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INTERROGANTES A LA CULTURA
NORBERTO BETANCOURT O.
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ÍNDICE Pág. Introducción
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Prólogo
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CAPÍTULO 1
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1.1 1.1.1 1.1.2 1.1.3
Controles culturales…………………………………………. El sentimiento de culpa…………………………………….. La presión social…………………………………………….. La represión ………………………………………………….
2. Las instituciones (Aparatos de clase para el marxismo))………………… CAPÍTULO 2
CULTURA Y MARXISMO ……………………………………
CAPÍTULO 3
LA CULTURA: OTRAS LECTURAS……………………….
3.1
Aproximación al tema en discusión……………………..
3.1.1
Algunas definiciones………………………………………..
3.1.1.1
Totalidad……………………………………………………….
3.1.1.2
Manera de sentir…………………………………………….
3.2
La cultura según Malinowsky…………………………….
3.2.1
Bronislav Malinowsky
3.2.2
Introducción de Malinowsky en la cultura………………
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Raza y cultura…………………………………………………
4.1
La idea de progreso…………………………………………
4.2
Historia estancada a historia acumulada………………..
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La educación como forma de dominación………………
5.1
La planta física…………….................................................
5.2
El personal docente…………………………………………
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5.3
Los cursos y su contenido,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,
NECESARIA ACLARACIÓN…………………………………………………...........
NOTAS…………………………………………………………………………………
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Introducción
Hablar de cultura es sin duda el tema más apasionante que he conocido y vivido, y, a estas horas de la vida, no me hago la menor ilusión de encontrar algo parecido y menos superado. Al llegar a este planeta todo ser encuentra una sociedad organizada, bien o mal, y son los adultos los que se encargan de encajarlo dentro de ella, y es la cultura el instrumento indicado para ello. Llega desprevenido, como un tablero donde nadie ha escrito algo. Pero pronto los padres y mayores lo irán moldeando a su realidad por medio del afecto, la persuasión o la represión (castigo). Esta gran carga de experiencias (positivas y negativas), se van interiorizando en el inconsciente en el período de cero a ocho años. Ya somos un ser incorporado “normalmente” a la sociedad en que nació y se desarrolló. Como los comportamientos ya están en el inconsciente no hay problemas para comunicarnos con los demás; se ha cumplido así la llamada socialización. Debemos tener presente que lo almacenado en el inconsciente, fruto de la repetición incesante de los mismos actos, no es únicamente la experiencia en sí, sino la forma como se vivió (positiva o negativamente), de ahí que al recordar un mismo hecho, todos tengamos opiniones diferentes lo que se quiere u odia no es la cosa en sí, sino la imagen que nos ha dejado, fruto de la asociación que hacemos con lo que ya tenemos almacenado. Se quiere u odia de acuerdo a la primera experiencia. De ahí que es perfectamente creíble lo que se dice de la legislación penal en la antigua Grecia, según la cual, entre el reo y el juez había un muro de separación para que el acusador se centrara en los hechos y no fuera contaminado con la imagen que le producía el acusado, con graves consecuencias en la sentencia final. Esto se puede superar en gran parte racionalizando nuestros afectos de odio y amor. Ya se explicó cómo este nuevo ser ya puede convivir con los demás de su entorno; pero el problema viene cuando él se enfrenta a culturas diferentes u opuestas. Como él creía que el mundo era homogéneo se encuentra con que en una determinada cultura un hecho es sagrado y de alta estima, en otra es algo normal, en otra se tolera, en otra se castiga. Verdaderamente a cualquiera le crea un gran cuestionamiento, una gran confusión, para concluir, casi siempre, que en este planeta todo es relativo y obedece a necesidades del medio. La cultura, es pues, la codificación de conductas individuales estereotipadas. Son experiencias colectivas históricas acumuladas a través del tiempo en una determinada sociedad, y manifestadas en comportamientos masivos que buscan prolongarse en el tiempo.
5 Ahora daremos una definición de cultura tal como se va a trabajar en este ensayo: “conjunto de costumbres, tradiciones, hábitos, usos y demás que tiene una sociedad determinada; fruto de una repetición indefinida e inculcada por los mayores en los niños e interiorizados en el inconsciente para formar el ciudadano que necesita esa sociedad, ese país.” El niño ya es un ser “normal” cuando ha interiorizado los comportamientos que esa sociedad exige. En resumen: es un buen ciudadano. Otra de sus funciones bien definidas es reproducir el tipo de sociedad que necesita y requiere la clase en el poder, en su intención de prolongarse. La cultura forma un individuo colectivo, es decir, si yo quiero conocer la cultura Alemana, la China, la Rusa; no es necesario ir a ese país y estudiar toda su gente, basta analizar uno solo y me entero de todas las características que presenta ese pueblo. La cultura es, pues, el alma de cualquier sociedad, su carta de presentación, elemento indispensable para la comunicación entre los individuos; y su espíritu, su esencia, las raíces mismas están en el folklor; lo más importante de cualquier cultura, la conocemos con el nombre de mores. Trabajar una sociedad sin conocer su cultura, es exponerse a sorpresas nada agradables y a luchar contra la corriente. En un país grande la cultura no es homogénea y presenta matices de acuerdo a la región. Así por ejemplo en Colombia hay una cultura base, pero presenta variaciones en la costa atlántica, Antioquia, zona Cundi-Boyacense, Nariño, los Llanos orientales, costa pacífica. A todo esto lo llamamos subculturas. Cuando un país invade a otro, lo primero que hace es imponer la cultura que trae, y el primer golpe va a su lengua, así por ejemplo los españoles daban tres meses para aprender el idioma español, de lo contrario venía el castigo. En la actualidad la imposición del inglés como un segundo idioma, no es un acto gratuito. Esta imposición se hace a través de dos vías: La violenta (la más visible y generalizada), y la pacífica a través de la persuasión, el convencimiento, el presentar la cultura invasora como la mejor de todas. A través de la iglesia de los conquistadores, la católica, se llevó a cabo esta vía por medio de sacerdotes, misioneros y encomenderos; quien opusiera resistencia venía la represión. La cruz y la espada fueron los símbolos de esta conquista que se aplicaban según la situación particular. Esta conquista española fue totalizante, arrolladora, abortando el proyecto cultural y de vida de los indígenas, a este fenómeno se le conoce con el nombre de aculturación o alienación. Por civilización se entiende el progreso, el desarrollo, la tecnología, la ciencia, el cambio. Con frecuencia la cultura y la civilización chocan. La cultura frena, la civilización empuja. Aquí no podemos hablar de pueblos o personas incultas, todos por el hecho de vivir y entrar en contacto con los demás desde que se nace, se nos inculca una cultura; menos
6 que haya una cultura superior a otras; ésta es una construcción del medio. De la civilización si podemos hablar de unas superiores a otras, porque las medimos por el simple progreso material. Así por ejemplo, si comparamos a EEUU con Haití, las diferencias saltan a la vista; a Alemania con el Congo el resultado es el mismo; a Francia con Paraguay, la misma respuesta. Con estas aclaraciones tan necesarias, entremos ahora a trabajar este fenómeno tan apasionante.
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Prólogo
En las disciplinas sociales se hace imperativo construir puentes de comunicación conceptuales que permitan acercar las miradas propias desde objetos específicos (sujetos de trabajo), marcos de conceptos y herramientas metodológicas con el propósito de integrar una multitud de conocimientos que tienden más a la desintegración y la hiperespecialización de los saberes teóricos y prácticos, que al propósito de ponerlos en el centro de las necesidades humanas, es por ello que dichos conocimientos acusan tal falta de compromiso político y social como al que asistimos en la actualidad. El concepto de cultura es un ejemplo de aquellas nociones que no sólo se han venido llenando de contenidos para el análisis social, sino que de manera significativa tiende a moverse por el cuerpo de los diversos saberes propiciando ricos ámbitos de construcción desde las diversas preguntas disciplinares y que por supuesto, guía la identificación y elaboración de saberes desde perspectivas tan disímiles como la historia, el derecho, la filosofía, la sociología, la sicología, el trabajo social y, desde luego, la antropología. No obstante, es precisamente desde la antropología que se han propuesto y alentado esas nuevas construcciones de saberes y lecturas en torno a la cultura, y tal vez sea esa una prometedora clave de interpelación e integración de otros saberes considerados “distantes” o ajenos a las temáticas de la reflexión desde y con lo cultural, me refiero aquí, por supuesto, a las llamadas ciencias “duras”. Al fin de cuentas, el largo proceso de decantación de nuestros conocimientos y que nos gusta denominar pomposamente como “ciencia” no es más que el intento por entender nuestro lugar en el mundo y de todo aquello que nos rodea, llámese instituciones políticas, plantas, planetas o idiomas y que, significativamente, tal como lo enunció Marx intentar transformarlo”. Esta obra propone unos “interrogantes a la cultura” en clave de juntar lo que los estancos feudos del saber han tratado de separar, pero al mismo tiempo propone aproximaciones de comprensión sobre diversos tópicos, siempre referenciados y enmarcados por la cultura como concepto, pero también como herramienta para comprender los fenómenos sociales, históricos y políticos a partir de un abordaje contextualizado y según temas bien delimitados. En estas páginas el lector no encontrará posturas ortodoxas o empecinadamente asociadas a referencias bibliográficas buscando validar lo expresado con el
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recurso del llamado de autoridad desde el pensamiento de un autor de referencia obligada, sino que el autor propone generar contextos de comprensiĂłn en los que la experiencias vitales e individuales, asĂ como el colectivo y la comunidad se ve interpelad
AndrĂŠs De Los Montes
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AGRADECIMIENTOS
A todas aquellas personas que de una u otra manera contribuyeron a que este libro saliera a la luz pública con sus críticas, aportes, estímulos, tiempo robado a sus labores de trabajo para dedicarlo a esta labor, su paciencia sin límites. No nombro personas en particular, evitando que mi memoria me haga una mala jugada y deje algunas por fuera cuando sus aportes fueron significativos. Pero hay seres que marcan la diferencia en cualquier actividad humana, y en este caso particular la edición de esta obra; me refiero al señor Edwin Arley Alzate Valencia, quien sin sus aportes, el trabajo voluntario, la paciencia en el mismo, esta obra hubiera estado en graves problemas para su realización o el tiempo de salida se hubiera retardado mucho más. A mi compañera Doris Patricia Arango Jiménez, quien me estimuló en todos los momentos para mantener firme la realización de este trabajo, fuera de sus afectos y sentimientos hacia mí. Al médico doctor Félix Orlando Giraldo Giraldo, por su abnegación, mística, sentido de pertenencia e interés; dando con ello un paso definitivo a esta obra.
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DEDICATORIA Para los que lucharon y luchan porque un país y un mundo mejor si es posible; a los héroes conocidos y anónimos. A mi familia, esposa e hijos. A mi hermano Miguel Ángel, de quien siempre recibí estímulos para la edición de esta obra. A la juventud latinoamericana, pero sobre todo a la colombiana para que no desistan en la lucha de construir una patria para todos; tarea ineludible, que no es una simple proclama sino un imperativo de la historia, donde todos los colombianos podamos vivir en dignidad, libertad y con justicia social.
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CAPÍTULO 1 LA CULTURA
Hay más de cincuenta definiciones de cultura: para unos, culto es la persona de vastos conocimientos y grandes disciplinas académicas. Para otros, es la persona de refinados comportamientos en sus relaciones sociales y así podemos continuar en una lista larga. Para este ensayo ya se definió atrás con suficiente claridad dentro de qué parámetros se trabaja. Al nacer toda persona trae su mente en blanco (aunque no se puede desconocer la herencia genética que aflora a la superficie si encuentra condiciones; y la psicología ha establecido que en los primeros 8 años de vida todas las experiencias recibidas del exterior quedan como sellos o marcas indelebles que se ubican en el inconsciente, siendo las bases de su futura individualidad; además hasta esta edad llega el proceso de socialización (ya está adaptado para convivir en la cultura que nació). Podemos comparar estos primeros ocho años de vida como la base de un edificio, su raíz, su arquitectura, la obra negra, el esqueleto. De ahí que los psicólogos y psiquiatras busquen en estos años los desequilibrios mentales de un paciente. De siete a ocho años en adelante viene la obra blanca, la decoración, más superficial, la ebanistería, la personalidad (máscara), con la cual nos enfrentamos al mundo, con gran capacidad de maniobra ya que se puede fingir y aparentar lo que no es…se pueden oír palabras, pero nadie sabe, excepto el que las dice, si son sinceras. En esta parte hay un proceso más consciente, libre, con mayor capacidad de decisión personal. Toda cultura establece una jerarquía de importancia en sus patrones o estereotipos para establecer el premio o castigo a los que los cumplen o violan. Todo esto depende del grado de respetabilidad, acato y reverencia que merecen entre sus habitantes. Así por ejemplo, la violación a las normas de urbanidad, leyes de tránsito, la verdad en sus distintos grados, la moda en el vestir, el robo, el homicidio, la libertad sexual; tendrán su castigo de acuerdo a la cultura. En unas, será de gran consideración, en otras, menos, en otras ni siquiera se contemplan como punibles. La moral (costumbre), es parte de la cultura, lo mismo que el pecado. Cuando en una sociedad se premia a un ciudadano, se le presenta como un modelo, es porque cumple muy bien los patrones y estereotipos de su medio; el antisocial es visto como una persona indeseable y es inclusive aislado de la misma (cárcel) porque se aparta de estos modelos. De ahí que el derecho sea en
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cada país, en la mayoría de las veces, la elevación a rango de ley, de las tradiciones, usos y costumbres de su medio. De tanto decirle, hacerle repetir lo mismo premiarlo o castigarlo para que obre y piense en determinada dirección en la etapa de socialización, el niño internaliza y aprehende la norma, el inconsciente ya está taladrado, sellado, marcado con el espíritu de su medio; ya puede entrar en contacto con los demás, y se espera de esta persona que obre de acuerdo a los parámetros ya acumulados en el inconsciente, sabe además que lo más respetado y sagrado de su medio tiene castigo, el cual será proporcional a la gravedad del acto cometido de acuerdo a la estima que se le tenga en esa cultura, que además se encuentra contemplado en el código penal. Sobra decir que lo aquí dicho y reafirmado por la psicología de que la inmensa mayoría de nuestros actos son inconscientes y somos partes de la conciencia colectiva. Que la cultura deriva su originalidad de la naturaleza inconsciente de los fenómenos colectivos, se desprendía ya, bien que de manera todavía confusa y equívoca, de una fórmula de Taylor. Éste describe la cultura como “conjunto complejo en el que se ubican los conocimientos, creencias, arte, moral, religión, derecho, hábitos, costumbres y todas las demás actitudes adquiridas por el ser humano en tanto integrante de un conglomerado social”. Y más adelante agrega: “aún en nuestra sociedad, cada uno observa escrupulosamente las maneras en la mesa, los usos sociales, las reglas del vestir y la mayoría de nuestras actitudes morales, sin someter su origen y funciones reales a un examen crítico y reflexivo. Actuamos y pensamos por hábito, y la resistencia inusitada que se opone a lo nuevo, por insignificante que ella sea, no proviene tanto de una voluntad deliberadade mantener ciertas costumbres cuyas razones se comprenden, cuanto de la inercia. A pesar del desarrollo del pensamiento moderno y la aparición del fenómeno de la “civilización”Este fenómenocontinúa vigente.Aún hoy, las elaboraciones secundarias más refinadas, buscan adquirir la misma expresión inconsciente. Con una singular rapidez, que muestra claramente que se trata de una propiedad intrínseca de ciertos modos de pensar y de obrar, el pensamiento colectivo asimila aquellas interpretaciones que parecieran las más audaces: prioridad del derecho maternal, animismo o, más recientemente, el psicoanálisis, para resolver de manera automática problemas cuya naturaleza parece escapar perpetuamente tanto a la voluntad como a la reflexión.
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Corresponde a Boas el mérito de haber definido, con una lucidez admirable, la naturaleza inconsciente de los fenómenos culturales, en páginas donde los asimila desde el punto de vista del lenguaje, anticipando así el desarrollo ulterior del pensamiento lingüístico y un futuro etnológico y cultural cuyas promesas comenzamos apenas a entrever” (3) Este fenómeno se repite de generación en generación en la inmensa mayoría de manera inconsciente, en otras pocas consciente, pero en lo esencial siempre se repite el mismo trabajo ya que la cultura, en sus aspectos básicos, es un elemento vital para las relaciones entre las personas. Los integrantes deben aceptar los comportamientos preestablecidos como un imperativo sin alternativas, como un hecho normal dentro de su vida diaria; y la socialización no presenta varios caminos, sino, y únicamente, el de la cultura donde nació, y la función de ésta es formar un individuo colectivo. El trabajo de la cultura, es en primer lugar, crear un hombre colectivo, normalizado, estandarizado, programado, rebaño, que no encuentre dificultades en sus relaciones de la vida diaria, y la refleje donde se encuentre. En segundo lugar, acortar las comunicaciones, así por ejemplo dentro de una cultura, una simple palabra, una señal, llevan todo un mensaje. Como se observa la cultura es inminentemente conservadora, refractaria al cambio, y cuando lo hace, en aspectos que no afectan su esencia, lo permite a paso de tortuga. Solamente una revolución de fondo puede arrasar una cultura desde sus bases, ya que se hace en forma violenta, y la lucha contra prejuicios, hábitos de larga tradición, que chocan de frente contra la revolución es tenaz .pero esto no es todo: la clase en el poder luchará por todos los medios para mantener y perpetuar aquellas costumbres, creencias, valores y demás que sirven de soporte a sus intereses; y por lo tanto llamará al pueblo a la resistencia porque se está atentando contra lo más arraigado y respetable de esa cultura, llamado “Mores”. Este carácter conservador propio de la cultura, permite que en no pocas ocasiones choque con el avance de la ciencia cuando la contradice, creando gran confusión en la sociedad. Grandes revolucionarios del siglo XX, como lo fueron Lenin y Fidel Castro, se quejaban permanentemente de esta lucha que tenían que emprender sin descanso ni respiro contra aquellas costumbres dejadas por el capitalismo y que se convertían en un verdadero obstáculo para el avance del socialismo. Deben hacer un trabajo pedagógico para convencer al pueblo de las bondades del cambio, no le hicieran resistencia ni se enfrentaran a las tropas revolucionarias. En nuestro medio, cuando se haga un cambio de fondo, una de las luchas más tenaces y perseverantes, que son como la piedra en la rueda, son: nuestra
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superficialidad en el trabajo, el facilismo y la indisciplina social; todo esto no se extirpa con violencia, sino con persuasión, pedagogía y concientización. 1.1 Controles culturales Toda cultura posee en su interior unos mecanismos de control de defensa o presión para evitar que los individuos se salgan de los estereotipos preestablecidos en la etapa de socialización, cuyo premio o castigo depende de la jerarquía dada socialmente a esa norma, y que si es de gran importancia, está transcrito en la ley, en forma organizada, planeada, secuenciada y detallada. Es el individuo el que se adapta a la sociedad, no lo contrario. Veamos algunos: 1.1.1El sentimiento de culpa:el pecado, remordimientos,escrúpulos. Su transgresión produce al interior de la persona estos sentimientos: es una orden, un mandato, un imperativo para que vuelva al “orden”, la norma, el redil. 1.1.2La presión social: la crítica, el qué dirán. Teniendo todo claro y diáfano sobre la manera de comportarse en esa sociedad; ésta apela a unos mecanismos para obligar a los individuos a no salirse de los esquemas ya preestablecidos.En comunidades de escasa población como son nuestros campos, veredas y corregimientos, donde se da lo que los sociólogos llaman relaciones primarias, la crítica es el elemento fundamentalpor encima del derecho, para la cohesión social, ya que este hecho adquiere el carácter de ley. La persona que viola la costumbre es vista como un elemento indeseable, todos lo aíslan, es el elemento “malo” de esa comunidad, es la “reencarnación del demonio”. No le queda otro camino que volver al redil o desaparecer del medio.
En sociedades de gran concentración de población como las ciudades, donde el anonimato es la característica básica, aparecen las relaciones secundarias. Los encuentros se hacen por necesidad o fruto del trabajo; la presión social es baja y se ejerce sobre aquellos aspectos más dignos y respetables que están en esa cultura, que marcan la diferencia con otras y así se conserva su identidad; además, estos hechos ya entran al campo del derecho penal.
