser copartícipe activo en la comunicación. 3 “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Artículo 19 de la DUDH.
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mente, con el actual proceso de reformas constitucionales. Por ejemplo ya está en debate en Ecuador, cuya Constitución actual reconoce el derecho a la comunicación, aunque no lo define. En todo caso, más allá de las eventuales definiciones legales, desde una perspectiva de movimiento social, el argumento de que la comunicación es —o debe ser— un derecho de todas las personas es una idea potente, que ayuda a movilizar acciones a favor de los derechos en este ámbito. Y a su vez, abordar la comunicación desde un enfoque de derechos humanos implica superar una visión meramente instrumental, y exige subordinar las consideraciones de privilegio o de negocio al interés público. Algunos antecedentes de la lucha por los derechos de la comunicación Recordemos que, históricamente, los derechos humanos han nacido de los conflictos sociales y los cambios societales; y en tanto tal, su definición y reconocimiento expresan un proceso en evolución. Así como los derechos democráticos han evolucionado de ser el privilegio de una elite, a abarcar progresivamente —al menos en principio— al conjunto de la ciudadanía; también en materia de comunicación se ha visto una progresión; y nada deja suponer que haya llegado a su fin. En breves rasgos, el camino que han seguido estos derechos partió del reconocimiento, hacia el siglo XVIII (siendo la Revolución francesa un momento clave) de la libertad de opinión y de expresión, asociada a la libertad de prensa y de imprenta, concebida como derecho de quienes producen tales medios (los dueños). Posteriormente se suma el derecho a la información, que reconoce los derechos de quienes producen información (como los periodistas), y luego se extiende a toda la ciudadanía, en los términos en que consta en el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), que actualmente es la base de la mayoría de instrumentos de derechos en este ámbito. Claro que la aprobación, en 1948, de la DUDH, no es ajena al ambiente político reinante en el escenario internacional, en los años inmediatamente posteriores a la II Guerra Mundial, y a la propia creación de la Organización de las Naciones Unidas, época marcada por el imperativo de prevenir la repetición de otro conflicto bélico tan devastador.
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La propuesta de reconocer a la comunicación como un derecho humano entró en el debate multilateral más de dos décadas más tarde, en el marco de la controversia en la UNESCO en torno al Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación —NOMIC—. En sus recomendaciones, el Informe MacBride “Un solo mundo, múltiples voces” (1980), propone que: Las necesidades comunicacionales en una sociedad democrática deben ser respondidas mediante el otorgamiento de derechos específicos tales como el derecho a ser informado, el derecho a informar, el derecho a la privacidad, el derecho a participar en la comunicación pública —todos ellos elementos de un nuevo concepto, el derecho a comunicar—. Al desarrollar lo que podría llamarse una nueva era de derechos sociales, sugerimos que se exploren más a fondo todas las implicaciones del derecho a la comunicación. (MacBride Report, Recommendations, Parts II-VII, Art 33. Traducción libre). Toda vez, en el escenario de guerra fría que para entonces reinaba, y en medio de la polémica que se desató entre las tesis de “libre flujo” de información defendida por las potencias occidentales, y la de conseguir un flujo más equilibrado, propugnado por los Países No Alineados, el tema quedó enterrado por la UNESCO, y marcado con el estigma que desde entonces suscita cualquier referencia al NOMIC. No obstante, el derecho a la comunicación no ha dejado de ser una reivindicación central dentro del actual movimiento por la democratización de la comunicación, cuyos actores centrales son organizaciones y redes de la sociedad civil. Esta composición lo diferencia, justamente, del proceso del NOMIC, protagonizado por actores estatales, y acompañado por el grupo de intelectuales que desarrolló el concepto de derecho a la comunicación, pero carente de fuerzas sociales que pudieran darle impulso. Sin embargo, las ideas-fuerza de esa época sí fueron acogidas en espacios sociales, entre otros por parte de los movimientos que pugnaban por el retorno a la democracia en nuestro continente, que a inicios de los años 80 acuñaron la proclama: “sin democratización de la comunicación, no hay democracia”. Estas ideas recobran fuerza en el plano internacional a partir de los años 90, cuando inició la serie de conferencias mundiales de la ONU, comen-
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zando con la Cumbre de la Tierra (Río ‘92), que, al compás del avance de la globalización, dio un nuevo impulso a la actividad de incidencia de sectores de la sociedad civil en las políticas internacionales. En efecto, más allá de los resultados formales de tales conferencias, lo que no cabe duda es que han permitido catalizar procesos de convergencia de la sociedad civil, con repercusiones que van más allá de los eventos mismos, a menudo dando lugar a articulaciones más duraderas. Al coincidir con la era Internet, fue también una oportunidad para un nuevo impulso del movimiento por la democratización de la comunicación. Un caso muy claro fue la Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995), que catalizó las dinámicas regionales y mundiales de las redes de mujeres, que fueron potenciadas al coincidir con la creciente adopción de Internet en el quehacer diario de las redes sociales —gracias, en buena medida, a la iniciativa de redes de comunicación como el Programa de Apoyo a las Redes de Mujeres de APC, que emprendió un iniciativa de sensibilización y de demostración—. En el marco de las propuestas políticas, estas redes lograron que la Plataforma de Beijing reconozca la comunicación como un eje estratégico para el empoderamiento de las mujeres, incluyendo las nuevas tecnologías y la participación en espacios de decisión. Es más, considera a las mujeres como sujetos activos de la comunicación, no solo en calidad de objetos o imágenes. Dos años antes, para la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos (Viena, junio 1993), uno de los aportes provino del Encuentro Latinoamericano de Medios de Comunicación Alternativa y Popular” (Quito, abril 1993), que formuló una propuesta a dicha conferencia para que se afirme y fortalezca el Derecho a la Comunicación. Si bien la Conferencia no la recogió como tal, el hecho contribuyó a que el tema vuelva a estar en la agenda de los medios alternativos y populares de la región. En 1998, que marcó los 50 años de la DUDH, se realizó en Ottawa el Foro Mundial Viena+5 —como aporte a la revisión “Viena + 5” en la Asamblea General de ONU—, para hacer el balance desde la sociedad civil, en el cual se reafirmó la demanda por el Derecho a la Comunicación y se exhortó a las Naciones Unidas a convocar a una Conferencia Mundial de la Comu-
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nicación, con amplia participación de la sociedad civil, a fin de examinar y defender el derecho a la comunicación, propuesta que fue recibida con interés por parte de la Alta Comisionada de Derechos Humanos. El mismo año, esta propuesta fue reiterada en otro evento: el Foro Internacional: Comunicación y Ciudadanía (San Salvador, El Salvador, septiembre), destinado a propiciar una confluencia entre el mundo de la comunicación y otros movimientos sociales, asumiendo que la lucha por la democratización de la comunicación precisa ir más allá de los sectores involucrados directamente en este campo, para que se convierta en bandera de todos los movimientos sociales y ciudadanos. Este evento fue un primer paso para tender puentes para un diálogo que se ha profundizado en los años siguientes. De hecho, este fue uno de los primeros espacios intersectoriales autónomos, que caracterizarían las dinámicas del nuevo siglo: o sea, por fuera de la agenda de Naciones Unidas, se ha buscado crear espacios propios de construcción entre movimientos sociales y ciudadanos, cuya principal expresión, a partir de 2001, sería el Foro Social Mundial. La CMSI Sin embargo, el desarrollo de la comunicación, con los cambios tecnológicos, había dejado, en efecto, un vació en las políticas internacionales en la materia. Entonces, si bien se había previsto que el ciclo de conferencias mundiales de la ONU terminaría con la Cumbre del Milenio, la ONU acogió una propuesta que surgió en la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) de realizar una Cumbre más: la de la Sociedad de la Información, que a la postre fue convocada por la ONU para 2003 en Ginebra y 2005 en Túnez. La CMSI tuvo como objetivo desarrollar una mejor comprensión de la llamada Sociedad de la Información y sus impactos en la comunidad internacional; y elaborar los lineamientos y políticas directrices para su desarrollo y ordenamiento internacional. Siendo la primera conferencia mundial específicamente en el área de la comunicación, para muchos actores del movimiento por la democratización de la comunicación fue un espacio ineludible de intervención, aun
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si el enfoque tecnologista con el cual fue organizado distaba mucho de la visión de derechos planteada desde este movimiento. En efecto, la UIT, instancia organizadora, adoptó de entrada un enfoque que en esencia planteaba soluciones al desarrollo y a la brecha digital, mediante la introducción de redes de telecomunicaciones y computadoras. Esta visión se acoplaba con la agenda del sector empresarial, según la cual el camino para lograrlo es desreglamentar el mercado de telecomunicaciones y abrir los mercados del Sur a las empresas del Norte. La intervención de organizaciones de la sociedad civil —donde la Campaña CRIS. desempeñó un rol clave— logró incidir significativamente en la visión expresada en La Declaración de Ginebra, en el sentido de centrarla en las personas y los derechos humanos, y no en la tecnología y los negocios-; aunque solo logró parcialmente modificar el enfoque del Plan de Acción. No obstante, las propuestas consensuadas por la sociedad civil —que se compilaron en la Declaración de la Sociedad Civil de Ginebra4— conformaron una base común para el seguimiento y la acción conjunta en otros procesos similares. Éstas parten de una base de derechos y justicia social, del reconocimiento de la información y el conocimiento como bienes públicos, y del potencial de la sociedad de la información para construir conocimientos colaborativamente. Reivindican la participación ciudadana en la gobernanza del sector; y el acceso de todas y todos a las tecnologías y a la información, de acuerdo con sus particulares necesidades. Destacan la defensa de los bienes comunes de información, conocimiento y cultura, el rescate del conocimiento local/tradicional, y la promoción del software libre y de la información de acceso abierto. Proponen límites a la concentración de los medios de comunicación, el fomento a las radios comunitarias y el respeto de la diversidad cultural, entre otros aspectos. También plantean políticas para rectificar los efectos en acceso, oportunidades, control y otros, de las desigualdades de poder —sea entre hombres y mujeres, o por otros factores. Los documentos de la sociedad civil en sí no tienen, evidentemente, ni el peso ni la difusión que han tenido los documentos oficiales de La Cum4 CMSI: Construir sociedades de la información que atiendan a las necesidades humanas, diciembre 2005, http://www.movimientos.org/foro_comunicacion/show_text.php3?key=2346.
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bre; pero el acumulado de conocimientos, las comprensiones mutuas logradas y las sinergias que expresan siguen actuando en múltiples formas y espacios. Actores, redes y campañas Una gran variedad de actores, de distintos sectores sociales, que actúan desde el nivel local hasta al global, se identifican con las propuestas de derechos de la comunicación. Pero es con iniciativas como las campañas, que se facilitan las interconexiones entre ellos, generando el potencial de proyectar un movimiento más amplio. En el plano regional, diversas redes de comunicación han asumido el reto de impulsar la democratización de la comunicación. Se puede mencionar, entre otras, en el ámbito radial, ALER y AMARC; las vinculadas a las iglesias, como OCLACC y WACC; agencias internacionales como ALAI o IPS; o en el plano de las tecnologías digitales, APC.5 Si bien estas y otras redes y organizaciones internacionales de comunicación han venido organizando actividades conjuntamente, desde hace algún tiempo, fue sobre todo a partir de 2001 que comenzaron a actuar juntas en forma más programática, desde la convocatoria en el plano mundial de la Campaña por los Derechos de la Comunicación en la Sociedad de la Información —CRIS—, con el propósito inmediato de buscar respuestas conjuntas ante la CMSI. En el marco de la CMSI, la existencia de una campaña articulada previamente como CRIS resultó crucial para facilitar el proceso de organización y búsqueda de consensos entre actores/as de la sociedad civil, como también para colocar, desde el inicio, en tales posiciones la idea de que los derechos humanos deben ser el fundamento de la Sociedad de la Información. Si bien CRIS siempre se planteó como una campaña cuyo alcance supera el marco de la CMSI —y de hecho ha actuado en otros escenarios como el Foro Social Mundial y la Convención sobre Diversidad Cultural de la 5 ALER (Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica; AMARC (Asociación Mundial de Radios Comunitarios); OCLACC (Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación); WACC (Asociación Mundial de Comunicación Cristiana); ALAI (Agencia Latinoamericana de Información); IPS (Interpress Service); APC (Asociación para el Progreso de las Comunicaciones).
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UNESCO— es cierto que, una vez culminada la fase de Túnez de la CMSI en 2005, no ha logrado identificar un nuevo escenario de acción concertada, y en la práctica ha entrado en un período de reflujo. Pues, desde entonces, las prioridades de acción de la mayoría de sus componentes se han dirigido más al plano nacional o regional. Pero esa es la realidad de las Campañas y redes internacionales, que según las coyunturas tienen momentos de intensidad y otros de reflujo, lo cual no impide que los canales de interconexión creados puedan reactivarse en el momento propicio, o incluso se trasladen a otras campañas o escenarios. De hecho, desde el proceso de sociedad civil en el marco de la CMSI, han surgido nuevos procesos de articulación, que siguen actuando en las instancias de seguimiento, en particular en el Foro de Gobernanza de Internet (IGF), instancia multisectorial creada como parte de los acuerdos de la Cumbre. O regionalmente, para incidir en el seguimiento del plan regional E-LAC 2007. Por fuera de las dinámicas de la ONU, uno de los principales espacios de articulación en torno a la democratización de la comunicación ha sido el Foro Social Mundial, donde CRIS —que tuvo su lanzamiento en el FSM 2002— ha representado uno de los espacios más articulados, para impulsar actividades y propuestas dentro del eje temático correspondiente. Un primer logro fue el reconocimiento dentro del proceso del Foro de que la democratización de la comunicación y los medios debe ser uno de los ejes temáticos centrales (a veces asociado con cultura, educación y/o conocimiento) en la construcción de alternativas al sistema neoliberal imperante. En tales espacios, ha surgido la propuesta de construir un sistema de comunicación contra hegemónico, capaz de hacer un contrapeso real al sistema dominante (aquel orientado a fines comerciales y hegemonizado por mega corporaciones nacionales o transnacionales), desde una postura identificada con los procesos de cambio, a la vez que dando expresión a la creatividad ciudadana y la diversidad cultural. El FSM es el espacio por excelencia para construir lazos de solidaridad e identidad entre movimientos sociales que, con sus distintas prioridades y áreas de acción, están construyendo resistencias y alternativas al sistema económico que convierte a todo en mercancía y subordina las consideraciones humanas a las de ganancia privada. En tal sentido, para
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la Campaña CRIS y las redes de comunicación que la impulsaron, ha sido una oportunidad para estrechar vínculos con otros movimientos, y en particular con actores sociales que ya tienen en su agenda la lucha por democratizar de la comunicación, sin que ésta sea necesariamente su eje de acción central. La existencia de un tejido articulado de movimientos sociales, que ha irrumpido con fuerza en América Latina y El Caribe en la última década y está crecientemente interconectado con movimientos mundiales, presenta una oportunidad inédita para que el movimiento por la democratización de la comunicación pueda ampliarse para avanzar en la conquista de derechos en este plano. Pues, si bien es cierto que las redes de comunicación de las cuales hemos hablado cuentan con un mayor desarrollo de análisis y discurso en el tema, además de prácticas alternativas y experiencia en incidencia política, el hecho es que no cuentan con la fuerza social necesaria para lograr cambios que implican enfrentar intereses adquiridos, lo cual apela a alianzas mucho más amplias. En los últimos años, diversos movimientos sociales de la región, por su parte, han estado buscando reapropiar la comunicación, como parte de sus estrategias de lucha social. Una de las expresiones de este proceso es la Minga Informativa de Movimientos Sociales, iniciativa impulsada por una decena de redes sociales continentales que se han propuesto juntar fuerzas para dotarse de capacidades y políticas de comunicación y apropiarse de las nuevas tecnologías, mediante una iniciativa de difusión conjunta6 y un espacio de intercambio y formación. Este hecho implica una reconexión de la comunicación con la acción social —que se ha ido perdiendo con la mediatización de la comunicación bajo el modelo de la industria cultural— la cual está contribuyendo a devolver el sentido original a la palabra comunicar (comulgar o interrelacionarse). En este recorrido de actores, no podemos olvidar a los centenares o miles de grupos que defienden derechos en el ámbito de la comunicación, pero cuya acción tiende a circunscribirse a un solo sector o área. Ciertos gremios periodísticos, activistas de la alfabetización mediática, observatorios de medios, mujeres que luchan contra los estereotipos en los medios, grupos étnicos que reivindican medios propios, medios comunita6 Su principal expresión es el portal Web www.movimientos.org.
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rios, iniciativas de expresión cultural, nuevos espacios de comunicación contestataria en Internet, sectores académicos, son algunos de ellos. Uno de los retos para construir un movimiento más amplio es tender puentes con tales agrupaciones, para tejer solidaridades y vincular problemáticas afines. La campaña continental por los derechos de la Comunicación Las dinámicas aquí esbozadas fueron el factor desencadenante para que, en el marco del seguimiento al primer Foro Social Américas (Quito, 2004), diversas redes de América Latina y El Caribe decidieran lanzar una Campaña Continental por los Derechos de la Comunicación. Esta Campaña se propone: Sensibilizar a la opinión pública, construir propuestas colectivas, y promover la participación y la movilización ciudadana tendientes a lograr en nuestro continente, una mayor democratización en la generación de contenidos y conocimientos; así como, en el acceso, propiedad y uso de tecnologías, instrumentos y métodos de la comunicación y la información. Entre sus planteamientos iniciales destaca el impulso de políticas públicas para limitar el poderío de los intereses articulados por la lógica del mercado, como también para garantizar la diversidad e independencia de fuentes, soberanía y diversidad cultural, y el acceso democrático a tecnologías. El rescate e impulso a la creación de medios de comunicación públicos de carácter ciudadano, y el reconocimiento y promoción de los medios comunitarios. El despliegue de una información diversa, plural y con perspectiva de género, y la apertura de un amplio debate público sobre los derechos de la comunicación (Fuente: Convocatoria de la Campaña). Desde el inicio se propuso que la Campaña se asiente en las redes de comunicación, organizaciones sociales, campañas e iniciativas existentes o emergentes, y que se construya a partir del trabajo conjunto en torno a temas, proyectos específicos en el marco del gran paraguas de los derechos de la comunicación. La propuesta de la Campaña ha tenido una amplia acogida. Ahora enfrenta el desafío de lograr una mayor proyección y convocatoria, a la vez
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que definir ejes de una agenda común, que correspondan al momento actual de la comunicación en el continente. La comunicación en la actual coyuntura de ALC De hecho, las redes que hemos impulsado la Campaña, reconocemos que la actual coyuntura continental hace aún más pertinente y necesario contar con un espacio continental que permita articular las distintas luchas que se vienen librando en este plano. En efecto, el actual remezón político en la región implica aperturas para la formulación de nuevos marcos constitucionales, legales y de políticas. Y a la vez, en el renovado proceso de integración regional, la comunicación debería ser un eje central. Las expresiones de inconformidad social que han atravesado el continente —a veces llegando a derrumbar gobiernos, o eligiendo otros menos alineados con las políticas de Washington— se ha acompañado de la demanda de abrir el juego democrático, con mayor participación y transparencia, ya no limitado al simple acto de votar cada cuantos años. En este marco, una demanda reiterada ha sido la de tener mayor voz en los espacios públicos. Es en este contexto que se está reactivando el debate público sobre el rol y carácter de los medios de comunicación, a la vez que se están renovando planteamientos de políticas públicas en esta materia. Este hecho es también una señal de la crisis que está afectando a los medios de difusión del establishment, cuyo estrecho alineamiento con los sectores políticos y económicos que promovieron las políticas neoliberales —las cuales han profundizado brutalmente las brechas sociales y económicas— ha afectado seriamente su credibilidad. Justamente, entre las expresiones de inconformidad social que retumban alrededor del continente, un tema reiterativo ha sido el rechazo al comportamiento de gran parte de los medios comerciales, a quienes se les critica por haber estigmatizado a las organizaciones sociales y criminalizado la protesta social; por discriminar a los sectores marginados, a las mujeres, a grupos étnicos en los espacios de opinión; o por manipular a la opinión pública frente a los procesos electorales, entre otros aspectos.
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En este contexto, en el continente se ha visto, en estos años, una renovación de las luchas por afianzar derechos en el plano de la comunicación, a la vez que intervenciones, en varios países, desde los sectores de poder político. Podemos mencionar, al paso, el caso de México, por la reacción contra la llamada Ley Televisa, ya aprobada, que refuerza los monopolios, y que recientemente fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema; o en Uruguay, la ley actualmente en el parlamento para legalizar los medios comunitarios; en Venezuela, la adopción en 2004 de la “Ley de Responsabilidad Social en Televisión y Radio”. Y en EE.UU. vale destacar el auge significativo de la campaña “Stop Big Media”, que ha logrado frenar parcialmente el empuje hacia la concentración mediática. Ante tales medidas, no ha faltado una reacción por parte de los medios de difusión comerciales, que sienten amenazado su poderío; sin duda es por ello que han accedido a abrir un debate sobre su rol, tema que normalmente evaden. El mensaje que vehiculan, bajo el manto de la libertad de expresión, es que los medios de comunicación son, y deben permanecer, intocables: cualquier medida para corregir los desequilibrios que ha generado un sistema mediático mercantilizado y concentrado equivaldría a “censura”; sencillamente consideran que no cabe adoptar políticas públicas en esta área. Esta estrategia ha logrado generar desconcierto en la opinión pública, al confundir la libertad de expresión —como derecho ciudadano— con la agenda privada de los medios de difusión. En este contexto, cabe preguntarnos si el control corporativo de los medios no es hoy una de las principales amenazas a la libertad de expresión y al derecho a la información, siendo que hay una carencia de mecanismos de protección del interés público frente a ello. Toda vez, este debate también implica un reto particular para el movimiento por la democratización de la comunicación; pues las distintas interpretaciones de la libertad de expresión, y el grado de aceptación o no de políticas públicas, ha generado divergencias entre actores del propio movimiento, que podrían debilitar su capacidad de acción conjunta. El tema apela a un debate con madurez para buscar un terreno común.
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Desafíos actuales Volviendo a mis preguntas iniciales, sin duda la articulación de una agenda regional de acción pasa por generar interconexiones, flujos de información y visiones comunes entre la amplia gama de sectores sociales y movimientos que, de diversas maneras, están luchando por democratizar la comunicación y reivindicar derechos. Reto que tendrá mayor impulso al insertarse en el proceso de cambios que está viviendo la región. En cuanto a los elementos posibles de esta agenda, es la misma dinámica de intercambios, la que permitirá identificar los intereses comunes. Sin embargo, los procesos mencionados arriba arrojan pistas que podrían señalar bases en este sentido. Aquí sugerimos algunos elementos que consideramos deberían contemplarse en esta agenda. • Frente a los embates de la ideología neoliberal, que ha satanizado lo público, toma particular relevancia reivindicar justamente lo público. En el plano de los medios de comunicación, nuestro planteamiento es que todos los medios cumplen un servicio público, más allá de si su gestión esté bajo control privado-comercial, estatal, comunitario u otro. Y en tal sentido, la sociedad debe tener el derecho de normar su funcionamiento; lo cual no es lo mismo que censura, ni debe dar paso a ella. • Dentro de este marco, un tema fundamental es reforzar las regulaciones para restringir la concentración de la propiedad de los medios de comunicación, junto con garantías para la diversidad y la pluralidad en la comunicación. • La democratización y transparencia del sistema de concesión de frecuencias —en tanto recurso público escaso— es evidentemente un tema clave; incluyendo la legalización de los medios comunitarios y el derecho de los pueblos indígenas de tener sus propios medios. • Asociado a ello, un tema nuevo, o inminente en toda la región, es la televisión y radio digital: Por ejemplo: ¿Cuál sistema permite una mayor democratización de la comunicación y cómo se debe normar la concesión de las frecuencias? ¿Con la gran cantidad de canales que este sistema puede soportar, cómo lograr un equilibrio entre los canales extranjeros y la producción y cultura propia?
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• Sería importante también plantear políticas públicas, tanto en el plano nacional como regional, que puedan fomentar la creatividad ciudadana, la diversidad de contenidos, y la creación de nuevos modelos comunicativos, alejados de los parámetros de las tres “S” —sensación, sexo y sangre—, que predominan en los medios comerciales. • En el ámbito de las tecnologías digitales, cabe explorar la formulación de nuevos derechos. Por ejemplo, el acceso a la tecnología debe ir de la mano con la formación y los conocimientos necesarios para que pueda ser un instrumento de desarrollo de las comunidades. Pero también será necesario reforzar la protección contra el abuso de los datos personales. La reivindicación de Internet como bien público provee una base para plantear políticas que garanticen que mantenga el carácter de espacio abierto. • Uno de los retos en el plano nacional e internacional es modificar el actual régimen de propiedad intelectual, que lejos de proteger el interés público y los creadores de nuevos conocimientos y productos culturales, tiende a su privatización y a prolongar indefinidamente el lucro empresarial. • Los derechos de las mujeres requieren de un tratamiento específico y transversal, que se dirija no solo al diferencial en el acceso, sino también a los desequilibrios de poder presentes en casi todas las áreas de la comunicación. Uno de los retos en el ámbito mediático es la creación de una nueva estética, alejada de modelo actual de explotación de la imagen de las mujeres. • Y por último, vemos fundamental reivindicar la libertad de expresión en su sentido pleno: como derecho humano y condición del ejercicio de la ciudadanía, y no como prerrogativa reservada a las empresas mediáticas.
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Construyendo una ciudadanĂa activa
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1. Viscosidad mediática en la Web 2.0: diez dimensiones múltiples de la brecha digital Carlos E. Cortés S. Colombiano, maestro en Comunicación y Educación por la Universidad Metodista de São Paulo, Brasil, y Comunicador Social por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.
