Brujula Ciudadana número especial del MPJD

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E special del M ovimiento con J usticia y D ignidad

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Índice

Presentación. Jorge González de León....................................................................... 2

DESDE DÓNDE Y PORQUÉ................................................................. 2 Seguimos hasta la madre. Javier Sicilia............................................................. 2 Los seguimos extrañando. Raúl Romero........................................................... 9 ¿Cuál es la relación entre el crimen organizado, el Estado y la sociedad? Myriam Fracchia...................................................... 11 Corazón de Movimiento. Alberto M. Solís Castro............................................ 14 Derechos, estructura y contenidos claves de la Ley de Víctimas. Miguel Concha Malo............................................................ 17

HACIA DÓNDE Y PORQUÉ............................................................. 20 El despertar ciudadano. Elio Villaseñor Gómez.............................................. 20 El movimiento por la paz y su lucha noviolenta ¿cómo se ha luchado hasta ahora? Pietro Ameglio......................................... 22 De la lengua que habla verdad: Tú eres eso. Jorge González de León........... 29 Luz incandescente en las tinieblas: Reflexiones dispersas, de un simple espectador. Daniel Gershenson................................................ 31 Los jóvenes y la guerra, los jóvenes de la guerra, los jóvenes ante la guerra. Luis Gómez Negrete............................................. 34 Queremos Paz, Justicia y Dignidad: el ¡Ya Basta! de un movimiento global. Paulina Candia y Marta Molina............................ 36



Presentación

sta es una muy breve semblanza de un movimiento que nació a partir de una

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tragedia nacional que se visibilizó, para millones, en una tragedia personal,

familiar, íntima; y que tocó ese lugar mágico que es la intersección entre lo público y lo privado. No le podría llamar fotografía, porque no es algo que pasó, es algo que está en curso mientras escribo estas líneas. La matanza sigue y nuevas víctimas nos buscan como quien busca una salida: no sabemos si la hay, pero como dijo un compañero “ahorita lo único que no se vale es no hacer nada”. No le puedo llamar una radiografía porque es demasiado epidérmica, demasiado increíble, demasiado real. No le puedo llamar una película porque las películas tienen un final y a esto no se le ve para cuando; llevamos demasiado tiempo en marcha. No le puedo llamar más que pequeñas muestras de algo que sabemos nos trasciende a todos. Al principio, como tantos otros compañeros, soñamos con parar la guerra; ahora modestamente creo que hay que construir poco a poco la paz. Valga esto de algunos que buscamos reinventar las palabras y el amor.

Jorge González de León


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Desde dónde y por qué Seguimos hasta la madre Javier Sicilia Cuernavaca, Morelos, 28 de marzo de 2012 Desde hace un año, no hemos dejado de iniciar nuestros discursos con poesía. Esta vez, a un año de la muerte de mi hijo Juan Francisco, de sus amigos y del reciente y espantoso asesinato de otros cuatro estudiantes en Morelos, quiero iniciar con unos versos del Dhammapada, uno de los libros sagrados del budismo, que se refieren a la vejez: “Eres una casa de huesos,/ una casa de carne y sangre,/ allí moran el orgullo y la hipocresía,/ moran la decadencia y la muerte”. Por ese horror en el que se ha convertido la vejez de nuestra historia, por el dolor que llevamos a cuestas por nuestros muertos y desaparecidos, y porque a pesar de todo, vuelvo al Dhammapada, hemos aprendido a seguir en nuestra esperanza “a los que han despertado,/ a los buscadores del camino,/ a los transformados” y los hemos aprendidos a seguir “como sigue la luna el camino de las estrellas”, pido un minuto de silencio. Hace un año, la imbecilidad del crimen organizado y la inoperancia del Estado para cumplir su vocación fundamental, darle seguridad a sus ciudadanos, asesinaron aquí, en Morelos, a mi hijo Juan Francisco, a Julio César Romero Jaimes, a Luis Antonio Romero Jaime, a Jaime Gabriel Alejo Cadena, Álvaro Jaimes Avelar, Jesús Chávez Vázquez y María del Socorro Estrada; hace un año también pronunciamos nuestro “Estamos hasta la madre” que movilizó a la nación entera y que dirigimos a los políticos y criminales. Hace un año también, bajo esa consigna, la sociedad entera del país se movilizó para visibilizar a las víctimas de esta guerra imbécil --esas víctimas que la corrupción de los gobiernos había criminalizado, reducido al “se están matando entre ellos”, a cifras enterradas en el espantoso anonimato de las cifras, de las “bajas colaterales” y del 98% de impunidad—. Nos movilizamos también, a lo largo de dos largas caravanas, para abrazarnos, consolarnos, unirnos como hermanos y convertir nuestro dolor en amor y reclamo de justicia y de paz hacia el Estado y de un retorno a sus códigos éticos hacia los delincuentes. A pesar de esa visibilización que mostró la emergencia nacional que vive el país, de pedir renuncias de un gobernado, de varios presidentes municipales y del Secretario de Seguridad Pública, que continúan mostrando su ineficiencia, su incapacidad y su cinismo, de recorrer 11 mil kilómetros, de dialogar de cara a la nación en el Alcázar del Castillo de Chapultepec con el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo; a pesar de haber obtenido, como consecuencia de esos diálogos, la creación de la Procuraduría de Atención a Víctimas y la Ley General de Víctimas de la Violencia y del Abuso de Poder; a pesar de haber detenido la Ley de Seguridad Nacional, que le daría un marco legal a esta guerra absurda, y haber propuesto una Ley de Seguridad Humana y Ciudadana,

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ni la justicia se ha hecho ni hay una ruta profunda y segura hacia la paz y el regreso de las fuerzas armadas a sus cuarteles. Lejos de ello, el crimen continúa asesinado, secuestrando, extorsionando, desapareciendo personas de las maneras más viles, cruentas y demoniacas, y balcanizando al país, y el Estado, penetrado, cooptado, roto, sin hacer justicia, volviendo a despreciar, a criminalizar y a borrar a las víctimas y la emergencia nacional del espectro social y político del país y a contribuir, con su cauda de violación de los derechos humanos, a este dolor inútil, atroz, desesperante. Ni en la agenda de los gobiernos ni en la agenda de los partidos existe la realidad del país. Poco, casi nada se ha movido y casi nada se ha asumido de los 6 puntos que leímos en el zócalo de la Ciudad de México el 8 de mayo de 2011 y que constituyen un pacto ciudadano traicionado:

Si hace un año estábamos hasta la madre, hoy continuamos estándolo de una forma más profunda y brutal. Seguimos estando hasta la madre de ustedes, criminales, porque su imbecilidad, su miserable ansia de dinero y de poder, continúan asesinándonos, envileciéndonos y llenándonos de horror y de oprobio. El dinero y el poder, escribía un gran novelista –deberían leer a los novelistas y a los poetas para sanar un poco la estupidez de sus mentes y la oscuridad de sus almas— son “el excremento del diablo”. Con ese excremento con el que han embarrado sus vidas –si como viven puede llamarse vida—han ensuciado nuestra patria, su patria, y la han convertido en una especie de Auschwitz, de rastro humano, donde sólo se escucha el dolor, el sufrimiento, la muerte, la ausencia y el llanto. Desde aquí, desde este lugar, donde hace un año los reconvenimos, volvemos a llamar a sus conciencias, si es que algo queda todavía en ellas de luz, para que detengan este horror y este lamento de madres, de viudas, de hijos, este siniestro camposanto en que están convirtiendo a la nación, a su propia nación y a sus propias comunidades. Dejen de asesinarnos, dejen de secuestrarnos, dejen de extorsionarnos, dejen de llevarse a nuestros hijos y a nuestras hijas; dejen de dañarse y de envilecerse a ustedes mismos con tanto horror. Nosotros no les hacemos daño. Queremos simplemente vivir en paz, trabajar por cada uno de nosotros y ver florecer a nuestros hijos y a nuestros nietos en un país fértil, porque sólo en la fertilidad, es decir, en el amor –no en el odio, no en la prepotencia y el alarde de estupidez, sino en el cuidado, en el servicio, en el arropamiento--, florecen la paz y la vida. Frente a sus crímenes que no cesan, frente a su crueldad, frente a su falta de cualquier sentido de la dignidad y del respeto por lo más sagrado, los ciudadano, cada vez que aparezca un muerto, que se secuestre a alguien,

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Desde dónde y por qué que se violente a un ciudadano, deberíamos –esa es la dignidad y la grandeza que nos hace hombres—salir a las calles a manifestar nuestra reprobación y nuestra indignación. Este país es nuestra casa y cada uno de los que habitamos en ella son nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros padres. Por ello, no podemos permitir, no debemos permitir, que los señores de la muerte lo sigan humillando y nos sigan humillando. No somos mercancías, nos somos objetos, no somos instrumentalidad al servicio de la maximización de ganancias ni de ningún poder. Somos familia, una familia humana, y la familia se defiende y se respeta. A la imbecilidad criminal, respondamos entonces con la sabiduría de la dignidad que es la denuncia, la marcha, la concentración, la reprobación sin límites, la protección de unos a otros. Solos, no somos nada; juntos y poniéndonos, como lo han dicho y mostrado los artistas de esta nación, “en los zapatos del otro”, somos y seremos siempre más fuertes que los señores de la muerte y de todos aquellos que han decidido hacer reinar la imbecilidad y el horror sobre lo humano. Seguimos estando hasta la madre de ustedes, políticos, gobiernos, partidos y candidatos, porque la corrupción que han dejado instalarse en las instituciones es cómplice de todos estos crímenes y de todo este dolor –98% de impunidad quiere decir que los criminales están también dentro del Estado--; seguimos estando hasta la madre de ustedes, porque a causa de esa corrupción de ese cinismo, no se ha dotado a la Procuraduría de Víctimas ni del dinero ni de la infraestructura que exige el dolor y la emergencia nacional que vivimos; porque pese a que se ha redactado una Ley de Víctimas de la Violencia y el Abuso del Poder, el Ejecutivo, traicionando los acuerdos que establecimos en las mesas de trabajo, la quiere reducir, como ha reducido la Procuraduría de Víctimas, a una pobre Ley de Víctimas del Delito;1 porque de los 8 casos paradigmáticos que llevamos frente al Presidente durante el primer diálogo en Chapultepec, el único que se ha resuelto a medias –todavía faltan las sentencias—es el de mi hijo y el de los que junto con él fueron asesinados; porque lejos de hacer justicia, los desaparecidos no sólo siguen sin aparecer, sino que su número aumenta, como aumenta el número de asesinados de las formas más espantosas y brutales; porque los criminales siguen sueltos y la impunidad, a pesar de las maquilladas cifras de Poiré, continúa sin descender un ápice; seguimos estando hasta la madre de ustedes, porque nos negaron la Reforma Política y la Reforma de los Medios de Comunicación, que exigimos en el punto 6 del pacto y que habría podido blindar las elecciones; porque ignorando la emergencia nacional, el clamor de las víctimas, la balcanización del país y la necesidad de la paz, no construyeron un gobierno de unidad nacional y se han lanzado a una campaña política donde sus mezquinos pleitos por el poder, sus desagradables rostros con el que llenan nuestras calles, sus inanes eslóganes, sus onerosos dispendios, son la continuación de la guerra por otros medios y la muestra más clara de su lejanía de la realidad del país y su complicidad con el horror –sus 1

La Ley General de Víctimas fue aprobada de manera unánime por el pleno de la Cámara de Diputados, con ella se establecen medidas para investigar y resarcir los daños causados a las víctimas de delito u violaciones de derechos humanos. Con 369 votos en favor sin cambios en el Senado de la República, esta ley fue enviada al Ejecutivo para que se promulgue y entre en vigor lo antes posible. En esta norma se reconoce el derecho a la

verdad, justicia, reparación integral y garantías de no repetición. El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), que encabeza Javier Sicilia, calificó como “un día histórico” la aprobación de la ley y se congratuló que, pese a un “camino de tensiones y dudas, frenos y retrasos”, será realidad cuando el presidente Felipe Calderón la promulgue. Jorge Monroy y Ana Langner / El Economista, 30 Abril, 2012.

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[9] elecciones son, en realidad, una cortina de humo con apariencia de democracia, que a lo único que conducirá es a una nueva y más precaria administración de la desgracia del país. Seguimos estando hasta la madre de ustedes porque cuando les exigimos que se deslindaran de la gente que cada uno de los partidos tiene vinculada con el crimen organizado, nos ignoraron, y una gran parte de sus candidatos a los puestos de elección son gente que lejos de representarnos, usan la vida política para enriquecerse e, ignorando las desgracias de la patria, continúan expoliando a la nación; porque la política de seguridad que han implementado en todos los gobiernos sólo sirve para proteger a las instituciones y no a los ciudadanos; porque el dolor, los gemidos y el sufrimiento de las madres, de los hijos, de las viudas, de los inmigrantes que siguen siendo tratados por nuestras autoridades y por los criminales peor que bestias, no los alcanzan ni los conmueven; porque siguen sordos al latido desgarrado del corazón de la patria y siguen negándole un presente a nuestros jóvenes que conforman la mayor parte de nuestros muertos. Seguimos estando hasta la madre de ustedes, porque, a pesar de que hemos evidenciado [8] [7]

la realidad de la nación y les dijimos, en el discurso del 8 de mayo (hay que recordarlo, porque el Alzheimer social y político es tan terrible como la traición que guarda) que no aceptaríamos “una elección más si antes los partidos políticos no (limpiaban) sus filas de esos que enmascarados en la legalidad, están coludidos con el crimen y tienen al Estado cooptado e impotente”. Lejos de ello, los partidos, los gobernadores, las autoridades federales, el ejército, la armada, la Iglesia, los congresos, los empresarios, los medios de comunicación, siguen, después del momento fulgurante que nos unió el 8 de mayo, aceptando que el país continúe siendo una trampa mortal para todos. Lejos de ello nuestros gobiernos y partidos siguen aceptando que gobernadores y funcionarios señalados públicamente como cómplices del crimen organizado continúen impunes en las filas de los partidos y a veces candidateados a puestos de gobierno. Lejos de ello también, el ejército sigue en las calles, violando muchas veces los derechos humanos, como en el caso de Jethro Ramsés, asesinado por el ejército, y las 40,000 víctimas que visibilizamos hace un años se han convertido casi en 50,000, según datos conservadores, y en más de 60 mil, según datos más fidedignos, cuyo número continúa aumentando diariamente. Seguimos estando hasta la madre de ustedes, porque, a pesar de que, al lado de la UNAM y de muchas otras organizaciones, propusimos una Ley de Seguridad Humana y Ciudadana, muchos legisladores continúan tratando de hacer pasar a espaldas de la ciudadanía una ley de seguridad que, violentando la Constitución, pone un énfasis total en la violencia y nos coloca en el centro de una guerra que parece ya no tener retorno; porque los intereses de los partidos, que sólo buscan llegar al poder para administrar a su conveniencia la desgracia, nos bloquearon los instrumentos legales que permitirían a la ciudadanía controlar sus abusos y poder despedir del gobierno a quienes nos hacen daño por complicidad con el crimen, por omisión o por ineptitud.