1.1.3La represión: si lo anterior no es suficiente, para que se conserve lo más respetable, digno y “sagrado” de esa cultura y que por lo tanto se encuentra transcrito en la ley, siendo de obligatorio cumplimiento, gústese o no, se obliga por la fuerza, la represión, a su cumplimiento; llegando a situaciones tan extremas
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como la pena de muerte, el destierro, la cárcel con muchos años de pérdida de la libertad. El carácter conservador de la cultura se explica entre otras cosas porque de lo contrario sería un imposible, un caos las relaciones entre las personas, la palabra cultura desaparecería y por lo tanto las diferencias entre las culturas. Este trabajo es tan necesario que toda revolución por profunda que sea, una vez establecida y consolidada, lo primero que hace es crear otra cultura con nuevos parámetros, estereotipos y visión del mundo; si quiere reproducirse, permanecer y prolongarse en el tiempo. El conflicto generacional se explica porque las nuevas personas que entran a manejar el Estado son más permeables y abiertas al cambio, en cambio las anteriores, debido a los estereotipos con que se socializaron, son más refractarias y opuestas al cambio. El doctor Jorge Eliecer Gaitán en una de sus magistrales conferencias, que fueron todas, nos da luces claras sobre este fenómeno tan complejo, y afirma: “nosotros tenemos una concepción abstracta, y general de lo que es el derecho. Pero ¿el derecho fue siempre el derecho? ¿Las normas jurídicas son siempre consecuencia de otra cosa bien distinta, o son una realidad primaria?. El derecho es una consecuencia, pero profunda y elemental al mismo tiempo de un hecho; un hecho que al someterse al proceso histórico, a través de variaciones e influencias diversas, llegó a ser derecho y atener por consiguiente un valor conceptual en la vida social. ¿Vosotros creéis que la moral tuvo siempre el carácter conceptual que hoy tiene?. No. Ella comenzó por no ser moral. Primero nació el habla y después la ciencia de la gramática. Primero nació el hecho religioso y después la teología, es decir, la ciencia de la religión. Muchas cosas grandes, sagradas y profundas tienen una raíz ínfima, pequeña e insignificante. Vosotros habéis oído hablar, habréis leído en numerosos libros sobre este tremendo problema: la contradicción que existe entre la moral y el derecho. ¿En dónde comienza la moral y en dónde termina? ¿En dónde comienza el derecho y en dónde termina?. Problema terrible, aparentemente sin solución. Sin embargo, como en otros tantos problemas aparentemente inabordables, si lo rastreamos con cabeza fría, vamos a su origen, lo colocamos en un plano alejado de nuestras emociones, prejuicios y preconceptos; haciendo un gran esfuerzo mental nos encontramos frente a cosas paradojales.
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Vosotros, o al menos la mayoría de vosotros, tenéis esta certidumbre: en materia religiosa sólo el pensamiento católico es el verdadero y lo pensáis hondamente, sinceramente, sin ninguna duda. Y tenéis esta otra certidumbre: la más bella, la más rica en sinónimos y giros verbales, la más sonora y expresiva de todas las lenguas es la de Cervantes, la lengua Española donde el genial Hidalgo escribió su obra inmortal. ¿y que no daría este pueblo por defender dos convicciones tan gratas y arraigadas en su espíritu?. Todo, inclusive el sacrificio y el martirio si fueren necesarios. Pero si rastreamos este fenómeno en sus orígenes, os invito sin fanatismos a hacer el siguiente ejercicio: vámonos a tiempos de la conquista, la lucha sin descanso que había entre las potencias conquistadoras por atrapar las más grandes y mejores tierras para la corona. Era una lucha a muerte. Ahora supongamos que a las tierras indoamericanas no llegaron los españoles y que las carabelas de Colón hubieran fondeado costas norteamericanas. Y, supongamos también que los hijos de Inglaterra, los colonizadores Británicos hubieran venido a nuestro país. ¿Estaríais sosteniendo la mayoría de vosotros que el idioma de mayor belleza y riquezaes el de Cervantes y no el Shakespeare?. ¿Estaríais sosteniendo que la única y verdadera religión es la que profesáis actualmente y no la que profesan los Ingleses? Un día, salir desnudo no fue un hecho inmoral, eso era lo acostumbrado. Creéis que había un concepto ético que los llevó a vestirse?. No. Porque no es posible mencionar siquiera el concepto ético refiriéndonos al hombre primitivo. No lo tuvo. Pero si era un imperativo defenderse del agua, el frio y las inclemencias del tiempo. La repetición fue determinando una necesidad vital, material y su uso continuo una costumbre que fue reflejándose, integrándose, irguiéndose dentro de la vida psíquica de las personas. Esa costumbre se trasformó en hábito, y el hábito es la persistencia del acto. Y anqué se razone y luche contra él, ya ha taladrado los subterráneos de la vida anímica y penetrado profundamente en la conciencia, pasando a través de las penumbras de la subconsciencia. El hecho va tomando así las características de un postulado ético e inevitablemente llega un momento en que los hombres hallaron que quien no se vista era un individuo inmoral. Y otro día ese sentimiento llegó a ser una necesidad social, es decir colectiva, y surge así una entidad llamada estado que la interviene y dicta la norma de derecho, es decir obligatoria, para esa necesidad. Entonces la moral pasó a ser norma jurídica. Pero la vida, que no camina a saltos, es un continuo devenir, algo armonioso y profundo, que tuvo sus comienzos en hechos mínimos va abriéndose a la manera de un abanico multiforme, que
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convierte pequeñas cuestiones en grandes y sagradas, que por grandes y sagradas nos impiden razonar”.(4). Eduardo Galeano en un análisis bastante completo y profundo de lo que fue la conquista Española en estos territorios, nos da un resumen de lo que fue esta tarea llevada a cabo y el choque cultural tan profundo de estas dos concepciones del mundo 2. Las instituciones (Aparatos de clase para el marxismo) La socialización no termina a los 7 – 8 años, si no que continua su tarea en las instituciones donde el individuo, ya mayor de edad, cumple sus necesidades vitales e integración definitiva a la sociedad y cultura donde nació y la mayoría morirá. Todas ellas tienen el sello de la cultura y la clase social a la que se pertenece. Las principales son: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
La institución familiar. La institución educativa. La institución religiosa. La institución económica. La institución política. La institución deportiva. La institución represiva.
Por institución se entiende un conjunto de grupos que cumplen la misma función, mirados o agrupados colectivamente. Así: todas las familias, institución familiar; todos los establecimientos educativos o que tengan que ver con el tema, institución educativa, todos los grupos que tengan que ver con Dios, institución religiosa, todo lo que tenga que ver con el dinero y sus afines, institución económica; todos los grupos armados que tengan que ver con la defensa de la institucionalidad, aparato represivo. Y así sucesivamente. ¿Cómo desconocer que allí se cumple una tarea abiertamente socializante y de ubicación de la persona en su clase social? Así: no es la misma la educación impartida al pobre que al rico; el ámbito familiar del pobre y del rico; los patrones culturales del pobre que del rico; no es lo mismo el deporte practicado en las clases altas que en las pobres; no es lo mismo el puesto que ocupa en el trabajo un pobre y un rico; el aparato de justicia y las fuerzas represivas no tratan de igual manera al pobre y al rico. Y así sucesivamente. No todas las instituciones tienen la misma importancia en una sociedad y cultura que en otras. Para unas será la familia, para otras la religión, para otras la educación; y así sucesivamente. A la institución que más interés se le da en una determinada cultura, toma el nombre de institución clave. El resumen del lugar que
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ocupamos en cada una de sus instituciones constituye nuestro estatus socialo posición social. El paso de una clase a otra toma el nombre de movilidad social, tan común en el sistema capitalista, donde cada uno lucha por demarcarse de los demás. Cada institución tiene su vida propia, su autonomía, pero en la dinámica de la vida social, éstas se unen y se complementan pero jamás se contraponen porque paralizaría la actividad social. No debemos olvidar que el planeta está dominado por el capitalismo, cuya economía penetra y determina las demás instituciones, aunque su acción generalmente pasa oculta y desapercibida. Ejemplos: en la institución familiar generalmente predomina el interés económico, aunque lo esconda el amor y el deseo; en la institución educativa las profesiones de mayor aceptación son las que mejor sueldo tienen; en la institución religiosa, los sacerdotes y pastores en su gran mayoría prevalece el lucro económico, aunque se esconda tras el servicio a Dios y al prójimo; en el deporte, sobre todo en el profesional el dinero lo absorbe todo, a tal punto que la FIFA nada tiene que envidiar a una transnacional. En la institución represiva, la lucha por los ascensos en el escalafón, que conllevan mejores sueldos,es el incentivo primordial. De ahí que a la economía se le llame estructura, base o raíz de la sociedad; a las demás, superestructuras, ya que se mueven y están sobre aquella, además las penetra y determina en la mayoría de los casos en forma no visible a primera vista. Para esta sociedad, la economía, es pues, nuestra carta de presentación, y aunque no desconocemos la importancia de las demás, ésta es la que tiene la fuerza contundente para ubicarnos en la clase social y el rol (oficio), en que nos vamos a mover. Esto es demasiadamente visible en la vida diaria de cualquier país capitalista como el nuestro, convirtiendo la lucha diaria por el dinero en una verdadera guerra a muerte, en un sálvese si puede, provocando la formación de grupos armados que violan la ley en sus más elementales normas de convivencia y la vida social en una zozobra permanente. En unión con las autoridades, forman un estado por encima del establecido y es el que impone la ley. Colombia es un laboratorio para estos empresarios del crimen y de la droga, donde su única ley es el gatillo… poderoso señor es don dinero, allí donde llega impone la ley: plata, plata, platica; que por muy enredado que esté todo nudo lo desata. Es más que suficiente lo dicho para confirmar que el dinero es la dinámica de cualquier sociedad, de corte capitalista. Ahora surge la eterna pregunta: ¿podrá una persona liberarse de su cultura con su infinita carga de elementos psicológicos incrustados en el inconsciente?. Se
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contestaría que del todo no, a pesar de vivir por largo tiempo en otra cultura, a veces dejará escapar rasgos de la cultura que fue inculcada en su niñez. Para tratar de escapar en parte de ella, lo primero que se debe hacer es ser consciente de los patrones que tiene inculcados, cuáles acepta y cuáles no, qué creencias las considera lógicas y cuáles no; ir seleccionando de esta manera con qué se va a quedar, y de qué se va a despojar. Todo esto le acarrea un inmenso conflicto interno difícil de escapar y en no pocas ocasiones tendrá deseos de volver al redil, las criticas le lloverán; pero vale la pena aceptar el desafío, el reto si queremos tener un carácter individual y resistimos la presión del rebaño: ¿para dónde va Vicente? Para dónde va la gente. Es un imperativo afrontar esta situación si buscamos una individualidad fruto de nuestras reflexiones, experiencias, estudio y convicciones. Debemos equilibrar lo cultural o colectivo y lo individual, es lo que la psicología llama “personalidad sana”, “personalidad ajustada”.
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CAPÍTULO 2 CULTURA Y MARXISMO
Una de las ideologías más sólidas y de suma estructuración a toda prueba, es el Marxismo. Ha tenido y tiene una vigencia de primer plano: nos enseña las causas y raíces de las desigualdades sociales, que no son obra de un mandato divino, sino de condiciones materiales reales; la lucha de clases como la dinamizadora de la historia, y, como todo Estado, no importa su organización, en última instancia es una dictadura de clase, no importa los ropajes con que se lo envuelva, para hacerlo aparecer como una organización al servicio de todos. También nos muestra cómo todo es producto de condiciones sociales específicas y de un momento histórico. En el fenómeno cultural nos deja unos aportes imposibles de soslayar, como se verá a continuación: Se centra en analizar el aspecto ideológico, la norma o ley, ya que tienen un peso contundente y definitivo en la tarea de toda cultura formar un ser colectivo y reproducir las condiciones para que la clase en el poder se prolongue en el tiempo. El primer aspecto a resaltar en este análisis es el de la lucha de clases como elemento dinamizador de la sociedad. En toda sociedad de clases existen dos fundamentales antagónicas en sus intereses, que pugnan por la hegemonía en el control del estado, que les permita establecer el orden social acorde a sus intereses. El antagonismo y lucha fundamental en las dos clases de la sociedad está en los intereses opuestos, esto implica, para cada clase, establecer su jerarquía de valores y por consiguiente luchará por todos los medios por imponerlos. El plantear que hay una clase dominante y otra dominada, implica que hay una clase que tiene todos los medios a su disposición para materializar sus valores, y otra sometida a los valores de la dominante, que lucha a muerte por deshacerse de la dominación. Ubicándonos en una sociedad de clases, observamos en primera instancia que hay una clase hegemónica encargada de dirigir y organizar la sociedad en su
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totalidad, según sus criterios, sus valores, sus necesidades. Es decir, todo el aparato Estatal y sus instituciones marchan uniformemente según su visión del mundo y su posición de clase. Como clase hegemónica, subordina a las otras clases y a los demás aparatos que funcionan dentro de la sociedad. En el caso concreto de una sociedad capitalista, en la que, la burguesía, es la clase dominante, aunque minoritaria, dueña de todos los medios de producción, es decir, de toda la economía del país, de tal suerte que le garantice, que la producción social hecha por el proletariado – que es la clase mayoritaria -, y demás sectores de la sociedad, vaya en su exclusivo beneficio, dejando al resto de la población sólo el derecho a subsistir. Es evidente, que, a nivel económico, la burguesía sólo puede mantenerse en el poder a costa de la explotación de las demás clases, sobre todo del proletariado, su enemigo mortal. Esta relación de explotación pasa a ser una necesidad imperiosa para la burguesía, que la lleva a fijar los criterios fundamentales para la organización de la base económica y demás aparatos conocidos que se encuentran en la superestructura y todos se articulan al estado. A nivel de la superestructura, la burguesía también ejerce el dominio en todas sus instancias como el jurídico, político, religioso, la ideología, a fin de garantizar el control total sobre el estado y garantizar su permanencia y reproducción en el tiempo; que las relaciones de explotación que le son afines, aparezcan ante la sociedad como algo normal y necesario; que sus valores, creencias y necesidades sean los de toda la sociedad. Pero todo lo anterior es una simple quimera, un sueño, una ilusión, si la clase en el Poder no dispone y se apropia de la herramienta fundamental y definitiva, con la cual organiza y hace girar la estructura y superestructura en pro de sus intereses: El Estado.Éste, definido por Karl Marx, como: “un órgano y aparato indispensable para la dominación de clase”. El Estado surge y aparece, en el sitio, momento y grado en que las contradicciones de clase no pueden, objetivamente, conciliarse. Aquel girará a favor de la clase que controla y domina el Estado. La presencia y existencia de éste demuestra en forma diáfana y contundente que las contradicciones de clase son irreconciliables. Por lo tanto, la clase en el Poder debe controlar el Estado en forma dictatorial, y la experiencia comprueba, en la cotidianidad lo reafirmado aquí que todo Estado es en última instancia una dictadura de clase; a pesar de su lucha, las arandelas y oropeles con que se cubre para aparentar un Estado para todos.
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No es, en modo alguno, un Poder impuesto desde afuera de la sociedad; menos “la realidad de la idea moral”, “la imagen y la realidad de la razón”, según Hegel. El Estado es, más bien, un producto real de la sociedad al llegar a una determinada etapa de su desarrollo; es la confesión que esa sociedad está enredada consigo misma en una contradicción indisoluble, insalvable, con antagonismos irreconciliables, que no puede y es impotente para conjurar. Para que estos antagonismos, estos intereses en pugna, sobre todo los económicos, no devoren la sociedad en una lucha eterna, hízose el Estado. Poder aparentemente situado por encima de la sociedad, de los individuos y de la lucha de clases, llamado a amortiguar el conflicto, manteniéndolo dentro de los límites del orden y la no violencia. Y este poder que brota de la sociedad, que pretende colocarse por encima de ella, al final no lo consigue, y cada vez se divorcia y distancia más de ella, a esto lo llamamos Estado. Conociendo ya todo el proceso histórico, su génesis y razón de su nacimiento, podemos definir el Estado, como; “el producto y la manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase”. El hecho de tener en sus manos el Poder del Estado, la clase organiza la sociedad según sus exigencias e intereses; es decir, impone el orden social que necesita. Como consecuencia, la función de la cultura en cualquier sociedad es la misma: servir de medio reproductordel sistema dominante, allí se debe formar el tipo de persona que la clase dominante necesita. La cultura no realiza estas tareas en trabajos separados, sino en un acto único, a través de los diferentes aparatos, sin descartar que unos son más efectivos e importantes que otros, según la cultura. Ésta, no es sólo de contenidos, sino que simultáneamente van mensajes ideológicos a las demás practicas establecidas en los aparatos. La clase establecida en el poder, necesita “poner orden en casa”, según su escala de valores. Ésta necesita planificar minuciosamente todos y cada unos de los aspectos de la vida social, articulándolos de tal manera que no quede nada por fuera y funcione como un todo orgánico. Georges Canguilhem, viendo la importancia de la planificación social nos resalta que ésta es un medio indispensable para convertir la sociedad en un “sujeto orgánico de necesidades reconocidas como tales”.(5) Toda planificación de la actividad social se hace a través de la norma. Canguilhem hablándonos sobre la relación de la norma con la jerarquía de valores sociales en un momento determinado, en una sociedad y cultura determinados, nos dice:
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“…el concepto de normalización excluye el de inmutabilidad e incluye la anticipación de una posible flexibilidad. Se advierte, así como una norma por indiferente que nos parezca remite obligatoriamente a una idea de determinada sociedad, cultura y clase determinada en el poder con su escala de valores. Como el imperativo de normalización supone la representación de un todo posible y de las decisiones correlativas, complementarias o compensadoras,…la representación de esta totalidad de normas recíprocamente complementarias es la planificación”…(6) Se dijo anteriormente que la clase que controla el Estado organiza toda la actividad social bajo la óptica de sus necesidades, intereses y visión del mundo, y, que esa organización, cualquiera que ella sea materializa todo el orden social a través de normas. Canguilhem, haciendo una relación de la norma con el orden social, nos dice: “…el orden social es un conjunto de reglas… dirigentes… que se deben cumplir…”(7). Es el conjunto de normas que conforman un orden social, es el que determina lo que es normal y lo que es anormal en esa sociedad, lo que está permitido y lo que está prohibido según lo determine la clase en el poder. Pero, lo permitido o no, lo prohibido o no, en un orden social determinado; son simples intereses de clase en el poder y la correlación de fuerzas de clases que luchan por el control del Estado en un momento determinado. Así, si la correlación de fuerzas no le es completamente favorable a la clase en el poder, habrá una cierta flexibilidad y tolerancia a las otras clases en la normalización en determinados aspectos. Pero, si se observa grave peligro en el control del estado, la norma será más estricta, para garantizar el sometimiento de las clases dominadas; si esto no es suficiente, aparece el aparato represivo con toda su fuerza para inclinar la balanza hacia la clase en el poder. Por eso, hablamos de que la norma es flexible a las circunstancias, aunque siempre teniendo bien presente la jerarquía de los valores dominantes y, sobre todo, el control del Estado, que debe ser preservado a toda costa. La normalización en cada uno de los aspectos de la vida social: el político, el jurídico, la educación, el arte, el económico y demás que penetran toda la vida social y su correlatividad en cualquier actividad; esto permite la organización de cualquier sociedad como un todo único. Y a este respecto plantea
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Canguilhem;“…la correlatividad de las normas sociales tienden a convertir su unidad en una organización total…”(8) Esta afirmación nos da la idea del carácter orgánico de la norma. Para Canguilhem, la norma es: “normal”, “normalizar”, “normar”, significa imponer una exigencia a una existencia, a un conglomerado,…(9) La expresión “imponer una exigencia”, nos da una idea más clara de lo que significa la norma en una sociedad de clases; de cómo la clase dominante reglamenta el funcionamiento social según las exigencias de sus necesidades y sus intereses. Necesidad de reproducirse como clase dominante y de mantenerse como tal. Por eso al imponer la norma según sus criterios con cada uno de los aparatos de estado, y el controlar su cumplimiento, es lo que le garantiza mantener sometida a las otras clases y poder usufructuar el Estado en toda su amplitud y en su exclusivo beneficio. Este análisis nos permite ver cómo la norma surge de la necesidad imperiosa y la necesidad determina la jerarquía de valores de la clase dominante. También se puede concluir el carácter de clase de la necesidad y sus intereses. Cuando Canguilhem nos enseña que la norma es la imposición de una exigencia, le está dando un carácter de clase a ésta; lo que implica, que si la norma en una sociedad de clases es impuesta, es porque la necesidad que le dio origen, no es sentida por todos sus miembros que la conforman, de igual manera, e inclusive hay quienes la rechazan, porque las clases en pugna tienen intereses y exigencias diferentes. Esto permite concluir que la norma en una sociedad de clases nace del interior y es sentida por cada clase de manera diferente para responder a sus necesidades y expectativas; pero es exterior e impuesta a la clase dominada, por chocar, casi siempre, con sus necesidades e intereses propios. Hablando sobre la no inmanencia de la necesidad socialy su relación con la norma, nos plantea Canguilhem: “…basta con que un individuo se interrogue en una sociedad cualquiera acerca de las necesidades y las normas de su conglomerado y las impugne, es señal evidente que esas normas no son las de toda la
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sociedad, demostración clara que la necesidad social no es inmanente. La sociedad está lejos de plantearse como un todo, ya que es el centro de disidencias, disputas, antagonismos latentes, lucha de clases, ni tampoco la norma social es interior…”(10) Ubicando nuevamente esta relación en la lucha de clases podemos observar que siempre se presenta la resistencia o el rechazo de una o varias clases por el orden social establecido, mientras que la clase que detenta el poder lo que le interesa es imponer un orden según sus intereses, valores, preferencias, necesidades y visión del mundo; por eso es una estupidez afirmar que las normas que rigen cualquier sociedad son inmanentes a ella, puesto que las necesidades y valores que fundamentan las normas de un orden establecido no son los de toda la sociedad sino los de la clase que detenta el Estado. De ahí, que en lugar de ser inmanentes, son exteriores a las personas sometidas a las reglas de la clase detentadora del poder. Al respecto Canguilhem nos aclara: “comprobamos ante una colectividad más o menos lúcida y organizadaen cuanto a su destino propio – bien en partes, grupos, individuos o empresas con objetivo limitado – son exteriores a la multiplicidad ajustada” (11). “Las reglas tienen que ser representadas, aprehendidas, rememoradas, aplicadas…el orden social establecido es un conjunto de reglas cuyos servidores, beneficiarios, dirigentes o cualquiera que se encuentre en ese conglomerado, no importa su posición social, deben cumplir” (12). De esta cita se saca una enseñanza contundente: si la norma social surgiera de las necesidades y valores de toda la sociedad, no tendría que ser representada, aprehendida, rememorada y obligada. Si retomamos en detalle todo lo aquí dicho, en el cual se plantea que para cualquier sociedad de clases la regulación es una necesidad imperiosa y por ende una obligación, nos vamos encontrando con que la norma lleva a todos los individuos de una sociedad determinada a una disciplina particular, es decir, a pensar y actuar en función de los mismos valores, de los mismos intereses, de las mismas creencias, de las mismas ideas; es decir, a pensar y actuar en función de la ideología dominante. Se entiende aquí el valor como una acepción ideológica. Este trabajo se realiza a través de la aculturación, la alienación, donde los medios de comunicación cumplen una tarea de primer orden. De ahí, se desprende, que en una sociedad de clases sean tan importantes y definitivos los aparatos ideológicos de Estado, porque en cada uno de ellos aparecen en forma abierta o encubierta la ideología dominante, puesto que su
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función esencial, como ya se ha visto a través de este trabajo, es reproducir el orden dominante, a través de ideas, valores, creencias, preferencias, modas, de tal suerte que no quede nada al azar en su empeño de transmitir los patrones e ideales de la clase en el poder. Se enseña e inculca la ética social para que oriente las conductas según el orden establecido y el rol que le corresponde a cada individuo desempeñar en el tejido social, evitando a lo máximo la recurrencia a los aparatos represivos, dando así la apariencia de un estado de todos y para todos, jamás represivo. Salta a la vista que la clase dominante arma un Estado a su imagen y semejanza y los aparatos con los cuales se presenta en sociedad y la dinamiza, para garantizar su predominio y permanencia conjuntamente con su visión del mundo, de manera tal que se vean como si fueran los de toda la sociedad. Todo lo que allí se practica es elevado al rango de virtudes. Desde el punto de vista dialéctico, la sociedad es un todo de múltiples determinantes contradictorios, por consiguiente, la sociedad no puede ser un ente unánime por el antagonismo feroz de intereses y de clases sociales que la conforman. Pero, la lucha de clases, encuentra una de sus manifestaciones bien claras en la lucha ideológica. Porque la clase dominante pretende hacer aparecer sus necesidades e ideales como las del conjunto de toda la sociedad, la norma como algo interno, que está dentro del orden natural, por lo tanto no impuesta, sino un beneficio para todos. Aquí ubica Gramsci el éxito de una hegemonía de clase dominante, y al respecto plantea :“la hegemonía exitosa es la que logra crear una “voluntad colectiva en torno a su ideología” y para que esto suceda la clase dominante tiene que ser capaz de articular a su principio hegemónico y rector todos los elementos ideológicos de esa sociedad, impregnar todos los aparatos de estado a su visión del mundo, condición inexcusable para aparecer como la clase que representa el interés general”. (13) Gramsci en esta cita nos introduce elementos muy importantes a tener en cuenta en la relación entre ideología y lucha de clases. Nos habla de “voluntad colectiva, “principio hegemónico” y “elemento ideológico”. Para entender estos elementos rectores es necesario tener claro la función que Gramsci asigna a la ideología; y al respecto lo aclara: “la ideología organiza la acción.”(14).
