HOMENAJE MERECIDO Por qué me gustará tanto andar la tierra arada, sentir la tierra tanto. Andar, andar, aunque sea torpemente. (Entre otros olvidos)
Poesía universa on un siglo de poesía a sus espaldas, José Antonio Muñoz Rojas nos ha abandonado. Pero lo ha hecho elevándose por encima del tiempo y de la literatura para consagrarse como un autor atemporal. Como un gran clásico de las letras nacionales que no necesita ser encuadrado en una generación o comparado con nadie. Muñoz Rojas ha superado las ataduras de las etiquetas literarias para ser él mismo, para que su obra brille con luz propia entre los olivares de Antequera. Dijo adiós rodeado de lo que siempre quiso: de su familia, de su campo, alejado del mundanal ruido. Son las características que han marcado su vida. Pero su calidad literaria ha conseguido que, a pesar de estar en su escondrijo antequerano, hoy ocupe un alto pedestal en la literatura española. Las Cosas del Campo, Cantos a Rosa, Objetos Perdidos… Textos que nos traen épocas románticas, sinceras, libres, sin tiempo. Porque puede que muchos de sus versos se escribiesen a principios de siglo, pero quizás sea hoy cuando más vigencia tienen. Cuando más jóvenes son.
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ESPECIAL
MUÑOZ ROJAS
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Edita: Málaga Hoy Director: Antonio Méndez Gerente: Fernando Ortega Coordina: El Árbol Boca Abajo Colaboradores: Clara Martínez Mesa, Enrique Baena, Fernando Ortíz, Francisco Ruiz Noguera, Rafael Ballesteros, Álvaro García, Juan Benítez. Diseño y maquetación: Carmen Viedma Fotografías: Málaga Hoy, El Árbol Boca Abajo. Agradecimientos: Antonio Parejo, Julio Neira. Con la colaboración del Centro Andaluz de las Letras
sal entre olivares
Un siglo después de su nacimiento, en la calle Carrera de aquella Antequera de 1909, estamos de celebración. Aunque más triste de lo esperado. Probablemente sin su consentimiento –siempre se ha alejado de los homenajes– las instituciones se han volcado este año en subrayar la importancia de un poeta ha conseguido hacer lo sencillo universal. Y este manzano joven, aún sin hoja, que de pronto se ha puesto a dar flor y que parece un candelabro de flores, y que nos ha detenido hoy largo rato en nuestro paseo haciendo que
nos preguntemos, cómo es posible tanta hermosura en tan poco lugar. Numerosos actos han servido para repasar sus formas poéticas, recordar su humilde vida en la Casería del Conde, su magnífica prosa, su importante trabajo en la Sociedad de Estudios y Publicaciones del Banco Urquijo, su amistad con los grandes literatos del siglo XX. Y esta revista no es más que un mínimo acercamiento al poeta. Una humilde recopilación de firmas amigos que le tienen un cariño fuera de lo común. De entrevistas a aquellos que han es-
UN SIGLO DE POESÍA Hoy sus versos tienen más vigencia si cabe que cuando se escribieron, suenan más jóvenes.
tudiado su obra en profundidad. Un pequeño extracto de lo que ha sido su vida. Y no pretende nada más. No puede. Sólo es un homenaje, uno más, de los muchos que se merece el poeta. Un siglo de poesía, bien lo va- ESPECIAL MUÑOZ le. Un siglo de un poeta que se queda ROJAS como pasando, como sin estar, como si siguiera estando sin estar.
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NOTA: Todas las colaboraciones y las entrevistas de este suplemento especial fueron realizadas antes del 28 de septiembre, día en el que falleció José Antonio Muñoz Rojas.
1909. El 9 de octubre de 1909 José Antonio Muñoz Rojas nace en la antequerana calle Carrera, junto a la Plaza de las Descalzas. Allí vive sus primeros años a medias entre las casas de las familias de su padre y de su madre, que se encuentran una frente a la otra.
UN POETA POCO COMÚN
En flor segura
l campo es una inmensa caja de secretos. Hay que saber verlos. Espiarlos hasta que nos los entregue. Así, yendo de pronto, el simple color de una piedra junto a la que pasamos mil veces sin repararla, la forma de un árbol, la luz de un camino. (José Antonio Muñoz Rojas, Las cosas del campo) Cumple cien años el hombre que nos enseña a contemplar el florecimiento de una encina, a agradecer la llegada de las primeras lluvias, a ESPECIAL distinguir el canto del ruiseñor. MUÑOZ ROJAS Hay gigantescos pinos, espigados cipreses en el jardín, que apenas cuentan con la mitad de la edad del poeta que los plantó. Y decir que un árbol fue plantado por un poeta no es decir cualquier cosa: La misma tierra que los alimentó a ambos, quedó sembrada entre las páginas de sus libros, y el árbol mis-
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mo lo hemos leído, nos hemos bebido su metafórica gracia al leer sus versos, sin saber que no era, como tantos otros árboles, una pura metáfora, sino una verdad crecida en torno. Y el poeta que escribe, como su árbol, se dedica simplemente a estar, a vivir, y a compartir esa gracia con el aire que les vio crecer. José Antonio Muñoz Rojas no es un poeta común; es, comparable sí a su querido Fray Luis de León, un hombre solitario y contemplativo, necesitado del murmullo del alma y del alma de la naturaleza donde vive. Y sólo es comprensible su obra desde el silencio, desde la triste o alegre verdad de la amanecida labranza, desde el rumor del sol de mayo sobre los trigos. No se puede comprender la luz de la vega un agosto al atardecer sin detenerse a mirarla, aunque gracias a su poesía, gozamos del privilegio de ima-
GRAN POESÍA “Sólo es comprensible su obra desde el silencio, desde la triste o alegre verdad de la amanecida labranza”.
ginarla casi perfectamente. Podemos escuchar de algún paisano la leyenda popular de los enamorados, pero no sentiremos la importancia de esa leyenda en la memoria inconsciente de las gentes que allí nacieron hasta que leamos la versión que él escribió como si quien la contara fuese el río, testigo de la suerte de los amantes. Leí por primera vez sus Cantos a Rosa con apenas doce años, y a los veinte mi memoria se sabía su ritmo como si fuese la primera de las nanas que se aprenden sin saber, pero no entendí quién era Rosa hasta acompañar a José Antonio y Marilu en sus paseos por el huerto, donde una decena de rosales distintos les ofrecían sus mejores gamas cada año. Y Abril, que define su alma, es más abril si se para uno, después de leer sus versos, a colmarse de las nubes, los destellos y las flores que inundan la sie-
por Clara Martínez Mesa rra en primavera. Dice José Antonio que todo lo que se nombra tiene belleza en nombrarlo, y como Juan Ramón, sueña con que el nombre exacto de cada cosa despierte en el poema nuevamente como si fuera la cosa misma. Y qué fácil lo tiene el lector con poetas que además de cantar la vida, parece que la hubieran contemplado ya con nuestros ojos: Cuando florecen las encinas, decía, hay que temblar. Se anuda la delicia en la garganta. Pasa como cuando llora un hombre fuerte y maduro, cuando viene un estremecimiento a colmar una plenitud. […] El tronco áspero se diría insensible. Se diría insensible el árbol entero, apenas conmovido por lluvia o viento, sol o hielo, un contemplativo, con mucho cilicio y poco halago. Y de pronto hay un estremecimiento y el árbol comienza a vestirse, y toda aquella dureza, aquella ascesis, se expresa en purísimo temblor, en goterones de ternura que la llenan toda, que la ponen como llovida de belleza, enmelada, soñadora, sauce sin río en el monte, con toda la fuerza de la encina y toda la melancolía del sauce. En la primera página de Las cosas del campo encontramos a quien no se siente creador de nada, sino sólo un hombre asombrado y perplejo ante las maravillas que contempla, ante el paisaje al que canta por el solo “trallazo” (así llama él al impulso de la escritura), por la sola necesidad de intentar devolverle al campo esa hermosura sólo suya, pero siempre atónito, humilde ante la belleza contemplada. ... ¡Cuánto sueño, cuánta esperanza, cuentan estas lindes tan caprichosas al parecer, tan fieles a la Poesía en realidad! ¡Cuánta riqueza humana! […] Por eso tiemblo algo cuando voy por estos campos, por
eso canto. Y tengo miedo de no poder acabar una vez comenzado. Empiece por donde empiece, no acabaré. Se me quedará la canción a medio camino, entre los labios. Pero la tierra la seguirá cantando. La oirán las alondras, los alcaravanes, algún matutero a deshora por la veredilla, algún extraviado entre los olivos, algunos amantes que busquen la complicidad de la noche y la dureza de la tierra para darle lo suyo al amor. ¡Oh canción tan inútil y tan necesaria como esta enorme y anual cosecha de florecillas ignoradas! En su obra hallamos frecuentemente los nombres de esas yerbas o florecillas ignoradas, que son jaramagos, nazarenos, lenguazas, zapaticos, en los que nadie repara pero que nacen de la pura libertad de la naturaleza. Y el poeta identifica su canción con esa enorme y anual cosecha de florecillas ignoradas, confesando que él deja sólo su asombro escrito, un canto aparentemente inútil. Y así se siente hoy, ajeno al homenaje que celebra el prodigio de su literatura, aún perplejo ante la vida que le ha tocado vivir, agradecido a la siembra de tantos años que le dio esa hermosura de horizonte, que aún siente cuando recita con impecable memoria La tierra de Alvargonzález o los sonetos de Garcilaso. Y precisamente lo más noble de su obra es que sitúa a la literatura en el lugar más preciso que puede haber para el arte: Allí donde no es imitación, recreación de la vida, sino la vida misma; allí donde comprendemos que cada flor nombrada es la misma flor que contemplamos, con su tacto, su color y su olor. Y más cuando esa flor parece que aprecia, a estas alturas, después de todo un siglo, que los ojos que la miran, la aman y la conocen.
Aquí tienes, amor, tu antiguo huerto, con su doblada hilera de granados que abril dejó de verde coronados y junio con sus flores ha cubierto. Y donde en flor segura y fruto incierto se muestran los olivos blanqueados, y van al amarillo los sembrados y al calor las gayombas se han abierto. Aquí te espero, amor, por las veredas que no vienen ni van a parte alguna sino a aquel corazón en donde habitan, y donde aun sin venir siempre te quedas, y haces mi soledad tan oportuna que la paz y el silencio la visitan.
(De Abril del alma)
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MUÑOZ ROJAS
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1920. Este año, Muñoz Rojas pasa su primer curso fuera de Antequera. Lo hace en Málaga, donde estudia en el Colegio San Estanislao de Koska. Pero por problemas de salud, ya que el clima no le sentó muy bien, fue trasladado a Madrid a seguir estudiando al año siguiente.
¿DEL 27 O DEL 36?
Sin generación, sin tiempo s probablemente una de las razones por las que José Antonio Muñoz Rojas no ha alcanzado, aún, el prestigio del que gozaron muchos de sus amigos. El hecho de que nunca se le supiese situar en la Generación del 27 o la Generación del 36 ha tenido como consecuencia que el poeta se quedase en una especie de limbo literario que le alejó durante muchos años de los libros de texto. Es de ahí, de la necesidad de simplificar o de clasificar a los literatos nacionales de donde surgen esas etiquetas que, muchas veces, acaban deformando la realidad y olvidando a quien no debieran. Unas ocasiones de manera más justa que otras. Lo cierto es que Muñoz Rojas, por edad, está más cercano a la Generación del 36. Él mismo ha reconocido que son los suyos. Entre ellos tuvo bastante trato con Luis Rosales, Leopoldo y ESPECIAL Juan Panero, Luis Felipe VivanMUÑOZ ROJAS co o Miguel Hernández. Sin embargo, su afinidad más literaria era con la Generación del 27, a la que comenzó a tratar cuando publicó Versos de Retorno, con la que estableció fuertes lazos en su primera etapa en Madrid y con cuyos miembros estableció amistades que duraron más de una vi-
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De izquierda a derecha: Muñoz Rojas, Aleixandre, L. Panero, Dámaso Alonso, C. Bousoño y J. L. Cano.
da. Sus íntimos eran Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso, pero era gran amigo de José Bergamín, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Emilio Prados… y, aunque los trató menos, también trató a esa magnífica Generación del 98 salvo a Antonio Machado, autor al que Muñoz Rojas se ha sentido permanentemente unido a pesar de no haber llegado nunca a conocer. Otros, incluso, lo llegan a situar en la Generación del 50.