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Los partidos políticos, los poderes fácticos y los tres órdenes de gobierno, como se los dijimos aquel 8 de mayo, “no sólo han secuestrado la democracia”, sino que continúan haciéndolo y en complicidad con el crimen, siguen destruyendo el Estado “imponiendo el criterio de que la única manera de enfrentar al narcotráfico es administrándolo ilegalmente o haciéndole la guerra”. Continúan “propiciando la violencia” al seguir “exaltado –en sus comicios electorales-- el éxito, el dinero y el poder como premisas absolutas que deben conquistarse por cualquier medio y a cualquier precio”; porque continúan viendo el asunto de “la droga como un fenómeno histórico que, descontextualizado del mundo religioso al que servía, y ahora sometido al mercado y sus consumos” debería, como lo hemos dicho muchas veces, “ser tratado como un problema de sociología urbana y de salud pública y no como un asunto criminal que debe enfrentarse con la violencia”; continúan propiciándola porque siguen comprometiendo “sus agendas con interese oscuros” y, a pesar del sufrimiento de las víctimas y de la miseria de la patria, continúan poniendo “el dinero de la nación al servicio de sus salarios exorbitantes, de la violencia y del mercado global” y omitiendo, en la búsqueda del poder, su labor fundamental, que es el cuidado de la vida de la sociedad”. El dinero, como se los dijimos a los criminales al citarles a Papini, no sólo es “el excremento del diablo”, es también, dice Léon Bloy, “la sangre del pobre” –ustedes también harían bien en leer a los poetas y a los novelistas--. Con esa manera de tratar la vida de la nación, continúan permitiendo que los cobros de piso, los secuestros, los robos, el tráfico de personas, el lavado de dinero, al que se niegan a perseguir, las complejas empresas que el crimen ha generado para delinquir y apropiarse del absurdo modelo económico de tener siempre más a costa de una vida buena y humana, continúen su horrenda marcha por el país. Aquel 8 de mayo, en el que, en el zócalo de la Ciudad de México, pronunciamos casi textualmente estas mismas palabras, les dijimos también que si se empeñaban en su ceguera perderían la representación de la nación y la soberanía que recae en el pueblo. Un año después, obstinados en su ceguera, no sólo la han perdido a pesar del dispendio de sus campañas electorales, sino que también han vaciado de sentido y de dignidad las instituciones del país y han edificado lo que no queríamos: las elecciones de la ignominia, una ignominia que ha hecho y continuará haciendo más profunda, para nuestra desgracia, las fosas en donde están enterrando la vida del país. Frente a esa desvergüenza, la única actitud digna y congruente con el llamado que hicimos el 8 de mayo de que no aceptaríamos más una elección en las condiciones en las que se encuentran los partidos, es ir a sus urnas para llenarlas con nuestro voto en blanco. En sus urnas –que no son las nuestras porque no representan la dignidad de la nación y están hechas con el dolor y la desgracia de tantos muertos, de tantos desaparecidos y de

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tanto dolor, no caben ni nuestras demandas que ustedes han traicionado ni, como lo han dicho los indignados y los ocupa, “nuestros sueños”. Ustedes sólo representan, al lado del crimen, la desgracia y la expoliación del país. Con los votos que ganen –muchos de ellos comprados con la ignorancia y la miseria en la que tienen sumidos a la patria—no podrán gobernar más que su propia desvergüenza. Seguimos estando también hasta la madre de ustedes norteamericanos, porque detrás de su consumo de droga, que no ha disminuido un ápice, de su producción indiscriminada de armas, que pueden comprarse como dulces en un supermercado y que día con día entran a nuestra nación de manera ilegal armando a la delincuencia; detrás de sus empresas que, junto con las nuestras, lavan el dinero del crimen, están cada uno de nuestros muertos, cada uno de nuestros desaparecidos, cada uno de nuestros desplazados. Si quieren seguir quemando mota y negándose a despenalizarla, consuman su propia mota y no la nuestra; si quieren seguir produciendo armas, véndanselas a ustedes mismos y úsenlas con ustedes mismos, porque nuestra mota y sus arma que entran de manera ilegal a México están matando a nuestros hijos. Llamamos desde aquí, desde Morelos, desde esta parte de la gangrena del país, al pueblo de Norteamérica para que presionen a sus gobiernos a que controlen el flujo de armas a nuestro territorio, despenalicen la droga y después de pensar en nuestros muertos cierren los ojos e imaginen que son norteamericanos. Seguimos estando hasta la madre y en una encrucijada cuyas salidas, a causa del cinismo de los gobiernos y de los partidos, y de la imbecilidad criminal, se estrechan cada vez más. Por ello mismo no cejaremos en nuestro caminar, en nuestra presión ciudadana, en nuestras muestras de dignidad y en nuestra exigencia de paz y de justicia mediante el diálogo, la resistencia civil y la no-violencia. Acabamos de volver de Roma donde pusimos ante los ojos y los oídos de la Santa Sede el dolor de la nación que los intereses oscuros de la política y de los medios, quieren ocultar ante la visita del Papa. El 21 y el 22 de abril, tendremos aquí en Morelos el Encuentro Nacional por la Paz donde construiremos con las diversas organizaciones que conforman y apoyan el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) una ruta hacia la paz y la justicia que vemos a cada paso traicionada. Para junio, por nuestra fidelidad al diálogo como fundamento de una vida democrática, y a causa de que la ceguera de las partidocracias nos han llevado a estas elecciones ignominiosas, convocaremos --ya lo hacemos desde aquí-- a los candidatos a los más altos puestos de gobierno, a que en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, respondan por esta ignominia y por la paz y la justicia que han borrado de sus agendas. Finalmente, en agosto, partiremos al lado de muchas organizaciones norteamericanas, mexicanas y centroamericanas a una larga caravana por los Estados Unidos para construir junto con ellos –norteamericanos, centroamericanos y mexicanos-- esa ruta de paz y de justicia. El problema que vivimos le compete también tanto a Estados Unidos como a Centroamérica. Es [13] [12]

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necesario que los norteamericanos, los inmigrantes y los mexicanos radicados en los Estados Unidos se den cuenta de que el mercado millonario de la droga norteamericano, sus bancos y empresas que lavan dinero con la complicidad de los nuestros, su desprecio, semejante al nuestro, por los migrantes y sus armas continúan fortaleciendo la inmensa capacidad de muerte de los grupos criminales, y que sólo juntos podemos detenerlos y construir una unidad humana por encima de las fronteras y de las diferencias. Estamos aquí, en el centro de la tierra de Emiliano Zapata, donde hace un año asesinaron a mi Juanelo y a sus amigos que eran también mis hijos, para recordarles de nuevo a los ciudadanos, a los gobiernos de los tres órdenes, a los partidos

políticos, a los campesinos, a los obreros, a los indios, a los académicos, a los intelectuales, a los artistas, a las Iglesias, a las organizaciones civiles, que continuamos esperando ese compromiso fundamental de paz con justicia y dignidad que reclamamos en los 6 puntos del documento leído el 8 de mayo en el zócalo de la Ciudad de México para que la nación rehaga su suelo, un compromiso traicionado sin el cual nuestros muchachos y muchachas, nuestros niños y niñas, como hasta hoy sigue sucediendo, no podrán recuperar su presente ni su futuro, y continuarán siendo asesinados, levantados, secuestrados o convirtiéndose en el ejército de reserva de la delincuencia. Ese 8 de mayo, cuando llegamos en silencio y a pie, como los antiguos mexicanos, al sitio donde se vio por vez primera el emblema que fundó a la nación para pronunciar desde nuestro silencio nuestra palabra que hoy hemos recordado, iniciamos con dos epígrafes, uno de Heidegger, otro, de San Agustín. Hoy, en el centro de la tierra de Zapata, donde, con la insignia nacional y la efigie de la Guadalupe, se levantó a principios del siglo XX la reserva moral de la Patria para defender a esa nación, los parafraseamos como corolario de este terrible aniversario luctuoso y como la afirmación de nuestra esperanza, a pesar de la ceguera y de las traiciones. Aunque nuestra era se haya convertido en un tiempo de penuria, nosotros decimos que todavía no, que aún no, a pesar de la inconmensurable necesidad, a pesar de este dolor sin nombre que nos puso a caminar, a pesar de nuestro sufrimiento traicionado, a pesar de la ausencia de paz y de justicia, a pesar de la creciente y obstinada confusión. Nuestro paso, nuestro dolor, que no hemos convertido ni en odio ni en más violencia, es nuestro amor. A donde quiera que se nos lleve es él el que nos lleva. Ese don, que proviene de nosotros, de lo mejor de nosotros, nos inflama, nos eleva: nosotros continuamos ardiendo, continuamos marchando, vamos.

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Los seguimos extrañando Raúl Romero Si algún día –sigue hablando Mairena- la tontería humana, en su perfecta madurez, llega a proclamar la necesidad de la guerra, la dignidad de la guerra, y hasta la alegría de guerrear, puede asegurarse que el Homo sapiens, de Linneo, engendró un Homo stupidus, que va a adueñarse de los destinos del hombre. Y que no sabemos lo que puede pasar.2 Antonio Machado.

El 22 de noviembre de 2011 Nepomuceno Moreno y yo salimos juntos de la asamblea del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) para seguir charlando en la calle. Nepo –cómo le decíamos de cariño en el movimiento– me pregunto: –¿Cómo llego a Coyoacán? Yo iba para el mismo rumbo y me limité a contestarle: –Voy para allá, te acompaño. Abordamos el metrobus y Nepo comenzó a platicarme –por enésima vez– sobre el caso de su hijo Jorge Mario Moreno, el cual –según el testimonio del propio Nepo– fue detenido el primero de julio de 2010 por policías del estado de Sonora cerca de Ciudad Obregón y nunca lo volvieron a ver. Nepo me contó que tenía información que le hacía pensar que su hijo había sido asesinado y que habían disuelto el cuerpo en ácido, pero que él no descansaría hasta ver a los culpables en la cárcel. No era la venganza lo que lo movía, quería evitar que esas personas le hicieran daño a alguien más. Así me lo dijo con la voz entrecortada. –Yo creo que mi hijo ya está muerto, pero no quiero que nadie sufra lo que yo estoy viviendo. No supe qué decir, sólo pude tomarlo del hombro y mirarlo a los ojos. Ambos guardamos silencio y yo me quedé pensando sobre la bondad de Nepo. Minutos después llegamos a la plaza del centro de Coyoacán, por esas fechas aún estaba el campamento de Ocupa Coyoacán. Nepo me pregunto quiénes eran y qué pedían. Yo le expliqué brevemente sobre el movimiento de los indignados a nivel mundial. Pasamos a saludar a varios de los compañeros y compañeras que estaban en el campamento, viejos amigos míos de la Facultad de Ciencias Políticas y SocialesUNAM. Me alegró ver cómo Nepo examinaba con su mirada pícara todo el campamento. Cuando nos retirábamos, me dijo riendo:

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Alonso, Monique. Antonio Machado. Poeta en el exilio. Barcelona: Anthropos, 1985, pp. 192.

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–Viven como nosotros cuando andamos de caravana, ¿verdad? Sonreímos. Nos despedimos con un abrazo y un apretón de manos. Me dijo que volvería pronto y yo le prometí un café y unos churros de El Jarocho. Nunca pude cumplir mi promesa, Nepo fue asesinado 6 días después. Nepomuceno no fue el primer asesinado del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Más de un mes antes, el 6 de octubre de 2011, Pedro Leyva Domínguez, delegado de la comunidad de Sta. María Ostula ante el MPJD, también fue asesinado. La energía de Pedro se percibía fácilmente en las reuniones: unas semanas antes de que lo mataran había venido a la Ciudad de México a una reunión. Cuándo finalizó su primer intervención, el resto de los asistentes aplaudimos con fervor el breve discurso que pronunció. Por ese y otros motivos, Pedro estaba programado como uno de los oradores para la reunión que sostuvimos con Felipe Calderón un par de semanas después de su muerte. Tampoco fue Nepo el último asesinado del movimiento. El 6 de diciembre, una comisión del MPJD que se dirigía a una reunión con los comuneros de Sta. María Ostula fue interceptada por cuatro hombres armados. Ahí fue secuestrado nuestro compañero Trinidad de la Cruz Cristóforo. Su cuerpo apareció un día después con señales de [19]

tortura. Don Trino –como lo llamábamos cariñosamente- era un hombre de más de 70

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comunidad cuando decidieron recuperar las tierras de Ostula y comenzar a construir

años, campesino dedicado al cultivo de flor de jamaica. Don Trino había liderado a su una comunidad autónoma. El mismo día que nos avisaron del hallazgo del cuerpo de Don Trino, 7 de diciembre, otros dos compañeros fueron desaparecidos: Eva Alarcón y Marcial Bautista, integrantes de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, en Guerrero. Eva y Marcial habían abordado un camión que los llevaría a Chilpancingo, donde luego tomarían otro autobús que los llevaría a la ciudad de México. Nunca llegaron. En el camino de Petatlán a Chilpancingo el autobús fue abordado por sujetos armados que hicieron descender a Eva y Marcial. Hasta el momento no sabemos nada de su paradero. Nepomuceno Moreno, Pedro Leyva y Trinidad de la Cruz eran hombres valientes que decidieron protestar frente a la injusticia y la impunidad. A Nepomuceno lo movía el amor por su hijo y el deseo de que nadie sufriera lo que él. A Pedro y a don Trino los movía el amor a la tierra y a su comunidad: no querían que su territorio se convirtiera en un complejo turístico más. Los tres alzaron la voz para exigir paz, justicia y dignidad. En el camino sus voces fueron silenciadas, pero no sus anhelos; esos siguen siendo exaltados por nuestro movimiento. Eva Alarcón y Marcial Bautista también luchan por un mundo mejor, los esperamos pronto de vuelta para seguir construyendo juntos. Marcial, Eva, Nepo, Pedro y don Trino no callaron ante ese Homo stupidus que en nuestro país ha querido dignificar y presentar como necesaria la guerra. En el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad los seguimos extrañando.