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La cita nos permite captar, no sólo la función de la ideología, sino también la relación de ésta con la norma, puesto que anteriormente veíamos que la organización se materializa en normas, y éstas reflejan lo fundamental que defiende la clase que detenta el Estado, en esta cita también vemos que la ideología también tiene un carácter orgánico, puesto que organiza la acción y para hacerlo tiene que materializarse en normas. Pero Gramsci, no se limita a decirnos que la ideología organiza la acción, va más allá y nos plantea que “en la acción, cualquiera que ella sea, se manifiesta una visión del mundo”(15). Desarrollando más esta idea, nos dice que las visiones del mundo nunca son hechos individuales, si no la expresión de la “vida comunitaria de un bloque social”, razón por la cual Gramsci las llama “ideologías orgánicas”. (16). Así, Gramsci no considera el actuar individual como producto de su individualidad, sino como consecuencia del medio en que vive, se mueve, actúa y lucha. Chantal Mouffe al trabajar a Gramsci, plantea: “…en realidad lo que Gramsci plantea es el papel de la subjetividad, pero de tal manera que ésta no aparezca como la erupción de la conciencia individual en la historia. Para lograrlo no coloca la conciencia como dada originalmente sino como el efecto del sistema de relaciones ideológicas en el cual se encuentra inmerso el individuo”. (17). Por lo tanto, es “la ideología la que crea a los sujetos y los incita a actuar”. (18). Resumiendo lo anterior, la ideología organiza, crea a los sujetos, es decir, los mueve a actuar de una manera fija, de acuerdo a la cultura y el sistema de relaciones en el cual están insertos los individuos. Pero, para la ideología poder cumplir su tarea, requiere de materialización. Chantal Mouffe, nos complementa “…Gramsci formula su propia definición de ideología como el terreno “donde los hombres se mueven, adquieren conciencia de su posición y lucha”.(19). Esto confirma la naturaleza práctica de las ideologías, por eso nos dice Gramsci que “las ideologías orgánicas”, entendidas como visiones del mundo, son la expresión de una vida comunitaria, y “las que organizan a la masa”, sirven de principio orientador e informativo de todas las actividades individuales y colectivas, porque es a través de ellas como el ser humano adquiere todas sus formas de conciencia”. (20).
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Toda ideología hace relación a una posición de clase, y es en este terreno, donde se mueven los individuos, en el que adquiere sus formas de conciencia social y en el que precisamente se disputan las clases fundamentales de la sociedad, su acceso al poder. Cada clase tiene su propia visón del mundo, cada visión “su principio articulador”, es decir, su sistema de valores, que le permite organizar su propio sistema ideológico, es decir, su ideología orgánica. Por eso nos dice Gramsci que “la lucha ideológica es un proceso de articulación – rearticulación de elementos ideológicos dados, en una lucha entre dos principios hegemónicos por apropiarse de dichos elementos; consistente en el enfrentamiento entre dos visones del mundo cerradas y elaboradas. Estos conjuntos ideológicos que existen en un momento dado provienen, pues, de las relaciones de fuerza entre principios antagónicos y rivales que experimentan un perpetuo proceso de transformación”.(21) Por existir siempre en una sociedad de clases, una hegemónica o dominante y otra dominada, el sistema de valores lo impone la dominante. Y al respecto Gramsci, aclara: “…el principio unificador de un sistema ideológico está constituido por el principio hegemónico que articula todos los otros elementos ideológicos, y es siempre la expresión de la clase que controla el Estado”. (22) La clase dominante tiene como función principal suministrar el elemento o principio articulador, para poder organizar la sociedad durante su hegemonía, y Gramsci, nos recuerda: “…la dirección intelectual y moral que la clase fundamental ejerce en un sistema hegemónico consiste en suministrar el principio articulador de su visión unitaria del mundo, el sistema de valores al cual se articularán los elementos ideológicos procedentes de otros grupos, para conformar un sistema ideológico unificador, es decir, una ideología orgánica…”. (23) Completando la idea, agrega: “…la ideología de una clase fundamental consiste en la creación de una “voluntad colectiva” (sentada sobre la base de una visión común del mundo que servirá de principio unificador) en donde se fusionen esta clase y sus aliados para formar un “hombre colectivo”. (24) Estas últimas citas nos resumen en forma muy precisa el objetivo de la clase dominante, que se confunde con el de la cultura: formar “un hombre colectivo”,
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una “voluntad colectiva”; presentada ante la sociedad como la representación del bien común, el interés general. Y es precisamente en este punto, en el que apreciamos la importancia de la ideología dominante confundida con la cultura y con una estructura material. Al respecto Gramsci agrega trabajado por Chantal Mouffe: “…Gramsci subraya la importancia de la estructura material e institucional en la elaboración y difusión de la ideología. Esta estructura se conforma por distintos aparatos hegemónicos: la educación, las iglesias, medios de comunicación; e inclusive, aparatos tan aparentemente inofensivos e insignificantes que los pasamos desapercibidamente y sin darles importancia como el canto, la arquitectura, nombres de vías, estatuas, los rituales de urbanidad y buenas costumbres, la moda, este conjunto de aparatos son parte de una clase social definida…” (25) Si la ideología organiza la acción, la tiene que organizar en todos los campos de la vida social, utilizando todos los aparatos de Estado, para así formar, “el hombre colectivo”, todo se debe insertar en la disciplina social impuesta por la clase dominante. Es tan importante el dominio de estos aparatos que ninguno debe escapar al control, así, el aparato represivo (ejército, policía, servicios de inteligencia) en América latina han jugado un papel definitivo en los diferentes golpes de Estado dados para evitar el ascenso del pueblo al poder: Nicaragua, Guatemala, Bolivia, Ecuador, Argentina, Chile; para no nombrar sino unos cuantos; ahora, los hechos a través de los servicios de inteligencia en América y el mundo, la CIA, Agencia de Inteligencia Americano ,, se encarga de ellos. “El golpe suave” o a través de los mecanismos institucionales de Estado, están en vigencia y perfeccionándose, miremos el caso de Brasil. Ahora, en estos momentos, si Bolivia, Ecuador y Venezuela no contaran con el visto bueno del aparato represivo para hacer los cambios en profundidad en los cuales están comprometidos, hace tiempo EEUU los hubiera encajado nuevamente en su rebaño. Al respecto plantea Althusser: “…hasta donde conocemos ninguna clase puede mantenerse en el poder sin ejercitar al mismo tiempo la hegemonía sobre los y en los aparatos de estado…”.(26). En una sociedad de clases, existen aparatos de mayor importancia que otros. El aparato represivo, merece un capítulo aparte, ya que sin su dominio, el control del Estado es un esfuerzo inútil. En cuanto los aparatos ideológicos, la educación, por lo que implica la formación del hombre nuevo y colectivo, la socialización e
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inserción en la cultura donde nació o se va a construir, es vital para la permanencia y control estatal. Así lo plantea Althusser: “…pensamos que los aparatos que le han sido puestos en posición dominante en una formación capitalista, después de una lucha violenta contra los aparatos de clase, los antiguos aparatos de Estado dominantes, es el militar y el educativo los llamados a encabezar la guerra…”. (27). Todos los valores se inculcan en forma general y abstracta, de tal manera que no se vaya a percibir el carácter clasista que tienen éstos al ser apropiados por el sistema ideológico dominante, ante la sociedad, y ante ella deben aparecer como los mejores ideales a los que deben aspirar todos. La creación de tradiciones, hábitos y costumbres a través del sistema disciplinario insertado en los aparatos, es la manera ideal de que el individuo no se sienta dominado y por el contrario, encuentre satisfacción y hasta una sensación de libertad, sublimando sus propios valores y deseos. Por eso, no en vano se ha dicho que el sistema capitalista es alienante en la formación de los ciudadanos. La creación de costumbres es definitivo porque representa la materialización de lo que es normal en esa sociedad, expresado simultáneamente en la ley. Como toda norma tiene la posibilidad de cumplirse o no, la infracción a la misma acarrea toda una escala de sanciones que pueden ir desde una simple llamada de atención, el reproche social, castigos de orden físico y moral, la calificación de conducta y disciplina en el aparato educativo. Todas las infracciones generan un mayor o menor grado de sanción social, es decir,, el individuo infractor es señalado con todo el rigor por el sistema imperante, debido a su resistencia al sometimiento de la disciplina social y la ley. Como ya se dijo hay toda una escala de sanciones que pueden llegar en su extremo a la cadena perpetua, la cárcel de por vida y la pena de muerte. En cambio, quien cumple fielmente la norma explícita o implícita es señalado, premiado, condecorado de acuerdo al grado de su sometimiento a la ley y el aporte a la misma, además puesto como modelo de buen ciudadano; en el aparato religioso los que cumplen con exactitud sus normas, son considerados “santos”, es decir tienen anticipado el cielo. Todo lo aquí expuesto nos permite ver con claridad meridiana que las relaciones de poder en cualquier cultura están materializadas en las normas explícitas o implícitas; sobre todo aquellas que son el soporte de la clase en el poder, cuya violación recibe el correspondiente castigo de acuerdo a la jerarquía establecida en la propia ley..
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Cualquier sistema organizativo tiene unas normas que materializan su estructura, las cuales aparecen como fruto de la necesidad de formar un “hombre colectivo” que se inserte fácilmente dentro de la jerarquía de valores que son los que constituyen el principio hegemónico de la clase en el poder, que es lo que organiza la sociedad a su imagen y semejanza, según sus propios criterios y en su exclusivo beneficio. No se puede olvidar que en cualquier cultura con su verdad hegemónica o pensamiento único de la clase en el poder, buscan a cualquier precio su imposición. La formación del “hombre colectivo”, acorta las comunicaciones entre los integrantes y permite la reproducción y continuidad de la clase que controla el Estado, es una tarea básica e imprescindible de cualquier cultura y la hegemonía orgánica. De ahí concluimos que si el capitalismo socializa al ser humano en la competencia a muerte, el egoísmo, la mezquindad y el sálvese si puede, lo cual está impregnado en todos sus aparatos;.Al socialismo le corresponde aculturizarlo en un ser comunitario, solidario, participativo, a sabiendas que es una tarea de largo aliento, pero al mismo tiempo gratificante, altruista, noble y generosa; al mismo tiempo refuta la idea muy difundida en un medio capitalista y aún en personas de grandes disciplinas intelectuales y académicas, según el cual el ser humano es egoísta por naturaleza.