SIN ETIQUETA Los estudiosos nunca han llegado a ponerse de acuerdo en qué generación ubicar a Muñoz Rojas
Todo ello hace que ni siquiera los estudiosos se hayan puesto de acuerdo en ubicar en uno u otro lugar a Muñoz Rojas. Todo depende del aspecto en el que se fijen. Pero en lo que sí hay unanimidad es en considerar que el propio Muñoz Rojas está fuera de todas en generaciones porque su obra se defiende a sí misma. No le hacen falta etiquetas. Ni le hace falta estar en una u otra generación. Está al margen de todas ellas. Es un poeta de todo el siglo XX.
1921. Comienza su primera etapa madrileña. Primero estudiando en el colegio jesuita de Chamartín de la Rosa y más tarde haciendo la carrera de Derecho en la antigua Universidad Central de calle San Bernardo, hoy Universidad Complutense de Madrid.
PALABRA DE MUÑOZ ROJAS
“Mis cosas valen poco” ombre poco dado a las entrevistas, José Antonio Muñoz Rojas ha tratado siempre de estar alejando del mundanal ruido. Tampoco nunca le han gustado las alabanzas o los homenajes. Bien lo sabe Antonio Soler, que tras acabar una entrevista en el año 1998 para el ABC Literario, Muñoz Rojas le dijo refiriéndose a su grabadora: “Eso que llevas ahí, la entrevista, la deberías hacer lo más gris posible”. Pero siempre que ha hablado, Muñoz Rojas ha dejado improntas de su sencillez, su humildad, su calor humano, su visión del mundo. En las pocas veces que ha contado de lo suyo –es lo que menos le gusta, él ha preferido siempre preguntar a responder– siempre ha tendido a quitarse importancia. “Mis cosas valen poco”, decía a Javier Rodríguez, de El País, en febrero de este mismo año. “No me gusta nada presumir, no ESPECIAL tengo de qué”, explicaba a Álvaro MUÑOZ ROJAS García en el homenaje que El Mundo hacía en su 97 cumpleaños al poeta antequerano en el suplemento Papeles en la Ciudad del Paraíso. Ni siquiera se ha agrandado nunca ante la que es considerada como mayor exponente de su poesía, Las Cosas del Campo. “Lo es-
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POESÍA CASUAL “Con ‘Las Cosas del Campo’ me puse a escribir el diario de lo que pasaba en el campo. Y el libro salió de un tirón absoluto”
cribí cuando vine de Inglaterra, en los cuarenta o antes… pero da igual, no tiene interés ninguno”. “Me puse a escribir el diario de lo que pasaba en el campo, vuelven los abejarucos, se van los abejarucos, y el libro salió de un tirón absoluto”, añadía a Álvaro García, que posteriormente le preguntaba por Cantos a Rosa. “Los Cantos a Rosa son auténticos, son muy sentidos, no están inventados. Se me ocurrieron de pronto, de golpe, aquí en el campo”, contaba al escritor y periodista. Una Rosa multidisciplinar que, para muchos, ha simbolizado a la mujer. “creo que las mujeres son tan fundamentales en la vida, que son todo”, decía Muñoz Rojas. Y en su vida fundamental fue Marilu, su mujer. “Sí. Era mi musa. Era una mujer estupenda. Muy seria también. No le gustaba reírse, pero era muy graciosa. Tenía unos golpes estupendos y era muy guapa”, relataba el autor antequerano a Carmen Martín, en una entrevista para Diario Sur en 2007. De su contacto con los grandes autores del siglo XX sí que le ha gustado recordar muchos aspectos. Uno de sus grandes amigos fue José Bergamín. “Pepe era un fresco”, decía en El País en febrero. Pero sus íntimos fueron Aleixandre y Alonso. “Vicente era un hombre estupendo. Qué le voy a contar. Y
Dámaso, un hombre inapreciable verdaderamente, porque era muy generoso. El trato a Dámaso es lo más enriquecedor que se puede dar”, explicaba a Jesús Vigorra en la entrevista que se puede ahora ver en la Biblioteca Virtual de la Junta de Andalucía. Años antes, en El Mundo, aclaraba: “Tuve el privilegio de conocerlos a todos. Salinas, Jorge, Dámaso, fueron mis amigos. Los maestros.” Y, habitualmente, mientras ha hablado de poesía, ha tenido un recuerdo para Antonio Machado. “Siempre he sentido cerca a Machado. Me sentía coetáneo suyo. En cierta forma es alguien con quien compartí vida, tiempo, historia”, contaba a Antonio Soler en ABC. Cuando ha querido, eso sí, ha hablado de aspectos de su vida, como su paso por los jesuitas, en Málaga y Madrid. “La educación jesuítica nos enseñó mucho a fastidiarnos, a hacerme la pascua. La vida del colegio no la recuerdo con gusto, sino con horror”, decía en El Mundo. De los años de la guerra ha preferido no hablar. “Lo pasé muy mal durante la guerra. Ya, la guerra. No tenéis ni idea de lo que fue”, explicaba a Álvaro García y al fotógrafo Nacho Alcalá. No la pasó en España, sino en Cambridge, del que sí guardaba buenos recuerdos: “A Inglaterra me adapté divinamente, porque
me encantaba”. Desde hace bastantes años, la muerte es uno de los temas que siempre le ha rondado la cabeza. Y él, lo ha tenido claro. “Es absurdo llegar a esta edad” decía en El País. “Lo que voy a decir es una barbaridad, pero llegado a cierta edad, tú tienes que tener alguna autoridad sobre tu vida (…) Poder decir, ahí queda eso. Estoy harto de vivir, vamos”. Aunque siempre ha sacado el lado positivo: “este tiempo con la coincidencia de los nardos, los caracoles las azucenas, es una cosa como para vivir y no morirse. Aferrarse a la vida. Quitarle toda la escoria”, explicaba en El Mundo. Y ni siquiera hablando de temas serios Muñoz Rojas puede dejar de lado su gran sentido del humor. Cuando Vigorra le preguntó, ¿A qué hemos venido el mundo, Muñoz Rojas puso, primero, cara seria; luego, empezó a reír: “ja ja. ¡Coño, qué pregunta más difícil!”. Y, aunque su experiencia hace que todos sus amigos lo consideren el maestro, Muñoz Rojas prefiere no dar consejos. Sólo, a veces, se le escapa uno. Como el que dio al equipo de El Mundo que lo entrevistó en la Casería del Conde en 2006: “El único consejo que os podría dar es que, ahora que estáis a tiempo, viváis la vida lo más intensamente posible, con el pie a fon- ESPECIAL MUÑOZ do. Pero con el pie a fondo sin ROJAS que la vida os destroce, es decir, sabiendo lo que vivís en cada momento y levantéis el pie cuando no lo sepáis”. Eso sí, lo decía en el campo, frente a su jardín, rodeado de olivos, cipreses y flores de todo tipo y nombres. “Aquí el tiempo no me pesa”,
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1929. Muñoz Rojas publica su primer libro, Versos de Retorno, editado en la antigua Imprenta Sur de Málaga. Son 500 ejemplares sufragados por su abuela. Esto le permite entrar en contacto con los miembros malagueños de la generación del 27. Altolaguirre es el que diseña la portada, que queda un tanto descuadrada.
RICARDO MILLÁN, ALCALDE DE ANTEQUERA
“ElnombredeMuñoz Rojasestásiempre unidoaldeAntequera” NTEQUERA está viviendo un año muy especial. El centenario de Muñoz Rojas ha servido para que la ciudad se vuelque con su autor. –¿Qué está haciendo el Ayuntamiento para celebrar el centenario de Muñoz Rojas? –El Ayuntamiento de Antequera ha programado una serie de actividades durante todo este año y también colaboramos en las actividades que se han organizado desde la Consejería de Cultura y la Diputación Provincial, sin olvidar las aportaciones de Unicaja. Han sido, por ejemplo, el II Foro de Autores Noveles o la programación del Día Internacional del Libro, dedicada a él y a Antonio Machado como Autores del Año. Precisamente fruto del esfuerzo de todas estas entidades, junto al AyuntaESPECIAL miento, va a ser la gran exposición MUÑOZ ROJAS que se va a inaugurar en el Centro Cultural Santa Clara y el congreso Internacional. También se apoya la realización de un documental. –¿Cómo vive la ciudad este año? –Con una enorme ilusión y la satisfacción de que el propio Muñoz Rojas conoce y agradece todas las actividades que se están organizando.
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Parte de las actividades se han dirigido a la juventud y más específicamente al alumnado de Educación Secundaria, con lo que se les ha dado a conocer al poeta y a su obra, y la población en general está disfrutando y asistiendo a una serie de actos con acceso libre, en los que participan autores de gran prestigio y especialistas que exploran muy diversas facetas de todo cuanto tiene que ver con Muñoz Rojas. Estamos dándonos cuenta, por así decir, de la enorme suerte que tenemos al contar con una persona de una extraordinaria bondad, de una gran personalidad y de una excepcional cultura, que además ocupa un destacadísimo lugar en la historia de nuestra literatura. –¿Qué significa para Antequera un vecino como Muñoz Rojas? –Somos muy afortunados, pues el nombre de Muñoz Rojas está siempre unido al de Antequera. El poeta es un parte fundamental de nuestro patrimonio cultural, que no se limita a la historia y al conjunto monumental, sino que se extiende a una producción literaria de siglos. Muñoz Rojas significa para todos los antequeranos y antequeranas un inmenso orgullo y también un inmenso potencial para la difusión del nombre de Antequera en los ámbitos cultu-
rales nacionales e internacionales. –¿Es más reconocido Muñoz Rojas fuera que en Antequera? –La verdad es que no puedo estar de acuerdo con esta pregunta… Muñoz Rojas es un orgullo para todos nosotros, y se le puede preguntar a cualquiera por el poeta y muy raramente no lo conocerá y valorará… –¿Qué obra recomendaría a los antequeranos para leer? –Cualquier obra de Muñoz Rojas es lo suficientemente valiosa como para ser disfrutada. Pero, sin duda, Las cosas del campo es en la que, a mi parecer, su prosa se asemeja más a lo que es la poesía.
1932. Muñoz Rojas oposita para diplomático pero no llega a superar las pruebas. Pide ayuda a José Castillejo para viajar a la Universidad de Cambridge, pero éste le convence para que trabaje para él dando clases de literatura en la Escuela Internacional.