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¿Cuál es la relación entre el crimen organizado, el Estado y la sociedad? Myriam Fracchia En torno a la violencia que se ha profundizado en el país a partir de 2006, por un lado, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), junto con otras organizaciones como Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (FUNDEC-M), Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (CADHAC) y los propios familiares de las víctimas que han perdido el terror, ha puesto en evidencia muchos aspectos que sobre esta realidad, el discurso oficial había invisibilizado: que no toda víctima es delincuente; que no toda víctima ha sido provocada por el crimen organizado sino por las fuerzas armadas del régimen, llámese ejército, policía, ministerio público; que no todo familiar de una víctima ha puesto la denuncia al respecto por temor a represalias; que las víctimas son los muertos, desaparecidos pero también los heridos, los detenidos, los torturados, los huérfanos, los padres, madres que han perdido a sus hijos: la desolación de la ruptura del tejido social.3 Por otro lado, mientras abundan las descripciones puntuales de los hechos de violencia en la prensa escrita así como valiosos y valientes reportajes al respecto, aún son escasos los estudios sobre qué genera esta guerra y el papel del Estado en ella, más allá de la defensa [21]

que el gobierno en turno sigue haciendo de su estrategia de seguridad basada en el ataque frontal al narcotráfico. Entre las investigaciones realizadas se encuentran aquellas que parten del análisis de los homicidios perpetrados, en términos de su tendencia y en la búsqueda de sus causas, encontrando una relación entre la presencia de operativos gubernamentales especiales en determinadas zonas y el aumento vertiginoso de dichos homicidios, o los que tienen la hipótesis que el origen de esta violencia radica en la desigualdad social existente y en una cultura de la violencia predominante.4 Cabe destacar que en el plano internacional, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (2011) también realizó un diagnóstico sobre la desaparición forzada en México.5 En este estudio se responde la interrogante acerca de quiénes realizan las bajas humanas en el país: Un elevado número de secuestros y delitos con similitudes a las

3 En la base de datos que ha realizado el MPJD con los expedientes que le fueron siendo entregados por las víctimas durante la Caravana del Norte, el 49% no había presentado denuncia pública. 4

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Véase en la Revista Nexos los análisis de Fernando Escalante, José Merino, Elena Azaola entre otros.

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Desde dónde y por qué desapariciones forzadas son cometidos por grupos del crimen organizado. Sin embargo, no todas las personas desaparecidas habrían sido secuestradas por grupos del crimen organizado actuando de forma independiente; por el contrario, la participación del Estado en las desapariciones forzadas también está presente en el país. (ONU, 2011:7) Ocho meses antes de esta aseveración de Naciones Unidas, una de las investigaciones acerca de qué sucede en México, realizada por el Equipo Bourbaki (EB) en febrero de 2011 (El costo humano de la guerra por la construcción del monopolio del narcotráfico en México (2008-2009)6, parte de la hipótesis de que la lucha por el narcotráfico en el país está ligada a la fase actual del sistema económico y al tipo de Estado que necesita para la constitución de los monopolios, entre los cuales, también el del narcotráfico. Desde esa perspectiva, dicho estudio muestra que la lucha de poder existente para la constitución del monopolio de la droga se da en cada una de las entidades federativas de México, ya que en todas se registran los efectos de la confrontación: la existencia de víctimas. Este análisis descubre que, fundamentalmente, la lucha se da desde dos esferas de poder que en su actuación se interpenetran o entrelazan, siendo difícil distinguir sus fronteras, según sea su relación específica en cada territorio. A la vez, ambos poderes territoriales que se confrontan en México reprimen y exterminan a una parte importante de la sociedad: a los trabajadores y a los sectores más pauperizados e indefensos, en su gran mayoría jóvenes, carentes de derechos y de un Estado que los proteja.7 El Informe de la ONU coincide con el que realiza el EB acerca de quiénes producen las bajas humanas. Para el EB estos poderes que se disputan la hegemonía territorial de México son el “dominio del orden delictual” y el “dominio del orden legal”: el primero, bajo el poder del crimen organizado y el segundo bajo el poder de las Fuerzas Armadas y de las autoridades gubernamentales. Cabe señalar que éste es el más importante descubrimiento del EB, y sobre el cual el destacado historiador británico contemporáneo Eric Hobsbawm se pronunció: Este análisis de las interrelaciones casi simbióticas entre los mecanismos de coerción, estatales y criminales me parece sumamente relevante a la situación de nuestro siglo, fuera del México también.8

5 Organización de las Naciones Unidas. Informe del Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias. Misión México (Diciembre 2011) 6 Véase en : http://webiigg.sociales.uba.ar/ revistacuadernosdemarte/revista.htm. El “Equipo Bourbaki” (EB) se define como un grupo de investigadores de diversa proveniencia geográfica y profesional, interesados en conocer qué pasa en México, teniendo como herramienta básica la construcción de conocimiento que permita contribuir a la humanización de nuestro mundo. (EB,2011:1). Para este informe, el EB realizó un registro hemerográfico nacional (agosto de 2008- agosto de 2009).

7

Si tomamos en cuenta que la tercera parte de los empleos creados en México, de 2006 a 2011, son informales y que el desempleo ha aumentado más del 30%, comprendemos la intensidad con que la fuerza de trabajo que constituye esta gran masa reprimida de “asesinados”, “desaparecidos”, “detenidos” se hace presente en ambos territorios de poder. Luis Lozano Arredondo et al. (abril 2012). Desempleo y empleo informal en México 2006-2011, Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM), Facultad de Economía, UNAM, México. 8

Cuadernos de Marte (abril 2011), n.1, Bs.As.

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Gráfica 1: Total de registros con bajas humanas en el “dominio del orden delictual” y el “dominio del orden legal” en México. (Agosto de 2008-Agosto de 2009)

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4900 (52%)

4610 (48%)

REGISTRO DE BAJAS HUMANAS Fuente: EB, elaboración con base en datos hemerográficos. 2008-2009

El estudio del EB analiza también los tipos de bajas humanas que produce cada uno de los ámbitos de poder confrontados y quiénes son sus principales víctimas. La mayoría de las acciones del crimen organizado produce muertos, sobre todo de los “desconocidos.” En cambio, cuando el crimen organizado desaparece, secuestra, hiere, es sobre todo en contra de la “sociedad civil.” Es decir, sus víctimas son sobre todo aquellos cuya identidad se encubre cuando, en su mayoría, se trata de trabajadores ilegales o de desocupados que el crimen recluta como fuerza de trabajo desechable, realizando sobre ellos una verdadera limpieza social. El otro ámbito de poder, el del “dominio del orden legal” realiza sobre todo detenciones y en segundo lugar, “muertos.” Estos, en su gran mayoría, son también de la “sociedad civil” y los “desconocidos”. Es decir, también el Estado contribuye a la limpieza social de trabajadores ilegales o desocupados empobrecidos, urbanos y rurales, mayoritariamente jóvenes. De este modo, desde la perspectiva del estudio aquí analizado, son los más pobres los que reciben la mayor parte de la brutalidad de la represión y del exterminio, producida tanto por el crimen organizado como por el aparato legal y armado del Estado. Es por eso no nos sorprende que esta sociedad de los desposeídos de justicia y de sus derechos empiece a tomar conciencia de este hecho -aún si tardía y dolorosamente-, y que, en consecuencia, esté emprendiendo cada vez más acciones como buscar a sus propios familiares y amigos desaparecidos, o a los responsables de los asesinatos, sin

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Desde dónde y por qué dejar de exigir al Estado el cumplimiento de su responsabilidad; que se esté organizando para defender a sus hijos de ser desaparecidos, asesinados o secuestrados, en las entradas y salidas de las escuelas o de los poblados; que esté formando y adiestrando a policías comunitarios en varios estados del país e incluso, retenga autoridades y delincuentes habiendo ya llegado incluso al atroz acto de linchamiento, expresión del hartazgo y de la desesperación ante la impunidad y la orfandad de Estado.

Corazón de Movimiento Alberto M. Solís Castro En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado. El Corazón delator (Fragmento) Edgar Allan Poe.

Cada vez que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), al que tengo el orgullo de pertenecer, voltea a verse a si mismo para cuestionarse sobre el sentido de su lucha y el baluarte más grande con el que cuenta para presentar sus exigencias, suele salir la no poco cursi pero también muy significativa frase “Las víctimas son el corazón del Movimiento”. Ésta se suele invocar de manera respetuosa y solemne en las muchas reuniones y asambleas que realiza el mismo acompañada, casi siempre, de muchos rostros que con la misma seriedad con la que se pronuncia mueven la cabeza de arriba abajo, asintiendo para respaldar el comentario. No importa el momento o la voz de quien la diga, esta frase parece resultar siempre elocuente… Pero ¿qué significa eso verdaderamente?

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He descubierto que uno de los problemas de estar en un Movimiento creado por [30]

la tenacidad y enorme fuerza de un poeta, cuyo ejemplo resulta tan admirable como el de Javier Sicilia, es que siempre se busca el sentido profundo que ocultan frases; que cualquiera en el Movimiento, poeta o no, nos suele sorprender con ellas, construyéndolas y evocándolas como parte de la identidad misma de la lucha y el discurso propio. Las víctimas han estado desde el principio del Movimiento, la lucha de varias de ellas antecede por mucho la conformación del mismo y está caracterizada por la incansable búsqueda de espacios para exigir justicia, verdad y la presentación con vida de los desaparecidos. Antes del nacimiento de este espacio ellas ya habían tocado mil puertas, algunas de ellas muy conocidas, siendo rechazadas una y otra vez. Cuando

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Javier (Sicilia) comenzó a declarar públicamente exigiendo justicia por la muerte de su hijo y por las miles de víctimas de la guerra que vive nuestro país, muchas de ellas se identificaron no sólo con su discurso sino con la integridad moral del personaje. Decidieron caminar junto a él primero en Cuernavaca, luego rumbo a la Ciudad de México y después por Norte y Sur del país encontrándose y uniéndose a las voces de más y más víctimas de ésta guerra. Como ellas y ellos no han dejado de participar sino que han sabido solidarizarse con otras y recibir en todo momento a quienes siguen llegando en una dinámica que lamentablemente también da muestra de la magnitud de la situación que se vive en el país y de la incapacidad que ha habido para detenerla. La mayoría de ellas, nunca habían participado en un movimiento social ni pretendían hacerlo antes de la tragedia que marcó sus vidas. Pero pronto han ido viviendo un proceso de transformación radical que las ha cambiado de ser individuos caracterizados por la injusticia de la que han sido objeto para convertirse en verdaderos promotores de los derechos humanos de todas y todos en nuestro país y en luchadores sociales organizados. Primero lograron quitarse el miedo de hablar públicamente y movilizarse; no sólo acompañaron los diálogos con el poder ejecutivo sino que presentaron sus casos, su sentir y pensamiento frente al mismo Presidente, legisladores, medios de comunicación y plazas llenas de personas durante las Caravanas que recorrieron el territorio nacional. Pero esto no era suficiente para el dolor de un padre, una madre, hermana o hermano que siente la urgencia de encontrar la justicia y a un ser querido desaparecido en medio de esta guerra. Por eso no se conformaron con ser las voces oficiales del Movimiento que dan ejemplo a la impunidad que se vive en nuestro país, ni en ser el [32]

objetivo central de la lucha del mismo a través del acompañamiento de sus casos frente a instancias de gobierno. Ellas mismas comenzaron a participar e impulsar al Movimiento desde las distintas instancias organizativas planeando diferentes actividades, colaborando con artistas e intelectuales para la difusión de información y materiales para la sensibilización de la población en general, organizando acciones de resistencia y presión a las autoridades e incluso acompañando los casos de otras víctimas frente las diferentes instancias gubernamentales con las que se tiene contacto. Pero esto aún no bastaba, era necesario que las propias víctimas tomaran en sus manos la dirección del Movimiento para imprimirle un nuevo ritmo, dinámica y ruta en un momento en que su caminar se percibía lento y disperso frente a la urgencia de quién mantiene como estandarte la esperanza cargando el dolor de la incertidumbre a cada segundo. Por ello a inicios de este año, después de varios esfuerzos para exigir mayor contundencia a todo el Movimiento, decidieron conformar la Plataforma de Víctimas. No bastaba con estar en todos los espacios del Movimiento participando junto a las y los demás compañeros de lucha. Hacía falta además, un espacio conformado sólo por víctimas donde pudieran hablar con aquellos que no sólo entendían y se solidarizaban con lo que sentían, sino que lo vivían en carne propia, un espacio donde se entendiera las razones de su urgencia, pero no en forma de una terapia colectiva, pues muy pronto se cansaron de hablarse una y otra

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Desde dónde y por qué vez sobre su situación personal y casos, sino un ejercicio de diálogo y acuerdo sobre el cual pudiera expresarse una voz representativa y unificada de la postura y visión que tienen sobre la dirección y necesidades a las cuales debe encausar sus esfuerzos el Movimiento. Con ello hemos sido testigos del nacimiento de un nuevo sujeto social al interior de nuestro humilde Movimiento, capaz de organizarse y tomar las decisiones necesarias para dar un rumbo y cause nuevo a nuestra lucha. Mismo sujeto que no nació de manera exclusiva en este espacio, sino que junto a otras experiencias semejantes en distintas partes del país como las de las organizaciones hermanas de FUNDEM (Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México) con dimensión nacional surgida en Coahuila y LUPA (Lucha Por Amor, Verdad y Justica) de Monterrey entre otras muchas, constituyen al día de hoy un motivo para creer y continuar caminando juntos. Podemos estar seguros de que ellas y ellos no se detendrán nunca porque los mueve lo más grande y sagrado que tienen, el amor a sus seres queridos. La Plataforma de Víctimas del Movimiento por la Paz no ha estado exenta de todos los problemas que conlleva el reto organizativo propio de un espacio que busca ser democrático y respetuoso con las necesidades, opiniones y experiencias de las y los demás; siendo además parte de un movimiento tan complejo como lo es el Movimiento por la Paz con Justicia y [33]

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Dignidad. Ha sabido sortearlas con integridad y gran sensibilidad para ser incluyentes con el proceso de todas y todos en un espacio que es por demás diverso y donde la desesperación no es un factor del todo ausente pero donde se ha aprendido que al vivirlo juntos es más fácil afrontarlo. Hoy los integrantes de la Plataforma de Víctimas discuten propuestas legislativas y de todo tipo, organizan acciones de movilización y colaboran juntos cada vez más, sin esperar que nadie, ni aún el Movimiento mismo, les resuelva sus necesidades o les diga cómo o cuando hacer algo. Todo ello sin aislarse ni abandonar el esfuerzo de coordinación entre todas y todos, por el contrario, ellas comienzan a marcar los ritmos del resto de los espacios y cada vez inciden más en la agenda general. Hace unas semanas que el Movimiento por la Paz se reunió en un Encuentro Nacional abierto para todas y todos sus integrantes en Cuernavaca, Morelos. Un día antes, las víctimas decidieron reunirse en un Pre-encuentro Nacional con personas provenientes de diferentes partes del país con las que no siempre se puede tener un contacto cotidiano. Compartieron sus experiencias y camino recorrido y discutieron propuestas y prioridades de la Agenda y dinámica organizativa del Movimiento, mismas que se retomaron para el inicio de la discusión de los días siguientes del Encuentro. En el Pre-encuentro de víctimas se decidió, entre otras cosas, la importancia que tenía y el plan de acción que se ocuparía para impulsar la Ley de Víctimas misma que se logró fuera aceptada por las cámaras de Senadores