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CAPÍTULO 3 LA CULTURA: OTRAS LECTURAS
Como ya dije atrás, la cultura no tiene una sola interpretación, o un solo punto de vista. Se espera en este capítulo meternos en esta controversia y dar otras visiones para que el lector se entere de lo complejo, rico e interesante de este tema. 3.1 Aproximación al tema en discusión El tema de la cultura se presenta porque es algo intrínseco al ser humano y tiene como campo la sociedad en la cual se inserta; lo mismo que las relaciones que se establecen entre una formación cultural determinada y los procesos de interacción, educación, aculturación y socialización más el papel que juegan las instituciones en la asimilación por parte de los individuos de los valores propios de ese medio. 3.1 Algunas definiciones 3.1.1.1 “Totalidad compleja que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, ley, costumbres de una sociedad”. (Tylor). 3.1.1.2 “Manera de sentir, pensar y creer. – un aspecto de la vida social, transformación que el hombre hace de la naturaleza – es el fenómeno único de manifestación activa del hombre – es un reflejo de la sociedad”. Veremos la cultura desde diferentes puntos de vista de algunos autores: explica claramente los elementos que entran a configurar la misma, limita el concepto de acción y establece la relación entre las ciencias sociales tales como la antropología, la sociología y la psicología social. A través de documentos haré sobresalir los elementos relevantes de la cultura, que le dan piso a la cultura, tales como: creencias, valores, religiones, ideas, sentimientos, el símbolo, el lenguaje, las actitudes. Con base en los elementos anteriores se llega a dilucidar y clasificar el concepto de cultura, que será tan debatido y cuestionado a través de todo el desarrollo de este tema. No existe antropólogo cultural que no tenga firmemente establecido que el concepto central básico de su disciplina es el de cultura. A este consenso mínimo
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se yuxtapone una absoluta falta de acuerdo con lo que al contenido de este término se refiere. Para algunos, la cultura es tan sólo conducta aprendida. Para otros no se trata de cultura en absoluto, sino de una abstracción de la conducta, sea esta lo que fuere. Ciertos antropólogos opinan que la cultura se compone tan solo de hachas y vasijas, de cerámicas; otros, sin embargo, son de la opinión de que ningún objeto material puede ser considerado cultura. Hay antropólogos que piensan que la cultura existe tan sólo en el intelecto; para otros, en cambio, consiste en cosas y acontecimientos del mundo exterior. Hay algunos que representan la cultura consistiendo únicamente en ideas, pero difieren entre sí sobre si tales ideas deben concebirse como existentes en el espíritu de los pueblos estudiados o como surgidas de la mente del Etnólogo. Podrían añadirse proposiciones tales como “la cultura es mecanismo psíquico de defensa”,“la cultura consiste en un número de señales sociales diferentes correlacionables con un número de respuestas”, “la cultura es el elemento esencial de cualquier sociedad que sin ella la confusión y el enmarañamiento en lo social sería un caos”. Con el paso del tiempo se dio un alto grado de uniformidad en el uso de este término. En las últimas décadas del siglo XIX y primeros del XX, la gran mayoría de los antropólogos mantenían la concepción expresada por E.B.Tylor, en 1871, en las primeras líneas de su “Primitive culture”: “cultura …es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y, cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en cuanto integrante de una sociedad”. Tylor no deja claro en su definición que la cultura sea una propiedad específica del hombre, pero esto es algo que queda implícito en la proposición que él mismo ha explicitado en otras ocasiones (Tylor 1881: 54 – 123, donde se refiere a “la gran brecha mental existente entre los seres humanos y los animales”). La cultura para Tylor abarcaba todas aquellas cosas y acontecimientos específicos de la raza humana. Y, concretamente, enumera creencias, costumbres, objetos, “hachuelas, azadones, cinceles y otras como técnicas de pesca, corte de la madera…producción de fuego, lanzamiento de picas y jabalinas” (Tylor 1913: 5 – 6). Esta concepción de la cultura prevaleció durante varias décadas. Aún en 1920, RobertH. Lowie empezaba su primitivesociety citando “la famosa definición de Tylor”. Más recientemente, otras definiciones de la cultura más refinadas han proliferado cada vez en mayor medida. Una de las más favorecidas es de la cultura como abstracción. Tal es la conclusión a que han llegado Kroeber y Klucrhohn en su exhaustivo estudio sobre el tema: culture a criticalreviewtheconcepts and thehistory (1952: 155 y 169). Tal es igualmente la
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definición dada por Hoijer y Beals en su libro de texto, una introducción a la antropología (1953: 210 – 219 – 507 - 537). Felix. Keesing, el cual define la cultura antropológica como (1958: 16 – 427).“la totalidad de la conducta aprendida, transmitida socialmente” Gran parte de la discusión del concepto cultura en los últimos años se ha centrado principalmente en la distinción entre cultura y conducta humana. Durante bastante tiempo los antropólogos se han dado por satisfechos con definir la cultura como un tipo de conducta peculiar de las especies humanas, adquirida por aprendizaje, y transmitida de un grupo a otro o de una generación a la próxima, a través de la herencia. En algún momento algunos comienzan a poner esto en duda y a sostener que la cultura no es en sí misma conducta, sino en todo caso, una abstracción de la conducta. La conducta, dicen Kroeber yKlucrhohn (1952: 155) “es una abstracción de la conducta humana concreta, pero no es en sí misma conducta”. Beals y Hoijer (1953: 210 – 219) y otros, igualmente, mantienen este mismo punto de vista. El problema es que quienes definen la cultura como una abstracción no dicen jamás qué quieren decir con esto. Parecen dar por sentado: a. Que ellos conocen lo que quieren decir con “abstracción” y b. Que los demás lo entenderán de igual manera. Ninguna de estas dos suposiciones, creemos, están bien fundadas, y con el paso de esta lectura, veremos la solidez de esta definición. Pero, cualquiera que sea el sentido que le dan al término “abstracción”, es evidente que se convierte en algo imperceptible, imponderable y no es del todo real. Según Ligton, “la cultura en sí misma es intangible y no puede ser directamente aprehendida, ni siquiera por los mismos individuos que participan en ella” (1936: 288 – 289). Herskovits por su parte llama a la cultura “intangible” (1945: 79 – 81). Igualmente, los antropólogos arguyen que “uno puede ver” cosas tales como los individuos y sus interacciones mutuas, pero “¿ha visto alguien alguna vez la “cultura”?”. En el mismo sentido, Beals y Hoijer (1953: 210). Dicen que “el antropólogo no puede observar directamente la cultura…”. Si la cultura como abstracción es imperceptible e intangible, ¿podremos decir de alguna manera que existe”?. ¿Es real? Ralph Linton (1936: 363) el cual plantea esta cuestión con toda seriedad: “se puede decir que la cultura de algún modo existe…” Radcliffe-Brown (1940) declara respecto a este tema que la palabra cultura: “no denota en modo alguno una realidad concreta, sino una abstracción y tal
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como comúnmente es usada, una vaga abstracción”. Spiro (1951: 24) por su parte dice que de acuerdo con “la tendencia predominante en la antropología contemporánea…la cultura no tiene realidad ontológica alguna…”. De esta manera, cuando la cultura se convierte en una abstracción no sólo se hace invisible e imponderable: virtualmente deja de existir. Sería difícil construir una concepción menos adecuada de la cultura. ¿“Cómo es, pues, posible, que antropólogos tan eminentes e influyentes defiendan esta concepción de la cultura como una abstracción”? Una razón clave – sino, en el fondo, una definición implícita de la razón misma – la administra Kroeber y Kluckhohn (1952:155): “Puesto que la conducta es el material básico y primordial de la psicología, y la cultura no lo es – siendo relevante y a este efecto sólo de manera secundaria, como una influencia más sobre dicho material – es muy natural que psicólogos y sociólogos contemplen la conducta como algo primario, extendiendo a continuación esta perspectiva al campo total de la cultura”. El razonamiento es simple y directo: si la cultura es conducta, la cultura se convierte entonces en objeto de la psicología, puesto que la conducta es propiamente un objeto psicológico, con lo que la cultura se convertiría a su vez en propiedad particular de psicólogos y sociólogos. Por este mismo camino, la antropología no biológica queda sin objeto. El peligro era real e inminente, la situación crítica…¿Qué hacer entonces?. La solución deKroeber y Kluckhohn era clara y simple: dejar la conducta para los psicólogos; los antropólogos guardarían para sí las abstracciones de la conducta. Dichas abstracciones devienen y constituyen la cultura. Pero en este caso, los antropólogos entregarían a la psicología la mejor parte del botín, ya que le han dado las cosas y acontecimientos reales, lo directo e indirectamente observable, localizable en el mundo exterior, en el tiempo y el espacio terrenos, guardando para sí mismo tan sólo abstracciones intangibles e imponderables, “sin realidad ontológica”. Pero al menos, conservan al fin de cuentas, un objeto, por más insustancial e inobservable para que sea enteramente suyo. Que esta sea realmente la razón principal para definir la cultura “no como conducta, sino como una abstracción de la conducta”, es quizás cuestionable. Pensamos no obstante, que estos personajes se han expresado claramente. Y, en último término, cualquiera que sea la razón o razones – pues pueden ser varias
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que han conducido a esta distinción -, no cabe duda de que la cuestión de si la cultura debe ser considerada meramente una conducta o como una abstracción de aquella, constituye el tema central de los recientes intentos de construir un concepto de cultura útil, adecuado, fructífero y duradero. Pero el problema es que no puede construirse una ciencia cuyo objeto este constituido por simples abstracciones intangibles, invisibles, imponderables y ontológicamente irreales. La ciencia debe tener objetos reales con que trabajar. Por lo tanto es necesario ofrecer un análisis de la situación que permita diferenciar por un lado la psicología, estudio científico de la conducta, y por otro la cultura, o estudio científico de las manifestaciones humanas, al mismo tiempo que proporcione a cada una de ellas un objeto propio de estudio e investigación. Toda ciencia establece una dicotomía entre la mente del observador y el mundo exterior. Teniendo cosas y acontecimientos, su lugar de ocurrencia fuera de la mente del observador. El científico establece contacto con el mundo exterior con, y a través de sus sentidos, formando percepciones. Éstas se convierten en conceptos que se manejan en el proceso de pensar. De ahí nacen las premisas, proposiciones, generalizaciones, conclusiones y demás. La validez de tales premisas, y demás elaboraciones, se establecen por medio de contrastes en términos de experiencia del mundo externo (Einstein 1936:350). Este es el modo como la ciencia procede y lleva a cabo su trabajo. El primer paso en el procedimiento científico es la observación, o más exactamente experimentar el mundo de manera sensible. El siguiente paso, una vez las percepciones han sido convertidas en conceptos, es la clasificación de cosas y acontecimientos percibidos o experimentados. Las cosas y acontecimientos provenientes del exterior son divididas en clases de diversos tipos: ácidos, metales, líquidos, mamíferos, cuadrúpedos y demás. Sucede ahora que existe una clase de fenómenos, de enorme importancia para el estudio del hombre, para los que la ciencia aún no tiene nombre: es la clase de cosas y acontecimientos que consiste en depender de la simbolización. Es éste, quizás, uno de los hechos más paradójicos de la historia reciente de la ciencia, pero es un hecho. La razón de esto es sin duda que este tipo de cosas y acontecimientos han sido siempre considerados y designados, no por sí mismos, sino como parte de un contexto particular. Pero siempre una cosa es lo que es. Volvemos ahora a la clase de cosas y acontecimientos que consisten o dependen de la simbolización. Una palabra, un hacha, un fetiche, un cuerpo de porcelana, decir una oración, elegir un voto, la santificación de un personaje, “y toda clase de capacidades, hábitos y objetos hechos por el hombre en tanto miembro de una sociedad humana” (Tylor 1913: 1). Todos ellos son obras humanas y al mismo tiempo simbolizadas en cada cultura.
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Todas estas cosas que ocurren en comunidad y en el ambiente de participación humana, son simbolizadas en cada contexto social. Cuando estas cosas y acontecimientos que conllevan su simbolización, pero consideradas e interpretadas de diferente manera según el contexto social; a todo esto lo podemos llamar cultura. Cultura es, pues, la clase que las cosas y acontecimientos que dependen del simbolizar, en cuanto son consideradas en un contexto social determinado. Esta definición rescata a la antropología cultural de las abstracciones intangibles, imperceptibles y ontológicamente irreales a las que se había encadenado y le proporciona un objeto real, sustancial y observable. Al mismo tiempo efectúa una clara distinción entre conducta, organismos con conducta y cultura, entre psicología, antropología y ciencia de la cultura. Todo elemento cultural tiene dos aspectos: subjetivo y objetivo:. Podría parecer que las hachas de piedra, por ejemplo, son elementos objetivos, mientras que las ideas y las actitudes son subjetivas. Se aclara: el hacha tiene su componente subjetivo: sería totalmente inútil e insignificante sin el concepto y la actitud. De igual manera, conceptos y actitudes carecerían por completo de sentido, desligadas de todo tipo de manifestación exterior, bien en la conducta o en el lenguaje (que no deja de ser en definitiva una forma de conducta). Cada elemento cultural, cada rasgo tiene por tanto un aspecto subjetivo y otro objetivo. Pero todos estos conceptos, actitudes y sentimientos – fenómenos que de hecho tienen lugar dentro del organismo humano – pueden ser considerados, en orden a su interpretación científica, como pertenecientes al contexto extra somático, es decir, en términos de su relación con las demás cosas y acontecimientos del orden de las simbolizadas mejor que en términos de su relación con el organismo humano. En esta perspectiva, como en el hacha, podrían ser consideradas en términos de su relación con el organismo humano – su significado las diversas concepciones y actitudes con respecto a ellas son infinitas. -, en lugar de relacionarlos con otras cosas y acontecimientos de lo simbolizado como fichas, asadas y costumbres que regulan la división social del trabajo. Pasemos ahora, a una serie de conceptos de cultura empleados ampliamente en la literatura etnológica, comentándolos desde el punto de vista establecido anteriormente. “La cultura consiste en ideas”. Algunos antropólogos prefieren definir la cultura en términos de ideas exclusivamente. Esta concepción se funda al parecer en la noción de que las ideas son los elementos primarios y básicos de la cultura, los motores primeros que al promover todo tipo de conducta, producen a sí mismo objetos materiales tales como los cuencos de cerámica.
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La cultura consiste en ideas dice Tylor (1948: 98 – 110). Es por lo tanto, un fenómeno mental, no objetos materiales o conductas observables… por ejemplo, en la cabeza de un Indio existe una idea de danza, esto es un rasgo cultural. Esta idea de danza induce al indio a comportarse de un determinado modo, es decir, a danzar. Una tal concepción de la realidad sociocultural no puede ser calificada sino de ingenua. Se funda en un tipo de psicología y de metafísica pre científicas ,primitivas y perfectamente obsoletas. No se explica nada diciendo que la cultura es un resultado de las ideas del hombre. No cabe duda de que en la invención de las armas hubo una idea que sirvió como punto de partida, pero nada queda explicado diciendo que las armas de fuego son un producto del pensamiento, puesto que no damos cuenta de las ideas en sí mismas. ¿porque una idea ocurre en un lugar y tiempo determinado y no en otros distintos?. De hecho, las ideas – las ideas realistas, las situaciones factuales – entran en el pensamiento desde el mundo exterior. Fue trabajando con barro como el hombre, o la mujer, adquirieron la idea de cerámica. El calendario es un subproducto de la agricultura intensiva. La cultura consiste de hecho en ideas, pero las actitudes, los actos manifiestos y los objetos son también cultura. “La cultura consiste en abstracciones”. Se vuelve ahora a la definición tan popular de que “la cultura es una abstracción, y consiste en abstracciones”. Como ya se ha aclarado, los que definen la cultura no nos dicen nada de lo que intentan expresar con “abstracción”, y deja la impresión para pensar que ellos mismos no tienen demasiado claro lo que intentan decir con esto. El problema se complica más cuando afirma que una abstracción no es una cosa o acontecimiento observable. Las dudas continúan cuando enfocan la realidad de la abstracción, lo cual implica lo inseguros de quienes emplean en término si están sobre su significado, o lo que tratan de decir sin mucha claridad. La cultura es“fundamentalmente una forma, una pauta o un modo”. Dicen Kroeber y Kluckhohn (1952: 155 -169). “Incluso los rasgos culturales son abstracciones. Un rasgo cultural es un “tipo ideal” por cuanto no se dan dos ollas idénticas ni dos ceremonias matrimoniales celebradas de la misma manera”. El rasgo cultural aparece como la forma ideal de lo que cada cultura es particular. Todos y cada una de ellas, es real, pero el “ideal” en cuanto tal no halla su exacta realización en ninguna de las manifestaciones concretas. Es lo mismo que el “Americano ideal”. Es lo que intentan ellos significar por abstracción. Si esto es así, se trata de algo bien conocido: una mera concepción en la mente del observador. Existe un modo ligeramente diferente de enfocar la abstracción. Se puede hacer una larga lista de ceremonias matrimoniales. Encontramos que en todas ellas hay
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un elemento en común: la mutua aceptación de los contrayentes. Unos elementos son comunes al matrimonio en algún porcentaje, éstos van desapareciendo a medida que se sale de la cultura propia. El hecho de no reconocer que las abstracciones son sólo conceptos ha llevado a una total confusión tanto en lo que respecta a su lugar como a su grado de realidad. Respecto a la cultura, las abstracciones no son sino conceptos e ideas en la mente del antropólogo, en lo que hace a su realidad ontológica. Los conceptos no son menos reales que cualquier otra cosa, en la mente de los hombres nada es real, por ejemplo, una alucinación. Este punto recibió un tratamiento muy acertado por parte de Bidney (1954: 488 - 499) en su crítica de culture, a criticalreview… El punto crucial de toda la cuestión está en la significación del término abstracción y en su sentido ontológico. Algunos antropólogos sostienen que no manejan sino abstracciones lógicas y que la cultura no tiene realidad sino en esas abstracciones, pero lo que no pueden hacer es esperar que otros científicos sociales concuerden con ellos, habida cuenta la nula realidad objetiva del objeto de su ciencia. De este modoKroebery Kluckhohn confunden el concepto de cultura que, es una construcción lógica, con la existencia factual de la cultura… “La cultura consiste en todo aquel cúmulo de ideas, conductas del agregado de seres humanos que uno ha observado directamente o que han sido comunicadas al propio intelecto, y de las que uno no se ha hecho consciente”.Spiro (1951: 24) por su parte mantiene que “la cultura es una construcción lógica abstraída a partir de la conducta humana observable y que tan sólo tiene existencia en la mente del investigador”. “No existe cultura material como tal”. Aquellos que definen la cultura en términos de ideas, bien como una abstracción o como conducta, se ven obligados, en último término, a declarar que los objetos materiales no forman, o no pueden formar parte de la cultura. “estrictamente hablando”, dice Hoebel (1956: 176) “la cultura material no es una cultura en absoluto”.Tylor (1948: 102 – 198) va todavía más lejos: “…el concepto de cultura material, es fugaz” porque “la cultura es un fenómeno mental”. Beals y Hoijer (1953: 210) “…una cultura es una abstracción de la conducta y no debe ser confundida con los actos mismos de conducta o con artefactos materiales, como son todo tipo de instrumentos…”. Semejante rechazo de la cultura material resulta chocante sobre todo si la comparamos con la larga tradición, entre etnógrafos, arqueólogos y museistas, de llamar a instrumentos, máscaras, fetiches y otras cosas por el estilo, precisamente “cultura material”.
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No cabe duda de que para aquellos que definen la cultura como un compuesto “de abstracciones” intangibles, imponderables y ontológicamente irreales; para convertirlos en reales, debe ser una verdadera tarea de la reinvención de la cultura. Hasta ahora, de lo que llevamos, nadie ha dicho que la cultura es una entidad que se mueve y existe por sí sola, independientemente de las personas, tampoco se ha dicho que el origen, naturaleza y funciones de la cultura puede extenderse sin tomar en consideración a la especie humana. Es obvio que si la cultura tiene que ser entendida en estos términos, la naturaleza biológica del hombre debe ser también tomada en consideración. Lo que se ha afirmado es que en una determinada cultura, sus variaciones en el tiempo y el espacio han de ser explicadas en términos de la cultura misma. Esto es precisamente lo que se quiere decir con aquel “la cultura es una cosa ( proceso sería sin duda más apropiado) suigeneris”. Lo afirmado anteriormente deja bien claro la consideración individual o colectiva, del organismo humano como algo irrelevante. Es una explicación de procesos de cambio cultural. “no se trata de algo subjetivo sino de simple método científico”. Y, como todo el mundo sabe, las investigaciones académicas han venido desarrollándose en este sentido. No es preciso hacer intervenir el organismo humano en una explicación del desarrollo de los medios de cambio, de la escritura o del arte, la máquina de vapor y la maquinaria textil. “Son las personas, no la cultura, las que hacen estas cosas. “la cultura no trabaja”, ni “se mueve”, ni “cambia”, sino que es trabajada. Son las personas las que hacen las cosas”, dice Lynd (1939: 391). Y subraya su argumento con la más audaz afirmación de que en la cultura no se pinta uñas…es la gente quien lo hace…(Ibid). Por lo tanto la cultura no tiene uñas. La cultura tiene una serie de elementos en los cuales, no podría hablarse netamente de ella: elementos tales como la manifestación activa del hombre, la interrelación de los hombres y la comunidad dentro del contexto social, conjunto de conocimientos, ya que la cultura es como tal o no es nada: está siempre en alguna comunidad, está determinada por algún factor económico, religioso, político y demás. Otros plantean que la sociedad es causa y efecto de la cultura que genera una serie de elementos que cubren necesidades de subsistencia tales como la técnica, que va respondiendo a una necesidad, y se ha originado en torno a las relaciones de producción y relaciones de trabajo como depuración o desarrollo de los instrumentos de producción; otros elementos que intervienen son la ciencia y el arte como partes fundamentales en el desarrollo y evolución de la cultura.
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Nadie puede afirmar que la cultura es una entidad estática o que se desarrolla y existe por sí sola; siempre debe haber algo que la está impulsando, que la está presionando; es decir, en síntesis la cultura no es independiente de las personas, es decir de la especie humana. Como hemos dicho varias veces la cultura no es ajena a las personas. Es por esto, que algunos autores han hecho aportes al estudio de la evolución social y cultural de la humanidad. Presentamos la que nos parece más sólida, organizada y bien fundamentada que en este campo se ha estructurado, se trata de la formulada por Stalin (1938); éste, presenta un esquema bastante completo de la evolución planteada por Marx donde entran a sobresalir elementos de vital importancia para el análisis de cualquier sociedad, tales como el “nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción”. Correspondientes a los diferentes modos de producción y desarrollos afines.
Esquema de la evolución en Marx según Stalin
Modo de producción Primitiva
Esclavitud
Feudalismo
Modo de producción
Nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. 1. Utensilios de piedra, arco y flechas.
2. Instrumento de metal, pastoreo, labranza, artesanía, división del trabajo.
Relaciones de producción correspondientes Medios de producción poseídos socialmente, trabajo en común, ausencia de explotación y de clases. Propiedad privada de los medios de producción y del obrero, lucha de clases y explotación.
3. Industria de hierro, difusión del arado, del hierro y del telar; desarrollo de la agricultura, manufactura.
. El señor feudal posee los medios de producción, pero no el obrero; los siervos pueden ser comprados y vendidos.
Nivel de desarrollo de las fuerzas productivas
Relaciones de producción correspondiente. Aunque no se dispone de sus vidas. Propiedad
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CAPITALISMO
SOCIALISMO
1. Fábricas, maquinaria, explotación agrícola, obreros cualificados. 2. Carácter social del proceso de producción.
individual del campesinado y artesano, explotación y estructura de clases. Capitalistas: propietarios de los medios de producción y obreros asalariados. Propiedad social a los medios de producción cooperación ausencia de explotación.