E
n noviembre de 2005, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y otras organizaciones similares, difundieron el “Índice de Oportunidad Digital”, que mide la facilidad de acceso de los ciudadanos de cada país a las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), y para aprovechar las oportunidades de crecimiento y desarrollo que ofrecen. El índice va del 0 (acceso nulo a servicios de telecomunicaciones), al 1 (TIC totalmente accesibles, tanto por disponibilidad como por precio). La media mundial estaba entonces en 0,37.1 La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI), cumplió dos fases, la primera en diciembre de 2003 realizada en Ginebra, Suiza; y la segunda, en noviembre de 2005, en Túnez. Una preocupación fundamental en la CMSI fue el desequilibrio mundial en el acceso y el empleo de las TIC. Por tanto, la Cumbre fijó dos metas para ampliar el acceso a ellas:
• conectar todas las aldeas del mundo a más tardar en 2015; 1 UIT, “La UIT y Orbicom publican el Índice de oportunidades de las TIC”. Disponible en: http://www. itu.int/ITU-D/CDS/newslog/index-es.asp?Article=843&theme=198.
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• establecer, en el mismo plazo, la conexión a Internet entre escuelas, hospitales y bibliotecas de todo el planeta. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) había confiado en que la brecha digital se cerraría mediante políticas nacionales sobre TIC que incluyeran participación, competencia y regulación eficaz del sector privado. Y si bien dichas políticas han ayudado a reducirla levemente en ciertas áreas, la brecha digital persiste y se ensancha, en especial en los países menos avanzados.2 Este documento se propone discutir los alcances actuales de la brecha digital, y la manera como se manifiesta en dimensiones múltiples de la existencia humana, no solo en el caso de las TIC, sino en un panorama en que las tecnologías, en general, están transformando las culturas, las organizaciones y las posibilidades de participar en las llamadas sociedades del conocimiento. ¿De qué “tecnología” hablamos? Durante el siglo XX, la palabra “tecnología” pasó de referirse a una aplicación práctica del conocimiento científico, a ser entendida, a la vez, como un proceso y un producto: es un proceso por el cual los seres humanos modifican la naturaleza para satisfacer sus necesidades y deseos; y es un producto de la ciencia y la ingeniería. Mientras la ciencia busca entender los porqués y los cómo de la naturaleza, la ingeniería persigue el propósito de darle forma al mundo natural para satisfacer dichas necesidades y deseos humanos.3 Sin embargo, no hay neutralidad ni bondad inherente en la tecnología, porque: • refleja tanto valores como fallas y debilidades; • su resultado puede no ser intencional y, en ciertos casos, es indeseable; • ciertas tecnologías se usan de manera objetable para algunas personas; 2 Gustavo Capdevila, “Una tenue esperanza digital”, Ginebra: IPS, 5 de julio de 2006. Disponible en: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=37960. 3 Greg Pearson & A. Thomas Young, Eds. Technically Speaking: Why All Americans Need to Know More About Technology. Washington DC: National Academies Press; Committee on Technological Literacy; National Academy of Engineering; National Research Council, 2002.
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• hoy resulta casi impracticable como actividad individual, porque su despliegue se ha dado en el marco de complejos procesos corporativos de investigación y desarrollo. Hoy, tanto en lenguaje coloquial como académico, usamos la palabra “tecnología” para referirnos a una diversa colección de fenómenos: herramientas, dispositivos, instrumentos, máquinas, organizaciones, métodos, técnicas, sistemas, y todas sus combinaciones. “Hay una tendencia, entre quienes hablan o escriben sobre tecnología en la actualidad, a concluir que la tecnología lo es todo, y todo es tecnología... La palabra ha llegado a significar todo y cualquier cosa; en consecuencia, corre el riesgo de no significar nada”.4 Hoy, como observa Chandler, tratamos la tecnología como una “vasta, diversa y ubicua totalidad que constituye el centro de la cultura moderna. [...] Lo que resulta interesante es que un concepto que una vez fue muy específico en la manera de usarlo, ahora se ha vuelto amorfo en extremo”.5 Pero esta anomalía conceptual tiene, por supuesto, un claro origen en la ambigüedad que percibimos en nuestra propia realidad: “La tecnología es objeto, pero también es sujeto, está frente a nosotros como un producto terminado para ser usado, pero también y sobre todo es una forma de concebir, de imaginar, de resolver, es un sistema de conocimiento y un sistema cultural”.6 Brechas tecnológicas Un recorrido histórico nos permite ver que las tecnologías, desde sus comienzos, resultaron siempre más ventajosas para algunos individuos, animales, plantas, generaciones o propósitos, que otros.7 No importa si hablamos de nanotecnologías, biotecnologías, tecnologías de la muerte (bélicas), o tecnologías de información y comunicación (TIC), 4 5 6
Daniel Chandler. Reading the Visual. Aberystwyth: University of Wales, 2004. Disponible en: http://www.aber.ac.uk/media/Modules/MC10220/homepage.html. Chandler, 2004, citado. Jesús Galindo Cáceres, Internet y cibercultura. Nueva cultura y formas emergentes de sentido, México: Grupo de Acción en Cultura de Investigación, mayo de 2001. 7 Ver: Pearson & Young, Eds., citado, 2002.
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las tecnologías siempre han generado brechas basadas en esas ventajas para ciertos individuos, animales, plantas, generaciones o propósitos. Las tecnologías que generaron el motor de combustión interna, por ejemplo, reorganizaron las sociedades, en especial las urbanas, dieron lugar al automóvil y al avión, y mejoraron y modernizaron barcos, submarinos y trenes. Esas mismas tecnologías originaron la producción en línea, con toda su cuota de deshumanización del trabajo, y requirieron el despliegue incesante de una idea contradictoria desde su comienzo: usar recursos finitos en forma intensiva, para producir acumulación de riqueza supuestamente en forma indefinida. Y alrededor de ellas surgieron redes extensas de tecnologías interdependientes: plantas ensambladoras; refinerías de petróleo; fabricación de llantas y neumáticos; estaciones de gasolina; talleres de reparación; sistemas de caminos y autopistas... Con el paso de los años, el automóvil sufrió una profunda distorsión en el sistema de mercado: dejó de ser un simple medio de transporte para convertirse en un objeto generador de prestigio y estatus individualista. El resultado es una estructura mecánica de 1.000 kilogramos o más, para movilizar un individuo de 80 kilogramos o menos. Y un consumo insostenible de combustible cada día más caro y escaso. El automóvil nació, pues, como una solución tecnológica de movilidad, pero hoy es un problema mayúsculo de ocupación de espacio público, atascamiento urbano, pérdida de tiempo y derroche de combustible fósil, entre otros inconvenientes. Por otro lado, el desarrollo tecnológico interdependiente en el siglo XX requirió una estructura corporativa industrial con presencia gubernamental y privada permanente, basada en formas de colaboración, políticas y regulaciones. De hecho, se trató de un siglo marcado por la sombra bélica y el valor estratégico de los recursos energéticos en la geopolítica planetaria: las dos guerras mundiales, la guerra de Japón contra la China, la guerra de Corea, la Guerra Fría, la guerra de Vietnam...
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En consecuencia, tanto en el caso de los Estados Unidos como el de Europa, se produjo una estrecha relación entre los centros de producción de conocimiento y las fuerzas militares, responsable, por ejemplo, de haber dado origen a las principales tecnologías contemporáneas de información y comunicación (TIC), incluidas la computadora y la Internet, cuyo despliegue planetario sentó las bases tecnológicas de la llamada “cibercultura”, así como de la globalización, basada en telecomunicaciones e informática (telemática). Tecnicidad digital Si entendemos la globalización como una interconexión planetaria que se refleja en flujos más amplios y crecientes de información, tecnología, productos, capital y personas, podemos admitir que ésta no habría sido posible sin una revolución tecnológica paralela, capaz de hacer el mundo cada vez más interdependiente. La llamada “Revolución Digital” fue un proceso iniciado desde los años 1960 que culminó 30 años más tarde, una vez que sonidos, imágenes, palabras y cifras pudieron ser digitalizados, es decir, reescritos en el lenguaje binario de las computadoras (basado en combinar los dígitos 1 y 0). Esa nueva condición los hizo equivalentes en su calidad de archivos, de manera que dichos sonidos, imágenes, palabras y cifras digitales se convirtieron en la esencia técnica del hipertexto que le dio origen a la World Wide Web. La razón para dicho logro es que la versatilidad de la información digital es completa y permanente, porque un archivo digital es siempre un archivo digital, ya se trate de: • video para cine, televisión o dispositivos móviles; • audio para radio o dispositivos móviles; • textos escritos para prensa o textos multimediales en un sitio Web accesible desde cualquier computadora o dispositivo móvil conectados a una red. Las nuevas TIC integran hoy, en forma transparente, toda la cadena digital en las áreas de adquisición, producción, almacenamiento, emisión y
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monitoreo de contenidos mediáticos. Además, procesos más eficientes y equipamientos móviles más baratos y potentes, han transformado nuestras propias rutinas profesionales, en especial en el oficio periodístico. Este nuevo escenario mediático, a la vez, digital y multimedial, ha sentado las bases de una nueva industria de radio y teledifusión digital (digicasting), centrada hoy en aprovechar mejor el escaso espectro radioeléctrico para crear y probar modelos de negocio emergentes en multidifusión o multicasting (varias señales simultáneas en el mismo canal), y difusión de datos o datacasting. Estamos pasando de unos medios analógicos tradicionales basados en el modelo de la broadcasting (radio y teledifusión), a un conjunto de servicios de textos digitales (video, audio y datos), sustentados en el acceso personalizado: lo que quiero, cuanto quiero, donde quiero y cuando quiero. La actual transición digital está, además, acelerada por la Internet, la banda ancha y el uso extendido de computadoras y nuevos dispositivos electrónicos de comunicación, acceso a redes, grabación de video y reproducción de archivos digitales, como los celulares de tercera generación, a los que seguimos llamando teléfonos por no tener un mejor nombre. La convergencia mediática ocurre en diversas intersecciones entre las TIC digitales, las industrias (telecomunicaciones, informática, entretenimiento y educación), los nuevos contenidos multimediales y las audiencias. Es decir, en vez de significar que todos los medios van a reducirse a una sola plataforma, nos alerta sobre una nueva realidad en que proliferan los canales y los medios se vuelven tan ubicuos como lo permita el despliegue de redes.8 La presencia de TIC en la mayoría de actividades humanas es, pues, una dimensión fundamental de las prácticas sociales contemporáneas, y media entre las lógicas de producción y los formatos mediáticos industriales que dejan de ser analógicos para digitalizarse por completo. Este profundo cambio histórico apoyado en las TIC se denomina tecnicidad digital9, pero es un proceso multifacético y complejo, que no puede 8 Henry Jenkins, “Convergence? I Diverge”, Technology Review (Junio 1, 2001), p. 93. 9 Carlos E. Cortés, “El poder de la tecnicidad digital y el reto de la complejidad”, Signo y Pensamiento (Bogotá: Universidad Javeriana), 44 (Ene.-Jun. 2004), 62-72. Ver también: Jesús Martín-Barbero,
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reducirse a un fenómeno tecnológico. El cambio es tan profundo que, paralela a la migración digital, se está produciendo una migración social de “sujetos-audiencia” a “sujetos-red”.10 La convergencia, entonces, lejos de ser sólo tecnológica, es también: • económica: integración horizontal de industrias de “infotenimiento” y “edutenimiento” (como el caso de Time Warner y AOL); • social: un nuevo entorno intenso en tecnología y rico en información, que exige nuevas capacidades en los usuarios y modifica las reglas tradicionales (analógicas) de la organización; • cultural: la emergencia de una nueva cultura de participación masiva basada en formas de creatividad que se intersectan y producen narratividades transmediáticas y desarrollo de contenidos a través de múltiples canales; • global: circulación planetaria de contenidos mediáticos que origina una nueva hibridación cultural.11 Viscosidad mediática y posconvergencia Una consecuencia inmensa de la tecnicidad digital es que producir y distribuir noticias, información y entretenimiento ya no es un asunto exclusivo de los difusores de la era analógica. Las nuevas TIC tienen el potencial de convertir a cualquier individuo, con acceso a ellas, en productor digital de contenidos. Y ello explica el auge de nuevos contenidos como la difusión de programas de audio en forma no sincrónica a través de redes (podcasting), y el blog la contracción de Web más log (diario o bitácora), que están en la frontera entre lo escrito y lo audiovisual. Es precisamente esa dilución de las fronteras analógicas tradicionales, en las cuales cada medio constituía una industria, la que nos enfrenta hoy “Tecnicidades, identidades, alteridades: des-ubicaciones y opacidades de la comunicación en el nuevo siglo”, en Diálogos de la Comunicación, Lima: Felafacs, 2002. 10 Guillermo Orozco, “Mediaciones tecnológicas y des-ordenamientos comunicacionales”, en Signo y Pensamiento, No. 41, Bogotá: Facultad de Comunicación y Lenguaje, Universidad Javeriana, 2002. 11 Ver: Henry Jenkins. Convergence Culture: Where Old and New Media Collide. New York: New York University Press, 2006. Y Charles Leadbeater. We Think: why mass creativity is the next big thing (Full Draft). Londres: Profile, 2007.
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a una viscosidad mediática difícil de comprender y aún más complicada de enfrentar. Cada vez más allá de las computadoras personales, quien pueda pagar los costos de suscripción puede tener acceso a minicomputadoras, asistentes personales digitales, teléfonos celulares de nueva generación y consolas de juegos de video conectadas a Internet, entre otros dispositivos que combinan la capacidad de recibir información con la posibilidad de establecer comunicación con otras personas vinculadas a la red. En consecuencia, la posconvergencia digital ocurre cuando esos nuevos dispositivos pueden interconectarse en redes telemáticas, alámbricas e inalámbricas, no solo para crear, almacenar, intercambiar y usar contenidos mediáticos, sino para comunicarse en tiempo real o diferido con cualquier persona conectada en el planeta. Desde ese punto de vista, no presenciamos la muerte de ningún medio en particular, sino su reformulación digital. Pero resulta conveniente distinguir, entonces, entre medios, géneros y tecnologías de distribución. Por ejemplo, el audio es un medio; el radiodrama es un género, y el casete, el CD o el MP3 son tecnologías de distribución. En consecuencia, mientras los contenidos cambian, y los géneros y las tecnologías de distribución van y vienen, los medios permanecen como capas dentro de un cada vez más complejo sistema de información y entretenimiento.12 Esa complejidad proviene de la naturaleza dual de la Internet, que es, a la vez, un nuevo medio (una plataforma de textos digitales en red), y, al decir de Castells, una virtualidad real, un espacio de relación social y comunicación directamente vinculado a lo que hacemos en nuestra vida. La Internet es a la vez un medio de información, de interacción y de organización social. Y en su evolución actual, denominada Web 2.0, constituye un fenómeno tecno-social de redes basadas en herramientas de software para nuevos enfoques masivos y participativos de trabajo colaborativo. A las nuevas formas de activismo ciudadano visibles en el blogging y la podcasting, se suman hoy eBay, como mercado de transacciones; Wikipe12 Jenkins, 2001, citado.
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dia, como construcción colectiva de conocimiento; Linux, como comunidad de software de fuente abierta, Skype, como plataforma de voz e imagen sobre protocolo de Internet, y YouTube, Friendster, Flickr, WordPress, Orkut, Blogger, MySpace, Facebook, OhMyNews y Digg, entre otras, como plataformas de creación colectiva de contenidos, basada en alianzas voluntarias.13 Según los promotores de la noción de Web 2.0, sus principios constitutivos son: • la World Wide Web como plataforma de trabajo; • el fortalecimiento de la inteligencia colectiva; • la gestión de las bases de datos como competencia básica; • el fin del ciclo de las actualizaciones de versiones del software; • los modelos de programación ligera junto a la búsqueda de la simplicidad; • el software no limitado a un solo dispositivo, y • las experiencias enriquecedoras de los usuarios.14 Sin embargo, todas estas maravillosas posibilidades son por el momento inalcanzables para millones de seres humanos que habitan en las periferias de la sociedad de la información. Brechas digitales Si las tecnologías, desde sus comienzos, resultaron más ventajosas para algunos individuos, animales, plantas, generaciones o propósitos, que otros, la historia también demuestra que las personas y los países son 13 El blogging es la acción de escribir y leer blogs. Blog es un neologismo inglés que combina las palabras Web y Log (bitácora o diario), para significar un nuevo tipo de producción de contenidos digitales en el umbral entre lo escrito y lo audiovisual. Podcasting es otro neologismo cuya construcción se basa en el iPod, dispositivo de la empresa Apple para reproducir archivos digitales, y la expresión casting, referida a difusión o distribución. Se hace podcasting cuando una persona produce y distribuye archivos digitales a través de Internet; y quien los descarga puede reproducirlos luego en una computadora u otro dispositivo multimedial como el iPod. Ver: Leadbeater. We Think, 2007, citado. Y Geert Lovink. Zero Comments: Blogging and Critical Internet Culture. Nueva York: Routledge, 2008. 14 Cristóbal Cobo Romaní & Hugo Pardo Kuklinski. Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food. Barcelona / México DF: Grup de Recerca d’Interaccions Digitals, Universitat de Vic. Flacso México. e-book de acceso gratuito. Versión 0.1 / Septiembre de 2007. Disponible en: www.planetaweb2.net.
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más productivos cuando usan las tecnologías, en general, y las TIC propias de su tiempo, en particular. El acceso a las infraestructuras de las TIC nunca ha sido igualitario, pese a todos los esfuerzos de universalización de servicios de telecomunicaciones y ejercicio democrático de la libertad de expresión. Y eso, en plena época de convergencia y posconvergencia mediática digital, les otorga ventajas adicionales a algunos individuos y países con respecto a otros. A esa diferencia se la conoce con el nombre de “brecha digital”. Sin embargo, se trata de una hendidura multiforme. Es decir, no hay una, sino varias brechas digitales que, lejos de excluirse mutuamente, se combinan entre sí en función de situaciones individuales, locales, nacionales y transnacionales. La multidimensionalidad de la brecha digital sitúa en su verdadero contexto la repercusión de la revolución de las nuevas TIC en el mundo: se suele hablar de sociedad mundial de la información y de ‘red extendida por todo el mundo’ (World Wide Web), pero en realidad solo un 10% de las conexiones con Internet del planeta provienen del 82% de la población mundial. Los fundamentos de una sociedad de la información y del conocimiento nunca se podrán reducir a los adelantos tecnológicos exclusivamente. En efecto, hay que preguntarse si la desigualdad de acceso a las fuentes, contenidos e infraestructuras de la información no pone en tela de juicio el carácter realmente mundial de la sociedad de la información y compromete, por lo tanto, el desarrollo de las sociedades del conocimiento. [...] La exclusión de la información no solo es una cuestión de acceso y conexión, sino también de contenidos. Tiene que ver tanto con la brecha digital como con la brecha cognitiva, y guarda relación con los obstáculos educativos, culturales y lingüísticos que hacen de Internet un objeto extraño e inaccesible para las poblaciones que han quedado confinadas en los márgenes de la mundialización.15 Además, dichas brechas adquieren cada vez más dimensiones y se están
15 UNESCO. Informe Mundial de la UNESCO. “Hacia las sociedades del conocimiento”. París: Ediciones UNESCO, 2005, p. 25, 32 y 33.
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extendiendo no sólo entre pobres y ricos, sino también entre adultos y jóvenes, y por supuesto, entre el Norte y el Sur del planeta.16 Veamos, entonces, una rápida descripción de las principales manifestaciones múltiples de la brecha digital, siguiendo un inventario iniciado por UNESCO, y añadiendo otros aspectos: 1. Recursos económicos y servicios básicos En general, los dispares ingresos económicos constituyen un poderoso factor de desigualdad en todo el planeta. Las computadoras y las telecomunicaciones todavía resultan muy costosas para la ciudadanía media en los países del Sur; por otro lado, el alto costo de la inversión en infraestructura tiende a generar una segregación tecnológica entre sectores sociales. Diagnósticos producidos en 2005 y 2006 muestran considerables límites básicos para la generalización de los beneficios de la llamada sociedad de la información: • 2.000 millones de seres humanos no disponen de corriente eléctrica, que por el momento es la condición básica del acceso masivo a las nuevas TIC. • Hay alrededor de 1.000 millones personas habitantes de unas 800.000 localidades en todo el mundo que aún carecen de toda clase de telecomunicaciones. • El costo de las telecomunicaciones sigue siendo muy elevado en los países del Sur con respecto a los del Norte, tanto en términos de valor absoluto como de poder adquisitivo. • Las computadoras también son costosas y el suministro de servicios de Internet representa una inversión sumamente elevada en las ciudades, y está muy poco extendido por las zonas rurales. • La alfabetización informática exige un tiempo considerable a quienes tienen que ocuparse ante todo de ganar lo necesario para comer cada día.17 16 Carlos E. Cortés S. “Educación Para Todos”: Un reto de comunicación para el Siglo XXI. San José de Costa Rica: UNESCO, 2006. 17 Ver: UNESCO. Informe Mundial de la UNESCO 2005, citado. UIT y Orbicom, “Índice de oportunidades de las TIC - De la brecha digital a las oportunidades digitales: Medir Infoestados para promover el
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2. Educación y procedencia sociológica o cultural El “Informe de Seguimiento de la Educación para Todos (EPT) en el Mundo 2006” arrojó resultados positivos al recoger nuevos avances en la consecución de los objetivos fijados para una de las principales Metas del Milenio en 2015: alrededor de 70 países aumentaron la parte del presupuesto nacional dedicada a la educación. Sin embargo, el texto también advirtió que: • hay 100 millones de niños sin escolarizar y más de 771 millones de adultos analfabetos, la mayoría mujeres y residentes de zonas rurales; • no se alcanzó el objetivo de la paridad entre hombres y mujeres, fijado para 2005; • los efectos cada vez más acusados de los desastres naturales, el descontento y la violencia social, el VIH, el sida y otras pandemias, así como el agravamiento de la pobreza, amenazan la capacidad de los países para alcanzar los objetivos de la EPT.18 3. Contexto geográfico Las dificultades para acceder a la tierra y al crédito, la circulación de la mano de obra, los desplazamientos forzados por la violencia y la pobreza, y la propia incidencia de los medios de difusión colectiva en las sociedades, han producido un desarrollo sin precedentes de las zonas urbanas, pero en detrimento de la participación de las regiones rurales en la revolución de las nuevas TIC. Esta profunda asimetría entre ciudades y campo crea situaciones de profunda desigualdad, especialmente en los países del Sur. Por ejemplo, la telefonía móvil puede romper el aislamiento de las zonas rurales, pero los índices bajos de rentabilidad han hecho que los operadores de telecomunicaciones en las regiones apartadas de los países del Sur no las hayan difundido todavía en forma suficiente. desarrollo”. Segunda fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI)”, Túnez, noviembre de 2005. Unctad. Informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, julio de 2006. 18 UNESCO, “Comunicado final. Quinta reunión del Grupo de Alto Nivel sobre Educación para Todos”, Pekín: 28-30 de noviembre de 2005.
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4. Edad Los jóvenes suelen estar adelante en el uso de innovaciones tecnológicas, pero también son un grupo vulnerable a las dificultades económicas y sociales. Incluso, en muchas sociedades son víctimas de un prejuicio anti-joven, que les atribuye la aparición de muchas formas de violencia urbana. Por otra parte, el proceso de re-alfabetización (computacional e informativa) de las personas de cierta edad, al ritmo actual de las innovaciones tecnológicas, puede ser un obstáculo insuperable, teniendo en cuenta la carencia de estructuras de formación adecuadas. Para la UNESCO, una formación sistemática de los jóvenes en las nuevas tecnologías y una mayor solidaridad entre las generaciones en beneficio de las personas de más edad permitirían reducir las brechas existentes y contribuirían a reforzar los vínculos sociales y familiares en las sociedades del conocimiento emergentes. Aunque también se oyen voces más escépticas al respecto: [Internet] es, de forma creciente, un medio fundamental de nuestra vida social, de nuestro trabajo, de nuestras empresas, de nuestro sistema educativo, de nuestras instituciones, exceptuando los grupos de edad más avanzada a los que hay que dejar tranquilos si no quieren alterar sus hábitos de vida para adaptarse a un mundo que fundamentalmente no es el suyo (otra cosa es que tengan el derecho y la oportunidad de digitalizarse si así lo quieren)”.19 5. Género Las desigualdades entre varones y mujeres en el ámbito de las nuevas tecnologías son otra manifestación esencial de la brecha digital. Casi dos tercios de las personas analfabetas del mundo son mujeres y, en general, ellas acumulan desventajas en el acceso y uso de las TIC. En países industrializados las mujeres representan una proporción significativa de personas usuarias de Internet; pero, en países en desarrollo, una de cada dos mujeres, en promedio, no sabe leer. 19 Manuel Castells, “Los mitos de Internet”, La Vanguardia, junio 30 de 2007.
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6. Lengua Dada la mayor presencia del inglés como vector de la globalización, hasta ahora se ha limitado el uso de los demás idiomas en el ciberespacio. Esto ha representado un gran obstáculo para la participación en muchos de los beneficios de las redes digitales. Sin embargo, en forma desapercibida, el contenido en inglés ha caído por debajo del 30 por ciento, mientras que la mayor parte del tráfico en Internet ocurre hoy en español, mandarín y japonés. El ciberespacio ha entrado en una etapa de nacionalización por uso de lenguas nacionales, que se irá haciendo más compleja a medida que el potencial transmediático de los 2.000 millones de teléfonos celulares existentes en el planeta se vaya haciendo realidad.20 7. Empleo A menudo, la brecha digital va unida a la brecha laboral por causa de los ingresos. En muchos países, el acceso a Internet sólo se hace en los lugares de trabajo, mientras que los “cibercafés” no están al alcance de todos los bolsillos. 8. Integridad física Las personas con discapacidad acumulan desventajas económicas, culturales o psicológicas que contribuyen a ahondar la brecha digital. Puesto que la mayoría de ellas suelen estar confinadas en sus domicilios, Internet representa una posibilidad única de reinserción social, mediante opciones como el teletrabajo y la participación en comunidades virtuales. Por ejemplo, en el año 2000 solo un 23,9% de ellas tenía una computadora personal en Estados Unidos, mientras que esa proporción ascendía al 51,7% en el resto de la población. Además, las discapacidades físicas en sí mismas representan un importante obstáculo para usar computadoras. También en 2000, un 31,2% de personas con discapacidad mental en Estados Unidos tenía acceso a Internet, pero esa proporción disminuía progresivamente entre aquellas 20 Geert Lovink. Zero Comments, 2008, citado, p. xi.
