Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
Caminando por las víctimas de la violencia generada por la guerra contra las drogas Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad, iniciativa binacional La guerra contra las drogas ha generado un desgaste social con dolorosas consecuencias para nuestros países, como la muerte, el dolor, la corrupción e impunidad. La creciente violencia en México - más de 70.000 muertes. 10.000 desapariciones desde 2006 - y el encarcelamiento masivo de criminales no violentos en los EE.UU. - con sólo el 5% de la población mundial, los EE.UU. tiene el 25% de la población encarcelada del mundo - son testimonio de las formas en que la guerra contra las drogas está destruyendo el tejido social de los EE.UU. y de México. Esto está íntimamente vinculado a la política de seguridad regional de los Estados Unidos, que ha desatado zonas de violencia generalizada, violación de derechos humanos y el grave deterioro del estado de derecho. Esta política ha permitido un círculo vicioso de consumo de drogas, compra ilegal de armas y un sistema financiero sostenido por lavado de dinero, todo avalado por una relación bilateral que ha alimentado una estrategia de guerra, y arrasado con grupos vulnerables como las y los migrantes, poblaciones indígenas, jóvenes y mujeres entre otros. Esto ha ido sosteniendo la reproducción de la violencia y muerte y de un tejido social desgarrado. Y, además del dolor, de la muerte y del sufrimiento de miles de familias, lamentamos que nuestros mismos gobiernos vuelven a victimizar y criminalizar a quienes buscan justicia y dignidad. Frente a ello, reconocemos que la prohibición de drogas ha fracasado. En esta emergencia nacional en México, corresponde a las compañías y a los gobiernos de ambos países tomar responsabilidad por su complicidad frente a los daños generados. Nuestros gobernantes son responsables de haber tratado el el consumo ilícito y la venta de droga como un asunto de seguridad nacional y no de salud pública. Así mismo, bajo este enfoque han enfrentado su guerra con instituciones que no respetan el estado de derecho y han sido permeadas por el crimen organizado. Nuestros países han fallado en su obligación de proteger a su gente y defender sus derechos y con ello se han hecho cómplices. Ante lo que vivimos víctimas, ciudadanía, organizaciones civiles de México y Estados Unidos hemos decidido participar en la Caravana por la Paz con la esperanza de encontrarnos como vecinos en un diálogo fraterno pero crítico que abone a la justicia y dignidad y, a través de ellos, a la paz tan necesitada. Nos mueve el amor por nuestros hijos e hijas asesinados, por nuestros desaparecidos y desaparecidas, por las y los huérfanos; por nuestros policías y militares caídos en cumplimiento de su deber, tanto los que actuaron con honestidad como los que fueron corrompidos por el crimen organizado. Nos mueve el dolor de los cuerpos enteros o desmembrados encontrados por cientos de fosas clandestinas, por la niñez secuestrada, las mujeres desaparecidas, los periodistas asesinados, los torturados; así como la inseguridad para el transito por los territorios y los tratantes de personas que se ensañan especialmente con los millones de migrantes de Centroamérica que cruzan México en busca del sueño americano. Nos mueven los homicidios relacionados con la prohibición de drogas o la falta de control de armas que también ocurren en Estados Unidos, las miles de personas encarceladas por delitos no-violentos de drogas, los huérfanos que dejan atrás. Nos mueven los y las muertos por sobredosis y enfermedades transmisibles, los secuestros y la extorsión, afectando especialmente a migrantes y otras comunidades marginalizadas. Así como todas aquellas y aquellos que fueron orillados al crimen a causa de la violencia estructural. El 12 de agosto, mexicanos entraremos a territorio Estadounidense y recorreremos una ruta de más de 25 ciudades en un mes. Nuestro mensaje es de paz: todos somos parte de la misma familia humana. Nuestro recorrido es de forma pacífica, con el corazón abierto y la esperanza de encontrarnos, mirarnos, hablarnos fraternalmente con las víctimas de nuestros países vecinos; porque consideramos que los daños que vivimos están vinculados a políticas erróneas que queremos que sean cambiadas: Sobre las políticas de guerra contra las drogas. Proponemos la necesidad de encontrar una solución integral, con un enfoque multidisciplinario e intergeneracional que coloque a las personas, su bienestar y su dignidad, como centro de las
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políticas de drogas. Hacemos un llamado tanto a la sociedad mexicana como a la Estadounidense a abrir y mantener un dialogo sobre alternativas a la prohibición basado en hechos, que sea incluyente y considere diversas opciones para regular las drogas. Sobre el tráfico de armas. Proponemos que el presidente de los Estados Unidos detenga inmediatamente y prohibe la importación de las armas de asalto a los EU. Muchas de estas armas se envían de contrabando a México, y también han sido usadas demasiado contra ciudadanos inocentes en los Estados Unidos. Proponemos que aumenten la capacidad regulatoria y que les den recursos suficientes a las autoridades para poder parar el tráfico de armas en las regiones donde se más se trafican a México, en especial, en los estados fronterizos como Arizona y Texas. Sobre lavado de dinero. Exigimos que los gobiernos de ambos lados tomen pasos concretos para combatir el lavado de dinero en una manera seria. Proponemos que exigan rendimiento de cuentas de las instituciones financieras a traves de mayor vigilancia, investigaciones, multas ejemplares y, cuando sea necesario, consecuencias penales. También hacemos un llamado al Departamento de tesoreria para que implemente inmediatamente la llamada del Congreso de 2009 para cerrar la laguna del “prepago / almacenamiento de tarjetas de valor". Sobre la política de ayuda exterior. Hacemos un llamado para que el gobierno de los Estados Unidos cambie su enfoque de guerra por un enfoque de seguridad y desarrollo humano que fortalezca el tejido social de Mexico; y con ello suspenda el financiamiento a las fuerzas amradas de México. La “responsabilidad compartida” tiene que empezar con el respeto mutuo y que cada país cumpla con sus respectivas leyes nacionales
Sobre migración. Hacemos un llamado a favor del cambio de las políticas que han llevado a la militarización de la frontera y la criminalización de los y las migrantes. Aquellas políticas han generado una crisis humanitaria sin precedentes, impulsada por niveles de deportaciones y encarcelamiento de los migrantes sin precedentes. Además, estas políticas también han causado incalculables daños al medio ambiente. Hacemos un llamado por la proteccion de la dignidad de cada ser humano, especialmentede las personas que son desplazadas por la violencia y huyen a los Estados Unidos en búsqueda de proteccion y de una vida mejor.
Esperamos que se unan con nostros a medida que trabajamos en conjunto por la paz con justicia y dignidad.
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