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y Diputados en menos de dos semanas, antes de que terminara el pasado periodo legislativo. Ello gracias al esfuerzo de participación y organización coordinado con las capacidades y entrega de otros muchos integrantes del Movimiento. Esto es sólo el principio y el primer triunfo de muchos más que se presentan como una pequeña muestra de lo que la lucha organizada de este nuevo sujeto social puede alcanzar. Hoy que el Movimiento tiene de frente el reto organizativo como una necesidad fundamental para su sobrevivencia y constitución podemos decir que se encarna no sólo en los cientos de simpatizantes con los que cuenta, sino en la posibilidad de que sean las propias víctimas quienes logren ponerse de acuerdo en el rumbo y la estrategia de la lucha a lo largo de todo el país como la esperanza fundamental con la que debemos contar todas y todos para hallar fin a este obscuro tiempo por el que atraviesa nuestro país y pueblo. Por eso yo creo que es ese corazón, centro y motivo de la lucha, quien puede bombear, como un motor incansable. Nos llenará de fuerza a todas y todos los habitantes de este país y al que debemos por ello atarnos y respaldarlo en todo momento pues, estoy seguro, es la esperanza que nos llevará a detener esta guerra y juntar nuestro esfuerzo para que aprendamos de esta parte de la historia tan lamentable y no permitamos que vuelva a presentarse, como repetía el cuervo de aquella vieja historia, “Nunca más…”

Derechos, estructura y contenidos claves de la Ley de Víctimas

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Miguel Concha Malo La Ley General de Víctimas aprobada por unanimidad por el Congreso el lunes 30 de abril, promovida por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, y elaborada con el concurso de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Nacional de Ciencias Penales, y la solidaridad activa y profesional de varias organizaciones civiles de derechos humanos, como el Centro de Colaboración Cívica y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, establece el contenido de los derechos de las víctimas de delitos y de violaciones a derechos humanos, y a través de la creación del Sistema Nacional de Atención a Víctimas articula las competencias de los diferentes poderes y órdenes de gobierno para hacerlos efectivos. Reconoce como víctimas directas a aquellas personas que hayan sufrido directamente algún daño o menoscabo como consecuencia de la comisión de un delito o de violaciones a sus derechos humanos, así como a los familiares o personas a su cargo que tengan relación inmediata con ellas, y a toda persona que de alguna forma sufra daño o peligre en su esfera de derechos por auxiliar a éstas. Establece una serie de principios para interpretar los derechos sustantivos de las víctimas y la forma como deben conducirse las autoridades. Destacan entre éstos la dignidad de las víctimas; su no sujeción a una victimización secundaria; el principio de buena fe; la debida diligencia; los enfoques diferenciado, especializado y transformador; la integralidad y complementariedad de los programas y

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Desde dónde y por qué medidas; la participación conjunta de todos los sectores sociales; los espacios colectivos de reflexión; la rendición de cuentas, y la publicidad y transparencia. Establece y amplía sus derechos más allá de la participación en el procedimiento penal, y regula la protección de su intimidad, su relación con las autoridades, y el respeto a su dignidad y a tomar decisiones informadas sobre su participación o no en los mecanismos disponibles de acceso a la justicia, la verdad y la reparación. Reconoce sus derechos de ayuda, atención y asistencia para la satisfacción de sus necesidades de alimentación, aseo personal, manejo de abastecimientos, utensilios de cocina, atención médica y psicológica de emergencia, transporte y alojamiento transitorio en condiciones dignas y seguras. Se les reconoce el derecho de acceso a la justicia equitativa y efectiva, a través de proporcionar información sobre todos los recursos disponibles para acceder a la justicia, ya sea por medios penales, administrativos, judiciales o cuasi judiciales, en procedimientos accesibles al público en general. Así como la solución alternativa de controversias, la justicia restaurativa y retributiva, la mediación, el arbitraje, y los usos y costumbres de las comunidades indígenas, para promover la conciliación y la reparación a favor de las víctimas. Reconoce también el derecho a la verdad y a que las víctimas elijan la vía que usarán para tal fin, y obliga a los estados a poner a su alcance diversos mecanismos. El derecho a la verdad reconoce a su vez el derecho a participar activamente en su búsqueda, particularmente en la localización de sus seres queridos. En relación con la reparación integral, establece que para remediar los daños causados debe ser adecuada, efectiva y rápida. Contempla además medidas de ayudas inmediatas y humanitarias en materia de salud, alojamiento, alimentación y transporte, y reconoce medidas de protección que podrán ser otorgadas por cualquier autoridad nacional o internacional, las cuales deberán regirse por los principios de necesidad, proporcionalidad, confidencialidad, oportunidad y eficacia. La ley reconoce también medidas de educación, económicas y de desarrollo, para que las víctimas reciban apoyos en materia social, de educación, de salud, de alimentación, de vivienda, de trabajo y de seguridad social. En materia de procuración y administración de justicia, la ley reconoce el derecho a elegir libremente a su representante legal frente a procedimientos penales, así como a solicitar asesoría jurídica gratuita y permanente en caso de no contar con los medios para designarla. Las medidas de reparación comprenden la restitución, la rehabilitación, la compensación, la satisfacción y las medidas de no repetición. Con relación a la compensación se establece que será en los términos y montos que la sentencia firme de un órgano jurisdiccional competente determine, y en los casos en que no hubiera sentencia se establece la responsabilidad patrimonial del Estado como subsidiaria. El Sistema Nacional de Atención a Víctimas está compuesto por todas las instituciones y entidades públicas federales, locales y municipales, así como por los organismos autónomos y demás organizaciones públicas o privadas encargadas de la protección, ayuda, asistencia, atención, defensa de los derechos humanos, y acceso a la justicia, la verdad y la reparación. No sustituye las obligaciones directas de las autoridades en el ámbito de sus respectivas competencias. Su objetivo es garantizar la participación concurrente de los tres niveles de gobierno en sus diferentes poderes. Adicionalmente participan organismos públicos de derechos humanos y de educación

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superior; representantes de organizaciones de la sociedad civil especializadas en la defensa de víctimas del delito y de violaciones de derechos humanos; representantes de grupos de víctimas; académicos; el representante de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, e invitados de organizaciones no gubernamentales y organismos nacionales e internacionales que trabajen con víctimas. La presidencia del Sistema está a cargo del titular del Ejecutivo Federal, y será operado por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, integrada por 9 comisionados, la cual permite la garantía del derecho de las víctimas y de los expertos en su atención a participar en el funcionamiento y operación del Sistema. Tendrá además a su cargo el Fondo de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral, así como el Registro Nacional de Víctimas y la Asesoría Jurídica de Atención a Víctimas. Las solicitudes de ingreso al Registro Nacional de Víctimas se realizarán ante la Comisión Ejecutiva y sus correlativos estatales o del Distrito Federal en forma totalmente gratuita y no implica de oficio su ingreso al Sistema. Para acceder a las medidas de ayuda, asistencia, apoyo y reparación integral del Sistema, deberá realizarse el ingreso y la valoración respectiva. El ingreso al Sistema se hará por la denuncia, la queja, o la noticia de hechos que podrá realizar la propia víctima, la autoridad, el organismo público de protección de derechos humanos, o un tercero que tenga conocimiento de los hechos. El Fondo de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral se constituirá a través de un fideicomiso público y se integrará con recursos provenientes de diferentes fuentes: fondos que prevea el Presupuesto de Egresos de la Federación, recursos obtenidos por la enajenación de bienes decomisados en procesos penales, recursos provenientes de las fianzas o garantías que se hagan efectivas cuando los procesados incumplan con las obligaciones impuestas por la

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autoridad, de multas y sanciones pecuniarias impuestas cuando se violen deberes reconocidos por esta Ley, de multas y sanciones impuestas al Estado por violaciones a derechos humanos,

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y donaciones o aportaciones hechas a su favor por terceros. La Comisión Ejecutiva podrá crear también un fondo emergente para apoyos urgentes en casos que así lo considere necesario. La ley crea además la Asesoría Jurídica Federal de Víctimas como el mecanismo para garantizar a toda persona el derecho a la asistencia jurídica. Esta instancia no sólo incluirá a representantes legales, sino a peritos y profesionistas técnicos de diversas disciplinas.

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El despertar ciudadano Elio Villaseñor Gómez Durante los últimos años los ciudadanos han disputado el espacio público dignificando la política pública. En ese terreno, se ha manifestado una rebeldía ciudadana contra la impunidad y la corrupción, desenmascarando la hipocresía y el cinismo de muchos gobernantes. Paralelamente,

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se expresan propuestas que exigen justicia y apremian reformas políticas donde los ciudadanos son parte fundamental en la toma de decisiones. Esta irrupción ciudadana busca, sin duda, reconstruir el tejido social con nuevas formas de participación y diálogo entre los ciudadanos y los gobernantes, precisamente en el espacio público. En esta nueva ola ciudadana, la expresión del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que celebra su primer aniversario, ha puesto la sal al debate. Los ciudadanos rompimos el cerco de los políticos y ocupamos el espacio publico secuestrado por los privilegios y adulaciones de unos cuantos. Lo hemos convertido en el espacio de la agenda pública y el compromiso con las soluciones de fondo. Entre los muchos logros del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, ha convertido el dolor de las víctimas en propuesta de agenda y visibilizó a los invisibles, los ciudadanos de pie. A continuación presentamos la Agenda por la Paz con Justicia y Dignidad que presentaron a los candidatos(a) presidenciables el 28 de mayo en el Alcázar de Chapultepec:

1. Justicia para las víctimas a) En días recientes, la LXI legislatura tuvo a bien aprobar, por unanimidad, la Ley General de Víctimas. Ahora toca el turno al actual presidente de la República para que la promulgue en el menor tiempo posible, lo que lamentablemente no ha sucedido. Aunque esto es un gran triunfo de la sociedad civil organizada y un avance importante en el reconocimiento de víctimas del delito

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y de violaciones a los derechos humanos, aún queda pendiente la implementación de esta ley y su materialización en política pública. De resultar usted electo(a), lo(a) convocamos a que esta sea una de sus tareas principales e inmediatas: garantizar justicia, memoria, reparación del daño y garantía de no repetición a todas las víctimas de la guerra. b) Como escuchamos, México requiere también de la creación de un marco jurídico y la implementación de protocolos de búsqueda de personas desaparecidas, protocolos que tomen en cuenta las experiencias internacionales y que contemple la inmediata búsqueda de personas desaparecidas vivas; peritos forenses y laboratorios para identificación pronta y efectiva de ADN y de información genética, prevención, sanción y erradicación del delito y obligar a las empresas telefónicas a responder ante las investigaciones judiciales que buscan información sobre los desaparecidos.

2. Cambio de la estrategia de seguridad a) En respeto y defensa de nuestra soberanía nacional, exigimos que la estrategia de seguridad que se aplica en México no siga subordinada a los intereses de los Estados Unidos de Norteamérica. Como alternativa, proponemos que el problema de las drogas sea abordado como un problema de salud y no como un problema de seguridad nacional. b) Lo(a) convocamos a que de ser usted el próximo presidente(a) de México, se comprometa a poner fin a la estrategia de guerra, a no adoptar el modelo militarista del gobierno en turno, a desmilitarizar en el menor tiempo posible el país e iniciar la construcción de la paz. Por nuestra parte, le proponemos la adopción de un modelo de seguridad humana y ciudadana que ataque de raíz las verdaderas causas del conflicto y que centre su estrategia en la reconstrucción del tejido social.

3. Atacar la raíz económica del conflicto a) Los diferentes grupos del crimen organizado y la violencia que han generado tienen como motor las enormes ganancias derivadas del narcotráfico, los secuestros, la trata de personas, la extorsión, la venta de protección y demás delitos. El dinero generado por estos negocios ilegales después es reinyectado en la economía mediante el lavado de dinero. Por ello, lo(a) invitamos a impulsar un combate frontal al lavado de dinero y activos de los delincuentes mediante la creación de unidades autónomas de investigación patrimonial en coordinación con la Unidad Federal de Inteligencia Financiera que permitan reunir material probatorio para formular acusaciones y dictar sentencias por los actos de negocios ilegales.

4. Democracia participativa y democratización de los medios de comunicación a) La democracia y la vida política del país no puede ser privilegio de una clase política que busca perpetrarse en el poder; los y las ciudadanas requerimos de espacios desde los cuales realmente incidamos en el rumbo de nuestro país. Por ello consideramos necesario impulsar una verdadera reforma política que contemple el mandato revocatorio, las candidaturas ciudadanas y la consulta y el referéndum cómo figuras desde las cuales los y las mexicanas podamos opinar sobre decisiones cruciales del rumbo de México b) Lo(a) convocamos a impulsar la democratización de los medios de comunicación, medida que sin duda pasa por poner fin al duopolio televisivo. Al mismo tiempo, lo(a) emplazamos a impulsar y apoyar la creación de medios de comunicación masiva organizados desde la ciudadanía en defensa del interés público. Fuente: Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad

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Hacia dónde y porqué Esta Agenda del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad ha innovado formas de lucha: salir a las calles, demandar que se haga justicia ahora y exigir que los ciudadanos estemos presentes en la toma de decisiones de los asuntos públicos. El despertar ciudadano se expresa a través de muchas caravanas y manifestaciones públicas pacíficas, sumando a todos los sectores de la sociedad. Es el nuevo rostro ciudadano con vocación de dignificar la faz de la política, con el propósito de convertirla en un asunto de interés público. El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad ha puesto una semilla para aprender a generar los puentes entre los ciudadanos que vivimos en México, así como los que viven en el extranjero, para impulsar una nueva dinámica de la relación entre la sociedad y la clase política en el poder. Este movimiento ha fortalecido muchas otras expresiones ciudadanas que empujan las agendas sociales y civiles, y a su vez, se ha convertido en el detonador de otros movimientos que presenciamos emerger el día de hoy. En este despertar ciudadano renace la esperanza de que la política en nuestro país no sea la misma durante y después de las elecciones del próximo 1º de julio. Además, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, junto con otros movimientos sociales y civiles, serán los motores de un cambio verdadero para que el rumbo del país sea justo, pacifico y de respeto pleno a los derechos humanos.

