'Enrique ‘Verástegui
T ímotor de[deseo
‘L í motor deCdeseo Dialéctica y trabajo poético
KcjlNzTk íteí%
Edición a cargo de Esteban Quiroz Cisneros Carátula: Jorge Sposari Logotipo: Yadira del Castillo Coordinación: Alberto Paúcar Cáceres Composición IBM: Centro de Composición IBM y Servicios Gráficos S.A. Alfonso Ugarte 1428, Of. 505 - Breña Montaje: Jesús Lizarzaburo © Derechos reservados, Enrique Verástegui, Lima 1987 © De esta edición: Ediciones Mojinete, Tacna, 1987 Bolognesi 889, Tacna - Av. San Borja Norte 1166-401, Lima Hecho e impreso en el Perú
FABRICA DE SIGNOS
I. Materia de la escritura No hay escritura que no sea una manifestación histórica, no hay escritura que no tom e partido por algo (esto es: toda escritura se cohesiona a partir de su pro pia función, en el mismo sentido que ninguna función puede operar sin desarro llo de sus recursos): la escritura, de este modo, 110 es más que un efecto de historia que sólo opera como causa de la misma. Sin embargo, en este espacio de la relación efecto/causa —en el hecho concre to de la práctica literaria que no puede ser más que su propio efecto inmediato aquí' »*n relación a quien consume (a quien goza) el te x to - se establece una lucha violentísima entre fuer/as regresivas y fuerzas progresivas por determinar no sólo las especificidades de la práctica literaria sino, también, su propia función y su articulación al proceso global de la historia. De hecho, la resolución de esta lucha 110 responde tampoco sino al mismo movimiento histórico y esta lucha no es más que una manifestación «I«* la lucha de clases en el terreno literario (que, por otra parte, y según una perspectiva de “ oposición disimétrica", no puede determinar su función sino a partir de la re la c ió n :------> escritor / modo de producción tex tual, entendida como una relación contrapuesta y articulada a su vez a las rela ciones de producción de una sociedad). Esto quiere decir que un texto llega a producirse en tanto cpie “ quiebra” de un código, pero esta quiebra no es más que un aspecto de las relaciones producti vas (esta quiebra se expresa como el desarrollo de los recursos productivos del texto enfrentados al código burgués y tanto más represivo cuanto más regresivo ♦re») / / / de este modo el texto y su productor: el escritor, se sitúan en un punto concreto de las relaciones sociales de producción y este punto concreto no es más que el de los productoresr el escritor produce y multiplica el se n tid o /// la relación de lucha se establece entre, por 1111 lado, el código literario como expre sión simbólica pero real de la clase burguesa, y por el otro la producción del tex9
to como quiebra y superación de este código desde el propio desarrollo de la lite ratura. El código literario no es más (pie la formalización legalizada (esto es: académi ca = formal ¡/.ación jurídica) de la producción de la imaginación, mientras cjue la producción de la imaginación (esto es: la práctica literaria = el acto de ilegalidad que supone toda escritura) no puede producirse sin chocar, enfrentarse* y luchar contra las normas académicas que impiden el desarrollo de la práctica literaria que es una práctica de libració n . Asi': la literatura es una producción que se establece como el proceso de toda una dinámica interna, pero en tanto que práctica social es también un aspecto de la lucha de clases (en este sentido: la literatura no es más que un efecto de histo ria, y en la dinámica interna de su producción no pueden sino intervenir factores de cJase como determinantes de la producción de la imaginación): el código literario y las relaciones del productor de cara a este código determinan, según estas mismas relaciones, la forma de la práctica literaria por ello, esta práctica a nivel histórico no es más que la critica del código acadé mico imperante en una época determinada, y a nivel social la práctica de la lite ratura se expresa como una forma de socialidad desarrollada: por lo primero escenifica (así como participa en) la lucha de clases, y por lo segundo constituye ya un núcleo de lo nuevo en tanto que futuro. La literatura es un núcleo de lo nuevo porque el texto y su escritura no son sino trabajo^ pero un trabajo especifico cuya cualidad consiste en el desarrollo de todas las capacidades del productor que se objetiva a través de su texto (y es aquí', en este desarrollo de sus capacidades, donde reside la particularidad social de la literatura: esta particularidad, como objetivación de las capacidades del poeta —que es un productor: un obrero de la página—, no es más que un germen de la sociedad sin clases). En este sentido, no se equivocaban quienes desde hace cientos de años intuían a la literatura como placer sencillamente porque el trabajo poético —en la medi da (pie no sólo desarrolla las capacidades de su productor sino que, como condi ción principal para este, se manifiesta com o el dominio absoluto del escritor so bre la naturaleza lingüistica sometida a transformación y sobre sus propias técni cas e instrumentos de producción— no es sino, en tanto que dominio (y por esto trabajo libre), placer. Una teoría materialista de la literatura debe reconocer el camino de su propia lucha por “ fundarse''’ (por hacerse explícita, por hacerse, manifiesta) pero no podrá hacerlo sino partiendo de la propia escritura materialista: Mas porque te he enseñado que los cuerpos de la materia sólidos y eternos giran perpetuam ente indestructibles. 10
examinemos ahora si la suma de éstos es infinita o limitada; si también el vacio establecido, este lugar y espacio en que los cuerpos se mueven además es limitado, o si es profundo, inmenso e infinito. Es infinito, pues, de suyo el iodo, aunque extremidad tener debía, como cuerpo ninguno se concibe sin que a él otro cuerpo le termine, de modo que la vista claramente más allá de este cuerpo no se extienda, confesemos por fuerza que no hay nada más allá de la sum a, pues no tiene extremidad, de límites carece. De ferum natura, Libro I, 1192-1209 expuesta por Lucrecio que fue uno de nuestros primeros poetas materialistas, mientras que en la teoría literaria lo ha sido Alonso López Pinciano quien en su Philosophia Antigua Poética concibió la poesía como: “ un Arte superior a la Metaphísica, porque comprende mucho más, y se extiende a lo que es y no es": UN A R T E SUPERIOR A LA METAFISICA (he aquí un enunciado de gran alcance histórico, que sólo podemos comparar con el descubrimiento de otro “ c o n tin e n te ")------» porque pudo (en su tiem po: 1596) hacer el análisis del texto como sistema (m etro, rima, ritm o = reflejo desintegrador) pero com o sistema en relación a las cosas y en tanto que sistema concebir el texto com o una máquina de significación y por ello analizar su función: “ Porque la poesía, deseando deleitar, busca el deleite, no sólo en las cosas, más en las palabras y no sólo en éstas, más en el número de sí labas cierto y determ inado que decimos m etro” , cf. López Pinciano, Ibidem. o dicho de otro modo: cuando se afirma que LA POESIA ES UN A R T E SUPE RIOR A LA M ETAFISICA, el Pinciano no ha hecho más que invertir (colocar al revés) la “ propuesta” platónica de expulsar al poeta de la ciudad “ perfecta” y en consecuencia ha procedido a borrar del pizarrón de la historia el anatema de Pla tón y de su Estado ideal para volver a colocar en su lugar lo que es un carácter indisoluble del cuerpo humano: el deleite, el placer, el goce, la sensualidad, la plasticidad: la dcshinbición /// los poetas llevan en sí, como el endemoniado, una 11
legión: masas, m ultitu d es------>mientras que el dictador (el uno: lo indivisible, la potestad) o el tirano: “ matarlo no sólo está permitido sino que es un deber sa grado", cf. (fustav Landauer, La revolución /// y esta teoría del Pinciano, solida ria con la poesía, se olvida de Platón porque no puede olvidarse de los hombres: lia cumplido el deber sagrado de liquidar la metafísica. Esta máquina materialista podemos dcs-montarla, de inmediato en dos piezas fundamentales que son su m otor interno: 1) R e c u r s o s Elección de cosas: elección de palabras: número de silabas: rima: metro (democracia gramática). 2) F u n c i ó n Deleite en las cosas: deleite en las palabras: deleite en el núm e ro de silabas: ritm o (gramática popular), \ m otor que funciona contraponiéndose a las normas jurídicas que regimentan el “ usufructo” del sentido en la lengua. La poesía —o el trabajo de la poesía— no consiste más que en quebrar este reglamento jurídico: en multiplicar, como pe día Epicuro, igual que en el jardín las flores tantos sentidos que yacen prisione ros de una legislación académica. Sin embargo, el desarrollo de esta aún rudimentaria máquina materialista no pudo ser posible sin los trabajos científicos de la lengua (estudios fónicos) reali zados en los primeros años de 1400 por el alquimista Enrique de \ ¡llena, en su Arte de trovar —que no es, como podría pensarse, un simple manual de precepti va literaria sino el primer análisis lingüístico hecho en lengua castellana—donde analiza los fonemas en relación al mismo “ circuito del habla" al tiempo que trata de establecer la grafía (inscripción de la pulsión en la página) de estos fonemas como correlatos entre habla y escritura. A quí nos interesa resaltar que tanto para López Pinciano com o para Enrique de Villena —lo mismo que para los poetas proven/ales a los que conoció este* últim o—: la poesía no era sino placer objetivo concretizado en su sistema y placer subjetivo expresado en su función.
El texto poético es así sujeto de placer, aunque no necesariamente el placer es objeto del poema. Pero el poema no puede existir sino en tanto producto (a la vez que como devenir) de una práctica del poeta que tampoco puede existir sino produciendo el texto de su poema / / / nuestra metáfora del productor y el deve nir es: Pero es claro, me dictes, que los cuerpos crecen y se sustentan de la tierra: si la estación al aire no le presta una tem peratura favorable, y con las frescas lluvias no se mueven 12
las copas de los árboles, ni ayuda con sus rayos el Sol las producciones; ni sembrados, ni arbustos, ni animales jamás podrán llegar a crecimiento. De rerum natura. Libro I el poema como flor raíz, fruto fronda de un bosque en un paisaje perdido, brotar de racimos y hojas en los ramajes de un viñedo, tubérculos culos y ver tus culos: es todo ésto v es más: sol y viento, rocío escarcha y lluvia, sudor axilar más lam pazos en tierra, agua sedienta, tierra abonada = el poema es unidad de lo interno \ lo externo (pero unidad de contrarios: factores primarios que devienen secun darios y factores secundarios que, en un m om ento, pueden devenir primarios): un laboratorio de fotosíntesis---- > y ésto es lo que va siendo: su propio autoimpulso. su impulso autodinámico en relación a la materia que después He / rn el curso de una LUCHA es transformada por el poema. !\o necesariamente el placer es objeto del poema: cierto, pero no hay objeto que no pase por el “ filtro" trans formador (metáfora de la fotosíntesis) de la práctica de la escritura como trabajo poético: la fotosíntesis transform a la luz y la convierte en materia nutritiva del modo como el poema quiebra y transforma las formalizaciones lingüísticas y las convierte en materia de profunda comunicación. Pero el texto del poema no es más que un sistema dinámico donde los signos luchan, se unen y se dividen. Kl poema escenifica siempre la dialéctica: Kamón Llull, cuya Arte magna recibió entre otros insultos los de “ máquina «le pensar'* y de “jerga cabalística", escribió un bellísimo poema: Libro de amigo y amado (1300), que no es más que una exposición del método dialéctico aunque empleando las categorías del idealismo de su época: 26. Kl pájaro cantaba en el jardín del Amado. Kl amigo llegó y le dijo al pájaro: —Si con el lenguaje no nos entendemos, enten dámonos con el amor, pues en tu canto mi Amado se represen la a mis ojos. 85. Kl amigo le pregunto a su amado qué cosa era mayor: am or o amar. Kl Amado respon dió y dijo que, en la criatura, am or es el árbol y amar es el fruto, y las angus tias y las melancolías son las flores y las hojas y que, en Dios, amor y amar son 13
una misma cosa, sin ningún trabajo ni fatiga. pero si en lupar de Dios Iremos Materia y si en vez de fe leemos ciencia, si en vez de árbol leemos teoría y si en hipar de fruto leemos práctica (como en una espe cie de ejercicio nominalista) —el texto de Llull se nos tom a totalmente claro, y ésto era precisamente lo que Llull quería como una doble operación teórica: 1) Extender y desplegar el pensamiento de Averroes: “ La religión es un inst ni m entó político" ... “ La fe y la razón son dos campos distintos: una cosa pue de ser verdadera según la fe y falsa según la razón” , 2) Subvertir el pensamiento tomista de que: “ la fe no puede ser demostrada“ , precisamente mediante la demostración de esta fe, que de este modo se revelaba como su propio vacío, para asentar el método dialéctico y en menor grado el materialismo: “ La fe está sobre el entendimiento, como el aceite sobre el agua (...) Con esto el entendi miento sube en la intelección a aquel grado en que estalla por la creencia. No por esto se destniye la fe sino que sube un grado más, como si añadiésemos agua en el vaso subiría sobre ella el aceite’’. ------> Entonces, volvemos a echar un poco más de agua en el vaso (según la metáfora: un poco más de entendimiento) y veremo." cómo el aceite divino cae y se derrama sobre el piso, formando un charquito al que podernos acercar un fósforo encendido. Pero Llull escribe además: “ El fin del entendimiento no es creer, sino enten der: pero se sirve de la fe como instrum ento. La fe es medio entre entendimiento y Dios. Cuanto mayor sea la fe, más crecerá el entendimiento. No son contrarios entendim iento y fe, como al andar no es contrario un pie al o tro “ . ----- » Aquí, nuevamente, cambiemos fe por ciencia y cambiemos Dios por ma teria y tendremos una bellísima exposición dialéctica materialista1 : Ramón Llull está muy cerca de Spino/.a en tanto que los dos desarrollan una gnoseología de lo absoluto que se niega a sí mismo, pero el primero incluso avanza un poco más cpie el segundo en la medida que éste no puede elucidar com o Llull —aunque de forma no explícita— un cierto criterio de práctica (“ Amor es fervor de audacia y 1.
14
Una m etáfora de esta inversión nom inal podríam os leerla, por ejem plo, am pliam ente expuesta en Mijail Bakunin: * “ Reconocem os la autoridad absoluta de la ciencia, pero rechazam os la infabilidad y la universalidad de los representantes de la ciencia. En nuestra iglesia séamc perm itido servirme un m om ento de esta expresión que por otra parte d e te sto : la iglesia y el listado son mis dos bestias negras , en nuestra iglesij, com o en la iglesia protestante, nosotros tenem os un jefe, un Cristo invisible, la ciencia; y com o los protestantes, más consecuentes aún que los protestantes, no querem os su frir ni Papas ni concilios, ni cónclaves de cardenales infalibles, ni obispos, ni siquiera sacerdotes. N uestro Cristo se distingue del Cristo protestante y cristiano en que este últim o es un ser personal, y el nuestro es impersonal; el Cristo cristiano, realizado ya en un pasado eterno, se presenta com o un ser perfecto, m ientras que la realización y el perfeccionam iento de nuestro Cristo, de la ciencia, están siempre en el porvenir: lo que equivale a decir que no se realizarán jamás. No reconociendo la autoridad absoluta má.s que la ciencia absoluta, no com prom etem os en ningún m odo nuestra libertad” , cf. Dios y el listado.
de tem or por fervor"). Pero si Spinoza llega a ser sobrepasado sólo en este punto por Llull, éste del mismo modo no constituye sino un antiquísimo prólogo de Feuerbach y un buen apoyo de éste en su crítica de Hegel. Kn efecto, mientras que Feuerbach establece su relación de oposición a Hegel como un modo de inversión del predicado por el sujeto y del pensamiento por el ser (ya que para Hegel, en palabras de Feuerbach: “ La lógica es el pensar en el elemento de pensar o el pensamiento que se piensa a si mismo", cfr. Tesis provi sionales para la reforma de la filosofía), Llull por otra parte no hará más que si tuarse de antemano en el mismo lugar del pensamiento para desde allí', en primer lugar, establecer la eternidad de lo existente (“ Kl que afirma y prueba por razo nes necesarias que en Dios 110 hay corrupción, afirma y prueba que hay genera ción”) y luego, como al descuido, lanzar su bofetada critica y «o negación del pensamiento como ser: “ Kntre el que produce y lo producido debe haber distin ción de supuestos, porque nada se produce a sé mismo” . Este pensamiento dialéctico es el que expone «le un modo más concentrado y de una forma dramática, Ramón Llull, en su Libro de amigo y amado, partiendo sobre la base del principio de la contradicción: este poema 110 es más que una re presentación (una puesta en escena) y un reflejo dialéctico de la lucha de los contrarios y como tal constituye la “ m uestra" de que el poema —que no es más que un sistema dinámico— contiene ya en sé la contradicción de sus propios sig nos com o reflejo del mundo a la vez que no es más que parte (en tanto que la realidad de la imaginación no es sino un aspecto de la realidad total) de este mis mo mundo. Kn la antigüedad de todos los pueblos: tanto en occidente como en oriente, el pensamiento dialéctico encontró un lugar para su desarrollo que ha quedado explícito en la misma construcción de sus textos: Ah Wiraqocham tiksi qapaq. el poema más antiguo que se conserva del pueblo inkaico, no es más que una escenificación de los contrarios como principio de la filosofía que brotó en tre los quechuas. Y el mismo principio podemos encontrarlo en textos de la India, China, (írecia, Japón y Africa. Kn este sentido: el texto del poema no es más que un sistema artic ulado sobre la con tradicción de sus signos, y el poema no es más que un texto mientras que el sistema es un producto histórico y en tanto que producto histórico, el sistema de signos se corresponde con la época de un modo de producción determinado. Kl sistema del poema, asé, no se presenta sino como la imagen amplificada de un taller automático: el poema, en verdad, no es más que una reunión de instru mentos significativos (y estos instrumentos son máquinas de hablar cuya función no es otra que establecer el cortocircuito a la transmisión del código académico a la vez que deslizar y com unicar el habla de una realidad oprim id a)/// nuestra metáfora aquí es una frase de Gustav Landaucr: ' ‘una y otra vez se comprueba que el pueblo y los pensadores y ¡»oclas son com o un barril de pólvora, cargado 15
clr espíritu y fuerzas creadoras y d estru ctiv as":----- * metáfora que se aplica al poema en la medida que este no está conformado sino por una suma de ingre dientes, <le instrumentos, de máquinas, de planos, y de niveles: el sistema poé tico no puede permitirse el lujo de soslayar ninguna realidad ni ningún recurso: ----- * las "máquinas de habla" operan interconexionadas pero en forma de cortoeireuito: son interrupciones de la maquinaria social2 / // y el poema no es más (pu* una totalidad (com o la imagen del estómago de un hambriento), esto es: la expresión de una conciencia devenida acción. Y porque es una totalidad no puede existir sin enfrentarse a la reducción del código literario. Por ello, los términos de lucha se plantean entre academia/ vanguardia y el princ ipio conductor es la práctica: 1. PRACTICA (deseo del poema)
unidad academia / vanguardia (unidad de contrarios)
2. Poema de la práctica
I. academia: objeto de la prácti ca , 2. vanguardia: sujeto de la prác tica
Lucha actual
y esta lucha no puede emprenderse sino por la destrucción del código literario, que de no ser destruido significaría todo un retroceso de la linea regresiva encar nada en la vanguardia (de hecho: ello no seria más que un retroceso de ia historia «*n su conjunto). El género de la literatura no es más que historia, pero también es una manifes tación hiol<)gira: en tanto que manifestación biológica, es la expresión más alta, más concentrada y más herniosa de la vida y no es más qui* el mismo impulso de ésta. Un poema contiene lodo el cuerpo y toda la capacidad espiritual de su pro ductor (y ésto, finalmente, es lo que denom inam os----- >orgasmò vil = poesia del cuerpo). 2.
16
Las maquinas de habla son com o el delirio ininterrum pido de los alucinados ( “ locos, “videntes", "psicóticos": peligrosos) que ponen en cuestión (oda la superficie de la rea lidad. Realidad que no es otra cosa que un cierto “ ordenam iento ju ríd ic o ” com o expre sión de unas relaciones de producción: “ La experiencia psicoanalítica nos insta a tener en cuenta, fuera de la diferencia m asculino/fem enino, de dos tipos de cuerpos: el cuerpo neurótico y el cuerpo psicòtico. I I prim ero, el cuerpo del histérico particular m ente. es el cuerpo verosímil, construido de fantasmas, de proyecciones, a partir del narcisismo. E nfrente, el cuerpo del sicótico es el equivalente del significante, que es un cuerpo que yo llam aría verdadero. Ll cuerpo verdadero y el lenguaje abierto a su juego, son ia misma cosa el trabajo sobre el cuerpo es el trabajo sobre el lenguaje. La expe riencia verdadera del cuerpo se designa por el hom icidio de la lengua que se llama te x to, y en este tex to es un cuerpo rehecho. C uerpo verdadero y texto, es lo mismo que una Transubstanciación. Mientras el cuerpo verosímil se constituye por el relato de una instancia ex terio r que provoca toda la gama de la psicología, el cuerpo sicótico explora el espectro del lenguaje", cf. Julia Kristeva, El cuerpo y el tex to .
Sin embargo, el texto como producción es un despliegue de sus recursos que va negando tanto el a priori como el a posteriori: no es más que el desencadena miento de su presente y no existe más que a partir de la transformación de su materia prima. Este sistema es un escenario: un campo, un océano, un espacio, una realidad gravitacional: una fábrica de signos (y el poema es el lugar donde todo ocurre y donde nada deja de acontecer: no importa que exista o no decorado, no interesa que haya o no escenografía: el poema es un acontecimiento). Pero no hay poema del escenario sino escenificación: hay escenario del poema y nuestra imagen es: ----- * ‘‘el poema es un espacio vacio, pero cargado de inminencia. No es todavía la presencia: es una parvada de signos que buscan su significado y que no signifi can más que ser búsqueda", cf. Octavio Paz, Los signos en rotación. Poema = fábrica de signos (herramientas, instrumentos): máquina. (“ ¿No tiene también el lenguaje tonalidades de soprano y de bajo y de tenor? ¿No tiene su ritmo —su tono básico— y muy diversas voces y velocidades? ¿No son instrumentos diferentes las diferentes clases de estilos?” , cf. Novalis, La Enciclopedia). El poema es un escenario porque es una reunión de instrumentos: una má quina de significar, una máquina que opera haciendo cortocircuito, una máquina intem ipta (y es una máquina porque no existe sino a una determinada velocidad: ----- » a la velocidad que el maquinista determina según su necesidad y según su gusto, velocidad que depende, también, de una larga serie de faetón* entre los que puede devenir primordial la dialéctica máquina/maquinista en relación a la dialéctica máquina/historia pero sólo porque el maquinista —que es parte dé la historia— acelere lo que tam poco deja de ser parte constitutiva de sí: la misma historia).
Entonces resulta necesario emprender una Teoría del Azar no porque un “ golpe de dados" pueda “jamás abolirlo” , sino sencillamente porque este golpe de dados es la creación en acto del azar. Esto es, que el azar es un efecto produci do por la dialéctica máquina/maquinista y, en este sentido, no es sino causa de la dialéctica máquina/historia: Lezama Lima
Hay que experimentar el azar, viene a decir Bacon, provocan do una causalidad no esperada.
Novalis
La comunidad, el pluralismo es nuestra esencia. La tirani'a que nos oprime es nuestra indolencia espiritual. Ampliando y cultivando nuestras actividades, dominaremos nuestro des tino. 17
Engels
La causalidad no puede ser comprendida sino ligada con la categoría del azar objetivo, forma de manifestación de la necesidad.
Bakiuiiu
Hay otro inconveniente: la mayor parte de las leyes naturales inherentes al desenvolvimiento de la sociedad humana, y que son también necesarias, invariables, fatales, como las leyes que gobiernan el mundo físico, no han sido debidamente comprobadas por la ciencia misma.
Lu Sin
Los dones de la esperanza pertenecen al dominio del porve nir. Yo no podía pues, bajo la convicción de que 110 creía la cosa posible, refutar su esperanza de realizarla.
Choderios de Lacios
lie obligado a com batir al enemigo que sólo trataba de ganar tiempo; lu* elegido, por medio de sabias maniobras, así el te rreno como las disposiciones; he sabido inspirar seguridad al enemigo para cogerle más fácilmente en su retiro; he sabido introducir el terror antes de llegar al combate: nada fie dejado a la casualidad, sino por la consideración de una gran ventaja en caso de salir victorioso, y por la certidumbre de los recur sos en caso de una derrota; en fin no he empeñado la acción sino asegurando la retirada, con que pudiese cubrir y conser var todo lo que había conquistado antes.
Bataillc
La voluntad es la negación de la muerte. Es incluso indiferen cia ante la muerte. Sólo la angustia introduce la preocupación de la muerte, paralizando la voluntad. La voluntad se apoya sobre la certeza de la suerte, contraria al temor de la muerte. La voluntad adivina la suerte, la sujeta, es la flecha lanzada hacia ella. La suerte y la voluntad se unen en el amor. El amor no tiene otro objeto que ia suerte, y sólo la suerte tiene la fuerza de. amar.
Roger Vailland
Una virtud estricta, 1111 enfrentamiento riguroso, la exigencia de proezas constantem ente renovadas, lodo eso hace del li bertino 1111 ser extremadamente lúcido. Valora exactamente la vanidad de sus victorias y las ilusiones del juego al que con sagra su vida. Valmonl, no sin amargura, asi' lo confiesa.
WaUter Benjamín
Para la burguesía los acontecimientos políticos loman fácil mente forma de incidentes de mesa de juego.
Baudelaire
Souviens —toi que le Temps est un joueur avide Qui gagne sans tricher a to u t coup! c’est la loi
Main
El concepto ... de juego ... implica ... que ninguna partida de penda de la precedente. El juego no quiere saber nada de nin-
18
Walter Benjamin
Entile Zola
3.
puna posición segura (...). No tiene en cuenta los méritos ad- ' quiridos antes y por eso se diferencia del trabajo. El juego acaba pronto el pleito con ese importante pasado en el que se apoya el trabajo. Pero de lo que desde luego no carece [el juego] es de la futili dad, del vacio, de la incapacidad para consumarse inherentes a la actividad del obrero asalariado en la fábrica. Incluso sus gestos, provocados por el ritm o del trabajo autom ático, apa recen en el juego, que no se lleva a cabo sin el rápido movi miento de mano del que apuesta o toma una carta. En el jue go de azar el llamado “ coup" equivale a la explosión en el movimiento de la maquinaria. Cada manipulación del obren> en la máquina no tiene conexión con la anterior, porque es su repetición estricta. Cada manejo de la máquina es tan imper meable al precedente como el “ coup" de una partida de azar respecto de cada uno de los anteriores; por eso la prestación del asalariado coincide a su manera con la prestación del juga dor. El trabajo de •ambos está igualmente vaciado de con tenido. I. Por la mañana, cuando los obreros llegan al taller, encuéntranlo frío, como obscurecido con la tristeza que se despren de de una mina. (...) El amo baja de su despacho ... añade en voz más baja: “ —No soy egoísta, no, os lo juro... en ocho días he perdido cincuenta mil billetes. Hoy paro el trabajo para no ahondar más la sima [léase su “ sim a"); ni siquiera tengo los primeros cinco céntimos de la suma que necesito para mis vencimientos del 15...*' (...) Son veinte, son treinta familias que no tendrán «pie comer la semana próxima. Algu nas mujeres que trabajan en la fábrica sienten las lágrimas humedecérseles los ojos. II. El obrero está fuera de su casa, en la calle ... lia paseado las aceras durante ocho días sin encontrar trabajo ... ofrecién dose él en cuerpo y alma para cualquier faena, para la más repugnante, la más dura, la más nociva. Y toda- las puertas se han cerrado. Entonces se ofreció a trabajar por la mitad del jornal; pero las puertas permanecieron cerradas. Aunque tra bajase de balde no se le podría admitir. Es la paralización del trabajo, la terrible paralización que toca a m uerto para los que habitan en las buhardillas. El pánico ha parado las indus trias | ¿cuál pánico"? ¿una mayor conciencia obrera?], y el dinero, cobarde [como siempre: el alcahueto3 ], se ha escondi-
Cf. Marx, Manuscritos económ ico-filosóficos.
19
<lo | ¿dónde? ¿en los bancos de «Suiza, como sucede hoy por ejemplo?]. El obrero ha hecho una tentativa suprema y ahora vuelve con paso tardo, con las manos vacias, abrumado de miseria. (...) La lluvia ha cesado. El gas flamea en los escapa rates de las joyerías. Si rompiese un cristal, tomaría pan para algunos años con abrir y cerrar la mano | lo sorprendente aquí es —como dice Wilhelm Reich— que los hambrientos no ro ben siempre y que los explotados no estén siempre en huelga] |la huelga es sinónimo de organización: ya en acto, ya com o producto]. l as cocinas de los restaurantes se encienden; y detrás de las cortinas de muselina blanca, ve gentes [es la pa tronal en una reunión de finanzas] que comen. III. La mujer del obrero ha bajado a la puerta de la calle, de jando arriba a la niña dormida. (...) Ya no le queda nada en casa: todo lo llevó al Montepío. Ocho días sin trabajo bastan para vaciar una casa. La víspera vendió a un trapero el último puñado de lana de su colchón: el colchón se fue así; ahora no queda más que la lela. Allá arriba la colgó delante de la venta na, para impedir que entre el aire, porque la niña tose mucho. (...) Pero la falta de trabajo ha alcanzado con más dureza a las mujeres que a los hombres. Kn la meseta de su cuarto oye a unas desgraciadas que lloran durante la noche. Encontró una de pie en el rincón de una calle;otra ha muerto; otra ha desaparecido. (...) lia agotado el crédito: debe al panadero, al especiero, a la frutera y ya ni siquiera se atreve a pasar delan te de las tiendas. Por la tarde fue a casa de su hermana a pe dirle una moneda prestada, pero allí encontró también tal miseria, que se echó a llorar, sin decir nada, y las dos, su her mana y ella, estuvieron llorando mucho tiempo. (...) El mari do no vuelve. La lluvia cae (...) A ratos se impacienta, se echa fuera a pesar de la lluvia, va hasta el final de la calle para ver si ve a lo lejos al que espera. Y cuando vuelve, toda mojada, pasa la mano por sus cabellos para escurrir el agua; aun cobra paciencia, sacudida por cortos calofríos de fiebre. (...) lx>s hombres la miran frente a frente y a ralos siente alientos calientes que le rozan el cuello. (...) Después, cuando al fin el marido aparece, rozando como un miserable las paredes de las casas, se precipita a su encuentro, y le mira ansiosamente. IV. Arriba la pequeña no duerme. Se ha despertado y está pensando enfrente de un cabo de vela que se extingue en un extremo de la mesa. Y no se sabe qué pensamiento terrible y doloroso pasa sobre la faz de aquella chicuela de siete años,
con rasgos serios y marchitos de mujer hecha. (...) ... sus ma nos de muñeca enfermiza aprietan contra el pecho ios trapos con que se culire. Siente allí" una quemadura, un fuego que quisiera apagar. Está pensando ( ¿piensa? —si y no: está vi viendo, está conociendo, está ... decidiendo4 ]. (...) Nunca ha tenido zapatos. (...) ... nunca ha estado contenta; siempre ha tenido hambre. (...) Es una cusa profunda en la cual penetra sin poder comprenderla. Pues qué, ¿todo el mundo tiene hambre? (...) Piensa que es demasiado pequeña f no obstante lo piensa porque siente h a m b re :----- * porque está viviendo] y que es preciso ser grande para saber. La madre sabe, sin du da [la madre y el padre y todo el resto de la familia: ¿pero lo llegan a saber realmente?], esa cosa que se oculta a los niños. Si se atreviese, preguntaría quién nos [este “ nos" es una ver dadera sorpresa en este texto de /o la que se titula: ¡Sin tra bajo!, este “ nos'’, primera persona del plural, es una "bómba gramatical’’ que estalla en un relato donde todo transcurre en tercera persona con el fin de perturbarnos o seducimos: ------* este plural no indicaría sino: I) una forma expresiva del personaje (lo cual ya es una “ extrañeza” en el discurso), 2) un ligero “ síntom a” de monólogo interior en la niña (señal de que en su inconsciente se imprime ya una mayor velón-* dad), ,*{) una posición del narrador frente al problema (que se sirve aquí de los “ recursos” de su personaje): graeias a la multiplicidad de sentidos que surge «le este pequeño signo distintivo5 ] trae así al inundo para que s£ tenga hambre. (...) La niña tiene los ojos llenos de lágrimas. (...) Antes tenia 4.
5.
O com o dice David C oopcr: “ T odo ello está relacionado con la com unicación y la falla en la recepción del mensaje com unicado, propia del sistema familiar” . Porque de lo que se trata es de am pliar el volum en com unicativo en tre los niños y la familia, de llegar a la interrelación de mensajes: el niño, tam bién, em ite el suyo y el padre debe saber percibir y recepcionar las señales del niño. Un padre va de la m ano con su hija por la calle, la niña envía un signo de ruptura: “ El padre tiene que elegir entonces entre aum entar la presión o ser cóm plice de aquello que le enseñaron a experim entar com o un riesgo te m ible: perm itir que la niña lo deje, no en su tiem po o en el socialm entc prescrito, sino en el tiem po de la niña” (...). “ ¿Cómo llegar a aprender a m eternos sólo en lo que nos incum be com o Basho, el poeta haiku japonés?... sabía que nada podía hacer p o r el niño m ientras no supiera qué tenía que hacer por s í m ism o” . Cf. La m uerte d e la familia Sin embargo, un niño siempre sabe (y de un m odo m ucho más decidido que m uchos adul tos) lo que tiene q ue hacer. Zola, cuyo pensam iento coincide en m uchos puntos con los de Survarin (extracción fi gurada de Bakunin) en su Germ inal, tenía una am plia conciencia del papel que juega la existencia de la conciencia deJ hom bre: » “ Mi función es colocar de nuevo al hom bre en el lugar que le corresponde en la creación, com o producto de la tierra, todavía som etido a las influencias del entorno; y ju n to con el hom bre, tam bién he colocado el cerebro en su lugar entre los diversos órganos; pues no creo que el pensam iento sea sino una función de la m ateria", cf. Correspondance, 1872-1902.
21
miedo cuando la dejaban sola; ahora no sabe lo mismo le da. Como no ha comido desde la víspera, cree que su madre ha bajado a buscar pan. Entonces esta idea la divierte. (...) La madre ha vuelto, el padre ha cerrado la puerta. La niña les mira las manos a los dos, muy sorprendida. (...) —“ Tengo hambre, tengo hambre” (...). El padre, en un rincón, se ha cogido la cabeza entre los puños; allí' permanece abrumado, sacudida las espaldas por desgarradores y silenciosos gemidos. La madre, conteniendo sus lágrimas, acuesta a la pequeña. La tapa con todos los andrajos que hay en la casa; le dice que sea buena, que duerma. Pero la n iñ a ............se hace atre vida. Se cuelga del cuello de su madre y muy quedito: —Di, mamá, le pregunta, ¿pero por qué tenemos hambre?6 Pi y Marga11
—No castiga ni limita ley alguna los hechos de que me acusas. —Tienes razón: la ley no castiga al que hurta sino al que hur ta o defrauda sin arte. —Eres atrabiliario como ninguno. - ¿Quién, a tu juicio, podrá decirse exento de pecado? —Nadie; lo impide la actual organización económica. Para los hurtadores sin arte bastan los presidios; para los hurtadores con arte, no basta el mundo.
César Moro
La fatalidad pone su mano de hierro enguantada sobre la ba lanza de las posibilidades que ahora sabemos ilimitadas.
N on n a» 0 . Brown
Las potencialidades están latentes hasta que se hacen paten tes; duermen hasta ser despertadas. Los acontecimientos duermen en sus causas; la forma arquetfpica es la vida oculta de las cosas; a la espera de la resurección.
Mao Tse-Tung
La investigación puede compararse a los largos meses de pre ñez y la solución del problema al día del nacimiento. Investi gar un problema es, ciertamente, resolverlo.
Camus
Ya brota el gran problema de los tiempos modernos, el descu brimiento de que liberar al hombre de su destino es entregar lo al azar.
6.
22
La respuesta, naturalm ente, es conocida. Sin embargo, no están demás las palabras de Wilhelm Reich respecto a la ideología: “ La servidum bre de la clase oprim ida por los propietarios de los medios de producción social no se hace casi nunca por la fuerza bru ta: su arm a principal es su poder ideológico sobre los oprim idos, que sostiene eficaz m ente el aparato de Estado**, cf. Psicología de masas del fascismo. A condición de en tender que cuando las clases oprim idas pasan a la ofensiva, esto es: pasan a exigir sus derechos dem ocráticos, el Estado se repliega a través de una brutal represión.
Krckmannrtiatrian
¿Qu ® ^ después de todo, el a/ar, sino el efecto «le una causa que escapa a nuestra comprensión?
César Vallejo
Dios m ío, estoy llorando el ser que vivo; me pesa haber tomádote tu pan; pero este pobre barro pensativo 110 es eostra fermentada en tu costado: tú no tienes Marías que se van! Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios; pero tú, que estuviste siempre bien, no sientes nada de tu creación. Y el hombre s ite sufre: el Dios es él! Hoy que en mis ojos brujos hay candelas, como en un condenado, Dios mío, prenderás todas tus velas, y jugaremos con el viejo dado... Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte del universo todo, surgirán las ojeras de la Muerte, como dos ases fúnebres de lodo. Dios mío. y esta noche sorda, oscura, ya no podrás jugar, porque la Tierra es un dado roído y ya redondo a fuerza de rodar a la aventura, que no puede parar sino en un hueco, en el hueco de inmensa sepultura.
esto es: que la dialéctica máquina/historia cancro tiza aquello que como pulsión, como magma, como llama interna se agitaba —difuminado- en *•! ‘‘cosmos' : la sociedad, la época. Una teoría del azar es necesaria porque como, no sin poca razón, ha dicho Koland tiarthes: la obra de arte es lo que el hombre “ arranca“ al azar —o como escribe Sklovski: “ En las novelas está en juego el destino del hom bre. Es un juego de azar, de interés"—, que entiendo como la creación de un destino: como la elevación al cuadrado de una pulsión que se plasma en el espa cio de una escritura. El azar, entonces, es eso que no es —o el azar no es sino la relación ca u sa ----- * e f e c t o ----- - causa: el azar es todo lo que, por acción o por inacción (por la acción de una inacción), provocamos: pero tam poco deja de ser el fantasma de una necesidad que ignoramos / / / y además: “ Además, la propia obra de arte es máquina deseante. El artista amontona su tesoro para una próxi ma explosión, y es por ello por lo que encuentra que las destrucciones, verdade ramente, no llegan con la suficiente rapidez", cf. Deleuze/Guattari, El AntiEdipo. 23
De este modo, la relación entre “ obra de arte”/azar es com o sigue: “ Una cosa lograda es la transformación de una cosa fallida. Porconsiguiente, una cosa fallida sólo lo es p'or abandono", cf. Paul Valéry, Tel Quel 1
El poema = escenario/máquina. El escenario nos convoca exactamente como la máquina es móvil y el escena rio convoca, invoca, provoca como la máquina rueda. Poema = escenario móvil (aquelarre, sabhat o taller equipaje). Y aquí los trazos de nuestra xilografía verbal del escritor son: él va, como un fantasma (estudiante errabundo, lector trotamundos: peregrino), caminando me dio extraviado y entre embriagado por un laberinto de naipes que llueven: levan ta su tienda de nómade, como puede, cada vez que llega la noche: su tienda es un taller de mecánica (con utensilios no siempre imprescindibles: tabaco, b o lí grafos, cuadernos) / / / y él es com o el “ hombre invisible" de H. G . Wells, que en cada posada levanta su Laboratorio Fantástico, se deja morder por los perros y continúa su fatigoso trabajo por llegar a dominar las fuer/as de la naturaleza: En el momento en que el tenista lanza magistralmente su bala, le posee una inocencia totalmente animal; en el momento en que el filósofo sorprende una nueva verdad, es una bestia completa, dij o Vallejo.
El escritor es un Bcduino/Puruc/iuco en la ciudad: como Raymond Roussel (cuya vida y cuya obra no fueron más extrañas ni más distintas que el óleo de Pierre Roy: Invitación al viaje = “ Raymond Roussel o el genio en estado puro, inasimilable por la élite ... Está solo. Si usted lo encuentra gracioso, él le prueba en algunas líneas (Olga Tcherwonenkoff) su sentido de la gracia opuesta, con tac to, en su lirismo gravemente meticuloso ... El se puebla de vida. Su obra no tiene una mancha de grasa. Es un mundo suspendido de elegancia, de magia, de miedo ... Roussel no ve a nadie. No tom a las cosas sino de sí mismo. Inventa hasta en las anécdotas históricas. Maquina sus autómatas sin la menor ayuda exterior ... A los ojos de Roussel, los objetos que él transfigura se quedan com o son ... El estilo de Roussel es un medio no un fin. Es un medio que se ha vuelto fin bajo las espe cies del genio, pues la belleza de su estilo esta hecha de esto que se aplica a decir 24
ron exactitud de las cosas difíciles, no más relevantes que su propia autoridad, de no dejar ninguna sombra intrigante alrededor de el. Pero com o él es un enig ma y que él no tiene nada alrededor de sí, este brillo intriga aún mucho más", cf. Jean Cocteau, Opiuin / / / como Sade (recluido pero escribiendo la enciclope. dia sexual de su época sin por ésto dejar de dirigir, con un “ m icrófono” de su invento —una bacenica a la que dio forma de embudo para usarla como “ parlan te ” —, la toma de la Bastilla) /// como Baudelaire (que halló un templo entre la m ultitud: “ La m ultitud no es sólo el asilo más reciente para el desterrado:ade más es el narcótico más reciente para el abandonado", cf. Benjamín) /// como el vagabundeo de una “ pulsión” que quiebra fronteras y se desplaza, germinal, de un lugar a otro en la materia gramática /// o el inmigrante y el nómade, el terro rista y el obrero que en los textos de Brecht resplandecen: Aquí tienes donde dormir La cama está recién hecha Sólo un hombre ha estado en ella Y si eres quisquilloso Friega tu cuchara de estaño en esta tina Quedará como nueva Estáte con nosotros
Poem a----- ►(escenario = espacio) / (máquina = tiempo). Pero una máquina de interrupción (subversiva, revulsiva, con las manivelas en dirección al futuro). Máquina que sólo puede conducim os al Sabbat y el Sabbat es orgía floración corporal fruto que se parte y reparte comunión intensísima con la misma generatriz de la vida y el goce es el destruir todo lo que no impulsa a vivir. Del camino a la orgia y de la orgía al camino pero cada camino se va multiplicando como cada orgía es distinta y “el sol es otro cada d ía" (cf. Heráclilo, 6). 25
I-I poema no existe sino como un destello ubicuo: relámpago, bazooka. guerrilla.
Escenario / voces (voces rodantes: mezcla de lenguas, pero lucha de hablas). La página es el reflejo de un mundo un universo d e : ------►voces, per«) esta página no es tampoco sino una voz balbuceante: del cinematógrafo “ iñudo" al parlafónico “ cinemático" porque hoy en vez de iconos hay voces y la voz del que obligado “’escucha'1 sillo puede MURMURAR para sí. Ki inundo se ha reducido a voces que 110 son nuestras porque lo nuestro es: silo ncio (un silencio sordo, opaco, balbuceado) (un silencio coral: estoy actuando, es toy moviéndome, estoy saboteando al opresor) (y mi silencio se lla m a :------* escritura: estudio, análisis, emoción, reflexión) (se llam a:----- * aplicación) (de la práctica al texto y del texto a la práctica). Lo nuestro es silencio, esto es: murmurar, maldecir, mentar la madre —o ra/Vir, por lo bajo, contra el gobernante. \ a > nuestro es: Quiero escribir pero me s a le espuma, cf. Vallejo. Murmurar, maldecir: moverse como el pez en el agua (escribir con las uñas, pintar las paredes) porque los hombres son “ escombros de voces", com o ha escrito Efraín Huer ta, y la página es un ciclo acuático: •napa de agua, desierto pluvial, sábana liquida donde el lindero se borra y el pobre nómade no se distingu«* del agua. Mapa de agua; el agua (el flujo, el menstruo, la sangre, la bilis) es un principio de toda la literatura brotada en tribus sin territorio, en grupos de caminantes, entre los arrieros cansados. El agua, pero también el fuego. Una d ia lé c tic a :----- *agua / fuego se anima en la literatura (la conversación: chistes, relatos, maravillas: voces) de los que se toman un descanso al borde del camino. El agua es una metáfora del día (caldo, sopa, cantimplora, infusión:------►su dor, camisa empapada, sed: refresco), 26
mientras el fuego lo es de la noche (cocimiento, conocimiento, cosimiento, fo g ata :----- ►sexo, ardor, acaloramiento: abrigo): al salir el sol el fuego se apaga (quedan brasas, carbones: humo) y, con rl comienzo de la jornada, el agua nuevamente es sagrada, pero al llegar la noche el agua se evapora (en estrellas, en nubes, en luna llena o creciente) y, con el térm ino de la jornada, el fuego sagrado vuelve a encender se. Quien hace arte está condenado a desplegar su propio escenario (o a enrollarse como la “ concha”): a desencadenar el laberinto: Aquí la metáfora concentrada es un signo que late, como un cora zón: la concha (vasija, recipiente) = sexo de la mujer: principio acti vo de la movilidad de la vida. Porque la concha contiene, «*i» sí, el agua (el humor, el óvulo, el lu bricante) y el fuego (la capacidad de absorción, el temblor vaginal, el ardor, los pliegues acariciantes).
Teoría: máquina / pintura: desencadenamiento de los laberintos, liberación de las pulsiones = paisaje de cuerpos (y paraísos donde el orgasmo no se “ bloquea” y discurre, com o la lluvia.o los ríos: vulvas chorreantes, falos chorreantes) —o, en términos “ psicoanaliticos” : hay b-l-o-q-ii-e-o sexual allí donde el poeta no penetra (igual que un falo) la superficie del mundo, allí donde el poeta no logra “ rom per” (com o en el acto del falo que rasga 1111 himen) el ordenamiento jurídico de una palabra, allí donde el poeta no puede liberar, a través de una multiplicación (cf. Kpicuro), los sentidos gramaticales. 0 existe, también, bloqueo sexual (= represión ideológica) allí donde nos “atracamos” y no podemos continuar «‘I discurso, allí donde el deseo se frena y la pulsión no actúa. Pero, entonces, pintamos (en las márgenes de las páginas: florecidas, acrósti cos indescifrables, relámpagos de pensamiento: ideogramas). Entonces, la solución está en el trabajo de nuestras manos (que insisten y per sisten en teclear, en garabatear, en dibujar lo aún innominado). La solución está en la agilidad y destreza de nuestros dedos (com o cuando se desnuda y acaricia al cuerpo amado, como se manejan las herramientas en un tra bajo que nos “ distrae" o nos gusta). Se trata, pues, de un trabajo manual, esto es: del trabajo material de la escri tura 27
porque hemos olvidado que las palabras no son ideas sino acciones concretas: trabajo de nuestras manos que tejen y bordan con madejas gramaticales (pun tos sintácticos, floraciones tropológlcas, explosiones verbales). Un trabajo no más diferente que el que nos sedujo al penetrar el Cabaret Voltaire: “ Yo prefiero al poeta que es un pedo en una máquina de vapor —es manso pero no llora— educado y scm¡pederasta, va nadando” (dijo Tristán 'I zara). Un trabajo de alto voltaje (lians Arp-Sophie Taeuber-Francis Picabia-J oan Miró-Kandinsky-1 )uchamp). Una completa actividad manual: pintura/escritura (porque la página es un “ cuadro” de papel y la pintura es el “ flujo” del habla : los pinceles son bolígrafos, la máquina de escribir es un fuego de acetileno y el modo «le uso de los signos de puntua<‘ión marca la velocidad en el “ to n o " del artista): el trabajo que produce los signos, los símbolos, las señales (de un saber <|ue no tardará en repercutir sobre el propio universo) ya que la mano articulada a la polea del h«>mhro y al compás del codo no ha temido desplegar, como antes el G iotto, toda su <'apaci«la«l de visK>n en un solo per«) «lohle trazo en 8 horizontal <]ue signifique y contenga todo el infinito: el trazo del «existir:
Ante la “ maquinaría social” , ante la realidad en defecto no puede el poeta sino preparar: I) la Serie de los Cortocircuitos que, lúcidamente utilizada, contribuya al co lapso de esta “ m aquinaria"7. Esta Serie es decididamente técnica y surge como consecuencia del avance de las fuerzas productivas (las que no sólo se reflejan en la producemn del texto sino que, fundamentalmente, «leterminan, como corre-
7.