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con discapacidad auditiva (21,3%); con dificultades para utilizar sus manos (17,5%); con discapacidad visual (16,3%) y motriz (15%).21 Y si bien hay cada vez más dispositivos y mecanismos de acceso, y sitios Web construidos para responder mejor a diversas discapacidades, el simple problema de acceso a las computadoras aumenta en sociedades en desarrollo y aísla mucho más a estas personas. 9. Espectro radioeléctrico Cada era humana ha dispuesto de un recurso generador de riqueza: la tierra lo fue en la era agrícola; en la era industrial fue la energía, y en la era de la información es el espectro.22 El gran inconveniente contemporáneo es que el espectro no es percibido por la ciudadanía como el bien público escaso que es, mientras que la digitalización de medios analógicos permite usarlo de manera eficiente, liberando porciones que se están privatizando mediante millonarias subastas públicas. 10. Digitalización mediática A medida que se produce el cambio radical de la cibercultura, la tecnologización digital de la televisión, la radio y las telecomunicaciones se canaliza prioritariamente por intereses corporativos, de manera que se profundiza la dependencia tecnológica de los países en desarrollo, mientras la sociedad civil organizada tiende a darles la espalda a estas nuevas realidades. Desafíos inmediatos La producción social de conocimiento, como lo ha señalado la UNESCO, está moviendo el eje tradicional de la educación formal como columna vertebral y nos fuerza a revisar las prioridades de nuestra propia estructura educativa: • El modelo actual del aprendizaje se ha difundido mucho más allá del universo de los educadores y se ha extendido a todos los ámbitos de la vida económica y social. 21 UNESCO, “Hacia las sociedades del conocimiento”, 2005, citado, p. 31. 22 J.H. Snider. The Citizen’s Guide to the Airwaves. Washington D.C.: New America Foundation, 2003, p. 6.
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• Las demandas de educación (básica, primaria, secundaria, terciaria, técnica, no formal y permanente), han aumentado en todas las sociedades y exceden la oferta actual. • Toda organización educativa requiere hoy ampliar su “dimensión de aprendizaje”. En consecuencia, resulta urgente cambiar la forma en que se proveen los sistemas de educación de acuerdo con los diferentes grupos de destinatarios, de manera que sea posible brindar aprendizajes relevantes mediante educación formal, no formal, a distancia, virtual y para necesidades especiales. Y ello implica un uso intensivo de las TIC en todas las instancias de nuestros sistemas educativos.23 Por supuesto, la dimensión múltiple de las brechas digitales es abrumadora y excesiva. Pero si hay un espacio inmediato donde se ha comenzado a incidir para reducir las brechas, es precisamente el educativo. Es probable que las nuevas redes sociales y su cultura participativa constituyan caminos en esa dirección. Una cultura participativa es “aquella que tiene obstáculos relativamente bajos para la expresión artística y la interacción ciudadana, un fuerte apoyo para que uno pueda crear y compartir sus creaciones, y algún tipo de consejería informal mediante la cual los más experimentados pasan sus conocimientos a los principiantes. En una cultura participativa sus miembros creen en la importancia de sus contribuciones y sienten algún tipo de conexión social entre sí (por lo menos se preocupan de lo que otros piensan sobre lo que ellos han creado)”.24 Entre las formas actuales de dicha cultura se incluyen: • Afiliaciones o membresías formales e informales, en comunidades en línea centradas en varias formas mediáticas como Friendster, Facebook, tableros de anuncios y mensajes, juegos en línea (metagaming), juegos en grupo (game clans) o MySpace. 23 Ver: UNESCO. Education Makes News, an EFA Media Training and Resource Kit. Kuala Lumpur: UNESCO, Commonwealth of Learning [COL] & Asia-Pacific Institute for Broadcasting Development [AIBD], 2004. 24 Henry Jenkins & otros. Confronting the Challenges of Participatory Culture: Media Education for the 21st Century. An occasional paper on digital media and learning. Boston: MIT & MacArthur Foundation, 2006. Ver también: Jenkins. Convergence Culture, 2006, citado.
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• Expresiones de nuevas formas creativas, tales como: muestreos digitales, skinning (sacar la piel de los personajes para revelar su interior) y modding (añadir o eliminar características de los juegos), fan videomaking (producción de video por parte de los aficionados a una serie o película), fan fiction writing (escritura de textos relacionados con obras de ficción), zines (producción de revistas de autoedición y baja circulación), mashups (combinación de las palabras inglesas mix [mezcla] y match [acople], para referirse a intersecciones entre aplicaciones Web para obtener lo mejor de cada una de ellas, como aplicaciones híbridas de mezclas musicales que reformulan canciones originales). • Solución colaborativa de problemas: trabajo formal o informal en equipo, para completar tareas o desarrollar nuevos conocimientos (como los que se hacen a través de Wikipedia, y los juegos o simulaciones de realidad paralela). • Circulaciones: prácticas y usos nuevos que le dan nueva forma al flujo mediático (como en la podcasting y el blogging).25 Lo que ello refleja, como tendencia fuerte, es que ingresamos en una transición hacia una omnipresencia mediática en que usaremos todo tipo de contenidos digitales en forma interconectada. Al mismo tiempo, desarrollaremos nuevas habilidades para gestionar la información, nuevas estructuras para distribuir información a través de diversos canales, nuevos géneros creativos que explotan los potenciales de las estructuras emergentes de información (hipermedios), como la narración no secuencial e hipertextual, y nuevas formas de organización.26 Eso no quiere decir que vayan a desaparecer los medios analógicos tradicionales de la noche a la mañana. De hecho, en América Latina pasarán todavía varios años antes de sustituir las redes analógicas por sistemas digitales. Sin embargo, al igual que ocurrió con la telefonía fija analógica, totalmente transformada hoy por la movilidad de la telefonía celular, así tam25 Jenkins & otros. Confronting the Challenges of Participatory Culture, 2006, citado. 26 Jenkins 2001 & 2006, citados. Y Olga Lucía Lozano G. “Cómo escribir para Internet”. Curso de eLearning para uso en la plataforma OLE de RNTC, 2007.
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bién los nuevos recursos digitales de escritos, audio e imagen fija y en movimiento, comienzan a hacer presencia en todas las sociedades. Por tanto, en la profesionalización de los nuevos comunicadores y periodistas hoy sobresalen como prioridades las capacidades para la reportería y la escritura de historias originales, así como el dominio de formas alternativas de contar historias, y de editar textos con características multimediales, incluyendo: • Conocimientos básicos de estética y diseño gráfico, con el fin de desarrollar piezas narrativas integrales en red. • Manejo de diversas herramientas informáticas para aplicación periodística. • Desarrollo de nuevos géneros periodísticos para la red. • Destrezas para ser un productor de contenido y un editor multimedial.27 Durante el 60° Congreso de la Asociación Mundial de Periódicos (WAN), realizado en Ciudad del Cabo a mediados de 2007, Mike van Niekerk, editor principal del grupo australiano Fairfax, defendió la idea de hacer un cambio copernicano en las redacciones, transformándolas en verdaderas centrales informativas capaces de proveer contenidos, recurriendo a otras plataformas como las ediciones en línea, los blogs y los videos. “Ya no estamos en el oficio de hacer un diario, sino en el de proveer noticias las 24 horas”, concluyó en su intervención.28 Las escuelas y facultades de comunicación en Latinoamérica no cuentan con los recursos suficientes para enfrentar la tarea en forma aislada, pero podrían apelar a las propias TIC para desarrollar modalidades de e-Learning que ofrecen diversas ventajas: • alcanzar más estudiantes, dado que no hay límites físicos; • prestarles servicios a diferentes tipos de estudiantes, incluyendo profesionales que requieren actualización de habilidades y conocimiento; 27 Max Magee. The Roles of Journalists in Online Newsrooms. Evanston, IL: Medill School of Journalism (Northwestern University), The Online News Association, 2005. 28 Héctor D’Amico, “Los diarios ante el nuevo oficio de dar noticias las 24 horas: Los lectores quieren más protagonismo”, La Nación, Buenos Aires, sábado 2 de junio de 2007.
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• ofrecer educación y capacitación de manera más flexible y a la medida, en términos de presencia física y estructura temporal; • impartir educación y capacitación a grupos geográfica o socialmente marginados.29 Como resultado, con el e-Learning las instituciones educativas pueden llegar a ser más competitivas y alcanzar el potencial de innovar la enseñanza y el aprendizaje, así como hacer una educación más relevante para la sociedad del siglo XXI.
29 Ver: Daniel Prieto Castillo y Peter van de Pol. e-Learning, comunicación y educación: el diálogo continúa en el ciberespacio. Hilversum & San José: RNTC, 2006.
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2. Las TIC y la democratización de la comunicación María Belén Albornoz Comunicadora, investigadora y profesora en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO-Ecuador.
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odemos imaginar dentro del contexto Latinoamericano la incidencia de las tecnologías de la información en la democratización de la comunicación? Cuando en Ecuador apenas el diez por ciento de la población tiene acceso a Internet, cuan relevante puede considerarse la comunicación en la web, qué posibilidades de desarrollo puede generar en los sectores más vulnerables de la población. En especial cuando no contamos con políticas públicas que favorezcan el acceso universal y la producción local de contenidos tanto desde los gobiernos seccionales como desde las organizaciones de sociedad civil (OSC). Es innegable que gran parte de las OSC no utilizan las TIC ni como medios de comunicación, ni como herramientas de trabajo ni como espacio de socialización o conformación de redes. Sin embargo las TIC están transformando cualitativamente las lógicas de los sistemas y estructuras sociales (Vizer 2003). Los territorios se están reconfigurando, la sociedad en red empieza a formar nodos dentro del tejido social de nuestras sociedades y los ciudadanos potencian las formas de asociación y organización social. Poco a poco las TIC son empoderadas por los movimientos sociales a través de usos de lo tecnológico que se apartan de los determinismos
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y tendencias de las industrias culturales y comerciales (Winner 2001). Acabando con el aislamiento de sus intereses societales y produciendo mayor interacción y coordinación tanto al interior del movimiento como en la generación de comunidades virtuales y comunidades virtuales de prácticas. De hecho, uno de los mayores retos que tienen las OSC es la apropiación de las TIC con fines sociales. Encontrar los usos que les permita visibilizarse a nivel nacional, regional y global, desarrollar los contenidos y las estrategias de incidencia política que les permita reafirmarse como actores y como productores de sentido dentro y fuera de la web. Barreras La brecha digital e informacional es un reflejo de la exclusión social de gran parte de las sociedades de los países de América Latina y El Caribe. Sin embargo, no es posible hablar de e-inclusión, sin analizar las brechas tradicionales que preceden a las brechas propias de la Sociedad de la Información y el Conocimiento. De hecho, a pesar del crecimiento de la penetración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) a nivel mundial, la brecha digital continúa en los mismos niveles de finales de los años noventa. Lo cual significa que las políticas hasta ahora ejecutadas no han logrado acercar a los ciudadanos menos favorecidos a nuevas oportunidades de desarrollo tecnológico, cultural, económico y social. Por tanto, se ve necesario replantear las políticas concentradas en acceso y conectividad que han marcado la tónica a nivel regional y concebir las TIC más allá de la infraestructura y de Internet, valorando su potencial como instrumentos de apoyo al desarrollo humano, como herramientas para la gobernabilidad y la participación ciudadana. Los costos de acceso a la conectividad y de los artefactos tecnológicos se presentan como una segunda barrera que reafirma la exclusión de un gran número de ciudadanos. Sin embargo, es la desinformación sobre los programas de acceso que gran parte de nuestros Estados han desarrollado el verdadero problema. En la región se han desarrollado programas nacionales de acceso a través de modelos de telecentros (cuestionables en gran medida) que acercan la tecnología a las zonas rurales y urbanomarginales, facilitando el acceso a la web y al uso de los computadores y
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evitando la inversión y el gasto particular de parte de las organizaciones de sociedad civil y de los ciudadanos en general. En el caso de Ecuador, el Subcomponente Telecentros Comunitarios Polivalentes del proyecto PROMEC del Ministerio de Educación y Cultura es un ejemplo de estos programas regionales. Se están implementando 1.120 telecentros a lo largo de cada una de las provincias del país. Y a pesar de que se trata de un programa que subsidia a la empresa privada, a través de deuda pública, para invertir en zonas no rentables; es lo más cercano que tenemos a una política de acceso universal y a posibilidades concretas de conectar a un gran porcentaje de la población que de otro modo, carecería de acceso en muchos años más. Más allá del acceso, la inclusión de los ciudadanos a la Sociedad de la Información y el Conocimiento implica diseñar políticas de empoderamiento y apropiación social de las TIC, que estén estrechamente vinculadas a las realidades locales, que respondan a la urgencia de incorporar a los distintos sectores sociales a los nuevos paradigmas emergentes de globalización y economía del conocimiento. Para ello, se deben generar estrategias de inserción social cada vez más concentradas en la importancia de la implementación local, en el desarrollo de programas diseñados desde patrones geográficos y dinámicas comunitarias que tengan como objetivo potenciar la participación política, la identidad cultural y la interacción entre lo local y lo global. Donde las TIC sean utilizadas como medios para fortalecer a las comunidades, permitiendo que cada vez más personas obtengan acceso a la información y adquieran destrezas y capacidades tecnológicas que les posibiliten mejorar sus condiciones de vida; facilitando la incorporación de más comunidades e individuos al círculo virtuoso de los usos y apropiaciones de la tecnología. La introducción de las TIC a las comunidades debe responder a un proceso de inclusión digital e informacional que contemple el acceso equitativo, el uso con sentido y la apropiación social como factores ontológicos y estratégicos, de uso y aplicación de las TIC al servicio de los ciudadanos. Donde acceso y conectividad solo consistan en los primeros pasos de inclusión y no su objetivo final. Para ello, es necesario considerar la e-inclusión como el aprovechamiento de las TIC para mejorar las condiciones de vida, sobre todo de los grupos humanos empobrecidos, para aprovechar
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el acceso a oportunidades, la satisfacción de necesidades y el disfrute de los derechos fundamentales de las personas y los pueblos. Oportunidades Los usos que están realizando de las TIC los distintos sectores de la sociedad para democratizar la comunicación son cada vez más crecientes y novedosos. Desde el desarrollo rural hasta la blogósfera encontramos las variaciones de formación de redes y de espacios alternativos de comunicación con propósitos sociales más diversos. Estas prácticas democratizadoras de la comunicación implican generar el habitus de incorporar los mundos virtuales a los presenciales, el empoderamiento de capital simbólico, de crear contenidos locales y de compartir información y conocimiento. Como lo define Schiavo y sus colegas, “el habitus es un modo de percibir, pensar y actuar, es tener incorporado un capital al modo de hacer las cosas” (Schiavo, 2001). Sólo a partir de la noción de habitus podemos hablar de incidencia de políticas públicas de las TIC, de la capacidad de los ciudadanos de posicionar la cosa pública en el mundo real y en el virtual simultáneamente, de no ser excluidos por la brecha digital y de participar en este nuevo ordenamiento simbólico con el capital necesario para ejercer algún tipo de poder en la negociación de lo público. Sin embargo, no sólo los ciudadanos o las OSC carecen de este habitus, tampoco lo poseen los gobiernos, lo cual complica todavía más el escenario o el campo de la Sociedad de la información y el conocimiento en nuestros países. Nos encontramos frente a un proceso de alfabetización digital a todo nivel, proceso que está reconfigurando las relaciones entre los gobiernos y sus ciudadanos y, a su vez de la sociedad y sus gobiernos. En el primer caso nos referimos a la búsqueda de la inclusión digital a través de proyectos de gobiernos electrónico (con énfasis en el ofrecimiento de servicios en línea), y en el segundo caso a nuevas formas de participación ciudadana y de incidencia a través de las TIC.
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Bibliografía Ester Schiavo, Sol Quiroga, Daniel Carceglia, Leandro Coppolecchio, Daniel Cravacuore (2001) Internet y gestión local: Hacia la creación del habitus en el ciudadano. Universidad de Quilmes. Buenos Aires. Vizer, E. (2003). La trama invisible de la vida social. Editorial La Crujía. Buenos Aires. Winner, Langdom (2001) Dos visiones de la civilización tecnológica. Ciencia, tecnología, sociedad y cultura en el cambio de siglo, Biblioteca Nueva/ OEI. Madrid.
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3. Comunicação e cidadania: gritos folkcomunicacionais latino-americanos no YouTube1 Denis Porto Renó Periodista, documentalista, profesor magister en Comunicación Social en la UniCOC — União de Cursos Superiores COC.
Resumo/Resumen As discussões sobre a reconstrução da cidadania pelos meios de comunicação ganharam força com o advento das novas tecnologias digitais. Os olhares críticos sobre a aldeia global, defendida por McLuhan, mudaram com uma nova avaliação e novos conceitos foram absorvidos por correntes que estudam o assunto. Porém, tais idéias ganharam oposições midiáticas, com o surgimento de ambientes abertos à grande massa, como o YouTube, onde os usuários tornam-se criadores de conteúdo. Este artigo apresenta, através de conceitos folkcomunicacionais, uma análise bibliográfica e quantitativa da utilização do YouTube como ferramenta de reconstrução da cidadania pelos grupos marginalizados. Las discusiones sobre la reconstrucción de la ciudadanía por los medios de comunicación cobraron fuerza con la llegada de las nuevas tecnologías digitales. Las miradas críticas sobre la aldea global defendida por McLuhan cambiaron con una nueva evaluación y nuevos conceptos fueran absorbidos por las líneas que estudian el tema. Ahora, las ideas ganaron oposiciones mediáticas, con el surgimiento de ambientes de contenido. Este artículo presenta a través de conceptos folk-comunicacionales, un análisis bibliográfico y cuantitativo de la utilización del YouTube como herramienta de reconstrucción de la ciudadanía por los grupos marginados.
Introdução Compreende-se que a comunicação pode fortalecer ou enfraquecer os traços de uma sociedade. Visto pelo ângulo da Escola de Frankfurt, as estruturas midiáticas transformam a sociedade em reféns das classes 1 Artículo presentado en el panel Re-inventar la política, re-imaginar la ciudadanía en los medios, en el III Congreso Latinoamericano y Caribeño de Comunicación, en la ciudad de Loja, Ecuador.
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dominantes, que buscam manipular hábitos, costumes e ideologias de acordo com seus interesses políticos e comerciais. De fato, isso acontece, como se pode perceber com os resultados homogêneos da aldeia global Mcluhiana, onde manipulações políticas, sociais e culturais ganharam aliados potentes e ágeis, com uma nova concepção de comunicação massiva, tanto no quesito plataforma como no linguagem. As estruturas midiáticas ganharam uma nova presença no cotidiano da sociedade e as doutrinas políticas tornaram-se mais intensas. Com isso, os latino-americanos tornaram-se ainda mais reféns da manipulação cultural à qual já se tornara vítima desde o surgimento destas sociedades, sempre combatendo tais atitudes manipulatórias com os gritos e as tradições sociais. Porém, forças de combate surgem através da folkcomunicação, que ganha impulsos com ambientes midiáticos modernos, como o YouTube, onde qualquer pessoa pode publicar seus vídeos de protesto, tornando-os públicos e disponíveis na própria aldeia global. Talvez por este ângulo as idéias de McLuhan passem a se tornar positivas, pois com o advento da comunicação digital e das novas tecnologias, a cidadania ganhou um novo aporte: o da comunicação em massa. Este artigo apresenta discussões a respeito da reconstrução da cidadania latinoamericana através de vídeos disponibilizados no YouTube, tendo como ponto de partida conceitos de folkcomunicação, teoria que explica os métodos comunicacionais das classes marginalizadas, e de produção de vídeos populares. Por fim, estuda-se, através de uma metodologia de pesquisa qualitativa, a condição em volume em que se encontram vídeos que possibilitam uma reconstrução cidadã da América Latina no sítio YouTube. Espera-se, com os resultados desta pesquisa, compreender os caminhos que podem seguir a reconstrução da cidadania em tempos de aldeia global, se é que ela existe de fato.