ROSA TORRES, C. DE CULTURA
“Muños Rojas es un icono de la literatura en castellano” A consejera de Cultura de la Junta de Andalucía es, como Muñoz Rojas, antequerana. Por eso ha vivido de una forma especial el año de su centenario que la administración autonómica ha apoyado decididamente. –¿Por qué decidió la Junta nombrar autor del año a Muñoz Rojas? –Autor del año es un programa que llevamos desarrollando ya desde varios años y con el que pretendemos dirigir el foco sobre escritoras o escritores andaluces para procurar una mayor difusión de sus obras y o relevancia literaria. No significa que el resto de los años nos olvidemos de ellas y ellos, sino que durante un año les prestamos más atención. Se suele aprovechar una efeméride o cifra redonda, y este ha sido el caso de José Antonio Muñoz Rojas: la celebración de sus cien años. En el caso de ESPECIAL Antonio Machado, ha sido por el 70 MUÑOZ ROJAS aniversario de su fallecimiento. –¿Qué actos se están llevando a cabo para celebrar el Centenario? –En colaboración con el Ayuntamiento de Antequera y con la Fundación Muñoz Rojas, se están desarrollando varias jornadas sobre su vida y obra, con participación de poetas y especialistas como Rafael
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Ballesteros, Irma Emiliozzi, Fernando Ortiz, Luis Alberto de Cuenca, Francisco Ruiz Noguera, Andrés Trapiello, Antonio Gómez Mendoza, Antonio Carvajal y Julio Neira. Otras actividades habituales de la Consejería para con el libro, como el Circuito Literario Andaluz, las lecturas monográficas, encuentros con poetas, la convocatoria de ayudas para la realización de actividades para mejorar los hábitos de la lectura en Andalucía, están siendo dedicadas a la figura de este gran poeta. Por otro lado, junto con la editorial PreTextos, la Consejería de Cultura ha publicado la Obra Completa en Verso de Muñoz Rojas, que se ha distribuido por la Red de Bibliotecas Públicas de Andalucía con motivo del Día Internacional del Libro, el 23 de abril. El estudio y la edición del libro han sido realizados por Clara Martínez Mesa y ha tenido una tirada de 1.500 ejemplares. Ahora, entre los días 8 y 10 de octubre, coincidiendo con la efeméride del autor, se celebra en Antequera un Congreso Internacional en el que destacados estudiosos pertenecientes a diversas universidades españolas y extranjeras, junto con escritores y poetas, debatirán sobre las aportaciones de Muñoz Rojas a la poesía y la prosa es-
pañolas del siglo XX. Y también en torno a su centenario, se abrirá en la Iglesia de Santa Clara una Exposición conmemorativa donde se planteará un recorrido cronológico sobre aquellos aspectos biográficos que han marcado la actividad literaria de Muñoz Rojas, entre los que no faltará su labor en la Sociedad de Estudios y Publicaciones y el Banco Urquijo. En esta muestra participa también la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales del Ministerio de Cultura. –¿Qué pretende la Junta de Andalucía al realizar todos esos actos? –Además de lo que antes he mencionado de procurar una mayor difusión de su obra e importancia poética, están las vertientes didáctica y académica: la exposición está en iti-
nerancia por Andalucía, y el congreso profundiza en sus características literarias; por otro lado, la edición de sus obras y su distribución por las bibliotecas públicas las acerca a mayor número de ciudadanos. –¿Por qué un autor tan importante como Muñoz Rojas ha sido tan desconocido hasta hace poco? –Bueno, quizá no haya tenido todo el conocimiento público que correspondería a la calidad de sus escritos, pero Muñoz Rojas es muy reconocido en los ámbitos poéticos y literarios. No olvidemos, además, que es Premio Nacional de Poesía de 1998 por su obra Objetos perdidos, Premio Reina Sofía de Poesía en 2002 al conjunto de su obra, e Hijo Predilecto de Andalucía en el año 1992. –¿Cómo se consigue dar a conocer
POCO CONOCIDO “Quizás Muñoz Rojas no haya tenido todo el conocimiento público que corresponde a la calidad de sus escritos”
que Muñoz Rojas no es sólo un poeta rural antequerano, sino de relevancia nacional? –Pues con iniciativas como esta de Autor del año, y apoyando las acciones editoriales, académicas o de difusión que a buen seguro seguirá produciendo su obra; con colaboraciones con editoriales y otras entidades públicas y privadas que mantienen su interés por uno de los grandes literatos andaluces es un icono de la literatura en castellano. –Cuando acabe el centenario, ¿se seguirá poniendo en valor la obra de José Antonio? ¿Cómo? –José Antonio, como el resto de los grandes poetas de nuestra tierra, ya está, y seguirá estando, presente en todas las acciones regladas de la Consejería y del Centro Andaluz de
las Letras, en las lecturas poéticas, en las bibliotecas y en la literatura electrónica. –¿Qué destacaría de los rasgos humanos de Muñoz Rojas? –Su sencillez, su humildad, su bonhomía, que son los rasgos principales de las personas verdaderamente grandes. –¿Qué libro recomendaría a los andaluces que se leyeran de MuESPECIAL ñoz Rojas? MUÑOZ –Sin dudarlo Las cosas del campo, ROJAS porque además de ser un libro excelentemente escrito, es un buen ejemplo de cómo saber mirar y respetar la Naturaleza en armonía con las actividades humanas. –¿Algún poema preferido? –Cualquier poema del libro Cantos a Rosa.
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1934. Muñoz Rojas acude al Premio Nacional de Literatura con Ardiente Jinete, que consigue un áccesit. Ese año el concurso lo gana La Destrucción o el Amor de Vicente Aleixandre. Altolaguirre y Cernuda también son premiados. por Fernando Ortiz
POESÍA CENTENARIA
José Antonio Muñoz Rojas, poeta en verso y en prosa osé Antonio Muñoz Rojas cumple este 9 de octubre 100 años. Me decía un don Jorge Guillén nonagenario en el Paseo Marítimo de Málaga que, hasta él, el poeta más longevo de las letras españolas fue don José Zorrilla. Añadía luego con satisfacción que ya le sacaba unos años. Será que el clima de Málaga sienta bien a los poetas, porque a punto está de quitarle el cetro en nuestra lírica Muñoz Rojas en longevidad. En un poeta esto es anécdota, no categoría, pues jóvenes son las Rimas de Bécquer y las Coplas manriqueñas. Y joven sigue parte de la obra que Muñoz Rojas escribiera hace medio siglo, como los Cantos a Rosa, Las cosas del campo, Las musarañas, Las sombras y algunos de sus sonetos. ¿Dónde está aquí la frontera entre prosa y poesía? No la hay, porque toda está realizada con intención y resultados poéticos, como lo son algunos fragmentos de Azorín o algunas Leyendas de ESPECIAL Bécquer. En España no existe la traMUÑOZ ROJAS dición del poema en prosa de Francia, por poner un ejemplo. Solemos confundir el poema en prosa o la prosa poética con una prosa refitolera. A Las sombras, donde hablan las voces de quienes ya no están entre nosotros, la emparejaría yo por su tema con otro gran libro de poesía en prosa, Pedro Páramo, de Juan
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Rulfo. Las cosas del campo es cualquier cosa menos redicha o cursi. José Antonio ha recibido cartas de campesinos desde la emigración que le decían cuánto les había conmovido ese libro y cartas de intelectuales afirmando lo mismo. Estos libros que he citado son cimas de la poesía en castellano del siglo XX, aunque José Antonio haya escrito otros también excelentes. En fin, no todo lo de Cervantes es El Quijote, aunque sea de calidad literaria. Yo tuve la suerte de leer los Cantos a Rosa con ojos jóvenes y tratar con relativa frecuencia a la persona desde 1989 en su entorno natural,
CALIDAD LITERARIA “A ’Las Sombras’ la emparejaría yo con otro gran libro de poemas en prosa, ‘Pedro Páramo’, de Juan Rulfo”.
la Casería del Conde, finca en la que reside la mayor parte del año, cercana a su Antequera natal, ciudad de espadañas y romances fronterizos. Cuando aceptó en Madrid la Secretaría General del Banco Urquijo lo hizo con la condición de que pudiera irse del trabajo los viernes para volver los lunes. En esos interminables trenes de posguerra acudía sin falta a su cita semanal a su Casería. Maestro y amigo, gran conocedor de libros y hombres, he admirado siempre su sabiduría, su sagaz humor y su saber estar. No sabría decir si me han enseñado más sus palabras o sus silencios.
1935. El autor antequerano publica la traducción ¿Quién pone puertas al canto? de Jacques Maritain en la revista Cruz y Raya. Resulta un trabajo básico para comprender la profundidad de la poética de Muñoz Rojas. Su labor como traductor de poetas ingleses ha sido muy alabada.
Obra fuera del tiempo ECÍA José Antonio Muñoz Rojas que su escritura era una neceisdad. “Era como hablar. En lugar de conversación salía escritura”, decía en una entrevista en la que apostillaba “aunque no sé si buena o mala”. En su habitual sencillez, humildad y restando, como siempre, méritos a su obra, han tenido que ser otros los que destaquen su trabajo por encima de casi todos. Ya lo dijo Dámaso Alonso, cuando consideraba que Las Cosas del Campo era “el libro en prosa más bello” desde que había leído Platero y yo. Y luego han sido otros muchos: Fernando Ortiz, Antonio Carvajal, Clara Martínez, Enrique Baena o Julio Neira (entre otros) y un buen número de premios, desde el Nacional de Poesía al Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, los que han concedido un lugar destacadísimo en las letras españolas. A ello, Muñoz Rojas siempre ha ESPECIAL respondido como sabe: escribiendo. AleMUÑOZ ROJAS jado de todos los homenajes, las palabras de halago, los galardones, de los literatos… él siempre ha escrito desde su isla desierta en la vega antequerana y ha mantenido así su aventura poética. Su obra no es excesivamente extensa. Pero sí tiene una calidad indudable. Destacan sus sonetos, su prosa, su verso, su narrativa, sus historias, sus estudios y en-
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sayos… todo. Comenzó en 1929, cuando publicó con las prisas de juventud sus Versos de Retorno, al que Altolaguirre descuadró la portada y, para sortear la crítica, dijo que era una cuestión de estilo. A partir de ahí, Muñoz Rojas nunca dejó de escribir, pero muchas de sus obras no se publicarían hasta 30 o 40 años después de ser escritas. Y gracias a que algunos amigos le pidieron o casi le suplicaron la publicación. De ahí surgió por ejemplo Las Cosas del Campo, publicado por primera vez en la revista Arroyo de los Ángeles en 1951. Pero antes de eso, hay obras imposibles de olvidar. Los Sonetos de amor por un autor indiferente, (Málaga, Meridiano, 1942) sirven para comprender el domino que sobre la métrica tiene Muñoz Rojas. Pero es realmente con Abril del Alma (Madrid, Adonais, 1943) y posteriormente Cantos a Rosa (Madrid, Rialp, Adonais, 1954) cuando sus paisanos lo conocen, se estremecen con sus versos y el mundo se descubre ante un poeta que habla de lo sencillo, del amor, de la vida y lo hace desde Antequera y con la mirada más universal posible. Es la misma época de Las Cosas del Campo, que, tras salir en la revista malagueña, es publicado al año siguiente en Ínsula. Su diario del campo se convierte en un éxtasis rural entre un mar de olivos, entre cultivos en
los que cada día es un acontecimiento o entre plantas y flores que parecían haber desaparecido ya de la vida y del mundo. Es el trabajo que muchos consideran su obra cumbre en prosa, igual que Cantos a Rosa en verso. Eso sí, poco antes había escrito su primer libro de memorias: Historias de Familia (Madrid, Revista de Occidente, 1945). También de esos años es el Cancionerillo de la Casería que escribió en los años cuarenta y se publicó casi en los 90. A todo ello se unieron poco a poco otras obras en prosa como Las musarañas, (Madrid, Revista de Occidente), 1957, Las Sombras (Barcelona, Destino, 1976), Antequera, norte de mi pluma, (Antequera, Caja de Ahorros de Antequera, 1977). Los Cuentos surrealistas (Madrid, Turner, 1979) que escribió en su primera etapa madrileña. Y más tarde llegó la importantísima recuperación que, de la mano de Manuel Borrás y la editorial Pre-Textos, ha servido para reeditar gran parte de sus obra y sacar alguna más a la luz: Amigos y maestros, (Valencia, Pre-Textos, 1992), La gran musaraña (Valencia, Pre-Textos, 1994), Dejado ir: (estancias y viajes), (Valencia, Pre-Textos, 1995), Ensayos anglo-andaluces, (Valencia, Pre-Textos, 1996), Objetos perdidos, (Valencia, Pre-Textos, 1997), Entre otros olvidos, Valencia, Pre-
Textos (La cruz del sur, 2001) o La voz que me llama, (Valencia, Pre-Textos, 2004). Aunque no hay que olvidar que Muñoz Rojas ha hecho igualmente algunas de las traducciones más aplaudidas de poetas como T. S. Eliot, John Donne, Hopkins o Francis Thompson. Una de las más reconocidas fue East Coker de T. S. Eliot, (Madrid, Escorial, 1941). Y, además, dejamos atrás una amplia cantidad
de pequeñas obras en verso magníficas como el Romance de Don Sebastián, Rey de Bastos y un sinfín de críticas y ensayos, muchos de ellos centrados en su gran objeto de estudio: los poetas metafísicos ingleses. Eso sí, como aproximación a su obra en verso, dos recomendaciones. Una, Poesía (1929-1980), la edición que Cristóbal Cuevas realizó para el Ayuntamiento de Málaga en 1989 y que sirvió para
inaugurar la Colección Ciudad del Paraíso. Otra, La alacena olvidada. Obra completa en verso de José Antonio Muñoz Rojas, editada por Pre-Textos y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales el año 2008 y que recoge el excelente trabajo realizado en su tesis doctoral por Clara Martínez Mesa. Este ejemplar, además, es mucho más fácil de encontrar. No dejen de buscar este y cualquier otro libro de Muñoz Rojas.