28
Tesis que, para Hans Magnus Enzensberger, se propone del siguiente m odo. “T oda es trategia socialista de los m edios ha de tender, por el contrario, a la elim inación del aisla m iento de los participantes individuales en el proceso social de aprendizaje y produc ción. Pero esto no es posible sin la auto-organización de los interesados. He a q u í el nú cleo de la cuestión de los medios. Aquí' está la cuestión que secara las tendencias socia listas, neoliberales y tecnócratas. Q uien cree que la em ancipación se puede lograr con ayuda de un aparato o sistema de aparatos tecnológicos, cualquiera que sea su estruc tura, sucum be a una oscura fe en el progreso. Y quien cree que la libertad de los m e dios quedará im plantada tan p ronto com o cada individuo se dedique a em itir y recibir, sucum be a un liberalismo que, bajo unos ropajes actualizados, proclama la ya m archita idea de una arm onía pre-establecida entre todos los intereses sociales.
Iación de este reflejo, el cambio d«- la función textual): necesariamente este avan ce permite, de hecho, no sólo un crecimiento de capas técnico-obreras sino una prolelarización de las mismas como producto de la crisis general del capitalismo. lOsto es inevitable e independiente de cualquier voluntad humana: la crisis se expresará en una agudización de la lúe ha de clases (que se reflejará entre, por un lado, la lucha antiimperialista de los pueblos oprimidos, y, por el otro, la propia crisis interna del “ m undo’' imperialista). Luego, lo que está ocurriendo en el mundo es un cambio social entre amplias masas humanas que debe posibilitar una explosión de actos insurreccionales en cadena, tanto en la periferia (de los pueblos oprimidos) como en el mismo centro de la metrópoli (los países impe rialistas). Por ello, no resulta casual que el mundo capitalista en su conjunto —en e| que incluimos a los que han alcanzado la fase imperialista, como a los países cuyo carácter se haya combinado entre la semifeudalidad y el prceapitalismoeste hoy convertido en un mundo totalm ente represivo y policíaco: lo cual no significa sino que el capitalismo, con el signo de este repliegue —que conlleva la “ liquidación” física o la tergiversación jurídica de los derechos democráticos más queridos por el pueblo—, ha empezado a desmoronarse y a descomponerse: está enseñando su faz fascista. Kste nuevo fascismo no tiene más condición de existencia que la represión realizada, en última instancia, bajo dos aspectos: a) en la periferia, donde las clases oprimidas elevan su conciencia a través de la lucha por una verdadera democracia popular, el fascismo sencillamente procede al ametrallamiento sanguinario y a la muerte física de pueblos enteros, y b) en la metrópoli, donde la clase obrera sufre en carne propia los efectos (alza de pre cios, desempleo) de la crisis capitalista y se concientiza cada vez más, el fascismo apela al ametrallamiento jurídico de la población con el fin de evitar su movili zación. Sin embargo, es pertinente resaltar que estos dos aspectos de la repre sión se combinan igualmente tanto en los mismos países imperialistas como entre los pueblos oprimidos. Las grandes ciudades europeas, al igual que las nor teamericanas, no son más que la ficción hipócrita de un liberalismo inexistente son ciudades que viven (o mueren) bajo el control permanente y el patrullaje asqueroso de la policía literalmente eada uno o dos m inutos de reloj, ya a través de coches blindados o en helicópteros armados, sin contar los otros medios de control más ^refinados'' como el espionaje electrónico —que las Frente a tales ilusiones, cabe hacer hincapié en que el uso correcto de los m edios exige y posibilita una organización. T oda producción que tenga por objeto los intereses de los productores, presupone un m étodo colectivo de producción. Ya es una form a de auto-organización de las necesidades sociales. Hoy en día, los m agnetófonos, cám aras fotográficas y cámaras de cinc de 8 mm. ya se encuentran en gran medida en posesión de asalariados. Cabe preguntarse p o rq u é tales m edios de producción no aparecen m asivam ente en los lugares de trabajo, en las escue las. en las oficinas de la burocracia, y, en definitiva, en cualquier situación de conflicto social. Produciendo una form a agresiva de publicidad, que sería la suya propia, las masas se podrían asegurar que sus experiencias cotidianas y deducir de ellas unas ense ñanzas eficaces”. Cf. Elem entos para una teo ría d e los medios d e com unicación.
29
publicación«*!» progresistas denuncian cada vez más. La población de estas gran des ciudades vive, virtualmente, en estado de sitio o bajo estado de guerra: una guerra declarada por sus propios gobiernos o gobernantes (con el apoyo preci samente de una legislación cuyo fin no es otro que la custodia del gran capital). Las ciudades han dejado de ser ciudades para convertirse en lo cpie verdadera mente son: ghettos, campos de concentración, cárceles inmensas donde la pobla ción vive con la punta de las bayonetas en los vientres. IVro lo mismo sucede en los países coloniales o neo-coloniales, sólo que sin ficción alguna, donde un derecho tan elemental como es el de la vida ya no existe más: cualquier signo de protesta (protesta ante el alza del costo de la vida, ante la progresión “ geométri ca” del desempleo) es de plano ahogada en sangre. Esta represión encuentra, sin embargo, su justificativo en la “ letra” : en la ley, en el ordenam iento jurídico. No pasan días, 110 pasan horas sin que el gobierno —o los famosos “ consejos de ministros*— se encuentre en reunión o sesión per manente y urgente precisamente para dictar y continuar dictando cientos de leyes, normas jurídicas y acotaciones constitucionales con la única misión de reprimir más ya no sólo al pueblo sino a la población en su conjunto. Se puede afirmar que ésto es un designio histórico: allí donde un régimen social empieza a desmoronarse, allí donde un régimen social —como hoy el capitalismo—apesta por sus cuatro costados surge inevitablemente el “aparato legal" que trata, en vano, de apuntalarlo. Se produce, entonces, un fenómeno de simetría jurídica: (‘1 llamado código penal pasa a segundo plano y es relevado, en importancia, por el llamado “ derecho constitucional” (que es el que, en adelante, se encargará de administrar las relaciones entre el |>oder \ los gobernados) en tanto que el llamado código civil se fortalece pues su función es la defensa de la propiedad. Esto <*s una verdad que no necesita confirmación: basta coger un periódico cual quiera para darse cuenta de cuáles han sido las “ ultim as" “ medidas" del gobier no (y es inevitable coger el periódico pues todos los días hay “ últimas medi das"): tienen que ver, siempre, con dos cosas------»a) con la economía, tanto en lo referente a la^ normas que regularán, por ejemplo, el precio de los alimentos, los transportes, o las “ diversiones" (entre las que cínicamente se incluye, sobre todo, a la producción cultural) y a las que “ regularán" las relaciones entre el patrón y el obrero (que cada vez son normas que “ tratan" de anular viejas con quistas sindicales, conseguidas gracias a la lucha y a la inmolación de cientos de obreros), como a las que tienen que ver con la “ balanza de pagos" de un país respecto <lcl gran capital hoy conocido como “ capital transnacional", y de inme diato con: b) con la política, con la* medidas que tratarán de “ inmovilizar" a la población y, sobre lodo, a la dase obrera y a las capas más marginadas, es decir: con las leyes que tratan de la cuestión administrativa8 . 8.
30
Aunque hoy no podem os hablar ya de “ un tercio” sino, por lo menos, de dos tercios en lo referente a la reproducción de las leyes constitucionales, resulta tiecesario em prender el estudio de un tex to brillante y penetrante com o pocos que sobre esta mate*
r
Ilecha «*sta disgresión agregaremos tan sólo que —de lo inmediatamente leído podemos extraer, para la materia que nos ocupa que es la producción lite raria, dos conclusiones: a) en la producción del texto se opera un cambio de funeión como consecuencia del avance técnico de las fuerzas productivas, lo que de- « termina un cambio tecnológico en la elaboración literaria, y b) el modo de produción literaria imperante se vincula directam ente con la organización jurídica de la sociedad a través de una normativa académica. En este sentido, el escritor tiene dos frentes de lucha entre sí, dos muros que debe romper: por un laclo des montar lodo aquello que implique una camisa de fuerza en la lengua (lodo lo que implique formalización: sintáctica o semántica) mientras, por otra parte, al tiempo que desmonta esta camisa de tuerza formal debe quebrar la técnica obso leta («pie determina siempre una retórica hueca como reflejo de la cosificación capitalista). Dos frentes de lucha, y una función: darle al texto su verdadero valor de uso, su valor agitativo. Así el poema es una m áq u in a:----- * de interrupción, de cortocircuito: maqui na dcseante-halbuceante, aunque el texto no puede ser producido mas que por el cuerpo exactamente como la mano afila el sílex que produce el brillo y logra una punta de hacha: como la mano produce sus propios instrumentos de trabajo III y preparar la Serie de los Cortocircuitos quiere decir eso: corlar correas de transmisión, quebrar la dentición de las ruedas conectadas a otras, invertir los mensajes del Sistema que dice que el “ medio es el mensaje" cuando «le lo que se Irala es precisamente de lo contrario: el mensaje es el m edio, único e inmedia to, con que cuenta el receptor en el m om ento de transmitir el mensaje. No hay que olvidar la gran enseñanza de los anarquistas: LA PROPAGANDA DEL HE CHO, única forma que tienen los oprimidos para expresar y transmitir sus ideas. El operativo político-militar (la voladura de una central nuclear, la expropiación de un banco, el secuestro «leí jefe de la patronal) de un ¿¿ñipo revolucionario tie ne, aparte de los objetivos de justicia requeridos, la función de desplegar el Men saje a través del medio mismo que significó el acto de justicia popular. De este modo, el texto 110 concluye cuando se le ha puesto el “ punto linar" sino que re cién empieza: el acto de lectura (consumo, goce) pone en movimiento c! audito rio, lo compromete, lo sensibiliza. Convertido el mensaje en medio, hay que apuntar al corazón mismo «le la ma quinaria social: al ahorro, la ganancia, la plusvalía (que son el corazón del capi talismo). Apuntar al corazón del régimen es dilapidar ese ahorro que, en el plano ria se han escrito: -> "Sabem os muy bien (...) que la misión de todo gobierno (m o nárquico. constitucional o republicano) es proteger y m antener por la fuerza los privi legios de las clases poseedoras, la aristrocracia. e id e r o y los negociantes. Por lo m enos un tercio de nuestras leyes (y todo país posee varias decenas de miles), las leves fun dam entales sobre impuestos, tasas de consum o, organización de los d epartam entos mi nisteriales y sus oficinas, del ejército, la policía, la Iglesia, etcétera, no tienen m ás fin que el m antener, integrar y desarrollar la m aquinaria adm inistrativa. Y esta m aquinaria sirve a su vez. casi exclusivam ente, para proteger los privilegios de las clases poseedo ras", cf. K ropotkin, l^ey y autoridad, incluido en Folletos revolucionarios II.
31
I simbólico, se expresa mediante una tergiversación semántica de las cosas o a tra vés de una “ devaluación" lingüística: es el ahorro primero inflado y luego deva luado del sentido (del sentido “ m onista” como reflejo del gobierno: como código fuera del cual ya el mundo no existe sino como delito). Dilapidar este ahorro, en cambio, significa abrirlo, desplegarlo a todos los puntos del horizonte: significa multiplicar el sentido, rom per su “ hegemonía” monista, pero también significa restituirlo a la tierra: restituirle el peso semántico que sucesivas inflaciones (el inevitable eufemismo a que nos tienen acostumbrados los gobiernos) llevaron a su vaciamiento. Kl multiplicar el sentido no significa otra cosa que multiplicar las luchas contra el código al tiempo que dilapidarlo es restituir en la escritura su carácter de riqueza oral (el materializar el despliegue de una tropología pulsional) contra una plusvalía lingüística realizada a través de una redacción unívoca (abstracta, aparentemente impersonal pero represivamente imperativa9) / // se trata, pues, de: — -> multiplicar y dilapidar el sentido exactamente como la lucha de cla ses le significa a la maquinaria social una corrosión cada vez más pro funda de sus relaciones de producción. Sin embargo, de momento el poeta —ante la fase fascista (o repliegue capita lista) en el m undo— no puede sino situarse del lado ofensivo de las masas, no puede sino, también, desatar: 2) la Serie de las Huelgas, en forma de espacios en blanco (o diseños: lemas, slogans, consignas), en forma de períodos de silencio en la página (pero silencio entendido como “ restitución” semántica: silencio sordo con choque y lucha de sistemas poéticos): un Poema en huelga no es más que, como diría Kuo Mo-jo: Muna torción al re v é s" ----- * un torcer lo torcido, un acto de violencia expre siva: la velocidad de unos signos diferenciados que así se revelan co mo lo NUEVO en el texto: un Poema en huelga es el cambio dialéctico de lo que yace codifica do a su ruptura: la florida multiplicidad que brota para destruirlo en lo que yace osificado.10 9.
Cf. para este acápite la novela de Vargas Llosa: Pantaleón y las visitadoras, que es una amplia parodia del lenguaje “ notarial" y del “ im perativo im personal” , un enorm e bur leseo de la “ plusvalía lingüística" (de los partes, inform es, cartas y oficios militares).
10.
“ El verdadero poeta sabe que las palabras, en su nivel más profundo, son ir relevantes para su experiencia que es la rem em oración de sí mismo, a sí que en realidad genera una violencia contra el lenguaje que le retuerce la nariz a las palabras y las perfora con un anillo y las conduce hacia la realidad de su experiencia rem em orada“ , cf. Cooper, ibidem . Vallcjo, Artaud, son a q u í imágenes gráficas de lo que afirm a el anti-
32
La maquina del arte no puede existir sino chocando con la “ maquinaria" so cial, colisionando con la sociedad (no hay arte que no sea errabundo, no hay arte que no haya sido desterrado y condenado al silencio por el régimen de lo petrificado): He desplegado mi orfandad sobre la mesa, com o un mapa. Dibujé el itinerario hacia mi lugar al viento. Los que llegan no me encuentran. Los que espero 110 existen, dice Alejandra Pizarnik queriendo expresar su desarraigo, su orfandad, su soledad (aunque no llegue a ver que su escritura —por el mismo hecho de haberse produ cido: por haber discurrido, como un m enstruo de amarga lucidez, en el papel es ya un acto de relación solidaria: al expresar el sentimiento de la orfandad ha dibujado el mapa de una interlocución, que definitivamente ha de colocarla en relación activa con los “ otros” , con nosotros): Total estoy = Tolstov H 10 *el loro al ver a Leda encamada con un cisne. — Y vos dale que dale con el blanco paxarilo. ¿Y si te deja enjinta? — Pinto la cinta de la finca —Leda dixil. — A brí ese traste, sotreta —dijo el cisne quien, sibilino cual cerrajero de Silos, descerrajóle el ano a la enana que, mojada cual mojarrita compran do en Ilarrods una jarra, 110 reparó que el arúspice, munido de su gran ápice, le hacia ver las estrellas. |Í m que por un cisne] porque la práctica de la escritura es un acto de compromiso total, una acción pasional que llega a romper la misma cerradura del código de la lengua: detrás de la que no podemos hallar sino el infinito de un inconsciente social, la vía láctea de una inconmensurable pulsión que se despliega a través de nosotros. Por ello, el arte, cuando es arte (cuando el artista se las juega entero en cada palabra, en cada frase, en cada página) no es ninguna “ torre de marfil' ni se mantiene estáti co e inmutable (es decir: no se sitúa en el banco de los que alegremente y sin peligro especian la corrida de toros) sino que permanece en continua lucha, trenzado al contrario com o en un “ cachascán" (y el arte golpea, prepara el corpsiquiatra (quien, por otra parte, ha conducido la experiencia de su vida hasta los lím i tes mismos de la ruptura sistemática: hasta la interlocución con el lenguaje de los robles del parque). En el m ism o sentido, cf. el tex to (los textos) de Pizarnik que la han lleva do a “ descerrajar” el lenguaje, para lograr una más intim a com unicación con las estre llas.
33
locircuito: “ La láctica y la es trai «già revolucionaria consisten en oslar ali 1 al tiempo c|ue se cuestiona el poder -d ic e Philippe* S o llers-.11 es decir, en estar «lenirò pero golpeando incesantemente'*), carcomiéndolo poco a poco, corroyén dolo lentamente, subvirtiéndolo, como en tina “guerra prolongada”, hasta lograr d colapso.
Si 1.a Mettrie, en fcl hombre máquina, vio al espíritu corno un producto de los procesos fisiológicos no era sino porque concebía que lo espiritual es una for ma di* la materia: un mecanismo (asible) de la máquina humana, como d poema también es —para nosotros— un mecanismo del cuerpo (un producto de la ma no). Pero cuando Descartes razona que: “ considerando el uso a que un reloj eslá destinado por su arliTice, podría decirse que. la máquina del cuerpo humano como una obra de Dios, cuyo fin es tener los movimientos que suele haber en el cuerpo, podría pensarse que, si se le seca la garganta, siendo la bebida nociva a su conservación, <sto es contrario al orden de su naturaleza“ 12 —no podemos sino plantearnos al revés este problema cartesiano, es decir: ir contra esta natura leza de la máquina (o más precisamente: ver que la ideología es la obra de la má quina) / / / y desajustar el reloj: que el reloj marque las horas cuando le venga en gana, que sus campanadas resuenen cuando nadie las espera y, finalmente, que las agujas se rebelen contra el relojero divino (para responder invirtiendo el pos tulado cartesiano). De este modo, preparar la Serie de los Cortocircuitos es armar la vanguardia que, como el topo shakespeariano, se introducirá en las entrañas mismas de la maquinaria social. La base de apoyo vanguardista no podrá ser, hoy, más que la Serie de las Huelgas /// o mejor: se desatará una dialéctica táctico/estratégica, que consistirá en la desarticulación del código mediante una articulación radical de vanguardia en el desarrollo de las fuerzas productivas. hslo se escenifica a s i : ----- ►dialéctica de táctica/estrategia —(táctica: Serie de los Cortocircuitos) / (estrategia: Serie de las Huelgas). IVro tomando en cuen ta que lo estratégico se define en lo láctico, que las Huelgas han de decidir en lo global esta dialéctica.
Así la máquina del texto no es más que un “ desajuste” (un cortocircuito, co mo una chispa explosiva) en la maquinaria social, pero un desajuste que surge como producto mismo d^* la naturaleza de la sociedad: es su contradicción/// la 11. Cf. Bataille. ' 1.2
34
Cf. Medicaciones m etafísicas.
metáfora «le este texto la encontramos en las composiciones de Marche! I)u• luinip —quien, por otra parte, se interesaba en pintar la soinhra de la cuarta dimensión tanto como poner enjuego su “ sistema de oposición” en las partidas •Ir ajedrez.—, o en las máquinas de Picabia: máquinas desajustadas, espléndida mente rotas, sin más deseo que “ destruiré le futur” (como en efecto se llama i i i i . i pieza «*n su l/E n fan t Carburateur): romper el circuito, cambiar en dirección opuesta los cables.
Ksccnario/máquina: despliegue y movimiento = espacio / tiempo. Ivl poema no es sino materia (es una manifestación de la materia) y no refleja más que la materia. Kscenario / máquina: el |M>cma como imagen del movimiento pero, también, como m otor del mismo. Invitación al viaje (sombra, fantasma de la locomotora): hahitaciém rodante, aquelarre múltiple y total. I\l aquelarre de la página: explosión de sentidos, signos que interconectan.
Y este método láctico, momentáneo, fugaz: 1. Collage: Teoría de los intervalos: Montaje (Max K rnst------►Dziga Vertov: Brecht) 2. Según el principio de: iS'úmcro Aureo (Kisenstein) 3. Por aún esta imagen: “ bello como el encuentro de un paraguas y una má quina «le coser sobre una mesa de disección” (Kautréamont). (Kl método “ táctico'*' no sería sino el método de investigación mientras que el método “ estratégico” no sería sino el m étodo de exposición/// así: “Ci«Mtamenl<* «*1 m étodo «le exposición <l«*be distinguirse form alm ente del métcxlo «le investi gación. A la investiga«*K>n le corresponde hacer suya la materia en todos sus «letalles, analizar sus diversas formas «le desarrollo y descubrir sus vinculaciones inter nas. I na vez cumplula esta lar«*a, pero solamente en ese momenlo, <‘l movimien to r«‘al puede ser expuesto en su conjunto”, cf. Marx. Postfaeio de Kl Capital. 1873).
I .a ecuación sería: I 1. Poema S máquina 2. ('uerpo 25 poesía 35
T~
II 3. Cuerpo + poema = poesía — máquina La poesía del cuerpo 110 ha de producir sino la máquina del poema en la misma dohle proporción (pie el cuerpo de la poesía 110 puede existir sin destruir el poema de la máquina.
36
2. Máquina de habla: poesía / texto KI texto del poema no es más que un “ bloque** de sentidos (como un jardín, como la disposición de tin jardín por el que caminamos). Un conjunto de signos, esto es: células, átom os: poem a ¡\o hay cosa que no esté formada por un conjunto de átomos asi' como no existe cuerpo que no sea una conformación de células. Y del mismo modo que la poesía es como una expresión del cuerpo, también asi' el texto del poema se manifiesta como un efecto de máquina (o el texto no es producido sino como el hombre produce su propio instrumento de producción) // / poesía y poema se corresponden como la flor a la planta, como la planta al fruto, com o el fruto a la raí'/, (o como las hojas la savia el sol el viento el agua el abono la tierra y la semilla al despliegue de su misma planta): son y no son la misma cosa. Pero algo, por lo menos, sabemos: poesía y poema existen como existen la luz y su dínamo.
(Hasta ahora se escribió de las propiedades de la “poesía” y de las “ caracterís ticas” del poema: por lo primero se ha caído en la metafísica y por lo segundo en el código académico. Se cayó en la metafísica porque no se consideró a la poesía sino como una verdad incorpórea o etérea, y, entre los estudios más avanzados: com o una reali dad en sí misma, como un algo en si' fuera del cual no existía más que la ilegibi lidad de lo “ inexplicable”. 37
Y se ha caído cu el código académico porgue han hahido dos errores: 1) considerar al texto com o una realidad estática, inmutable e inmóvil que no posee una dinámica interna, y 2) considerar que el texto no es un producto de historia, y por tanto negar la dialéctica del texto com o práctica social, y la de la propia historia corno también efecto del texto. Kn el mejor de los casos se ha establecido una identidad entre poesía y poe ma, pero esta misma “ identidad" 110 ha hecho más que neutralizar c| estudio del trabajo poético: como neutralidad, la poesía se ha explicado como un fenómeno de símbolos mientras que, al poema se lo ha concebido como un hecho circuns tancial e inválido. Kl producto poético, ciertamente, no existe sino como producto acabado: como relación entre poesía y poema pero com o relación entre efecto y causa. Ksta relación queda expresada, aunque no de forma global, en el proceso mismo de producción. Por ello, se trata no de establecer la identidad entre poesía y poema, como se ha venido haciendo hasta ahora, sino todo lo contrario: estudiar el espacio de diferencia que existe entre uno y otro. Kl tema de estudio, por consiguiente, se expresa de la forma siguiente: ¿CUAL ES, Y DE QUE MODO SE M ANIFIESTA. IA diferencia QUE IIA Y ENTRE POESIA Y POEMA ? Para resolver este problema necesitamos realizar una operación matemática: el despliegue de una operación de calculo diferencial que finalmente nos Hevea la integración de poesía y poema, pero a una nueva integración o a una nueva síntesis. “ Kl análisis matemático —escribe Sklovski— se ocupa del desarrollo del verso, muestra la relación del lenguaje del poeta concreto con el lenguaje literario y el lenguaje cotidiano". Kste análisis mostrará, pues, la relación entre trabajo poético e historia).
Lo que confiere calidad de existencia a la poesía y al poema es, al tiempo que la sobrepasa, el lenguaje: no hay |M>osía sin poema pero hay lenguaje sin poesía (y, sin embargo, tampoco existe poema sin lenguaje) —aunque el poema no es más que 1111 tipo de lenguaje. Kn tanto que tipo de lenguaje, el poema se relacio na difcrencialmente con la lengua (pero en tanto que el poema se diferencia de la lengua no es más que habla). Podríamos decir, también, que el lenguaje es al sig nificado lo que el habla es al significante (y, en este caso, el poema es al signo como la poesía lo es de la significancia). La “significancia”, en la noción pro 38
puesta por kristeva/Barthes, no sería más que uno de los modos de manifesta ción de la poesía —un cortocircuito producido por la máquina/dínamo del poe ma (o la significancia no sería más que un aspecto de lo q u e habíamos denomi nado Serie de los Cortocircuitos). 1.a significancia así entendida, en última ins tancia, no es más que el instante mismo en que se produce la ruptura de! código literario mientras que el texto —entendido como enunciación- no es sino des pliegue de signos y dinamismo (cambio de una significación por otra) cíe los mismos. El texto del poema no es más que un “ bloque'’ tic sentidos, en estado diná mico.
l*a existencia de este “ bloque" (o conjunto de signos) (existen« ia «pie enten demos como la posición significante que ocupa este bloque en la página) se ex presa como choque de líneas centrípetas/centrífugas: partículas de sentido (notaciones semánticas y rítmicas) que giran en torno a un núcleo que es y no es — un núcleo integrado/diferenciado, por estas partículas, en este ‘‘bloque que —por la propia condición de existencia (o latido) del te x to - es móvil (o múltiple, divisible, fragmenta ble). l)n “ bloque" como se habla «le los astros: polvo nuclear, polvo de estrellas: la naturaleza quántica del texto. Mi idea es: — --»el poema está conform ado por átomos verbales. Estos átomos son los significados/significantes que, como elementos conlormativos (semánticos/sonoros) de un átom o en movimiento, si* están de continuo mordiendo, peleando o interconectando. Sin embargo el significante, en el átom o de este signo, no representa sino la línea centrífuga mientras que la línea centrípeta está representada por el signifi cado: “ La fuerza centrípeta —es la aspiración sintética— y la fuerza centrífuga la aspiración analítica del espíritu —tendencia a la unidad tendencia a la plura lidad. A través de su recíproca determinación -se produce ese síntesis superior de la unidad y la pluralidad— por lo que uno está **n todo y todo está en uno . cf. Nova lis. De este modo, la aspiración de síntesis corresponde al sentido de unidad (el del espejo) de la escritura mientras que la aspiración analítica al sentido de la diversidad (el del reflejo) de la poesía. No obstante, tenemos en claro que la síntesis ni el análisis pueden llegar a existir en estado de completa pureza sino que están interreiacionados y se van dando i orno por pasos (de allí que Buudclaire afirmara: “ El alma lírica da zancadas vastas como síntesis, el espíritu «leí nove lista s «í deleita en <*l análisis", lo cual no ¡min aría sino que existen momentos y que «‘1 poema se mueve a través de un dinamismo intcrválido): ésto «*s lo que lla mamos naturaleza quántica del texto. 39
Y a estos intervalos podríamos graf icarios (cristalizarlos por un momento) en dos primeros momentos que se van multiplicando como los factores se m ultipli can al cuadrado:
I. ANALISIS
II. SINTESIS
I. análisis
2. síntesis
3. síntesis
4. análisis
a n á lisis d e la s ín te s is
6 . s ín te s is del a n á lisis
y se dan desdoblados en sí hasta que cada uno: análisis y síntesis, se apodera del otro: la síntesis (en el yo lírico) se desplaza como análisis, mientras que el análi sis (en el tú dramático) se fija un instante como síntesis y el él épico revienta, pulverizado, como un nuevo signo (en el nosotros). Luego, el m om ento de síntesis (energía centrípeta) no puede darse más que como un momento de pausa en el desencadenamiento de la energía centrífuga (momento de análisis). Pero ni el “ alma lírica’' ni el “ espíritu del novelista" existen como tales: no son más que conceptos románticos que operaban como subdivisiones del género de la literatura y que no tenían más función que la de “ bloquear" la producción «leí texto como totalidad (esto es: reducirlo a índices temáticos o a índices parcelarios de la realidad, a evitar la exposición total de esta realidad y por ésto reducirlo a la inmutabilidad y a lo insuficiente): a “ bloquearnos", también, com o lectores.
La relación entre poema y lengua se da a través de una doble operación: ace lerando la velocidad del significante por un lado, y por el otro deglutiendo la univocidad del significado: “ Y el lenguaje lleva en sí la dialéctica de lo abierto y de lo cerrado. Por el sentido, encierra, por la expresión poética se abre".13 A sí el texto del poema existe sólo como un campo de lucha, como una dialéc tica (esto es: como el campo donde el significado al chocar con el significante no puede sino ser excedido por éste).
13. Cf. Bachelard, La poética del espacio.
40
El poema, cuya existencia se determina a través de la malcría lingüística —y ésta 110 es más que su materia prima—, tam poco puede existir sino con una con dición primordial e inmediata: transformando su materia prima, abriéndola, rompiendo la univocidad del sentido (que por otra parte es una condición de lodo código: “ la expresión es, en Dios, la vida misma de Dios'” 14) y multipli cándolo (“ mi nombre es legión” —en la expresión del endemoniado que se en frenta al hijo de Dios que es el Dios mismo). Esta transformación de la materia lingüística, a través de la multiplicación de sus sentidos, es, pues, el producto que consumimos como fruta verbal: como poema. Sin embargo, la transforma ción lingüística no es más que el desplazamiento de una por otra conciencia (el afloramiento de un inconsciente colectivo en la conciencia de un individuo): la imposición de un lenguaje sobre otro en el escenario del texto. “ Las ideas -escri be Marx— no existen aparte del lenguaje” 15: ideas que no son, tampoco, sino modos de expresión (y la expresión no es más que lo que dice Marx: “el lenguaje es la conciencia práctica” 16). El poema, por ello, se manifiesta no sólo com o un despliegue de sentidos sino también como comunicación práctica y concreta: a través de la expresión (de su modo) nos lanza el mensaje. Es decir que el texto poético, como producto, no es más que lengua transfor mada: nuevo lenguaje —o, para decirlo con Marx: “ En el acto mismo de la repro ducción se alteran no sólo las condiciones objetivas..., sino también los produc tores, porque sacan de s í mismos cualidades nuevas, se desarrollan ellos mismos a Iravés de la producción, se transforman por ella, constituyen fuerzas y represen taciones nuevas, nuevos modos de tráfico, nuevas necesidades y nuevo lengua je ”. 1 7 Sin embargo, este producto, como nuevo lenguaje que se com porta como nueva comunicación, es a la vez un producto fin al y transitivo: no constituye sino un momento —y nada más que un m om ento de nudo relativo/absoluto que, como hecho concreto, se expresa en una síntesis epocal que ya no puede repetir se—en el devenir incesante de la historia. Si es una verdad relativa decir, como Koland Barthcs, que el acto de la escritu ra es un hecho intransitivo, tampoco no es menos verdad absoluta concluir que la escritura, como producto, es un acto de tránsito: Un jardín no es un lugar: Es un tránsito, Una pasión: No sabemos hacia donde vamos, 14. Cf. Gilíes Deleuze, Spinoza y el problem a de la expresión. 15. Cf. Marx. Ideología alemana. 16
Cf. Marx, Ideología alem ana.
17. Cf. Marx, Elem entos fundam entales para la crítica de la econom ía política, 1857-1858. (Subrayado nuestro)
41
Transcurrir es suficiente, Transcurrir es quedarse. Una vertiginosa inmovilidad. como tan lúcidamente nos lo dicen estos versos de Octavio Paz (cf. Cuento de dos jardines).
hl texto es un campo de lucha donde se enfrentan la dinámica del halda (o significan le), por un lado, y p o r el otro la formalización del significado (código literario = ordenamiento jurídico = relaciones de producción en un plano simbó lico). Pero este choque dialéctico d e l : ----- »significado/significante, no se revela más que en la misma página a la vez que constituye su movimiento interno (en el modo como el habla = “ conciencia práctica" y directa no es más que la expre sión aulodinámica en el seno del poema: es, por ello, si si* quiere, su ritmo o el basamento de su ritmo infrcnable). Sobre esta dialéctica del significado significante (que actúa como expresión dinámica del sistema poético) se extrae (como de la interacción de los electro imanes en el campo magnético del dínamo) el destello que a la vez que ilumina le prenderá fuego a esta época oscura y sombría (mediante la repercusión que su goce obtenga en el corazón o la conciencia del lector). Este “ destello" no es o tro que ej orgasmo —entendido como liberación— del cuerpo (es decir: la afir mación del sujeto en tan to que práctica) (o mas concretamente: la negación/ respuesta del cuerpo a la abstracción del mercado) (el “ orgasmóvil: metáfora de plenitud). Lo que denominamos “destello" tiene la calidad de ser irrepetible y, asimismo, la calidad de lo Iranshistórico = se constituye como una trans formación de la lengua en tanto historia. Pero este destello (la poesía), sólo puede ser Iranslústórico en la misma medida que se reconoce com o producto de historia ) no de otra manera. I n producto (o lectura) de historia: esto es. en el nivcl.de la escritura lo que Lenin dice de Tolstoy: “ un punto de vista”.
El texto del poema, como producto, no es más que material lingüístico transformado: un nuevo lenguaje —que se manifiesta de la forma com o expone Marx: 1. “ El trabajo se com penetra y confunde con su objeto. Se materializa en el objeto, al paso que éste se elabora. Y lo que en el trabajador era dinamismo, es 42
ahora en el producto, plasmado en lo que es, quietud. El obrero es el tejedor, y el producto el tejido” ;18 2. “ Por eso precisamente es sólo en la elaboración del mundo objetivo en donde el hombre se afirma realmente como un ser genérico. Esta producción es su vida genérica trabajadora. A través de ella la naturaleza aparece como obra suya y como realidad suya. Consiguientemente, el objeto del trabajo es la obje tivación de la vida genérica del hombre: pues el hombre no se duplica en él sólo intelectualmente, com o en la conciencia, sino poéticamente, realmente, y, por lo tanto, se contem pla a sí mismo en un mundo producido por él” ; 3. “ El animal forma únicamente según la necesidad y la medida de la especie a la que pertenece, mientras que el hombre sabe producir según la medida de cualquier especie \ sabe siempre imponer al objeto la medida que le es inherente; por ello el hombre crea también según las leyes de la belleza” 0 (y estas leyes de la belleza, de que habla Marx, no son sino leyes intrínsecas al propio desarrollo del trabajo —que es un hecho cultural— del hombre: la belleza no es, en el fondo, sino necesidad producida como cualidad humana desarrollada por el hombre). Por ello: “ el trabajo" (...) se materializa en el objeto" / “ la elaboración del mundo objetivo” / “ según las leyes de la belleza” ----- * en el mundo de la litera tura (y concibiendo la literatura com o una práctica en nada diferente de las otras prácticas del hombre) no quieren decir otra cosa sino que el producto en reposo no es más que el objeto trabajado = texto del poema: materia lingüística trans formada en poema pero transformada con una condición ineludible que es ser, al mismo tiempo que poema, el destello del reflejo. Este “ destello del reflejo” no es más que la expresión dialéctica de el reflejo al cuadrado (en el mismo sentido dialéctico que Engels extrae de las magnitudes algebraicas), peni teniendo en cuenta «pie aquí el “ destello” no puede existir sin la condición primera del reflejo: el destello <lel reflejo así no funciona sino como el reflejo desintegra dor del espejo = reflejo al cuadrado. Esto es: un reflejo que una vez brotado del espejóse vuelve, a través de muy diversas formas, contra el espejo: “ En una palabra toda ideología es histórica mente condicionada, pero es incondicional que a toda ideología científica (a diferencia, por ejemplo, de la ideología religiosa) corresponde una verdad objeti-
18. Cf. El C apital. I. 19. Cf. M anuscritos: econom ía y filosofía. Cita precedida del siguiente com entario de Gyórgy M árkus (cf. Marxismo y “ A ntropología” ): ‘T I en to rn o natural cede su lugar a un entorno cultural, a un entorno que es el resultado de la anterior actividüd trabajado ra y en el que, consiguientem ente, se han hecho objeto capacidades hum anas, fuer/as esenciales hum anas”. 20. Cf. M anuscritos: econom ía y filosofía.
43
va, una naturaleza absoluta' 2 ‘ / // el destello no sería así sino esta verdad obje tiva, y el criterio de esta verdad no es otra que la producción misma del texto pero en relación a su goce. Por tanto, el “ destello" (entendido como reflejo desintegrador) no es otra cosa que espejo cualificado - nuevo momento y salto superior del espejo; el pro ducto del texto del poema que una vez trabajado puede reflejar al hombre que lo construyó (y, de este modo, reflejar su época). 1iUego: la calidad transhistórica de este espejo cualificado es lo que llamamos poesía, mientras que la condicionalidad histórica del texto no es más que el producto que llamamos ptterna y que, en las condiciones actuales, no puede sino ejercerá la vez que una crítica su propia autocrítica: una especie de “destrucción construyente" de sí mismo (en tanto que el texto debe enfrentarse al código académico y formalizado22 como expresión éste de la dominación de clase burguesa en el campo de la lite ratura). 21.
Cf. Lenin, Materialismo y em piriocriticism o.
22.
Este código académ ico y form alizado, esta “ preceptiva” literaria en la m edida que es la expresión de la burguesía representa, tam bién, los intereses de esta clase (que, en la econom ía política, se apropia del producto del obrero porque ha convertido la fuerza de trabajo dp este en propiedad del capitalista a la vez q ue este mismo producto queda convertido en m ercancía y en plusvalía sin que por ello tam poco deje de “ congelarle" al obrero sus salarios): lo que, en el cam po de la literatura, se expresa com o la norm atividad de la producción literaria m ediante una univocidad según un a priori que corres pondió a o tro m odo de producción que a su vez corresponde con el capitalism o en la m edida que la explotación del hom bre por el hom bre constituye su relación histórica: así el soneto y otras form alizaciones de la escritura que, com o univocidad, no son más que visiones parciales de la realidad. Por ello, Barthes ha extraído una ecuación que me parece fundam ental: clasicismo - literatura de clase precisam ente para poder interpretar m ejor el “ sociolecto” de la literatura del “ clasicis m o ” (que, por otra parte, no se sustenta en tanto que im perio cultural sino en lo eco nóm ico, com o tan lucidam ente afirm a Luis Buñucl: “ desgraciadam ente, una literatura requiere un poderío económ ico y m ilitar que la sostenga y d ifunda;la fama de Hemingway y Steinbeck sería impensable sin la hegem onía norteam ericana; el olvido de Quevedo y Góngora, inexplicable sin la decadencia española” , a lo que Carlos F uentes agrega con las palabras del polaco P iotr R a w i c z : ---- »“ Es forzoso aceptar que, por im portan te que se;, intrínsicam ente, una literatura que no se desarrolla a la sombra de una po tencia política, económica, m ilitar ... está condenada a perm anecer castigada d e n tro de sus lím ites nacionales” , cf. Fuentes, El español, ¿lengua imperial?. “T riunfo” , 15 julio 1978. Se trata, entonces, de replantear nuevam ente el m odo com o una determ inada producción literaria se halla en relación diferencial con el m arco histórico en el que se inscribe y su consecuencia m ás inm ediata; la reversión de lo subjetivo (la literatura), com o expresión de una posición, en la base económ ica. Se trata de la literatura com o, en un m om ento, poder m aterial capaz de rom per ju n to con otras fuerzas las relaciones de producción que implican a su vez una ideología dom inante, de la literatura com o práctica social indesligable de las o tras formas de práctica: com o elem ento constitutivo
44
Ksta destrucción constituyente del texto: su movilidad U nto como sus gér menes semánticos (exteriorizados a diversas velocidades), su multiplicidad y su despliegue, no es desde luego sino el propio desarrollo de su construcción y nada más que por ésto (como un primer momento) el texto implica ya un traba jo de descodificación. Sin embargo: la destrucción del texto 110 se reali/.a sino en la misma proporción que el hombre (pro letario----- » poeta) se reconstruye o lo que es lo mismo: que el hombre no puede desabstraerse más que en el traba jo de su poema que, por otra parte, tam poco lh*ga a exislir de un modo total sino como efecto de catarsis en su receptor: como poesía). Esto es: que tam poco el texto puede ser una destrucción construyente (nega ción de lo ya dado) sino es resolviéndose a la vez en una “ construcción destructi va” (afirmación y salto a lo elevado: d estello -----+ reflejo desintegrador del espe jo) = destrucción de la ‘‘economía espiritual” burguesa. Y que el poeta se cague y se limpie el culo, una vez más, con dichos valores. (Porque el poeta —como ser que fue sacralizado: cuando era tanto 1111 poco brujo como médico, hombre “ teológico” y hombre iuextraño, cuando su escri tura en la tierra no era sino el reflejo de la noche estrellada y del cielo— ha sido
de las fuerzas productivas en una producción determ inada que tam bién es una política determ inada. La fase imperialista-fascista por la que hoy atravieza el m undo, que es básicam ente la de una división internacional del trabajo, repercute y determ ina, a nues tro entender, pero de un m odo contrapuesto, la producción ideológica com o lucha contra la dom inación: frente a la espccialización que conlleva toda división del trabajo, el poeta (el productor) no puede asum irse sino com o la totalidad de un cuerpo que debe reproducir el cuerpo de una totalidad (com o autoconsciencia que produce necesi dad de universalidad humana). E ntendem os p o r “ especializaeión" al hecho consistente en la repetición mecánica del gesto, sin la intervención de la consciencia: lo que, en literatura, no sería más que la instrum cntali/.ación de una retórica l: n este sentido, la burguesía es incapaz de producir literatura (que no indica más que sil capacidad para la reproducción de la retórica). La literatura, que por su propia condición es una concen tración de la vida, sólo puede producirse, pues, en el lado don d e la vida se agita: entre las masas, entre las fuerzas productivas. Por ésto, el poeta, al reproducir necesidades universales, no está más que reflejando en su fondo condiciones m ateriales de vida (que a su vez han determ inado la “ técnica” en la producción del texto). Kn consecuencia, además de universalizar lo nacional que yace en toda literatura, el poeta debe com o una form a de práctica com binada a la de su literatura internacionalizar, tam bién, for mas de lucha antifascista y antiim perialista: desalar, por de pro n to , una guerra de clases internacional en el frente no m enos decisivo de la literatura l n este sentido, la lucha contra lo académ ico (contra la fornialización jurídica de la lengua) no es m ás que una forma de lo que - e n el plano de la violencia antiim perialista se constituye, fundam en talm ente, com o una transgresión a la ley: com o un evidenciar la injusticia de una ley impuesta por la burguesía, com o un acto político totalm ente hum ano.
45
reducido, ¡K»r la burguesía, de un ser carnal y con función social en un ente abs tracto devorado por una econom ía de mercado igual como las relaciones hum a nas no son hoy sino relaciones inhumanas bajo su forma de compra/venta. Esto quiere decir que el escritor, en el mundo capitalista, ha devenido en un proleta rio que no obstante y por la propia condición en que se desarrólla su praxis aún puede llegar a desabstraerse: a ser hombre humano, a re-construirse como hom bre en la medida que el trabajo de su texto lo lleve a desatar todas sus capacida des humanas pero también en la medida que se compenetre con los oprimidos que son los que producen el mundo: a contribuir en la agitación de las masas desposeídas).
Pero el sistema del texto (que no permanece sino móvil como una máquina de signos) es, también, una escritura: un tipo «le relación dialéctica dada en un plano d e ----- * emisor/receptor, que no funciona sino “ al cuadrado": el emisor no es más que un receptor social (del deseo) mientras que el receptor no funciona sino como emisor histórico. Se produce, entonces, un “ punto de vista" en la página y esta página poética es una manifestación histórica = sólo objetivándose de este modo la dialéctica emisor/receptor, entendemos la producción de la escritura como placer, pero este placer no es tampoco un concepto abstracto ni puede existir como placer en sí sino que en esta relación (del emisor/receptor) el placer no es otra cosa que esta relación: un placer para si'. Por un lado, el placer como goce en el trabajo del texto (por parte del obrero de la página escrita: el escritor que goza y sufre y consume sus fuerzas vitales al producir el texto) y. por el otro, el placer como goce al consumirse el producto del texto (por parte del lector): “ una c.asa que no es habitada no es, de hecho, una casa real: el producto, pues, a diferencia del puro objeto natural, demuestra ser tal, se convierte en producto, sólo en el con sum o" (cf. Marx, citado por llelga (»alias: Teoría marxista de la literatura). Sin embargo, este goce del producto del texto (del que su primer consumidor es otro que el propio productor del poema) no se da tampoco, ni mucho me nos, en un campo neutro y despolarizado, sino que <*ste goce: su consumo, se produce com o una praxis desabstractiva pero analítica en el receptor. Esto es: que el consumo del texto 110 se produce sino como una tom a de posición en el lector. Me parece que este tipo de praxis (o tom a de posición: este dejar de ser abs tracto mediante el análisis para ser hombre concreto a través del “ im pacto" artístico: 110
46
El ver«» se distiende según lo haré el trayecto de la bala Harte de mi corazón y llega al tuyo mi lector Tu corazón se me ilumina faro que me recita señales Las recojo en la cuna de la mano y ahora te las devuelvo (...) Tú lees mis poemas como si fueras encendiendo luces se hace henéala la emoción arte milagro de colores Tu voz corre por m í igual al viento por los callejones Entra y me barre y sale renacida de mis dos mil atmósferas Todo lo escribo para ti que me lo dictas Estoy colaborado de tu aliento mejor Mi lector soy yo mismo, como escribe A lberto Hidalgo) podemos explicitarla con un “ esquema“' de
FORMA EPICA DELTEATRO
FORMA DRAMATICA DEL TEATRO I. actuación
1. relato
2. enreda al espectador en una situación escénica
2. convierte al espectador en re fiexionaute, pero
3. vivencia
3. despierta su actividad
4. el espectador es llevado hacia algo externo
4. le arranca decisiones
5. cada escena para los demás
5. cada escena para si' misma
6. desarrollo
6. montaje
7. acontecer lineal
7. en curvas
8. movimiento evolutivo
8. saltos
9. sentimientos
9. razón, etcétera
centrando fundamentalmente Brecht su tesis en un método analítico, que permi ta el estudio total de un fenómeno (que, por otra parte, no se expresa sino como la relación de fenómenos) hasta “ agotarlo” : lo que implícitamente destruye el “ tab ú ” de los temas y abre un espacio de plenitud en el tratam iento de un de terminado contexto histórico-social. Por ello, si no existe ya tabú de los temas ( e s d e c ir: si n o h a y “ p riv ile g io s " te m á tic o s ) q u e d a p r e c is a m e n te c la r o q u e to d o s 23.
Cf. Helga Gallas, T eoria m arxista de la literatura.
47
Ic» ternas ton no sólo im portantes sino, también, necesarios: de lo inimportante brota pues lo importante, lo primordial, lo determinante en la misma medida (pie lo infinito no puede alcanzarse sino a través de lo finito.24 La tesis de Brecht —(pie en última instancia no es tampoco sino un “ momen to*' del desarrollo histórico— apuntaba a la cri'tica, mediante su propia praxis artística, de la tesis platónico/hegeliana (la cual, com o sabemos, primero expulsó al poeta de la tierra y luego estableció que el texto era improductivo en la medi da que para Hegel el pensamiento era el ser en la misma proporción que los senti dos no eran sino el no-ser o la nada, y como nada incapaz de oponerse al ser: así, el sistema hegeliano que establecía (pie fuera del ser no existía sino el mismo ser, establecía también que la “ nada'’ o el no-ser —lo sensual, el sentimiento, los sen tidos: la materia en suma— no era concreta y como tal incapaz de existir, incapaz de autodeterminarse como necesidad25) /// esto es: que Brecht volvía a realizar nuevamente una operación de “ puesta al reverso"' del arte (como ya, en su tiem po, lo habían hecho los goliardos : poetas del juego y el sexo, poetas de la vida inmediata, nómades por los caminos del mundo latino medieval y cantores del goce del cuerpo: que “ invirtieron” las normas litúrgicas católicas para cantaren lugar de Dios y la Virgen a Molías y sus rameras, el coito entre las flores y las muchachas liberadas) al volver sobre la realidad concreta, los sentidos y la vida = la materia como principio desencadenante de la imaginación y su concreción en la escritura. El enfrentamiento teórico/práctico entre Brecht y Hegel podemos sintetizarlo del m odo siguiente: 1) la tesis hegeliana del arte partía del/y llegaba al “sentim iento" (que no po día entenderse sino como el no-ser = expulsión del pensamiento como ser hegeliano ya que éste no se fundaba sino sobre s í mismo —o como dijo Eeuerbach de Hegel: “ el pensamiento com o sujeto sin predicado o el pensamiento que essuje24.
25.