Conceitos folkcomunicacionais A teoria que estuda os processos comunicacionais promovidos pelas idéias e a cultura popular da classe subalterna são definidos por Beltrão (2001, p. 58) como Folkcomunicação. Tal conceito foi proposto por Luiz Beltrão em sua tese de doutorado, em 1967, na Universidade de Brasília. Para Beltrão, a folkcomunicação situa-se entre os estudos sobre folclore e comunicação de massa, ou seja, entre os resgates sobre a cultura popular e as formas co-
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municacionais. Esses processos chamados folkcomunicacionais utilizamse de um mediador entre o emissor e o receptor, como segue: Para que a mudança se verificasse, uma outra influência se colocava entre os meios e o grupo afetado —a influência do “líder de opinião”— personagem quase sempre do mesmo nível social e de franco convívio com os que se deixavam influenciar, tendo sobre eles uma vantagem: estavam mais sujeitos nos meios de comunicação do que os seus liderados. Conheciam o mundo, isto é, haviam recebido e decodificado as mensagens dos meios, transmitindo-as em segunda mão ao grupo com o qual se identificavam (BELTRÃO In HOHLFELDT & GOBBI, 2004:44). Este mediador, chamado líder de grupo, absorve a mensagem, re-processa a mensagem de acordo com sua percepção e a repassa para o receptor de seu grupo social. Tais mensagens encontram-se especialmente na indústria cultural, e são filtradas pelo líder. Esses líderes conquistam naturalmente tal responsabilidade, graças à credibilidade dos mesmos em suas comunidades. Segundo Beltrão (HOHLFELDT & GOBBI, 2004:46), “essa conquista de liderança está intimamente ligada à credibilidade que merece no seu ambiente e à habilidade do agente comunicador de codificar a mensagem ao nível de entendimento dos seus receptores”. Os processo comunicacionais ganharam força de desigualdade com a aldeia global, onde as sociedades mais poderosas passaram a dominar estes processos. Tais desigualdades estão intensamente presentes na América Latina, onde os norte-americanos e os países europeus possuem força determinante. De acordo com as idéias de Canclini (2002:60):
La expansión económica y comunicacional propiciada por las industrias culturales no beneficia eqüitativamente a todos los países, ni regiones. Decíamos que en el intercambio mundial de bienes culturales, América Latina se queda apenas con el 5 por ciento de las ganancias. Es interesante correlacionar la distribución económica de los beneficios comunicacionales con la distribución geolinguística: el español es la tercera lengua mundial por número de hablantes, alredeor de 400 millones si se incluyen los 35 millones de hispanohablantes en Estados Unidos. Com os efeitos da globalização e dos movimentos neoliberais, onde a cultura subalterna perde cada vez mais sua força, tornou-se necessária
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a observação de suas manifestações, pois somente dessa forma pode-se monitorar sua condição. Olhares sobre os efeitos da aldeia global A aldeia global de McLuhan trouxe promessas, que aos olhos de Santos (1999) integrou de forma substancial o século das promessas não cumpridas. Naquele período, o século XX, dizia-se que os cidadãos ficariam mais próximos, cultos e teriam um inter-relacionamento mais eficaz e intenso. Porém, como criticou Beltrán (SOARES In MARQUES DE MELO & BRITTES, 1998), muitos dos povos latino-americanos não faziam parte dessa aldeia, em plena moda McLuhiana de meados dos anos 80, e que, dessa forma, a aldeia nunca seria global. A crítica veio, basicamente, da América Latina, assegura o texto. E não apenas aos paradigmas tradicionais, mas também aos discursos modernos, como os de McLuhan: ‘Os latino-americanos não estão certos de que o mundo se converteu numa aldeia global principalmente porque milhões deles não têm acesso algum a qualquer meio de comunicação de massa’. (SOARES In MARQUES DE MELO & BRITTES, 1998:67) Para Beltrán, o efeito de aldeia global serviria, de fato, para neutralizar a diversidade cultural existente nos povos latino-americanos, facilitando, assim, a construção de um mercado de consumo. Se todos pensam da mesma forma, o consumo é igual, homogêneo, assim como a linguagem para instigar este consumo. A grande massa perde suas identidades, substituindo-as por uma única, “enxertada” na personalidade dos pertencentes à aldeia global de McLuhan. E reforça tais críticas aos conceitos comunicacionais de origem aristotélica, defendida pelo próprio Schramm, ao lado de diversos outros teóricos, como Wiener, Shannon e MacLean. Para Beltrán, com esse esquema o emissor não sofre questionamentos, podendo comunicar o que quiser ao receptor passivo e manipulável. Outro que cita tais problemas sobre a aldeia global é Canclini (2005), mas este segue um olhar mais otimista e provavelmente menos ansioso. Para ele, hoje, de fato, há um forte processo de exclusão social, profissional e cultural, pois nem todos possuem acesso completo aos canais
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globalizadores, onde inclui-se a Internet. Porém, esse quadro pode mudar, como ocorreu com a televisão em seus primórdios. Segundo Canclini (2005:215): Numa análise das formas públicas de comunicação, diz-se que hoje “a televisão faz a pergunta e a Internet responde” (Peregil, El País, 29 abr. 2001). Oxalá fosse tão simples, mas a simplificação da fórmula sintetiza um processo que segue aproximadamente nesta direção. Mas, apesar desse otimismo aparente, Canclini (2005) manifesta preocupações quanto ao efeito da chamada sociedade do conhecimento. E declara: (...) os aspectos cognitivos e socioculturais estão distribuídos e são apropriados de modos muito diversos. Geram diferenças, desigualdades e desconexões. Por isso, é arriscada a generalização do conceito de sociedade do conhecimento à totalidade do planeta, incluindo centenas de etnias e nações. Tal como outras designações de processos contemporâneos —“sociedade de consumo”, “globalização”—, requer especificar com cuidado seu âmbito de aplicação para não homogeneizar movimentos heterogêneos ou grupos sociais excluídos das modalidades hegemônicas do conhecimento. (CANCLINI, 2005:225-226). Mas Canclini (2005:235) dialoga consigo mesmo ao recordar que “nas últimas décadas, multiplicaram-se os usos de tecnologias avançadas (computadores, satélites) por parte dos grupos indígenas e pobres suburbanos”. Para ele, tal crescimento demonstra a potencialidade da tecnologia em, efetivamente, oferecer à sociedade a condição de aldeia global. Com a aldeia global, corre-se o risco de todos se tornarem reféns da classe dominante, da elite, dos incentivadores do consumo, de acordo com as idéias gramscianas. Mas, através dela, se a chamada democratização ocorrer, poderá se atingir um fortalecimento cultural da classe subalterna, em especial a latino-americana, que conseguirá ampliar o hibridismo cultural existente nestas sociedades, como defende Canclini (2006). Porém, de acordo com Vilches (2003), a aldeia global deve ser revista, pois com o advento das novas tecnologias, duas novas característica passaram a fazer parte da estrutura comunicacional: a desmassificação,
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provocada pela segmentação dos conteúdos comunicacionais, e a interatividade, onde os usuários deixaram de ser objetos de manipulação para se transformarem em sujeitos que manipulam (VILCHES, 2003:234), conceitos que reforçam as idéias deste artigo. A produção de vídeos populares O vídeo popular ganha força a partir do momento em que a tecnologia aproxima os subalternos das ferramentas de produção. Nos primórdios do cinema, era preciso investir altas cifras em produções audiovisuais. Todo e qualquer registro audiovisual era realizado apenas pela elite, como investidora ou mesmo produtora. Mas é preciso compreender o que significa vídeo popular, para então discutir seus poderes de reconstrução da cidadania. Segundo Santoro (1989:59), “uma tentativa de conceituação da expressão “vídeo popular” deve partir, no nosso entender, do reconhecimento do conjunto das produções e dos modos de atuação dos grupos de vídeo junto aos movimentos populares”. Ainda segundo Santoro (1989:60), divide-se o vídeo popular em cinco modalidades. São elas: • a produção de vídeos por grupos ligados diretamente a movimentos populares, como sindicatos e associações de moradores de bairros; • a produção de vídeo por instituições ligadas aos movimentos populares, como Igreja, centros de defesa dos direitos humanos; • a produção de vídeos por grupos independentes dos movimentos populares que desenvolvem conteúdos para atender aos interesses destes grupos; • processo de produção de vídeos com a participação direta de grupos populares; • processo de exibição de vídeos populares de interesse dos movimentos populares para informação, animação, conscientização e mobilização. De acordo com os conceitos do autor, encontram-se nos produtos analisados neste trabalho as cinco categorias, todos disponibilizados no YouTube. Este material ganhou força com o advento da tecnologia digital, mas parte do material é proveniente de digitalização de materiais pro-
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duzidos anteriormente, ainda na fase do produto audiovisual analógico, quando se iniciou essa produção com relativa intensidade. Santoro (1989) explica ainda que, com a chegada do vídeo analógico, as produções populares passaram a se manifestar, inicialmente de forma modesta, tímida, evoluindo gradativamente. As câmeras, de simples operação e com um custo decrescente devido à obsolescência provocada pelo rápido desenvolvimento tecnológico, passaram a conviver com alguns representantes de grupos sociais, que se esforçavam e conseguiam adquirir a ferramenta. Surgiu, então, um líder de grupo popular diferente da definição de Beltrão (In HOHLFELDT & GOBBI, 2004), capaz, não somente de receber mensagens e reproduzi-las para seu grupo, mas também de produzir coletivamente a mensagem de seu grupo e enviá-la ao líder de grupo da elite: os meios de comunicação de massa aos quais estes componentes também estão sujeitos, como a televisão e o vídeo-cassete, agora substituídos pelo aparelho de DVD. Mas, apesar da novidade, tais atividades de distribuição política e cultural, de caráter folkcomunicacional, ainda não conseguiam eficácia frente aos efeitos contrários produzidos pelos mass media, devido, inclusive, à baixa qualidade dos materiais produzidos, devido às limitações tecnológicas. Até que chega a tecnologia de produção digital, que começou a ser ofertada ao mercado amador no início deste século. Através desta tecnologia, os vídeos passaram a contar com maior qualidade e uma diversidade de recursos, até então impossibilitados pelas câmeras analógicas. O mesmo aconteceu com os programas de edição, que passaram a compor sistemas operacionais de fácil obtenção, como o Windows XP, que traz em seu pacote básico o programa de edição de vídeo Windows Movie Maker, gratuitamente. Neste processo, novos formatos acabaram sendo definidos para cada fim. Segundo Santoro (1989:95-97), os grupos populares que desenvolvem vídeos adotam diversas linguagens e aportes audiovisuais, descritas em seis tipos: 1. autoscopia, que consiste em gravar reuniões, registrando-as, para que as mesmas possam ser assistidas e difundidas pelo grupo apenas para integrantes do grupo, vetadas aos não-integrantes. Estes vídeos não sofrem processos de edição por parte dos produtores;
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2. registro, onde gravam-se eventos ou fatos que sejam de interesse do grupo, sem se preocupar com processos posteriores de edição, como ocorre no tipo de registro de autoscopia; 3. edição simples, quando se desenvolve um documentário, manipulando um material já gravado. Desta forma, registros de fatos sociais ganham força midiática com aporte artístico; 4. documentário, quando tem-se os objetivos das gravações previamente definidos. Normalmente, este tipo segue um roteiro de produção, assim como uma estética definida a fim de informar com maior força midiática e aporte artístico que o tipo “edição simples”; 5. roteiro original, que possui uma melhor qualidade de todos os outros tipos, inclusive o documentário. Neste caso, apóia-se também na modalidade ficção, tendo como objetivo uma compreensão do grupo popular, podendo ampliar-se a reconstrução cidadã quando estendida a visualização para outros grupos; 6. suporte, quando o grupo analisa programas previamente gravados e, a partir deste ponto, desenvolvem-se discussões. Tal análise é ampliada pelo YouTube, ampliando o grupo e ilimitando o alcance destes fragmentos de análise. Com esse desenvolvimento tecnológico, o mundo sofreu mudanças significativas. Atualmente, o maior país produtor audiovisual do mundo é a Índia, graças à possibilidade de produzir e exibir vídeos com baixo custo. O mesmo ocorreu no Brasil, onde vídeos populares passaram a ser produzidos, tanto do gênero documentário quanto de ficção, ampliando as manifestações cidadãs e folkcomunicacionais para o espaço midiático. Porém, o surgimento de tecnologias de produção nada resolveu para dar efetiva voz aos grupos subalternos, pois o maior problema de desigualdade na aldeia global é o espaço de difusão. De nada vale ter o domínio da palavra se a mudez o impede de dissipar tais idéias. A cidadania ganha voz com o YouTube Enquanto a Internet oferecia apenas produtos culturais elitistas ou filtrados pela elite, a aldeia global não contava com perspectivas.de cumprir
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suas promessas. Os poucos usuários, porém com crescente representatividade, pertencentes a este grupo sociocultural e econômico recebiam o que os “senhores da indústria cultural” definiam como ideal para consumo. Mas o dinamismo da Internet desenvolveu um novo ciberespaço para o consumo cultural mais próximo de cumprir as promessas cobradas por Santos (1999), com uma democracia ao alcance de qualquer usuário: o YouTube, que agora oferece aos usuários um novo ambiente, um novo modo de fazer e pensar sobre televisão. Segundo Islas2: YouTube representa el principal referente de la nueva televisión en Internet. Por esa sencilla razón, en octubre del año pasado, Google concretó la adquisición de YouTube mediante una operación millonaria. Através deste espaço, qualquer usuário cadastrado gratuitamente pode disponibilizar vídeos para exibição gratuita. Para isso, basta atender às especificações técnicas deste material, que servem apenas para simplificar a produção. Tais efeitos midiáticos do YouTube merecem novos estudos, de acordo com as idéias de González (1994:51), para quem: Acontece que a maioria das análises tem sido desenvolvidas privilegiando o aspecto de distinção entre as classes, mas a cultura, além de distinguir, une e identifica. É por isso que, a meu juízo, nos falta uma categoria complementar que nos permita pensar e analisar também os espaços de onde se produzem e reproduzem ou desestruturam as identidades, ou seja, aquelas áreas do social onde culturas “desniveladas” se encontram e se reconhecem em estruturas de significados similares, mas cada classe, sem problema, ao seu modo. Para se cadastrar no YouTube basta estar conectado à Internet e informar os dados básicos, como e-mail, nome, etc. Em seguida, pode-se enviar vídeos para exibição de qualquer tema, contanto que estes possuam uma duração máxima de 10 minutos (o ideal neste espaço é que possua uma duração em torno de 4 minutos) e um tamanho máximo de 100 Megabites. Com isso, o vídeo terá uma qualidade limitada, o que diminui as diferenças entre produtos audiovisuais captados por equipamentos profissionais e obras realizadas por câmeras caseiras ou mesmo apare2 Disponível em http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n56/oislas.html. Acessado em 05/10/2007.
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lhos celulares, tendo em vista que hoje em dia estes equipamentos são de simples aquisição e comuns na grande massa. O YouTube, criado por Chad Hurley, 29 anos, e Steven Chen, 27 anos, em 2005, possui hoje dados de acesso que têm impressionado especialistas. Em maio de 2006, o site atingiu a marca de 40 milhões de vídeos exibidos diariamente. Em junho do mesmo ano, o site alcançou a média de 100 milhões de exibições/dia, com o total de 2,5 bilhões de vídeos exibidos, com uma média de 65 mil novos vídeos sendo enviados diariamente, segundo Fortes (2006, p.34). Com isso, o mercado audiovisual ganhou, efetivamente, um novo espaço alternativo, de caráter massivo e democrático. Os vídeos postados no YouTube pertencem a diversas linhas temáticas (MARTHE, 2006:90). Algumas produções caseiras são do gênero ficção, a maioria comédia. Além disso, existem registros de entrevistas, vídeos antigos e documentários. Estes materiais são ligados a outros sítios, assim como aos blogs, e passam a ser assistidos com maior intensidade, e é possível definir grupos de acesso aos produtos audiovisuais disponíveis, o que amplia a fragmentação e a objetividade da comunicação, quando necessário. Outro diferencial é a possibilidade de se definir um conjuntol de palavras-chave, facilitando a busca pelos materiais audiovisuais. Discursos cidadãos presentes no YouTube Para compreender a participação do YouTube no processo da difusão dos conceitos de cidadania e de mobilização popular levantou-se a condição quantitativa de seu acervo na tentativa de alcançar dados representativos deste recorte. Para tanto, definiu-se um conjunto de palavras-chave (tags) para buscar no sítio através de suas ferramentas de busca. A palavra-chave inicialmente procurada, ‘vídeo popular”, ofereceu uma relação de 93 vídeos, a maioria de conteúdo relacionado a manifestações folclóricas. Porém, de acordo com as idéias de Beltrão (2001), o folclore é um forte agente de informação de questões sociais e cidadãs, o que valida a busca por tal terminologia. A segunda busca foi realizada através da palavra-chave “cidadania”. O termo, que define diretamente a intenção da busca, encontrou 838 vídeos
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relacionados com o tema, a maioria de teor político e educacional, porém em português. Porém, algumas obras apresentadas são do tipo “suporte”, o que provoca análise de seu conteúdo por integrantes do grupo publicador e por pertencentes a outros grupos. Em seguida, buscou-se uma relação de vídeos através da terminologia “ciudadania”. O objetivo de adotar-se palavra-chave em castelhano deve-se à necessidade de se provocar um comparativo quantitativo entre a discussão por grupos hispânicos, e não somente lusófonos. Com este tag, chegou-se ao resultado de 629 vídeos, quase a mesma quantidade que a versão anterior. Em uma nova análise, buscou-se uma relação audiovisual com a adoção do tag “social”, o que proporcionou uma surpreendente relação de 69.600 vídeos. Mas o número engana, pois parte deste material não contribui com a reconstrução da cidadania pelos grupos subalternos, ficando apenas no campo do entretenimento, em alguns dos casos analisados totalmente distante do social. Buscou-se pela palavra-chave “política social” e chegou-se a um total de 53 vídeos, a maioria do tipo “suporte”, como constatada pelo tag “cidadania”. Em contrapartida, constatou-se um total de 25.100 vídeos quando buscou-se pelo tag “política”, com as mais diversas discussões de conteúdo, inclusive não relacionadas com o tema. Quando se procurou pelo termo “popular”, chegou-se ao resultado ainda mais surpreendente de aproximadamente 225.000 vídeos. Neste caso, percebeu-se que os 30 primeiros vídeos oferecidos discutiam o assunto popular, tanto no que se refere à socialização da educação e da cultura, como em uma nova democracia popular em busca de igualdade. Por fim, buscou-se pelo termo “popular en América Latina”, chegandose à relação de 37 vídeos. Tais fragmentos audiovisuais oferecem tanto músicas populares latino-americanas como discussões sobre a questão do popular nos países da América Latina. Conclusão Com a chegada do YouTube, as perspectivas de uma possível participação do cidadão na estrutura comunicacional da aldeia global passaram a ganhar força. Através dele, a classe subalterna ganha status de agente emissor de seus protestos e de sua cultura popular.
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Pelo YouTube, grupos populares já se mobilizam e desenvolvem neste ambiente midiático discussões de significativa importância para a reconstrução da cidadania. Também através do ambiente, grupos políticos passaram a se manifestar com maior intensidade e alcance, o que fortaleceu seus projetos de ampliação e difusão de idéias. O YouTube se transforma, desta forma, em um responsável pela democracia social e cultural que a sociedade contemporânea tem à sua disposição. Percebe-se, também, que através do YouTube os grupos sociais passaram a difundir suas idéias, crenças e costumes. E, através deste espaço ciberespacial, pode-se construir um hibridismo cultural capaz, inclusive, de combater a homogeneidade provocada pelos interesses neoliberais, presentes nos produtos da indústria cultural, criticada pela escola de Frankfurt exatamente por seus efeitos. A participação de vídeos brasileiros e latino-americanos já é intensa. A taxa de participação do Brasil nos acessos do YouTube já é de 19,1%.3 Vale ressaltar que esses números sofrem alterações constantes, pois novos vídeos são publicados diariamente no YouTube. No entanto, os que existem atualmente reforçam o papel do sítio na interlocução entre os marginalizados e a elite, tendo o primeiro como efetivo emissor de suas idéias e de seus protestos políticos, sociais, culturais e cidadãos. Desta forma, surge uma nova forma de re-imaginar a cidadania nos meios através dos recursos oferecidos pela cibercomunicação audiovisual.
3 Disponível em http://www1.folha.uol.com.br/folha/informatica/ult124u20645.shtml. Acessado em 05/10/2007.
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4. Blongs y responsabilidad social: la voz del Tercer Sector y el nacimiento de la sociedad civil 3.0 Jorge Alberto Hidalgo Toledo Comunicólogo por la Universidad Anáhuac. Investigador Adjunto del Centro de Investigación para la Comunicación Aplicada de la Escuela de Comunicación de la Universidad.
E
n el marco del VIII Encuentro Iberoamericano del Tercer Sector, que se realizara en la ciudad de México los días 16 al 18 de octubre de 2006, se reunieron de modo discreto el presidente del Banco BBVA y el presidente electo de México, Felipe Calderón. ¿El motivo? El anuncio de que BBVA destinará a partir del año 2007 más de 20 millones de euros anuales a su Plan de Acción Social en América Latina para atender la educación de niños y jóvenes y su integración social. Lo insólito de esta nota no es la reunión de los destacados personajes, ni la suma que se aportará, ni la expresión de responsabilidad social corporativa de Grupo BBVA, ni la relevancia que tiene hoy día la vinculación entre Gobierno, Sociedad Civil y el Sector Privado; lo apremiante es que la información y el análisis sobre esta situación haya sido publicado minutos después de lo ocurrido en el Weblog “Business” Olganza.com, una bitácora web creada y editada por el blogger Alfredo Sánchez dedicada a la publicación de información especializada en mercadotecnia, PYMES y temas de interés incluyendo información dedicada a la Responsabilidad Social y al Tercer Sector. Con un testimonio como este podemos dar cuenta de que la blogósfera no sólo es el espacio donde curiosos, adictos a la información, periodistas fre-
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elance y desempleados se reúnen. La blogósfera, como bien apunta José Luis Orihuela se ha convertido en un “sistema complejo, autorregulado, extraordinariamente dinámico y especialmente sensible a la información que producen los medios tradicionales, en particular la referida a asuntos políticos y tecnológicos” (Rojas, Alonso, Antúnez, Orihuela y Varela, 2006:25). En ese vecindario virtual, hoy día se reúnen ciudadanos, expertos y analistas a compartir opiniones, intercambiar información, criticar políticas y sistemas y asumir la responsabilidad social que muchas instituciones han dejado de lado en el mundo físico. Los weblogs, al igual que los foros de discusión, la mensajería instantánea, los wikis, las listas de distribución de correo, los grupos de noticia, la radio por Internet, la telefonía IP tipo Skype, están conformando lo que ha dado por llamarse software social o medios sociales. ¿Cuál será el papel de estos nuevos medios en el ámbito social? ¿De qué manera estas herramientas de comunicación permiten o facilitan la interacción de grupos geográficamente dispersos pero con un interés común: hacer valer las políticas sociales para la construcción de sociedades más justas, solidarias y democráticas? ¿Cómo es que los blogs permiten la organización, gestión y acción de sus miembros en el mundo físico? Este estudio pretende registrar la acción de los Blongs, bitácoras creadas para dar a conocer las actividades e informaciones relevantes de asociaciones civiles, ONG y grupos organizados del Tercer Sector. El presente, es una oportunidad para conocer el fenómeno de la política 3.0 ó de participación digital. Aquellos interesados en las contribuciones de las nuevas tecnologías en el actuar de ONG y netactivistas en la pugna por la responsabilidad social, encontrarán en este documento información de interés para poder llevar consigo un pequeña postal con los integrantes de la sociedad civil 3.0. El boom de los medios sociales José Luis Orihuela en su texto La revolución de los blogs, apunta de manera muy certera: “Cuando una herramienta de comunicación pública consigue un impacto social de tal magnitud que transforma la cultura, entonces se convierte en un medio” (2006:65). De ahí que nos atrevamos
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a decir que nuevos medios, como el weblog, están transformando de manera radical nuestra cultura. Los weblogs o blogs, han transformado el lenguaje, los modos de estructurar la información, las vías de interacción y socialización del conocimiento. Al eliminar la mediación editorial, democratizando el acceso, publicación y distribución de la información, configuraron el telar con el que se está tejiendo el nuevo entramado social. Son ya varias las herramientas que están permitiendo al usuario ser el protagonista de la gestión informativa. Wikis, listas de correos, boletines electrónicos, feeds RSS, grupos de noticias, foros, chats, ezines, mensajeros instantáneos, podcasts, videocast, phonecast, son algunas de las vías que tienen las personas comunes y corrientes para publicar, distribuir información y con ello, generar comunidades descentralizadas. Estos software sociales, de fuente abierta, colaborativos, simétricos, multidireccionales, interactivos y participativos, fueron sitiados por la gente. Los usuarios de la red se apropiaron de ellos para establecer un diálogo crítico frente a los sistemas tradicionales de orden público, cultural, mediático, político y cívico. Este fenómeno de apropiación de la palabra por la sociedad civil ha sido bautizado de múltiples formas. El periodista Dan Gillmor le llamó “Periodismo 3.0”, Enrique Dans le llama “sociedad participativa” y Joel de Rosnay le llama “globalización 3.0” (Mora, 2006). Otros de los nombres con los que ha sido bautizado son: periodismo ciudadano y periodismo cívico. Este hacer pública la subjetividad y la parcialidad informativa de los bloggeros, ha cobrado gran relevancia y consenso en la sociedad actual. Los mensajes que se intercambian en los blogs están redefiniendo en gran medida los modos tradicionales de compartir la noticia. ¿A qué se debe esto? ¿Acaso la información tradicional carece de valor para el ciudadano cibernético? ¿Es que existe algo particular en la red que los medios tradicionales no han logrado aprender? ¿Qué busca la Generación Mi Medio en la web? Los cibernautas buscan hoy día en los blogs: • Información que les permita establecer una relación personal con la realidad.
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• Voces y conversaciones subjetivas, íntimas, que proporcionen una interlocución basada en el respeto. • Múltiples fuentes, opiniones, tendencias y charlas que les permitan tender un puente empático con los distintos modos de sentir las afectaciones de los hechos. • Noticias y documentos que les faciliten el sacar sus propias deducciones, que no pretendan manipularlos ni controlarlos. • Temas novedosos, con formas expresivas ingeniosas, auténticas, sin censura y sin controles. • Gozar de un espacio libre de interconexión, autoexpresión, de conformación de comunidades en un modo estético/funcional cien por ciento personalizable. Los medios sociales al ser creados por usuarios para usuarios, están estructurados de la misma manera como a ellos les gustaría encontrar la información; además, de que posibilitan la réplica, la interacción y diálogo entre aquellos que comparten un interés común. El protagonismo entre actores sociales ahora es compartido. Una nueva ecología simbólica y mediática se construye en los espacios personales, espontáneos, informales, íntimos y de expresión visible que son los blogs. Ahora son los bloggeros los que dictan su propia agenda, circulan la información, devuelven el poder de la comunicación pública a los ciudadanos y expanden con ello las murallas de la República Mediática. La blogósfera, el corazón de las comunidades virtuales Ahora bien, los weblogs se encuentran hoy día en la cima de la pirámide de los medios sociales. Su naturaleza interactiva, hipertextual, multimediática y de socialización en línea, ha fomentado la alfabetización digital de muchas personas impulsándolas a buscar cauces de expresión, divulgación, crítica, denuncia y solidarización con causas que antes parecían ajenas al ciudadano común. Así encontramos que ante fenómenos como el Tsunami, el 11-S, el Huracán Wilma, las elecciones presidenciales de México en 2006 y las manifestaciones en Oaxaca; los ciudadanos han decidido salir a las calles
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virtuales para manifestar su posición y responder con ello el silencio que prima en los medios tradicionales. Pirámide de los medios sociales Blog Wikis Foros Grupos de noticias Mensajería instantánea Listas de distribución de correos Podcast Videocast Phonecast
La blogósfera, esa galaxia por la que gravitan millones de blogs, provocó una inmersión dialógica que nos involucra a todos como, protagonistas, lectores y observadores. Los tecnodiscursos de Dominique Janicaud (Sfez, 2005), se han tendido en todos los niveles de la sociedad. La técnica y la tecnología están organizando a la sociedad. Las nuevas visiones del mundo están determinadas por el grado de vínculo con las nuevas formas de simbolización. Un nuevo giro histórico se está dando en la humanidad. Es en la blogósfera donde se está territorializando y desterritorializando mediante clicks, posts, backtrack y blogrollings las nuevas manifestaciones y movilizaciones sociales. La blogósfera oscila entre la práctica privada y la pública; entre la oralidad, lo móvil, lo visual y lo escrito (podcasting, phonecasting, videocasting y posting). La interlocución on-line, forma comunidades; establece, como afirma Orihuela, “filtros sociales de opiniones y noticias, impone un sistema de alerta temprana para los medios, un sistema de control y crítica de los medios; conforma nuevos canales para las fuentes reconvertidas en medios; aplica nuevos formatos a las versiones electrónicas de los me-
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dios tradicionales; y opera como una gran memoria en la web” (Rojas, Alonso, Antúnez, Orihuela, Varela, 2005:27). Si las revoluciones suponen cambios completos en los ámbitos multisectoriales; la interconexión de transformaciones políticas, económicas, culturales, sociales derivadas de esta nueva forma de vinculación nos están introduciendo a una nueva revolución; una revolución flexible, transparente, convergente, de credibilidad y personal. Una revolución simbólica, ciudadana y a la carta. La blogósfera en su carácter inmediato, circular y envolvente edifica un territorio de interconexiones descentralizadas gobernadas por personas que como Virgilio, guían a los otros, a las nanoaudiencias, que expanden el germen de la información en un modo casi viral para saciar la hambruna de participación que reina en el ayuno mediático. Technopolítica y sociedad civil 3.0 La blogósfera, ha venido a brindar, como menciona Sfez (2002): “convivencia, transparencia, igualdad (de acceso), libertad (de palabra), un espacio público generalizado y según se dice, universal”. Y es que como afirma Juan Varela, los blogs han quebrantado las estructuras históricas de la comunicación: 1. “De uno a muchos: la que comprendía la comunicación fuertemente jerarquizada y estructurada, con poca interactividad y en la que la autoridad estaba predeterminada por el que difundía el mensaje. 2. De uno a uno: la que se da en el contacto personal, de forma libre, desestructurada, emocional, donde la conversación, el tono y la retroalimentación marcan el contenido” (Rojas, Alonso, Antúnez, Orihuela, Varela, 2005:105). Con esto en mente se dio forma a lo que el periodista norteamericano Dan Gillmor denominó We media; es decir organizaciones autogestionadas y espontáneas que se sustentan por la transparencia y credibilidad de sus miembros. Un arte democrático, como apunta el filósofo pragmatista norteamericano, John Dewey, se está perfilando ante la interrelación sígnica que se vive en la red.