1936. Año importantísimo en la vida de Muñoz Rojas: Los republicanos matan a uno de sus hermanos, Javier. Más tarde, Muñoz Rojas se desplaza a Cambridge donde pasaría tres años de su vida escapando de una Málaga en guerra. por Francisco Ruiz Noguera
LA BÚSQUEDA INTERIOR
La poesía como contemplación n un artículo de hace unos años, hablé del equilibrio horaciano de José Antonio Muñoz Rojas. Era aquélla una calificación que atendía tanto a lo estético como a lo vital porque en el poeta antequerano es difícil establecer un deslinde entre esas dos vertientes. La poética de Muñoz Rojas está íntimamente ligada a experiencias ESPECIAL vitales y a experiencias estético-liMUÑOZ ROJAS terarias y, según creo, se fundamenta, por una parte, en el diálogo con la Naturaleza y con la tradición clásica, y por otra, en el valor que el poeta da a la contemplación. Concebir la poesía como contemplación y como vía de iluminación de lo desconocido es algo que está ya presente en su primer libro
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(Versos de retorno), aunque se acentúa hacia mediados de la década de los años treinta. Cuando Bergamín pone en marcha la revista Cruz y Raya (1933), Muñoz Rojas se incorpora a ese proyecto de rehumanización del arte que supuso aquella publicación ideológicamente situada en lo que podría llamarse el catolicismo progresista; y, así, el autor de Ardiente Jinete se convierte en uno de los puntales en la búsqueda de una poesía trascendente. En Cruz y Raya publica Muñoz Rojas su traducción del ensayo de Jacques Maritain ¿Quién pone puertas al canto? que será decisivo para asumir esa concepción contemplativa que, de forma explícita, está en el poema Tu oficio, poeta (del libro Oscuridad aden-
tro): Tu oficio poeta es contemplar / que todo se te escriba dentro; luego / quizá leer allí mismo, quizás decir a los otros / lo que allí mismo, escrito, tú lees. La contemplación se revela como mecanismo de impregnación del ser; mediante ella, se hace el hombre permeable a las huellas del mundo, y, sin frontera alguna, ya está el mundo también en su interior hasta sentir, como se dice en el poema Quaere intus (del libro Al dulce son de Dios), que la paz y el temblor que están fuera / borrada la pared que los separa, los tenemos dentro. La escritura, pues, no sólo como contemplación de lo externo, sino también como búsqueda interior y como vía de conocimiento.
1939. Muñoz Rojas vuelve de Cambridge tras haber estudiado la relación de los poetas metafísicos ingleses con la literatura del Siglo de Oro español. En Inglaterra realiza importantes traducciones de autores como Donne, Crashaw o Elliot. A su vuelta a España se instala en Málaga.
MANUEL BORRÁS, EDITOR
“Muñoz Rojas hubiese sido un espléndido Premio Cervantes” anuel Borrás es uno de los pilares de la editorial Pre-Textos. Cuenta que cuando leyó Las Cosas del Campo vio en él algo que nunca se esperaba. Tras sus primeros contactos con Muñoz Rojas en el piso que este tenía en la madrileña calle de Espalter, frente al Jardín Botánico, se convirtió en su editor. Y también en su amigo. Pre-Textos ha reeditado ESPECIAL gran parte de la obra del poeta antequeraMUÑOZ ROJAS no que estaba casi olvidada e incluso ha sido el impulso para que Muñoz Rojas escribiese Objetos Perdidos, con el que el autor consiguió el Premio Nacional de Poesía en 1998. Sin la figura de Borrás, probablemente, hoy José Antonio Muñoz Rojas sería un autor mucho más desconocido. –¿Cómo conoció a Muñoz Rojas? –Conocí la obra causalmente, en concreto
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su libro Las cosas del campo. Me lo encontré en una librería, es decir, cuando las librerías no eran meros almacenes de libros y tenían fondo. Nadie antes me había hablado de ese libro. –¿Qué tiene ese libro para ser tan destacado? –Lo más destacado para mí de ese maravilloso libro, de ese milagro, es su naturalidad y verdad. También que acabará siendo un testimonio único de un mundo que se está, por desgracia, yendo, de una ética de las cosas. –¿Qué encontró en la obra de Muñoz Rojas como para decidirse a contactar con él con la intención de publicar su trabajo? –Verdad, naturalidad, o lo que es lo mismo, sabiduría arraigada y fundada en la observación y obediencia a la naturaleza y a la realidad en su conjunto.
–¿Se vio apoyado en ese momento o sus compañeros de la editorial creían que publicar esa obra de Muñoz Rojas no era buena idea? –Sí, me sentí muy apoyado por mis compañeros de la editorial a la hora de decidir editar a José Antonio Muñoz Rojas. No tanto por otros amigos letraheridos que auguraron que fracasaría estrepitosamente, aunque, todo hay que decirlo, aplaudieron mi decisión. –¿Cómo entra en contacto con Muñoz Rojas hasta llegar a proponerle la edición de sus libros? –Entro en contacto con nuestro autor y amigo por la generosa mediación del poeta sevillano Fernando Ortiz. Cuando le hablé de mi admiración por Las cosas del campo, no dudó en facilitarme el teléfono de José Antonio. –¿Cuál fue la reacción de Muñoz Rojas
cuando le dijo que quería publicar algunas de sus obras? –La reacción primera, como ha sido costumbre en él, fue de renuencia, pero debo decir que después, cuando hubimos intimado, su maravillosa mujer, Marilu, me confesó que ella supo desde el primer momento en que me vio que José Antonio me confiaría su obra. Así fue, en nuestro segundo encuentro ya me hizo entrega del original del que acabaría siendo su Amigos y maestros. –Cuando empezó a publicar a Muñoz Rojas, ¿hubo éxito editorial o costó vender sus libros? –Sus libros costó venderlos. Su obra, a Dios gracias, es un long seller, no un best seller. Con todo, año a año ha ido granjeándose más lectores. Cosa que me satisface profundamente por lo que significa que este mundo en el que vivimos no es tan indiferente a la verdad como se cree y se nos dice.
–¿Cómo ha sido la relación desde entonces entre usted, como editor y Muñoz Rojas, como poeta? –Cordial, muy cordial. José Antonio Muñoz Rojas constituye para mí, aparte de mi amigo de más edad, una persona insustituible, el final de un saber estar en el mundo. Algo que yo al menos echaré mucho de menos. –¿Qué papel cree que tiene Muñoz Rojas actualmente en la literatura española? –Creo que un papel sustantivo. Para mí es uno de los continuadores naturales, por supuesto con su acento propio, de Antonio Machado. El tiempo acabará poniendo como siempre las cosas en su sitio. –¿Cree que ya ha obtenido Muñoz Rojas todos los reconocimientos que se merecía? –Yo creo que no. Tengo para mí que José Antonio Muñoz Rojas hubiera sido un espléndido premio Cervantes. –¿No han llegado, sin embargo, dema-
siado tarde los reconocimientos? –Nunca llegan los reconocimientos tarde. Como decía mi maestro Ramón Gaya, hay que aceptarlos con humildad y resignación. José Antonio permaneció invisible por voluntad propia durante muchos años, es lógico que los reconocimientos hayan sido tardíos. –¿Cree que se podrá publicar algún día una obra inédito de Muñoz Rojas? –Aún hay una novela suya que nunca llegó a publicarse. –Qué otros autores de prestigio tiene la editorial Pre-Textos en la actualidad? –Para nosotros todos los autores de nuestro catálogo gozan de prestigio. –¿Cuáles son las señas de identidad de la editorial? ¿Por qué apuestan desde que dieron sus primeros pasos? –Nosotros hemos apostado siempre por lo que hemos entendido que es la cultura viva, nunca por el espectáculo ni las modas. En ello va implícita nuestra condena.
1944. Muñoz Rojas se casa con Marilu Bayo. En esta época vive en una casa por la zona de El Limonar, en Málaga, aunque visita frecuentemente Antequera para gestionar sus tierras. Participa en numerosas revistas literarias e incluso impulsa alguna de ellas junto a otros literatos malagueños.
RAFAEL BALLESTEROS, ESCRITOR
“José Antonio siempre tuvo voluntad de estar fuera de los ámbitos literarios” AFAEL Ballesteros conoce bien la obra de Muñoz Rojas. Ha editado su poesía y ha realizado diversos trabajo sobre el autor antequerano, al que también trató. –¿Cómo y cuando conoció a Muñoz Rojas? –Creo que lo conocí en la presentación de un libro, en el Madrid de hace muchos años. Estaba con su mujer y allí tuvimos nuestra primera charla sobre literatura. –En qué consistió el trabajo que hizo junto a Neira y Ruiz Noguera sobre Muñoz Rojas? –Intentamos hacerle un merecido reconocimiento. Quisimos subrayar el valor de su obra literaria, su profundidad, su rigor y su coherencia. Y desde un planteamiento crítico, nosotros quisimos hacerlo también con el mismo rigor, coherencia y profundidad que toda su obra merecía. –¿Qué es Muñoz Rojas, primero ESPECIAL hombre y después poeta o al conMUÑOZ ROJAS trario? –No es posible, creo yo, disociar ambas cosas. Ambas se relacionan como en una sola realidad dialéctica, contradictoria muchas veces, pero siempre palpitante y viva. –¿Qué tiene la poesía de Muñoz Rojas que no tengan otros autores?
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–Tiene, como tienen la de todos los grandes escritores, su propia personalidad. Su lenguaje, su tono, su música y su mundo inconfundibles. –¿Por qué cree que ha sido Muñoz Rojas un autor tan desconocido hasta hace tan poco? –El primer trabajo (magnífico, por otra parte) que se ocupa con la suficiente amplitud de toda su obra es el del profesor de la Universidad de Málaga, Cristóbal Cuevas, que se edita en 1989. ¡Cuando Muñoz Rojas cumple 80 años! Las razones de ese vacío pueden ser muchas. Quizá las principales sean dos: La primera, que hasta hace muy poco, y todavía ahora, su poesía no ha sido encuadrada en ninguna de las generaciones literarias (la del 27 o la del 36) que normalmente se establecen por razones fundamentalmente pedagógicas y esclarecedo-
RASGOS POÉTICOS “Muñoz Rojas tiene su propia personalidad. Su lenguaje, su tono, su música y su mundo son inconfundibles”.
ras por simplificación, y ha quedado “descolgado” como quedó en su tiempo otro gran escritor malagueño: José Moreno Villa; la segunda, y creo que fundamental, porque siempre tuvo José Antonio la voluntad inalterable de estar fuera de los ámbitos literarios establecidos como más activos (Madrid, primero y luego, Barcelona) y, al tiempo, más autentificados y reconocidos por la crítica y los medios de comunicación. –¿Qué aspectos creen que han influido más en la vida de José Antonio para su poesía? –Sus primeras lecturas de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Rimbaud (esta última auspiciada por su amigo Vicente Aleixandre). Más tarde, la de los poetas ingleses a los que, en algún caso, tradujo: Donne, Crashaw, Hopkins, Eliot. Pero sobre todo ello, yo señalaría su genuino amor por el campo y la naturaleza. En su contemplación (alejada siempre de pintoresquismos y de descripciones tópicas y falseadas) sabe articular y desarrollar los temas recurrentes de toda su obra literaria: el amor, el sentimiento religioso y el paso inexorable del tiempo. –Hay algún poeta que pueda, ahora, considerarse discípulo de Muñoz Rojas por su calidad o por acercarse a lo que hace José Antonio? –Yo no lo conozco, la verdad.
SELECCIÓN DE POEMAS VI, de VERSOS DE RETORNO
De LA VOZ QUE ME LLAMA
XXIV, De CANTOS A ROSA
Madre, por la calle pasan
Deja tu presencia
Rosa y comprometerse nunca fueron
carros de Caballería,
una leve huella. Se queda
compatibles. Mi Rosa siempre dijo:
vienen cargados de paja.
como pasando, como sin estar,
No me cites, por Dios, para mañana.