48
O com o describe Benjamín respecto de Brecht: “ Fl tratam iento dialéctico de la cues tión. y con ello llego a nuestro asunto, nada puede hacer con cosas pasmadas, aisladas; obra, novela, libro. Tiene que instalarla en los c o n tex to s sociales vivos (...). Por tanto, antes de preguntar: ¿en que relación está una obra literaria para con las condiciones de producción de un tiem po. C on otras palabras, a punta inm ediatam ente a la técnica lite raria de las obras (...). Con el concepto de técnica he nom brado esc concepto que hace que los productos literarios resulten accesibles a un análisis social inm ediato, por tanto m aterialista. A la par que dicho concepto de técnica depara el punto d e arranque dia léctico desde el de superar la estéril contraposición de form a y contenido. Y además tal concepto entraña la indicación sobre cóm o determ inar correctam ente la relación entre tendencia y calidad (...). Si antes, por tanto, nos perm itim os form ular que la tendencia política correcta de una obra incluye su calidad literaria, porque incluye su tendencia literaria, determ inam os ahora con m ayor precisión que esta íntim a tendencia puede consistir en un progreso o en un retroceso de la técnica literaria’*, cf. El a u to r com o productor. De allí esta irónica pero certera observación de Feuerbach: “ Sólo Dios es el idealista consecuente, integral, verdadero: pues sólo Fl se representa todas las cosas sin oscuri dad, es decir, en el sentido de la filosofía de Lcibniz. sin los sentidos y la imaginación", cf. Principios de la filosofía del futuro.
lo al tiempo que predicado de si'm ism o"26), 2) mientras que la tesis brechtiana partía, por el contrario, de lo finito: el “ re lato", esto es que partía de la materia para llegar al razonamiento com o produe lo de la materia y como principio de lo concreto. 7 Se escenifica, entonces, una lucha dialéctica en el campo del arte: mientras que para Hegel no hay arte fuera de la nada, para Brecht hav arte en todo —o lo que viene a ser lo mismo: que mientras que para Hegel no hay arte sin pensamiento como ser, para Brecht por el contrario no hay arte sin “ pasión" que no se resuelva en razona miento: 4) Entre los pecados llenos de vergüenza de la muchedumbre yacía Baal desnudo y se revoleaba lleno de tranquilidad: sólo el cielo y nada más que el cielo cubría poderosamente su desnudez. 5) Y la gran hembra-mundo, que le dio el ser riendo, V de la que se dejaba estrujar en sus rodillas le dio algún éxtasis, que el amó. Pero Baal no murió: todavía observa. 6) Y cuando Baal a su alrededor vio sólo cadáveres el deleite fue totalm ente excelso. Hay todavía sitio, decía Baal, aún no son muchos. Hay todavía sitio, decía Baal, en este regazo-hembra. 7) Si hubo o no hubo Dios mientras Baal existía, daba lo mismo. 26. 27.
C f Feuerbach, Tesis provisionales para la reform a de la filosofía. Sin embargo, en el plano histórico, se trataba de una lucha en tre la m etodología pro puesta por Lukács (pero apoyada en Hegel: distinción entre representación m ediante imágenes y representación abstracta) y la práctica del m ontaje brcchtiano (pero apoya da en Marx: distinción entre contem plación y transform ación), de la lucha entre el ala de derecha y el ala de izquierda en el seno de la ÍT'PR alemana. V en el centro de esta lucha se encuentra una “ confusión” lukacsiana <iue lleva a la ecuación ideología - psi cología del personaje, la cual “ ignora la distinción entre la conciencia del autor y la de sus figuras, entre autor, narrador y personaje. 1:1 examen de la técnica del relato en lo referente a punto de vista, perspectiva del narrador, etc., no es tom ado en cuenta por Lucákcs. Listo puede explicar por que Lucákcs no desarrolló ningún criterio específica m ente científico-literario para analizar las distintas formas de exposición, por qué no se encuentran en sus trabajos investigaciones sobre la estructura lingüística de las obras literarias” . Y. desde luego, explica tam bién por qué l.ukács “ tiene que conform arse con hipóstasis tales com o la “ grandeza” , el “ carácter popular” , la “ autenticidad estéti ca” . los “verdaderos” escritores y artistas” . Mientras que de lo que se trata es de c o n cebir que “ lo estético no es una esencia en sí; no tiene p o rq u e estar ligado para siem pre a la expresión sensible concreta m ediante imágenes; los conceptos estéticos y las w valoraciones están som etidas tam bién al cam bio” , c f (¡alias, Ibidem
49
Para Baal primero era la blasfemia: si 11ubo o lio hubo vino.
y
9) Todo vicio es algo bueno. También, dice Iiaal, para el hombre «pie produce. Vicio es aquello que el hombre sabe que lo quiere. Escoge dos: ¡uno es demasiado! 10) (No tan podrido, si no ¡no hay gozo! Lo que uno quiere, dice Baal, es lo que uno debe. Cuando hagais vuestros excrementos, dice Baal, poned más cuidado que cuando no habéis hecho nada. 11) No séais tan corruptos ni tan blandos. ¡Puesgozar no es, por Dios, tan fácil! Se necesitan miembros fuertes y también experiencia: y de vez en cuando perturbar un buen vientre ancho. [ Der Choral vom gropen Baal, traducción de: Gannen O llé/ E. Vcrástcgui] Naturalmente aquí Brecht lio está hablando sino a un nivel “ simbólico” : a un nivel que no por ello deja de ser menos real (ya que evita la vaporización de los signos mediante la camalización de los miamos a través de un perfecto manejo de| ‘peso semántico” - como un modo de reflejar lo concreto y hacerlo “ deste llar"'’): este canto a la pasión de Brecht no se entiende, pues, en última instancia, sino como 1111 modo de partir de y llegar a la materia, es decir: com o una nega ción de las tesis platónico/hegelianas (que, aplicadas a un momento histórico de terminado. no buscan más que la “ eliminación” de la contradicción de esencia y apariencia: lo cual, en el texto, elimina la po^hilidad de escenificar la dialéctica emisor/receptor como una forma de evidenciar la lucha de clases). Es sólo en lo concreto donde el arte se produce pero este sólo podrá manifes tarse com o materia en su totalidad a través del m odo como “ empalme” el peso semántico (es decir: en el modo como logre especificar y solucionar la contra dicción entre esencia y apariencia, que no es m asque la negación del empirismo psicologista a través de la autoconcicncia). La tesis brecht ¡ana de la forma del teatro épico se corresponde, también, con otras que como producto de la agudización de la lucha de clases y de la ruptura de Ida relaciones de producción brotaron como efecto “ natural” : por ello la pri mera revolución proletaria victoriosa significó también una liberación de las ener gía- artísticas que con el futurismo ruso, los movimientos constructivista y produetivista más el movimiento cinematográfico (encabezado por dos “ m étodos” que se correlacionaban entre sí por la producción de un nuevo lenguaje cinemá tico: Eisenstein/Dziga Vertov) hicieron profundos aportes al desarrollo de la teo ría materialista dialéctica del arte a la vez que revolucionaron la realidad artística 50
Ii.isla ese m om ento / / / asi', me parece necesario, por ejemplo, determinar el espa. io de relación entre lo planteado por Dziga Vertov y lo planteado p o rB rec h ta nivel de práctica: porque Brecht, desde la perspectiva de una velocidad acelerada .11 su práctica artística, centraba su trabajo en el montaje com o método de de glutir las relaciones entre los fenómenos a la vez que trataba de agolar cada fenó meno en sí (este “ en sí” debe entenderse como el agotamiento del producto por el lector), lo que se corresponde con el K in o k ------Kino = Cine, O ko —ojo. Este Cine-ojo no se manifestaba sino com o lo que el mismo Dziga Vertov lla maba Cine-poema = “ componemos cine-poemas con las llamas y las centrales eléctricas, nosotros admiramos los movimientos de los cometas y de los meteo ros, y los gestos de los proyectores que deslumbran a las estrellas” (que empal maba metodológicamente con la escritura de Maiakovski: “ Maiakovski es el cine-ojo. Ve lo que el ojo no ve” —que, aunque elípticamente, también es una exacta definición del mismo cine-ojo) y por ello extraigo una serie de fragmentos de los muchos Manifiestos y textos escritos a lo largo de muchos años de trabajo por Dziga Vertov y trato de presentarlos aquí según el esquema de Brecht para la forma épica teatral —mediante un m ontaje verbal en la página (sin en ningún momento dejar de recordar que los textos de Dziga, en la teoría del poema, funeionan como guías para el trabajo poético pero, tampoco, sin dejar de tener el suficiente atrevimiento como jKira extraer las líneas maestras que informan estas tesis brechtiano/vertoviana y aplicarlas inventivamente a la práctica productiva del texto): FORMA EPICA DEL TEATRO
CINE-OJO = (CINE-POEMA)
1. Relato 1. el campo visual es la vida: el material de construcción para el montaje es la vida; los decorados son la vida; los artistas son la vida /// de la forma como dejemos penetrar la vida en el objetivo, del momento que escojamos para ello, del modo con que captemos la huella que habrá dejado, dependen la calidad técnica, el valor social e histórico del material y, posteriormente, la calidad de lodo el film /// en lugar de los sucedáneos de la vida (repre sentación teatral, cine-drama, etc. ...), los hechos (grandes y pequeños) cui dadosamente seleccionados, fijados y organizados, elegidos tanto en la vida de los trabajadores mismos como en la de sus enemigos de clase 2. Convierte al espectador en reflexionante, PERO 2. los procedimientos del cine-ojo nos ofrecen la posibilidad de quitarle al hombre su máscara, de obtener un m omento de cine-verdad. La vía que me he asignado en el cine tiene com o único fin revelar esta verdad por todos los medios de que dispongo / / / fuerzo al irspeotador a ver éste o aquel fenó meno visual como me resulta más ventajoso mostrar. El ojo se somete a la 51
voluntad de la cámara y so deja dirigir por ella hacia ««tos momentos su ce* sivos de la acción que, por el camino más corto, más claro, conducen a la cinc-frase hacia la cumbre o el fondo del desenlace / // no el ‘‘cine-ojo" por el “ cine-ojo” , sino la verdad, gracias a los medios y las posibilidades del “cine-ojo” , es decir, del cine-verdad. 3. Despierta su actividad 3. el cine-drama cosquillea los nervios. El cine-ojo ayuda a ver. El cine-drama vela los ojos y el cerebro con una dulzona neblina. El cine-ojo hace abrir los ojos, ilumina.la visión. Con el cine-drama tenemos el corazón en un puño. Con el cine-ojo. recibimos en pleno-rostro el fresco viento primave ral, el aire libre de los campos y de los bosques, la inmensidad de la vida /// la cámara “ arrastra” el ojo del espectador de las mapos a las piernas, de las piernas a los ojos, etc., en el orden más ventajoso y organiza los detalles gracias a 1111 montaje cuidadosamente estudiado. \ . Le arranca decisiones •i. la elección de los hechos fijados en el celuloide sugerirá al obren» o al cam pesino el partido a tomar /// el presente film constituye el asallo que efec túan las cámaras a la realidad y prepara el tema del trabajo crealivo >ol»re el fondo de las contradicciones de clase y de la vida cotidiana. Develando el origen de las cosas y del pan la cá.tiara ofrece a cada trabajador la po>¡bilidad de convencerse concretamente de que es él, obrero, quien fabrica todas estas cosas y que, en con>eciieiieia, a él le pertenecen. 5. Cada escena para sí misma 5. el kinokismo es el arte de organizar los movimientos necesarios de las cosas en el espacio, gracias a la utilización de un conjunto artístico rítm ico con forme a las propiedades del material y al ritm o interior de cada c o sa /// el ojo mecánico, la cámara, «pie rehúsa la utilización del ojo humano como pensador estúpido, busca a lientas en el interior del caos de los aconteci mientos visuales, dejándose atraer o rechazar por los movimientos, el cami no de su movimiento propio o de su propia oscilación y efectúa experien cias de alargamiento del tiempo, de desmembración del movimiento o, por el contrario, de absorción del tiempo en sí mismo, de engullimiento de los años, esquematizando de esta forma procesos de larga duración, inaccesi bles para el ojo normal. 6. Montaje 6. \1ontajr central. Resumen de las observaciones inscritas en el celuloide por el “ cine-ojo”. Cálculo cifrado por los agrupam ¡cutos de m ontaje. Asocia ción (Mima, sustracción, multiplicación, división y puesta entre paréntesis) de los trozos filmados de idéntica naturaleza. Permutación incesante de 52
r
estos trozos imágenes hasta que todos ellos cslán colocados en un orden rítm ico en el cual los encadenamientos de sentidos coincidirán con los en cadenamientos visuales. Como resultado final de todas estas mezclas, des plazamientos, cortes, obtenemos una especie de ecuación visual, una espe cie de fórmula visual. Esta fórmula, esta ecuación, obtenida com o resulta do de un m ontaje general de los cine-documentos fijados en la película, es el film en un ciento por ciento, el extracto, el concentrado del “ yo veo", el “cine-yo veo" /// ser un extracto geométrico del movimiento, por me dio de ja cautivadora alternancia de las imágenes, esto es le» que se pide al montaje. 6.1. Teoría de los intervalos Los intervalos (paso de uno a otro movimiento), y en ningún caso los mismos movimientos, constituyen el material (elementos del arte del movimiento). Son ellos (los intervalos) quienes arrastran la acción ha cia el desenlace cinético. La organización del movimiento es la orga nización de los elementos, es decir: de los intervalos, en el interior de la frase / / / una obra está hecha con frases, del modo como una fra.>e lo está con intervalos de movimiento. 7. En curvas 7. El metro, el ritm o, la naturaleza del movimiento su disposición precisa en relación con los ejes de las coordenadas de la imagen, y, quizá, de los ejes mundiales de las coordenadas (tres dimensiones + la cuarta, el tiempo) tie nen que ser inventariados y estudiados por todos los creadores del cine. Necesidad, precisión y velocidad: tres imperativos que planteamos al movi miento digno de ser filmado y proyectado. 8. Saltos 8. cf. Teoría de los intervalos (6.1) / / / la progresión entre las imágenes (“ in tervalo”, visual, correlación visual de las imágenes) es (para el “ cine-ojo”) una unidad compleja. Está formada por la suma de diferentes correlacio nes, las más im portantes de las cuales son: 1: Correlación de los planos (grandes, pequeños, etc.). 2: Correlación de los ángulos de toma. 3: Correlación de los movimientos en el interior de las imágenes. 4: Correlación de las luces, sombras. 5: Correlación de las velocidades de rodaje. / // esta estructura de la obra cinematográfica permite desarrollar cualquier tema, sea éste cómico, trágico, de tmeaje o cualquier otro. Todo radica en esta o aquella yuxtaposición de situaciones visuales, todo radica en los intervalos. 53
9. Razón, etcétera. * 9. esta experiencia compleja (...) opone brutalmente “ la vida tal como es”,] vista por el ojo armado de una cámara (“ cine-ojo”) a la vida tal y como es “ vista por la mirada imperfecta del ojo humano“ / // pensamos que el film' simbolista e imágenes construidas sobre el principio de lo racional, pero que accedan a un valor simbólico, son dos acepciones totalmente distintas. porque sólo alguien que afirma, en el m om ento mikmo de la ruptura, en el mo m ento cero de aquel doble salto de su práctica: “ nosotros afirmamos que el fu turo del arte cinematográfico es la negación de su presente” (Dziga Vertov, 1919): puede, con toda precisión, tener una comprensión de la productividad ar tística como devenir, y sólo alguien que ejerce la autocrítica de su propio arte (aún cuando y más todavía si esta autocrítica no puede .sino expresarse elíptica mente a través de una crítica demoledora a las formas siempre en atraso de un ar te presente precisamente porque estas formal ¡/aciones son cristalizaciones pasa das que constriñen las energías de la imaginación que deben reflejar -co m o escenificación de los contrarios a través de sucesivos puntos de vista— oslo pre sente y no otro, esto es: que las formaciones artísticas se corresponden con una época determinada en una dialéctica que contribuye a sintetizar la época a la vez que la abre, la devora y la destruye presentando de este modo el resplandor de la siguiente que se acerca) puede, sólo así, abrir un delta de caminos a su arte: pero esta autocrítica —que uno realiza en el m om ento mismo en que construye el texto (como una nopnción efectiva de lo hasta ahora dado)— no se realiza, tampoco, sino en e| instante en que los signos se despliegan «le un modo que cohesio nándose como espejo destellan el vislumbre de lo que ellos mismos significan como futuro en el devenir conciencia de sí (o conciencia de un nosotros, que no es más que la afirmación de una conciencia elevada como respuesta a la reificación capitalista) y el sujeto quiebra los valores “ inconscientes” de su sociedad precisamente mediante este despliegue de signos que, en la escritura, se concibe com o un destello ubicuo en un espacio inmediatamente oscuro: ya que la auto crítica no es sino la crítica de unas normas devenidas inmanentes en el seno del arte. Por otra parte, esta autocrítica: la destrucción constmyente de sí mismo (que no puede sino manifestarse como construcción destructiva), tampoco debe dejar de ser entendida sino com o afirmaba el mismo Dziga Vertov respecto del teatro (lo que ya establece esa correspondencia entre lo que llamaríamos un “ cine di? la escritura” y la escritura del teatro, según las nuevas condiciones): “ Algunos maestros de la escena destruyen el teatro desde su interior, rompiendo las viejas formas y proclamando nuevas consignas de trabajo en el teatro” (1923), en una tácita referencia a las innovaciones y al cambio teatral hechos por Meyerhold: del mismo modo que la correspondencia entre producción textual y escritura cinemática no debe dejar de lado, tampoco, la teoría vertida por Walter Benja mín: “ La técnica de la producción —cabría formular generalizando— desprende 54
lo reproducido del ámbito de la tradición. Al multiplicar la tradición, sustituye •i existencia única por una existencia masiva. Y al permitir a la reproducción de ir al encuentro del individuo receptor en la situación particular en que éste esté, actualiza lo reproducido , entendiendo esta propuesta henjaminiana como la ••mancipación del arte respecto de lo que hasta ahora pareció una inoperatividad, rom o la negación de lo que fue presentado como una teología. Estoes: que un “género” artístico —y defino, aquí, ‘‘género” por aquella práctica (pie en parte no puede ser producida sino empleando determinadas técnicas y herramientas que solamente pueden llegar a producir este “ género” y no o tr o - según como se lia desarrollado determina siempre, en última instancia, el desarrollo ulterior de otros “géneros” que no alcanzaron el estadio precedente del “ mas” desarro llado . Por ello mismo: si una determinada herramienta pertenece a un género v no a otro, esto hace posible que por lo menos puedan reproducirse determina das funciones y determinados efectos (más a un nivel de correspondencia práctira que a uno de metáfora) exactamente como se establece la relación entre el reflejo y el espejo, lo cual hemos de precisar como sigue: este espejo no sería, para los efectos de una objetivación del desarro llo genérico, sino un género do totalidad y su reflejo no sería más que la reproducción de estos efectos con las máquinas, técnicas y he rramientas propias del género que reproduce: un reflejo cuya función no es otra que la de negar —criticar (esta vez como consumo) la realidad del espejo del que surgió.
Teoría: Moviola/Cassette. El escritor no posee una máquina como la Movióla, por ejemplo, pero puede reproducir sus efectos en el film de su escritura (o pue de “ adaptar” una máquina que primitivamente no pertenecía al género de la literatura pero que, rada vez más, se vuelve hoy imprescindible para el propio de sarrollo de las técnicas de producción literarias: el Magnetófono-Cassette, que
28.
Y continúa B e n ja m ín :------ “ A m bos procesos conducen a una trem enda conm oción de la tradición, que es el reverso de la actual crisis y renovación de la hum anidad. Se e n cuentran en estrecha relación con los m ovim ientos de masas de nuestra época. Su más poderoso agente es el cine. Su significado social, incluso y prim ordialm entc en su form a más positiva, resulta inconcebible sin su aspecto destructivo, catártico: la liquidación del valor tradicional en la herencia cultural” , el'. La obra d e a rte en la época d e *u reproductibilidad técnica.
29.
“ Pues si los idiomas más evolucionados tienen leyes y determ inaciones que son com u nes a los m enos desarrollados, lo que constituye su desarrollo es precisamente aquello que los diferencia de estos elem entos generales y com unes” , cf. Marx, Elem entos fu n dam entales para I2 crítica de la econom ía política.
55
cumple el mismo “ papel” en la escenificación de la tnasasígnica en la página que la Moviola en el laboratorio cinematrográfico). 0 lo mismo que la Moviola funciona MONTANDO imágenes (esto es: rom piendo el espacio y el tiem po lineal = intercalando imágenes, tejiéndolas y deste jiéndolas, pulverizándolas y haciéndolas deslizarse en todas direcciones, cho rreándolas en zig-zags y haciéndolas dar saltos fuera de un espacio para caer en otro tiempo pero porque es necesario interpretar una relación que, de otro modo, permanecería inasible y en lo esencial incomprendida) también así la má quina del Magnetófono-cassette funciona MONTANDO palabras : desplegando las posibilidades de nuevos encadenamientos sintáticos, efectuando una especie de Corte/acción en las secuencias orales y entre los desplazamientos de las acciones de las personas gramáticas. De este modo el campo de visión, con los nuevos pro cedimientos y métodos, queda enriquecido y más abierto en el texto, modifi cándose tanto las relaciones entre los fragmentos textuales como las mismas rela ciones entre los signos = un cambio sintáctico contribuye, así. a liberar (o a pre cisar más completamente) las relaciones entre lo» propios signos y el productor que los utiliza 0 de la misma manera que agudiza las percepciones del objeto designado, esto es: que también contribuye tanto a una mejor exploración como a una más profunda interpretación del campo semántico. Lste cambio sintáctico en la composición del texto en cierto modo no es, pues, sino también un efecto operado por la introducción de un nuevo instru m ento en el modo de producción de la página: el Cassette (después de otro (romo la Máquina de escribir): Cassette/Máquina de escribir: dos instrumentos que, a veces de un modo elíptico, posibilitan un mejor manejo del material lingüístico al mismo tiempo que destruyen un concepto obsoleto de ‘lite ra tu ra '1(reprodu cida como realidad m ítica e inmutable, como patrimonio de una divinidad inma terial y pura: como teología sin actividad) y que destruyen este concepto obsolescentemente platónico sólo porque el género literario en tanto que producto de historia no puede sino participar en la producción de ésta.
Teoría: Máquina de escribir. Si, de hecho, com o en efecto parece serlo, la puesta (‘ii funcionamiento de la imprenta modificó todo un milenario sistema de escritura, tanto a nivel de su rcproductibilidad técnica como en la propia dimen sión en que el texto se produce: posibilitando, por lo primero, un acceso posible de grandes masas humanas a la lectura y quebrando, por lo segundo, entre otras 30.
56
Lo cual, desde luego, puede tornarse evidente al lector de dos m odos inm ediatos: 1) en una form a totalm ente transparente y en un grado cero, com o sucede en Alm uerzo des nudo de Williams Burroughs, por ejemplo, y 2) en una form a totalm ente internalizada pero directa, a través de un “ claroscuro’* narrativo, com o en m uchos tex to s de Brecht, por ejemplo.
rosas, el arte de la caligrafía y los manuscritos iluminados que como tales no eran sino cxteriorizacioncs de las preceptivas que además de producir literatura debían mantener la división de los estamentos sociales en el mundo de la feudalidad (recordemos aquí que cada estam ento debía escribir con una caligrafía espe cial. correspondiente a la función social que desempeñaba cada estamento feu dal, y también recordemos que nadie podía escribir fuera de la caligrafía asigna da a su “ rango”31: así, hoy para descifrar el arte caligráfico de cualquier manus crito no sólo medieval —sino, fundamentalmente, feudal, como en Lima, hasla los relativamente recientes del siglo pasado— debe recurrirse ya a la ciencia de la paleografía pues cada sistema de poder y cada profesión tenía la suya propia) —también la Máquina de escribir puesta a funcionar, com o su precedente la im pronta, modificó y continúa modificando el mismo hecho de escribir incluso si el escritor lo hace a bolígrafo. La Máquina de escribir opera como un “ eharter” entre la mano que inscribe y la página inscrita, opera siempre como un suspenso entre la mente que reflexiona (a través de su mano) y la página donde van a caer los signos que la reflexión y su pulsión agitada han determinado: es, pues, siempre un mecanismo interpuesto y una velocidad que permite el fraseo, el soltar frases a la velocidad de la pulsión hecha conciencia tanto como permite la exploración topológica del espacio don de los signos han de gravitar (y, en este sentido, también es un instrumento topó grafo: un mirador privilegiado, una cámara filmadora: la Máquina de escribir no representa sino al “ ojo” mecánico que se acopla al ojo natural, como un micros/ telescopio que explorara un determ inado campo de acción): pero en tanto que mecanismo interpuesto, en tanto que interposición relativa es un mecanismo que induce al ejercicio autocrítico en el mismo m omento que se avanza y por eso se manifiesta como impulsor (funcionando exactamente com o un “ detonador” de la frase) / / / y, aquí, nuestra xilografía sexo-verbal e s : -------- ►no es que se deje de escribir “a mano” por el escribir “ a m áquina" ni que por ésta se abandone al sa crosanto Bolígrafo —símbolo, además, del falo “ todopoderoso”— sino que a esta sexualidad, reducida exclusivamente el falo, se le opone otra donde el deseo se manifiesta impregnando igual que la página todo el espacio del cuerpo que, por otra parte, no es más que el paisaje total del deseo: ni falo om nipotente ni vulva en corsé (pero también: ni falo ni vulva como lugares exclusivos del placer geni tal) sino cuerpos integrales y materia erotizada: los diez, los veinte dedos del cuerpo manchando (metáforas, metonimias, imágenes) el vacío puro del lienzo:
31
Este uso represivo de la caligrafía llega hasta hoy. en un m odo ya percibido por Fn/ensberger: “ fil escribir es una técnica extrem adam ente form alizada, que ya aesde el punto de vista puram ente fisiológico exige una postura particularm ente rígida del cuer po (...). Las faltas de ortografía, com pletam ente indiferentes para la com unicación, están castigadas con el desclasam iento social del escritor (...). La intim idación a través de la escritura tam bién ha continuado siendo un fenóm eno m uy distinto, específico de clase, en las sociedades industriales desarrolladas", cf. ibid.
57
Novedad Todos los portas han salido de la tecla U de la Undcrwood como escribió Oquendo de Amat, aunque en el momento de escritura frenética (com o en el magnético del roce que nos arrebata, cuando el orgasmo empieza ya a germinar en toda nuestra piel heehi/ada) al falo ni al clítoris no le quedan más que sobarse (acariciarse, pegarse) contra el tahulador para marcar el ritmo del fraseo ) que m i producto: el orgasmo en la página, no ilumine m asque el domi nio del cuerpo sobre la máquina, la sexualización de los cuerpos en un territorio de máquinas según estos versos de Miquel Martí Pol: F.l cuarto día amamos a una muchacha: «letras de un almacén, con la presencia lejana y amortiguada de las máquinas como música de fondo.
Teoría: Magnetófono-cassette. El Cassette es una máquina que consta de dos mecanismos fundamentales: un micrófono y una cinta para grabar, que aplicados a la producción de los textos en cierto modo ponen en crisis la idea de ‘‘creativi dad" (ya que esta herramienta puede, por ejemplo, registrar una oralidad auto mática —o inscribirse, sobre la cinta, una totalidad de discursos que nada tienen que ver con el “creador” om nipotente ni con el que ha de beber “ alueinógenos” para escribir): así, el discurso histórico —el habla, el sociolccto y el idiolccto de un obrero o de un campesino, lo mismo que de un otro marginado, que en prin cipio no tuvieron hasta ahora nada que ver con la práctica directa de la literatura (pues la academia, como aparato ideológico de la sociedad, los ha reprimido de la producción literaria)— tiene la posibilidad de una entrada radical al seno de la producción de la página, transformándose el discurso de este obrero/campesino (tan to como el de otro explotado: desposeído, pobre, paria, desocupado) en el m otor mismo de la literatura, como la expresión/comunicación de la necesidad del cuerpo ante la realidad en defecto, com o el canto de autoafirmación de la vida frente a la muerte legalizada en las relaciones de producción y, por eso, transformando y enriqueciendo la función literaria hacia una praxis política que se expresa, en su fundam ento, como la construcción del texto que no es otra cosa sino un hecho historie« y que opera transmitiendo una determinad» carga vital. La utilización de esta herramienta de trabajo —dada la actual condición histó rica— por parte del actor histórico exije la colaboración de un com/xifirro que, por su trabajo igualmente histórico, deviene —en la teoría epicureísta— un 58
materialista gramático cuya función, en esc caso, no se limita sino —com o tam bién plantea la teoría vertoviana— a montar los encadenamientos semánticos con los encadenamientos verbales y a éstos con el contexto socio-histórico en que el discurso se produce: el escritor, de este modo, no se revela sino corno un “ partenaire”/Afonía/isla (o, para m ayor precisión, él es un: Operador de Sin taxis22). De cualquier forma, si el productor textual no usa el Magnetófono-cassette, en cambio los efectos de la herramienta resplandecen sobre la página y sus re cursos hoy se utilizan en el montaje sintáctico del texto: no necesariamente en el registro de la oralidad, pero sí introduciendo como material productivo otros textos no literarios para producir aquel efecto llamado del “ paragrama . Pero el escritor puede utilizar, también, su herramienta del cassette para re gistrarse a si mismo y, en este caso, no habrá hecho sino perfeccionar la teoría de la “ escritura automática” en la medida que permite un flujo de conciencia casi sin cortes (com o estaban, de hecho, obligados los surrealistas al escribir a bolígrafo pues la escritura caligráfica no permite la velocidad de la oralidad). Máquina de escribir/Magnetófono-cassette, en el campo de la literatura, no son pues sino com o la Cámara/Moviola en el campo de la cinematografía = dos géneros que hallan su lugar de encuentro, su talI• r de signos y su realización en una página que llamaremos: página cinemática (ese espacio donde los signos ya visuales o ya verbales siguen una órbita en nada diferente que la de los come ta*: piedras brillantes, flores húmedas de la noche: cine de la escritura) (el mo mento mismo en que el significante, al exceder al significado, se transforma en significancia: el placer de luchar, la destrucción de las camisas de fuerza acadé micas: cf. Martín Adán, Iai casa de cartón).
Tanto la producción, como el consumo del texto, no se relacionan sino a tra vés de un elemento: el placer (y este placer 110 es, tampoco, sino un modo de consumo: “ No es únicamente el objeto del consumo, sino también el modo de consumo, lo que la producción produce no sólo objetiva sino también subjetiva mente”34). 32.
Miguel Barnet, Biografía de un cim arrón: cuyo texto, en idiom a castellano, fuc/cs el com ienzo de una nueva literatura basada directam ente en el discurso histórico, com o expresión del principio de la lucha de clases (y también para testim oniar la form a racis ta de la ideología dom inante). Y cf. Gregorio M artínez, C anto d e sirena. Los tex to s de esta form a literaria, tam bién llam ada testimonial, son un producto directo de la lucha de clases y contribuyen a su desarrollo y a su resolución en una existencia superior (aparte de que se constituyen com o una rcvitalización de la m isma literatura): este camino abierto es fructífero y pertenece a un presente dram ático que mira al futuro.
33. Cf. Kduardo Mendoza, La verdad sobre el caso Savolta, y cf. II. M. Rnzensbergcr, Durruti; el c o rto verano de la anarquía, que su a utor define com o “ novela docum ental” . 34. Cf. Marx, Ibid.
59
No se lee lo mismo un texto de antropología que uno de lógica-matemática, ni uno de economía que otro de química molecular pues cada entorno semán tico tiene su modo de aprensión y su modo de consumo: “ El hambre es ham bre, pero el hambre que se satisface con carne guisada, comida con cuchillo y te nedor, es un hambre muy distinta del que devora carne cruda con ayuda de ma nos, uñas y dientes"35. A sí el texto del poema, en principio, 110 se relaciona con el lector sino me diante un modo de consumo que es el placer: pero éste —aparte de serlo como modo— es, también, y por ello mismo, en la sociedad actual, tanto un tipo inexperimentado como inexteriorizado de conocimiento (contrariamente al conoci miento de las sociedades tribales, recolectores, campesinas, pastoras y nómadas donde toda gnoseología, por una cuestión de principio vital y de supervivencia, parte de los sentidos y tiene com o criterio gnoseológico al hecho de su compro bación práctica: así p. ej. determinadas plantas no pueden comerse por veneno sas, pero estas mismas plantas mortales pueden utilizarse como ‘’carnadas" en la pesca para el consumo tribal, lo que —en un nivel metafórico— equivale al Frag mento 61 de lo dicho por Heráclito, lo mismo que el criterio de la economía sexual determina que, entre las tribus de la amazonia, no existan ni hombres ni mujeres sin compañía sexual y, como lógica consecuencia, no existe, tampoco, el concepto de “ viudez" puesto que a la muerte del cónyuge éste es de inmediato sustituido por un pariente de línea cosan guinea inmediata, como tam poco existe el concepto de “ niñez desamparada" puesto que los niños son el patrimonio de toda la tribu: ellos son la encarnación, o la re-encamación, de los que murieron y por eso llevan nombres tote micos) (y, del mismo modo, entre los campesinos de la serranía peruana existe la práctica del conocimiento sexual del servinacuy: nominación quechua que de signa el período de cohabitación sexual pre-matrimonial entre las parejas, aunque éste no esté determinado por el tiempo ni la concepción temporal lineal sino por una cuestión que me parece no menos hermosa que dichosa expresada en el grado de comprensión sexual/espiritual a que puedan llegar los amantes: por ello, a nadie de la comunidad campesina extraña que durante el servinacuy nazcan niños, ya que éstos no pueden sino permanecer a su comunidad y son su patri monio: así, si después del servinacuy la pareja no ha podido alcanzar su com prensión total ésta se separa y los niños que hubieron en este prematrimonio pasan a formar parte de la comunidad sin que por ello sufran los traumas produc to de una concepción moralista que clasifica a los hijos en “ legítimos", “ ilégitimos" o “ naturales" pues para los campesinos del Ande esta concepción ni existe ni tiene utilidad práctica alguna a no ser, claro está, que el Estado, en su inevita ble función represiva, intervenga para reprimir a los dichosos amantes, emplean do las armas legales de su código civil o penal que habrá de sentenciar, como siempre, una pena de cárcel —pero si, al contrario, la pareja demuestra que pue35.
60
C f. Mane, Ibid.
d« comprenderse entonces sí recién se realiza, entre grandes festividades, el ma trimonio a cuyo soporte la comunidad contribuye con trabajo comunal levan tándoles la casa nupcial v proveyéndola, además, de todo lo necesario: pero si, en el servinacuy, no hubo comprensión la pareja se separa y cada quien va por su lado hasta que mediante una nueva experiencia de servinacuy se llegue al «*ncuentro del am or ideal y etcétera): el placer. el placer com o sexualidad siempre fue, salvo pocas y violentas excepciones, un espacio vacío en la literatura de occidente y en la vida, entendida ésta com o lo cotidiano y concebido el placer como goce total, no ha existido quizá sino de un modo “ preliminar” . Si en esas pocas y violentas excepciones »*1 plac er no ha sido más que un obje to de la literatura (y pienso aq u í en los escritos de los libertinos tanto como en los de quienes como Bataille, Bretón, Klossowski, Verga, Musset, Diderot, Nabokov. Apollinaire. Belda, Lezama Lima, De Berg los han revitalizado), menos pudo ser, entonces, un sujeto activo que como cuerpo social impregna ra las relaciones humanas y así tampoco ha podido manifestarse en tanto conm im icnlo (como lo ha sido entre las sociedades secretas de los primeros coniunitaristas o en la India, por ejemplo, donde los textos aparte de constituirse como ritos eran verdaderos modos de acceder a la sexualidad: Rig Veda, Kama Sutra, IJpanishads, Rama vana - a la vez que cosmogonías y visiones de mundo, guías de práctica cotidiana, oráculos para convocar la bondad de las fuerzas benéficas de la naturaleza y espantar el “ mal agüero'’). Pero el placer, en la medida que se revela como conocim iento, debe —en tanto manifestación de la materia que reconoce su lugar de origen— enfrentarse a la "idea” (autorreada y omnisciente = representación hcgeliaua del ser) para recor darnos una vez más que el conocimiento, que todo conocimiento no brota en ídtima instancia sino de la carne material y que a la carne se debe, com o así lo entendemos en el poema de Nicolás Guillen: Tu vientre sabe más que tu cabeza y tanto como tus muslos. Ksa es la fuerte gracia negra de tu cuerpo desnudo. (Madrigal) 61
en ii na hermosa y correcta concepción de la sexualidad material, com o del mis mo modo concebía al ser Lucrecio: l\o hay ser, ora se esconda en el monte, en la senda o en la onda, y en el prado florido, ya en hojosa mansión columpie el nido, que a tu voz, subyugado, no responda. Todos de blando amor el pecho herido en tu fuego se inflaman, y la feliz asociación reclaman. (De rerum natura, I, versos 27-34) y como lo dice, en un verso admirable, Alberto Hidalgo: Entre los dos está tu cuerpo que, en palabras de La Vlettrie, podríamos leer como sigue: “ ¿quién hubiera adi vinado nunca apriori que una gota del líquido que se arroja en el coito hiciera experim entar placeres divinos y que de allí naciera una pequeña criatura que pu diera un día, supuestas ciertas leyes, gozar de las mismas delicias?” (cf. El hom bre máquina). Sin embargo, este placer del erotismo apenas logra ser un primer momento del goce (o este inmediato placer, en tanto que aún sujeto escindido en la escritura, rondará siempre como un fantasma del texto, del mismo modo que el dolor de vivir una vida abstraída de sí no puede sino expresarse como una metáfora ausen te del p la c e r):--------*■porque el goce no es más que, entre otras cosas, el consu mo del placer, es decir, en un sentido absoluto: la totalidad de su consumación. Luego, el placer que opera como la relación siempre conflictiva, pero 110 siem pre antagónica, sino apenas entendiéndose como la relación pasional entre pro ductor y receptor (y el texto sin lector tampoco existe): este mismo placer no puede devenir en acto concreto más que sacando al lector de su posición privile giada y asccptica (lectura en silencio, amor platónico entre él v el signo, soledad absoluta mientras se lee muy calmadamente el texto) para que, de lector platóni co, se transforme en amante camal, en amante concreto y real que realiza una copulación no con el “ intelecto” sino con el cuerpo del texto. Es decir: para que el lector se transforme —a través de los efectos producidos por una lectura activa y crítica pero sobre la base de su propio ser— en emisor social —o que este mo mento de consumo del texto no sea sino un m omento, entre otros, de la produc ción global de la literatura: “ El consumo como necesidad es el mismo momento interno de la necesidad productiva. Pero esta última es el punto de partida de la realización y por lo tanto, su factor permanente, el acto en que todo el proceso vueIve a repetirse. El individuo produce un objeto y, consumiéndolo, retorna a sí 62
mismo, pero com o individuo productivo v que se reproduce a sí mismo. De este modo, el consumo aparece como un mom ento de la producción' 36. Y también, de este modo, el texto no e.s más que un intertexto, pero el intertexto no es sino un punto de relación en el texto, de tal modo que nada (la tradición, por ejem plo. que vuelve a ser ‘‘releída" mediante su crítica y así también es un material para la producción) ni nadie (el lector, por ejemplo, que sin el texto tampoco podría existir puesto que su función es la de consumirlo) puede quedar fue ra del proceso productivo de la imaginación: es el encadenamiento dialécti co --------►producción + consum o--------►crítica + producción.
El texto como “ máquina de habla" contiene en sí mismo no un conocimiento racional, frío y puro —lo que tampoco quiere decir que en su elaboración formal, en su construcción concreta se dejen de emplear precisamente una suma »le técni cas, procedimientos y elaboraciones igual a como se produce una máquina, o a como a través de un proceso físico-químico, en el laboratorio de la fotosíntesis, llegan a constituirse el capullo de una flor o de un fruto—sino una serie «le intui ciones, un conglomerado de puntos de vista, un tipo sin embargo de conocimien to tan directo com o lo es el que nos llega, por ejemplo, de la actividad sexual: .ilpo que puede confundirse con eso que los místicos llamaron revelación, expe riencia interior o contemplación activa pero que Benjamín denominó ilumina ción profana y yo llamo materialidad del espíritu, síntesis total de la materia en un momento determinado = orgasmo vil (expresión de la humanidad «leí hojnbre como metáfora de su praxis en la vida): una especie de percepción que tanto sis tematiza lo sensual como sensualiza lo sistemático: un enfoque multifocalmente analítico de la vida, pero desde un lugar asentado en la tierra /// y. aquí, nuestra metáfora es una nota a pie de página de Oquendo de Amat: “ Los poemas acéntricos que vagan por los espacios subconscientes o exteriorizada mente inconcretos son hoy captados por los poetas, aparatos análogos al rayo X, en el futuro, los registrarán" cf. Film de los paisajes. E»ta máquina de habla no puede sugerir, por ello, sino un cierto “ valor de uso", o dicho en la forma más simple: nadie escribe ni lee un poema sin que este doble acto sea la manifestación de algo, en el mismo sentido que nadie escribe ni
36.
“ El objeto del arte de igual m odo que cualquier otro p ro d u c to - crea un público sen sible al arte, capaz de goce estético. De m odo que la producción no solamente produce un objeto para el sujeto, sino tam bién un sujeto para el o b jeto ” , cf. Marx, Ibid.
63
lee si no necesita leer o escribir:37 1) “ La mercancía es. en primer término, un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades hum anas de cualquier clase que ellas sean. El carácter de estas necesidades, el que broten por ejemplo del estómago o de la fantasía, no interesa en lo más m ínim o para estos efectos"; 2) “ La utilidad de un objeto lo convierte en valor de uso 3) “ El valor de uso sólo toma cuerpo en el uso o consumo de los objetos. Los valores de uso forman el contenido material de la riqueza, cualquiera que sea la forma social de ésta” , cf. Marx, El Capital. Lo que, a la luz de este análisis de Marx, nos lleva a concebir que el poema se convierte en valor de uso en tanto que satisface una necesidad concreta: la de nuestro espíritu, manifestada tanto como un deseo de lo bello a la vez que como el deseo de percibir un aspecto que de otro modo permanecería extraño ante no sotros. Pero esta necesidad de lo bello se expresa, en su satisfacción, como nues tra síntesis total en tanto cpie individuos con la concreción intensa de la vida que el poema comporta. Por ello, podemos decir también que el texto significa un valor de uso en la medida que el receptor no existe más que para aprenhender una multiplicidad de fluidos emitidos por un foco exterior a é| (aunque este “ foco exterior” no ha hecho más que, en última instancia, expresar a su recep to r = sintetizarlo, no tanto como conciencia, sino como ser social: expresarlo como los signos de un discurso que, en la historia, se objetiva a través de una es critura y de un estilo), aún cuando ese “ foco exteriora/emisor no se revela más que com o una expresión subjetiva en el receptor (= una lectura no es, de hecho, ni ascéptica ni cjscéptica: una lectura se define siempre como una toma de posi ción: contra/por, crítica/autocrítica, correcto/incorrecto, que de este modo se presenta como una forma de la producción global de la literatura) porque tam bién, y ello es incuestionable, el foco emisor no existe sino desplegando su pro pio receptor. Este receptor es un agitador (o una negalividad) de ese exterior: “ El sujeto, en su existencia social, no es ya una unidad biológica, sino una per sona, definida en su abstracción como pura conciencia de sí negadora de todo dalo natural**38.
37.
Pero el hecho de que la producción artística llegue a convertirse en m ercancía como “ valor de cam bio", p atente sobre todo en la actividad plástica, exige o tro nivel de estu dio de la sociedad inm ediato a este trabajo cuyo fin se plantea com o algo tal vez senci llo pero primordial. Kstc trabajo apunta, apenas, a destruir la concepción metafísica (p o r académ ica) de la producción literaria y, de inm ediato, a c o ntribuir a una tesis m aterialista de la escritura. Por ello, bien recordam os lo que dijera César Moro: que la poesía surge donde term ina el mercado. 38. Cf. Tran-Duc-Thao. El m aterialism o de Hegel.
64
'
Este tipo de conocimiento (subyacente en el placer: lectura primordial) no es, por eso, sino la segunda lectura del placer como goce: una lectura al cuadrado: un conocimiento que profundiza el placer en la medida que permite una liheración de las pulsiones del cuerpo (esto es: una liberación de su propia poesía): el orgas móvil, cuyo lugar infinito se manifiesta en la página como una explosión de los signos, como los signos cuya dinámica entra en conflicto con el referente y esta liberación del cuerpo es su capacidad para obrar en la historia.
Entonces, el goce del texto viene a fijarse como una operación matemática que eleva el signo al cuadrado: una magnitud inscrita sobre otra como expg'sión de una plenitud donde se sitúa la relación dinám ica--------►texto/lectura: esta magnitud es el placer = imagen primordial del ser (el ser como lenguaje, pero sobre todo el ser del lenguaje como discurso de otro ser que es social: relación que está sin cesar rompiéndose). Texto/lectura: relación diferencial cuyo eje de rotación, aunque aparenta resi dir, incrustrado com o la pulpa de un caracol, en un “ adentro” , está en realidad moviéndose por el afuera (y lo afuera no es más que ese infinito cuya condición es la de permanecer en transformación, nunca inmóvil pero siempre a una veloci dad cambiable y determinada por la operación de ruptura hecha por el escritor, como parte de ese infinito, en el código obsolescente): el afuera existe, pero sólo a condición de estar marcado, pues, por la operación niptural de la escritu ra = nuestra propia vida.
Todo placer (concebido como conocimiento) es “ tabú” para la burguesía, pero igualmente todo placer (devenido en mero objeto de referencia) corre el riesgo de convertirse en “ tótem ” para las vanguardias que luchan, en nuestro campo literario, contra la burguesía: así, un mecanismo de avance puede conver tirse —debido a una incorrecta estrategia teórico/práctica— en un mecanismo de contención, com o de hecho ocurre con la actual represión sexual a través de una mcrcantilización del sexo que lo enfoca sin su interrelación a la complejidad de la vida. Sin embargo, en la medida que este “ tótem ” no existe aún para la van guardia literaria —quiero decir: en la medida que el tótem del placer no está “ ins crito” en una sociedad capitalista39, como sí lo está en una sociedad socialista y aquí el placer es una serie de valores espirituales como la solidaridad y el compa ñerismo (aparte de las condiciones materiales que perm iten lo mismo el desarro-
39. De hecho, la inscripción del placer en el capitalism o no se efectúa sino en tanto que desgaste del sistema, com o forma d e lucha contra la burguesía.
65
lio que la liberación de la socialidad)— la únira realidad que resulta evidente hoy com batir es aquella del “ tabú’’ burgués que, por otra parte, ha rosificado lo sexual. Pero también el placer es ‘'tab ú ” , para la burguesía, porque él no es más que un elemento de subversión que se manifiesta como una quiebra de la univocidad de la legislación represiva, mediante lu multiplicación de los .sentidos (en loque ya propuso Kpicuro: romper la norma instituida, lo apriorístico y las prenocio nes °) con el lin de llegar a la precisión del discurso y en lo que le da su calidad subversiva de cara a la actual "devaluación* lingüística llevada a efecto por c sistema de la publicidad y por los comunicados de gobierno— la destrucción de los grilletes de una lengua presentada com o de “ origen natural" o "divino" que
40.
(Y. Carta a lle ro d o to : II, X. Y cf. para evidenciar la puesta en cuestión (y su negación) de la legislación de la lengua com o p io d u cto de un ser único o representante de lo divino o prim ero. De rerum natura. V: l'nseñó al hom bre la Naturaleza las varias inflexiones de la lengua, y la necesidad nom bró las cosas Por lo tan to , creer que un hom bre entonces a las cosas dio n o m b re:q u e los o íro s del aprendieron los vocablos nuevos es m ucha necedad: ¿cóm o ha podido llamar a cada cosa por su nom bre, y los varios sonidos del lenguaje él solo producir, al tiem po que otros no pudieron hacer la misma cosa? •Porque, adem ás, si no habían usado los dem ás entre sí de las palabras, ¿cóm o es q ué conocían sus ventajas? ¿Y de qué m odo el inventor se ha dado a e n te n d e rá los otros, y ha podido hacer que ellos abracen su proyecto? Reducir no podía un hom bre solo a tanta m ultitud, y precisarla a que tan varios nom bres aprendiese. No podía enseñarlos: imposible era que hubiesen ellos aguantado les majase m ás tiem po las orejas con aquel ruido vano de sonidos. ¿Sería, por fin. acaso maravilla que, teniendo los hom bres voz y lengua, diesen distintos nom bres a las cosas según las afectasen, cuando oím os la variedad de voces y sonidos que hacen los anim ales y las fieras conform e se suceden en sus almas el m iedo o el dolor o el regocijo? Pues esto lo declara la experiencia. I n fin, ¿no hay diferencia en el relincho del llorido caballo entre las yeguas
66
rom o tal “ origen", no existe, pues, en lo q u e hemos visto, la lengua no es sino el código quo la formaliza* '. En este sentido, el placer no tiene más finalidad que la de desperdiciar, liberar y barrer el polvo del valor excremencial (excremen to = moral = moneda = plusvalía) acumulado por el capitalismo: placer que se comprende como la unificación de las fuer/as vitales que llevan a cabo el desgas te de las relaciones productivas, por una parte, y, por la otra, la puesta en cues tión de la normatividad académica.