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La lógica de los signos que cohabita en la blogósfera se instaura en la comunicación transparente, unitaria, solidaria, moderna, humanista, ecológica, informada, poderosa, dispuesta a la aventura, explosiva, diversa. Quizá por ello encarnan fácilmente los blogs la dermis de un activismo o netactivismo que puede impactar en la vida social, comunitaria y política al intervenir y cambiar el estado de cosas. Jeff Jarvis, el pionero del Periodismo 3.0 solía escribir: “Dale a la gente el control y lo usará”. Ahora hablamos de súperusuarios dueños del control y protagonistas de los procesos informativos. A un clic de distancia tienen la posibilidad de convertirse en productores culturales y contribuir así, pasando a ser los motores más comprometidos de la vida política y social. Ya Howard Rheingold (2004) había bautizado a estos súperusuarios como “multitudes inteligentes”; es decir, grupos de personas que emprenden movilizaciones colectivas políticas, sociales, económicas que se comunican y organizan en una escala novedosa mediante medios sociales interactivos como los blogs y los dispositivos móviles. Match Ratcliffe y Jon Lebkowsy consideran que esa unión que se da entre información, opinión, economía y política es fundamental para el establecimiento de la democracia extrema o en línea dado que: “la unidad básica de organización en una democracia extrema es el activista (súperusuario), un ciudadano preocupado por un asunto por el que está dispuesto a invertir tiempo y esfuerzo para desarrollarlo en una política relevante” (Rojas, Alonso, Antúnez, Orihuela, Varela, 2005:140). Ese activismo digital cada día gana más atención. Las ansias de saber, la organización física de la sociedad civil, el desencanto social, la falta de atención de los gobiernos a las problemáticas sociales han llevado a estos prosumers —como los llama Eduardo J. Arcos— a emplear su tiempo libre a conformar nuevas instituciones, nuevos foros de opinión y nuevos espacios de agrupación para atender en conjunto las necesidades que los estados y las naciones no desean atender. Esta democracia deliberativa que insta por la participación de los ciudadanos en la gobernación empata a la perfección con el movimiento de código abierto en el que la estructura y funcionamiento se basa en la
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cooperación, la participación, la descentralización, la organización y el actuar. La unión de información, organización y activismo facilita el encauzar la acción social y el extender ideas, comportamientos y debates. De ahí que Rebecca Blood, insista en que una de las ventajas estructurales de las comunidades colaborativas que se construyen alrededor de los blogs, está en la posibilidad de profundización e inmersión que se puede lograr cuando un grupo de personas centran sus talentos para trabajar en una misma causa e informar con ello al resto de sus usuarios fungiendo como centros de intercambio intelectual. Ya Ignacio Ramonet en su texto Internet, el mundo que llega, anunciaba el boom de la pasión en la vida pública y la presión sobre la opinión pública (Mora, 2006). Son esos usuarios los que buscando nuevos modos de éxito social centran sus esfuerzos en influir sobre procesos productivos multinacionales. Los gérmenes de un simbolismo político que trascienda el imaginario y la fantasía de la técnica pueden filtrarse en un entorno ansioso por ejercer su soberanía. Un neorelato está documentando la vida cotidiana, la profesionalización y mediatización de lo que hoy día se denomina el Tercer Sector. Transparencia informativa hipermedial la esencia de los Blongs El fenómeno no es nuevo, hace más de 25 años, las Naciones Unidas reportaron el surgimiento de un conjunto de instituciones sociales que actuaban en los suburbios del feudo instaurado por el Estado (Primer sector) y el Mercado (Segundo sector). Desde aquél entonces definieron a esas Organizaciones como No Gubernamentales u ONG. Una de sus características fue su apuesta por el desarrollo social, quedando en evidencia que son las personas las que constituyen el factor decisivo para los destinos de las naciones. Las situaciones políticas particulares, la corrupción, la deshumanización de los mercados, la falta de compromiso ético con los distintos sectores sociales ha desacreditado a muchas instituciones. La desconfianza parece convertirse en un nuevo capital privado. Desgraciadamente, ese mismo contexto ha limitado el trabajo de muchas de estas organizaciones y han
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tenido que buscar modos ingeniosos, alternos y eficaces para sortear las dificultades que el entorno les impone. Así han tenido que profesionalizar y mediatizar su actuar. Hoy día entre los actores del sector podemos encontrar a grupos ambientalistas, asesores familiares, instituciones de atención a sectores marginados, organizaciones profesionales y de trabajadores, hospitales, universidades, clubes sociales y deportivos, instituciones de derechos humanos y un sin fin de instituciones privadas que desean ofrecer soluciones específicas a dificultades de las personas. Sus agentes, en su mayoría son voluntarios comprometidos con la causa que persiguen, lo que les da un carácter multidisciplinario, multifórmico, no lucrativo y humanista. Por ello la amplia gama de áreas de acción con las que se involucran: ciencia, cultura, recreación, educación, derechos humanos, trabajo, justicia social, solidaridad, espiritualidad, economía, servicios públicos, etcétera. Como bien señalaba Peter Drucker desde 1963 en su texto El gran poder de las pequeñas ideas (1999), las estrategias del Tercer Sector no se fundamentan en el dinero; primero está su misión y las personas que se beneficiarán de su actuar y luego está la retribución del impacto de sus acciones. En la sociedad digital, las iniciativas del Tercer Sector fluyen de manera ordinaria en la blogósfera. Su presencia ha sido bautizada por la periodista, comunicadora social y colaboradora del blog Canal Solidario, Olga Fernández Barrios como Blongs; es decir, bitácoras que registran cronológicamente información, comentarios, documentos, actividades e iniciativas que se desean divulgar globalmente aunque su actuar sea local. Su condición de autogestión, actualización constante e interactiva se ha solidificado por el nivel de transparencia y confianza que desean ofrecerles a sus usuarios a la hora de compartir sus agendas. Los Blongs, han logrado desarrollar interesantes capacidades para influir y fidelizar a sus usuarios. Los netactivistas y cibernautas, no sólo ven en ellos el corazón de su comunidad virtual, también perciben rituales ordenados, modos culturales, ritos simbólicos, conductas, actitudes, gestos, inteligencia puesta al servicio de los otros, en pocas palabras, un espíritu
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que navega entre continentes web y contenidos. Códigos y nuevas maneras de comunicación están hibridándose en los Blongs. “Su facilidad de uso, accesibilidad, autonomía, horizontalidad, funciones y servicios” (López, 2006) hacen a sus usuarios más activos y participativos. En el laberinto digital las tecnologías hipermediales y multimedia están convergiendo, ofreciendo una nueva sintaxis al metadiscurso del “fabriquemos nuestra propia sociedad”. Esa semántica perfila nuevos territorios de participación, construye nuevas realidades, formula nuevas argumentaciones, radicaliza algunas ideologías, pero también otorga nuevas perspectivas, interacciones independientes, tendencias que aspiran a ser confiables, matices, contrastes y multiplicidad de voces. El escaparate que ofrecen los Blongs a las organizaciones del Tercer sector llama la atención, pues ahora los usuarios se sienten socios activos y comprometidos con las causas expuestas. Los Blongs en la lógica We the Media Participación y autogestión son fundamentos del binomio que define la nueva conversación que están generando los Blongs. Olga Fernández en una entrevista para Bitácoras.org enunció algunas de las ventajas y usos que pueden darse a los blongs: • darse a conocer entre beneficiarios que las necesiten; • darse a conocer entre potenciales voluntarios permanentes o voluntarios puntuales dispuestos a echar una mano; • ser conocidas por posibles donantes o socios; • explicar a la sociedad que les rodea la situación contra la que están trabajando, tener una voz para denunciar; • tener un espacio de reflexión y evaluación con voluntarios, beneficiarios y donantes para evaluar y mejorar sus proyectos; • mantener, para sí mismas, una pequeña memoria de sus actividades en línea;
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• considerar el blong una forma de adaptarse a las nuevas tecnologías de la comunicación y superar la brecha digital poco a poco; • convertir la página en ese ansiado canal de comunicación (feedback) con el beneficiario y el voluntario para evaluar y mejorar sus proyectos. El objetivo es democratizarse, ya que muchas organizaciones pecan de ser iniciativas personales o de un pequeño grupo en el que los demás deciden poco; • utilizar el blong, sobre todo, como forma de comunicación entre los voluntarios, beneficiarios y donantes para coordinar sus actividades” (Abellón, 2005). Algunos Blongs, como Canal solidario, se han convertido en verdaderos portales dedicados a publicar estrategias de comunicación para el cambio social —como bien señala su eslogan. Algunas de las principales herramientas y servicios que emplean los Blongs son: • Sección de noticias • Destacados de la Blogósfera • Alertas de conflictos y mensajes RSS • Directorios en línea de ONG y de periodistas sociales • Bolsa de trabajo para voluntarios • Asesoría legal para Organizaciones del Tercer Sector • Publicaciones en línea y bibliotecas virtuales • Chat y foros de discusión • Agenda • Tablón de anuncios y boletín electrónico • Guías temáticas • Videocast como testimonio gráfico de su trabajo • Memes o iniciativas de la ciudadanía
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• Manifestaciones en línea • Alianzas y afiliación • Manifestódromos • Phonecast y activismo vía telefonía celular Entre los principales Blongs encontramos: • Canal solidario.org (http://bitacora.canalsolidario.org) • La bitácora del Padre Ángel: Que no haya más pobres (http://blogs. periodistadigital.com/padreangel.php/2006/10/20/p51138) • Global Voices (http://www.globalvoicesonline.org/) • Proyecto Blong (http://proyectoblong.blogspot.com/) • Agustinas misioneras (http://agustinasmisioneras.blogia.com/) • Ana y Mía: Descongelando sonrisas contra la anorexia y la bulimia (http://mifune.blogs.com/anamia/) • Apadrina un niño: El blog de apadrinamiento (http://apadrinar.blogspot.com/) • Asalsido: Asociación Almeriense para el Síndrome de Down (http:// www.asalsido.org/usuarios/) • Videonet-art video arte: Reflexión y exploración artística sobre la condición humana (http://videonetart.blogspot.com/) • Diario de un padrino: blog para compartir mi experiencia sobre el apadrinamiento (http://blogs.ya.com/sobera/) • Entre los simios: ideas sobre paz, solidaridad y ONG (http://entresimios.blogspot.com/) • Fundación Social Vicente Ferrer (http://www.fundacionvicenteferrer. org/blog/) • Voluntarios comunicando (http://voluntarioscomunicando.blogspot. com/)
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Conclusiones Con Blongs, hablamos de comunidades de personas, autogestionadas y espontáneas, con intereses y gustos afines que se reúnen para compartir información a través de referencias mutuas y que se nutren de la credibilidad de sus miembros para impulsar el desarrollo social. Como menciona Rheingold, la confianza y la colaboración pueden producir multitudes inteligentes es decir súperusuarios de la participación cívica, comprometidas con la especie humana, su entorno y las problemáticas sociales. Es decir, ciudadanos capaces de comunicarse, actuar y liderar la opinión pública y la participación social. Ya resuena la conversación de la sociedad participativa. Un nuevo sentido, más allá de lo simbólico está estructurando los modos democráticos. Si la democracia es un diálogo como anuncia el Manifiesto Cluetrain, los Blongs, pueden ser una de las tantas olas que habrán de golpear las bahías de las sociedades contemporáneas en vías de democratización. La comunicación se vuelve ahora personal, heterogénea, multidireccional, abierta, personal e hiperjerárquica. Opinión pública, organización y acción social, netactivismo, agrupación, se dan cita en los espacios creados por los Blongs, pero sobre todo, lo que se hace presente es la posibilidad de hablar sobre cómo impulsar el desarrollo social. Sigamos vigilantes de la revolución semántica impulsada por los blogs para identificar la Pragmática que habrá de producir. La ola está resonando, sólo queda en nosotros escuchar sus ecos y arrojarnos al mar.
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5. Rádio na Escola: uma ferramenta no processo de formação cidadã Adriana Rabelo/Rodrigues Marcelo Universidade de Taubaté/UNITAU.
Resumo/Resumen O desenvolvimento de pesquisas na área de educação e comunicação é fundamental para o enriquecimento dos estudos que contemplam a discussão do processo de formação dos indivíduos. A contribuição torna-se mais relevante no momento em que as teorias sobre o assunto possam ser confrontadas com a realidade local. Diante disso, as instituições escolares, antes vistas pela maioria como as únicas detentoras do conhecimento formal, sentiram a necessidade de adequar seus processos pedagógicos a essa nova realidade imposta pela facilidade de acesso a informações e evoluções tecnológicas. O ensino de técnicas radiofônicas na escola tem como objetivo contribuir com a formação de futuros cidadãos críticos e conscientes, capazes de interferir e promover mudanças fundamentadas no esforço coletivo. As experiências desenvolvidas na Escola Municipal Cláudio Toledo e na SOAPRO (Sociedade de Amparo e Proteção), em Taubaté, estado de São Paulo, Brasil, é exemplo da viabilidade do uso do rádio no processo de formação para a cidadania. Durante um ano, professores e alunos foram protagonistas de ações multiplicadoras por meio de uma rádio interna. O engajamento da comunidade escolar favoreceu o desenvolvimento de várias ações. Foram festivais de músicas, debates e entrevistas que comprovaram a possibilidade de emancipação de crianças e adolescentes que se mostraram capazes de modificar um espaço antes limitado as regras da educação formal. A proposta do trabalho é apresentar formas de utilização do rádio como ferramenta no processo de formação para a cidadania. Todos os conceitos serão fundamentados em experiências educomunicativas desenvolvidas em escolas públicas e uma ONG na cidade de Taubaté, onde centenas de crianças e adolescentes estão tendo a possibilidade de conquistar a emancipação por meio do domínio de técnicas radiofônicas.
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El desarrollo de la investigación en el área de la educación y de la comunicación es básico para el enriquecimiento de los estudios que contemplan la discusión sobre el proceso de formación de los individuos. La contribución llega a ser más relevante en el momento donde las teorías en el tema se pueden compaginar con la realidad local. Delante eso, la escuela, antes vista para la mayoría como la única dueña del conocimiento formal, ha sentido la necesidad de ajustar sus procesos pedagógicos a esta nueva realidad impuesta por la facilidad del acceso a la información y a las evoluciones tecnológicas. La enseñanza de las técnicas radiofónicas en la escuela tiene como objetivo contribuir con la formación de los futuros ciudadanos críticos y concienzudos, capaces de intervenir y promover los cambios basados en el esfuerzo colectivo. Las experiencias desarrolladas en la escuela municipal Cláudio Toledo y en la ONG SOAPRO, en Taubaté, São Paulo, Brasil, son ejemplos de la viabilidad del uso de la radio en el proceso de la formación para la ciudadanía. Durante un año, los profesores y alumnos fueron agentes multiplicadores de las acciones por medio de una radio interna. El envolvimiento de la escuela favoreció el desarrollo de algunas acciones. Festivales de músicas, discusiones y entrevistas probarán la posibilidad de emancipación de los niños y de los adolescentes que se demostraron capaces de modificar un espacio antes limitado por las reglas de la enseñanza convencional. La propuesta de este trabajo es presentar las formas de uso de la radio como herramienta en el proceso de la formación para la ciudadanía. Todos los conceptos serán basados en experiencias educomunicativas desarrolladas en escuelas públicas y en una ONG en la ciudad de Taubaté, en donde los centenares de niños y de adolescentes están teniendo la posibilidad para conquistar la emancipación por medio del dominio de las técnicas radiofónicas.
Introdução O rádio é um meio eminentemente visual. Isto é possível porque nós humanos não temos dois olhos. Temos três. O ouvido também vê. Marshal McLuhan
O
rádio ainda é um dos meios de comunicação mais presente em nosso cotidiano. Quando sintonizamos uma emissora para ouvir uma música ou acompanhar uma notícia, estamos fazendo uso desse meio sem percebermos o quanto ele acrescenta em nosso conhecimento e diversão. Por meio de uma linguagem simples e objetiva, o rádio alcança os mais variados públicos, seja qual for sua formação, classe social ou poder aquisitivo. Ele informa, provoca sensações e distrai, além de acompanhar o ouvinte onde ele estiver. Seja no banheiro, no carro ou no trabalho, o rádio acompanha e é companhia.
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Desde a implantação da radiodifusão no Brasil, em 1923, por Roquette Pinto e Henry Morize, o rádio assumiu um forte compromisso social. Devido às suas características e grande poder de penetração, este meio de comunicação tornou-se espaço ideal para o despertar da consciência crítica e o estímulo à cidadania. A instantaneidade do rádio abre a possibilidade para que o receptor tenha acesso a informações em tempo real, promovendo diálogos, sejam eles simulados pela imaginação, ou diretos, quando o receptor deixa de ser mais que um ouvinte e interage com a programação da emissora. Os elementos da linguagem radiofônica —música, efeitos sonoros e voz humana— favorecem o entendimento da mensagem e estimulam a imaginação, dando oportunidade para que o ouvinte tenha a liberdade de interpretar o que ouve. O rádio não é limitado, pois é capaz de alcançar grandes distâncias sem a necessidade de alta tecnologia. Trata-se de um meio cego, mas que pode estimular a imaginação, de modo que logo ao ouvir a voz do locutor o ouvinte tente visualizar o que ouve, criando na mente a imagem do dono da voz. (...) Ao contrário da televisão, em que as imagens são limitadas pelo tamanho da tela, as imagens do rádio são do tamanho que você quiser. (MCLEISH, 2001, p.15). Com tantos benefícios e popularidade, o rádio ganha força em pequenos espaços comunitários, entre eles a escola. Nesse ambiente repleto de opiniões diferenciadas e expectativas, esse meio de comunicação torna-se ferramenta no processo de ensino/aprendizagem, possibilitando aos alunos troca de opiniões e informações para que se sintam suficientemente capazes de atuar no espaço escolar como agentes transformadores. Tendo isso como objetivo foi implantado, em 2004, o projeto ‘Rádio na Escola’, uma iniciativa da Universidade de Taubaté (UNITAU) em parceria com instituições educacionais e organizações não-governamentais que já atendeu cerca de 600 crianças e adolescentes de escolas públicas, além da já citada organização não-governamental SOAPRO. O trabalho é desenvolvido sob a ótica da Educomunicação, tendo como princípio a leitura crítica dos meios de comunicação bem como a instrumentalização de seus participantes para a conquista da autonomia
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e emancipação. A proposta consiste na difusão dos conceitos que entrelaçam a aprendizagem e os meios de comunicação, sem a necessidade de avaliar a qualidade do ensino. O uso do rádio no ambiente escolar abre a possibilidade para que a palavra ganhe força. Segundo o comunicólogo José Ignacio Lopez Vigil, a voz humana informa, explica, dialoga, acompanha conversando. (...) E o bom uso das palavras concretas permitirá despertar imagens auditivas na mente do receptor. No entanto, entre as três vozes da linguagem radiofônica, a palavra é que mais se dirige à razão do ouvinte. É a geradora de idéias. (VIGIL, 2003, p.56). 1. Os Meios de Comunicação como fonte de educação A evolução tecnológica e o advento dos meios de comunicação de massa proporcionaram a interação do homem com o mundo. Como conseqüência, esses meios passaram a ter grande interferência no processo de educação informal dos indivíduos. A facilitação do processo de comunicação promoveu o contato com diferentes culturas e realidades que agem diretamente na forma do receptor ver e compreender o mundo. A televisão, o cinema, o rádio estabelecem relações agradáveis, envolventes e sedutoras, que não podem ser explicadas só a partir da sofisticação tecnológica da indústria cultural, mas que mostram a competência dessa indústria em captar anseios, necessidades e responder adequadamente através de narrativas dinâmicas, ágeis e que encontram ressonâncias profundas, afetivas, emotivas, conscientes-inconscientes no ‘receptor’. (MORAN, p.68- 1993). No entanto, ao contrário da visão apocalíptica da Indústria Cultural, os meios de comunicação de massa tornaram-se fortes aliados na formação do indivíduo. Num processo de miscigenação cultural promovido pelos meios, as pessoas entram em contato com outros grupos. Jesús Martín-Barbero (2002) aborda a idéia de uma cultura nacional como forma encontrada pela “massa” para interferir no processo de comunicação, pois ao mesmo tempo em que se apropria das técnicas e dos recursos tecnológicos, dissemina sua cultura e manifesta seus ideais.
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Embora massificada, a imprensa sempre refletiu diferenças culturais e políticas, e isto não somente graças à necessidade de ‘distinção’, mas também por corresponder ao modelo liberal em sua busca de expressão para a pluralidade que compõe a sociedade civil. Também o rádio, por outro lado, estando próximo do popular desde o início fez presente a diversidade do social e do cultural. Já a televisão desenvolverá ao máximo a tendência à absorção das diferenças. (BARBERO. 2003 p, 262). A popularização do jornal, da televisão e do rádio e a aproximação destes aos movimentos populares, favoreceram a difusão do estímulo e a prática da cidadania. No entanto, apesar de todos os estereótipos criados pelo poder dominante, existe uma relação forte entre os meios populares e os massivos. Na prática, os meios de comunicação popular, apesar de sua importância e de seu significado político, não chegam a colocar-se como forças superadoras dos meios massivos. Os dois são complementares e não excludentes. Os grandes veículos, por um lado, fazem-se necessários e importantes no campo do divertimento e da informação, por exemplo, mas não conseguem suprir todas as necessidades em nível de comunidades e de movimentos sociais organizados. (PERUZZO, 2004, p.130). Em meio ao conflito ideológico promovido pelos meios de comunicação populares e massivos, encontra-se o cidadão. Impregnado por informações, imagens e sons que tendem a despertar sua consciência, seja para politizar ou manipular, ele tenta adaptar à sua realidade todo o conteúdo recebido e assimilá-lo conforme sua formação e suas necessidades emocionais. Nesse processo, o homem cria barreiras e formas de filtrar todas as mensagens por ele recebidas, buscando concentrar em sua memória apenas aquelas que consideram relevantes. Os avanços da sociedade civil acompanhando o modo de produção capitalista provêm, em parte, do seu maior acesso à educação e às diversas manifestações culturais. A sociedade civil vai incorporando e desenvolvendo instrumentos de compreensão da realidade, que não são absolutamente controlados pelos meios, o que permite leituras diferenciadas dos mesmos produtos culturais. Leituras nem sempre coerentes, abrangeste e totalizadoras, mas que neutralizam parte do impacto ideológico predominante dos meios. (MORAN, 1993, p. 65).
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Diante de tanta interferência, os meios de comunicação sociais tornamse grandes aliados no processo de formação do indivíduo. O favorecimento desse processo foi estimulado pela popularização dos meios. A aproximação e o domínio das técnicas evidenciam o fascínio e a estreita relação do homem com os meios de comunicação e a capacidade destes interferirem na educação. A ampliação das possibilidades sociais de comunicação, a busca por informação e a expectativa geral da sociedade em ser informada (surge a questão do direito à informação) geram uma ultrapassagem da compartimentação e retenção da informação apenas nos espaços especializados. Há então uma “cobrança” social difusa, no sentido que “tudo se exponha”. Assim, em resposta a uma expectativa de todos no sentido de serem informados, as áreas especializadas comparecem aos espaços de informação de interesse geral para expor suas atividades. (BRAGA E CALAZANS, 2001, p.33). O produto midiático elaborado para a massa está sujeito a interferências sociais, pois se a intenção é aproveitar fragmentos da realidade social para conquistar o indivíduo, este por sua vez, está disposto a questionar as possíveis inadequações que surjam no processo. Mesmo sem referencial científico o ouvinte, leitor ou telespectador é capaz de interpretar as mensagens, por ele recebidas, baseadas apenas em sua vivência. Com base nisso, ele é capaz de interferir no processo de produção dos meios de comunicação. A capacidade crítica é o objeto educacional principal. Capacidade de julgamento crítico é a mostra mais patente da maturidade intelectual do indivíduo. A capacidade crítica é fruto de um processo educativo. (MORAN, 1993, p.34). Uma faca de dois gumes. Assim podemos definir a importância dos meios de comunicação na formação do indivíduo. Enquanto as linhas de atuação presentes nos meios massivos se empenham na elaboração de produtos que garantam a hegemonia sobre as mentes, as ações desenvolvidas nos meios populares fomentam as iniciativas que possam ser capazes de superar o domínio da massificação e da segregação cultural. No Brasil, a chamada ‘comunicação popular’ começou a ganhar espaço entre as décadas de 70 e 80, durante a ditadura militar. Nesse período,
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grupos sociais organizados descobriram nos meios de comunicação, em especial no rádio e nos meios impressos, o caminho para manifestar suas críticas contra o sistema vigente e disseminar uma ideologia libertadora. A imposição de um regime político promoveu o despertar de um sentimento de luta de uma massa oprimida e vítima do descaso ao qual estava submetida a sua cultura. A formação cultural de um povo esta intimamente ligada ao relacionamento deste com o ambiente que o cerca e às necessidades que surgem durante o processo evolutivo de sua formação. Justamente por isso, a relação dos meios de comunicação com a cultura pressupõe a necessidade do homem em se fazer entender e transmitir seus anseios e imposições aos seus semelhantes. Seja de forma rudimentar ou por meio de alta tecnologia, todo indivíduo necessita apropriar-se de técnicas comunicativas para sentir-se inserido no grupo social. Jesús Martín-Barbero (2003), afirma que, ao introduzir a análise do espaço cultural no processo de desenvolvimento dos meios massivos, deveria ser levada em conta sua história a partir dos processos culturais enquanto articuladores das práticas de comunicação. Sendo a cultura considerada um fator determinante na trajetória dos meios de comunicação, torna-se clara a necessidade de aproximação da mídia à realidade da massa. Em virtude da excessiva manipulação e do distanciamento da realidade da maioria da população latino-americana, sentiu-se a necessidade de criar novos parâmetros de análise dos meios de comunicação, numa tentativa de controlar a qualidade dos produtos midiáticos oferecidos à grande massa. Um indivíduo ou um grupo fundamentalista é aquele que se apega, como tábua de salvação, a determinado feixe de idéias motoras e a partir delas constrói seu mundo, suas referências, passando a brigar para que todos se enquadrem em sua cosmovisão. (...) O grande problema dos fundamentalismos é sua visão funcionalista da comunicação. Vêem a comunicação como um conjunto operativo de recursos técnicos, instrumentos para ampliação da sua voz de comando. Não lhes passa pela cabeça que é essencialmente troca, inter-relação. (SOARES, 1996, p.72). Ao invés de simplesmente facilitar a apropriação e o domínio das técni-
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cas para a propagação de ideologias reprimidas pela classe dominante, foi despertado o interesse em conhecer melhor o propósito dos meios de comunicação por meio de uma leitura crítica de seus objetivos. A evolução tecnológica estimulou a “convivência” diária do indivíduo com rádios, jornais, televisões, revistas, cinema, e mais recentemente, a internet, entre outros meios. Junto com essa relação surgiu a necessidade de avaliar e observar, de forma mais crítica, o que era oferecido pelos meios de comunicação. A partir desse momento, teóricos da comunicação passaram a discutir a possibilidade de educar os cidadãos para aprender a compreender os reais interesses e aproveitar o que os meios podem oferecer de positivo para a sociedade. Nesta busca pelo equilíbrio e a liberdade de opinião, resta agora a escolha pelo ambiente adequado para disseminar tal dinâmica de amadurecimento civil. Mesmo com muitas iniciativas de grupos organizados, engajados na conquista de espaços para a valorização da cultura e o diálogo sem as amarras do discurso burguês, ainda não havia espaço suficiente para o processo de educação para a comunicação. Educação para a comunicação é um momento fundamental do processo de compreensão-atuação no social, mas um momento que pressupõe outros e requer formas de agir integradas para conseguir um maior rendimento social. A leitura da comunicação não pode ser um processo solto, desligado de outras análises e de outras situações. É fundamental que a leitura da comunicação faça parte de processos de leitura do social de grupos que tentam em conjunto entender-agir melhor com o mundo, pensando-o e transformando-o simultaneamente. (MORAN, 1993, p.12). 2. A Escola e os Meios de Comunicação O ambiente escolar pode ser considerado o espaço ideal para o desenvolvimento da prática da cidadania. Neste local, a diversidade de opiniões e as formas de compreender a realidade são motivos para criar situações que estimulem o debate e, conseqüentemente, contribuam para o enriquecimento do aprendizado. A valorização do indivíduo, o respeito à individualidade e o domínio do conhecimento são fatores que determinam o papel da escola na sociedade.