Me traen sabor de era,
como si siguiera estando sin estar,
Mañana, tierra, nadie, son iguales
olor de tarde romántica
como si no dejara de oprimir
para las rosas. No sabemos nada
-¡tardes de agosto,
la mano, como si la mirada
si no es del leve instante. Somos
riberas aún no mojadas!-,
siguiera mirando.
tan verdaderamente de él como es el ala
caminito de la era
del aire en que se apoya. Sin embargo,
y color de mies trillada
algo pudiera hacerse amando un poco,
que vimos ponerse verde,
y llenar el mañana de ternura
pálida
con citarlo, diciendo simplemente:
después, y luego crujir
Sobre las ocho en punto, donde sabes.
al hacerse paja. ¡Tardes de agosto! ¡Caminos silenciosos de la Infancia! XV, de ENTRE OTROS OLVIDOS Qué hará ése en medio del campo, escribiendo en medio del campo, que ha parado su coche y se ha puesto a escribir. Ése, que a lo mejor soy yo, ESPECIAL
a lo mejor trataba
MUÑOZ ROJAS
de contar el sentimiento
esta tarde tan bella. 24 deComo se sabe, inútilmente.
VII, de OBJETOS PERDIDOS Ahora que lo pienso bien lo que me pasa es lo que no me pasa. Qué es lo que me pasa, Dios mío? Que no me pasa nada. Por eso me quedo así, sin hacer nada. Sabes lo que haces, o lo que dices cuando dices, sin hacer nada? Puede no hacerse nada? Sería nada lo que tú haces, Dios mío? Nadie y nada. Es eso todo?
De SONETOS DE AMOR POR UN AUTOR INDIFERENTE Si te llamo azucena, si te llamo, ¿a qué jardín del mundo no le obligo? Si te digo romero, si te digo, ¿a qué monte del mundo no reclamo que tenga tu color y olor? Te amo por el romero en ti, porque te sigo como a jardín del alma que te digo, como monte del alma que te llamo. Y con tanto nombrarte y renombrarte sin variar de nombre, a cada cosa bella la voy llamando con mi acento y la dejo morir al silenciarte, y si digo azucena y digo rosa, las nombro a ellas, pero a ti te siento.
ESPECIAL
MUÑOZ ROJAS
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1948. Se ponen en marcha las escuelas San Francisco Javier en honor al hermano de Muñoz Rojas fallecido. La primera se ubica justo en la casa donde nació el poeta y 20 años más tarde se crea ‘La Virlecha’ más orientada a la formación laboral. Ambas siguen hoy su labor educativa.
LUIS ALBERTO DE CUENCA, POETA
“Uno no puede escribir ‘Las Cosas del Campo’ sin ser de campo de verdad” uis Alberto de Cuenca es poeta, traductor, filósofo y ensayista. Ha sido director del Instituto de Filología del CSIC y de la Biblioteca Nacional, así como Secretario de Estado de Cultura. –¿Cómo conoció a José Antonio Muñoz Rojas? –A través de Antonio Fontán, ex ministro de UCD y ex Presidente del Senado en los años constituyentes. Fue él quien me presentó a José Antonio. Recuerdo haberlo entrevistado para la Nueva Revista de Fontán. Con ese motivo nos hicimos amigos. Lo visité en su casa madrileña de enfrente del Jardín Botánico. Conocí a su mujer. Debió de ser a mediados de los años 90 del siglo pasado. Había oído hablar mucho de Muñoz Rojas a amigos comunes como José Hernández, pintor y Académico de Bellas Artes. Pero no estreché su mano por primera vez hasta ese momento y a través de Antonio Fontán. Luego ESPECIAL tuve la suerte de participar activaMUÑOZ ROJAS mente en los reconocimientos oficiales a la obra de Muñoz Rojas, especialmente en el Premio Nacional de Poesía y en el Premio Reina Sofía que concede la Universidad de Salamanca en colaboración con Patrimonio Nacional. –¿Qué obra le atrajo primero la atención?
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–Las cosas del campo. Es, de todas las suyas, mi obra favorita y la que primero leí. Los rasgos de la obra de José Antonio son la sencillez, un cierto amateurisme que le procura un especial encanto y la elegancia. Muñoz Rojas recuerda a autores del siglo XVI como Brantôme, que sólo se dedicó a la literatura cuando se cayó del caballo y tuvo que dejar la vida propia de un caballero. Muñoz Rojas es un caballero que, afortunadamente, no se ha caído del caballo (o, si lo ha hecho, sin consecuencias graves para su salud) y que, además, escribe literatura. Me recuerda también a esos aristócratas ingleses a los que puedes ver tomando parte activa en las faenas del campo, con el rostro atezado del campesino y nunca con la máscara pálida y envidiosa del cortesano. No deja de ser pintoresco que un hombre de ciudad y de asfalto como yo se entusiasme con ese libro. Pero créanme: me entusiasma.
–¿Es su poesía sobre el campo una de las mejores visiones del campo andaluz? –Desde luego. Y trasciende el campo andaluz para convertirse en campo a secas. Porque José Antonio Muñoz Rojas es un poeta geórgico, como Virgilio, y conserva también en su escritura el pragmatismo de autores más prosaicos, pero no menos interesantes, de la antigüedad romana, como Catón y Varrón (en sus respectivos tratados de agri cultura). –¿Cómo ha conseguido José Antonio hablar de lo más universal cuando apenas habla de lo que le rodea en Antequera? –Para hablar de lo universal hay que partir de lo particular. Siempre. Cuando Neruda escribe Veinte
poemas de amor y una canción desesperada está refiriendo anécdotas personales extraordinariamente íntimas y, sin embargo, se remonta desde ellas al sentimiento universal del amor. Antequera es, en Muñoz Rojas, un trasunto del mundo. Lo pequeño y lo grande se parecen muchísimo. Ahí está, por ejemplo, el átomo, que resume y compendia el universo. Sólo partiendo de lo conocido se llega a lo desconocido. Sólo partiendo de la experiencia propia puede el poeta remontarse hasta los demás y serles útil con sus versos. –¿Existen hoy día poetas como Muñoz Rojas? ¿Hay discípulos de José Antonio? –Yo creo que no. Cierto es que hay un georgismo (por llamarlo así)
POETA LABRADOR “Me recuerda a esos aristrócratas ingleses que toman parte activa en las faenas del campo”
en algunos poetas contemporáneos que pudiera tener que ver, a primera vista, con José Antonio. Pero lo que en él es auténtico es en esos poetas impostado. Uno no puede escribir Las cosas del campo sin ser un hombre de campo de verdad, no alguien que juega a serlo. Muñoz Rojas no crea escuela, en mi opinión. Y si la crea, es escuela de vida, no literaria. En cuanto a sus posibles discípulos, somos todos aquellos que hemos crecido en sabiduría y bondad leyendo sus libros, no los imitadores de su estilo. –¿Qué ha aportado José Antonio a la poesía española del siglo XX? –Serenidad, independencia, autenticidad, con la naturaleza, euritmia, clasicismo. No es poca cosa.
ESPECIAL
MUÑOZ ROJAS
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1951. Este año Muñoz Rojas publica en la revista Arroyo de los Ángeles textos de Las Cosas del Campo su libro más valorado, que sería editado justo un año después. Se trata de un diario de lo que ocurre en el entorno de su residencia antequerana, la Casería del Conde.
LA CIUDAD EN SU OBRA
Paseo por su niñez en Antequera
a Antequera de José Antonio Muñoz Rojas se ha transformado totalESPECIAL mente durante el último MUÑOZ siglo. El propio poeta lo ROJAS reconocía en el prólogo del libro Antequera, Memorias de una época, en el que recuerda la calle Carrera de su niñez, cuando aún era de tierra, apenas había coches por las calles y jugaban a adivinar a qué iglesia pertenecían las campanas que tanto sonaban en la ciudad.
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Esa misma calle donde empezaría la ruta pasando frente a la Plaza de las Descalzas. Junto a ella nació y se crió y a ella ha acudido cada domingo que ha podido a la misa que allí se celebra. Y a la misma iglesia volvió, por última vez, en su funeral. Aún quedan resquicios de esa Antequera en la que nació Muñoz Rojas y a la que recuerda en su propia obra. Bien en Antequera, norte de mi pluma, bien en La Gran Musaraña o en alguno de sus poemas
CALLE CARRERA En esta calle nació Muñoz Rojas, junto a la Plaza de las Descalzas. Y allí, fundó las escuelas San Francisco Javier
la Antequera de su niñez siempre está presente. Hasta quedan las ruinas del que para Muñoz Rojas fue su paraíso de la infancia, La Alhajuela, un viejo cortijo familiar en la falda de El Torcal del que hoy apenas quedan unos muros en pié. Una ruta por la Antequera de Muñoz Rojas nos llevaría a la calle Cantareros, donde dio sus primeras lecciones antes de ir al colegio, pasando por la calle Lucena o la calle de la Tercia donde nació su abuela. Cerca también está la calle Comedias, donde hasta hace poco se encontraba su despacho en una preciosa casa antequerana y donde tantos desayunos de café con churros ha probado en el ya desaparecido bar Castilla. La ruta bien nos podría llevar también hasta la Colegiata de Santa María. Aunque fuese sólo para conocer la estatua de Pedro Espinosa, uno de los dos autores guía de Muñoz Rojas. El otro es Machado. El Arco de los Gigantes, prueba de aquella catédra de Gramática de Antequera rememora un pasado literario de altura. Sin olvidar pasar por el barrio de El Carmen y bajar más tarde hasta San Juan para pasear por la ribera del río de la Villa, donde tanto gustaba pasear el poeta. Por allí se iba a La Alhajuela, y también a Villanueva de Cauche, donde también tenía familia. Igual que en Cuevas de San Marcos. Todo ha cambiado desde aquel 1909 cuando nació Muñoz Rojas. Aunque quizás lo que más intacto ha permanecido son otros dos lugares que ocupan un lugar en el corazón del poeta. El primero, natural: la peña de los enamorados. El segundo, una casa: la Casería del Conde. Entrar allí sí que supone conocer a Muñoz Rojas. Allí se comprende todo.
1952. Muñoz Rojas se desplaza a vivir a Madrid y el 3 de marzo de este año comienza a trabajar en el Banco Urquijo, donde más tarde desarrollaría una importantísima labor de mecenazgo cultural al frente de la Sociedad de Estudios y Publicaciones, en la que ayudó a numerosos intelectuales españoles.
NIGEL DENNIS, HISPANISTA
“No era frecuente que en los años 30 un español conociese tan bien el inglés” uñoz Rojas vivió en Cambridge desde 1936 a 1939. Una experiencia que influyó mucho tanto en su vida como en su obra literaria. Nigel Dennis, un hispanista reconocido de la Universidad de St. Andrews, conoce bien esos años –¿A qué se dedicó Muñoz Rojas los tres años que estuvo en Cambridge? –Aparte de las clases que le tocaba dar cada semana, se dedicó principalmente a sus tareas de investigación, o bien en la British ESPECIAL Library, de Londres, o bien en la biblioteca MUÑOZ ROJAS de la Universidad. Y, claro, escribir algo también. –¿Cuáles fueron sus grandes amigos? –Irwin Bullock y Edward Wilson, de departamento de español, y Alexander Parker, brillante estudiante de la época y posteriormente figura muy destacada del hispanismo británico. Fue Bullock quien salvó el pellejo a Muñoz Rojas en Málaga en
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1936 y le llevó a Cambridge en circunstancias bastante dramáticas, ofreciéndole también su casa en Fenn Ditton, cerca de Cambridge. Wilson se encargó de la dirección de la tesis de Muñoz Rojas sobre el poeta John Donne y sus relaciones con la literatura española. –¿Qué ambiente había en Cambridge en esos años? –En esa época Cambridge estaba lleno de las figuras más destacadas de la intelectualidad europea y casi mundial. Uno podía tropezarse con John Keynes, Bertrand Russell, E.M. Forster, hasta con el estrambótico Wittgenstein... Así era la vida diaria. Muñoz Rojas tuvo también la oportunidad de conocer al mismísimo Unamuno y a T.S. Eliot. –¿Qué influencia ha tenido más tarde en su vida esos tres años? –Creo que sólo el propio José Antonio puede contestar a esta pregunta, pero diría que tuvieron una influencia decisiva. Su interés por ciertos poetas y por ciertos aspectos de
la literatura inglesa arranca ahí y son constantes en su vida posterior. Muñoz Rojas ha sido pionero en ese terreno, emprendiendo las primeras traducciones de poetas como Hopkins y Eliot, inmejorables, creo. Y esta experiencia ha dejado una huella imborrable en su propia obra poética. Tampoco era muy frecuente en los años 30 que un español tuviera un buen conocimiento del inglés. Un escritor de la talla de Muñoz Rojas sólo elige traducir a poetas con los que siente una afinidad profunda. –¿Ha dejado algún tipo de huella Muñoz Rojas en Cambridge? –Muñoz Rojas ocupa un lugar privilegiado en la historia de los estudios hispánicos en Cambridge puesto que forma parte de una larga y muy distinguida tradición, la de los lectores del Departamento de Español. Los nombres de las personas que ocuparon el puesto antes de él son Dámaso Alonso o Pedro Salinas, por ejemplo y, después, gente como Esteban Salazar y Chapela, Luis Cernuda...) hablan por sí mismo.