En texto del poema es, sin embargo, una máquina delicada (apenas como un alicate, un desarmador o una ganzúa de esas que abre los cinturones de castidad: instrumentos que todo obrero mecánico lleva consigo) porque actúa poniendo al reverso lo que, como lo entendieron los poetas goliardos, estaba in v ertid o /// y aquí nuestra metáfora es: —*----- ►la máquina delicada actúa para invertir lo apriorístico y “sodom iza" e intensifica = aceleración del placer que se amplifica \ abr<' así, cada vez más, mi espacio sensibilísimo hasta concretizar lo que es, en «•I fondo, como la escritura de Sade: un placer que no busca sino destruir a su “ objeto” de referencia, pero a través de una “ operación cúbica" = Sade “ teatraliza" el drama allí donde precisamente Fourier lo borra para inscribir un futuro virtual. De este modo, podríamos extraer una serie de relaciones diferencíalos sobre la función del placer como escritura: Escritura del placer 1) La función del placer no es más que corporizar el no-ser (y el placer no actúa sino por lo que, en matemática, se denomina: “ por el absurdo") cuando viene furioso, traspasado p o r el alado am or, a los que arroja por sus anchas narices en la guerra cuando agita sus m iem bros otra causa?
41
Pues si las diferentes sensaciones al anim al obligan, siendo m udo, a proferir sonidos diferentes. ¿ cuánto más natural es que haya el hom bre podido designar diversas cosas entonces con sonidos peculiares? Es por ello que podem os decir que. alcanzando un determ inado nivel, la lengua, en el feudalismo, se jerarquiza a través de su uso en los estam entos, y. en el capitalismo, abs trae el contenido real del sentido a través de una “ inflación” del lenguaje que se da me diante la im plantación de su univocidad en la enseñanza pública y en los códigos lega les: lo cual produce una represión en el habla del individuo (y es, en este sentido, que se afirm a que una lengua deviene represiva). Por ello, bien dice Coopcr: “ lin el sentido que le dio lr e u d la represión concierne, en gran medida, a la experiencia que Se arro ja' de la m ente y que debe e ncontrar el cam ino de retorno a la experiencia conocida a través del alam bre de púas de las palabras” , ibid.
67
= corporizar lo que no somos y eso que no somos es lo que nos falta. 2) La función del placer no es más que corporizar el no-ser (y el placer no actúa sino por lo que, en fotografía, se denomina: “ en negativo”) = corporiznr lo que nos falta y aquello que nos falta tampoco deja de ser lo que somos. 3) La función del placer no es más que corporizar el no-ser (y el placer no actúa sino por lo que, en artes gráficas, se llama: “ imagen contrastada’1) = corporizar lo inminente que no es más que evidenciar lo pasado y eviden ciar lo fxisado no es sino reflejar el presente. Sin embargo. EL PLACER NO ES OTRA COSA QUE EL NO-SER Y POR ELLO NO PUEDE HACER SINO LUCHAR POR CORPORIZARSE. Luego: El. PLACER NO HACE MAS QUE EVIDENCIAR LA ANGUSTIA EN EL DOLOR' lAi lucha es: LUCHA ENTRE EL PLACER Y EL DOLOR. V' la dialéctica placer/dolor es: Sólo el dolor que se manifiesta como dolor hace posible la inminen cia del placer en el mismo modo que la concretizarión del placer evi dencia al dolor (y el poema no hace más que manifestar esta dia léctica): “ Cada uno tiene su mensaje: totalm ente legible. Dejaron la sangre preciosa del 'a rte ' para lanzarse a la conquista de la poesía, en la que el hombre ha de encontrar su clima ideal. El clima implacable del acto gratuito, del amor-pasión, del suicidio lento, violento, individual o colectivo y, com o recompensa inmediata, la absoluta inconformi dad, la desesperación tenaz como la m onotonía” . cf. César Moro, Los anteojos de azufre.
Xilografía sexo-verbal. Poema = máquina de habla: placer/dolor, que trans forma también al sujeto que lo produce (yo: lector incurable) en un ser que elude lo puro, en un ser que elude lo impuro. Escritura de mi cuerpo que una muchacha —ah, la más violenta, la más suave de las muchachas— ai acariciarlo y, entre «sus labios manos senos cabellos muslos, sin fatiga explorarlo, como, no sin temblorosa ansiedad, se hunde uno entre los petalos desprcndibles de un geranio que sueña, lo impulsa angustiosamente a 68
r
pensar, inmerso como estoy en el hecho de lograr el orgasmo con fila, en lo que sirviéndose de unas dulces tetas sedientas al envolverse con los testículos que las seducen le desata algunas imágenes de poesía. Rila (mientras se deja caer en una vieja cama de hotel): ¿Tiene, para tí, un sig nificado —o es un significado el placer? Vo (desnudo, pero en calzoncillos): Tiene modos de bignificación y estos mo dos no son sino determinados por tí, como lectora. Ella (con manos ágiles lo va acariciando): \ veces siento como si el placer no habitara en m í, como si el placer estuviera allá lejos donde las mariposas se cie gan frente a los focos de las calles vacías. Yo (le m ete la mano en el calzón): Y yo, también, me siento desamparado. En las calles soy como una mariposa espantada, como una mariposa que pisotea da languidece de tristeza. Por eso te amo (la besa con lentitud): porque en lí aún puedo encontrar dulzura. Ella (cojiéndole el falo): Entonces el amor... Yo: ¿El amor? ¿Qué es el amor? Ella: Digo el placer, el placer no está en m í pero - p o r lo que dices—tampoco en tí. Yo: El placer apenas es una relación. Sin tí, sencillamente yo no tendría pla cer. Ese placer de tocarte la piel, de olerte, de olfatearte, diría, de mojar mis dedos en tu vagina. Ella: Oye, qué duro está esto. Pero si se parece a un palo muy tierno, a un palo lleno de vida. Me gusta, me gusta muchísimo. Cuando está chiquito y de caído me produce escalofríos: es como una cosa muerta. Yo: Sólo tú puedes darle vida. Tú y nadie más que tú. Ella : 0 sea que también el placer es un soporte. Yo: ¿Recuerdas los cuentos de Boccaccio? Ella: Sí. Yo: Allí el falo es el diablo, y la vagina el infierno. Lo que se ignora es dónde o qué es el cielo. Ella: Ah, el cielo. El cielo es el pecado. Yo: Comerse una buena verga. Ella: Saborear un buen coño. Yo: Pero saborearlo en mil formas distintas, con todas las cochinadas, con todo lo que uno es capaz de hacer cuando se excita. Ella : Y gozar, culear rico, tirarse diez polvos seguidos. (Porque el poema a la vez que cubre descubre un placer —de lo contrario no sería poema: lo que ni contiene ni es placer es, también, siempre la “ redacción unívoca'' en cuanto que ésta sólo se dedica a dictar, por un lado, la norma, y, por el otro, la consecuencia de esa norma que es la prohibición. La escritura no puede reconocerse como tal, por eso, sino a condición de deshinbirse y su lectura no es más que, como en til texto de Carroll, un atravezar el espejo: percibir unas relaciones que, en lo empírico, permanecen inaccesibles. Así la escritura operará 69
com o una alteración de la vida inmediata, mientras que do a la escritura. La lectura consume y acelera al texto truye la economía simbólica, mientras que la escritura diferencial del ser —un modo diferencial integrado en el
la lectura lo hará alteran del modo como éste des no es más que un modo placer).
El texto del poema existe en tanto valor de uso, como un producto cualquiera que, sin su impuesta teología, satisface/produce nuestra necesidad. Pero en tanto valor de cambio, al interior del proceso producción/necesidad, el texto es senci llamente impensable y en realidad no existe puesto que, aparte de ser en tanto materia un hecho multivalente y no poder reducirse a la univocidad, tampoco es “ poscsible” por un “ equivalente” : es inconmensurable, y esta inconmensurabili dad no es más que sensibilidad refractante (pero como negatividad) de la natura leza y de la historia en su totalidad. En este sentido, el poema no es más que una totalidad: una complejidad de interrelaciones, una multiplicidad, una expresión concreta de la diversidad y, en sí mismo, aunque producido desde un punto de vista , una expresión atómica del mundo —atómica, en el sentido lucreciano. En el poema no puede haber, pues, “ principio de equilibrio” , “ económico lenguaje” , “armonioso acento”, y, en suma ¡“ pulcritud” ! (que son, más o me nos, las categorías empleadas por la burguesía a la hora en que reproducen su código académico) ya que el lenguaje es, como dice Marx: conciencia práctica, y este sentido, tampoco puede darse, si no es en forma inoperante, aquello que Len¡n califica de ridículo com o “ economía de p e n s a m ie n to E n todo poema late una desmesura, un exceso, un torrente de vitalidad, y no hay escritura que no sea exactamente com o Paganini, al interpretar su música, fue definido por una metáfora radical de Heinrich Heme: “ vampiro del violín” (porque extraía, con su violín, toda la sangre del corazón y quizá hasta el dinero del bolsillo de sus oyentes, cf. Noches florentinas). Y Marx mismo, cuando se refiere al efecto operado en el receptor por el trabajo del pianista, dice: “ imprimir más vigor y vi talidad a nuestra individualidad"42. El texto del poema, lo mismo que su escritura, es una totalidad: en el poema, com o en la canasta de la mujer que “ hace la plaza” , entra TODO: carne, legum bres, menestras, verduras y condimentos. El poema no es más que la canasta de una mujer desesperada que va al mercado por los alimentos de sus hijos: SU CANASTA ESTA SIEMPRE ABIERTA A TODO - y por ello a veces va por car ne y regresa con apios, va por garbanzos y regresa con lentejas y, cuando escasea la leche, trae un puñado de yerbas: manzanilla, té, yerbaluisa, yerbabuena—: EL POEMA NO EXPRESA SINO EL HAMBRE DE SU EPOCA, exactam ente como la canasta de la mujer que va a la plaza, y en el poema entra todo como en el es42.
70
Cf. Elem entos fundam entales...
lomago del ham briento: “ El dolor del hambre sólo consiste en que no hay nada objetivo en el estómago, en que el estómago es objeto de sí mismo, en que sus paredes vacías se rozan entre sí, en lugar de rozar un material”, cf. Feuerbach, l'nncipios de filosofía del futuro. Este dolor del hambre espiritual, en literatura, nlo puede ser satisfecho mediante la utilización de lodo el material nutritivo poible y sin desperdiciar nada ¡>ara la elaboración del poema. El poema en proceso de serlo no hace más que rom per eso denominado como géneros” a fin de cohesionarlos en torno a un peso semántico (expresado por el habla): las formas narrativas, dramáticas y versificadas como las épicas y las • nsay íslicas no son más que “ instrum entos’' en la producción del texto que lla mamos poema: aquí la interconexión eléctrica que las liga es sencillamente el hecho de utilizar el material de las palabras. La división de la literatura en “ géneros” no es más que una expresión un lan ío sutil de la división del trabajo capitalista: en este sentido se habla de la novela romo un “ producto” del siglo XIX a^í como en este mismo siglo surge lo que lienjamin llama la “ bandera del arte por el arte“ (que Ernst Fischer interpreta corno “ principio correspondiente” al principio de los economistas capitalistas de producción por la producción"43). Esta división de la literatura en “ géneros ’ llega a evitar que el escritor pueda aprehender la realidad en su total complejidad \ «‘ii su compleja totalidad, así como esta misma división no puede sino reducirle el ángulo «le visión al poeta, es decir: que dada una división en el seno de la lite ratura el poeta no puede mantener una visión global de su realidad. En cierto modo, Hegel percibe las interconexiones de los instrum entos literarios como to talidad, pero las percibe de manera inversa y para negarlas: “ Una concentración tan intensa no puede por menos que ser fragmentaria y no puede exceder la me dida de una canción o de una simple sección dentro de un conjunto mayor; pues si se extendiese y desarrollase, tendría que convertirse en acción y peripecia v transmitir una representación objetiva" (cf. Estética, II). Pero esta misma tesis hegeliana no es más que una verdad en su reverso: pues de lo que se trata es pre cisamente de lograr —de reflejar poro en su m ovimiento interno a la m ateriauna ¡nterrelación dinámica (com o una expresión del movimiento/tiempo = ac ción) de los sucesos materiales a través de una masa verbal como totalidad y de un modo intenso. Aquí es donde precisamente lu técnica del montaje, como una innovación surgida del avance de las fuerzas productivas, deviene necesaria: pues su manejo permite el enfoque de una totalidad sin la pérdida de su intensidad .
43. Cf. Benjam ín, París, capital del siglo XIX. Y cf. Fischer, La necesidad del arte. 44. Recordem os aquí, por ejemplo, los grandes poemas de Pablo Neruda, Nicolás G uillen, Octavio Pu/., Rafael Alberti, E rnesto Cardenal, etc. Sin contar, por supuesto, los tex to s de futuristas y constructivistas rusos (am én de la producción “ factográfica“ ), ni los de los surrealistas y dadaístas, por ejem plo.
71
Por ésto, podríam os decir que: 1) concebido como totalidad, el producto contendrá en sí una carga explosi va (en el mismo sentido que, por ejemplo, un cuadro de Courbet la contiene com o carga vital): “ Lo que caracteriza a la división del trabajo en el taller auto mático es que en él el trabajo ha perdido todo su carácter de especialidad. Pero desde el momento en que se detiene todo desarrollo especial, comienza a hacerse sentir la necesidad de universalidad, la tendencia hacia un desarrollo integral del individuo. El taller autom ático borra las especies y el idiotismo del oficio” , cf. Marx, Miseria de la filosofía. 2) Pero reproducida la división de la literatura en géneros, ésta no seria sino eso que Marx analiza como: “ Lo que caracteriza la división del trabajo en el in terior de la sociedad moderna es que engendra las especialidades, las especies, y con ellas el idiotismo del oficio” , cf. Miseria de la filosofía. Y, en este sentido, el escritor se vería conducido por el ser del código académico, como en cierto modo expresión de unas relaciones de producción, al aislamiento de la ya tan fa mosa Torre de Martil (a una cierta pérdida de visión de mundo): puesto que ser poeta no es más que reconocerse como Yo integral en contraposición al “ hom bre, moralista” asumido por encima de las contradicciones históricas. Yo integral/totalidad = no temer a las convulsiones dramáticas de la historia, viviendo estas convulsiones en el mismo escenario de la escritura. La máquina de habla = texto del poema = conciencia de la escritura tiene, por esto, el deber y el derecho de efectuar su crítica de los “ géneros” , y que éstos, cristalizados ayer pero reproducidos hasta hoy, no sean sino estadios en el desa rrollo de la práctica literaria: momentos relativos que se suman a otros hasta constituir sencillamente el género de la literatura = el Poema (como etimología griega: poiesis). Así el texto del poema no es más que la articulación de los diversos discursos que son el producto de la complejidad de la realidad, y lo m ínim o que hoy po demos hacer, como contribución a un desarrollo literario, es objetivar este “ pun to de articulación” (porque todos los saberes forman parte del texto literario: desde la matemática a la música, desde la economía a la filosofía y desde ésta a la antropología y la físico-química más la biología pasando por la astronomía y la pintura unidos a la práctica siempre compleja de la lucha de clases) que se concretice en la escritura del Poema = canasta de una mujer desesperada que va al mercado en busca de los alimentos para sus hijos.
La escritura = aceleración del significante = sobrelectura de la lectura: caja de resonancias, sueño espléndido en un vientre florido: “ dimensión paragramática” de un cuerpo que se decuplica en el otro por la percepción que yo tuve del aro ma encantado como florecillas del delicado Giorgone en tus pechos, querida. 72
r
Carácter conflictivo/subversivo de la escritura: pliegue, repliegue y desplie gue: --------►destello ubicuo: guerrilla: trabajo móvil.
Pero el producto ya elaborado y técnicamente producido: ya ensambladocohesionado-integrado-y-pulido tiene la aparente sencillez de la categoría de lo bebestible, tiene el sabor de lo comestible: no es una posición en la “ tierra de nadie” (puesto que no puede existir sin lector) sino una posesión entendida co mo valor de uso: algo que yo como lector (como hambriento, como todo insatis fecho) gozaré hasta su tnás m ínim o resto.
73
EXPRESION/EXPLOSION
3. Trabajo del poema: teoría/praxis (lucha de clases - sexualidad) El texto del poema no es más que el producto de un trabajo pertinente: no es una elaboración ingenua ni menos un contemplar las Musarañas, tampoco es un sentarse alegre o triste a la mesa (aunque por aquí, en lo que podemos calibrar de superficie, se tiene la aparente sensación de un comienzo: disponiendo máquina y papel, notas, esquemas y una buena cantidad de lectura subrayada en la memo ria) para colocar luego la cabeza entre las manos, como aquel pensador de Kodin, en espera de sintonizar el discurso celestial de Swedenborg: “el mundo natural, con todo lo que contiene, existe y subsiste gracias al mundo espiritual y estos «los mundos gracias a la Diviniíla«!", cf. El cielo y d infierno, aunque bien sabe mos que ésto correspondía a otra historia y a otra época que no pudo encontrar el fundam ento de su literatura sino en la Divinidad (concibiendo, por ésto, el sig no en términos «le un valor equivalente: “ La Palabra... como medio de unión entre el «:i«;lo y «*l hom bre", Ibid.) / / / y nuestra metáfora es: el poema no es un producto de la “ inspira«*ión"' que cae como el maná del cielo (pues entonces le garemos a concluir que la Virgen María concibió por obra y gra«*ia del Kspírilu Santo), lo que, para esta misma metáfora, significaría que del modo como el poe ma «*8 una “ inspiración" la Virgen pudo concebir sin ayuda de nadie —o, como pensaron algunos doctos escolastas: con ayuda de la Paloma celestial4s / / / pero el poema no es ninguna “ inspiración", y para continuar nuestra analogía diremos que el F m to creció en <rl vientre de María gracias a la unión del óvulo con aquel animalito movedizo del espermatozoide: <*lla, como todas, abrió el entrecejo de sus muslos humedecidos y recibió la Anunciación cuando con dulzura recíproca el falo la penetró y eyaculó abundantemente en su vulva suave de muchacha campesina (según la escritura no por “simbólica" menos apasionada del Cantar de los cantares). 45.
Y no por el corto sino por el o íd o : “ Algunos problem as de orden teológico me preocu paban singularmente. He aq u í algunos: 1) ¿Que valor debe otorgarse a la teoría d e que F.va salió, no de las costillas de Adán, sino de un tu m o r donde la espalda pierde su ho nesto nom bre (es decir, el culo). 2) ¿María concibió por el oído, com o afirm an San A gustín y Abobardo?” , cf. Beckett, Molloy. O. com o d iría G enet refiriéndose a Juana de A rco: no por ser virgen dejaba de tener m enstruación, cf. Pompas fúnebres.
77
El poema no se plantea sino como trabajo, en ia ecuació n :-------- - poiesis = haror.
Sin embargo, lo que podría denominarse inspiración existe sólo en tanto capa cidad desarrollada por el produetor que, en el despliegue de los recursos de su texto, debe resolver un problema de azar (que se presenta siempre de un modo inesperado en el proceso productivo): ella no es más que una respuesta inmedia ta. La inspiración, así, no puede ser más que una corrección de ultimo momento \ ésta la entiendo com o el ajuste, el entornillado o la precisión de un “ tono" en una determinada frase o como un ensamblaje di* ésta en un conjunto mayor: es, finalmente, una cuestión de técnica, y es un carácter peculiar del trabajo: un texto sólo está logrado, “ bellamente inspirado” , en la medida que se ha objeti vado como el desarrollo de su propia autocrítica en la producción de belleza (que como poema no produce sino necesidad de sí mismo en tanto que poce es piritual: necesidad por conquistar la belleza, necesidad universal, estoes: necesi dad de rebelión). El trabajo lo es pertinente sí y sólo sí lo es referente en forma inmediata a) logro de su producto (aunque este mismo trabajo no sea sino, por un lado, tra bajo acumulado, y por el otro, trabajo en proceso y por ello un momento del de sarrollo absoluto): pero el mundo, com o el poema, lo es todo: el texto se cons truye a partir del material que poetiza y a partir de este material desencadena sus recursos /// y nuestras imágenes de apoyo aquí son: “ En realidad, para mí, lo más inartístico de esta época no es la indiferencia del público ante las cosas be llas, sino la indiferencia del artista ante las cosas que son consideradas feas. Por que para el artista auténtico, nada es hermoso ni feo en sí mismo. En absoluto”, cf. Oscar Wilde / / / *'Una poesía impura como un traje, como un cuerpo, con manchas de nutrición y actitudes vergonzosas, con arrugas, observaciones, sue ños, vigilia, profecías, declaraciones de amor y de odio, bestias, sacudidas, idilios, creencias políticas, negocios, deudas,afirmaciones, impuestos” , cf. Pablo Neruda. De este modo, y en principio, un texto sólo es bello porque —sea cual sea su material: puro o im puro—contiene trabajo y porque es trabajo. La inspiración, por esto, no es más que la negación del azar \ el azar no abo lido e.s sólo un problema no resuello: “ El azar —escribí* Lezama Lima— es una selección que brota de una lectura indescifrable: las cadenas causales, adelantán dose. son los torreones donde el azar sucum be”46. Así. la inspiración es sólo una forma de trabajo: un análisis y su resolución inmediata de la nueva condición surgida como consecuencia del desarrollo mismo del texto: “ (Ningún poeta o artista plástico —escribe H. Koechlin— podría comenzar una obra sin una con46.
78
Y agrega Lezama tim a : “ Lo que ha quedado es la poesía” , cf. Preludio a las eras imagi narias.
ccpción previa, pero la forma real sólo surge en el propio fuego de la creación”, lo que no quiere decir sino que lo que nos sale com o inspiración es una conse cuencia surgida en el curso mismo de la producción. Por ello, una inspiración que no guija en el mismo “ fuego de la creación" es tan absurda como un pensamiento que no sea un reflejo de su ser social, del modo com o es absurdo que una escritura no brote en relación contrapuesta al propio ser del eódigo dominante. Sólo “ ampliando y cultivando nuestras activi dades —dice Novalis—, dominaremos nuestro destino” , y, en este sentido, la ins piración no es más que una multiplicidad analítica (la suma de materiales, recur sos e hipótesis) que, en el inspirado, se manifiesta com o un atrevimiento a pro fundizar en su practica y saltar sobre el muro de contención de su presente, al avanzar contracorriente y hacer su propia autocrítica mediante la crítica d<* lo coetáneo, asumiendo en su carne los zarpasos del escarnio, la incomprensión o «•I silenciamiento.
Kl texto no se produce sino como una crítica del referente del cual es su reflejo (y este reflejo en el texto no es más que espejo quebrado, destruido: transformado) = destello ubicuo. Destrucción del referente: cuerpos que lo niegan y que lo niegan de esta forma: el texto, eomo reflejo, contiene una totalidad y —al contenerla— contiene a su vez las contradicciones internas del referente = esceni fica la lucha de clases que nunca es pura, aséptica, doctoral, aislada <*n el aula pura de las dicciones universitarias: \ veces, de acuerdo al terreno, la lucha de clames asume, como en el caso ex puesto, formas insospechada^: éstas, de índole semántica, aparentemente ino cuas. son peculiares en Lima”, cf. Sebastián Salazar Bondv. Kntonces, doctores de la Litera-Pura: no confundan chicha con limonada ni quieran damos gato por liebre: el sol no se evita porque Stcphen Daedaliisse tapaba los ojos con los dedos de su mano. Kilo es confundir la lucha de clases que, en el campo de la literatura, no se presenta también sino en la forma de lo nuevo contra lo viejo: ¡Respetables camaradas venideros! Registrando la porquería petrificada de hov, estudiando 79
las tinieblas de nuestros días, vosotros, probablemente, preguntaréis por mí. Y probablemente dirá vuestro profesor, encubriendo en erudición el enjambre de las cuestiones, que vivía una vez uno que cantabu el agua hervida y era enemigo encarnizado de la cruda. ¡Profesor, auítesc las gafas-bicicleta! Yo mismo hablaré sobre el tiempo y sobre mí. como alude Maiakovski en A plena voz. Esta destrucción del referente se organiza desde la interconexión de dos pers pectivas: partiendo de la lucha de clases (historia) y partiendo de la lucha sexual (biología), como la expresión de dos realidades interrelacionadas: 1) 2)
la sexualidad como una forma de la lucha de clases, la lucha de clases como una totalidad,
(esto es: la lucha de clases como el m otor de la historia, la sexualidad como ex presión de la reproducción de las fuerzas vitales). Para la burguesía (su academia: sus códigos de valor) el sexo es “sucio” , “co chino", “ perverso", “ degradador de costum bres" porque no llega a comprender que, en el fondo, el am or no es más que el roce y el juego de los genitales: su unión y su disyunción, y que el poema se construye con la energía de estos jue gos sexuales. Pero tam poco llega a entender que el amor = sexo, esperma y su dor, clítoris húmedo, mordiscos, pedos y besos: no es una cuestión académica (“ No se puede aprender el com portam iento sexual en los libros *, dice Wilhelm Reich) ni se lo transcribe unilateralmcnte de su entorno social (“ ... es necesario politizar esta cuestión, transform ar la rebelión sexual de la juventud, secreta o pública, en una lucha revolucionaria contra el orden social capitalista” , cf. Reich), sino que el sexo es también el hombre y, en el transcurso de la historia, se revela de diversos modos. En este sentido, el amor no es amor sino fornicación y ésta comportam iento social —que, por otra parte, no se estudia sino se practica en forma “ natural” : “ La imaginación pone mucho más en el coito humano que el mero contacto de los cuerpos. Y, acaso, conviene que así sea —piensa Antonio Machado—, porque, de otro modo, sólo se perpetuaría la animalidad” (lo cual 80
no implica que el hombre ha de destruir su animalidad sino que, como ser cultu ral. alcanzará una relación de equilibrio). Por otra parte, la lucha de clases jamás se lleva a cabo en una torre de vidrio sino en un campo dramático donde nadie queda al margen y convertido en un espectador privilegiado. La literatura no es sino el reflejo desintegrador del espe jo: una realidad viva e h istó ric a :--------►“ Según la concepción materialista de la historia, el factor determinante de la historia es, en última instancia, la produc ción y la reproducción de la vida real", cf. Engels a Joseph Bloch. Pero la con cepción materialista de la literatura se corresponde con la concepción materialis ta de la historia, puesto que la literatura no es más que una de las formas de la práctica social. En este sentido los elementos de la literatura son: 1) lucha de clases = m otor de la historia, 2) sexualidad = m otor de la vida (reproducción), o sexualidad entendida como sujeto en relación hacia algo (= motor del deseo). Los factores del texto no son, pues, sino: 1. producción, 2. reproducción.
La destrucción del referente, en literatura, se presenta -d a d a esta sociedad capitalista— como el reflejo del hombre sin reflejo (o com o el reflejo del hombre que no es hombre) (o como el reflejo del hombre abstracto) (porque el hombre, esto es: el obrero manual/intelectual ha sido convertido por la burguesía en un mero “ instrum ento de producción”) y, a la vez, elípticamente como la recupe ración de esc reflejo perdido: lo que porque nos falta lo imaginamos presente (que no es más que atreveree a colocar un pie en el futuro —o dar el primer paso: en el mismo sentido que Lenin decía que en cada cultura nacional, aunque sin desarrollo, existen elementos de cultura democrática y socialista porque hay una masa que siendo trabajadora y explotada engendra inevitablemente una ideolo gía democrática y socialista). Y aquí nuestra xilografía verbal e s : ----►destrucción del referente: un do minio de nuestras capacidades en el Taller Automático: elaboración de los sue ños = producción de la página liberante. Este pequeño cuarto desordenado (li bros, cigarrillos, un poco de música, la cama, la mesa) y los sueños se van suce diendo como una palabra tras otra en la máquina. El m otor del deseo: rebelión/liberación = orgasmóvil. Porque no podemos sino vivir enfrentados, de una u otra forma, al poder y empleando todos los me dios, tanto los permitidos como los ilegales. Porque somos como esos vagabun dos cuyo camino se hace al andar: Son los hombres del alba. Los bandidos con la barba crecida y el bendito cinismo endurecido, los asesinos cautelosos con la ferocidad sobre los hombros,
81
lo? maricas con fiebre en las orejas y en los blandos ríñones, los violadores, los profesionales del desprecio, los del aguardiente en las arterias, los que gritan, aúllan, como lobos con las patas heladas. Los hombres más abandonados, más locos, más valientes: los más puros, dijo Efraín Huerta.
Pero esta destrucción del referente no se logra sino con el “ explosivo" del poema v por esto el poema es un trabajo no menos delicado que minucioso: una práctica que exige el desarrollo de todas las capacidades del proletario intelectual porque el poema finalmente ha de resumir, mediante una serie de empalmes, de funciones y de efectos, toda la vida de este proletario de la página que es tam bién la vida en que «'*1 está inmerso. Poeta = obrero de la gramática. El trabajo del poema, empero, no sólo es el hecho de sentarse a la mesa y como un demonio ponerse a escribir sino que empieza mucho antes: empieza exactamente cuando el hombre decide ser poeta, empieza cuando el hombre se reconoce un proletario que va a trabajar con el material de la lengua, cuando todo en él se impregna de escritura (com o muy bien lo entendió uno de los sur realistas que, cuando se echaba a dormir, colocaba este letrero en la puerta de su habitación fiara no ser interrumpido: EL POETA T R A B A JA ): porque, en efecto, un texto ya está siendo elaborado, levantado, construido, “ escrito” y trabajado cuando el poeta está dedicado, com o Baudelaire, a “ tom ar un baño de multi tu d ” , a gozar el arte de la muchedumbre, al “ atracón de vitalidad” —según escri bió en lie Spleen de París: Multitud, soledad: términos iguales y convertibles por el poeta artí fice y fecundo. Quien no sabe poblar su soledad, tam poco sabrá estar solo en un<j muchedumbre atareada. o cuando está dedicado a contemplar el mar, a lavar su ropa, a defecar y orinar, a enamorar la muchacha de los senos impulsivos, a com prar su pan, a fumar como una chimenea, a leer el periódico o estudiar cualquier materia de su inte rés y etcétera: ya que todas estas actividades quizá en superficie nada “ importan tes” pero sí muy humanas son también materia prima del poema y, sobro todo. porque el texto no es más que un intertexto y porqii'* el texto no contiene en sí
82
•»ino una acumulación de trabajo anterior = teretura», experiencias, memorias topo/tropológicas = paráfrasis/perífrasis: la misma vida del poeta aquí no sólo en términos de contenido vital sino, también, en términos del tiem po que* un liombri* cualquiera empleó en ser poeta (desde la misma paulatina constitución de su sensibilidad siendo niño aún basta la conciencia, con todo lo que ésto implica, por su vocación)47 / / / o. como dice Marx: “ Ninguna producción es po sible sin un instrumento de producción, aunque este instrumento sea sólo la mano. Ninguna es posible sin trabajo pasado, acumulado, aunque este trabajo sea solamente la destreza que el ejercicio repetido ha desarrollad«» y concentrado en la mano del salvaje“48.
El texto, así, es un producto histórico pero irrepetible y, por esto mismo, también es transhistórieo: capaz de ser modificado por otro texto a la vez que, como producto histórico, modifica la producción ulterior de los nuevos textos = dialéctica que permite que un texto esté siempre en movimiento, en ludia y polemizando y que, en los momentos de lucha intensa, a veces sea obligado a “brillar” por su ausencia. Pero el trabajo de construir el “ explosivo” verbal en nada se diferencia del amor entre los cuerpos: su relación está dada por el placer. No se puede destruir el referente sin placer (en la medida que esta destrucción está dada por la cons trucción del “ explosivo” textual) (es decir: que la construcción del texto es pla cer porque el desarrollo de su trabajo libera las virtualidades del sujeto activo) \. a la vez, no hay placer que no brote de la destrucción (consumo) de las energías 47.
4
48.
F. incluso Jean Jaurès ve en el trabajo acum ulado de un producto artístico no sólo el largo tiem po de aprendizaje del productor de textos que. com o liemos visto, puede em pezar tal vez inconscientem ente desde la infancia y que de hecho empieza con el lento afinam iento de la sensibilidad pero no sólo en el plano biológico sino tam bién en el histórico ( “ La form ación de los cinco sentidos es un trabajo de toda la historia uni versal hasta nuestros días” , cf. Marx. Manuscritos 1844) y, claro está, con el mismo quehacer cotidiano del “ aprendiz" de escritor desde sus primeros textos insuficientes, desde su prim era composición escolar, desde los versos y tex to s aún no m arcados por el dom inio total sobre la m ateria, sino también su misma form a de vida personal, en un planteam iento que se me o curre no m as real que rom ántico, donde por igual incluye no la form a sino el “ tipo de alim entación” como tam bién los objetos que lo r o d e a n :....... “ En cuanto a los literatos, los pintores, los escultores y los que se dedican a un trabajo sedentario e intelectual, tienen todos ellos necesidad de una alim entación delicada, de fácil cocción y m uy digestiva, que contenga, en m uy poco volumen, im portantes prin cipios nutritivos. También es necesario que todo su co n to rn o , su hogar, su m obiliario, m antengan y aviven constantem ente en ellos la imagen de la belleza. Así, pues, el valor de cada cosa depende de los gastos y del tiem po necesarios para su producción: éste es el valor del trabajo” , cf. Jaurès. Los orígenes ael socialism o alema'n. 1 n el m ism o senti do, pero de una forma m ás precisa, escribe David C’ooper: “ La disciplina de la poesía ... no debe consistir en el despliegue de letras sobre el papel ... sino en una operación interior previa que es e l trabajo a rtístico ” , ibid. Cf. E lem entos fundam entales...
83
del cuerpo que se une y desune con otro hasta conseguir el orgasmo: “ Es cierto que la negación, tal com o la practican estas naturalezas rebeldes, está llena de amor, que es energía, pero sólo lo está en el sentido tan espléndidamente defi nido por Bakunin: el placer de la destrucción es también un placer creador” , cf. Landauer. • De este modo, el placer de escribir no es más que liberación de sentidos: el explosivo = despedazamiento del muro de lo apriorístico (que se nos da como lo inmutable).
El trabajo del tex to no es, tampoco, sino la concretización de las capacidades del sujeto productivo y éstas sólo podrán ir concretizándose en la medida que el sujeto dr la práctica imprima una mayor velocidad al desarrollo del texto del m odo como estas mismas capacidades —aparte del hecho de estar sentado en la mesa— constituyen, sobre todo, la visión global del mundo en tanto que la mesa del escritor como éste mismo no se reconocen sino como una parte del mundo, tal como lo concibe Dietzgen: “ Mi mesa de escribir, como contenido de mi pen samiento, coincide con este pensamiento, no difiere en nada de él. Pero fuera de mi cabeza, dicha mesa escritorio es objeto de mi pensamiento, completamente diferente de éste” .4 9 Por ello, el trabajo del texto no es más que el despliegue de una visión del mundo, pero sólo puede serlo en la medida que esa visión de mundo no sea ex presada sino a través de una intensa liberación de las técnicas productivas como hecho contrapuesto de la visión retórica dada hasta un ahora. 0 sea: que la “ visión de mundo” = wpllanschauung = lectura de época no existe sino como producto, como texto, com o práctica objetivada y sólo por esto el texto se define como una función radicalmente crítica de su época: su crítica (esto es: su ruptura del eódigo) no es más (pie una consecuencia de su lectura (como totalidad: antimonista, antisuperñcial). Pero la sexualidad como factor del texto lo determina a éste como una “ con junción disyuntiva” : el mecanismo de encuentro/separación entre la Esposa y el Amado (para emplear las nominaciones de San Juan de la Cruz que, después de todo, no ha realizado sino una labor intertextual modificatoria del Cantar de los cantares; texto tanto más “ contem poráneo” , y tan transhistórieo, precisamente porque refleja las pulsiones del cuerpo): un placer que no puede sino resolverse en dolor que a su vez conduce al placer: Mi esposa ha muerto. —No creo en el alma. Su alma no es nada para m í, 110 la conozco. 49.
84
J. Dietzgen. 1m esencia del trabajo intelectual humano.
Lo que conozco es este helio cuerpo «le mujer que tuve bajo mí, que abrazaron mis brazos. Son esos cabellos negros y finos, esos rojos labios, esos hombros, esa espalda, esos senos tibios y suaves que en nuestras noches de insomnio, tras la hora de fiebre, mi boca marcaba con mil besos enloquecidos. Eso es, sólo eso. Eso es lo que he visto vivir, lo que me embriagó del todo, corazón y cabeza, cuyo recuerdo, incluso ahora, todavía me embriaga o me vierte por todo el cuerpo una languidez. como escribió Jules Laforgue, o también: Esa a la que a m í me lian robado por desquitarse habrá de robar también. No se vengará en seguida sino que vivirá luchando consigo misma e inconscientemente pondrá su atención en alguien extraño a ella. ;()h cuántas nerviosas enfermizas inútiles relaciones: amistades inútiles! ¡Estoy ya enfurecido! ¡Oh tú -alguien: ven destruye las uniones entre extraños y el aislamiento entre almas afines! % como dice Evtushenko, o también en su más alto grado de conflic ¿Te va mejor con la otra? u n simple golpe de remos, y la isla —y o - borrada lejos de la orilla, lejos. ¿Cómo se olvida la tierra desde el mar, tú me olvidaste? Vuestras almas, com o hermanas vivirán: no com o amantes. ;Te agrada más una moza ocl montón que la elegida
del cielo? Destronaste, corno a tu reina, tu dic ha. ¿Cómo se mueve y encoge? Cuéntame cómo se afana. ¿Cómo vives, mequetrefe vulgar, perdidas tus alas? “ Deja de hacer muecas tontas, no interrum pas..." ¿Cómo puedes vivir con una cualquiera, viento que no me estremeces? ¿Es manjar más exquisito que yo? Si ya no te gusta, no te quejes. Profanaste el Sinaí y tu ventura. ¿Cómo puede ser posible que la del montón te guste? ¡Que t«» azote la vergüenza como el látigo de Júpiter! ¿Cómo vives? ;TV funcionan bien la salud y Jas fuerzas? ¿Ni siquiera le remuerde, mequetrefe, la conciencia? ¿Han subido los impuestos? ¿Te va bien en el mercado? Ahora tienes escayola, tú, que moldeaste <*1 mármol de Currara (igual que Dios fue «le roca y hoy es polvo...) El que poseyó a Lilitn, ¿sabe revolcarse en lodo? ¿Te gusta lo cotidiano? Te aburriste «le una ondina... ¿La piel vulgar do una moza acaso «*s que más te excita? ;D e verdad no te arrepie ntes? En esa sima sin fondo, ¿cómo se vive, querido? ¿Tal vez como yo con otro? como ha escrito Marina Tsvotáeva: porque esta lucha amorosa, este enfrenta miento pasional que es esta relación unión/disyunción no puede sino, en el plano ideológico, conducir a un desquiciamiento «1«* la continencia teológica, a una ro tura «leí uno indiviso (<|ue en teología puede s«*r Dios, pero que en el plan«> del individuo no es más «pie el individuo reducido: «‘I individuo “ especializado” y re primido tanto política como psíquicamente, «*l individuo reducido a un apéndice de la máquina). 86
La pulsión sexual actúa de este modo como ruptura y como multiplicador (porque “ la auseneia de diversidad —dice Lezama Lima— es el primer m uro que la imagen encuentra en su cam ino”, cf. La imagen histórica); o la multiplicación no es más que una consecuencia de la ruptura del uno indivisible, pero esta pul sión no puede actuar sino com o ruptura/apertura —en un proceso dialéctico que >e da, por un lado, como negación de la indivisibilidad del sujeto, \ , por el otro, rom o afirmación de la divisibilidad operativa del m ism o :------- * (indivisibilidad inacción) (divisibilidad = acción). Porque: si la burguesía ha establecido la división del trabajo ai interior del género total de la literatura (esto es: si la burguesía establece conceptos subgcnéricos en la producción literaria) es precisamente porque trata de lograr una "especial¡/.ación” del escritor, porque trata de reducir la capacidad explosiva del texto (ya que si el texto se sub-divide en conceptos sub-genéricos no puede, tam poco, lograr un reflejo totalizante del mundo y en la medida que no logre el re flejo global del mundo tam poco podrá evitar la unilateralidad de su crítica) (lo «nal se explica porque ¡a burguesía, en lo económico, impide la capacidad ope rativa del sujeto al aislarlo —como asalariado50— dentro de la división social <!«*! trabajo): mientras que una pulsión sexual liberadora no actúa sino poniendo en movimiento al sujeto, interrelacionándolo como centro de una multiplicidad de prácticas, esto es: que la pulsión no hace en este caso sino multiplicar los enfo ques de la literatura que, de este modo, se reconoce operativa (o: la pulsión no actúa sino como la divisibilidad analítica del mundo que se critica) (o también: la divisibilidad no es más que la riqueza inultifocal que por otra parte no puede sino precisamente corporizar al sujeto en tanto que sujeto completo y, por lo mismo, no puede sino concretizar al texto literario en tanto que texto total: “Sólo el poeta, dueño del acto operando en el germen, que no obstante sigue siendo creación, llega a ser causal, a reducir por la metáfora, a materia compara tiva la totalidad", cf. Lezama Lima. Preludio a las eras imaginarias).
50. C uestión q u e nos lleva a la concepción del tex to com o proceso, pero com o proceso indesligado a una dinám ica social: com o proceso inm erso en las relaciones sociales de producción. Por ello, la tesis de Benjamín nos parece de eran precisión en este punto: “ Por tanto, antes de preguntar: ¿en qué relación está una obra literaria para con las condiciones de producción d e la época?, preguntaría: ¿cóm o está en ellas? Pregunta que apunta inm ediatam ente a la función que tiene la obra d entro de las condiciones literarias de producción de un tiem po. Con otras palabra.*, apunta inm ediatam ente a la técnica literaria de las obras. C on el concepto de la técnica lie nom brado ese concepto que hace que los productos literarios resulten accesibles a un análisis social inm ediato, por tan to materialista. A la par que dicho concepto de técnica depara el p u n to de arranque dialéctico desde el que superar la estéril contraposición de form a y c o n ten i do (...). Si antes, por tanto, nos perm itim os form ular que la tendencia política correcta de una obra incluye su calidad literaria, porque incluye su tendencia literaria, d e te rm i nam os ahora con m ayor precisión que esa íntim a tendencia puede consistir en un pro greso o en un retroceso de la técnica literaria (...). El lugar del intelectual en la lucha de clases sólo podrá fijarse, o m ejor aún elegirse, sobre la base de su posición en e! proceso de producción” , cf. El a u to r com o productor.
87
Xilografía sexo-verbal. El poema como despliegue tropologico: tempestad de metáforas, campos de letras, relámpagos gramáticos. El poema como una fábrica cuya tecnología es un florecimiento de la función .social: sueños, sueños que ya se generan en lo profundo del hoy mismo. El poema como aquellos universos que Rlake inscribió en la página de metal: vulva de cobre /falo del estilete / ácidos corrosivos como semen, com oshi, como tinta: olas inmensas se suceden levantándose como ruedas sin freno —pero aquí recuerdo a Ilokusai en sil bello abanico: manojo de cartas: pictogramas en serie (verde pálido, blanco azulado, espuma a trasponer) del Fuji— que como una caricia tras otra o un tierno mordisco, en un tiempo convulso como el amor que bebo en tu piel, van conduciendo un trenzado de cuerpos apenas velados por el impudor: dátiles que han madurado como unos pezones en los que una mariposa revolo tea y dulce brote de ciruelas: pliegues balbuceantes de una vulva, matorral de vellos donde mi rostro cae como la lluvia o torrentes de caricias en un vértigo llevándonos al fondo inextinguible del orgasmo. Muchacha que eres un geranio que nace entre mis dientes, poema aún incon cluso, ropa por los suelos: oh mi vicio, mi pecado, mi chica de los ojos almendra, sentimiento indecible, cuerpo habitado por demonios \ pasión infinita cuyo inicio es tan indeterminado como su conclusión: senos que ruedan como las olas que ruedan como los senos que ruedan en mis labios, sabor a coño, belleza de otoño, tu olor, el olor, ese olorcito.
Y de la plancha de cobre a la de plomo estas ardorosas pasiones han pasado: nieve blanca como el papel que e.s papel de nieve por la que entre los espacios tipográficos una vegetación «•olor de tinta se abre y como un beso te marca, cuerpo de papel, o papel del cuerpo, o como un mordisco en el cuello donde se lee el fotograbado del coito, el revolcón o el encuentro en el cine, la espera en un bar: palimsesto donde unos signos - manchas de tinta o trazos pequeños como ras tros de gorrión en el polvo, dibujos entre geométricos y amorfos pero ya determinados para siempre ( ;j»ara siempre?) 88
que han recibido el nombre de “alfabeto” , fuera del que ya no pueril* haber escritura (y sin embargo la hay: en todas las formas imaginables, como todas las flores del mundo, como tejidos, como bordados: fogatas y ceniza, m ontoncitos de piedra: en mil formas distintas a este alfabeto que lees): gotas lentas y agridulces del ser espermático— poseen el extraño poder de reflejar, en un modo más intenso que la máquina del espejo, este m undo del que somos tanto su parte como un naturalmente inacabado resumen y tal vez para siempre: ¿cómo he de reflejar este mundo que es tanto mi re flejo como yo soy un producto de él? Entonces el reflejo es un reflejo en conflicto y el signo se enfrenta a su refe rente: no hay identidad ni hay metafísica porque la poesía es producción (cambio, transformación): orgasmóvil, la poesía transforma aquello que es reflejado. El signo refleja este mundo, pero lo refleja porque se enfrenta (lucha, pelea) con él. Oh signos con aquel otro poder no menos extraño pero más delicioso de: ------ -►contener/transm itir imaginación: archipiélago de letras, sirenas que como abejas se consumen lentas como el amanecer en un escenario biomecánico: pocas y decisivas letras (entre vocales + consonantes = 28) que sin embargo más que el vehículo de lo existente son el inevitable vehículo de lo que vendrá y no cesará de venir en el mismo sentido que no dejó de contener su pasado que, tampoco, dejó de serlo sino que fue haciéndose aquello que será. Letras: archipiélago florido, signos que la escritura cohesiona/fisiona como átomos/células y arroja jardín o muladar, lecho o pertrecho, trecho o maltrecho, Paraíso o dolor, rabia o arrullo, grito o amor ante mis ojos —o los tuyos, querida. William Blake (lo mismo, aunque tropológlcamente más cerca a nosotros que el cantor de Beatriz) se deslizó hasta lo profundo del infierno donde tras montañas de azufre y tantos preceptos funcionaban las IM PRENTAS (estas que en los momentos actuales y de acuer do a las condiciones son pequeñas, desam ables, trasladables y clandestinas: máquinas tarjeteras, mimeógrafos y off-set instalados en un sótano) para extraer el Método: 89
“haciendo desaparecer las superficies aparentes y descubriendo el infinito que tenían oculto"1 (sí, porque nada menos cierto y más anticientífico que el empirismo y por que nada es tampoco más cierto que ese conocimiento cuyo criterio 110 es otro que la práctica = “ desaparecer las superficies aparentes” , “ quien desea pero no obra engendra peste"). Olí cuerpo de la escritura tan bello como la escritura del cuerpo y significación en la magnitud n = m otor del deseo: práctica elevada a la enésima potencia = velocidad d<* los significantes multi plicadores del signo, de los significantes cucstionadores de la realidad. Cuerpo/compañera, angeles fornicando en la niebla, en el sol, entre las ruinas de un tiempo maldito: senderos de tierra entre los yerbazales, carreteras por las que hemos deambu lado sin piedad y te cogías a mi cintura mientras yo -sereno como un rayo: la vista, los nervios inalterables— giraba más y más y máaaaassss el manubrio de esta máquina trotante que una tarde intersacamos de un bello volumen de Juan Parra del Riego: Sesgada en el viento la cálida quilla del perfil tajante v suelto el espíritu al día como una corneta yo todas las tardes me lanzo al tum ulto de la* avenidas ¡mi motocicleta! Zumban los pedales, palpita la llanta y en la traquearteria febril del m otor yo siento (pie hay algo que es como mi ardiente garganta como mi explosionante secreto interior. Y corro... corro... corro... Rstocada dr mi mido que atraviesa la ciudad y ensarto avenidas... suspiro una rambla... disloco una esquina y envuelvo en las rueda* la vertiginosa cinta palpitante de las alamedas... La fusilería de los focos rompe la iluminación... Y me lanzo a un tiro de carrera al mar y otra vez me escapo por los bulevares, rápidas serpientes de autos y sombreros, mujeres y bares y luces y obreros que pasan y chocan y fugan y vuelven de nuevo a pasar...