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Por meio da palavra pública promove-se a auto-estima. Ou o empoderamento, se preferirmos esse novo conceito, que significa encher-se de poder, assenhorear-se de si mesmo. Esse é o melhor ponto de partida para a construção da cidadania. Falando, opinando livremente, nos cidadanizamos. E aqui está o fruto mais acabado que um meio de comunicação social pode oferecer à sociedade. (VIGIL, 2003, p.485). Ao estimular o uso dos meios de comunicação, a escola torna-se parceira no enriquecimento do processo pedagógico. Isso possibilita condições para que os educandos tenham capacidade de ler os meios de maneira crítica e favorece a formação de cidadãos conscientes. A finalidade principal da educação para uma leitura crítica da comunicação é mudar a atitude básica das pessoas diante da comunicação e, especificamente, diante dos grandes meios: ajudar a desenvolver em cada um a percepção mais ativa, atenta, de acompanhamento consciente do que significa viver em comunhão com o mundo e conseguir formas de comunicação mais fortes, autênticas, expressivas, significativas, ricas que superem o reducionismo empobrecedor das formas convencionais de relacionamento. (MORAN, 1993, p.40). A instrumentalização do indivíduo para o entendimento dos meios de comunicação é o caminho para a construção de mecanismos que viabilizam a apropriação de técnicas. De nada adianta, preparar estudantes para a utilização de jornal e rádio, no ambiente escolar, se estes desconhecem a importância destes veículos como forma de democratizar o acesso à comunicação. Incluir meios de comunicação na escola vai além do domínio de técnicas. É um processo com resultados em longo prazo e um caminho que anda paralelamente com o despertar da prática da cidadania. Repensar a prática de educação a partir das interferências dos meios de comunicação e possibilitar momentos para a prática da leitura crítica dos meios é a principal tarefa da escola nesse século. No entanto, as estratégias para promover situações de enriquecimento do saber, dentro dessa linha de trabalho, exigem o envolvimento de toda a comunidade escolar. O estudante deve ser estimulado e sentir-se à vontade para levar para dentro da escola seus anseios e expectativas quanto aos acontecimentos que interferem direta ou indiretamente em sua vida.
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Numa visão libertadora, não mais ‘bancária’ da educação, o seu conteúdo programático já não involucra finalidades a serem impostas ao povo, mas, pelo contrário, porque parte e nasce dele, em diálogo com os educadores, reflete seus anseios e esperanças. (FREIRE, 1983, p. 120). O ambiente escolar deve estar preparado para receber este indivíduo e aprender a conviver com a realidade que vai além do que é apresentado pelos livros e teorias sobre práticas didáticas. É o momento de a escola quebrar os paradigmas fundamentados em fórmulas ultrapassadas de ações pedagógicas e descobrir a importância do relacionamento humano, bem como a possibilidade da troca de conhecimentos entre educandos e educadores. 3. O rádio na escola De todos os meios de comunicação, o rádio é o que mais se aproxima da realidade do educando. Os recursos oferecidos por este meio e a linguagem coloquial por ele utilizada, favorecem a interação do aluno com a escola. Dessa forma, o educando cria ambiente propício para expor suas idéias e discuti-las com os demais membros da comunidade. Aprendemos a pensar falando. A consciência é um presente da comunidade, recebida dos demais, construída em um diálogo com os outros. As palavras são como o espermatozóide que fecunda esses cem milhões de células que compõem o sistema nervoso central. São como o beijo do príncipe que desperta as idéias bonitas no hemisfério esquerdo do cérebro, especializado na linguagem. E nesse santuário maravilhoso, onde o pensamento é elaborado, entramos pelo umbral do ouvido. (VIGIL, 2003, p. 40). Dentro da proposta de Educomunicação, o rádio não deve ser encarado como forma de produzir, apenas, entretenimento no ambiente escolar, mas também como ferramenta do processo pedagógico. Deve ser percebido como mais uma estratégia de interdisciplinaridade, de aproximação dos fatos que ocorrem dentro e fora da escola e relacionar estes assuntos, que compõe a realidade do aluno, com o que é ensinado na instituição. Dar condições para que o educando produza programas radiofônicos é o caminho para possibilitar o descobrimento de um mundo novo, onde
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crianças e adolescentes conquistam o próprio espaço, dando voz à suas opiniões. Nesse momento, os receptores antes passivos, passaram a ativos, capazes de interferir na realidade local e serem responsáveis por uma ação social e cidadã. Na sociedade contemporânea, as processualidades do sistema escolar e do sistema mediático se articulam para produzir expectativas e estímulos no sentido de que as pessoas assumam o controle de sua própria aprendizagem. (BRAGA e CALAZANS, 2003, p. 107). A forma como o rádio é aplicado na escola é próxima dos propósitos de uma rádio comunitária. A liberdade de expressão, o respeito às crenças, raças e opções sexuais, são características que conduzem à organização de meios produzidos pelo povo e para o povo, entre eles, o “Rádio da Escola”. Sem a necessidade de grandes aparatos técnicos, o meio de comunicação pode ser introduzido no ambiente escolar. Diferente de outros formatos de radiodifusão que necessitam de aparelhos de transmissão e recepção, entre outros recursos, para efetuar a difusão da mensagem, no “Rádio da Escola” entram em cena os alto-falantes. Os alto-falantes vêm sendo utilizados como “rádios do povo”, em várias partes do continente latino-americano, por associações e movimentos que, não podendo operar emissoras convencionais, em razão das limitações impostas pelo sistema de concessão de canais e pelas condições econômicas, se valem desse instrumento para transmitir programas e satisfazer, assim, algumas de suas necessidades de comunicação. (PERUZZO, 2004, p. 159). 4. A experiência na Escola Municipal Cláudio Toledo e ONG SOAPRO Introduzir o rádio numa escola é uma tarefa que requer empenho e dedicação. O primeiro passo para que a iniciativa dê certo é conscientizar professores, alunos e funcionários quanto à importância de aliar um meio de comunicação ao processo educativo. No ano de 2005, o projeto Rádio na Escola começou a ser desenvolvido tanto na Escola Municipal Cláudio Toledo, como na SOAPRO. Fruto de
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uma parceria com a Universidade de Taubaté, o trabalho envolve estudantes do ensino médio e alunos do curso de Jornalismo da UNITAU. Na Escola Municipal Cláudio Toledo, as atividades começaram no final do ano letivo de 2005 com alunos do ensino médio, do período matutino, composto em sua maioria por adolescentes entre treze e dezessete anos, sendo acrescentado no planejamento escolar do ano seguinte. O projeto continuou até dezembro de 2006. Em 2007, a direção das escolas não deu continuidade ao projeto, alegando problemas administrativos e estruturais. Na SOAPRO, o projeto está em execução e já atendeu, até o momento, 300 alunos. Nessa instituição, os adolescentes, todos de camadas mais pobres da população, são preparados para o mercado de trabalho por meio de cursos técnicos e profissionalizantes. Como preparação, em ambas as instituições, foram realizadas reuniões com o corpo docente e funcionários, a fim de se criar uma equipe e discutir as estratégias de ações a partir dos conceitos de Educomunicação. Passado esse primeiro momento, os educadores participaram de uma breve explanação sobre o poder de educação do rádio e os elementos da linguagem radiofônica (música, efeitos sonoros e a voz humana); em seguida, aconteceram dinâmicas que incluíram a audição de uma radionovela. O objetivo dessa primeira fase foi evidenciar a importância da utilização dos meios de comunicação na educação dos adolescentes e a necessidade de incorporar esses meios às ações pedagógicas sistemáticas. Após esclarecer e convencer os educadores quanto à importância do trabalho, chegou o momento de apresentar o projeto para os estudantes interessados em participar das equipes que desenvolveriam o projeto. O primeiro passo foi a capacitação, em um módulo de cinco dias, para todos os inscritos. Da mesma forma como foi feito com os professores e funcionários, o primeiro encontro teve como objetivo mostrar a importância dos meios, em especial do rádio, na educação. A equipe coordenadora do projeto procurou relacionar o cotidiano dos estudantes com os veículos de comunicação como forma de estimular as atividades desenvolvidas posteriormente, além de explicitar o convívio da escola com a tecnologia midiática.
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Os estudantes tiveram a liberdade de se dividirem em grupos, de acordo com a afinidade. Esse momento foi utilizado pela coordenação para observar os grupos já existentes na escola e como estratégia para manter o interesse dos estudantes pelo projeto. Depois de formados os grupos, os alunos tiveram uma breve explanação sobre a história do rádio, a relação do meio com a educação, as características do rádio como: a proximidade com os ouvintes, a linguagem coloquial e os elementos que compõe a linguagem radiofônica (voz humana, efeitos sonoros, música). Nesse período, sempre foi estimulada a participação dos educandos, como forma de promover a interação do grupo e estreitar a relação com a coordenação do projeto. Para facilitar a assimilação dos estudantes, o discurso era intercalado com dinâmicas que facilitavam o entendimento dos adolescentes. Uma delas foi a audição de uma rádio novela que permitiu confirmar a necessidade da utilização dos elementos da linguagem radiofônica para estimular a imaginação do ouvinte e, conseqüentemente, facilitar a interpretação da mensagem. Como tarefa diária, os estudantes eram estimulados a ouvir mais o rádio, em casa ou no trabalho, de forma mais observadora, buscando analisar as características das emissoras. Eles também foram incentivados a diversificar os estilos musicais e ouvir informações, além das músicas. Sempre antes de iniciar as atividades, todos poderiam falar sobre o que ouviram e opinar sobre as diferenças, semelhanças e características das emissoras da cidade. Havia chegado o momento dos estudantes conhecerem as características da redação radiofônica. A finalidade foi dar noções sobre a produção de texto jornalístico para rádio. Para dinamizar esta fase, ao invés da utilizar textos de jornais e revistas, a coordenação buscou a música como referência para a produção da redação. Devido às características que primam pela descrição de fatos relacionados à vida cotidiana, foram utilizadas composições de Adoniran Barbosa, como Iracema e Despejo na Favela. As letras dessas músicas narram acontecimentos que permitem a adaptação para o gênero jornalístico, permitindo a adequação à redação específica de notícias e reportagens.
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O objetivo da atividade foi dar condições para que os estudantes pudessem formular, de maneira clara, objetiva, concisa e direta, as informações que seriam levadas para os demais membros da comunidade escolar, durante o horário do intervalo, período definido para o funcionamento da emissora interna. No decorrer das atividades foi possível perceber a diminuição do número de alunos interessados pelo projeto, isto porque, os que de fato estavam interessados começaram a cobrar a participação daqueles que apenas aproveitavam o momento para evitar a sala de aula. Com isso, a seleção começou a acontecer de forma natural, sem confrontos ou desentendimentos. Na continuidade da capacitação, os educandos definiram a programação da emissora interna e qual nome as emissoras teriam. Para a Escola Cláudio Toledo, os alunos deram o nome de Rádio Atitude, e na SOAPRO, Rádio SOAPRO. Também foram definidos os nomes das equipes que se responsabilizariam pelos programas durante toda a semana. Para cada uma das instituições foram formadas cinco equipes, compostas por seis alunos. Para criar a programação, os grupos apresentaram um modelo com informações que consideravam importantes para a comunidade escolar. Com base em todas as anotações, a coordenação definiu uma programação padrão para todos os grupos, como forma de apoio para o início das atividades. No final do treinamento, os estudantes foram para a sala onde estavam os equipamentos de som, necessários para a execução do projeto. Lá, os alunos aprenderam a manipular os equipamentos e receberam dicas sobre entonação de voz e distância para falar ao microfone. O momento também foi propício para a divisão de tarefas entre os membros do grupo. Terminada a etapa de capacitação, os educandos partiram para a prática. Com os cinco grupos formados, foi possível dividir as equipes entre os dias da semana. Dessa forma, no decorrer do ano, foi possível perceber o amadurecimento dos grupos com relação ao trabalho em equipe e responsabilidade para com a comunidade escolar. Nesse período, tanto a coordenação quanto os três estudantes de jornalismo, atuaram como observadores e instrumentalizadores dos estudantes e demais funcionários da escola envolvidos nas atividades.
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No entanto, antes do efetivo envolvimento dos universitários, também foi feito um trabalho de capacitação. Os estudantes, todos bolsistas da UNITAU, foram preparados por meio da leitura de textos e discussões relacionadas à linha de pesquisa Educomunicação. Como estratégia de acompanhamento das atividades, todas as semanas são realizadas reuniões, com os estudantes de jornalismo e com os adolescentes das instituições. Nessas reuniões, os estudantes relatam as dificuldades e apresentam sugestões para os trabalhos. A intenção é estimular a iniciativa, a autoconfiança, além de favorecer a independência com relação à coordenação do projeto ‘Rádio na Escola’. No desenvolvimento das atividades também é observado o engajamento dos demais estudantes das instituições com o projeto por meio dos pedidos musicais e recados, entre outras informações levadas por eles para os grupos responsáveis pela programação. Vários foram os impactos gerados pelo projeto nas duas comunidades. Na escola Cláudio Toledo, o envolvimento dos estudantes e professores com a Rádio, motivou o desenvolvimento de outras atividades, como o festival de rap, em que os adolescentes produziram músicas sobre as várias formas de preconceito existentes na sociedade. Na SOAPRO foi comprovado que todos os adolescentes envolvidos nas atividades conquistaram, logo na primeira entrevista, uma vaga no mercado de trabalho. Segundo a instituição, o projeto favoreceu a desinibição, estimulou o senso crítico e a autonomia, além de ampliar o nível de conhecimento dos estudantes, quando a realidade do município. 5. Conclusão A comunicação pode garantir aos homens a inserção e o convívio em sociedades mais justas e igualitárias. Ao se comunicar com outras pessoas o indivíduo passa a acumular conhecimentos e vivenciar outras realidades, num processo de educação informal. Na escola, o educando depara-se com uma série de regras que irão moldá-lo de acordo com os padrões cultos exigidos pela sociedade, por meio
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da educação formal. A necessidade do homem em expandir seu universo comunicacional o estimulou a criar uma série de instrumentos que facilitaram seu acesso ao outro e ao mundo. Em um mundo globalizado, principalmente no que se refere aos meios de comunicação e o acesso à informação, numa variedade de sons, imagens e informação, a instituição escolar, antes considerada como a única detentora do saber, vê-se diante da efetiva influência dos meios de comunicação na formação do indivíduo. O rádio tem sido apresentado como forte aliado na promoção da cidadania e desenvolvimento social. Devido à sua linguagem simples e seu histórico de proximidade com o público, este meio de comunicação chega à escola como opção de ferramenta no processo de ensino/aprendizagem. No entanto, seria inútil simplesmente dar condições para que os educandos apropriem-se das técnicas radiofônicas. É fundamental explorar a capacidade de cada indivíduo como agente transformador da realidade. A apropriação das técnicas é conseqüência da necessidade de expandir conceitos de prática da cidadania e inclusão social. A escola é o ambiente ideal para a formação de futuras gerações conscientes de sua realidade, capazes de interferir no ambiente onde estão inseridos. A Educomunicação chega às escolas com a proposta de acrescentar conhecimento à realidade de educadores e educandos. A função dessa linha de pesquisa é reforçar o elo entre a educação formal e a informal, com o propósito de tratar a educação como um processo que não acontece separadamente da evolução tecnológica e midiática. Implantar uma emissora de rádio interna numa escola foi a forma encontrada para verificar e comprovar o quanto este meio de comunicação pode favorecer os alicerces da relação aluno-escola, modernizando as práticas pedagógicas e reforçando a necessidade de atualização e sintonia com o mundo que nos cerca. Por meio do projeto “Radio na Escola” é possível comprovar a eficiência do rádio no estímulo da prática da cidadania a partir da liberdade de expressão.
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6. La animación y la participación de los niños y las niñas en la radio Alexander Hernández Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA) Venezuela, Universidad del Zulia. alexher202@hotmail.com Sandra Socorrro Instituto Radiofónico Fe y Alegría, Venenzuela. sandrasocorro@hotmail.com
Desde la perspectiva de Fe y Alegría, uno de nuestros principales desafíos es formar sujetos autónomos que hagan uso del lenguaje como medio de expresión, instrumento de comunicación y fuente de placer, capaces de construir y modificar sus conocimientos a partir de experiencias vividas, de la reflexión y de la interpretación de lo que los otros dicen, y no personas sumisas que descifren mecánicamente el sistema de escritura y reproduzcan sin re-crear las ideas de otros. Marielsa Ortíz Resumen Desde Radio Fe y Alegría en Maracaibo, Venezuela, se desarrolla el proyecto “comunicación participativa con niños y niñas”, que desarrolla varios momentos de trabajo entre la radio, la escuela y la comunidad. El proyecto tiene como escenarios las escuelas de Fe y Alegría en el Estado Zulia, y los actores son los niños y niñas de 4to. y 5to. grados. De los diferentes encuentros y talleres con maestros, maestras y niños y niñas se creó el libro: “La radio, mi abuelo y yo”, que es una introducción al mundo de la radio en forma de cómic, estructurado en cuatro capítulos que animan al conocimiento del medio, la producción, la creación y la animación de las radios escolares. Hoy se continúa desarrollando este proyecto con el objetivo de construir una amplia “red de voceros y voceras escolares y productores y productoras de radio”.
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1. Introducción n Venezuela, se crea el Instituto Radiofónico Fe y Alegría, IRFA, que nace directamente de la experiencia del Movimiento de Educación Popular Integral y de Promoción Social Fe y Alegría, fundado por el padre José María Vélaz, en 1955. Este movimiento estaba dirigido a la población excluida, para construir un proyecto de transformación social, basado en los valores cristianos de justicia, participación y solidaridad.
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Se atendió especialmente a los niños y niñas de los sectores populares de todo el país, pero una parte enorme quedaba aún excluida, eran los adultos que habían dejado la escuela o que nunca estuvieron en ella y que en buena parte eran los padres de los niños y niñas que iban a la escuela, fue así como nació la idea del Instituto Radiofónico Fe y Alegría en octubre de 1975, al principio solamente para dar clases por radio, después se desarrolló una programación informativa, educativa y de entretenimiento. Como una herencia de la educación popular de la época de los años 70 y 80, la radio educativa, haciendo uso del poder del medio y de la violencia del discurso radial, grita y descarna las noticias, bajo el supuesto de que así metería en la conciencia de la gente las ideas de la transformación social y del compromiso. La presión por denunciar la realidad nos hacía olvidar lo propiamente comunicacional. Pero poco a poco se fue comprendiendo que había que oponer a la violencia discursiva la riqueza discursiva… (García:sf:1). Aquí resultó fundamental el aporte de la pedagogía popular a la comunicación popular, en lo que respecta a la mediación pedagógica, en este camino se vivencian especialmente cuatro elementos básicos: • Partir del otro. • Trabajar la información de manera pedagógica. • Producciones de calidad, que estimulen, promocionen y animen a las audiencias. • La estética radiofónica en estrecha relación con la estética de las personas. Hoy el número de radios y Centros Comunitarios de Aprendizaje se multiplica por todo el territorio venezolano, además de las radios, que son urbanas, campesinas, indígenas, bilingües, de frontera, con miles de
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alumnos y voluntarios. El uso de las tecnologías ha sido también uno de los grandes avances del IRFA y la Red Nacional de Radio Fe y Alegría, interconectadas vía satélite, con programación conjunta entre las diferentes radios, esta programación puede escucharse en Internet en www. radiofeyalegria.org. Paralelo a todas estas transformaciones, y con el cambio en el perfil etario de los participantes en el sistema formal de educación del IRFA, que pasó de tener una mayoría de personas adultas a inscribirse cada vez más jóvenes. La mirada del IRFA comienza a transformarse y surgen las propuestas de trabajo con jóvenes y niños y niñas. Prácticamente desde el nacimiento de la primera radio del IRFA en Venezuela, se dan diferentes propuestas, programas, formas de participación de los niños y niñas, programas con los jóvenes, pero no desde una propuesta orgánica e integradora, porque en cierta manera los jóvenes y los niños no eran el objetivo del proyecto educativo inicial, los niños y las niñas eran del proyecto de escuelas. En el 2006 se realiza el Seminario Nacional de Educomunicación y Jóvenes, el tema principal que se desarrolló era cómo el IRFA podía abordar desde sus radios y desde su proyecto educativo formal y no formal, ese universo de jóvenes y niños y niñas que se acercaban a la radio o que estaban en las escuelas y las comunidades, en la cual de manera directa o indirecta el IRFA tenía algo que decir o aportar. Es en medio de este debate que se da en el IRFA que se proponen varios proyectos entre los que se destacan: realizar una radiorevista nacional con jóvenes y producir programas destinados a la atención de los niños y niñas con participación de las escuelas de Fe y Alegría. Especialmente de esta última propuesta se propone recoger las experiencias y elaborar herramientas para la promoción, animación y participación de los niños y niñas en la radio, se propone en una primera instancia desarrollar un manual de radio. Así nace la idea del libro: La radio, mi abuelo y yo. 2. Miradas de la comunicación y la infancia Desde el IRFA nos plateamos las posibles miradas y los abordajes necesarios, para entrar en una dinámica incluyente de estos nuevos actores que se aparecían por todos los rincones del país: los niños y las niñas. En esta
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dinámica estamos andando por caminos que estamos inventando y por las sendas que ya otros han recorrido, como por ejemplo las experiencias exitosas de las radios escolares colombianas, y que recoge en muchísimas experiencias Alma Montoya y Lucelly Betancur en “Radio Escolar, Una Onda Juvenil para una comunicación participativa” (2006); y el sistemático trabajo de la argentina Judith Gerbaldo realizado en 2006, titulado: “Radio Feroz, Manual de Radio Participativa con Niños y Niñas”. Ambas experiencias promueven la educación de los medios y la participación activa de los niños y niñas en la radio. En el trabajo de Montoya y Betancur se habla de la producción radiofónica escolar, la que se realiza en lo que llaman las radios escolares. Este libro está basado en las experiencias recogidas por las autoras de la Red de Radios Escolares de Bogotá y otras redes en diferentes partes de Colombia. El trabajo de Gerbaldo, parte de la experiencia en el taller permanente de radio para niños y niñas de 9 a 13 años que se desarrolla en Radio Sur 90.1 FM, de la ciudad de Córdoba, Argentina. Se trata de un espacio de capacitación de producción radiofónica, de intercambio y encuentro de niños y niñas de las populosas barriadas de la ciudad. La propuesta de Gerbaldo es un manual para capacitadores con un énfasis especial en los procesos de participación activa de los niños y niñas. Estas experiencias y reflexiones y las realizadas en el propio seno de Fe y Alegría nos llevaron a evaluar las miradas que los medios tienen de los niños y las niñas y las miradas que los niños y las niñas tienen hacia los medios. Desde el ámbito educativo podemos plantearnos tres dimensiones, de los medios de comunicación y los niños; la primera tiene que ver con la información, la formación y los mensajes que se reciben de los medios; la segunda es, la formación, la información y la forma como los niños se preparan para recibir a los medios; y la tercera es como los niños y las niñas reinventan los medios. Cada una de estas dimensiones requiere de un trabajo por hacer y de una inventiva por desarrollar. Desde los medios, y dependiendo que medios, prevalecen visiones e intereses, tremendamente estereotipados, la participación de los niños y los jóvenes como actores en las programaciones son representaciones irreales que no obedecen ni al desarrollo, ni a los intereses de los representados, es una caricatura de participación. La par-
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ticipación en muchos casos es un guión que se debe reproducir, y donde se tiene como modelos a las personas que representan las formas tradicionales de los medios, sus géneros literarios, sus formatos, sus estilos y sus expresiones corpo vocales. La educación para los medios, es una herramienta que no está pasada de moda, cuando se hablaba en los tiempos del auge de la comunicación alternativa, de la educación crítica de los medios, el análisis de mensajes o los efectos de los medios. En este camino hay muchas opciones creativas, que van desde el trabajo en el aula, la creación y reinvención de los formatos periodísticos, artísticos y poéticos, y los observatorios de medios. Esta última herramienta podría ser de una enorme utilidad para mirar con otros ojos como nos ven, como nos oyen y como nos representan los medios. La más atractiva y ciudadana de las tres miradas es la de la apropiación de los medios por parte de los niños y las niñas. Una especie de empoderamiento creativo que lleve a los niños y las niñas a asumir sus creaciones sin el guión del adulto, sin las voces de los locutores de radio y sin las poses de los actores de la televisión y la autocensura de los que escriben en revistas y periódicos. En esta dimensión es la que el IRFA se quiere apuntar. Dejamos ahora un interrogante: ¿cómo propiciar este empoderamiento entre los ciudadanos y ciudadanas más bajitos y bajitas del continente? 3. Un escenario propicio En el caso venezolano existe un escenario propicio para la acción protagónica de los niños y las niñas en los medios de comunicación, sin embargo las tensiones entre esta participación exigida cada vez más y la estructura de los medios de comunicación especialmente los comerciales, generan terribles abismos entre la participación de los niños mediada por la presencia de la directriz del adulto. Aún la joven experiencia de los medios comunitarios en Venezuela, no termina de consolidar una verdadera presencia de los niños y las niñas en los medios. La declaración de Oslo (1999) daba algunas luces al respecto y daba líneas de acción para los medios, los maestros, los investigadores y los animadores de los derechos de los niños y las niñas, e invitaba a los siguientes compromisos:
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• Reconocer y respaldar el derecho de la infancia a disponer de accesos a los medios de comunicación, a participar en ellos y emplearlos como herramientas para su progreso. • Suministrar a los niños y niñas un ámbito en el que se les proteja y de apoyo, para que puedan, en su carácter de consumidores de medios de comunicación, acoger aquellos que fomenten su desarrollo pleno. • Ayudar a comprender y estar informados sobre las tendencias y direcciones de los medios de comunicación en la actualidad. Participar de grupos de control y mecanismos de comunicación de resultados para dar a conocer comentarios o quejas acerca del contenido de los medios de comunicación. También en Venezuela existe un marco de leyes que favorece la participación de los niños y jóvenes en los medios de comunicación y tener formación crítica en el uso y consumo de medios, tal como lo indica la Ley Orgánica para la Protección del niño y del Adolescente (1998), especialmente en su Capítulo II, sobre los derechos, garantías y deberes y que podemos resumir de la siguiente manera: en el artículo 67, se habla sobre la libertad de expresión; 68 derecho a la información acorde con el desarrollo y la posibilidad de recibir información veraz, plural, adecuada y tener acceso a los servicios de información y documentación; en el artículo 69 se menciona la vinculación con la educación crítica para los medios de comunicación; 70 y 71 sobre los mensajes de los medios que deben ser acordes con las necesidades de los niños y los horarios de transmisión de los mensajes; el artículo 72, sobre la obligación de los medios de comunicación de presentar programaciones de calidad dirigidas exclusivamente a la atención de los niños. Y el artículo 80 sobre el derecho a opinar y ser oídos. También en la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, que establece especialmente contenidos y horarios especiales destinados a la atención de los niños y niñas en radio y televisión. A pesar de este escenario los niños y las niñas consultados no reconocen que los medios de comunicación en Venezuela, tengan una especial atención para con su participación original, autónoma y legalmente ubicada en las parrillas de las programaciones de radios y televisoras. Las radios y televisoras comerciales en Venezuela, no cumplen la ley, e incluso disfra-
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zan la participación de los niños y niñas con programas adultos que son representados por niños y niñas. 4. “La radio, mi abuelo y yo” una propuesta de diálogo “La Radio, mi abuelo y yo”, tiene tres intenciones básicas: • Como libro de lectura y placer • Como manual de actividades • Como manual para facilitadotes La radio, mi abuelo y yo, consta de cuatro capítulos, desarrollados a través de la estructura de cómic, compuesto por viñetas tradicionales, con diferentes actividades al final de cada capítulo; palabras clave, o que constituye el vocabulario básico que trabaja cada capítulo y por último las referencias bibliográficas donde los lectores tendrán opciones para profundizar los conocimientos por áreas. El Capítulo I es una breve introducción a la historia de la radio y la dinámica de trabajo en la misma, la producción y la elaboración del guión con sus características elementales. También se destaca la importancia del medio radio en el seno de la familia. El Capítulo II nos plantea la radio como invento y como descubrimiento, continúa con aspectos históricos y evolutivos de la radio y relaciona el funcionamiento de la radio con el del cuerpo humano, se aborda el sonido desde la perspectiva del fenómeno físico y como arte del ser humano para la comunicación, se cuenta el funcionamiento de la radio desde la producción del sonido y los fenómenos que ocurren física y tecnológicamente hasta escuchar el sonido en un radio receptor y por último se describe qué es una radio escolar. El Capítulo III se concentra en el lenguaje radiofónico. Se dan a conocer los elementos con los que se trabaja en la radio como son la palabra, los efectos, los silencios y la música. Especialmente se hace un abordaje sobre la importancia de la música en la radio y sus diferentes géneros y vertientes. En el Capítulo IV, se dan a conocer los formatos básicos para producir en la radio, como preparar los guiones, como realizar noticias, como hacer entrevistas, entre otros formatos propios de la producción radiofónica.