1954, El autor antequerano publica el libro Cantos a Rosa, que años más tarde completaría con Novísimos a Rosa y Póstumos a Rosa. Cantos a Rosa supone la máxima expresión de la poesía Muñoz Rojas y recoge alguno de los versos más bonitos del siglo XX.
MUÑOZ ROJAS TRADUCTOR
Una influencia secreta en la poesía española
¿
Puede una tarea traductora ser pieza clave de la historia literaria de un país? Alguna vez tenemos, como mínimo, perspectiva para afirmarlo. Han pasado 75 años desde que Muñoz Rojas publicó en revista la más antigua de sus traducciones de poesía inglesa, y 46 años desde la única antología en libro, que sepamos, de traducciones hechas por el poeta: la de cinco poemas breves que recogió Dámaso Alonso en su edición Antología de poetas ingleses modernos, de 1963. Las traducciones poéticas de Muñoz Rojas influyen en su propia poesía y, de un modo casi simultáneo, en la evolución poética tardía de algunos miembros de la Generación del 27 y en la de poetas posteriores. Sin que sea éste ESPECIAL el sitio para esbozar un estudio MUÑOZ ROJAS deseable de poesía comparada, seguro que el lector familiarizado con la poesía española del siglo XX podrá intuir de modo directo, casi automático al hilo de la lectura de las traducciones de poesía inglesa por Muñoz Rojas, algunas influencias en su propia obra: gramaticales (el “deja que” in-
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glés), de tono, de composición, de argumento (Crashaw: “Bebamos nosotros hasta demostrar que somos más, no menos / que hombres, y convirtámonos no en bestias, sino en ángeles” > Muñoz Rojas: “Deja que algunas veces, Rosa, beba / lo suficientemente justo para / no olvidar que soy hombre y eres Rosa”) y hasta de estilemas casi literales. Lo que empieza afectando a pequeños detalles de estilo anglizante (Crashaw: “por todo lo de águila en ti” > Muñoz Rojas: “por el romero en ti”) irá ganando sitio en cuanto a influjo más amplio que afecta a una concepción no sólo del poema, sino de la poesía. Y no sólo en Muñoz Rojas, sino también en otros poetas generalmente más celebrados como introductores de una renovación en la lírica de posguerra. Así, será llamativa una simple revisión del libro de Dámaso Alonso Hijos de la ira (1946) a la luz de traducciones publicadas por Muñoz Rojas años antes (Hopkins: “Pero por qué me has de arrollar, Tú, implacable, con tu diestro / pie, atormentamundos? O amenazarme con tu garra? / O escudriñar con tus ojos negrí-
INFLUJO BRITÁNICO Las traducciones poéticas de Muñoz Rojas influyen en su propia poesía y en muchos de la Generación del 27
simos mis magulla-dos huesos?”; Thompson: “¿abonas tus campos con muerte corrompida?”; “¿Cómo mereciste tú, el más vil cuajarón de toda la arcilla cuajada?”). O incluso releer a Blas de Otero a la luz de Hopkins en la misma traducción: “…combatiendo (oh Dios!) con mi Dios!”. Y así hasta poetas, tan poco hispánicos en al-
por Álvaro García lo histórico, con lo literario sin más y, por qué no, con lo biográfico, quizá debamos interpretar y disculpar a la luz de esa filosofía las dudas del traductor Muñoz Rojas: la no recopilación, el abandono de la tarea traductora (al menos la publicada) a partir de 1963: el silencio, la melancolía de lo quizá asumido como imposible y así escrito otras veces por Muñoz Rojas tras su nota a la primera traducción de Hopkins. Todo lo cual no supone exactamente un silencio, sino una “ecuación entre manifestación y silencio” por decirlo también orteguianamente. Este sí pero no, tan significativo desde el punto de vista filológico, es a su modo una declaración, un decir traductológico: el expresar una imposibilidad sin haber dejado de rondar, con profesión y profusión, la posibilidad. El silencio final, el dejar la tarea, como el no reunirla en libro, es darnos disuelta, implícita, una (po)ética personal del traducir, quizá del escribir y aun del vivir. Pero no hace falta recurrir al caso de la enorme influencia póstuma de Hopkins, en inglés y en español, para que estemos convencidos de que la filología y la edición tienen cierta obligación de no conformarse con la duda del autor y del traductor sobre su trabajo, y pasar a la acción en contra de esa duda, si no está justificada en algo más que la melancolía. gún sentido, como Alfonso Canales, Carlos Bousoño o María Victoria Atencia, en cuyos poemas o títulos de poemas se insertan sintagmas literales provenientes de las traducciones de Muñoz Rojas. Ortega y Gasset, en el mismo año en que Muñoz Rojas traduce por primera vez a Hopkins, publica un ensayo que arranca hablan-
do de lo “imposible” que es traducir e incluye esto en la melancolía de lo también generalmente imposible que es para Ortega el vivir. Antes el poeta y traductor Luis Cernuda había dicho que “nada hay que no sea fracaso, incluso, en primer lugar, la poesía”. Ciñéndonos a la teoría de la traducción literaria, entremezclada siempre con
ESPECIAL
MUÑOZ (Fragmento de la “Introduc- ROJAS
ción” a Pararnos y mirar. Traducciones de poesía inglesa por José Antonio Muñoz Rojas, que, en edición de Álvaro García, se publica esta semana en la colección “Estudios del 27” del Centro Cultural Generación del 27).
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1983. Muñoz Rojas se jubila del Banco Urquijo tras más de tres décadas de trabajo, casi todas dedicadas a la Sociedad de Estudios y Publicaciones. Este año vuelve a instalarse a la Casería del Conde, en Antequera, donde reside desde entonces dedicado a las labores del campo y a escribir.
SU PASO POR MÁLAGA
Litoral de felicidad n una de las entrevistas realizadas a José Antonio Muñoz Rojas, el autor antequerano señalaba que los años en los que residió en Málaga supusieron una de las etapas más felices de su vida. En la capital de la provincia vivió desde 1939 hasta 1951 y varios hitos hacen comprender la etapa de felicidad que vivió Muñoz Rojas. A 1939 llegó Málaga procedente de Cambridge. Tres años antes, la Guerra Civil le había obligado a hacer lo contrario: escapar a Cambridge desde Málaga, donde estuvo un tiempo preso y otro periodo escondido en el consulado holandés. Ahora el conflicto había acabado y todo estaba en orden. Se instaló en Las Zagalas, una casa propiedad de los Loring en la zona de El Limonar. Allí conoció a su mujer, María Lourdes Bayo Alessandrí, Marilu, con la que se casó en el año 1944 y ha sido siempre el amor de su vida. En esos años, además, tuvo a los primeros de sus siete hijos. Era una etapa en la que mantuvo grandes relaciones literarias, ESPECIAL publicando en diversas revistas MUÑOZ ROJAS como Isla, Papel Azul, Poesía, Los Cuatro Vientos, Nueva Poesía, Cruz y Raya o Caballo verde para la poesía, pero también pone en marcha otras publicaciones, como la colección A quien conmigo va junto a su buen amigo Alfonso Canales. Pero lo más importante es que recuperó el espíritu de la Má-
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laga impresora de la generación del 27 y de Litoral junto a Bernabé Fernández Canivell, José Luis Cano o Rafael León. En Málaga también imprimó su primer libro, Versos de Retorno, en la mítica Imprenta Sur, en 1929. Y, además de la literatura, Muñoz Rojas pudo en estos años vivir de cerca su gran pasión: el campo. Compaginó su vida malagueña con la rural tras restaurar La Casería del Conde, su residencia familiar. Así, pudo llevar de cerca sus tierras y contemplar sus cultivos de la vega antequerana. De hecho, de esos años es el libro Las Cosas del Campo, cuyos textos se publicaron por primera vez en la revista malagueña El arroyo de los Ángeles en 1951. Ese mismo año se fue a Madrid. Sentía la necesidad de buscar un sitio más cosmpolita para la educación de sus hijos y se fue a la capital española, donde entraría a trabajar en el Banco Urquijo. Nunca perdió, eso sí el contacto con Málaga ni con sus grandes amigos malagueños.
1989. La edición de la obra poética completa de Muñoz Rojas hasta 1980 gracias al trabajo de Alfonso Cuevas marca un nuevo punto de arranque en una trayectoria literaria. La edición es del Ayuntamiento de Málaga en su colección ‘Ciudad del Paraíso’.
ANTONIO GÓMEZ MENDOZA, HISTORIADOR
“La presencia de Muñoz Rojas fue fundamental en el Banco Urquijo” A Sociedad de Estudios y Publicaciones del Banco Urquijo es una entidad fundamental en el desarrollo cultural de la España de los años 60 y 70. Al frente, se encontraba José Antonio Muñoz Rojas. –¿Cómo llego Muñoz Rojas al Banco Urquijo? –Comenzó a trabajar en el Banco Urquijo el 3 de marzo de 1952. Fueron su hermano Ignacio y su cuñado Pedro Gamero del Castillo quienes le pusieron en contacto con Juan Lladó Sánchez Blanco, consejero delegado del Banco. Sus primeras tareas eran las relaciones con los empleados y más tarde secretario del Consejo de Administración. –Pero más tarde entró en la Sociedad de Estudios y Publicaciones. –La Sociedad de Estudios y Publicaciones (SEP) tenía cinco años de existencia cuando entró Muñoz Rojas en el Urquijo. Al poco sustituyó a Julio Tejero en la Secretaría de la SEP, labor que simultaneó con las ESPECIAL tareas que le habían sido encargaMUÑOZ ROJAS das por Juan Lladó en el banco. Como secretario, tenía relación con los autores interviniendo en todas las fases de la relación contractual que se establecía con ellos. Es necesario, sin embargo, entender que la SEP no fue en modo alguno una fundación cultural como las que existen en la actualidad ya que se otorgó
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más importancia a las personas que a los proyectos editoriales. Muñoz Rojas y el Banco Urquijo hicieron siempre gala de enormes dosis de paciencia con los autores que incumplían los plazos. –¿Qué era la Sociedad de Estudios y Publicaciones? –Había sido creada en 1947 para encauzar la labor cultural del Banco Urquijo dando apoyo a personas que no encontraban fácil acomodo en las instituciones culturales del régimen franquista, para la publicación de sus obras. Había una larga tradición de mecenazgo en la familia Urquijo. Hasta 1960, la SEP se dedicó fundamentalmente a editar libros de autores de tanto renombre como el propio Zubiri, Julián Marías, Ramón Carande, Emilio García Gómez, Ramón Tamames e incluso partituras musicales como el Concierto de Aranjuez del Maestro Rodrigo o la Misa Ducal de Cristóbal Halffter.