3.2 La cultura según Malinowski 3.2:BronislawMalinowski;datos biográficos. Antropólogo Polaco, nace el 7 de abril de 1884: llevó a cabo su investigación de campo en nueva Guinea (1914 – 1920), desempeñando a su regreso el cargo de profesor de la universidad de Londres (1924), después de viajar a los EEUU y el África (1926 – 1934), acepta en Norte América una cátedra de antropología social, doctrina que habla de la función que desempeñan las instituciones y los individuos con el fin de mantener el sistema social imperante, a pesar de que todo esté en permanente cambio en todas las épocas, es el antropólogo un especialista de los “fenómenos sociales”. Su doctrina, expuesta en varios escritos, especialmente: “Argonautsofthewestenpacific” y en “una teoría científica de la cultura”, y hace clara alusión al trabajo de campo, como medio directo de conocer las conductas que se encuentran dentro de un sistema social, describiendo y analizando el cambio cultural. Teoría que se contrapone de la difusionista (etnológica), que estudia las características sociales con base a los datos etnográficos (recolecta datos pero no los interpreta); y de la evolucionista, que dice que los pueblos se hallan en alguno de estos tres estadios: Salvajismo, Barbarie y Civilización. La antropología funcionalista busca concretamente las características del funcionamiento actual de una sociedad, sirviendo por tanto, como base a la administración colonial, buscando el mejor medio de gobernar y obediencia, evitando a lo máximo la represión, ejerciendo cambios lentos y graduales en la sociedad dominada, fenómeno conocido como aculturación, por lo cual, un aspecto cultural es adoptado por otra cultura y se ajusta a ella, que deriva su vez el fenómeno de asimilación, por lo cual la cultura dominada se va ajustando a las formas de cultura dominadora, llegando a veces a la desculturización, donde se destruyen las particularidades nacionales, pero esto es muy difícil porque siempre
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quedan remanentes de la cultura dominada, y más bien se produce un sincretismo entre lo dominante y lo dominado. Malinowski, busca leyes generales que sirvieran al antropólogo como guía, al igual que la física y las matemáticas, estudios en los que se inició para luego decidirse por la antropología, diciendo que las leyes sociales son objetivas e independientes de la voluntad y la conciencia de los hombres, basando su teoría en las necesidades – que deben ser satisfechas dentro de un contexto cultural – en determinismos biológicos y fisiológicos (necesidades básicas y posibilidad de satisfacerlas). Muere el 16 de Mayo de 1942. 3.2.2Introducción de Malinowski en la cultura.Para este antropólogola cultura es uno de los elementos integrales de la civilización, ya que ésta comprende el progreso material y moral, mientras la cultura es el conjunto organizado de respuestas y valores que comparten los miembros de un grupo, se transmite socialmente y es asimilado por cada uno de los integrantes del grupo o sociedad, para alcanzar un fin, la cultura ha creado determinados medios que se transmiten de una generación a otra, creando un valor, es decir, una conducta determinada por unos principios teóricos – y una habilidad técnica para realizar el fin : ciencias, artes… Así como todas las ciencias se derivan de la actividad práctica, para Malisnowski, el trabajo de campo es la experiencia directa del antropólogo buscando leyes generales para su doctrina – funcionalismo – crea la teoría de las necesidades de la cual dice: que toda cultura debe satisfacer las necesidades biológicas dela comunidad, lo cual se logra por medio de la cooperación; determinando la estructura (económica), la súper estructura(jurídico-ideológico-político-religioso y demás), la infraestructura, es decir, las condiciones materiales para llevar a cabo una actividad. Y por ende, las relaciones entre los individuos, siendo el comportamiento social la síntesis de los comportamientos individuales, e institucionales en función de un desarrollo buscado. La cultura se transmite por medio de símbolos: palabras, escritos, imágenes y otros, por medio de los cuales se da significado a un fenómeno físico, acumulándose el saber de las experiencias pasajeras en el grupo y transmitiéndose por generaciones para dar una explicación del universo, tal como lo perciben los miembros de una determinada sociedad: la religión, fruto del poco desarrollo de las fuerzas productivas (e instrumentos de producción, medios de producción y fuerza de trabajo – los hombres), posee forma teórica. Explicación del mundo por causa – efecto; y forma práctica: Ritos mágicos del sacerdote para comunicarse con los dioses.
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Es así como Malinowski plantea que junto a las necesidades económicas (biológicas: nutrición, abrigo, producción, reproducción, protección,; se van estableciendo nuevas necesidades de carácter ético, legal, mágico… es decir, la superestructura estrechamente relacionada con la autoridad y sostenida por la fuerza física y espiritual como una especie de contrato social, transmitido por medio de principios generales simbólicamente estructurados como una necesidad; De esta manera,Malinowski liga las necesidades biológicas con las culturales. como registro del análisis comparativo de los fenómenos de varias culturas. Para este autor, la teoría de la cultura debe basarse en hechos biológicos, y los problemas planteados por las necesidades orgánicas del individuo van a crear un ambiente secundario – distinto del ambiente natural – en el nivel de vida que depende del plano cultural de esa comunidad, del medio físico y de la eficiencia del grupo, son las normas de conducta (manera como las personas se conducen en el grupo organizado en que viven), que determinará un comportamiento común, y por medio de métodos educativos aprendidos y acumulados durante generaciones, siendo constantemente renovados y basada en la organización económica que es la más dinámica. El análisis con que se intenta definir una relación entre un comportamiento cultural y una necesidad humana, se denomina funcional. Ésta se define como la satisfacción de necesidades por medio de una actividad en la cual los seres humanos cooperan, usan utensilios y consumen mercancías. Las relaciones sociales de producción – relaciones técnicas y sociales de unos individuos con otros – requieren una organización para poder alcanzar el fin propuesto. Ésta, se forma de unidades llamadas instituciones, que encierran una serie de valores, que determinarán con su cambio la evolución de esa sociedad, cuando las relaciones sociales de producción no se hallan en consonancia con el avance de las fuerzas productivas, o como dice Malinowski: “ningún cambio social o intelectual ocurre jamás sin que se creen necesidades nuevas”, es así como los nuevos inventos se van incorporando al progreso cultural. El funcionalismo, busca por medio de leyes generales “porque las cosas ocurren” y es el conocimiento de estas leyes las que dan el poder de control sobre las fuerzas sociales, basadas en un análisis concreto de las instituciones, como unidades típicas de organización de grupos permanentes (cultura): institución política, familiar, religiosa, deportiva, económica… son los convenios establecidos en el grupo social los que establecen una serie de necesidades, cumpliendo las instituciones una función asignada a cada una. La creación de leyes, valores, jerarquías y división social del trabajo son ordenadas por el mismo sistema social imperantes y acatadas por sus miembros, salvo los desadaptados al medio. “la
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antropología nos proporciona el análisis funcional, que nos permite definir tanto la forma como el significado de un utensilio, de una idea, de una palabra, de un gesto…”, es la función, el papel que la institución juega dentro del esquema total de la cultura, que al tomarse como individual se establecen determinantes generales, y se disponen bases para la investigación de campo, no solo para aislar sino también para relacionar los fenómenos observados en forma integral de una cultura que se estudia. En su hipótesis sobre el materialismo histórico, Marx define: “las relaciones materiales de los hombres son la base de sus relaciones sociales”,Malinowski, dice Marx, olvida que “todo sistema de producción depende del conocimiento de su nivel de vida que tiene una agrupación humana –factores culturales- y el orden social y político, la distribución y el consumo de los bienes, dependen tanto del carácter total de la cultura como de la producción misma”,.OlvidaMalinowski, que siendo la historia una lucha de clases permanente, y naciendo estas diferencias – relaciones sociales de producción- de las condiciones del trabajo, son las condiciones económicas de un modo de producción dado las determinantes de la ideología imperante, recalcando Malinowski que la ideología se desarrolla al mismo nivel de las condiciones económicas (análisis apropiado para la sociedad capitalista para la cual trabajó, y en la cual la ideología dominante será no la del proletariado sino las de las clases gobernantes). “en el contexto d sel mundo en que trabajó, la antropología social funcionalista… no solamente se concentraba sobre la identificación y la descripción de instituciones sociales y políticas claves de un pueblo sometido, sino que así mismo intentaba analizar cómo funcionaban esas instituciones”. “…afines de los años 30, la teoría funcionalista – relacionada con la situación colonial, necesitada de preservar el orden establecido, comprender y utilizar las instituciones nativas para el control de los súbditos (especialmente Inglaterra), era inadecuada, pues las poblaciones se veían desarraigadas de sus tradiciones para trabajar en ciudades, minas y plantaciones…”. Sostiene Malinowski que las funciones biológicas afectan a su vez la cultura, y dan nacimiento a conductas que por tradición se convierten en costumbres – interacción entre el organismo y el medio cultural–todos los instrumentos materiales (utensilios de trabajo) y espirituales (valores, creencias…), están vinculados a medios prácticos para satisfacer necesidades tangibles e intangibles del hombre. “los modos de comportamiento cultural, deben relacionarse con los procesos orgánicos del cuerpo humano… el guardar ciertas normas de conducta, no violar los preceptos establecidos, están unidos a la biología: incesto, asesinato,…” como la supervivencia del individuo esta acondicionada a factores físicos: frío, calor, hambre, vestido, reproducción… el hombre satisface estas
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necesidades creando ciertas tareas culturales, por medio del adiestramiento, la costumbre y los principios éticos, siendo la autoridad la esencia de la organización social, junto a la economía, la educación y el instrumento jurídico. La teoría de Malinowski, es descriptiva, poniendo la cultura como el factor determinante en la elevación del nivel de vida individual y colectivo, teoría ya refutada anteriormente por el materialismo histórico. Su doctrina como función consiste en estudiar de qué modo funciona una cultura, integrando la economía (utensilios y todo tipo de bienes), control social (conducta), educación (gracias a la cual se mantienen las instituciones), y el organismo político (institución con autoridad y medios de poder para ejecutar los mandatos). Dichos factores unidos al sistema de necesidades biológicas. El funcionalismo comparado con el cuerpo humano será en las instituciones como cada miembro, realizando de por sí una función específica, pero nunca separada del todo. El sistema social específico del cuerpo organizado, es la posibilidad – o imposibilidad – de satisfacer las necesidades a que se ve enfrentado, limitado por sus posibilidades físicas (biológicas) y culturales. El funcionalismo no separa elementos culturales: estructura (política, religión, economía, lenguaje, trabajo)… toma la cultura como un todo, que brinda a los integrantes los instrumentos para satisfacer las necesidades del medio, y en el cual cada parte existe como un medio para un fin, siendo sus elementos independientes pero organizados alrededor de instituciones, por medio de relaciones sociales. “la función se define a través de los conceptos de uso, utilidad y relación. Todo uso de un objeto lleva a la satisfacción de una necesidad: cuchara, zapatos, vivienda, ropa…”, sostiene Malinowski que la comunidad se organiza y realiza todos los procesos de integración de funciones con base en necesidades biológicas: alimentarse, cultivar, recolectar…” todos los impulsos son derivados del impulso del hambre. “…tanto las instituciones, como las actividades parciales que las constituyen, están vinculadas con las necesidades primarias o biológicas y con los derivados culturales”. Para Malinowski, el leguaje representa uno de los principales – sino el principal – factor de las actividades de un grupo de personas que poseen la misma tradición, las mismas técnicas y organización, y la actividad cooperativa se aplica a personas que pueden comunicarse entre sí por medio del idioma; correspondiendo las normas de sus instituciones siempre a un deseo – propósito común -, incorporado a la tradición y respaldado por la autoridad; concibiendo su función como una explotación más efectiva de los recursos comunales y de una mayor seguridad y eficiencia de cada miembro, y del grupo en general. ¿Qué es cultura para Malinowski?
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Es el conjunto integral constituido por los utensilios y bienes de los consumidores, por el cuerpo de normas que rigen los diversos grupos sociales, por las ideas y artesanías, creencias y costumbres. La teoría de la cultura debe basarse en los hechos biológicos. En primer lugar es claro que la satisfacción de las necesidades orgánicas o básicas del hombre y de la comunidad representa una serie mínima de condiciones impuestas en cada cultura. Un nivel cultural de vida significa, a su vez, que nuevas necesidades aparecen y nuevos imperativos o determinantes son impuestos a la cultura humana. El análisis científico de la cultura por el contrario puede mostrar otro sistema de realidades que también se conforman a las leyes generales, y, en consecuencia puede ser usado como guía para el trabajo de campo, como medio de identificación de realidades culturales y como base de conducción social. La cultura es un compuesto integral de instituciones, en parte autónoma y en parte coordinadas. Cada cultura alcanza su plenitud y autosuficiencia por el hecho de satisfacer las necesidades básicas en forma integrativa. La cultura como objeto de investigación científica pertenece a la antropología pero reside en la cultura, con referencia al método de observación de campo y al significado de la cultura como proceso y como resultado. En segundo lugar, si la antropología puede contribuir a una perspectiva más científica de su campo legítimo, es decir, la cultura, prestará un servicio indispensable a otras disciplinas humanísticas, por ser su contenido el más amplio de la conducta humana. Es tan importante para el psicólogo como para todo investigador de lo social, para el historiador, para el lingüista y demás. Por otra parte, la economía, en tanto investiga acerca de la riqueza y el bienestar como medio de cambio y producción, podrá hallar útil no considerar al “hombre económico” completamente apartado de otras realidades y consideraciones, sino basar sus principios y razonamientos en el estudio del hombre en forma integral, actuante en un medio complejo y pluridimensional integrado a un medio cultural. Así, no sólo la antropología si no el estudio del hombre en general, comprendiendo todas las disciplinas sociales, pueden y deben cooperar en la construcción de una base científica común, que deberá ser por fuerza idéntica para los diversos estudios humanísticos.
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En el análisis funcional de la cultura tiene como principal factor común una serie de instituciones que trabajan como un solo equipo. La cultura como obra del hombre y como medio a través de los cuales logra sus fines debe ser entendida como un medio para un fin, es decir, instrumental o funcionalmente. La cultura incluye algunos elementos que permanecen aparentemente intangibles, es decir fuera del alcance de la observación directa y cuyas formas y función no aparecen a primera vista evidentes, pero son derivaciones de las necesidades culturales. El determinante cultural es un hecho familiar en cuanto se refiere al hombre, es decir, a su disposición de comer. El hombre satisface sus necesidades corporales bajo condiciones de cultura. En primer lugar, es claro que, tomando un grupo organizado en su conjunto, es decir al mismo tiempo, debemos tomar en cuenta cada serie vital relacionándola con el individuo, con el grupo, sus valores tradicionales, sus normas, las creencias, el ambiente artificial en el cual son satisfechos sus impulsos. Son necesidades básicas con sus concomitantes culturales. La actividad es tan necesaria al organismo como indispensable para la cultura. Ningún grupo podría sobrevivir ni subsistir su cultura, si el infante, inmediatamente después del nacimiento quedara librado a sus propios recursos, como en el caso de muchas especies animales. Cuando cualquier cultura está en su desarrollo normal, la necesidad y sus concomitantes están directamente relacionados y se corresponde uno a otro. El impulso es remodelado o codeterminado por las influencias culturales. La cultura no debe simplemente producir artefactos, sino que tiene también que desarrollar técnicas, estos es, maneras de hacer las cosas. Existen condiciones culturales en las cuales la producción, distribución y consumo de los alimentos se llevan a cabo dentro de una misma institución, por ejemplo la familia. El concomitante natural de necesidad impuesto por el metabolismo necesita de una serie de instituciones. Los sistemas educativos, la inculcación gradual de prácticas, nociones, costumbres y principios éticos, son algo natural en cualquier cultura. La dimensión política nunca falta en cualquier cultura, y, constituye un imperativo instrumental, junto con la educación, la economía y el mecanismo jurídico.
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En muchas culturas el aspecto concomitante es dominado en primer término por las creencias religiosas, y en las primitivas por la hechicería, el encantamiento, la brujería, el poder mágico de ciertas personas para curar o hacer daño. La cultura no se puede reducir a una simple réplica de las necesidades biológicas, su accionar es más amplio. La familia, es una unidad reproductiva, transforma la materia prima de los nuevos seres en verdaderos ciudadanos del grupo, no importa la cultura a que pertenezca. El funcionalismo consiste en la consideración de la cultura como un principio determinante, desde el punto de vista de la elevación del nivel de vida individual y colectivo. La cultura infunde un tipo específico frente a la especie humana en general. Las habilidades, y la organización que podemos observar en los animales, las podemos llamar pre culturales. Los orígenes de la cultura pueden ser definidos como la integración concurrente de varias líneas de desarrollo: habilidades para reconocer los objetos e instrumentos necesarios para construir lo que necesitan en su medio, apreciación de la eficiencia y la técnica y de su valor, esto es, de su lugar en la serie de actos intencionales, en la formación de los vínculos sociales y en la aparición del simbolismo. 4.Raza y cultura Cuando se intenta caracterizar a los seres humanos por razas biológicas, se está tan lejos de la verdad científica al definirlas de manera positiva como negativa. No hay que olvidar que fue Gobineau, a quien la historia ha convertido en el padre de las teorías racistas, no concebía, la “desigualdad de las razas humanas” de manera cuantitativa, sino cualitativa: para él, las grandes razas primitivas que formaron la humanidad en sus comienzos – blanca, amarilla, negra, - no eran tanto desiguales en valor absoluto como diversas en sus aptitudes particulares. La tara de la generación se relacionaba, para él, más con el fenómeno del mestizaje que con la posición de cada raza en una escala de valores común a todas; estaba destinada, por tanto, a afectar a la humanidad entera, condenada, sin distinción de raza, a un mestizaje cada vez mayor. Pero el pecado original de la antropología consiste en la confusión entre la noción puramente biológica de raza (de suponer, por otra parte, que incluso en este terreno limitado, esta noción puede aspirar a la objetividad, lo cual niega la genética moderna), y las producciones sociológicas y psicológicas de las culturas humanas. Bastó que Gobineau lo cometiera, para
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encontrarse encerrado en el círculo infernal que conduce, de un error que puede ser de buena fe, a la legitimación involuntaria de todas las tentativas de discriminación y explotación. Así, cuando hablemos, en este estudio, de contribución de las razas humanas a la civilización, no queremos decir que los aportes culturales de África, Asia o Europa, inclusive América deriven alguna originalidad del hecho de que estos continentes, en términos generales, hayan sido poblados por habitantes de sepas raciales diferentes. Si esta originalidad existe – lo que no es dudoso – depende de circunstancias geográficas, históricas y sociológicas, y no de aptitudes distintas ligadas a la constitución anatómica o fisiológica de las distintas razas. Hay que tener en cuenta que estas razas no se desarrollaron dentro de un régimen de uniforme monotonía, sino a través de modos extraordinariamente diversos y en ambientes muy diferentes; esta diversidad intelectual, estética, color de piel, visión del mundo, no está unida por ninguna relación de causa a efecto, en el plano biológico. Los aspectos observables de los grupos humanos, es paralela con ella en otros terrenos. Pero, al mismo tiempo, se distingue en ella por dos características importantes. En primer lugar, se sitúa en otro orden de magnitud. Existen más culturas humanas que razas humanas, puesto que las unas se cuentan por millares y las otras por unidades. Dos culturas elaboradas por hombres que pertenezcan a la misma raza pueden diferir tanto o más que dos culturas que dependan de grupos raciales alejados. En segundo lugar, al contrario de la diversidad ante las razas, que presenta como interés principal el de su origen histórico y su distribución en el espacio, la diversidad entre las culturas plantea numerosos problemas, pues es posible preguntarse si constituye una ventaja o un inconveniente para la humanidad, problema general que se subdivide, como es evidente, en muchos otros. Finalmente, y sobre todo, se debe preguntar en qué consiste esta diversidad, ariesgo de ver los prejuicios racistas, apenas privados de su base biológica, restablecerse sobre un terreno nuevo, pues no tendría sentido haber obtenido del hombre común y corriente que renuncie a atribuir una significación intelectual o moral al hecho de tener la piel blanca o negra, el cabello lizo o crespo, para quedar silencioso frente a otra pregunta, con la cual, como la experiencia lo prueba, se relaciona inmediatamente: si no existen aptitudes raciales innatas ¿Cómo explicar que la civilización desarrollada por los hombres blancos haya hecho los inmensos progresos que se saben, mientras que los pueblos de diferente color hayan quedado rezagados, los unos en mitad del camino, los otros afectados por un retardo que se puede afectar en miles de años? No se podría, por tanto, pretender haber resuelto por la negativa el problema de la desigualdad de razas humanas, si no se piensa también en el de la desigualdad – o de la
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diversidad – de las culturas humanas, el cual está, de hecho,sino de derecho, en la conciencia pública, está estrechamente ligado con él. Hay que remarcar también que el concepto de desarrollo no es general, ya que para unos el desarrollo material es lo máximo, y para otros, es algo relativo si no está acompañado de la justicia social, el respeto por la naturaleza, y un crecimiento que no desborde el medio ambiente. Para comprender cómo y en qué medida las culturas humanas difieren entre sí, si estas diferencias se anulan o se contradicen, o si concurren a formar un conjunto armónico, es necesario en primer lugar intentar hacer el inventario de ellas. Pero es aquí donde las diferencias comienzan, pues debemos darnos cuenta de que las culturas humanas no difieren entre sí de la misma manera, ni en el mismo plano. Nos encontramos inicialmente en presencia de sociedades yuxtapuestas en el espacio, unas próximas, otras lejanas, pero no obstante, contemporáneas. Luego debemos contar con las formas de vida social que se han establecido en el tiempo y que no es posible desarraigar de la noche a la mañana. Todo hombre puede convertirse en etnógrafo y compartir sobre el terreno la existencia de una sociedad que le interese; por el contrario, aún si se convierte en historiador o arqueólogo, nunca podrá entrar directamente en contacto con una cultura desaparecida, si no solamente a través de documentos escritos o de monumentos que esta sociedad haya dejado. No debemos olvidar que las sociedades que no conocieron la escritura, que las denominamos “salvajes”, o “primitivas”, también estuvieron precedidas por otras formas de vida, cuyo conocimiento es imposible de indagar aún de manera indirecta; por el contrario un inventario concienzudo debe reservarles espacios en blanco, sin duda en número apreciable más elevado que el de aquellos en los que nos sentimos capaces de escribir algo. Una primera constatación se impone: la diversidad de las culturas humanas es, de hecho en el presente, de hecho y de derecho en el pasado, mucho mayor y más rica que todo aquello que estamos destinados a conocer de ella. ¿Qué debemos entender por culturas diferentes? Algunas parecen serlo, pero si emergemos nos damos cuenta que todas arrancan de un tronco común aunque en ningún momento de su desarrollo hayan tenido relaciones de contacto, así, el antiguo imperio de los Incas del Perú y el de Dahomey en África difieren entre sí de manera más abierta que, supongamos, Inglaterra y EEUU hoy en día, aunque estas dos sociedades deban ser tratadas como distintas. A la inversa, sociedades que han entrado recientemente en contacto muy íntimo parecen ofrecer la imagen de la misma cultura, no obstante que hayan accedido a ella por caminos diferentes, de los cuales no se puede hacer caso omiso. Simultáneamente pueden encontrarse en las sociedades humanas, fuerzas que operan en direcciones
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distintas: unas que tienden al mantenimiento y acentuación del particularismo, otras que actúan en sentido de la convergencia y de la afinidad. El estudio del lenguaje ofrece ejemplos notables de tales fenómenos: así, al mismo tiempo que lenguas del mismo origen tienen tendencia a diferenciarse unas de otras, tales como el ruso, y todos los países de raza Eslava que lo hablan, el francés en sus diferentes colonias, el inglés en sus antiguas posesiones; leguas de origen variado, pero habladas en territorios vecinos, desarrollan caracteres comunes: el español y el portugués. Cuando se estudian tales hechos – y, otros dominios de la cultura, como las instituciones sociales, el arte, la religión, suministran fácilmente semejanzas – se llega a preguntarse si las sociedades humanas no se definen respecto a sus relaciones mutuas, o por su diversidad. Esto variaría en función del número de sociedades, de su importancia, de su posición geográfica, de los medios de comunicación de que dispone. El problema de la diversidad no se plantea solamente en función de las culturas consideradas en sus relaciones reciprocas, existen también en el número de cada sociedad, en los grupos que la constituyen: castas, clanes, clases sociales, religión, medios de que dispone y demás. Todo esto desarrolla ciertas diferencias a las cuales cada uno de ellos tiene una importancia particular. Ahora si a esa cultura devienen aspectos más voluminosos y homogéneos su estudio se hace más complejo como fue el caso de la India con la llegada de la hegemonía aria. Por lo anterior, se ve claramente que la noción de diversidad cultural no puede considerarse de una manera estática. Muchos estudiosos han elaborado culturas diferentes en razón del alejamiento geográfico, de las propiedades particulares del medio y de la ignorancia en que estaban del resto de la humanidad y con relación a culturas que habían desarrollado un progreso material bastante notable; pero esto no es rigurosamente verdadero sino en el caso de que todas las sociedades y culturas hubieran estado unidas y se hubieran desarrollado simultáneamente, pero este no es el caso. Las sociedades humanas no han estado totalmente separadas. Así, por ejemplo las culturas norteamericanas y suramericanas no estuvieron separadas de todo contacto con el resto del mundo. Este fragmento de humanidad aislado constituía una multitud de sociedades, grandes y pequeñas, que tenían entre sí contactos muy estrechos y, al lado de las diferencias debidas al aislamiento, tenían también elementos en que se aproximaban. Por tanto, la diversidad de culturas, no debe invitarnos a una observación dispersiva o fragmentaria. Es menor la función del aislamiento que de las relaciones que los unen.