90
\ corro... coito ... corro...
hasta que ebrio y lodo pálido de peligro y cielo y vértigo en mi audaz, velocidad ya mi alma no es mi alma: es un émbolo «ron música, un salvaje trompo cálido lodo el sueño de la vida que en mi pecho incendio y lloro la feliz carrera de oro de la luz. desnuda y libre que jamás nos dejará. : Ah, correr locamente convencido de alcanzar como los pájaros hasta el confín azul. escuchando, indinado. al oído, el motor, cual si fuera el nervioso corazón de un amigo que se quema en un terco secreto de amor! ¡Los ojos se roban la vida a pedazos! Luces, hombres, árboles, lina estrella... el mar, y ya solo siento un deseo loco de ser com o el viento que solo parece que quiere pasar. Curva suave, patética... embestida, njien tin o embrague seco... vuelta súbita ¡explosión! ¿Fue la muerte? ¿Fue la vida? El m otor sufre y trepida y otra vez me empapa el viento con su vino el corazón. ¡Camaradas! ¡Camaradas! denme una camiseta de violetas pintas verdes y oro como resplandores para hundirme a puñaladas de motocicleta por e| campo estremecido de esta larde de colores. En el fulminante caballo que suena su sangre encendida para abrir todas las tardes de la vida a un romántico m om ento de parlida. Partir... llegar... llegar... partir... Correr... volar... morir... soñar... partir... partir... partir... llegar. 91
porque en este Poürritm o dinámico de la motocicleta, como en tantos otros tex tos que más que letras eran actos en los que aparte de sentirnos reflejados tam bién tomábamos parte, hemos atravesado océanos tan inmensos »orno las combi naciones de una sinfonía de Bethoven que —transpuestas en un Sintetizador dia gramado y manejado, aunque tierna, matemáticamente por Stockhausen- se confunden, se unen y se desunen, lo mismo que los suaves pero interminables enroques de Bach, con el vértigo levemente enloquecedor en las imágenes de Vassarely para remansarse luego en la ciruela pálida de unos ojos humedecidos contemplando lo que en vez de lentas olas azules son sátiros y sirenas acoplándo se salvajemente como todos, como nadie, como tú y como yo en los hoteles al paso de esta mitología maldita y urbana: mundos diversos que coexistían lu chando como niveles bruscamente diferenciados entre el Tam-tam (mundo que 110 cesa de alejarse) & la Radio (m undo que no cesa de acercarse), entre el Relato Oral (mundo lleno de saber) & la TV (saber vacío de mundo), entre el rostro curtido del hombre de Aldea (en quien aún quedan signos de actividades múlti ples) & aquel otro maquillado del Cinematógrafo (en quien se empozan los signos de una actividad que lo aisla aún más), entre el horno funcionando con lefia £ aquel otro a B u ta n o :------- ►en suma, el enfrentamiento del mundo de la sabiduría sin industria, y el mundo de la industria sin sabiduría (que se resumen en una “ paradoja mierdosa” = la radio, el cassette, el tocadiscos almacenan, regulan y parcelan pero también transmiten, de vez en cuando, la música, la danza, el fresco sonido del tam-tam): contradicción que desgarra pero contradicción escenificada en el campo de los signos poéticos: página donde se multiplica el enfoque analítico que se divide y no cesa de dividirse para destruir, mediante su aprehensión, esta realidad obsolescente (o liberar aquel infinito entrevisto por Blake: hacer que brote, igual que flores sobre los prados de la primavera, lo real como metáfora de lo que es verdadero) porque la magnitud n no opera sin una relación diferencial con la realidad (del objeto que luego, cualificado, destellará los mismos rasgos del sujeto) y el Deseo/el corazón/el cuerpo = ma teria, para algunos cochina o lodosa y, para otros, sabrosa, es lo que siempre y de todos modos pone en movimien to a la práctica literaria: inevitablemente.
Y porque el poema no es sino trabajo del mismo modo que el amor no se con sigue sin acción, necesitamos una Teoría de la Práctica (que, sin embargo, per manece en continuo flujo y se va modificando de acuerdo con el proceso mismo de la producción poética): 92
S. Scottus
Sum vestcr miles sophiae praeditus armis.
Anónimo de Ripoll
Puedo así concluir que sería feliz y más que feliz si pudiese conseguir despierto a la doncella que fue mía mientras soña ba en el prado.
Ibid.
Todos los jóvenes que se abrazan en el amor deben buscar con quien alegrarse, y ser amados lo mismo que aman. / Cuando más aborrezco lo que conviene, más me engolfo en lo prohibido. Cuanto más fácil me es la conquista más me atrae lo ilícito.
Carmina Rurana
Ibid.
Omitamos el estudio que es dulce el disiparse y aproveche mos los placeres de la tierna juventud.
Ibid.
1.a razón me dice que me dé al estudio, pero eomo el amor desea otra cosa me consumo entre contrarios. Me atormenta la razón luchando con Dione.
Ibid.
Unidos en la mente, unámonos en los hechos, gocemos ale gremente en dulces abrazos.
Ramón Llull
Amor es fervor de audac ia.
Meister Erkhart
Estar despojado, ser pobre, forma la naturaleza.
Giordano Bruno
Toda potencia de la naturaleza o del espíritu debe formar su opuesto como única condición y medio de su manifestación; y toda oposición es, en consecuencia, una tendencia a la unión.
lx>uis Althusser
Apartadas las instancias (idealistas) de una teoría del conoci miento, Spinoza sugería entonces que 4*U> verdadero” “ se inicia a sí mismo” no com o Presencia, sino como Producto, en la doble acepción del térm ino “ producto” (resultado del trabajo de un proceso que le descubre), como probándose en su producción misma.
Spinoza
Porque las cosas invisibles, y que son objeto del sólo pensa miento no pueden ser vistas por otros ojos que las dem ostra ciones. Quien por lo tanto no tiene demostraciones nada ve en absoluto de esas cosas.
110
tener nada, estar vacío, trans
93
Novalis
Solamente sabemos algo en la medida que lo podemos expre sar. es decir, hacer. Cuanto más completamente y de más for mas podamos producir, ejecutar una cosa, tanto mejor la co noceremos.
Feuerbach
Sólo la negación del pensar, desde el ser-determinado por el objeto, desde la pasión, desde la fuente de todo deseo y nece sidad, se engendra el pensamiento verdadero y objetivo, la fi losofía verdadera y objetiva.
Marx
Los filósofos hasta ahora sólo han interpretado el mundo de diferentes formas, de lo que se trata ahora es de transfor marlo.
Engels
Los resultados de nuestros actos suministran la prueba de la conformidad de nuestras percepciones con la naturaleza ob jetiva de las cosas percibidas.
J. Dietzgen
Ahora bien, com o todos los objetos son anteriores o poste riores, temporales o, si se prefiere, son cambios, es preciso también que lodos los cambios que se ofrecen a nosotros, seres razonables, tengan un antecedente regular, es decir, una causa.
Lenin
' Si lo que confirma nuestra práclica es la verdad única, últi ma, objetiva, de ello se desprende el reconocimiento del úni co camino conducente a esta verdad, el camino de la ciencia, que se mantiene en el punto de vista materialista.
J.P. Faye
A la afirmación nietzcheana y conservadora responde la ase veración leninista y revolucionaria: “ el mundo no satisface al hombre, y el hombre decide cambiarlo por medio de su ac ción ”.
R. Luxemburgo
En una palabra, la lucha económica presenta una continui dad, es el hilo que vincula los diferentes núcleos políticos; la lucha política es una fecundación periódica que prepara el terreno a las luchas económica*.
Carlo Malato
En Dorcitat pudo convencerse bien el pequeño león de que su amigo no había exagerado cuando le hablaba de la repúbli ca. Le bastó para ello asistir una sola vez a una audiencia del tri
94
bu nal, donde le condujo Estanislao, porque esas audiencias eran públicas, y muchos desocupados, que no podían pagarse un asiento en el teatro, asistían allí y se hacían la cuenta de que viendo juzgar tenían comedia de balde. Era la primera vez que el niño penetraba en un pretorio, y después de haber franqueado la puerta, guardada por un ma tador de profesión, porque desgraciadamente se encuentran aún por todas partes, se vio en una sala bastante espaciosa llena de curiosos. A un lado, sentado en un banco, entredós guardianes armados, se hallaba un obrero de miserable aspec to. En el fondo, detrás de una especie de mostrador, se hullahan tres hombres sentados, vestidos con negras vestiduras; el de en medio tenía la barba blanca y en el pecho ostentaba una cinta roja; los otros dos tenían patillas negras. —•Qué son esos? ¿Son curas, o mujeres barbudas? preguntó León. —No, respondió Estanislao. Son jueces; hombres como los matadores profesionales, los verdugos o los polizontes, que el sexo masculino tiene el honroso privilegio de suministrar. Visten casi como los curas, a los cuales se parecen por sus costum bres) sus funciones, con la diferencia de que los cura* condenan o absuelven para una vida futura, en nombre de un dios imaginario, mientras que los jueces condenan en la vida presente, en nombre de un libro estúpido y bárbaro llamado Código. —; Quién ha escrito ese libro? —¿Quién? Conquistadores, emperadores, reyes, amos, gober nando por el derecho del más fuerte o por la astucia. Es decir malhechores públicos. Ello es lo que han escrito o hecho es cribir por sus servidores. Pero escucha. El presidente, es decir, el hombre sentado en medio, mandó con voz glacial al obrero sentado entre los guardianes que se levantara; le preguntó su nombre, edad, estado, profesión y domicilie». Cuando el interrogado hubo contestado con voz sorda, el juez añadió: —A usted se le acusa de haber dormido sobre 1111 banco en la calle del Pueblo Soberano, debiendo saber que la vagancia está prohibida. ¿Qué tiene que exponer en su defensa? —Sencillamente que no tengo domicilio. \1i casero me ha echado de la casa y me he visto obligado a dormir en la calle. —¿^ por qué lo ha echado a usted el casero a la calle? —Porque 110 podía pagarle. —¿Por qué no podía usted pagarle? 95
—Porque no tenía trabajo. —Además, se acusa a usted de haber injuriado al agente que lo ha detenido. —Usted dirá si podía yo estar contento de verme arrancado al sueño, mi único consuelo, y llevado a la prevención como un malhechor, después de haber trabajado honradamente toda mi vida. —El tribunal apreciará. El presidente se inclina hacia los otros dos jueces, sus aseso res: consulta con ellos un instante, y dice: —Seis días de prisión... ¡Otro! —He ahí, murmuró Estanislao, al oído de León, una cosa que hará brotar en el corazón de ese pobre obrero un poco de odio contra el régimen social. Al segundo procesado, que entró por una puerta lateral para sentarse también entre los dos guardianes, se le inculpaba de haberse hecho servir una comida en un restaurant y de haber dicho luego al dueño: “ Ahora hágame usted prender, si quie re, porque no tengo un céntimo para pagar". —¿Por qué hizo usted eso? preguntó el juez. —Porque tenía necesidad de comer, como la tiene todo hom bre, y consideré que era preferible eso a atacar al primero que se presentase al volver una esquina pidiéndole la bolsa o la vida. —Cuatro días de prisión y veinte monedas de multa, senten ció el presidente. Tocó en seguida el turno a otro procesado de género diferen te: era un hombre bien vestido, sentado, no entre los guardia nes, sino en la primera fila de los asistentes, quien declaró su nombre, V íctor Mast, y su cualidad, contratista de obras. —Señor, le dijo el juez empleando por primera vez este califi cativo: a usted se le acusa de haber roto el bastón sobre la> costillas de un obrero que reclamaba su jornal. A petición suya se le ha citado a usted. —Señor juez, respondió el acusado; ese obrero es tan tunante que quería robarme y me amenazó con la justicia. Por lo de más mi abogado explicará el asunto mejor que yo puedo ha cerlo. Y aquel patrón, que si no era muy elocuente era astuto y te nía dinero de sobra para poder pagarse un abogado hábil, se sentó, dejando a su defensor explicar el asunto a su manera, quien declaró que V íctor Mast, viendo a su obrero hacer ade mán de pegarle, se consideró en el caso de legítima defensa.
El Iribunal, en su alta sabiduría, apreciará los hechos y no ex citará la rebeldía de lo« obreros contra los patronos. Los jueces acogieron aquel discurso por signos apenas percep tibles de aprobación. El público homenaje tributado a su sabiduría fue de su agrado, por lo que el contratista fue absuelto y el obrero condenado en costas. —Esto, dijo Estanislao a su amigo de modo que lo pudieran oír los que ge hallaban cerca, enseñará a ese obrero a hacerse justicia por sí mismo, en vez de implorarla a los magistrados. Una vez fuera respiraron con satisfacción el aire libre. León, profundamente impresionado por lo que había visto y oído, permanecía silencioso; la melancolía se reflejaba en su rostro. —¿En qué piensas? le pregunte) su compañero. —En lo que llaman justicia, respondió el niño. ¿Qué es la jus ticia? ¿Existe? Estanislao permaneció un instante silencioso: buscaba las pa labras más apropiadas para hacer comprender su pensamiento a aquel niño de nueve años. —La justicia no es una especie de divinidad reparadora y ven gadora del mal, como se la imaginan todavía muchos indivi duos influidos por la enseñanza religiosa; es sencillamente el equilibrio, la armonía o la concordancia de los intereses. En la sociedad presente todos los intereses, el del patrón y el del obrero, el del vendedor y el del comprador, el del gober nante y el del gobernado están en contradicción y en luchas perpetuas; en tales condiciones la justicia no puede existir y no puede pedirse ciertamente a los jueces, defensores del or den de cosas actual. Por el contrario, en una sociedad en que todo sea de todos, los individuos tendrán el mismo interés en producir y no po drá haber conflictos entre gentes que trabajen y gentes que hagan trabajar por su beneficio exclusivamente personal. Cuando la propiedad individual desaparezca, desaparecerán con ella una multitud de males y de crímenes. ¿No es mejor impedirlos que castigarlos? Del mismo modo, la eliminación de la autoridad hará desapa recer también la opresión de los unos, el cobarde servilismo de los otros, los odios, las rebeldías sangrientas, las guerras. No habrá indudablemente* la perfección absoluta, porque en tre los seres humanos hay diferencias de tem peram ento y de. gustos, cromo hay también enfermedades que producen de sarreglos del entendimiento y de la voluntad que causan actos 97
perjudiciales. pero los que* las padezcan serán una ínfima ex cepción, y como no tendrán fuerza para imponerse a toda la sociedad, como lo hacen actualmente los gobernantes y los capitalistas, todo quedará reducido a ponerlos fuera de esta do de causar daño. En lugar de matarlos o de martirizarlos, se les cuidará como inválidos o como enfermos y se procurará su curación. He ahí el concepto que nosotros tenemos de la justicia. Ya ves que no tiene nada de común con la de los magistrados. —Efectivamente, respondió León. Alcxandr Blok
Pasea el viento, la nieve vuela. Los doce hombres marchan en vela. Negras correas de los fusiles, y en torno a ellos hay luces miles. Entre los dientes, un cigarrillo: marca merecen llevar los pillos. Libertad, libertad. ¡Ay, ay, sin cruz al pecho van! ¡Tra - ta - ta! ¡Frío hace, camarada, frío ya! —Con Katka está Vañka en un tabemucho. —Dinero en la media lleva en un cartucho. —Vaniushka ya es rico, lo había soñado. —Era de los nuestros, se ha hecho ahora soldado. —¡Ah, Vañka, burgués', ay, hijo de perra, si a mi Katka besas, el golpe no yerra! Libertad, libertad. ¡Ay, ay, sin cruz al pecho van! Katka con Vañka ocupada está ¡En qué mi querida ocupada estará!... ¡Tra - ta - ta! Y alrededor hay luces miles... En los hombros, correas de fusiles... ¡Más fuerte tu paso revolucionario, que está el enemigo cerca y temerario! Sostén, ( amarada, tu fusil sin miedo. A la Santa Rusia una bala lancemos; a la del pasado, a la de las isbas, a esa que llamamos del trasero pesado. ¡Ay, ay, sin cruz al pecho van. Los doce, 2
98
Vladimir M.nakovski
Desplegando en desfile los ejércitos de mis páginas, yo paso por el frente de mis versos, firmes están con pesadez de plomo, prestos a morir y prestos a la gloria inmortal. Los poemas están inmóviles apretando uno con otro los (cañones de los títulos apuntados y prestos al disparo. El arma preferida - l a caballería de las agudezaspresta está a lanzarse al grito de ¡hurra!,, levantando de las rimas las lanzas puntiagudas. Y todos esos ejércitos armados basta los dientes, que pasarán a través de veinte años de victorias, te los entrego yo, poeta, basta la última hoja, a tí, proletario del planeta. El enemigo de la mole-clase obrera es también mi encarnizado enemigo desde hace mucho tiempo. Abríamos de Marx cada tomo como en la casa propia los postigos; pero sin libros, nosotros comprendíamos a qué bando ir y en ¿qué bando luchar. ¡Nosotros, 99
la dialéctica aprendíamos no en Hegel; en el fragor de los combates ella irrumpía en el verso cuando, bajo las balas, los burgueses huían de nosotros, como nosotros, hace tiempo, huíamos de ellos. Dejad que detrás de los genios, como viuda inconsolable, la gloria se arrastre tras el cortejo fúnebre. ¡Muere tú, verso m ío, muere como el soldado de filas, eomo nuestros soldados desconocidos morían en los asaltos! No me importa el peso de muchas arrobas de bronce, no me importa el fango del mármol; ya arreglaré mis cuentas con la gloria; somos íntimos amigos. Que nos sirva de común monumento el socialismo construido en los combates. A plena voz Boris Pasternak
r
100
Hasta la esencia misma de las cosas llegar quisiera: en «i trabajo, caminando a tientas, o en la embriaguez confusa del amor. Hasta el por qué del tiempo ya pasado, la savia que alimenta sus raíces... la luz de sus orígenes, hasta el soplo que enciende el corazón, sintiendo el suave tacto del hilo de la vida, de los hechos para meterme dentro, estar en ellos y un mundo con mis manos alumbrar.
¡Ah si del soplo aquel estremecieran mis dedos la caricia...! Escribir en tal caso yo podría de la virtud de un alma pasional; de la injusticia, el cuenco de las manos, de la caza del hombre, de la sorpresa en que el azar se esconde, del pecado diría su sabor: su ley descubriría descortezando el velo de su grano, y entonces ya sabría el gesto mágico con que apresar su voz. Irguiendo su estatura, como tilos temblorosos y firmes, alineados por cientos o por miles, cultivaría versos mi jardín: versos con el aliento de la rosa, la gracia de la menta, de los juncos, el canto de la siega... con la fuerza del trueno para herir. Así sembró Chopin el misterioso mensaje de los sotos, de las tumbas, de loe campos polacos en su música transida de dolor... Que si tenemos preparado el arco, tirante cada vena, alcanzaremos con nuestra flecha el premio por cuyo fruto apuesta el corazón. Lu Sin
Los golpes provenientes del exterior son el fondo un estím u lo para formamos un espíritu nuevo (...): olvidaba que el pri mer objeto de la vida de un hombre es hacerse una vida y que en la búsqueda de este camino de la vida tienen que ir dos, tomados de la mano, o bien tiene que aventurarse uno atrevi damente solo. Pero si sólo se limita uno a agarrarse de los fal dones del otro, a éste le será muy difícil luchar, aunque sea un bravo com batiente; ambos perecerán juntos.
Mao Tse-tung
La verdad de un conocimiento o de una teoría es determina da no por una apreciación subjetiva, sino por los resultados objetivos de la práctica social.
Kuo Mo-jo
Salgo de mi sueño! Tristeza de mi desilusión! 101
Cadáveres ociosos, libertinaje y orgía de la carne, largos vestidos de hombre, mangas,cortas de mujeres, esqueletos que llenan mis ojos, ataúdes por todas partes, desordenados, entrechocan, desordenados, pasan. Mis lágrimas fluyen. Repugnancia. Salgo de mi sueño! Tristeza de mi desilusión!
Ulrike Mcinhof
El m omento progresivo del incendio de unos grandes almace nes no está en la destrucción de las mercancías; está en la cri minalidad del hecho, en la violación de la ley. (...) El negro del ghetto que saquea tiendas incendiadas aprende que el sis tema no se hunde porque él se procure sin pagar lo que nece sita imperiosamente y no puede comprarse* por su pobreza, y porque*, está parado; puede aprender que un sistema que le priva de le) que necesita para vivir es un sistema podrido.
Ro. Ar. Fra.
La conciencia de la necesidad de una transformación de las relaciones sociales no es más que un elemento de la concien cia revolucionaria; para convertirse en fuerza explosiva histó rica se tiene que añadir a esto el convencimiento de la posibi lidad de una tai transformación revolucionaria.
Gramsci
Si se plantc*a el problema de identificar la te»oría y la práctica, se plantea en este sentido: construir sobre una determinada práctica una teoría que, coincidiendo e identificándose con los elementos decisivos de la práctica misma, acelere el pro ceso histórico en acto, haciendo la práctica más homogénea, coherente y eficiente en todos sus elementos, es decir poten ciándola al máximo, o bien, dada una cierta posición teórica, organizar el elemento práctico indispensable* para su puesta en acción.
Laclos
Aprended que sólo se sale de la esclavitud a través de una gran revolución.
102
l e/am a Limn
... lo imposible al actuar sobro lo posible engendra un patena, cpie es lo posible en la infinidad.
Cintio Vitier
Así el hombre que pertenece al orden de la palabra, en cuan to lal, y aunque a la vez sea hombre de acción o contempla ción, com o es el caso venturoso de nuestro M artí, ha <le vivir en incesantes pactos, en deslumbramientos de teodicea postdiluviana, porque la palabra, que exige primero el cataclismo del diálogo y las instituciones, reclama después <*| castillo de la escritura, la fortaleza del signo, la sucesión inmóvil del dis curso, para incorporarse a la historia y ser un documento más entre sus textos y contratos fundadores.
G. Bachelard
... hemos estudiado, con el nombre de imaginación material. este asombrosa necesidad de “ penetración” que, más allá de las seducciones de la imaginación de las formas, se propone pensar la materia, soñar la materia, vivir en la materia, o bien —lo que viene a ser lo mismo— materializar lo imaginario.
Yallejo
Tengo pues derecho a estar verde y contento y peligroso, y a ser el cincel, miedo del bloque basto y vasto; a meter la pata y a la risa.
Tchang En-tsé
La práctica es conducida bajo la dirección de pensamientos determinados, este es su aspecto subjetivo. Al mismo tiempo su objeto y sus resultados son realidades existentes objetiva mente, éste es su aspecto objetivo.
Y necesitamos una Teoría de la Práctica porque sólo ésta, cuyo funcionamien to se da en tanto que práctica (de la teoría que ha sistematizado unas relaciones en el objeto: de cara a un fin concreto), puede modificar y romper, quebrar y cambiar los conceptos reductores del texto: una teoría de la práctica no surge, tam poco, de una reflexión teórica sobre sí misma —lo que sería caer en un llegel ya superado por Feuerbach— sino que ésta brota como la consecuencia de una actividad, como la que no puede sino revertir enriquecedoramente en el propio proceso de la práctica. Sin embargo, no es la teoría de la práctica —o lo que en último mom ento se ría su elevación al cuadrado: la teoría elaborada por la práctica— lo que ha de cambiar como un ente apriorístico al texto porque éste no es una entidad pasiva. 10 3
ni el texto será cambiado en el curso de una lucha teórica (aunque la teoría co mo elaboración de la práctica: como su elevación “al cuadrado'', es también un factor decisivo de este cambio) porque ello del mismo modo que sohrestimaría a la teoría también subestimaría a la práctica, sino que el texto se cambia —y con este cambio su propia concepción— en el curso de su propio desarrollo histórico: en el campo de las “ luchas gramáticas” (que es el campo donde se plasman las lu chas ideológicas). Y es así como debemos entender el problema de la teoría en la producción li teraria (problema teórico que no es más que el de la práctica): LA TEORIA NO ES SINO UN MOMENTO Y SOLO UN MOMEN TO EN EL DESARROLLO DE LA PRACTICA —y, en este sentido, la teoría no es más que un “efecto causar’: un efecto que opera como causa y una causa que es la expresión de un efecto: 1) 2)
en tanto que efecto, la teoría no es más que un momento de la práctica, y en tanto que causa, la teoría no es más que una práctica del momento.
No obstante que la teoría como causa no deja de ser tampoco una práctica del efecto, del mismo modo que la teoría como efecto es también una causa de la práctica. Por ello, la teoría no es más que la dialéctica de lo pasado y lo porvenir cuyo núcleo dinámico es la práctica: 1) en tanto que pasado, la teoría no es más que efecto de lo porvenir (o efec to de lo que está incesantemente siendo porvenir), 2) mientras que en tanto que porvenir, la teoría no es más que causa de lo pasado (o causa de lo que está siendo incesantemente pasado). La teoría, pues, es siempre un m omento de la práctica, y en tanto que mo mento la teoría no es sino una autocrítica de la práctica que de este modo es siempre una crítica de la teoría. La teoría no existe sino para ser negada por la práctica, en tanto que la prác tica no puede sino ser afirmada por la teoría: esta es como una verdad dialéctica, que entendemos como sólo un m omento en el desarrollo de la literatura. La teoría, así, no existe sino como uno de los contenidos del texto (que a su vez no es sino un producto de la práctica) = la teoría no puede darse fuera del texto y su relación con la práctica es el propio texto. La relación de la teoría y la práctica no es otra que el producto (y sólo en el producto = texto = poema, y nada más que en el producto, puede expresarse el desarrollo de la práctica): el producto, por ello, no es más que la solución matemática del pro104
blema de la práctica y éste no es otro que la actividad del trabajo com o despliegue de la escritura y como objetivación gramatical de la historia. ya que sin producto objetivo, sin producto concreto, sin producto tangible, el trabajo del texto no está resucito (y el problema de la práctica no ha encontrado solución, es decir: la práctica, al no poderse haber resuelto en texto, no ha podi do tam poco quebrar a la teoría como causa que así deviene en metafísica), mien tras que habiéndose concretizado el producto, mientras que habiendo agotado el trabajo toda su actividad y toda su agitación biológica/espiritual en un producto solucionado en te x to , la práctica —aparte de haber afirmado a la teoría como efecto, es decir: haber afirmado a la teoría como un momento de la práctica—no lia hecho más que negar a la teoría como práctica del momento y, de este modo, se ha negado a sí misma —de este modo no ha hecho más que resolverse dialécti ca y materialmente en el tex to como producto, y en tanto que producto no ha hecho sino concentrar en s( toda la actividad práctica humana que no podrá expresarse ya sino en producto para s í ( yo, como lector, consumo un determina do te x to ) : --------►así está pues objetivado el productor o poeta o proletario de la lengua, es decir; que así estoy y o objetivado en nii Poema, y en tanto que el pro ductor no es más que una parte de su realidadsl no ha efectuado sino una lectu ra/interpretación de esta misma realidad, no ha realizado más que una lectura de época como producto de esa época y, en esta medida, el producto del escritor no es sino una toma de posición como primer consum idor de su propio producto. Por esto el producto del texto = poema (o llámese “ novela” o “ drama” o "poesía lírica” o “ ensayo” o etcétera, que por la dialéctica misma de la práctica literaria no pueden ser —al contrario de lo establecido por la ideología burguesa y sus instituciones de saber para expresar la división capitalista del trabajo—con ceptuados como “ sub-géneros” literarios, ya que a pesar de la gnoseología bur guesa estos productos nunca pueden darse ni se dan como “ sub-géneros” puros: una “ novela” no es exclusivamente una “ novela” ni un “drama” exclusivamente un “ dram a” , salvo precisamente en lo que por evadir lo rmíltiple y lo total no es literatura): el texto poético, por eso mismo, no es más que, por una parte, la ob jetivación cualitativa de toda la capacidad práctica del productor y, por otra parte, no es más que la expresión cuantitativa de un momento de la literatura 51.
“ C iertam ente, las creaciones de la fantasía son tam bién creaciones de la naturaleza, puesto que también la fuerza de la fantasía, a sem ejanza de las demás fuerzas del hom bre, es al fin y al cabo l “ zulctz“ l, en su base misma y por su origen, una fuerza de la naturaleza; pero el hom bre es, sin embargo, un ser diferente del sol, de la luna y de las estrellas, de las piedras, de los animales y de las plantas; diferente, en una palabra, de to d o s los seres l “Wcsen” J a los que aplica la denom inación general de “ naturaleza” ; y por consiguiente, las representaciones (“ Bildcr” ) que se forja el hom bre del sol, de la luna y las estrellas y de todos los seres restantes de la naturaleza | “ N aturw esen” | tam bién son creaciones de la naturaleza, pero otra clase de creaciones, que difieren d e los o bjetos de la naturaleza que representan” , cf. Peucrbach (citado por Lenin, M aterialis m o y em piriocriticism o, 11, 3).
105
entendida como desarrollo del propio productor y com o evolución de la socie dad humana en su conjunto.
El producto literario, como producto calificado, no es otra cosa que un pro ducto final, histórico y opocal; mientras que el producto literario, como pro ducto cuanlificadoy no es más que un producto infinito, transhistórico y por ello siempre presente. En este sentido, el producto como producto finito o histórico no es más que trabajo cualificado: “ Lo que por el lado del trabajador aparecía en la forma de la agitación, aparece ahora, por el lado del producto, como propie dad en reposo, en la forma del ser'’52. Y en este mismo sentido, el productor li terario en tanto que trabajo cualificado 110 es más que trabajo finito: “Toda mi tología somete, domina, moldea las fuerzas de la naturaleza en la imaginac ión y mediante la imaginación y dcsafxirccc por lo tanto cuando estas fuer/as resultan realmente dominadas” 53. Que es lo que, en todo momento, afirma Feuerbach: “ La tarea de la verdadera filosofía no consiste en reconocerlo infinito como fi nito, sino en reconocer lo finito como lo no finito, com o lo infinito; en otras pa labras, en no poner lo finito en lo infinito, sino lo infinito en lo finito t esto es: en reconocer al texto poético como un producto histórico, como una mani festación del ahora y del aquí. Mientras que este mismo producto como texto in finito y transhistórico no <ss otra cosa que trabajo cuantificado (o trabajo en pro ceso, trabajo relativo: “ Para Engels, la verdad absoluta se constituye de verdades relativas ): el producto, como tal, no es pues sino, por un lado, trabajo finito y por ello absoluto, mientras que por otro lado, el producto del texto no es más que trabajo relativo V por cito infinito. En tanto que producto infinito, el texto no es más que el resultado de un tra bajo f in ito :--------►el resultado de un trabajo que porque ha debido objetivarse en su producto no ha podido hacerlo sino a condición de consumir toda la reali dad de su época (que, por otra parte, en su aspecto relativo no podía sino mani festarse como una realidad absoluta) y este consumo total no ha podido realizar se tampoc o sino desplegando la totalidad de la práctica: este trabajo finito no hace, pues, sino liberar la infinitud del texto y sus enunciados = “ ... el tema en 52. Cf. Marx, FJ Capital. I. 53. Cf. Marx, El arte griego y la sociedad m oderna (el subrayado es nuestro). 54.
“ El arte es la prueba evidente de que el espíritu absoluto es el llamado espíritu finito, es decir, el espíritu subjetivo, y, por consiguiente, no puede ni debe separarse de él. F.l arte em ana del sentim iento de que la vida en el aquende es la verdadera vida, de que lo fin ito es lo in fin ito ; emana del entusiasm o por un ser determ inado, real, en tan to que el ser divino", c f Tesis provisionales...
55. Cf. Lenin. Materialismo y em piriocriticism o, II, 5. T am bién podríam os recordar, aquí, la frase de Malato: "Las concepciones m ás avanzadas no han sido hasta a q u í más que etapas, puntos de reposo".
106
que todas mis obras se apoyan: el gozo de alcanzar lo Infinito en el seno de lo Finito”, como escribió Tagoré. Por esto, el trabajo cualificado no es más que la expresión de la materialidad del texto y es su ooncreti/.ación, esto es: el aspecto objetivo. Mientras que el tra bajo cuantifícado no expresa más que la movilidad de la materia literaria y es su devenir, esto es: el aspecto subjetivo. Así: el producto finito que ha consumido toda su época no puede sino (en tanto que al consumirla ha reflejado su absoluto) poseer una cognoscibilidad que será tanto más infinita cuanto más nos diferenciemos de una época histórica determinada y es así como escribe Marx: “ Pero la dificultad no consiste en com prender que el arle griego y la epopeya estén ligados a cierta forma de desarrollo social. La dificultad consiste en com prender que puedan aún proporcionamos goces artísticos y valgan, en ciertos aspectos, com o una norma y un modelo inal canzables"'56. Este criterio de cognoscibilidad (o reflejo de factores espirituales, de formas de humanidad y de contenidos sentimentales como productos históricos57) no es otro que el trabajo liberado, el trabajo como expresión de la virtualidad del hom bre: este trabajo es el de la literatura y el arte en general, pero en tanto que suma de factores espirituales el trabajo no es más que la expresión real y concre ta del hombre viviente y no tiene, en última instancia, otra función que la de en riquecer espiritualmentc al hom bre58. De este modo un tex to será más indeterminado cuanto más nos diferenciemos del período en que el texto se produjo, en la misma medida que ese texto será tanto más determinado cuanto más nos asemejemos al período de la producción del texto: un texto será indeterminado en la medida que el modo de producción en que vivimos es distinto del modo de producción en que el texto se produjo, así mismo ese mismo texto está determinado en la medida que sus formas de socialidad —como los sentidos espirituales— se asemejen a las de nuestro período histórico. 56.
Cf. El arte griego y la sociedad moderna.
57.
O en palabras de C intio Vitier: “ pero en todo caso el testim onio de la poesía viene a decirnos que d entro de las leyes esenciales e inm utables de su reino, la experiencia no puede ser borrada, y a q u í radica tal vez la causa últim a de su fascinación terrible", cf. M nemosyne.
58.
“ De otro m odo, y subjetivam ente considerado, a s í como sólo la música despierta el sentido musical del hom bre, así com o la más bella música no tiene sentido alguno para el oído no musical, no es objeto, porque mi objeto sólo puede ser la afirm ación de una de mis fuerzas esenciales, es decir, sólo es para m í en la m edida en que mi fuerza es para él com o capacidad subjetiva, porque el sentido del objeto para m í (solam ente tiene un sentido a él correspondiente) llega justam ente hasta don d e llega m í sentido, a sí tam bién son los sentidos del hom bre social distintos de los del no social. Sólo a través de la riqueza objetivam ente desarrollada del ser hum ano es, en parte cultivada, en p arte creada, la'riqueza de la sensibilidad hum ana subjetiva, un oído musical, un o jo para la belleza de la form a. En resumen, sólo a sí se cultivan o se crean sentidos capaces d e goces hum anos, sentidos que se afirm an com o fu er/as esen ciales humanas", cf. Marx, Manuscritos: econom ía y filosofía.
107
Esto quiere decir que la literatura es una de las manifestaciones vitales por excelencia en tanto que como producción no puede sino producir la necesidad de la vida (del mismo modo que la reproducción sexual hace lo mismo) y produ ce la necesidad de la vida porque la literatura encarna las fuerzas de la naturale za: “ El conocimiento puede ser biológicamente útil en la práctica del hombre, en la conservación de la vida, en la conservación de la especie, únicamente cuan do refleja la verdad objetiva, independiente del hom bre” 9. La literatura produce la vida porque va desarrollando, como trabajo, cualida des humanas que el hombre como ser biológico no poseía más que en potencia y en este sentido la producción literaria, que 110 por ésto deja de ser una mani festación biológica, aparte de ser un m otor de la vida que de este modo es la que produce la literatura, se efectúa como una elevación a conciencia de lo que se agitaba como lo “ natural": es, sencillamente, historia. Esta vitalidad, este motor, este impulso en el cuerpo literario no es otro que el Motor del Deseo: el cual para existir, para agitarse y vivir no se manifiesta sino com o la producción de la necesidad (de la universalidad y de la belleza en su sen tido de humanidad), que sólo llega a existir en tanto que una incesante liquida ción de la muerte: Im Muerte. Hemos trabajado ambas de consuno. El mundo nos debe m ucho, si no todo, puesto que si tú le arrebataras lo que le has prestado de ilusorio y yo le restituyera lo que le he quitado de real, volvería al caos y a la fealdad. />a Literatura. ¡Qué más remedio! Tú eres sencillamente mi colaborado ra y careces de sentido por tí misma. Lo adquieres por privación, como la sombra recorta al objeto y lo destaca, o como el espacio demarca e individualiza los cuerpos poniéndoles un lím ite que ellos mismos no pueden superar. La Muerte. Aún si el amor y la felicidad son algo (tú misma lo has di cho), es porque han de morir. Lo eterno no es bello. Im ¡Áteratura. No es bello porque está muerto. La Muerte. Tú eres en realidad mi colaboradora. Das sentido a lo que aún no lo tiene, descubres una conclusión en lo que aún está elabo rándose, haciéndose. La Literatura. En tal caso, todo el arte y toda la ciencia es muerte. La Muerte. ¡Claro! Para la vida la combustión del pensamiento produce esas escorias que los hombres llaman ciencia y arte y que han de utilizar para abono de nuevas ideas y nuevos sentimientos. I m Literatura. Sí; mas he vuelto a darles el sentido de sufrimiento y de alegría que tuvieron cuando estaban vivas y así las he rescatado de tí, no de la muerte evidente, sino de la que para el hombre está oculta; de 59.
108
Cf. Lenin, ibid. II, 6.
la muerte definitiva y total, que es la de no haber sido nunca. cf. Ezequiel Martínez Estrada, Diálogo inverosímil.
Por esto, en tanto que trabajo, en tanto que producto histórico, la literatura se manifiesta en el terreno semántico como una forma de la lucha de clases: un factor de acción y com bate, como reflejo de la vida misma, com o reflejo de quienes encarnando el impulso a vivir (los desposeídos) se enfrentan contra quienes todo lo cosifican (las clases explotadoras). Y 110 puede ser de otro modo, ya que la literatura al producirse como proceso global —como proceso en el que intervienen todas las energías espirituales e ideológicas acumuladas en un perío do determinado, más una suma de conocimientos aportados hasta ese entonces por el choque de la* triases en lucha- produce un efecto de ruptura de ciertos condicionamientos superestructurales en la conciencia del hombre que lo man tienen encadenado a la maquinaria social a la vez que libera su propia subjeti vidad. La literatura allí donde se concretizó como producto —esto es: como reflejo “ desintegrador'* del espejo, que no es más que el resultado de la articulación de una multiplicidad de discursos- no ha podido sino operar una revolución en el terreno de las superestructuras no ha podido sino s<ir, además, y muchas veces a pesar de sí, un instrum ento de la clase en lucha contra lo pasado y no ha hecho más que desmoronar-socavar-subvertir-quebrar-y-pulverizar los valores de un mundo ya caduco a la vez que simultáneamente anunciaba (a través de un “ logos" ciertamente hedonista pero concretizado como locus imaginativo: como la posibilidad de lo imposible ya hecho posible en el espacio del texto y en la ma terialidad de la escritura) un salto superior en las relaciones entre; las «osas: siem pre fue así y lo seguirá siendo puesto que la literatura no es más que la negación, pero por síntesis y por explicación, de un período histórico. Ser una negación (pero a través de una unificación de fuerzas vitales siempre renovadoras) es su condición única de existencia: nada más que porque la lite ratura es, de hecho, una forma de práctica, una forma de la práctica social. No ha habido, hasta ahora, un texto que no se haya correspondido con esta verdad histórica: desde los pueblos primitivos, cuya escritura pudo haber sido un con junto de signos trazados sobre la página de las rocas con escenas de caza y magia, com o un modo de “ exorcizar” (negar, criticar) a los espíritus malignos que im pedían la recolección de los frutos y la caza abundante, es decir: como un exor cismo de estos “espíritus” —que debemos entender como las “ m etáforas'1 de condiciones objetivas adversas o como la misma subjetividad 110 fortalecida— que impedían tanto la supervivencia de la tribu como su propio desarrollo; pasando, por ejemplo, por la literatura femenina del período Ileian japonés que, en el siglo X, surgió [»ara liquidar un pasado —siendo estas escritoras quienes impusieron la 109
lengua japonesa a la literatura del Japón, obligando de este modo incluso a que los hombres que deseaban escribir en su lengua y en su habla cotidiana tuvieran cpie emplear la primera persona gramatical bajo su forma femenina ya que la Academia sólo perm itía la reproducción de las normas estéticas provenientes de la corte feudal china— y abrir otra época caracterizada, sobre todo, por su rique za lingüística; o el Dante que resume toda la literatura del período feudal cerrán dolo y abriendo otro, como ya lo explicó Engels y lo analizó Sklovski60 a pro pósito del Purgatorio, XI: --------► Oh, gran engaño de los vanos esfuerzos humanos, cuán poco dura la verde copa, cuando nace una era civilizada. --------► El ruido múltiple de la oleada humana es como el remolino que surge a diestro o a siniestro; cuando cambia de nim bo, cambia de nombre. terceto este último que Sklovski interpreta como “ el relevo de los sistemas de la nueva cultura"; v agrego, además, la literatura goliarda y provenzal que hizo el efecto de ácido corrosivo de las ideologías religioso-feudales: el Bocaccio que, con su “desnudez” de costumbres, abre »*1 período capitalista propiamente di cho; el Renacimiento y etcétera —pero preludiado por grandes sublevaciones po pulares en todo el bajo medioevo—basta nuestros días. En este sentido es que afirmamos que la literatura está incesantemente re novándose igual que -el cuerpo sus células, y que está en continua lucha contra lo que también no puede ser sino incesantemente pasado = la literatura no es más que una vitalidad (o como escribe Viticr: “ la vida mana y late adentro, en el acto di* poetizar, que es vida «romo un acto de amor o de* heroísmo. Y ese acto del poetizar es, esencialmente, una fidelidad. Porque la poesía es el testimonio abso luto de que creemos en la vida ciegamente y sin condiciones”61) y, «*n este senti do, siempre la percibimos como lo nuevo. Sin embargo, una vez cumplida su función de liquidación del pasado, la litera tura, como devenir, entabla nuevamente una lucha pero ahora por evitar su pro pio estancamiento en las nuevas íormalizaciones que son ya viejas en tanto formalizaeiones normativas para recuperar, con esta lucha, su carácter progresivo: La letra muerta. La metáfora muerta. Sólo las metáforas muertas son tomadas literalmente y nos atrapan (la magia negra). El lenguaje es siempre un viejo testam ento, que hay que hacer nuevo; reglas, que hay que rom per; metáfora muerta, a la que hay que dar vida; signifi 60. Cf. La disim ilitud de lo similar. 61. Cf. La zarza ardiendo, 1.
110
cado literal, que hay que hacer simbólico: vejez de la letra que hay que hacer nueva mediante el espíritu. El espíritu creador está en la tum ba, en el m ontículo de residuos, en el estercolero de la cultura (com o en Finnengas Wake): rompiendo el sello de la famliaridnd; rompiendo el pastel de la costumbre; corriendo la piedra del sepul cro; infundiendo nueva vida a la metáfora inerte. Norman 0 . Brown, El cuerpo del amor. Con más vividez que nunca se percató de que el arte tiene dos intere ses constantes, permanentes: siempre medita sobre la muerte y así siempre crea vida. Pasternak. Dr. Zhivago. Apoyarse en obras «le la antigüedad y que los antiguos no se convier tan en seres más muertos. L ii Sin. No obstante que en esta lucha y de acuerdo a las condiciones actuales, la lite ratura se cohesiona como un instrumento —bajo la forma de “ armas de la críti ca"— de la producción material de quienes encarnan las fuerzas productivas, y lo es en la medida que la literatura está trenzada en una lucha con la economía de los valores burgueses mediante (y según las circunstancias) una lenta o rápida corrosión de éstos. Lo cual es como un designio histórico pues el capitalismo ha convertido al es critor en un paria, en un asalariado \ ha eliminado todo su resplandor de poeta individualista y romántico: lo ha convertido, como al viejo artesano, como al campesino, en un proletario. Estos versos de Eduardo Sanguinetti quizá grafiquen mejor lo que se afirma: (pero esta noche, antes de que discutamos si hacer o no hacer un cuarto hijo, te recomendaré dos trozos del Manifiesto: aquel en el que se ha dicho que la burguesía ha despojado a la poesía de su Heiligensehein, transformando al poeta en un depen diente suyo asalariado {fin bazahltrr Lohnarbciter): (y ha arran cado a la familia su patético y sentimental velo, desmitificándola 11 1
como un desnudo Geldverhütnis): y aquel otro (dos páginas después) en el que explican, Marx y Engels, por qué ha nacido una Weltliteratur)y la literatura, desde su propia característica, funciona como una de las “armas de la crítica’'' —aún cuando causalmente no llegue a definirse como tal (esto es: aún cuando metodológica o de algún modo apríorísticamente no llegue a expre sarse como discurso “ em inentem ente” político ya que éste en el literario tam poco es un campo en sí), aunque la crítica política en el campo literario se reco noce de todos modos a través de su efecto— porque entre las cadenas que han de ser rotas por el proletariado y todas las capas oprimidas no pueden ser dejadas de lado las cadenas morales y superestructurales: desde la misma sexualidad (mise ria sexual) hasta las formas de comportam iento cotidiano, que sin embargo no han dejado de ser corroídas va desde el período romántico de la literatura. Para mí no es aventurado decir que las revoluciones proletarias victoriosas ocurridas en este siglo, lo mismo que las que bajo la forma de lucha de clases agu dizada se encaminan hoy mismo a la destrucción del poder burgués, son también —como elemento subjetivo reflejo de las aspiraciones históricas de la clase del porvenir— un EFECTO de la contribución crítica de la literatura (operado me diante un largo trabajo de decantación parecido al de las olas del mar que van pu liendo las rocas o carcomiendo los pilares de los muelles— a lo que llegado su momento se materializa como “ crítica de las armas” : Lenin, por ejemplo, se re mite a Chemishevski que había escrito un texto sobre Feuerbach y la estética en 1850 con el fin de acentuar la gnoscología materialista en Materialismo y empi riocriticismo, al igual que Mac» Tse-tung cuando se apoya en alpinas novelas y re latos históricos para acentuar el carácter dialéctico en algunos de los aspectos de sus tesis filosóficas. Sin embargo, no porque no sea en muchos casos metodológicamente política la literatura deja de enunciarse políticam ente: al contrario, se enuncia interrelacionada a una suma de* prác ticas y a través de muchos discursos (lo que final mente se constituye como una negación del carácter “ disciplinario” o como una crítica del carácter metafísico impuesto por la burguesía al campo de la praxis y del saber humano): no reconocer este aspecto decididamente político de la lite ratura es no haber resuelto, en principio, el problema de la contradicción = nada se expresa en estado de pureza ni nada existe puramente y porque sí: todo está en lucha y todo se interrelaciona, lodo deviene en su contrario. Una práctica literaria lo es política porque la econom ía se apoya igualmente en una superestructura y porque ésta revierte sobre el campo económico = no hay “ principio de* identidad" (es decir: no hay inmovilidad y una rosa no es una rosa, cf. Engels). Es pues una labor de topo: un principio m otor desde que la lite ratura se produjo como necesidad humana (que no es más que necesidad histó rica) por la propia universalidad del hombre. Esta necesidad humana es precisa mente el modo de expresión de lo político en la escritura. 112
En fin, lo cualitativamente importante para el poeta, en tanto que productor de su texto, es sencillamente el saber que la literatura es una necesidad y que por ello mismo es una practica y el concebirla como un trabajo que entra en la lucha por la transformación histórica de la sociedad.
