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Domingo 3 de Julio de 2016 | MÁLAGA HOY
CULTURA Y OCIO CONCIERTOS | EL SONIDO DEL VERANO EN LA PROVINCIA
● El público vuelve a confirmar, un año más, que la de Ojén es una de las citas festivaleras
preferidas del verano, con su preclaro regusto ‘indie’ y una afluencia masiva en sus escenarios
El éxito merecido del Ojeando Festival Nacho Sánchez OJÉN
Hablan los León Benavente de fútbol, de democracia y de siesta en sus letras. En ellas analizan de trasfondo qué ocurre a su alrededor. Y, en una de sus conclusiones, dicen que tenemos el país que nos merecemos. Es probable, basta atenerse a los hechos. Los mismo que dicen que también el Ojeando Festival tiene lo que se merece: no es más ni menos que un público fiel, con ganas de diversión y que acude a su llamada sin mirar el cartel. Qué más da. No hace falta: en sus diez años de vida esta cita musical ha conseguido siempre aunar a un puñado de bandas que hacen felices a los asistentes. Y esta edición no ha sido la excepción. A pesar del agradable fresco de la sierra que ahuyenta el calor y hace la vida más cómoda, comenzó el Ojeando Festival con menos tirón (y menos camisas hawaianas) que otros años. El viernes aún no se había puesto el cartel de no hay billetes como ha ocurrido en las últimas ocasiones, pero el pueblo, como siempre, se volcó para que todo saliera bien. Actividades diurnas por doquier, calles engalanadas, negocios preparados, puestos de comida y regalos para husmear entre conciertos. Todo dispuesto para agasajar a los visitantes.
1 FOTOGRAFÍAS: JM GRIMALDI
1. El público congregado en el primer escenario del Ojeando, en uno de los conciertos de la edición que concluyó ayer. 2. Los irlandeses Delorentos pusieron la nota internacional el viernes. 3. Hungry Butterfly. 4. Carlos Sadness se encargó de poner a bailar al respetable con su ukelele. 5. León Benavente
La implicación de los vecinos del pueblo ha vuelto a ser esencial para el feliz resultado En lo musical, los encargados de romper el hielo el viernes fueron los singulares Hungry Butterfly, a los que siguió Carlos Sadness que, junto a su banda, hizo saltar, bailar y reír al público mientras repasaba alguno de sus temas más conocidos e improvisaba letras con su ukelele. Después, la bomba de la noche la detonaron los León Benavente, un grupo que va a más introduciendo la electrónica ya como parte indispensable. Y que realizó una derrochadora puesta en escena repleta de energía para conquistar al público de Ojén. Con un repaso principal a los temas de su último disco, titulado 2, también se acercaron a su primer trabajo homónimo. Una hora larga de concierto que pasó como un rayo, fugaz, con un golpe de sonido encarnizado y que dejó al público algo traspuesto.
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Fue el momento entonces de bajar la guardia, descansar y disfrutar del buen hacer de los irlandeses Delorentos, primera banda extranjera que pisa el escenario del Ojeando Festival. “Perdona. Sé no hablar mucho español”, se excusaba el líder de la banda, Kieran McGuinness, durante el concierto. No les hizo falta dominar el idioma: su buena música les valió como carta de presentación para que un público que continuó escuchando letras en inglés, esta vez de la mano de los indispensables L. A. Más tarde, la noche se hizo día gracias a la música electrónica. Por su parte, anoche, el patio del colegio de Ojén volvió a llenarse para disfrutar de la música de Trepat, Full, Soléa Morente, Supersubmarina y la chilena Javiera Mena. El indie español volvió a protagonizar otra noche para la historia del Ojeando Festival, que ha sabido mantenerse durante estos años como una de las apuestas más firmes para disfrutar de los festivales musicales de verano.