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Actualmente la diversidad cultural ha acostumbrado a los seres humanos a ver esto como un fenómeno natural, y una ocasión para enriquecer sus conocimientos. Cuando nos encontramos en una situación inesperada respecto a una cultura diferente, optamos por repudiar o ignorar estas conductas ajenas, por estar tan alejadas de aquellas con las cuales nos hemos familiarizado. Así, la antigüedad designaba a todo lo que no fuera greco romano con el nombre de bárbaro, y la civilización occidental a utilizado el término salvaje en el mismo sentido. Detrás de estos epítetos se disimula un mismo juicio: desprecio por lo extraño en estos casos se rechaza la admisión de lo diverso, se prefiere expulsar de la cultura propia, todo aquello que no se conforma con la norma bajo la cual se vive. Este punto de vista es completamente ignorante, y ha servido para que otras culturas con mayor poder bélico colonicen y sometan a otrospueblos a su servicio. Este pensamiento con el cual se arroja a lo salvaje, fuera de la humanidad, todo lo que no concuerda con una determinada cultura es profundamente discriminatorio e irracional. Se sabe, en efecto, que la noción de humanidad engloba sin distinción de ninguna naturaleza a todas las formas de la especie humana. La historia reciente ha comprobado que las diferencias entre los hombres y las sociedades haya sido producto de que unas son superiores a las otras, sino que durante milenios las comunidades optaron por diferentes caminos, por lo tanto tuvieron una visión del mundo caracterizada por el medio donde se desarrollaron, y no es que hayan optado por un mundo mejor sino de acuerdo a las características propias de su contorno. Así, por ejemplo, en las grandes Antillas, mientras los españoles enviaban comisiones para investigar a los indígenas si poseían alma o no, éstos se dedicaban a albergar a los blancos prisioneros a fin de averiguar, por una sobrevivencia prolongada y, si los cadáveres estaban sujetos o no a la putrefacción. Esta anécdota, ilustra bien del relativismo cultural que encontramos en otras formas de manifestaciones: en la medida que un grupo pretende establecer una discriminación entre las culturas se identifica más con aquellas que trata de negar. Al rehusar la humanidad a aquellas que parecen culturas “salvajes” o “barbarás” no hace más que copiarles una de sus actitudes típicas. El bárbaro es ante todo el hombre que cree en la barbarie. Sin duda los grandes sistemas filosóficos y religiosos de la humanidad – Budismo, Cristianismo, Islamismo, doctrinas estoicas se han pronunciado constantemente contra esta aberración. Pero la simple proclamación de la igualdad entre los
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hombres y de la fraternidad que debe existir entre ellos, tiene algo de decepcionante, para los que ven las manifestaciones humanas en la superficialidad. En el preámbulo de la segunda declaración de la Unesco sobre el problema de las razas anota acertadamente que lo que convence al hombre de la calle de la existencia de las razas, es la “evidencia inmediata de sus sentidos cuando percibe conjuntamente un africano, un europeo, un asiático y un indio Americano”. Las grandes declaraciones de los derechos del hombre tienen también la fuerza y la debilidad de enunciar un ideal que a menudo se olvida en la práctica, aprisionado en la doble tentación de condenar las experiencias que le repugnan afectivamente y de negar la realidad que no comprende intelectualmente. El hombre moderno se ha entregado a múltiples especulaciones filosóficas y sociológicas para establecer compromisos entre polos opuestos. La diversidad cultural, es simplemente estados en que se encuentran las sociedades humanas, desde las más antiguas y lejanas, o las más modernas caracterizadas por un desarrollo vertiginoso, que, partiendo del mismo punto, debe hacerlas converger hacia una misma meta, queda claro que la diversidad va más allá de la apariencia. La humanidad deviene una idéntica a sí misma; sólo que esta unidad y esta identidad no pueden realizarse sino progresivamente y la variedad de las culturas ilustran los momentos de un proceso que disimula una realidad más profunda o retarda su manifestación. En definición puede parecer sumaria cuando se tiene en cuenta las inmensas conquistas del Darwinismo. Pero no es éste lo que está en cuestión, ya que el evolucionismo biológico a que nos tienen acostumbrados son dos doctrinas diferentes. La primera ha nacido de una vasta hipótesis de trabajo, fundamentada sobre observaciones en que la parte dejada a la interpretación personal es muy pequeña. Así, los diferentes tipos que constituyen la genealogía del caballo pueden ser ordenados en una serie evolutiva argumentando dos razones: la primera, que es necesario un caballo para engendrar un caballo; la segunda, que capas de terreno superpuestas, por miles de años, contienen esqueletos que varían de manera gradual desde las formas más recientes hasta las más arcaicas. Resulta así altamente probable que Hipparion sea el ancestro de EquusCaballus. El mismo procedimiento se puede aplicar a la especie humana en su conjunto. Pero cuando se pasa a los hechos biológicos y culturales, las cosas se complican más. Se pueden recoger en el suelo objetos materiales y constatar, según la profundidad de las capas geológicas, la forma y la técnica en la fabricación de ciertos tipos de objetos los cuales pueden variar progresivamente. Y sin embargo, un hacha no evoluciona a partir de ella, sino de los procedimientos utilizados, lo mismo se puede decir a los fenómenos biológicos. Lo que pasa con los objetos
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materiales y biológicos lo es también para las instituciones, las creencias, gustos, cuyo pasado es generalmente desconocido. La noción de evolución biológica corresponde a un estudio más en profundidad que pueda encontrarse en el dominio de las ciencias naturales: mientras que la evolución social y cultural, es un procedimiento fácilmente observable a través del tiempo. El evolucionismo sociológico recibió un impulso vigoroso del evolucionismo biológico. Para Pascal, asimila la humanidad a un ser vivo que pasa por los estadios sucesivos de infancia, adolescencia y madurez. Pero ya para el siglo XVIII en que florecen posiciones más científicas y mejor argumentadas, Bico aparece con sus tres edades en la evolución humana. Augusto Comte, unos de los creadores de la sociología, estudia los tres estadios por los cuales ha pasado la humanidad: el primitivo, el racionalista y el científico.Condorcet habla de las tres escaleras. Los fundadores del evolucionismo social: Spencer y Taylor, elaboran y publican su doctrina que va desde antes de los orígenes de las especies hasta nuestros días. Antes del evolucionismo biológico, teoría científica, el evolucionismo social no es, a menudo, más que el comienzo de una gran polémica cuyas repercusiones van hasta nuestros días. Hemos recalcado bastante, que cada cultura lleva su propia evolución, su propio punto de vista, se pueden repartir las culturas en tres categorías: las que son contemporáneas, pero que se encuentran situadas en otro lugar del globo; las que se han manifestado aproximadamente en el mismo espacio, pero la han precedido en el tiempo, es decir que han existido a la vez en un tiempo anterior al suyo y en un espacio diferente de aquel en el cual se sitúa. Se ha comprobado que estos tres grupos pueden ser conocidos muy desigualmente. En el último, y cuando se trata de culturas sin escritura, sin arquitectura y con una técnica rudimentaria (como es el caso de gran parte de la mitad de la tierra habitada por el 90% o 95% según las regiones del lapso de tiempo corrido desde el comienzo de la civilización), se puede decir que no podemos saber nada de ellas y que todo lo que se trata de presentar y especular se reduce a hipótesis gratuitas. Por el contrario, es extremadamente alentador buscar y establecer entre las culturas del primer grupo, relaciones que equivalen a un orden de sucesión en el tiempo. ¿Cómo no evocarían, las sociedades contemporáneas que ignoran la electricidad y la máquina de vapor, la fase correspondiente al desarrollo de la civilización occidental?. ¿Cómo no comparar las tribus indígenas, sin escritura y sin metalurgia, pero que trazan figuras sobre las paredes rocosas y fabrican útiles
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de piedra, con las formas arcaicas de esta misma civilización, cuyos vestigios hallados en las cuevas entre Francia y España testimonian la similitud? .Es en este punto en el que una variante del evolucionismo se ha dado libre albedrio. Y, sin embargo, es en este punto donde más especulamos cada vez que tenemos la oportunidad. De las culturas desaparecidas no conocemos sino ciertos aspectos, que son muy reducidos en la medida que más antiguas sean. De los aspectos conocidos, o sea que han sobrevivido a las destrucciones del tiempo, el procedimiento consiste en tomar la parte por el todo, en establecer, por el hecho de que ciertos aspectos de dos culturas (la actual, y la desaparecida), ofrezcan similitudes, las llevemos a todos los aspectos. Esta manera de reaccionar es insostenible, sino que en numerosos casos es desmentida por los hechos. Los taimanianos, los patagones, poseían instrumentos de piedra tallada, y ciertas tribus australianas y americanas ya las fabricaban. Pero el estudio de estos instrumentos ayudan poco a comprender el uso de los útiles en la época paleolítica. (¿Cómo se servían de los famosos “golpes de puño” cuya utilización debía ser tan precisa que su forma y su técnica de fabricación han quedado estandarizadas de manera rígida durante 100.000 o 200.000 años desde Inglaterra al África del sur y desde Francia a la China?) ¿Para que servían las extraordinarias piezas Levalloisenses triangulares y aplanadas, que se encuentran por centenares en los yacimientos y de las que no hay ninguna hipótesis que da cuenta? ¿Qué eran los pretendidos “bastones de mando” en hueso de reno? ¿Cuál podía ser la tecnología de las culturas terdenoisienses que han dejado de tras de sí minúsculos pedazos de piedra tallada, con formas geométricas infinitamente diversificadas, pero muy poco útiles a escala humana?. Todas estas incertidumbres muestran que entre las sociedades paleolíticas y ciertas sociedades indígenas contemporáneas existen siempre unas semejanzas: se han servido de útiles de piedra tallada. Pero, aún en el plano de la terminología, es difícil ir más lejos: el manejo del material, los tipos de instrumento, así como su destinación, eran diferentes y los unos nos enseñan poco sobre los otros a este respecto. ¿Cómo podrían pues instruirnos sobre el lenguaje, las instituciones sociales y las creencias religiosas?. Una de las interpretaciones más populares, entre las que inspira el evolucionismo cultural, trata las pinturas rupestres que nos han dejado las sociedades del paleolítico medio como figuraciones mágicas ligadas a los ritos de caza. El orden del razonamiento es el siguiente: las poblaciones primitivas actuales tienen ritos de caza que nos parecen a menudo desprovistas de valor utilitario; las pinturas rupestres prehistóricas, tanto por su número como por su situación en lo más profundo de las cavernas, nos parecen un valor sin valor utilitario; sus autores
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eran cazadores: por tanto, servían a los ritos de caza. Basta con enunciar esta argumentación implícita para apreciar su inconsecuencia. Por lo demás, es sobre todo entre los no especialistas que tiene acogida, porque los etnógrafos, que tienen la experiencia de estas poblaciones, tan gustosamente servidas “en todas las salsas” por su canibalismo seudocientífico poco respetuoso de la ingenuidad de las culturas humanas, están de acuerdo en decir que nada, entre los hechos observados, permite formular una hipótesis cualquiera que ella sea sobre los documentos en cuestión. Y puesto que hablamos aquí de pinturas rupestres, señalaremos que a excepción de las pinturas rupestres surafricanas (que algunos consideran como obra de indígenas recientes), las artes “primitivas” están tan alejadas del arte magdaliniense y aurignaciense como del arte europeo contemporáneo. Pues estas artes se caracterizan por un grado muy alto de estilización que va hasta las más extremas deformaciones, mientras que el arte prehistórico ofrece un sorprendente realismo. Se podría estar tentado de ver en esta diferencia el origen del arte europeo. Pues esto mismo sería inexacto, puesto que sobre el mismo territorio, el arte paleolítico ha sido seguido por otras formas que no tenían el mismo carácter: la continuidad del emplazamiento geográfico no cambia nada el hecho de que, sobre el mismo suelo, se han sucedido poblaciones diferentes, ignorantes o desentendidas de la obra de sus antecesores y que han aportado cada una creencias, técnicas y estilos opuestos. Por el estado de sus culturas, la América precolombina, en el umbral del descubrimiento, evoca el período neolítico europeo. Pero esta comparación no resiste el menor examen: en Europa, la agricultura y la domesticación de animales, van a la par, mientras que en América se dio un desarrollo excepcionalmente avanzado de la primera acompañado de una completa ignorancia, (o en todo caso, de una extremada limitación) de la segunda. En América, la utilería lítica se perpetúa en una economía agrícola que en Europa está asociada al comienzo de la metalurgia. Sería inútil multiplicar los ejemplos que los hay en abundancia. Pues la tentativa hecha para conocer la riqueza y la originalidad de las culturas humanas, y para reducirlas al estado de réplicas desigualmente atrasadas de la cultura occidental, se chocan con otra dificultad que es mucho más profunda: a grandes rasgos (y a excepción hecha de América, sobre la cual veremos que es más particular), todas las sociedades humanas tienen detrás de sí un pasado que es aproximadamente del mismo orden de magnitud para tratar ciertas sociedades como “etapas” del desarrollo de otras, sería necesario admitir: que, aunque para entrar a estas últimas sucede algo peculiar, en cambio para las otras no pasa lo mismo -o muy poco-, y en definitiva, se habla gustosamente de los pueblos “sin historia”. Esta fórmula elíptica significa solamente que su historia es y permanece siendo desconocida, pero que no existieron. Durante milenios hubo también allí hombres que amaron, odiaron,
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sufrieron, inventaron, combatieron. En realidad, no existen pueblos inferiores: todos son adultos, aun aquellos que se han llevado al diario de la infancia y de la adolescencia. Se podría decir que estas sociedades primitivas han desaprovechado un tiempo que para algunos fue un tiempo perdido: mientras unas avanzabanlas otras se quedaban en el camino. Se llegaría de esta manera a distinguir entre dos clases de historia: historia progresiva, adquisitiva que acumula los hallazgos y los inventos para construir grandes culturas; otra historia, igualmente activa que pone en acción otros talentos, pero, donde faltaría el don sintético que es el privilegio de la primera. Cada innovación, en lugar de venir a añadirse a las innovaciones anteriores y orientadas en el mismo sentido, se disolvería en una especie de flujo ondulante pero no llegaría nunca a separase definitivamente de la dirección primitiva. Esta concepción parece mucho más flexible y matizada que las apreciaciones simplistas que se han examinado en los parágrafos precedentes. Podemos conservarle un lugar en este trabajo de interpretación de la diversidad de las culturas sin ser injustos con nadie. Pero antes de llegar a esto, es indispensable examinar otras consideraciones. 4.1La idea de progreso, Debemos considerar primero las culturas primitivas, incluyendo las que no tienen alfabeto, cuyo estudio es mucho más complicado que las contemporáneas, ya que no tiene muchos elementos para su estudio como si son las actuales; pues la hipótesis de su evolución, que parece al comienzo tan incierta y frágil cuando se las utiliza para jerarquizar su desarrollo cuando están tan alejadas en el tiempo y el espacio, cuyos datos son tan difícilmente comprobados por los hechos. Sabemos, por el testimonio concordante de la arqueología, de la prehistoria y de la paleontología, que la Europa actual fue primero habitada por especies variadas del género Homo, que se servían de útiles de sílex burdamente tallados; y que a estas primeras culturas se han sucedido otras, en las que la talla de la piedra se afina, luego se acompaña del pulimentar y del trabajo del hueso y del marfil; que la alfarería, el tejido, la agricultura, la cría de ganado hicieron luego su aparición asociados progresivamente a la metalurgia, cuyas etapas se pueden distinguir. Estas formas se ordenan en sentido de una evolución y de un progreso: las unas son superiores, las otras inferiores. Esto es cierto, pero, ¿cómo repercutían inevitablemente estas distinciones sobre la manera como tratamos las formas contemporáneas, que presentan entre sí distinciones análogas? Estas consideraciones anteriores corren el riesgo de ser puestas en cuestionamiento por nuevas consideraciones. Los progresos realizados por la humanidad desde sus orígenes son tan
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manifiestos y sorprendentes que no admite discusión. Sin embargo, no es tan fácil ordenarlos en una serie regular y continua. Hace pocos años se utilizaban para representarlas, esquemas de una admirable simplicidad: edad de piedra tallada, edad de la piedra pulida, edad del cobre, edad de bronce, edad de hierro. Todo esto es muy cómodo. Sospechamos hoy en día que el pulimiento y la talla de la piedra hayan existido simultáneamente cuando una técnica eclipsa completamente la anterior, que no es como resultado de un progreso técnico salido de la etapa anterior, sino más bien como una tentativa por copiar, en piedra, las armas y útiles de metal que poseían las culturas más “avanzadas” sin duda, pero de hecho contemporáneas de sus imitadores, inversamente, la alfarería, que se creía de la edad de piedra pulida, está asociada a la talla de la piedra en ciertas regiones del norte de Europa. Lo que es verdad para las culturas lo es también para las razas, sin que se pueda establecer (en razón de instrumentos materiales) ninguna correlación entre dos procesos. En Europa, el hombre de Neanderthal no ha precedido a las más antiguas formas del Homo sapiens; estas han sido conquistas de sus contemporáneos en una evolución ascendente de sus antecesores. Y no está excluido que los tipos más variados de hombres hallan coexistido en el tiempo incluso en el espacio: pigmeos del África del sur, gigantes de China e Indonesia. una vez más, todo esto no tiende a negar la realidad de un progreso de la humanidad de manera ascendente. El desarrollo de los conocimientos prehistóricos y arqueológicos tiende a desplegar en el espacio formas de civilización que estábamos inclinados a imaginar como escalonadas en el tiempo. Esto significa dos cosas: a, que el “progreso” (si conviene este término para designar una realidad muy diferente de aquella a la cual se había aplicado antes). No necesariamente es continuo, procede por saltos, por rupturas o, como dicen los biólogos, por mutaciones. Estas rupturas no son siempre un ir adelante y en la misma dirección; se acompañan de cambios de orientación, un poco a semejanza del caballo de ajedrez que tiene siempre a su disposición varias progresiones pero nunca en el mismo sentido. La humanidad en progreso es muy poco lo que se parece a una persona que sube una escalera, que añade con cada movimiento un escalón nuevo a aquellos que ha conquistado. Lo que se gana en un movimiento se está expuesto a perderlo en el siguiente. En cambio la historia es acumulativa, es decir, que las cuentas positivas se adicionan para formar una combinación favorable. Que esta historia acumulativa no es el privilegio de una cultura especial o de un período de la historia, lo muestra de manera convincente el ejemplo de América.
