Los polluelos de cisne
Escrito por Marilyn Woolley Ilustrado por Susy Boyer
Contenido Capítulo 1: El nuevo hogar de los cisnes
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Capítulo 2: El peligro acecha
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Capítulo 3: Mantenerse a salvo
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Capítulo 4: ¡El ataque!
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Capítulo 5: Dejar el pantano
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Nota de la autora
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Capítulo 1: El nuevo hogar de los cisnes Un día, a finales del invierno, dos grandes cisnes blancos llegaron a las limpias y cristalinas aguas del pantano. Los cisnes estaban buscando un buen lugar para poner sus huevos. Necesitaban un lugar donde hubiera mucha comida para alimentarse. Necesitaban un lugar donde pudieran proteger a sus polluelos de los zorros.
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Cuando nadaban alrededor del pantano, los cisnes vieron que crecían muchos juncos en el agua. Los cisnes necesitaban los juncos para hacer un nido. Había muchas plantas acuáticas que los cisnes podían comer. En la hierba alta, el zorro estaba esperando. El zorro solo puede atrapar a los cisnes cuando están en tierra.
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Capítulo 2: El peligro acecha Los cisnes trabajaron mucho para construir un nido seguro para sus huevos en medio del pantano. Papá cisne arrancó largos juncos y plantas acuáticas. Mamá cisne utilizó su pico y su cuello largo y delgado para colocar esos juncos uno encima del otro. Les tomó dos semanas a los cisnes terminar su gran nido sobre el agua.
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Cuando el nido estuvo terminado,
El zorro esperaba y observaba a
mamá cisne puso cinco huevos grandes
los cisnes.
y verdes en el nido.
No podía atacar a un cisne adulto,
Cubrió los huevos con sus cálidas plumas.
pero los huevos y los polluelos de cisne
Metió su largo cuello debajo de su ala
eran su comida favorita. El zorro se
y descansó.
relamió y se alejó sin que lo vieran.
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Capítulo 3: Mantenerse a salvo Mientras mamá cisne les daba calor a los huevos, papá cisne se alimentaba de plantas acuáticas. A veces se zambullía hasta el fondo del agua para
Cuando regresaba, ponía más juncos en el nido y era su turno de sentarse sobre los huevos. Mamá cisne abandonaba el nido para alimentarse de las plantas acuáticas.
obtener las raíces de las plantas
Escondido en los juncos, el zorro
para alimentarse.
observaba a los cisnes.
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Después de unas seis semanas había grietas en los huevos y, lentamente, comenzaron a desprenderse trozos de su cáscara. Por fin, cinco pequeños cisnes salieron de los huevos. Mamá y papá cisne se turnaban para llevarles alimento a los polluelos, pero nunca los dejaban solos. Ellos sabían que los polluelos no podían protegerse a sí mismos.
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Capítulo 4: ¡El ataque! Al día siguiente, los polluelos salieron del nido. El zorro estaba escondido entre los juncos, observando y esperando. Los polluelos ya podían nadar. Seguían a sus padres por todo el pantano. Pero el polluelo más pequeño no podía mantener el paso. Piaba y piaba, pero su mamá y su papá no lo oían.
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Justo cuando el zorro estaba a punto de saltar y atrapar al pequeño cisne con sus dientes afilados, mamá cisne se dio vuelta y vio al zorro entre los juncos. Ella agitó sus alas y chasqueó su pico. Nadó directamente hacia el zorro, dando graznidos. Mamá cisne era demasiado grande para que el zorro luchara contra ella. El zorro se dio vuelta y echó a correr. El polluelo estaba a salvo. 18
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Capítulo 5: Dejar el pantano Durante el verano les crecieron nuevas plumas blancas a los pequeños cisnes y sus picos se volvieron de color naranja oscuro. Cuando llegó el invierno, los cisnes estaban ya grandes y agitaban sus alas al igual que su mamá y su papá. Salpicando agua, los cisnes se alejaron volando del pantano. Papá y mamá cisne también salieron del pantano. Mientras se alejaban, lanzaron un canto profundo, como el sonido de una trompeta.
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Los cisnes regresarían al mismo limpio pantano para comenzar una nueva familia el año próximo.
Escondido en los juncos, el zorro los observó marcharse. 22
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Nota de la autora Todos los días, cuando paseaba a mi perro a lo largo de un camino cerca del pantano, solía observar cómo los cisnes construían un nido con juncos en medio del pantano. Cuando los polluelos de cisne salieron de los huevos, disfrutaba al verlos crecer mientras comían plantas acuáticas. A medida que crecían, agitaban las alas para fortalecerlas y mantenerse a salvo de los zorros. Me entristecí cuando aprendieron a volar, si bien sabía que, el año siguiente, probablemente habría otro grupo de polluelos de cisne.
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