POETA BANQUERO “A partir de 1960, Muñoz Rojas dió un giro fundamental a la Sociedad de Estudios y Publicaciones”
–¿Qué peso tuvo Muñoz Rojas en esa entidad? –A partir de 1960, la presencia de JAMR resultó fundamental para dar un giro a la actividad de la SEP. En primer lugar, la publicación de libros pasó a un segundo plazo y cobró relevancia la celebración de seminarios en los años 60. Gracias a la intervención de Julián Marías y de Muñoz Rojas, la SEP estableció un convenio con la Fundación Ford por lo que recibió 27 millones de pesetas de la época, el equivalente a 4,1 millones de euros de hoy. En segundo lugar, la SEP estableció conciertos económicos con instituciones extranjeras muy relevantes en los años 1970 para costear los estudios de españoles fuera de nuestras fronteras. –¿Qué otros puestos ocupó? Tal como ya he indicado, fue Secretario del Consejo de Administración y se ocupó también de los asuntos del personal. Recuerdo que to-
dos los empleados sintieron siempre un enorme aprecio por él. Con la remodelación del Banco Urquijo en los años 1980 que llevó a Jaime Carvajal a la presidencia y a Juan Lladó a la Presidencia de Honor, Muñoz Rojas sí que ocupó un sillón en el Consejo. Además, como curiosidad, cabe señalar que se encargó de la negociación con el Circo Price para adquirir sus instalaciones en la Plaza del Rey y, en particular, la famosa Casa de las Siete Chimeneas (novela de Mari Pau Domínguez) y de lo que sería la ampliación del Banco Urquijo (hoy sede del Ministerio de Cultura). Debido a ello, Muñoz Rojas sigue recibiendo información de la Unión de Profesionales y Amigos de las Artes Circenses de la que hubo de hacerse socio.
1992. El editor Manuel Borrás entra en contacto con Muñoz Rojas y la editorial Pre-textos comienza una importante labor de recuperación de la obra publicando antiguos trabajos del autor, así como textos inéditos del poeta antequerano: el primero, Amigos y Maestros.
SUS RAÍCES
La deuda de Antequera
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ntequera está en deuda con José Antonio Muñoz Rojas. Él ha cumplido con su pueblo, su pueblo tiene la obligación, al menos eso me parece a mí, de rendirle pleitesía a él por lo que ha hecho por su Antequera. José Antonio concede una gran importancia a la oportunidad que tuvo de haber nacido en Antequera, concretamente en la calle Carrera, en una casa entre dos conventos de la ciudad. (…). Por eso, se siente orgulloso de ser de Antequera, con la que se identifica, y ha paseado por los múltiples y variopintos lugares por donde ha ido, que no son pocos, por España y por el extranjero, su origen y su villa natal. (…) Su constante preocupación por
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su ciudad, lo demuestra en este libro, Antequera, Norte de mi pluma, y basta asomarse a la lectura de sus páginas para convencerse de ello. (…). En otro libro titulado Historias de familia revive el pasado narrando leyendas que, unas veces, las inventaba y, otras, las recogía de transmisión popular o culta, unidas todas por su andalucismo, pero la mayor parte del libro se refiere al ambiente y a los personajes de su Antequera. De que lo ha hecho bien y ha sabido dar a conocer a su pueblo, estamos convencidos. Sería muy larga la nómina de personalidades del mundo del arte, de las letras, de la política, de la literatura, de la banca y de la cultura en general que conocen, se han interesado y han visitado Antequera gracias a él, que siempre les atendió, aconsejó y tra-
SUS RAÍCES “José Antonio concede una gran importancia a la oportunidad que tuvo de haber nacido en Antequera”
tó como cada cual merecía. (…) Durante mucho tiempo Antequera ha tomado como seña de identidad sus ricos campos con su verde y espléndida vega, sus pozos y sus cultivos. Y esto ha sabido recogerlo nuestro escritor y propagarlo por todas partes, en un maravilloso libro en prosa, Las Cosas del Campo, en el que relata con un estilo casi poético las faenas del campo, las costumbres, determinados oficios agrarios hoy ya desaparecidos. Nos describe la manera de ser de sus gentes, la llegada de la primavera con los abejarucos. Nos cuenta cuándo florecen las encinas. Trata de las lilas, los verdes, los jaramagos, las gayombas, etc. (…). Otro gran mérito que tenemos que atribuir a José Antonio Muñoz Rojas es el de la publicación del Cancionero Antequerano por par-
por Juan Benítez te de Dámaso Alonso y Rafael Ferreres en Madrid en el año de 1950. Gracias a su trabajo en la banca consiguió que el manuscrito recopilado por el antólogo antequerano del siglo XVII don Ignacio de Toledo y Godoy no sólo no se perdiese, sino que se quedase en la biblioteca de la Caja de Ahorros de Antequera.(…) Sería injusto, por mi parte, ignorar, ya que es una muestra más de su antequeranismo, la importante obra social y educativa llevada a cabo por los hermanos Muñoz Rojas, y más concretamente por nuestro José Antonio, en la Fundación Muñoz Rojas, Muñoz Velasco -La Virlecha- que durante varias generaciones ha contribuido a la formación de tantos jóvenes de Anteque-
ra y de su comarca. Se creó en homenaje a su hermano Javier, muerto trágicamente. (…) Terminaré dirigiéndome a mi querido amigo José Antonio. Me complace enormemente que hayas hecho tanto por tu pueblo, te pido
que lo sigas haciendo, dentro de las posibilidades que te permita tu salud y tu edad y te agradezco cuanto has escrito a lo largo de tu vida. (Resumen del trabajo publicado en el programa de Feria de Antequera de agosto de 2009)
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1998. Muñoz Rojas recibe el Premio Nacional de Poesía por Objetos Perdidos, un entrañable libro en prosa poética. Poco antes había recibido otros premios y reconocimientos a su labor como la Medalla de Oro de la ciudad de Antequera o Hijo Predilecto de Andalucía.
ACADEMIA DE LAS NOBLES ARTES
La última aportación cultural a Academia de las Nobles Artes de Antequera ha sido una de las últimas aportaciones culturales de José Antonio Muñoz Rojas a su ciudad natal. En un intento de retomar la institución, el poeta qusio dar un impulso personal a esta entidad que, a diferencia de lo ocurrido en otras ocasiones, esta vez parece que sí comenzará una actividad constante y que perdurará por los años. Muñoz Rojas ha sido –hasta su muerte, su presidente– y ha estado acompañado de un buen número de académicos entre los que se pretenden contar personajes como catedráticos y profesores de universidad, arquitectos, ingenieros, abogados, directores de cine, escritores, músicos “y en general intelectuales comprometidos de alguna forma con la ciudad y preocupados por su futuro, que aceptan participar en un proyecto tan ilusionante como necesario, que sin duda contribuirá a reafirmar la imagen de Antequera como símbolo de toda Andalucía, peESPECIAL ro que asimismo no MUÑOZ ROJAS renuncia a ser un referente articulador del dinamismo cultural, económico y social de la ciudad”, según reza la memoria de la institución. La Real
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Academia de Nobles Artes de Antequera nació el 30 de noviembre de 1789 muy ligada a la Cátedra de Gramática de La Colegiata, pero apenas duró un par de años por distintos motivos. Y, aunque hubo varias intentonas posteriores en esa época, una de ellas en los años de la invasión napoleónica en España, nunca se volvió a poner en marcha con fuerza porque siempre nacía alrededor de una figura personal: las últimas, Plácido Fernández Viagas y el pintor José María Fernández. Finalmente, ha sido el propio Muñoz Rojas el que ha reflotado la institución, que fue reconocida como tal el pasado mes de abril
por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, que en su decisión tomaba en cuenta “que estará integrada por 40 miembros de número y será la primera de España que en sus estatutos recoja el principio de representación equilibrada entre hombres y mujeres”. La Academia de Nobles Artes de Antequera ha nacido así con tres Cátedras a las que dan nombre las tres personas que más importancia le han dado a la institución en los últimos tiempos: Plácido Fernández Viagas, de carácter científico; José María Fernández, de artes; y José Antonio Muñoz Rojas, de letras. Larga vida a la Academia.
2002. Muñoz Rojas recibe el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana tanto por el libro que publica ese año Las Musarañas como por toda su obra. Es el galardón más importante de la modalidad. El jurado valora también la aportación de sus traducciones a la literatura hispana.
LA PROFUNDIDAD DEL POETA
La invención esencial a poesía de José Antonio Muñoz Rojas se reconoce en el diálogo, que no se interrumpe, entre el mundo interior y el orden material. Da ocasión a un júbilo y ahonda en la existencia y sus vicisitudes. Ilumina, desde una invención, que es fantasía, en la acuñación de Coleridge, y nos enseña de qué sustancia está compuesta la conciencia. Su invención estética, así, genera las formas significantes de lo que somos, nos hace contemplar el ser, nuevamente, en territorios conocidos, o sin explorar o elevados: “… en donde el fuego se sueña, / con otras llamas más hondas / que no consumen y queman”, escribía prontamente, en Versos de retorno de 1929. Lo esencial de su poesía reside, pues, en la invención, lo que no es sino invitarnos a que oigamos su voz, ensanchada hasta los resor-
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tes de nuestra propia identidad, pero tenuemente, como una fuente de luz compartida que se desvanece cuando cumple su fin: “Mira este campo verde, las encinas / reposan en la niebla, la niebla / enreda paz y paz sobre los campos. / Quién pudiera perderse en esta niebla, /quién pudiera perderse sin sentirse (de Dingle Lane, 1932). Y en esa ingravidez y desvanecimiento aflora el enigma, la presencia sutil de quien mira sujeto a la incertidumbre y la duda, interrogándose, aunque con el fondo de belleza platónica de quien veladamente traspasa el umbral a lo trascendente, en la búsqueda del acceso a una lógica que sobrepasa lo empírico, formulando la prueba de un ansia de armonía que revierta asimismo en la pura existencia: “Como eres más alto que yo, / levantaré los ojos para preguntarte / por qué canta el estornino / y no canta la zumaya… / Tú, amor, me contestarás dulcemente , / y así, entre dulces preguntas y respuestas, entre verte y amarte, / iré pasando, amor, mi vida “(de Ardiente jinete, 1931). Pero lo real también invade la escritura poética dando forma en el lenguaje a una herencia, a una forma que es tiempo y espacialidad, nacimiento e historia, impregnando en ello cada uno de los versos de un aire que es registro de mundo, y cada poema del peso
por Enrique Baena de esa representación traída por las palabras: “Mira el florido almendro donde asoma / con febrero la hoja primeriza… / Y en tanto que, preñado, se desploma / el cielo, en cubrial y en albariza…” (De Abril del alma, 1942-43). En la paradoja de lo que no vemos atravesando la autorreferencia, en la transgresión de los límites, se impone la creatividad, la persuasión de la poesía para hacernos sentir lo que no llega a ser, la figuración de una ausencia, la estética insistente que presiona hasta extraer de la forma una presencia latente. Leopardi, Muñoz Rojas, caminos paralelos de una idéntica aspiración de anhelo en la proximidad, de depuración frente a la saturación, de experiencia elevada transcribiendo las ataduras: “No morirá la rosa marchitada. / ¿O morirá? Se trata sólo de eso. / El latido continuo y la esperanza / que nos sirve de sombra…” (De Cantos a Rosa, 1954). En las sombras e iluminaciones parece cobrar sentido la condición de la poesía cuando nos aproximamos a su génesis. Oscuridad formidable que hizo progresar desde las
raíces homéricas hasta el Romanticismo, y de ahí nuestra herencia moderna (Yeats proyectándose en Muñoz Rojas), el destino de lo lírico, los grandes argumentos y sus ocultos arquetipos. La luz en el crecimiento de la obra, míticamente trasladada para a su vez transmitirse como lo que constituye su esencia, un renacimiento de mundo inscrito en las fuentes del yo, en la memoria y el testimonio, en la expresividad y el desvelamiento de las instantáneas sublimes: “Tu oficio, poeta, es contemplar, / que todo se te escriba dentro, luego, / quizá leer allí mismo, quizás decir a los otros / lo que allí mismo, escrito, tú lees” (De Oscuridad adentro, 1950-1980). Y en ello, el recogimiento, que manifiesta la elevación y la talla del poeta, el humanismo del hallar frente a la frontera del vacío, la que sobrecoge al ser percibiendo la finitud, hasta lograr de ese cruce sentidos que extienden lo pleno en la propia formulación del acabamiento: “No será nunca, si me entiendes, / que tanto vive en mí y es para nunca, / a pesar de que vivo y respiro y te deseo. /
MUÑOZ ROJAS “Todo reclama, finalmente, la soledad, donde se condensa lo esencial, que es origen y final”
O será todo, tú, nunca para siempre!...” (De Objetos perdidos, 1997). La fuerza que mueve al poeta a comunicar la sensibilidad también se extrae de los demás, sobrepasa la interioridad para realizarse como otro de sí mismo en la casa común del lenguaje donde se identifica. Pero, sobre todo, el movimiento creador es singular e individualizante, una plasmación estética y metafísica que revela el inextricable vínculo entre poesía y finitud, como el yo y su extinción, jamás suplantados, trascendiéndose en las marcas de la escritura lírica: “Y así, entre la invención y el sentimiento / sin saber dónde el uno acaba y empieza el otro, / …Se va la vida, sin sentirla” (De La voz que me llama, 2004). Todo reclama, finalmente, la soledad, donde se condensa lo esencial, que es origen y final; la soledad buscada desde el peso existencial encaminándose a la comunión con el espíritu, pero también la soledad que retrata Milton naciendo de la melancolía, o la confusión inserta en las Soledades gongorinas. Anhelo y plenitud presentida y a la vez vacío y desconcierto impulsando la palabra lírica, desvelando renovadamente en el canto la luz y oscuridad de la noche del alma mística, creando ya desde la soledad un orbe para sí mismo que se retrotrae al principio (In solis sis tibi turba locis, escribió Tibulo): “Dé- ESPECIAL MUÑOZ jame con mi soledad, que me hace ROJAS falta, déjame que me pueble de ella, que si quiere / hablarme me hable con su silencio, / nunca muda la soledad. Aquella que quien tanto / la sentía la llamó sonora. La soledad no habla, / sólo se siente cuando nos lleva / por sus caminos sin camino…”.