La literatura, como trabajo y como obra de un trabajador, participa en la lu cha de clases, pero la literatura —en tanto que manifestación del cuerpo— parti cipa también en la reproducción de la vida: estos dos campos, el de la lucha de clases y el de la sexualidad, son hoy dos campos irreductibles e irrecuperables por las instituciones del saber burgués. En tanto que sexualidad, la literatura opera de dos formas: 1. como una liberación de las manifestaciones vitales y, en este sentido, su función no es otra que la de expresar el cuerpo como una totalidad, com o una realidad real capaz de expresarse múltiplemente y diversamente, como una nega ción de lo denominado “ especialización" a lo que el hombre ha sido sometido por las relaciones de producción en la sociedad burguesa. 2. la literatura toca de hecho a lo que constituye su “expresión" en la socie dad, es decir: se ocupa de las relaciones del sexo en tanto que pareja, y de las re laciones de la pareja en tanto que familia, y se ocupa de la familia en tanto que considerada “célula básica" en una sociedad concreta. En tanto que sexualidad, la literatura no puede pues sino ocuparse de los di versos modos de manifestación sexual en la historia: aunque el aspecto principal es hoy la familia como reproductora de ideología y de comportamientos. No puede sino reflejar desintegradoramente este aspecto de la sociedad capitalista, y lo hace de un modo que parece inquietante hasta el punto de llevar a pensar en ciertos aspectos “decadentes” del modelo arquetípico —que hoy, sin embargo, está quebrado y no puede repetirse: a lo cual podemos contestar que es y no es “decadente", pero que en su esencia profunda la literatura no sólo no es “ deca dente" sino, todo lo contrario, fundamentalmente progresiva. La producción literaria, cuando se integra com o reflejo de la sexualidad —el reflejo de la pareja en su constitución familiar— 110 puede sino, en efecto, repre sentar una imagen “ decadente” de sí misma porque no escenificar a la familia como la realidad decadente y obstrucsiva que es no es haber comprendido lo que constituye la familia en el mundo capitalista: en este sentido, la literatura más que ser un reflejo “ mecánicamente" temático de lo que sucede en el mundo (no es una “ instantánea" fotográfica en un día de camping) se articula como un re flejo dialéctico cuya principal característica es reflejar las contradicciones inter nas del hecho que refleja: es reflejar ésto y lo otro, y es reflejar la lucha entre ésto y lo otro del modo como también es reflejar las relaciones integral es/ dife renciales entre ésto y lo otro. Por ello, reflejar un objeto no significa sino asumir las contradicciones del objeto reflejado y ésto es lo que determina la concepción 113
ele la escritura como totalidad que refleja al hecho total que está reflejando. Sin embargo, este mismo reflejo de la decadencia familiar capitalista nos hace comprender que la literatura no es “ decadente” , sino al reves: que la literatura al reflejar la decadencia capitalista (al reflejar en s í misma esa degradación), y precisamente porque la puede reflejar en su totalidad, significa que ella lia madu rado y que cuenta con nuevos medios y nuevos recursos para sí, significa que la literatura al reflejar la decadencia está incesantemente renovándose ante una rea lidad siempre cambiante = las fuerzas productivas se desarrollan basta el punto de entrar en contradicción antagónica con las relaciones de producción, y en este mismo sentido este desarrollo de los instrumentos técnicos productivos estrecha mente ligados a quien los maneja (a sus productores) —como vgr. en el desarrollo tic la cinematografía— llega a un punto tal que ya no es posible avanzar sin entrar en contradicción ni luchar con las relaciones de forinalización (o contra el códi go académico). Por ésto. (íyorgy Márkus analiza con justeza las interacciones de los indivi duos con la sociedad, \ las interacciones de la sociedad y el arte: “ ¿Cómo va a compensar la ilimitada ampliación del ám bito de las relaciones socio-materiales, conseguida por la producción mercantil, la disolución de las re laciones socio-personales «I«* la vida realmente común, que es la otra cara de este mismo progreso? Aún se podrían formular numerosas preguntas más de este tipo. Y no se trata de lo que, considerado por el lado de la sociedad, es un pro greso corresponda, por el laclo de los individuos, a un proceso unitariamente re gresivo, no se trata de que el reverso de (a medalla del desarrollo de la ‘ciencia y el arte’ sea una degradación de las ‘costumbres’ ” , cf. Marxismo y “ Antropolo*
gi a
M
“ En realidad —agrega Márkus—, desde el punto de vista de los individuos típi cos que se suceden en la historia, la historia transcurrida hasta ahora no aparece ni como proceso progresivo ni como proceso regresivo, por la sencilla razón de que no se puede desc ribir como proceso unitario. Está fuera de* duda que la uni versalización del género humano no tiene porqué im plicarla producción históri ca de individuos cada vez más universales. También se puede realizaren las mul tiplicadas relaciones y situaciones recíprocas de individuos cada vez más unilate rales, más limitados, más “ abstractos’ Esto es una verdad en el sentido de: mientras el arte y la literatura es un sallo cualitativo del hombre ge nérico (en tanto que libera sus capacidades espirituales), y por ello un desarrollo progresivo del trabajo en tanto que productor de uni versalización y de nuevas necesidades, por otra parte este* mismo hombre en tanto que inmerso en las relaciones de producción se en cuentra en una transitoria situación “ regresiva” (puesto que es un ex plotado) que* sólo culminará con la ruptura de* esa» re laciones pro ductivas: \
114
es por esto que la literatura es siempre, por un lado, un faetor progresivo de la sociedad como sociedad producida por el hom bre, y por el otro un factor de la lucha de clases como m otor de la historia (y lo es, en estos dos aspectos, sen-. ( ¡llámente porque no es otra cosa que trabajo).
Lo decisivamente radical, lo decisivamente primordial y lo decisivamente revolucionario es poder partir de la literatura com o trabajo e igualmente llegar«^ ella corno producto de este trabajo: (Todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él, de frente o trasmitido por incesantes briznas, por el humo rosado de amargas contraseñas sin fortuna) en el decir de Vallejo. Es decir: estudiar el movimiento interno del proceso de la producción literaria, como una práctica que siendo específica no puede serlo sino com o articulación a otras formas de práctica social (precisamente porque el trabajo literario no es más que una de las formas de esta práctica social): “Pero incluso cuando yo sólo actúo científicamente, etc., en una actividad que yo mis mo no puedo llevar a cabo en comunidad inmediata con otros, también soy so cial, porque actúo en cuanto hombre. No sólo el material de mi actividad (como el idioma, merced al que opera el pensador) me es «lado como producto social, sino que mi propia existencia es actividad social, porque lo que yo hago lo hago para la sociedad y con conciencia de ser un ente social", cf. Marx^2. V, del mismo modo, Mao ha precisado: “ ... el conocimiento depende de la práctica social, es decir, que depende de la producción y de la lucha de clases.. Los marxistas consideran ante todo que la actividad productora del hombre constituye la actividad práctica más fundamental, que es la que determina toda otra actividad. El conocimiento humano depende principalmente de la actividad de producción material, durante la cual el hombre va comprendiendo progresiva mente los fenómenos de la naturaleza, sus propiedades, sus leyes, así como las relaciones del hombre con la naturaleza; al mismo tiempo, por su actividad pro ductora aprende a conocer en diferente grado y también de manera progresiva las determinadas relaciones existentes entre los hombres. Todos esos conocimientos no pueden ser adquiridos fuera de la actividad productora (...) La práctica social no se limita únicamente a la actividad productora: tiene también otras muchas formas: la lucha de clases, la vida política, la actividad desplegada en la esfera de la ciencia y del arte; en una palabra, el hombre social participa en todos los do minios de la vida práctica de la sociedad. Por esa razón el conocimiento del hom62.
Ibid.
115
bre consistí* también en percibir en diverso prado las distintas relaciones que exis ten entre las personas no sólo en la vida material, sino también en la vida política y cultural (que está estrechamente relacionada con la vida material). Entre estas relaciones, la lucha de clases en sus diversas formas ejerce una influencia particu larmente profunda en el desarrollo del conocimiento humano. En la sociedad de clases, cada persona ocupa una posición de clase determinada y no existe ningu na ideología que 110 tenga un sello de clase", cf. Acerca de la práctica. Y más adelante, Mao dice: “ Para reflejar totalmente las cosas enteras, su esen cia y sus leyes internas, hay que crear un sistema de conceptos y de tesis teóricas después de haber sometido los ricos datos de la percepción sensible a una elabo ración mental que consiste en quitar lo secundario para detener lo esencial, en eliminar lo falso para conservar lo verdadero, en pasar de una cosa a otra, de lo externo a lo interno; hay que sallar del conocimiento sensible al racional”, cf. Ibid. En este sentido, la práctica de la producción del texto literario exige entre otras muchas cosas un nivel tecnológico (pero apoyado en una teoría) que se ha venido desarrollando desde que el hombre inventó los signos alfabéticos para poder comunicarse y para poder expresarse: lo que, por otra parte, quiere decir que un texto en tanto que texto concreto no permanece ya nunca inmóvil pues en sí resume toda una larga experiencia anterior y, asimismo, se proyecta como contenido de la producción textual ulterior6 . Sin embargo, no sólo desarrolla un nivel de tecnología —nivel que se da como heredad de una experiencia de todo el proceso literario (en el que se incluyen las literatura* de otros pueblos, otras lenguas y otra* épocas) y no sólo del momento presente y por eso relativo de una sociedad—sino que por eso mismo, porque las técnicas literarias van tanto envejeciendo corno renovándose, el texto no puede construirse sin el desarrollo de nuevas técnicas ni el paulatino pero seguro afina miento de sus propias “ máquinas de habla" (renovación que entendemos como la destrucción de las viejas técnicas a través de la superación cualitativa). Esta contradicción real se objetiva de un modo dialéctico: toda nueva técnica deviene siempre, porque ella i*s un aspecto del proceso incesante de la produc ción, en algo viejo (y ésto es tan verdadero que no deja de suceder en el mismo productor del texto), pero todo lo que ha devenido corno lo envejecido formali zado no puede sino ser roto por lo nuevo (el escritor va entramando en sí mismo un proceso de maduración) = en lo viejo se anida com o el polluelo en la cáscara del huevo una vida nueva, un núcleo activo que permite el salto dialéctico —que en lo literario, pero de un modo nunca mecánico, se manifiesta simultáneamentr a las contradicciones, los procesos y los relevos de las clases y capas sociales en 63.
116
“ Por eso los conocim ientos del hom bre se com ponen sólo de dos partes: la experiencia directa y la experiencia indirecta Al m ism o tiem po, lo que para m í es experiencia indi recta, para otros es experiencia directa. Por lo tanto, si se tom an los conocim ientos en su conjunto, puede decirse que ningún conocim iento puede estar separado de la expe riencia directa, cf. Mao, ibid.
lucha de acuerdo a lo que, en la superestructura, no sería más que una “ deman da’' histórica. Las técnicas literarias no podrían funcionar de o tro modo: El Quijote no hubiera existido sin todas las novelas de caballería ni Hamlct. como afirma Sklovski, hubiera podido ser creado sino como necesidad de la técnica del escenario (porque ello era evidentemente una demanda tanto social com o histó rica). Por otra parte, si bien es cierto que lodo lo nuevo envejece también lo es que en lo viejo se agita un núcleo nuevo que debe abrirse paso mediante la li quidación o la autoliquidación de lo viejo, aunque en ningún m om ento dejamos de tener en cuenta que en los textos literarios existe —aunque de un modo com plejo, en forma de valor estético, de belleza, y aún como un tipo peculiar de co nocimiento— un aspecto permanente al que siempre hemos de volver, como lectores, para gozarlo. De este modo nunca dejamos de leer las novelas de Sten dhal, por ejemplo, pero tampoco olvidamos que gran parte de sus técnicas han envejecido: el modo cómo narra y el tratam iento de la frase fueron nuevos en su tiempo pero boy son ya viejos, aunque en el conjunto global del procedimiento tecnológico se anidó un elemento vivo, un núcleo activo que aplicado por otros novelistas fue lo que permitió el ulterior desarrollo de la novela: este elemento activo fin*, naturalmente, el tratamiento sicológico de los personajes (que prime ro sería aplic ado por Flaubert y, tras varios encadenamientos, ultracelcrado hasta su disolución por Joyce). En lo viejo se agita pues, de todos modos, un elemento nuevo, pero lo nuevo tiene también un aspecto que envejece: “ El arte es sustancial y eternamente heterodoxo. Y, en su historia, la herejía de hoy es casi seguramente el dogma de mañana” , cf. Mariátegui, Tópicos de arte moderno. dogma que aquí no implica más que el cese de toda actividad, y por ello el arte que no continúa en lucha contra las formalizaciones deja también de ser hereje: “ El desarrollo del movimiento del conocim iento humano es igual mente un desarrollo lleno de contradicciones y de luchas. Todo mo vimiento dialéctico en el mundo objetivo puede, larde o temprano, encontrar su reflejo en el conocimiento humano. El proceso del na cimiento, del desarrollo y de la muerte, en la práctica social, es infi nito; igualmente es infinito el proceso del nacimiento, del desarrollo y de la muerte en el conocimiento hum ano” , cf. Mao, Acerca de la práctica. De este modo es necesaria la técnica com o elemento productivo pero ésta no puede funcionar sino porque opera como instrumento en manos del escritor = las “ máquinas de habla" no son independientes en relación a las ideas que trasmiten 117
y oslas ¡deas no son sino la conciencia material del escritor: la humanidad (el contenido) del producto literario está dada, pues, por la multiplicidad de los discursos que el texto contiene. Estos discursos son los diversos enfoques, los ángulos de visión y los encua dres del objeto que por global e internamente reflejado se c ritica: todos los dis cursos, desde el emocional al analítico y bajo sus diversas formas, tienen final mente por función la. destrucción del referente en la misma medida que el escri tor 110 puede darse el lujo de desperdiciar para poner en práctica esta destruc ción —que no es, por último, sino la construcción de su texto— ningún discurso en el mismo sentido que Lu Sin dice que aunque en la práctica “ unos se levantan por la sociedad, otros por una d iq u e , por una mujer o por sí mismos, o incluso para consumar con tillo un suicidio. Y, sin embargo, el ejército revolucionario progresa”64. Porque tampoco para la escritura existe algún elemento discursivo que de acuerdo a un adecuado tratam iento y según el material a poetizar deje de tener una función concreta en la producción del texto global.
Teoría/práctica del Panfleto: es cierto que sobre la palabra “ panfleto" se ha escrito mucho, generalmente para menospreciarla y se la ha incubado —de un modo inconciente— en nosotros como algo nocivo. Sin embargo, más que la pa labra nos interesa desarrollar la noción y lt>s conceptos que a partir tic su propio funcionamiento pueden extraerse. Los discursos del texto que, aunque múltiples, se encuentran relacionados siempre por un punto de vista, abren el camino de una función doble y diferen cial: 1. a la función del GOCE ARTISTICO. 2. que se expresa como PANFI,ETO.
K1 Panfleto (com o noción, como práctica) designa siempre a la vez queí^ní* fica algo = niega ésto y afirma lo otro, pero al negar t» afirmar algo siempre es eso que afirma (porque en su propia relatividad no es más que concentración ab soluta de fuerzas vilales como esencia objetiva de un determinado criterio): una carta de am or pert) sobre todo el poema es un Panfleto lo mismo que un volante sindical. Y nada necesitamos más en las actuales condiciones que una Práctica del Pan fleto, aunque escribirlo hoy es como haber com etido un acto “ indeseable": se comete pecado y uno —al haber tratado de expresar en un poema la totalidad relativa de un m omento que como tal no pudo sino ser la materialización misma 64. C f. Unrevolutionáres Eifem fiir d ie Revolution (c ita d o p o r Jo a ch im s S chikel: China: Revolución en la literatura).
118
di* lo absoluto— es acusado de muchas cosas, entre ellas las de violar el código de la “ buena redacción" y del “ estilo puro” , del ‘'equilibrio'’ y de la “economía", de la “ esplendidez erudita" y otras estupideces que u*an los Doctores «le la Litera-Pura al tiempo que uno es despreciado y quemado como lodo buen hereje junto con sus escritos en la leña verde de la “ erudición" académica, menosprecia do y hasta catedráticam ente “ subestimado" (aunque para la propia desgracia académica y por la propia elipsis: por el carácter semántico «le esta lucha se clases, ello no hace más que produc ir 1111 efecto contrario): de todos modos esto no es otra cosa que una vieja y archisabida láctica burguesa para enfrentarse a lo nuevo, como ya le escribía Valdelomar a su compañero el vanguardista Hidalgo: Hermano: estoy enferm o de vida solitaria; solo entre tanta gente de idealidad precaria, interm itente espíritu y alma universitaria. Yo n»e siento morir entre esta borda vana; mi talento es para «dios como una flor malsana. Los que ahora me condenan, me aplaudirán mañana... Pero necesitamos una práctica del Panfleto, una práctica continua, perenne y persistente porque éste 110 es más que —cuestión «pie la academia burguesa no lle gará nunca a concebir pues para ella la literatura es 1111 modelo arquetípico: un manual de recetas— la expresión concentrada de un momento social incandes cente (llamamiento a la huelga por ejemplo) que se corresponde con otro mo mento subjetivo álgido (la pérdida de un ser querido, el deslumbramiento de la pasión): en los dos casos la relación entre Panfleto y texto literario no está dada solamente por el valor de uso inmediato que ello comporta sino, también, fun damentalmente por la relación de abstdulo (esto es: por la concentración de todas las energías vitales/intelectuales, por la unidad de los factores diverso» en la resolución del momento coyuntural. por la actividad tan pasional como apasio nada llegada luego de un análisis objetivo de la situación concreta). Ksta relación de absoluto entre el Panfleto y el texto literario se expresa como el momento en que las condiciones objetivas \ las subjetivas concuerdau y el fac tor subjetivo se torna entonces un poder material: el triunfo de la huelga depen de de la capacidad ofensiva/resistente de la c lase obrera y popular, el enamora miento de la mujer de nuestros sueños de nuestra propia cualidad humana con centrada en un puñado de versos (en 1111 puñado de letras que materialmente son la misma esencia de* nuestra persona): el Panfleto es a la realidad lo que el texto literario es al P anfleto9 se escribe un Panfleto com o se escribe un texto poético (con vitalidad, entusiasmo, pasión y desmesura) y, a su vez, se escribe un Poema como se escribe un Panfleto: de cara a la realidad 119
porque nadie le escribe un poema a un ente incorpóreo ni a una idea platónica, sino que yo escribo este poema porque me gusta esta mujer culona y no otra por que me seducen esos bellos senos rebeldes al “ sostén”, porque en este poema que yo escribo (donde no sólo estoy sino que soy yo mismo conc re tizado en cuerpo y espíritu) le manifiesto que ella es/será por su inteligencia, su hermosura, su vitalidad, su imprescindible actividad mi compañera ideal para toda la vida o por sólo un momento plenamente tem pestuoso y porque en este poema que yo le escribo (aquí se desliza necesariamente una connotación del concepto del encar go del que tampoco se puede prescindir, pues el amor concentra en sí no sólo lo subjetivo sino que materializado en sexualidad expresa lo objetivo como repro ducción de la especie que a través del coito encarga) le estoy manifestando que la necesito ahora y aquí, o escribo este poema para manifestarle a mi compañera que continúo enamorado de su ser y de su hacer y que el amor no es sólo ya un ramo de lirios adolescentes, como en los más locos momentos de nuestro amor, sino que hoy se ha transformado en algo tan amplio como todo aquello que nos relaciona: desde la lucha común por un ideal (“ No olvides que casarse y hacer la revolución son dos «osas que parecen encerrar una contradicción. Pero en una situación definida no es así, sino al contrario. Naturalmente que en la vida ocu rre a veces que el matrimonio echa a perder a un compañero, pero también hay muchas otras en que los hace mejores luchadores. Kso depende del hombre y también de la mujer” , cf. Anh Duc, Hon Dat) hasta cosas un poco cotidianas y quizá tan vulgares como lavar nuestra ropa o cambiar de pañales a la hija, desde ponernos a discutir por las relaciones sintácticas en un texto cualquiera o escu char algo de música mientras vemos que sale más barato cocinar ahora y luego ponernos a refregar los platos. En fin, se escribe por algo concreto y real porque como dice Lu Sin: “Toda literatura se convierte en propaganda tan pronto se la muestra a alguien. En lo que respecta a las obras individualistas, también es propaganda tan pronto como se escribe. Pero existe una posibilidad para quien quiera evitar este hecho: no es cribir y no abrir la boca. Por consiguiente, es obvio que la literatura puede utili zarse como instrum ento de la revolución” , cf. Literatura y revolución. Así el texto concebido como Panfleto no se objetiva sino a partir del mismo acto de escribir que es pues su materialidad y por ésto mismo se constituye como práctica.
La literatura, en tanto que práctica, posee sus formas específicas de operar: sus cualidades internas y sus condiciones externas, y es como dice Mao una de las formas de la práctica social. A quí sus cualidades internas: la contradicción de sus signos (entre el sentido y su forma), como conjunto, no es más que un aspecto que de continuo permanece en contradicción con el mundo al que refleja como condición de la práctica. El objetivo: la transformación de lo reflejado, pero te 120
niendo en cuenta que el carácter de todo reflejo es dialéctico (en el sentido que escenifica la lucha de los opuestos empleando incluso símbolos que, a pesar de sí, destellan el sello de clase). De este modo el campo de la literatura y su producto: el texto literario, en tanto que factor tic la producción social de la vida y de la manifestación biológi ca de la misma, opera como práctica social entre otras cosas porque como lo comprendió Barthes su principio no es el “ por qué” escolástico sino la práctica del cóm o escribir: no, en última instancia, lo causal mecánico sino aquello que empieza a concretizarse como efecto y, sobre todo, la finalidad de este efecto unida indisolublemente a una adecuada aplicación tecnológica que conduzca a su éxito o conclusión. Este cómo se resuelve como una articulación de los signos, mientras que el sig no se resuelve en cóm o funciona (un signo 110 es más que una articulación dé funciones): así el texto posee una dinámica interna como producto de una com plejidad de niveles que lo articulan como tal = construcciones verbales, relaciones sintácticas, aprehensiones semánticas que son a su vez dinamitados por las inte racciones de los significados/significantes en su lucha con lo que se da como re flejo, y concretizados por su valor de uso: el factor decisivo en el resultado del texto como producto se produce en el m om ento que el escritor articula las di versas velocidades (eso que también llamaríamos tonos y cromos) del material sígnico y extrae el destello desintegrador del e sp e jo :--------►este proceso de la producción de imaginación es, de inmediato, un proceso tecnológico a través del que la materia prima (lengua, lenguaje y habla) es modificada y exige, por tanto, la liberación de todas las capacidades del productor que aquí se manifiestan como herramientas técnicas encarnadas en la personalidad productora que de este modo y exclusivamente de este modo decide la alteración y las velocidades productivas en el m om ento preciso. Este poder de la decisión en acto es lo que caracteriza como placer al trabajo de la producción literaria. El proceso de la producción de la imaginación es una actividad diversa, múl tiple y simultánea (“el pensamiento aparece a propósito de un objeto y al mismo tiempo que él”, ha escrito J. Dietzgen): sin embargo, podemos exponerlo me diante un diseño analítico que igualmente articule estos momentos:
121
adjetival
sustantival TRABAJO estilo
MOMENTO PASIVO modos verbales
adverbial personas
relaciones morfológicas NUCLEO ■UTO/ DINAMICO
tú vo
él (nosotros) tropología
emocional
unión/disyunción
cognoscible
revelación PUNTO DE VISTA
axiológieo
sensual
CAMBIO INCESANTE lenguaje fluido = floración espontánea = germinación continua
siendo aquí el trabajo una “constante” (una k : en sentido matemático) cuya ve locidad 110 se regula sino en función de la propia materia sometida a su transfor mación y en función —sintetizada ya una teoría que se objetiva a través de la práctica— de las anulaciones del azar (m om ento activo). Pero también el trabajo se define como k porque permanece en interrelación continua con la materia del lenguaje (es decir: el escritor permanece en relación estrecha con las condiciones materiales que permiten el florecimiento del len guaje del momento histórico que vive, pero ¿qué cosa es el lenguaje?):--------►el lenguaje es una manifestación com unicante de masas humanas determinadas por su posición social en la sociedad, es decir: que el lenguaje no existe real y mate rialmente sino com o habla y en tanto que habla se produce también una lucha de lenguajes = el escritor está inmerso en uno de estos bandos en lucha y por esto no puede sino tom ar partido por uno de los bandos contra el otro (esta lucha de
lenguajes no es ninguna ludia académica sino que osla manifestación de la lucha de clases en el seno de la literatura: lomar partido por un lenguaje no es más que. en última instancia, pero en última instancia para quien trabaja en el campo lite rario, tom ar partido por una dase contra otra: las masas populares tienen su len guaje. y tienen sus hablas del mismo modo que la burguesía maneja el suyo pro pio tanto como un habla característico). Por eso, en forma tanto previa —considerando lo “ previo” com o un momento ya vivido— como presente —considerando el presente como un instante en el de venir— la práctica del texto se plantea com o un conocimiento del lenguaje utili zado como material (esto es: como el conocim iento de una forma de existencia social que Mao Tse-tung planteó del modo siguiente: “ ¿Qué quiere decir falta de conocimiento profundo? Carencia de un conocimiento profundo de la gente. /.../ ¿Qué significa falta de comprensión? No comprender el lenguaje, es decir, carecer de un conocimiento adecuado del rico y vivo lenguaje de las masas. Mu chos artistas y escritores permanecen apartados de las masas y llevan una vida vacía, y naturalmente no se hallan familiarizados con el habla del pueblo; /.../ ¿qué significa realmente ‘estilo de masas’? Significa que las ideas y sentimientos de nuestros artistas y escritores deben fundirse con los de las grandes masas de* obreros, campesinos y soldados. Y para realizar esta fusión lendrán que aprender concienzudamente el lenguaje de las masas", cf. Intervenciones en el Foro de Yenán sobre Arte y Literatura). Lo que se resuelve simultáneamente de dos modos: l) como conocimiento del material que uno utiliza en función de algo, simul táneamente a la práctica del texto que debe operar un EFECTO. Este conoci miento, que es conocimiento de un determinado lenguaje en una situación deter minada, no busca sino adecuar las distintas técnicas expresivas (una forma de la práctica) al efecto deseado, y en este sentido: escritor que no conoce su técnica o que, como ocurre generalmente, la desprecia, es escritor que no existe (siendo naturalmente un deber elevar a conciencia los procedimientos técnicos con el fin «le lograr una mejor comunicación) puesto que un escritor, por último, no es más que la escritura que él mismo produce y es en esta escritura —la multiplici dad de sus estilos surgidos a partir del material en transformación desde su punto de vista y desde su posición— donde él existe: “ Los escritores revolucionarios fruncen el entrecejo en cuanto escuchan la menor alusión a la palabra *técnica\ Pero creo que toda literatura es propaganda y no toda propaganda es literatura, del mismo modo que todas las flores tienen un color (cuento al blanco entre los colores) pero no todas las cosas que poseen un color son flores. La revolución, además de lemas, consignas, proclamas, saludos y manuales, necesita literatura: simplemente, porque la revolución es literatura", cf. Lu Sin. Esto quiere dec ir «pie un escritor no sólo debe conocer su técnica sino, además, desarrollarla: pero desarrollarla en tanto que práctica literaria sobre la base del mom ento histórico concreto: sólo de este modo la literatura podrá reconocerse com o un hecho tác 123
tico dentro de una estrategia revolucionaria, que permita nuevos y más profun dos saltos cualitativos. 2) pero no se tiene ningún conocimiento de nada ni se puede desarrollar nada si, simultáneamente, no se realiza una autocrítica del propio trabajo literario: tanto de la práctica técnica como de la social (esto es: tanto del hecho en sí como del para sí) (tanto de la práctica como de su efecto). Ksta autocrítica se desarrolla de dos modos: por un lado, como autocrítica objetiva e histórica, y, por el otro, como autocrítica subjetiva y social. En tanto que autocrítica históri ca esta se produce como la crítica a determinadas prácticas literarias no progresi vas, y en tanto que autocrítica subjetiva ésta no es sino la pausa antes del salto (que debe remarcar nuestras posibilidades y flaquezas): estas dos formas auto críticas no se dan desligadas una de la otra sino que se presentan relacionadas por una lucha entre las dos, pero tampoco estas dos formas pueden darse sino en tanto enfrentamiento contra la normatividad académica: aquí no surge ningún tercer término, sino que el factor histórico - porque en el proceso global se ha llegado a un punto agudo y antagónico se determina al social formando una unidad indisoluble que lucha contra las fuerzas de la regresión académica. Esto es: "‘Quien está animado por una intensión realmente buena tiene que tom ar en consideración el efecto, resumir sus experiencias y estudiar los m étodos o, como se dice en el trabajo de creación, la técnica de expresión. Quien tiene una intensión realmente buena debe criticar con toda sinceridad las deficiencias y errores de su propio trabajo, y estar resuelto a corregirlos’'65 porque para los efectos de un trabajo concreto, y para el éxito de este trabajo: “ A la revolución, los artistas y los técnicos le son tanto más útiles y preciosos cuanto más artistas y técnicos se m antienen”66. Lo cual no entendemos sino como que la causa, esta vez en términos de Spinoza, en sí misma no existe sino manifestándose como efecto y en el efecto. Pero como efecto de transformación de lo dado. Podemos, pues, concluir afirmando que no basta sólo que el escritor conozca su técnica ni que la desarrolle apriori o en el vacío sino que, como condición para este conocimiento y para este desarrollo, se plantee lo mismo el hecho «le su identidad con el medio social a partir del cual brota y se desarrolla su técnica expresiva que el de su propia autocrítica (de una lorma tal que le permita ex traer las hipótesis y la teoría para extraer el saber que le haga posible el dominio de la materia en su producción de imaginación), pero se plantea estos hechos 65. Cf. Mao, Intervenciones en el Foro de Yenan sobre arte y literatura (subrayado m ío). 66. Cf. José C arlos Mariátegui, El alm a m atinal (“ La novela y la guerra” , 6).
124
«omo se los plantea Dante en el 1° verso de su Comedia: no tanto volviendo la vista atrás como, a su vez, dando el primer paso de un largo camino que lo lleva a su Beatriz: sólo porque el funcionamiento técnico es también, junto con el punto de vista, una de las condiciones primordiales en el trabajo del texto poéti co, que resumimos en la consigna histórica lanzada por Kuo Mo-jo: La revolución en literatura debe conducir a la literatura de la revo lución.
125
4. El deseo y la acción: escritura n + k. El deseo mueve las t osas, las empuja, las divide, las penetra, las transforma y las subvierte en relación a las propias cosas con las que entró en contacto: es su condición última, necesaria, inevitable (porque el deseo se agita como una rela ción dialéctica entre conciencia y acción: como lo que parecicndonosuna metá fora oscura y quizá espontánea se ilumina, a través de su roce con el mundo, en forma de un efecto en el que podemos verificar la fuerza hecha materia —su capacidad transformadora). El d oseo 110 es más que un factor vital del hombre (entendido éste no sólo en su aspecto biológico sino, fundamentalmente, en lo que de histórico desarrolla por hacerse a si' mismo en tanto contenido humano) que produce en forma cada vez más amplia y más alta y de un modo infinito sus propios deseos de historia (su propia necesidad de internacionalización, universalidad y totalidad) = el de seo existe *-n tanto que núcleo vital en frentado contra la muerte y no es más que la energía dinámica de esta contradicción, porqu** en última instancia el deseo por sí mismo no existe sino como negatividad. como factor contradictorio en el seno de la unidad real idad/deseo (pero como una unidad en estado contrapueslo). Sin embargo, el poema escenifica esta unidad de realidad/deseo pero bajo una nueva cualidad: bajo la cualidad de ser él mismo una realidad transformada (o metáfora de una cierta organicidad entendida como conciencia). En este sentido, i*l poema que por ser una forma de conciencia y por ello la expresión en lodos sus sentidos de una teoría deviene y es, a través del hecho de su goce, un factor «le la acción (en tanto factor subjetivo cuya base material reside en el hecho mis mo del trabajo poético): la mediación enlre esta forma de conciencia que se dispone a la acción no sería más que el deseo hecho voluntad (un deseo que por lo mismo impregna nuestra conciencia). Esto no quiere decir sino que el deseo, realidad material de lo que es una vita lidad en el individuo como tal, no es más que una necesidad vital que no es tam 127
poco sino una realidad sustancial y esencial en el hombre que no puede existir sino en tanto que agitación, com o actividad transformadora de lo que le ha sido dado —o sea: que esta necesidad sustancial no existe sino com o el hecho de su objetivación a través de algo que dejó de ser en el proceso de un nuevo ser, como práctica: “ Los hombres tienen historia porque tienen que producir su vida, y la tienen que producir de un modo determ inado”67. En efecto, la producen em pleando diversas formas de práctica social. El texto del poema no es más que una de estas formas de práctica en tanto qife producto, en tanto que resultado, pero también como además proceso. El m otor de esta práctica es, como lo hemos concebido, este deseo. El deseo —factor n. Pero el texto del poema en tanto que trabajo, en tanto que proceso posee una constante que lo determina como tal. El trabajo = k. Y a su vez en tanto que trabajo, pero también en tanto que producto del tra bajo el poema se relaciona con un denominador que es el placer. El placer = d. El poema - T/e. Por ello, podríam os asumir determinadas ecuaciones que nos lleven a una me jor precisión de los conceptos que definen una dialéctica del trabajo poético en su aspec to objetivo. I.
Aspecto objetivo:
=
n + k ------------d
1.
T/e
2.
d
3.
n + k = T /e (d )
11 +
k
------------T/e
1. El proceso de trabajo —en tanto que producción del poema— contiene en su seno una determinada agitación caracterizada fundamentalmente por lo hum a no en relación a la técnica (máquinas de habla) empleada. Esta agitación en su re lación con la producción poética —en tanto que esta íiltima no significa otra cosa 67. Cí. Marx. La ideología alemana.
128
que libertad— se halla determinada y también impregnada por el elemento del placer. 2. Mientras que el poema como denominador, pero sobre todo como produc to, se relaciona —a través del placer (que en este caso no sería más que una ex presión de la socialidad)— con el propio proceso de su producción en cuyo seno habitan, como fuerza determinante, el papel activo del productor —que aparte del productor en sí igualmente contendría a un productor colectivo (e| cual se ría la totalidad de quienes en el mismo m om ento pero a distintos niveles se en cuentran participando de la producción c u ltu ra l)-, las técnicas de trabajo y los diversos materiales que en ella se emplean. 3. Por esto es que el proceso de trabajo, cuyo motor es el deseo como expre sión de la pura ac tividad humana, al alcanzar necesariamente un momento de pausa que no es otro que su producto se identifica con este producto a través de quien encama la socialidad que es el productor pero un productor colectivo (que, por otra parte, es ya un primer consumidor): pero esta identidad se expresa com o una identidad al cuadrado, como un hecho superior en el que lo sometido a transformación deviene en un mundo nuevo (a la ve/, reflejo y carne de quien lo ha producido). De aquí podríamos desprender dos más de las tres tesis citadas: 3a. k = T/e + d — n 3b. n = T/e + d - k 3a. El producto com o tal, pero considerado como mercancía, lleva el sello del valor de cambio a la vez que satisfac e necesidades. En tanto valor de cambio él queda enajenado de su productor (que como actividad ha desaparecido: —n) lo mismo que éste de su producto, aunque queda consumado el trabajo como eje sobre el que el mercado establece un determinado valor (que, sin embargo, no es nunc a supuesto a partir del trabajo invertido). Aquí el mercado y el valor que él impone estarían a su ve/, determinados por las condiciones históríco-políticas de* la clase en el poder y de su ideología (la ideología burguesa) que, en el campo literario, reacciona en forma de* academia. Se produce, por tanto, sólo en este ni vel —que es el de la teoría del valor- una aguda lucha de clases por diferenc iar y unificar tanto la herencia cultural como la misma producción poética contempo ránea: esta luc ha se torna totalmente visible cuanto más visible es, en todos los niveles de nuestra vida, la lucha política y es tanto más decisiva cuando a través de ella se pone en “juego" el destino y el desarrollo ele toda una literatura que concebida como ideología finalmente en su momento ha de convertirse, tam bién, en poder material capa/, de* contribuir a la transformación de la sociedad. 3b. En tanto que valor de uso, lo que gozamos del producto es precisamente a la vez que la concentración de la multiplicidad de sentidos contenida por él pero legada por la actividad (+ n) del productor en sí y colectivo su propia so129
cialiilad que, aparte de reflejarnos, produce en nosotros, porque la gozamos, una mayor necesidad de lo social.'A quí lo que permanece fuera de nuestro alcance (—k) no es otra cosa que lo que está más allá del momento de pausa (que el pro ducto comporta) en su desarrollo incesante. II.
Aspecto subjetivo.
En cuanto al aspecto subjetivo, el trabajo poético contiene en sí un móvil (+ n) que se expresa en la combinación dialéctica del factor social (+ (f) y del factor histórico (+ k). Esta combinación es lo que precisamente en forma de esencia: en forma autodínámica se contrapone a lo inmediatamente dado, a la realidad, a la racionalidad de lo que para llegel -según el análisis de Engcls— era lo existente, pues aquí lo natural por sí mismo no es más que el objeto sobre el que actúa (asimilándolo) el sujeto del cuerpo que, por otra parte, no es más que naturaleza para sí: el producto de esta asimilación es por esto una naturaleza cultural cuyo contenido es nuestro propio cuerpo. Nuestra ecuación sería:
4.
n = d x k, k2
5.
d =
n -------------------------------
k! (proceso)
6.
n k2 (reposo) = ---d
4. El deseo (+ ti) así se objetiva como un desarrollo de la socialidad —esto de cuya expresión es: + d — a través del trabajo (+ k). Aquí lo decisivamente impor tante es que el deseo por sí mismo no existe sino como unidad de placer y traba jo: en este punto —en el del trabajo poético—los térm inos son por el mismo en cadenamiento de lo relativo y lo absoluto indistintos, aunque sus distinciones pueden darse siempre de acuerdo a una situación concreta surgida —como puede ser el caso de una corriente literaria (una forma de trabajo: unas herramientas, unos materiales, una visión de m undo)— y de acuerdo a la misma situación con creta pero problemática (la corriente literaria en su relación al código académico y en su relación a la economía material del m om ento: en su relación al modo de producción «le un país o de un conjunto de países). Por ello, en «*l «ampo 1iterra rio la necesidad no es otra cosa que libertad: sin embargo, esta liht'rlad es preci samente la que condiciona todo el dcsarroll«) del movimiento poético (entendido 130
como social), pues tampoco la libertad (del trabajo: trabajo com o actividad no alienada) no puede existir sino como condicionada —en el sentido de la resisten cia ofrecida (ante una acción de la técnica y sus métodos)— por el objeto al cual asimila, negándolo, pero del que en última instancia forma parte en tanto que conciencia (en tanto que actividad concicnte). Sólo por ésto afirmarnos que el deseo es un motor, pero también por ésto hemos especificado los factores de este m otor. El m otor del deseo aquí es pues tanto práctica vital como actividad concíente: el acto misino por el cual la voluntad entra en acción para liquidar una cosa y transformarla en su contrario (en poema). 5. Pero el trabajo com o proceso actúa sobre la socialidad y sobre el producto de ésta que aquí no es otra cosa que el poem a. Esto se entiende en el sentido de que todo poema, una vez concluido, pasa a formar parte de la herencia de la cul tura (del legado, de la tradición) y se convierte por tanto a la vez que en soporte y conductor en material capaz de ser modificado por la acción incesante de la producción poética ulterior. Ahora bien, la acción del proceso poético sobre la socialidad y sobre el poema se efectúa a través de una íntima relación que los identifica: a través del placer que, en un sentido, es sufrimiento porque ello es energía en tensión contra. 6. Esta energía actúa, a su vez, como elem ento del trabajo en reposo sobre el trabajo en proceso y sobre la socialidad que no es más que un efecto real de la producción y de su modo de producción. Así: el poema, en última instancia, 110 es otra cosa que la expresión de la acción de la socialidad sobre sí misma a través del trabajo. La práctica del poema es, por un lado, una manifestación biológica, y, por otro, una producción social: en tanto que manifestación biológica no reproduce sino la vida (esto es: que reproduce nec esidades vitales y aspectos subjetivos: amor, compañerismo, mayor sensibilidad artística así como la necesidad de un goce pleno en la unión sexual sin intervención de elementos metafísicos como la moral ), y en tanto que producción social de la vida no es más que, en el fondo, una herramienta de trabajo en la producción de la necesidad histórica (esto es: una práctica concreta, un aspecto objetivo que se determina histórica mente y que no existe sino como historia ).
68.
“ La conciencia es conciencia del objeto corno idéntico a si: es conciencia de 51'. Pero la vida y el deseo no superan la separación sino de manera inm ediata: term inan de he cho en la reproducción y en la proliferación de existencias individuales” , cf. Tran-DueT hao, lil m aterialism o de Hegel.
69.
“ El objeto económ ico, com o negación del d a to inm ediato, implica un sentido de u n i versalidad, como disponibilidad universal. Resultado de la actividad subjetiva, transfor m a a su vez el sujeto constituyéndolo com o sujeto universal. La vida económ ica es el trabajo de lo negativo, que eleva el Sí a la universalidad sobre el plano de lo real o del
131
En tanto que producción histórica, el texto no sólo es la producción deter minada de sí mismo sino que por serlo deviene en una forma determinada de producción: esta forma, en su relación al código y al legado, es lo que no sola mente modula una velocidad sino lo que también imprime una cierta dirección en el desarrollo de la producción poética. Esto quiere decir que la práctica literaria no permanece sino negándose, aun que este acto de negatividad no se produce sino como una lucha entre lo nuevo encarnado por una práctica progresiva (de absorción de una realidad que, por ello, se eleva a través del sujeto de la técnica) que surge de las propias entrañas del m omento histórico y entre lo viejo cristalizado en el fetiche de lo inerte (cuyo carácter no es otro que su propia reproducción como barrera ante las nue vas necesidades) y que se da como lo ohsolescente. Aquello que se da (y que de inmediato encontramos) como lo ohsolescente no es otra cosa que lo que a pesar nuestro se reproduce como academia litera ria. como código de la lengua y de la literatura, como manual de preceptivas en la medida que ciertos contenidos tanto formales com o semánticos dejaron de ser una manifestación biológica de la vida y no son más que como un cascarón rese co del que ya nació el polluelo: en este sentido, no pueden enfrentarse ya a la realidad y han devenido en la misma muerte. Por otra parte, lo que hemos deno minado prácticas progresivas se enfrentan precisamente a lo dado como obsolescente porque ellas no responden sino a nuevas necesidades como expresión de factores vitales: a la lucha entablada por el hombre genérico contra la muerte (que no es más que la lucha por la transformación de lo inconsciente en concíente o el devenir luz de la oscuridad). Por ello, consideramos que continúa sien do aplicable el principio de Manuel González Prada: EOS VIEJOS A LA TUM BA, LOS JOVENES A LA OBRA, quien además en un helio poema diría: ¿Son inviolable» doncellas los léxicos? ¿Son las palabras sagrados cadáveres. Momias de reyes en pétreos sarcófagos? Son las palabras libélulas vivas: \ o las atrapo, si rasan mis sienes; Yo. palpitantes, las clavo en mis versos. Vengas de Londres, de Roma o París, Sé bienvenida, oh exótica voz, Si amplio reguero derramas de luz. ¡Guerra al vetusto lenguaje del clásico! : Fuera el morboso purismo académico! Libre y osado remonte el espíritu. en-sí. lil reconocim iento de la esencia social hum ana, com o Sí universal, define el transtorno dialéctico, que hace pasar a la espiritualidad com o verdad de la vida natural o ser-para-sí del en-sí*’, cf. Tran-Duc-Thao, ibid.
1 32
Vista ropaje del siglo la idea: Deje el raído jubón de Cervantes, Rasgue la vieja sotana de Lope. Tímido esclavo del Verbo ancestral, No ames el águila, el cóndor ni el Rock; Ten de Pegaso un dormido avestruz. Ritmo sin rima Entonces, las prácticas progresivas no pueden existir sino com o energía autodinámica. Estas prácticas se califican por ello como de vanguardia. Vanguardia = expresión concentrada, vital y autoconscientc de la lucha contra lo académico, contra los códigos, contra las preceptivas, contra todo aquello que impide el desarrollo de la literatura. Vanguardia = expresión de la economía, en tanto que fuerza productiva, «Ir una época dada en una situación determinada. El deseo es el m otor de la vanguardia, el m otor de lo progresivo, el motor «le lo nuevo: aunque este deseo no es nada sin la técnica con la cual entra en acción (sencillamente porque ella constituye la relación: es la interposición, la interco-» nexión entre el deseo y lo dado). Pero el deseo no puede existir sino luchando contra lo que se le opone70.
La academia existe y se reproduce de diversas formas (por ésto hay que luchar contra ella allí donde ésta se reproduce, golpe por golpe, según sus maneras re productivas): I a* nuevo está contra la “eriogenización" del texto y contra su neutralización.; 1. la academia se reproduce (programas académicos, ciclos universitarios, cur sos literarios donde se enseña cóm o “ embalsamar*' un cuerpo y cómo ven-! darlo y cómo colocarlo en el respectivo sarcófago y cómo después volverlo un elemento decorativo en el museo de cera = aula de clases donde el po bre estudiante provinciano siente que se le amputan sus miembros y siente 70.
“ La infinidad se presenta entonces bajo dos aspectos: com o subjetividad, es el deseo que suprime la alteridad del objeto y se le apropia; com o objetividad, es ei m ovim iento m ismo de la vida, com o totalidad de form as independientes que no se m antienen en suexistencias separadas sino por la actividad misma por la cual se com prom eten en un proceso universal de cam bios recíprocos. Desde el punto de vista del exterior, los seres vivientes se alim entan unos de otros, el acto por el cual cada uno conserva su existencia • individual no es sino la actualización de un circuito universal. Desde el punto de vista del interior, el m ovim iento aparece com o subjetividad deseante, nihilizando al o tro y asimilándolo a $f *, cf. Tran-Duc-Thao, Ibid.
que su escritor: carne «le su carne, es linchado y desposeído de contenido y colgado por las sogas metafísicas del doctoreito autosuficiente y represi vo: “ Un maestro que manda, que oprime y que explota, es un personaje muy lógico y por com pleto natural. Pero un maestro que se sacrifica por los que le están subordinados por su privilegio divino y humano, es un ser contradictorio y absolutamente imposible", cf. Bakunin, lbid. Ix> nuevo está contra el principio de identidad y contra la metafísica de lo inmu table (esto es: contra lo inmutable de lo que no es más que metafísica). 2. la academia se reproduce (programas universitarios donde no sólo se ense ña a \ embalsamar" el “ cadáver” sino, además, a rematarlo con los clichés y con los dogmas y con las preceptivas y con las ortodoxias = camisa de fuer za = tenazas doctorales en que el cuerpo del texto sucumbe y luego, luego r\ sacrosanto altar del Mito: la desposesión de sentido “ definitiva” ( ¿pero en verdad definitiva?) y el texto se vuelve ‘‘intocable1* del modo como se ve obligado a perder su vitalidad: ha sido neutralizado, apartado de la lucha y permanece equidistante de los partidos en la tierra —aunque, sobre todo, el doctorcito se muestra en lo que realmente es: ineapaz de estudiar el proceso mismo d«* gestación del cuerpo textual en su síntesis de pasado combinado en su proyección al porvenir: así funciona la universidad como ideología dominante y así trata de “ neutralizar” el trabajo y la práctica in famable de la escritura sin poder percibir el tejido de sus relaciones, puesto que no busca sólo el encasillamiento de un texto determinado bajo una cierta cantidad de normas apriorísticas sino que —a través de ese encasi llamiento de-por sí ya apriorístico— busca precisamente perpetuar la pro pia vejez de su hermeneutísima metafísica en la historia). Lo nuevo está contra la concepción burocrática del hombre y de la literatura que evita tom ar posición y aisla la vida. 3. la academia se reproduce (cursos literarios donde salen como hongos los “ especialistas’'' en Bibliografía, incapaces de escribir cualquier otra cosa por no decir ya de em prender un estudio y sobre todo incapaces d«* tomar posición por ésto o contra ésto como es, por ejemplo, la especialidad cro nológica (de la más huaehafa, de la más estreñida, de la más plusválica y ahorrativa): que el autor se muera de rabia, de cáncer, de cansancio, aba leado, olvidado, borracho, hundido en un manicomio y a la vuelta de 3 días lo tendremos “ resucitado” en medio de espumosas exequias exegéticas en su pequeño nicho cronológico: “ nació tal día, tal año, fue o no fue a la universidad, publicó dos o tres libros que no volvieron a editarse, mu rió tal día, murió tal año” —pero allí no hay nada de cómo sufrió, se co mió las uñas, tuvo un colapso de amor, vomitó mil veces, fue apresado y torturado, se cagó en las rosas, luchó contra el sistema, se quedó sin traba jo y el cadáver, ay, el cadáver siguió muriendo). 134
Estas formas académicas se reproducen como los microbios de un organismo \ putrefacto que 110 sólo es viejo y obsoleto sino, sobre todo, obsolescente: una fuerza regresiva que actúa para perpetuarse, que se opone de muchos modos a las líneas progresivas de la práctica literaria. Es una fuerza vieja, aunque no por eso y en ningún m om ento permanece inmóvil: envejece, y envejece tratando de aplastar todo lo que toca exactamente com o la mano del ahogado trata de hun dir todo lo qu<* está a su alrededor71. 71.