El movimiento por la paz y su lucha noviolenta ¿cómo se ha luchado hasta ahora? Pietro Ameglio Acaba de cumplirse un año del grito de “Estamos hasta la madre”, continuación del “¡Ya basta!” zapatista de enero del 94 y del “No más sangre”, lanzado inicial y valientemente por el poeta Javier Sicilia desde Cuernavaca a la nación ante el atroz asesinato de su amado hijo Juan Francisco y seis compañeros más, a manos del crimen organizado en colusión con fuerzas policiales de Morelos. En forma tal vez por demás inesperada, este acto de la palabra y unos pocos cuerpos iniciales que expresaba una enorme indignación moral, creó un terreno de dignificación, desterrorizamiento y cierta cobertura material – en mucho también por el valiosísimo eco de varios medios- que permitió a cientos de familiares de víctimas de todo el país emerger a la luz pública con sus denuncias cargadas de un enorme valor y dolor, quienes otorgaron una fuerza moral muy ampliada a esa proclama inicial. Se les unió también una porción masiva de la sociedad civil mexicana –en solidaridad con fracciones internacionalesatravesada en su identidad moral y material por grados altos de indignación, terror y deseos –sin saber cómo- de parar la “guerra de Calderón contra el narco”. [49] [48]

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Esta “frontera moral contra lo inhumano” (frente a la guerra y la impunidad) que una parte importante de la sociedad mexicana –bajo la guía inicial de Javier- decidió construir y no rebasar, permitió la emergencia de una fuerza social original en ese momento en el país y también no frecuente en la historia mundial en medio de condiciones de tamaña guerra como la que nos atraviesa. Se activó así una de las principales armas de la lucha noviolenta: la reserva moral mexicana9 salió masivamente a las calles, empezó un breve proceso de desterrorizamiento que le permitió unirse por encima de techos ideológicos y de clase, y realizó importantes movilizaciones a partir de ciertos ejes comunes: parar la guerra; que aparezcan los desaparecidos; lograr justicia y verdad; cambiar el modelo de seguridad pública armada militarizada por uno de seguridad humana ciudadana y comunitaria, que atacara las causas reales de esta guerra en su modelo económico catastrófico para todos y todas, en especial para jóvenes, mujeres y niños; y finalmente impulsar una reforma política que garantizara más fuerza a la sociedad civil en esos ámbitos de decisión. Resulta asimismo interesante notar que el bimestre de marzo-abril de 2011 es el que registra el mayor número de muertes (1630) por violencia en el país desde el inicio de la esta “guerra contra el narco”. La primera etapa de gran movilización, inició con grandes marchas nacionales paralelas y una caminata de cuatro días desde Cuernavaca al DF que culminó con una multitudinaria marcha (8 de mayo), donde por tres horas en el zócalo de la capital del país se escucharon más de setenta voces de familiares de víctimas de todos los rincones de México y el anuncio de un Pacto Nacional contra la guerra y por la paz con justicia y dignidad. Concluyó, a su vez, con la “Caravana del consuelo” del DF a Ciudad Juárez (2-10 junio), la cual atravesó medio país visibilizando los testimonios sobre todo individuales de víctimas y buscó, con un resultado negativo (por muy diversas y complejas razones que involucran a todas las partes en conflicto), que la sociedad civil, en sus muchas identidades, firmara masivamente el Pacto Nacional enriquecido con el encuentro nacional de discusión colectiva que se hizo en Juárez durante el 10 de junio. Allí concluyó, me parece, esta primera etapa de grandes movilizaciones nacionales –e internacionales- para detener la guerra, donde la acción noviolenta, encabezada en múltiples formas políticas, sociales y mediáticas por Javier Sicilia y los familiares de las víctimas del movimiento, desempeñó un papel central. Se activó así positivamente esa reserva moral mexicana hacia el terreno de la lucha social, en la calle y la denuncia clara hacia la complicidad entre el crimen organizado, las fuerzas del Estado, y los sectores económicos; se comenzó a construir una importante herramienta de la noviolencia que

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Ver P. Ameglio “La reserva moral mexicana sale a la calle” en Proceso, Mx, 17 abril 2011

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Hacia dónde y porqué es la fuerza moral (familiares de las víctimas) que desencadena la fuerza material10; se visibilizó la magnitud de la guerra en el país y fuera con la cifra de al menos 40 mil muertos y 10 mil desaparecidos, así como la dignidad de esas víctimas y sus familias que nada tenían que ver con el delito. Se desterrorizó por momentos a parte de la población y se posibilitó su unión; se puso en cuestión el modelo de seguridad pública militarizada como causante central de la espiral de violencia e impunidad. La sociedad mexicana empezó a tomar conciencia que caminaba sobre un gran piso de sangre. La segunda etapa del movimiento, desde el ángulo de la lucha social, se caracterizó por el énfasis en el diálogo en la dimensión política, buscando cristalizar toda esa movilización ciudadana y fuerza moral en logros concretos sobre los temas centrales de la lucha contra la guerra. Hubo así tres encuentros públicos con el ejecutivo y el legislativo, y cuatro mesas de negociación con representantes del ejecutivo acerca de los temas centrales a resolver. En paralelo, fuerzas sociales importantes en la dinámica de construcción del movimiento (además de realizar continuamente acciones de protestas simbólicas como pintar fuentes de rojo sangre) se fueron organizando más (medios independientes, artistas, jóvenes, intelectuales, iglesias, movimientos sociales, ONG’s…) y buscaron ampliar el espectro de las alianzas y la solidaridad nacional. Se realizaron así caravanas y visitas solidarias a comunidades indígenas acosadas por la violencia de todo tipo como Cherán, Ostula, Wirikuta, Acteal, San Cristóbal de las Casas por el caso de la injusticia que enfrenta el profesor Alberto Patishtán, injusto preso político zapatista con salud delicada desde hace más de diez años. En cuanto a las alianzas con organizaciones que articulan a los familiares de las víctimas destacan particularmente los lazos y aprendizajes con las Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (FUNDEC, hoy FUNDEM) y con las Casas del Migrante encabezadas por el padre Solalinde. La visibilización pública de casos de víctimas hizo también necesaria la construcción de una base de datos y sistematización del trabajo con esos casos, así como del apoyo psicosocial a los familiares. En septiembre (9-19), se organizó y realizó también una segunda “Caravana al Sur”, llegando incluso a Guatemala para resaltar la lucha de los migrantes, con el objetivo central de articularnos, escuchar y visibilizar a otro tipo de víctimas –estas centenariasde la guerra en México, que son las comunidades indígenas y campesinas, que resisten ejemplarmente a la expropiación de sus territorios y a la violencia, a partir de sus policías

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Juan C.Marín. Conversaciones sobre el poder. Bs. As., Instituto de Investigaciones Gino Germani, 1995, p.26

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comunitarias. Pensamos que en este último aspecto hay muchísimo que aprender a cerca de la construcción social y comunitaria de otros modelos de seguridad y reeducación. Entre los múltiples encuentros con organizaciones que hubo en este caminar por el sur, destacó el que se dio en Oventic, por invitación de la Junta de Buen Gobierno, en otro gesto solidario del zapatismo con las víctimas del movimiento. Esta segunda etapa de la lucha, concluyó el 14 de octubre con el segundo diálogo público de los familiares de las víctimas con el ejecutivo, donde los miembros del movimiento que encabezaron las mesas de negociación declararon el fracaso de ese periodo de trabajo conjunto, ante los logros casi nulos: de 31 casos de violencia presentados sólo se avanzó en la resolución de uno (el del hijo de Javier Sicilia y 6 personas más) y sin que hubieran hasta hoy sentenciados ni apresados a todos los responsables; el modelo de “paz armada” o “seguridad militarizada” permanecería intacto y, al contrario, se potenciaría. Pocos días antes del diálogo el gobierno creó apresuradamente una Procuraduría de Atención a Víctimas del Delito, instancia que atendería casos individuales de violencia, que fue propuesta con otras formas y contenidos por el movimiento, y que fue creada casi sin presupuesto ni personal. De este segundo encuentro en el Alcázar de Chapultepec destacó el momento en que algunos familiares de víctimas que acompañan al movimiento, saliéndose por suerte del

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[55] protocolo, se pararon frente al presidente para entregarle y explicarle brevemente su expediente de agravios y violencia; destacaron don Nepomuceno Moreno, padre ejemplar de Hermosillo que luchaba por recuperar a su hijo desaparecido, y la autoridad wixárika Julio de la Cruz. Poco más de un mes después, el 28 de noviembre, don Nepo fue asesinado brutalmente en pleno centro de Hermosillo. Una semana antes del diálogo con el presidente Calderón, el 6 de octubre, fue asesinado en su casa Pedro Leiva, autoridad nahua de Santa María de Ostula (Michoacán), quien iba a estar sentado frente al presidente como integrante de las mesas de negociación. Dos meses después, en la misma comunidad autónoma nahua de Ostula fue asesinado brutalmente otra importante autoridad, don Trinidad de la Cruz, cuando era acompañada por una pequeña misión de derechos humanos del movimiento, a solicitud de la comunidad, hacia una consulta comunitaria para pon día de muertos en el Ángel de la Independencia, inició la actual última etapa del movimiento que tiene como uno de sus objetivos -además de seguir avanzando en el tema de parar el modelo de la guerra y lograr justicia- pasar de las movilizaciones a ser un movimiento más organizado, de características nacionales, articulado con grupos locales y regionales afines y con los pueblos indígenas, donde se escuchen todas las voces y las

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Hacia dónde y porqué decisiones estratégicas y organizativas se asuman lo más horizontal y colectivamente. El reciente encuentro nacional del movimiento celebrado en Cuernavaca el pasado 21 y 22 de abril, junto al de familiares de víctimas, va en esa línea. Ahora tocará hacer realidad los acuerdos y la articulación propuesta. En estos primeros meses del 2012, algunas acciones interesantes –en el campo de la cultura y el arte- de por dónde caminar en la lucha fueron la campaña mediática lanzada por un grupo de actores solidarios denominada “En los zapatos del otro”, donde se busca que la población tome conciencia de la necesidad de involucrarse en el dolor de tantos humanos injusta y brutalmente violentados en su propio país, y también que lo mismo le puede suceder a cualquiera de nosotros. También la acción de poetas y escritores del “Jam por la palabra” estuvo en la misma línea de solidaridad. Igualmente se ha potenciado la construcción de una red nacional de “Bordadores por la paz”, que permite a la gente reflexionar colectivamente, bordar pública y colectivamente historias de víctimas, para visibilizarlas y dignificarlas. De este modo una considerable porción de la reserva moral mexicana se activa y sigue confrontando públicamente la inhumanidad que padecemos. Asimismo, en paralelo, se está organizando otra importante movilización internacional, a solicitud de organizaciones norteamericanas solidarias y de lucha de muy distinto tipo, con una caravana que atravesará en agosto gran parte del territorio estadounidense. En ella se buscará llevar al mayor número posible de víctimas de la guerra en México individuales y colectivas como pueblos, para estrechar lazos solidarios en el vecino país,

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denunciar la complicidad de los gobiernos en esta guerra, así como exigirles medidas concretas para detenerla. ¿Hacia dónde podría ir el camino de la acción directa noviolenta? Hasta aquí una rápida caracterización, desde el terreno de la lucha social, de este primer año del ahora Movimiento por la paz con justicia y dignidad. Por supuesto, que faltarán muchas acciones, pero el objetivo era realizar un análisis más estratégico acerca de este aspecto, o sea, evidenciar las grandes líneas de la acción. Ahora nos interesa, por el contrario, reflexionar acerca de dos acciones que consideramos emblemáticas, una realizada en los comienzos de las movilizaciones y otra muy reciente. El 6 de junio del 2011 la caravana al norte realizó un acto muy emotivo en Monterrey, desgarrador por los verdaderos aullidos de dolor de los testimonios de familiares de desaparecidos, en una noche muy oscura en varios aspectos. Reflexionamos más a fondo acerca de cómo utilizar con más presión noviolenta hacia la autoridad la fuerza moral y material que la caravana estaba construyendo –como bola de nieve- en las diferentes etapas del camino, y no sólo querer concentrar su acción en el acto final en Juárez. Así, se decidió hacer una marcha de toda la caravana desde la plaza de los testimonios hasta la Procuraduría de Nuevo León, muy tarde en la noche casi sin nadie en la calle, y emplazar al Procurador a resolver urgentemente los casos de desaparecidos de ese estado que venían en la caravana y los que habían testimoniado en el templete. A esta acción noviolenta de una pequeña masa en un espacio

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abierto –marcha- se le agregaba la variable de la fuerza moral de las víctimas, de la hora, de la interpelación firme a la máxima autoridad para que acudiera a media noche y del lugar: el centro espacial de su poder. Para reforzar esta acción, se utilizó otra herramienta central de la lucha noviolenta, que caracterizó la forma del “hasta la madre” de Sicilia al comienzo del movimiento, que es lo que en Brasil llaman la “firmeza permanente”: o sea, no nos retiraríamos de ese espacio sin una solución satisfactoria inmediata, a la hora o día que fuera. Esta determinación moral y material fue fundamental para que la autoridad aceptara las condiciones. El movimiento organizó, por unas horas, una “sentada” (sitting) afuera de la Procuraduría ante las advertencias atónitas de la población aterrada de Monterrey que no podía creer que hubiera una acción ciudadana a esa hora allí, como nos lo expresaron reiteradamente. En un aspecto que no fácilmente se aprecia en el proceso de construir cuerpos para la lucha, esas horas “empoderaron” y unieron mucho a los miembros del movimiento, hubo silencios y música, muchos diálogos y reflexiones, dignificaron y entusiasmaron. Además se mostró un camino de acción, fue un pequeño laboratorio de hacia dónde caminar para la justicia, ya que de madrugada salió la comisión del

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movimiento que participó en la negociación con la autoridad, a informar que se había logrado el objetivo de que en un mes regresaríamos a constatar los avances reales en esos casos de desaparición. Desde entonces se han realizado casi diez reuniones de familiares con la procuraduría de Nuevo León y muy poco se ha avanzado, es cierto, pero también ha habido un proceso de presencia activa de los familiares de las víctimas locales organizado por Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (CADHAC), con la emergencia de grupos de la sociedad regiomontana como Lucha por Amor, Verdad y Justicia (LUPA) que han ido asumiendo con enorme valor la presión y la realización de movilizaciones hacia la autoridad, en un lugar donde hace meses no existía ninguna fuerza ciudadana organizada para esa lucha contra la guerra. La otra acción noviolenta ejemplificante de un estilo radical del movimiento tuvo lugar el pasado lunes 23 de abril. Durante meses diversas instituciones de prestigio del país, encabezadas por la UNAM, junto a especialistas cercanos al movimiento, habían ido elaborando una Ley General de Víctimas, instrumento importante para la lucha legal y la protección a los familiares de las víctimas pues reconoce la responsabilidad directa del Estado mexicano en esta guerra, la obligación de buscar a los desaparecidos y reparar económicamente el daño a las familias afectadas…A comienzos de la semana anterior, las bancadas partidistas se habían comprometido a aprobar la ley, pero ya el jueves 19 de abril se empezó a boicotear la aprobación a partir del PAN y la Secretaría de Gobernación, en complicidad con los demás.