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2009. Se pone en marcha la Academia de las Nobles Artes de Antequera, última aportación cultural de Muñoz Rojas a su ciudad natal. El proyecto está dando los primeros pasos y ya cuenta con numerosos académicos de diversas disciplinas de la cultura andaluza.
EL LÉXICO EN LA OBRA DE MUÑOZ ROJAS
Palabras que son la memoria del campo ay palabras que son poesía. Y palabras que con sólo nombrarlas evocan a otros tiempos. Otras épocas. Pero no tan lejanas como parece: el campo de las hazadas, de las gavillas o las mieses vive aún en la experiencia de muchos campesinos. José Antonio Muñoz Rojas consigue con esos vocablos transmitir con una sencillez y una cercanía, pero a la vez con universalidad, el campo andaluz. Sobre todo el de esa Vega de Antequera que es a la vez todas las vegas. Una vega universal. Como la poesía de Muñoz Rojas. Sus cultivos, sus tiempos, sus estaciones, sus habitantes en forma
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VOCABLOS RURALES Muñoz Rojas recoge en sus obras un léxico que permitirá retener para siempre la historia del campo andaluz.
de pájaros, plantas o personas. Son las de las tierras que riega el Guadalhorce, pero también las tierras del campo más universal de todos. Son el lugar donde llegan los abejarucos, donde nacen los jaramagos y las gayombas, las siemprevivas, los celindos o los nardos que tanto colorean el aire en la Casería del Conde. Pero también los campos donde antes se trabajaba con la hoz, se barcinaba o se conseguía un almiar. También el de trabajar la era con las primeras besanas. Léxico de otro tiempo que, gracias a la poesía de Muñoz Rojas será eterno. Todas las palabras quedan recogidas, además, en un espectacular trabajo realizado por la investiga-
dora Clara Martínez Mesa en su tesis doctoral Estudio y edición de la Obra Completa en verso de José Antonio Muñoz Rojas. En él, incluye un estudio lexicográfico donde recoge el significado de alrededor de doscientos vocablos de las que apenas se sabe en las ciudades y que ya sólo las gentes viejas del campo recuerdan. Pámpano, parva, pavesa, pegujal. “En la poesía de Muñoz Rojas palabras como “celindo”, “arriate”, “misión”, “almiar” o “barbecho”, son comunes y responden a un conocimiento natural, espontáneo, de la vida en el campo, de quien posee tierras y las cultiva y conoce palmo a palmo”, asegura Martínez Mesa. Hay palabras que son poesía. Y que seleccionadas a la perfección por Muñoz Rojas en sus versos permanecerán para siempre en el tiempo. En la memoria de los que pudieron ver el campo en otra época y en la memoria de los que apenas lo conocen. El campo universal. El campo eterno de la vega antequerana.
I Jornadas Internacionales de Filología de la Cátedra ‘Muñoz Rojas’ (Academia de Nobles Artes de Antequera)
JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS, POETA DE HOY Del 7 al 9 de octubre de 2009
Parador de Antequera Idea y coordinación: Álvaro García. Doctor en Filología Hispánica Patrocina: Ayuntamiento de Antequera Colaboran: Centro Andaluz de las Letras y Paradores de España
miércoles 7
jueves 8
viernes 9
12.00 Inauguración Centro Cultural Santa Clara Inauguración Exposición “Entre otros recuerdos. José Antonio Muñoz Rojas: CIEN AÑOS”
10.00 Ruta Literaria “Antequera Norte de mi pluma” Punto de encuentro: Puerta de la Real Colegiata de Santa María La Mayor Coordina Belén Molina Huete, profesora de Literatura de la UMA.
17.00-18.00 Conferencia “Muñoz Rojas: el poeta en su generación” FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA, Universidad de Murcia
16.30 Palabras de inauguración del Congreso en el Centro Cultural Santa Clara Dª ROSA TORRES, Consejera de Cultura, Junta de Andalucía D. RICARDO MILLÁN, Alcalde de Antequera
17.00-18.00 Conferencia “Entre sus siempres y sus nuncas. Encuentros con José Antonio Muñoz Rojas” LUCIEN CASTELA, Universidad de Aix en Provence
17.00-18.00 Conferencia de apertura “En torno a José Antonio Muñoz Rojas en su centenario” NIGEL DENNIS Universidad de St Andrews
18.15-19.30 Mesa redonda “Recepción crítica de la obra de José Antonio Muñoz Rojas” Moderada por RAFAEL BALLESTEROS, Escritor Participantes JOSÉ MARÍA BALCELLS, Universidad de León JUAN JOSÉ LANZ, Universidad del País Vasco ÁNGEL LUIS PRIETO DE PAULA, Universidad de Alicante
18.15-19.30 Mesa redonda “Vida y creación en José Antonio Muñoz Rojas” Moderada por JULIO NEIRA, Uned. Centro Andaluz de las Letras Participantes MANUEL BORRÁS, Editorial PreTextos ANTONIO JIMÉNEZ MILLÁN, Universidad de Málaga MARÍA JOSÉ JIMÉNEZ TOMÉ, Universidad de Málaga
21.00 Concierto Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga, Real Colegiata de Santa María la Mayor
18.15-19.30 Mesa redonda “Poesía y prosa de Muñoz Rojas” Moderada por JOSÉ LUIS MIRANDA, Escritor Participantes, MARK ALDRICH, Dickinson College JUAN MANUEL DÍAZ DE GUEREÑU, Universidad de Deusto EMILIA VELASCO MARCOS, Universidad de Salamanca 20.00 Conferencia de clausura “Ese fino hidalgo andaluz de la doble cultura, la de la tierra y la de los libros’: Muñoz Rojas a través de Aleixandre” GABRIELE MORELLI, Universidad de Bérgamo 20.30 Clausura 21.00 Actuación de MIGUEL POVEDA. Cantaor, Real Colegiata de Santa María la Mayor
2009. El 28 de septiembre, José Antonio Muñoz Rojas fallece en la Casería del Conde, su cortijo familiar ubicado en plena vega antequerana, donde ha residido casi toda su vida con su familia. Lo hace 10 días antes de cumplir su cien cumpleaños.
LOS ACTOS DEL CENTENARIO esde que la Junta de Andalucía nombró a José Antonio Muñoz Rojas como autor del año 2009, justo cuando se cumplen 100 años de su nacimiento. toda una serie de mecanismos se puso en marcha. Era el momento de rendir un más que merecido homenaje al autor antequerano y distintas instituciones se pusieron en marcha para organizar numerosas actividades. Con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía a la cabeza, tanto el Ayunta-
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El año Muñoz Rojas miento de Antequera como la Diputación Provincial de Málaga se han unido a esta celebración y durante 2009 se han realizando gran cantidad de actos en honor del autor de Las Cosas del Campo. Aún quedan varios. Su fallecimiento apenas ha paralizado los homenajes. Más aún, los ha impulsado. Hay que seguir rindiéndose ante uno de los mejores literatos del siglo XX. son los próximos. Por un lado, con el Congreso Internacional ESPECIAL que se organiza coincidiendo con el MUÑOZ ROJAS centenario del autor. Se celebra en la antigua iglesia de Santa Clara, ya convertida en Centro Cultural Santa Clara. Está organizado por la Junta de Andalucía con la asesoría y ayuda de Álvaro García y reunirá a destacados estudiosos de diversas universidades españolas y extranjeras. Y, por otro, la exposición Entre
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otros recuerdos, que aborda cronológicamente lo que fue la vida de Muñoz Rojas y está comisariada por Antonio Parejo. Durante los días que ronden el centenario, además, tanto la Di-
putación Provincial de Cultura como el Ayuntamiento de Antequera realizarán una campaña en edificios institucionales, donde se colgarán diversas banderolas con textos de Muñoz Rojas. Igual-
mente, el Consistorio antequerano en la publicación de un discolibro sobre su obra y la Diputación ha previsto un concierto del cantaor Miguel Poveda en la colegiata de Santa María con textos del poeta antequerano y otro más de la Orquesta Sinfónica Provincial, en el que se ilustraran con piezas sinfónicas algunas de las obras de Muñoz Rojas. Además, pronto se estrenará también un documental que aborda la vida y obra del poeta antequerano. Titulado El poeta sin tiempo, la película se realiza un recorrido biográfico por las ciudades donde residió Muñoz Rojas y aborda aspectos como su obra, su pasión por la literatura, sus relaciones literarias o su vida más familiar en su casa de la vega antequerana a través de testimonios y entrevistas de grandes especialistas y personas muy cercanas al autor. A lo largo de 2009, una de las más importantes iniciativas fue la que realizó la Consejería de Cultura que, junto a la editorial Pre-Textos, editó la Obra Completa en Verso de Muñoz Rojas en base al trabajo realizado durante años por parte de Clara Martínez Mesa jun-
to al propio poeta, que repasó junto a la investigadora toda su obra verso a verso. De este libro, además, se repartieron más de 1.500 ejemplares por la Red de Bibliotecas Públicas de Andalucía con motivo del Día Internacional del Libro, el pasado 23 de abril. De esta manera, se acercaba aún más al público en general la obra poética de este antequerano. Durante todo el año, además, se han ido realizando distintas conferencias sobre aspectos concretos de Muñoz Rojas. Todas han contado con personalidades del mundo de las letras no sólo andaluzas, sino también nacionales. Rafael Ballesteros, Fernando Ortiz, Luis Alberto de Cuenca o Antonio Carvajal, entre otros, participaron en este ciclo organizado por el Ayuntamiento de Antequera y coordinado por el catedrático Juan Benítez. Además, personas relacionadas con las letras como Ada Salas, Rosa Romojaro, José Mateos, Jesús Aguado, Aurora Luque y José Luis Martínez Dueñas participaron en el mes de mayo en el Encuentro de Poetas Españoles, donde se analizó la influencia de Muñoz Rojas en autores contemporáneos de dis-
MUÑOZ ROJAS Un congreso, una exposición y un documental serán los últimos actos que servirán para homenajear a Muñoz Rojas
tintas edades y generaciones, situando la obra del poeta antequerano en el contexto de la literatura española actual y en la de todo el siglo XX, su importancia y su influencia. Un poco antes, en abril, se organizó una ruta literaria denominada Antequera, norte de mi pluma, donde se seleccionaron una serie de textos de Muñoz Rojas en los que estaba presente la ciudad de El Torcal. Los participantes pudieron así visitar la localidad fijándose en los mismos detalles que recordaba el autor al escribirlos. Desde la calle Carrera donde nació hasta la calle Cantareros donde empezó a aprender a leer y escribir pasando por la Plaza de las Descalzas o el barrio de El Carmen. Hay que tener en cuenta que, además, no todas las actividades han tenido lugar en Antequera, sino que también se han realizado diferentes en ciudades como Málaga (donde se llevó a cabo una lectura por alumnos de diferentes institutos de la ciudad organizada por el Centro Cultural de la Generación del 27) y otras como Sevilla, que también han homenajeado al autor antequerano.