La medida d e la fuerza de este código académ ico reproducido com o un m uro de con tención a la totalidad o la plenitud de la vida hum ana no es más que aquella que la burguesía y sus gobiernos tom an contra las clases desposeídas: m edidas de represión cam ufladas bajo el térm ino eufem ista de austeridad (“ verso m edido", “ econom ía de pensam iento, “ equilibrio” , “ sano e sp íritu ” , “ pureza de lenguaje", “ verso limpio” y otras form as represivas de la escritura que son, efectivam ente, reglas que surgidas a par tir de la concepción m etafísica del signo com o moneda tienen por función, aparte de la. em inentem ente represiva b de producir una m ayor acum ulación de plusvalía “en abs trac to ” que aquí sería su reproducción en tan to ideología d om inante: pero como ideología que trata de avasallar los contenidos ideológicos de las tuerzas productiva*, reales precisam ente a través de la enajenación de todo trabajo, a través de la conver sión del trabajo poético en un simple acto de copia del “ m odelo” sin tener en cuenta lo que realm ente cuenta en la producción poética: el habla, el lenguaje y la agitación de un m om ento histórico determ inado). Kn este sentido, los m odelos literarios estructuralm cntc no son m ás que una pom olo gía de las m edidas de austeridad dictam inadas por los gobiernos y por el l'stado de la burguesía hoy en día sobre las fuerzas del trabajo, y en el mismo sentido el código académico no es finalm ente sino una m anifestación del aparato jurídico-político bur gués. Aunque el m odelo del soneto expresión por excelencia de la poesía en el perío do clasicista dejó de serle útil, en form a real, a la burguesía que lo reemplazó por algo no sólo ideológica sino también económ icam ente rentable com o la novela, ello no ha impedido en lo m ás m ínim o que la clase burguesa lo continúe utilizando por m e dio de la norm atividad académica com o una form a de desposesión de la socialidad. com o algo cuyo carácter es precisam ente la ausencia de ser social al no poseer el prime ro correspondencia alguna con la econom ía actual. T odo avance en las fuerzas produc tivas que por ello implica un cam bio táctico/estratégico en las relaciones de produc c ió n - produce de hecho y necesariam ente la base material para una liberación de los contenidos form ales y sem ánticos de la expresión, aunque esta liberación sólo es posi ble en el curso y después de una durísim a lucha con lo que en el cam po literario supo ne a las relaciones productivas por el dom inio sobre la riqueza cultural legada por las generaciones precedentes: riqueza que según la forma cóm o se b utilice, cóm o se la explote, cóm o se la destine y cóm o se la aplique puede llegar a constituirse puesto que ella no sería m ás que un m aterial de primer orden en la superestructura- en un factor igualm ente decisivo para el desarrollo de la producción literaria. El 27 de o c tu bre de 1890 Engcls escribía: “ La econom ía no crea ella m isma nada directam ente, sino que determ ina el tipo de m odificaciones y de desarrollo de la m ateria intelectual existente, y. m ás aún, ‘hace’ esto a m enudo indirectam ente, ya que son los reí lejos políticos, jurídicos y morales los que ejercen una acción más directa sobre la filoso fía ” ; esta sería pues la base real sobre la que se escenificarían las revoluciones literarias y ésto sería, tam bién, el aspecto determ inista del asunto aunque se plantee com o nece sariam ente am biguo porque si bien es cierto que la producción literaria, en tanto que producción y en tan to que rama de una producción más amplia com o la cultura y lo que podría denom inarse imaginario de una época, contiene sus propias especificidades, sus propias leyes y en suma su m odo, tam bién lo es que ella encuentra su base m aterial específica y se desarrolla a partir de esta base en la riqueza llegada del período prece dente y en la riqueza sim ultáneam ente elaborada por lo que se n a un productor colecti vo al período actual en que se está elaborando un determ inado texto (lo cual: el legado
135
Contra la Academia, me adhiero a este pensamiento de Errico Mal atesta: l os hombres trabajan, cambian y estudian, viajan, siguen como las entienden las reglas de la moral y de la higiene, se aprovechan de los progresos de la ciencia y del arte, tienen infinitas relaciones entre sí, sin experimentar la necesidad de que nadie les imponga un modo de conducirse, /cf. Malatesla. cultural, en últim a instancia pero en su propia especificidad ha sido m ovido e impulsa do tam bién por factores sociales com o reflejo de la económ ico: ésto es lo que hemos llamado am bigüedad en lo determ inante de una producción literaria). Fxiste. pues, en toda producción textual una relación de carácter com plejo con lo económ ico que constituye la base de la literatura pero ésta, en tanto que tal, no puede desarrollarse más que a partir de un impulso que se m anifiesta com o contradicción de sus signos (contradicciones en tre habla y lengua, entre significante y significado, entre un tex to y otro, siendo aq u í el habla, por ejemplo, el aspecto dinám ico privilegiado por ser la producción por excelencia del trabajador colectivo además de constituirse com o una expresión real de la agitación social): esta contradicción y el análisis de esta c o n tra dicción es lo que nos interesa puesto que. com o escribió Marx, “ la dificultad no consis te en com prender que el arte griego y la epopeya estén ligados a cierta form a del desa rrollo social", o tam bién: “ Respecto de ciertas form as del arte, la épica por ejem plo, se reconoce directam ente que. una v e / que hace su aparición la producción artística com o tal, ellas no pueden producirse nunca en su form a clásica, en la form a que hace época m undialm ente: se adm ite a sí que en la propia esfera del arte, algunas de sus crea ciones insignes son posibles solam ente en un estadio poco desarrollado del desarrollo artístico. Si esto es verdad en el caso de la relación en tre los distintos géneros artísticos en el ám bito del propio arte, es m enos sorprendente que lo mismo ocurra en la relación entre el dom inio total del arte y el desarrollo general de la sociedad. La dificultad con siste tan sólo en form ular una concepción general de estas contradicciones" (cf. In tro ducción general de 1857). Lo cual no sería más que el aspecto principal de una concep ción sobre el trabajo poético, y esta concepción general incluye por tanto -p u e sto que adm ite la diferencia entre el p roducto de un texto de carácter irrepetible y su ulterior desarrollo com o producción genérica la com prensión de que las revoluciones literarias com o saltos cualitativos sólo pueden producirse precisam ente com o negatividad, com o actividad contrapuesta a lo que dado como lo clásico ya no puede repetirse, lil princi pio de la práctica y el principio de la lucha - q u e son los únicos criterios con los que pueden desarrollarse y llevarse a cabo esta contradicción tom an aquí un carácter deci sivo, necesario c incuestionable: la econom ía constituye, ciertam ente, la base m aterial de toda transform ación literaria pero sólo en el cam po de la literatura, considerándolo com o una región interconectada pero independiente debido a sus propias leyes, se lleva naturalm ente a cabo la revolución literaria porque ella se realiza a partir de la contra dicción entre la negatividad de lo nuevo surgido com o expresión de las fuerzas produc tivas sociales en un m om ento determ inado y lo ya dado esto es: las norm atividades académ icas com o expresión de unas relaciones de producción. Dicho m ás directa m ente: no se trata de negar u olvidar a Shakespeare, Dante. Cervantes, Kafka o cual quier otro au to r sino, al contrario, de poder gozarlos tan to com o poder desarrollar en lo que en ellos encontram os de socialidad y de factores constituyentes del ser genéri co aunque históricam ente no posibles todavía tal com o ellos, a su vez y en su tiem po, lo hicieron c*on la riqueza cultural elaborada por la prehistoria: porque de lo que se trata es, precisam ente, de no repetirlos tal com o haría Pierre Menard sencillam ente porque las condiciones histórico-socialcs c ideológicas no son las mismas.
'
136
E n c u a n to al c o n te n id o in te rn o q u e a través d e una serie d e reflejos diversos recib e su in flu e n cia y sus d e te rm in a c io n e s p o r p arte de la e c o n o m ía - en la actividad litera ria, ésta se d esarro lla co m o co n secu en cia d e los m ateriales q u e recib e en fo rm a d e legado o trad ició n , p o r una parte, y en fo rm a de lenguaje c o tid ia n o p o r o tra : esto s m ateriales so n el p ro d u c to de un tra b a jo co lectiv o y tien en u n c a rá c te r social, lo m ism o q u e la
Contra la Academia, me adhiero a este pensamiento de Elíseo Keelus: Si la ciencia, la. literatura y el arte han llegado a ser anarquistas; si todo progreso, toda nueva forma de la belleza se deben al floreci miento del pensamiento libre, este pensamiento trabaja también en lo profundo de la sociedad y no es ya posible contenerlo. Es muy tarde para detener el diluvio /cf. Keelus. misma actividad literal ia en cuanto que ésta no es m asq u e la m anifestación del indivi duo en tanto que ser social. Nos parece que ha sido l'ranz Kafka quien en su persona reunía algunas condiciones bastante com plejas com o las de pertenecer a una minoría ju d ía inserta en la nación checa, rica en tradiciones filosóficas, y con la conciencia de reconocerse com o tal respecto de un país com o Alemania en cuya lengua Kafka escri bía uno de los que m ejor han analizado este problema del legado literario en su rela ción a la pura producción literaria, en su relación al problema de la nacionalidad y en su relación a la producción de otros países: aquí lo im portante de Kafka reside no en el análisis que él pueda hacer del papel a protagonizar por un escritor, sino en el de la producción literaria considerada com o proceso global del trabajo y el ser de un escritor determ inado por la fuerza de la socialidad que este trabajo literario implica. Me permi to, por ello, transcribir lo que el 25 de diciem bre de 1911 escribió: “ Lo que, a través de Lówy, descubro de la literatura judía contem poránea, y lo que descubro en parte con mi propia experiencia de la actual literatura checa, indica que m uchas ventajas del trabajo literario el m ovim iento de los espíritus, la cohesión uni taria de la conciencia nacional, a m enudo inactiva en la vida pública y siempre en dis persión, el orgullo y el sostén que recibe la nación a través de una literatura, para ella misma y ante el am biente hostil, la actividad de llevar un dietario de una nación, que es algo distinto de la historiografía y que tiene com o consecuencia una evolución más rápida y no obstante controlada en sus diversas facetas, la espiritualización detallada de la superficializada vida pública, la integración de elem entos insatisfechos, que inmedia tam ente son útiles cuando el mal sólo puede venir por desidia, la organización del pue blo en todo el conjunto, que se crea con la circulación de publicaciones periódicas, el hecho de localizar la atención de la nación en su propio círculo y de recibir lo extran jero sólo por reflejo, la aparición del respeto hacia las personas que se dedican a la acti vidad literaria, el transitorio despertar, que no dejará de tener repercusiones, de unas aspiraciones m ás elevadas entre las nuevas generaciones, la inclusión de acontecim ientos literarios en las inquietudes políticas, el ennoblecim iento y la posibilidad de debate de la oposición entre padres c hijos, el planteam iento de los defectos nacionales de un m odo sin duda especialm ente doloroso, pero liberador y digno de perdón, la form ación de un com ercio del libro que sea vivo, y por ello consciente de si mismo, y el ansia de poseer libros- todos estos efectos pueden provocarse ya por m edio de una literatura que no se desarrolla realm ente con una am plitud excesiva, pero que lo parezca a causa de la falta de talentos de significación. La vitalidad de tal literatura es incluso m ayor que la de una literatura rica en talentos, ya que, como en este caso no hay escritores ante cuyas aptitudes tengan que callarse al m enos la m ayoría de los escépticos, la polé mica literaria adquiere en su máxima m edida una verdadera justificación. De ahí que la literatura sin rupturas provocadas por el talento, tam poco posea lagunas por donde se abra paso la indiferencia. El derecho de una literatura a reclam ar atención resulta por ello más aprem iante. La autonom ía de cada escritor, naturalm ente sólo dentro de las fronteras nacionales, se preserva mejor. I^i falta de m odelos nacionales irresistibles m antiene apartados de la literatura a los totalm ente incapacitados. Pero ni siquiera unas facultades escasas bastarían para que alguien se dejase influir por las borrosas ca racterísticas de los escritores más relevantes, o para introducir los resultados de litera turas extranjeras, o para im itar esta literatura extranjera una vez que ya está in tro d u cida, lo que podem os com probar, por ejem plo, d en tro de una literatura rica en grandes talentos com o la alem ana, donde los m alos escritores se atienen en sus im itaciones a lo que hay en el propio país. La fuerza creadora y beneficiosa en las direcciones arriba
137
Conira la Academia, me adhiero a este pensamiento de Carlo Maialo: La humanidad comienza a tener conciencia de si misma: la similitud y solidaridad de intereses, la necesidad de aprovechar en común los descubrimientos, las uniones más o menos pasajeras —el simple he cho, por ejemplo, de viajar juntos en un vagón o en un tranvía—, todo conduce al comunismo. / cf. Malato. apuntadas, de una literatura mala en sus aspectos individuales, se revela especialm ente dinám ica cuando se inicia el registro de escritores desaparecidos con un criterio histó rico literario. Sus innegables repercusiones anteriores y actuales se convierten en algo tan evidente, que puede ser confundido con sus creaciones literarias. Se habla de estas últim as y se piensa en las primeras, e incluso se leen estas últim as y sólo se ven aque llas. Pero com o estas repercusiones no se pueden olvidar, y las creaciones literarias no influyen de manera autónom a en el recuerdo, tam poco existe un olvido ni un nuevo recuerdo. La historia de la literatura ofrece un bloque inam ovible y digno de confianza, al que poco pueden perjudicar los gustos del día. La mem oria de una nación pequeña no es m enor que la de una nación grande, de ahí que asimile más a fondo el m aterial de que dispone. Sin duda dará ocupación a m enos historiadores de la literatura, pero la literatura no es ta n to un asunto de la historia lite raria com o un asunto del pueblo, y por esta razón se conservará de un m odo, si no tan puro, m ucho m ás seguro. Porque las exigencias que la conciencia nacional, d en tro de un pueblo pequeño, plantea al individuo, trae consigo <juc cada uno deba estar siempre dispuesto a conocer la parte de la literatura que ha caído en sus manos, a conservarla, a defenderla, y a defenderla en cualquier caso, aunque no la conozca ni la conserve” , cf. D iario s (1910-191 3). Sin embargo. Kafka no excluye las polémicas ni las luchas literarias: todo lo co n tra rio, las afirm a y las acepta incluso com o una necesidad en la que se com prom eten la vida y la m uerte, aparte de considerar que la literatura se constituye com o una forma de práctica política. F.n la misma fecha, escribe: “ Al faltar la cohesión de las personas, falla tam bién la cohesión de las acciones litera rias. (U n único asunto es hundido hacia las profundidades para poder observarlo desde las alturas, o es lanzado hacia las alturas para poder afirm arse uno mismo a su lado. E rróneo.) Aunque a m enudo el asunto concreto sea exam inado a fondo y con calma, no por ello se llega a los lím ites donde entra en conexión con asuntos afines; m ucho más fácil es alcanzar el lím ite en la política, e incluso se aspira a ver este lím ite antes de que se presente, y a descubrir por doquier estos lím ites restringidos. La estrechez del espacio, y además el respeto por la sencillez y la hom ogeneidad, y finalm ente la consi deración de que. a causa de la autonom ía interna de la literatura, es inofensiva su cone xión externa con la política, conducen a que la literatura se extienda por el país en virtud de que se aferra a consignas políticas. Existe por lo general la com placencia en el tratam iento literario de pequeños temas, que sólo pueden tener la m agnitud suficiente para que pueda consum irse en ellos un pequeño entusiasmo, y que poseen unas perspectivas y unos respaldos polém icos. Insul tos pensados com o algo literario van circulando de un lado a o tro ; vuelan en el ám bito de los tem peram entos más enérgicos. Aquello (jue, d en tro de las grandes literaturas, se produce en la parte más baja y constituye un solano del cual se podría prescindir en el edificio, ocurre aquí a plena luz; lo que allí provoca una concurrencia esporádica de opiniones, aq u í plantea nada m enos que la decisión sobre la vida y la m uerte de to d o s” , cf. Ibid. Si en la prim era parte de lo q u e hemos transcrito, Kafka analiza lo q u e podríam os con siderar el aspecto sincrónico de la estructura literaria en el seno de una com unidad, en este segundo fragm ento trata de percibir lo que no p o d ría ser sino el aspecto dinám ico de esta misma estructura. El dom inio sobre la riqueza cultural estaría caracterizado no sólo por un sentido positi vo evolutivo de signo acum ulativo que después de todo sería el mismo materia! en su
138
Contra la Academia, ni«* adhiero a este pensamiento de Mao Tse-tung: Cumplir ciegamente una directiva de un órgano superior, y, aparente mente, sin ningún desacuerdo, no significa realmente cumplirla sino que es la forma más habilidosa de oponerse a ella y sabotearla. (...) ¿Cómo podemos superar el eulto al libro? La única forma es investi gar la situación real./cf. Mao. La vanguardia tiene un motor: el factor n (en sentido matemático: n como progresión infinita) que es el principio vital, el principio de la sexualidad que como expresión cultural —en el sentido que el instinto existe en tanto que huma nizado—, pero también histórica, late en nuestra imaginación encamada como aspecto clásico, sin cuya referencia com o base nada puede e x is tir- sino, fundam ental m ente, por un sentido negativo de contradicciones y superaciones dado por el criterio de lucha com o m otor de toda actividad literaria que. en el puro trabajo del texto, es el que incuestionablem ente prima por sobre cualquier otra consideración (pues de lo que se trata es de la existencia misma de la literatura como tal. de la literatura como vida). Esto quiere decir que, a pesar de todo, la producción técnica de un texto se relaciona con un m aterial previo entendido com o lorm alización sólo a través de su negación ( “Con el poder de sus obras. G oethe detiene probablem ente la evolución del idioma alem án” , cf. K afka en la misma fecha de su Diarios lo cual debem os entender como el elem ento revolucionario frente a lo dado y por ello un p ro ducto clásico, pero tam bién com o elem ento de freno al devenir en tanto que form alización): aunque sin dejar de m antenerla com o referencia a negar pues de lo contrario se caería, com o dice el mis m o Kafka, en una “ dependencia sin lím ites” (lo cual, por otra parte, no dejaría de ser un absurdo si ello no conllevara a la liquidación de la propia literatura). Por ello, estam os de acuerdo con José Carlos Mariátegui cuando en su Teoría del Anti soneto escribe: ‘‘Ahora sí podem os creer en la defunción definitiva, evidente, irrevocable del soneto. Tenem os, al fin, la prueba física, la constancia legal de esta defunción: el anti-soneto. El soneto que ya no es soneto, sino su negación, su revés, su crítica, su renuncia. Mien tras el vanguardism o se contentó con declarar la abolición del soneto en poemas cubis tas, dadaístas o expresionistas, esta jorn ad a de la nueva poesía no estaba aún totalm en te vencida. No se había llegado todavía sino al derrocam iento del soneto: faltaba su ejecución. R1 soneto, prisionero de la revolución, espiaba la hora de corrom per a sus guardianes; los poetas viejos, con m áscara de juventud, rondaban capciosam ente en torno de su cárcel, acechando la oportunidad de libertarlo; los propios poetas nuevos, fatigados ya del jacobinism o del verso libre, empezaban a m anifestar a ratos una tím ida nostalgia a e su autoridad clásica y latina. E xistía la amenaza de una restauración espe ciosa y napoleónica: term idor de la república de las letras. Jaim e Torres Bodet, en su preciosa revista “ C ontem poráneos” , inició últim am ente una tentativa formal de regreso al soneto, reivindicado así en la más tórrida sede de América revolucionaria. Iloy. por fortuna. M artín Adán realiza el anti-soneto. Lo realiza, quizá, a pesar suyo, m ovido por su gusto clásico y su don tom ista de reconciliar el dogma nuevo con el orden clásico. Un capcioso propósito reaccionario lo conduce a un resultado revolucionario. Lo que él nos da, sin saberlo, no es el soneto sino el anti-soneto. No bastaba atacar al soneto de fuera com o los vanguardistas: había que m eterse d en tro de él, com o M artín Adán, para com erse su entraña hasta vaciarlo. T rabajo de polilla, prolijo, secreto, escolástico. M artín Adán ha intentado introducir un caballo de Troya en la nueva poesía; pero ha logrado introducirlo, más bien, en el soneto, cuyo sitio concluye con esta m aniobra, aprendida a Ulyses, no el de Joyce sino el de Homero. Golpead ahora con los nudillos en el soneto cual si fuera un m ueble del R enacim iento; está perfectam ente hueco; es
139
esencia y como síntesis de lo que sin dejar de ser analítico se concretiza como Poema = «*l principio autodinám ico de la práctica y materialidad de la escritura (como manifestación b io ló g ica):--------►el poema es un impulso sexual, pero el proceso de su trabajo es una manifestación de la economía como base de toda soeialidad. I'J sexo, por esto, no se reafirma como una manifestación biológica en sí sino que existe como una forma de la soeialidad a la vez que se interrelaciona con la práctica soeial: la especie humana no podría reproducirse sólo biológicamente, pero sin sexualidad tampoco habría producción social. En este sentido, el poema sin dejar de ser sexo es también soeialidad: en tanto que soeialidad, el poema participa como forma de conciencia (solidaridad, amis tad), como Panfleto —en el sentido que comí) aspecto de una acción hemos reiv indicado— y como una forma de la lucha de clases (puesto que en última instan cia 110 hace más que representar determinadas relaciones económicas): pero en tanto que sexo, el poema no es más que la expresión de la sexualidad objetivada en formas sociales (el sexo no es sexo sino un modo de comportamiento: el indi viduo, de lo.» que las literaturas de todas las épocas abunda en ejemplos, se levan ta para luchar contra determinadas coerciones y prejuicios impuestos por socie dades represivas como la capitalista). Ahora bien, en tanto que producto el poema al ser consumido no liará más que crear una doble necesidad: lucha de clases y lucha entre lo nuevo y lo viejo (como factores objetivos que actúan como causales del mismo poema), y nece sidad d<* compañerismo y unidad de los explotados (como factores subjetivos que se manifiestan en tanto efecto del factor objetivo de la lucha de clases) que de este modo actúan contra las cadenas de la opresión burguesa y de los m ono polios imperialistas.
Pero el poema, como trabajo, no es más que la transformación del material lingüístico y la ruptura de su código sobre la base de la riqueza cultural aportada por el desarrollo social. Este código: normas, reglas, leyes, preceptivas impuestas al habla siempre cáscara pura. Barroco, culterano, gongorino, M artín Achín salió en busca del soneto, para descubrir el anti-soneto, com o Colón en vez de las Indias encontró en su viaje la América (...). Fl anti-soneto anuncia que ya la poesía está suficientem ente defendida contra el soneto: en largas pruebas de laboratorio, M artín Adán ha descubierto la vacu na preventiva. U1 anti-soneto es un anti-euerpo. Sólo hay un peligro: el de que M artín Adán no haya acabado sino con una de las dos especies del soneto: el soneto alejandri no. I'l soneto clásico, toscano, autentico es el de Petrarca, el endecasílabo. Por algo, T orres Bodet lo ha preferido en su reivindicación. MI alejandrino es un m etro decaden te. Si nuestro amigo, ha dejado vivo aún el soneto endecasílabo, la nueva poesía debe mas de la poesía clásica” , cf. P eru an icem o s el P en i, volum en XI de sus Obras C om ple tas.
14 0
cambiante de las masas humanas: normas literarias que se sobreponen a la masa lingüística, pero que no pueden estar sino de continuo envejeciendo (y entorpeciendo el desarrollo del habla) en la medida que esta masa no permanece inmóvil. Sin embargo, este mismo código no es más que la expresión polftiea de las clase* dominantes en el terreno del lenguaje (= se debe escribir de este modo y no de otro o se debe redactar un texto de tal forma y no de otra, se debe pronunciar una palabra así y no asá o esta palabra no significa ésto sino eso y un muy largo etcétera). El trabajo del poema se plantea, pues, como un cambio del código lin güístico —lo que podemos gráfica r como sigue: 1.
POEMA (trabajo poético)
2.
-------- *
unidad lengua/hombre (unidad de contrarios) 1.
lengua: objeto del poema
2.
escritor: sujeto del poema
Trabajo del po r nía
En este sentido, el trabajo del poema —en la medida que se plantea la trans gresión y la ruptura del código de la lengua— no hará más que, en el terreno his tórico, agudizar la lucha de clases que como contradicción objetiva a la vez que como expresión de esta lucha existe ya donde se enfrentan dos formas de lengua je o dos hablas: el habla del oprimido y el lenguaje normativizador del opresor. Contradicción que existe desde que existe diferenciación de lenguaje (lo cual se objetiva desde el momento mismo en que se constituyen las formas primitivas de propiedad privada y con ésta los primeros rudimentos jurídicos que aseguran la propiedad de la tierra: por ejemplo, los más antiguos códices en prosa caste llana que se conservan o que se han podido encontrar se refieren a relaciones contractuales sobre determinadas tierras), pero esta diferenciación existe tam bién allí donde algo empieza a envejecer al tiempo que algo insurge como nuevo: ------ -►los textos poéticos o literarios no son, finalmente, sino rupturas del có digo y transgresiones: aunque esta ruptura no es otra cosa que un mecanismo que funciona como un “a través” ,-como una “ mediación” , com o un medio por que en sí misma no existe y sólo puede darse en la medida que a la vez que rom pe el código se agita como producto social y es portadora de las aspiraciones del momento en que ella se produce. Esto es: que la construcción del texto queda expresada en la ínfima relación EXPRESION-COMUNICACION (o mejor dicho: que un habla determinada se impone sobre y contra el código, pero a través de él = ¿Para qué transgredir la gramática si los ingredientes espirituales de la poesía son los mismos de hace veinte o cincuenta años?” , cf. Mariátegui): relación en que la Comunicación se apoya necesariamente en la Expresión -p u e sto que sin ésta como base puramen te material tam poco la primera podría funcionar ni existir—, aunque esto que lla-_ 14 1
iríamos Expresión no pueda objetivarse sino necesariamente en forma de ciertos contenidos —cuyo carácter es lo diferencial como producto de la transformación lingüística (metáforas, metonimias: imágenes/ritmo)— indisolublemente ligados y de hecho sustantivos a la Comunicación poética, a lo que se define como punto de vista. El momento de la Ruptura es lo que llamamos Expresión, pero el momento culminante en que esta ruptura deviene Apertura —sin la que, como expresión de la totalidad a la vez que como móvil del momento histórico en que el texto se produce, el efecto de ruptura no podría verificarse realmente como tal— no es más que lo que llamamos Comunicación: la transgresión y la ruptura del código queda realizada al tiempo que comunica (habla, dice) algo, en el momento que un lenguaje oprimido se impone al opresor y grita su propia verdad: es el mo mento que se rompen todas las normas formalizantes del lenguaje, el momento en que se pulverizan las com puertas y el torbellino de la verdad humedece los campos del conocim iento72. Un lenguaje se impone sobre otro (como una forma de lucha contra la ideolo gía dominante) y ésto es el texto poético: et poema no es, al fin, sino la rebelión contra unas formalizaciones lingüísticas que impiden la comunicación en una época determinada. Para nosotros, escribir es un acto de solidaridad. Sin embargo, el poema como producto no ha podido realizarse sino precisa mente transgrediendo el código y en una relación contrapuesta con éste: esta relación tiene un principio dinámico que no es otro que la propia práctica --------►(que aquí es la contradicción: código/poema) = la práctica es la relación entre el escritor y el objeto que se transforma. Ella es planteada por el escritor como un trabajo a realizar de cara a lo for mal: 3.
PRACTICA (trabajo del poema)
4.
72.
142
-------- ► unidad código/poema (unidad de contrarios) 1.
código: objeto de la práctica
2.
poema: sujeto de la práctica
Poema de la práctica
Por ello estam os de acuerdo con J. C. Maria'tegui cuando escribe: - — “ El sentido re volucionario de las escuelas o tendencias contem poráneas no está en la creación de una técnica nueva. No está tam poco en la destrucción de la técnica vieja. Está en el repudio, en el deshaucio, en la befa del absoluto burgués. El arte se n utre siempre, conscientem ente o no. - esto es lo de menos del absoluto de su e'poca (...). El hom bre no puede m archar sin una fe. porque no tener una fe es no tener una m eta ", cf. A rte, revolución y decadencia.
porque el poema es actividad objetivada, práctica hecha cuerpo (y no sólo cuer po hecho práctica): práctica vuelta realidad objetiva73. El tanto que práctica social, el poema sólo puede ser entendido como la mul tiplicidad de discursos —que frente a la lengua inmediatamente dada en la forma de una funcionalidad cuantitativa y con un carácter denotativo, se concretiza com o esencia múltiple en tanto que cualidad surgida como consecuencia de la interrelación (en su propia esfera) de los diversos contenidos formales y semánti cos: los cuales se diferencian de lo dado mediante su negatividad de lo empírico (mediante la conciencia de que el signo es necesariamente un hecho social de nuestra conciencia, com o producto de una actividad humana universal izada)— cuyo fin inmediato, en el plano superestructura!, es la destrucción del código lingüístico como ideología y expresión política de la clase dominante, y, en el plano histórico, es la trasmisión de los contenidos de la vida que luchan por im ponerse contra la muerte personificada en el capital que ha hecho de| hombre un ser unilateral y abstracto, una "m áquina productora de plusvalía*' —como dice Marx. Para nosotros, el poema es una rebelión. Pero lo es sólo porque se reconoce com o trabajo en su sentido de actividad ge nérica y bajo circunstancias específicas que no son las de la alienación: circuns tancias cuyo fundam ento mismo se encuentra en el dominio del productor sobre la materia, sobre el proceso de trabajo y sobre el producto (la riqueza cultural aquí en su sentido más amplio). Por ello, en tanto que práctica la producción del poema no puede serlo sino como actividad conciente: puede determ inar su objeto, sus límites, sus fines y sus métodos. Esto no quiere decir otra cosa sino que, como actividad conciente, la práctica del poema es también práctica revolucionaria: la que como fuerza subjetiva, pero sobre la base económico material de la sociedad en 1111 momento determinado, actúa para liberar a la humanidad de la* formas inhumanas en que —bajo relaciones de alienación: relaciones de compra-venta— la sociedad capita lista (que la sociedad donde lo m uerto se impone o domina sobre lo vivo, don de la «rosa domina sobre el hombre pero que, por ello mismo, éste último, como clase, establece su relación contrapuesta frente a la cosa personificada en la bur guesía que en la alienación del sujeto en objeto encuentra su carácter histórico) la ha hundido.
73.
“ La m ediación es la actividad que perm ite al hom bre independizarse de las condiciones inm ediatas y elevarse a la universalidad en un m undo que él m ism o ha elaborado” /, “ Pero la dialéctica, tal com o la entiende Hegel, consiste precisam ente en identificar las contradicciones y hacer surgir la diferencia en la unidad misma. La dualidad d e la naturaleza y del espíritu implica un doble pasaje, como devenir-hum ano de la n atu ra leza y devenir-natural de la idea, donde cada térm ino se realiza negándose en su opues to ” , cf. Tran-Duc-Thao, Ibid.
143
El poema, «*n el m om ento presente, sólo puede comunicar la vida mediante el factor de la intensidad que lo es también del Panfleto (el cual no podrá serlo sino a condición de reconocerse una práetiea com iente, esto es: a condición de perfi lar y madurar sus “ técnicas de expresión''). Este factor de intensidad —que para Rachelard sería la suma artirnética de los esfuerzos particulares (com o oposición al ritmo que sería la dispersión de estos mismos esfuerzos a lo largo de una sucesión para producir el efecto de dura ción74) — no es por ello sino la materialización de la voluntad que, concentrada en el esfuerzo, actúa en tanto que práctica transformadora: práctica del poeta que reconociendo su objeto com o exterior a él, aunque considerándolo como un todo y por ello reconociéndose también como una partícula de este mismo ob jeto, no puede sino precisamente transformarlo de acuerdo a los fines de su pro pia necesidad: “ El hombre es para el universo un espejo omniforme o variado al infinito: la reflexión uniforme sería contraria a la armonía y a la unidad de las pasiones, y lesionaría a la décimoprimera pasión radical llamada alternante que exige la variedad y el uniteísm o que exige la progresión”, cf. Fourier. Esto quie re decir que la dialéctica de la intensidad no es más que una forma: la más alta, la más elevada - e n tanto que concentración de esfuerzos dirigida no puede ser entendida sólo como la consecuencia de una causa ni como el efecto de una ne cesidad (aunque fundamentalmente la práctica no se verifica sino com o efecto), sino que su misma comprensión debe realizarse en la dialéctica d e l--------►Espejo/R eflejo y es Lenin quien, coincidiendo con la tesis de Fourier, sienta las bases de esta comprensión materialista dialéctica cuando critica la afirmación de Basárov d<* que "la representación de los sentidos es precisamente la realidad existen te fuera «le nosotros” : lo cual no era sino caer en el principio de identidad o en la metafísica: por ello, Lenin contesta: “ Esto es una mentira idealista o un subter fugio del agnóstico, camarada Basárov, porque la representación sensible no es la realidad existente fuera de nosotros, sino sólo la imagen de esta realidad“ (cf. Materialismo y empiriocriticismo. II, 2) —que, por otra parte, tam poco se da como inmutable. La práctica es, pues, reflejo desintegrador del espejo: efecto sobre el espejo (y en este sentido lo primordial es poder determinar las relaciones entre lo rela tivo y lo absoluto así como las relaciones entre el objeto y la prác tica: una teo ría del Espejo/Reflejo que precise las condiciones de toda práctica literaria): T e o r ía --------►Espejo/Reflejo I. Espejo y reflejo se condicionan. II. I*a condición del espejo es su reflejo del mismo modo que la condición de éste es el espejo. 74.
144
Cf. La dialéctica de la duración. Para la cuestión de la intensidad: II, 2 y para la del ritm o: VII, 4.
III. El reflejo es una condición del espejo, IV. PERO lo que no está condicionado es la CUALIDAD del reflejo. T eo ría --------►Espejo ¡Práctica I. Espejo y práctica se relacionan (por contraposición). II. La práctica es un producto del espejo del modo como el reflejo es una condición del espejo. III. La práctica es una cualidad del espejo. IV. PERO la cualidad NO es el espejo. V. La práctica es una cualidad porque se constituye com o diversi dad (o cambio dialéctico), VI. sin embargo: en tanto que diversidad, la práctica destruye al espejo. Vil. La práctica es un m om ento del espejo (un momento dinámico y activo): el reflejo de la práctica se enfrenta al espejo. VIII. Es decir: esp ejo /reflejo --------►reflejo/práctica: la práctica del reflejo sólo puede operar en la medida que se constituye como un momento del espejo, esto es: como reflejo de la práctica. IX. El espejo y la práctica se enfrentan: la práctica destruye al espe jo: la destrucción del espejo no es más que la construcción de un nuevo espejo. X. Nuevo espejo: síntesis, unidad de lo diverso: totalidad. Aquí la síntesis y la totalidad no son más que una concentración esencial de las contradicciones internas en relación a las relaciones externas (y condiciona mientos históricos) del objeto referido y transformado. En un poema —de larguísimo título: “ Dificulta el retratar una grande her mosura, que se lo había mandado, y enseña el modo, que sólo alcanza, para que fuese posible”— Quevedo («cribe dos tercetos: Conocí el imposible en el bosquejo; mas vuestro espejo a vuestra lumbre propia aseguró el acierto en su reflejo. Podráos él retratar sin lux impropia, siendo vos de vos propia en el espejo, original, pintor, pincel y copia. lo cual no significa otra cosa que la escritura, como producto, contiene a su vez «•I referente, el productor, el modo de producción y su resultado: aunque los contiene en tanto que ser de las relaciones internas ya que resulta “ imposible” el 145
“ bosquejo” del objeto. Por ello, bien escribe Dietzgcn: “Toda representación determinada, todo pensamiento efectivo, es idéntico a su contenido, pero no a su objeto” . Porque también la práctica del poema al destruir el código formalizado no hace sino simultáneamente constituirse como un nuevo lenguaje a la vez que transporta el contenido real —el ser de lo que se grafica en el texto— y, de este modo, liberar las capacidades expresivo-comunicativas (expresivo/explosivas) de éste que se encuentran contenidas en la masa lingüística. En este sentido, la producción del poema es un acto de conciencia = un salto cualitativo de la masa espontánea del habla que porque es trabajada contendrá, como producto relativo y final, toda la cualidad humana —que porque se realiza ligada y en relación a la estructura económica lo es también social— de su pro ductor (en tanto que, fundam entalm ente. productor colectivo). Pero en tanto que acto de conciencia, el texto del poema —como producto del trabajo: produc to que debe ser consumido para confirmarse como ta l- sirve al consumidor = lector que ve a través del tex to una serie de actos enunciativos, relacionados por la posición gramatical, mediante un proceso de relaciones sin táctico/semánticas su propia posición en el referente.
El poema, entonces, no es más que un explosivo en manos del lector (un ex plosivo que actúa como condición analítica de la conciencia del lector: su teo ría) y por ésto un apoyo real a toda su actividad con vista a lograr el efecto de seado. El poema es reconcentración de la vida: pasión: deseo objetivado en el explo sivo semántico, en la gramática, V este deseo no se plantea sino como una lucha entre el código formalizado y la práctica (que, en última instancia,se plantea de este modo: el deseo es el principio dinámico de toda práctica poética): 5.
DESEO (práctica del poema)
6.
--------► unidad código/práctica (unidad de contrarios) 1.
código: objeto del deseo
2.
práctica: sujeto del deseo
Práctica del deseo
porque lo mismo que es el deseo la carne, el cuerpo, la animación, la vida: ésta - no se objetiva más que en la lucha contra lo que le es hostil. Sin embargó, el núcleo de la vida no es o tro que el mismo deseo (la voluntad de acción: “ La sub jetividad es la tendencia a abolir esta separación (—de la idea con el objeto)” /.../ “ El concepto (el hombre), en tanto que subjetivo presupone de nuevo el ser otro 146
en sí (la naturaleza independiente del hombre). Este concepto (= el hombre) es el deseo de realizarse, de darse una objetividad en el mundo objetivo y de cum plirse” /.../ “ En la idea práctica (en el dominio de la práctica) este concepto en« tanto que actual (¿activo?) se opone a la actualidad'’ /.../ “ La certeza de que el sujeto (aquí súbitamente en lugar del concepto) tiene el en y para sí en su ser. en tanto que sujeto determinado, es la certeza de su propia realidad y de la irreali dad del m undo” / ..J “ Es decir que el mundo no satisface al hombre y que el hombre decide cambiarlo por su acción” , cf. Lenin, Cahiers sur la diaiectique de Hegel).
Por otra parte, si bien es verdad que el deseo se constituye como una combi nación de los factores social e histórico, también lo es que en cuanto a la socialidad ésta no puede desarrollarse en un primer momento más que a través del pro pio sujeto: en la base de este sujeto, como sujeto biológico y nada más que como eso, encontramos el instinto sexual —el instinto de reproducción de la especie— corno germen del concepto de belleza entre otros gérmenes. Por ello es que se nos deslizan, inevitablemente, referencias a la sexualidad al mom ento de abordar una Teoría del Deseo en tanto que lo reconocemos como m otor de nuestra escri tura. Sin embargo, igualmente debemos decir que se nos deslizan, en una forma imprecisa —respecto a su diferencia con el deseo—, referencias a la pasión por cuanto ella no sería más que un determ inado grado (una determinada velocidad: su aspecto positivo) de la propia negatividad del deseo: Epicuro
Necesitamos el placer cuando sufrimos su ausencia; pero cuan do no la sufrimos 110 tenemos necesidad acuciante de él; por lo que decimos que el placer es el comienzo de la vida feliz.
Lucrecio
Bulle en nosotros, como dije, el semen cuando la juventud nos robustece: cada órgano es movido y provocado por el objeto propio: humana imagen el órgano prolífico conmueve; cuando de sus depósitos se sale el semen esparcido por el cuerpo, y se junta en los nervios destinados y penetra de pronto el mismo sitio engendrador, se atiesan los conductos, quiere arrojarlo la naturaleza do el bárbaro deseo se encamina: y el alma se dirige a aquel objeto 147
que la hirió con sus flechas amorosas: todos salen heridos del combate y los tiros asestan hacia aquella que hiriéndonos se dio ella por vencida, y el mismo vencedor ensangrentado en medio de su triunfo se presenta. Así, pues, a quien Venus ha llagado, ya tomando los miembros delicados de un muchacho, o haciendo que respire una mujer amor por todo el cuerpo, se dirige al objeto que la hiere, impaciente desea a él ayuntarse y llenarle de semen todo el cuerpo: el deleite presagia la ansia ciega: ésta, pues, es la Venus que tenemos, de aquí el nombre de amor trajo su origen, de aquí en el corazón se destilara aquella gota del dulzor de Venus que en un mar de inquietudes ha parado: porque si ausente está el objeto amado, vienen sus simulacros a sitiarnos y en los oídos anda el dulce nombre. F.pie u ro
Todo placer es, entonces, bueno a causa de su unión natural con nosotros y, por lo tanto, hay que buscarlo.
H e r á r lito
I íO contrario se pone de acuerdo: y de lo diverso la más her mosa arm onía, pues todas las cosas se originan en la discor dia.
Herárlito
La guerra es el padre y el rey de todas las cosas. A algunas lia convertido en dioses, a otras en hombres: a algunas ha escla vizado y a otras ha liberado.
Cicerón
Los deseos son insac iables.
Pascal
Fl hombre necesita del cambio y del movimiento; lo estimula la acción; es decir, que necesita, a veces, ser agitado por las pasiones, cuyos manantiales vivos y profundos siente el hom bre borbotear en su corazón.
F.rnst Fischer
Rétif de la Bretonne, hijo de campesinos (1734-1806) ... no sólo llevó a París el desafío plebeyo a la clase dominante,
148
sino al mismo tiem po la robusta sensualidad, la superstición, el misticismo y la sorda ira del pueblo. Lao Tse
La felicidad se apoya en la desdicha y en la felic idad se escon de la desdicha.
Mao Tse-tung
Los campesinos amenazan a los déspotas locales y shensi mal vados ... Les imponen multas, los cargan de contribuciones v destruyen sus palanquines. Irrumpen en masa en las casas de los déspotas locales V shensi malvados que se oponen a las asociaciones campesinas, degüellan sus cerdos y consumen sus cereales. Se permiten incluso arrellanarse un momento en los lujosos lechos de sus hijas y nueras.
Marx
La relación inmediata, natural y neeesaria del hombre con el hombre, es la relación del hombre con la mujer. En esta rela ción natural de los géneros, la relación del hombre con la na turaleza es inmediatamente su relación con el hombre, del mismo modo que la relac ión con el hombre es inmediatamen te su relación con la naturaleza, su propia determinación na tural. En esta relación se evidencia, pues, de manera sensible. reducida a un hecho visible, en qué medida la esencia humana se ha convertido para el hombre en naturaleza o en qué medi da la naturaleza se ha convertido en esencia humana del hom bre. Con esta relación se puede juzgar el grado de cultura del hombre en su totalidad.
Lenin
El comunismo no debería traer consigo las prác ticas ascéti cas, sino la alegría de vivir y la vitalidad con una vida de amor bien colmada.
Marx
(...) la relación del hombre con la mujer es la relación más na tural del hombre con el hombre. En ella se muestra en que medida la conducta natural del hombre se ha hecho humana o en qué medida su naturaleza humana se ha hecho para él naturaleza. Se muestra también en esta relación la extensión en que la necesidad del hombre se ha hecho necesidad huma na, en qué extensión el otro hombre en cuanto hombre se; ha convertido para él en necesidad; en qué medida él, en su más individual existencia, es, al mismo tiempo, ser colectivo. 149
Alejandra Kollontai
¿Vencería la revolución, es decir, el progreso, o la contrarevolución, es decir, la reacción? Ante el terrible rostro del gran alboroto revolucionario, el dulce y alado Evos (el “ dios del am or”) debió desaparecer ahitam ente de ki superficie de la tierra. Faltalian tiempo y energías morales superfluas para consagrarlas a las “dichas y tortillas" del afttor. Esa es la ley de conservación de la energía espiritual social de la humani dad. Como conjunto, esta energía se dirige siempre hacia la meta principal, inmediata, del momento histórico. Durante un tiem po, la situación se vio dominada por la simple voz de la naturaleza: el instinto biológico de la reproducción, la atracción de lo* sexos opuestos. El hombre y la mujer se unían y desunían fácilmente, mucho más despreocupadamen te que antis. Se unían sin grandes conflictos anímicos y se separaban nin lacinias ni dolor. Fue sin dicha el amor, la despedida será sin pena. La prostitución, cierto, había desaparecido, pero se asistía a la evidente multiplicación de las relaciones sexuales libres, sin mutuas obligaciones. El m otor venía a ser el instinto de reproducción en estado puro, sin el ornato de emociones amorosas. A algunos les afec tó tal estado de cosas. Pero, de becho, en aquellos años, las relaciones entre los sexos no po dían ocurrir de modo distinto. 0 bien la unión se mantenía, sobre la base de un sentimiento de camaradería sólidamente com probado, de una amistad larga, reforzada incluso por la gravedad del momento, o bien acaecía de paso, en medio de otros problemas, sólo para satisfacer una necesidad puramen te biológica, de la cual, luego, los protagonistas apresurában se a desembarazarse a fin de no verse molestados en su activi dad principal, básica: la revolución.
Ricardo Mella
Sin el amor, no habría artistas. Sin la curiosidad, no habría ciencia. Sin las necesidades de la vida, no habría trabajo, no habría sociedad, no habría hombre. Sin el deseo del placer, el mundo se convertiría en un inmenso cementerio.
Alejandra Kollontai
La humanidad patriarcal concebía el amor bajo el aspccto de unión consanguínea (am or de hermanos y hermanas, amor hacia los padres). La cultura antigua colocaba en lo más alto el amor-axniafcad. El mundo feudal elevaba al rango de idea) el
150
amor “ platónico” del caballero, el amor separado del matri monio y sin satisfacción carnal. El ideal amoroso de la moral burguesa era el amor conyugal, la pareja legítima. El ideal de amor de la clase obrera, que procede de la coope ración en el trabajo y de la solidaridad espiritual entre los miembros de esa clase, tanto hombres torno mujeres, distín guese naturalmente, por forma y contenido, de las nociones amorosas propias de otras épocas culturales. Pero ¿qué es el amor-camaradería? ¿No significa acaso que la austera ideolo gía de la clase obrera, elaborada en la combatiente atmósfera de las luchas encaminadas a la dictadura del proletariado ten dría la intención de expulsar sin piedad de las relaciones se xuales al tierno y tembloroso “ Eros alado” ? En absoluto. No sólo la ideología de la clase obrera no tiene intención de abolir al "alado Eros” , sino que, por el contrario, allana el camino para que sea reconocido el valor del amor en tanto que fuerza psicosoeial. Boris Pilniak
Yo siento a veces, hasta el sufrimiento físico, real, que .el mundo entero, la civilización, la humanidad, todas Irs coste, las sillas, las butacas, los vestidos, las cómodas, están pcnclttidos de sexualidad --no, penetrados no es exacto...— y tam bién el pueblo, la nación, el Estado, ese pañuelo, el pan, til cinturón. Yo no soy la única que pienso así. la cabeza me da vueltas a veces y yo siento que la Revolución está impregna da de sexualidad.
Alejandra Kollontai
Al proletariado le es asimismo indiferente saber cuáles son Ion aspectos, las facntas que predominen en el “ alado Eros” : la delicadeza de los sentimientos amorosos, el calor de la pasión o la armonía espiritual. Lo único que le importa es que, cua lesquiera que sean los aspectos, el amor contenga los elemen tos espirituales y morales precisos para reforzar y desarrollar el sentimiento de camaradería.