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Hacia dónde y porqué Gran vergüenza e indignación frente a tamaña inmoralidad de regatear justicia y dignidad a las víctimas y sus familias, en medio del impúdico derroche de gastos electorales en que estamos. Así, los familiares y miembros del movimiento decidieron que había que intensificar la acción noviolenta de esa fuerza moral y optaron por organizar un “ayuno de reflexión” dentro del salón de sesiones del Senado, a partir del lunes 23 al mediodía, y que sólo se levantarían cuando se aprobara la ley, para presionar a los senadores a que reflexionaran con mucho cuidado su voto el martes 24 a las 8 am. Un número importante de familiares y miembros del movimiento se adhirió al ayuno y comenzó a convocarlo abiertamente desde ese día. La clave de esta acción noviolenta está en la determinación moral de una acción donde los familiares, aun en medio de innombrables sufrimientos que arrastran, estaban dispuestos a sumar otro –el ayuno- con tal de demostrar hasta donde iba a llegar su determinación, y en el lugar que escogieron: en el centro del espacio del poder, no afuera de sus paredes. Así, el ayuno –no físicamente, sino en la etapa de “advertencia al adversario” de por dónde seguiría la lucha- comenzó su acción desde el viernes de noche, y el primer efecto fue la felicidad y entusiasmo de las familias de las víctimas por tomar conciencia que luchaban con sus propios cuerpos y su acción organizada. El lunes 23 de abril hubo una reunión de los familiares de víctimas y miembros del movimiento con las bancadas partidistas del senado, que ya sabían del ayuno, y allí se comprometieron a aprobar inmediatamente la ley de víctimas tal y como la había presentado el movimiento, pidiendo que el ayuno se hiciera afuera del senado. Los familiares decidieron que el ayuno ya había hecho su efecto –incluso antes de iniciarse formalmente en lo físico- y que mejor guardarían sus energías para dar seguimiento al proceso de aprobación de la ley –como se efectivamente dio- con los diputados. Como conclusión de esta reflexión acerca de las formas de lucha noviolenta del movimiento en su proceso anual y hacia adelante, y a partir de esta breve ejemplificación, nos parece importante tomar en cuenta el principio de realidad de que toda lucha se trata de una relación de fuerza material y moral entre varios actores, donde quienes tienen la direccionalidad del proceso de acciones de guerra están en un nivel muy alto de la confrontación y la reproducción de la espiral de violencia. Las acciones de la noviolencia, o de la resistencia civil y pacífica como la llamamos en México, correspondientes a ese nivel, para “Parar la guerra” tienen que ver con el terreno de la no-cooperación (empezando por no “normalizar” la violencia que nos atraviesa) y la desobediencia civil, así como la activación urgente de la reserva moral mexicana en sectores que han guardado un silencio atroz frente a esta guerra –como son las iglesias, las universidades, integrantes del arte y la cultura, organismos y organizaciones internacionales…y parte de la sociedad civil-, con acciones de los niveles no violentos necesarios de “firmeza permanente”, públicas, masivas y con cuerpos en la calle que muestren claramente su determinación moral y

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material de “Parar la guerra” y que “Aparezcan los desaparecidos y las desaparecidas”. Lo tenemos que hacer nosotras y nosotros, desde abajo, recuperando el “Estamos hasta la madre” que nos lanzaron Javier Sicilia y los familiares de las víctimas.

De la lengua que habla verdad: Tú eres eso Jorge González de León La vida y la muerte están en poder de la lengua; del uso que de ella hagas, tal será el fruto. Proverbios

Se ha dicho que “los artistas son los depositarios del dolor de la especie”. Es justo decirlo, sin duda, porque los artistas son los necios que se empeñan en afirmar que sentir es importante, en una sociedad que a su vez se empeña en validar el saber muy por encima del sentir y que ha creado esta barbarie moderna, disfrazada de civilización, enferma de “saber”, pero de un saber divorciado del sentir. Sin embargo, la frase es una verdad a medias: ni son los únicos en sentir ese dolor; ni el dolor es el único sentir, afortunadamente; y aunque en nuestro país el dolor se encuentre desbordado,

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como si fuera una suerte de catástrofe natural, una plaga, sabemos que la violencia tiene nombres y apellidos. Para los que hemos tenido el privilegio de servir y apoyar a las víctimas de la guerra contra el crimen organizado, y que terminamos formando parte del “cuerpo del dolor”, es decir víctimas también, la retribución ha sido dura pero extremadamente valiosa. Hemos aprendido de ellas lecciones que calan hasta lo más hondo de la condición humana. En su libro Tú eres eso (Ed. EMECÉ), Joseph Campbell cita, en la primera página del libro, a Schopenhauer en su ensayo Sobre los fundamentos de la moral: “¿Cómo es posible que un sufrimiento que no sufro yo, ni me concierne, me afecte inmediatamente como si fuera mío, y con tal fuerza que me lleva a la acción?” Y agrega Campbell: “Esto es algo realmente misterioso, algo para lo cual la razón no puede dar explicación, y para lo que no puede hallarse fundamento en la experiencia práctica. No es algo desconocido ni siquiera para el egoísta más duro de corazón.” Luego da algunos ejemplos de actos heroicos gratuitos e impensados, casi instintivos (bomberos, bajo riesgo personal, salvando a un niño, personas poniendo el cuerpo como escudo para salvaguardar la integridad de un desconocido), Campbell regresa a Schopenhauer, quien ensaya una respuesta a su propia pregunta: “Tú eres

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Hacia dónde y porqué eso”; tomada del sánscrito Tat tvam asi. Para Schopenhauer es la emergencia de una revelación metafísica expresada en ese epigrama, “Tú eres eso”; la posibilidad de identificarse con algo distinto de uno mismo, de trascenderse a uno mismo, la percepción del otro, no como un extraño indiferente, sino como una persona “en la cual sufro, a pesar del hecho de que su piel no envuelve mis nervios”. De las víctimas del Movimiento hemos aprendido lecciones hondas, fundamentales: entereza; el valor de la palabra; la capacidad para convertir el dolor en amor y el amor en fuerza, pero un amor basado en la gratuidad, desinteresado, y en reconocerse en el otro; determinación para caminar juntos y no cejar hasta que el horror termine. Hemos decidido caminar en los zapatos del otro, y por ello optamos por acompañar a las víctimas en su lucha por la paz con justicia y dignidad. Ahora sabemos que no hay paz sin justicia, ni justicia sin verdad. Pero cuando las víctimas hablan, primero se hace un profundo silencio y luego sus voces se escuchan como el sonido del trueno y del monzón; a veces como una brisa que se hace vendaval y luego tormenta; como el sonido del mar cuando se encabrita. Y el lenguaje adquiere un significado radicalmente diferente. Y aparece la dimensión de lo trágico, en el sentido griego, e irrumpe la carga de lo mítico. Con horror sagrado escuchamos historias que fracturan el orden natural. La muerte de un joven, aparte de la tragedia personal, siempre es una rotura del orden cósmico, la suspensión de una estirpe, la aparición de un mundo alrevesado, invertido, monstruoso, inexplicable, descoyunturado, profundamente infeliz…Y adquiere otro sentido el lenguaje porque es puro aullido que viene de sabe dónde y la prestidigitación de palabras verdaderas o falsas no tiene cabida, porque es un puro lamento que se funda en una verdad irremediable: el dolor. No está lejano todo esto de ciertas concepciones poéticas (y en general, artísticas) donde el bardo se concibe como un conducto de voces que lo trascienden; que lo colocan más allá de sí mismo; que lo convierten en la voz de la tribu. Y no es necesariamente que los otros no las sientan, sino que simple y sencillamente no las expresan. Para re-frasearlo más claramente, los artistas cavan en lo profundo para encontrar las consonancias que los hermanan con el sentir de la especie. Y no necesariamente es un privilegio, ni un poder; muchas veces se trata de una inevitabilidad. Paul Valery, cuando le preguntaban por qué escribía, socarronamente respondía: “Por debilidad”. Así, en medio de la desgracia, resulta una fortuna la aparición de un movimiento con voz, con la voz de un poeta. Finalmente, hemos aprendido que más que parar una guerra, lo que intentamos ahora es la construcción de una paz; el país no pide menos. Y para construir la paz hay muchas herramientas, pero todas se fundan en saber lo que se siente y sentir lo que se sabe. Hay el trabajo modesto de cada día; hay las búsquedas de la verdad como ciencia, como servicio a los demás; como recuperación de las memorias para entender un poco mejor lo que somos; como el amor a la pareja, a los hijos y a los demás; hay el arte como herramienta de sanación y de identidad… Pero como dice un anónimo hindú, “Dios me respeta cuando trabajo pero me ama cuando canto”. [66]

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Luz incandescente en las tinieblas: Reflexiones dispersas, de un simple espectador Daniel Gershenson A más de un año de haberse conformado el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, persisten los tiempos nublados. También, una red de círculos ciudadanos concéntricos: tratando de apoyar a familiares de víctimas agraviadas, que sólo buscan la justicia; que la autoridad busque y encuentre a sus seres queridos. Ellas y ellos han salido y tomado la calle, surcando los caminos de México. Son los humillados y ofendidos, atrapados en una pesadilla demasiado real que no parece tener fin.

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O quizá, una tragedia inabarcable de dimensiones bíblicas. La fosa, y el camposanto. Los logros en su haber son indiscutibles, como enormes los retos. Ya se aprobó por

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unanimidad en el Senado y la Cámara de Diputados, una Ley de Víctimas que exige a la autoridad visibilizar y asistir a las familias afectadas por formas de violencia que rebasan la imaginación. Contra -y más allá- de la estridencia de campaña u oferta electoral, destaca la inagotable entereza y dignidad de su lucha .El silencio intrínseco de la memoria y la memorialización de los muertos y desaparecidos: la pertinencia de sus reclamos. También, la lucidez de su mensaje: a saber, que los males que nos aquejan son sistémicos, y requieren cambios profundos e impostergables. Es una tarea que implica erradicar prejuicios y paradigmas que ya no funcionan en México, si alguna vez esto fue cierto. Reinventar el idioma y buscar nuevas etimologías. Rehabilitar las regiones más recónditas e intraducibles del dolor y la ausencia, que sólo se atisban mediante el mensaje de la poesía. Modificar prioridades, a partir de la reorientación hacia el centro de gravedad de las políticas públicas: el interés público y la seguridad del ciudadano, con pleno respeto a sus garantías individuales. Restañar las heridas. Recuperar nuestro destino. Como trasfondo, una desigualdad lacerante: multimillonarios Forbes e instituciones capturadas, en bancarrota espiritual. Monopolios y cárteles en la eterna disputa de plazas. Funcionarios impunes y cínicos, para los cuales se está ganando la guerra porque se multiplican los daños colaterales. Estado de excepción o apartheid jurídico: las víctimas, vulnerables, redundantes o invisibles, han resistido el desánimo y el enfermizo No oficial. Como si sus hijos, o nietos, o esposos o hermanos, nunca hubieses existido. Sólo queda el eco de sus voces - esos mismos padres esperando aún a sus hijos; esposas a sus maridos, o jóvenes que en un abrir y cerrar de ojos se esfuman de la faz de la Tierra. Mujeres, niños en Chihuahua y el Estado de México, Coahuila, Tamaulipas, Durango,

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Hacia dónde y porqué Michoacán, Veracruz, Tabasco, Chiapas. Un Limbo de muerte o desapariciones forzadas que desafía cualquier método de narración convencional. El Corazón Mexicano de las Tinieblas, en espera de algún Marlow que sepa describirlo. Un primer aniversario para constatar que la responsabilidad que tenemos como seres humanos hacia nuestros semejantes, es intransferible y dura toda la vida. Corazones escindidos. Pérdidas inconmensurables. Redención de lo humano, subsumido en lo divino. El Movimiento por la Paz también reivindica tradiciones pacifistas poco conocidas y escasamente implementadas, en nuestro país: Iván Illich, Tolstoi, Lanza del Vasto, Gandhi y Thoreau, Martin Luther King. La No-Violencia dentro de una lucha por consolidar los derechos civiles. Un esquema de seguridad nacional que vele -sin cortapisa alguna- por las personas, en ausencia de ‘remedios’ peores que la enfermedad. Comunidad y familia laica y religiosa, en un país desolado: con diferentes Comalas en cada uno de sus rincones. Con nombres como los de Alejandro Solalinde, Raúl Vera, Miguel Concha, Javier Sicilia, Emilio Álvarez Icaza y cientos de ciudadanos comunes y corrientes, y representantes de numerosas Organizaciones No Gubernamentales. Dar cuerpo y forma para llenar ese vacío, mediante un ejercicio de memoria personal y colectiva, es nuestra responsabilidad. Para podernos mirar en el Espejo de nuestra propia conciencia desgarrada. Para evitar que se imponga la barbarie, en un país que se debate entre la posibilidad de una vía democrática duradera, o el regreso de la mano dura y la continuidad autoritaria, sin el menor respeto hacia los derechos humanos, ‘porque no son para las ratas’ (de acuerdo al tristemente célebre eslogan de campaña del ex gobernador Arturo Montiel, pariente y padrino político del candidato PRI de la restauración exacerbada Enrique Peña Nieto) Y para la posteridad y el examen de conciencia, quedan las ofrendas. Las marchas, las caravanas y diálogos. Es muy difícil predecir el posible derrotero de México: nación en la encrucijada ética y moral, a más de doscientos años de historia. Lo que sí constituye una certeza, es que el Movimiento de la Paz contará siempre con un apoyo presencial mayoritario: tanto en el mundo de carne y hueso como en los vínculos virtuales. Es una apuesta de y para los jóvenes, hacia un mejor futuro. La evolución de un Basta Ya y Estamos o Seguimos hasta la Madre, hacia la efectiva refundación de los cimientos de nuestra casa. La nave del Estado permanece al garete. La transición, inconclusa con reformas pendientes que dos administraciones federales del PAN abortaron, porque era preferible mantener intocado el armatoste que Fox y Calderón conservaron, a pesar de sus promesas en lo contrario. Una estafa que nos hundió en el desánimo, y profundizó los rezagos institucionales e impunidad como forma de vida. Somos muchos los que nos hemos volcado a acompañar a las familias que nunca más volverán a estar solas. Quienes buscan romper, de una vez por todas, con el ciclo de la corrupción e impunidad que enluta tantos hogares, y los condena a la muerte civil si no asumimos -todas y todos- un compromiso personal con los demás. Parafraseando a Shakespeare: algo está podrido en México. Impunidad por sus cuatro costados. Indiferencia