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Este continente iba construyendo su cultura de una manera sumatoria, pero la llegada de los conquistadores con otros pensamientos abortó esta visión del mundo. 4.2Historia estancada a historia acumulada. Las personas de edad consideran generalmente como estacionaria la historia que se desenvuelve durante su vejez, en oposición con la historia acumulativa de sus años juveniles. Una época con la cual no están activamente comprometidos, donde no pueden jugar un papel protagónico, y por lo tanto no tiene ningún sentido, y por lo tanto no tiene para ellos ningún motivo, y por lo tanto no ofrece a sus ojos sino caracteres negativos, mientras sus nietos viven este período con todo el fervor que han olvidado sus mayores. Los adversarios de un régimen político no reconocen gustosamente que estas evoluciones traigan algo positivo y por lo tanto la rechazan con fuerza como si estuviera fuera de la historia como una especie de monstruo que hay que exterminar para que la vida vuelva a su normalidad. En cambio, los copartidarios, sobre todo, cuando participan estrechamente de su construcción lo ven como una evolución positiva. La capacidad para producir acontecimientos de una cultura o de un proceso son de esta manera una función, no de sus propiedadesintrínsecas, sino de la situación en que nos encontramos con relación a ellos, del número y de la diversidad de los intereses,de la correlación de fuerzas, que nos ligan a ellos. La oposición entre culturas progresistas y culturas inertes parece resultar de una diferencia de localización. Para el observador imparcial que está colocado a una cierta distancia de las disputas, las ve a primera vista confusas y mezcladas, con grandes dificultades para diferenciarlas. Pues, desde nuestro nacimiento, el medio ambiente hace penetrar en nosotros, por mil canales conscientes e inconscientes, un sistema complejo de referencias consistentes en juicios de valor, motivaciones, centros de interés, incluida la visión reflexiva que la educación nos impone del devenir histórico de nuestra cultura sin la cual ésta sería impensable, o aparecería en contradicción con las conductas reales. Nos desplazamos literalmente con este sistema de referencias, y las realidades culturales externas que no son observables sino a través de las deformaciones que dicho sistema les impone, cuando no llega, hasta colocarnos en la imposibilidad de percibir algo de ellas. En gran parte, la distinción entre “las culturas que cambian y las culturas que no lo hacen” se explica por las mismas diferencias de posición que hace que, para nuestro viajero, un tren en movimiento se mueve o no. Aquí se puede aplicar la teoría de la relatividad generalizada, aplicada tanto a las ciencias sociales como a las científicas: en una y otra, todo parece ocurrir de manera simétrica, pero inversa. Para el observador del mundo físico, (como lo muestra el ejemplo del
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viajero en tren), son los sistemas que evolucionan en el mismo sentido que el suyo los que parecen inmovibles, mientras que los más rápidos son los que evolucionan en sentido diferente. Ocurre lo contrario con las culturas, puesto que nos parecen más activas cuando se desplazan en el mismo sentido de la nuestra, y estacionaria cuando se orientan de manera divergente. Pero en el caso de las ciencias del hombre, el factor velocidad no tiene más que un sentido metafórico. Para ser más válida la comparación se le debe reemplazar por el de información y de significación. Nos parece válida la comparación con un tren que se mueve paralelamente a nuestro ritmo y de esta manera podemos observar la cabeza de los viajeros, contarlas, etc. Que sobre un tren que nos pasa a gran velocidad. En este caso pasa tan rápido que no nos queda una impresión confusa de lo que vemos. Existe pues, una relación entre la noción física de movimiento aparente y otra noción que pertenece igualmente a la física, a la psicología, a la sociología: la cantidad de información susceptible de “pasar” entre los individuos y grupos en función del grado de diversidad de sus culturas respectivas. Cada vez que somos llevados a calificar una cultura humana de inerte o de estacionaria, debemos preguntarnos si este inmovilismo aparente no proviene de la ignorancia en que nos encontramos de sus intereses verdaderos, conscientes o e inconscientes y si teniendo criterios diferentes de los nuestros, esta cultura no es, en relación con nosotros, víctima de la misma ilusión. En otras palabras, aparecemos unos a otros desprovistos de interés, simplemente porque no nos parecemos, y nuestra ignorancia nos lleva a calificarla como inerte. La cultura occidental se ha consagrado enteramente, desde hace siglos, a poner a disposición del hombre medios mecánicos cada vez más poderosos. Si se adopta este criterio, se hará de la cantidad de energía disponiblepor habitante la expresión del grado más o menos alto de desarrollo de las sociedades humanas. La cultura occidental, bajo la visión norteamericana, ocupará el primer lugar; las sociedades Europeas vendrán luego y, a la zaga, una masa de sociedades asiáticas y africanas que resultarán retardadas y atrasadas en su evolución. Ahora bien, las miles de sociedades que se denominan “insuficientemente desarrolladas” y “primitivas”, que se confunden en un conjunto confuso y amorfo cuando se las estudia desde el ángulo que acabamos de citar (y que no es apropiado calificarlas desde el punto de vista científico, puesto que a esta línea de desarrollo le falta mucho más estudio a profundidad en sus conclusiones), se colocan en las antípodas unas de otras; según el punto de vista elegido, se llegaría, por tanto, a clasificaciones diferentes.
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Si el criterio retenido hubiera sido el grado de actitud para triunfar sobre los medios geográficos más hostiles, no hay duda de que los esquimales, los beduinos, se llevarían la palma. La India ha sabido como ninguna otra cultura, elaborar un sistema filosófico religioso, y la China un género de vida, capaces de reducir las consecuencias psicológicas de un desequilibrio demográfico, que ya lleva bastante tiempo. Por su parte el Islam formula una serie de solidaridad en todas las formas de vida humana: técnica, económica, social, espiritual, que occidente no había encontrado sino muy recientemente con el pensamiento Marxista y el nacimiento de la etnología moderna. El Occidente, que se fue apoderando de la tecnología y la ciencia como un medio de dominar la naturaleza, no ha podido dar la felicidad al hombre, no ha podido establecer un acuerdo entre la moral y la ciencia. En cambio, el oriente y el extremo oriente poseen una ventaja de varios milenios al tratar de armonizar el cuerpo y el espíritu a través de la Yoga, las técnicas de respiración chinas o la gimnasia visceral de los antiguos maorís. Ciertos pueblos polinesios nos habrían podido enseñar hace varios siglos el arte de la navegación y el cultivo de la tierra; revelándonos además, un estilo de vida social y moral más generosa que la que poseemos. Los australianos, muy atrasados en el campo económico, nos dan un ejemplo de organización familiar y la armonía entre grupos sociales; además, los sistemas de reglas elaborados de manera consciente y reflexiva, permite llegar a las formas refinadas de la matemática moderna. Fueron ellos los que descubrieron que los lazos del matrimonio forman la trama en relación con la cual las demás instituciones sociales no son más que adornos, y dan un ejemplo a las sociedades modernas en el que el papel de la familia tiende a desaparecer. La riqueza y la audacia de la invención estética de los melanesios, su talento para integrar en la vida social los productos más oscuros de la actividad inconsciente del espíritu, constituye una de las más altas cimas que los hombres hayan alcanzado en estas direcciones.Por su parte, África, su aporte es más complejo, y más difícil de discernir, pues sólo desde una fecha reciente, se ha comenzado a sospechar la importancia de su papel en su contribución a la cultura: lugar en el que todas las influencias han venido a fundirse para partir de nuevo o mantenerse en reserva, pero siempre transformadas en nuevos sentidos. La cultura egipcia, cuya importancia no admite duda, no es inteligible sino como obra común de Asía y África, y los grandes sistemas políticos de la antigua África, sus construcciones jurídicas, sus doctrinas filosóficas tanto tiempo desconocidas por los occidentales, sus artes plásticas y su música, que exploran metodológicamente todas las posibilidades ofrecidas por cada medio de expresión, son índices de un pasado extraordinariamente fértil.
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Por otra parte no son estos aportes fragmentarios los que deben retener totalmente la atención, es la manera genial como cada cultura los agrupa,los retiene, los selecciona y los da a conocer a la humanidad como una contribución propia; también merece resaltar la manera como cada cultura resuelve sus problemas fruto del medio (ordenar en perspectiva) los valores, que en el fondo son los mismos para todo el género humano. Porque todos sin excepción poseen un lenguaje, unas técnicas, un arte, conocimientos de tipo científico, visiones del mundo, creencias religiosas, una organización social política y económica que obedece a sus necesidades propias. Por consiguiente, y salta a la vista, que esta dosificación no puede ser la misma para todas las culturas, lo cual descarta de plano la visión estrecha de que hay culturas superiores a otras. 3.La educación como forma de dominación, alienación y aculturación de las comunidades indígenas La educación formal impartida por el estado colombiano y las comunidades religiosas a la población indígena, es uno de los factores más contundentes de la desintegración cultural de estas comunidades. Aquí se pretende dar un recuento etnográfico de este sistema educativo para ilustrar la forma de aculturación de estos grupos. Las opiniones aquí expresadas están sustentadas en las múltiples temporadas de trabajo de campo hechas por el investigador (investigación de antropología aplicada hecha por el autor como alumno de la facultad de antropología de la universidad de Antioquia, de los cuales cuatro aproximadamente fueron sobre el terreno). Por supuesto que estas opiniones reflejan la síntesis de otras visitas hechas a otras regiones indígenas, lecturas al respecto y conversaciones sostenidas con otros compañeros de viaje y los profesores que orientaban estas visitas, amén de varias discusiones en seminarios sobre la educaciónen estas regiones. Es necesario aclarar que la educación formal allí impartida no es el único factor que interviene en la desintegración de las comunidades indígenas. Hay otros factores de gran peso como la colonización, la educación informal a través de medios masivos tales como la radio, la prensa y la televisión, la invasión de sus territorios por colonos, el despojo masivo de sus tierras donde el mismo gobierno coloca su grano de arena. De todas maneras, la educación formal tiene allí un papel muy definitivo debido a su amplitud, intensidad, tiempo dedicado y los puntos neurálgicos que atacan de fondo la esencia de sus culturas como forma autónoma. Esto es precisamente lo que se quiere resaltar a través del recuento etnográfico de esta educación. También es necesario aclarar que aunque entre la burocracia del ministerio de educación nacional se establece una diferencia entre
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la educación contratada (es decir aquella entregada a los misioneros a través de contratos con el ministerio), y la educación no contratada (la que imparte el gobierno directamente), considero que esta es una división valedera únicamente con fines burocráticos, pero que para el presente análisis no tiene significación de fondo. Se debe tener en cuenta que los internados misionales, dada su magnitud, abarcan un número mayor de estudiantes y son el centro de la vida económica de las regiones donde están ubicados, por lo tanto, tienen un efecto más profundo sobre la vida de las comunidades indígenas, que el que pueden tener las distintas pequeñas escuelas regadas por las regiones, pero independientemente de que sean manejadas por las misiones o por el Estado su efecto es el mismo. Para facilitar la presentación descriptiva de este sistema educativo, lo haré siguiendo el siguiente orden: planta física, personal docente, los recursos y su contenido, los internados misionales, nuevos planes educativos del ministerio de educación nacional, los efectos sobre la comunidad indígena. 5.1La planta física. La mayor parte de estas escuelasson construcciones pequeñas de uno o dos salones únicamente, con un pequeño cuarto adyacente que sirve de vivienda para el profesor. Algunas son construidas al estilo “blanco”, es decir, son construcciones en ladrillo con techo de zinc o de eternit; mientras que las demás se hacen con materiales de la región bien sea de madera aserrada, o con pisos y paredes de yaripa (corteza de palma) y con techos pajizos. Las escuelas suelen tener al lado un pequeño campo descubierto que hacen las veces de lugar para el recreo o descanso y donde se practican diversos tipos de deportes. También existen como elementos anexos a la escuela, una o dos letrinas casi siempre en pésimo estado de mantenimiento, por lo cual no cumplen ninguna función higiénica sino que por el contrario se convierten en focos de infección. En el salón (máximo dos) se aglomeran de quince a veinticinco estudiantes que pertenecen casi siempre a los cursos primero, segundo, y tercero elemental. Todos ellos bajo la dirección de un solo profesor para todos los salones. Lo más sobresaliente en estos salones es la pobreza en cantidad y calidad de material didáctico. Los mapas de Colombia, las láminas de ciencias naturales, los adornos, etc., brillan por su ausencia, lo que si se ve con gran nitidez es un almanaque, estampas religiosas y algún recorte de periódico o de revista. Pero aún, cuando se encuentra algún material didáctico, lo primero que se ve es su falta de funcionalidad y utilización; tal el caso de un cartel para enseñar a leer que ilustraba la letra C con su dibujo y la palabra “camello” un animal totalmente desconocido en esa área. En muy pocas ocasiones se ven materiales hechos en la propia escuela. Sólo en dos oportunidades se vio mapas de la región o de la vereda. El tablero casi siempre está destartalado y no hay ni el menor indicio de
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una pequeña biblioteca escolar básica, de ábacos, y otros materiales escolares. Una simple mirada al cuarto del profesor es suficiente para demostrar el desorden, falta de higiene y el bajo nivel académico del personal docente en la inmensa mayoría de los casos. En cuanto a las relaciones de la escuela como planta física para educar niños y jóvenes y su relación con el resto de la comunidad cabe señalar dos hechos básicos. En primer lugar, es necesario anotar que en la región amazónica las comunidades indígenas tienen 2 pautas básicas de poblamiento, a saber. a). El tipo de aldea nucleada en el cual las casas de las distintas familias se encuentran bastante aglutinadas y próximas entre sí formando un pequeño pueblo como es el caso de Cuemaní sobre el río Caquetá. En este caso no hay mayores problemas para la asistencia de los alumnos a la escuela en cuanto a su proximidad se refiere puesto que la escuela queda en la misma comunidad. b). El tipo de aldea dispersa, en el cual las casas que la componen se encuentran regadas sobre el paisaje geográfico en varios kilómetros a la redonda. Obligatoriamente algunas casas quedan alejadas kilómetros de la escuela y hay niños que tienen que caminar una o dos horas por trochas de selva para llegar a la escuela. En épocas de lluvia, cuando los ríos y quebradas se desbordan, esto crea graves problemas o imposibilita la asistencia de muchos niños a las clases. Tal es el caso de la comunidad de la samaritana en puerto Leguízamo. Salta a la vista para cualquier observador superficial que en estas condiciones la deserción escolar tiene que ser bastante alta, bien por la lejanía al centro escolar, bien por la falta de material didáctico, falta de preparación pedagógica y académica del profesorado, que lleva a clases de tipo magistral, muy difícil de digerir y motivar al alumnado, sus contenidos no ofrecen ningún interés a los niños; y otro aspectos ya mencionados atrás. Otro aspecto que no se puede dejar a un lado es el relacionadoque en muchos casos la comunidad se ve envuelta en la construcción de su misma escuela por el método de mingas o trabajo comunitario, y se espera que la misma comunidad siga ocupándose de su mantenimiento, y en efecto, así lo hacen. Pero en el caso de construcciones de tipo “blanco” que fueron hechas por agentes externos a la comunidad, casi siempre se desatiende en su mantenimiento. 5.2El personaldocente.Los profesores de las escuelas e internados de la región, junto con el contenido de los cursos, es uno de los aspectos más relevantes y perjudiciales del sistema educativo allí impartido.
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En la abrumadora mayoría de los casos se trata de un personal docente sin una verdadera preparación y motivación para este trabajo. Son personas que consiguieron este oficio, porque no encontraron otro. Son cuotas políticas de los caciques de la región o de la jerarquía eclesiástica católica, que allí cuenta con una gran acogida en el círculo burocrático y hace parte de los que manejan la región. Un profesor del internado de San Rafael comentaba recientemente como él y sus compañeros de internado (casi todos ellos del interior del país) habían ido a este lugar por el desempleo tan masivo reinante en las ciudades colombianas. Se consiguieron estos puestos como última tabla de salvación, como un “acampadero” transitorio mientras consiguen un empleo mejor, a sabiendas de que no tenían ninguna preparación en el campo pedagógico para desempeñar este oficio, con la idea de abandonar este oficio tan pronto se consigan un empleo mejor desde el punto de vista salarial, creando así un problema de falta de continuidad del profesorado en su oficio, y los niños perjudicándose por la falta de profesores estables en no pocas ocasiones por largo tiempo, y el profesor que llega empleando otra forma de enseñar confundiendo así al alumnado, ya que presenta las mismas deficiencias del que se fue. Lo que más impacta a primera vista es la falta casi generalizada del profesorado en su preparación pedagógica y motivacional, lo único que le interesa es la oportunidad última de devengar un salario regularmente. El aspecto docente queda en un segundo plano. Casi todo el profesorado de la región es un elemento extraño a la misma comunidad en la cual se desenvuelven como profesores. Al venir de otras regiones, no se motivan por tener alguna información básica del lugar donde llegan a trabajar para así integrarse como personas motivadoras y facilitadoras del cambio, en unas zonas que lo necesitan urgentemente. Son factores pasivos, en lugar de ser líderes de la misma. Al llegar allí, no se identifican en nada con estas comunidades, mucho menos con sus problemas, necesidades y aspiraciones. Esta carencia de una relación estrecha con la comunidad se ve claramente en el caso de profesores blancos que después de varios años de estar trabajando en esta región ignoran los más mínimos rudimentos de los idiomas de las comunidades en las cuales trabajan, o de su cultura elemental. En varias oportunidades conocí profesores de la Chorrera y de San Rafael que a pesar de haber pasado varios años en los internados ni por curiosidad visitaron las Malokas indígenas, que sólo se encuentran a escasos minutos de camino a pie. A esta falta de interés casi generalizada del profesorado por la cultura y la problemática de las comunidades indígenas dentro de las cuales ellos deberían llevar a cabo una labor de gran trascendencia como es la docente, pero que esta misma se ve reducida a la mínima expresión por la falta motivacional del profesorado. Esto refleja una proyección racista de la sociedad dominante
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colombiana con respecto a los indígenas. En estas condiciones, el personal docente se desenvuelve dentro de una comunidad cuya cultura desconoce, no le interesa saber de ella, la desprecia y es portador de la ideología dominante traída por los españoles y recibida por la dirigencia nacional. Otro factor no despreciable es la preparación académica, de los que allí se llaman profesores. Un caso típico es el de una profesora de la escuela en la Samaritana (en puerto Leguízamo) quien sólo había cursado hasta tercero elemental en una escuela rural del Tolima, o sea que no alcanzó a graduarse como tal, ya que para graduarse como maestro rural en aquella época se necesitaba cuatro años de secundaria. En los casos más positivos ingresaban profesores que a duras penas lograron cursar uno o dos años de secundaria, en liceos y normales de la región, cuyo nivel académico deja mucho que desear. En los internados misionales la preparación académica de monjas, misioneras, bachilleres y normalistas que allí se encontraban, no es nada envidiable. Como nadie da lo que no tiene, no podemos esperar mayor cosa de todo lo allí presentado.Respecto a la clase de profesorado que allí llega, sus consecuencias en el alumnado y la comunidad en general, sus aportes a la misma se reduce a la mínima expresión. Dentro de la problemática del personal docente es necesario recalcar muy en especial el caso de los llamados “profesores indígenas”. Se trata de un número creciente de profesores que son de origen indígena, por cuanto nacieron allí y se criaron en esas mismas comunidades. Ingresaron después a los internados misionales, a sus normales (en algunos casos, y se convirtieron luegoen profesores de las escuelas de la región y de los mismos internados). Algunos de ellos recibieron cursos de especialización en el SENA, en radio Sutatenza, o en las granjas del padre Castillo en las cercanías a Bogotá. Como quiera que se presenta la coincidencia de que en algunas comunidades indígenas que han alcanzado algún grado de conciencia con respecto a sus problemas, se han publicado comunicados en los que se hace referencia a que la educación sea desarrollada por profesores indígenas, en los territorios misionales se presentan a estos profesores como un logro positivo del sistema educativo. Pero es necesario aclarar que estos “profesores indígenas” después de pasar por todos los filtros culturales que presentan los internados y normales, lo único que les queda de indígenas es su aspecto racial. Ellos mismos, como individuos ya colonizados se vuelven más papistas que el papa y tienen una actitud más negativa hacia sus propias comunidades que sus mismos compañeros blancos.
