Concierto de Vetista Morla

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DOMINGO, 4 DE DICIEMBRE DE 2011 ●

Málaga hoy

Cultura y Ocio

Tres obras para orquesta CRÍTICA CLÁSICA

Alfonso de la Pola imparte un taller circense en el Cánovas

‘DANZAS SINFÓNICAS’

★★★★★ Orquesta Filarmónica de Málaga. Teatro Cervantes. 2 de diciembre. Director: Yaron Traub. Arpa: Cristina Montes. Programa: Capricho español, Op.34, de N. Rimski-Korsakov; Concierto para arpa, Op.25, de A. Ginastera; y Danzas sinfónicas, Op.45, S. de Rachmaninov. Aforo: Tres cuartas partes.

José Manuel Cabra Apalategui

El líder de la banda el pasado viernes en un momento del concierto en la sala París 15.

P. PIÑEIRO

La tormenta que no rompe CRÍTICA MÚSICA ‘MAPAS’

★★★★★ Vetusta Morla. Viernes 2 de diciembre de 2011. Sala París 15. Voz: Pucho. Batería: David García El Indio. Percusión: Jorge González. Bajo: Alejandro Notario. Guitarra: Guillermo Galván. Guitarra y teclados: Juan Manuel Latorre. Aforo: 3.000 personas, completo.

Pablo Piñero

Hablemos de un gran concierto. Hablemos de un grupo de moda. Hablemos de ritmos, guitarras y percusiones. Hasta de una redención. Hablemos de lo que sea, menos del tiempo. Porque frío, hacía mucho en la noche del viernes fuera de la sala París 15 y los que esperaron colas durante horas lo tenían hasta en los huesos. A muchos Málaga le pareció por un momento Copenhague. Una avería en la furgoneta hizo que el concierto se retrasara, pero una vez dentro, los chicos de Vetusta Morla hicieron pronto olvidar las bajas temperaturas con un espectacular inicio –como siempre en esta gira– gracias a Los días raros. El público comprendió al instante que la espera había merecido la pena –esto es Málaga y el frío de verdad está en otras ciudades– y que todo iría rodado esa noche. Y se dejó llevar a través de los Mapas de la banda madrileña. El recorrido prometía. Vetusta Morla es como esos nubarrones que a veces aparecen por el horizonte de la costa malagueña y hacen prever una gran tormenta. De esos que asustan, te

hacen recoger la ropa y luego nunca acaban de romper, la descarga nunca llega. Y los rayos y truenos se quedan lejos, en el mar, salvo alguno que suena cerca, asusta y hace temblar los cristales. Porque en su ya tercera cita con la ciudad de Málaga, quizás se pueda pedir a estos madrileños algo más en los directos, alguna aportación diferente a las de los propios temas de estudio, una salsa que añadir a su receta. Es lo bueno y lo malo de Vetusta Morla: Con sólo dos discos en la calle, los conciertos son lo que son, ni más ni menos. Hay poca opción para sorprender al tendido. Pero eso limita también el propio margen de error. Ellos son osados, no se pierden en obviedades y suenan a ellos mismos. Hacen bien su trabajo. Justo lo

LA DEUDA

Vetusta Morla quería que esta vez el público se fuera con un gran concierto bajo el brazo. Lo consiguió que busca el público. Justo lo que les ha hecho estar donde están. Por eso son referentes del indie español. Por eso llenan salas. Y por eso el pueblo les quiere. La noche también sirvió de redención. Muchos recordaban aún su anterior paso por Málaga en el mes de mayo (desafortunado por circunstancias técnicas, no por ellos). Pero la gente olvidó eso rápido la sala se quedó sin entradas por vender y se llenó (parece que

el público confiaba en que esta vez sería la buena, a pesar de los 20 euros de la entrada). Y el grupo respondió dando lo mejor de sí mismos. La sala París 15 ayudó. Y mucho. Allí todo eso otra cosa, desde el sonido hasta la iluminación. Así da gusto, debieron pensar los músicos, que iban fundiendo con total naturalidad los temas de Mapas con los de Un día en el mundo, verdadera seña de identidad de Vetusta Morla. Con un mar de teléfonos enfocándolo desde todos los rincones de la sala, Pucho –cantante y líder de la banda– con una voz que suena a rabia, a coraje y emoción, gastó toda su energía en demostrar que la noche del viernes querían saldar cuentas con Málaga. Lo hicieron con grandes momentos gracias a viejas canciones y nuevas fórmulas, como la percusión en El hombre del saco, que apetece que no acabe nunca y de la que se encarga el propio Pucho, que también se atrevió con maracas, panderetas o palmas a lo largo de la noche. Vetusta Morla quería que esta vez el público se fuera con un gran concierto bajo el brazo. Lo consiguieron, aunque no será la mejor noche en las vidas de la audiencia malagueña. Hablemos de eso también. De que si ellos son los referentes, aún queda mucho por hacer en el panorama musical nacional. Pero hablemos también de que ellos no tienen miedo a las alturas y van hacia la cumbre con su propio mapa, con su propia hoja de ruta. Esperemos que no se pierdan. La escena musical les necesita, como también los necesita el público.