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social a las pérdidas derivadas de una guerra cuyos efectos son y serán devastadores, si no se modifican rumbo y objetivos. Tirano Banderas, y el recurso del supremo patriarca institucional (o su encarnación conservadora, que sacó al PRI de Los Pinos pero lo mantuvo en la entraña). Un capítulo más de lo que parece un interminable y autóctono gatopardismo. Ha sido un largo año de aciertos y retrocesos. Muerte y desapariciones de compañeros del Movimiento. Efemérides de la infamia, y el desprecio de funcionarios municipales, estatales y federales. Encuentros y encontronazos con el titular del ejecutivo, y las dos cámaras. La aprobación de una ley necesaria. Persisten los huecos en el alma que afrontan la realidad prosaica. Quebrantos en verso, metáforas trascendentes. Como dos botones de muestra, los libros editados por Rocato: ‘La Caravana del Consuelo, entre el Dolor y el Amor’ y ‘Del Dolor, la rabia y el amor’ (Clandestino), cuyos testimonios literarios y fotográficos, exaltan un empeño que busca sacudir conciencias y mover montañas con la simple fe y una sólida esperanza en el prójimo. Son notables la pertenencia en el clan, y la solidaridad espontánea que produce la lectura de ambos volúmenes. El Movimiento se ha convertido en una comunidad, en toda la extensión de la palabra: algo que es mucho más que la suma de sus distintas partes. Una amplísima y entrañable familia, hermanada en el consuelo y la solidaridad. Desde las redes sociales, un amplio y heterogéneo grupo de activistas ciudadanos ha buscado informar y describir, en tiempo real, todas y cada una de las actividades del Movimiento. Los medios convencionales y cibernéticos: mexicanos y extranjeros, también aportan su grano de arena. [73]

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A más de un año de distancia, resta mucho trabajo por hacer. Las familias que forman parte del Movimiento tendrán que seguir exigiendo al Estado, para que éste cumpla con sus funciones más elementales. Nuestra obligación y desde esta trinchera pacífica (organizada o no), será la de acompañar y difundir los logros de esta gran ínsula. La coyuntura electoral ofrece ínfimas propuestas de solución, a menos de que seamos cada uno de nosotros, los que forcemos los cambios. A pesar de todo, estamos ante la oportunidad, no exenta de riesgos, de que la actual estrategia que ha producido inconcebible sufrimiento y costos sociales mayúsculos, dé un vuelco. La respuesta reside en la ciudadanía que sin duda no cejará en su apoyo, solidarizándose con el Movimiento en su Caravana por los Estados Unidos. La administración federal que asuma el poder a fines de año, tendrá que replantearse sus propios alcances y atributos. Por mi parte, agradezco la oportunidad de apoyarles. Todo el honor a las víctimas de este conflicto no declarado, y la esperanza de que arribemos a nuevas formas de convivencia y civilidad. El extraordinario Movimiento por la Paz, ni duda cabe, contribuirá a la transformación estructural que necesita México. La voz de los ausentes, que antecede el efectivo tránsito de esta insondable oscuridad hacia la luz de la Verdad, apenas se está escuchando.

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Hacia dónde y porqué Los jóvenes y la guerra, los jóvenes de la guerra, los jóvenes ante la guerra Luis Gómez Negrete Sin lugar a dudas pensar en la condición de la juventud en nuestros días avizora un panorama desolador; y es desolador porque nuestro presente no es suficiente para pensar algún tipo de certidumbre u horizonte de construcción de un futuro como otros mundos y la juventud como bandera de ese futuro no da señales de estar funcionando. Tener impuesta la noción de historia como progreso, que siempre tiende a un futuro mejor, nos ha obligado a eliminar la opción de pensar en un mundo peor, como una posibilidad dentro de la estructura lógica del por venir, y por ello pensar la juventud en tiempos de crisis nos lleva siempre, o casi siempre a una paradoja: A un panorama desolador porque la promesa de progreso no se cumple y, al mismo tiempo, a la búsqueda de un cambio a partir de una esperanza inexplicable. El presente mexicano acaece en una condición de Emergencia Nacional y cruza por una guerra que intersecta todos los ámbitos de la vida, por dicha razón, si queremos pensar en los jóvenes y en un por venir tenemos la imperiosa necesidad de preguntarnos: ¿Cuál es la posición y qué papel juegan hoy aquellos que han sido nombrados como “jóvenes”? Empecemos diciendo que en esta ocasión, y en casi todas las crisis, el legado que nos han dejado no ha sido precisamente un horizonte de futuro. Los jóvenes son depositarios de una esperanza perdida, llevan inscrito en su nombre la carga irrenunciable de un futuro por venir, porque cuando se pierde el horizonte en la vanguardia, se voltea a ver aquellos que no pueden borrar de su frente la palabra futuro. Y ante esa responsabilidad histórica, ante ese por venir, ante las condiciones mismas de la vida en México y en esa efímera existencia como “jóvenes” se tiene la complejísima tarea de inscribir sentido en horizontes de un futuro que no existe. Pensemos entonces, cómo se ha respondido a esta carga y responsabilidad y de qué manera se ha dado un cambio entre los jóvenes que les toca vivir este momento histórico y aquellos que vivieron otros. Es cierto que la expresividad política de los jóvenes, como sujeto social que se dio en 1968, ha cambiado; hoy no vemos esa búsqueda por la participación, el reconocimiento y la modificación del espacio en el que se insertan las demandas y la misma participación de los jóvenes, porque en aquel momento dichas demandas intentaban modificar lo instituido al paso de su entrada misma y relevo generacional en la adultez. Hoy no hay libertades sexuales que se reivindiquen en lo colectivo, ni demandas por la expresividad pública de la sexualidad, sino que respondemos a particularismos y a una visión individual de dichas expresiones; no hay una búsqueda de la inclusión de los jóvenes como sujeto político, social y cultural. Cierto es que aquel discurso y muchas de las demandas libertarias, por ejemplo: la expresividad pública de la sexualidad, el matrimonio homosexual, ampliación de la oferta educativa, entre otras,

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han sido incorporadas en los discursos de lo instituido, hoy podemos ver en el discurso oficial de manera hipócrita como se incluyen e interpretan los intereses de la juventud; el mercado, por su parte, se ha valido del discurso de la juventud para construir un imaginario cultivado por la publicidad y el consumo como producto de rejuvenecimiento y se ha buscado eliminar el carácter de jóvenes estrechando la relación entre la niñez y la adultez. Las nociones de eficiencia, la eficacia y la educación por competencia, dan cuenta de ello, así como la necesidad de trabajo infantil, las pocas posibilidades de acceso a la educación, la prolongación del carácter de adulto “eficaz-responsable” en diversos ámbitos, etc. A final de cuentas, el neoliberalismo, desde lo instituido ha hegemonizado y colonizado los discursos de la juventud, ha intentado borrar de su nombre la disidencia. Ante ello habremos de preguntarnos ¿quiénes son los jóvenes disidentes de nuestro tiempo? y ¿de qué manera se expresa esa disidencia? Nos referimos a la disidencia en cuanto a un desmarcamiento, en cuanto al rechazo a una posición establecida. Y en torno a ello podemos identificar que no hay una clara expresividad de demandas sociales de jóvenes reivindicándose como jóvenes, es decir, es poco perceptible un impulso generacional de cambio, los horizontes que se plantean poco responden a un cambio en lo instituido o a una reconfiguración del orden existente, no se plantean horizontes de construcción de un legado a partir de

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pensar en la trascendencia, en la comunidad y en lo colectivo. La disidencia de los jóvenes, en gran medida se ha expresado en lo particular, y difícilmente se reconoce en la reivindicación de demandas sociales y, por tanto, la disidencia poco influye en la oposición o proposición de las formas de organizar lo común y lo colectivo, lo que se interpreta en una aislamiento que evade lo institucionalizado, no obstante, es la expresión de un modo de resistencia a lo común. Sin duda alguna el Internet y las redes sociales son herramientas que los jóvenes se han apropiado como un elemento distinguible del resto de los estratos generacionales, y ese medio ha sido utilizado también como un espacio de aislamiento virtual y configurando formas colectividad, que no necesariamente son disidentes a lo instituido. No obstante, dicha “resistencia hedonista” se radicaliza a partir de las mismas condiciones de guerra y emergencia nacional por aquellos jóvenes que se ven interpelados por la guerra, aquellos que la viven y la alimentan, aquéllos que han decidido ser disidentes de lo instituido a partir de mecanismos que rompen violentamente con el tejido social, los márgenes de lo social y toda idea de comunidad, aquellos disidentes que irrumpen en el sistema con un hedonismo que rebasa todo tipo de socialización porque se han dedicado a la muerte. Ante la tarea de inscribir sentido en horizontes de un futuro que no existe, con la carga de una responsabilidad histórica, al llevar en su nombre el por venir, con las desoladoras condiciones de la vida en México y en esa efímera existencia como “jóvenes”, los jóvenes han sido excedidos por su nombre mismo, jóvenes que ante la inmensidad

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Hacia dónde y porqué de su posición se han visto obligados a decidir por el aislamiento, se han constituido como jóvenes de la guerra, jóvenes de la guerra porque son afectados generacionalmente por un panorama terriblemente desolador que impide generar y pensar otros mundos, jóvenes que en la apatía se han resignado a su presente, jóvenes que siendo obligados a vivir en el día a día no han podido pensar ni en colectivo ni en futuro, jóvenes a los que se les ha negado la utopía y el ser revolucionario que mencionaba Salvador Allende, jóvenes que en una individualidad exacerbada han renunciado a todo para formar parte de las filas del ejercito y del narcotráfico, jóvenes que al vivir una guerra han reducido su esperanza de vida a veintitantos años y con ello la esperanza de nuestro futuro como otros mundos. Pero en esa terrible emergencia nacional de precariedad, urgencia y límite no debemos olvidar que existe aquello otro de la emergencia, lo que emerge de la emergencia, lo que irrumpe, lo que reconfigura, aquello latente que subvierte, y que sobre todo abre el umbral para pensar otras posibilidades. Porque en esa paradoja de la emergencia ha emergido un movimiento de víctimas, en esos recovecos y grietas de un sistema insostenible en todos sus aspectos que nos ha negado la posibilidad de pensar en un futuro diferente, se ha abierto una brecha, un intersticio entre lo viejo que se desmorona y lo nuevo que emerge, una mediación entre dos mundos. Ha surgido el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad acompañado de muchas otras emergencias que lo han hecho posible, han resurgido pueblos que en su ultimo aliento han reconstruido la comunidad para mantenerse vivos, han surgido madres que colectivamente han salido en la búsqueda de sus hijos, padres que han salido a impedir la cruda manifestación de la violencia que les ha quitado a sus jóvenes, madres y padres que buscan construir otros mundos donde no siga muriendo su futuro. Finalmente es en esa emergencia, en esa brecha y en esa disidencia donde hay madres en la búsqueda de un legado perdido, adultos en el rescate de un legado que está en posibilidad de reconstruirse, formas colectivas de ser disidentes, porque si bien los jóvenes no podrán quitarse la palabra futuro que llevan escrita en la frente, los adultos escribirán en las líneas de la historia su legado. Y cuando las madres busquen rescatar el legado perdido y los jóvenes junto a ellas busquen construir ese horizonte que no existe, podremos inscribir sentido, abrir la brecha entre este mundo y otros mundos posibles para hacer llegar ese cambio que aun no existe, pero que en ese momento está por venir. Paz, Justicia y Dignidad.

Queremos Paz, Justicia y Dignidad: el ¡Ya Basta! de un movimiento global Paulina Candia y Marta Molina Durante el pasado año 2011 resonaron demandas de paz, justicia y dignidad en muchos países del mundo. ¿Demandas? Más bien fueron exigencias de mejora frente al desempleo, la injusticia política y social, la falta de libertades, la militarización, la corrupción, encarcelamientos injustos, presuntos culpables, tortura y dictaduras encubiertas. Pero sobre todo, del hambre.

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“Primero la comida, luego la moral” como dirían los personajes de Bertolt Brecht en la Ópera de los cuatro cuartos. La elevación del precio de los alimentos y otros productos básicos, provocó las más grandes movilizaciones a lo largo de la historia de las luchas populares, campesinas y obreras. El reclamo de justicia por parte de los pueblos oprimidos por dictaduras, el fin de la violencia física, estructural y cultural, la lucha por la dignidad y por los derechos colectivos de los pueblos se han convertido en los reclamos necesarios de muchos que no podían confiar más en la moralina del poder y tuvieron que organizarse para tener acceso a los bienes básicos y, en definitiva, comer. Porque un pueblo con hambre, es un pueblo sin paz. Este fue también el detonante de la llamada “Revolución del Jazmín” en Túnez, y del hartazgo de los egipcios que llevaban años protestando por la carencia de alimentos y una vivienda digna, por la descarada inflación, por la descarada corrupción, la inexistente libertad de expresión, la desproporción de la brutalidad policial, las absurdas leyes de emergencia del Estado, las altísimas tasas de desempleo y el deseo de aumentar el salario mínimo. Todo ello, fruto de una dictadura que duró 30 años. El 25 de enero de 2011, el llamado “Día de la Ira”, la Plaza Tahrir (Libertad) de El Cairo se llenó como nunca de ciudadanos y ciudadanas egipcias queriendo forzar la salida del dictador Hosni Mubarak. “¡Kefaya! (¡Ya basta!), queremos una vida digna, justa y en paz”. Se lo dijeron al mundo.