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Siempre he tenido interés en hablar y dialogar con estos “profesores indígenas”, cada que he tenido la oportunidad, lo cual ha sido con mucha frecuencia, y nunca he podido encontrar uno solo de ellos que hable con sincero y autentico orgullo de su pueblo, de su cultura, de los problemas de la comunidad. Son personas auto satisfechas y que se consideran realizadas por cuanto lograron entrar al “mundo blanco”. Se ganan la vida como profesores, lo cual es una actividad “blanca”. El mundo indígena para ellos es algo que ya se quedó atrás. No colaboran con sus respectivas comunidades en las mingas, hacen burla ostensible del idioma propio, de las malocas, de todo elemento de la cultura indígena clave para identificarse como tal (tales como comer coca, casabe, tomar cahuana, participar activamente en las ceremonias tradicionales de la comunidad etc.). Son indígenas por su aspecto racial, pero no por su posición de clase, por su conciencia que es lo que verdaderamente importa. Con mucha frecuencia prefieren desarrollarse como profesores en comunidades diferentes a las de su origen…se tiene pues que el caso de los “profesores indígenas” es un paso hacia adelante pero del proceso de colonización y dominación de las comunidades indígenas, y no desde el punto de vista de los auténticos intereses de estas comunidades. Resumiendo lo anotado anteriormente tenemos entonces que las características más negativas del personal docente en estas comunidades son su escasa o nula motivación para el trabajo que les toca desarrollar; su poca y a veces nula preparación académica; la carencia de una viva relación con la comunidad indígena en la cual trabajan, con su cultura y sus intereses básicos; la actitud racista que han heredado de la sociedad dominante; su poca duración en el terreno; y el mito de los “profesores indígenas” que aunque indígenas en su origen ya no se consideran miembros de sus propias comunidades ni se apersonan de la defensa de sus intereses. 5.3 Los cursos y su contenido. No es mi propósito hacer aquí un recuento detallado del currículo académico en estas escuelas e internados, si no presentar algunos rasgos sobresalientes que nos ilustran la naturaleza del problema como un todo. Los cursos que se dictan son, en teoría, los mismos que rigen para el resto del país, lo cual es en sí un contrasentido por tratarse de realidades económico sociales muy diferentes. Pero este es un problema de la educación en Colombia a nivel de todo el país. La característica más sobresaliente de estos cursos en general, es su falta de funcionalidad, su divorcio de la vida cotidiana de estas comunidades. Un misionero
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jefe de internado me comentaba que su dilema era educar a los indígenas para vivir en la selva, o para afuera, para la civilización. Y que como él dizque tenía estadísticas de que más del 60% o 70% de ellos se iban para afuera, él había decidido educarlos para afuera. Dudo mucho de que el porcentaje de indígenas que abandonan su comunidad sea tan alto, más aún si se tiene en cuenta de que muchos de los que abandonan su comunidad de origen lo hacen para establecerse de nuevo en otra comunidad indígena y no en el mundo blanco. Pero lo importante es que aquellos que si se establecen en el mundo blanco como peones asalariados en las fincas de los colonos, como trabajadores en los remolcadores etc. A ellos, tampoco se les educó para ese mundo fuera. Tienen una ignorancia casi total de sus derechos legales como trabajadores en cuanto a formas de pago, prestaciones sociales, vacaciones, horas extras, organizaciones gremiales o sindicatos. A ellos no se les educa para afuera, lo cual los hace presa fácil de los explotadores, que les imponen trabajos casi cercanos a la esclavitud. En realidad la educación que se imparte en estas escuelas o internados, fuera de unos rudimentos de lectura, escritura y matemáticas, en el fondo es una educación encaminada a negar de plano la cultura indígena, a destruirla, a desconocer su validez y su dignidad. Para concretar más este punto quiero hacer referencia a dos temas centrales: a. La actitud hacia la cultura indígena y su comunidad. Con respecto a la enseñanza de la historia cabe decir que no solamente se desconoce y no se enseña la historia propia de sus comunidades, sino que se distorsiona vulgarmente el contenido de lo que se enseña. Es necesario aclarar que estas comunidades, igual que cualquier otra comunidad humana, tiene su propia historia abierta al conocimiento de la cual es necesario transmitirla fielmente para que la comunidad pueda tomar conciencia de su puesto y el devenir histórico. Para estas comunidades la conquista por parte de los blancos comenzó con la época de la cauchería a fines del siglo XIX y se profundizó a comienzos del siglo XX con la tristemente célebre casa Arana, donde los caucheros esclavizaron, torturaron y asesinaron a miles de indígenas para obligarlos a trabajar el caucho, y como es natural estas comunidades respondieron de diferentes maneras a esta opresión. Muchos sucumbieron a la explotación, otros lograron sobrevivir a ella, y muchos otros se defendieron huyendo a regiones inhóspitas, donde el conquistador no podía llegar, y hubo quienes emprendieron la lucha armada para defenderse del opresor, tal es el caso del levantamiento indígena en el poblado de Atenas, al nororiente de la chorrera, ocurrido entre 1910 a 1915, en el cual varias
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comunidades indígenas se organizaron en forma metódica para hacer frente al dominio de los caucheros, pero sucumbieron ante los blancos por su mayor capacidad tecnológica en el arte de matar. Entre los antepasados indígenas de hoy en día aún se conservan fresco el recuento de estas luchas, las cuales son totalmente ignoradas en los cursos de historia impartidos en los internados y escuelas de la región. Vale anotar que estas masacres y a un exterminio de varias tribus, se llevó a cabo con la total indiferencia del Estado y la iglesia, y se pasaba desapercibido la esclavitud en que vivían. Durante el conflicto Colombo – Peruano de 1932, la gran mayoría de los indígenas de la región fueron llevados por los peruanos hacia su territorio y el río Napo (donde habitan hoy en día), aunque algunos de ellos se escaparon, sufriendo mil peripecias (la cual es otra forma de lucha, y parte integrante de la historia de estos pueblos). Algunos con el paso del tiempo regresaron a los territorios de su origen y fundaron comunidades que posteriormente florecieron de nuevo como es el caso del Encanto, sobre el río Caparaná. No solamente se ignoran y se dejan de enseñar estos hechos tan relevantes para la historia de estos pueblos sino que se desfigura y ridiculiza el acontecer indígena en la historia que se enseña. Al revisar los cuadernos de historia de varios alumnos del internado de San Rafael, de cuarto y quinto grado de enseñanza elemental se puede anotar claramente los datos siguientes. “la la llegada de los españoles los indígenas vivían semidesnudos en la selva, comían raíces y frutas silvestres, hablaban un idioma corto en palabras, sus cantos eran monótonos…” Noté que en los cuadernos que examiné, el contenido era idéntico, bien de textos copiados o dictadospor el profesor, y estaban calificados con el visto bueno de la persona que los dictó. A la vista aparece, sin la menor duda, el carácter despectivo del párrafo hacia la cultura indígena (no había más referencia a ella, nada que llamara la atención sobre los aportes de la misma a su cultura, bien sea azteca, maya, chibcha, incaica. Nada positivo sobre la propia cultura de la región).Encuentro igualmente interesante que se hable de los indígenas en términos de un pasado, nada de un porvenir, como si se hubiesen acabado. Precisamente recuerdo que desde mis primeras estadías en esta región, descubrí con sorpresa que ellos, los integrantes de estas comunidades, creían que eran los últimos de Colombia, y cuando les comentaba de otras comunidades indígenas del país, mostraban sorpresa de que así fuera. Este tema ha sido desde entonces unos de los preferidos en las
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conversaciones con ellos y siempre me están preguntando por la existencia y costumbres de otros grupos indígenas del país y del continente. Igual que ocurre siempre es la relación entre una sociedad dominante (en este caso el Estado Colombiano) y una sociedad dominada, (las comunidades indígenas), la enseñanza de la historia se caracteriza por el hecho de que no solamente no se les enseña su verdadera historia, sino que se les transmite una historia distorsionada, colonizadora y alienante. Porque en el fondo, el objetivo de la educación es ese: evitar que el indígena y su comunidad tomen conciencia de su propia identidad, de que son sujetos de derechos. Pero no es solamente en la historia donde se buscan estos objetivos. Hay otros campos de la cultura que son igualmente atacados en formas metódicas y más letales, nos referimos al idioma. De todos es sabido que, en las escuelas e internados, la enseñanza se imparte en idioma español. Solo en los últimos años, se ha venido, en forma lenta y pausada dictando las clases en su propio idioma. Pero entre los profesores venidos de fuera se da una actitud displicente, e indiferente hacia el idioma de los indígenas. Algunos de ellos como me han relatado, hubo un tiempo en que en el internado de la chorrera se castigaba a los indígenas que hablaban su propio idioma colocándoles un tronco de bambú en la boca y atándoselos por detrás con una pita. Aún hoy en día he escuchado a profesores regañando a sus alumnos cuando hablan entre sí su propio idioma. En una experiencia educativa que se tuvo con adultos y niños en la comunidad del Encanto, se celebraba un acto público en el cual se incluyeron varias intervenciones por parte de ellos en su propio idioma, sobre temas de higiene, y de progreso de la comunidad. En un principio se mostraron muy sorprendidos de esto, porque en el internado “nunca se hablaba en su propio idioma”. La actitud de desprecio e indiferencia de todos los educandos por el idioma de estas comunidades se desprende claramente del hecho de que algunos de ellos se toman la molestia de aprenderlos por su propia cuenta. Los profesores “blancos” en el mejor de los casos aprenden unas pocas palabras y nada más. En parte porque la mayoría de ellos solo están en la comunidad por algunos meses del año académico y luego abandonan la región. En el caso de monjas y misioneros que están permanentemente en la comunidad, no cabe otra explicación para su no conocimiento del idioma indígena, que su indiferencia por el mismo. Los jóvenes que asisten al internado aprenden allí a tener vergüenza de su propio idioma y costumbres y en general de su cultura, y prefieren hablar el español al propio. En la educación formal impartida por la sociedad dominante muestra siempre una actitud negativa y despectiva con respecto a la historia y el idioma de estas
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comunidades, y se extiende a todas las formas de y manifestaciones culturales. El interés por estas comunidades casi siempre ha salido de la labor de los antropólogos y de otras disciplinas sociales, lo cual no ha permitido que el desinterés cundapor todas las disciplinas humanísticas. En muchas ocasiones las ceremonias de danzas y cánticos de los indígenas, que para ellos tiene un profundo significado religioso y de identificación cultural, pasan a ser espectáculos de feria en manos del misionero de turno. Se podrían dar muchos más ejemplos concretos de fallas lamentables en el sistema educativo, en el campo pedagógico, en la funcionalidad de la educación y otros. Pero el interés central es el de ilustrar el carácter altamente destructivo que esta educación tiene con respecto a la cultura indígena. Los muchachos que salen del internado, son en su mayoría personas que sienten vergüenza de su identidad indígena, que se convierten en extraños dentro de su comunidad, que abandonan sus propios padres. Quisiera tomar ahora el argumento del misionero que me decía que los educaba para “fuera” porque la mayoría de ellos se iban. Yo pondría los términos al contrario y diría que los que se van lo hacen porque los educaron para tener vergüenza y pena de su condición indígena. En realidad, no están preparados de ninguna forma para vivir “fuera” o sea, en el mundo blanco. b. Los internados misionales. En las páginas que precedieronse dieron algunos ejemplos sobre el problema educativo en los internados.Estas instituciones, dan por sí mismas, dada su complejidad, para un estudio aparte. Pero nuestro objetivo es de llamar la atención sobre los elementos claves que causan impacto en los internados y en la región donde viven los indígenas. El internado no es solamente una institución educativa, con las fallas y lacras que ya se han señalado, sino que juega otros papeles de gran importancia que atan la comunidad al dominio del estado y la ideología blanca. En el aspecto económico se tiene el hecho de que constituye en la mayoría de los casos la única posibilidad que los indígenas tienen de vender sus productos (fariña, carne de monte, plátano, piña, tamales, tablas aserradas, y otros productos) y de comprar los productos que ellos necesitan del mundo blanco (petróleo, cartuchos, ropa, machetes, hachas, remedios, azúcar, sal, utensilios de aluminio, linternas y demás). En el internado se compran los productos alimenticios de los indígenas para alimentar a los estudiantes y al plantel docente. Cuando el internado cierra por las vacaciones, se suspenden casi en su totalidad estas compras, afectando por consiguiente a la comunidad. También se da el caso
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de que en algunos internados no se le compran productos alimenticios sino a los indígenas que tienen hijos en el mismo, puesto que aparentemente sus necesidades son reducidas y no tienen apremio de comprar de todo lo que la comunidad produce. El internado es al mismo tiempo el único hogar, en muchos casos, donde el indígena puede ganarse unos pesos trabajando como asalariado en las fincas o en las construcciones del plantel. Los datos anteriores demuestran claramente que el internado crea una fuerte dependencia económica, fuera de sus funciones educativas, que refuerzan su autoridad como institución, y por lo tanto sus efectos sobre la vida y actividades de la comunidad. Este poderío económico de los internados no se limita a lo ya dicho. Con frecuencia en éstos es donde funciona el único centro de salud de la región, o es a veces la lancha del internado el único medio de transporte disponible para grandes distancias. Es decir, los internados no son únicamente instituciones educativas, sino que tienen una serie de funciones anexas sumamente importantes que refuerzan su autoridad y por lo tanto debilitan considerablemente las posibilidades que tienen los indígenas de oponérseles cuando el internado entra en contradicción con su vida cotidiana, lo cual ocurre no pocas veces. En los internados se arreglan matrimonios sin el consentimiento de los padres de los contrayentes, que en la mayoría de los casos son menores de edad; y con frecuencia se controla la libertad de movilización de los indígenas evitando que se salgan o se vayan, u oponiéndose a que otros regresen. c. Los efectos sobre la comunidad indígena. Vivir una experiencia no es comprenderla. La mente del ser humano puede reflejar correcta o incorrectamente el mundo social que lo rodea. Para comprender correctamente el momento histórico en que se vive, se necesita educación, y si ésta es alienante, tergiversada, necesariamente se tiene una imagen equivocada de las cosas y los hechos. Es esto precisamente lo que la educación formal ha venido logrando entre las comunidades indígenas dentro de las cuales se desarrolla. Producir individuos avergonzados de su propia identidad cultural, avergonzados de su idioma, de su entorno, de sus condiciones, de sus tradiciones, con ignorancia de su historia. Siempre que se presenta la relación social dominante contra sociedades dominadas, la ideología dominante constituye una caricatura del dominado para justificar la situación de opresión en que ésta se encuentra.
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Por eso la imagen que el indígena se tiene como salvaje, carente de comprensión e iniciativa, perezosos y demás, no en vano es común en Colombia utilizar la palabra “indio” y “negro” como un insulto. Y lo peor que le puede pasar a una comunidad dominada es acabar creyendo y aceptando el mito de su inferioridad racial y cultural creado por sus opresores. Y es esto precisamente lo que sucede en estas comunidades indígenas. Uno se encuentra, en su gran mayoría, con personas que o tienen ya un bien definido complejo de inferioridad con respecto a su identidad, o tienen una actitud muy ambivalente al respecto. Considero que la aceptación de la identidad de un grupo es básico para que se pueda desarrollar un trabajo por la defensa de sus intereses, sin este requisito previo es nulo lo que se puede hacer. Por eso creo que solamente a través de la educación apropiada se logrará que estas comunidades reencuentren el hilo perdido de su devenir histórico. Pero tomar conciencia de esta necesidad no es suficiente. Mi propia experiencia me ha enseñado que no basta(aunque si es totalmente necesario) tener una actitud crítica ante la educación formal impartida por el gobierno, que en la mayoría de los casos, presenta una visión y unos intereses muy opuestos a la cultura donde la imparte. La educación es una ciencia en sí, y la aplicación de un nuevo sistema requiere no sólo una profunda investigación en técnicas pedagógicas, contenidos, medio cultural, utilidad, significados, la educación tomada como un fenómeno social; lo cual requiere previamente estudio y preparación. Educar al educador, sólo se logra en una práctica larga y prolongada con la misma comunidad. El solo aprendizaje en un solo sentido (del educador al educando), queda corto. Las comunidades indígenas están siendo dominadas a través de un sistema educativo que ignora y deforma su pasado histórico, su idioma, sus tradiciones, es decir toda su identidad; y al desconocer esta realidad, se ignora por supuesto los derechos que estas comunidades tienen a la tierra, el progreso en beneficio propio y en general a su cultura. Por lo tanto, la liberación de dichas comunidades dependerá igualmente de un sistema educativo cualitativamente diferente al existente. Funcional a sus necesidades y derechos, no alienante, sino que por el contrario reconozca su identidad propia y su devenir histórico.
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NECESARIA ACLARACIÓN Este trabajo etnográfico se inició el 16 de septiembre de 1985 y fue entregado al director del mismo, profesor Hernán Henao, el 16 de Octubre de 1995. Los pasos metodológicos dados aparecen en el transcurso dentro del trabajo lo mismo que sus apreciaciones y conclusiones. Es de suponer que esta situación tan aberrante, humillante, despreciativa de abandono casi total por parte del estado y de la empresa privada haya mejorado en parte durante este lapso (1985-2018) pero, como todos sabemos, las comunidades indígenas y afrodescendientes no hacen parte del interés de la clase dominante y del Estado. Siempre han sido un sector marginal, excluido, invisibilizado, al borde de la extinción, por lo cual, a pesar de las mejoras hechas el problema en su raíz y en su núcleo central está intacto…así trata el poder dominante a nuestros ancestros, dueños del país, de todas sus riquezas, de una cultura digna de mejor suerte; por consiguiente y conclusión podemos afirmar que todo el pueblo colombiano tiene una deuda por saldar con estos hermanos nuestros.
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NOTAS
1. E.B. Taylor, primitive culture, Loc. Cit. Vol. I, P. I. 2. E.B. Taylor, primitive culture, Loc. Cit. Vol. I, P. 13. 3. E.B. Taylor, primitive culture, Loc. Cit. Vol. I, P. 18. 4. Villaveces, Jorge. Los mejores discurso de Jorge Eliécer Gaitán. Ed. Jorvi, segunda edición. Bogotá. 1963. PP. 192-194.
5. Canguilhem, Georges. “Lo normal y lo patológico”. XXI Editores, tercera edición, 1981. P.195. 6. Ibid. P. 194. 7. Ibid. P. 197 8. Ibid. P. 200. 9. Ibid. P. 213. 10. Ibid. P. 203. 11. Ibid. P. 230. 12. Pareto, Alcibiades y otro. Louis Altusser: “ideología y aparatos ideológicos de estado. Editorial nueva criÍica. Medellín, 1972. P. 197 13. Mouffe, Chantal.” Hegemonía e ideología en Gramsci”. Documento reproducido por la Universidad de Antioquia,1972, P. 20 14. Ídem. P.14. 15. Ídem. P.14 16. Ídem. P.14 17. Ídem. P.. 19 – 20
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18. Ídem. P. 20 19. Ídem. P. 22 20. Ídem. P. 25 21. Ídem P. 32 22. Ídem P. 36 23. Ídem P. 19 24. Ídem P. 17 - 18
Í25.Ídem, p.22-
25. Paredes, Alcibiades, y otro. OP. Pg. 36. 26. Idem. P. 43.
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