José Carlos Mariátegui
1 ,0 que más neta y claramente diferencia en esta época a la burguesía y al proletariado es el mito. La burguesía no tiene ya mito alguno. Se ha vuelto incrédula, escéptica, nihilista. El m ito liberal re nacen lista, ha envejecido demasiado. El pro letariado tiene un mito: la revolución social. Hacia w r m ito se mueve con una fe vehemente y activa. La burguesía niega; el proletariado afirma. La in te lig e n c ia burguesa se ftitfatiene en una crítica racionalista d el m étodo, de la teoría, de la téc
151
nica de los revolucionario«. ¡Qué incomprensión! La fuer/a de los revolucionarios no está en su ciencia; está en su fe, en su pasión, en su voluntad. Josef Dietzgen
No vemos las cosas mismas, sino solamente sus efectos sobre nuestro ojo: vemos sus fuerzas. /.../ La sensibilidad no nos viene dada sino u través de la conciencia, pero la conciencia supone la sensibilidad. Desde el punto de vista de la concien* cia. hemos dado de la naturaleza la imagen de una unidad incondicionada, y, desde el punto de vista de la sensibilidad, la imagen de una diversidad limitada: así pues, la naturaleza se halla unificada y dividida sin límite. Ambas tesis son verdade ras, tanto la de la unidad com o la de la multiplicidad, pero cada una de ellas solamente de manera relativa, bajo ciertas condiciones. Todo depende de si se sitúa desde el punto de vista de lo universal o de lo particular, de si se mira con los ojos del espíritu o con los del cuerpo. Vista con los ojos del espíritu, la materia es fuerza. Con los ojos del cuerpo, la fuer za es materia. La materia abstracta es fuerza, la fuerza con creta es materia. Los cuerpos materiales son objetos manua les, objetos de la práctica. Las fuerzas son objeto para el co nocimiento. para la ciencia. La ciencia no se limita al preten dido mundo de la ciencia. Va más allá de todas las categorías particulares; pertenece a la vida en toda su extensión. Perte nece al hombro pensante en general.
Novalis
El esquema del hombre ideal y de su ciencia es, por asi de cirlo, el esquema principal de toda la crítica científica, prácti ca y artística. El artista es la síntesis del teórico y del práctico.
Gustav Landauer
Tras la amarga vivencia del individuo abismado en la melan colía y la cavilación, tras el intento vano de ser feliz y libre en la soledad, tras el rudo apareamiento y la beatitud alcanza da por la existencia individual al ensimismarse y elevarse so bre sí misma, todas las voces de la masa coral confluyen en una explosión de alegría.
Alejandra Kollontai
El amor es un precioso factor psicosocial por el que la huma nidad se ha guiado instintivamente, en interés de la colectivi dad, a lo largo de su historia.
Novalis
I/os órganos mentales son los genitales del mundo —las partes sexuales de la naturaleza.
152
Feuerbach
Sólo desde la negación del pensar, desde el ser-determinado por el objeto, desde la pasión, desde la fuente de lodo deseo y necesidad, se engendra el pensamiento verdadero y objeti vo, la filosofía verdadera y objetiva.
Lu Sin
Los golpes provenientes del exterior son en el fondo un estí mulo para formamos un espíritu nuevo.
Antonio Machado
Sin mujer no hay engendrar ni saber.
Ernst Fischer
El amor, el más subjetivo de todos los sentimientos, es tam bién el más universal de los instintos: el de la propagación de la especie.
Lu Sin
Es verdad: el am or necesita renovación, desarrollo e inven tiva.
Georges Bataille
Los obreros comunistas les parecen a los burgueses tan feos y tan sucios como la* partes sexuales y velludas, o parles bajas: tarde o temprano vendrá de ellos una erupción escandalosa en el curso de la cual caerán las cabezas asexuadas y nobles de los burgueses.
José Iglesias de la Casa
No de otra suerte la sutil caterva de floridos poetas imagina que en la edad de oro la mojada yerba sirvió de lecho al hombre, y que la encina, que de aires y de soles le preserva, del tálamo nupcial era cortina. ¡Pardiez! Si esto-es verdad, Perico y Juana gozaron la edad de oro una mañana
David Cooper
l,a liberación debe terminar en el campo de batalla pero tiene que empezar en la cama. La cama es el lugar en que nacemos, dormimos, soñamos y hacemos el amor. Las armas tienen su lugar, por supuesto, pero la cama es tal vez el arma secreta no empleada de la revolución que debemos llevar a cabo.
Safo
Unos dicen que lo más bello que hay sobre la tierra es una columna de caballería; otros, que una de infantería; otros, que una escuadra. Vo digo que aquello de lo que una se enamora.
153
Muy fácil es hacer esto comprensible a todo el mundo: pues la mujer que tuvo ocasión de ver tanta y tanta belleza masculina, Helena, a aquel varón consideró más guapo, que todo el esplendor de Troya echó a perder. Y ya no pensó más en su hijo ni en sus queridos padres, sino que se dejó llevar muy lejos, de la mano de Cipria, enamorada. Paulo Silenciaro
Vi a los amantes unidos por la cadena de la pasión. Se besaban y abrazaban una y otra vez volvían a hacerlo, como si así apagasen su sed interminable y anegaran el torm ento de la separación. Contentos estaban de ocultarse en sus mutuos corazones, mas al fin intentaron cambiar de vestimenta. El, como Aquiles una vez en la playa de Escyros, vistió una túnica de doncella: ella, como Diana cubierta hasta la rodilla, avanzó intrépidamente en la libre vestimenta masculina. Por de pronto sus labios de nuevo se juntaron, sin apagar el torm ento de su amor confesado. Como dos ramas se unen para formar una viña y ningún zarcillo puede separar su abrazo, así sus cuerpos se entrelazaron como mientras los muslos se enredaban en un dulce beso. Benditos sean tres veces quienes tales grilletes humillan. Quienes nunca conocen de la separación la agonía.
Roger Vailland
1.a pasión arrastra, impulsa, subyuga, reduce a la esclavitud. El amante apasionado no elige: Eros le lanza su flecha; reen cuentra su “ mitad"’ (Platón); una “ hechicera le envuelve con sus redes" (Homero, el abate Delille, etc.); recibe un “ flecha zo” (la vulgaridad contem poránea); el “genio de la especie*' le conduce con los ojos vendados hacia la mujer, grande si es |>cqueña, pequeña si es grande, que le dará un hijo que comfwnsará sus defectos naturales (digest de Shopcnhauer, polí grafo alemán de fines del siglo XIX). Es “Vamour-fou” a que nos arrastra la “ mujer fatal". Sólo hay un paso de Fedra a los melodramas de fines del siglo XIX y las simulaciones surrea listas de la paranoia. En cualquier ocasión, el libertino actúa; el apasionado, al contrarío, sufre, padece.
Quevedo
154
consentir que le aparte la camisa.
hallarlo limpio y encajarlo justo: esto es amor y lo demás es risa. José Iglesias de la Casa
El picaro del fray le bien sabía que asaltando a la chica de repente mucho mejor el golpe conseguía; pero también previno cuerdamente que, herida en lo más vivo, chillaría hasta más no poder: toda la gente entonces acudido al mido hubiera, y sabe Dios la danza que moviera. Tirar del gato, verse el fogonazo, oírse el estallido y caer la pieza no es tan veloz en un escopetazo como lo fue del fray le la presteza. Coge la ropa en el siniestro brazo y le tapa la cara y la cabeza, y, diciendo y haciendo en un instante, se encaja sobre el cura dorm itante.75
Agnes Heller
El amor pasión barre a menudo lodos los obstáculos (inclui dos los seres vivos) que encuentra en su camino. Sin embargo, no es la propia pasión, sino las ideas preconcebidas y el siste ma de prejuicios enraizados en el espíritu humano, los culpa bles de interponer obstáculos en el camino de la pasión (por ejemplo, en Racine, la razón de Estado en Bérénice, o la na turaleza posesiva de la pasión en Fedra). El amor tampoco es independiente del marco social y humano en el que nace: el individuo se enamora generalmente de aquellas personas que pueden satisfacer sus intereses. En una sociedad de cla ses, es un hecho excepcional que el am or atraviese las barre ras sociales. IJn buen ejemplo de ello lo tenemos en la obra de Bemard Shaw Widower's houses. Las relaciones amorosas son inseparables de las financieras, tanto en el matrimonio —en el que la mujer generalmente es mantenida por el hom bre—como en la prostitución.
Paulo Silenciario
En mis brazos estrechamente la tenía y veía sus ojos brillar con sonrisas,
75.
Este cura no es o tro que el tío de la chica, a la que el fraile peregrino intentaba violar.
155
y así estuvimos juntos toda la noche; aunque sólo fue un sueño, le acaricié todo el cuerpo y fila no parecía molestarse. Sus suaves muslos me presionaban y me tenían, en el sueño. Pero como todo ser, intenté sumergirme en la profunda corriente de la pasión, mas Cupido no me dejó y perdí un hermoso ensueño. Es un niño celoso que se esconde furiosamente y así lo creo: un sueño nunca nos dará un júbilo perfecto. 1.a rio s
Aprended que sólo se sale de la esclavitud a través de una gran revolución, (ef. De la educación de las mujeres).
Alix Shulinan
[Emmn Goldman] comenzó a considerar el matrimonio, al que detestaba por experiencia propia, como una más de las instituciones más opresiva* del capitalismo y del Estado, ya que convierte a las mujeres en esclavas domésticas y en obje to sexual, limitándolas a la reproducción y a ser mano de obra barata.
Aristófanes
LISISTRA TA .- No le queda ya ni una chispila de deseo. Desd<* que nos han traicionado los milesios no he visto ni un solo consolador de ocho dedos que pudiera satisfacemos. ¿Queréis entonces, si encuentro una artimaña, poner fin con migo a la guerra? CLEONICA.— Por las dos diosas, yo bien querría, aunque tu viera «pie privarme de este vestido... y bebérmelo hoy mismo. MIRK1NA.— Yo por mi parte, aunque me quedara com o una platija, bien querría dar la mitad de mí misma, cortándome en dos. LAMPITO.— Yo hasta subiría arriba, al Taigeto, si es que voy a ver la paz. LISISTRATA.— Voy a hablar ya: porque el plan no debe quedar oculto. Nosotras, mujeres, si vamos a forzar a los hombres a hacer la paz, debemos abstenemos... CLEONICA.— ;Dc que? D in oslo. LISISTRATA.- ¿Váis a hacerlo? CLEONICA.— Lo haremos, aunque tengamos que morirnos. LISISTRATA.— Pues bien, debemos abstenemos del cipote. ¿Por qué volvéis los ojos? ¿Dónde váis? Vosotras, ¿por qué chistáis y fruncís las cejas? ¿Por qué se os ha mudado el co lor? ¿Por qué os corren las lágrimas? ¿Lo váis a hacer o no lo
156
vais a hacer? ¿Por qué calláis? CLEONICA.— i\o soy capaz de hacerlo: la guerra continúe. MIRRJNA.— Ni yo, por Zeus: la guerra continúe. LISISTRATA.— ¿Eso dices, platija? Hace un momento ase guraste que hasta ibas a corlarle la mitad. CLEONICA.— Otra cosa, otra, la que quieras. Si es preciso, estoy dispuesta a marchar por medio del fuego. Esto antes que el cipote: no ha\ cosa como él, querida Lisístrata. LISISTRATA.- ¿Y tú? MIRRIÑA.— Yo también prefiero a través del fuego. LISISTRATA.— ¡Oh requeteputa toda nuestra raza! No en vano hacen de nosotras las tragedias: no somos otra cosa que “ Posidón y barcos". Pero, querida Laconia —pues con que tú sola te pongas de mi parte, podemos salvar aún el sustento—, vota conmigo. LAMPÍTO.— Difícil, por la* dos diosas, es que las mujeres duerman* solas sin un miembro desrapullado. Pero a pesar de todo: pues la paz nos hace mucha falta. LISISTRATA.— Queridísima, eres de entre éstas la única mujer. CLEONICA.— Y si no*» abstuviéramos lo más del mundo de eso que tú dices — ¡ojalá no sea así!—, ¿por eso va a haber paz? LISISTRATA.— Mucho más, por las dos diosas. Si nos que dáramos en casa bien pintadas y nos paseáramos desnudas en nuestras camisitas transparentes de Amorgos, con el triángulo depilado, y los hombres se pusieran calientes y quisieran acostarse con nosotros y 110 nos dejáramos sino que nos pri váramos de ello, harían la paz en seguida, lo se bien. LAMPITO.- Así Menclao, cuando vio, pasando a su lado, las manzanas de Helena desnuda, tiró la espada, según dicen. CLEONICA.— ¿Y qué si los hombres nos abandonan, amiguita? LISISTRATA.— Lo de Ferécrates, “ despellejar una perra ya despellejada", el consolador. CLEONICA.— Son tonteriía esas imitaciones. ¿Y si noscojen a la fuerza y a la fuerza nos meten en la alcoba? LISISTRATA.— Agárrate a la puerta. CLEONICA.- ¿Y si pegan? LISISTRATA.— Hay que dejarse malamente mal. porque no hay placer en las cosas a la fuerza. Y hay además que hacerle daño: descuida, pronto lo dejarán. Porque un hombre nunca lendrá placer si no va de acuerdo con la mujer. /.../ 157
CLEONICA.— Lisístrata, qué juram ento nos vas a hacer pres tar? LISISTRATA.— ¿Que cuál? Sacrificando un cam ero sobre un escudo, com o Esquilo en otro tiempo, según dicen. /.../ CLEONICA.— Dejadme que la primera... vo jure. LISISTRATA.— No, por Afrodita, como no te toque. Poned todas vuestra mano en la copa, Lampitó, y que una diga en vuestro nombre 1« que yo diga primero. Y todas juraréis esto y lo haréis firme: No hay amante ni marido... CLEONICA.— ... no hay amante ni marido... LISISTRATA.— ... que se me arerque en erección. Repite. CLEONICA.— ... que se me acerque en erección. Ay, se me aflojan las rodillas, Lisístrata. LISISTRATA.— Y en casa sin mi toro viviré... CLEONICA.— ... y en casa sin mi toro viviré... LISISTRATA.— ... con mi vestido de azafrán y acicalada... CLEONICA.— ... cton mi vestido de azafrán y acicalada... LISISTRATA.— ...para que mi marido se incendie más y más. CLEONICA.— ... para que mi marido se incendie más y más. LISISTRATA.— Y jamás, de mi agrado, daré gusto a mi mari do. CLEONICA.— Y jamás, de mi agrado, daré gusto a mi marido. LISISTRATA.— Pero si él por la fuerza me violenta, sin yo desearlo... CLEONICA.— ... Pero si él por la fuerza me violenta, sin yo desearlo... LISISTRATA.— ... me dejaré malamente y no me moveré con él. CLEONICA.— ... me dejaré malamente y no me moveré con él. LISISTRATA.— No levantaré mis zapatillas hasta el techo... CLEONICA.— No levantaré mis zapatillas hasta el techo... LISISTRATA.— ... ni me pondré, leona a cuatro patas, sobre el rallador del queso. CLEONICA.— ... ni me pondré, leona a cuatro patas, sobre el rallador del queso. LISISTRATA.— Si cumplo ésto, pueda beber de aquí'... CLEONICA.— ... Si cumplo esto, pueda beber de aquí... LISISTRATA.— ... mas si peijuro, que la copa se llene de agua. CLEONICA.— ... mas si peijuro, que la copa se llene de agua. 158
IJS1STRATA.— ¿Juráis también esto todas vosotras? TO D A S.- Sí, por'Zeus. Alejandra Kollontai
lia maternidad no quiere decir en absoluto tener la necesidad de lavar por sí misma al niño, de cambiarle de pañales, de permanecer com o un clavo ju n to a su cuna.
Aristófanes
MIRRIÑA.— Me llamas sin que yo te haga falta para nada. CINESIAS.— ¿Que no me haces falta? ¡Si estoy hecho polvp! MIRRINA.— Me voy. CINESIAS.— No, escucha por lo menos al niño. (A l niño). ¿No llamas a mamita? NIÑO.— Mamita, mamita, mamila. CJINESIAS.— ¿Qué te pasa? ¿No te apena el niño que hace seis días que está sin lavar y sin mamar? MIRRINA.— Claro que me da pena, pero es que su padre es un dejado. CINESIAS.— Baja, demonios, por el niño. MIRRINA.— ¡Qué cosa es ser madre! Hay que bajar. ¿Qué hacer si no? CINESIAS.— (Para sí). Esta me parece hasta mucho más jo ven y mira con más dulzura. Hasta su mal humor contra mí y su hacerse de rogar, esto mismo me consume de deseo. MIRRINA.— (Llega junio a CINESIAS, coge al niño). Amorcito, hijito mío de un mal padre, deja que te bese, lo más querido para tu mamita. CINESIAS.— ¿Por qué haces esto, mala, y escuchas a otra»* mujeres? Me haces sufrir y tú te hace« daño. (Quiere abrazar la). MIRRINA.— No me acerques la mano. CINESIAS.- Y nuestra* cosas, tuyas y mías, que están en ca sa, las dejas que se pierdan. MIRRINA.— Me traen sin cuidado. CINESIAS.— ¿Te trae sin cuidado la trama «pie te deshacen las gallinas? MIRRINA.— De verdad, por Zeus. CINESIAS.— Y los ritos de Afrodita, hace tanto tiem po que no los ha* celebrado. ¿No vienes otra vez? MIRRIN A.— Yo no, por Zeus, hasta que no os reconciliéis y terminéis la guerra. CINESIAS.— Bueno, si tú quieres, haremos también eso. MIRRINA.— Bueno, si queréis eso, entonces me iré u casa. '
159
pero ahora lo tengo prohibido ron juramento. CINESIAS.— Por lo menos, acuéstate conmigo, después de tanto tiempo. MIRRINA.— De ninguna manera. Pero no te voy a decir que no le quiera. Emina Goldman
En primer lugar, el matrimonio es un acuerdo económico, un pacto de seguridad. Difiere del seguro de vida ordinario en que com prom ete más y es más riguroso. Pero los beneficios son insignificantes en comparación con la inversión. Si al guien se hace un seguro, lo paga en dólares, en efectivo, y siempre conserva la libertad de rescindir los pagos. En cam bio, el premio de una mujer es un marido, lo paga con su nombre, su intimidad, su propio respeto, su vida, “ hasta que la muerte los separe” . El seguro del matrimonio condena a la mujer a una larga vida de dependencia, de parasitismo, de total inutilidad, tanto desde el punto de vista individual com o social. También el hombre paga un tributo, pero se mueve en un ámbito más amplio, y el matrimonio no lo limi ta tanto como a la mujer. Siente la presión de las cadenas casi exclusivamente en el aspecto económico.
Sylvia Plath
Terrible es la perfección: estéril. Fría com o hálito de nieve, obstruye la matriz, donde las frondas hienden com o hidras al árbol di* la vida y al árbol de la vida desencadenando sus lunas, mes tras mes, inútilmente. El flujo de sangre es el flujo de amor, el sacrificio total. Dice: no más ídolos que yo, yo y tú. Así, en su belleza sulfúrea, en sus sonrisas estos maniquís, hoy por la noche, ¡nclínanse en Munich, depósito de cadáveres entre París y Roma, desnudos y calvos en sus pieles, pirulís de naranja sobre palos de plata, intolerables, amantes.
16 0
La nieve escinde sus fragmentos de oscuridad, no hay nadie. En los hoteles las manos abrirán puertas, dejarán zapatos a limpiar para albergue de gruesos pies mañana. Oh la domesticidad de estas ventanas, el encaje infantil, los dulees verdifolios, los toscos tudescos dormitantes en su stolz sin fondo, V los negros teléfonos en sus ganchos reluciendo reluciendo y digeriendo la mudez. La nieve no tiene voz. Engels
El amor sexual, especialmente, ha experimentado durante los últimos ocnocientos años un desarrollo y ha conquistado una posición que durante todo este tiempo le convirtieron en el eje alrededor del cual tenía que girar obligatoriamente toda la poesía. Las religiones positivas existentes se han venido limi tando a dar su altísima bendición a la reglamentación del amor sexual por el Estado, es decir, a la legislación matrimo nial, y podrían desaparecer mañana mismo en bloque sin que la práctica del am or y de la amistad se alterase en lo más mínimo.
Apollinaire
Linda y extraña criatura amada Veo tus dulces y lánguidos ojos Desvanecerse poco a poco como un tren que entra a la esta ción Veo tus senos tus pequeños senos de pezones rosados Como esas perlas de Formosa Que vendí en Niza antes de salir para Nimes Veo tu andar ritm ado de Salomé más caprichoso Que el de la danzarina que hizo cortar la cabeza del Bautista Tu andar ritm ado como un acto de amor Y que en el hospital auxiliar o en Niza Donde cuidabas a los heridos 161
Te ganó el apodo de la chalupa Veo tus saltos de carpa con la grupa en el aire Cuando bajo las banquetas bailabas una especie de kolo Esa danza nacional de Serbia Maria tegui
El amor es vengativo y todopoderoso. Su revancha será terri ble y diabólica. Consistirá en el enseñoreamicnto del amor, con todas sus miserias y con todas sus alegrías, sobre los es combros de la santa, vieja y respetable institución del matri monio.
Apollinaire
Linda y extraña criatura amada Percibo tu ligero y dulce aroma de violetas Percibo el levísimo perfume de muguete de tus axilas Percibo el aroma de flor de castaño que el misterio de tus piernas Propaga en el momento de la voluptuosidad Perfume casi inadvertido y que sólo el olfato de un amante Puede apenas sentir Percibo el perfume de rosa de rosa muy suave y lejana Que te precede y te sigue mi rosa
Philippe Sollers
El deseo. Es decir, la ausencia misma de límites, la intermi nable e irresponsable energía sin contrarios cuya fuerza toda sociedad tiene que desviar y canalizar.
Apollinaire
Linda y extraña criatura amada Acaricio la singular curva de tus lomos Sigo con los dedos esas curvas que te hacen semejante \ una estatua griega anterior a Praxiteles Y casi como una Eva de las catedrales Toco también la pequeña inminencia tan sensible Que es tu vida misma en grado supremo Al obrar ella aniquila toda tu voluntad Es como el fuego en el bosque Te convierte en un rebaño enfermo de zangarriana Te convierte en un manicomio para locas Donde el director y el jefe de los médicos Fuesen también dementes Te convierte en un tranquilo canal que bruscamente se muda En mar furioso y espumante
162
Te convierte en jabón suave y perfumado Que espumea de súbito en las manos de quien se lava Walter Benjamin
Ganar las fuer/.as de la ebriedad para la revolución. / .../ Sub rayar patética o fanáticamente el lado enigmático de lo enig mático, no nos hace avanzar. Más bien penetramos el misterio sólo en el grado en que lo reencontramos en lo cotidiano por virtud de una óptica dialéctica que percibe lo cotidiano conto impenetrable y lo impenetrable como cotidiano.
Feuerbach
El corazón revoluciona, la cabeza reforma: la cabeza pone las. cosas en su sitio, el corazón las pone en movimiento.
A p o llin a ire
Linda y extraña criatura amada Saboreo tu boca ty boca helado rosa La saboreo lentamente Como un califa que espera con desprecio a los Cruzados Saboreo tu lengüa como si fuese un pedazo de pulpo Adherido con todas las fuerzas de sus ventosas Saboreo tu aliento más exquisito que el humo Tierno y azuloso de la corteza de abedul 0 de un cigarrillo de Néstor (»ianaklis O bien de ese humo sagrado tan azul Que no se nombra
Bataille
La carne es la enemiga nata de todos los que están obsesiona dos por la prohibición cristiana, pero si, como lo creo, existe una prohibición vaga y global que se opone, en formas que dependen de los tiempos y lugares, a la libertad sexual, la carne es la expresión de esa libertad amenazadora.
Blake
En una esposa desearía yo lo que siempre se encuentra en las chicas de vida alegre: las marcas del deseo satisfecho.
Ph. Sollers
El cuerpo es en nosotros lo que siempre es “ más" que noso tros, lo que mata en nosotros su propia representación.
D.H. Lawrence
Todo es sexo, todo es sexo. Qué bello puede ser el sexo cuan do el hombre lo conserva poderoso y sagrado, cuando llena el mundo. Es como el sol que te inunda, te penetra con su luz.
Bertolt Brecht
1. El placer que los hombres toman del arte es el placer que se toma de la vida. 163
2. El placer procede de la habilidad de unas reproducciones. 3. El placer procede de un sentido dado en los fenómenos. 4. El placer procede de una justificación aportada en un pun to de vista. 5. El placer procede de un reforzamiento en la voluntad de vivir. 6. El arte puede ser grande o pequeño, útil o perjudicial, bajo o elevado - pero no puede ser bello o feo. Francis Ponge
En esto que concierne al Eros y la muerte., yo creo., que la necesidad profunda, en fin esto que conduce a franquear el silencio, era evidentemente el deseo, y que este deseo era al guna cosa casi fisiológica, biológica, que por ejemplo, en el acto sexual, obliga al hombre a cumplir su función, que es una función de regeneración, y todo el mundo concibe que los gastos que hace el cuerpo físico en el momento del acto de reproducción... son unos pasos hacia la muerte. /.../ El acto sexual, el acto de reproducción exige también la presen cia de un otro... como en la especie, es necesario que los dos mueran más o menos para que la tercera persona, aquí el texto, pueda nacer. La segunda persona, en cuanto a mí, en fin es evidentemente... la cosa, el objeto que provoca el deseo y que también, muere... en la operación que consiste en hacer nacer el texto.
I p a n is h a d
La mujer, en verdad, oh Gautama, es un fuego de sacrificio. En este caso el órgano sexual es el combustible; cuando uno invita, el humo; la vulva, la llama; cuando inserta, los carbo nes: el placer sexual, las chispas. En este fuego los dioses ofre cen semen. De esta oblación surge el feto.
R. Barthes
El texto que usted escribe debe darme la prueba de que él me desea. Esta prueba existe: es la escritura. La escritura es esto: la ciencia de los goces del lenguaje, su kamasutra (de esta ciencia, no hay más que un tratado: la escritura misma).
A. Pizarnik
La mano de la enamorada del viento acaricia la piel del ausente. La alucinada “ con su maleta de piel de pájaro" huye de sí misma con un cuchillo en la memoria. La que fue devorada por el espejo entra en un cofre de cenizas y apacigua a las bestias del olvido.
164
Deleuze-Guattari
Si el deseo es reprimido se debe a que toda posición ile deseo, por pequeña que sea, tiene motivos para poner en cuestión el orden establecido de una sociedad: no es que el deseo sea asocial, sino al contrario. Es perturbador: no hay máquina deseante que pueda establecerse sin hacer saltar sectores so ciales enteros.
Herbert Marcuse
La propagación de las guerrillas en el momento culminante del siglo tecnológico es un hecho simbólico: la energía del cuerpo humano 6e subleva contra lu represión intolerable y se lanza contra su maquinaria.
Wilhelm Reich
/.../ la disección analítica de los procesos psíquicos ha puerto en evidencia, por otro lado, que la sexualidad o, más bien, la energía, la libido, que es de origen somático, es el m otor cen tral de la vida del alma. Las premisas biológicas y las condi ciones sociales se van a encontrar en el terreno psíquico.
Ricardo Mella
Convengamos, para terminar por el momento, en que las pa siones son absolutamente indispensables para que el hombre sea algo más que una máquina.
Tran-Duc-Thao
El motor de la dialéctica (...): el deseo y el trabajo negando el dato natural y transformándolo de manera de volverlo hu mano.
Marx
El tiempo es el cambio en tanto que cambio, la reflexión del fenómeno en sí mismo (...) La sensibilidad del hombre «s el tiempo hecho cuerpo, la reflexión existente del inundo de los sentidos de sí mismo.
Engels
Los hombres hacen su historia, cualesquiera que sean los rumbos de ésta, al perseguir cada cual sus fines propios pro puestos conscientemente; y la resultante de estas numerosas voluntades, proyectadas en diversas direcciones, y de su múl tiple influencia sobre el mundo exterior, es precisamente la historia. Im porta, pues, también lo que quieran los muchos individuos. La voluntad está determinada por la pasión o por la reflexión. Pero los resortes que, a su vez, mueven directa mente a éstas, son muy diversos. Linas veces, son objetos ex teriores; otras veces, motivos ideales: ambición, “ pasión por la verdad y la justicia” , odio personal, y también manías indi viduales de todo género. Pero, por una parte, ya veíamos que
165
las muchas voluntades individuales que actúan en la historia producen casi siempre resultados muy distintos de los pro puestos —a veces, incluso contrarios—, y, por tanto, sus móvi les tienen también una importancia puramente secundaria en cnanto al resultado total. Por otra parte, hay que preguntarse qué fuerzas propulsoras actúan, a su vez, detrás de esos móvi les, qué causas históricas son las que en las cabezas de los hombres se transforman en estos móviles. Lenin
La idea es el conocimiento y la voluntad (el deseo) del hom bre... el proceso del conocimiento (pasajero, finito, limitado) y de la acción transforma los conceptos abstractos en objeti vidad acabada.
Mao Tse-tung
La revolución es un drama pasional.
Freud
Me parece indudable que el concepto de lo ‘‘bello’' arraiga en la excitación sexual y significa originariamente lo que excita sexualmente (“ los encantos'’).
Wilhelm Reich
La instauración teórica y práctica de la simplicidad de la fun ción vital, y la garantía de su productividad, se llama revolu ción cultural. Su base tiene que ser la democracia natural del trabajo. El amor, el trabajo y el saber son las fuentes de nues tra vida. También deberían gobernarla.
Lenin
Por supuesto, la sed pide que se la satisfaga. Pero, ¿caería de bruces un individuo normal, en circunstancias normales para beber agua de un charco en medio del lodazal? ¿0 solamente de un vaso cuyos bordes están grasicntos de muchos labios? Lo que en esto importa más es el punto de vista social. Beber agua es un acto individual. El amor requiere dos personas y puede producir una tercera vida. En esta realidad hay un inte rés social, un deber hacia la sociedad.
De momento, entonces, hallamos en el deseo la base sobre la que el hombre actúa: este deseo sería tanto el reflejo de una situación concreta (la condicionalidad histórica) como el m otor de esta misma situación (el aspecto dinámico en la contradicción interna del fenómeno: lo social). El signo directriz, pero tam bién el soporte como uno de los factores que lo constituyen, no sería aquí —en
166
«*l proceso de elaboración del tex to — más que el placer como expresión de la socialidad.
Deseo = necesidad y negatividad. Pasión = sentido positivo de subjetividad en acción. El deseo no es sino vida porque es lucha (pero allí donde hay luchase anima el deseo: hay actividad, hay pasión). Si quien se agita en la pasión no destruye termina p o rse r destruido pues des truir (anular y absorverlo contrario) es lo mismo la condición que el objeto de la pasión. Ella se afirma en la destrucción porque sin destrucción no hay construc ción, aunque para nosotros destruir no significa «más que un primer elemento en la construcción. La pasión si destruye ha construido porque ha destruido lo opuesto que es el código (la muerte, lo inorgánico) y se ha afirmado a sí misma (ha devenido mun do real).
En toda práctica del poema que es una forma de lucha en la lucha de clases se anima, como principio activo, la negatividad del deseo en tanto que pasión. Sin pasión no hay poema, sin pasión no hay nada sin pasión no hay lucha y sólo la pasión es lo que como actividad de la necesidad impulsa la lucha (entre la vida y la muerte, entre lo progresivo y lo decadente) escenificada en el espacio no por ideológico, ni por simbólico, menos real de la página. En este sentido, la vanguardia —que sólo puede hablar con el lenguaje de la vida que, por otra parte, no es sino la vida del lenguaje— no es más que una de las formas de manifestación «le aquello quesería la necesidad de la actividad (en su sentido universal: en el de negatividad) porque su condición se expresa preci samente en el enfrentam iento ineluctable con lo que ha sido dado bajo la forma de lo académico. En su aspecto relativo, podemos decir que la vanguardia es actividad pasional y que en su aspecto absoluto lo es de la subjetividad (aunque sin dejar de tener en cuenta que ésto se da siempre en relación contrapuesta con algo). Sin em bar go, lo absoluto —la negatividad del cambio—se anida inevitablemente en lo rela tivo.
Por ello la página: escenario del texto, es un campo de batalla donde según Lenin al hablar de Tolstoi se produce un “ espejo de las condiciones contradicto167
rías en que se desenvolvió la actividad histórica del campesinado en nuestra revo lución” . Este e*pejo, en tanto que texto es una síntesis mientras que como escri tura no es más que una multiplicidad de discursos: sintetizan la época a la vez que escenifican sus propias contradicciones.
En la página luchan lenguajes y uno se impone siempre sobre el otro. Cuando un lenguaje se impone quiere decir que con él se imponen formas de vida social y se imponen ideologías y mitologías: se impone toda una concepción del mundo.
El lenguaje de las masas que no es sino el lenguaje de la vida es, en su propio fundamento, un lenguaje rico, turbulento, fructífero, floreciente y en perpetuo movimiento. La burguesía tiene apenas un lenguaje viejo y decadente, aunque lo presenta siempre en la forma de su código como el modelo ideal de la lengua: ra zón por la que quien no se expresa según lo preescrito cae en el “ pecado mortal" de lo inculto y del harbarismo, del modismo y del neologismo, del logotetismo y del regionalismo, del provincialismo y etcétera.
La burguesía censura, en forma de olvido, una infinidad de textos que no se avienen al temor del pecado de lo bárbaro. Esta censura: este olvido es una for ma de represión elevada a lo ideológico del movimiento popular en su conjunto.
Pero la burguesía no puede reprimir sin al mismo tiempo proponer su código: por un lado, niega la realidad de la lucha de clases tanto en la literatura ( “la lite ratura no es agitación", “ la literatura no se identifica con la vida", “sólo la explendidcz erudita") como en la historia (represión a organizaciones sindicales y movimientos populares y para las personas la cárcel, el manicomio, el destierro o el despido del trabajo) mientras que por otro lado presenta al bellcpoquismo como el ideal literario, com o sublimación, como estilización (aquello que se de nomina como el buen decir o el estilo económico y puro): lo cual no es más que reproducción ideológica de lo insuficiente al tiempo que un levantamiento de barreras contra el deseo por definición siempre insatisfecho o un intento de drenar el manantial de las actividades humanas y de la sexualidad. 168
\
Contra esta reproducción de la muerte dada en un aceptamiento de la insuficiencia, contra este modernismo burgués —exacta correspondencia entre una ideología que por modernismo entiende en lo económico tanto la mercantilización de toda la sociedad como el desplazamiento de los valores de uso por el régi men de los de cambio (que en lo social conduce a la incomprensión de las clases como de la lucha de clases en la historia) y en lo literario a la indistinción acadé mica como consecuencia precisamente de su incomprensión de la intensa movili dad del habla (en cuyo seno se tejen los elementos rítmicos y tropológlcos) y de su represión del sentido por medio de la instauración de un sentido uniforme que se da como lengua—ya escribía Manuel Maples Arce:
El amor y la vida son hoy sindicalistas, y todo se dilata en círculos concéntricos. cf. Prisma Los ríos de blusas azules desbordan las esclusas de las fábricas y los árboles agitadores manotean sus discursos en la acera. Los huelguistas se arrojan pedradas y denuestos, y la vida es una tumultuosa conversión hacia la izquierda. cf, Urbe
Contra esa falsa realidad bellepoquesca y modernista —a la que Benjamín defi nió como que “ consiste en su oposición a lo orgánico. Acopla el cuerpo vivo al r mundo inorgánico. En lo vivo verifica los derechos del cadáver”—, contra este pastiche que se dice no poseer utilidad y se define com o sin valor de uso (por que, en efecto, de acuerdo a la esencia misma del capitalismo lo ha subordinado ai valor de cambio que en lo literario se manifiesta a través de una representación abstracta y sin contenido de la vida del mismo modo que su signo tendencia! re side en la especialización como causa de toda sublimación —lo que no es sino 169
mercancía por la mercancía o arle por el arte) y que por ello se niega al compro miso de clase escribía ya Mariálegui: Endeble y amanerado edificio del decadentismo, la Torre de Marfil languideció con la literatura alojada dentro de sus muros anémicos. Tiempos quietos, normales, burocráticos, pudieron tolerarla. Pero no estos tiempos tempestuosos, iconoclastas, heréticos, tumultuosos.
/
Contra esa reproducción literaria acadcmicista —que es lo único que, por lo demás, puede hoy la burguesía reproducir al ser ya incapaz de crear algo real mente nuevo— que olvida a quienes tienen en sus manos la producción social de la vida escribía Joan Salvat-Papasseit desde su lugar de proletario oprimido por una clase que elabora sus mausuleos con el sudor de millones de hombres: He a q u í: yo he guardado madera en el muelle. Vosotros no sabéis lo que es guardar madera en el muelle: pero yo he visto llover a cántaros sobre los botes, v bajo los tablones acurrucan«* la angustia a destajo: bajo los flandcs,. v las coraznadas, bajo los cedros sagrados. cf. Nocturno para acordeón
De este modo el arte y la literatura brotan espontáneamente de la vida, pero vuelven a ella después de un duro trabajo intelectual —en que las técnicas, los re cursos y las herramienta." empleados devienen fundamentales porque es aquí, en la forma como se reflejen las contradicciones sociales, como dice Lenin de Tolstoi, donde se pone enjuego el avance cultural de la humanidad- de una ma nera más concentrada, más esencial, más intensa y por esto es que se nos presen ta universal.
Ello quiere, decir que el poema es un explosivo y que el poeta, que es tanto 170
una partícula de la masa como un intelectual en circunstancias de alienación ge neral «le la sociedad y por esto un proletario, también es un agitador de la masa.
fil poder de explosión del poema está dado por su peso semántico, esto es: por la relación entre escritura y habla, pero cuya base no puede encontrarse más que en el habla (en contraposición a la relación existente entre poesía \ poema donde la base es precisamente el poema).
\q u í el habla no es más que el hablar/e la masa (sus tradiciones, su oralidad. sus dichos, sus inodos di* lo discursivo) que el poeta/agitador transpone de una forma lo mismo creativa que intensificada a su escritura —en un acto que llama remos epicureísla porque contiene multiplicidad gramatical.
Así la literatura que se concibe y s«‘ realiza como Panfleto —teniendo en cuen ta que el Panfleto no es más que vida intensificada a la vez que rnulliplieidad gra matical como un método que destruye los códigos apriorísticos de los opresores del pueblo— se convierte en un arma también decisiva en la lucha de clases.
De este m odo la literatura que se objetiva como agitación de las masas —en el mismo sentido que el poeta se concibe y se realiza corno agitador en su trabajo de producir imaginación que promueva toda clase de movimientos de liberación humana— podrá producir historia Mucha de clases: lucha entre lo nuevo y lo vie- "* jo) y la produce como el lenguaje de los oprimidos que dinamita un código ideo lógico, como la historia que sólo puede producirse en la lucha por la destrucción de las opresivas cadenas burguesas. Esto sería/es para nosotros una teoría marxis la viva y creadora de la literatura, una teoría Km wuw-iUi revolucionaria del traba jo poético.
La literatura, por «le pronto, aquí y ahora, sólo será universal en la misma u r dida que pueda manifestarse com o un acto concreto de agitación, creando entre los hombres la necesidad «le su pr«>pia universalidad (pero en la forma humana «le una existencia total en «ada m om ento de la vida). 171
La literatura, por de pronto, aquí y ahora, sólo será universal en la misma me dida que pueda manifestarse como un acto concreto de agitación, creando entre los hombres la necesidad de su propia universalidad (pero en la forma humana de una existencia total en cada m omento de la vida).
La literatura pues no es más que una síntesis intensísima de la vida: por ello es su reproducción social y ésto no es sino la producción de la historia. En tanto que producción histórica la literatura es un acto de agitación, pero en tanto que agitación y rebeldía (contra la burguesía) es una velocidad determinada del mo*, tor de la historia. La función última de la literatura es la destrucción de lo viejo.
172
BIBLIOGRAFIA
Bachelard, Gastón: La poética del espacio, Breviarios del FCE, México 1965. ------ La dialéctica de la duración. Editorial Villalar, Madrid 1978. ------ El aire y los sueños, Breviarios del FCE, México 1972. Bakunin, Myail: Dios y el estado, Ediciones Júcar, Madrid 1976. Barthes, Roland: Investigaciones retóricas I, Editorial Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires 1974. Benjamín, Walter: Iluminaciones/1, Taurus ediciones, Madrid 1971. ------ Uuminaciones/2: Baudelaire, Ibidem. Madrid 1972. ------ Duminaciones/3: Tentativas sobre Brecht, Ibidem. Madrid 1975. ------ Discursos interrumpidos I, Taurus ediciones, Madrid 1973. ------ Angelus Novus, La gaya ciencia, Barcelona 1971. Block, Alexander: cf. en Medio siglo de poesía rusa soviética, Editorial Cuarto Mundo, Buenos Aires 1974. Brecht, Bertolt: Poemas y canciones, Alianza Editorial, Madrid. ------ cf. en Gedichte des Expressionismus, Reclam, Stuttgart 1974. ------ citado por Raymond Jean: Ponge et le plaisir, cf. en Francis Ponge, Colloque de Cerisy, UGE 10/18, Paris 1977. Brown, Norman O.: El cuerpo del amor. Editorial Sudamericana, Buenos Aires 1972. Carmina burana, traducción de Dora Bazán Montenegro, Anexo Sphinx 15, Fa cultad de Letras, UNMSM, Lima 1962, y cf. también: Ricardo Axias, La poesía de los goliardos, Editorial Gredos, Madrid 1970. Cooper, David: La muerte de la familia, Editorial Ariel, Barcelona 1976. Deleuze, Gilíes: Spinoza y el problema de la expresión, Muchnik Editores. Bue nos Aires. ------ (con Félix Guattari): El antiedipo, Barral editores, Barcelona 1974. Descartes, Renato: Discurso del m étodo, seguido de Meditaciones metafísicas, colección Austral, Espasa-Calpe, Madrid 1975. Dietzgen, Joseph: La esencia del trabajo intelectual humano, Editorial Funda mentos, Madrid 1977. Engels, Federico: Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, Ri cardo Aguilera editor, Madrid 1968. 173
Enzensberger, H .M .: E le m e n to s p a ra u n a t e o r í a d e lo s m e d io s d e c o m u n ic a c ió n , Cuadernos Anagrama, Barcelona 1974. Epicuro: C a rta a H e r o d o t o , cf. apéndice en Tito Caro Lucrecio: D e la n a tu r a le za d e las c o sa s, Colección Austral, Espasa-Calpe, Madrid 1969, y cf. tam bién: Francine Markovits: M arx e n el j a r d í n d e E p ic u ro , Editorial Madrágora, Barcelona 1975. Evtushenko, Eugeni: cf. en M e d io sig lo d e p o e s ía ru sa s o v ié tic a . Ibidem. Feuerbach, Ludwig: T e s is p ro v isio n a le s p a ra la r e fo r m a d e la f i lo s o f ía , seguido de: P rin c ip io s d e la f ilo s o f ía d e l f u t u r o , Colección Maldoror, Barcelona 1976. Fischer, Ernst: La n e c e s id a d d e l a r te , Ediciones Península, Barcelona 1975. Fracción Ejército Rojo (G rupo Baader-Meinhof): El m o d e r n o e s ta d o c a p ita lis ta y la e s tra te g ia d e la lu c h a a rm a d a .
Gallas. Helga: T e o ría m a r x is ta d e la l it e r a t u r a , Siglo XXI editores, Buenos Aires 1973. Granisci, Antonio: I n t r o d u c c ió n a la f ilo s o f ía d e la p ra x is , Ediciones Península, Barcelona 1976. Heller, Agnès: “ El futuro de las relaciones entre los sexos"’, en El Viejo Topo No. 26, Barcelona 1978. Kollontai, Alejandra: M a rx ism o y r e v o lu c ió n s e x u a l, Miguel Castellote editor, Madrid 1976. Kropotkin, Piotr: F o lle to s re v o lu c io n a rio s II, Tusquets editor, Barcelona 1977. Kafka, Franz: D ia rio s (1910-1913), Editorial Lumen, Barcelona. La Mettrie, Jean Offray de: El h o m b r e m á q u in a , Editorial universitaria de Bue nos Aires, 1963. Lenin. V.I.: M a te ria lis m o y e m p irio c ritic is m o , Editorial Laia, Barcelona 1974. --------C a h ie rs s u r la d i a le c tiq u e d e H e g el, idées/Gallimard, París 1967. ------ Acerca d e L e ó n T o ls to i, Editorial de la Agencia de prensa Nóvosti, Moscú 1973. Lucrecio, Tito Caro: D e la n a tu r a le z a d e las c o s a s , traducción del Abate Marc'nena, colección Austral, Espasa-Calpe, Madrid 1969. Lu Sin: A n tig u o s r e la to s v u e lto s a c o n ta r , Ediciones en lenguas extranjeras, Pekin 1972. ------ D ia rio d e u n lo c o , Tusquets editor, Barcelona 1 9 7 1 . --------La v e rd a d e ra h is to r ia d e A Q , Biblioteca general Salvat, Madrid 1 9 7 1 . Marx, Carlos: M a n u sc rito s : e c o n o m ía y f ilo s o f ía . Alianza Editorial, Madrid 1977. --------Id e o lo g ía a le m a n a , ------- I n tr o d u c c ió n g e n e ra l a la c r ític a d e la e c o n o m ía p o lític a - 1 8 5 7 ,
Editorial
La oveja negra, Bogotá 1973. ------ El Capital I, Fondo de Cultura Económica, México. ------- D ife re n c ia d e la f ilo s o f ía d e la n a tu r a le z a e n D e m ó c r ito
y E p ic u r o , Edito
rial Ayuso, Madrid 1971. ------ M iseria d e la f ilo s o f ía , Editorial Aguilar, Madrid. M ao T s e -tu n g : C u a tr o te s is filo s ó fic a s , E d ic io n e s d e c u ltu r a p o p u la r , M é x ico s/f.
y L ite r a tu r a , Cuadernos Anagrama, Barcelona. --------E s c rito s s o c io ló g ic o s y c u ltu r a le s , Editorial Laia, Barcelona 1974.
_____ In te rv e n c io n e s e n el F o r o d e Y e n á n s o b r e A rte
174
Mariátegui, José Carlos: La organización del proletariado, Ediciones Bandera Ro ja, Lima 1967. ------ El artista y la época, volumen 6, Obras completas. Biblioteca Amauta, Lima 1973. ------ El alma matinal y otras estaciones del hombre de hoy, volumen 3, Obras Completas, Biblioteca Amauta, Lima 1972. ------ Peruanicemos al Perú, volumen II Obras completas, Biblioteca Amauta, Lima 1072. ------ Cartas de Italia, volumen 15, Obras completas, Biblioteca Amauta, Lima 1972. Márkus, Gyorgy: Marxismo y “ Antropología**, hipótcsis/Grijalbo, Barcelona 1974. Moro, César: Los anteojos de azufre, Ediciones Trigondine, Lima 1959. Meinhof, Ulrike: Pequeña antología, Editorial Anagrama, Barcelona 1976. Maiacovski, Vladimir: cf. en Medio siglo de poesía rusa soviética, Ibidem. Nizan, Paul: Los materialistas de la antigüedad. Editorial Fundamentos, Madrid 1976. Oquendo de Amal, Carlos: 5 metros de poemas, Ed. Decantar, 2a ed., Lima 1969. ------ cf. en Poesía amorosa moderna del Perú, Patronato del libro peruano, Lima 1959. ------ cf. en Vuelta a la otra margen. Selección de Mirko Lauer y Abelardo Oquendo, Lima 1970. ------ cf. en Tránsito de Oquendo de Amat, estudio de Carlos Meneses. Reich, Wilhelm: La revolución sexual, Ruedo Ibérico, París 1970. ------ La lucha sexual de los jóvenes, Granica editor, Buenos Aires 1972. ------ La psicología de masas del fascismo, r/R oca, México 1973. Sklovski, Víctor: La disimilitud de lo similar, Comunicación Serie B, Madrid 1973. Schickel, Joachims: China: revolución en la literatura, Barral editores, Barcelona 1971. Tchang En-tsé: Verdad y conocimiento, Akal editor, Madrid 1976. Tran-Duc-Thao: El materialismo de Hegel, Ediciones Siglo Veinte, Buenos Aires 1965. Vertov, Dziga: El cine-ojo, Editorial Fundamentos, Madrid.