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Los pueblos no aguantan más miseria, más hambre y más desigualdad; y la llamada primavera árabe” fue y sigue siendo un síntoma de descontento, convertido en exigencia, como lo son los indignados de todo el mundo, desde Grecia, pasando por el Movimiento 15-M en España, la movilización estudiantil en Chile, los Occupy Wall Street, una infinidad de luchas en América del Sur y hasta los huelguistas Chinos de los que pocos nos acordamos. El pasado 2011 la población mundial gritó ¡Ya basta! al unísono y resonó el 25 de enero en la Plaza Tahrir en El Cairo, el 8 de mayo, en el Zócalo de la Ciudad de México, el 15 del mismo mes en la Plaza Catalunya en Barcelona y en la Plaza del Sol de Madrid, el 29 en la Plaza Syntagma de Atenas, el 17 de septiembre, en Zuccotti Park de Nueva York y en tantas otras plazas, pueblos y comunidades a lo largo y ancho del globo terráqueo. Pero sabemos que no se transforma el mundo a partir de plazas llenas o muchedumbres indignadas sino a partir de la conciencia organizada de grupos y colectivos que se conocen y reconocen mutuamente y construyen, en su actuar, otra política, otra forma de participar. Esta es la tarea pendiente que tienen para este 2012

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Hacia dónde y porqué

y los años venideros todos los movimientos que tomaron impulso el pasado 2011. Salvando las enormes distancias, algo vincula a los manifestantes del 2011. Las protestas, parece que no tienen ningún tema unificado pero expresan la preocupación de las clases obrera y media a escala mundial ante la concentración del poder en élites económicas, financieras y políticas, el fin de la violencia y la sed de justicia y dignidad. Les une el hartazgo, el darse cuenta que los gobernantes no mueven un dedo, les une sentir que tienen poder para cambiar las cosas, les une que el sistema les obligó a pasar de ser gente común y corriente a transformarse en revolucionarios, a levantarse cada día pensando que, sin ellos, no se puede. De algún modo el pasado 2011 fue una toma de conciencia global de este hartazgo motivado por distintas cuestiones en según que países, un ¡Ya basta! global. Los zapatistas lo gritaron el primero de enero de 1994 y dejaron muy claro que era un “ya basta mundial”. Al día de hoy y más después de este 2011, muchos movimientos altermundistas y de resistencia noviolenta alrededor del mundo han convertido el hartazgo en participación ciudadana y organización impulsando que este sentimiento de hastío, este ¡Ya basta”, recorra el planeta casi en forma de cruzada global para construir otro mundo posible u otros mundos posibles en los que se incluya otra forma de pensar y erigir una política del bien común destinada a la construcción del buen vivir. Y es que la lucha es como un círculo en espiral: se puede empezar en cualquier lugar, pero nunca se detiene.

De víctimas a organizadores El ¡Ya basta! de los zapatistas, el ¡Kefaya! del movimiento egipcio, el ¡Indignaos! De los europeos o el ¡Estamos hasta la Madre! del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) se convirtieron en mucho más que simples lemas para expresar el hartazgo y la indignación. Se convirtieron en movimientos populares en los que el centro son las víctimas de la violencia del sistema. Y fueron ellos quienes comenzaron a convertirse en activistas políticos con enorme potencial de organización. En este sentido, lo que los pueblos del mundo están tratando de dejar en claro a aquellos que están “lejos”, en las altas esferas, pero ejerciendo el poder es que saben que el sistema está podrido en su núcleo, pero también dicen a sus vecinos que todos y todas tenemos la responsabilidad de cambiarlo. En México, también. Por eso, el pasado 2011, en un momento de indiscutible emergencia nacional, las víctimas de la guerra contra las drogas, de la violencia física y estructural y de los malos gobiernos se juntaron bajo el paraguas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Fue el 28 de marzo de 2011, cuando la desgracia del asesinato de Juanelo, hijo del poeta y periodista mexicano Javier Sicilia inspiró en Cuernavaca, Morelos, un movimiento que pide “paz, con justicia y dignidad”.

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Después de un año de lucha, de convocar a las víctimas de la guerra contra las drogas en el país, de poner nombre a sus muertos y desaparecidos, de dialogar con el gobierno y presionar para la aprobación de leyes que amparen a los ciudadanos mexicanos victimas de su propio estado de emergencia, vemos precisamente que uno de sus mayores logros ha sido empoderar a las víctimas de la violencia en este país y convertir, a los que aún no lo eran, en luchadores y luchadoras sociales. Ellos también son ya líderes de este movimiento y van a continuar organizándose con otros que, de momento, se muestran apáticos, impasibles, como ellos lo fueron un día. Y lo harán en éste movimiento o en otro, pero ya han reconquistado su deber: el ejercer el poder del pueblo para organizarse y luchar.

Red Global de mexicanos por la paz El nombrar la guerra y poner rostro a las víctimas, provocó que muchos mexicanos que no estaban involucrados en la lucha por la paz y que dejaron su país para vivir y trabajar en otro, se unieran al MPJD. Y es que la solidaridad -al igual que la paz, justicia y dignidad- no tiene fronteras: “El surgimiento del MPJD para los mexicanos en el extranjero ha significado el surgimiento de una esperanza de cambio para un México nuestro que se desangra” dice Nina Lluhi desde la Red Global por la Paz en Tokio, Japón. Con el nacimiento del MPJD algunos mexicanos en el extranjero han sido impulsados a organizarse y construir redes que se gestionan desde diversos lugares del mundo. La gran parte de estas personas son “grupos de ciudadanos de muy diversos orígenes, estudiantes universitarios en su mayoría, con el mismo objetivo de difundir lo que pasa y tratar, de alguna manera, detener las muertes de inocentes en México” comenta Miguel Elenes de la Red Global de Barcelona. El Movimiento Ciudadano de Mexicanos de Barcelona y la Red Global de mexicanos, son uno de los tantos movimientos que surgieron en España y que se han relacionado con grupos de mexicanos artistas y académicos que ya trabajaban con temas sociales como la pobreza, la lucha zapatista y la violencia estructural. En Barcelona, la organización Nuestra Aparente Rendición (NAR) conformada antes del surgimiento del MPJD por ciudadanos mexicanos que allí viven, se unió a la causa y comenzó a movilizarse desde su lugar de residencia. “Cuando nació el MPJD nos emocionamos y nos esperanzamos. Atendimos a su llamado de manifestarnos y por primera vez en mucho tiempo pudimos ver cómo los mexicanos se unían por algo que no era una efeméride nacional o un partido de futbol” sostiene Alejandro Vélez, miembro de NAR. “En Barcelona nos reunimos más de 200 personas después del asesinato de Juanelo y nos llegaron reportes de manifestaciones similares en otras latitudes. Esta vez nos unía la tristeza, el duelo, pero también la dignidad y las ganas de trabajar por la paz.”

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Hacia dónde y porqué Todos somos victimas y luchamos juntos El Padre Miguel Concha Malo, cofundador y presidente del Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Vitoria OP”, es uno de los integrantes más destacados del MPJD. En su vasta experiencia en la defensa de los derechos humanos, menciona que la identificación y empatía entre los diversos movimientos sociales que están surgiendo a nivel global es debida a que “grupos como los Indignados y los Ocupa quieren rescatar, en primer lugar, su dignidad como personas, sus derechos dentro de un sistema en crisis que les ha dejado de lado por los intereses económicos. Los sujetos que conforman estas luchas se están reivindicando como sujetos de derechos y no objetos mediante el reclamo a los políticos, poderes públicos y gobiernos. Se llaman Indignados porque les han arrebatados su dignidad, se la han pisoteado y privado de sus derechos”. “El MPJD es un reflejo de las diversas manifestaciones de exigencia de paz, justicia y dignidad”, comenta el Padre Alejandro Solalinde. Él es defensor de los derechos humanos de migrantes sudamericanos que cruzan la frontera hacia México. En Juchitán, Oaxaca fundó el albergue “Hermanos en el Camino”, y desde su surgimiento se unió a la lucha del MPJD y lo ha acompañado en la exigencia de justicia para las víctimas. Para él, todas las luchas locales e internacionales convergen en una misma: “en el MPJD estamos hablando de víctimas de este sexenio, pero los migrantes son las personas más victimizadas, ya que sufren de violencia institucional por medio de las políticas públicas migratorias, agresivas contra los países del sur.” En este sentido, la causa de los migrantes y la del MPJD coinciden desde las víctimas, ya que ambas buscan la visibilización y protección de éstas. Aunque la distancia parece ser enorme y las luchas se manifiestan de diversas maneras alrededor del mundo, el Padre Miguel Concha considera que la influencia que el MPJD tiene en los otros movimiento a nivel global es recíproca ya que “no solamente coinciden en tiempo, sino que el MPJD, al poner en el centro la exigencia de justicia, paz y dignidad, contribuye desde la perspectiva de las víctimas de la violencia por parte de un poder político omiso, remiso y hasta cómplice”. Pero desde el otro lado del océano también recibimos un mensaje, aquel que -como los Indignados- es el cuestionamiento de las víctimas del sistema, de las víctimas de la civilización contemporánea, “los movimientos sociales que son auténticos se refuerzan y comprenden mutuamente. Uno desde las víctimas de la violencia, y las otras desde las víctimas del sistema” concluye el Padre Concha. En un contexto internacional donde la búsqueda de la dignidad del ser humano toma múltiples formas de manifestación, “el MPJD debe ser un referente para la paz en México, pero no tiene que ser el único. Su papel debe consistir en tender puentes entre

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diferentes movimientos y aprovechar su experiencia” comenta Alejandro Vélez. Ya que, como comenta el Padre Solalinde “estamos en la misma lucha reivindicatoria por los desposeídos, los seres humanos, los vulnerables, los que no cuentan y están suprimidos por el poder del dinero y el poder del poder”. Parece largo el camino, pero la inspiración colectiva y el aprendizaje entre movimientos sociales puede ser, como menciona Solalinde “el comienzo de la unión para que se pueda crear una revuelta mundial inteligente, pacífica, solida y fuerte, donde no haya únicamente un solo movimiento por la paz con justicia y dignidad, sino, que esta lucha por la reivindicación del ser humano, empape a todas las naciones y nos dignifique para poder tener paz mediante la justicia social”. ¿Qué queda ahora, más allá de celebrar los primeros aniversarios de los movimientos y movilizaciones que empezaron a tomar forma el año pasado motivados por el hartazgo y el “¡Ya basta!”? Durante este 2012 se va a organizar lo que se construyó en algunos casos casi a tientas y de forma improvisada. Durante este 2012 otras luchas que empezaron a gestarse muchos años atrás, como la de nuestros compañeros egipcios, seguirán ejerciendo el poder del pueblo para exigir justicia y dignidad a pesar de los que han muerto durante el inicio de esta revolución por la paz. Algunas movilizaciones celebrarán la mayoría de edad convirtiéndose en movimiento y otras morirán en el intento. Pero de cualquier manera, muchos pasarán de ser manifestantes a organizadores, a actores de cambio para su sociedad. Ellos, los nuevos revolucionarios, seguirán pidiendo paz, justicia y dignidad desde el punto cardinal que sea y desde su nueva esfera de poder conquistada: el poder del pueblo. Como dijimos, no se transforma el mundo a partir de plazas llenas o muchedumbres indignadas sino a partir de la conciencia organizada. Y en este punto, vale recordar las palabras de Antonio Vázquez de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal cuando llegó la segunda Caravana del MPJD a Chiapas: “la lucha es muy largo, no hay que desanimar”. Esto es lo que hace falta para una lucha global por la paz con justicia y dignidad: paciencia, organización, y levantarse cada día pensando que, sin nosotros, la lucha no es posible.

Mientas perdure el espacio, mientras permanezcan los seres, que yo permanezca también para disipar el sufrimiento del mundo. Shantideva.

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Directorio de fotografías [1,6, 14, 91 ] Marcha 8 de mayo de 2010 en la Ciudad de México. J.G.L. [2,3, 4, 5 y 10] Altar por la memoria de Juan Francisco Sicilia y todos los muertos y desaparecidos en México. Inicio de la Caravana de Paz al Sur. Cuernavaca, Morelos, 9 de septiembre. DR 2011 Isolda Osorio. [7, 8, 11, 12, 13, 19, 20, 21, 22 , 23 27, 28, 67, 69, 70, 72, 73, 75, 79, 84, 92, 93 y 94] Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad del 8 de mayo de 2010 en la Ciudad de México. Judith Meléndrez Bayardo. [9] Indígenas Triquis reciben la Caravana de Paz al Sur en Monte Albán, Oaxaca. Isolda Osorio. [15] Don Nepo. Cortesía de J.G.L. [16] Caravana Sur. Cortesía de J.G.L. [17] Don Trino.Cortesía de J.G.L.. [18] Cortesía de J.G.L. [24, 56, 74] 11 de noviembre en Puebla. Martha Molina. [25] Indígenas Tarauhmaras en La Caravana del Consuelo en Chihuahua, 9 de Junio.

[56, 90] Chilpancingo, 10 de octubre. Marta Molina. [57] Migrantes Hondureños. Acapulco, 4 de abril. Isolda Narco News. [60] Chihuahua. Caravana del Consuelo en Chihuahua, 9 de Junio. DR 2011 Marta Molina [61] Juárez, 6 de junio. Olga Reyes. Martha Molina. [63] Cortesía J.G.L. [64] Acapulco. Payaso Yayo. Isolda Narco News [71] Chuhuahua, El Paso. 1 de enero 2011. Martha Molina. [82] La Caravana de Paz en Acapulco, 10 de septiembre. DR 2011 Marta Molina [85] La Caravana del Consuelo en Chihuahua. 9 de Junio. DR 2011 Lucero Mendizábal [87] Cortesía J.G.L [88]Recibimiento de la Caravana del Consuelo en El Paso, Texas, 11 de Junio. DR 2011 Marta Molina [89] Cortesía J.G.L

DR 2011 Lucero Mendizábal [26] La Caravana del Consuelo en Chihuahua. 9 de Junio. DR 2011 Lucero Mendizábal [29] Cortesía de J.G.L. [30] La Caravana del Consuelo en Chihuahua. 9 de Junio. DR 2011 Marta Molina [31] La Caravana de Paz en Acapulco, 10 de septiembre. DR 2011 Marta Molina. [32] Narco News TV durante la Caravana Sur. Gringoyo. [33,36 y 37] San Luis Potosí. Marta Molina. [34 ] Hijo de Marisela Escobedo en El Paso, Texas durante la Caravana del Consuelo, 11 de Junio. DR 2011 Marta Molina [35 ] Cortesía de J.G.L. [38, 48, 52, 53, 62, 68, 80, 86] Acteal durante la Caravana Sur. Diciembre de 2011. Gringoyo

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[39, 59] Juárez, 6 de Junio. Martha Molina. [40, 41, 44 , 45, 78, 81] Recibimiento de la Caravana de Paz en el Istmo de Juchitán. DR 2011 Marta Molina. [42] Rebuda a Monte Alban Oaxaca. Indígenas Triquis reciben la Caravana de Paz al Sur en Monte Albán, Oaxaca. Isolda Osorio [43] Oventic, 9 de septiembre. Judith Arteaga. [46] Caravana Norte, Zacatecas. Martha Molina. [47, 54] Frontera Guatemala, 7 de julio de 2011. Marta Molina. [49, 65] El Paso, Chihuahua. Martha Molina. [50,77, 83] Marcha en Acapulco, 4 de abril 2011. Isolda Narco News. [51] Indígena Zapoteca durante el Recibimiento de la Caravana de Paz en el Istmo de Juchitán. DR 2011 Isolda Osorio [55] Los zapatistas y la Junta del Buen Gobierno reciben a Javier Sicilia en el Caracol de Oventic, Chiapas. Isolda Osorio. Narco News DR 2011.

El contenido de la brújula ciudadana es de exclusiva responsabilidad de Iniciativa Ciudadana para la Promoción de la Cultura del Diálogo, A.C.

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