Cuando el joven Nicolai Rimsky-Korsakov, siguiendo el consejo del mismísimo Tchaikovski abandonó el orientalismo musical para iniciarse en la ortodoxia académica, no sólo tuvo que enfrentarse a sus viejos camaradas nacionalistas, sino a algo mucho peor: una profunda crisis creativa. El riesgo de quedar atrapado por la técnica a punto estuvo de privarnos de uno de los grandes maestros rusos de todos los tiempos. Después vinieron Scheherezade y el Capricho español, con el que abrió en el Teatro Cervantes el séptimo concierto de abono de la Orquesta Filarmónica de Málaga. El programa lo completaban otras dos joyas de la orquestación, el Concierto para arpa y orquesta, de Alberto Ginastera y las Danzas sinfónicas de Sergei Rachmaninov. Al frente de la OFM estuvo el israelita Yaron Traub, actual titular de la Orquesta de Valencia. El comienzo no fue bueno; faltó fluidez y compenetración; había algo de esclerótico en los pasajes más rítmicos del Capricho. Sólo en las partes finales empezó a funcionar un engranaje que ya no volvería a fallar. El Concierto de Ginastera, en el que la joven arpista Cristina Montes demostró por qué está llamada a ser una de las figuras de su generación, fue una delicia al que no hizo justicia un público algo desganado a la hora de los reconocimientos. Una obra de equilibrios y contrastes entre los ritmos danzables de los movimientos impares –con una brillante presencia de la sección de percusión– y las atmósferas oníricas, de reminiscencias impresionistas, recreadas por el frágil sonido del arpa sobre texturas sonoras de los violines, violas y vientos. Cristina Montes consiguió, con un toque delicado, pero resuelto sin duda, equilibrar tan desigual distribución de fuerzas. Las Danzas sinfónicas fueron un espléndido colofón. Yaron Traub (que ya las ha dirigido este año en Valencia) exprimió el potencial expresivo de estas enigmáticas danzas con una conducción sin tacha –y una magnífica interpretación de los metales y las cuerdas– de esta inteligente y sentimentalmente intensa partitura.

Dirigido a actores, bailarines y artistas de circo se celebra del 12 al 16 de diciembre EP / MÁLAGA

La Agencia Andaluza de Instituciones Teatrales (dependiente de la Junta de Andalucía) dentro de su programa de estudios teatrales organiza en diciembre un taller de recursos circenses en la escena que se celebrará del 12 al 16 de (de 10:00 a 15:00). El curso, de 25 horas, abordará los recursos circenses para la escena y el encargado de impartirlo será Alfonso de la Pola, artista de circo y docente de Artes Circenses que cuenta con una amplia formación y experiencia en malabares, acrobacia, teatro y equilibrio sobre objetos. En este taller, dirigido a actores, bailarines y artistas de circo, tiene un precio de 90 euros, y en él se ayuda a ser más hábil, dinámico, flexible y fuerte en la escena, de modo que manejen su cuerpo “con soltura, desarrollando equilibrios y destrezas”, . “Queremos algo más que un intérprete, un artista completo capaz de manejar diferentes disciplinas”, apunta la presentación, que resalta que no es necesaria experiencia en circo y añade que a través de los recursos circenses “se pueden aprender pequeños trucos, herramientas e incluso soluciones a diferentes problemas escénicos”. El Programa de Estudios Teatrales de Escénica, con sedes en Granada, Málaga y Sevilla, tiene como objetivo esencial el trabajo actoral, todo lo que conlleva su experimentación, su entrenamiento básico o su búsqueda en cualquiera de los campos artísticos que puedan ayudar al actor a su desarrollo y mantenimiento. Además, “es un espacio abierto en el que el actor elige lo que más le interese, recibiendo las diferentes corrientes y optando o sacando de ellas lo que mejor pueda servirle para su formación”, precisaron desde la Junta. Actualmente está en curso, puesto que finalizará el próximo 22 de este mes, el taller sobre escritura teatral a cargo del profesor de Dramaturgia del Centro de Estudios Escénicos de Andalucía, guionista y autor teatral Sergio Rubio, quien tieneunalargaexperienciaenesta materia. Este taller, eminentemente práctico, permite a los alumnos escribir sus propias historias, que compartirán con actores para una muestra final.


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