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5. Metodología de trabajo El libro “La radio, mi abuelo y yo”, es la primera provocación, el material de entrada que los maestros y las maestras, los niños y las niñas de cuarto y quinto grado tienen para introducirse al mundo de la radio. De esta propuesta se desarrollan diferentes miradas, ya que el libro despierta diferentes lecturas de acuerdo a los intereses, momentos especiales que vive el grupo de niños y niñas y hasta la temática de su proyecto de aula. En un segundo momento, se desarrolla el acompañamiento, al maestro, por un animador de la radio, que propone actividades y realiza en las escuelas acciones concretas con los niños y niñas. En un tercer momento se trabaja con la recolección de material informativo de interés de la escuela y la comunidad que puede contarse a través de la radio, se trabaja con la noticia, aunque no desde la intencionalidad que los niños y las niñas desarrollen el formato como tal. Después se propicia el diálogo de saberes, se comparte con los sabios de la comunidad, se conversa, se pregunta, se trabaja la entrevista como la herramienta principal en la búsqueda de información. En esta búsqueda de información no pueden faltar los mitos, los cuentos y las leyendas que deben ser recogidos en el entorno comunitario. Finalmente se intenta que en lo posible, se puedan ir articulando formas de grabación y presentación del material recogido. Es el momento de la edición y el montaje, donde los niños y las niñas elaboran producciones a partir de lo que han ido recogiendo durante el año escolar. Desde la radio se apoya la digitalización y programación de las producciones. “El Patio de los Muchachos”, es el programa diario que debe articular las producciones, las actividades cotidianas de la escuela y la comunidad, y es el punto de encuentro con los oyentes de la radio, otros niños y niñas, jóvenes, adultos. 6. Conclusiones La educación en medios y especialmente en radio, es un campo todavía por explorar, ya que, cuando apenas comenzamos a impulsar propuestas para una programación con la participación activa y autónoma de los niños y niñas, ya está cuestionado el corto alcance que tienen los actuales formatos radiofónicos, las programaciones de las radios y las dinámicas creativas y de creación de sentido que se generan en los equipos de producción.
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¿Serán los niños y las niñas, que con sus miradas particulares puedan romper las barreras de los formatos periodísticos y radiofónicos y la rigidez de las prácticas tradicionales de producción? La entrada de los niños y las niñas a la cabina de radio, las transmisiones desde sus comunidades o escuelas y la producción en formatos por inventarse nos presentan la alborada de una nueva radio que en lo periodístico formulará otras preguntas, en lo participativo romperá las cuatro paredes del estudio y en lo creativo no tendrá límites ni horizonte alcanzable. La experiencia obtenida a partir de la elaboración de este trabajo nos encamina por las enseñanzas de Paulo Freire, en Educar para la Autonomía (1996). Cuando cada taller, cada manual, cada producción y cada programa realizado por los niños y niñas tenga el ingrediente de sus intereses, de su filosofía, de su manera de resolver los conflictos, de su manera de encarar los problemas del mundo actual, y las formas de expresar las emociones y el goce, estaremos en la alborada del ejercicio de una ciudadanía más plena. También se desprenden nuevas inquietudes y retos que podrán apuntar futuras investigaciones y acciones, y para ellos dejo las siguientes preguntas: • ¿Cómo incorporar las nuevas formas de comunicación de los niños y niñas en la dinámica de los medios? • ¿Cómo desde el mundo adulto se puede monitorear y promover las producciones comunicacionales de los niños y niñas sin que se responda a los parámetros de la comunicación tradicional? • ¿Cómo colaborar con los medios de comunicación en la comprensión de una necesaria participación activa y original de los niños y niñas en la creación de una nueva radio? Son las interrogantes que pueden ser abordadas por investigadores, maestros, maestras, escritores, escritoras y facilitadores de la educación para los medios. Pero en definitiva, la esperanza de las actuales radios populares y comunitarias, es la entrada de los niños y las niñas a sus cabinas de transmisión, la apropiación de los espacios comunicativos de las comunidades y la transformación de los duros moldes de una radio vieja y aburrida.
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7. Concepciones de aprendizaje, viejos y nuevos desafíos para la Educomunicación Ricardo González S. Realizador Audiovisual e Investigador en Educación y Comunicación.
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l proyecto Pintacuentos, es una propuesta para la televisión infantil y al mismo tiempo para la pedagogía. El proyecto se sostiene en varios enfoques, que el programa de televisión Pintacuentos logra concretar en un producto entretenido y educativo. ¿Por qué hablar del Proyecto y del Programa Infantil Pintacuentos? Porque el proyecto además de realizar un Programa Infantil, desarrolla un sitio web orientado a promover entre los jóvenes y los niños la producción de sus propios programas de televisión infantil, conformar comunidades de aprendizaje bajo una perspectiva educomunicativa y generar una serie de herramientas metodológicas tanto para el trabajo docente en el aula como para el trabajo comunitario, en barrios o localidades. La construcción de la propuesta de pintacuentos es el resultado de un largo proceso de investigación-acción, tanto desde los fundamentos teóricos como en la generación de productos y relatos llevados a grupos de discusión y evaluación constituido por niños, jóvenes y docentes. Pintacuentos nace como un piloto de televisión en el año 1998 desde una productora audiovisual. Imaginado y desarrollado por un grupo de realizadores y pensado para aprovechar los recursos que la informática ponía al alcance de los realizadores en ese momento, años de prehistoria de la animación y la edición digital.
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Presentado a un concurso del Consejo Nacional Televisión de Chile (CNTV), en el año 2001, gana un premio que provee los recursos para producir una primera temporada de seis capítulos. Estos seis capítulos fueron emitidos en 2003 por Televisión Nacional de Chile, y calificado por El CNTV en septiembre de ese año como el mejor programa de la TV chilena, de los emitidos en 2003, por su Calidad Técnica y Contenido Educativo. Casi una década ha pasado desde la edición de este piloto, que fue premiado y permitió el desarrollo posterior del proyecto, premios, nuevos capítulos, nuevos desarrollos, ausencia de recursos, evaluaciones en contextos diferentes y en distintos países han marcado la tónica de estos años. Dentro de estos desarrollos se encuentran los “apuntes pintacuentos”, un esfuerzo de sistematización y producción de conocimiento, material que está en permanente cambio y mejoramiento. De ese material he querido compartir en este congreso los apuntes sobre concepciones de aprendizaje, que forman parte del núcleo teórico sobre los que se construye la propuesta Pintacuentos. Este tema, a mi juicio, constituye el eje de encuentro entre comunicación y educación, el corazón de la educomunicación. Contexto histórico Desde finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, la humanidad ha desarrollado un intenso debate sobre la importancia estratégica de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, TIC. Este debate en torno a las grandes transformaciones tecnológicas de la historia, realiza una serie de supuestos y ciertas expectativas sobre las posibilidades que traen consigo las TIC, y muy particularmente la Internet. Desde quienes magnifican su potencial, como solución a todas las desigualdades, la sociedad “redimida” por las tecnologías hasta las posturas “apocalípticas” que denuncian las nuevas formas de control social al servicio de un poder central que ejerce una dominación absoluta pasando por una gran gama de seguidores y detractores.
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Es frecuente homologar el término TIC a internet. Si bien la red se constituye en el símbolo más representativo de estas tecnologías y en ella convergen diversos formatos y soportes digitales. Las tecnologías de la información y las comunicaciones están asociadas a la conformación misma de los sistemas políticos en la historia “…la evolución de la comunicación escrita permitió la gestión y administración de sistemas políticos grandes y complejos como el Imperio Romano, lo que hubiera sido casi imposible con la tradición oral que lo precedía”.1 La tradición oral constituía un eje unificador temporal permitiendo el paso de las tradiciones a lo largo de las generaciones; la tradición escrita se constituye en un eje unificador especial, territorial. La escritura es una tecnología, aunque nos cueste hoy día verla como tal, que requiere de herramientas e insumos: como pincel, lápiz, tinta, papel imprenta, computadoras. “La escritura es la tecnología que ha moldeado e impulsado la actividad del hombre moderno, representa un adelanto muy tardío en la historia del hombre”.2 El siglo XX, a través de el uso de las TIC y de cada una de las herramientas asociadas a estas tecnologías produjeron profundos cambios en la estructuras sociales, políticas y culturales, pasaron por diferentes períodos de desarrollo, fueron resistidas, cuestionadas, criticadas y finalmente terminaron siendo parte de la vida cotidiana de las personas3, la construcción de identidad, territorio, el concepto de nación, las formas de democracia, de participación, de derechos, han sido construidos y han sido alterados a partir del uso particular a cada momento histórico, de diferentes herramientas tecnológicas de comunicación. La educación no es la excepción, así también el modelo de educación vigente hoy día, que fue elemento central de la modernidad y de la conformación de las identidades nacionales, es uno de los mejores exponentes de la tecnología de la palabra impresa. 1 Masiva, Efe Innis, Harold A. 1951, The bias of Communication, Toronto: University, citado por W, Russell Neuman, 1991, El futuro de la Audiencia. 2 Walter, J,Ong, 1982. Oralidad y Escritura. EFE. 3 J.M. Barbero.
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Este modelo se encuentra hoy día enfrentado a la misma crisis de paradigma que la comunicación, la lógica, emisor receptor, que visualiza a la escuela y la transmisión de conocimiento a través de la clase expositiva presencial y el texto impreso. Este modelo controla y subordina la imagen frente a la palabra y necesita convertir la imagen en palabras Bajo este paradigma predomina la noción que se aprende a partir de una transmisión de conocimiento lineal, ordenada secuencialmente y que este aprendizaje se logra de acuerdo a etapas, edades y escalas mentales que son también secuenciales. Dicha concepción se contrapone a los procesos de comunicación que hoy en día dinamizan y transforman la sociedad. Esta revolución en las comunicaciones iniciada con la fotografía y el cine profundizado por la radio, la telefonía, la televisión y finalmente por la informática e internet ha desplazado al texto escrito como trasmisor central de mensajes, ya que establece dispositivos de almacenamiento, difusión y circulación mucho más versátiles. Esta transformación tecnológica primero gradual y luego radical en su profundidad ha transformado el mundo que vivimos de manera profunda y definitiva Los modos de aprender se transforman Los modos de aprender y de enseñar son fenómenos históricamente situados y como tales, experimentan transformaciones sustanciales ligadas a los cambios de época. Frente a los avances tecnológicos en el campo de la comunicación, interesa establecer cuáles son los cambios en las formas de aprender y cómo la pedagogía se hace o no cargo de ello. Se ha producido un cambio desde el aprendizaje basado en la secuencia lineal de la palabra impresa —fundado en la dependencia de los adultos formados en ese paradigma— hacia un aprendizaje basado en la exploración por los sentidos (visión, oído, y tacto) y la velocidad. Es decir, debido a la influencia de los medios de comunicación de masas, principalmente de la televisión, se ha producido un cambio significativo y trascendente en la forma en que niños y jóvenes piensan, se relacionan, se comunican
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y aprenden. Sin embargo, en la escuela se continúa enseñando como si nada se hubiese modificado. Es más, la incipiente incorporación de las TIC en las aulas ha producido un quiebre en los maestros, cuyos procesos de manipulación de los medios tecnológicos suelen ser, en la mayoría de los casos, más lentos que los de sus propios alumnos, como consecuencia, la incorporación de estos medios a la escuela ha ocurrido en forma análoga al uso de los medios tradicionales, faltando mucho para que se use todo su potencial educativo, por lo que aún no se ha logrado producir un cambio sustancial en los modos de enseñar. Debemos reconocer que los jóvenes de hoy en día aprenden más de las imágenes que de las palabras y se motivan más aprender por relatos audiovisuales e hipervínculos que por la estructura lineal de un texto clásico. Este hecho obliga no solo a un replanteamiento de los modos de enseñar sino que también a la forma de perfeccionar a los formadores. Es decir un cuestionamiento a las formas establecidas de enseñar y que obliga a plantear profundas transformaciones en los modos de mediar y favorecer los aprendizajes. Se aprende en situación de interacción El conocimiento es considerado una construcción fundamentalmente social. En todo proceso de aprendizaje hay instancias de interacción y retroalimentación (de comunicación) entre los participantes del proceso, de modo que se aprende en una situación de interacción social y cultural. En este sentido, la metodología desarrollada por pintacuentos se sustenta en las posturas de Vigotsky y de Freire, quienes consideran la mediación de otros sujetos en el aprendizaje personal, en un contexto dialógico y colaborativo, a través del cual las personas pueden participar activamente de la cultura.4 Sobre esas bases, la presente propuesta plantea conformar situaciones de aprendizaje interactivas, donde las personas conformen redes o comunidades de aprendizaje, pudiendo dialogar, discutir, evaluar proposiciones y construir medios y relatos que pueden utilizar en su práctica cotidiana. 4 Silvia del Solar, documentos de trabajo, PIIE. Santiago de Chile, 2001.
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El lenguaje y pensamiento son procesos cognitivos intrínsicamente relacionados. El pensamiento está determinado por el lenguaje y éste surge desde las exigencias del discurso y el intercambio. La comunicación expresa un componente indispensable del proceso de cognición y no sólo un producto ocasional del mismo. La apropiación de conocimientos se encuentra en interacción dialéctica con los procesos de comunicación que desde allí se gatillan. Se aprende en forma efectiva cuando se es capaz de expresar, comunicar, resolver problemas y reflexionar con otros. En la situación de vinculación, se asocian y ponen en conflicto diversas perspectivas, surgiendo así el diálogo constructivo que permite el cambio de esquemas de pensamiento, volición y acción.5 Observar, describir, manipular objetos, proponer explicaciones, formular preguntas e hipótesis, probarlas y validarlas frente a una comunidad crítica son aspectos del proceso de apropiación y construcción del conocimiento. Poner en común, disentir, validar, consensuar son aspectos de la construcción intersubjetiva del conocimiento socialmente construido. La manipulación de los objetos es un proceso natural, practicado por los humanos y otros primates. Como tal, ocurre previo a la aparición de la palabra y la figura. Actuar en relación a los objetos que nos rodean es una forma de descubrir y de transformar lo real. La educación racionalista y verbalizadora ha olvidado estos principios fundamentales, constitutivos no solo de la naturaleza del aprendizaje, sino también de la especie humana. No existe una brecha entre el pensamiento abstracto teorizador y las prácticas de observación y manipulación de los objetos, sino al contrario, ambos fenómenos se encuentran conformando un continuo donde uno no es posible sin el otro. Se aprende a partir de problemas y desafíos plenos de sentido Las personas aprenden mejor cuando se enfrentan a situaciones que les hacen sentido, que despiertan su interés, que se relacionan con su vida. El concepto de aprendizaje significativo cobra especial relevancia en el contexto de los cambios propuestos, ya que permite abordar el tema del 5 Ídem.
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fracaso de las formas de enseñanza tradicionales y orienta hacia un nuevo paradigma y una nueva didáctica. La noción de aprendizaje significativo considera que se aprende de este modo cuando es posible encontrar un significado personal a aquello que se procura aprender y cuando se establecen relaciones sustantivas entre conocimiento previo y lo que se presenta como novedoso. Así, lo que ya sabemos puede ser cuestionado a la luz de los nuevos planteamientos, presentando el desafío de “acomodar”, en una permanente dinámica, las antiguas estructuras en una nueva configuración de esquemas mentales y significados. La construcción de significados se realiza desde los intereses, emociones, lugares, espacios y problemas de la persona. Se aprende en contexto El aprendizaje se refuerza cuando se sitúa dentro de un contexto. Contexto que está dado por el lugar desde donde estamos en el mundo, nuestras relaciones sociales nuestros entramados afectivos, nuestra identidad y territorio. Ese aprendizaje está relacionado con la capacidad crítica frente a situaciones cotidianas, la capacidad para explicar fenómenos y hacer preguntas sobre ellos, la capacidad de mirar el mundo y la curiosidad. Es decir por esas múltiples mediaciones que nuestro contexto nos permite. La educación sea formal o alternativa, bajo este enfoque, debe promover que los participantes desarrollen y ejerciten la capacidad de resolver problemas, de cuantificar, de planificar, de otorgar significados; la capacidad de trabajar autónomamente, de trabajar en equipo, de establecer relaciones sociales, de ser flexibles y adaptarse a situaciones nuevas; de establecer relatos y comunicarlos. Se aprende comunicando Todo los procesos anteriormente descritos se sintetizan en el relato, en la construcción de relatos, comunicar implica relatar, pero aún cuando no comuniquemos construimos relatos, relatar es la forma de entender el mundo y relacionarnos con el. En esa construcción, cualquiera sea, desde contar la fiesta de cumpleaños a la que asistimos, o preparar este texto para el congreso, es un relato.
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Para otros o con otros, con ellos construimos nuestra identidad y pertenencia, cuando estos son colectivos fortalecemos la sociabilidad y construimos identidad colectiva. Consideraciones finales La necesidad de los seres humanos de hacerle preguntas a la realidad ha sido históricamente desmotivada por las pedagogías tradicionales, que favorecen la respuesta por sobre la pregunta, que enfatizan la entrega de información y presentan los conocimientos como algo acabado, desconociendo la capacidad de indagar por si mismo. Aprender investigando es una necesidad latente y la enseñanza puede tener en ella su máxima complicidad. Así, es posible propiciar cambios en las capacidades de observar y analizar, promoviendo procesos de reflexión individuales y colectivos. La presentación de situaciones problemáticas abiertas, reales y significativas favorecerá una disposición activa, el esfuerzo individual y colectivo para generar respuestas propias, y si esas respuestas concluyen en un relato que tienen por finalidad comunicar, mostrar a otros, que otros lo vean, estaremos completando el proceso óptimo para generar aprendizajes. Bajo esta perspectiva de aprendizaje y bajo este modelo de comunicación, donde lo central está en el relato por sobre el medio, se ha ido construyendo la metodología y los diversos productos Pintacuentos.
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8. A contribuição da capacitação em comunicação para a formação de jovens agentes de capital social do interior do Ceará Rosane da Silva Nunes Mestre em Desenvolvimento e Meio Ambiente pela Universidade Federal do Ceará – UFC, professora da Faculdade Integrada do Ceará – FIC e Faculdades Nordeste – Fanor.
Resumo/Resumen Este artigo apresenta alguns resultados de pesquisa feita entre os jovens comunicadores capacitados pelo Projeto Aliança com Adolescente pelo Desenvolvimento Sustentável (PAA), realizado na Microrregião do Médio Jaguaribe, Ceará, Brasil. O objetivo principal foi verificar se eles se consideram capazes de reeditar o ideário do projeto utilizando os conhecimentos de técnicas jornalísticas comunitárias, adquiridos nas oficinas promovidas pelo PAA. Para tanto, foi utilizado como metodologia a observação participante, pesquisa bibliográfica e documental, entrevistas abertas e grupos focais. Estes foram os principais instrumentos de nossa investigação —realizada de 2003 a 2005—, que buscou contribuir com o debate acerca do papel mobilizador da formação em comunicação no contexto dos projetos sociais. Este artículo presenta algunos resultados de investigación hecha entre jóvenes comunicadores capacitados a través del Proyecto Alianza con Adolescentes por el Desarrollo Sustentable (PAA), realizado en la Microregión de Medio Jaguaribe, Ceará, Brasil. El objetivo principal era verificar si esos jóvenes se consideran capaces de reeditar el ideario del proyecto usando el conocimiento de las técnicas de periodismo comunitario, adquiridas en los talleres promovidos por el PAA. Por lo tanto, fue utilizado como metodología la observación participante, la investigación bibliográfica y documental, entrevistas abiertas y grupos focales. Estos fueron los instrumentos principales de nuestra investigación —realizada en 2003 a 2005—, que buscó contribuir con la discusión acerca del papel movilizador de la formación en comunicación en el contexto de los proyectos sociales.
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1. Contextualização, objetivos e caminhos da pesquisa ntes de apresentar os conceitos e caminhos desta pesquisa, convém fazer uma apresentação do Projeto Aliança com o Adolescente (PAA), pois essa contextualização ajudará a conhecer os jovens que são, na verdade, os protagonistas desse trabalho. O Projeto foi criado em 1988 pelas instituições Fundação Kellog, Fundação Odebrecht, Instituto Ayrton Senna e Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES). O objetivo era contribuir com o Desenvolvimento Local, Integrado e Sustentável (DLIS) nas microrregiões Bacia de Goitá, no estado de Pernambuco, Baixo Sul, na Bahia e Médio Jaguaribe, Ceará (MMJ) —sendo esta última o lócus de nosso estudo.
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A escolha das três regiões foi feita com base na análise de critérios subjetivos e objetivos. Entre os subjetivos destacam-se a vontade política de mudança e a possibilidade de participação das comunidades. Já entre os objetivos, destacou-se o fato de todas terem baixo Índice de Condições de Vida (ICV), um indicador criado pela Fundação João Pinheiro, de Minas Gerais, sudeste do Brasil. Todas as regiões localizam-se na região Nordeste do Brasil, uma das mais pobres do país. A MMJ é composta pelos municípios de Iguatu, Acopiara, Quixelô, Orós e Jucás, tendo sido o projeto nesta região executado pelo Instituto Elo Amigo (IEA), uma Organização Social de Interesse Público (OSCIP). As principais linhas de ação do projeto no Ceará foram a agroecologia, o empreeendedorismo e o voluntariado. A comunicação foi trabalhada transversalmente, de maneira a agregar jovens envolvidos nestas três frentes. O interesse em analisar os resultados, para os jovens, da formação em comunicação promovida pelo Projeto Aliança, surgiu em 2002, quando de nossas primeiras visitas à cidade de Iguatu, na condição de facilitadora de oficinas de radiojornalismo comunitário. O contato com esses jovens despertou o interesse em saber de que maneira a comunicação pode influenciar positivamente tanto na sua formação humana individual, quanto na sensibilização para os problemas de sua comunidade. Ou seja, se pode ajudar a formar agentes de capital social. O que faria a comunicação por aqueles meninos e meninas tão entusiasmados com as novidades do mundo do jornalismo comunitário?
