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MÁLAGA HOY | Lunes 7 de Noviembre de 2016
CULTURA Y OCIO TEMPORADA LÍRICA
● La soprano guipuzcoana condensó 25 años de carrera, acompañada del tenor José Bros y
el pianista Marco Evangelisti, en un deslumbrante recital de dos horas en el Teatro Cervantes
¡Bravo, Ainhoa Arteta, bravísimo! Isabel Vargas MÁLAGA
A punto de entrar ayer al Teatro Cervantes, que celebraba una de sus citas más importantes de la XXVIII Temporada Lírica, uno se percataba al ver la mayoría de butacas ocupadas de que algo grande iba a pasar. Algunos habían sacado de su armario el traje de pingüino; otras habían aprovechado para lucir peinado; muchos exhibieron canas. Pero todos articularon grandes sonrisas al ver a Ainhoa Arteta subir puntual al escenario con un elegante vestido gris y un collar deslumbrante, aunque no más, si cabe, que su voz a lo largo de dos horas de recital junto al tenor barcelonés José Bros y el pianista pietrasantesi Marco Evengalisti. La soprano arrancaba el sentido homenaje a su carrera –25 años, ojito– atacando en solitario cuatro de las Seis baladas italianas de Isaac Albéniz. A la segunda, en Una rosa in dono, ella devolvía la sonrisa al público, extasiado al escuchar su timbre y ver sus manos moverse en perfecta conjunción. Poco después, llegaba el tenor para deleitar a los presentes con tres canciones de Francesco Paolo Tosti. El primer bravo de la noche, escuchado al
● Fuel
brasileño Jaime Ovalle (Azulão), el argentino Carlos Guastavino (La rosa y el sauce) o el colombiano Jaime León (A ti). Algo así similar hizo, acto seguido, el tenor catalán con canciones españolas tan célebres como La de los ojos azules del Maestro Padilla o Amapola de José María Lacalle. Incluso se atrevió con unas coplas de Curro Dulce –no sin disgustar un poco a la crítica y enamorar a los aficionados del flamenco–. El público se vino arriba en cuanto ambos comenzaron, fren-
“Este teatro es uno de los más emblemáticos de mi carrera porque me acogió al volver a España”
MARILÚ BÁEZ
Ainhoa Arteta y José Bros, acompañados del pianista Marco Evangelisti, durante su concierto en el Teatro Cervantes.
fondo del teatro, se lo llevaba Bros con Vorrei morire, célebre pieza del compositor italiano. De sobra es sabido las dotes interpretativas de la guipuzcoana, pero lo que uno no se podía imaginar es que iba a poder representar a la protagonista de la ópera italiana Tosca –justo en el
momento en el que Scarpia le ofrece salvar la vida de Cavaradossi, su amante, si ella se entrega a sus deseos– y al momento ponerse en la piel de una jovencita y pizpireta Carmen. La primera parte, la más internacional, había concluido rápidamente y el público exigía más –a ex-
cepción de algún párpado durmiente–, no sin antes dejar unos minutos de descanso a las esplendorosas voces. La soprano volvía a subir a las tablas, esta vez de rojo, para demostrar al público que se le puede añadir una pizca de ópera a las canciones de música ligera del
te a frente, a despachar números de zarzuelas de Barbieri, Moreno Torroba o Sorozábal. “Este teatro es, junto con el de Jerez, uno de los más emblemáticos de mi carrera porque me acogió al volver de Estados Unidos. Gracias, muchas gracias”, declaraba sonriente Arteta justo antes de cantar De España vengo (El niño judío) como bis. Sin embargo, nada pudo igualar el momento en el que los dos artistas interpretaron el mítico número de La bohème donde Mimí y Rodolfo se conocen –beso en los labios incluido–. ¡Bravo, Ainhoa Arteta, bravísimo!
Fandango arrasa en su concierto en la Paris 15 ante un público entregado
Como caballos salvajes Nacho Sánchez MÁLAGA
Da la sensación de que Ale Acosta tiene más de dos brazos. Rodeado de portátiles, teclados, guitarras, una batería electrónica y multitud de cacharros digitales, es increíble que pueda con todo. Es él quien marca el ritmo de los conciertos: el músico canario consigue crear una atmósfera única para que la cordobesa Nita Manjón, con su voz y un imparable dinamismo en el escenario, hagan el resto. Ambos son Fuel Fandango. Y el resto no es ni más ni menos que poner a miles de personas a bailar durante dos horas como caballos salvajes, como hicieron en la noche del pasado sábado en la sala París 15. Es la mezcla entre lo digital y lo orgánico lo que hace que Fuel Fandango tenga un sonido especial. Más en directo, cuando se acompañan del bajista Carlos Pérez y ese espectáculo a la batería que es Carlos Sosa. Es así como la fusión del flamenco y la electrónica se
eleva a una potencia diferente, con sonidos de pop actual y samplers procedentes de viejos discos de la mejor tradición flamenca. Ritmos que hicieron olvidar la lluvia y el viento frío de afuera para calentar el ambiente. El dúo, afincado en Málaga en sus inicios (y quizás en el futuro, Nita prometió volver más adelante para residir en la ciudad) llegó a la capital de la Costa del Sol con muchas ganas de presentar su último disco, Aurora, publicado el pasado mes de abril. Iba a ser el festival veraniego Weekend Beach donde lo dieran a conocer al público malagueño, pero problemas en la voz de la cantante lo impidieron. Un público ruidoso y con ganas de fiesta excusó a la cordobesa, la bailó durante las dos horas de concierto y la ovacionó cuando taconeaba sobre un pequeño tablao. Parecía que la banda jugaba en casa: era la tercera vez que Fuel Fandango visitaba la París 15 y, como en las otras ocasiones, volvieron a lle-
N. S.
Ale Acosta y Nita Manjón, durante su actuación, el sábado en la Paris 15.
narla. Repasaron temas de sus tres discos, haciendo especial hincapié en Aurora, pero sin olvidar aquellos temas que les lanzaron al gran público. Por supuesto, dejaron su single Salvaje para el final. La canción, cuya construcción fuimos conociendo paso a paso en Radio 3, hizo reventar al
respetable, que se vino arriba definitivamente con ganas de alargar la noche lo máximo posible. Dieron ganas, eso sí, de disfrutar tras el concierto de una sesión de Ale Acosta en la sala, como ha hecho alguna que otra vez. No la hubo, pero los más afortunados pudieron escucharle en el Club
Métrica, en el centro. Y los que no, paciencia: el canario es un habitual de los platos en el Sonora, en Estepona. Y, seguro, volverá cuando también lo haga el buen tiempo. Mientras tanto, basta escuchar el disco de Fuel Fandango para que el verano esté de vuelta cuando queramos.