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A capacitação foi composta por três oficinas, nas quais foram praticadas noções básicas de redação, reportagem, locução, criação e produção radiofônicas. No último encontro, foi elaborado um programa piloto de rádio, totalmente produzido pelos jovens, com linguagem simples e conteúdo voltado para o serviço público, incluindo informações sobre a importância da preservação ambiental e os malefícios do clientelismo político para a educação pública. Também foi idealizada uma equipe de produção completa, que deveria comandar um programa voltado para a educação e cidadania em rádio local. As oficinas culminaram com a realização do Seminário Jovens Comunicadores, em Iguatu, Ceará, que sinalizou o início de um novo movimento: o do protagonismo juvenil na comunicação. Na época, programas de rádio eram produzidos por jovens do PAA e jornais do Projeto contavam com a participação destes que eram chamados pelo Instituto Elo Amigo de jovens comunicadores ou correspondentes da Aliança. Sentíamos a empolgação no ar. No ano seguinte, em 2003, foi promovido pelo Projeto Aliança e Instituto Elo Amigo o Seminário de Políticas Públicas e Juventudes, em Iguatu, onde foram discutidos vários temas, entre eles, o da comunicação. Tivemos a oportunidade de coordenar o Grupo Temático de Comunicação, formado por adolescentes do Projeto Aliança dos três estados onde o projeto atua (Ceará, Bahia e Pernambuco), o qual formulou propostas de maior participação comunitária nos meios de comunicação e a formação de uma rede de jovens comunicadores nas microrregiões, coordenada pelos jovens do PAA. Ao longo de 2004, vários adolescentes envolvidos na elaboração dos referidos produtos de comunicação foram se afastando, devido a outras demandas que surgiam, ou no próprio Projeto Aliança ou em planos pessoais (vestibular, emprego), de forma que os programas de rádio saíram do ar. Os únicos canais nos quais os jovens puderam atuar foram os jornais institucionais do Projeto. Alguns jovens comunicadores atuam como correspondentes e os demais enveredaram por outros caminhos. Dos 14 jovens que concluíram a formação, em 2002, cinco deles permaneceram atuando até 2005 e nesse ínterim não foram formados novos comunicadores.
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Essa mudança de rota despertou um questionamento acerca do papel da comunicação no Projeto Aliança, que figura como peça estratégica no Projeto de Mobilização Social adotado pelo Instituto Elo Amigo, o qual planeja formar uma rede de mais de 6 mil reeditores do ideário do Desenvolvimento Local Integrado Sustentável (DLIS) na região. Haveria, então, a possibilidade desses jovens colaborarem com a geração de capital social através da comunicação? Eles se sentiriam capazes de reeditar valores inerentes ao desenvolvimento local por meio do jornalismo comunitário? Para responder a estes questionamentos, ninguém melhor do que os próprios jovens capacitados, pois não podemos antever o que irá acontecer no futuro, quais rumos eles seguirão. No entanto, podemos identificar seus anseios, suas opiniões e percepções acerca do processo no qual são personagens principais. Por este motivo, escolhemos a realização de grupos focais como o principal método de investigação. O que nos interessou foi entender o que se passou com os jovens comunicadores que permaneceram trabalhando com comunicação no Projeto e como eles fariam para prosseguir, a partir dos planos elaborados quando do término das oficinas de comunicação. O sentimento de pertença ao mundo que o cerca, proposto pelo modelo de desenvolvimento local poderá levar à formação do que o Franco (2003) denomina “agentes de desenvolvimento”, cuja atuação é semelhante ao que o Projeto Aliança chama de “reeditores” e que nós definimos como agentes de capital social. A intenção, portanto, foi verificar, por meio da observação participante desempenhada ao longo de dois anos (2003 a 2005) e dos relatos dos jovens em grupos focais, se a formação em comunicação contribuiu para torná-los aptos a reeditar os valores do PAA por meio do uso de meios de comunicação, ou seja, se a aplicação dos conhecimentos das técnicas jornalísticas ajudou a gerar agentes de capital social, pessoas capazes de fomentar laços de coesão comunitária em torno de valores e objetivos comuns, visando ao desenvolvimento local. O propósito, neste estudo, não foi mensurar o capital social existente no local onde vivem esses jovens, mas saber se era possível identificá-lo a
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partir dos resultados do envolvimento destes com a comunicação. Essa percepção é de grande valia, pois não podemos observar o acúmulo de capital social nos grupos de jovens atuantes na área de comunicação do projeto, e sim, suas potencialidades e atitudes, observando o nível de participação crítica, política e cultural, compreendendo como a formação na área de comunicação os ajudou a adotar essa atitude, na medida em que em que cultuam e buscam repassar os valores apreendidos no projeto, através de técnicas de comunicação. Nosso objetivo foi, então, investigar se os jovens formados em comunicação pelo Projeto Aliança se sentem reeditores através do emprego dos conhecimentos que adquiriram em jornalismo comunitário. 2. Os conceitos abordados São conceitos transversais: Comunicação, Capital Social, Desenvolvimento Local Integrado Sustentável (DLIS) e reedição. Começando pelo último, devo esclarecer que este termo é adotado pelo PAA, que em seu Projeto de Mobilização Social colocou as comunicações interna, institucional e de mobilização social entre as principais estratégias em favor do DLIS nas regiões onde atua (Ceará, Pernambuco e Bahia). O conceito acolhido pelo PAA foi cunhado por Juan Camilo Jaramillo (in Toro e Werneck, 1995) e é adotado pelo educador Bernardo Toro, cujas idéias compõem a base teórica do Projeto Aliança no tocante à mobilização. Reeditor social designa “... a pessoa que, por seu papel social, ocupação ou trabalho tem a capacidade de readequar mensagens, segundo circunstâncias e propósitos, com credibilidade e legitimidade” (Toro e Werneck, 1995, p. 21). A reedição seria, portanto, a disseminação, de acordo com a cultura local, de mensagens cujo conteúdo remeta ao ideário do PAA. Poderia ser feita tanto por integrantes do projeto —adultos e jovens, como por representantes da sociedade civil organizada— poder executivo, legislativo e judiciário locais, educadores, empresários, líderes comunitários —que formariam uma rede de reeditores idealizada pelo Projeto conforme mostra a figura abaixo:
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Rede de Reeditores adotada pelo PAA
Comunicação direta
Rede de editores Reeditor
Produtor social
Reeditor
Campo de atuação
População de incidência dos reeditores
Reeditor
Comunicação de massa Fonte: Instituto Aliança com o Adolescente (Projeto de Mobilização Social, 2002)
O Projeto de Mobilização do Instituto Aliança considera reeditores as organizações coordenadoras do PAA nas microrregiões, denominadas de “empresários parceiros” e segmentos de toda a sociedade civil organizada, do líder comunitário ao prefeito, do educador ao parlamentar, do aluno ao comerciante local. Quando o produtor social —no caso o PAA— se une aos reeditores através de uma rede de comunicação direta (comunicação dirigida, interpessoal ou intergrupal) e indireta (meios de comunicação de massa —rádio, TV, jornal e Internet), constrói-se a possibilidade de mudança, a partir da participação. Para os idealizadores do projeto, “... a participação num processo de Mobilização é, ao mesmo tempo, meta e meio. E como meta, ela se justifica por si mesma, e não só por seus resultados. Neste sentido a Mobilização Social pode ser considerada uma tecnologia educativa”. (Projeto de Mobilização, 2002, p. 16). A rede de reeditores almejada pelo PAA pressupõe a existência de capital social, um termo que possui variadas conotações e interpretações (Rattner, 2002). Devo ressaltar que não pretendo apresentar um conjunto de teorias acerca do capital social, pois nosso foco é saber da relação entre a comunicação e a geração desse capital. Para o momento, basta-nos frisar que, a despeito das diferenças de concepções entre os teóricos do assun-
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to (Putnam, 2002, Araújo, 2003; Franco, 2001; Lazzarini, 2002; Holanda, 2003; Abu-El-Haj, 1999), parece consenso que o capital social seja formado pelos pilares confiança, reciprocidade, normas sociais (civismo) e cooperação (participação). Portanto, confiança entre os cidadãos, aliada às normas construídas a partir de sistemas cívicos de participação (grupos onde predominam relações horizontalizadas de poder) são os responsáveis pela formação de capital social. De acordo com Holanda (2003), o capital social cria espaços de socialização de conhecimentos. Pensamos que, entre estes espaços de socialização estão os meios de comunicação social. Monastério (1999), citando Coleman, afirma que a capacidade de transmissão de informações pela estrutura social de modo a propiciar uma base para a ação pode constituir uma forma de capital social. O autor vai mais além, condicionando o capital social à existência de um fluxo de informações que seja constante. Para que isso ocorra, é preciso garantir o acesso aos meios de comunicação, pois como destaca Beltrán (1981, p. 32), “... o acesso é a pré-condição da comunicação horizontal. Pois sem que as pessoas tenham oportunidades semelhantes para a recepção das mensagens, não pode haver interação social democrática”, e por conseqüência, dificilmente se pode gerar capital social. Essa horizontalidade é uma característica dos sistemas de participação cívica (formado por associações comunitárias, cooperativas, clubes desportivos), uma das formas de promoção de capital social. Esse tipo de sistema “... facilita a comunicação e melhora o fluxo de informações sobre a confiabilidade dos indivíduos. Quanto maior e mais fácil o fluxo de informação, maior será a confiança e a cooperação” (Mayorga, 2002, p. 14). Na nossa concepção, um dos indicadores da geração de capital social é o tipo de informação produzida pelos canais de comunicação e, num estágio mais avançado, o nível de participação da população nesse processo de produção. Tal participação significaria que a comunidade poderia se beneficiar diretamente da transmissão de informações, inclusive do ponto de vista da geração de capital humano —uma vez que o acesso aos meios de produção de comunicação podem constituir um processo educativo. É com esse viés, o da educação, que se dá a formação dos jovens, promovida pelo PAA na Microrregião do Médio Jaguaribe (MMJ).
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A proposta pedagógica do projeto tem como objetivo a educação pelo trabalho solidário, “sustentado na crença de que, pelo fazer solidário e refletido, é formado uma geração de cidadãos”, baseado no aprender fazendo (Oliveira, Menezes e Siqueira, 2004, p. 158). Independente da área que decida se engajar (agroecologia, empreendedorismo e voluntariado), o jovem que ingressa no PAA será formado pela mesma formação, com os seguintes pressupostos: 1) fortalecimento da identidade pessoal e social do jovem; 2) promoção e valorização da arte e cultura locais; 3) respeito à diversidade de qualquer natureza; 4) interdimensionalidade (razão, emoção, corporeidade e transcendência), 5) formação continuada, 6) ritos de passagem, 7) incentivo ao associativismo e 8) comunicação como direito individual (Oliveira, Menezes e Siqueira, 2004). Este último preceito —do direito à comunicação— não inclui o trabalho com técnicas de comunicação. No entanto, o Instituto Elo Amigo, entidade executora do Projeto Aliança no estado do Ceará, decidiu investir na formação específica em comunicação. Nossa pesquisa identificou que inicialmente, o objetivo do PAA era dar visibilidade às ações do projeto nas regiões, no entanto, para haver coerência com a proposta de protagonismo juvenil, do jovem que tem iniciativa, que é “sujeito” de sua história, seria necessário envolver os adolescentes nesse processo. Por isso, em 2002, começou o trabalho de formação de jovens, preparando um grupo de adolescentes como “jovens correspondentes populares” ou “jovens comunicadores populares”, conforme denominou o Instituto Elo Amigo —na época, já empresário-parceiro do projeto no Ceará. A idéia era criar uma “rede de correspondentes populares” como forma de contribuir na implementação e ampliação de canais de participação no processo de comunicação popular (Sousa, 2003). Notamos que começa, nesse momento, a tentativa de simbiose entre comunicação institucional e comunicação mobilizadora, pois o PAA prepara jovens para atuar em comunicação através de veículos específicos —rádio, jornal e Internet— e utiliza o trabalho desses adolescentes em seus produtos de comunicação institucional. O resultado é um híbrido de produtos com viés publicitário e propósitos educativos, pois estes jovens estão seguindo a metodologia do “aprender fazendo”, base pedagógica do Projeto Aliança, a qual é baseada na educação pelo trabalho (Oliveira, Paula e Siqueira, 2004).
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3. A comunicação na vida dos jovens e a possibilidade de reedição O lugar era familiar: uma sala na sede do Instituto Elo Amigo, em Iguatu, Ceará. Era uma manhã de terça-feira, com a vida “lá fora” acontecendo, e aqueles jovens ali, a debater seus anseios e sua visão de mundo. Poderiam estar assistindo a aula na faculdade, preparando-se para o vestibular, trabalhando, namorando. No entanto, pediram dispensa de todos os compromissos —alguns saíram de suas cidades em direção a Iguatu, no primeiro transporte do dia— para colaborar com uma pesquisa sobre o papel da comunicação no Projeto Aliança. A fase inicial do PAA já era finda, não havia garantia de recursos para dar continuidade a todas as atividades do Projeto. O futuro era incerto, mas eles estavam ali. E nos veio a pergunta: por quê? O que movia aqueles jovens a debater sobre a comunicação no PAA? Uma única pergunta, que gerou respostas diversas e complementares. Em síntese, estavam ali porque amam comunicação. Encantaram-se com as técnicas de gerar e trocar informações através de veículos específicos, como o rádio, o jornal e a Internet. Alguns querem fazer deste ofício uma profissão; nestes, era perceptível um certo brilho na voz, ao falar de seus planos como futuros jornalistas e do espaço que poderia ser conquistado no mercado local, na medida em que surgirem profissionais. Esse desejo de tornar-se adultos comunicadores, eles relatam, foi provocado pela formação em comunicação promovida pelo PAA e pelos eventos promovidos —principalmente o I Seminário Jovens Comunicadores do Médio Jaguaribe, em dezembro de 2002. E depois, o que aconteceu? A interrupção do programa de formação em comunicação gerou certo desânimo. Essa questão das expectativas frustradas, praticamente todo mundo que se envolveu com comunicação passou por esse período porque a gente que passou pelas capacitações em rádio, a gente teve essa experiência frustrada com os programas de rádio, porque a gente fez todo planejamento, a gente saiu com a idéia do programa do rádio toda estruturada que não aconteceu, a gente fez tudo e acabou não acontecendo. A gente teve expectativa frustrada na questão dos correspondentes, na questão da atuação com relação ao boletim do Elo Amigo que começou, mas foi desacelerando, foi se desestruturando, e em todas outras áreas: Terra Viva, Eco Noticias, ou seja, eu me arrisco a dizer que todos os proces-
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sos de comunicação que foram implantados aqui no Instituto geraram expectativas frustradas com relação aos adolescentes. (Marcos Alves, 20 anos, Cr Agroecologia Familiar). A participação dos jovens nos produtos de comunicação institucional do PAA não deixou de existir. Em contrapartida, programas mais identificados com a mobilização social, desapareceram. É o caso do Terra Viva, veiculado por adolescentes em emissora de rádio comunitária do município de Jucás. Eu tinha toda uma expectativa, adorava, quer dizer, gosto muito da comunicação, mas adorava aquele programa que a gente fazia toda estratégia, planejava com carinho, enquanto a Instituição não via isso... Isso era o Programa Terra Viva. Enquanto nós não tínhamos tanto apoio. Então depois que parou, é como se desse uma martelada na sua cabeça e você caísse, e precisa de alguém pra levantar... Eu não sei se ainda eu tenho tanta emoção assim pra continuar esse programa, por enquanto é uma coisa que ainda ta fria. É assim... Até eu comentava com a Ana: depois de tanto tempo parado... dia 20, fez um ano que nós fizemos o último programa... Domingo, fez um ano que nós fizemos o último programa Terra Viva. (Adriana Oliveira, 21 anos, CR Agroecologia Familiar) Ficou na memória o último dia de veiculação do programa. Ficaram marcadas as expectativas não alcançadas. Antes de atribuir ao Instituto Elo Amigo, responsável pelo PAA na região, o suposto insucesso na área da comunicação com vistas à participação do jovem, convém destacar a falta de recursos para a continuidade da formação em comunicação, justificativa apresentada pela coordenação local do Projeto e confirmada pelos jovens, os quais também reconhecem que a falta de investimentos foi a principal razão da desmotivação. Todos afirmam que não fazem comunicação visando geração de renda, ao contrário, este sempre foi um trabalho voluntário. Talvez por isso mesmo seja necessário uma contínua formação de novos comunicadores, pois os interesses dos jovens podem mudar. Ao mesmo tempo em que os adolescentes reivindicam espaço para trabalhar a comunicação na vertente da mobilização social e da formação pessoal e não se queixam do trabalho voluntário em comunicação —todos defendem o voluntariado. Também querem que a área seja vista pelo
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Projeto como uma maneira de inserção do jovem no mercado de trabalho local. Parece que querem tudo ao mesmo tempo? Foi o que pensamos, num primeiro momento. À medida que as discussões avançavam, ficou claro que eles sabiam diferençar o papel de cada atividade comunicativa e interligá-las: consideram que a comunicação pode ser uma realização pelo trabalho a partir do momento em que fazem o que gostam, ganham por isso (do ponto de vista da formação humana e, se possível, financeiramente) e beneficiam o outro, comunicando com responsabilidade. Essa “fórmula” nos lembrou o princípio do desenvolvimento sustentável, baseado no tripé “ambientalmente equilibrado —economicamente viável— socialmente justo” (Nunes, 2003). Uma prática sustentável de comunicação, eis o desejo destes novos comunicadores. A realização pelo trabalho é uma idéia-força do PAA no Ceará, um canal para alcançar o desenvolvimento local. Os jovens entrevistados consideram que a comunicação pode ser uma forma de educação pelo trabalho (formativa) e de realização pelo trabalho (fazer o que gosta). Talvez seja este o motivo de continuarem buscando se afirmar como jovens comunicadores ou correspondentes da Aliança, apesar das dificuldades relatadas. “Eu acho que isso aqui [o trabalho com comunicação] é um exemplo claro de realização pelo trabalho” (Francisco Lima, 20 anos, ODCOM). Se a comunicação realiza pessoalmente, o que dizer de sua contribuição para que o jovem saia de si mesmo e dirija-se ao outro, à sua comunidade? Uma primeira pista foi apresentada: deixar de ver o produto de comunicação como seu e encará-lo como um veiculo de comunicação social. “Acontecem aquelas questões, do ‘meu jornal’, do ‘meu programa’, porque são dois ou três que acreditam que aquilo pode promover alguma mudança no espaço, e outros estão ali mesmo para serem estrelas” (Daniela Sousa, 17 anos, CR Adolescentes Solidários). Os jovens, apesar de ainda não serem profissionais, identificaram um problema antigo na prática jornalística, a qual, “...sem dúvida, trata-se de uma profissão que mexe com o ego do indivíduo, suscetível de tornar-se um ‘deslumbrado’ (...) Estão [os jornalistas] num meio onde circulam pessoas vaidosas” (Travancas, 1992, p. 56). Desvencilhar-se do “estrelismo” e colocar-se no mesmo horizonte do outro é um importante passo rumo à prática comunicativa formadora e mobili-
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zadora, capaz de contribuir com a geração de capital social. Os jovens comunicadores do PAA demonstram concordar com essa idéia. Preocupar-se com um conteúdo da mensagem —mais educativo e voltado para a participação social—, além da sua forma, também foi apontado pelos jovens como atitude necessária para uma comunicação transformadora. Demonstraram estar em sintonia com Peruzzo (1998), que defende conteúdos essencialmente críticos na comunicação popular, que apontem para a necessidade de mudanças e, “neste sentido, ela não é conservadora, mexe com a cultura, mesmo que não de forma predominante, havendo a incorporação de novos valores, ao mesmo tempo em que se reproduzem outros” (1998, p. 156). Pensamos que a juventude seria o ator mais indicado neste processo de propor novos valores, respeitando os já consolidados. Quanto à contribuição da comunicação para a geração de capital social, os jovens retomaram o discurso sobre a necessidade de mais investimento na formação de novos comunicadores, relacionando estrutura da comunicação com capilaridade da ação social. Se a comunicação fosse mais trabalhada, ela tivesse além de recurso que é uma coisa assim que é muito importante pra gente ta trabalhando, mas assim uma... Se tivessem pessoas né, unidas... Pessoas com objetivo de colocar mais pra frente a comunicação, eu vejo que ela poderia ta influenciando muito dentro das comunidades. Porque a comunicação tem o poder muito grande dentro das comunidades, além dos próprios meios de comunicação as pessoas mesmos como fonte de comunicação. Eu acho que isso poderia ajudar bastante. (Adriana Oliveira, 21 anos, CR Agroecologia Familiar). O investimento em comunicação interna, dentro do Projeto Aliança, também foi apresentado como condição para contribuir com o capital social, na medida em que integra os adolescentes do projeto. Percebemos que os jovens comunicadores vêem capital social como o resultado da ação que pode iniciar no Projeto, mas que vai às ruas e é nelas que ele se estabelece. A maioria dos jovens afirmou não atribuir somente à participação no PAA o fato de estarem atentos às questões da comunidade, entendem que o Projeto ajuda, mas não gera capital social, pois, para os entrevistados, ele está nos espaços não institucionalizados de vivência e convivência entre as pessoas.
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Sobre o Desenvolvimento Local Integrado Sustentável - DLIS, cuja promoção na região é o principal objetivo do Projeto Aliança, os jovens comunicadores ressaltam que para promovê-lo é necessário: aproveitamento de potencialidades locais (capital humano, social e físico) em benefício do crescimento da comunidade; buscar o desenvolvimento em diversos âmbitos (cultural, social e econômico) e organização comunitária para articular melhorias com os poderes públicos. Os entrevistados conhecem o termo, mas consideram-se aptos a difundi-lo? Prosseguimos com nosso objetivo de checar a possibilidade de reedição do ideário do PAA. As respostas foram variadas, como não poderia deixar de ser, em se tratando de um assunto que envolve não apenas o esforço pessoal, mas abertura de outros canais, tanto pelo poder público como pela própria comunidade. Em resumo, todos concordam que ainda é cedo para afirmar que, através do PAA, estão promovendo o DLIS: Olha, em Iguatu, está acontecendo bastante isso e a gente esta conseguindo promover muito o DLIS, mas em outros municípios já não vejo tão presente quanto à comunicação. (Daniele Sousa, 17 anos, CR Adolescentes Solidários) Enraizada mesmo acho que ela ainda não tá [a idéia do DLIS]... (Mayana Araújo, 18 anos, CR Adolescentes Solidários). Eu vejo que não é uma coisa nada fácil de fazer, a gente já tá com quatro anos tentando né (risos), tentando promover. Fazer com que as pessoas juntamente com a gente, possam tá promovendo. A gente já conseguiu alguns avanços, a gente já conseguiu sensibilizar algumas pessoas, já conseguiu realizar algumas ações, mas promover o desenvolvimento tem chão! Muito chão pra percorrer (risos). (Ana Nere, 18 anos, CR Agroecologia Familiar) Quais caminhos percorrer? Aqui, tocamos no ponto da reedição, da capacidade de readequar mensagens para difundir uma idéia, no caso, a idéia do DLIS. Quanto à capacidade de serem reeditores a partir da comunicação interpessoal e intergrupal, ou seja, a partir de uma ação que dependa unicamente deles, e não do uso de técnicas e veículo de comunicação, todos os jovens afirmaram que sim, são capazes de fazê-lo. Consideram-se que são, eles mesmos, “instrumentos de comunicação”, por
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meio das palavras e atitudes. Estar ali, naquele grupo focal, inclusive, era uma prova disso: Eu me vejo como reeditor, é claro, e cada um daqui de nós se vê! Se ainda tá aqui os remanescentes... A sociedade dos poetas mortos (risos) ainda estão aqui se reunindo, os últimos dos últimos, é porque se vê como reeditor dessa idéia, dessa missão, porque ainda está comprometido com a missão, mas que vê que houve falhas e que tem que ser consertadas pra que a gente tenha um maior êxito (Francisco Lima, 20 anos, ODCOM). Já no tocante à reedição pela rota dos meios de comunicação, a opinião foi unânime: não se consideram reeditores. O motivo apontado pelos jovens é que comunicação pontual não surte o efeito desejado, seria preciso iniciar um processo contínuo, tanto de formação de novos comunicadores, como de acompanhamento destes. A coordenação do PAA no Ceará apontou as capacitações em comunicação promovidas pelos jovens comunicadores para outros adolescentes como uma forma de reedição. Já os jovens sujeitos deste processo entendem que um curso rápido não é suficiente para se efetivar valores como DLIS através do protagonismo juvenil: O que eu entendo como reedição é mais do que uma simples ação pontual. Claro que é um processo finito, mas que dure mais do que oito horas de oficina. Quando faço isso, qual foi a minha responsabilidade com a reedição? A gente foi reeditor? A gente foi aplicadores! (Jenair Alves, 20 anos, CR Central de Serviços). 4. Considerações finais Reeditores no dia-a-dia das relações interpessoais e intergrupais, sim. Os jovens comunicadores percebem-se como capazes de assumir postura de agentes de capital social, na medida em que empregam a formação adquirida no PAA no lócus da comunidade. Também reconhecem que os conhecimentos de técnicas de comunicação, descobertos no Projeto, podem ajudá-los na comunicação direta, uma das rotas na rede de reeditores adotada pelos instituidores do Projeto Aliança. Porém, os jovens comunicadores não se reconhecem como reeditores através dos veículos de comunicação - seja atuando neles ou preparando outros adolescen-
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tes a atuar. No entanto, consideram-se capazes de fazê-lo. Para isso, são taxativos: é preciso investimento, equipe, estabelecimento de metas que ultrapassem o curto prazo. Apontam para a necessidade de planejamento, premissa de todo processo eficaz de comunicação. Os jovens comunicadores do PAA demonstram ter consciência dos erros e acertos no percurso percorrido no Projeto Aliança, no tocante à comunicação. Seguindo o princípio pedagógico do PAA, do “aprender fazendo”, a educação pelo trabalho foi se construindo, à medida que organizavam programas independentes de rádio ou colaboravam com a comunicação institucional do Projeto. Porém, numa postura de criticidade, eles apontam para o futuro e indicam que novas atitudes devem ser tomadas para que o processo de reedição, através da atuação dos jovens nos veículos, seja efetivado. Atitudes que ponham, de fato, a comunicação também como um fim, não apenas como um meio.
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